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Índice

1. Introducción. ............................................................................................................................. 2
2. Aspectos generales sobre sociedades. ...................................................................................... 2
2.1 Organización empresarial.................................................................................................... 3
2.2. Patrimonio y capital social. .............................................................................................. 10
3. Procedimiento de constitución y aportes. .............................................................................. 11
4. Aprobación de los estados financieros y decisiones sobre las utilidades. .............................. 16
4.1. Aprobación de estados financieros .................................................................................. 16
4.2 Auditorías. ......................................................................................................................... 18
4.3. Reserva legal .................................................................................................................... 19
4.4. Destino de las utilidades .................................................................................................. 20
5. El aumento de capital.............................................................................................................. 24
5.1. Definición del aumento de capital. .................................................................................. 24
5.2. Modalidades del aumento de capital............................................................................... 25
5.3. Procedimiento. ................................................................................................................. 27
6. La reducción del capital social ................................................................................................. 28
6.1. Procedimiento para la reducción de capital. ................................................................... 29
6.2. Acuerdo de la junta de socios. ......................................................................................... 29
6.3. Publicación del acuerdo y oposición de acreedores. ....................................................... 30
6.4. Ejecución de la reducción y elevación a escritura pública. .............................................. 30
6.5. Inscripción del acuerdo. ................................................................................................... 31
6.6. Reducción obligatoria por pérdidas. ................................................................................ 31
7. La disolución de sociedades. ................................................................................................... 31
7.1. Causales de disolución. .................................................................................................... 32
7.2. Procedimiento para la adopción del acuerdo de disolución. ........................................... 33
7.3. Liquidación de la sociedad. .............................................................................................. 33
7.4. Término y resultados de la liquidación. ........................................................................... 35
7.5. Extinción de la sociedad. .................................................................................................. 35
8. Conclusiones........................................................................................................................ 36
IMPLICANCIAS SOCIETARIAS VINCULADOS

A LOS ESTADOS FINANCIEROS

1. Introducción.
Es una preocupación constante de todas las sociedades, el cumplir con las
formalidades y obligaciones legales establecidas para la correcta elaboración,
revisión y aprobación de los resultados de cada ejercicio, considerando a las
disposiciones en materia tributaria, contable y societaria. En algunos casos,
estas disposiciones contienen reglas que se conjugan entre sí, mientras que en
otros casos, se presenta una disociación entre lo considerado por el Derecho
Tributario, el Derecho Societario y la Contabilidad. Por ello, es necesario tener
un conocimiento claro de los alcances de cada una de estas regulaciones y
cómo interactúan entre ellas, de forma tal que los profesionales contables y
legales puedan desarrollar sus servicios procurando que las empresas que
asesoran cumplan con todas las formalidades necesarias y no incurran en
infracciones o en la inobservancia de las disposiciones legales aplicables. Es
por tal motivo que el presente trabajo busca dar un panorama general sobre las
disposiciones legales y las formalidades que, desde el punto de vista del
Derecho Societario, deben ser cumplidas por las sociedades para una
adecuada elaboración y aprobación de los estados financieros, así como los
efectos e implicancias de los resultados del ejercicio en el desenvolvimiento de
la sociedad. Para tal efecto, el presente trabajo seguirá un esquema de análisis
que pretende emular al curso natural de la actividad de una sociedad,
analizando primero los efectos de la constitución de la sociedad y de los
aportes que son necesarios para tal fin. Luego, se analizará el proceso para la
elaboración y aprobación de los estados financieros, así como para la toma de
decisiones con respecto a los resultados de cada ejercicio, ya sean favorables
o desfavorables. Se analizarán también los procedimientos de aumento y
reducción de capital, que forman parte de la actividad usual de las sociedades
y que tienen una estrecha vinculación con los estados financieros de la
empresa. Finalmente, se desarrollará el procedimiento de disolución de la
sociedad y su efecto patrimonial, tanto en los casos en que se tenga un
resultado positivo en la liquidación o que se deba solicitar la quiebra de la
sociedad.

2. Aspectos generales sobre sociedades.


Antes de desarrollar el tema referido a la constitución y a los aportes a la
sociedad, debemos revisar algunos aspectos generales que serán necesarios
para comprender el alcance y los efectos de los distintos procedimientos
societarios en los estados financieros de la empresa.
2.1 Organización empresarial.
El primer aspecto que debemos comprender es que la legislación permite que
una empresa se organice bajo distintos esquemas, cada uno de ellos con su
propia regulación y características. Siendo así, debemos distinguir entre los
conceptos de persona natural, persona jurídica, empresa, sociedad y empresa
individual de responsabilidad limitada.

• Persona Natural.- La persona natural es el ser humano, considerado como


sujeto de derecho por nuestro ordenamiento jurídico desde su nacimiento, es
decir, que es un sujeto a quien se le reconocen derechos y obligaciones. Como
tal, la persona natural puede desarrollar una actividad empresarial aplicando
los recursos que posea y que sean necesarios para dicha actividad, tales como
su patrimonio, su trabajo, etc. No requiere de ningún procedimiento de
constitución para tal efecto.

• Persona jurídica.- La persona jurídica es un sujeto derecho que se


constituye por la voluntad de personas naturales o personas jurídicas con una
finalidad específica. Se distingue entre las personas jurídicas con fin de lucro y
sin fin de lucro.

Las personas jurídicas con fin de lucro son aquellas que se constituyen para
desarrollar una actividad que genere una utilidad o ganancia a favor de sus
titulares. Entre las personas jurídicas con fin de lucro encontramos a las
sociedades y a la empresa individual de responsabilidad limitada.

Las personas jurídicas sin fin de lucro son aquellas que se constituyen para
desarrollar una actividad, que puede o no generar una utilidad o ganancia, pero
dicha utilidad no puede ser distribuida entre los socios. Para efectos de la
presente obra, nos enfocaremos en las personas jurídicas con fin de lucro.

• Empresa.- En realidad, el concepto de empresa no es un concepto jurídico,


sino un concepto económico. Como tal, la empresa es una unidad de
explotación económica que resulta de la unión de dos factores fundamentales,
que son el capital y el trabajo. La empresa puede existir organizándose tanto
como persona natural o como persona jurídica.

• Sociedad.- La sociedad es una persona jurídica con fin de lucro que se


constituye por la voluntad de sus socios para desarrollar una actividad
empresarial en beneficio de dichos socios. En nuestro país, como en la
mayoría de legislaciones del mundo, las sociedades pueden constituirse bajo
distintitos tipos o formas societarias, cada una con sus propias características.

• Empresa Individual de Responsabilidad Limitada – EIRL.- La EIRL es una


forma especial de persona jurídica que se constituye para desarrollar una
actividad empresarial pero por la voluntad de una sola persona natural. Así, en
la EIRL no existen socios y no pueden participar personas jurídicas, el titular
sólo puede ser una persona natural.

Por lo demás, la EIRL funciona de manera similar a las sociedades, es decir, es


una persona jurídica, con una estructura interna y que posee atributos
independientes a los de su titular, es decir, tiene una denominación, un
patrimonio, derechos y obligaciones distintos a los de la persona natural que la
constituye.

Teniendo en claro estos conceptos, pasaremos a detallar las principales


características de los tipos societarios y de la EIRL, así como la composición
de la estructura interna de cada uno de ellos.

Tipos societarios regulados en el Perú y la Empresa Individual de


Responsabilidad Limitada.

 La sociedad anónima.
- Persona jurídica de responsabilidad limitada.
- Mínimo de dos socios y máximo de 750.
- Capital representado en acciones. - Aportes en dinero, bienes o
derechos de crédito.

 La sociedad anónima cerrada.


- Persona jurídica de responsabilidad limitada.
- Mínimo de dos socios y máximo de veinte.
- Capital representado en acciones.
- Aportes en dinero, bienes o derechos de crédito.
- Derecho de adquisición preferente.

 La sociedad anónima abierta.


- Persona jurídica de responsabilidad limitada.
- Mínimo de dos socios y sin límite máximo.
- Capital representado en acciones que se inscriben en el Registro
Público de Mercado de Valores.
- Prohibido restringir la libre transferencia de acciones.
- Supervisión de CONASEV.

 La sociedad comercial de responsabilidad limitada.


- Persona jurídica de responsabilidad limitada.
- Mínimo de dos socios y máximo de veinte.
- Capital representado en participaciones.
- Derecho de adquisición preferente.

 La sociedad colectiva.
- Persona jurídica de responsabilidad solidaria e ilimitada para los
socios.
- La sociedad colectiva es una persona jurídica de responsabilidad
solidaria e ilimitada para los socios.
- La duración de la sociedad es de plazo determinado.
- Capital representado en participaciones.
- Los socios no pueden transferir sus participaciones sin el
consentimiento de los demás socios.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y
servicios.

 La sociedad en comandita.
- Persona jurídica de responsabilidad limitada para los socios
comanditarios y solidarios e ilimitados para los socios colectivos.
- Capital representado en participaciones o en acciones.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y
servicios.
-
 La sociedad civil.
- Persona jurídica que puede ser de responsabilidad subsidiaria o
limitada según el tipo elegido.
- Capital representado en participaciones. Restricciones para la
transferencia.
- Se pueden realizar aportes en bienes, dinero, derechos de crédito y
servicios.
- Se constituye sólo para ejercer actividades profesionales u oficios.

 La Empresa Individual de Responsabilidad Limitada.


- Persona jurídica de responsabilidad limitada.
- Se constituye por voluntad de una sola persona natural.
- El capital está representado en un derecho que es únicamente del
titular de la empresa, no se representa en acciones ni
participaciones.
- Se pueden hacer aportes en bienes, dinero y derechos de crédito.

Ahora bien, al ser personas jurídicas, las sociedades requieren de órganos


internos que emitan y ejecuten los actos necesarios para su adecuado
funcionamiento y para el cumplimiento de su objeto. La misma situación se
presenta en el caso de las Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada
(EIRL). La estructura interna de los tipos societarios y de la EIRL, así como las
atribuciones de cada uno de los órganos que la componen se detalla a
continuación:
a.- La Sociedad anónima.

