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Expte. Nº 2-61889-2016 - "T. y A. A. J.

s/ incidente de prescripción de acción de partición" - CÁMARA DE


APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE AZUL (Buenos Aires) - SALA SEGUNDA – 29/06/2017

En la ciudad de Azul, a los veintinueve días del mes de Junio del año Dos Mil Diecisiete, reunidos en Acuerdo
Ordinario los Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial Departamental, Sala II,
Doctores Víctor Mario Peralta Reyes, J. Mario Galdós y María Inés Longobardi, para dictar sentencia en los autos
caratulados “T. y A. A. J. los tipificados expresame habiénsose procedido usa oportunamente a practicar la
desinsaculación prescripta por los arts. 168 de la Constitución Provincial, 263 y 266 del C.P.C.C., resultando de ella
que debían votar en el siguiente orden:
Dr. Peralta Reyes - Dra. Longobardi - Dr. Galdós -.
Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:
-C U E S T I O N E S-
1era. ¿Es justa la sentencia apelada de fs.271/278?
2da. ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
-V O T A C I O N
A LA PRIMERA CUESTION, el Señor Juez Doctor
Peralta Reyes , dijo:
I. Corresponde señalar, a modo preliminar, que en los autos caratulados “T. y A. A. J. y otros. Sucesión ab-intestato”
(expediente n° 44.181), se dictó declaratoria de herederos en los siguientes términos:
1) Por fallecimiento de A. J. T. y A. se declararon únicos y universales herederos a sus hijos M. J. T. y J. S. T. , y a
su cónyuge G. A. C. , a quien también se la declaró heredera en cuanto a los bienes propios si los hubiere, sin
perjuicio de los derechos que la ley le acuerda sobre los bienes gananciales;
2) Por fallecimiento de M. J. T. se declararon únicos y universales herederos a sus hijos M. M. T. y S. V. T. y a su
cónyuge E. R. G. , a quien también se la declaró heredera en cuanto a los bienes propios si los hubiere, sin perjuicio
de los derechos que la ley le acuerda con respecto a los bienes gananciales;
3) Por fallecimiento de G. A. C. se declararon únicos y universales herederos a sus hijos J. S. T., H. D. G. y A. E.
G. , y por derecho de representación de su padre prefallecido M. J. T. , a los hijos de éste último, M. M. T. y S. V. T.
(fs.113/114 de dicho expediente sucesorio n° 44.181, que corre agregado por cuerda).
Posteriormente, en ese mismo juicio sucesorio, E. R. G., M. M. T., S. V. T. y A. E. G. denunciaron como bien de los
causantes al inmueble designado catastralmente como Circ. I, sección E, chacra 116, manzana 116-G, Parcela 6,
partida 21.420, inscripción de dominio folio 1350 del
año 1954 del Partido de Tandil (fs.155/156vta.). En virtud de ello se formalizó la posterior presentación del
coheredero J. S. T. (fs.167/174), quien impugnó dicha determinación de bienes y planteó la prescripción de la acción
de partición , al señalar que ha ejercido la posesión ininterrumpida del mencionado inmueble por más de veinte años
desde el fallecimiento de A. J. T. y A. . Así puso de relieve J. S. T. , que la indivisión hereditaria ha cesado porque él
continuó en posesión de la herencia como único propie tario , desde el momento mismo del fallecimiento de A. J. T.
y A. ; habiendo intervertido el título por el que poseía uno de los bienes de la comunidad hereditaria, lo que ha dado
lugar a la prescripción de la acción de partición en los términos del art.3460 del Código Civil. Esta presentación de
J. S. T. fue considerada una cuestión autónoma con respecto a la sucesión, por lo que en la anterior instancia se
dispuso la formación del presente incidente de prescripción de la acc ión de partición (véase la providencia que obra
a fs.175 del mencionado expediente n° 44.181).
I. Pues buen, la aludida presentación de J. S. T. es la que se erigió en el escrito promotor del presente incidente de
prescripción de acción de partición (ver fs.91/98vta. de estos actuados). Esta pretensión incidental fue resistida por
E. R. G., M. M.
T., S. V. T. y A. E. G. , quienes solicitaron su rechazo (fs.103/111).
Habiendo transcurrido el período probatorio se dictó la sentencia de la anterior instancia que motiva la intervención
de esta alzada, en virtud del recurso de apelación que contra la misma dedujo el incidentista J. S. T. . El apelante ha
resultado perdidoso porque en dicha sentencia se rechazó la demanda incidental por prescripción adquisitiva y, por
ende, la pretensión del incidentista de ajenizar del acervo hereditario el inmueble objeto de autos, con imposición de
las costas del proceso (fs.271/278).
