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Ingenuamente se ha creído por consideración al prestigio y a la dignidad del ministerio pastoral y

por la persuasión de este mismo, que todo hombre que posea dones y algún ministerio debe de ser
oído y obedecido en todo porque ello es la evidencia de su obediencia y santidad que tiene ante
Dios y por ende de ahí su respaldo; pero ello es contrastado por el testimonio que en un ayer dio
la Iglesia de Corinto, comunidad de Cristo donde se manifestaban diversos dones y servicios pero
que MORALMENTE estaba DESAPROBADA y esto solo lo pudo ver el apóstol San Pablo ya que
el sí tenía una comprensión exacta acerca del Evangelio de Dios.

Iglesia del siglo XXI entiende que ningún verdadero siervo y pastor de Dios y por ende muerto al
pecado abundará en bienes materiales, ni exigirá dinero o sueldo por servir en algún ministerio,
tampoco trabajará con los bancos o será dueño de empresas y propiedades, no “podrá” ser
comprador de suntuosos vehículos e indumentarias de alto costo, porque el verdadero siervo y
pastor de Dios es aquel que esta despojado de todo afán y aún de sí mismo, es el que vive bajo el
cuidado exclusivo de su Amo, es aquel quien vive en una imitación uniforme sin innovación al
ejemplo de su Señor, “el sencillo y humilde Jesús”… San Pablo nuestro apóstol ni ningún testigo
inmediato de la resurrección enseñaron todas estas cuestiones las cuales ellos mismos condenaron
y lo cito por no mencionar el sublime Nombre; ¿Y cómo hay que entender esto?, porque es desde las
obras donde se conoce al hombre, así como desde el fruto al árbol; entonces darles el calificativo
“siervos de Dios”, a pastores que no han renunciado a ellos mismos, los cuales están sometidos a
toda codicia, afán y vanidad, a quienes ejercen profesión de otro evangelio; seria conspirar con la
mentira para atentar contra la verdad. El verdadero siervo le da el uso legítimo al Evangelio, los
que practican todo lo denunciado líneas arriba no. Si ven en algún ministro estas conductas las
cuales son refutadas en este escrito lleguen a la comprensión que el tal no es imitador de Jesucristo
y si así entonces también entendamos que rechaza su señorío despreciando así el mandamiento.

La verdad puede que sea muchas veces refutada, pero es siempre incorregible. Es cierto que no es
fácil apartar a un alma presa del error, pero no es del todo imposible huir del error cuando se
presenta la verdad. Uno nunca debe de ser pronto para refutar o enseñar sino es pronto para prestar
atención con sumo interés al Evangelio de Dios.
Es desde el siglo I y no desde el XVI o XX, es desde Jerusalén y no desde Alemania o Puerto Rico,
es por medio del Apostolado y no por el Doctorado o Pastorado, es por medio de San Pablo y los
demás apóstoles y no por un tal Lutero o Luis M. Ortiz, es por medio del Evangelio y no por
criterios e interpretaciones acerca del mismo, es por medio de la Fe y no por una reforma o alguna
profecía, es por medio del Espíritu Santo y no por los hombres, es por medio del Amor y no por la
fama o el dinero, es por medio de buenos siervos-sucesores y no de asalariados ni vividores, es por
medio de la Verdad y no de la Hipocresía, es por medio de la pasión y no del prestigio.
Porque la sucesión apostólica no es una teoría sino es un testimonio porque “solo los testigos
hacen testigos” y ahora luego de siglos nosotros los menos prominentes seguimos el ejemplo de
los más notables a saber el de los Apóstoles del Dios venido en carne.
La Iglesia como comunidad instituida por Dios tiene más de 20 siglos desde su fundación,
las sectas no.
“Los apóstoles”, todos ellos están ausentes pero su ministerio permanece y mientras haya alguien
quien les atienda; “ellos”, su noticia, su antigua instrucción junto con la sucesión se mantendrán
presentes. Lo demás es traición a los mártires…

Y por esos “algunos” hasta ahora la Antigua Tradición Apostólica no cesa sino sigue vigente.

La mentira gobierna hasta que la Verdad llega, ¡la Verdad nos une o nos divide!
EL EPIGONO ENTREGADO POR EL ESPIRITU SANTO A DIOS ANTES DE TODAS LAS COSAS
PARA SER PARTICIPE DE SU MISTERIO A SABERSE JESUCRISTO.

A VECES LA PRACTICA TE HACE OBTENER LA VIRTUD Y HAY VECES QUE LA VIRTUD TE


LLEVA A LA PRACTICA.

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