Sei sulla pagina 1di 131

COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA

DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

COMPENDIO DE LA ASIGNATURA
TEORIA PSICODINAMICA
Elaborado: Mg. DAVID EDUARDO DIAZ LOPEZ

MÓDULO II: TEORÍAS PSICODIANÁMICAS CONTEMPORÁNEAS

LIMA – PERÚ
Octubre, 2017
1
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

UNIDAD 4: TEORÍAS PSICODINÁMICAS CONTEMPORANEAS


DONALD W. WINNICOTT

Se agrupa junto a los teóricos de las relaciones de objeto a causa de varias


contribuciones importantes. Winnicott indica que no resulta adecuado, ni
conceptual ni clínicamente, concebir a un bebé sin su madre. Esto restaura el
balance interpersonal del psicoanálisis. Una madre «suficientemente buena»
(Winnicott, 1965) responde a las comunicaciones del bebé, satisfaciendo sus
necesidades en una zona óptima de frustración y gratificación. Imponiendo sus
propias necesidades, una madre patológica forzará al bebé a crear un «falso self»
para proteger su «verdadero self» . Por otro lado, una madre que acepte una
autonomía creciente en etapas graduales permite que el niño tenga sus propios
asuntos aunque siga dependiendo de ella. Bajo tales circunstacias el niño puede ser
él mismo en presencia de una madre que no puede ser ella misma cuando todavía
están juntos. Winnicott llamó esto «la capacidad de estar solo» en presencia de otra
persona.
Winnicott también postulaba la existencia de una etapa intermedia de
separaciónindividualización durante la cual el niño se relaciona con «objetos
transicionales» (Winnicott, 1953) que no son ni el «self» ni los otros, sino que
forman parte de una zona intermedia. Esta zona intermedia puede adoptar la forma
de una manta o de un juguete, pero permanece con nosotros a lo largo de la vida
como un fenómeno que nos ayuda a hacer frente a nuestra soledad y separación
en el universo. De esta forma, en la vida adulta madura, la música, la creatividad
científica y la religión constituyen fenómenos transicionales o experiencias
transicionales que no son ni el «self» ni un objeto pero que actúan como un vínculo
entre los dos (ver Winnicott, 1966).

EL ESQUEMA TEÓRICO DE DONALD W. WINNICOTT


DONALD W. WINNICOTT, pediatra durante más de cuarenta años en Londres y
psicoanalista de indiscutible prestigio, se mueve, en sus planteamientos teóricos,
dentro de los parámetros generales de un psicoanálisis del self o, si se prefiere,
del Yopersonal. Diríamos, entonces, que, frente a una conceptualización del Yo
como simple sistema personológico, plantea decididamente la noción del Yo como
persona, esto es, la idea básica del sujeto, único o individual, que, como
totalidad psicosomática, madura, crece y se organiza en el contexto de las
relaciones interpersonales. Tenemos así a WINNICOTT situado dentro de la órbita
post-kleiniana del psicoanálisis, muy cercano a FAIRBAIRN en muchos aspectos, y
moviéndose, desde luego, con una orientación claramente humanista.
Desde su punto de vista, no existe al nacer un Yo propiamente dicho,
perfectamente organizado, integrado, o estructurado. Lo que en realidad existe, para
él, en ese momento, es un estado primario no-integrado de la psique, que ya
encierra, en potencia o en latencia, el germen o la semilla de un Yo-personal, que
2
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

habrá de irse evolutivamente actualizando a través de las relaciones interpersonales.


En este sentido, resulta obvio que el psicoanalista londinense habla, entonces, de
unas potencialidades innatas, existentes en el individuo, y de un medio ambiente,
objetal o personal, que cumple una función estructurante u organizadora. Las
potencialidades innatas del sujeto son, por consiguiente, constitucionales y
enraizan, por supuesto, para WINNICOTT, en los procesos biológicos de
maduración. Por otra parte, el medio ambiente, objetal o personal, puede resultar
facilitante o frustrante con respecto al desarrollo, y de ello depende, en
realidad, la salud mental del individuo y, en conjunto, la fortaleza o la cohesión
de su personalidad. En último término, se pone de manifiesto, con claridad, que la
actualización y la estructuración del Yo-persona es función de una
incontrovertible dialéctica entre los procesos de maduración y la acción del
medio ambiente.
WINNICOTT alude, en su teorización, a un self-verdadero y a un falso-self. El
selfverdadero no es otra cosa que la cristalización o la realización del Yo
latente y potencial del sujeto, que para su actualización requiere y exige un medio
facilitante, proveedor incondicional de afecto, de apoyo, de confianza y de
comprensión. El falsoself emerge, en cambio, de un medio frustrante, que no
satisface las necesidades afectivas del niño y que obliga a estructurar la
personalidad, en un enquistamiento del Yo-potencial, sobre una base de
conformismo y, a veces, sobre una base de rebelión agresiva contra el entorno. En
el primer caso, esto es, cuando el self se organiza sobre un fondo de conformismo,
surge un tipo de personalidad fundamentalmente mansa, dócil o sumisa. En el
segundo caso, es decir, cuando el Yo se estructura sobre una base agresiva de
rebelión, nacen en el individuo tendencias psicopáticas o tendencias criminales, más
o menos virulentas y con uno u otro grado de expresividad.
De las formulaciones de WINNICOTT se deduce claramente que el self-verdadero,
lantente y portencial, tiene una irreductible necesidad libidinal de encontrar
relaciones objetales, o interpersonales, satisfactorias, o buenas, y que su
actualización requiere, por ende, el cumplimiento, o la satisfacción, de tal necesidad
afectiva. Se deduce, también claramente, que el psicoanalista británico alude,
entonces, por encima de la mera búsqueda de la satisfacción pulsional, a un yo-
buscador-de-objetos, tal y como lo formuló FAIRBAIRN en 1941. Finalmente, se
deduce, además, que WINNICOTT no cree, contrariamente a FREUD, en la pulsión
de muerte, innato e inextinguible; piensa, en cambio, que la destructividad del falso-
self surge de la coartación o de la frustración del Yo-en-potencia, buscador-de-
objetos y libidinalmente-necesitado e indigente.
D. W. WINNICOTT entiende, a partir de su dilatada experiencia como pediatra y
como psicoanalista, que la figura materna es, en los primeros tiempos de la vida, la
figura esencial del medio ambiente, de la cual depende que el infante pueda
organizar una estructura mental sana y equilibrada, llegando a convertirse, con el
tiempo, en una persona autónoma, libre, responsable madura y creativa. De este
modo la preocupación maternal primaria, emergente de la propia autocon fianza y
autose gurí dad de la madre, se convierte, para WINNICOTT, en la condición básica
para un desarrollo armónico. A la inversa, el fracaso materno en esta función
3
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

constituye el caldo de cultivo ideal para la estructuración de un falso-self, clave, por


otra parte, de toda la patología personológica.
Los cuidados maternos adecuados, esto es, la buena relación madre-hijo,
proveedora de confianza y de seguridad, configuran en el niño lo que
WINNICOTT denominó la relacionalidad básica del Yo. Se refiere, con este
término, a la capacidad del bebé para experimentar la soledad o, si se prefiere, la
separación de la madre, sin hundirse, por ello, en una vivencia de apartamiento o de
desamparo.
Dicho de otro modo, la relacionalidad básica del Yo supone la potencialidad del
infante para tolerar la separación materna, sin perder el íntimo sentimiento de estar
conectado con ella, desde una irreductible confianza en su figura y en su retorno.
Esta potencialidad arraiga en el adecuado apoyo afectivo proporcionado por la
madre, que, en los momentos de ausencia, queda representada, en la mente infantil,
por una confiable imagen mnémica, por un objeto simbólico o por la gestalt del
ambiente relacional en su conjunto.
En la línea de las realidades simbolizadoras de la madre, WINNICOTT introduce,
en 1953, el concepto, ya clásico en psicoanálisis, de objeto transicional. Se trata
de un objeto material elegido por el lactante y por el niño pequeño,
especialmente entre los cuatro y los doce meses, como una suerte de símbolo,
manejable y virtuoso, que es utilizado fundamentalmente en el momento de dormirse
(una esquina de la sábana, una toalla, una felpa que chupetea, etcétera). El niño
mantiene una actividad y una relación oral con el objeto transicional, que
significativamente representa a su madre, ayudándole a recordarla en los momentos
de ausencia, y posibilitando, así, la pervivencia de su imagen en la mente infantil.
Desde el punto de vista de WINNICOTT, la dinámica relacional establecida con el
objeto transicional permite la transición, o el paso, del primer vínculo oral materno
hacia la verdadera relación objetal, netamente diferenciada y sólidamente asentada.
El objeto transicional constituye así, para el niño, la primera posesión de algo
que no es él mismo; a la vez, dentro de la primera experiencia de juego, constituye
también el primer símbolo empleado, con una fuerte carga afectiva, por la primitiva
mente del bebé. En definitiva, el objeto transicional, genéticamente situado, según
WINNICOTT, «entre el pulgar y el oso felpudo»,.
Para resumir el esquema teórico de DONALD WINNICOTT, elaborado
evolutivamente desde 1926, digamos, finalmente, que los conceptos-clave se sitúan
en torno a la básica idea de una totalidad psicosomática con un Yo-en-potencia,
que se desarrolla, madura y se organiza, en el contexto de las relaciones
interpersonales. Este Yo potencial posee un impulso vital hacia la búsqueda de
objetos relacionales ; y de la dinámica, facilitante o frustrante, mantenida con los
mismos, depende, en último término, una actualización personal verdadera, libidinal,
segura, y confiada, o por el contrario, una falsa estructuración, conformista o
agresiva. En definitiva, para WINNICOTT, el Yopotencial del niño sólo puede
convertirse en un self-persona, más allá de la simbiosis, del conformismo y de la
rebelión, si, a partir del nacimiento, en el proceso de individualización, el yo materno
le aporta el apoyo y el calor afectivo necesarios. En esas circunstancias, desde la

