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INRTRODUCCIÓN:
A.- La Santa Cena es el segundo de los dos sacramentos aceptados por la tradición
protestante. De los dos es el más fértil como medio de gracia. Las razones de esta afirmación
están en la mayor profundidad simbólica del servicio de comunión y en el hecho muy
elemental de que la Cena es una observancia que se repite, mientras que el bautismo, excepto
en casos excepcionales, se realiza una sola vez en la vida.
B.- En los tres relatos que aparecen en los Evangelios (Mt. 26: 26 – 28; Mr. 14: 22 –
25; Lc. 22: 17 – 20), Jesús atribuye particular significado al partimiento del pan y al beber el
vino. Según el relato de los Evangelios el pan es el cuerpo de Cristo y el vino es la sangre del
nuevo pacto que ha sido derramada para la remisión de los pecados. El relato de la escena
que encontramos en una de las Epístolas de Pablo (1 Co. 11: 23 – 26) describe claramente
que tanto el partimiento del pan como la participación común en la copa deben ser
recordadas. Pero no sólo recordadas, porque mediante la celebración “la muerte del Señor
anunciáis, hasta que Él venga”. El banquete sacramental del pan y el vino se convierte en un
símbolo permanente de la sangre y el cuerpo de Cristo. Mira hacia el pasado recordando, y
hacia el futuro con espíritu de anticipación. Alguien ha dicho que la Cena es un puente
colgante que tiene como puntos de apoyo la primera y la segunda venidas de Cristo.
Son aquellas prácticas o ejercicios relacionados con la fe cristiana que sirven como
vehículo para las bendiciones de Dios y el impartimiento del poder espiritual.
Primordialmente entre los medios de la gracia son los dos sacramentos de la iglesia,
el bautismo y la Cena del Señor. Puesto que los sacramentos poseen una significación única
que le es propia, dadas sus conexiones simbólicas e históricas con la iglesia, su significado
no se agota al tratarlos como medios de gracia.
La Cena del Señor sustituyó la Pascua. Bajo el pacto antiguo, la pascua fue el tipo
eminente del sacrificio redentor de nuestro Señor Jesucristo, que épocas enteras ha
representado la fe y la esperanza del pueblo antiguo. Y en vista de que Cristo mismo, como
la verdadera Pascua estaba para incumplir el símbolo del Antiguo Testamento. Fue necesario
un nuevo rito para que se conmemorara esta libertad espiritual y se conformara sus
beneficios. Se deduce que la Cena del Señor se quiso que fuera permanente.
Al principio, la Cena del Señor era acompañada de una comida común, para lo cual
la gente traía los ingredientes necesarios. Estos dones eran llamados oblaciones y sacrificios,
y eran bendecidos por el obispo con oración y acción de gracias. En el transcurso del tiempo,
de esta práctica se desviaron nombres como, prosphorai (oblaciones), tusilla (sacrificios), y
eucharistia (acción de gracias); y esto nombre se aplicaron a la misma Cena del Señor. Esto
fue algo inocuo en sí mismo y condujo a un peligro en el desarrollo de la doctrina. Luego la
acción de gracias se consideró como una consagración de los elementos en la Cena del
Señor, y la Cena misma asumió el carácter de sacrificio presentado por el sacerdote (obispo).
A su vez, esto afectó la comprensión de la unión sacramental. La concepción simbólica o
espiritual encontrada en Orígenes, y también esencialmente en Eusebio, Basilio, Gregorio
Nacianceno, y otros, fue suplantada por la doctrina de que la carne y la sangre de Cristo
estaban, de alguna manera, combinadas con el pan y el vino en el sacramento (Cirilo,
Gregorio de Nicea, Crisóstomo, Juan de Damasco), y a la vez a la doctrina de la
transubstanciación.
El desarrollo de la doctrina de la Cena del Señor fue más lenta en Oriente, pero
condujo al mismo resultado. Agustín admitía que, en cierto sentido, el sacramento era el
cuerpo de Cristo, y en el lenguaje de la Escritura, frecuentemente habló del pan y del vino
como la carne y la sangre de Cristo. Al mismo tiempo distinguió claramente entre el signo y
la cosa significada, y afirmó que la sustancia del pan y del vino permanece sin cambiar.
Enfatizó el aspecto conmemorativo del rito, y sostenía que los malvados, aunque reciban los
elementos, no participan del cuerpo.
