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CONSTITUCION DOGMATICA

DEI VERBUM

Siguiendo las huellas de los concilios anteriores, se propuso exponer la doctrina


genuina sobre la divina revelación, y sobre su trasmisión para que todo el mundo,
oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.

Dios en su infinita sabiduría, quiso darse a conocer, mediante la revelación de sí


mismo, y enseñar que, por medio de Cristo, el verbo encarnado, se tiene acceso al
padre en el espíritu santo. Esta revelación se produjo mediante hechos y palabras,
de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de salvación, confirman la
doctrina, y los hechos significados por las palabras. Pero una verdad más íntima,
se reconoce con la manifestación de Cristo, que es mediador y plenitud de toda
revelación.

Dios creo todo y lo conserva, y da testimonio perenne de sí mediante su obra; se


manifiesta a los patriarcas personalmente, da esperanza de salvación luego de su
caída en el pecado, siempre se manifestó y quiso que lo reconocieran como un Dios
Único, Justo y Verdadero, y así promete la venida de un salvador.

Luego de hablar Dios con todos sus profetas y recordarles la promesa del salvador;
decide enviar a su hijo, el verbo encarnado, y con el cual completa la revelación y
confirma que Dios siempre está con nosotros, para librarnos del pecado.

Cuando Dios se revela, la obediencia de fe, es necesaria, pues es la que hace que
el hombre se abandone absolutamente en manos de Dios. Pero se requiere del
Espíritu Santo, para que mueva el corazón y lo convierta a él.

Mediante la revelación, Dios se manifiesta así mismo, y su voluntad, acerca de la


salvación a los hombres. Para así mostrar los bienes divinos, los cuales superan la
inteligencia humana.
Dios dispuso, que todo lo revelado para la salvación de los hombres, se diera a
conocer a todas las generaciones. Por eso, Cristo es la revelación total, y, dando a
conocer los bienes divinos.

Cristo consuma la revelación total de Dios; por medio de los apóstoles que
predicaron el evangelio inspirados con el Espíritu Santo. Y muestran tres fuentes de
trasmisión de esa revelación: las sagradas escrituras, la tradición y el magisterio.

Las verdades reveladas por Dios, se contienen y se manifiestan en las sagradas


escrituras, consignadas por el espíritu santo. En la redacción de los libros sagrados,
Dios eligió a hombres inspirados bajo la luz divina, y escribió con el fin de educar en
la justicia, y buscando que el hombre de Dios se perfecto en toda obra.

La sagrada escritura hay que interpretarla, con el mismo Espíritu conque fue escrito,
y es deber del exegeta, trabajar según estas reglas, para entender y exponer el
sentido de la misma. La Sagrada Escrituras se manifiesta y reconoce la verdad y la
santidad de Dios; por eso, las palabras de Dios, se han hecho semejantes al habla
humana.

En el antiguo testamento, Dios se reveló con palabras y con obras a su pueblo


elegido, como el único Dios verdadero y vivo; y así, la economía de la salvación se
conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por
lo cual estos libros inspirados por Dios conservan un valor Imperecedero, nos
ayudan y animan para estar firmes en la esperanza.

En el A.T. se manifiestan a todos, el conocimiento de Dios y del hombre, y las formas


de obrar de Dios con los hombres, según la condición del género humano en los
tiempos anteriores a Cristo. Lo expresado en el Antiguo reciben su integridad de
sentido en el Nuevo Testamento.

La palabra de Dios presenta y manifiesta todo su vigor en los escritos del Nuevo
Testamento, todo lo escrito en el Nuevo Testamento son un testimonio perenne y
divino, del Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros, instaurando el Reino de
Dios en la tierra, manifestando a su Padre en Sí mismo con obras y palabras.
Los Evangelios ocupan el lugar preeminente, son el testimonio principal de la vida
y doctrina de Jesús, pues es lo que los Apóstoles predicaron por mandato de Cristo,
luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo.

Los autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios, sintetizaron muchas de las
cosas, que sacando de su memoria y siendo testigos oculares, ministros de la
palabra, plasmaron las palabras que Cristo les enseño.

El Canon del Nuevo Testamento contiene, los libros apostólicos escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo, con los cuales se confirma todo lo que se refiere a
Cristo Señor, por lo tanto, la iglesia los declara como doctrina genuina.

La Iglesia considera a la Sagrada Escritura juntamente con la Sagrada Tradición,


como la regla suprema de su fe, ambas están íntimamente comunicadas e
inspiradas por Dios; es conveniente que los cristianos tengan amplio acceso a la
Sagrada Escritura, y así la Iglesia, enseñada por el Espíritu Santo, se esfuerza en
acercarse, a diario, a la más profunda inteligencia de las Sagradas Escrituras, para
alimentar sin desfallecimiento a sus hijos con la divina enseñanzas.

El Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a los
religiosos, a que aprendan "el sublime conocimiento de Jesucristo", con la lectura
frecuente de las divinas Escrituras. Todas y cada una de las cosas contenidas en
esta Constitución Dogmática han obtenido el beneplácito de los Padres del
Sacrosanto Concilio.

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