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Violencia de Género desde una perspectiva Sorda.

Gender violence from a deaf perspective.

1
Vianney Sierralta Aracena.

Resumen
Las narraciones biográficas de las mujeres dentro de la Comunidad Sorda
suelen asumir características que les son propias, que sobrepasan las teorías
existentes sobre violencia y discapacidad, por lo que el propósito de este
trabajo es generar una nueva perspectiva en los y las profesionales del área de
Salud Mental y Trabajo Social contribuyendo a una mejor comprensión de las
problemáticas de la violencia de género contra las mujeres Sordas dadas en un
espacio lingüístico, cultural y comunitario específico.
A través de un ejercicio de contraste entre las experiencias de violencia
referidas por las mujeres Sordas en la cotidianeidad comunicativa con sus
pares y la bibliografía existente relativa a la violencia contra las mujeres en
general, contra las mujeres con discapacidad y contra las mujeres Sordas en
particular, se contribuye a consolidar una formación que les permita prevenir,
detectar, asistir y atender a las víctimas Sordas de la violencia de género.

Palabras clave: violencia, género, mujeres sordas, salud mental.

Abstract

The biographical narratives of Deaf women in the Deaf community demonstrate


some persistent themes unaccounted for by existing theories of violence and
disability. To this end, our work will help mental health professionals and social
workers gain a better understanding of the unique gender and violence issues
that Deaf women face given the linguistic and cultural characteristics of their
community.

1
Profesora de Educación General Básica y Especial, Magíster en Gestión Educacional. Persona Sorda,
miembro de la Agrupación de Sordos del Loa, ASOLOA.

1
This research compares the experiences of violence reported by Deaf women in
their daily interactions with their peers with the literature on violence against
women in general, women with disabilities, and Deaf women in particular. This
comparative analysis will help professionals gain the understanding necessary
to prevent, detect, help, and treat Deaf victims of violence.

Key words: violence, gender, deaf women, mental health.

2
Introducción

“La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma


y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.
Concepción Arenal (1820-1893), escritora española.

Ante la palabra “género” se produce una generalización conceptual, una


asociación automática al concepto de “mujeres” y de “sexo femenino”. El
género; al mismo tiempo, se encuentra en un nivel de concepción muy cercano
al de “sexo”.

Para efecto de este trabajo comprendemos el “sexo” como usualmente


asociado al cuerpo físico y psicológico; el “género” se refiere a la interpretación
cultural de esos cuerpos sexuados, insertos en un sistema social con sus roles
y normas. (Meekosha, 2004)

Sabemos que este binario semántico “sexo/género” tiene una connotación más
compleja. Tal como lo expone Helen Meekosha (2004), hay más de “dos sexos
biológicos” (transexuales o personas con sexo congénito ambiguo) al mismo
tiempo que el “género” se constituye en una noción dinámica al referirse a
cuerpos sexuados insertos en una relación social, cultural y temporal que
puede incluir a personas gays, lesbianas y transgénero2.

Por lo pronto al exponer la violencia de género, hablaremos principalmente de


una violencia cuyo origen se encuentra en las relaciones de poder de personas
o sistemas que promueven la prevalencia cultural y estructural de un sexo
sobre otro, es una relación entre sexos en la sociedad en que operan
jerárquicamente; siendo el ejemplo más común el de el hombre contra la mujer.

2
Es interesante hacer notar que el movimiento por los derechos de la diversidad sexual en Chile ha permitido un
cambio en los formularios de inscripción, bases de datos, u otros documentos de identificación de la palabra “Sexo”
por el de “Género”; lo que está permitiendo la inclusión social de personas con distinta orientación sexual en nuestro
país.

3
Nos referiremos a la violencia de género contra las mujeres con discapacidad
en general y contra mujeres sordas en particular, sin dejar de acotar que la
investigación sobre violencia de género contra gays, lesbianas o transgénero
que además son personas Sordas o que viven con una discapacidad puede
suscitar interesantes investigaciones bajo la perspectiva interseccional.

Discapacidad y Género

Si el sexo se concibe como biología, el género se concibe como un producto


social. A su vez, el impedimento se concibe como biología y la discapacidad
como un producto social:

Impedimento (“impairment”) se ha utilizado para describir las


limitaciones funcionales resultantes para un individuo como
consecuencia de las diferencias incorporadas, mientras que la
discapacidad se ha utilizado para referirse a un sistema de relaciones
sociales que limitan al individuo en su vida diaria. Este binario simple
mientras que heurísticamente útil, enmascara la interpretación de lo
social y lo biológico. (Schriempf 2001, citado por Meekosha 2004, s.
propio)

Es necesario insertarnos en la evolución de ambos conceptos-binarios, porque


en forma sustantiva explicitan en sí mismos la comprensión de un sistema de
derechos humanos que requiere y necesita ser impuesto en el imaginario
colectivo por sobre los supuestos asociados a la “limitante biológica” que
condicionan nuestro ser como mujeres, como mujeres con discapacidad y
como mujeres sordas.

La primera impresión que puede producir una mujer con discapacidad y un


hombre con discapacidad son muy distintas. Las asociaciones, preconceptos,
prejuicios y comportamiento del entorno social se verán influidos por los
parámetros asociados al género, en palabras de Meekosha (2004) “La imagen
de la discapacidad puede verse intensificada por el género”. Estas imágenes
tienen un enorme peso en la esfera pública y afectan transversalmente los

4
ámbitos de la salud, la educación, el empleo, las condiciones de vida y las
relaciones personales.

Identidad, género, discapacidad: ¿Una adición?

La formación de la identidad de una persona contiene una serie de inputs que


provienen de la jerarquía social y de sistemas de valor de la cultura en la cual
se encuentra, todas las relaciones que tiene una persona con el mundo llevan
implícitas la percepción interna y externa de lo que implica el género sin
discapacidad, cada uno de nosotros y nosotras nos encontramos dentro de un
cuerpo sexuado inserto en este mundo con otros y otras.

El crecimiento y formación identitaria, puede verse además condicionado por


la discapacidad:

Los modelos psicológicos de desarrollo individual son cada vez


más teniendo en cuenta las cuestiones de formación de género.
A medida que la psique toma forma se desarrolla un sentido de
sí mismo a través de la interacción con los demás, uno de
cuyos resultados es la definición de las relaciones a través del
lente de género. Este proceso de formación de identidad
contiene un conjunto profundamente embebido de respuestas
adaptadas a las jerarquías de valor en el mundo sin
discapacidad. Las identidades que se unen son, pues, tanto el
género y encarnado, afectado por los cambios hormonales del
crecimiento y las influencias sociales de las expectativas de rol,
grupos de pares, la familia y la sociedad en general. Para las
personas con discapacidad, la lectura de ellos, de otras
personas significativas y la sociedad en general se combina con
la naturaleza de género de las relaciones para diferenciarlos de
los "normales" del mundo. Por ejemplo, las niñas con
discapacidad pueden tener sus deseos de ser madres
apoyados por sus expectativas de rol de género, pero a la vez

5
negada por su condición de discapacidad.” (Meekosha, 2004 p.
7; t. y s. propio)

No existe por lo tanto una “doble discriminación o multidiscriminación” sino un


solo cuerpo que es mujer y que vive con una discapacidad, que tiene un
crecimiento evolutivo con su psique individual, dentro de un entorno geográfico,
temporal, familiar, cultural y social específico.

“El análisis típico propuesto era, como en el caso del género, el


de la doble o múltiple discriminación. Esto ha sido ampliamente
criticado por su enfoque aditivo que da a entender que la idea
de opresión opera individualmente y que entonces las
discriminaciones pueden sumarse como a + b + c. El
reconocimiento de la interdependencia y el entrelazamiento de
las diferentes formas de opresión que subyace a la idea de
interseccionalidad hace que los grupos activistas presten más
atención al impacto diferencial de la discapacidad, por ejemplo
sobre personas de diferentes etnias, edades y sexualidades,
entre otros”. (Price, 2008 p. 9)

Esta visión de interseccionalidad, se presenta como un desafío mucho mayor


ya que identifica a la persona como entidad única al tiempo en que se
promueve el abordaje dentro de la diversidad humana; a modo de ejemplo una
mujer con discapacidad física que reside en el norte de Chile evolucionará
dentro de un entorno (y un crecimiento interno) muy distinto a una mujer Sorda
que habita en la capital.

