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ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE No.

23

EVIDENCIA 17: ENSAYO OPERACIONES INTERNACIONALES

PRESENTADO POR:

NANCY LOPEZ GARCIA

MAYRA ALEJANDRA MORENO

MERLYN CECILIA MELENDEZ BAUTISTA

FICHA 1310162

PRESENTADO A:

INSTRUCTORA. NATHALY SANCHEZ

SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE – SENA CENTRO DE


BIOTECNOLOGÍA AGROPECUARIA DE MOSQUERA
TECNÓLOGO EN NEGOCIACION INTERNACIONAL
2018
INTRODUCCION

El LPI ( Logistics Performance Index) es una medición que realiza el Banco


Mundial con el fin de calcular mediante un índice, el desempeño logístico del
comercio en 155 países, dar algunas directrices para que los dirigentes
gubernamentales y otros entes privados tengan una referencia con respecto a lo
que está pasando en los demás países y saber cuáles son los desafíos a los que
se deben enfrentar al intentar reducir las barreras logísticas en el comercio
internacional.

Este estudio califica la logística como la columna vertebral del comercio


internacional abarcando los aspectos como son el transporte de mercancías,
almacenaje, aduanas fronterizas, sistemas de pago y otras.

Debido a que las cadenas de suministro global son muy variadas y de alta
complejidad, la eficiencia de la logística depende de los servicios, inversiones y
políticas gubernamentales.

Los gobiernos juegan un papel muy importante en la construcción de


infraestructura, el desarrollo de un régimen regulatorio para los servicios de
transporte y el diseño e implementación de procedimientos aduaneros eficientes,
éstas son áreas claves para el buen desempeño logístico mundial.
 ¿Cómo influyen los indicadores elaborados por el Banco Mundial y
otras entidades en cuanto a los reportes de las posibles anomalías en
las operaciones internacionales?

En el transcurso de los últimos diez años, el Banco Mundial ha jugado un papel


muy importante en el debate sobre los gobiernos. De hecho, fue quien contribuyó
a popularizar el concepto y a menudo es quien plantea los términos de referencia.
En relación con el sistema de las Naciones Unidas, es quien produjo de manera
más sistemática indicadores que permiten calificar la gobernanza de un país y
ubicarlo con respecto de los otros.

Los indicadores de gobernanza juegan un papel, implícito o explícito, en la


atribución de ayudas internacionales. Contribuyen también a modelar la imagen y
los contornos del concepto de gobernanza. Según el Banco Mundial, esos
indicadores sirven por sí mismos para que un país pueda definir una estrategia
para “mejorar su clasificación”.

Medir y clasificar se presentan a menudo como algo tan obvio que terminamos
olvidando todo lo que implica atribuir una nota y hacerlo sumando un gran número
de informaciones parciales. Como en la escuela, la atribución de una nota y de un
rango termina teniendo una especie de realidad objetiva que interactúa con la
mirada que uno tiene de sí mismo o que los otros tienen sobre uno.

Con más razón, en el momento en que la Unión Europea y sus países miembros,
tomando conciencia de la importancia fundamental de la gobernanza para el
debate internacional, puesto que se trata de la primera prioridad para el futuro de
nuestras sociedades, intentan dar una definición de la gobernanza infinitamente
más amplia que en el pasado y definir una estrategia de ayuda internacional que
permita que cada país invente sus propios modos de gestión dentro de un sistema
mundial que se ha vuelto muy interdependiente, resulta esencial saber si la
adopción de los indicadores de gobernanza del Banco Mundial da credibilidad al
procedimiento y ayuda a concebir verdaderas estrategias de cambio de la
gobernanza o si, por el contrario, la naturaleza de los indicadores y su empleo
pueden comprometer toda la credibilidad del emprendimiento.

En efecto, los indicadores no son anodinos; estructuran la representación de


conjunto de la realidad, más aún en sociedades como las nuestras en donde, a
menudo por error, lo que no se mide no se administra; sociedades más adeptas a
atribuir un precio a las cosas a corto plazo que a construir las condiciones para un
futuro sostenible.