Durante la Edad Media, la doctrina enseñada por Agustín, gradualmente dio paso a la
doctrina de la Iglesia Católico romana. En el año 818, Paschasius Radbert propuso
formalmente la doctrina de que, mediante el poder divino, en el sacramento, los elementos
materiales son literalmente cambiados en el mismo cuerpo que fue nacido de María, y que la
apariencia externa del pan y del vino, después de la consagración, son un mero velo que
engaña a los sentidos.
Alrededor del año 1 050 Berenger de Tours afirmó que el cuerpo de Cristo estaba
realmente en la eucaristía, no en esencia, sino en poder; que los elementos eran trasformados
pero no en sustancia; y que con el fin de asegurar este cambio y poder, eran necesarios no
meramente la consagración sino también la fe del recipiente.
1.- Martín Lutero.- Al principio enseñó que el pan y le vino eran signos y
sellos del perdón de pecados, pero luego adoptó otro punto de vista; asumiendo que la
presencia era real y corporal de Cristo en la Santa Cena. Rechazó la doctrina de la
transubstanciación, y la sustituyó por la doctrina de la consubstanciación. En su catecismo
Mayor declara así: “El mismo cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo están en y bajo el
pan y le vino, por la palabra de Cristo, instituida y dada a los cristianos para comer y beber”.
Según Lutero el cuerpo es recibido también por los no creyentes que participan del
sacramento, pero sólo para su condenación.
a.- Zwinglio enfatiza la actividad de los creyentes antes que el misericordioso don de
Dios en el sacramento, y por lo tanto concibe la Cena del Señor, unilateralmente, como un
acto de profesión.
b.- Zwinglio ve en el comer el cuerpo de Cristo ni más ni menos que una expresión
de creer en su nombre y confianza en su muerte.
Calvino concordaba con Lutero en que, Cristo está real y esencialmente presente, en
su entera persona, y que es recibido como tal por los creyentes. “ . . . Que el acto de comer
el cuerpo de Cristo es enteramente espiritual, por medio de la fe (Cristo está espiritualmente
presente en la Cena del Señor), que los no creyentes no tienen parte en éste, y que una
masticación oral está fuera de discusión”.
C.- Arminianos y menonitas.- Éstos veían a la Cena del Señor sólo como
acto memorial, un acto de profesión, y el medio para un mejoramiento moral.
IV.- TERMINOLOGÍA
A.- Fue llamada eucaristía (“dar gracias”), refiriéndose la hecho que Cristo tomó la
copa y dio gracias. Debido a lo apropiado de este término, ha sido muy popular entre el
pueblo religioso. Como tal, es una acción de gracias solemne por las bendiciones de la
redención.
B. - Fue conocida como la comunión. Pablo recalca que esta comunión de los unos
con los otros es inseparable de la comunión con Cristo (1 Co. 10: 16).
C.- Fue considerada como una fiesta memorial, una conmemoración de la muerte de
Cristo. Esto estaba estrictamente asociado con la muerte redentora de Cristo y la esperanza
se su segunda venida: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta
copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga” (1 Co. 11: 26).
En la iglesia católica se le ha llamado misa, del latín missio, lo que denota una
temprana práctica de la iglesia de excluir a los que no habían sido bautizados antes de la
celebración de la eucaristía. (Actualmente la palabra misa se refiere al culto católico de
adoración, cuya figura central es la eucaristía).
2.- Este cuerpo y sangre contienen dentro de ellos la gracia que representan, y por
tanto, confieren ex opere operato, eso es, tienen valor intrínseco en ellos mismos y se
imparte esta gracia a todos por medio de la mera participación en sacramento. No se necesita
ninguna disposición especial de parte del candidato, ni siquiera la fe, puesto que el
sacramento opera inmediatamente sobre todos los que no lo obstruyen por medio del pecado
mortal.
4.- En vista de que la divinidad de Cristo fue aunada a su cuerpo, se considera propio
adorar los elementos sobre el altar y además llevarlos de un lugar a otro para que reciban el
homenaje de todos los que se encuentran en la reunión. Esta doctrina no es escritural.
Calvino ubicó su posición mediando entre Lutero y Zwinglio, y es aceptada ahora como
credo en las iglesias reformadas. Calvino renunció tanto a la transubstanciación como a la
consubstanciación. Enseñó que el cuerpo y la sangre no estaban presentes físicamente, sino
espiritualmente en los elementos. Esta doctrina fue expresada en la primera confesión
helvética como sigue: “el pan y el vino son santos, verdadero símbolos a través de los cuales
el Señor presenta y ofrece la verdadera comunión del cuerpo y la sangre de Cristo para la
alimentación y nutrición de la vida eterna y espiritual”.