Comenzó señalando el a quo que el actor dijo haber intervertido el título por el cual detentaba el inmueble como
hijo de los dueños (coheredero coposeedor) , para pasar a revestir el título de poseedor único, exclusivo y
excluyente de la posesión de otros, durante el plazo de veinte años . Y así señaló el magistrado que esta postura del
actor tiende a ajenizar el bien del acervo hereditario de los causantes , para lo cual es menester demostrar que por
actos exteriores se ha mutado el carácter y el rol de la posesión, de manera pública, pacífica, continua e
ininterrumpida, prescribiéndose adquisitivamente el inmueble (fs.274, punto D).
Y luego de una cita jurisprudencial que entendió pertinente, se adentró el juzgador en la parte medular de su
pronunciamiento, ponderando la prueba testimonial rendida en el proceso, de la cual resulta que el actor habita el
inmueble desde hace muchos años, remontándose dicha ocupación al comienzo de la década de mil novecientos
ochenta (fs.276vta./277). También consideró acreditado el magistrado, que el actor tuvo en ese domicilio un taller
de cerrajería del automotor y que efectuó mejoras en el inmueble (fs.277, párrafos segundo y tercero). Más
sentó el a quo su opinión negativa al progreso de la pretensión, al poner de relieve la siguiente conclusión: “Lo que
no se ha probado es el acto de interversión frente a los titulares registrales (padres) y a los restantes herederos (una
vez fallecidos aquellos)” (fs.277).
Luego hizo referencia el a quo a inconsistencias del escrito de demanda, afirmando que el actor dijo haber habitado
la finca desde el año 1976, cuando dejaron de hacerlo sus padres, mientras que luego expresó que la comunidad
hereditaria cesó desde el momento mismo del fallecimiento de A. T. y A. , lo que ocurrió en el año 1987. Señaló el
primer juzgador que nada dijo el actor sobre el fallecimiento de su madre, producido en el año 1999, y concluyó en
que “de ninguna manera se explica dónde vivieron esos padres, ni cómo claramente se los desplazó de su posesión”
(fs.277vta.).
En el último párrafo de los considerandos del fallo, se dijo que la parte demandada afirmó que el matrimonio
conformado por A. J. T. y A. y G. A. C. residió en el inmueble hasta el día de sus decesos (ocurridos en los años
1987 y 1999, respectivamente). Y así presumió el juzgador que esta circunstancia debe suponerse desde la lógica de
un matrimonio cuyo único bien lo constituiría el inmueble de autos; precisando que ello no fue desvirtuado por la
prueba producida por el actor , que hubiera ratificado la postura de éste último en el sentido de haber comenzado a
poseer con ánimo de dueño exclusivo y excluyente desde el año 1976 (fs.277vta.).
III. La mencionada sentencia, como ya se anticipó, fue apelada por el actor, quien resultó vencido en el litigio
(fs.279), habiendo expresado sus agravios mediante el escrito que luce a fs.302/310.
Comenzó señalando el apelante, que el presente incidente tiene por objeto formular oposición e impugnación a la
conformación del cuerpo de bienes que se intentó efectuar en el juicio sucesorio, y, a la vez, oponer excepción de
prescripción de la acción de partición de la herencia (fs.302vta.). Así sostuvo que el coheredero H. D. G. adhirió a
su pretensión, reconociendo la veracidad de sus dichos (acto procesal que la sentencia omite considerar). Y adujo a
continuación que si bien el art.3460 del Código Civil establece que la acción de partición de herencia es
imprescriptible, ello es así mientras de hecho continúe la indivisión hereditaria; pero es susceptible de prescripción
cuando la indivisión ha cesado de hecho porque alguno de los herederos, obrando como único propietario, ha
comenzado a poseer de manera exclusiva (fs.303).
Ya en los tramos basales del escrito recursivo se criticó a la sentencia porque se tuvo por acreditado que la Sra. G.
C. habría vivido en el inmueble, cuando de los elementos de prueba surge que ello no es así (fs.305). Se dijo,
asimismo, que en la sentencia se omitió valorar la totalidad de la prueba; que el juez tuvo por acreditado que el actor
realizó mejoras en el inmueble, que el actor residió en el inmueble al menos desde el año 1980, que vivía allí con
sus hijos y que en dicho lugar también tenía el taller de cerrajería del automotor (fs.305). Más adelante se impugnó
la sentencia en cuanto se tuvo por no acreditada la interversión del título alegada por el actor (fs.305vta.), y se
sostuvo que en el pronunciamiento se ha omitido ponderar la prueba rendida en autos (fs.306). Posteriormente, se
formularon diversas consideraciones con relación a la situación de la madre del actor (fs.306/306vta.), y se
enumeraron los extremos fácticos que han quedado probados, especialmente, las ampliaciones, remodelaciones y
mejoras introducidas en el inmueble, con referencia a la pericia arquitectónica practicada en el juicio (fs.307/309).