El mayor desafío de la interseccionalidad radica en analizar cómo


las diferentes dimensiones impactan unas sobre otras para
producir modelos específicos de privilegio, exclusión y
discriminación. Sin embargo, una de las fortalezas de la teoría de
la inteseccionalidad es que ofrece un abordaje de los derechos
en el que es posible tener en cuenta los distintos derechos en

6
forma simultánea en lugar de oponerlos entre sí y anularlos.
(McCall 2005, Emmett & Alant, 2006 citados por Price, 2012).

Un punto importante para quiénes se desempeñan a nivel de servicios de


gobierno, a quiénes son psicólogos o trabajan en el campo social:

Deben analizar sus propios estereotipos a la hora de atender y actuar frente a


una mujer con discapacidad. Porque se tienden a usar metodologías y recetas
de “mejoramiento” que están influenciados por el modelo médico, por las
jerarquías de poder – hombre sobre mujer, sano sobre “discapacitado”-, por la
cultura que les rodea.

Se propone externalizar y hacer patentes las asociaciones que se encuentran


presentes en nuestro fuero interno, intentando seguir el circuito de respuestas a
las siguientes preguntas:

• ¿Cómo percibe usted a una madre que se encuentra batallando por la


custodia completa de sus hijos frente a un hombre que posee un ingreso
monetario mayor?
• ¿Cuáles son los factores que usted visualiza?
• Con vistas a la adjudicación de custodia que suele darse en su país;
¿Con quién es más probable que queden los niños?
• Después de responder ¿Cómo cambian sus respuestas si además se le
informa que la mujer reside en un pueblo rural y que sólo puede
movilizarse en silla de ruedas ya que vive con discapacidad física?
• ¿Cómo cambian otra vez sus preconceptos si se le indica que esta
misma familia reside en una metrópoli y que la mujer en cuestión es
gerente corporativo de una enorme empresa?

Comenzamos a percibir entonces que la discapacidad existe como un tema


político, del dónde, del cuándo, de cómo. Esta toma de conciencia genera una
resistencia en las personas que no viven con discapacidad para entender que
la discapacidad es un tema de derechos, cuando han crecido en un mundo en

7
que deben ser caritativos con “la suerte que les tocó” a este otro grupo de
hombres y mujeres que sí viven con discapacidad.

Esta percepción del “derecho” a vivir como persona con discapacidad debe ser
asimilada por las mismas mujeres con discapacidad, Janet Price (2012)
recalca: “Pero reconocer la discapacidad y género como políticos supone un
proceso de concientización – una debe comenzar por identificarse como
“mujer”, reconocer la opresión de las mujeres y apoyar a otras mujeres a
enfrentar los desafíos que su género les presenta. Y una también debe
identificarse como discapacitada para entender su posición específica dentro
de una minoría excluida y reconocer cómo la “discapacidad” conlleva una
comunidad de experiencias, opresiones y prejuicios vividos por otras personas
con discapacidades distintas a la propia – en otras palabras, una identidad más
diversa que homogénea.”

Violencia de género y discapacidad

La perspectiva de la caridad empuja al entorno social, a la esfera pública y a


los organismos de gobierno para que mantengan una visión de asistencialismo
o de bienestar para las personas que viven con discapacidad, esto crea un
discurso que promueve la existencia de cuerpos deficientes, biológicamente
dañados, de los cuáles la sociedad debe hacerse cargo en vistas a una
humanización de los benefactores quiénes deben invertir recursos que
permitan corregir, rehabilitar y sanar a estos miembros defectuosos de la
sociedad; este discurso de la caridad, paradójicamente, contribuye a debilitar
aún más a las personas con discapacidad en un entorno que las invisibiliza
como ciudadanos de derecho, a la vez que las evidencia como una carga
social.

Una perspectiva de caridad, importada a muchos países


colonizados como parte de las ideologías cristianas de Europa,
reforzada a mediados del siglo XX, derivó en la creación de
instituciones de beneficencia que buscan asistir a las personas
discapacitadas, pero que por lo general están dirigidas por

8
personas no discapacitadas. Los grupos con impedimentos
específicos tales como las asociaciones para “ciegos”, y
“sordos” o los numerosos grupos que se dedican a la caridad
en general y trabajan para personas física o intelectualmente
discapacitadas, han brindado apoyo y servicios pero casi
siempre están controlados por personas no discapacitadas
(Price, 2011 p. 2 )

A la violencia de género que ya conocemos, que se perpetra contra las mujeres


con o sin discapacidad; es decir la violencia física, la violencia psicológica y la
violencia sexual deberemos añadir entonces esas violencias que por ser más
comúnmente aceptadas, persisten de manera sutil en nuestra sociedad.

Exponemos a las mujeres a una violencia estructural, a “todas esas barreras


invisibles que impiden el acceso de las mujeres a los derechos básicos,
incluyendo la negación inherente a los derechos fundamentales y las relaciones
de poder que la mantienen subordinada en los centros educativos, de decisión
o de trabajo” (Ferrer,2007).

Al tiempo que promovemos una violencia política e institucional cuando


existe “un uso de doble código por el que se legitima alguna forma o expresión
de violencia mientras se lucha contra otras formas de ésta; también la
omisión de actuaciones contra la violencia constituye una forma de
violencia, y se desarrolla cuando las instituciones (educativas, legislativas,
judiciales, de gobierno) no desarrollan políticas de igualdad de
oportunidades o las desarrollan insuficientemente, cuando no se
implementan programas de prevención de la violencia, cuando se permite
la violencia y/o no se protege a las mujeres que la sufren.

Una de las barreras ante las cuales se enfrentan las mujeres con discapacidad
cuando requieren acceder a los servicios públicos de gobierno y/o a sus
entidades colaboradoras para recibir información, orientación y el resguardo de
su persona y de sus hijos ante temas relacionados con violencia de género; la
constituye precisamente esta forma de violencia política e institucional; en la

9
cual el sistema no funciona para atender y hacer respetar los derechos
humanos de las mujeres con discapacidad.

La violencia institucional se encuentra enraizada en un modelo segregador que


persiste en los servicios públicos dependientes de gobierno ya que carecen de
una agenda transversal para la atención de las Personas con Discapacidad
(PCDs): mujeres, hombres, niñas y niños que viven con discapacidad;
segregación que se hace patente cuando estos servicios sólo optan por
“derivar” a otro servicio, exclusivamente destinado para “estas” personas tal
como sucede con el Servicio Nacional de la Discapacidad en Chile (SENADIS);
esto revela que en la cultura, agenda y presupuesto gubernamental no se ha
implementado ni consolidado la idea de que se enfrentan a ciudadanos de
derechos, es decir, que el tema del acceso y plena participación de las
personas con discapacidad debe estar incluido en cada uno de los
proyectos o programas, trátese de formación cultural, medio ambiente,
desarrollo deportivo, educación, salud o cualesquier otro; conforme a la
idea de que hay una Convención de Derechos Humanos para las personas con
Discapacidad, a la idea de que existe una ley en el país que debe garantizar el
acceso a los servicios y ayudas en igualdad de oportunidades como cualquier
otra mujer o niña sin discapacidad que accede a los mismos3; esto implica
comprender que la responsabilidad de hacer cumplir con la norma no puede
recaer solo en el “servicio destinado para las personas con discapacidad” que
ni siquiera debería existir como ente aparte sino dentro de cada uno de los
ministerios, servicios y/o departamentos de atención para los ciudadanos.

