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¿Qué dimensiones debo potencializar en mi vida cotidiana y qué acciones

concretas me permiten lograrlo para alcanzar las metas de mi proyecto de


vida?

En el proceso de realizar una autoevaluación personal me percato que es


preciso trabajar en una gran parte de los aspectos que definen mi
personalidad como lo son actitudes, sentimientos, habilidades,
conocimientos, entre otros, que contribuyen al desarrollo de las
dimensiones (Ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética,
corporal y socio-política) del ser humano.

En primera instancia, considero que es un poco complicado cambiar los


hábitos que he venido construyendo y aplicando durante tanto tiempo, pues
para poder llevar a cabo este tipo de cambios es necesario crear estrategias
viables que admitan iniciar una nueva etapa en la que se implementen
hábitos diferentes a los que ya se tienen.

Sin embargo, el camino para poder llegar al pico más alto de la montaña no
es fácil, pero llegar a la meta es posible. Lo mismo pasa con el proceso
para cambiar de hábitos. Dar el primer paso es lo que se necesita para
lograr un gran cambio en la vida.

Y en el primer paso, es importante reconocer qué hábitos que me están


perjudicando para empezar a hacer cambios que me permitan llegar a la
meta que me proponga.

Ejemplo de acuerdo a las dimensiones del ser humano:

En mi vida diaria, generalmente no me enfoco en analizar las posibles


consecuencias que me podría traer la toma de una decisión, no manejo un
excelente compromiso cristiano, expreso el amor en las relaciones
interpersonales, pero no lo suficiente, en ocasiones no logro expresarme
corporalmente con facilidad, trato de implementar soluciones a
problemáticas en la sociedad, pero a veces cuando estas no son
escuchadas y las personas critican o se oponen a ellas, desisto.

Tal vez por falta de motivación y confianza es que existen situaciones como
las anteriores.

En nuestro vivir la mente ocupa un papel muy significativo, porque que los
pensamientos tienen mucho poder en el inconsciente, pues este dirige la
mayoría de nuestras acciones. El secreto está en cambiar la perspectiva
que se tiene de la acción a realizar. Por lo tanto, es necesario pensar
positivo para que nuestra mente nos dé ese empujón de motivación que
tanto necesitamos.

También, es importante confiar en sí mismo, en el proceso que se pone en


marcha para nuestro cambio y en los que nos rodean.

Si queremos lograr el desarrollo personal tenemos que abandonar nuestra


zona de confort y seguir evolucionando, ya que nuestra actitud y lo que
hacemos marcarán nuestro crecimiento como personas. Esa madurez que
vamos a conseguir se extenderá a todos los ámbitos de nuestra vida,
haciendo que seamos los profesionales con los que desean contar todas
las entidades.

Además, es importante que en el trascurso del cambio se enriquezcan y


desarrollen características personales que ayuden a ser mejor en la vida
personal y profesional como: ser una persona íntegra que se encuentre
comprometida a hacer siempre lo correcto, honesta para tener el valor de
decir siempre la verdad de los hechos, de ser razonable y justa con sus
acciones, la constancia de ser persistente y trabajar duro para lograr los
objetivos, entre otras.

Todo esfuerzo obtiene un resultado dependiendo de qué tan


comprometidos estemos con lo que queremos conseguir, pues en mi caso
realmente es enriquecedor potencializar ciertas dimensiones ya que estas
me van a permitir tener un mejor desempeño en el ámbito personal y
laboral.

Como futura licenciada, tengo como objetivo promover la formación integral


de los estudiantes, mediante acciones y procesos de enseñanza-
aprendizaje, por lo tanto, debo tener muy claras las dimensiones del ser
humano, para tener la capacidad de ejercer influencias positivas en el
educando.

Referencia:

(La formación integral y sus dimensiones, 2003)

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