Habiéndose cumplimentado los pasos procesales de rigor se llamaron autos para sentencia (fs.313), se corrió vista al
Fiscal General Departamental (fs.319/319vta.), y se practicó el sorteo de ley, habiendo quedado estos actuados en
condiciones de ser examinados para el dictado de la presente sentencia.
IV. Cabe precisar, en primer lugar, lo referente a la ley aplicable, ante la sanción del Código Civil y Comercial de la
Nación y la consecuente derogación del Código de Vélez Sarfield, aspecto que ha destacado el apelante como
omitido en la sentencia apelada (fs.303vta./304vta.). Más, sin embargo, no advierto que se esté ante una temática
gravitante, pues en el caso no se configura una cuestión de derecho transitorio, dado que ambos regímenes legales
contienen regulaciones similares en la materia que nos ocupa.
Y así es preciso destacar que la cuestión litigiosa debe ser resuelta con aplicación del derogado Código Civil, puesto
que los hechos de autos se cumplieron y agotaron, en su totalidad, durante la vigencia de dicho cuerpo normativo
(art.7 del C.C. y C.). De todas maneras, vuelvo a insistir, el art. 2368 del ordenamiento actualmente vigente, se
asienta sobre las mismas bases conceptuales que su antecesor, el art.3460 del Cód. Civil, por lo que en el sub caso
no se genera ninguna problemática de derecho intertemporal. Más aún, conforme se puntualizará infra, el art. 2368
del nuevo Código Civil y Comercial resulta de utilidad como valiosa pauta interpretativa, pues dicha norma ha
venido a receptar las posturas doctrinarias y
jurisprudenciales prevalecientes, en lo que respecta a la forma en que se produce la prescripción de la acción de
partición de herencia.
V. Abordando la cuestión traída a juzgamiento, debo resaltar que el discurrir argumental del apelante transita sobre
aspectos fácticos que no se centran en la temática medular del litigio, cual es la interversión del tí tulo de su
posesión que alegó el accionante para estructurar su planteo incidental (véase el apartado I, segundo párrafo, del
presente voto). En efecto, en su demanda aseveró el actor: “la indivisión ha cesado porque desde el momento mismo
del fallecimiento del Sr. A. T., el suscripto ha continuado en posesión de la herencia como único propietario. Tal
circunstancia, da lugar a la prescripción de la acción de partición que en este acto opongo. Señala la doctrina que la
posibilidad de que uno de los herederos intervierta el título en virtud del cual posee uno de los bienes integrantes de
la comunidad hereditaria, subyace no solo en los principios generales delderecho, sino que se halla especialmente
considerado en los arts.3460 y 3461 del Cód. Civil. El art.3460 del Cód. Civil señala que: ‘La acción de partición de
herencia es imprescriptible, mientras que de hecho continúe la indivisión, pero es susceptible de prescripción
cuando la indivisión ha cesado de hecho porque alguno de los herederos obrando como único propietario, ha
comenzado a poseerla de manera exclusiva. En tal caso la prescripción tiene lugar a los veinte años de comenzada la
posesión’ ” (ver fs.93, párrafos segundo, tercero y cuarto de los presentes actuados; aquí debo aclarar que los
resaltados pertenecen al suscripto y difieren del escrito original). Y, precisamente, en la sentencia apelada se
consideró no probada la interversión del título alegada por el incidentista , siendo ésta la cuestión central que definió
la suerte adversa de la demanda incoada; sin que en el escrito recursivo se advierta una crítica concreta y razonada
de las ideas dirimentes del decisorio de la anterior instancia (art.260 del Cód. Proc.). Más aún, en la sentencia de
grado se tuvo por acreditado que el actor habita el inmueble desde hace muchos años , remontándose dicha
ocupación al comienzo de la década de mil novecientos ochenta; habiéndose tenido por probado, además, que el
actor tuvo en ese domicilio un taller de cerrajería del automotor y que efectuó mejoras en el inmueble (véase la
reseña formulada en el apartado II de este voto).
Pero, reitero, que el actor habite la finca, que allí desarrollara una actividad comercial y que haya efectuado mejoras
en el inmueble, no significa que en el caso se haya producido la interversión del título de la posesión , pues esta
situación implica una actividad mucho más compleja , conforme lo habré de destacar a continuación.