A riesgo de insistir en el punto anterior, la autora consultó acerca de la


accesibilidad posible para las mujeres Sordas en los servicios entregados por
el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM en Chile), obteniendo una respuesta
que ilustra lo expresado previamente:

“En relación a lo expuesto en su consulta folio Nº 12210, le podemos informar


que nuestra institución cuya misión es promover la igualdad de oportunidades

3
Véase Anexo “Normativa para personas con discapacidad en Chile”

10
entre hombres y mujeres, cuenta con distintas áreas programáticas a las que
pueden acceder independiente de si las afecta alguna discapacidad. Esto, sin
perjuicio que existe el Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS),
organismo a cargo de promover la igualdad de oportunidades, inclusión social,
participación y accesibilidad de las personas con discapacidad.”4
[…]
“Por último, mencionarle que nos contactaremos con SENADIS, para ver la
forma de realizar un trabajo en conjunto, que permita acercar nuestra oferta
programática a las personas con discapacidad” (Comunicación personal, 2012
s. propio)

Del texto se desprende que se puede acceder a este importante Servicio,


dentro del cual se encuentra el apoyo para la prevención y apoyo a las mujeres
en violencia intrafamiliar entre otros atingentes. Sin embargo, en la práctica
efectiva las mujeres con discapacidad enfrentan diversas barreras: los folletos
recopilados sólo contienen teléfonos de habla directa en caso de emergencia y
de solicitud de información (no accesibles para mujeres Sordas), los contenidos
ya sea impresos o en el sitio web no se encuentran accesibles en otros
formatos (braille, videos, intérpretes de lengua de señas, macrotipo o
grabaciones para mujeres ciegas). No se encuentran contenidos de fondo
asociados a mujeres con discapacidad en la página web. La infraestructura
(servicios higiénicos y/o acceso) de la oficina y de las casas de acogida, en la
mayor parte de los casos no están adaptadas para mujeres con discapacidad
física. Se desprende que dentro de la agenda y en el presupuesto permanente
de esta entidad, no se ha incluido en forma permanente el tema (particular,
específico) de las mujeres con discapacidad pese a la publicación de la ley
20.4225 hace casi tres años.

La violencia institucional es primeramente existente como sistema, pese a la


voluntad, al deseo de ayudar de los funcionarios, estos no saben qué hacer
frente a la mujer con discapacidad ni cómo atender a su exigencia de

4
Carta dirigida a la autora de este artículo con fecha 13 de diciembre de 2012. Sernam, Antofagasta.
5
Veánse los principales artículos de la ley asociados a estas exigencias en el Anexo.

11
protección y resguardo, enviándola a otro sitio, indicando un servicio que no es
el que esta mujer está buscando, se hace una conjetura (por lo demás común y
redundante) de que ante la suma “mujer + discapacidad” debe ser parte del
accionar del Servicio Nacional de la Discapacidad, en circunstancias que este
Servicio no opera con las temáticas de violencia intrafamiliar, que sí
corresponden al SERNAM.

A riesgo de quebrar la línea de este trabajo, se considera relevante destacar


otra marca de sistema que refuerza la violencia institucional: El sistema de
fondos concursables. Fondos de gobierno que “son puestos a subasta” del
mejor postor, con ganadores y perdedores en la adjudicación de estos fondos.
Sólo los ganadores podrán estar “incluidos” dentro del sistema; sin garantizar el
derecho de todos y todas las personas con discapacidad a participar en
igualdad de oportunidades como libremente lo podría hacer un ciudadano sin
discapacidad.

En cuanto autora Sorda, es imperativo ilustrar con una imagen:


Hay 5 botes para cruzar un río, cuatro personas sin discapacidad ocupan
cuatro botes, hay cuatro personas con discapacidad; pero deben “concursar”
para subir al bote adaptado; tres se quedarán sin cruzar. Todos tienen derecho
a cruzar el río, de eso no hay duda.

O quizás se pueda añadir una situación contingente (a sabiendas de extender


aún en mayor medida este lapsus explicativo):
Si una persona Sorda desea contar con un intérprete de Lengua de Señas para
acceder a las clases en la Universidad; sabe que sus posibilidades son
mínimas, los fondos están limitados por región, SENADIS en el caso de Chile la
II Región tiene un fondo total anual para apoyar proyectos asociados6 a este
apoyo técnico de sólo $11. 000.000.- pesos anuales (equivalente aproximado
22.448 USD) para la totalidad de la población con discapacidad de la región
entre 6 y 24 años que se encuentre estudiando (no sólo personas sordas) y

6
Tercer Concurso Nacional de Proyectos para la Inclusión Social de las Personas con Discapacidad –
Área Educación – 2013, SENADIS.

12
que requieran recursos adicionales7. En las bases del concurso del citado
fondo se indica que el límite para pagar a un intérprete de Lengua de Señas al
año alcanza a $2.750.000.- anuales (equivalente aproximado 5.612 USD); es
decir, si hay 4 estudiantes Sordos que desean estudiar en la Universidad en la
II región; con suerte se asignaran fondos sólo a uno de ellos; ya que el dinero
destinado por parte del servicio es para “todos los estudiantes con
discapacidad”; o mejor expresado: para los que se lo adjudiquen. Aún si uno
de ellos tuviese la suerte (¿o los méritos?) de lograr la adjudicación de este
fondo, con todo, no podrá pagar su accesibilidad a la información en todas las
clases de su carrera; ya que si sólo cancelara el mínimo por hora a un
intérprete de Lengua de Señas ($5.000.- equivalente a 10 USD
aproximadamente) con 25 horas de clases a la semana, necesitaría contar con
$4.500.000.- pesos anuales (9.183 USD). A lo anterior se deben sumar los
costos de matrícula y arancel de la Universidad dónde desea estudiar, las que
obviamente no proveen recursos humanos ni técnicos para hacer accesible el
currículum a los estudiantes con discapacidad. Para continuar su carrera al año
siguiente, nuevamente debe presentarse al “Fondo Concursable”. Existe una
violencia de sistema, cuando este persiste en vulnerar derechos como el de
acceso a la educación en igualdad de oportunidades que sus pares del mismo
curso/carrera, cuando las mujeres estudiantes con discapacidad deben
competir unas contra otras y otros para tener acceso a la educación, hablamos
de violencia institucional. Se trata de acceder a derechos, a la garantía del
Estado de que se puedan acceder a esos derechos. El sistema funciona para
un reducido número que puede atravesar los barrotes de la reja, el resto queda
fuera del círculo que sigue fomentando la invisibilidad de los ciudadanos con
discapacidad8.

7
La II Región de Antofagasta aproximadamente tiene una población de 493.984.- habitantes. En Chile un
12,93% de la población vive con discapacidad, si aplico este porcentaje a esta población regional, podría
encontrar sin mucho margen de error, 63.872.- personas con Discapacidad en esta área. (Fuente Senadis,
Centro de Estadisticas; http://www.senadis.gob.cl/centro/estadisticas.php)
8
Considerando que con fecha 8 de Enero 2013 el Presidente de la República Sebastián Piñera, firmó el
Proyecto de Ley para el Nuevo Sistema de Acreditación de entidades que imparten Educación Superior en
Chile; debería incorporarse entre los requisitos el tener recursos humanos y materiales para la inclusión y
accesibilidad de cualquier estudiante con discapacidad que decida matricularse en estas instituciones.

13
Violencia contra mujeres con discapacidad

La violencia contra las mujeres con discapacidad mantiene ciertas


características en común con la que padecen las mujeres sin discapacidad; sin
embargo es importante comprender como se explicaba antes, que no se trata
de “adicionar” situaciones de discapacidad a las de género sino de visualizar a
la mujer o niña con discapacidad como persona que a su vez vive otros tipos o
formas de violencia.

La violencia contra las mujeres con discapacidad puede adoptar múltiples


rasgos que van desde la violencia estructural o política hasta la violencia física,
psicológica o sexual y viceversa. La violencia más notoria tiene relación con los
derechos sexuales y reproductivos de la mujer:

• “Las mujeres discapacitadas han sido en gran parte abandonadas


cuando se trata de investigación, políticas de estado, discapacidad y
movimiento de mujeres, programas de rehabilitación… Esta realidad
se torna particularmente seria para las mujeres discapacitadas en
culturas donde el rol de esposa y madre es considerado como el rol
principal de la mujer.” (Feika en Rao 2004, citada por Price 2011)

• “Lo que significa que a la mayoría de ellas se les niega la posibilidad


de tener relaciones íntimas o de casarse. Vistas como incapaces de
cumplir con el rol materno y como portadoras de genes
disfuncionales, se las ridiculiza como madres y se les niega la
posibilidad de serlo, muchas veces mediante la esterilización forzada.
Son objeto de violencia y maltrato físico, psicológico y sexual, tanto
en el ámbito doméstico como público, y en las instituciones en las
que algunas mujeres discapacitadas están internadas”. (Price, 2011)