E.- Doctrina que es sostenida por los metodistas
3.- Más bien, los elementos son señales o símbolos del cuerpo y de la sangre de
Cristo, sirviendo como conmemoración de sus sufrimientos en la cruz y como ayuda a la fe
del comulgante.
Éstas son:
2.- La partición del pan. Esto es significativo por cuanto representa el cuerpo de
nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, no es esencial que el pan sea partido al momento de
ser servido. Es la costumbre general pasarlo ya partido para quienes participan en el servicio.
La copa o el vaso debe pasarse también como emblema derramada.
De aquí que la invitación sea: “Todos vosotros que con verdadero arrepentimiento
habéis abandonado vuestros pecados y habéis creído en Cristo para salvación, acercaos y
tomad de estos emblemas y, por fe, participad de la vida de Jesucristo para la consolación y
gozo de vuestras almas. Acordémonos de que es la conmemoración de la pasión y muerte de
nuestro Señor, lo cual también es señal de su segunda venida. No nos olvidemos de que
somos una cosa en una misma mesa con el Señor” (Manual, párrafo 802).
D.- La Cena del Señor debe observarse con fidelidad y
regularidad hasta que Él venga
Es tanto un privilegio como un deber que los cristianos participen de esta ordenanza.
“Si es verdad que hay alguna condenación peculiar para los que participan de ella
indignamente, entonces, hay una bendición peculiar para quienes participan de ella
dignamente, y por tanto, viene a ser el deber de todo ministro explicar la obligación y
demostrar las ventajas de este sacramento, ya hacer cumplir sinceramente su observancia
regular a los que dan evidencia satisfactoria de arrepentimiento hacia Dios y fe en nuestro
Señor Jesucristo.
Los Corintios practicaban un desorden tal que no observaban las normas básicas de
urbanidad. Éstos celebraban de manera indigna la Cena del Señor de manera que pecaban
contra el cuerpo y la sangre del Señor. De modo que sus reuniones hacían más mal que bien.
Pablo a la luz de las discordias en la iglesia, alega que no es apropiado que los
Corintios participen en la comunión, porque sus acciones carentes de amor y su conducta
indecente hacen imposible una celebración verdadera. Los Corintios ya no honran al Señor
cuando se reúnen para comer o para la Santa Comunión, porque hacían distinciones entres
los ricos quienes consumían la comida seleccionada de sus propias despensas dejando las
sobras para los pobres; no tenían la paciencia para esperar que todos hubieran llegado, sino
que empezaban a comer antes que llegaran los jornaleros y los esclavos. Conjeturamos que
cuando por fin llegaban algunos de los pobres que no pudieron llegar más temprano,
encontraron que ya se habían comido todo. Pablo los describe como los que se quedaban de
hambre. Por contraste los pudientes comían hasta hartarse y quedarse borrachos.
Lucas nos dice que después del Pentecostés, la iglesia primitiva se reunía en sus
hogares para compartir alimentos en comidas comunitarias (Hch. 2: 46). La práctica de
compartir alimentos entre creyentes llegó a ser la marca de la iglesia cristiana. Los corintios
se reunían para comer juntos y para participar de los elementos de la Cena del Señor (Hch.
20: 7, 11). En estas reuniones los creyentes se demostraban unos a otros el amor de Cristo en
palabra y obra. No obstante, rápidamente se hizo común discriminar a los pobres (Jd. 12; 2 P.
2: 13).
Pablo finalmente confronta a los prósperos propietarios y les dice que coman y
beban en casa. Les da entender que ni siquiera deberían asistir a las fiestas de amor, si
carecen de amor y consideración por los pobres.
Cerca del final de la celebración de la Pascua; Jesús instituyó la Cena del Señor
tomando pan, lo cual era una referencia a su propio cuerpo que dentro de poco sería
entregado al sufrimiento y muerte. “Y dijo: . . . Haced esto en memoria de mí”. Por lo tanto
son palabras divinas que deben honrarse, obedecerse y trasmitirse.
Pablo afirma que al comer el pan y beber de la copa, proclamamos la muerte del
Señor (Vs. 26). Jesús mandó que lo hiciéramos repetidamente para que recordemos su
muerte. Pero la comunión significa mucho más que recordar la muerte de Cristo. También
recordamos su obra retentiva, su resurrección, su ascensión, su promesa de que siempre
estará con su pueblo y su segunda venida.