Sin embargo, en la expresión de agravios se hace un marcado esfuerzo por destacar aquellas circunstancias que han
quedado acreditadas (habitación del inmueble, instalación de un taller de cerrajería del automotor y realización de
mejoras por parte del actor), pero no se formula una crítica idónea con respecto a la cuestión decisiva del litigio,
esto es, la alegada interversión del título de la posesión que, en el pronunciamiento de grado, se tuvo por no
demostrada.
VI. Al analizar los arts. 3460 y 4020 del Código Civil, señala Areán que cuando todos los herederos poseen en
común, si de hecho se mantiene intacta la indivisión hereditaria, en cualquier momento cualquiera de ellos podrá
exigir la partición, sin interesar el tiempo que haya transcurrido; de allí que el art.3460 comienza sentando la
imprescriptibilidad de la acción de partición de herencia, a condición que de hecho continúe la indivisión. Ello es
consecuencia del principio de indivisibilidad de la posesión sentado por el art.3449, en el sentido de que si hay
varios herederos, la posesión de la herencia por alguno de ellos, aprovecha a los demás (Juicio de usucapión, 4ta.
edición, reimpresión, pág.250). Seguidamente aclara Areán que en realidad se está aludiendo a la posesión de los
bienes hereditarios, de modo que si alguno de los herederos posee a título de tal un bien particular comprendido en
la comunidad hereditaria, no lo hace como dueño exclusivo, sino como integrante de aquélla (ob. cit. pág.251).
Y a continuación se ocupa esta autora del supuesto sobre el que el actor ha pretendido estructurar la pretensión de
autos. Así asevera Areán que cesa la imprescriptibilidad de la acción de partición (o sea que se ve alcanzada por la
prescripción), cuando de hecho ha cesado la indivisión , lo que se traduce en que alguno de los herederos ha
comenzado a pose er en forma exclusiva alguno de los bienes que integran la herencia , obrando como único
propietario. Y dice que en este caso el heredero ha consumado un acto de interversión del título (art.2458) y
comienza a poseer en forma exclusiva , con lo que al cabo del plazo establecido en el art.4015 termina por consumar
la adquisición del dominio por usucapión . Aclarando los exactos alcances del instituto, expresa esta autora: “No se
trata entonces de la prescriptibilidad de la acción de partición a los veinte años como un término de prescripción
liberatoria, sino de la extinción de dicha acción como consecuencia de haberse consumado la adquisición por el
heredero de la prescripción adquisitiva sobre el bien determinado” (Areán, ob. cit. pág.251).
Deben quedar remarcados, entonces, los alcances de la pretensión esgrimida por el actor, quien ha alegado un acto
de interversión del título por haber comenzado a poseer en forma exclusiva el inmueble objeto de autos . Y más allá
de los debates doctrinarios que se
plantearon en esta materia, ha prevalecido el criterio de que la segunda parte del art.3460 del Código Civil, no
alude, en rigor, a la prescriptibilidad de la acción de partición, sino a la prescripción adquisitiva del heredero que
intervirtió su título y poseyó e l bien como propietario exclusivo, en los términos del art.4015 , como con claridad lo
expresa Zannoni.
Este mismo autor señala, más adelante, que hay que tener presente que el bien adquirido por prescripción
adquisitiva por parte del coheredero que lo poseyó a título de dueño deja de integrar, por eso, la comunidad
hereditaria , por lo que no se le computará en la hijuela del adquirente (si existieran otros bienes, claro está).
Recordemos que la prescripción es un modo originario de adquirir la propiedad: no se la reputará derivada de la del
causante ; el modo es independiente del carácter de sucesor universal (Derecho de las sucesiones, tomo 1, 5ta.
edición actualizada y ampliada, pág.700).
Aquí es dable mencionar el art. 2368 del Código Civil y Comercial, que realizando una adecuada síntesis de las
normas del código derogado y con arreglo a las pautas dadas por la doctrina autoral y jurisprudencial, hace expresa
referencia a la prescripción adquisitiva larga de los bienes individuales de la herencia , si la indivisión ha cesado de
hecho porque alguno de los copartícipes ha intervertido su título poseyéndolos como único propietario , durante el
lapso que establece la ley. Este precepto legal sirve de valiosa guía interpretativa, conforme lo puse de resalto en el
apartado anterior (conf. Córdoba, en Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Lorenzetti director, tomo
X, págs.692 a 694).