La estructura interna de la sociedad anónima está compuesta por tres órganos


en los que predomina uno sobre el otro en orden jerárquico. Así, el órgano
máximo es la Junta General de Accionistas, debajo de la cual se encuentra el
Directorio y finalmente la Gerencia.

- Junta General de Accionistas

 Órgano máximo de decisión.


 Conformado por todos los accionistas.
 Atribuciones reguladas en los artículos 114 y 115 de la Ley General de
Sociedades.
 Acuerdos se adoptan por mayorías computadas por participación en el
capital social.

- Directorio

 Órgano de dirección y administración.


 Conformado por directores designados por la Junta General de
Accionistas.
 Posee todas las atribuciones necesarias para administrar la sociedad,
salvo aquellas reservadas para la Junta General de Accionistas.
 Acuerdos se adoptan por mayoría.
 Impedimentos previstos en el artículo 161 de la Ley General de
Sociedades.

- Gerencia

 Órgano de administración.
 Cumple las disposiciones emitidas por la Junta General de Accionistas y
el Directorio.
 Representante legal de la sociedad. Atribuciones previstas en el artículo
188 de la Ley General de Sociedades, además de las que se le otorguen
vía estatutaria.
 Impedimentos y responsabilidad similar al Directorio.
 La sociedad puede tener varios gerentes.

b.- La Sociedad anónima cerrada.

El régimen de los órganos internos de la sociedad anónima cerrada es similar


al de la sociedad anónima ordinaria. Se presentan variaciones cuando se opta
por prescindir del órgano del Directorio, tal como lo permite la Ley General de
Sociedades. En tal supuesto, las funciones del directorio pasan al gerente
general.

- Junta General de Accionistas


- Directorio (Prescindible)

- Gerencia

c) La Sociedad anónima abierta.

El régimen de los órganos internos de la sociedad anónima abierta es similar al


de la sociedad anónima ordinaria. Las variaciones no se presentan en la
estructura interna, pues al igual que en la sociedad anónima ordinaria, en la
abierta existe una junta general de accionistas, un directorio y la gerencia. Las
particularidades están presentes en los mecanismos que permiten el ejercicio
de sus derechos a los accionistas minoritarios. Es un punto importante
considerar los Principios de Buen Gobierno Corporativo como parámetros de
conducta de los órganos de administración, aunque no son de carácter
obligatorio.

- Junta General de Accionistas

- Directorio

- Gerencia

d) La sociedad comercial de responsabilidad limitada.

En la sociedad comercial de responsabilidad limitada sólo existen dos niveles


de órganos dentro de su estructura interna:

- La Junta General de Socios.

 Órgano máximo de decisión.


 Conformado por todos los socios.
 Al no existir directorio, todas las atribuciones sobre la marcha, existencia
y funcionamiento de la sociedad le corresponden a la Junta de Socios.
 Acuerdos se adoptan por mayorías computadas por participación en el
capital social.

- La Gerencia.

 Órgano de administración. Pueden existir varios gerentes, en cuyo caso,


uno de ellos asume la posición de gerente general.
 Representante legal de la sociedad.
 Impedimento para desarrollar actividades del mismo género que la
sociedad.
 Responsabilidad regulada por el artículo 288 de la Ley General de
Sociedades.

e) La Sociedad colectiva.
En la sociedad colectiva existe una estructura interna compuesta por dos
niveles de órganos. Sólo que la administración no está a cargo de un órgano
único, sino que se encarga a cada uno de los socios.

- Junta General de Socios

 Órgano máximo de decisión.


 Conformado por todos los socios.
 Al no existir directorio, todas las atribuciones sobre la marcha, existencia
y funcionamiento de la sociedad le corresponden a la Junta de Socios.
 Acuerdos se adoptan por mayorías computadas por personas, salvo que
en el estatuto se establezca el cómputo por participación en el capital
social.

- Socios administradores

 No existe un órgano único de administración. La marcha de la sociedad


está a cargo de todos los socios, en forma separada e individual.
 Es posible establecer un régimen de administración distinto en el
estatuto.
 Las atribuciones, impedimentos y responsabilidad de los
administradores deben regularse en el estatuto.

f) La Sociedad en comandita.

- Junta General de Socios

 Órgano máximo de decisión.


 Conformado por todos los socios.
 Al no existir directorio, todas las atribuciones sobre la marcha, existencia
y funcionamiento de la sociedad le corresponden a la Junta de Socios.
 Acuerdos se adoptan por mayorías computadas por capitales en el caso
de los socios comanditarios y por personas en el caso de los socios
colectivos.

- Socios administradores

 No existe un órgano único de administración. La marcha de la sociedad


está a cargo de los socios colectivos.
 Los socios comanditarios no pueden participar en la administración,
salvo indicación distinta del estatuto.
 Si los socios comanditarios asumen la administración, se convierten en
colectivos, con la responsabilidad que ello conlleva.
 Las atribuciones, impedimentos y responsabilidad de los
administradores deben regularse en el estatuto.
g) La Sociedad civil.

- Junta General de Socios

 Órgano máximo de decisión.


 Conformado por todos los socios.
 Al no existir directorio, todas las atribuciones sobre la marcha, existencia
y funcionamiento de la sociedad le corresponden a la Junta de Socios.
 Acuerdos se adoptan por mayorías computadas por capitales., salvo
disposición distinta del estatuto.

- Socios administradores

 No existe un órgano único de administración. La marcha de la sociedad


está a cargo de uno o más socios a los que se les asigna la
administración.
 Las atribuciones, impedimentos y responsabilidad de los
administradores deben regularse en el estatuto.

h) La Empresa Individual de Responsabilidad Limitada.

- Titular

 Órgano máximo de decisión.


 Se trata de una sola persona natural.
 Posee todas las atribuciones sobre la empresa, salvo aquellas que
hayan sido asignadas al gerente en el estatuto.

- Gerente

 Órgano de administración. Pueden existir varios gerentes, en cuyo caso,


uno de ellos asume la posición de gerente general.
 Representante legal de la empresa.
 Es posible que el titular asuma la condición de gerente, en cuyo caso se
le denomina Titular-Gerente.
 Atribuciones y responsabilidad reguladas por los artículos 50 y 52 de la
Ley de la EIRL (Decreto Ley N° 21621).

Debemos establecer que para efectos del presente trabajo, desarrollaremos la


regulación aplicable exclusivamente a las sociedades, por ser el caso más
frecuente de organización empresarial. Pero en forma resumida, podemos
señalar que en el caso de las personas naturales con negocio no existe
formalidad alguna a seguir con respecto a la aprobación de los estados
financieros ni para la toma de decisiones con relación a las utilidades que
obtenga.
En el caso de las EIRL, la aprobación de los estados financieros es una
facultad del titular de la empresa y es obligación del gerente preparar los
estados financieros y la información vinculada para ser puesta a consideración
del titular. De la misma manera, es el titular quien toma las decisiones con
respecto al destino de las utilidades.

2.2. Patrimonio y capital social.


Considerando la forma en que se organizan las sociedades, debemos revisar
ahora dos conceptos que nos ayudarán a comprender los efectos y los
alcances de la regulación societaria en los estados financieros.

a) El patrimonio.

Comúnmente, el término patrimonio es entendido como una cantidad de dinero


o un conjunto de bienes pertenecientes a una persona. Sin embargo, desde el
punto de vista jurídico, el concepto de patrimonio es entendido, casi de manera
unánime por los autores y legislaciones, como el conjunto de activos y pasivos
de una persona. La LGS no contiene una definición expresa de “patrimonio”. Su
artículo 31°, referido al patrimonio social señala lo siguiente:

“Artículo 31.- Patrimonio social.

El patrimonio social responde por las obligaciones de la sociedad, sin perjuicio


de la responsabilidad personal de los socios en aquellas formas societarias que
así lo contemplan.”

En realidad, este artículo no hace más que declarar algo que es obvio, es decir,
que las obligaciones de la sociedad deben ser cubiertas con su patrimonio. A
pesar que esto no nos da una idea clara de la definición de patrimonio que
adopta la LGS, a través de sus disposiciones referidas al patrimonio neto y al
capital social nos daremos cuenta que la LGS recoge el concepto de patrimonio
que lo define como el conjunto de activos y pasivos de una sociedad.

b) El patrimonio neto.

Como hemos señalado anteriormente, la LGS no define expresamente el


concepto de patrimonio. Pero, sí señala claramente el concepto de patrimonio
neto en varias de sus disposiciones.

Así, entendemos por patrimonio neto a la diferencia entre los activos y los
pasivos de la sociedad, con respecto a una determinada fecha. Esta diferencia
debe efectuarse sin considerar al capital social, pero como este es un concepto
que desarrollaremos más adelante, bastará con que precisemos por ahora que
el patrimonio neto consiste en la diferencia entre el activo y el pasivo,
considerando por pasivo únicamente las obligaciones frente a terceros.
Por lo tanto, la diferencia entre el patrimonio y el patrimonio neto es clara, el
patrimonio considera a los activos y los pasivos de la sociedad, mientras que el
patrimonio neto resulta de la diferencia entre los activos y los pasivos frente a
terceros.

c) El Capital social.

El concepto de capital social es, a diferencia de lo que se piensa


frecuentemente, es una noción de carácter jurídico y no económico.
Efectivamente, aunque el término capital evoca la idea de un bien, un conjunto
de bienes o una suma de dinero, el concepto de capital social está referido, en
realidad, a un pasivo.

Cuando una sociedad es constituida, los socios efectúan aportes que formarán
el capital de la sociedad. Pero este capital a la vez que implica un ingreso para
la sociedad implica también una obligación, pues la participación de los socios
en el negocio que realice la sociedad, está representada en este capital. De
manera tal que, si los resultados de la actividad desarrollada por la sociedad
son exitosos, las utilidades obtenidas serán repartidas en proporción a esta
participación, pero si dichos resultados fueran negativos, al punto de llevar a la
sociedad a su extinción, ésta deberá devolver sus aportes a cada uno de los
socios.

