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Suicidio y comportamiento suicida

Prof: Ana Paula Roberto

Alumna: Jimena Roggiano


1° Trabajo Social- Psicología evolutiva y de la personalidad.
Fecha de entrega: trabajo corregido 5/10/2015

Suicidio y comportamiento suicida

El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento suicida es


cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir, como tomar una sobredosis de fármacos
o estrellar un automóvil de forma deliberada.

“El suicidio se transmite por contagio como por ejemplo de que varios suicidios pasaron después de
alguno que se dio en cierto lugar y que es similar en varios aspectos pero estos a su vez podrían
haber sido solo como un suicidio de obsesión pero para poder decir que en verdad fueron por
imitación no solamente es comprobar que se dieron en el mismo lugar y momento sino también ver
si no tiene que ver el hecho social producido por causas sociales. Podría verse solo como un
encadenamiento de eventos o hechos individuales.” 1 Emile Durkheim.

Causas
El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas con uno o más de los
siguientes factores:

Trastorno límite de la personalidad


Depresión
Consumo de alcohol y drogas
Trastorno de estrés postraumático
Esquizofrenia.

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Fuente: Libro” El suicidio” Emile Durkheim. Sociólogo francés. 1897

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Suicidio y comportamiento suicida

Cuestiones de vida estresantes, como problemas serios a nivel


financiero o en las relaciones interpersonales

Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la
vida que parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen intento de suicidio están
buscando alivio a:

Sentirse avergonzado, culpable o como una carga para los demás.


Sentirse como víctima.
Sentimientos de rechazo, pérdida o soledad.

Los comportamientos suicidas pueden ocurrir por una situación o hecho que la persona ve como
agobiante, tales como:

El envejecimiento (los ancianos tienen la tasa más alta de suicidio).


La muerte de un ser querido
El consumo de drogas o alcohol
Un trauma emocional.
Enfermedad física grave.
El desempleo o los problemas financieros.

Los factores de riesgo del suicidio en adolescentes abarcan:

Acceso a armas de fuego.


Miembro de la familia que cometió suicidio.
Antecedentes de autoagresión deliberada.
Antecedentes de abandono o maltrato.
Vivir en comunidades en donde ha habido brotes recientes de suicidio en personas jóvenes.
Ruptura sentimental.

La mayoría de los intentos de suicidio no terminan en muerte. Muchos de estos intentos se llevan a
cabo en una forma en que el rescate sea posible. Estos intentos a menudo representan un grito en
busca de ayuda.

Algunas personas intentan suicidarse de una manera que sea menos probable de llevar a la fatalidad,
como envenenamiento o sobredosis. Los hombres tienen mayor probabilidad de escoger métodos
violentos, como dispararse. Como resultado de esto, los intentos de suicidio en ellos tienen mayor
probabilidad de terminar en muerte.

Los parientes de personas que intentan o cometen suicidio a menudo se culpan o se enojan mucho y
pueden ver el intento de suicidio como egoísta. Sin embargo, las personas que intentan cometer
suicidio con frecuencia creen erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos y
parientes al irse de este mundo.

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Suicidio y comportamiento suicida

Síntomas
A menudo, pero no siempre, una persona puede mostrar ciertos síntomas o comportamientos antes
de un intento de suicidio, entre ellos:

Tener dificultad para concentrarse o pensar claramente.


Regalar las pertenencias.
Hablar acerca de marcharse o la necesidad de "dejar todos mis asuntos en orden".
Cambio repentino en el comportamiento, sobre todo calma después de un período de
ansiedad.

Pérdida de interés en actividades que solía disfrutar.


Tener comportamientos autodestructivos, como tomar alcohol en exceso, consumir
drogas ilícitas o hacerse cortaduras en el cuerpo.
Alejarse de los amigos o no querer salir.
Tener dificultad repentina en el colegio o el trabajo.
Hablar acerca de la muerte o el suicidio o incluso declarar el deseo de hacerse daño.
Hablar acerca de sentirse desesperanzado o culpable
Cambiar los hábitos alimentarios o de sueño.
Preparar maneras de quitarse su propia vida (como comprar un arma o muchas
pastillas)

Tratamiento
Es posible que las personas que están en riesgo de comportamiento suicida no busquen tratamiento
por muchas razones:

Creen que nada va a ayudar.