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Siguiendo la línea expuesta en el párrafo anterior, Helen Meekosha en un
artículo sobre activismo político e identidad, escribe:
“La esfera de la reproducción es una de las más vigiladas por la sociedad que a
las mujeres (discapacitadas) les controla el deseo sexual, la sexualidad, el
derecho a la maternidad, y el derecho a cuidar de sus hijas/os. El vehículo
principal para este control ha sido la medicalización de las mujeres
discapacitadas, y la construcción de aparatos de vigilancia y gestión bajo el
control de la medicina, la beneficencia, y el estado. Por ejemplo, la
esterilización masiva de mujeres discapacitadas sin su conocimiento o
consentimiento ha sido una práctica habitual de los servicios médicos de
Australia y EE.UU (Meekosha 1999:5, citada por Price 2011)

Entre las razones que se dan y que motivan la vulneración de los derechos de
maternidad de las mujeres con discapacidad (López, 2008 p. 147):
• El mito de la asexualidad. Si la mujer no se encuentra capacitada para el
amor y la vida en pareja es impensable que ejerza de madre.
• Consideración de los profesionales de salud acerca de los riesgos de
embarazo y parto (que pueden estar directamente o no asociados)
• Si la mujer es vulnerable y dependiente, se piensa que no tendrá
autonomía para cuidar de otra persona.
• La visión médica y patologizadora que ve a la mujer con discapacidad
como poseedora de una “tara” transmisible a la descendencia.
• Pensar que debido a la gran movilidad, resistencia, agilidad y buen
estado de salud exigidas a las madres hacen incompetentes a las
mujeres con discapacidad.
• La creencia de que los hijos e hijas tendrán consecuencias
psicoemocionales y psicosociales negativas por tener una madre o
padre con discapacidad.

Un análisis somero acerca de la vulneración de los derechos sexuales y


reproductivos de la mujer con discapacidad nos permite captar a primera vista
dos modelos que por estar implícitos en el devenir de la sociedad contribuyen a
aumentar las barreras que deben superar las mujeres con discapacidad.

15
La concepción patriarcal del mundo, limita el rol paterno sólo a la maternidad
como papel primordial de la mujer. Se sigue apreciando el cuidado de los hijos
como una prerrogativa que recae en la madre; en este sentido se hace un
cuestionamiento a la hora de compartir las responsabilidades de ser padres, de
proveer las ayudas y recursos adicionales para ambos en el sentido de
entregarles alternativas en pro del derecho a formar una familia, esto incluye la
toma de decisiones respecto al cuidado, crianza y educación de los hijos e
hijas.

Por otra parte, los niños y niñas aprenden lo que el mundo les enseña y se
hacen parte de los principios orientadores culturales, emocionales y
psicológicos que les transmite su entorno primario en la familia y en la
comunidad en que viven; es el choque con una sociedad discriminadora, que
vulnera los derechos humanos el que genera un sacudón interno psico-
sociológico, no lo es la “discapacidad” de su padre o madre per se, así como no
lo sería si uno de estos padres fuese de raza judía, afroamericana, mapuche o
quizás evangélico o una madre soltera o padre gay.

Es la forma en que la sociedad acepta, tolera, incluye o discrimina a quiénes


son “sus padres”, lo que incide en la presencia de problemas psico-afectivos u
otros en los niños y niñas, que en muchos casos tienen poco que ver con la
realidad biológica de sus progenitores y mucho con el nivel de tolerancia,
inclusión, aceptación y participación que sus progenitores tengan en esa
sociedad en particular.

Esto nos lleva al segundo modelo enraizado en una visión médica y


biológica de la discapacidad, perspectiva que lleva a creer (y aceptar) que
los derechos sexuales y reproductivos deben vulnerarse en el caso de las
mujeres con discapacidad. Los derechos sexuales se entienden como el
derecho de la propia mujer con discapacidad a tomar decisiones respecto a su
sexualidad, a decidir libremente su comportamiento sexual asumiendo las
responsabilidades y consecuencias que deriven de los mismos; sin verse
sometida a coerción, discriminación o violencia. Ante todo una mujer con
discapacidad es una mujer que posee las necesidades propias de su sexo, la

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discapacidad no la convierte en un ser asexuado, por lo que una campaña de
capacitación y mediación debe hacerse llegar sobre todo a la familia y
cuidadores de las mujeres que están en una mayor necesidad de asistencia.
Evaluar el paternalismo sobreprotector en el sentido de que la mujer con
discapacidad debe disponer de su propio espacio, tiempo y recursos para
desarrollar su propia sexualidad.

“La creencia errónea de que debido a su situación de discapacidad, ésta no


puede gozar de una sexualidad placentera ni de una vida sexual activa.
Muchas veces esto trae aparejado el inicio tardío de las relaciones de pareja y
relaciones sexuales, así como los riesgos relacionados a la desinformación en
materia de salud sexual y reproductiva. A su vez el ocio y los ámbitos para el
relacionamiento social están marcados por las dificultades en la accesibilidad”.
(López, 2005)

Los derechos reproductivos, implican el derecho de decidir libremente del


número y espaciamiento para tener hijos, derecho a disponer información,
educación y medios para ellos; tomar estas decisiones sin sufrir coerción,
discriminación o violencia. Una mujer con discapacidad que está inserta en un
entorno ciudadano que se rige por el estado de derecho, podrá por tanto
planificar si tener o no hijos en el mismo marco de decisión “por sí mismas”, el
mismo derecho que tienen otras mujeres en su país.

Estos discursos muchas veces provienen desde el campo de la


salud, en el cual las mujeres con discapacidad plantean las
actitudes negativas hacia ellas por parte de los profesionales de
la salud. En un estudio llevado a cabo por la Universidad de
Córdoba, España, en 2005, se evidenciaba en el discurso de las
mujeres el trato negativo hacia ellas en los servicios de salud,
sobre todo el trato “frío”, la actitud distante, demasiado “técnica”,
la costumbre de los profesionales de la salud de dirigirse a sus
acompañantes, casi siempre familiares, ignorando a las mujeres
con discapacidad en su calidad de pacientes y también el
ocultamiento de la información. Las mujeres planteaban una

17
doble reacción actitudinal por parte del personal de salud, por un
lado, la sobreprotección, llegando inclusive a cargarlas en brazos
todo el tiempo, y por otro, la reacción de pánico, con la huida y la
evitación. (López, 2005. Citado por Mattioli, Domínguez y Sosa,
2011 s. propio)

Violencia contra mujeres Sordas

Existe un amplio colectivo de mujeres con discapacidad, compuesto por


mujeres diversas que forman un grupo heterogéneo. Esta variedad requiere de
adaptaciones múltiples para garantizar la accesibilidad; lo que puede ser
necesario para una discapacidad puede no satisfacer las necesidades de otro
tipo de discapacidad, por ello el camino recorrido en este trabajo nos lleva a
plantear los antecedentes y características específicas de la violencia de
género contra mujeres y niñas Sordas, desde su propia perspectiva.

El mismo término “sordo” es tan general que es imposible encontrar una


persona sorda o Sorda que sean iguales, no sólo existen diversos grados de
sordera sino que también existen diversas personas Sordas, algunas continúan
autoconceptuándose a sí mismas como “discapacitados auditivos”, otros desde
una mirada socio-cultural se autodenominan “Sordos”; mientras un tercer grupo
afirma haber alcanzado un equilibrio “existencial”, de acuerdo al concepto
expuesto por Sacks (1987).

Al abordar los párrafos siguientes se usará la definición de ser “Sordo9” como


ciudadano de derecho en el marco establecido por la Convención de los
Derechos de las Personas con Discapacidad, como concepto sociocultural, que
significa al Sordo como persona que posee su propia lengua, historia y cultura.

9
Oviedo en el documento “Los Sordos y la Convención Internacional para la Protección de las Personas
Discapacitadas” ONU (2006). Presenta una explicación bastante certera de lo que significa ser “Sordo”
con mayúscula y las dificultades que implica el que no se reconozca esta diferencia.

18
Si existe una contraposición entre el ser “impedido” y el ser una persona con
discapacidad, como un contraste entre el ser “biológico” y el ser “social”,
arriesgaré el uso de esta misma contraposición cuando hablo de “sordo” y de
“Sordo”; utilizando el segundo término con mayúscula para ilustrar a la persona
Sorda como ente social que exige sus derechos para impedir la existencia de
un entorno discapacitante.

Dentro de la comunidad de personas Sordas, la lengua de señas es parte de


un proceso en el cual la cultura se sobrepone a la biología del ser humano. Las
personas Sordas echan mano de los recursos existentes dentro de su propia
corporeidad para crear comunicación con sus pares constituyendo una
comunidad lingüística y sociocultural minoritaria que ha resguardado su
potencial comunicativo, el dominio de la lengua de esta comunidad es
fundamental para crear el ciudadano Sordo.