En ese mismo orden de ideas, aunque en comentario al código derogado, puntualiza Lambois que en este caso se
trata de una prescripción adquisitiva , siendo preciso que el heredero que posee la cosa y que concurre con otros
coherederos en el llamamiento a la herencia, exteriorice su voluntad de poseer sólo para sí e intervierta el título,
dado que de otra manera siempre su posesión representará la de sus coherederos (Código Civil y normas
complementarias, Bueres dirección, Highton coordinación, tomo 6 A, pág.450). Y de este modo nos aproximamos a
la cuestión medular que se debate en el presente proceso, que reside en esclarecer la forma en que debe consumarse
la interversión del título por parte del coheredero que pretende poseer la cosa en forma exclusiva . He aquí donde la
demanda incidental de autos se muestra desprovista de todo asidero, pues el actor no ha demostrado en modo alguno
la interversión del título que ha invocado , más allá de que haya quedado probado que habita la finca, que allí instaló
un comercio y que realizó mejoras en el inmueble (arts.375, 384 y ccs. del Cód. Proc.).
VII. En efecto, la interversión del título de la posesión en casos como el que nos ocupa, requiere la realización de
actos de mucha mayor complejidad que los concretados por el aquí accionante. Así se ha puntualizado que
tratándose de coherederos, cuya posesión es común, quien invoque la interversión del título que derive en su
posesión exclusiva debe acreditar actos materiales inequívocos e individuales de exclusión de coherederos (ST
Córdoba, 7/12/00, LLNOA, 2001-285, citado por Areán, ob. cit. págs.251 y 252). Y en el supuesto de usucapión
entre condóminos, que guarda analogía con el de autos, se ha decidido que si quienes pretenden usucapir son
condóminos y quieren excluir al otro, los actos de posesión excluyente sobre el inmueble deben ser inequívocos ,
como también debe ser objeto de idéntica demostración el momento a partir del cual aquellos comenzaron a poseer
para sí. Las numeR.s erogaciones comprobadas en relación con los inmuebles, importan simplemente actos de
administración, de por sí insuficientes para tener por configurada la interversión del título –arts.2353 y 2458, Cód.
Civil- (CNCiv., sala G, 13/9/00, el Dial AA68B, citado por Areán, ob. cit. pág.252; lo destacado en negrita
corresponde al suscripto).
O sea que en estos particulares supuestos de demandas de usucapión entre coherederos (como sucede en autos), o
entre condóminos (caso análogo), se requiere mucho más que la prueba de la realización de actos posesorios que
evidencien una posesión continua de veinte años, con ánimo de tener la cosa para sí, como exige el art.4015 del
Código Civil. En efecto, en estas especiales hipótesis es menester la acreditación por parte del actor de la
interversión de su título de cooposedor por el de único poseedor, mediante la realización de actos inequívocos de
exclusión de los demás coherederos o condóminos de la relación real con la cosa . Así se ha decidido en un
precedente jurisprudencial que resulta aplicable: “No sólo ha de invocarse y probarse una posesión ‘animus domini’
munida de todos y cada uno de los caracteres que la ley quiere para erigirla de un modo dominial (pública, pacífica,
continua e ininterrumpida durante veinte años), sino que, en el mismo inicio de ella, ha de existir un acto o una serie
de actos inequívocos de exclusión de sus poseedores, a partir de lo cual su antigua y legítima coposesión mudó en
una posesión ilegítima, pero exclusiva y excluyente de toda otra; o mejor aún, en el fundamento de la pretensión
cobra singular relevancia ‘la interversión’ que el mismo hace de su originario título de coposeedor o poseedor
promiscuo por el de exclusivo y único poseedor. De tal modo, si la prescripción es título idóneo para que un
condómino o coheredero extinga el parcial derecho de los otros comuneros y adquiera para sí la propiedad de la
totalidad de la cosa, ello lo es a condición de que intervierta su título de coposeedor por el de único poseedor,
excluyendo así de la relación real con la cosa a los demás condóminos o coherederos. A partir de dicha mutación o
interversión es que comienza a correr el plazo de la usucapión” (Cám. Civ. 2da. Sala 3, La Plata, 118987 RSD-168-
15, sentencia del 27/10/2015, “Mansilla Guillermo M. c/Mansilla Gregorio Manuel s/Posesión Veinteañal”, suM.
JUBA B 355336; lo resaltado me pertenece). Este precedente fue citado en un reciente fallo de este tribunal, que
versaba sobre un caso de usucapión entre condóminos (esta Sala, causa n° 61.330, sentencia del 29-5-17, “Ballarena
J. Alberto c/Ballarena Adolfo Guillermo y otro. s/Prescripción adquisitiva vicenal. Usucapión”, voto del Dr.
Galdós).
