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1. INTRODUCCION
La terapia estratégica, no es una concepción o una teoría particular, sino un nombre para aquellos
El modelo estratégico, nace de una síntesis evolutiva entre la teoría sistémica, el estudio sobre la
familia y la comunicación, realizado por el grupo de Palo Alto dirigido por Bateson y Jackson y el
Haley (1985; 1989), dice que la terapia familiar estratégica también surge a partir del examen del
poder de las relaciones entre terapeuta y cliente y entre los integrantes de una familia. Las diversas
estrategias de psicoterapia fueran creadas con el objeto de utilizar este poder para producir cambios.
Suele pensarse (y ésta es una de las críticas frecuentes al modelo estratégico) que el poder implica
perspectiva, versa sobre los aspectos positivos o benévolos. Tener poder sobre otra persona no
pensamiento estratégico se interesa por la funcionalidad del comportamiento humano frente a los
El Grupo de Palo Alto, uno de los centros de desarrollo de la terapia familiar sistémica, abarcó en
la práctica a dos entidades diferentes, pero íntimamente relacionadas. Una de ellas corresponde al
equipo que formara el antropólogo y epistemólogo Gregory Bateson. El "Proyecto Bateson" (1952-
presentes en un proceso comunicacional. Llegaron a trabajar con él John Weakland, Jay Haley y
Don Jackson. Este último es quien, en 1959, crea el Mental Research Institute (M.R.I.) de Palo
Alto, donde se ampliaron y se aplicaron al área clínica los trabajos específicamente referidos a la
comunicación esquizofrénica realizados por Bateson. En 1960 se integrará a este grupo de trabajo
Paul Watzlawick. Posteriormente, en 1967, el M.R.I. funda el Brief Therapy Center (B.T.C.),
clínica psicoterapéutica, donde se desarrolla lo que hoy se conoce como el modelo de terapia breve
sistémica.
Por otra parte, Jay Haley perteneció al M.R.I de Palo Alto y posteriormente se retiró a trabajar con
Minuchin en Filadelfia para, finalmente, desarrollar su propia labor clínica en Washington junto a
quien era entonces su esposa, Cloé Madanes. Desarrolló un modelo con métodos propios para
perturbar las estructuras familiares “anormales”, atendiendo además a las configuraciones triádicas
que están presentes (Hoffman, 1987). Si bien el modelo de Haley contiene elementos tanto
estratégicos como estructurales, está considerado uno de los principales representantes del modelo
Haley ha hecho hincapié en que el diagnóstico es parte del problema terapéutico, y en eso tiene
responsabilidad el terapeuta, ya que “el modo en que clasificamos un dilema humano puede
cristalizar un problema y volverlo crónico” (Haley, 1990, p.6). También un problema puede
cristalizarse por los intentos de solución que no han dado el resultado esperado.
Haley (1990) ha descrito las diferentes etapas de una primera entrevista, las que incluyen en primer
lugar, conocer a cada miembro del sistema consultante, después saber por qué han venido a
consultar, observarlos interactuar en relación con el problema planteado a fin de reconocer la pauta
interaccional que mantiene el problema y, por último, definir claramente los cambios deseados. Es
en esta última etapa en la que se establece un contrato sobre las metas terapéuticas y, a más claro
El MRI
El MRI fue fundado por el psiquiatra Don Jackson, también colaborador de Bateson, el año 1959.
Junto a él participaron los psicoterapeutas Haley y Weakland, trayendo consigo toda la influencia
Richard Fisch. Una de sus principales finalidades fue estudiar la influencia de la comunicación
interpersonal en los procesos de cambio terapéutico, llegando a formular sus propias teorías,
Una de las características más importantes del MRI, que lo diferencia de la corriente más
una familia, en las pautas o reglas que limitan su actuar dentro de ciertos parámetros y que estarían
Una segunda cualidad del MRI fue la búsqueda de formas eficientes de llevar a cabo el proceso
terapéutico, de modo de abreviar las terapias hasta el mínimo, suprimiendo de ella aquellas
intervenciones inefectivas o que no estaban vinculadas claramente a la resolución del problema del
cliente. Incluso crearon el año 1968, dentro del mismo instituto, un Centro de Terapia Breve
integrado por Weakland, Fisch, Watzlawick y Lynn Segal, que concluyó que una terapia
perfectamente podía durar 10 sesiones y generar cambios duraderos en las personas. A
continuación, se denominó a la terapia del MRI con el nombre alternativo de Terapia Breve
Estratégica1, con el que se le conoce hasta el día de hoy (Weakland, Fisch, Watzlawick & Bodin,
1974).