3. Procedimiento de constitución y aportes.


Independientemente de su tipo societario, todas las formas societarias
reguladas en la Ley General de Sociedades comparten un mismo
procedimiento para su constitución, aunque en algunos casos se presenten
variaciones como el tipo de aportes aceptados, la cantidad de socios, etc.
Siendo así, el procedimiento de constitución de una sociedad se inicia con la
suscripción de la minuta de constitución, en la que consta el pacto social y el
estatuto de la sociedad. Esta minuta, que debe ser autorizada por abogado,
debe ser presentada ante notario para que se eleve a escritura pública. Junto
con la minuta, deben acreditarse los aportes al capital social.

Ahora bien, a diferencia de la EIRL, en las sociedades si existe una pluralidad


de socios, por lo que los derechos y las obligaciones de cada socio están
determinados por la participación que tiene dicha persona en el capital social.
Esta participación se origina en los aportes que realiza el socio al capital social.

Estos aportes, que constituyen la inversión que realiza una persona en la


sociedad, determinan la existencia del derecho al cobro de dividendos,
participación en las juntas de socios, el derecho a la información sobre la
marcha de las actividades de la sociedad, entre otros. Y determina también las
obligaciones que asume el socio al ingresar a la sociedad, siendo la principal
obligación la de asumir los resultados negativos de la sociedad con los
recursos aportados.
De manera general, podemos definir al aporte como la transferencia de
recursos al capital social de una sociedad. Y cuando nos referimos a recursos
estamos haciendo alusión a bienes muebles, inmuebles, dinero, derechos de
crédito e incluso servicios, para los tipos societarios en los que esa clase de
aportes está permitida.

La finalidad de estas transferencias de recursos es que la sociedad, al


momento de su constitución, cuente con los medios necesarios para desarrollar
sus actividades o que, con motivo de un aumento capital, se incremente su
capacidad para operar o se puedan sanear situaciones de desbalance
patrimonial. Cualquiera sea la finalidad que busque la sociedad con los
recursos aportados al capital social, tales aportes generan obligaciones y
derechos a favor del socio aportante.

Recursos que pueden ser materia de aporte.

En general, todo recurso susceptible de valoración económica puede ser


materia de aporte al capital de una sociedad. Por lo que pueden hacerse
aportes en dinero, bienes muebles, inmuebles, derechos de crédito y servicios.
Aunque en el caso de los servicios, debe tenerse en cuenta que sólo son
admitidos como aportes en algunos tipos societarios, que son la sociedad civil,
la sociedad en comandita y la sociedad colectiva.

Cabe señalar también que la regla general es que el aporte de bienes se hace
a título de transferencia de propiedad, es decir, que en virtud al aporte, la
sociedad se convierte en propietaria del bien aportado, salvo que, se haya
señalado expresamente que el aporte se hace a título distinto, en cuyo caso la
sociedad sólo recibe el derecho materia de aporte, como podría ser el derecho
uso o el derecho de usufructo.

Acreditación y oportunidad del aporte.

Un aspecto fundamental en materia de aportes a sociedades es determinar el


momento en el que se considera efectuado el aporte y cómo se acredita que se
ha realizado.

Para determinar dicho momento, la Ley General de Sociedades ha fijado reglas


en función al tipo de aporte. Así, cuando se trata de aportes en dinero, deben
acreditarse mediante el depósito del dinero en una cuenta de titularidad de la
sociedad abierta en una empresa bancaria del sistema financiero nacional.

En el caso de bienes muebles, se considera efectuado el aporte al momento en


que se otorga la escritura pública de constitución o de aumento de capital,
según sea el caso, debiendo acreditarse mediante una declaración que efectúa
el representante legal de la sociedad en la que deja constancia de haber
recibido los bienes, debiendo además adjuntarse a la escritura pública un
informe de valorización de los bienes, en el que se describan sus
características, el valor asignado y el criterio utilizado para establecer dicho
valor. Este informe no requiere ser suscrito por un perito o tasador, pudiendo
ser firmado por el propio socio aportante.

En el caso de bienes inmuebles, la transferencia se considera efectuada con el


otorgamiento de la escritura pública de constitución o de aumento de capital,
según sea el caso, debiendo también adjuntarse a la escritura pública un
informe de valorización de los inmuebles aportados, en el que se describan sus
características, el valor asignado y el criterio utilizado para establecer dicho
valor.

Cuando se trata de derechos de crédito, la Ley General de Sociedades dispone


que si el aporte consiste en títulos valores o documentos de crédito a cargo del
socio aportante, el aporte no se considera efectuado sino hasta que el
respectivo título o documento sea íntegramente pagado.

Si el derecho de crédito aportado está representado por títulos valores o


documentos de crédito en los que el obligado principal no es el socio aportante,
el aporte se entenderá cumplido con la transferencia de los respectivos títulos o
documentos, con el endoso de los respectivos títulos valores o documentos y
sin perjuicio de la responsabilidad solidaria prevista en la ley respectiva.

Saneamiento de los aportes. El saneamiento constituye una obligación a


cargo del aportante en virtud de la cual debe responder frente a la sociedad por
aquellas circunstancias que puedan limitar o impedir el ejercicio de los
derechos que le corresponden a la sociedad como titular del recurso aportado.
Para estos efectos, es necesario tener en cuenta las disposiciones del Código
Civil en materia de obligación de saneamiento, contenidas en sus artículos
1484 al 1528, pues son ésas disposiciones las que regulan el contenido de la
obligación de saneamiento en sus distintas formas. Cabe señalar que cuando
el aporte la cesión de un derecho, la responsabilidad del aportante se limita al
valor atribuido al derecho cedido pero está obligado a garantizar su existencia,
exigibilidad y la solvencia del deudor en la oportunidad en que se realizó el
aporte.

Riesgo y pérdida del aporte. Uno de los factores que requiere una regulación
especial es la posibilidad de que los bienes aportados sufran daños o se
pierdan, siendo necesario determinar quién asume dicho riesgo, si el socio
aportante o la sociedad, y desde qué momento se produce la transferencia de
dicho riesgo. La Ley General de Sociedades prevé que el riesgo de los bienes
aportados en propiedad sea de cargo de la sociedad desde que se verifica su
entrega, de acuerdo a las reglas que ya hemos visto anteriormente.

Cuando el bien no ha sido aportado a título de propiedad sino en uso o


usufructo, el riesgo del bien aportado en uso o usufructo recae sobre el socio
que realiza el aporte, perdiendo la sociedad el derecho a exigir la sustitución
del bien.

¿Qué ocurre cuando el bien materia de aporte se pierde?. La Ley General de


Sociedades fija las siguientes reglas cuando la pérdida del aporte se produce
antes de su entrega a la sociedad:

 Si se trata de un bien cierto o individualizado, la obligación del socio


aportante se resuelve y la sociedad queda liberada de la
contraprestación, esto quiere decir que el socio no estará obligado a
cumplir con el aporte y la sociedad tampoco estará obligada a considerar
como socio a dicha persona. Si la pérdida del bien se hubiera producido
por causa imputable al socio aportante, éste quedará obligado a
indemnizar a la sociedad.

 Si se trata de un bien incierto, el aportante no queda liberado de su


obligación, es decir, que deberá cumplir con su obligación de aportar
otro bien de las mismas características que el bien perdido.

Si se trata de un bien a ser aportado en uso o usufructo, el aportante puede


optar por sustituirlo con otro que preste a la sociedad el mismo beneficio. La
sociedad queda obligada a aceptar el bien sustituto salvo que el bien perdido
fuese el objeto que se había propuesto explotar. En este último caso, el socio
aportante queda obligado a indemnizar a la sociedad si la pérdida del bien le
fuese imputable.

Reglas particulares para la sociedad anónima.

Veamos algunas de las reglas específicas que se aplican a la sociedad


anónima para regular los aportes que se efectúan a su capital social:

Objeto del aporte.- La primera regla que debemos tener en cuenta al realizar
aportes a una sociedad anónima es que en este tipo de sociedades no está
permitido el aporte de servicios, por lo tanto, sólo serán aceptados los aportes
en dinero, bienes muebles e inmuebles y derechos susceptibles de valoración
económica.

Revisión del valor de los aportes no dinerarios.- Cuando se hayan


efectuado aportes no dinerarios al capital social de una sociedad anónima el
valor de dichos aportes debe ser objeto de revisión por parte del directorio de la
sociedad. La revisión debe efectuarse dentro del plazo de sesenta días contado
desde la constitución de la sociedad o del pago del aumento de capital, según
sea el caso.

Si el directorio no cumple con efectuar la revisión dentro del plazo previsto,


dentro de los treinta días siguientes, cualquier accionista podrá solicitar que se
compruebe judicialmente el valor de los aportes mediante una pericia.
Si se demuestra que el valor de los bienes aportados es inferior en 20% o más
a la cifra en que se recibió el aporte, el socio aportante deberá optar entre la
anulación de las acciones equivalentes a la diferencia, su separación del pacto
social o el pago en dinero de la diferencia. En cualquiera de los dos primeros
casos, la sociedad reduce su capital en la proporción correspondiente si en el
plazo de treinta días las acciones no fueran suscritas nuevamente y pagadas
en dinero.

Pago de los dividendos pasivos

Los dividendos pasivos constituyen la parte no pagada del valor de las


acciones suscritas al momento de la constitución de la sociedad o con ocasión
de un aumento de capital. Como sabemos, es posible que una persona
suscriba acciones sin pagar la totalidad de su valor, pues la Ley General de
Sociedades permite que las acciones se suscriban pagando por lo menos el
25% de su valor.

La parte no cubierta del valor de las acciones suscritas debe ser pagada en la
forma y plazo previstos por el pacto social o, en su defecto, por el acuerdo de la
junta general. Si no se cumpliera con dichas condiciones, el accionista incurre
en mora sin necesidad de requerimiento alguno.

Cuando el accionista incurre en mora no puede ejercer el derecho de voto


respecto de las acciones cuyo dividendo pasivo no haya cancelado. Tampoco
tendrá derecho, respecto de dichas acciones, a ejercer el derecho de
suscripción preferente de nuevas acciones ni de adquirir obligaciones
convertibles en acciones.