Ahora bien, la situación en este ámbito es particularmente grave. Si los


indicadores del Banco Mundial, mal concebidos y con graves sesgos, no son
objeto de una crítica fundamental, arrastrarán al fracaso a todos los demás
procedimientos.

En el momento en que todos concuerdan en decir que el Producto Bruto Interno


per cápita (PBI/c), aun cuando se le corrija el sesgo de la Paridad del Poder
Adquisitivo (purchasing power parity – PPP), no es un buen indicador de la
verdadera riqueza de las naciones; en el momento en que se toma conciencia de
que, más allá de cierto umbral, la riqueza material de las naciones ya no tiene
nada que ver con su felicidad y su armonía; en el momento en que se perciben
todos los efectos perversos de una reflexión que ha ignorado la destrucción del
capital natural; en el momento, por último, en que las instituciones internacionales
reconocen que un país no se desarrolla de manera auténtica si no lo hace a partir
de su propio proyecto, de su propia cultura y de su propio dinamismo, los
indicadores producidos por el Banco Mundial, basados en una ideología política
unilateral, polarizados sobre la gestión de los Estados mientras que las
interdependencias crecen, focalizados sobre las instituciones formales de la
gobernanza mientras que lo esencial está en otra parte, herederos de la visión
neoliberal incondicional que se impuso tras la caída del muro de Berlín mientras
que en todas partes se la cuestiona, tienen más chances de hacer el mal que de
hacer el bien.

Urge pues entablar a escala europea y a escala mundial, asociando por supuesto
al Banco Mundial, una reflexión de fondo sobre las herramientas de descripción y
medición de la gobernanza más apropiadas para ayudar a realizar las verdaderas
mutaciones necesarias para construir, en todas partes del mundo, incluyendo y
empezando por los países desarrollados, una gobernanza adecuada para los
desafíos del siglo XXI.

Tal como su nombre lo indica, el Banco Mundial es un banco. En consecuencia, la


cuestión de la devolución de los préstamos que otorga le resulta esencial. Y como
presta a Estados, la capacidad de los Estados para pagar las deudas contraídas
es evidentemente lo que más le importa.

El problema no proviene de su mandato, sino de la debilidad de los actores que


podrían promover otras preocupaciones y otros intereses. Con el Banco Mundial
ocurre lo mismo que con la Organización Mundial del Comercio: su mandato es
limitado, pero en el escenario mundial, junto al FMI, son los únicos que disponen
de verdaderas capacidades operacionales, lo cual tiene por efecto que sus
preocupaciones se impongan sin que haya un verdadero contrapoder.

“Los indicadores están basados en cientos de variables que miden las


percepciones de la gobernanza. Dichas variables provienen de 37 fuentes
independientes elaboradas por 31 organizaciones diferentes”. Esta acumulación
de cifras tomada al pie de la letra da la impresión, o más exactamente genera la
ilusión de la objetividad.

Estas organizaciones trabajan con bases de datos independientes y más de la


mitad de estas instituciones son organismos muy cercanos a las grandes
empresas y a los bancos de desarrollo. Estos indicadores reúnen las
informaciones estrictamente orientadas hacia los inversores que quieren saber
qué riesgo toman al invertir su dinero. El análisis detallado, organismo por
organismo e indicador por indicador pone entonces de manifiesto en forma
desmesurada él peso de esa lógica y de esos intereses.

La eficacia de la acción pública se reduce a la cuestión de saber si la


administración de un país determinado es favorable a las grandes empresas
extranjeras y está dispuesta a recibirlas. Con dos o tres datos complementarios
como “es fácil conseguir un documento de identidad?

Además de que las organizaciones fuente de los indicadores están concentradas


en el mundo del acompañamiento para la exportación de las grandes empresas,
se suma el carácter casi exclusivamente monocultural de esas instituciones.
Todas, excepto el Banco Europeo de Inversión, tienen sede en Estados Unidos o
están financiadas por la USAID (agencia norteamericana para el desarrollo
internacional).

