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iglesia en Corinto. Corinto era una ciudad cosmopolita en una época cuando las restricciones
morales eran mínimas. Naturalmente, era muy difícil establecer una iglesia y mantenerla pura
en esas circunstancias. El propósito de Pablo al escribir esta carta fue doble: guiar a la iglesia
a separarse del error y del desorden moral, y contestar algunas preguntas específicas que le
dirigieron a él.
Una delegación de la iglesia de corintios fue enviada a hablar con Pablo, sobre varios
problemas en la iglesia. Fue entonces cuando escribió 1 de Corintios, antes escribió otra,
ahora perdida (5:9) y quizás muchas. Corintio una gran ciudad en una ruta comercial.
Influencias en la iglesia con el espíritu de inmoralidad y de codicia reinante en Corinto.
Los Corintios llegaron a tener muy mala reputación, hasta en los gentiles, como inmorales.
Llena de filósofos, y por eso Pablo dice que él no fue con sabiduría humana, sino con poder
de Dios. También Corintios tiene el pensamiento que el cuerpo era pecado,
no tenía importancia, y que no importaba lo que una hiciera con él, por eso el problema de
inmoralidad en la carta, y se formaron varios problemas en la iglesia a pesar de que ellos
tenían todos los dones, y sabían mucho, pero Pablo les recuerda de que se olvidaron del amor.
Gnósticos
La idea principal es que en todas las cosas buenas que tenían, les faltaba el amor. Y por eso
se metieron en tantos problemas, falta de balance. El libro se escribió cuando Pablo estaba
en Éfeso, fue informado con los problemas que estaban pasando en Corinto. Además, Pablo
escribió otras cartas a ellos mismos, pero se perdieron. La principal causa era el caso de
inmoralidad que estaba afectando el testimonio de la iglesia.
Su énfasis es un Mesías crucificado como mensaje central del evangelio; la cruz como
sabiduría y poder de Dios; el comportamiento cristiano que se conforma al evangelio; la
verdadera naturaleza de la vida en el Espíritu; la futura resurrección corporal de los cristianos
muertos.
AUTOR Y FECHA: Como se indica en el primer versículo, la epístola fue escrita por el
apóstol Pablo, cuyo papel como autor no puede ser seriamente cuestionado. La realidad de
que es una carta de Pablo ha sido universalmente aceptada por la iglesia desde el primer siglo,
cuando Primera Corintios fue escrita. Internamente, el apóstol afirma haber escrito la epístola
(1:1, 13; 3:4-6; 4:15; 16:21). Externamente, esta correspondencia ha sido reconocida como
genuina desde el 95 d.C. por Clemente de Roma, quien estaba escribiendo a la iglesia corintia.
Otros líderes cristianos de los primeros años de la iglesia que certificaron a Pablo como autor
incluyen a Ignacio (110 d.C.), Policarpo (135 d.C.), y Tertuliano (200 d.C.).
Es muy probable que esta epístola haya sido escrita en la primera mitad de 55 d.C. desde
Éfeso (16:8, 9, 19) mientras Pablo estaba en su tercer viaje misionero. El apóstol tenía la
meta de permanecer en Éfeso para completar su estancia de tres años (Hch 20:31) hasta
Pentecostés (mayo/junio) 55 d.C. (16:8). Después él esperaba estar en Corinto (55-56 d.C.)
para el invierno (16:6; Hch 20:2). Su partida a Corinto era esperada aún mientras escribía
(4:19; 11:34; 16:8).
Corinto está cerca de la mitad del istmo y está prominentemente situada en una meseta alta.
Por muchos siglos, todo el tráfico terráqueo de N a S en esa área tenía que pasar a través o
cerca de esta ciudad antigua. Debido a que el viaje por mar alrededor del Peloponeso
representaba un viaje de 400 km que era peligroso y obviamente tomaba mucho tiempo, la
mayoría de los capitanes trasladaban sus barcos sobre plataformas con ruedas o estructuras
con ruedas para cruzar el istmo pasando directamente por Corinto.