4
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

básica relacionalidad creada, va surgiendo evolutivamente la madurez, la identidad,


la seguridad, la confianza y la capacidad libidinal de entrega. Por el contrario, la falta
de relacionalidad, originada desde una conexión inadecuada con la madre, y con el
ambiente, conduce al falso-self, a la indigencia, a la incertidumbre interior, al vacío
mental, a los sentimientos de futilidad y, por descontado, a la organización esquizoide
de la personalidad.
Conviene añadir, ya para terminar, que WINNICOTT considera, por consiguiente,
que la experiencia de relacionalidad personal es la base de la salud mental, por
encima de la mera experiencia de satisfacción instintiva o pulsional. En este
sentido, distingue perfectamente entre experiencias orgiásticas, o, si se prefiere,
orgásticas, esto es, referentes a la gratificación instintiva, y experiencias no-
orgiásticas, o, si se quiere, no-orgásticas, es decir, alusivas al cumplimiento
satisfactorio de la relacionalidad. De este modo se entiende, según él, el hecho
cotidianamente observado, de que un lactante biológicamente satisfecho de su
mamada continúe, en cambio, asido al pecho materno más tiempo del invertido en
gratificar su hambre. Se comprende, desde WINNICOTT, que en este caso, como en
otros, opera motivacionalmente la irreductible necesidad de relación.

HEINZ KOHUT

ALGUNOS DATOS BIOGRAFICOS

Heinz Kohut nació en Viena en al año 1913 murió en Chicago en 1981. Ya


egresado de la facultad de medicina y habiendo tenido una experiencia analítica
con A. Eichorn, emigró a Chicago donde se especializó en neurología. Algunos
biógrafos recuerdan que en el servicio de neurología solían llamarlo “Mr. Ciencia”.
Ya en su nueva ciudad adoptiva continuó su análisis con Ruth Eissler, se va
alejando de la neurología y comienza a formarse en psiquiatría y psicoanálisis en
el Instituto de Psicoanálisis de Chicago en 1944. Luego de egresar dictó por
muchos años el seminario de teoría freudiana que muchos de sus alumnos
recodaban sus enseñanzas por sus conocimientos y la rigurosidad en la
comprensión de los textos freudianos. Institucionalmente ocupó el cargo de
Presidente de la Asociación Psicoanalítica Norteamericana (1964-65), y la
vicepresidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacional (1965-73) también fue
vicepresidente de los Archivos S. Freud (1971-81).
El año 1966 podemos considerarlo como una bisagra en su pensamiento y en sus
inquietudes teóricas, que comienzan a orientarse claramente hacia la problemática
narcisista. En un congreso Panamericano de Psicoanálisis, presenta en Buenos
Aires un trabajo donde planteó por primera vez un concepto que llegaría a ocupar
un lugar central en su obra, si el narcisismo se transforma en formas maduras
darán como resultado: la empatía, la sabiduría, el humor y la aceptación de la
finitud de la vida. Aquel que quiera consultar este artículo lo encontrará publicado
en Psicoanálisis de las Américas (Paidós, 1968).

5
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Durante esa época también publicó: “Formas y transformaciones del narcisismo” y


“Reflexiones
Sobre la furia narcisista”, clásicos trabajos para todos aquellos interesados en el
estudio de la Psicología Psicoanalítica del Self, teoría que siendo el su primer
investigador cuenta en la actualidad con muchos seguidores en todo el mundo
psicoanalítico.

GENERALIDADES

Fue Kohut quien nos alertó acerca del prejuicio existente en el mundo
psicoanalítico sobre el tinte peyorativo que suele teñir la noción de narcisismo en
comparación con el amor objetal, ya que el primero, para algunos psicoanalistas
representaría:"...la más primitiva y la menos adaptativa de esas dos formas
de distribución de la libido...", como afirmó en 1968 en “Formas y
transformaciones del narcisismo”.
Según Kohut ésta posición empobrece la práctica clínica, ya que los analistas
intentan reemplazar el narcisismo por el amor objetal, cuando a decir de él"...se
descuida la meta más adecuada, esto es un narcisismo transformado, es decir, una
distribución de la libido narcisista y la integración de las estructuras psicológicas
primitivas en la personalidad madura...".(“Formas y transformaciones del
Narcisismo”).

A Kohut no sólo le interesa el estudio del narcicismo cuando está en equilibrio, sino
también, cuando hay perturbaciones del mismo, cuando se rompe el equilibrio.
Partiendo del concepto de narcisismo primario, considera dos caminos en los que
se diferenciará: el Self grandioso y la Imago parental idealizada. También, y
como transformaciones del narcicismo propone, como dijimos antes: la creatividad
del hombre, su capacidad de empatía, su capacidad para aceptar su propia finitud,
su sentido del humor y su sabiduría.

Sostiene que el narcisismo tiene su línea evolutiva independiente


volucionando de las formas más primitivas hasta las más maduras. En éste
trayecto, si bien los factores innatos son importantes, él va a poner más atención
en la interacción específica del niño con su medio, interacción ésta que promoverá
o impedirá la cohesión del self y la formación de estructuras psíquicas idealizadas.
Es importante destacar que Kohut plantea dos línea evolutivas separadas : la
narcisista y la pulsional-objetal, y que ambas se relacionan con la actitud que
los padres tengan con el niño. En relación a esto último, nos advierte que : "...Así
como a veces los padres se relacionan con el niño en una empática fusión
narcisista y viven la organización psíquica infantil como parte de la propia, en otras
ocasiones lo tratan como si el niño fuera un centro independiente con iniciativa
propia, es decir, lo invisten con libido objetal ..." (Reflexiones sobre el narcisismo y
la furia narcisista).
La concepción de una línea evolutiva independiente para el narcisismo cuyo
desarrollo permite la adquisición de aspectos adaptativos, maduros y culturalmente
valiosos nos permite observar la actitud positiva que Kohut tiene para el narcisismo.
6
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Entonces al narcisismo lo concibe como:"...una serie integral e independiente de


funciones psíquicas antes que un producto de la regresión..."(Reflexiones sobre el
narcisismo y la furia narcisista).
El papel que Kohut ha desempeñado para la conceptualización del narcisismo es
de fundamental importancia en el psicoanálisis actual:"...cuando Ornstein compara
la hipocresía victoriana ante la sexualidad con la actitud que se encuentra hoy ante
el narcisismo, nos hace pensar que tal vez Kohut ha hecho por éste lo que Freud
hizo por aquella.
Tal vez una de las contribuciones más revolucionarias de Kohut al estudio del
narcicismo es haberle quitado su carácter de "resistencia", atribuyéndole una
fuerza positiva rescatable. Esta interpretación del hecho narcisista permite
favorecer su manifestación en lugar de combatirla, favoreciendo de este modo el
despliegue de estructuras arcaicas tales como el self grandioso y la imago parental
idealizada, cuyo análisis es imprescindible para un funcionamiento cohesivo del
self" (Hoffmann, 1982).