Otra cualidad del MRI, de gran trascendencia para la evolución de las terapias sistémicas
los postulados de Bateson. Los enfoques constructivistas consideran que es el propio individuo
quien construye un sistema que le permite comprender su mundo y sus experiencias. De ese modo,
las personas son participantes activos y no receptores pasivos de un mundo externo que imprime
sus huellas en su mente, como la tabla rasa conductista. En este enfoque asumimos que no existe
una realidad única o universal, sino distintas maneras de entender los fenómenos psicológicos y
sociales. Lo que interesa, por lo tanto, no es nuestra capacidad de captar al mundo tal cual es (lo
que se ha denominado «objetividad»), sino que nuestras percepciones encajen lo suficiente como
El MRI se convirtió en una escuela que recibía a terapeutas de todo el mundo interesados en
conocer sus propuestas. De ese modo, influyó fuertemente en la generación de otros modelos como
la Terapia Breve Centrada en la Solución. (García Martínez, Felipe E. (comp.) editores, 2013).
2. MARCO TEORICO
La terapia estratégica y la terapia familiar tienen como denominador común el uso pragmático de
La tarea del terapeuta consistiría en formular con claridad el síntoma presentado aquí y ahora por
el cliente y planear una intervención en su situación social a fin de modificar dicho síntoma. Si
bien en esta perspectiva se realiza una exploración de las metas de los clientes, tal exploración es
empleada por el terapeuta estratégico para conocer su percepción y creencias acerca de la situación
y así influir en la demanda del cliente. A partir de técnicas específicas, el terapeuta sugiere a los
clientes cierto modo de ver los problemas, es decir, se viene a cambiar la queja del cliente según
lo que el terapeuta considera que se puede cambiar o solucionar. La indagación explícita de las
metas y objetivos de los clientes viene a ser sólo un método para conseguir información importante
que permita al terapeuta asirse con los estilos de comunicación de los clientes, sus creencias,
concepciones, actitudes y valores y, a partir de ahí, inducir en ellos un cambio delineado por la
termina ejerciendo un control deliberado, destinado a influir en las verdades y creencias personales
y familiares, haciéndose cargo de la verdad que rige al individuo y al sistema familiar. Con lo cual,
la pretendida neutralidad que sostiene el enfoque, no existe, ni puede existir. (Páez-Blarrina, M., &
paciente desde el momento de su primer contacto con él. Ya en la entrevista inicial se combina la
recogida de información con maniobras que indican la dirección deseable (Haley, 1976, 1989 y
Madanes, 1989).
Una terapia puede considerarse estratégica, si el clínico inicia con lo que ocurre durante este
proceso terapéutico y diseña un enfoque particular para cada problema. Cuando se encuentran un
terapeuta y una persona con un problema, la acción que tiene lugar está determinada por ambos,
pero en la terapia estratégica la iniciativa corresponde en gran medida al terapeuta. Este debe
identificar problemas resolubles, fijar metas, diseñar intervenciones para alcanzarlas, examinar las
respuestas que recibe para corregir su enfoque y, por último, evaluar el resultado de la terapia para
ver si ha sido eficaz. El terapeuta ha de ser muy sensible hacia el paciente y su medio social, pero
la forma en que proceda debe ser determinada por él mismo (Haley, 1980).
Hablar del enfoque estratégico, es hablar de un plan de acción, un modus operandi en situaciones
relativamente predecibles, que permite tomar decisiones (tácticas), las cuales facilitarán el logro de
una meta específica. Las tácticas incluyen todas las maniobras concretas que el terapeuta realiza
durante su intercambio con los pacientes. Algunas de estas maniobras pueden recibir el nombre de
técnicas, cuando han sido sistematizadas y se aplican de manera más o menos similar en varios
casos. Las tácticas no deben ser manejadas de acuerdo al antojo del terapeuta, sino de acuerdo al
Las estrategias son el resultado de los intentos encaminados a encontrar la esencia del modo en que
esencial o no apunta a nada. El terapeuta lucha por la comprensión clara y consciente del
Para sacar a alguien de una pena profunda, hay que experimentar el dolor que otro siente. En una
familia siempre hay una víctima y un verdugo, un bueno y un malo, un optimista y un pesimista.