Como era de esperarse, Corinto prosperó como una de las principales ciudades de comercio,
no solo para la mayoría de Grecia, sino para gran parte del área del Mediterráneo, incluyendo
el Norte de África, Italia, y Asia Menor. Un canal que cruzaba el istmo fue iniciado por el
emperador Nerón durante el primer siglo d.C., pero no fue terminado sino hasta finales del
siglo diecinueve.
Los Juegos del Istmo, uno de los eventos deportivos más importantes de ese día (el otro era
los Juegos Olímpicos), eran llevados a cabo en Corinto, causando más tráfico de personas.
Aún por los estándares paganos de su propia cultura, Corinto se volvió tan moralmente
corrupta que su nombre mismo se volvió sinónimo de desenfreno y depravación moral.
"Corintianizar" llegó a representar inmoralidad descarriada y embriaguez desenfrenada. En
el 6:9, 10, Pablo enlista algunos de los pecados específicos por los cuales la ciudad era notada
y que antes habían caracterizado a muchos creyentes en la iglesia que estaba ahí.
Trágicamente, algunos de los peores pecados aún se encontraban entre algunos de los
miembros de la iglesia. Uno de esos pecados, incesto, era condenado aún por los gentiles más
paganos (5:1).
Al igual que la mayoría de las ciudades griegas antiguas, Corinto tenía una acrópolis (lit.
"una ciudad alta"), la cual se elevaba a más de 600 metros y era usada tanto para la defensa
como para la adoración. El edificio más prominente en la acrópolis era un templo a Afrodita,
la diosa griega del amor. Unas mil sacerdotisas, quiénes eran prostitutas "religiosas", vivían
y trabajaban ahí y bajaban a la ciudad en la tarde para ofrecer sus servicios a los hombres de
la ciudad y visitantes.
La iglesia en Corinto fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero (Hch 18:1). Como
siempre, su ministerio comenzó en la sinagoga, en donde era asistido por dos creyentes
judíos, Priscila y Aquila, con quien vivió durante un tiempo y quienes eran compañeros de
oficio. Poco después, Silas y Timoteo se unieron a ellos y Pablo comenzó a predicar aún más
intensamente en la sinagoga. Cuando la mayoría de los judíos resistieron el evangelio, él dejó
la sinagoga, pero no antes de que Crispo, el líder de la sinagoga, su familia, y muchos otros
corintios se convirtieran (Hch 18:5-8).
Después de ministrar en Corinto por más de un años y medio (Hch 18:11), Pablo fue traído
ante un tribunal romano por algunos de los líderes judíos. Debido a que los cargos fueron
estrictamente religiosos y no civiles, el procónsul, Galión, cerró el caso. Poco después, Pablo
se llevó a Priscila y Aquila con él a Éfeso. De ahí él regresó a Israel (18:18-22).
Incapaz de romper totalmente con la cultura de la cual venía, la iglesia en Corintio era
excepcionalmente divisiva, mostrando su carnalidad e inmadurez. Después de que el dotado
Apolos había ministrado en la iglesia por algún tiempo, un grupo de sus administradores
establecieron un grupo y tenía que ver poco con el resto de la iglesia. Otro grupo que se había
desarrollado era leal a Pablo, otro decía ser especialmente leal a Pedro (Cefas), y aún otro a
Cristo únicamente (1:10-13: 3:1-9).
El problema más serio de la iglesia Corintia era la mundanalidad, una falta de disposición a
divorciarse de la de cultura que los rodeaba. La mayoría de los creyentes no podían separarse
consecuentemente de sus caminos antiguos, egoístas, inmorales y paganos. Fue necesario
para Pablo escribir para corregir esto, como también para mandar a los cristianos fieles no
solo a romper la comunión con los miembros desobedientes y no arrepentidos, sino a sacar a
esos miembros de la iglesia (5:9-13).