NARCISISMO Y ESTRUCTURACION DEL SELF

Anteriormente puntualizamos algunos de los conceptos sobre narcisismo con que


Kohut comienza a elaborar sus teorías. No obstante y en función de la claridad,
podemos afirmar que al narcisismo lo define, siguiendo a Hartmann como
catexias del self.
Para Kohut el Self, a diferencia de estructuras como el Yo, el Ello y el Superyó
que son abstracciones relativamente alejadas de la experiencia, es algo
cercano a la experiencia directa y de bajo nivel de abstracción. Si bien está
en el aparato mental, no es una instancia sino una estructura dentro del
aparato, porque está catectizada pulsionalmente y tiene continuidad
temporal.
Puede haber representaciones del self en cada instancia, ya sea en el Yo, el Ello o
el Superyó, y todas estas representaciones son el self. Todas estas
consideraciones lo llevan a Kohut a afirmar que: "Por lo tanto el self, análogamente
a lo que sucede con las representaciones de objeto, es un contenido del aparato
mental sin ser por ello uno de sus constituyentes, es decir no es una instancia del
aparato mental" (Análisis del Self).
Hasta aquí podemos observar una primera definición del self. Algunos años
después realiza algunas reconceptualizaciones, que lo llevan a afirmar que el self
es el centro del universo psicológico del individuo, definiendo a este último como
"self en sentido amplio".
Por lo tanto tenemos dos definiciones de self que se complementan, la primera es
el "self en sentido estricto" que se refiere a representaciones, estructuras,
catexias, etc.; y la segunda como ya vimos el "self en sentido amplio".
No obstante Kohut nos alerta acerca de la dificultad para definir al self, así como,
dicho concepto está cercano a la experiencia: "...Mis investigaciones contienen
cientos de páginas sobre la psicología del sí-mismo, a pesar de lo cual jamás

7
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

asignan significado inflexible al término símismo, jamás explican cómo debe


definirse su esencia. Pero admito este hecho sin contrición ni vergüenza. El sí-
mismo, sea que se lo conciba dentro del marco de la psicología del sí-mismo en el
sentido estrecho, como una estructura específica en el aparato mental o, dentro
del marco de la psicología del sí- mismo en el sentido amplio del término, como el
centro del universo psicológico del individuo es, como toda realidad -realidad
psíquica (los datos sobre el mundo que percibimos a través de nuestros sentidos)
o realidad psicológica (los datos sobre el mundo percibido mediante la
introspección y la empatía)- incognoscible en su esencia. No podemos, mediante
la introspección y la empatía, penetrar en el sí-mismo per se; solo son accesibles
sus manifestaciones psicológicas introspectiva o empáticamente percibidas. La
exigencia de una definición exacta de la naturaleza del sí-mismo no tiene en cuenta
el hecho de que "el sí-mismo" no es un concepto de una ciencia abstracta, sino
una generalización derivada de datos empíricos,..."; "...por último, podemos
distinguir diversos tipos de sí-mismos y explicar sus rasgos distintivos sobre la
base del predominio de uno u otro de sus elementos constitutivos. Podemos hacer
todo eso, pero aun así seguimos sin conocer la esencia del sí-mismo como algo
distinto de sus manifestaciones..." (La restauración del sí-mismo).

DESARROLLO DEL SELF

Descriptas ya algunas nociones acerca del self, debemos abordar como se


constituye y se desarrolla el mismo. En principio cabe la pregunta acerca del
momento en que se constituye el self. Para Kohut y Wolf, como nos recuerdan en
su artículo “Los trastornos del self y su tratamiento”: "Resulta difícil determinar la
edad en la que el bebé o el niño pequeño adquieren un self. Para empezar, cabe
suponer que, en términos estrictos, el recién nacido todavía carece de un self.

Llega al mundo fisiológicamente preadaptado para un ambiente físico específico -


la presencia de oxigeno, de alimentos, de cierta gama de temperaturas - fuera del
cual no puede sobrevivir. Del mismo modo, la supervivencia psicológica requiere
un medio psicológico específico, esto es, la presencia de objetos del self capaces
de dar respuestas empáticas. Es en la matriz de un medio particular de objetos de
self donde, mediante un proceso específico de estructuración psicológica llamada
internalización transmutadora, cristaliza el self nuclear del niño" (Kohut y Wolff,
1978, pag. 339). En esta última cita se hace mención a algunos conceptos
centrales en la psicología psicoanalítica del self como son los objetos del self y la
empatía.

Objetos del self


Como anteriormente habíamos señalado Kohut, siguiendo a Hartmann, definía al
narcisismo como cargas del self, pero también debemos considerar que amplió la
concepción de narcisismo cuando afirmó que no lo va a definir por el objetivo de la
carga instintiva (o sea que cargue al sujeto o a objetos) sino por la cualidad de la
carga.

8
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Así es como afirma que: "El niño pequeño, por ejemplo, inviste otras personas con
catexias narcisistas y por lo tanto las experimenta en forma narcisista, es decir
como objetos del self" (Análisis del Self).
Por lo tanto objeto del self es algo que es parte de sí mismo, algo que ha sido
cargado con catexias narcisistas.

Kohut describió dos tipos de objetos del self:


a) aquellos que dan respuesta al niño confirmando su sentido innato de vigor,
grandeza y perfección. Este objeto "reflejante" es el que Kohut ubicará más
adelante relacionado con las ambiciones;
b) aquellos objetos a los cuales el niño mira y con los que fusionándose le
brindan una imagen de calma, infalibilidad y omnipotencia. a este objeto lo llama
Imago parental idealizada y lo ubica relacionado con los ideales.

CONSTITUCIÓN DEL SELF


Para Kohut la constitución del self se irá desarrollando paulatinamente a través de
un proceso que él denominó Internalización transmutadora. Este proceso
muestra las fases sucesivas de la relación del niño con sus objetos del self, cómo
se va separando de los mismos y qué destinos tendrán las cargas con que habían
sido catectizados esos objetos.
Básicamente la internalización transmutadora presenta tres etapas que se
suceden:
a) el niño tiene que haber hecho la experiencia de satisfacción de la necesidad
correspondiente a la fase del desarrollo: la especular con el objeto reflejante y la
idealizadora con el objeto parental idealizado.
b) necesariamente se tiene que producir una frustración tolerable con ese objeto,
entonces el niño considera la retracción de la carga.
c) esta frustración debe ocurrir en un momento apropiado a la fase del desarrollo
por la cual pasa el niño.

Como se pude entender este proceso?


Hoffmann, en la “Psicología psicoanalítica del self” lo describe de la siguiente
manera: "... si un chico necesita que su padre sea alguien infalible, omnipotente,
calmo, con quien se puede fusionar y experimentar su calma como un sostén para
sus ansiedades, y en cuya fuerza todopoderosa puede confiar para remediar su
propia impotencia, en un momento dado lo frustra (es decir no responde como el
chico espera) se produce el retiro de la carga. Si esto sucede a los 5 ó 6 años, es
decir luego de innumerables experiencias anteriores satisfactorias, dentro de la
declinación del Edipo y una frustración de un momento tolerable, se cumplen los
tres requisitos enunciados y el chico abandona ese aspecto parcial del objeto del
self, lo internaliza y construye con esas representaciones y esas mismas cargas un
trozo de su estructura interna, que será el residuo despersonalizado de un aspecto
parcial de la relación narcisista con un objeto del self".
Este proceso de internalización transmutativa por lo tanto lleva a la formación
de estructuras que producirán reconocimiento, protección, confort,

9
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

aprobación, estimulación, valoración, confianza, etc., todos estos aspectos


que antes los cumplían los objetos del self.
Como consecuencia de este proceso, Kohut afirma que en el segundo año de vida
se establece el núcleo del self (sí-mismo nuclear) que, como concluye en “La
restauración del si-mismo”: "constituye la base de nuestra sensación de ser un
centro independiente de iniciativa y percepción, integrado con nuestras ambiciones
e ideales más básicos y con nuestra experiencia de que el cuerpo y la mente
constituyen una unidad en el espacio y un continuo en el tiempo". Todo lo recién
citado va a formar el sector central de la personalidad.

La psicología psicoanalítica del self ante el fracaso del narcisismo del


bebé describe tres variantes, una son las elecciones de objeto; otra la
formación del self grandioso que se hace depositario de la omnipotencia
primitiva y por último la formación de la imago parental idealizada que
también recibe los residuos del narcisismo primitivo.