El terapeuta es cómplice de todos y leal a todos (Madanes, 1993). En esta última idea, es importante
mencionar que, el terapeuta puede aproximarse a las experiencias del paciente, viviéndolas
(siempre y cuando sus valores se lo permitan) o bien, escuchando con detenimiento al paciente, y
éste se convertirá en alguien que enseñará al terapeuta nuevas experiencias de la vida, lo que a su
vez, se transformará para el terapeuta, en una parte creativa para la construcción de nuevas
intervenciones.
El terapeuta estratégico, no se deja encarcelar por un modelo rígido de interpretación de la
pensamiento estratégico se interesa por la funcionalidad del comportamiento humano frente a los
percepción y relación que todo individuo vive consigo mismo, con los demás y con el mundo.
En este tipo de terapia, el terapeuta mantiene la iniciativa en todo lo que ocurre durante el
tratamiento; si la terapia funciona, se puede observar desde las primeras sesiones indicadores de
cambio, lo cual implica que el terapeuta estratégico tiene una gran elasticidad mental unida a la
flexibilidad y creatividad. Por ello, es preciso persuadir al paciente para que participe en la
producción del cambio. Se le pide al paciente que siga instrucciones específicas que le implican en
una labor de cooperación, cuyo fin es modificar su conducta sintomática. Según Erickson, debe
decirse al paciente que haga algo y ese algo ha de estar relacionado de alguna forma con su
problema. Lo que importa es que el paciente haga algo (Rosen, 1989). (Mandujano, S. 2006).
Según Haley (1973) Erickson fue creador de la terapia estratégica desde la hipnosis. Podemos
comprensiones e ideas al paciente, y después permitirle usar esas ideas y comprensiones de acuerdo
(Erickson, 1980)
La hipnosis de Erickson se caracteriza por ser una práctica de tipo relacional, un trabajo de
aprendizaje experiencial, por último, un enfoque y lenguaje indirecto que hace posible que algo
ocurra y se evite aquello en lo cual el sujeto está entrenado en resistir. (Schaefer, 2013)
La hipnosis hace posible que el sujeto experimente un estado donde las barreras impuestas por los
marcos de referencias son debilitadas. Puede experimentar, con mayor libertad, sensaciones,
respuestas y experiencias naturales que son parte de su repertorio conductual, pero que por distintas
razones no están disponibles. Esas respuestas y experiencias son los llamados «fenómenos
hipnóticos», que se dan de modo muy natural en ciertos contextos pero que el sujeto las percibe
Cuando las personas entran en trance hipnótico, son capaces de experimentar fenómenos
denominados fenómenos hipnóticos, que son los “ingredientes básicos” de las aplicaciones
terapéuticas de la hipnosis. Además, según Yapko (1990), son los soportes básicos de toda
experiencia… El uso de estos fenómenos hipnóticos con fines terapéuticos da pie a la hipnoterapia
ericksoniana.
Desde el punto de vista terapéutico, la utilidad de la obtención directa o indirecta de los fenómenos
dependerá de las características del paciente. Si un paciente se muestra más “resistente” a la terapia,
será más aconsejable usar acercamientos indirectos; sin embargo, si aparece como cooperador y
poco resistente, los acercamientos directos pueden funcionar muy bien (Yapko, 1990; Robles
1991).
