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Olga Espinoza*
En las últimas décadas, la población femenina privada de libertad se ha incrementado de forma progresiva
en la región latinoamericana. Ello ha generado una serie de problemas que han redundado en el aumento
de la percepción de inseguridad en la ciudadanía. Bajo este escenario, resulta urgente identificar los perfiles
y necesidades de este grupo, así como las particularidades a considerar en el diseño e implementación de
programas de reinserción social efectivos luego de su paso por la cárcel. Para ello se analizará el contexto de
privación de libertad en algunos países de América Latina, para luego relevar los atributos que singularizan
a las mujeres privadas de libertad y que son tomados en cuenta en programas de reinserción que fomenten
la reducción de la reincidencia delictiva de forma eficiente.
Palabras-clave: Criminalidad femenina. Mujeres privadas de libertad. Prisiones. Reinserción. Reincidencia.
http://dx.doi.org/10.1590/S0103-49792016000400007 93
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fasis en la criminología feminista,2 que tuvo un cia en la que se reproducen e intensifican las
desarrollo más acentuado a partir de los años condiciones de opresión mediante la imposici-
60, década en la que se produjo la ruptura te- ón de un padrón de normalidad. Para esta cor-
órica que fomentó el surgimiento de las teorí- riente, la mujer desviada4 no debe ser más el
as feministas. Su desarrollo no fue uniforme punto de partida, pues debe considerarse otras
y algunas de sus propuestas no consiguieron formas de opresión. Así, se propone pasar de
desprenderse de la tradición positivista, como un enfoque unitario a un enfoque que explore
fueron los casos de Freda Adler y Rita Simon las desigualdades múltiples, basadas en la raza
(Del Olmo, 1998).3 Lo anterior es fácil de com- y en la clase social, y luego en la edad, en la
prender porque muchas de esas posturas fue- religión o las creencias, en la discapacidad y
ron inspiradas en las teorías feministas que en la orientación sexual. A este nuevo enfoque
partieron de enfoques y propuestas conflicti- también se identifica como interseccionalidad,
vas. Sin embargo, a pesar de las críticas que porque ha puesto en evidencia que “hay de-
puedan recibir, los trabajos motivados por las sigualdades y discriminaciones múltiples que
teorías feministas de tendencia liberal y radi- interseccionan entre sí” (Expósito, 2012, p.
cal consiguieron tornar visible la criminalidad 209; Barbaret, 2014).
femenina y abrieron caminos para la elabora-
ción de nuevas teorías que, valiéndose de la
perspectiva de género, consolidaron la crimi- CRIMINALIDAD FEMENINA Y SU
nología feminista (Ibidem). PRESENCIA EN EL SISTEMA PENI-
Fue principalmente en las décadas de TENCIARIO
los 70 y de los 80 que la criminología feminista
de perfil más crítico ofreció nuevas aproxima- Crecimiento de la población femenina priva-
ciones y análisis, formulándose críticas a las da de libertad: ¿Son verdaderamente pocas?
tesis tradicionales, con la intención de promo-
ver un debate acerca “de los estereotipos sexis- Las mujeres reclusas han aumentado
tas que alimentan esas teorías, [y de explici- considerablemente en las últimas décadas ad-
tar] los límites de una criminología positivista quiriendo urgencia la necesidad de dar más
cuyas premisas son inadecuadas y que se pre- claridad a las políticas que regulan su situaci-
senta como instrumento de control y de pre- ón. Este crecimiento ha sido mayor si se com-
servación del status quo” (Parent, 1992, p. 75). para con el crecimiento de la población mas-
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Quienes defienden la criminología feminista culina privada de libertad en las últimas déca-
basada en postulados críticos, comprenden la das. Así, por ejemplo, en EEUU el porcentaje
intervención penal como una de las facetas del de mujeres presas entre los años 1995 y 2003
control ejercido sobre las mujeres, una instan- aumentó en 48%, mientras que el porcentaje
de hombres, durante ese mismo periodo, se in-
2
No existe una única perspectiva feminista en criminolo- crementó solo en 29% (Severson, Berry; Post-
gía; conviven diversas corrientes que intentan interpretar
la criminalidad femenina bajo diversos enfoques. Por esa mus, 2007). En Inglaterra y Gales se duplicó el
razón, sería inconsecuente hablar de “una” única crimino-
logía feminista, así como de una única criminología críti- número de mujeres en la última década, mien-
ca, pues subsisten múltiples visiones criminológicas que
se autodenominan críticas. De acuerdo a Van Swaaningen,
se podría utilizar esa expresión “cuando pretendemos ex- 4
El desvío, en la criminología feminista, ha sido especial-
plicar un paradigma específico: el paradigma del feminis- mente estudiado, porque durante mucho tiempo el solo
mo como perspectiva” (1990, p. 89). hecho de ser mujer ya representaba una forma de desvío.