Vs. 27.-El pan y la copa pertenecen al Señor. Así que cualquiera que participa de
estos elementos sin observar la santidad del Señor, peca contra Él. Los comulgantes al
acercarse sin arrepentirse de sus pecados, sin examinarse a sí mismos; que los corintios
adinerados desprecian a los pobres; que los comulgantes no agradecen al Señor; así el
sacramento se convierte en una fiesta frívola.
Es cierto que algunos cristianos demostraban falta de amor, mientras que otros no
distinguían entre una fiesta de amor y Santa Cena. Ambos grupos se equivocaban, y Pablo
los confronta. Pero el texto también tiene un mensaje para la iglesia universal. Los cristianos
jamás deberían considerar la Cena del Señor como un simple rito. Más bien los creyentes
sinceros deberían llegar a la Comunión con expectativas. Los cristianos deben confesar que
por su pecado son indignos, pero por Cristo son dignos.
Vs. 28.- Los cristianos no deben participar de la Cena del Señor con el corazón
lleno de desprecio o frivolidad; deben examinarse en forma regular. Después del debido
autoexamen deben acercarse a la mesa del Señor con amor genuino tanto para el Señor como
para el prójimo. Deben acercarse a la mesa de la comunión con sus corazones en sintonía con
Dios y las Escrituras (2 Co. 13: 56). Esa mesa simboliza la santidad de Dios y su presencia
sagrada. Habiendo buscado y obtenido el perdón de sus pecados, el pueblo de Dios puede
entrar en la esfera de la santidad de Dios. En suma, la mesa del Señor no tolera ni la
incredulidad ni la desobediencia. La comunión es para los que expresan verdadera fe en
Jesucristo y proclaman su muerte esperando su regreso.
Vs. 29.- Cualquiera que come y bebe sin tal introspección es juzgado por Dios y
su juicio cae sobre aquellos que no se autoexaminan.
Vs. 30 – 32.- Pablo alude con valentía a las tristes consecuencias de los abusos:
“muchos entre vosotros están débiles y enfermos y muchos han muerto”. El veredicto vino a
causa de la forma impropia en que celebraban la Cena del Señor. Aquí vuelve a mencionarles
que deben examinarse a sí mismos.
Vs. 33, 34.- El participar del pan y de la copa en la Comunión no tiene como fin
el satisfacer el hambre físico , sino el deseo espiritual de tener comunión con Cristo y su
pueblo.
Éxodo 12: 1 – 14; Mateo 26: 26 – 29; Marcos 14: 22 – 25; Lucas 22: 17 – 20;
Juan 6: 28 – 58; 1 Corintios 10: 14 – 21; 11: 23 – 32.
CONCLUSIÓN
La Pascua era una fiesta nacional en Israel a la que todo varón judío, de doce años de
edad en adelante, debía asistir a Jerusalén, ésta se celebraba para conmemorar la liberación
del pueblo de Israel de la esclavitud egipcia. Comienza el día 15 de Nisán, por marzo-abril, y
se celebra durante siete días, de los cuales el primero y el último son días de reposo, y en los
que está prohibido el trabajo cotidiano (Éx.12:16). En la diáspora, la celebración se extiende
a ocho días, de los cuales son feriados los primeros dos y los últimos dos días. También es
día de descanso se sobreentiende el día sábado que caiga en la semana de Pésaj.
Así como cambiaron las circunstancias físicas y religiosas de Israel, también fueron
transformándose los ritos específicos por medio de los cuales celebró la Pascua. Después de
la entrada en Canaán, es probable que haya sido una celebración hogareña, como en Egipto.
Más tarde con la construcción del templo, la pascua se convirtió en una fiesta de
peregrinación, culminando con la inmolación del cordero en el templo (ver Dt. 16). Ya en
tiempos neotestamentarios la comida comunitaria se tomaba en privado. Después de la
destrucción del templo en el 70 d. C. , cuando se acabaron los sacrificios, la Pascua volvió a
ser una festividad hogareña. Pero a pesar de las modificaciones en el ritual, la Pascua
siempre ha sido una celebración familiar, comunitaria, en conmemoración de la esclavitud de
Egipto efectuada por Dios a favor de su pueblo.
1.- Definición.- En nombre “pascua” viene del hebreo pesakh, “pasar por alto”,
“pasar sobre” o “preservar”, en el sentido de “perdonar”, “excusar” (Éx. 12: 13, 27, etc.).
Éxodo 12: 23 relata como el ángel de destrucción pasó por alto las casas de Israel cuando la
última plaga quitó la vida a todos los primogénitos egipcios. En la Biblia la celebración de la
pascua es llamada la fiesta de los panes sin levadura (Éx. 12: 17; Dt. 16: 16).