Para Erickson, aprender la hipnosis era ante todo aprender a observar al otro, a comprender su
visión del mundo, a seguirlo paso a paso de manera que se puedan utilizar todas estas informaciones
para ayudar al paciente a comportarse de otro modo (Wittezaele y García, 1994). Por lo tanto,
podemos entender que en la visión de Erickson, la hipnosis no es el punto clave, es una herramienta
más para llegar al punto clave: el cambio a través de la influencia interpersonal. (Rozo, 2007)
La psicoterapia ericksoniana
Para Erickson aprender la hipnosis era ante todo aprender a observar al otro, a comprender su visión
del mundo, a seguirlo paso a paso de manera que se pudieran utilizar todas estas informaciones
Para O´Hanlon (1993) la terapia ericksoniana se divide en seis etapas: en la primera se debe
en una tercera parte se debe interferir o eludir las limitaciones y creencias, en una cuarta se debe
evocar o construir aptitudes en el consultante: en la quinta el terapeuta debe unir aptitudes con el
desarmaban las pautas que sostenían los problemas, usando la hipnosis como un recurso de
incentivando el síntoma. Su postura a teórica lo llevaba que observar mucho, y movilizaba al sujeto
Ser un terapeuta ericksoniano implica contar con una concepción de la psicoterapia que se aparta
Lo que las personas plantean en la consulta son quejas, que corresponde a un relato que muestra
los síntomas y manifestaciones más claras y evidentes para el sujeto, esto no es el problema sino
el síntoma. Para entender el problema es necesario introducir otro concento la dificultad. Las
dificultades son pequeños o grandes obstáculos que se nos presentan en la vida, las cuales pueden
ser subsanada de forma fácil o no dependiendo del sujeto y de la homeodinamia del mismo.
Donde no existe resistencia al cambio y por tanto como existe cambio el sistema también cambia.
Cuando las soluciones no van equilibrando el problema y se va recurriendo a los fraos en la solución
o sea, hay un sistema que opera organizadamente para resistir el cambio. Las reglas se vuelven
inmodificables y es necesario persistir en los intentos de cambio, por lo tanto, hay una conservación
sentido común y la lógica dirán que, a mayor desviación, mayor deberá ser la acción correctora.
Este enfoque de los problemas permite dar cuenta de que muchos de ellos se originan o se
complican por dichas acciones correctoras, lo que indudablemente se puede dar en distintos niveles:
individual, marital, grupal, familiar, etc. (Watzlawick, Weakland & Fisch, 1995) Desde el punto
de vista cibernético se produce más de lo mismo, un feed back negativo, es decir, acciones
correctoras que mantienen la estabilidad interna del sistema existiendo así una morfo estasis.
Watzlawick (1995) hay dos tipos de cambio : El Cambio 1, que se da dentro del sistema en cuanto
a reglas y elementos, los que permanecen inmodificados, siendo, en definitiva, una persistencia; El
Cambio 2, que implica la alteración y cambio mismo del sistema, un cambio de reglas, contexto y
La acción terapéutica, entonces, consiste en introducir una experiencia en el sujeto que restablezca
acción terapéutica debe reducir los niveles de complejidad y hacer volver el problema a su
condición de dificultad. Las técnicas de intervención deben permitir crear un nuevo contexto que
Proceso terapéutico
Es necesario que en para la terapia se construya el encuadre y asumir la postura del terapeuta ante
la situación del consultante. Todo ello surgirá desde las sugerencias que haga el consultante
Según Schaefer (2013) el encuadre y la postura del terapeuta deben seguir los siguientes principios:
Asimetría y maniobrabilidad: la actitud y conducta que deben tener tanto el consultante como el
terapeuta requieren ser claramente asimétricas entre sí, asumiendo posturas y descripciones cada
acción de no experto, dejando que sea el paciente quien tenga la última palabra para decidir qué
acciones reflejan su problema. Esta actitud se puede reflejar con humildad al cotejar lo que se ha
Orientación activa y directiva: la entrevista se caracteriza por ser semiestructurada, por lo cual es
el terapeuta quien va dirigiendo la conversación y evitando que esta tome ciertos caminos.
concreto
Conocer la postura del consultante: observar el marco de referencia del sujeto. Se trata de «bailar
La primera entrevista
Establecer un encuadre y asumir una postura como terapeuta son acciones que se realizan desde la
primera sesión, además conocer la postura del paciente y definir la queja, el problema y las
soluciones intentadas fracasadas (SIF). Para lo cual es necesario: Preguntar sobre problema y a
La terapia sea estratégica, entre otras cosas debe tener objetivos. El logro de estos objetivos implica
el cese del problema y una orientación opuesta a la tendencia central observada en las SIF.
