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BAERT, Patrick
La teoría social en el siglo XX
Madrid: Alianza, 2001 (e.o. 1998), 272 p.
Raras son las ocasiones en que podemos Conocíamos ya a Baert por la publi-
disfrutar de un libro que sea profundo, cación, en 1992, de la que había sido su
crítico y original, al tiempo que consti- tesis doctoral: Time, Self and Social Being
tuya un texto básico o recomendable para (Aldershot: Avebury), un interesante
estudiantes de licenciatura, huyendo del intento de fundamentación de una «socio-
tedioso formato del manual o del más logía temporalizada» a partir de una rein-
fragmentario e irregular de la recopilación terpretación de las aportaciones de George
de artículos de diferentes autores. Éste es, Herbert Mead. Ya en este libro asomaba la
sin embargo, el caso del libro que nos promesa de futuros desarrollos y origina-
ocupa: Patrick Baert ha conseguido, en les ideas que, aun sin tomar una forma
efecto, pertrechar a los lectores con un sistemática, continúan elaborándose en
texto a la vez riguroso, claro y sintético el texto que comentamos. Pues, en efecto,
sobre la teoría social del siglo que acaba- no se trata de una obra meramente exegé-
mos de dejar atrás. tica: ocurre más bien que Baert, al tiempo
Riguroso, porque Baert no se refugia que analiza diferentes autores y escuelas,
en vaguedades ni usos retóricos e impre- deja entrever algunas concepciones teóri-
cisos del lenguaje, que tanto tenemos que cas propias. Tanto la introducción como
sufrir en estos tiempos los que gustamos las conclusiones del libro son buena mues-
de la teoría social, y porque su argumen- tra de ello. En la primera, el autor defien-
tación crítica es a un tiempo impecable e de una determinada concepción de la
implacable, porque consigue sin aparen- teoría social como disciplina abstracta,
te esfuerzo que las teorías más complica- generalista y con sentido propio, que no
das y abstractas resulten perfectamente todos los científicos sociales aceptarían de
comprensibles: ante un libro como éste, buen grado (abocados, como están
ya no valen excusas del tipo «este autor muchos de ellos, a ver en la teoría social
no se entiende» o «esta teoría no dice un mero «libro de recetas» cuya única
nada». Y sintético, porque resulta asom- finalidad es la de servir instrumentalmente
broso que un análisis de tanta calidad a la «investigación aplicada»). Pero ade-
como el que hace el autor de las princi- más, quiere Baert huir —y lo consigue—
pales corrientes de teoría social del siglo XX de tres tipos de falacias muy corrientes en
pueda caber en cantidad tan relativamente las discusiones teóricas en sociología:
pequeña de páginas (unas 250), si la com- a) La primera es la falacia del perspec-
paramos con la de otros textos de similar tivismo, según la cual cada teoría ve la
intención mucho más confusos y super- realidad «desde su perspectiva», y no exis-
ficiales. tirían, por tanto, patrones para la com-
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A todo ello hay que añadir un último críticos de cada capítulo, probablemente
capítulo, dedicado a las filosofías de la lo mejor del libro, dan buena fe de ello.
ciencia (incluido el «realismo crítico» de Pero aún nos reserva el autor una última
autores como Roy Bhaskar, tan descono- carta: las consideraciones que enumera en
cido en nuestro país), que no por poco el último epígrafe son el esbozo de un
habitual resulta menos relevante para el «programa de futuro», y constituyen sin
resto de la argumentación del libro, hasta lugar a dudas una prometedora base para
el punto de que bien hará el lector aveza- vislumbrar las vías por las que habrá de
do en leerlo en primer lugar (dado que, de transitar la teoría social del siglo XXI. He
hecho, cualquier capítulo es susceptible aquí algunas de tales sugerencias:
de lectura independiente). a) Los individuos que estudian los teó-
No ocultemos, sin embargo, alguna ricos no están «encerrados» en el conoci-
irregularidad: los tratamientos de miento tácito del «sentido común», sino
Habermas y de Luhmann, por ejemplo, que pueden ser autorreflexivos, desarro-
resultan de lo más flojo del libro; el autor llar conciencia teórica, e incluso ser fuen-
no aparece aquí con la soltura en el mane- te de inspiración permanente para el cien-
jo de fuentes y la habilidad conceptual tífico social; «la teoría social», afirma
que despliega en el resto de su obra. Más Baert, «tendría que tomarse en serio el
acertada, aunque demasiado breve, es la simple hecho de que los individuos son
sección dedicada a Bourdieu. El resto de capaces de reflexionar sobre sus circuns-
los capítulos y secciones resulta excelen- tancias y que pueden actuar en función
te, aunque con alguna afirmación discu- de ese conocimiento» (p. 243); más aún:
tible en el caso de Foucault (como la ads- «lo característico de las condiciones de la
cripción del segundo y tercer volúmenes alta modernidad es precisamente la ten-
de la Historia de la sexualidad a la genea- dencia de las personas a no dar las cosas
logía, cuando constituyen una etapa por hechas y a reflexionar de forma regu-
diferente en su evolución teórica). La lar sobre reglas y presupuestos antes táci-
bibliografía, comentada y dividida por tos» (p. 247). El autor nos previene así
capítulos, es también excelente (aunque contra teóricos que, como Bourdieu, han
en muchos casos no se indican las tendido a veces a atribuir esta capacidad al
ediciones en castellano, y hay un error científico social pero no a los «legos». La
—cabe pensar que tipográfico— de bulto: pregunta clave es, entonces, «¿en qué con-
el ensayo «Funciones manifiestas y laten- diciones puede surgir la autorreflexión de
tes» se atribuye, en la página 82, a Parsons segundo orden?» (p. 248).
en vez de a Merton). En cuanto a la tra- b) En relación con lo anterior, Baert
ducción, resulta en general bastante cree —y no le faltan argumentos— que
correcta, siendo únicamente discutible la la teoría social del siglo XX, incluso la pre-
de ciertos términos (el self de Mead, por tendidamente «crítica», ha estado domi-
ejemplo, sigue su peripecia caótica de ver- nada por una «tendencia conservadora»
siones en castellano: en esta ocasión se a preocuparse fundamentalmente por
vierte como «sujeto», lo que se añade a cómo surge, se mantiene y se reproduce
otras traducciones previas como «perso- el orden social (ya sea como orden sisté-
na» o «sí-mismo», probablemente la más mico, estructural, de dominación, tácito
afortunada puestos a traducir; asimismo, o cotidiano, simbólico o significativo).
la agency de Giddens unas veces se tradu- ¿No cabría desarrollar una teoría social
ce como «agencia» y otras como «acción»). diferente, que se preocupase de cómo y
Al llegar a las conclusiones, debería ser en qué condiciones los individuos cam-
ya evidente para cualquiera que Baert no bian y cuestionan el orden social, en vez
se ha «casado» con nadie: los apartados de reproducirlo?
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BLANCO, Cristina
Las migraciones contemporáneas
Madrid: Alianza Editonal, 2000