El self grandioso se interrelaciona con su objeto reflejante, y este último


conforma (de manera especular) el sentido innato de vigor, grandeza y perfección
del self, que lo busca a través de conductas exhibicionistas y de búsqueda
de aprobación. Para Kohut esta interrelación se da especialmente con la madre o
mejor dicho, con el objeto del self maternal.
El bebé también se interrelaciona con la Imago Parental idealizada que le dará
la imagen de calma, infalibilidad y omnipotencia con la cual fusionarse y calmar así
sus ansiedades.

La primera interrelación, o sea entre el self grandioso y su objeto reflejante,


constituye el Polo de las ambiciones y la segunda interrelación forma el Polo
de los ideales. A todo esto Kohut lo llama la Estructura Bipolar del Self
Normal. Entre estos polos se crean tensiones, denominadas "arco de tensiones".
En este arco de tensión se darán los distintos talentos y habilidades de un individuo,
que estarán constituidos por la tensión que se crea entre el polo de las ambiciones
y el polo de los ideales.
Kohut define el arco de tensión, en “La restauración del si-mismo”, como:
"la corriente constante de actividad psicológica concreta que se establece entre
los dos polos del sí-mismo, es decir, las actividades básicas de una persona a las
que se ve "impulsada" por sus ambiciones y "guiada" por sus ideales"
Cuando la estructuración del self se produce sin graves alteraciones, o sea cuando
no han habido graves fallas en las distintas etapas del proceso de internalización
transmutativa, las características del self normal serán su cohesión, vitalidad
y funcionamiento armónico.
La patología altera estas características, y por lo tanto de un self cohesivo
puede haber variaciones hasta llegar a su fragmentación; de ser vital, tener
distintos grados de debilitamiento y de un funcionar armónico padecer de
diferentes grados de desorganización hasta llegar al caos.

10
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Las fallas en la constitución del self bipolar normal se pueden dar en cualquiera de
las etapas del proceso de internalización transmutadora.**

OBJETOS DEL SELF Y MADURACIÓN


En principio se debe comprender que la relación del individuo con los objetos del
self no termina con la maduración. También los adultos necesitan verse reflejados
y tener objetos idealizados, pero todo esto forma parte de la relación objetal
madura con sus objetos. No obstante debemos tener en cuenta que las primeras
experiencias con los objetos del self son fundamentales en relación al modo en
que se experimentará al self en los diferentes períodos de la vida, al respecto Kohut
nos dice en “Reflexiones sobre el narcisismo y la furia narcisista”: "...así como las
experiencias pulsionales-objetales del período edípico se convierten en el prototipo
de nuestras relaciones instintivo-objetales posteriores y constituyen la base de
nuestras debilidades y fortalezas específicas en esta área, del mismo modo, las
experiencias durante el período de formación del self se convierten en el prototipo
de las formas específicas de nuestra vulnerabilidad y seguridad posteriores en el
campo narcisista, de los altibajos de la autoestima, de nuestra mayor o menor
necesidad de alabanzas, de la fusión con figuras idealizadas y de otras formas de
sustentación narcisista, así como de la mayor o menor cohesión de nuestro self
durante los períodos de transición, sea en el que lleva a la latencia, en la temprana
o tardía adolescencia, en la madurez o en la vejez".

Kohut Y Wolff en “Los trastornos del self y su tratamiento” explican claramente la


dinámica del self con sus objetos: "La fortaleza de estos tres principales
constituyentes del self***, la elección de sus contenidos específicos, la naturaleza
de su relación -por ejemplo, cuál de ellos terminará por predominar- y su progreso
hacia la madurez y la realización potencial a través de acciones creativas, están
menos sometidos a la influencia de aquellas respuestas de los objetos del self
nuclear de esos objetos.

En otras palabras, lo que influye sobre el carácter del self del niño no es tanto lo que
los padres hacen sino lo que son. Si los padres no tienen conflictos con sus
propiasnecesidades de brillar y triunfar en la medida en que es posible gratificarlas
en términos realistas, si, en otras palabras, la autoconfianza de los padres es
firme, entonces el orgulloso exhibicionismo del self incipiente del niño encontrará
una respuesta de aceptación. Por duros que sean los golpes a los que la
grandiosidad del niño está expuesta frente a las realidades de la vida, la sonrisa
orgullosa de los padres mantiene vivo un resto de la omnipotencia original, que se
conservará como núcleo de la autoconfianza y la seguridad interna con respecto a
la propia valía que sustentan a la personalidad sana durante toda la vida. Y lo mismo
puede decirse con respecto a nuestros ideales. Por grande que sea nuestra
desilusión a medida que descubrimos las debilidades y limitaciones de los objetos
del self idealizados de nuestra vida temprana, su autoconfianza cuando nos
sostenían, su seguridad cuando nos permitían fusionar nuestro self ansioso con su
tranquilidad, a través de sus voces serenas o de nuestro estrecho contacto con sus
cuerpos relajados cuando nos tenían en sus brazos, permanecerá como el núcleo
11
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de la fortaleza de nuestros principales ideales y la serenidad que


experimentamos a medida que vivimos nuestra existencia orientada por nuestras
metas internas".

**
Fallas aisladas en cualquiera de las etapas del proceso de internalización transmutadora no producen patología. Tiene que
haber reiteración de fallas de parte de los objetos del self, y esto sucederá, como afirma Kohut, cuando los padres padecen
fallas en la propia estructura de su self. Por lo tanto va a depender si los objetos fallan en forma reiterada, que se den o no
cuadros patológicos. También se debe considerar cual de los objetos del self es el que ha fallado, la falla de cada uno de los
objetos del self que intervienen, a través de su interrelación con el niño, en la constitución del self normal, producirá cuadros
clínicos con características propias.
El cuadro clínico variará de acuerdo a la frecuencia y magnitud del fallo del objeto del self y también al momento
evolutivo en que se produzca.
***
Los autores se refieren al Polo de las ambiciones, al Polo de los ideales y al arco de tensión existente entre ambos Polos.

LA CLÍNICA EN LA PSICOLOGÍA PSICOANALÍTICA DEL SELF

INTRODUCCIÓN
Cómo dijimos antes Kohut fue el primero en eliminar el prejuicio peyorativo que
existía en el mundo psicoanalítico en relación al concepto de narcisismo, al no
considerarlo sólo relacionado a la patología, a la resistencia. Podemos considerar
que ha sido un precursor en señalar la existencia de un narcisismo trófico o poiético
(que alimenta), que forma estructura. Tampoco lo concibió como secundario al
amor objetal, secundario en el sentido que se debería tratar de combatir al
narcisismo para llegar al amor objetal. Según Kohut esto último empobrecía a la
clínica, de acuerdo a los observables clínicos que él iba recogiendo de la población
de pacientes que lo consultaban.

Entonces Kohut empezó a trabajar sobre el narcisismo y llegar a conclusiones


novedosas a partir de observables clínicos. Estos cuadros clínicos son los que él,
después de agruparlos de acuerdo a características determinadas, llamó
Trastornos Narcisistas de la Personalidad, que se convertirían en un conjunto
de conceptos nucleares en la obra de Kohut.

Kohut señalo que el sujeto actual está más asociado a lo que él llamo el “hombre
trágico” que al “hombre culpable”. Culpable, es el sujeto del Edipo, el que
estructura al Superyó con culpa, víctima del conflicto. Trágico, es el sujeto de la
contemporaneidad, el que sufre de vacío, lo que van a encontrar en la literatura
psicoanalítica descrito como el sujeto víctima del déficit.
En la próxima clase veremos que Green planteó que ya no estamos en la época
de Edipo sino en la época de Hamlet, que la problemática pasa por el ser y el no
ser. A esto se refiere Kohut cuando describe al sujeto trágico, el del vacío.
Hasta ahora lo que venimos desplegando, entonces, se refiere a la constitución y
desarrollo del self normal. En este punto debemos interiorizarnos en los procesos
que sobrevienen cuando no se dan las condiciones normales, vale decir, que nos
dedicaremos a estudiar la clínica y la psicopatología del self.

