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Cristo es el sumo sacerdote

El nombramiento y la disciplina del sumo sacerdote


(5:4-10)
El nombramiento: El sacerdocio es divino en su origen y establecimiento, como
lo vemos en éxodo y levítico.

Dios instruye a Moisés que el sacerdocio pertenece a la casta de Aarón, aún hasta
los tiempos de los macabeos, pero el sumo sacerdote siempre era de la casta de
Aarón.

Jesucristo descendiente de David llega a ser el único y excelente sumo sacerdote.

Él (Cristo) une los dos cargos de Rey y Sacerdote en una persona, contrariamente
a las ordenanzas antiguas:

El mesías habría de ser “Sacerdote – Rey” de acuerdo a las profecías (ver Zac.
6:12 y 13) de quien se dice que “dominará en su trono, y habrá sacerdote a su
lado”.

Los hebreos estarían más preparados para recibir al mesías, siendo que los jefes
de la familia asmonea (descendientes de Judas Macabeo) tenían las atribuciones
de sacerdotes reales.

Un nombramiento divino: Dios por voluntad propia para que no quepa duda y
quedar firme “Tú eres mi hijo” declaración que establece al Hijo-Mesías en sus
dominios como rey y añade otra declaración “Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec”, es una indicación simbólica de un sacerdocio
eterno en manos del Mesías.

La disciplina del dolor: Es la preparación del Señor para establecer un contacto


con los suyos; vemos en Lam. 1:12 “Mirad y ved si hay dolor como mi dolor que
me ha venido, porque Jehová me a angustiado en el día de la ira de su ardiente
furor”, vemos el corazón dolorido de Cristo. Aquí vemos también que nunca utilizo
los recursos de su divinidad para librarse de las consecuencias de la humanidad y
de su misión salvadora, él se había identificado con su pueblo.

Vemos que en Getsemaní también el agónico sufrimiento ante la cruz y la etapa


de su “vía dolorosa” en la misma cruz, donde el dolor fue verdaderamente “Vicario”
o sea, el que llevo la culpa y pecados de nosotros los hombres a la cruz para su
expiación, fue tanta la agonía del alma del Dios-Hombre, que su preparación como
sumo sacerdote es perfecta.
Así “Aun que era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (heb. 5:8) para
el cumplimiento de su gran misión de salvación, siendo un sacerdote compasivo,
lleno de simpatía por los suyos.

La súplica escuchada: El ruego de Getsemaní no fue escuchado ya que Cristo


tuvo que beber del amargo vaso; tengamos en cuenta que la parte determinante
de su suplica fue aquel:”hágase tu voluntad”, donde no fue librado del
padecimiento de la muerte, sino que, habiendo llegado a ella, fue resucitado
gloriosamente, triunfando como lo concuerdan las escrituras.

El perfeccionamiento: El perfeccionamiento o la consumación corresponde a la


acción sacerdotal de Cristo; por el sacrificio de la cruz, él expió los pecados como
único sacrificio. Estando a la diestra de Dios y habiendo sido “el autor de la eterna
salvación para todos los que le obedecen”.

En vista de la perfecta preparación de Cristo para su obra. Dios lo nombra como


sumo sacerdote según la orden de Melquisedec, ya que todas las condiciones y
requisitos se han satisfecho para obra perfecta y final del Rey-Sacerdote de un
orden nuevo.

Avisos y un mensaje animador


(5:11- 6:20)
Los peligros que surgen de la falta de madurez espiritual: El glorioso tema del
sacerdocio eterno del Hijo según la orden de Melquisedec se estanca por la
incertidumbre de los hebreos, ya que sus condiciones espirituales no son
profundas y hay un peligro de condenación para su pueblo.

La leche espiritual: El apóstol Pedro exhorta al pueblo “Desead, como niños


recién nacidos, la leche espiritual, no adulterada, para que por ella crezcáis para la
salvación” (1° Ped. 2:2), pues el Señor quiere tener hombres formados en su
familia, y no puede deleitarse en niños raquíticos que no quieren crecer en gracia
y conocimiento. Tenemos que tener un desarrollo espiritual para asi no estar en
peligro de la apostasía.

El manjar sólido: Es la alimentación normal de la persona adulta y necesaria para


mantener sus energías al llevar a cabo sus trabajos diarios.

Aprendamos la lección, sabiendo que un buen apetito espiritual es señal de una


salud normal, y las verdades b{bíblicas nos capacita para absorber mas y más,
siendo Dios glorificado por medio de su revelación escrita.

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