Asimismo, los dividendos que le corresponden al accionista moroso por la parte


pagada de sus acciones así como los de sus acciones íntegramente pagadas,
se aplican obligatoriamente por la sociedad a amortizar los dividendos pasivos,
previo pago de los gastos e intereses moratorios, sin perjuicio del derecho de la
sociedad a demandar judicialmente el pago de los dividendos pasivos o
proceder a la venta de las acciones del socio moroso.

Escritura pública e inscripción en los Registros Públicos

Con la verificación de los aportes, se proceder a elaborar la escritura pública de


constitución, que luego debe ser presentada a los Registros Públicos para su
inscripción. Debe quedar claro que recién con la inscripción en los Registros
Públicos es que la sociedad adquiere la calidad de persona jurídica.
Posteriormente, debe solicitar su inscripción en el RUC y obtener su licencia de
funcionamiento.
4. Aprobación de los estados financieros y decisiones sobre
las utilidades.
Además de las gestiones que deben realizarse a nivel contable, la Ley General
de Sociedades establece una serie de formalidades y procedimientos para que
las sociedades aprueben sus resultados y determinen el destino de las
utilidades que puedan haber obtenido.

Asimismo, en el caso de las sociedades anónimas, existe la obligación de


efectuar una reserva legal que, como veremos más adelante, conlleva también
una serie de formalidades y condiciones que deben tenerse en cuenta.

Los temas relativos a la aprobación de resultados, la reserva legal y el destino


de las utilidades se encuentran regulados por los artículos 221 al 233 de la Ley
N° 26887 – Ley General de Sociedades. Principalmente, se trata de
disposiciones aplicables a las sociedades anónimas, pero veremos que
algunas de ellas son aplicables también a otras formas societarias.

4.1. Aprobación de estados financieros


Como hemos señalado, las sociedades deben proceder a la aprobación de los
estados financieros al término del ejercicio económico. El órgano encargado de
aprobar los resultados es la junta de accionistas o la junta de socios, según se
trate de una sociedad anónima o de otra forma societaria.

En el caso de las sociedades anónimas, la Ley General de Sociedades


establece en su artículo 114 lo siguiente:

“Artículo 114.- Junta Obligatoria Anual

La junta general se reúne obligatoriamente cuando menos una vez al año


dentro de los tres meses siguientes a la terminación del ejercicio económico.
Tiene por objeto:

1. Pronunciarse sobre la gestión social y los resultados económicos del


ejercicio anterior expresados en los estados financieros del ejercicio anterior.

2. Resolver sobre la aplicación de las utilidades, si las hubiere;

3. Elegir cuando corresponda a los miembros del directorio y fijar su retribución;

4. Designar o delegar en el directorio la designación de los auditores externos,


cuando corresponda; y,

5. Resolver sobre los demás asuntos que le sean propios conforme al estatuto
y sobre cualquier otro consignado en la convocatoria.

Pero, ¿cuál es la importancia de la aprobación de los resultados? La


importancia de la aprobación de los resultados del ejercicio radica en la
necesidad de tomar las decisiones correspondientes al destino de las
utilidades, la reserva legal, las inversiones y negocios que deben ejecutarse en
el siguiente ejercicio, y otros aspectos que tienen mayor vinculación con las
actividades de la empresa.

Contrariamente a lo que muchas personas piensan, la aprobación de los


resultados del ejercicio no libera de responsabilidad a los administradores de la
sociedad, entiéndase a los directores y al gerente, por las gestiones que
hubieran realizado.

Ahora bien, ¿cuál es el procedimiento que se debe seguir para la aprobación


de los resultados del ejercicio? Una vez que ha culminado el ejercicio, el
directorio o la gerencia, si se trata de sociedades sin directorio, debe elaborar
la memoria anual, los estados financieros y la propuesta de aplicación de las
utilidades, si fuera el caso. Estos documentos deben contener la información
necesaria para que los socios tengan en claro la situación económica y
financiera de la sociedad, el estado de sus negocios y los resultados obtenidos
en el ejercicio vencido.

Esta información debe ponerse a disposición de los socios con la anticipación


necesaria para que éstos la puedan evaluar y, en el momento en que se reúna
la Junta de Socios, que puedan tomar una decisión al respecto.

Para estos efectos, la memoria que debe elaborar el directorio o la gerencia


consiste en un informe dirigido a la junta de socios en el que se de cuenta de la
marcha y estado de los negocios, los proyectos desarrollados y los principales
acontecimientos ocurridos durante el ejercicio, así como de la situación de la
sociedad y los resultados obtenidos.

Así, esta memoria debe tener el siguiente contenido mínimo:

1. La indicación de las inversiones de importancia realizadas durante el


ejercicio;

2. La existencia de contingencias significativas;

3. Los hechos de importancia ocurridos luego del cierre del ejercicio;

4. Cualquier otra información relevante que la junta general deba conocer; y,

5. Los demás informes y requisitos que señale la ley.

En cuanto a los estados financieros, la Ley General de Sociedades establece


que deben ser elaborados de conformidad con las disposiciones legales sobre
la materia y con principios de contabilidad generalmente aceptados en el país.
Ahora bien, conforme a la Resolución Nº 013-98-EF/93.01, se considera que
los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados a que se refiere la Ley
General de Sociedades son las Normas Internacionales de Contabilidad (NICs),
oficializadas mediante Resoluciones del Consejo Normativo de Contabilidad, y
las normas establecidas por Organismos de Supervisión y Control para las
entidades bajo su supervisión, siempre que se encuentren dentro del Marco
Teórico en que se apoyan las Normas Internacionales de Contabilidad.

Una vez que toda esta información está terminada, el directorio o la gerencia,
según corresponda, deberá convocar a la junta de socios para que se proceda
a la aprobación de los resultados. Para convocar a la junta obligatoria anual la
Ley General de Sociedades establece para las sociedades anónimas, un plazo
de anticipación no menor de diez días. La convocatoria deberá realizarse por
publicación en el diario y para las sociedades anónimas cerradas mediante
esquelas, cartas, faxes o incluso correos electrónicos, siempre que se pueda
obtener una constancia de recepción.

En el caso de las demás sociedades, las formalidades para la convocatoria


serán las que estén previstas en su estatuto. Una vez que se ha efectuado la
convocatoria, a partir del día siguiente cualquier accionista puede obtener en
las oficinas de la sociedad, en forma gratuita, copias de los documentos que
serán sometidos a aprobación en la junta. Llevada a cabo la Junta y tomados
los acuerdos correspondientes, debe dejarse constancia de ellos en un acta en
el libro de actas. No se requiere que los acuerdos relativos a la aprobación de
resultados se inscriban en los Registros Públicos.

4.2 Auditorías.
No todas las sociedades están obligadas a someter sus estados financieros a
auditoría. De acuerdo a la Ley General de Sociedades, mediante el pacto
social, el estatuto o el acuerdo de junta general, adoptado por el diez por ciento
de las acciones suscritas con derecho de voto, pueden disponer que la
sociedad anónima tenga auditoría externa anual.

Las sociedades que conforme a ley o a lo indicado en el párrafo anterior están


sometidas a auditoría externa anual, nombrarán a sus auditores externos
anualmente.

El informe de los auditores se presentará a la junta general conjuntamente con


los estados financieros. Si no hubieran disposiciones sobre la realización de
auditorías externas anuales en el Pacto Social, en el estatuto o por un acuerdo
de la Junta de Accionistas, podrá solicitarse la realización de una auditoría
especial a pedido de accionistas que representen por lo menos el diez por
ciento de las acciones suscritas con derecho a voto.

Esta solicitud se debe presentar antes o durante la junta o a más tardar dentro
de los treinta días siguientes. El mismo derecho les asiste a los accionistas
titulares de acciones sin derecho a voto.
4.3. Reserva legal
La reserva legal es un fondo de contingencia regulado por la Ley General de
Sociedades para las sociedades anónimas. Los fondos que están depositados
en la reserva legal sirven para cubrir posibles pérdidas de la empresa, si es que
éstas no pueden ser resarcidas con las utilidades o reservas de libre
disposición.

En el caso que se deba utilizar la reserva legal, la sociedad tiene la obligación


de reponerla. Ahora bien, como hemos señalado, la obligación de efectuar la
reserva legal contenida en el artículo 229 de la Ley General de Sociedades
sólo es aplicable a las sociedades anónimas.

En el caso de las demás formas societarias, como la sociedad comercial de


responsabilidad limitada, la sociedad civil, la sociedad colectiva, etc. no existe
obligación legal de hacer una reserva, pero por disposición del estatuto o por
acuerdo de la junta de socios podría crearse un fondo, en cuyo caso no se
trataría de una reserva legal sino de una reserva voluntaria. Veamos entonces
cuál es la obligación aplicable a las sociedades anónimas, de acuerdo al
artículo 229 de la Ley General de Sociedades:

“Artículo 229.- Reserva legal Un mínimo del diez por ciento de la utilidad
distribuible de cada ejercicio, deducido el impuesto a la renta, debe ser
destinado a una reserva legal, hasta que ella alcance un monto igual a la quinta
parte del capital. El exceso sobre este límite no tiene la condición de reserva
legal.

Las pérdidas correspondientes a un ejercicio se compensan con las utilidades o


reservas de libre disposición. En ausencia de éstas se compensan con la
reserva legal. En este último caso, la reserva legal debe ser repuesta.

La sociedad puede capitalizar la reserva legal, quedando obligada a reponerla.


La reposición de la reserva legal se hace destinando utilidades de ejercicios
posteriores en la forma establecida en este artículo.” Como vemos, de acuerdo
a dicho artículo, la sociedad debe detraer de la utilidad distribuible del ejercicio,
luego del impuesto a la renta, el 10% de dicha utilidad para destinarlo al fondo
de reserva legal. Esta obligación se mantiene durante todos los ejercicios en
que la sociedad obtenga utilidades, sin importar el monto obtenido.