12
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Las fallas en la constitución del self bipolar normal se pueden dar en cualquiera
de las etapas que hemos señalado cuando hablamos del proceso de
internalización transmutadora.
Ahora bien, como ya dijimos antes, fallas aisladas en cualquiera de las etapas del
proceso de internalización transmutadora no producen patología. Tiene que haber
reiteración de fallas de parte de los objetos del self, y esto sucederá, como afirma
Kohut, cuando los padres padecen fallas en la propia estructura de su self. Por lo
tanto va a depender si los objetos fallan en forma reiterada, que se den o no
cuadros patológicos. También se debe considerar cual de los objetos del self es el
que ha fallado, la falla de cada uno de los objetos del self que intervienen, a través
de su interrelación con el niño, en la constitución del self, producirá cuadros clínicos
con características propias. El cuadro clínico variará de acuerdo a la frecuencia y
magnitud del fallo del objeto del self y también al momento evolutivo en que se
produzca.
Repitamos: las características del self normal son su cohesión, vitalidad
y funcionamiento armónico.
La patología altera estas características, y por lo tanto de un self cohesivo
puede haber variaciones hasta llegar a su fragmentación; de ser vital, tener
distintos grados de debilitamiento y de un funcionar armónico padecer de
diferentes grados de desorganización hasta llegar al caos.

Kohut describe dos mecanismos a los cuales el aparato psíquico recurre ante fallas
en el desarrollo del self, que son las estructuras defensivas y las estructuras
compensatorias.
Ambas estructuras tienen por finalidad cubrir el defecto estructural del self.
Las estructuras defensivas sólo cubren el defecto del self y las compensatorias, por
compensación, atenúan las consecuencias del defecto.
Con respecto a las estructuras compensatorias se puede pensar por ejemplo, que
si se ha producido un defecto en el polo de las Ambiciones- Exhibiciones, porque
fallo la función reflejante del objeto del self, se va a producir una compensación en
el polo de los ideales y en ese caso el sujeto intenta compensar las deficiencias de
la autoestima persiguiendo objetivos que se vinculan a ideales.
La psicología psicoanalítica del self ha hecho una clasificación de los cuadros
psicopatológicos que se relacionan con las ideas que ha desarrollado acerca del
self, y a esto nos vamos a dedicar en el punto siguiente.

Trastornos secundarios y primarios del self

Los trastornos secundarios del self son aquellas reacciones que algunos
sujetos, teniendo un self bien constituido, padecen en determinadas circunstancias
vitales. Un self bien estructurado tolera bien los cambios que en la autoestima
producen tanto los éxitos como los fracasos, con sus correspondientes emociones
(alegrías o desesperanzas).

13
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Kohut también coloca dentro de estos trastornos secundarios las reacciones ante
un padecimiento físico y también las incapacidades que acompañan a una neurosis
estructural.
Los trastornos primarios del self abarcan varios cuadros clínicos que tienen
relación con la severidad y naturaleza del daño que ha sufrido el self. Por ejemplo,
si el self ha sufrido daños permanentes y prolongados, mostrará diversos grados
de fragmentación, de debilitamiento y desorganización dando lugar a la
emergencia de todos los síntomas que corresponden a una psicosis. Estos son
los cuadros en que la interacción con los objetos del self ha sido crónicamente
deficiente, fundamentalmente en sus respuestas especulares.
También dentro de los trastornos primarios del self se ubican los estados
fronterizos, que del mismo modo padecen de fragmentación, debilitamiento y
desorganización del self en forma permanente y prolongada, pero a diferencia de
las psicosis, las manifestaciones clínicas que corresponden al déficit de
estructuración del self se encubren con múltiples defensas.
Con respecto a los trastornos primarios del self que recién hemos descrito no nos
extenderemos más, para así poder centrarnos en el estudio de aquellos trastornos
primarios que de alguna manera han significado el nacimiento y el desarrollo de la
psicología psicoanalítica del self, los que se han llamado:

TRASTORNOS NARCISISTAS DE LA PERSONALIDAD


Los pacientes que entran dentro de este grupo diagnóstico padecen de gran
vulnerabilidad narcisista, son personas que tienen dificultades para tolerar los
fracasos, las postergaciones y las dificultades corrientes. Son muy susceptibles y
el problema mayor reside en la dificultad que tienen para regular la autoestima.
Los trastornos psicopatológicos de estos pacientes se pueden agrupar en cuatro
Esferas:

a) sexual: falta de interés; fantasías perversas; fantasías más que actividades;


actos perversos; actuaciones eróticas; etc.
b) social: inhibiciones laborales; incapacidad de formar o mantener vínculos
significativos; actividades delictivas; actuaciones; conductas llamativas; etc.
c) psicosomática: preocupaciones hipocondríacas acerca del cuerpo y la mente;
trastornos neurovegetativos; modificaciones circulatorias periféricas; etc.
d) aspectos personales: falta de humor, de empatía por otras
personas;mentiras patológicas; rabietas; etc.

Aunque todos estos elementos que hemos enumerado tienen valor, para Kohut el
diagnóstico de trastorno narcisista de la personalidad se hace fundamentalmente
por el tipo de transferencia que despliegan estos pacientes. Por lo tanto el
diagnóstico definitivo del trastorno del self y del tipo al que pertenece, se hará de
acuerdo al tipo de transferencia que se instale.
Este tema, el de los tipos de transferencia, lo desarrollaremos más adelante. Para
ir adelantando, Kohut describe básicamente dos tipos de transferencias: la
especular y la idealizadora que se relacionan con el polo del self nuclear que se

14
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

encuentra afectado. Describe un tercer tipo: la transferencia gemelar, en la cual no


nos detendremos.

SÍNDROMES DE LA PATOLOGÍA DEL SELF

Ahora vamos a abocarnos a la descripción de algunos cuadros que resultan


clínicamente útiles para la identificación de las distintas alteraciones en la
constitución y desarrollo del self que estamos tratando en esta clase.

Self subestimulado: Por la ausencia en la infancia de respuestas estimulantes de


parte de los objetos del self son personas que carecen de vitalidad, padecen de
tedio y apatía. Estas personalidades recurren a diferentes estímulos que les
provocan una pseudo-excitación que evita la sensación de vacío. Por ejemplo en la
esfera sexual recurren a actividades promiscuas, perversiones; y en la esfera no
sexual a adicciones, juego por dinero y además tienen un estilo de vida que se
caracteriza por la hipersociabilidad. Ahora bien, debajo de estas estructuras
defensivas y compensatorias se encuentra una depresión vacía.

Self fragmentado: Es un estado que surge por la ausencia de respuestas


integradoras por parte de los objetos del self en la infancia. Son pacientes que
reaccionan con síntomas de fragmentación frente a desilusiones poco importantes.
Por ejemplo: estas personas ante desaires triviales en su vida cotidiana responden
con una profunda pérdida del sentido de la continuidad de su self en el tiempo y de
su cohesión en el espacio. Todo esto produce una profunda ansiedad y
preocupaciones hipocondríacas.

Self sobreestimulado: Se relaciona con respuestas no empáticas excesivas e


inadecuadas, como dicen Kohut y Wolf: “con respecto a la fase por parte de los
objetos del self en la infancia, sea con respecto a las actividades del polo
exhibicionista grandioso del self incipiente del niño o a las actividades del polo que
tiene que ver con los ideales, o a ambos”. Estos son pacientes en los cuales la
producción y la creación les producen temor por sus intensas ambiciones que
“habían permanecido atadas a fantasías grandiosas no modificadas”. (Kohut y Wolf)
Self sobrecargado: En este síndrome ha fallado el objeto del self omnipotente, no
brindándose para que el self pueda fusionarse con la serenidad del mismo. Esto
determina la ausencia de la capacidad de autotranquilizarse que tienen los sujetos
normalmente y que los protege de sentirse traumatizados por la difusión de las
emociones, especialmente la ansiedad.

El mundo para estos pacientes es peligroso, hostil y en algunas oportunidades nos


hacen pensar en cuadros paranoicos. Son suspicaces, hipersensibles a los
estímulos externos que en ciertas oportunidades los viven como ataques.
Aparte de los síndromes que recién hemos descrito, Kohut también describe una
tipología de personalidades narcisistas que se observan con frecuencia. De forma
resumida haremos una enumeración de algunos de estos:

15
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

TIPOS DE PERSONALIDADES NARCISISTAS:

Personalidades hambrientas de espejo: Son personas que buscan objetos que


los admiren y confirmen como dice Kohut, su “self famélico” . Buscan llamar la
atención para defenderse de la sensación que les produce la falta de autoestima.
Buscan continuamente objetos del self que los atiendan y los confirmen. Como se
puede observar, en la descripción de estas personalidades, la falla se ubica en la
interrelación del self con el objeto del self reflejante.
Personalidades hambrientas de ideal: Buscan intensamente objetos del self a los
cuales admirar ya sea por su prestigio, inteligencia, poder. etc. Aquí la falla se debe
ubicar en la interrelación del self con la Imago Parental Idealizada.
Personalidades hambrientas de fusión: Tienden a controlar a sus objetos del self
debido a la falta de estructura psíquica, relacionada esta falta a las alteraciones
producidas por la deficiente interrelación del self con el objeto especular o
idealizado. Son personas con un self muy debilitado que necesitan objetos del self
en lugar de una estructura del self. Viven a los otros como a su propio self y
justamente por esto último les cuesta tolerar la independencia de los objetos y
necesitan la presencia constante de los mismos.