La distinción primaria entre la discriminación (y por ende la violencia) que viven


las personas Sordas con respecto a las personas que viven con otras
discapacidades está directamente relacionada con el acceso a la lengua:

La deprivación del lenguaje puede causar disfluencia del


lenguaje. La deprivación del lenguaje es la falla para
desarrollar fluencia en algún lenguaje y se refiere a los
individuos quiénes no desarrollan o manejan un lenguaje
pobre en Lengua de señas (americana), Inglés (Español)
hablado o algún otro lenguaje. Este fenómeno es causado
por la falta de suficiente exposición a la lengua y por lo tanto
el individuo no adquiere el lenguaje al ritmo esperado y su
nivel de desarrollo, esta causa se ve raramente en personas
oyentes, ya que es extremadamente dificultoso deprivar a
un niño oyente del lenguaje hablado a menos que esté
completamente aislado (Tate, 2012 p. 7 t. propia).

La visión que expone aquí la Dra. Tate es novedosa por cuánto no habla de la
deprivación para el lenguaje del niño sordo con respecto a su entorno “oyente”

19
sino que expresa aquí que la deprivación del lenguaje es la falta de exposición
del niño al lenguaje para el cual este niño está preparado en su corporeidad, lo
que explicaría porqué es tan difícil ver este caso de deprivación en un niño
oyente a menos que esté completamente aislado, es precisamente esto lo
que sucede con un niño sordo que está aislado de su entorno “Sordo”,
que se encuentra deprivado para adquirir su propia lengua, la lengua
visual, la lengua de Señas.

“La Sordera no es la causa per se de la deprivación del lenguaje. Los niños


Sordos con habilidades cognitivas normales, quiénes están expuestos a un
lenguaje accesible desde el nacimiento por padres fluentes/nativos en
habilidades signantes no demuestran deprivación del lenguaje. Más bien, la
deprivación del lenguaje es potencialmente causada cuando los niños Sordos
son incapaces de acceder a un entorno de comunicación temprano ya sea
hablado o manual. Una señal de advertencia es cuando un niño Sordo con una
inteligencia normal no presenta el mismo estadio de desarrollo que sus pares
oyentes, sin importar el idioma que se enseña. La falla que tenemos para
reconocer y rectificar esta advertencia puede ser un serio signo de negligencia
sistémica”. (Gulati, 2003 citado por Tate 2012)

Este serio signo de negligencia del sistema en que vive el niño o niña es a la
vez un problema directamente relacionado con la visión biológica que se tiene
acerca de la sordera, como se expuso; ante la persona “dañada” prevalece un
orden social que promueve la “corrección” de esa falla, por tanto se priva a este
niño o niña de un ambiente interaccional natural, es decir; de un ambiente rico
en una comunicación visual y de señantes fluidos en lengua de señas a través
de la cual aprehender el mundo. Al contrario, al insertarse en un medio que
ignora su corporeidad y lo somete a un espacio comunicativo invisible para él,
comenzamos a socavar no solo su derecho a interactuar con el mundo, sino
también que se le somete a una soledad que terminará por afectar su
desarrollo cognitivo, psico-social y afectivo. Esta es la violencia primera a que
se somete a las niñas Sordas (y niños Sordos) desde temprana edad, el
aislarlos en un medio en que no pueden comunicarse con otros en su propio
lenguaje.

20
Esta barrera expondrá a las mujeres Sordas a la violencia, a los malos tratos, a
agresiones a raíz del desconocimiento y desinformación, acciones que no
reconocerán como ilícitas; que no se atreven o no pueden denunciar por la
incomunicación que encuentran en los servicios de ayuda.

“Como señala la ley, no cabe duda de que el lenguaje es el principal


instrumento de comunicación. El conocimiento y uso de una lengua favorecen y
posibilitan el acceso y la transmisión del conocimiento y de la información,
además de ser el canal básico de vertebración de las relaciones individuales y
sociales. De este modo, la lengua no es una simple manifestación de la libertad
individual, sino que trasciende los ámbitos personales y se convierte en una
herramienta ineludible para la vida en sociedad”10. (CNSE - Intress, 2010)

Testimonios desde las mujeres Sordas.

Estos relatos emanan de las mismas mujeres Sordas o de las personas que
rodearon la situación de violencia. A través de la accesibilidad a la lengua de
señas en el marco de las interacciones dentro de la comunidad Sorda, un
profesional, un intérprete o un amigo Sordo abrieron una puerta a estas
mujeres que pudieron transmitir sus vivencias. Algunas decidieron tomar
medidas, se arriesgaron. Otras dejaron que la situación de violencia pasara con
el tiempo. Se protege su identidad, son narraciones conocidas dentro de las
comunidades sordas a las cuales pertenecen no por serles particular a ellas
sino porque estas historias se repiten con alarmante frecuencia; la decisión de
hacer o no hacer algo al respecto sigue siendo de ellas, el sistema aún no las
protege como colectivo. Se han transcrito en algunos casos los relatos de la
LSCh- Español, intentando mantener la fidelidad de las palabras, ritmos e ideas
expresadas.

10
En Chile es relevante el reconocimiento de la Lengua de Señas como medio natural de comunicación
de las Personas Sordas. (Artículo 26, Ley 20.422)

21
• Derechos reproductivos vulnerados
Historia 1
“Quedé embarazada de mi pareja (oyente)… tuve una hija; al tiempo
decidimos separarnos; yo vivía con mi abuela, muy anciana… Mi tía me
llevó a Tacna a ver un médico; porque allá era más barato, me dijo que
tenía problemas en el útero o los ovarios (hace seña de no saber de qué
se trataba exactamente), la verdad es que yo no sabía porque el médico
hablaba con mi tía, me operaron… Mi ex- pololo se quedó con mi hija;
tiempo después yo trataba de ir a verla y no me dejaban verla, cuando
fuimos al juzgado el juez le entregó la custodia completa a él… él dijo
que yo no me preocupaba por ella, que mi hija lloraba conmigo, que
tenía problemas psicológicos por mi culpa…
Viaje mucho tiempo, estuve fuera 2 años; cuando volví traté de verla, un
día entré en su escuela para saludarla y darle un regalo, se me acercó
una persona del colegio y me alejaron de ella. Me dijeron que había una
restricción para no acercarme a mi hija… ella lloraba. Tiempo después
encontré una nueva pareja, fui a ver a un médico; ahí me enteré que
había sido esterilizada cuando viajamos a Tacna…

Historia 2
“Tengo dos hijos, de diferentes padres; vivo con mi familia. Mi mamá
decidió que ya no tuviera más hijos. Habló con el doctor, no me
preguntaron a mí, lo decidieron entre los dos. Yo vivo con mi mamá y
ella me ayuda a criar a mis hijos, tuve que respetar su decisión. Ahora
tengo un pololo11, pero él quiere tener hijos, casarnos. Vamos a ver si
puedo operarme de nuevo para tener hijos otra vez…”

Ambos relatos ilustran la vulneración de derechos reproductivos en las mujeres


Sordas, la incomunicación dentro de la familia que desconoce la lengua de
señas ha impedido la formación para el autocuidado de su propia sexualidad,
no sólo son temas “tabú”, sino que además consideran que las mujeres Sordas
no tienen la suficiente capacidad para utilizar los recursos de prevención del

11
Novio, pareja.

22
embarazo por sí mismas, los “otros” toman las decisiones muchas veces
arbitrarias sin su consentimiento expreso o bajo presión, lo anterior es síntoma
de un sistema de dependencia principalmente económica, en este sentido la
sobreprotección de las familias mantiene este ciclo que traspasa todos los
demás ámbitos de la vida laboral, social, educativa, cultural, etc. No se
construyen las posibilidades de independencia real; no entregan el
protagonismo (ni la responsabilidad) a la mujer sorda; en el ámbito laboral son
los padres o familiares quiénes se hacen cargo de conversar con el posible
jefe, extendiendo el sentimiento social de que la solicitante no puede hacer esto
por sí misma12; una vez en el trabajo, ante cualquier problema los padres “lo
van a resolver”; en cuanto a sus responsabilidades como madre, son los
padres de ésta, los hermanos o los suegros quiénes hacen de apoderados de
sus hijos porque la madre sorda “no puede”; en el ámbito de la salud éstos
hablan con los médicos; asumen también la además la carga económica de
mantener a los hijos de la mujer sorda y responsabilizarse de la educación de
su progenie. Todas estas “responsabilidades” parecieran justificar la
intervención de los padres o familiares respecto a las capacidades
reproductivas de las mujeres Sordas; sin embargo el problema de fondo es
otro, es la concepción que se tiene en el imaginario social respecto a la
“minusvalía, discapacidad” de las mujeres sordas lo que es reforzado por una
cultura de bienestar o de asistencialismo.