Una vez que la reserva legal alcanza una suma equivalente al 20% del capital
social, la empresa ya no está obligada a seguir destinando parte de las
utilidades a la reserva. Una vez que la reserva legal ha alcanzado el tope
equivalente al 20% del capital social, si los socios lo desean pueden seguir
detrayendo fondos de las utilidades que obtengan, pero en tal caso, el exceso
sobre el 20% del capital social ya no se considerará como reserva legal sino
como una reserva voluntaria.
La decisión de efectuar la reserva legal depende de la junta de accionistas, es
decir, ni el directorio, ni el gerente, ni el contador de la empresa pueden decidir
si se destinan las utilidades para la reserva legal o no. La Ley General de
Sociedades prevé también la posibilidad de que los fondos que se encuentran
en la reserva legal sean capitalizados, en cuyo caso, se deberán reponer los
fondos con las futuras utilidades.

4.4. Destino de las utilidades


En principio, la junta general de accionistas, con ocasión de la junta obligatoria
anual, debe decidir sobre el destino de las utilidades obtenidas, pero puede
ocurrir que dicha decisión se tome en una junta posterior. Las utilidades
pueden ser destinadas para diversos fines, según lo considere conveniente la
junta. Así, es posible que las utilidades sean repartidas en forma de dividendos,
que se capitalicen, que sean utilizadas para cubrir las pérdidas de ejercicio
anteriores, que destinen a la reserva legal y a reservas voluntarias, etc.

Todas estas posibilidades deben sustentarse en un acuerdo de la junta de


accionistas o de socios, es decir, que no le corresponde al directorio, a la
gerencia ni a ningún otro órgano o funcionario de la sociedad, decidir sobre el
uso que se le dará a las utilidades.

• Reparto de dividendos.

Si la junta decide distribuir las utilidades en forma de dividendo, el acuerdo


debe señalar el monto que se va a distribuir y la fecha en que se hará entrega
de los dividendos a los accionistas. De no señalarse una fecha o plazo para la
entrega, se entiende que se hará de inmediato.

El artículo 230 de la Ley General de Sociedades establece las reglas generales


para el reparto de dividendos:

Artículo 230.- Dividendos.

Para la distribución de dividendos se observarán las reglas siguientes:

1. Sólo pueden ser pagados dividendos en razón de utilidades


obtenidas o de reservas de libre disposición y siempre que el
patrimonio neto no sea inferior al capital pagado;
2. Todas las acciones de la sociedad, aun cuando no se encuentren
totalmente pagadas, tienen el mismo derecho al dividendo,
independientemente de la oportunidad en que hayan sido emitidas o
pagadas, salvo disposición contraria del estatuto o acuerdo de la
junta general;
3. Es válida la distribución de dividendos a cuenta, salvo para aquellas
sociedades para las que existe prohibición legal expresa;
4. Si la junta general acuerda un dividendo a cuenta sin contar con la
opinión favorable del directorio, la responsabilidad solidaria por el
pago recae exclusivamente sobre los accionistas que votaron a favor
del acuerdo; y,
5. Es válida la delegación en el directorio de la facultad de acordar el
reparto de dividendos a cuenta.

A pesar de que la decisión sobre el destino de las utilidades depende del


acuerdo de la junta de accionistas y que dicho acuerdo se adopta por la
mayoría de los acciones con derecho a voto, la Ley General de Sociedades
establece una excepción a dicha regla con la finalidad de proteger a los
accionistas minoritarios, tal como lo dispone el artículo 231:

“Artículo 231.- Dividendo obligatorio.

Es obligatoria la distribución de dividendos en dinero hasta por un monto igual


a la mitad de la utilidad distribuible de cada ejercicio, luego de detraído el
monto que debe aplicarse a la reserva legal, si así lo solicitan accionistas que
representen cuando menos el veinte por ciento del total de las acciones
suscritas con derecho a voto. Esta solicitud sólo puede referirse a las utilidades
del ejercicio económico inmediato anterior.

El derecho de solicitar el referido reparto de dividendos no puede ser ejercido


por los titulares de acciones que estén sujetas a régimen especial sobre
dividendos.

Así, si lo solicitan accionistas que representen cuando menos el veinte por


ciento del total de las acciones suscritas con derecho a voto, la sociedad estará
obligada a distribuir dividendos en dinero hasta por un monto igual a la mitad
de la utilidad distribuible obtenida de cada ejercicio, luego de detraído el monto
que debe aplicarse a la reserva legal. Esta solicitud sólo procede con respecto
a las utilidades del ejercicio inmediato anterior.

Desde la fecha en que sea exigible el pago de los dividendos, los accionistas
tienen un plazo de tres años para cobrarlos. Vencido dicho plazo, el derecho a
cobrar el dividendo caduca. Los dividendos dejados de cobrar pasan a la
reserva legal. Sólo en el caso de las sociedades anónimas abiertas, el plazo de
caducidad para el cobro de los dividendos es de diez años.

“Artículo 232.- Caducidad del cobro de dividendos.

El derecho a cobrar el dividendo, caduca a los tres años, a partir de la fecha en


que su pago era exigible conforme al acuerdo de declaración del dividendo.

Sólo en el caso de las Sociedades Anónimas Abiertas, el plazo de caducidad a


que se refiere el párrafo precedente será de diez años. Los dividendos cuya
cobranza haya caducado incrementan la reserva legal.”

La Ley también prevé que los miembros del directorio tengan una participación
en las utilidades, lo cual deberá ser fijado por el estatuto o por un acuerdo de la
junta de accionistas. En tal caso, la participación de los directores sólo puede
ser determinada después de haber detraído el monto necesario para la reserva
legal y de la participación de los trabajadores.

“Artículo 166.- Retribución


El cargo de director es retribuido. Si el estatuto no prevé el monto de la
retribución, corresponde determinarlo a la junta obligatoria anual. La
participación de utilidades para el directorio sólo puede ser detraída de las
utilidades líquidas y, en su caso, después de la detracción de la reserva legal
correspondiente al ejercicio.”

• Capitalización de utilidades

Las utilidades pueden capitalizarse cuando así lo decida la junta de accionistas,


lo que generará el aumento del capital social y la emisión de las acciones que
correspondan a favor de los socios, o el incremento del valor nominal de las
acciones ya existentes.

Más adelante veremos con detalle el procedimiento para el aumento de capital,


por lo que por ahora sólo estableceremos que la capitalización de utilidades es
una de las modalidades de aumento de capital previstas por la Ley General de
Sociedades en su artículo 202:

El artículo 202 de la Ley contempla esta modalidad de aumento de capital:

“Artículo 202.- Modalidades

El aumento de capital puede originarse en:

1. Nuevos aportes;
2. La capitalización de créditos contra la sociedad, incluyendo la
conversión de obligaciones en acciones;
3. La capitalización de utilidades, reservas, beneficios, primas de capital,
excedentes de revaluación; y,
4. Los demás casos previstos en la ley.

Para el aumento de capital es necesario que el acuerdo de la junta se adopte


con el porcentaje de votación requerido para la modificación del estatuto. Dicho
acuerdo deberá elevarse a escritura pública ante notario y luego ser inscrito en
los Registros Públicos.

• Resarcimiento de pérdidas
Tal como habíamos mencionado, las utilidades también pueden ser utilizadas
para cubrir las pérdidas que se arrastran de ejercicios anteriores.

La Junta puede decidir aplicar todas las utilidades para este fin o sólo una
parte. Cuando las utilidades no alcanzan para cubrir las pérdidas, y la sociedad
no tiene otros beneficios acumulados o reservas de libre disposición, entonces
puede optar por aplicar los fondos de la reserva legal.
Debe tenerse en cuenta que la aplicación de las utilidades para cubrir las
pérdidas acumuladas es una obligación prevista en el artículo 229 de la Ley,
anteriormente citado, aunque dicho artículo no prevé una sanción si no se
procede de esa manera. Las consecuencias por no cubrir las pérdidas
acumuladas pueden llevar a la sociedad a situaciones de insolvencia y a la
necesidad de aplicar las disposiciones contenidas en los artículos 176, 220 y el
inciso 4 del artículo 407 de la Ley General de Sociedades, según se detallan a
continuación:

“Artículo 176.- Obligaciones por pérdidas

Si al formular los estados financieros correspondientes al ejercicio o a un


período menor se aprecia la pérdida de la mitad o más del capital, o si debiera
presumirse la pérdida, el directorio debe convocar de inmediato a la junta
general para informarla de la situación.

Si el activo de la sociedad no fuese suficiente para satisfacer los pasivos, o si


tal insuficiencia debiera presumirse, el directorio debe convocar de inmediato a
la junta general para informar de la situación; y dentro de los quince días
siguientes a la fecha de convocatoria a la junta, debe llamar a los acreedores y,
solicitar, si fuera el caso, la declaración de insolvencia de la sociedad.”

“Artículo 220.- Reducción obligatoria por pérdidas.

La reducción del capital tendrá carácter obligatorio cuando las pérdidas hayan
disminuido el capital en más del cincuenta por ciento y hubiese transcurrido un
ejercicio sin haber sido superado, salvo cuando se cuente con reservas legales
o de libre disposición, se realicen nuevos aportes o los accionistas asuman la
pérdida, en cuantía que compense el desmedro.

“Artículo 407.- Causas de disolución.

La sociedad se disuelve por las siguientes causas:

1. Vencimiento del plazo de duración, que opera de pleno derecho, salvo si


previamente se aprueba e inscribe la prórroga en el Registro;
2. Conclusión de su objeto, no realización de su objeto durante un período
prolongado o imposibilidad manifiesta de realizarlo;
3. Continuada inactividad de la junta general;
4. Pérdidas que reduzcan el patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera
parte del capital pagado, salvo que sean resarcidas o que el capital
pagado sea aumentado o reducido en cuantía suficiente;
5. Acuerdo de la junta de acreedores, adoptado de conformidad con la ley
de la materia, o quiebra;
6. Falta de pluralidad de socios, si en el término de seis meses dicha
pluralidad no es reconstituida;
7. Resolución adoptada por la Corte Suprema, conforme al artículo 410;
8. Acuerdo de la junta general, sin mediar causa legal o estatutaria; y,
9. Cualquier otra causa establecida en la ley o prevista en el pacto social,
en el estatuto o en convenio de los socios registrado ante la sociedad.”
Las situaciones antes descritas deben ser evitadas a través de la toma de
decisiones adecuadas con respecto a las utilidades y reservas de la sociedad.
Si bien es cierto que toda actividad empresarial puede tener resultados
negativos y no necesariamente se pueden evitar, la finalidad de las
disposiciones de la Ley General de Sociedades es que dichos resultados
negativos sean consecuencia del propio funcionamiento del mercado y de los
negocios, y no de actuaciones negligentes o dolosas de los administradores y
socios de la sociedad.