Con especial referencia a las características que deben reunir los actos de interversión del título de la posesión y en
comentario al art. 2353 del Código Civil, puntualiza Kiper que esta norma comienza sentando el principio de
inmutabilidad de la causa , al disponer que: “Nadie puede cambiar por sí mismo, ni por el transcurso del tiempo, la
causa de su posesión”. Y luego señala que este principio no impide que la causa pueda transformarse en
determinadas circunstancias , lo que prohíbe es que ello pueda hacerse “por sí mismo” o “por el transcurso del
tiempo”.
Expone más adelante que la interversión del título también puede ser unilateral (art.2458), figura que acaece cuando
la voluntad de cambiar la causa se manifiesta por actos exteriores, y esos actos producen el efecto de excluir al
poseedor o, en supuestos como el que aquí nos ocupa, de excluir a los otros coposeedores cuando el poseedor
comienza una posesión exclusiva . Pero, claro está, no son suficientes para ello los pensamientos íntimos, no basta
el cambio interno de la voluntad; para que la interversión se produzca es menester que se trate de actos que se
manifiesten exteriormente. Es necesario que se trate de actos concluyentes e inequívocos, y en los casos de
coherederos o condóminos, se impone que la oposición de quien pretende ser poseedor exclusivo sea total,
inconfundible y activa, es decir, que salga de su ámbito subjetivo e incida sobre la cosa y sobre la relación de ésta
con los restantes coposeedores cuya exclusión se persigue. La interversión requiere de actos de oposición y no de
meras expresiones verbales, que sean lo suficientemente precisos para significar la voluntad del coposeedor de
excluir a los otros cooposeedores , y lo suficientemente graves para poner en conocimiento de la situación a éstos
últimos, a fin de que puedan hacer valer sus derechos . El acto de oposición es al mismo tiempo un acto
de afirmación de la posesión propia y de negación de la posesión ajena, por lo que los actos de oposición deben ser
públicos, en el sentido de que deben poder llegar al conocimiento del que sufre la interversión ; esta es una
consecuencia de la necesidad de que tales actos se manifiesten exteriormente (conf. Kiper, en Código Civil y leyes
complementarias, Belluscio director, Kemelmajer de Carlucci coordinadora, tomo 10, comentario al art.2353,
págs.207, 208, 209 y 210, comentario al art.2458, págs.462 y 463).
Precisamente, al reseñar este mismo autor los precedentes jurisprudenciales relativos a la interversión del título en
casos de condominio, pone de relieve que si quien pretende usucapir es un condómino con exclusión de los demás,
los actos de posesión exclusiva que ejerce sobre el inmueble común han de ser inequívocos, de modo que deba
descartarse la hipótesis de un mero reparto de uso. Y así puntualiza que el pago de impuestos o erogaciones
producto de tareas de mantenimiento, construcción, etc. , realizadas en el inmueble común por uno de los
condóminos, importan actos de administración y no alcanzan para tener por configurada la interversión del título ,
mientras que aquél que pretende la usucapión no pruebe en forma clara e inequívoca la exteriorización de su
voluntad de privar de la posesión a los demás condóminos (Kiper, ob. cit. pág.215).
VIII. Los conceptos antedichos son enteramente aplicables al sub exámine, y a través de su reproducción he
procurado poner de manifiesto que la prescripción adquisitiva en caso de condóminos o de coherederos resulta
sumamente dificultosa , por cuanto la prueba de la
posesión debe estar acompañada inexorablemente de la prueba de la interversión del título. O sea que no se trata
simplemente de probar la posesión apta para usucapir que emerge del art.4015 del Código Civil, como parece
entenderlo –erróneamente- el apelante, en su escrito de expresión de agravios. Así se ha señalado en una decisión
jurisdiccional que considero pertinente para el supuesto en análisis, que “una cosa es probar la posesión que se
ejerce sobre el inmueble que pertenece a extraños, y otra es acreditarla cuando el bien pertenece por herencia a
quien se dice exclusivo poseedor, como a sus hermanos y madre. En tal caso, no es absurdo sino lógico extremar los
recaudos para que la loable solidaridad familiar no se castigue con el despojo” (CC3, Lomas de‰8!è !H!20
Zamora, 2399 RSD-120-11, sentencia del 16/8/2011, “Cirignotta”, suM. JUBA B3750748).