Antes de que él escribiera esta carta inspirada, Pablo le había escrito a la iglesia otra
correspondencia (5:9), la cual también era de naturaleza correctiva. Debido a que una copia
de esa carta nunca ha sido descubierta, se ha referido a ella como "la carta perdida". Hubo
otra carta no canónica después de Primera de Corintios, normalmente llamada "la epístola
severa" (2 Co 2:4)
1. Su comercio. Situada al borde del istmo de Corinto, la ciudad era una encrucijada para
viajeros y comerciantes. Tenía dos puertos: 1) Cencrea, a unos 10 km al este, sobre el
golfo Sárónico, y 2) Lequeo, a 2.5 km, sobre el golfo de Corinto. Las mercancías
circulaban en el istmo por un camino que conectaba los dos golfos. Los barcos pequeños
se transportaban con su carga por este camino, mientras que las cargas de los buques se
llevaban en vagones. De este modo, la ciudad de Corinto vinculaba las regiones del
occidente (Italia, España) con las del oriente (Asia Menor, Fenicia, Egipto).
2. Su cultura. Aunque Corinto no era una ciudad universitaria como Atenas, su cultura era
típicamente griega. Sus habitantes estaban interesados en la filosofía y le daban mucho
valor a la sabiduría humana.
3. Su religión. En Corinto había al menos 12 templos. No se sabe con certeza si todos se
usaban durante los tiempos de Pablo o no. Uno de los más infames era el templo dedicado
a Afrodita, la diosa del amor, cuyos adoradores practicaban la prostitución religiosa.
Cerca del teatro se hallaba el templo de Asclepio, el dios de la sanidad, y en medio de la
ciudad se hallaba el templo de Apolo, que data del siglo sexto a.C. Además, los judíos
habían establecido allí una sinagoga, cuyo dintel (que tiene una inscripción) fue
descubierto y ahora se encuentra en un museo dedicado a las antigüedades de la ciudad.
4. Su inmoralidad. Al igual que cualquier otra gran ciudad comercial, Corinto era un centro
de inmoralidad abierta y aun desenfrenada. La adoración a Afrodita promovía la
prostitución en nombre de la religión. Durante un período, 1.000 prostitutas sagradas
servían en el templo. La inmoralidad de Corinto llegó a ser tan ampliamente conocida
que el nombre de la ciudad se convirtió en verbo (algo así como "corintianizar") para
indicar la práctica de la inmoralidad sexual. En tal situación no es de extrañarse que la
iglesia de los corintios estuviera plagada de numerosos problemas.
Fueron tres razones muy concretas que impulsaron a Pablo a escribir su primera carta a los
corintios, las tres mencionadas en la carta misma.
En primer lugar: el apóstol había recibido noticias por parte de la familia de Cloé
de que había discordias en la congregación (1:11-12).
En tercer lugar: hallándose Pablo en Éfeso, vino a verlo una delegación de tres
miembros de la iglesia en Corintio y le trajo un informe acerca de la situación que
reinaba allá (16:17). Pueden haber sido ellos también los que le entregaron la carta
de la congregación.
Estas tres fuentes de información –el informe, la carta, y la delegación- convencieron a Pablo
de la imperiosa necesidad de escribir cuanto antes una carta a la iglesia en Corintio. Esta
iglesia tenía problemas tan serios que casi nos resulta extraño que Pablo considera a los
corintios aún como “cristianos”. Facciones dentro de la congregación, incesto, gente que
arrastra a otros ante el tribunal, gente que se emborracha en la Cena del Señor, gente que
niega la resurrección. Estos eran algunos de los males que se habían infiltrado en la iglesia
de Corinto, fundada por Pablo sólo unos años atrás.
Los varios males que afectaban a la iglesia de Corinto tuvieron su raíz en el trasfondo
racionalista de la cultura griega nativa y su tendencia a sobrevalorar la sabiduría humana.