• Abuso intrafamiliar.
Historia 3
“Una mujer sorda, madre soltera de una niña sorda a su vez; comenzó a
convivir con un hombre sordo; quién contribuyó a su mantención,
educación y crianza. Funcionaron como una familia nuclear por muchos
años; cuando la hija se transformó en una adolescente; el hombre
decidió cambiar de pareja. Fue así como la madre tuvo que cambiar de
habitación, pasando la hija a convivir con su padre adoptivo. Tuvieron
hijos, la “abuela” convivía con ellos”

12
Es una situación muy distinta la de acompañarse por un intérprete de Lengua de Señas quién como facilitador de la
comunicación no toma decisiones ni hace los acuerdos que corresponden a la persona sorda.

23
Aparentemente tanto la madre como la hija creen que esta situación es
“normal”; ya sea por encontrarse ambas en situación de dependencia
económica; o bien de soledad “social” a la que se vería sometida la madre o
hija si se denunciaba el abuso, quedando una o ambas en un completo
abandono con respecto a la comunidad sorda. En este sentido, sólo frente a un
mayor conocimiento acerca del abuso, algunos miembros Sordos con mayor
acceso a la información han cuestionado este mecanismo “familiar” que implica
violencia contra las mujeres en general.

• Violencia por privación de la libertad.


Historia 4
“Esta mujer Sorda siempre ha vivido con su hermana y la familia
formada por esta, cuando comenzó a participar en la Comunidad Sorda,
aprendió poco a poco la lengua de señas, su nivel cognitivo había
sufrido bastante; los miembros de la comunidad le ayudaron a
comunicarse en forma gradual; al punto en que ella pudo participar en
un programa de capacitación con un instituto aliado a la agrupación de
Sordos, para poder trabajar. Madre Soltera. Dentro de la Agrupación
conoció a un hombre Sordo, con buena situación económica quién le
propuso continuar una vida juntos; comenzaron una relación que en el
momento de entrar en conocimiento de su familia se terminó, a pesar de
que ella tenía más de 40 años, no asistió más a las actividades de la
Agrupación ni volvió a reunirse con los miembros de la comunidad
Sorda”

Cuando se obliga a un niño o niña, hombre o mujer a alejarse de su propia


comunidad en la cual tiene el acceso a las relaciones sociales y humanas
básicas a través de un código de comunicación que es parte de su corporeidad;
cuando se les aleja del lugar en el cual pueden hacer causa común con otros
para luchar, construir sus derechos, aprender, trabajar, formar una familia y un
hogar; cuando se les recluye, nos enfrentamos a una violación de derechos
constitucionales, el derecho a asociarse libremente les es prohibido, como
veremos en el caso siguiente por lo general cuando la familia impide la

24
participación de la mujer Sorda dentro de su comunidad, esto es un síntoma de
abuso, temor de perder mano de obra doméstica o bien el creer que se debe
“cargar” con la responsabilidad de cuidar de la persona Sorda como si fuere un
“impedido” para toda la vida.

• Abuso sexual.
Historia 5
“Vivimos en un pueblo, en mi familia todos realizamos la misma
actividad. Yo no sabía lo que pasaba, mi cuñado un día me atacó en mi
pieza. Quedé embarazada. Le conté a mi madre lo que había pasado,
no le dijo a los carabineros o sino mi hermana se quedaría sin marido y
sin plata para los hijos. Ahora mi hijo está grande y va a la escuela. El
hombre está en otra casa ahora”

Historia 6
“Había una joven que no había entrado en contacto con la Comunidad;
aprendió lengua de señas con sus otros compañeros Sordos en la
educación secundaria. Cuando comenzó a asistir a las reuniones de la
agrupación, su padre la controlaba mucho a ella y a su hermana, las iba
a dejar y las iba a buscar en una hora. Un día esta joven reveló a sus
compañeros del colegio las aberraciones sexuales a las que la sometía
su padre; posteriormente lo contó a la intérprete de lengua de señas; se
realizó la denuncia. Actualmente el hombre cumple condena por
violación sexual.”

Estas situaciones son similares a muchas de las que viven las mujeres que son
víctimas de abuso sexual, un abuso cuyos victimarios pueden ser miembros de
su propia familia o cercanos a ella; la diferencia que se puede encontrar aquí
es que estas mujeres Sordas al momento de entrar en contacto con otros
Sordos hallaron la vía para señalar y denunciar el abuso; contarlo y hacer
partícipes a otros de lo que ocurría.

25
Características de la violencia contra mujeres Sordas

Existe una investigación completa relacionada con la situación de las mujeres


Sordas ante la violencia de género publicado por la CNSE junto con Intress, el
año 201013. Les remito a este documento a todos los profesionales que deseen
profundizar en mayor medida acerca de la violencia que viven las niñas y
mujeres Sordas. Pese a que es un documento realizado dentro de las
comunidades Sordas de España; sus resultados así como conclusiones finales
son aplicables a la realidad de las mujeres Sordas en distintos países de habla
hispana; así como al mismo tiempo pueden ser un punto de partida para
investigaciones específicas dentro de cada país en materia de derechos
humanos y violencia contra las mujeres sordas.

A continuación se realiza un resumen y análisis basados en este documento, el


que pretende ser un punto de partida y de conocimiento de este tema:

• Así como sucede en el caso de la violencia contra mujeres con


discapacidad, también las mujeres Sordas pertenecen a uno de los
grupos más vulnerables, tal como se expuso; principalmente debido
a los problemas asociados a la comunicación presentan más
dificultades para pedir ayuda ya sea en el momento (sólo existen
líneas directas de ayuda por teléfono), como para acercarse a pedir
orientaciones y consejos profesionales (no existen psicólogos y/o
trabajadores sociales que conozcan la Lengua de Señas); al tiempo
que tienen los mismos temores que dominan a las mujeres víctimas
de violencia de género en general.

• Como se expuso en el apartado de testimonios, muchas mujeres


Sordas desconocen que están viviendo una situación de abuso y/o
violencia, desconocen sus derechos al respecto y sus percepciones

13
“Situación de las mujeres sordas ante la violencia de género”CNSE- INTRESS, 2010.
http://www.observatorioviolencia.org/upload_images/File/DOC1276603015_situacion_de_las_mujeres_s
ordas_ante_la_violencia_de_genero.pdf

26
pueden estar deformadas por las dificultades de acceso a la
información y a la educación. Muchas veces creen que la situación
de maltrato en que viven es “normal”.

• Muchas familias, especialmente en el caso de padres


sobreprotectores no confían en que la mujer Sorda pueda
desarrollarse plenamente y construir su propia independencia social
y económica. Se crean nuevas barreras al evitar que las mujeres
interactúen con la Comunidad Sorda y con la sociedad en general; lo
que impide que desarrollen estrategias de supervivencia psico-
sociales. Estas dificultades se pueden traducir en una mayor
dependencia de otras personas, especialmente cuando se
comunican o deben interactuar con oyentes, es importante otorgar
las herramientas para desempeñarse socialmente en este sentido, ya
que suelen no sólo dejar en manos de “otros” la comunicación con el
mundo oyente sino también dejan en otros la responsabilidad y
decisiones que deben tomar respecto a su propia vida y persona.

• El hecho que las mujeres Sordas pertenezcan a una pequeña


Comunidad Sorda, compuesta por miembros que están fuertemente
cohesionados unos con otros, en las cuales existe un alto grado de
endogamia, también les impone una dificultad mayor cuando el
agresor es un hombre Sordo de la misma comunidad, ya que esto
implica la separación del grupo de uno de los miembros de la pareja
frente a una posible intervención de la justicia. Esto también divide al
grupo, sin tener en la mayor parte de los casos la opción de
pertenecer a otro grupo en el cual tengan la misma libertad
comunicativa y social que les ofrece la Comunidad Sorda.