5. El aumento de capital

Como señalamos en los aspectos preliminares del presente trabajo, el


patrimonio de una sociedad se ve afectado por distintas circunstancias. En
algunos casos, el patrimonio se incrementa como ocurre cuando los resultados
de la actividad comercial son positivos o cuando se efectúan nuevos aportes.

En otros casos el patrimonio se reduce, como cuando la sociedad tiene


resultados negativos en su actividad o se efectúan devoluciones de aportes a
sus socios.

Estas variaciones patrimoniales pueden tener repercusiones en la cifra del


capital social de la sociedad, siendo necesario en tales casos realizar el
aumento o reducción correspondiente. En este aparatado nos enfocaremos en
el procedimiento para efectuar el aumento del capital social de acuerdo a las
distintas causales que regula la Ley General de Sociedades.

Posteriormente, en el siguiente apartado, desarrollaremos el procedimiento


para la reducción de capital.

El procedimiento de aumento de capital para las sociedades anónimas se


encuentra regulado por los artículos 201 al 214 de la Ley General de
Sociedades.
Estas disposiciones pueden ser aplicadas a las demás formas societarias, en lo
que sea pertinente y atendiendo a la regulación especial que puede
establecerse en el estatuto de cada sociedad.

5.1. Definición del aumento de capital.

El capital social de una sociedad tiene entre sus funciones la de servir como
garantía para las personas que realizan operaciones con la sociedad. Por ello,
un factor que se evalúa para establecer la solvencia de una empresa es el
monto de su capital social. En la práctica, muchas personas toman en cuenta
esta cifra para decidir si realizan operaciones con una sociedad, pues el capital
social representa el patrimonio mínimo con el que cuenta la empresa para
responder por las obligaciones que asume.

En algunas actividades sujetas a regulaciones especiales, el capital social


constituye un elemento fundamental para poder realizar tales actividades. Esto
ocurre por ejemplo en el caso de las actividades bancarias, financieras, de
seguros, de transportes, de intermediación laboral, etc. En las que se solicita
un capital social mínimo para que la sociedad obtenga la autorización de
actividades del organismo competente.

Por estos y otros motivos, el aumento del capital social de una sociedad puede
resultar de vital importancia para el crecimiento de la empresa. Como veremos
más adelante, existen diversas modalidades a través de las cuales se puede
llevar a cabo el aumento, como la entrega de nuevos aportes, la capitalización
de créditos contra la sociedad, la revaluación de activos, etc.

Pero a pesar de estas múltiples modalidades, el aumento de capital genera


siempre la misma consecuencia, esto es, el incremento de la cifra de capital
social y, por lo tanto, el incremento del valor de la participación de cada socio.

Este incremente de participación puede implicar la emisión de nuevas


participaciones o el aumento del valor nominal de las participaciones
existentes.
A continuación, analizaremos las distintas modalidades de aumento de capital
que regula la Ley General de Sociedades.

5.2. Modalidades del aumento de capital

La Ley General de Sociedades regula distintas modalidades por las que se


puede llevar a cabo el aumento de capital, según la causa que origina la
variación en el patrimonio de la sociedad.

Así, el artículo 202 señala las siguientes modalidades de aumento de capital:

• Nuevos aportes.

Siendo estrictos con los términos, todas las modalidades de aumento de capital
implican el ingreso de nuevos aportes al capital social, pues ya sean depósitos
de dinero de los socios, entrega de bienes muebles o inmuebles, capitalización
de reservas, etc, todas constituyen aportes que están realizando los socios al
capital social a cambio de los cuales reciben acciones o participaciones o, en
otros casos, incrementan el valor de las que ya poseen.

Pero, en la Ley General de Sociedades se ha considerado conveniente separar


las modalidades de aumento de capital designando a una de ellas como la que
se produce por nuevos aportes para hacer referencia exclusivamente a la
situación en que los socios efectúan aportes en dinero, bienes o derechos de
crédito, es decir, cuando se realice en forma efectiva un ingreso de patrimonio
a la sociedad.

Para estos casos, la entrega de los nuevos aportes se rige por las mismas
reglas que los aportes efectuados para la constitución de la sociedad.

Así, si se trata de dinero en efectivo, se debe realizar un depósito en una


cuenta de la sociedad. Si se trata de bienes inmuebles se consideran
aportados con la manifestación de voluntad del aportante en la escritura pública
del aumento.

En el caso de los bienes muebles, se consideran aportados cuando son


entregados a la sociedad, debiendo realizarse la entrega antes del
otorgamiento de la escritura pública. Normalmente, esta entrega se acredita
con una declaración jurada del representante de la sociedad en la que
manifiesta haber recibido los bienes.

Cuando se trata de derechos de crédito que deban ser cumplidos por el


aportante, representados en títulos valores u otros documentos de crédito, el
aporte se considera efectuado cuando dichos créditos sean cumplidos en su
totalidad. Si se trata de derechos de crédito cuyo cumplimiento no esté a cargo
del socio aportante, se considera efectuado el aporte con el endoso o
mecanismo de transmisión del crédito, según sea el caso. Sin embargo, el
aportante queda obligado en forma solidaria al cumplimiento del derecho de
crédito.

• La capitalización de créditos contra la sociedad, incluyendo la


conversión de obligaciones en acciones.

La capitalización de créditos contra la sociedad conlleva la conversión de las


deudas que mantiene la sociedad con terceros en acciones representativas del
capital social.

El caso más frecuente del aumento de capital por capitalización de créditos se


presenta con respecto a las deudas de la sociedad con los socios. En muchos
casos, los socios realizan préstamos de dinero a la empresa con la finalidad de
cubrir algunos gastos. Si la sociedad no dispone del dinero necesario para
pagar dicho préstamo, muchas veces se decide capitalizar la deuda
entregándosele al socio acciones o participaciones por el valor de su crédito.

Pero también se presenta el aumento de capital por capitalización de créditos


en los casos en que la sociedad emitió obligaciones a favor de terceros y que,
a su vencimiento no le es posible pagar o se considera de mayor conveniencia
no pagarlas y se prefiere capitalizarlas, ingresando nuevos socios a la sociedad
a quienes se les emiten las acciones o participaciones por el valor de las
obligaciones de las que son titulares.

• La capitalización de utilidades, reservas, beneficios, primas de capital,


excedentes de revaluación.

El aumento de capital también se produce cuando se decide capitalizar las


utilidades obtenidas por la actividad comercial de la sociedad, o las reservas,
beneficios u otros recursos que se han acumulado.

En el caso de la revaluación de activos, debe tenerse en cuenta que el artículo


228 de la Ley General de Sociedades establece como requisito para considerar
el valor revaluado la existencia de un informe pericial que sustente dicho valor.
• Los demás casos previstos en la ley.

Además de las modalidades ya mencionadas, la Ley regula otras formas de


aumento de capital que no están señaladas expresamente en el artículo 202.

Entre estas modalidades no señaladas por el artículo 202 se encuentra la


capitalización de la reserva legal o el incremento del capital producto de las
fusiones, escisiones y otras formas de reorganización.

Veamos ahora el procedimiento que debe seguirse para llevar a cabo el


aumento de capital.

5.3. Procedimiento.

Como requisito previo para llevar a cabo el aumento de capital por nuevos
aportes o por la capitalización de créditos, el artículo 204 de la Ley señala que
la totalidad de las acciones suscritas deben estar totalmente pagadas. Debe
tenerse en cuenta que este requisito está previsto para las sociedades
anónimas, por lo que no sería aplicable para las demás formas societarias a
menos que su estatuto establezca una disposición en este sentido.

• Acuerdo de la junta de socios.

Tanto para las sociedades anónimas y para el resto de sociedades, el aumento


de capital se efectúa en virtud al acuerdo que toma la junta de socios, con el
quórum y porcentaje de votación necesaria para la modificación del estatuto,
pues el aumento genera que se modifique el estatuto en el artículo
correspondiente al capital social. Es posible que la junta de accionistas delegue
la facultad de aumentar el capital al directorio.

El acuerdo de aumento de capital debe señalar el monto en el que se


incrementa el capital, la modalidad del aumento, la modificación del artículo del
estatuto correspondiente al monto del capital social y el nuevo cuadro de
acciones o participaciones.

En el caso particular del aumento por capitalización de créditos es necesario


que haya un informe previo del directorio o de la gerencia, si se trata de
sociedades sin directorio, en el que se sustente la conveniencia de la
capitalización.

• Publicación del acuerdo

La Ley obliga a que las oportunidades, monto, condiciones y procedimiento


para el aumento del capital se publiquen mediante un aviso. La publicación no
será necesaria si el aumento ha sido acordado en junta general universal y si la
sociedad no tiene acciones suscritas sin derecho a voto.

Debe tenerse en cuenta que en virtud al artículo 43 de la Ley General de


Sociedades, la publicación debe realizarse en el periódico del lugar del
domicilio de la sociedad encargado de la inserción de los avisos judiciales.
En el caso de las sociedades con domicilio en las provincias de Lima y Callao,
las publicaciones deben hacerse en el Diario Oficial El Peruano y en uno de los
diarios de mayor circulación de Lima o del Callao, según sea el caso.

• Ejecución del aumento y elevación a escritura pública.