2.- Abib.- Luego llamado Nisán, el mes en que maduran las espigas y el de la
primera pascua, se estableció, en consecuencia, como el primer mes del año judío (Éx. 12: 1;
Dt. 16: 1; cf. Lv. 23: 5; Nm. 9: 1 – 5; 28: 16).
Cuando los israelitas salieron de Egipto, llevaron la masa sin leudar (Éx. 12: 34) y, al
llegar a Sucot, la usaron para hacer tortas. Toda esta secuencia debía conmemorarse con la
fiesta de los panes sin levadura, descrita en los vs. 15 – 20 de Éx. 12, que representaba la
celeridad con que salieron de Egipto.
5.- La frase “entre las dos tardes” en Éx. 12: 6 (tam. Éx. 16: 12; Lv. 23: 5; Nm. 9: 3,
5, 11) se refiere a las 3 de la tarde y la puesta del sol; tiempo en el que se mataba los
innumerables corderos.
7.- Los israelitas que estaban inmundos lo podían celebrar en el segundo mes a
los 14 días (Nm. 9: 6 – 12). Esta segunda pascua (pesaj sheni) se instituye para
beneficio de los que estaban impuros en el momento de la celebración de la primera o
estaban de viaje.
8.- Si algún israelita limpio deja de celebrar la fiesta sin estar de viaje, será
eliminando (cortado de entre el pueblo), por no ofrecer a su tiempo la ofrenda de Jehová. El
tal llevará su pecado (Nm. 9: 13).
9.- El 10 del mes de Abib se seleccionará el cordero o el cabrito, uno por familia, de
un año y sin defecto (Éx. 12: 3 – 5).
La última cena que Jesús celebró con sus discípulos en el aposento alto
indudablemente se basó en el modelo de la cena de la Pascua, es decir en la Pascua misma. A
partir de este acontecimiento, la Pascua se transformó dentro de la creencia cristiana en la
Cena del Señor, con un fuerte énfasis en la conmemoración de la persona y la muerte de
Jesús, el Mesías, en quien todo aquello que la Pascua y el antiguo pacto anticiparon alcanza
cumplimiento pleno.
3.- Karpás.- Se come el Karpás remojado en agua salada. El Karpás nos introduce el
sabor del éxodo. El agua salada nos recuerda las lágrimas de los esclavos. Se ingieren las
verduras inmersas en agua con sal, bendiciéndose "Boré pri haadamá".
4.- Yajatz.- Se parte la matzá (pan) del medio. El trozo más grande se esconde
(«aficomán») para que los niños lo busquen.
6.- Rojtzá.- Lavado de manos haciendo Netilat ladaim. Se procede a una nueva
ablución de manos y se bendice "Al Netilat Iadaim" ("Que nos ordenaste la ablución de
manos") procediéndose inmediatamente a comer la matsá.
11.- Shulján Orej.- Comemos la exquisita comida tradicional del Séder. Se trata del
banquete festivo en sí, para el cual debemos esmerarnos a los efectos de que sea lo más
sabroso y variado posible tanto en carnes, pescados como demás delicias. Las comunidades
sefardíes acostumbran a incluir en su banquete leguminosas tales como arroz, maníes,
semillas de girasol, etc. Por su parte, las comunidades ashquenazíes prohibieron el uso de
leguminosas ya que en muchos casos su harina luce similar a la de los cereales, buscando así
evitar confusiones.
12.- Tzafún.- Los niños entregan el aficomán encontrado. Al concluir el banquete se
toma el afikomán que fue escondido durante la noche del Seder y se come de él antes del
Birkat Hamazón (la bendición final de gracias por la comida).
14.- Halel.- Salmos y canciones. Finalmente levantamos la cuarta copa. Luego del
Bircat Hamazón, y después de beberse la tercera copa de vino, se pronuncia un capítulo de
alabanzas por los milagros y las maravillas que acompañaron la salida de Egipto. En esta
parte de la Hagadá terminamos el Halel, dos de cuyos capítulos fueron recitados
anteriormente durante el banquete. Luego de la bendición final del Halel ("Bendito eres Tú
H' ,Rey ensalzado en alabanzas" -"Baruj atá H' melej mehulal batishbajot")se procede a
beber la cuarta y última copa de vino de la noche, recitándose inmediatamente la bendición
final correspondiente.