Es por demás evidente que la faena probatoria de los actores en esta clase de situaciones se muestra especialmente
ardua y compleja y esto es lo que escapa a la percepción del apelante de autos, quien intenta cuestionar el fallo de la
anterior instancia destacando, únicamente, la prueba relativa a la posesión del inmueble . Pero, claro está, ello no es
en modo alguno suficiente. Conceptos similares puso de resalto este tribunal en la ya mencionado causa
“Ballarena”, que versaba sobre una usucapión entre condóminos, donde se sostuvo que “el actor debe acreditar que
los copropietarios tomaron conocimiento de su intención de prescribir la totalidad del inmueble sin que pueda existir
ninguna clase de duda al respecto, dado que los actos del usucapiente podrían confundirse con el ejercicio de los
derechos que la ley otorga al condómino sobre la cosa común (art.2676 ss. y cdtes. del Cód. Civ.)” (esta Sala, citada
causa n° 61.330, “Ballarena”, sentencia del 29-5 17, con voto del Dr. Galdós y en cuyo acuerdo el suscripto no
participó por encontrarse en uso de licencia).
Si se recala en la prueba aportada al proceso, que se procura resaltar en el escrito recursivo, es posible apreciar que
la misma se encuentra dirigida, con exclusividad, a la acreditación de la ocupación que del inmueble hizo el
accionante y a las mejoras que éste introdujo en la finca. Pero, por el contrario, no hay ningún elemento de la causa
que permita avizorar algún acto de interversión del título por parte del actor. Concretamente, no se allegó ninguna
probanza relativa a actos exteriores del accionante que hayan estado dirigidos a excluir a los otros coposeedores,
con el propósito de ejercer la posesión exclusiva del inmueble. En este aspecto del litigio que resultaba esencial, se
advierte una marcada insuficiencia probatoria, y sobre esta circunstancia procesal se erige la idea dirimente de la
sentencia apelada, al señalarse que: “Lo que no se ha probado es el acto de interversión frente a los titulares
registrales (padres) y a los restantes herederos (una vez fallecidos aquellos)” (fs.277, anteúltimo párrafo). No
pueden quedar dudas en el sentido de que la falta de demostración de este aspecto medular de la cuestión litigiosa,
conduce a la desestimación de la pretensión incoada; por lo que la sentencia de grado se encuentra ajustada a
derecho (arts.163 inciso 5, 260, 375, 384 y ccs. Del Cód. Proc.).
En efecto, las facturas y demás documentación adjuntada a la demanda, reflejan la realización de construcciones y
mejoras en el inmueble (ver facturas de compra de materiales, contratos y recibos de pago de tareas relativas a la
construcción, que obran a fs.1/27, fs.33/40 y fs.44/45; solicitud de gas a Camuzzi Gas Pampeana S.A. y facturas
emitidas por esta empresa de fs.28/31). También los testigos que depusieron en la causa dieron cuenta de la
ocupación que de la finca concretó el accionante y de las mejoras que introdujo en la misma (ver declaraciones de
los testigos B., V., M., G. y G., que lucen a fs.138/143vta.).
También es dable ponderar el informe expedido por la Municipalidad de Tandil, del cual resulta que el actor habilitó
un local del rubro cerrajería del automotor (fs.226). Y, por último, también debe valorarse la pericia de arquitectura
practicada a fs.255/262, en la cual se puntualiza que en el inmueble hay distintas construcciones, una de origen que
data de los años cuarenta, otra que consiste en la actual vivienda ampliada y remodelada que data del año 1980, y el
galpón en el frente del lote que data del año 1990 (ver fs.261vta.). Todos estos son elementos tendientes a la
demostración de la posesión del accionante sobre el inmueble en cuestión (arts.375, 384, 456, 474 y ccs. del Cód.
Proc.).
Precisamente, en el escrito de expresión de agravios se insiste –reiteradamente- en la prueba relativa a estos actos
posesorios (art.2384 del Cód. Civil), formulándose diversas consideraciones sobre la falta de valoración que se le
atribuye al juzgador, y destacándose – minuciosamente- los distintos medios probatorios aportados al proceso (ver
especialmente las alegaciones de fs.307/309). Pero, claro está, lo que pierde de vista el apelante es que la prueba
relativa a estos hechos, por sí sola, resulta claramente insuficiente (como lo he destacado supra); ya que en autos
debía probarse la alegada interversión del título de la posesión , la exteriorización de la voluntad del actor de excluir
a los otros coposeedores , y la puesta en conocimiento de estos últimos de que el actor pretendía afirmar su
exclusiva posesión sobre la cosa y, en consecuencia, negar la posesión de sus coherederos. Se trata ésta de una
cuestión esencial en esta hipótesis de usucapión entre coherederos, y sobre el particular se advierte una total
orfandad probatoria, tal como lo ha destacado con acierto el magistrado de la anterior instancia (fs.277, anteúltimo
párrafo; art. 375 del Cód. Proc.).
