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NOVELA
Personajes
o Paolo Sidonia: Es el brigadier de la escuadra. Al principio no quiere hacerse
cargo de lo que les pide Fuenclara pero, tras enterarse de que se trata de la
ciudad de Zaragoza cambia de idea.
o Sebastián Cienfuegos
Nuevamente en España y, después de una breve estancia como emigrado en Francia, fue
nombrado ministro de la guerra, y poco después, en 1823, director general de artillería.
Desempeñando este puesto falleció.
o Agustina Zaragoza
Personaje histórico: Agustina Raimunda María Zaragoza Doménech,
«Agustina de Aragón» fue una heroica defensora de Zaragoza durante
los Sitios, en la Guerra de la Independencia Española.
o María Agustín
Histórico:
Nació en Zaragoza el 13 de Abril de 1784. A muy corta edad, la economía familiar la obliga a
buscar techo y comida, a cambio de sus servicios, en una casa de la populosa barriada de San
Pablo, donde conocerá a Pedro Roncal, mozo quien, al igual que ella, trabaja en calidad de
criado.
El 12 de mayo de 1805, Pedro y María contraen matrimonio, instalándose en una casa de la
calle Serón (Parroquia de San Gil), donde les sobrevendrán los terribles acontecimientos de la
guerra.
Será el general Palafox , en 1815, quien, atendiendo a los servicios prestados, le concederá la
gracia de una pensión, consistente en dos reales diarios, y el Escudo de Distinción,
concerniente al primer sitio.
Añadamos a lo expuesto que, María Agustín, fue la única zaragozana inválida de guerra o
“impedida de un balazo”. La bala que le alcanzó el cuello le dejó inútil el brazo izquierdo,
quedando, por tanto, inhabilitada para el trabajo.
o Palafox
Guerra de la Independencia
La Guerra de la Independencia fue una guerra popular y de liberación nacional contra la dominación francesa. Es un
fenómeno muy complejo. Fue un conflicto internacional, iniciado en 1792 en que participarán Inglaterra, Portugal y España
contra Francia. La intervención del ejército inglés, dirigido por el duque de Wellington, fue decisiva. También fue una guerra
civil. Ante la invasión francesa se observan dos actitudes de los españoles:
1. Los afrancesados: una minoría de intelectuales, altos funcionarios y nobles procedentes en su mayoría del
Despotismo Ilustrado apoyó a José I y su gobierno tras las abdicaciones de Bayona. Aceptaron al nuevo monarca
porque pensaban que así evitarían la guerra y que un poder fuerte frenaría los excesos revolucionarios y haría las
reformas soñadas por los ilustrados para modernizar el país. No pueden ser tildados de antiespañoles, lo hicieron por
el bien del país.
2. El frente patriótico: la mayoría de la población se opuso a la invasión francesa reconociendo a Fernando VII como
legítimo rey. Se observan diversas posturas ideológicas: Los ilustrados, como Jovellanos y Floridablanca, deseaban la
vuelta del rey para continuar las reformas. Los liberales aspiraban a que la guerra permitiese hacer una revolución
que transformase el Antiguo Régimen en un régimen liberal parlamentario, con una Constitución nueva. Los
absolutistas (muchos nobles y clérigos) querían la vuelta al Antiguo Régimen; contaban con el apoyo de la mayor
parte de las clases populares, en defensa de la tierra, la religión y el rey.
1. De mayo a noviembre de 1808: Esta primera etapa fue de claro protagonismo de la resistencia española. La
resistencia popular espontánea se extendió por todo el país y desarticuló el plan francés de ocupación de controlar los
principales puertos peninsulares (Cádiz, Barcelona, Lisboa). El ejército del general Castaños venció al del mariscal
Dupont en Bailén (19 de julio de 1808), lo que impidió la ocupación de Andalucía. Los franceses se replegaron al país
vasco-navarro. José I abandonó Madrid.