15.-Nirtzá.- Este es el último paso del Séder, donde declaramos que hemos
cumplido con la obligación de celebrar el Séder y nos proponemos realizarlo el próximo año
en Jerusalem. Este es el capítulo final de la Hagadá, en el cual se expresa el deseo de que
todo lo realizado durante la noche haya sido del agrado del Todopoderoso: Finalizamos con
la declaración conjunta: Leshaná habaá birushalaim habenuiá (El próximo año en Jerusalén
reconstruida). Una vez terminado el Seder, las distintas comunidades recitan distintos
poemas alusivos a la festividad tales como "jad gadiá"," ki lo naé, ki lo iaé", etc. Estos
agregados son obra de grandes y renombrados compositores como Yanai, Rabí Eliezer de
Kalir y otros.
3.- Pesaj.- Este es también el nombre del sacrificio que debía sacrificar cada
familia de Israel el día catorce del mes de nisán. El vocablo Pesaj proviene del
milagro que aconteció cuando Dios mató a los primogénitos egipcios quedando los
primogénitos de Israel a salvo, al saltear (pesaj) los hogares israelitas.
1.- Jag HaPesaj - La fiesta de Pesaj, 2.- Jag HaMatzot - La fiesta de los ázimos,
3.- Jag HaJerut - La fiesta de la libertad, 4.- Jag HaAviv - La fiesta de la primavera
Esa misma tradición recalca que la supervivencia del pueblo de Israel en toda la
historia de la civilización humana se debe a que fueron colectivamente fieles a esos
principios.
El Midrash Rabbá nos presenta otro relato popular, según el cual Rabbí Akiva
enseñó que Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto en el mes apropiado.
1.- No los sacó en Tamuz - por los calores, 2.- No los sacó en Tevet - por el frío,
3.- No los sacó en Tishré - por las lluvias, 4.- Los sacó en Nisán - porque durante la
primavera es más fácil emprender un camino tan difícil.
1.- Hortalizas, 2.- Hierbas amargas, 3.- Matzá, 4.- Emparedado de matzá y maror
2. Pesaj es una fiesta nacional "a vosotros tomó Dios y os sacó del horno de Egipto,
para que fueseis el pueblo de su heredad, como lo sois hoy".
4. Sólo se finaliza la lectura del Hallel {alabanza} en la primera jornada (en la golá en
las dos primeras noches), ya que "no se festeja la caída de los enemigos".
7. Los judíos fueron esclavos. Durante ese tiempo se aprendió que es vergonzoso
esclavizar a otros. No fue un aprendizaje teórico sino producto de la dolorosa
experimentación. Las normas bíblicas se extienden a la obligación de proteger al extranjero.
[Ver también Vaikrá 19:31, con respecto al concepto de Justicia].
10. Ha lajma aniá, nos debe recordar que todavía hay pobreza en el mundo y muchas
veces junto a nosotros. "Que todos aquellos que lo necesiten vengan a celebrarlo con
nosotros".
Glosario
1.- Pesaj .- En las escrituras, es el nombre del sacrificio que los hijos de Israel
debieron elevar a su salida de la esclavitud de Egipto. Se festeja del 15 al 21 de Nisán
[en la diáspora hasta el 22]. Es la primera de las tres festividades de Peregrinación. [Ver
Jag HaMatzot].
2.-Pesaj Sheni.- El segundo Pesaj que se recuerda un mes después del primero y
que fuese instituido para posibilitar la celebración a quienes estaban inhabilitados
ritualmente en la fecha correspondiente. En nuestros días se recuerda comiendo un
trozo de matzá y absteniéndose de recitar el Tajanún en las plegarias.
3.- Seder .- “Orden” del ritual familiar de la primera noche de Pesaj [en el exilio
también en la segunda]. En el Seder se cumple con el precepto de enseñar a los hijos el
significado del Éxodo [Shemot 13:8].
En el Seder se come matzá ; se relata la Hagadá; se comen hierbas amargas
('maror'); se toman cuatro copas de vino.
El orden es:
*Kadesh: santificación sobre el vino;
*Rejatz: ablución de las manos;
*Carpás: consumo de verduras sumergidas en agua salada;
*Yajatz: división de la matzá intermedia para el aficomán;
*Maguid: relato de la historia, las cuatro preguntas y la narración;
*Rajatz: lavado ritual anterior a la comida;
*Motzí-Matzá : bendiciones sobre la matzá que es el pan de Pesaj;
*Maror: hierba amarga sumergida en jaroset;
*Corej: emparedado de maror;
*Shulján-Orej: 'mesa preparada' con la cena festiva;
*Tzafún: comida del aficomán;
*Barej: bendición de agradecimiento posterior a la comida;
*Halel: Salmos de alabanza;
*Nirtzá: Aceptación que marca el final del Seder.