No desean contarle a nadie que tienen problemas.
Piensan que buscar ayuda es un signo de debilidad.
No saben adónde acudir por ayuda.

Una persona puede necesitar tratamiento de emergencia después de un intento de suicidio. Se


pueden necesitar primeros auxilios o tratamientos más intensivos.
Las personas que intentan cometer suicidio pueden necesitar hospitalización para tratarlos y reducir
el riesgo de futuros intentos. La terapia es una de las partes más importantes del tratamiento.

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Suicidio y comportamiento suicida

Se debe evaluar y tratar cualquier trastorno de salud mental que pueda haber llevado al intento de
suicido. Esto abarca:

Trastorno bipolar
Trastorno límite de la personalidad
Dependencia del alcohol o las drogas
Depresión mayor
Esquizofrenia

Expectativas (pronóstico)
Cerca de un tercio de las personas que tratan de suicidarse lo intentarán de nuevo dentro de un
período de un año. Cerca del 10% de las personas que amenazan o intentan suicidarse finalmente se
quitan la vida.

Cuándo contactar a un profesional médico


Llame a un médico de inmediato si usted o alguien que usted conoce está teniendo pensamientos
suicidas. La persona necesita ayuda psiquiátrica inmediata. No le reste importancia a la persona
como si sólo estuviera tratando de llamar la atención.

Prevención
El hecho de evitar el alcohol y las drogas (diferentes a los medicamentos recetados) puede reducir el
riesgo de suicidio.

En hogares con niños o adolescentes:

Almacene todos los medicamentos recetados en una parte alta y bajo llave.
No guarde alcohol en la casa o manténgalo bajo llave.
No guarde armas de fuego en la casa. Si las tiene, guárdelas bajo llave y las balas aparte.

Muchas personas que tratan de suicidarse hablan de ello antes de hacer el intento. Algunas veces,
simplemente hablar con alguien a quien le importe y que no haga juicios es suficiente para reducir
el riesgo de suicidio.

Sin embargo, si usted es un amigo, miembro de la familia o simplemente conoce a alguien que cree
que puede intentar suicidarse, nunca trate de manejar el problema por su cuenta. Busque ayuda. Los
centros de prevención de suicidio tienen servicios de "línea telefónica directa".

Fuente: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/healthtopics.html

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Suicidio y comportamiento suicida

Conclusión personal
El suicidio es un problema social. En el presente trabajo se intenta abordar el suicidio desde una
perspectiva general, iniciando éste desde sus conceptos y continuando por sus causas,
sintomatología, evaluación y las prevenciones que debemos tomar sobre el mismo. Se pone especial
énfasis en las características y tratamientos del potencial suicida a fin de buscar cambiar su
estructura cognitiva. Entre todos podemos ayudar y evitar este tipo de casos que afectan al
individuo y a sus familiares.

Nunca ignore una amenaza o intento de


suicidio.

Referencias
American Psychiatric Association.Diagnostic and statistical manual of mental disorders.
Cole JCM, Walter HJ, DeMaso DR. Suicide and attempted suicide. In: Kliegman RM, Behrman
RE, Jenson HB, Stanton BF, eds.Nelson Textbook of Pediatrics
Brendel RW, Lagomasino IT, Perlis RH, Stern TA. The suicidal patient. In: Stern TA, Rosenbaum
JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds.Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical
Psychiatry

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Suicidio y comportamiento suicida

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Suicidio y comportamiento suicida

Vencer el estigma, una forma de


prevenir los suicidios
BY MÁS SUICIDOLOGÍAEN PRENSA
Mundialmente, las tasas de suicidio aumentaron un 60 por ciento en 45 años. En el país, en dos décadas crecieron un
ciento por ciento, especialmente en el caso de los adolescentes. La OMS propone terminar con el estigma de las personas
con comportamiento suicida.