Deben representar un giro en 180°, no continuar con la tendencia central, no más de lo mismo. A
partir de lo que busca el consultante, Buscar cambios pequeños secundarios, aparentes, indirectos.
Deben expresarse en positivo, Deben ser conductas aceptables habiendo que haya coherencia con
el marco de referencia.
La planificación del caso requiere la consecución de un proceso lógico y es un aspecto crítico para
el éxito terapéutico. Para ello requiere el cumplimiento de los siguientes procesos: Definición
previa del problema y las SIF; Establecer qué se debe evitar; Definir la orientación estratégica (giro
TECNICAS E INTERVENCIONES
Técnicas axiales
Con lo señalado hasta aquí, resulta necesario, para revertir el problema y reencausar al sujeto y/o
Existen dos grandes técnicas, que se podrían denominar axiales, en el repertorio de la terapia
nuestro mundo” (Ceberio y Watzlawick, 1998, p.164). Es decir, nunca nos enfrentamos con la
realidad en sí, tal como se presenta ante nuestros ojos, sino que siempre nos enfrentamos con
interpretaciones de ella (Watzlawick, 2002). De acuerdo a esta concepción, los problemas que
determinada de éste de interpretar la realidad. Por su parte, estos esquemas referenciales devienen
en comportamientos que serán más o menos eficaces en cuanto a resolver dichos problemas. Es
interesante observar que, aunque el número de posibles interpretaciones para cada situación es
muy amplia, éstas suelen casi siempre quedar reducidas a una, que parece ser la única posible,
mayoría de las veces “sólo se considera posible, razonable o permitida una sola solución, y
cuando esta solución no lleva a la meta apetecida, se busca, típicamente, más de lo mismo”
(Watzlawick, Weakland y Fisch, 1994). Dado lo anterior, una terapia exitosa debiera estar
orientada principalmente “a la modificación de los puntos de vista del consultante respecto a las
razones de sus malestar, la naturaleza del mismo o los modos de resolverlo [y que] el paciente
cambia en tanto acepta una o más redefiniciones con sus correspondientes direcciones de acción
implícitas o explícitas” (Hirsch y Berezovsky, 1987, p. 45). Para Hirsch y Berezovsky (1987), las
La Técnica del Reencuadre “implica recodificar la realidad pero sin modificar las estructuras de
Lo que se modifica son los marcos en los cuales el significado se inserta, “poniendo un mismo
suceso dentro de contextos diversos y mirándolos desde perspectivas diferentes” (op.cit., p. 163).
El propósito de esta técnica no es poner en cuestión la idea o concepción del cliente, sino que “se
proponen diversos recorridos lógicos y distintas perspectivas de enfoque de las mismas” (op.cit.,
p. 163). Watzlawick aclara que “una reestructuración no es una interpretación tal como lo
entiende la psicología profunda [ya que] no descifra nada, ni pone al descubierto la verdadera
significación que se oculta tras la fachada alegórica, simbólica o extraña que se quiera” (2002).
Las reestructuraciones “pueden ser actos comunicativos puramente verbales, o bien también
prescripciones de comportamiento” (Nardone & Watzlawick, 1992, p.90). De acuerdo con esta
Hay dos condiciones, que pueden influir para que una reformulación funcione y que tendremos
1) Lo cerca que está esa reformulación de modos de pensar y sentir que el consultante
reconoce como propios. Debe basarse en algo que el sujeto puede aceptar cotidianamente,
en hechos que no puede discutir o en su sistema de valores. Otra manera de decir esto es
Para los fines de este trabajo, deduciremos ambas condiciones del acto de aceptación por parte
del paciente del marco referencial que ofrece el terapeuta como interpretación del problema. Sin
(1998) sobre el carácter autorreferencial de la terapia. Para estos autores, la inclusión del
p. 149).