• El acceso a la información no se puede garantizar a través de la vía


lecto-escrita ya que muchas de estas mujeres Sordas, especialmente
las que pertenecen a los grupos socio-económicos más vulnerables
tienen un bajo nivel educativo y escasa capacidad de lectura y
escritura.

27
• El estudio acerca de la situación de violencia de género contra las
mujeres con discapacidad es de data reciente, arrojando un mayor
número comparativo de mujeres víctimas de la violencia entre las
que viven con una discapacidad. Actualmente los datos acerca de la
violencia contra mujeres Sordas en Chile y Latinoamérica no son
conocidos ni investigados ampliamente.

• Los centros de apoyo y recursos para la atención social y psicológica


para las víctimas de violencia de género Sordas son inaccesibles
para esta población, no cuentan con recursos en video o intérpretes
de Lengua de Señas para garantizar el acceso a la información y
atención en igualdad de condiciones.

• Relacionado con lo anterior, la complejidad en el sistema de


atención, la serie de escollos y problemas de índole burocrática que
deben enfrentar así como el hecho que se las derive al centro o
unidad “para la discapacidad” impide que estas mujeres denuncien,
por lo que se mantienen los patrones de violencia y maltrato.

• En carabineros, juzgados, centros de salud, secretarías y/o servicios


de gobierno no conocen y/o no disponen de los intérpretes de
Lengua de Señas y/o desconocen el derecho legal de las mujeres
Sordas para disponer de la Lengua de Señas como su medio de
comunicación natural para el pleno ejercicio de sus derechos en
parámetros equiparables a los ejercidos por el resto de las personas.

• Existe una clara desventaja para acceder a las informaciones


entregadas en los medios de comunicación masivos especialmente
televisión y prensa; muchas de las campañas de gobierno u otras no
son accesibles para el colectivo de mujeres Sordas especialmente
los orientados a hacer conciencia de la necesidad de denunciar y los
pasos que deben seguir no son atingentes con su propia realidad
como mujeres Sordas.

28
Conclusiones y propuestas finales: Lo que los profesionales deben
conocer, hacer y reflexionar.

“Para que en un país pueda haber un movimiento de personas


con discapacidad, es necesario primero que la PCD (persona con
discapacidad) identifique la desigualdad en la forma como está
siendo tratada y esté dispuesta a rebelarse contra esa opresión”.
(Aderemi 2010: Nigeria; citada por Price)

Es entonces necesario generar un movimiento de mujeres, a su vez generar un


movimiento de mujeres con discapacidad, y a su vez generar un movimiento de
mujeres Sordas. Pero estos movimientos no son solitarios y requieren de las
dinámicas y los aportes que pueda realizar la sociedad civil para generar
cambios, la existencia de un modelo sistémico de cambio histórico y social que
funcione en su totalidad bajo la perspectiva de Derechos Humanos para todos
y todas.

En este sentido, en relación con las dificultades propias de las mujeres Sordas:

• Los profesionales deben conocer y aprender acerca de la cultura Sorda,


la forma en que convive esta comunidad, sus relaciones, sus modos de
actuar, su historia; prepararse para interactuar y moverse de una cultura
y lengua completamente distintas a las de su marco de acción general;
este conocimiento debe incluir un estudio de la forma en que se
relacionan los hombres y las mujeres dentro de esa Comunidad Sorda
en particular, la presencia de líderes que promueven u obstaculizan el
aprendizaje del grupo, las relaciones que tienen los miembros Sordos
con sus familias que pueden pertenecer o no a la Comunidad Sorda.
(Padres Sordos, Padres Oyentes, Pareja Sorda, Pareja Oyente, Hijos
Sordos, hijos oyentes)14

14
Para un estudio más profundo acerca de las relaciones entre los componentes de la familia y las repercusiones que pueden tener
en el crecimiento psíquico – social de las personas Sordas veáse “Psicoterapia en Familias con miembros sordos: Un modelo
Sistémico” Ps. Marcelo Salamanca – Ps. Guadalupe Picón, 2008.

29
• Es importante que la información acerca de Violencia de Género, sus
consecuencias, el marco legal que le rodea y los derechos de las
Mujeres Sordas sean conocidos también por los hombres de la
Comunidad Sorda.

• En relación con las evaluaciones de profesionales de inteligencia,


personalidad y/o de tipo psicológico; no han sido pocos los casos en que
las personas Sordas denuncian que han sido diagnosticados con bajos
índices de CI15, problemas de personalidad u otras patologías debido a
que los profesionales psicólogos desconocen el sistema de
comunicación usado por la persona Sorda, la cultura en que ha estado
inserta o las estrategias de supervivencia intersocial que ha debido
desarrollar; se debe recordar constantemente que los instrumentos de
evaluación usados no se condicen con las características de esta
comunidad que posee una lengua, una cultura y una historia de
desarrollo individual y colectiva diferente. Es necesario entender que el
entorno de desarrollo sistémico y códigos del profesional pueden ser
muy distintos a los vividos por la persona Sorda.

• Es necesario cambiar el enfoque del asistencialismo y la caridad por un


enfoque de resiliencia:
“El enfoque de la resiliencia va más allá de la relación
clásica de apoyo o de ayuda, que establece un
diagnóstico de los problemas y aporta soluciones a la
persona. Trata de identificar los recursos de la persona y
de su entorno y de facilitar su movilización, teniendo en
cuenta las diferencias individuales” (CNSE- Intress,2010).

Es por esta razón que los profesionales del área de la Salud Mental y del
Trabajo Social han de asumir esta resiliencia como parte de su quehacer,
infundiendo la confianza y seguridad en las personas, en el sentido que
pueden ser protagonistas de su propia realidad y ser capaces de superar

15
Véase “La inteligencia y los sordos: Derribemos mitos” Ps. Marcelo Salamanca, 2007.

30
estos escollos en el proceso. Es importante este elemento de resiliencia
dentro del movimiento de las Personas con Discapacidad, dentro del
movimiento asociativo de las personas Sordas, dentro de la formación del
liderazgo en mujeres Sordas, ya que de esta forma saben y conocen que se
encuentran trabajando dentro de un todo que está respaldado por una
Convención Internacional, por una ley nacional de la que deben exigir su
implementación16 y por personas dispuestas a ayudar no desde la
perspectiva de asistencia, caridad o lástima sino desde la perspectiva que
hará prevalecer sus Derechos Humanos como mujeres Sordas.

16
Véase Anexo: Normativa para Personas con Discapacidad en Chile.

31
ANEXO: NORMATIVA PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN CHILE.

PRINCIPIOS ORIENTADORES DE LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS


PERSONAS CON DISCAPACIDAD.

Estado de Chile
• Firmado: 30-3-2007
• Firmado el Protocolo: 30-3-2007
• Ratificado: 29-7-2008
• Ratificado el Protocolo: 29-7-2008

La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad en su preámbulo ha


reconocido que las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar expuestas a un riesgo
mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o abuso, abandono o trato negligente,
malos tratos o explotación (Punto q) y subrayado la necesidad de incorporar una perspectiva
de género en todas las actividades destinadas a promover el pleno goce de los derechos
humanos y las libertades fundamentales por las personas con discapacidad (punto s).
Ha establecido el artículo 6 especialmente para una mayor protección de los Derechos
Humanos de las Mujeres y Niñas con discapacidad:
1. Los Estados Partes reconocen que las mujeres y niñas con discapacidad están sujetas a
múltiples formas de discriminación y, a ese respecto, adoptarán medidas para asegurar que
puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales.
2. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para asegurar el pleno
desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el ejercicio y
goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales establecidos en la presente
Convención.
Por otra parte, se han adoptado medidas para promover, difundir y reconocer la Lengua de
Señas en el Artículo 21 “Libertad de expresión y de opinión y de acceso a la información”
puntos b) Aceptar y facilitar la utilización de la lengua de señas, el Braille, los modos, medios, y
formatos aumentativos y alternativos de comunicación y todos los demás modos, medios y
formatos de comunicación accesibles que elijan las personas con discapacidad en sus
relaciones oficiales y e) Reconocer y promover la utilización de lenguas de señas.
Además se destacan otros puntos asociados a la Comunidad Sorda, el derecho a optar a
intérpretes de Lengua de Señas, promover su lengua y cultura, tal como se lee en: Artículo 9
“Accesibilidad” punto 2e “Ofrecer formas de asistencia humana o animal e intermediarios,
incluidos guías, lectores e intérpretes profesionales de la lengua de señas, para facilitar el
acceso a edificios y otras instalaciones abiertas al público; Artículo 24 “Educación” punto 3b b)
“Facilitar el aprendizaje de la lengua de señas y la promoción de la identidad lingüística de las
personas sordas” y el 4: “ A fin de contribuir a hacer efectivo este derecho, los Estados Partes