Nota publicada en Página 12

“Porque busco suicidarme, me estigmatizan; porque me estigmatizan, más busco suicidarme; porque más busco
suicidarme…” Esta espiral mortífera es la que procura cortar la Organización Mundial de la Salud (OMS), que llamó a
“terminar con el estigma que sufren las personas con trastornos mentales o con comportamiento suicida”. En el mundo, las
tasas de suicidio aumentaron un 60 por ciento en los últimos 45 años. En la Argentina, en especial el suicidio adolescente
aumentó un ciento por ciento en los últimos 20 años. Profesionales del Ministerio de Salud y de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) destacaron que “los familiares, los amigos, los compañeros pueden detectar cuando
alguien está triste, se aísla, su comportamiento cambió y tal vez haya expresado que ‘para qué vivir…’”. Pero “no se trata de
salir corriendo a buscar ayuda sino de sentarse con la persona y hablar de qué le está pasando”. Es que “cuando en la
familia, en la escuela, en el trabajo se ocupan de la persona, la disminución del riesgo es más segura y definitiva”.

La OMS eligió un nuevo lema para abordar la cuestión: “El estigma: una barrera importante para la prevención del suicidio”.
Carissa Etienne, directora de la OPS, advirtió que “debemos cambiar las actitudes de la sociedad para que las personas en
riesgo o sus familias no sientan temor, vergüenza o discriminación”, lo cual “podría salvar miles de vidas”. La entidad
advirtió que “muchos profesionales de la salud se sienten incómodos tratando a personas con ideas de suicidio o
enfermedades mentales, a menudo tienen actitudes negativas sobre este tipo de pacientes”, lo cual redunda en una “falta
de acceso a la atención adecuada”, que a su vez “es uno de los factores que aumentan el estigma”. La entidad señala que
“cambiar tales actitudes requiere un esfuerzo a largo plazo para modificar valores culturales de la comunidad y para mejorar
la tarea de los trabajadores de la salud”.

Según los datos de OPS, “casi un millón de personas en el mundo mueren por suicidio cada año”, siendo que “20 personas
intentan suicidarse por cada una que lo consigue”. En particular, “más de 60 mil personas se suicidan cada año en las
Américas”, donde “el suicidio ocupa el tercer lugar entre las causas de mortalidad entre los 10 y 24 años”. “La mortalidad
por suicidio es cuatro veces mayor en los hombres que en las mujeres”, y “en los últimos 45 años, las tasas de suicidio han
aumentado un 60 por ciento a nivel mundial”.

Jorge Rodríguez, jefe de la Unidad de Salud Mental de OPS, explicó a este diario que “la cuestión del estigma va más allá
de la conducta suicida, ya que rodea a la enfermedad mental como tal, bajo la idea de que el ‘loco’ debe ser aislado en
manicomios. En el caso de la depresión, que puede conducir al suicidio, se la estigmatiza al considerarla un problema
‘moral’, que pudiera depender de la voluntad de la persona: estos prejuicios, que suelen estar impregnados por una
concepción religiosa del suicidio como pecado, llevan a rechazos en los planos social y laboral”.

“Lo más importante en la prevención suele ser detectar tempranamente el peligro, antes de que se haya llegado a la
conducta suicida: se trata de identificar las señales o las condiciones de riesgo. Hay una creencia errónea de que el suicida

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Suicidio y comportamiento suicida
no va a anunciar su acto, siendo que, al revés, la mayoría de los suicidas envían señales previas que, de haber sido
correctamente interpretadas, hubieran alertado a la familia, la comunidad, el sistema de salud”, agregó el especialista de
OPS.

Julián Zapatel –asesor del Ministerio de Salud de la Nación para este tema– señaló “un temor infundado: que hablarle a
alguien de la posibilidad de ideas de suicidio pueda generarle la ocurrencia de suicidarse, cuando es al revés: a la persona
en situación de riesgo suicida le produce alivio poder hablar de lo que le pasa”.

–¿Quiénes pueden advertir ese riesgo? ¿Cómo detectarlo?