Sábado: Es ungido por María en Betania (Mt. 26: 6 – 13; Mr. 14: 3 – 9; Jn. 12: 1 –
11).
Domingo: La entrada triunfal (Mt. 21: 1 – 11; Mr. 11: 1 – 11; Lc. 19: 28 – 40; Jn. 12:
12 – 19).
Lunes: Segunda limpieza del templo y maldición de la higuera estéril (Mt. 21: 12 –
22; Mr. 11: 15 – 19; Lc. 19: 45 – 48).
Martes: 1.- Confrontación con los fariseos; a.- Sobre su autoridad (Mt. 21: 23 – 27;
Mr. 11: 27 – 33; Lc. 20: 1 – 8) b.- Sobre el pago del tributo (Mt. 22: 15 – 22; Mr. 12: 13 – 17;
Lc. 20: 20 – 26) c.- Sobre la resurrección (Mt. 22: 23 – 33; Mr. 12: 18 – 27; Lc. 20: 27 – 40)
d.- Sobre el mandamiento más importante (Mt. 22: 34 – 40; Mr. 12: 28 – 34) 2.- Denuncia de
los fariseos (Mt. 23; Mr. 12: 38 – 40; Lc. 11: 37 – 54; 20: 45 – 47) 3.- Solicitud de unos
griegos (Jn. 12: 20 – 50) 4.- Discurso del Monte de los Olivos (Mt. 24 – 25; Mr. 13: 5 – 37).
Tal vez fuera en la noche del martes, cuando Judas se presentó ante el concilio del Sanedrín,
e hizo el contrato de vender a Jesús por treinta piezas de plata. Esta gratificación equivalía a
menos de lo que hoy en día son veinte dólares. Era el precio de un esclavo en los días de
Jesús.
Jueves: Preparación de la Pascua (Mt. 26: 17 – 29; Mr. 14: 12 – 16; Lc. 22. 7 – 23;
Jn. 13: 21 – 30; 1 Co. 11: 23 – 26). Los eventos del aposento alto (Mt. 26: 20 – 35; Jn. 13 –
14). Camino a Getsemaní (Jn. 15 – 16). La oración sacerdotal (Jn. 17). En Getsemaní (Mt.
26: 36 – 46; Mr. 14: 32 – 42; Lc. 22: 39 – 46). Arresto (Mt. 26: 47 – 56; Mr. 14: 43 – 50; Lc.
22: 47 – 53; Jn. 18: 2 – 11). Curación de Malco (Mt. 26: 51; Lc. 22: 50 – 51).
Viernes: Juicios injustos y crucifixión (Mt. 27; Mr. 15; Lc. 23; Jn. 18: 28).
Lc. 22: 1:Una suposición razonable es que Jesús fue crucificado el año 30 d. C.,
cuando el décimo cuarto día de Nisán cayó en día jueves y el quince en viernes. En Israel la
primera aparición de la luna nueva marcaba el principio del nuevo mes. Se señalaba con
toques de trompetas, sacrificios, celebraciones, suspensión de los trabajos ordinarios y la
presentación de ofrendas encendidas (Nm. 10: 10; 28: 11 – 14; Sal. 81: 3 – 5; Am. 8: 5, 6).
Los días importantes del mes son por ejemplo, el día 10 de Nisán, cuando se seleccionaba el
cordero pascual, macho sin defecto, la muerte del cordero era el día 14 entre las tres y las
seis de la tarde.
No hay buenas razones para creer que Jesús y sus discípulos comieran la Pascua
antes o después del día señalado. El 14 de Nisán era el día en que el cordero debía ser
sacrificado (Lc. 22: 7). También es claro que inmediatamente después de comer el cordero y
de la institución de lo que se ha llegado a conocer como “la Cena del Señor”, Jesús y sus
discípulos (salvo Judas, que había salido antes para seguir su propio destino, Jn. 13: 30)
fueron a Getsemaní (Mr. 14: 32; Lc. 22: 39; Jn. 18: 1). Aquí, durante lo que podríamos
llamar la noche del jueves al viernes, Jesús fue tomado preso. Temprano en la mañana del
viernes el Sanedrín “celebró consejo contra Jesús para darle muerte” (Mt. 21: 1; Lc. 22: 66 –
71). La misma mañana fue llevado a Pilato, y fue crucificado el mismo día (Mr. 15: 1, 25;
Lc. 23: 1, 33). Jesús fue sepultado antes de oscurecer el día viernes (ese fue el “primer día”
que estuvo sepultado, pues los judíos calculaban los días desde la hora en que caía el sol
hasta la misma hora del día siguiente). Su cuerpo permaneció en el sepulcro desde el
atardecer del viernes hasta el alba del domingo (“tercer día”). Es claro entonces que Jesús
fue crucificado el viernes, el día anterior al día de reposo (Mr. 15: 42, 43; Lc. 23: 46, 54; Jn.