El objetivo terapéutico en los trastornos narcisistas de la personalidad es la


rehabilitación funcional de la estructura del self deficiente. Estas deficiencias se
despliegan y se repiten a lo largo del proceso psicoanalítico, a través de
transferencias particulares que se dan en estos cuadros.

Transferencias narcisistas (Transferencias tipo objetos del self)


Kohut describió básicamente dos tipos de transferencias que corresponden a la
reactivación de las estructuras defectuosas del self, algo así como que por regresión
se aborda el punto en el cual se detuvo el proceso normal constitutivo del self. De
esta manera se intenta reencauzar el proceso de desarrollo a través de la
transferencia.
Como ya citamos antes. Los tipos de transferencia son: la transferencia idealizada
y la especular, ambas llamadas por Kohut transferencias con objetos del self.

La transferencia idealizada se despliega por reactivación de la Imago Parental


Idealizada. La regresión durante el proceso analítico reactiva aquel objeto y lo
transfiere en el analista, que es vivido como un objeto del self, y lo que se observa
en el tratamiento es la necesidad del paciente de compartir la fuerza y la calma de
un objeto del self admirado. Este tipo de transferencia permite, por reactivación de
objetos y por la elaboración de la misma, que se formen estructuras psíquicas a
través del proceso que ya estudiamos y que se conoce como internalización
transmutadora.

La transferencia especular es el resultado de la reactivación del self grandioso,


que como vimos antes, es aquel residuo del narcisismo primario que se
16
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

interrelaciona con el objeto reflejante. En el proceso analítico se despliegan


aquellas necesidades vinculadas al exhibicionismo del self que busca aceptación y
confirmación de la grandiosidad y perfección.
De estas formas de transferencia debemos agregar que Kohut distingue a su vez,
algunas variedades dentro de las mismas así como también conceptualiza la
contratransferencia que aparece en estos procesos psicoanalíticos.
¿Rivalidad edípica o cooperación intergeneracional? Del Edipo de Freud al
Ulises de Kohut

Escrito poco antes de morir, el último trabajo de Heinz Kohut comienza con una
reseña del artículo “Introspección, empatía y psicoanálisis” escrito en 1959 y
presentado en el XXV Encuentro del Instituto de Psicoanálisis de Chicago. En su
primer ensayo sobre el papel de la empatía en psicoanálisis, que según Kohut
contenía la base de muchas de sus subsiguientes investigaciones en el campo de la
psicología profunda, propuso la tesis de que la postura introspectiva empática del
observador define la ciencia del psicoanálisis. El autor explica que lo que le movió a
proponer esta definición operativa del psicoanálisis hace 25 años fue el darse cuenta
que la introducción del concepto psicobiológico de los impulsos -así como varios
conceptos socio-psicológicos- no condujo a una verdadera integración del
psicoanálisis con la biología o la medicina sino a una visión psicológica y moral de
“Hombre Culpable” que lo que hizo fue deformar la percepción del analista en el
campo clínico y aplicado. Kohut afirma que al definirse operativamente el
psicoanálisis se puede aceptar a sí mismo como psicología, una psicología que
estudia al hombre en términos de un self que intenta realizar el programa trazado en
su fuero interno a lo largo de su vida.
En la sección final del trabajo, Kohut reexamina las relaciones intergeneracionales
del hombre a la luz del cambio que implica pasar desde una concepción
psicobiológica a una psicológica. Así, el complejo de Edipo no es el producto final
del conflicto ininfluenciable de instintos básicos opuestos sino el resultado de
interferencias que menoscaban el desarrollo del hombre. Dado el poder mítico de la
formulación de Freud del complejo de Edipo, el autor ofrece una dosis de anti-magia
mítica -a la que el título “El semicírculo de la salud mental” hace referencia, y que se
aclarará más adelante-, y una reinterpretación de la historia del rey Edipo. Kohut cree
que la esencia de la experiencia humana no se encuentra en el conflicto
biológicamente inevitable entre generaciones sino en la continuidad
intergeneracional a través de un proceso de colaboración recíprocamente
construida.
“Introspección, empatía y el semicírculo de la salud mental” es el punto final de la
producción científica personal de Heinz Kohut. Poco antes de morir, el 8 de Octubre
de 1981 a los 68 años de edad, le comentó a su esposa Elizabeth que “...sentía que
había podido cumplir con lo que se había propuesto hacer por el psicoanálisis y tenía
la esperanza de que sus colegas, sobre todo los de las generaciones más jóvenes,
continuaran investigando los múltiples interrogantes que él había suscitado en el
curso de su labor. También expresó su confianza en que sus ideas estimularían a
estos nuevos investigadores para que formularan nuevas preguntas y desarrollaran
17
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ideas propias con vistas a proseguir el avance de la ciencia psicoanalítica.” (Kohut,


1984). Casi veinte años después no quedan dudas en cuanto a que generaciones de
jóvenes psicoanalistas en todo el mundo han hecho honor a este legado
intergeneracional. El concepto de empatía campea a lo largo de este póstumo
escrito. Define nítidamente un aspecto de su concepción de la empatía que fue
elaborando y puliendo a través de los casi 25 años que median entre este trabajo e
“Introspección, empatía y psicoanálisis” (1959). Luego de pasar revista a sus puntos
de vista epistemológicos avanza en su consideración de la empatía como un aspecto
del amor maduro en las relaciones familiares e intergeneracionales sanas. Desde
esta perspectiva el acento no está puesto en la empatía como método neutro de
recolección de datos esenciales para la acción terapéutica, sino que es
conceptualizada como la nutriente emocional básica sin la cual la idea misma de vida
humana sería impensable.
Utilizando consistentemente el modo de aproximación empático logra examinar la
naturaleza esencial del hombre, de las relaciones humanas en general y en particular
las relaciones intergeneracionales. Esto le permite postular que la lucha
intergeneracional y el drama de sexo y muerte propios del Complejo de Edipo no
están referidos a la esencia del hombre sino que son desviaciones de lo normal.
Observó en diversas oportunidades, en los finales de análisis exitosos, la aparición
de una fase edípica terminal en la cual ... “No se activan sistemas de recuerdos
intensamente cargados con respecto a conflictos edípicos en la infancia”... y sí (la
aparición de una) ... "breve fase edípica... acompañada por una cálida sensación de
alegría, una alegría que tiene todos los rasgos de la emotividad que acompaña un
logro en la maduración o el desarrollo”I.
Kohut diferenció un “estadío edípico”, correspondiente a un estado normal,
donde los padres responden con orgullo y júbilo empático al self en expansión
del hijo, en contraposición al “complejo de Edipo”, la versión patológica, donde
la ausencia de identificación de los padres con el/la pequeño hijo/a da lugar al cuadro
de celos, cruda sexualidad y competitividad que pinta la metáfora del dramaturgo
griego. La falta de empatía paterna ante el desarrollo del self del hijo/a es lo que
crearía ese camino patológico del desarrollo, la tragedia de Edipo que el paradigma
freudiano considera una universalidad.
Para Kohut lo normal sería la colaboración intergeneracional y la anormalidad
la lucha intergeneracional. De acuerdo a Kohut la conducta normal
paterna/materna sería el orgullo ante el asertivo self del hijo/a mientras que su
desviación corresponde a una conducta competitiva o seductora. Cuando los padres
reaccionan de esta última forma es cuando emerge el drama descrito por Sófocles,
y los componentes sexuales y agresivos hacen su aparición.
Kohut recurre al mito de Ulises (Odiseo) como un modelo de su nuevo
paradigma. El mito de Ulises ilustra la figura de la salud mental; el de Edipo la
figura de la enfermedad. Lo que pretende transmitir Kohut es que la dramática
edípica no es una imposición fatalista de oscuro origen psicobiológico. Edipo es el
prototipo del hijo destruido por la patología de los padres. Serán las respuestas
patológicas y patógenas de los progenitores en su incapacidad de responder
18
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