–Ante todo –contestó Rodríguez–, el entorno inmediato de la persona potencialmente suicida: la familia. Pero también el
segundo círculo de sus relaciones: los compañeros de estudio o de trabajo, los amigos más o menos cercanos, los vecinos;
todos vivimos rodeados por círculos concéntricos de relaciones interpersonales. Esas personas pueden captar que alguien
está deprimido, triste, que ha cambiado su forma de ser, que no quiere comer, no duerme bien, se aísla, se comporta de
manera extraña y que tal vez haya expresado alguna vez, aunque no se le prestó atención, que “para qué vivir” o incluso su
intención de morir. Es frecuente que estas personas recurran al alcohol o a drogas. Los grupos más vulnerables se ubican
en los extremos de la vida: la adolescencia y la ancianidad.

“Claro que no se trata sólo de detectar los signos –agregó Rodríguez–: al detectarlos, antes que salir corriendo a buscar
ayuda, será muy bueno sentarse con la persona en esas condiciones y hablar, preguntarle qué le está pasando. Muchas
veces, el soporte del entorno es suficiente para cambiar la situación: la presencia de la familia, el maestro, el grupo de
amigos, son muy importantes, antes de que se haga necesario buscar ayuda profesional. Claro que, llegado este caso, es
importante que el sector público cuente con capacidad de respuesta, ante todo en las ‘salitas’ de atención primaria.”
Zapatel, por su parte, precisó que en la Argentina “luego de que el profesional de atención primaria toma un primer contacto
con la situación de riesgo, puede efectuar la derivación a los servicios específicos de salud mental”.

En la Argentina, “en 2011, la tasa de suicidios fue de 7,3 muertes por cada 100 mil personas –según los últimos datos
aportados por el Ministerio de Salud–. En 1997, había sido de 6,3, y el pico más alto se presentó en 2003, con 8,7,
posiblemente a consecuencia de la crisis económica y social iniciada en 2001”.

Morir adolescente

Y el problema se agudiza entre los más jóvenes: “Desde los primeros años de la década de 1990 hasta la actualidad, la
mortalidad por suicidios en adolescentes creció más del ciento por ciento en la Argentina”: así lo señala el trabajo
“Lineamientos para la atención del intento de suicidio en adolescentes”, elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación y
adoptado ya por varias provincias. “Las muertes por suicidio en la adolescencia han aumentado en prácticamente todas las
provincias. Las más afectadas en el último trienio son Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Salta y Jujuy”. Y
“ésta no es una característica aislada de nuestro país sino que ocurre lo mismo en otros países de la región y del mundo”,
advierte el documento.

El texto señala que, en todos los casos, el adolescente tiene derecho a “la confidencialidad de la información” y que, para
todo tratamiento, “en cuanto su estado de conciencia lo permita, deberá obtenerse el consentimiento informado del propio
adolescente”.

Carlos Martínez, uno de los autores del documento del Ministerio de Salud –y referente del Programa de Intervención en
Crisis y Rehabilitación Psicosocial de la provincia de Santa Cruz–, comentó que “no debe patologizarse la ideación suicida,
que puede afectar a cualquier persona en situación de crisis; se realimenta cuando el sujeto es dejado de lado por su
familia, o, si es un escolar, cuando padece el bullying, el desprecio de sus compañeros; si es un empleado, cuando es
víctima de mobbing, acoso laboral; o cuando sufre una estigmatización social que lo deje fuera de los círculos y las redes.
Entonces, la primera y principal medida es reforzar, sostener o crear el lazo social: propiciar que el sujeto quede ligado a su
familia, sus redes, su contexto, su historia, sus afectos, su cultura”.

La ideación suicida “debe distinguirse de las autolesiones deliberadas como cortes y quemaduras, que a veces se producen
en adolescentes y que se refieren a un efecto ‘de descarga’, según lo dicen ellos mismos: un dolor físico que alivia el dolor
psíquico. Estas autolesiones no necesariamente implican riesgo suicida”, observó Martínez, y destacó que “a la ideación
suicida se puede responder muy bien desde lo comunitario: cuando la escuela u otras instituciones de la comunidad se
ocupan de la persona, el proceso de disminución del riesgo de suicidio es más eficaz y definitivo; suele efectivizarse en un
plazo de 90 a 180 días, tal como lo indican instrumentos específicos de testeo”.

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