3
Para esas criminólogas, la delincuencia femenina se cons- Parent (1998) analizando el desvío con base en el paradig-
tituiría a partir de la mudanza subjetiva de la mujer, quien ma de la definición, indica que, “si el punto de partida del
habría abandonado su pasividad para tornarse más atenta desvío es un asunto de definición, no siempre será necesa-
y agresiva (tesis de la masculinidad, defendida por Freda rio un acto específico para la imposición de una etiqueta.
Adler), o como resultado de su mayor acceso al mercado Normalmente, una persona será estigmatizada no por la
de trabajo y al espacio público, ámbito en el que transcur- imputación de actos concretos, sino por la forma como la
re la criminalidad (tesis de la oportunidad, de Rita Simon). percibamos” (Ibidem, p. 98).
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función estratégica de las mujeres, está dada en calidad de presas preventivas (o proviso-
más por ser piezas prescindibles de la indus- rias), cumpliendo dichas esta medida preven-
tria [del tráfico] que por su capacidad de ser tiva con frecuencia en instalaciones para hom-
exitosas en estas actividades” (Pontón; Torres, bres, ya sea en cárceles especiales (unidades
2007, p. 67). Si bien se sabe que hay un mayor para presos preventivos) o en comisarías bajo
número de hombres involucrados en este tipo resguardo policial (Espinoza, 2004). El funcio-
de delitos, las consecuencias de las sanciones namiento de estos establecimientos contradice
penales impactan de forma distinta entre las los derechos reconocidos por la legislación in-
mujeres y con frecuencia tienen un mayor im- ternacional que resguarda las condiciones de
pacto en sus hijos y familias. Los mecanismos vida de las personas privadas de libertad, en
penales, tales como las condenas largas ocasio- razón de la presencia de funcionarios hombres
nan para las mujeres la separación de sus fami- en recintos destinados a mujeres, de la inexis-
lias, el encarcelamiento de sus niños pequeños tencia de espacios para el cuidado de los hijos
y su abandono por parte de sus familiares. a cargo de sus madres y de la precariedad ge-
neral de sus instalaciones (CEJIL, 2007, p. 26).
Tomando en cuenta el alto número de
Composición familiar: ¿Quiénes dependen mujeres condenadas por tráfico de drogas y
de ellas? que la mayoría de países, en su política de lu-
cha contra las drogas, ha aumentado la seve-
En Chile, la población femenina reclui- ridad en el cumplimiento de estas condenas
da en centros penitenciarios ha aumentado en por este tipo de delitos, se puede observar más
99,1% en los últimos siete años. De acuerdo restricciones para que las mujeres privada de
a un estudio realizado por el Centro de Estu- libertad puedan acceder a beneficios de excar-
dios en Seguridad Ciudadana (Espinoza; Piñol; celación (salidas de final de semana, libertad
Salamanca, 2012), el 94% de las mujeres re- condicional, etc.) ocasionando que este grupo
cluidas posee hijos, llegando a un promedio de cumpla integralmente sus condenas, es decir,
casi 3 hijos por mujer. Una situación similar se sin poder acceder a cuotas progresivas de li-
observa en Argentina, donde en un estudio re- bertad que faciliten el proceso de reinserción
alizado el año 2011, se pudo identificar que en en libertad.