comportamiento del paciente, que ocurre dentro de un proceso constructivo de significado entre
el paciente y el terapeuta acerca de la naturaleza del problema, y que deriva finalmente en una
deduce de un acto de aceptación, por parte del consultante, de un contenido proposicional acerca
explicación verdadera y necesaria acerca de las causas de la dificultad o dificultades del paciente,
sino más bien es lo que tanto el cliente como el terapeuta consideran como significativo y
Ejemplo
Imagine que acude a consulta un alto directivo de una empresa que se ve aquejado de una
progresiva tartamudez que le sobreviene cada vez que tiene que hacer una presentación ante sus
superiores. Una sugestión que redefiniera la situación de este paciente podría quedar en el
siguiente modo:
«En situaciones como estas, la audiencia ante la que hablas no suele darse cuenta de que
titubeas (desencuadre). Más bien asumen que ese posible temblor es una garantía sobre lo que
estás contando, y es resultado de tu interés por transmitir de forma accesible lo que se quiere
Ideas generales
observación del sujeto de su posición originaria rígida y disfuncional (que se revela en las
soluciones intentadas) hacia una perspectiva más elástica y funcional, con mayores posibilidades
prescriptivo y debe producir resultados desde la primera sesión, ya que si esto no ocurre, el
terapeuta está en condiciones de modificar su propia estrategia con base a las respuestas del
cliente, hasta encontrar la idónea para guiar a la persona al cambio definitivo de su situación
problema.
La teoría y la práctica de la terapia breve se han desarrollado en la década de los 70’ gracias a la
publicación de los artículos “Brief therapy: focused problema resolution”, de Weakland, Fisch,
Watzlawick y Bodin (1974 y “Brief Therapy: two´s company”, de De Shazer (1975). El primero
de los trabajos se realizó dentro un límite establecido de diez sesiones y los investigadores
señalaron que el 72% de los casos tratados consiguieron los objetivos del tratamiento o se
produjeron mejorías significativas en una media de siete sesiones. En el segundo de los trabajos
citados se trabajó sin un límite preestablecido de sesiones, sin embargo, a quien pedía una
previsión de sesiones se le decía “el menor número posible” (Watzlawick y Nardone, 2015).
• Las dificultades vistas como molestias que caracterizan la vida cotidiana y que los
esas “molestias”.
• Las soluciones son los cambios comportamentales y/o perceptivos que el terapeuta y el
del estado del paciente; y la dificultad que presentan algunos para hacerlo.
• Dificultad por parte de algunos pacientes que, por su historia de vida, se quejan por el
hecho de que tienen buenas razones para estar deprimidos en comparación con otros.
• Estados de depresión de algunos pacientes en relación con algo que están seguros que de
Por ejemplo, un paciente afirmaba que “siempre había estado deprimido”. Cuando el terapeuta le
preguntó qué le hacía pensar que estaba deprimido, el paciente respondió que lo sabe porque a
veces tenía “días buenos”. Entonces, el terapeuta le pidió al paciente que describiera lo que era
diferente en esos “días buenos”, y especialmente, qué cosas diferentes hacía (Watzlawick y
Nardone, 2015).
La alusión por parte del paciente a la existencia de excepciones a la regla de “estar siempre
darían en los “días malos”. Entonces, el terapeuta le pidió al paciente que predijera, antes de
acostarse a dormir, qué tipo de día iba a ser el siguiente, y, si predecía un día malo, por la mañana
al despertar debía hacer algo que normalmente hubiese hecho en un “día bueno”. En la tercera
sesión, el cliente comentó que las predicciones de “días malos” habían descendido notablemente
Por tanto, según la Terapia Breve Estratégica… “El verdadero viaje de descubrimiento no
consiste en buscar nuevas tierras sino en tener ojos nuevos” (Marcel Proust).
El modelo avanzado
Un aspecto esencial que hace que el modelo avanzado sea diferente de los anteriores modelos
históricos es que va más allá de la idea de que los sistemas pueden reorganizarse a sí mismos de
forma espontánea y establecer un equilibrio no patógeno una vez que el equilibrio patógeno se ha
roto. Esta idea impone la interrupción de la terapia tan pronto como se ha alcanzado el
desbloqueo del trastorno. Más de quince años de experiencia clínica nos han hecho dar cuenta de
que en la mayoría de los casos, especialmente cuando las patologías persisten durante años, la
reorganización espontánea del sistema a menudo inicia y restablece más equilibrios patógenos.
Por lo tanto, llegamos a un conocimiento fundamental que aplicamos al modelo avanzado: una
nuevo equilibrio no patógeno dentro del sistema humano, basado en sus características
terapéuticas.