Una vez adoptado y publicado el acuerdo, si fuera el caso, el aumento se


realiza de acuerdo a los mecanismos previstos en el acuerdo. En el caso de los
aumentos por nuevos aportes los socios tienen derecho preferencial para
suscribir, a prorrata de su participación en el capital, las acciones o
participaciones que se creen. El derecho de suscripción preferente se incorpora
en certificados que son transferibles a terceros, salvo que por acuerdo
adoptado por la totalidad de los socios de la sociedad, por disposición
estatutaria o por convenio entre los socios registrados en la sociedad, se
restrinja la libre transferencia del derecho de suscripción preferente.

Una vez celebrado el acuerdo de aumento de capital, se debe elevar a


escritura pública ante notario. Se debe insertar en la escritura el voucher del
depósito cuando se trate de aportes en dinero, el informe de valorización si se
trata de bienes muebles o inmuebles y la declaración jurada de recepción en el
caso de los muebles. En todos los casos, se debe acompañar a la escritura los
asientos contables correspondientes.

• Inscripción del acuerdo

Una vez que el notario expida la escritura pública, debe presentarse a los
Registros Públicos para que se inscriba.

• Aumento de capital por oferta a terceros.

Al igual que en el procedimiento de constitución de la sociedad, en el aumento


de capital también es posible realizar una oferta a terceros, para lo cual se
deberá elaborar el programa de suscripción, conforme al artículo 212 de la Ley.

Cabe señalar como conclusión de este apartado, que el aumento de capital


puede realizarse en cualquier oportunidad y no está sujeto a fechas o plazos.
Aunque en muchos casos puede estar motiva por la aprobación de los
resultados del ejercicio, es perfectamente posible que se realice en cualquier
otra oportunidad.

6. La reducción del capital social

A diferencia del aumento de capital, el procedimiento de reducción de capital


tiene una vinculación mucho más estrecha con los estados financieros de la
sociedad en el sentido que la motivación de realizar una reducción se
relaciona, comúnmente, con la necesidad de resarcir las pérdidas acumuladas
u obtenidas en el ejercicio.
En la medida que la reducción del capital implica disminuir la garantía que
configura el capital social, el procedimiento para llevar a cabo la reducción
conlleva formalidades incluso más rigurosas que las del procedimiento de
aumento de capital.

El procedimiento de reducción de capital para las sociedades anónimas se


encuentra regulado por los artículos 215 al 220 de la Ley General de
Sociedades. Estas disposiciones también son de aplicación a las demás formas
societarias, en lo que sea pertinente y salvo disposiciones especiales del
estatuto de cada sociedad.

6.1. Procedimiento para la reducción de capital.

Hemos mencionado que el capital social cumple la función de garantía para las
personas que realizan operaciones con la sociedad, pues al analizar si ésta
tendrá la solvencia necesaria para responder por las obligaciones que asume,
los terceros pueden considerar la cifra del capital social y determinar que, por lo
menos, ése debe ser el patrimonio con el que cuenta la sociedad.

Esta función de garantía que cumple el capital social, es lo que justifica que el
procedimiento para su reducción deba contener una serie de formalidades que
permitan que cualquier tercero tome conocimiento de que la sociedad ha
reducido su capital social y, por lo tanto, su solvencia para celebrar
operaciones. Veamos cada uno de los pasos que deben seguirse para la
reducción del capital social:

6.2. Acuerdo de la junta de socios.

Para el caso de las sociedades anónimas, y del resto de sociedades en lo que


sea aplicable, la reducción de capital debe llevarse a cabo en virtud al acuerdo
de la junta de accionistas o de socios, adoptado con el quórum y porcentaje de
votación necesarios para la modificación del estatuto.

Dicho acuerdo debe expresar el monto en el que se reduce el capital, el motivo


o circunstancia que genera la reducción, la modificación del artículo del
estatuto correspondiente al monto del capital social y el nuevo cuadro de
acciones o participaciones.

El artículo 216 de la Ley General de Sociedades menciona las siguientes


modalidades por las que se realiza la reducción:

 La entrega a sus titulares del valor nominal amortizado;


 La entrega a sus titulares del importe correspondiente a su participación
en el patrimonio neto de la sociedad;
 La condonación de dividendos pasivos;
 El reestablecimiento del equilibrio entre el capital social y el patrimonio
neto disminuidos por consecuencia de pérdidas; u,
 Otros medios específicamente establecidos al acordar la reducción del
capital.
En cualquiera de estas situaciones, la reducción del capital puede tener dos
consecuencias, la disminución del número de acciones o participaciones o la
disminución de su valor nominal.

Como regla general, la reducción debe afectar a los socios por según su
porcentaje de participación en el capital social. Si se quisiera realizar una
afectación distinta, se requiere del acuerdo unánime de todos los accionistas
con derecho a voto.

6.3. Publicación del acuerdo y oposición de acreedores.

Como lo veremos más adelante, la reducción del capital social se inscribe en


los Registros Públicos en la partida correspondiente a la sociedad, como
mecanismo de publicidad que permita a los terceros tomar conocimiento de la
reducción.

Pero en la medida que se trata de un acto que puede generar consecuencias


negativas para los terceros, la Ley General de Sociedades establece además
otro mecanismo de publicidad, consistente en la obligación de publicar el
acuerdo de reducción por tres veces con un intervalo de cinco días entre cada
aviso.

Cabe señalar que en virtud al artículo 43 de la Ley General de Sociedades, las


publicaciones deben realizarse en el periódico del lugar del domicilio de la
sociedad encargado de la inserción de los avisos judiciales. En el caso de las
sociedades con domicilio en las provincias de Lima y Callao, las publicaciones
deben hacerse en el Diario Oficial El Peruano y en uno de los diarios de mayor
circulación de Lima o del Callao, según sea el caso.

Ahora bien, los acreedores de la sociedad, incluso aquellos cuyos créditos


estuvieran sujetos a condición o a plazo, tienen derecho a oponerse a la
ejecución del acuerdo de reducción del capital si su crédito no se encuentra
adecuadamente garantizado.

Para tal efecto, deberán ejercer su derecho oposición dentro de los treinta días
siguientes a la última publicación del acuerdo de reducción La oposición se
realiza a nivel judicial, en la vía del proceso sumarísimo. La finalidad del
proceso de oposición es que se suspenda la ejecución de la reducción hasta
que la sociedad pague los créditos o los garantice a satisfacción del juez.

6.4. Ejecución de la reducción y elevación a escritura pública.

Una vez adoptado y publicado el acuerdo, la reducción de capital se podrá


ejecutar a los treinta días de efectuada la última publicación, siendo a partir de
dicho momento en que se podrá elevar el acuerdo a escritura pública ante el
notario.
Pero, si la reducción se efectúa para restablecer el equilibrio entre el capital y el
patrimonio neto o cualquier otra causal que no implique la devolución de
aportes ni la condonación de deudas a los socios, la reducción podrá
ejecutarse de inmediato y el acuerdo podrá elevarse a escritura pública una vez
hecha la última publicación.

Para la elevación del acuerdo de reducción a escritura pública, es necesario


que un abogado redacte y autorice con su firma y sello la minuta, a la que se
deberá acompañar los avisos publicados y los asientos contables que reflejen
la reducción efectuada.

6.5. Inscripción del acuerdo.

Una vez que el notario expida la escritura pública, debe presentarse a los
Registros Públicos para que se inscriba.

6.6. Reducción obligatoria por pérdidas.

Un caso especial de reducción de capital, es el regulado por el artículo 220 de


la Ley General de Sociedades. Según dicho artículo, la reducción del capital
será obligatoria cuando la sociedad tenga pérdidas que hayan disminuido el
capital en más del cincuenta por ciento y hubiese transcurrido un ejercicio sin
haber sido superada dicha situación.

No será necesaria la reducción si las pérdidas son cubiertas con las reservas
legales o de libre disposición, se realicen nuevos aportes o si los socios o
accionistas asuman la pérdida.

Cabe señalar que este artículo se encuentra vigente desde el 1 de enero del
año 2005. Definitivamente, el procedimiento de reducción de capital tiene por
finalidad proteger tanto a los accionistas como a los terceros que realizan
operaciones con la sociedad, frente a posibles disminuciones patrimoniales que
pueden perjudicar el cobro de los derechos de crédito que existen contra la
empresa.

Es por ello también, que una disposición como la del artículo 220 de la Ley
General de Sociedades, se hace necesaria para permitir el adecuado
funcionamiento del capital social como mecanismo de garantía e información
para los terceros.

7. La disolución de sociedades.

Finalmente, como último aspecto vinculado a los estados financieros, veremos


el procedimiento para la disolución de sociedades. Este procedimiento guarda
relación con la situación patrimonial de la sociedad ya que la decisión de
disolver una sociedad y extinguirla suele estar motivada por los resultados
negativos que registra la sociedad, al punto que una de las causales de
disolución obligatoria previstas en la Ley está referida justamente a la
acumulación de pérdidas.

La disolución de sociedades se realiza a través del mecanismo regulado por la


Ley Nº 26887 – Ley General de Sociedades. Como hemos mencionado la Ley
General de Sociedades, en adelante la Ley, regula el procedimiento para la
extinción de las sociedades a través de tres etapas: la disolución, la liquidación
y la extinción, en sus artículos 407 al 422.

7.1. Causales de disolución.

Las causales de disolución son los motivos que justifican la adopción del
acuerdo disolución. De acuerdo al artículo 407 de la Ley estas causales son las
siguientes:

a) Vencimiento del plazo de duración, que opera de pleno derecho, salvo si


previamente se aprueba e inscribe la prórroga en el Registro.

b) Conclusión de su objeto, no realización de su objeto durante un período


prolongado o imposibilidad manifiesta de realizarlo.

c) Continuada inactividad de la junta general.

d) Pérdidas que reduzcan el patrimonio neto a cantidad inferior a la tercera


parte del capital pagado, salvo que sean resarcidas o que el capital pagado sea
aumentado o reducido en cuantía suficiente.

e) Acuerdo de la junta de acreedores, adoptado de conformidad con la ley de la


materia, o quiebra.

f) Falta de pluralidad de socios, si en el término de seis meses dicha pluralidad


no es reconstituida.

g) Resolución adoptada por la Corte Suprema.

h) Acuerdo de la junta general, sin mediar causa legal o estatutaria.

i) Cualquier otra causa establecida en la ley o prevista en el pacto social, en el


estatuto o en convenio de los socios registrado ante la sociedad.

