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El artículo 607 del Código Penal en España contempla que ‘Los que, con propósito de
destruir total o parcialmente un grupo nacional, étnico, racial, religioso o determinado
por la discapacidad de sus integrantes, perpetraren alguno de los actos siguientes,
serán castigados’. Dicho artículo se refiere al genocidio que un principio se extendía a
nivel internacional sin necesidad de que éste tuviera conexión alguna con España, pero
en 2009 se restringió solamente para hechos acaecidos en territorio español, por
españoles, a víctimas españolas o que guarde algún vínculo de conexión relevante con
España.
En España se dio un claro caso de genocidio comprendido entre el inicio guerra civil (18
de julio de 1936) y en el final franquismo (15 de julio de 1977, coincidiendo con las
primeras elecciones democráticas). Esto se demuestra con que los miembros y
dirigentes del alzamiento nacional trataban de erradicar el movimiento socio-político
republicano que gobernaba en la etapa anterior al franquismo para dar lugar a una
nueva sociedad basada en los preceptos y valores defendidos por la dictadura
franquista.
Este crimen atenta contra la libertad y seguridad de las personas, puesto que al
manifestar estas su etnia, raza, religión, discapacidad o nacionalidad ya se encuentran
en peligro. De esta manera, al cometerse un genocidio se están violando una gran
cantidad de derechos humanos
El genocidio no es un crimen que cometan unos rebeldes ajenos al poder, sino que
también es cometido como crimen de Estado, convirtiéndose en algo importante
porque se aprovecha el cargo político o de relevancia para iniciar desde ahí su proceso
de exterminio. Siendo esto así los cargos de Estado no podrían negar su participación
en los genocidios si así fuere puesto que al estar en el poder y al mando de ciertas
fuerzas del Estado ya están tomando parte en la participación. Se ha de añadir que el
genocidio no tiene justificación alguna para ser cometido.
Además, se han de tomar en cuenta los agravantes que este exterminio puede incluir;
como por ejemplo la sumisión a condiciones inhumanas, desplazamientos forzosos,
agresión sexual u otro tipo de lesiones. Estos agravantes suponen una pena de entre
cuatro y veinte años que se han de añadir a la pena del propio genocidio (de quince a
veinte años).
Finalmente, cabe decir, que este crimen es una matanza contra la humanidad y que su
prevención ha de ser un objeto esencial para la Criminología, permitiéndonos así en un
futuro tener una seguridad mayor frente al crimen en nuestras vidas.