En los modelos tradicionales de terapia breve, el proceso terapéutico se subdividía en tres fases:
No es coincidencia que con esta metodología -que incluye un número de sesiones específicas
Así, aunque en la terapia breve estratégica avanzada aumentamos el número de sesiones, esto se
equilibra por el hecho de que alcanzamos una eficacia terapéutica real. En esta vía, incluso la
crítica histórica de que las terapias breves son intervenciones superficiales o meros maquillajes
mayoría de los casos muestra una reducción drástica de sus síntomas invalidantes dentro de las
tres primeras sesiones y cerca de un setenta por ciento de los casos tratados tiene una reducción
3. Investigación de las soluciones intentadas fallidas y ruptura del rígido sistema perceptivo-
reactivo.
reestructuración y prescripciones).
estrategia.
3. Cierre de la intervención que incluye tres seguimientos posteriores después de tres meses, seis
meses y un año.
Estrategias:
Explicación detallada del trabajo realizado y aclaración de los procesos de cambio que han tenido
lugar.
Comunicación:
relación terapéutica favorable. Éste es un elemento fundamental que dicta si el paciente cumplirá
o no las prescripciones terapéuticas. El punto de vista del paciente sobre la relación es crucial
Los pacientes que perciben que tienen una «buena» relación terapéutica es más probable que
tengan éxito en alcanzar los objetivos determinados (Hubble, Duncan y Miller, 1999). La terapia
se ha de percibir, tanto por el terapeuta como por el paciente, como una asociación para el
cambio. Duncan, Hubble y Miller (1997a) afirman que, en relación con lo crónico, intratable o
«imposible» que pueda parecer un caso, si el punto de vista del paciente sobre la relación es
Sin embargo, para construir una fuerte relación con los pacientes, el terapeuta debería poder
1. La persona colaboradora: Ésta es una persona que desde el mismo inicio no es antagonista, no
invalida el proceso, está altamente motivada para cambiar y posee recursos cognitivos para
más apropiada. Procedemos de forma cartesiana, discutiendo las perspectivas sobre la realidad de
la persona de una manera lógica y racional hasta que comprenda lo que es disfuncional de esta
comprende a una pequeña porción de las personas que solicitan ayuda terapéutica.
Cuando un paciente muestra el deseo de colaborar, el terapeuta aceptará esta colaboración, pero
la medirá gradualmente para ver si se apoya con los hechos. Sin embargo, es aconsejable
construir un pequeño acuerdo inicial, luego otro y otro, hasta que se alcance un acuerdo general.
2. Otra categoría comprende aquellos pacientes que quisieran colaborar, pero son incapaces de
hacerlo.
Un gran porcentaje de los pacientes que buscan ayuda especializada posee una fuerte motivación
y una gran necesidad de cambio, pero son incapaces de actuar lo más mínimo en este sentido.
Esto es típico de las personas que están atrapadas en una rígida percepción de la realidad, hasta el
punto de que, a un nivel racional, entienden lo que deberían hacer para cambiar, pero son
incapaces de llevarlo a cabo a un nivel práctico. Usualmente, estas personas sufren bloqueos
emocionales y conductuales o tienen fuertes restricciones morales o religiosas que les impiden
En estos casos, las estratagemas más efectivas resultan ser maniobras indirectas con fuertes
elementos evocadores que tienen como objetivo llevar al paciente al cambio sin que se dé cuenta
de ello. En otras palabras, en estos casos utilizamos la estratagema de «surcar el mar sin que el
cielo lo sepa» (Anónimo, 1990). Al seguir esta maniobra, el proceso puede continuar a lo largo de
líneas más cartesianas y racionales con el fin de conducir a la persona a que recupere
Cambio coloca a la persona que se opone en la situación paradójica de tener que cumplir las
deliberadamente ni de oponerse: son pacientes cuya «narración» personal está fuera de cualquier
sentido razonable de la realidad o cuya rigidez mental limita por completo su punto de vista de la
realidad.