empáticamente a las necesidades elementales del vulnerable self infantil en


desarrollo las que producirán su colapso y desintegración, que se hará visible con la
emergencia de pulsiones asesinas e incestuosas. De los despojos de Ulises, cual un
fantasma, surgirá la trágica y patética figura de Edipo.
El mito de Edipo (Freud) y el mito de Ulises (Kohut).
¿Nos ha hechizado Freud con la metáfora de Edipo?. Algo parecido supone Kohut
en “Introspection, empathy and the semi-circle of mental health”, refiriéndose a la
“magia” de Freud, quien habría utilizado genialmente el relato de Sófocles para
ilustrar sus ideas sobre la sexualidad humana y los vínculos intergeneracionales.
Kohut alude a la gran habilidad de Freud de mitologizar los conceptos claves de su
sistema científico e implantarlo firmemente en la mente de sus seguidores. En una
aproximación original al tema, Kohut destaca los rasgos de personalidad de Freud
como transmisor de sus ideas.
La tragedia del dramaturgo griego, donde uno de los personajes mata, sin saberlo, a
su padre, y se casa con su madre, sirvió durante décadas como una premisa
exclusiva con la que se leían los sueños, síntomas y conductas de los pacientes.
Kohut se lamenta en “Introspection...” de las dificultades para que la comunidad de
psicoanalistas acepte una revisión del drama edípico. ¿Cómo convencer a los
colegas de que el estado normal es una gozosa experiencia de desarrollo en el niño,
incluyendo el paso por un estadío edípico -diferente del complejo de Edipo- en el que
los padres responden con empatía y orgullo al self en expansión del hijo?. A fin de
obtener atención hacia su revisión del complejo de Edipo y de su metáfora -la
tragedia de Sófocles- Kohut recurre en su artículo a argumentos “débiles” y
argumentos “fuertes”, según los denomina. El argumento “débil” es la
reinterpretación del mito edípico, para demostrar que en realidad no sustenta la
teoría clásica sobre las relaciones entre padres e hijos (el "destino pulsional
inevitable") sino otra perspectiva, que tiene en cuenta el valor estructurante de las
experiencias vividas en el desarrollo.
El argumento “fuerte” consiste en oponer a la “magia” de Freud una
“antimagia”, recurriendo a un relato de Homero sobre Ulises (Odiseo). Este
argumento fuerte sería contraponer un mito a otro mito, una metáfora a otra
metáfora. La argumentación de Kohut presenta entonces dos variantes: 1-
Una relectura del mito de Edipo.
2- Oponer el mito de Ulises al mito de Edipo.
Examinemos la revisión del mito de Edipo. En su relectura del relato de Sófocles,
Kohut destaca algo que a su criterio no ha sido debidamente apreciado por los
psicoanalistas. Se refiere a que el rasgo más distintivo de la historia es que Edipo
fue un niño rechazado, un hijo mandado a morir por el Rey Layo, temeroso de la
profecía del adivino Tiresias, quien le auguraba al recién nacido el futuro asesinato
de su padreII. Edipo fue un bebé rechazado, un hijo abandonado a morir en la
intemperie, lo cual es otro modo de puntuar la historia, y de significar sus
acontecimientos.
Otro acontecimiento en la historia de Edipo que puede ser leído de distinta manera
-no incluido por Kohut en su artículo- es el “incidente de la encrucijada”, donde tiene
19
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

lugar el asesinato del Rey Layo. En la visión tradicional, Edipo es un autómata que
se ve conducido paso a paso por la profecía de Tiresias, y que mata a su padre en
una bifurcación de caminos. Lo que impulsa a Edipo es una fuerza determinista, que
inevitablemente lo conduce hacia el desenlace trágico. Freud llamaba a este relato
una “tragedia de destino” para remarcar el determinismo de los impulsos
incestuosos.
El “incidente de la encrucijada” puede ser examinado desde otra perspectiva.
Veamos el relato de Sófocles sobre lo que ocurrió en el encuentro entre Edipo y su
padre. Huía Edipo de la profecía de Febo de Pitón, que le auguraba el unirse con su
madre y matar a su padre cuando se cruza con Layo y su comitiva en un cruce de
caminos. “Y yo al oír esto, tras calcular por los astros para el futuro la situación de la
tierra corintia, huí donde nunca viera cumplirse el oprobio de mis funestos oráculos.
En mi marcha llego a esos lugares en los que tú dices que pereció este soberano. Y
a ti, mujer, te diré la verdad. Cuando en mi viaje cerca estaba de esta encrucijada,
en ese momento un heraldo y un hombre montado en un carro tirado por potros como
el que tú dices, se toparon conmigo, y fuera del camino el guía y el anciano mismo
me arrojaron violentamente. Yo por mi parte al que trata de echarme fuera, al auriga,
lo golpeo con ira; y el anciano, cuando me ve, desde el carro, tras esperar a que me
acercase, en medio de la cabeza me alcanzó con una pica de doble aguijón. No, por
cierto, pagó lo mismo, sino que al punto, golpeado con el bastón por esta mano, de
espaldas cae rodando inmediatamente del centro del carro, y mato a todos los que
le acompañan.”III.
Al encontrarse con la comitiva real, Edipo sufre la prepotencia del Rey Layo. Edipo
reacciona ante la violencia del gobernante y su séquito, y comete el asesinato. Esta
puntuación ubica la violencia de Edipo como una respuesta a la conducta abusiva
del Rey, y no como un destino (pulsional) predeterminado.
La revisión de una metáfora, ¿prueba algo? Kohut se encarga de señalar en
“Introspection...” que las metáforas en sí mismas no prueban nada. Nada prueba la
versión de Freud del mito de Edipo y nada prueba la revisión efectuada por Kohut en
su artículo. Pero la metáfora transmite un ejemplo paradigmático a los miembros y
aprendices de una comunidad científica (Kuhn, 1962, 1987). Una vez incorporadas,
las metáforas son poderosas guías que limitan la percepción y significación de los
observables (Lakoff y Johnson, 1980). Uno u otro guión conducirán al analista hacia
distintas versiones de lo escuchado, y hacia diferentes intervenciones. (Juri, 1999).
Cuando una metáfora como la tragedia de Edipo Rey se encuentra tan hondamente
arraigada en la comunidad profesional, puede resultar dificultoso admitir otra lectura
del mito. La revisión del drama de Sófocles puede parecerle a Kohut un argumento
“débil”, pero debemos reconocer que reflexionar sobre metáforas que se aceptan
incondicionalmente puede ser un ejercicio epistemológico “fuerte”.
Hemos examinado el argumento “débil” de Kohut, y ahora nos ocuparemos de su
argumento “fuerte”. Este consiste en suministrar una dosis de “antimagia” (sic) para
contrarrestar la “magia” de Freud. Para este fin Kohut recurre a un relato de Homero
sobre Ulises (Odiseo) con el que intenta transmitir la existencia de otra figura en las
relaciones intergeneracionales.

20
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

En el mito de Homero, el héroe, Ulises, gobernador de Itaca, se había casado


recientemente y tenía un pequeño hijo llamado Telémaco. Grecia estaba preparando
una guerra contra Troya, y reunía a sus capitanes, pero Ulises no deseaba participar
en ella. Cuando llegaron a buscarlo los emisarios Agamenon, Menelao y Palamedes,
Ulises finge estar loco, a fin de evitar la imposición de partir a la guerra. Pretende no
reconocer a los delegados mientras con una extraña yunta de asno y buey ara un
terreno tirando sal en los surcos. Como los emisarios sospechan el engaño,
Palamedes coloca a Telémaco frente al arado que avanzaba hacia él. Entonces
Ulises, el padre protector, efectúa un semicírculo con el arado para no lastimar a su
hijo, lo que puso al descubierto el engaño, y también su salud mental. Kohut lo llamó
“El semicírculo de la salud mental”, lo que explica el título de su trabajo.
Kohut acude al relato de Homero para trasmitir sus ideas sobre los vínculos
intergeneracionales. Lo contrastante del mito de Ulises en relación a la temática de
Edipo Rey es la constante e intensa presencia del amor mutuo, la protección, el
amparo y hasta el sacrificio personal -Ulises era muy consciente que trazar el
semicírculo significaba ir a la guerra- en cuanto a contribuir a la supervivencia y el
bienestar de la generación más joven. Una segunda parte del mito, aludida
brevemente por Kohut en su artículo, no hace más que corroborar y afianzar aún
más los puntos de vista que quiere ilustrar: veinte años después de haber partido a
la guerra de Troya Ulises regresa, viejo y harapiento, y encuentra a su fiel esposa
Penélope que durante todos esos años había resistido con determinación y astucia
el asedio de los pretendientes que a través de un matrimonio de conveniencia
buscaban apoderarse de las posesiones; y a su hijo Telémaco a quien no veía desde
que era un bebé, ahora convertido en un joven fuerte y aguerrido, que codo a codo
lucha con su padre para reconquistar sus posesiones.
Los mitos de Edipo y de Ulises son metáforas que establecen relaciones entre
conceptos: vínculos entre padres e hijos, agresión, sexualidad, etc. Las metáforas
forman parte de los paradigmas, son ejemplos que se utilizan para la transmisión de
ideas. El examen de las metáforas empleadas, por la comunidad de psicoanalistas
ayuda en la delimitación de los distintos paradigmas en juego.
Coloquemos en columnas comparativas los rasgos distintivos de las metáforas de
Edipo y de Ulises. (Fig. 9)
En la columna “Ulises” se incluye bajo el ítem cooperación intergeneracional la
cooperación de Telémaco con Ulises, aludida brevemente por Kohut en
“Introspection...”. Como hemos señalado, cuando Ulises retorna a Itaca y se
reencuentra con Telémaco, éste coopera fielmente con su padre, en el plan que el
astuto Ulises despliega para reconquistar su palacio invadido por los pretendientes
de Penélope.
En la columna de Edipo se califica la metáfora empleada por Freud como una
psicobiología, siguiendo la denominación de Kohut en su artículo. En la columna de
Ulises se contrapone a la psicobiología, una psicología, de acuerdo al pensamiento
del autor. Obviamente, las columnas no pretenden ser exhaustivas, y otros ítems
podrían encontrar un lugar en ellas. La claridad corre el riesgo del reduccionismo, y
para evitarlo, el conflicto y la cooperación no deberían ser mirados como extremos