2. De noviembre de 1808 a julio de 1812: fase de predominio francés. El mismo Napoleón dirigió la contraofensiva con
un ejército de 250.000 veteranos de la Grande Armée y avanzó hasta Madrid donde José I fue restablecido. Obligado a
volver a París, sus generales continuaron la ocupación de la Península, aunque el relieve y la aparición de las
guerrillas populares dificultaron el avance. Zaragoza y Gerona, defendidas por los generales Palafox y Álvarez de
Castro respectivamente, sufrieron duros sitios; Cádiz resistió gracias a su privilegiada situación geográfica. Los
ingleses, dirigidos por Wellington, tras ganar la batalla de Talavera (1809) se replegaron y resistieron en Portugal.
3. De julio de 1812 hasta diciembre de 1813: los ejércitos anglo-españoles pasaron a la ofensiva. Napoleón retiró sus
mejores tropas para la campaña de Rusia. Wellington ocupó Badajoz. Las victorias de Los Arapiles (Salamanca, julio
1812), Vitoria (junio de 1813) y San Marcial ( en territorio francés) dieron fin a la guerra. Napoleón firmó la paz en el
Tratado de Valencia y devolvió la corona a Fernando VII.
los franceses se presentan ante la ciudad en la mañana del día 15 de junio y exigen la
rendición de Zaragoza. Intentan entrar por el Cuartel de Caballería del Portillo. Son
rechazados 2 veces, destacando en la defensa el Padre Santiago Sas y los escopeteros de
San Pablo. También lo intentan por la puerta del Carmen sin ningún éxito y por Santa
Engracia. Por aquí consiguen pasar y avanzan hasta la Plaza del Portillo de donde son
echados por la reacción popular. Palafox que había abandonado la ciudad en busca de
refuerzos cedió el mando a Vicente Bustamante. Mariano Renovales consigue hacer
retroceder a los franceses en la conocida como Batalla de las Eras. Aunque los franceses
vuelven a hacer algún intento de entrar de nuevo acaban retirándose hacia lo que hoy es
la Carretera de Logroño donde llegan a contar 700 bajas por unas 300 de los aragoneses.
la madrugada del 1 de julio lanzan ataques de artillería contra la ciudad que dañan las
defensas. Al día siguiente ya llegado Palafox con refuerzos atacan por varios sitios: en
la Puerta Sancho, de nuevo Renovales, consigue repeler el ataque; en el convento de
agustinos, el Padre Sas les espera y en el Portillo emerge la figura de Agustina de
Aragón, quien viendo caer a sus compatriotas abatidos por la artillería francesa tomó el
fuego en su mano disparando un cañón contra el enemigo. Quienes presenciaron la
escena se vieron contagiados de aquel espíritu de valentía y heroicidad e hicieron
retroceder a los soldados franceses. Al final de la jornada hubieron de volverse sin
ningún éxito y con al menos 200 bajas. Este varapalo hace tomar la decisión de atacar la
ciudad mediante el tradicional método de asedio basado en el uso de la artillería.
tras tres días de intensísimos bombardeos lanzan un ataque brutal por Santa Engracia,
Puerta del Carmen y Torre del Pino. Consiguen entrar en algunas zonas y piden la
rendición. La respuesta es clara: “guerra a cuchillo”. Llegan hasta el coso y cunde el
pánico. La gente huye por el puente de piedra, también Palafox sale de la ciudad
creyendo que caería en pocas horas. Los franceses avanzan sin muchos problemas por el
coso hacia el mercado y San Gil. Entonces, de repente, las cosas empiezan a torcerse
para los franceses. Luciano de Tornos detiene a la población que huye por el Puente de
Piedra en dirección al Arrabal, cañón en mano, obligándoles a volver. La retaguardia
francesa es atacada en la Magdalena por monjes y los habitantes empiezan a luchar
cuerpo a cuerpo y casa por casa. La lucha es sangrienta y brutal. Los franceses han
conseguido entrar en la ciudad pero el coste en vidas ha sido altísimo y se encuentran
rodeados por los aragoneses. La situación se mantiene estable durante 4 días más en los
que los avances de uno y de otro bando no son importantes. El calor y el cansancio
hacen mella. Entonces, el 9 de agosto, llega Palafox con refuerzos, cañones y soldados
que dirigidos por Renovales hacen salir de Zaragoza a los franceses el día 14. En su
huida queman y destrozan todo a su paso.
o Segundo Sitio (21 de diciembre de 1808 – 21 de febrero 1809)
los francesas lanzan un ataque en cuatro frentes por las esclusas del Canal Imperial de
Casablanca, por los Altos de Bernardona, por el Barranco de la Muerte y por el Arrabal.