Pablo encara estos problemas con firmeza, pero también con la convicción de que el tratarlos
en espíritu evangélico es el mejor camino para llegar a una solución.
AUTOR Y FECHA: 2 Corintios 1:1 identifica al autor del libro de 2 Corintios como el
apóstol Pablo, posiblemente junto con Timoteo. Fecha de su Escritura: La epístola de 2
Corintios muy probablemente fue escrito entre el 55-57 d.C.
En su segunda carta a los corintios, Pablo expresa su alivio y gozo de que los corintios
hubieran recibido su “severa” carta (ahora perdida) de manera positiva. Esa carta se refería a
asuntos que estaban dividiendo a la iglesia; primeramente la llegada de los auto-nombrados
(falsos) apóstoles (2 Corintios 11:13), quienes estaban insultando el carácter de Pablo,
sembrando discordia entre los creyentes, y enseñando falsa doctrina. Ellos parecían estar
cuestionando su veracidad (2 Corintios 1:15-17), su habilidad para hablar (2 Corintios 10:10;
11:6), y su indisposición para aceptar la ayuda económica de la iglesia en Corinto (2 Corintios
11:7-9; 12:13). También había algunas personas que no se habían arrepentido de su
comportamiento licencioso (2 Corintios 12:20-21).
Pablo estaba muy contento de saber por Tito, que la mayoría de los corintios se habían
arrepentido de su rebelión contra Pablo (2 Corintios 2:12-13; 7:5-9). El apóstol los anima por
esto, expresándoles su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó
reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su
autoridad (2 Corintios 13:3).
RESUMEN: Después de saludar a los creyentes en la iglesia de Corinto y explicarles por qué
no los había visitado como originalmente lo había planeado (1:3-2:2), Pablo explica la
naturaleza de su ministerio. El triunfo a través de Cristo y la sinceridad a los ojos de Dios,
eran los distintivos de su ministerio a las iglesias (2:14-17). Él compara el glorioso ministerio
de la justificación de Cristo con el “ministerio de condenación” el cual es la Ley. (3:9), y
declara su fe en la validez de su ministerio a pesar de la intensa persecución (4:8-18).
Pablo termina su carta reiterando su autoridad entre ellos (capítulo 10) y su preocupación por
su fidelidad a él ante la feroz oposición de los falsos apóstoles. Él se llama “necio” a sí mismo
por haber tenido que gloriarse de mala gana de sus credenciales y su sufrimiento por Cristo
(capítulo 11). Termina su epístola describiendo la visión celestial que se le permitió
experimentar, y el “aguijón en la carne” que le fue dado por Dios para asegurar su humildad
(capítulo 12). El último capítulo contiene su exhortación a los corintios a examinarse ellos
mismos para ver si su profesión es real, y termina con una bendición de amor y paz.
Esta carta es la más biográfica y menos doctrinal de las epístolas de Pablo. Nos dice más
acerca de Pablo como persona y como ministro, que cualquiera de las otras. Dicho esto, hay
unas pocas cosas que podemos tomar de esta epístola y aplicarlas a nuestras vidas en la
actualidad. La primera cosa es la mayordomía, no solo de dinero, sino también del tiempo.
Los macedonios no solo dieron generosamente, “sino que a sí mismos se dieron
primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (2 Corintios 8:5). De la
misma manera, nosotros debemos dedicar no solo todo lo que tenemos al Señor, sino todo lo
que somos. En realidad, Él no necesita nuestro dinero. ¡Él es omnipotente! Él quiere el
corazón, uno que anhele servir y complacer y amar. La mayordomía y el ofrendar a Dios es
más que solo dinero. Sí, Dios quiere que ofrendemos parte de nuestros ingresos, y Él promete
bendecirnos cuando le damos a Él. Pero es más que eso. Dios quiere el 100%. Él quiere que
nos demos por completo a Él - todo lo que somos