Además de estas causales generales, existen algunas causas específicas para


las sociedades colectivas y las sociedades en comandita. Así, el artículo 408
señala que la sociedad colectiva se disuelve también por muerte o incapacidad
sobreviniente de uno de los socios, salvo que el pacto social contemple que la
sociedad pueda continuar con los herederos del socio fallecido o incapacitado o
entre los demás socios.

Tratándose de la sociedad en comandita simple, puede disolverse cuando no


queda ningún socio comanditario o ningún socio colectivo, salvo que dentro del
plazo de seis meses haya sido sustituido el socio que falta.
En el caso de la sociedad en comandita por acciones se disuelve también si
cesan en su cargo todos los administradores y dentro de los seis meses no se
ha designado sustituto o si los designados no han aceptado el cargo.

7.2. Procedimiento para la adopción del acuerdo de disolución.

Una vez que se ha producido alguna de las causales de disolución antes


mencionadas, el directorio, o cuando se trate de sociedades en las que este
órgano no exista, cualquier socio, administrador o gerente, debe convocar a la
junta de socios para que en un plazo máximo de treinta días se realice una
junta general, a fin de adoptar el acuerdo de disolución o, dependiendo de la
causal, tomar las medidas necesarias para subsanar la situación.

Además, si algún socio, director, o gerente lo considerara pertinente, puede


requerir al directorio para que convoque a la junta general si, según si criterio,
se ha presentado alguna de las causales de disolución establecidas en la Ley.
Si la junta general no se reúne o si reunida no adopta el acuerdo de disolución
o las medidas que correspondan, cualquier socio, administrador, director o el
gerente puede solicitar judicialmente que se declare la disolución de la
sociedad en la vía del proceso sumarísimo.

El acuerdo de disolución debe publicarse dentro de los diez días de adoptado,


por tres veces consecutivas. De acuerdo al artículo 43 de la Ley, las
publicaciones deben efectuarse en el periódico del lugar del domicilio de la
sociedad encargado de la inserción de los avisos judiciales. En el caso de
sociedades con domicilio en las provincias de Lima y Callao, las publicaciones
se harán cuando menos en el Diario Oficial El Peruano y en uno de los diarios
de mayor circulación de Lima o del Callao, según sea el caso.

Transcurridos diez días desde la última publicación, se presentará el acuerdo


de disolución para su inscripción ante los registros Públicos, mediante una
copia certificada ante notario del acta.

7.3. Liquidación de la sociedad.

Adoptado el acuerdo de disolución, se inicia la etapa de liquidación de la


sociedad, la cual tiene por finalidad extinguir el patrimonio social. Para tal fin,
en el acuerdo de disolución se debe haber designado a los liquidadores de la
sociedad, quienes se encargarán de pagar todas las deudas de la sociedad,
hasta donde alcance el patrimonio de ésta, así como a cobrar todos los créditos
a los que tuviera derecho.
Durante la etapa de liquidación la sociedad debe agregar a su razón social o
denominación la expresión “en liquidación” en todos sus documentos y
correspondencia.

Desde el acuerdo de disolución cesan en sus funciones y representación los


directores, administradores, gerentes y representantes en general, asumiendo
los liquidadores las funciones que les corresponden conforme a ley, al estatuto,
al pacto social, a los convenios entre accionistas inscritos ante la sociedad y a
los acuerdos de la junta general.

Los liquidadores pueden ser personas naturales o jurídicas. En este último


caso, ésta debe nombrar a la persona natural que la representará, la misma
que queda sujeta a las responsabilidades que se establecen en la Ley para el
gerente de la sociedad anónima, sin perjuicio de la que corresponda a los
administradores de la entidad liquidadora y a ésta.

Las limitaciones legales y estatutarias para el nombramiento de los


liquidadores, la vacancia del cargo y su responsabilidad se rigen, en cuanto sea
aplicable, por las normas que regulan a los directores y al gerente de la
sociedad anónima. Los socios que representen el 10% del capital social
pueden designar a un representante que vigile las operaciones de liquidación.

Una vez iniciada la liquidación, las funciones de los liquidadores cesan por los
siguientes motivos:

 Por haberse realizado la liquidación.


 Por remoción acordada por la junta general o por renuncia. Para que la
remoción o la renuncia surta efectos, conjuntamente con ella debe
designarse a los nuevos liquidadores.
 Por resolución judicial emitida a solicitud de socios que, mediando justa
causa, representen por lo menos la quinta parte del capital social.

La responsabilidad de los liquidadores caduca a los dos años desde la


terminación del cargo o desde el día en que se inscribe la extinción de la
sociedad en el Registro. Como hemos mencionado, a los liquidadores les
corresponde extinguir el patrimonio de la sociedad, para lo cual ostentan la
representación social, con las facultades, atribuciones y responsabilidades
necesarias para llevar a cabo los actos de administración, disposición y demás
que sean necesarios.

De manera específica, le corresponde a los liquidadores:

a) Formular el inventario, estados financieros y demás cuentas al día en


que se inicie la liquidación.
b) Los liquidadores tienen la facultad de requerir la participación de los
directores
c) administradores cesantes para que colaboren en la formulación de esos
documentos.
d) Llevar y custodiar los libros y correspondencia de la sociedad en
liquidación y entregarlos a la persona que habrá de conservarlos luego
de la extinción de la sociedad.
e) Velar por la integridad del patrimonio de la sociedad.
f) Realizar las operaciones pendientes y las nuevas que sean necesarias
para la liquidación de la sociedad.
g) Transferir a título oneroso los bienes sociales.
h) Exigir el pago de los créditos y dividendos pasivos existentes al
momento de iniciarse la liquidación. También pueden exigir el pago de
otros dividendos pasivos correspondientes a aumentos de capital social
acordados por la junta general con posterioridad a la declaratoria de
disolución, en la cuantía que sea suficiente para satisfacer los créditos y
obligaciones frente a terceros.
i) Concertar transacciones y asumir compromisos y obligaciones que sean
convenientes al proceso de liquidación.
j) Pagar a los acreedores y a los socios.
k) Convocar a la junta general cuando lo consideren necesario para el
proceso de liquidación, así como en las oportunidades señaladas en la
ley, el estatuto, el pacto social, los convenios entre accionistas inscritos
ante la sociedad o por disposición de la junta general.

Los liquidadores deben presentar a la junta general la memoria de liquidación,


la propuesta de distribución del patrimonio neto entre los socios, el balance
final de liquidación, el estado de ganancias y pérdidas y demás cuentas que
correspondan. En caso que la junta no se realice en primera ni en segunda
convocatoria, los documentos se consideran aprobados por ella.

Aprobado, expresa o tácitamente, el balance final de liquidación se publica por


una sola vez.

7.4. Término y resultados de la liquidación.

Al término de la liquidación, que se produce cuando el patrimonio social ha sido


agotado, pueden producirse dos resultados. En el resultado positivo, las
deudas de la sociedad han sido totalmente pagadas y queda un remanente del
patrimonio o éste ha sido agotado. Si quedara un remanente, se deberá
distribuir entre los socios de acuerdo a su porcentaje de participación en el
capital social.

En el resultado negativo, el patrimonio de la sociedad ha sido extinguido en su


totalidad pero sin que se hayan pagado las obligaciones sociales. En este caso,
los liquidadores deben convocar a la junta general para informarla de la
situación y solicitar la declaración judicial de quiebra.

La declaración de quiebra se realiza de conformidad con las disposiciones de la


Ley n° 27809 – Ley General del Sistema Concursal. De acuerdo a dicha Ley, la
declaración judicial de quiebra se solicita ante el Juez Especializado en lo Civil,
quien deberá verificar la extinción del patrimonio social a partir del balance final
de liquidación que deberá adjuntarse con la demanda. De ser así, declarará la
quiebra de la sociedad deudor y la incobrabilidad de sus deudas. La resolución
que declara la quiebra será publicada en el Diario Oficial El Peruano por dos
días consecutivos. Si no se produjera la impugnación de la resolución,
concluirá el procedimiento y el Juez ordenará su archivo, así como la
inscripción de la extinción del patrimonio de la sociedad y emitirá los
certificados de incobrabilidad para todos los acreedores impagos.

7.5. Extinción de la sociedad.


Una vez efectuada la distribución del remanente del patrimonio social o con la
declaratoria judicial de quiebra, se produce la extinción de la sociedad y se
inscribe en los Registro Públicos. La solicitud de inscripción se presenta
mediante escrito firmado por los liquidadores, indicando la forma cómo se ha
distribuido el remanente y la constancia de la publicación del balance final de
liquidación.

8. Conclusiones.

La regulación en materia societaria está diseñada para un manejo prudente y


diligente de las sociedades, estableciendo medidas y obligaciones que buscan
proteger tanto a las sociedades, como a sus socios y a los terceros que
realizan operaciones con ellas.

No debe considerarse que por el hecho de que la Ley General de Sociedades


no contenga medidas sancionatorias, las obligaciones impuestas por ella dejan
de tener sentido o que deban dejar de ser cumplidas sin acarrear
consecuencias. Así, obligaciones como la formación de la reserva legal o la
compensación de pérdidas antes de distribuir dividendos, tienen por objetivo
mantener a las sociedades en una situación financiera estable y transparente.

En última instancia, corresponde a los administradores y socios de las


sociedades tomar las decisiones necesarias para dar cumplimiento a la Ley y
probablemente muchas sociedades optarán por no cumplir con las
formalidades legales, pero deben considerar que la sanción o consecuencia no
llegará en la forma de una multa sino en la forma de repercusiones financieras
para su empresa.

La vinculación de las disposiciones societarias con las de carácter contable y


tributario resulta importante para llevar un adecuado manejo de las sociedades
y esperamos que a través del presente trabajo hayamos contribuido con un
mejor entendimiento de estas disposiciones legales.

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