las cárceles federales el 85,8% de mujeres era En cuanto a la ubicación física de estas
madre y, de ellas, el 88% tenía hijos menores mujeres, en la mayoría de países existen limi-
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de 18 años a su cargo, con un promedio de 3 tadas unidades penales disponibles para que
hijos, siendo que el 63.5% constituía la princi- puedan cumplir sus condenas o su prisión
pal fuente de resta o ingresos al hogar (CELS, preventiva, siendo concentradas en las pocas
2011). unidades penales para mujeres, instaladas en
Esto supone la necesidad de direccionar las grandes ciudades, muchas veces, distante
las políticas de reintegración social hacia este de sus lugares de origen. Este distanciamien-
grupo a fin de disminuir las condiciones de to ocasiona un mayor riesgo de abandono fa-
vulnerabilidad de las mujeres y de su grupo miliar y de desenraizamiento. La evidencia
familiar, por extensión (Espinoza; Piñol, 2014). internacional indica que la proximidad de la
familia y de la comunidad son factores que
estimulan el proceso de reinserción, dado que
¿En qué condiciones cumplen sus condenas? entregan apoyo y proporcionan seguridad du-
rante el encarcelamiento (Dalley, 2002).
Muchas mujeres suelen ser privadas de Respecto de la atención en salud, diver-
libertad antes de recibir una condena, es decir, sos estudios denuncian la deficiente atención
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médica que las mujeres privadas de libertad ramericano de Desarrollo). Una de las razones
reciben, aún en aquellas unidades penales que de esta preocupación creciente es la necesidad
cuentan con un profesional de la salud a su de prevenir el daño contra las mujeres por los
disposición. Esto se observa como consecuen- riesgos que ello puede ocasionar en la salud
cia del hacinamiento, de la precariedad de las del mercado. Así, una nueva justificación a la
instalaciones e insumos médicos, así como de implementación de políticas con enfoque de
la falta de personal suficiente, lo que limita la género está emergiendo, basada, no necesaria-
realización de tareas preventivas (chequeos mente en la importancia de la prevención de la
clínicos periódicos, controles odontológicos, victimización de las mujeres, en los esfuerzos
etc.) o de programas especiales para personas por promover una mayor y mejor reinserción
con enfermedades específicas, como por ejem- para las que delinquen, ni en sus derechos hu-
plo el Virus de la Inmunodeficiencia Humana manos, sino principalmente sobre argumentos
(VIH) (CEJIL, 2007, p. 32). utilitaristas (Barbaret, 2014). Un ejemplo de lo
Por último, en relación al tratamiento afirmado se identifica al analizar la definición
penitenciario, las actividades de reinserción del Banco Mundial sobre la violencia contra las
se concentran en la generación de actividades mujeres. Para el Banco se trata de una manifes-
manuales que, aun siendo gratificantes por tación de falta de voluntad, pues “las mujeres
ocupar el tiempo libre positivamente, no ga- que sean víctimas de violencia no podrán ser
rantizan la reintegración laboral efectiva en el económicamente productivas o consumidoras,
mercado de trabajo (Espinoza, Piñol; Salaman- […] lo que afectará el desarrollo socio econó-
ca, 2012). mico del país” (Barbaret, 2014, p. 9).
En términos generales, puede afirmarse A los criterios utilitarios, se suma la nece-
que la mujer privada de libertad en América sidad de dar una respuesta efectiva y eficaz que
Latina es joven, afrodescendiente o indígena favorezca la reinserción y reduzca la reinciden-
(según la mayor presencia de uno u otro grupo cia, por los costos sociales y financieros que ge-
en el país de observación), y está condena o en nera el encarcelamiento femenino (Wolfe, 1999).