Los indicadores producidos por una organización para caracterizar sus problemas
y para evaluar eventualmente sus avances son útiles. Asimismo si la industria,
digamos una industria automotriz por ejemplo, está en crisis, no está mal que se
compare con sus competidores en el mercado. Pero no se puede comparar la
gestión de la sociedad con una simple empresa. De ahí en más se plantea la
siguiente pregunta: ¿quién necesita indicadores y para qué?

Al examinar las fuentes utilizadas por el Banco Mundial podemos ver que hay una
primera necesidad de indicadores proveniente de las empresas internacionales
que invierten en distintos países. La mayor parte de los bancos de datos utilizados
por el Banco Mundial provienen de necesidades de ese tipo. Como decíamos
anteriormente, es el equivalente de una agencia de calificación que tiene que
calcular el “riesgo país”. En Francia, sería el trabajo, legítimo, de la COFACE.
Desde ese ángulo casi exclusivamente se construye, además, el indicador de
inestabilidad política. Es una cuestión respetable y legítima, pero convengamos
que no representa más que un pequeño aspecto de la gobernanza. Si sólo vamos
a atenernos a ese tipo de indicadores, hay uno simple y perfectamente sintético:
¡la tasa de interés de los préstamos emitidos por los países en el mercado de
obligaciones internacional!

 ¿En que afectan estos indicadores a los presupuestos y costos de las


operaciones internacionales?
Los indicadores, tienen una eficacia temible porque definen la atención que se
presta o no a los distintos temas (los que se ponen a plena luz, los que se dejan
en la sombra) y, de manera más general, construyen una representación del
Mundo y nosotros no actuamos sobre el mundo a partir del mundo en sí, sino a
partir de las representaciones que de él tenemos.

Cuando se trabaja a escala internacional sobre la evaluación de las microfinanzas


se percibe que el impacto fundamental de éstas no es crear empleos (las
actividades creadas por lo general no tienen acceso al mercado) sino desarrollar el
capital social de los individuos beneficiarios de los préstamos. Si un análisis fino
de los efectos de las microfinanzas no pone de manifiesto este efecto esencial, a
nadie se le ocurrirá intentar medirlo. Y aun cuando se toma conciencia de lo que
ocurre, vemos que lo esencial de las microfinanzas no se presta a mediciones
simples.

Así mismo, el enfoque de primer grado de la corrupción lleva a dejar de lado lo


que la pequeña corrupción representa en realidad en tanto mecanismo de
redistribución similar, por otra parte, al “full recovery cost “de los servicios públicos,
muy estimado por….el Banco Mundial. Tal como lo demostró Jean-Marc
Chataigner, la destrucción de la Caja de compensación en Costa de Marfil, nido de
corrupción por excelencia, tuvo ciertamente alguna influencia en la
desestabilización del país al romper las redes de redistribución.

Cuando la construcción de los indicadores no se basa en un análisis cualitativo


previo de los vínculos entre los problemas, su uso es inclusive un ejemplo de mala
gobernanza. En efecto, una de las características de la mala gobernanza consiste
justamente en la incapacidad de nuestros sistemas administrativos para manejar
las relaciones entre las cosas.

La razón misma de ser de las finanzas consiste en transformar el ahorro a corto


plazo en inversión a largo plazo. Esa inversión a largo plazo es vital en este
principio del siglo XXI a causa de las grandes mutaciones que nuestras
sociedades van a tener que realizar. Un factor positivo parece haber aparecido
desde hace unos veinte años: la parte esencial de la inversión sobre los mercados
financieros es la de los fondos de pensión que, por naturaleza - puesto que se
trata de garantizar las jubilaciones que se pagarán dentro de quince o veinte años,
deberían orientarse hacia estrategias a largo plazo.