En el escrito recursivo se afirma que ninguno de los coherederos (ni los hermanos ni la madre del actor) reclamaron
la herencia y/o solicitaron la partición, pues sabían que éste último ocupaba el inmueble con ánimo de dueño
(fs.303, 306vta. y 307vta.). Esta aseveración es inaudible, puesto que el actor no demostró haber exteriorizado y
comunicado a sus coherederos su voluntad de excluirlos de la posesión del bien; por lo que la actitud de los
demandados se inscribe en la conducta de quien consiente que otro coheredero use la cosa común, en el marco de la
solidaridad familiar . Y según lo dispone expresamente el art. 3449 del Código Civil, “Si hay varios herederos de
una sucesión, la posesión de la herencia por alguno de ellos, aprovecha a los otros”; debiendo entenderse que el
heredero posee por todos sus coherederos y que los actos que realice en ese sentido aprovechan a éstos, salvo que
intervierta el título y excluya a los demás, en cuyo caso podrá usucapir contra ellos al término de veinte años de
haber intervertido el título (conf. Lambois, en ob. cit., tomo 6 A, pág.429). Esta interversión del título, como ya lo
he señalado a lo largo del presente voto, no se ha probado en modo alguno.
En el escrito de expresión de agravios también se formulan diversas consideraciones relativas al lugar de residencia
de la madre del actor, G. C., y a la circunstancia de que ésta se encontraba separada de hecho de A. J. T. y unida con
H. N. E. G. (ver fs.305/306vta.). Pero este aspecto carece de toda relevancia en orden a la dilucidación de la
cuestión litigiosa, en atención a la orfandad probatoria que se advierte en torno a la temática medular de autos, cual
es la interversión del título de su posesión que ha alegado el accionante. Finalmente, debo aclarar que no habré de
ocuparme de otras consideraciones vertidas en el escrito recursivo, pues es sabido que los jueces no tienen la carga
de abordar todos los planteos de las partes, sino solamente aquéllos que resultan conducentes para la solución del
pleito (esta Sala, causa n° 61167, “Riccetti…”, sentencia del 20/9/2016, entre muchas otras).
IX. Por todo lo expuesto, propicio la confirmación de la sentencia apelada de fs.271/278, en cuanto rechazó la
demanda incidental por prescripción adquisitiva del inmueble y la pretensión del actor de ajenizar del acervo
sucesorio el inmueble objeto de autos, con costas a la actora vencida. Las costas de alzada también deben serle
impuestas a la parte accionante, en atención a que la misma ha resultado vencida en el trámite recursivo (arts.68 y
69 del Cód. Proc.).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Longobardi y Galdós, por los mismos fundamentos, adhieren al voto que antecede,
votando en igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION, el Señor Juez Doctor
Peralta Reyes , dijo:
Atento a lo que resulta del tratamiento de la cuestión anterior, se resuelve:
1) confirmar la sentencia apelada de fs.271/278, en cuanto rechazó la demanda incidental por prescripción
adquisitiva del inmueble y la pretensión del actor de ajenizar del acervo sucesorio el inmueble objeto de autos, con
costas a la actora vencida;
2) Imponer las costas de alzada a la parte accionante, en atención a que la misma ha resultado vencida en el trámite
recursivo (arts.68 y 69 del Cód. Proc.);
3) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad (arts.31 y 51 del dec.
ley 8.904/77).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Longobardi y Galdós por los mismos fundamentos, adhieren al voto que antecede,
votando en igual sentido.
Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente:
SENTENCIA
Azul, Junio de 2017.
AUTOS Y VISTOS: CONSIDERANDO:
Por todo lo expuesto, atento lo acordado al tratar las cuestiones anteriores, demás fundamentos del acuerdo, citas
legales, doctrina y jurisprudencia referenciada, y lo dispuesto por los arts.266, 267 y concs. del C.P.C.C., se resuelve
:
1) confirmar la sentencia apelada de fs.271/278, en cuanto rechazó la demanda incidental por prescripción
adquisitiva del inmueble y la pretensión del actor de ajenizar del acervo sucesorio el inmueble objeto de autos, con
costas a la actora vencida;
2) Imponer las costas de alzada a la parte accionante, en atención a que la misma ha resultado vencida en el trámite
recursivo (arts.68 y 69 del Cód. Proc.);
3) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad (arts.31 y 51 del dec. ley 8.904/77).
Regístrese, notifíquese por Secretaría y devuélvase a su Juzgado de origen.
Fdo.: Dr. Víctor M. Peralta Reyes –Dr. J. M. Galdós – Dra. María Inés Longobardi - Juez –

Citar: elDial AAA055


Publicado el: 21/07/2017
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