prisión preventiva por haberse involucrado en Bajo ese contexto en los últimos cinco
el tráfico de drogas. A nivel familiar, suele ser años se han generado diversas iniciativas nor-
madre de dos o más hijos y es soltera, por lo que mativas y de política pública, dirigidas a res-
suele constituir la única o la principal fuente ponder a las preocupaciones descritas. Una de
de ingresos en su hogar (Espinoza, 2004; CEJIL, esas iniciativas fue la aprobación de las Reglas
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ción del VIH y el Sindroma de la Inmunode- plementar las Reglas de Bangkok, especial-
ficiencia Humana (SIDA), tratamiento, aten- mente en relación a la reinserción social de las
ción y apoyo, programas para tratar el abuso mujeres privadas de libertad, la Conferencia
en el consumo de sustancias, suicidio y au- de Ministros de Justicia de los Países Iberoa-
tolesión, servicios de salud preventivos, res- mericanos (COMJIB)5 diseñó el año 2013 un
puesta ante acusaciones de violación sexual Programa Modelo de Género en contexto de
y otro tipo de violencia y tortura); de la segu- privación de libertad para Iberoamérica. Este
ridad personal y las medidas de seguridad en documento propone un abordaje integral en el
las instalaciones tales como el cacheo; de los
procedimientos disciplinarios y de castigos;
5
Instancia que reúne a 12 países de América Latina junto a
España y Portugal, con el objetivo de buscar la “mejora de
del contacto con el mundo exterior; y del per- la Justicia en la región iberoamericana, promoviendo para
ello la creación de políticas públicas aplicables por los Es-
sonal institucional y su capacitación. tados miembros y la conformación de alianzas regionales
y subregionales como herramienta para la construcción de
• Sobre las necesidades específicas de: muje- un espacio jurídico más cohesionado”. Se institucionalizó
res embarazadas, madres lactando, madres en 1992, adquiriendo mayor impulso en el 2006, como or-
ganización referencia para el desarrollo de políticas públi-
con hijos/as en edad dependiente, las delin- cas en materia de justicia.
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des penales es sustancialmente mejor que la de entre las mujeres privadas de libertad (Oglo-
los reclusos varones (Austin et. al., 1993; Ale- ff; Tye, 2007). El consumo problemático de
xander y Humphrey, 1988; Nesbitt, 1994; Bar- drogas merece una atención especial, por ser
baret, 2014), presentando menos fugas o inten- reconocido como un elemento predictor de
tos de fuga, una menor participación en actos conductas delictivas, siendo bastante común
violentos al interior de las cárceles y mejores en las prisiones de mujeres (Wolf et. al., 2007).
informes de conducta. Las mujeres reclusas son Finalmente, diversas investigaciones han
evaluadas como sensibles, exigentes, preocu- puesto en evidencia un problema que afecta
padas por sus problemas personales y con una a un importante número de mujeres privadas
mejor disposición frente al personal penitencia- de libertad, como es la violencia física y sexual
rio (Espinoza, Piñol; Salamanca, 2012). ejercida por sus parejas o por su familia duran-
La relación de las mujeres con los hijos te su niñez o juventud, constituyendo un factor
es una de las condiciones que las diferencia de riesgo de relevante en la conducta delictiva
de sus pares masculinos, pues al existir mayor (Belknap, 2010).
riesgo de haberlos dejado en situación de vul- La identificación de las necesidades cri-
nerabilidad (al tratarse de madres que han sido minogénicas de las mujeres privadas de liber-
la única fuente de ingresos en su hogar, el en- tad es una tarea primordial, un primer paso
carcelamiento habría afectado gravemente las para, de acuerdo a ello, definir los programas
posibilidades de subsistencia de esa familia), se de reinserción social que pueden ser más ade-
incrementa la preocupación, siendo una fuen- cuados para este grupo. Esta definición debe
te permanente de estrés y ansiedad. Por ello, el reconocer el doble rol de las mujeres, al tratar-
vínculo familiar es un valor social que debe ser se de personas con características de agresoras
mantenido y potenciado en la institución carce- y de víctimas, con escasa educación formal,
laria, incluso con el apoyo de servicios médicos desempleo o subempleo, abuso de sustancias,
y psiquiátricos (Sheenah et al., 2007). antecedentes de victimización y con hijos
Otro elemento a considerar son las des- bajo su cuidado, condiciones que perfilan un
ventajas profesionales, educacionales y econó- cuadro de vulnerabilidad y marginalidad de
micas de las mujeres recluidas, las que cons- mayor riesgo social.
tituyen factores de riesgo relevantes en sus
procesos de reinserción. Los estudios interna-
cionales comparados indican que las reclusas ¿Qué funciona en reinserción social de mujeres?
