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EL DONATISMO
Antes de presentar con más detalle el donatismo, veamos algo de un personaje a quien ya
hemos citado, Eusebio de Cesarea.
Nuestro personaje nació c. el año 260 y murió c. el 340. Fue teólogo e historiador
eclesiástico; un gran erudito. Posiblemente nacido en Palestina. Eusebio Pánfilo adoptó este
nombre por su amigo y profesor Pánfilo de Cesarea, cuya amplia biblioteca le proporcionó
gran parte de los materiales históricos para sus obras literarias posteriores. Eusebio colaboró
además con Pánfilo en una edición de la Septuaginta, basándose en la Hexapla de Orígenes, y
en la preparación de una apología (cinco libros, en la actualidad perdidos) de las doctrinas de
este escritor. Tras el martirio de Pánfilo, Eusebio abandonó Cesarea y marchó a Tiro. Más
tarde huyó de esta ciudad durante las persecuciones que los cristianos sufrieron a comienzos
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San Sebastián (siglo III d.C.), mártir cristiano. Según la tradición, era capitán de una de las cohortes de la
Guardia Pretoriana. Profesaba en secreto el cristianismo y logró muchas conversiones. Cuando el emperador
Diocleciano conoció su fe, ordenó su ejecución a flechazos. Pese a la gravedad de las lesiones sufridas no murió,
y una viuda cristiana llamada Irene lo recogió y curó sus heridas. Una vez recuperado, Sebastián volvió ante el
emperador y lo denunció por su crueldad. Entonces, Diocleciano mandó que lo matasen a golpes.
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del siglo IV, y es probable que fuera encarcelado a su llegada a Egipto. Las persecuciones
cesaron después del año 310 y fue puesto en libertad.
Hacia el año 314, Eusebio es elegido obispo de Cesarea. En el Concilio de Nicea I
(325) pronunció el discurso de apertura y se convirtió en el líder de los semiarrianos, grupo
moderado contrario a la discusión de la naturaleza de la Santísima Trinidad, que preferían el
sencillo lenguaje de las Sagradas Escrituras a las sutilezas de las distinciones metafísicas. En
Nicea I aceptó la posición de San Atanasio, aunque mostró inclinaciones arrianas en los
Sínodos de Antioquía (325) y Tiro (335). Eusebio contó con la protección del Emperador
Constantino I, el Grande, y fue uno de los hombres más instruidos de su tiempo. Entre sus
escritos históricos destacan dos obras apologéticas, además de La Crónica (c. 303), una
historia del mundo, y, sobre todo su Historia eclesiástica (c. 324).
Detrás de las incertidumbres y confusiones doctrinales de varios eruditos, incluido
Eusebio de Cesárea, se hallan en efervescencia, una vez finalizadas las persecuciones, dos
tendencias ideológicas bastante preocupantes:
2. El racionalismo, a veces con una buena dosis de soberbia de los orientales, tanto los
alejandrinos (con su alegorismo exagerado), como los antioquenos (con su excesivo
liberalismo).
En la pugna contra los católicos, los donatistas son los primeros en recurrir a la autoridad
secular (es decir, al Emperador Constantino I), que pone el asunto enteramente en manos de
los obispos. En dos sínodos sucesivos: el de Roma (313) y el de Arlés (314); se condena el
donatismo, tanto en la cuestión de hecho (es decir, que Ceciliano era inocente), como en la
cuestión de derecho (por lo que un obispo traditor ha de considerarse consagrante válido). El
cisma, sin embargo, no se cierra con estas dos sentencias, porque los donatistas se resisten a
ceder y siguen propagándose. Constantino, preocupado por conseguir la paz religiosa en el
Imperio trata solucionar la conflictiva situación primero, en el año 316, por la vía de la
mediación; y luego, entre el 317 y el 321, por la vía de la coerción, dando con esto ocasión a
los donatistas de considerarse “mártires de los católicos”.
En el año 411 se sostuvo en Cartago un debate entre los obispos donatistas y los católicos,
con el fin de poner término al enfrentamiento. Una vez más el resultado fue desfavorable para
los donatistas. A consecuencia de esto, fueron privados de sus derechos civiles en el año 414,
y el movimiento comenzó su decadencia, aunque logró sobrevivir hasta la conquista
musulmana de los siglos VII y VIII.
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Constancio II (317-361), Emperador romano entre los años 351-361. partidario del arrianismo, se opuso a San
Atanasio, el campeón anti arriano de Alejandría.