La combinación del movimiento originado en Estados Unidos en favor del “valor de


accionista”(shareholder value) y la generación arrasadora del recurso a los
términos de comparación (benchmarking) orientó esos fondos de pensión hacia el
corto plazo y ejerce una pensión considerable sobre las empresas para liberar un
retorno sobre fondos propios (ROE – Return on Equity) del 15 %, por lo general en
detrimento de la prosperidad a largo plazo de las empresas y de sus partes
involucradas. A fin de cuestas esto desemboca en el escándalo de Enron.

Uno de los indicadores elegidos por el Banco Mundial intenta evaluar los vínculos
entre las instituciones públicas, el poder político y las empresas nacionales. Desde
la perspectiva del Banco, es un indicador de mala gobernanza. ¡Pero todos los
países que se desarrollaron en Asia (Japón, Corea y China por sólo citar los
ejemplos más conocidos) se basaron en una lógica asociativa muy similar a esa
colusión! Esto significa que, mientras se pretende estar dando una medición
objetiva de gobernanza, en realidad se está privilegiando un modelo de Estado
que sólo se preocupa por atraer inversiones extranjeras. Esto es aún más absurdo
si se considera que el único país no desarrollado que actualmente está atrayendo
un flujo masivo de inversiones directas extranjeras es la China. ¡No es un modelo
de buena intervención del estado!

Otro sesgo muy grave es el formalismo de lo que se mide. De las instituciones,


sólo se mira lo que es inmediatamente perceptible para una mirada externa. No se
interesarán entonces por la manera en la cual la sociedad está involucrada en su
propio destino sino por lo que la gente piensa del funcionamiento del Parlamento.

Al desviar la atención de lo que es realmente esencial en el ámbito de los


gobiernos, los indicadores del Banco Mundial orientan en la dirección incorrecta.

El Banco Mundial parece dar por sentado que la producción de indicadores


sintéticos sobre la gobernanza es un notable estímulo para suscitar la voluntad de
cambio.

Es perfectamente posible que un país se sienta “ofendido” por haber quedado mal
clasificado con respecto a sus vecinos y que esto le genere una reacción de amor
propio favorable al cambio

Los indicadores de síntesis acumulan elementos tan dispares que en realidad no


se ve de qué manera basarse en ellos para construir una estrategia a largo plazo
que apunte a fortalecer la pertinencia de la acción pública. O bien se llega a
resultados obvios o bien se obtienen resultados sin ningún alcance.

Cuando se modifica la tasa de interés de las operaciones REPO (conocida


también como la tasa de intervención) se pone en marcha una serie de fuerzas
que con cierto rezago afectan las tasas de interés de mercado, la tasa de cambio y
las expectativas de inflación, variables que a su turno influyen sobre:

 El costo del crédito


 Las decisiones de gasto, producción y empleo de los agentes.
 El precio de los activos
 La tasa de inflación.

Este proceso a través del cual las decisiones de política monetaria afectan las
distintas variables económicas recibe el nombre de Mecanismo de Transmisión, el
cual finalmente debe conducir a un cierto resultado de crecimiento e inflación. Las
autoridades monetarias vigilan la operación de este mecanismo para que actúe
con la efectividad y dirección deseadas, y se mantienen atentas a introducir los
cambios necesarios, de manera que se logren alcanzar las metas propuestas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Enciclopedia.banrepcultural.org. (2018). Indicadores económicos -


Enciclopedia | Banrepcultural. [En línea] Disponible en:
http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?

 Institut-gouvernance.org. (2018). Una lectura crítica de los indicadores del


Banco Mundial y la necesidad de entablar un debate fundamental sobre el
tema. [En línea] Disponible en: http://www.institut-
gouvernance.org/es/analyse/fiche-analyse-308.html.

 Databank.bancomundial.org. (2018). Datos | Banco de datos del Banco


Mundial | Revisar bases de datos. [En línea] Disponible en:
http://databank.bancomundial.org/data/databases.aspx.

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