19: 14,30, 42). Fue temprano en la mañana del día siguiente del día de reposo, por lo tanto el
domingo, el primer día de la semana, que algunas mujeres fueron al sepulcro y oyeron la
asombrosa noticia: “Ha resucitado” (Mt. 28: 1, 6; Mr. 16: 2; Lc. 24: 1, 6; Jn. 20: 1).
1.- Jesús habla a los doce, informándoles que es su última Pascua “hasta que sea
cumplida en el Reino de Dios” vs. 14 – 16.
2.- Jesús participa de de la Pascua con sus discípulos (vs. 17 – 18).
3.- En relación con la conclusión de la cena de pascual, Jesús instituye la Cena del
Señor (vs. 19, 20).
4.- Habiendo indicado brevemente lo que Jesús hizo por sus discípulos y (por medio
de la Institución de la Cena del Señor) por la iglesia en general durante aquella noche, Lucas
ahora muestra como ellos por su parte reaccionan a Jesús y sus enseñanzas. Muestra esto en
relación con Judas (vs. 21 . 23), los Doce (vs. 24 – 30), Simón (vs. 31 – 34), y nuevamente
del pequeño grupo como un todo (vs. 35 – 38). Y en cada caso, no son ellos – Judas, etc. Que
tienen el control de la situación. El Señor es quien tiene el control. ¡Su palabra final!
Vs. 19, 20.- Unas poca horas más y el antiguo símbolo, sangriento – porque exigía la
inmolación de un cordero – habrá servido para siempre su propósito, habiendo alcanzado su
cumplimiento en la sangre derramada en el Calvario. Así, pues era tiempo que un símbolo
nuevo e incruento reemplazase al antiguo. Sin embargo, al vincular históricamente en forma
tan íntima la Pascua y la Cena del Señor, Jesús también dejó claro que lo que era esencial en
la primera no se perdió en la segunda. Ambas indican hacia Él, el único y todo suficiente
sacrificio para los pecados de su pueblo. La Pascua señalaba hacia delante al mismo, la Cena
hacia atrás.
Vs. 21.- Los siguientes hechos confirman que lo que se relata aquí muy
probablemente ocurrió antes de la institución de la Cena del Señor:
1.- En los sinópticos que siguen más de cerca el orden cronológico, Mateo y Marcos,
la institución de la Cena del Señor sigue después del anuncio acerca del traidor. Mt. 26: 26 –
29 y 26: 20 – 25 y Mr. 14: 22 – 25 con 14: 17 – 21.
2.- En el relato paralelo de Juan acerca de la denuncia del traidor, Judas deja el
aposento alto inmediatamente que Jesús le dijo: “Lo que vas hacer, hazlo pronto” (Jn. 13: 21
– 30).
Piense en esto: “La mano del hombre que me traiciona está conmigo en la mesa”, o
como lo dice Marcos: “Solemnemente os declaro, uno de vosotros me traicionará – uno que
está conmigo” (14: 18), y aun más aguda y drásticamente: “es uno de los doce, el que mete
(la mano) en el plato conmigo” (vs. 20).
Mt. 26: 33; Mr. 14: 20; Lc. 22: 21; Jn. 13: 26.- ¿Quién sería el traidor?
Jn. 13: 26 – 30.- Parecería que incluso antes de que Juan hubiera hecho la pregunta.
Jesús había cortado un trozo de pan de azimo de uno de los bollos achatados que estaban en
la mesa. Sosteniéndole en la mano, le susurra a sus discípulo amado que el traidor es aquel a
quien él va a darle este bocado después de haberlo mojado. Así, pues, después de sumergirlo
en un recipiente lleno de hierbas amargas, vinagre y sal, o en uno que contenía una salsa
hecha de puré de fruta (probablemente dátiles, higos y uvas, que representaban los frutos del
país), agua y vinagre – ambos (hierbas amargas y puré de frutas) quizá por ese entonces ya
se habían mezclado en un solo recipiente, como se solía hacer años después, lo sacó de
nuevo y se lo dio a Judas, el hijo de Simón Iscariote. Vs. 27: “Y después del bocado, Satanás
entró en él (Judas) y posteriormente se retiró de la cena (vs. 30).