32
adoptarán las medidas pertinentes para emplear a maestros, incluidos maestros con
discapacidad, que estén cualificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales
y personal que trabajen en todos los niveles educativos. Esa formación incluirá la toma de
conciencia sobre la discapacidad y el uso de modos, medios y formatos de comunicación
aumentativos y alternativos apropiados, y de técnicas y materiales educativos para apoyar a las
personas con discapacidad. El artículo 30 reconoce el derecho de las personas con
discapacidad al reconocimiento de su propia cultura específica, reconociendo la cultura de los
sordos en su punto 4 denota: “Las personas con discapacidad tendrán derecho, en igualdad de
condiciones con las demás, al reconocimiento y el apoyo de su identidad cultural y lingüística
específica, incluidas la lengua de señas y la cultura de los sordos”.

LEY 20.422 ESTABLECE NORMAS SOBRE IGUALDAD DE OPORTUNIDADES E


INCLUSIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD.
Con fecha 10 de febrero de 2010, se publica en Chile esta ley indicándose que en su aplicación
deberá darse cumplimiento a los principios de vida independiente, accesibilidad universal,
diseño universal, intersectorialidad, participación y diálogo social. En este sentido deseo
destacar que el concepto de “Intersectorialidad” (punto d) corresponde a “El principio en
virtud del cual las políticas, en cualquier ámbito de la gestión pública, deben considerar
como elementos transversales los derechos de las personas con discapacidad”. Este
punto esta directamente relacionado con la necesidad de que los organismos y servicios de
gobierno incluyan dentro de su agenda los elementos que permitirán dar acceso y cumplir con
los derechos de las personas con discapacidad, en igualdad de oportunidades para el acceso a
que pueden optar todos los demás ciudadanos.
Al mismo tiempo el artículo 9º de la citada ley indica que “El Estado adoptará las medidas
necesarias para asegurar a las mujeres con discapacidad y a las personas con discapacidad
mental, sea por causa psíquica o intelectual, el pleno goce y ejercicio de sus derechos en
condiciones de igualdad con las demás, en especial lo referente a su dignidad, el
derecho a constituir y ser parte de una familia, su sexualidad y salud reproductiva. […]
De igual modo, el Estado adoptará las medidas necesarias para evitar las situaciones de
violencia, abuso y discriminación de que puedan ser víctimas las mujeres y niños con
discapacidad y las personas con discapacidad mental, en razón de su condición”. Este artículo
es la fuente legal que indica la responsabilidad asumida por el Estado, esta responsabilidad no
se hace patente si las mujeres y niñas que intentan acceder a ellos se encuentran con barreras
para el acceso y si sus denuncias no pueden hacerse porque el sistema y los funcionarios que
trabajan dentro de estos no son capaces de dar respuesta a las necesidades y demandas
específicas de las mujeres con discapacidad. En este sentido las campañas de difusión e
información que se financian con fondos del Estado en medios de comunicación masivos
debieran incluir a las personas con discapacidad: “Toda campaña de servicio público
financiada con fondos públicos, la propaganda electoral, debates presidenciales y cadenas
nacionales que se difundan a través de medios televisivos o audiovisuales, deberán ser

33
transmitidas o emitidas con subtitulado y lengua de señas”. La lengua de señas asume un valor
primordial por cuánto la ley la reconoce como medio de comunicación natural de la comunidad
Sorda en el artículo 26 de la citada ley; el reconocimiento de este medio de comunicación
implica que los organismos y servicios de gobierno deben proveer el acceso a la información y
atención en la lengua que les es reconocida por ley. Esto se hace extensivo a la educación:
“Los establecimientos educacionales deberán, progresivamente, adoptar medidas para
promover el respeto por las diferencias lingüísticas de las personas con discapacidad sensorial,
sean sordas, ciegas o sordo-ciegas en la educación básica, media y superior, con el fin de que
éstos puedan tener acceso, permanencia y progreso en el sistema educativo”.(Art 42)
Los espacios públicos y todos los que presten servicios a la comunidad, deben ser accesibles y
utilizables para todas las personas con discapacidad; lo que supone no solo construir rampas
sino también adaptar la infraestructura, puertas y servicios higiénicos para permitir la
autovalencia y el acceso a todas las personas. (art.28)
La historia en aquellos lugares y países en los cuales las personas con discapacidad han
logrado en mayor medida el cumplimiento de sus derechos por parte del Estado tienen dos
premisas comunes: El activismo civil y Las sanciones legales. Es decir, para lograr el cambio
de paradigma en la sociedad chilena se requiere más que una ley que lleva impresa dos años
sin mayores cambios en el escenario social; se requiere de un movimiento activo de la
sociedad civil de, por y para las personas con discapacidad, con el apoyo “resiliente” de los
ciudadanos en general, especialmente de los profesionales, familias y amigos que rodean a
esta población. Por otra parte, una ley sólo existe en la medida en que se aplica y se resguarda
su cumplimiento a través de las demandas y sanciones que deriven del tribunal cuando sea
necesario a fin de que se comprenda que se está hablando de derechos humanos de
personas, y que cuando estos son vulnerados se siguen fomentando prácticas ilícitas que
contribuyen a continuar con el abuso, maltrato y discriminación; “Sin perjuicio de las normas
administrativas y penales, toda persona que por causa de una acción u omisión arbitraria o
ilegal sufra amenaza, perturbación o privación en el ejercicio de los derechos consagrados en
esta ley, podrá concurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, ante el juez de policía local
competente de su domicilio para que adopte las providencias necesarias para asegurar y
restablecer el derecho afectado”(Art. 57).

34
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CNSE – INTRESS (2010) “Situación de las mujeres sordas ante la violencia de


género” Madrid, España.
Domínguez, M; Mattioli, N; Sosa F. (2011) “Derechos sexuales y
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de los servicios de salud en Montevideo. 1ª edición. Montevideo: Intendencia
de Montevideo, Uruguay.
Ferrer, V. (2007) “Tipos de violencia contra la mujer y su intensidad” Curso
Máster en Igualdad y Género en el ámbito público y privado” Fundación
Isonomía, España.
Meekosha, H. (2004) “Gender and Disability” (draft entry for the forthcoming
Sage Encyclopaedia of Disability) University of New South Wales, Sydney,
Australia.
López, M. (2005) “Discapacidad y Género. Estudio Etnográfico de mujeres
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su lucha para organizarse” Asociación por los derechos de la mujer y el
Desarrollo AWID, Toronto, Ontario, Canadá.
Tate, C. (2012) “Trauma in the Deaf Population: Definition, Experience and
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Alexandría, Virginia, USA.

APORTES EN LÍNEA.

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diciembre de 2012 del sitio web Instituto de Educación Secundaria Las Musas
http://www.ieslasmusas.org/wp-
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Personas Discapacitadas (ONU). Extraído el 19 de diciembre de 2012 del sitio web Cultura
Sorda: http://www.cultura-sorda.eu/resources/Oviedo_Convencion_ONU_Discapacidad.pdf

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oportunidades e inclusión social de las personas con discapacidad. Extraído el 19 de diciembre
de 2012 del sitio web http://www.leychile.cl/Navegar/?idNorma=1010903&idVersion=2010-02-
10&idParte

Organización de las Naciones Unidas. “Convención de los Derechos de las Personas con
Discapacidad” Extraído el 19 de diciembre de 2012 del sitio web en español de la ONU:
http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf

AGRADECIMIENTOS.
Se agradece la colaboración voluntaria en la investigación en terreno del Sr. Rodrigo Romero Fuentes;
estudiante de la carrera de Psicología en Universidad Pedro de Valdivia e Intérprete de Lengua de Señas
en la II Región de Antofagasta, Chile. También a las personas Sordas y oyentes que contribuyeron con
sus relatos, narraciones y aportes relacionados con la violencia contra mujeres Sordas en Chile.

Documento publicado en redes electrónicas, Enero de 2013.

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