En estos casos, nuestra intervención ha de calibrarse muy bien. Necesitamos asumir la lógica no
ordinaria del paciente, los códigos de lenguaje y las atribuciones, al mismo tiempo que evitamos
seguir con mucha cautela las huellas del «historial» de la persona, mientras cambia el curso del
dentro del sistema mental de la persona trastornará finalmente este sistema. Así es como ocurre
en los sistemas físicos, donde la entropía con posibilidad de evolución los conduce hacia su
autodestrucción.
En las artes marciales chinas, se utiliza la fuerza del adversario para llevarlo hacia su propia
derrota; de la misma forma, en terapia, una vez que hemos identificado el tipo de resistencia del
paciente no luchamos contra ella sino que la utilizamos para producir el cambio.
En la tercera fase, cuando el terapeuta consolida los resultados obtenidos y guía al paciente a
en sugestión, para convertirse en un auténtico diálogo. Ésta es una fase fundamental, en la que el
terapeuta trabaja con el paciente para consolidar los resultados obtenidos. Las estrategias
aquí y al mismo tiempo se dirigen a anticipar los retos que podrían provocar recaídas.
terminado. El terapeuta hará al paciente partícipe de lo que ha tenido lugar durante la terapia,
problema. Es importante que los pacientes vean el cambio como resultado de sus esfuerzos y
recursos redescubiertos.
En este punto, los pacientes deberían percibir una relación entre sus propios esfuerzos y el
acontecimiento del cambio (Hubble, Duncan y Miller, 1999). Incluso si los pacientes atribuyen el
cambio al destino, la suerte, la experiencia del terapeuta, o la medicación, deberían ser dirigidos a
responsabilidad por haber tenido tanto éxito en adoptar las estratagemas sugeridas por el
Durante la última sesión, el terapeuta y el paciente llevarán a cabo la evaluación final de los
resultados obtenidos y del método utilizado. Así, el ahora ex paciente es consciente de haber sido
sujeto activo en el proceso de cambio y no un mero objeto que sigue indicaciones. Esto
la vida aguanta mejor y se adapta con más éxito a las adversidades que ésta le presenta (Taylor,
3. Análisis
Erickson si bien aporto con la hipnosis en la terapia, lo fundamental de su modelo terapéutico era
de la persona para resolver el problema, pero sin recurrir a recetas, por lo cual contaba con la
paciencia y minuciosidad como para enfrentar cada problema de forma diferente; era tan original
en la forma de abordar sus casos, que esto hacia tremendamente difícil transmitir lo que sabía, crear
mediante una acción en el presente. Se centraba detalladamente en los síntomas; ofrecía cambios
en sus pacientes sin su conciencia. Influir sobre la persona sin que ella supiera que se le estaba
influyendo. Por ello, utilizaba muchas sugestiones fuera de la conciencia del sujeto. Lo hipnotizaba,
le daba sugestiones y les provocaba amnesia para que el efecto se desarrollara sin la conciencia del
paciente.
buscando romper las rigideces de su percepción de la realidad (entropía) y las relaciones que
no se ve al síntoma como el problema por lo cual no se ataca el síntoma sino identifica los factores
Para el desarrollo de la terapia es necesario el papel que terapeuta sobre el consultante a partir de
que este es el que tiene la última palabra, la terapia gira en torno al objetivo y la planificación sobre
la solución del problema. Donde se importante escuchar y observar al consultante para generar el
4. Propuesta
Con la terapia breve estratégica se pueden tratar prácticamente todos los problemas. Pues parte del
consultante y desarrolla su lógica para la solución de problemas. Crear situaciones en las que las
personas puedan darse cuenta de su propia capacidad para modificar su manera de pensar
El empoderamiento que se hace en el problema implica un cambio en la forma de pensar y por ello
en la forma de actuar desarrollando así un pensamiento más crítico y el control sobre su vida pero
ello desde un manera lógica y bien guiada de lo que debe hacer y ser por lo cual debe el contenido
5. Referencia Bibliografía
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Nardone, G. & Watzlawick, P. (2000). Terapia breve estratégica. Barcelona: Paidós S.A.
Nardone G. & Portelli C, P. (2006). Conocer A Través Del Cambio: La evolución de la terapia
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Universidad Central.
Wittezaele, J. y García, T. (1994). La Escuela de Palo Alto. Historia y evolución de las ideas