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(CSG Justice Center, 2015; Ministry of Justice, las mujeres en privación de libertad, incorpo-
2010, Villagra, 2008). Complementariamente, rando una lógica de provisión de servicios con
la investigación indica que la mejor manera de perspectiva de género (Sheehan et. al., 2007;
garantizar la seguridad pública en el largo plazo, Gelsthorpe, 2007).
es promoviendo que el retorno de los infractores Algunos aspectos destacados en la expe-
hacia sus comunidades se realice de manera gra- riencia internacional permiten identificar ele-
dual, segura y estructurada (Correctional Service mentos claves para el diseño e implementaci-
of Canada, 2009), es decir, promoviendo meca- ón de los programas de reinserción social con
nismos que permitan de forma paulatina y pro- mujeres privadas de libertad (Sheehan et al.,
gresiva el acceso a cuotas de libertad, las que 2007; Latessa, 2006; Serin, 2005; CSC, 2009),
además se recomienda se hagan efectivas con los que se describirán a continuación.
el acompañamiento de una supervisor o super- Uno de los elementos más destacados en
visora. Bajo ese contexto, se puede afirmar que las investigaciones realizadas por Gelsthorpe
la efectividad de los programas de intervención (2007) y McIvor (2007) y que debe permear to-
dentro de cárceles ha sido demostrada pudien- das las intervenciones es la necesidad de que
do reducir la reincidencia delictiva entre un 20 los programas diseñados para mujeres en con-
y 40%, siempre que adhieran a los criterios de flicto con el sistema penal tengan un abordaje
efectividad (Serin, 2005). holístico para el encaminamiento de las diver-
La fórmula como se estructuren los pro- sas y complejas necesidades de este grupo. Es
gramas de reinserción, si bien se recomienda decir, sus necesidades deben ser observadas en
contenga los elementos indicados, debe basar- su conjunto y no solo a través de sus expresio-
se en el diagnóstico del perfil de la población nes particulares. Por ello, se propone una oferta
penal para que responda efectivamente a las de servicios desde esta perspectiva holística,
necesidades del público a ser abordado. que ofrezca apoyo personal para las mujeres,
Pero no basta con la identificación de y que cuente con capacidad para lidiar con el
características de la población privada de li- amplio rango de problemas que son identifica-
bertad, de manera universal, sino es necesario dos por las propias mujeres. La evidencia indica
que ésta contenga los distintos perfiles dife- que este tipo de abordajes ha dado resultados
renciados en función del género, etnia, clase, positivos en la reducción de reincidencia (O’Ke-
etc. Se ha demostrado que cuando los pro- efe at al., 2007; Trotter, 2007).
gramas solo están focalizados en los factores La actividad laboral es reconocida como
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parado con el 43% de las mujeres que no pose- reo del desempeño de la intervención aseguran-
en estos problemas. do la calidad del trabajo realizado (CSC, 2009;
La salud mental y física de las mujeres Latessa, 2011). El monitoreo de la calidad de los
son dos componentes fundamentales en el programas es particularmente importante duran-
equilibrio facilitador del proceso de reinserci- te su implementación, dado que los problemas
ón social. A este nivel se expresan dos obstá- en esta fase son uno de los factores que más afec-
culos relevantes, como son el consumo proble- ta el éxito de los programas.
mático de drogas y los antecedentes de victimi- Complementando el componente de mo-
zación por abuso físico y/o sexual. Ogloff y Tye nitoreo, es fundamental la selección y capacita-
(2007) adelantándose a las Reglas de Bangkok, ción de los profesionales a cargo de ejecutar el
defienden la necesidad de sancionar con medi- programa de intervención, pues ellos serán cla-
das en libertad a las mujeres afectadas por pro- ves para que cualquier programa pueda exitoso
blemas de salud (mental o física). Proponen, (Villagra, 2008). En este sentido, un requisito
a su vez, un modelo de intervención en salud mínimo para los equipos de profesionales es
mental que plantea la necesidad de generar un creer y confiar en el proceso de cambio empren-
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dido por los y las reclusos(as), así como estable- este grupo en conductas delictivas, sino tambi-
cer una comunicación directa y un trato empá- én (y principalmente) a la implementación de
tico con los participantes y sus familias (Serin, políticas de combate a las drogas que han agra-
2005). Se obtendrían resultados más eficaces en vado la persecución y la sanción por delitos
la medida que el personal encargado de ejecu- asociados al consumo y tráfico de estas sustan-
tar la intervención logre establecer un adecuado cias. Por ello, si bien la mayor presencia feme-
ambiente de cooperación con los participantes, nina en el contexto criminal ha influenciado
proporcionando seguridad y apoyo, fomentan- el incremento de la percepción de inseguridad
do el desarrollo de un proceso de cambio (Ke- ciudadana, es conveniente estar conscientes
mshall, 2010; Malloch; Loucks, 2007). Para esto de que esta presencia es marginal en el manejo
se recomienda: tomarse el tiempo suficiente de poder al interior de los grupos delictivos.