Piden la capitulación hacíendoles saber que Madrid ya ha sido tomada. Tras unos
momentos de incertidumbre, Palafox consigue estabilizar la situación en el Arrabal, un
punto clave para la llegada de víveres y armas a la ciudad. Al final del día los franceses
no obtuvieron casi ninguna recompensa y sí multiples bajas. Aunque no consiguen la
toma del Arrabal sí logran cortar la salida del barrio hacia Zuera cortando la línea de
abastecimiento de la ciudad. En los días posteriores, los franceses se dedican a labores
de zapa. Construyen trincheras e intentan tender puentes con barcazas.
con todo preparado, a partir del día 10 de enero, comienzan un bombardeo continuo
sobre los fortines de extramuros. El día 11 muere Sangenís en el asalto al Convento de
las Mónicas. En días posteriores, siguiendo los intensos bombardeos, caen
consecutivamente muchos de los emplazamientos: el Convento de San José (día 12), el
Reducto del Pilar (día 15), arrasan los molinos de aceite... el avance es rápido, la
población está muy debilitada, sin alimentos, sin armas y encima la epidemia de tifus
causando cientos de bajas y enfermos. El día 27 de enero se produce un gran ataque,
revientan los muros de Santa Engracia y ocupan el Monasterio. Sin embargo la ciudad
está llena de trincheras por lo que el general Lannes decide el empleo de minas para
volar edificio a edificio. El avance se ralentiza entre escombros. El día 29 ocupan el
Monasterio de Santa Mónica con la oposición infructuosa de Villacampa.
el día 1 entran por Puerta Quemada y avanzan por la calle homónima, que fue
valerosamente defendida y por eso desde entonces se conoce como calle del Heroísmo.
Pese a ello, ocupan el Barrio de la Magdalena y en los días sucesivos hacen lo propio
con el de Tenerías y Santa Engracia. El día 1 también se hacen con el Convento de San
Agustín. La intención es llegar al coso. El día 6 toman el Hospital de Gracia (actual
ubicación del Banco de España) y el día 10 (tras dos días de lucha) el convento de San
Francisco (actual Diputación Provincial) también en la Plaza de San Francisco (hoy
Plaza de España). La crueldad de las luchas en estos dos lugares debió ser mayúscula.
Entre escombros los franceses disparaban a vivos, enfermos, heridos y muertos
indiscriminadamente. El día 18 cae el Arrabal, lo que, aunque estaba todo decidido, fue
la estocada final a la moral aragonesa. El cansancio, la indisciplina, el hambre y la
epidemia hicieron el resto. El día 19, un ya muy enfermo de tifus Palafox, cede el poder
a Pedro María Ric quien al día siguiente decide firmar la rendición de la ciudad.
CONCLUSIÓN
Los Sitios de Zaragoza, junto con la resistencia del resto del pueblo español, fueron una prueba
de lo que supone el orgullo patriótico de unas gentes que defienden su suelo. En España,
Napoleón hubo de hacer frente a un nuevo concepto de guerra total, contra todo un pueblo,
teniendo que dedicar cientos de miles de sus mejores soldados a una lucha dura y poco
habitual para ellos, acostumbrados a las brillantes victorias en campo abierto. La guerra de
España fue sin duda el inicio del fin de la carrera del ambicioso emperador francés.
Desgraciadamente, tan importante hecho apenas es recordado en la ciudad por los nombres
de algunas angostas callejas del Casco Antiguo o por paseos que nadie sabe que estén
dedicados a sus héroes o a sus hazañas. Unas cuantas placas recuerdan actos memorables,
pero la mayoría han ido cayendo bajo la piqueta de la especulación inmobiliaria. Esperemos
que de cara al ya inmediato Bicentenario, el tan renombrado 2008, tal olvido se remedie,
particularmente con la apertura del ansiado Museo de Los Sitios.
BIBLIOGRAFÍA