para escuchar, fomentar la motivación y la par- En cuanto al perfil de las mujeres en pri-
ticipación activa, reconocer los esfuerzos y re- sión, algunos de los problemas que experimen-
cursos de los participantes, entre otros aspectos tan son similares al resto de las personas pri-
(Espinoza, Piñol; Salamanca, 2012). vadas de libertad: como son el consumo pro-
Finalmente, teniendo en consideración blemático de sustancias, el bajo nivel educa-
las diversas y complejas necesidades que pre- cional, desempleo o haber estado bajo custodia
sentan las mujeres en reclusión, se hace nece- del Estado durante la infancia. Sin embargo,
sario que las intervenciones se ejecuten desde a los problemas descritos las mujeres suman
su ingreso a prisión, con mayor énfasis en el aquellos asociados a sus responsabilidades de
periodo previo al egreso de la cárcel, para po- subsistencia de la familia y del cuidado de sus
der prepararlas para enfrentar las dificultades hijos; la violencia y maltrato físico y psicológi-
y obstáculos que implicará su regreso a la so- co sufrido; cuadros de depresión con intentos
ciedad. Esa misma intensidad debe mantenerse de suicidio y de autolesiones; y contextos de
una vez que las mujeres enfrenten la libertad, pobreza y exclusión social.
pues en esta etapa se pondrá a prueba las habi- Como parte de la política de seguridad
lidades y herramientas recibidas para alcanzar ciudadana de algunos países, se ha relevado la
un proceso exitoso de reinserción. Es por ello reinserción social. Su importancia radica en su
que la experiencia internacional indica que carácter estratégico para enfrentar la crisis car-
en las intervenciones deben confluir distintos celaria que afecta a gran parte de los sistemas
servicios y programas públicos, los que deben penitenciarios de la región, pues disminuye la
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105
MUJERES PRIVADAS DE LIBERTAD ...
Over the last decades, the number of incarcerated Au cours des dernières décennies, la population
women has increased progressively in Latin féminine privée de liberté a progressivement
America. This fact generated a series of problems augmenté en Amérique Latine. Ceci a engendré
that resulted in an increase in the feeling of un certain nombre de problèmes qui ont entraîné
insecurity in society. In this scenario, it becomes une perception accentuée de l’insécurité de la
urgent to identify the profiles and the needs from population. Dans ce contexte, il devient urgent
this group, as well as the particularities that must d’identifier les profils et les besoins de ce groupe ainsi
be considered in the design and implementation que les particularités à prendre en considération
of effective programs for social reintegration after dans la conception et la mise en oeuvre de
their time of incarceration. So, the article analyzes programmes effectifs de réinsertion sociale après
the context of privation of freedom in some Latin leur séjour en prison. Pour ce faire, le contexte de la
American countries and, after that, highlights the privation de liberté sera analysé dans quelques pays
features that differentiate incarcerated women and d’Amérique Latine afin de permettre ensuite de
that are considered in reintegration programs that mettre en évidence les attributs qui particularisent
help reduce criminal recidivism effectively. les femmes privées de liberté et qui seront pris en
compte dans les programmes de réinsertion qui
favorisent efficacement la diminution des récidives
criminelles.
Keywords: Female crime. Incarcerated women. Mot-clés: Criminalité féminine. Femmes privées de
Prisons. Reintegration. Recidivism. liberté. Prisons. Réinsertion. Récidive.
Caderno CRH, Salvador, v. 29, n. SPE 03, p. 93-106, 2016
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Olga Espinoza
ERRATA
onde se lia:
Leia-se:
Olga Espinoza
DOI: http://dx.doi.org/10.1590/S0103-49792016000200017
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