21
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

sin contacto. Atendiendo a la complejidad, es preferible pensarlos en términos de


primacía. La primacía de la cooperación no excluye notas conflictivas, aunque no
sean dominantes, y viceversa.

EDIPO ULISES

Conflicto intergeneracional. (Layo Cooperación intergeneracional. (Ulises protege a


abandona a Edipo. Edipo mata a Layo) Telémaco. Telémaco coopera con Ulises).

Universalidad del conflicto. Estadío edípico normal. Complejo de Edipo como


(pulsiones) desviación. (falla de empatía paterna)

Hostilidad y deseos incestuosos como


Hostilidad y deseos reacción.
incestuosos predeterminados.

Psicobiología. Psicología.

Fig. 9

LA EMPATÍA
En “Instrospection, empathy and the semi-circle of mental health”, H. Kohut emplea el
término “empatía” en tres sentidos:
a) Como instrumento para obtener información sobre el psiquismo.
b) Como un poderoso lazo emocional entre las personas.
c) Como parte de su método terapéutico.
En lo que sigue, nos centraremos en la empatía como parte de la terapia analítica,
de acuerdo al punto de vista de Kohut.
La aplicación terapéutica de la empatía desde la perspectiva de la Psicología
Psicoanalítica del Self implica una posición técnica y clínica que debe respetarse
rigurosamente. En la psicoterapia es sin lugar a dudas una condición necesaria para
la específica comprensión y explicación de la subjetividad del paciente al posibilitar
una ampliación y profundización del abordaje de las experiencias subjetivas.
Dentro del estatus científico actual de la Psicología del Self , la noción de empatía en
sus distintas facetas está lo suficientemente elaborada como para diferenciarla
netamente de las frecuentes simplificaciones, distorsiones, generalizaciones,
tergiversaciones y uso inapropiado que ha llevado a autores como Stefano Bolognini
a decir, refiriéndose a la proliferación de escritos sobre la empatía: “...el tema sufrió
un crecimiento geométrico, y la empatía se convirtió en la meta ideal del analista,
una especie de piedra filosofal multiuso, potencialmente capaz de resolver cualquier

22
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

dificultad clínica y de influir profundamente en el curso de una gran variedad de


controversias teóricas de modo que, actualmente, a juzgar por los informes clínicos,
si el analista “empatiza”, su trabajo parecería mitad hecho.” (Bolognini, 1997).
El concepto de empatía recorre el edificio teórico de la psicología del self desde su
memorable trabajo de 1959, “Introspección, empatía y psicoanálisis”, donde Kohut
plantea la diferenciación de los modos de observación introspectivo y extrospectivo,
hasta el artículo póstumo “Introspección, empatía y el semicírculo de la salud mental”
en que se destaca el valor esencial de la empatía en toda relación humana.. El giro
que postula Kohut desde una postura observacional extrospectiva, adecuada para la
exploración del mundo exterior, hacia una postura empático-introspectiva, idónea
para la exploración del mundo interior, trajo como consecuencia una redefinición del
psicoanálisis como una “Psicología pura” al despojarla de todo matiz sociológico o
biológico ya que estas ciencias utilizan el método observacional extrospectivo. Para
Kohut la única forma de tomar contacto con los estados mentales complejos -el
objeto del psicoanálisis- es a través de la aproximación empático-introspectiva (1959,
1971). En su forma clínica, es decir, de manera sistemática y prolongada, resulta
esencial tanto para la comprensión como para la explicación de esos estados
mentales complejos (1984).
Desde el inicio de sus trabajos sobre el tema, Kohut dejó claramente establecido que
él no postulaba una nueva clase de empatía sino que lo que aportaba al psicoanálisis
era una nueva teoría que posibilitaba una mejor utilización de la misma. No obstante
estas puntualizaciones, reiteradas en diversas oportunidades, se la confunde con
amor, compasión, simpatía, complacencia, sentimentalismo o intuición. Otras veces
se consideran como conceptos equivalentes la empatía y el entonamiento o sintonía
afectiva, pero desde el punto de vista clínico conviene diferenciarlas.
En la sesión analítica la aproximación empática generalmente comienza con un
contacto de tipo extrospectivo con algún elemento discernible de la conducta del
analizado y, a partir de ese elemento, se trata de sintonizar con la motivación
subjetiva del mismo; pero en la medida en que no tenga una característica
sistemática y prolongada no se trata de una verdadera “inmersión empático-
introspectiva”. Al respecto Paul Ornstein utiliza una metáfora sumamente
esclarecedora. Dice que la sintonía afectiva es como una llave que permite abrir la
puerta del mundo interno del paciente, al que asimila a una habitación que
permanece a oscuras, pero aclara que la sintonía no es todavía la luz que iluminará
el contenido de esa habitación. La luz es la empatía (Ornstein, 1990). La empatía, a
diferencia de la sintonía que se alcanza en forma preconsciente y rápida, se adquiere
mediante un sistemático y prolongado esfuerzo, mediante ensayo y error,
lentamente, con altibajos y luchando contra dificultades propias de la conformación
psíquica del analista y de sus contratransferencias. Pero las dificultades, por si fueran
pocas, no terminan con el escuchar; también las hay en el “decir”, o sea, la
interpretación empática.
No siempre es posible determinar con algún grado de certeza si lo que se le interpretó
al paciente fue experimentado por éste como empático, o sea, si se sintió
comprendido. Únicamente sus respuestas, cualesquiera sea su naturaleza, nos
darán indicios al respecto.
23
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Así como el modo de escucha empático, tal como lo conceptualiza la Psicología del
Self, es frecuentemente mal entendido, lo mismo sucede con el otro elemento de la
“Unidad Terapéutica Básica” es decir, el modo empático de interpretación (Kohut,
1984). Goldberg aclara este punto de la siguiente manera: “El analista no consuela
activamente, interpreta el anhelo del analizando de ser consolado, el analista no
funciona activamente como espejo, interpreta la necesidad de respuestas
confirmadoras. El analista no admira o aprueba activamente expectativas
grandiosas, explica su papel en la economía psíquica. El analista no cae en silencio
pasivo; explica por qué sus intervenciones son percibidas como intrusivas. Por
supuesto la mera presencia del analista, o el hecho de hablar, o, especialmente, el
hecho de comprender, todo ello posee efecto de consuelo y confirmación del self
sobre el paciente y así son interpretados (destacado en el original). Por lo tanto, el
clima analítico que hace posible el trabajo analítico, se toma en sí mismo objeto de
interpretación analítica (Goldberg, 1978).
Las presentaciones de casos clínicos a través de los cuales Kohut ilustraba sus
intelecciones son numerosísimos y en todos ellos la empatía, siempre, juega un
papel esencial.

En el caso de la Señorita F. (1971, pág. 254/63) describió una etapa característica


del análisis consistente en una necesidad de especularización. Ante las
interpretaciones basadas en la teoría del impulso-defensa, la resistencia y el
Complejo de Edipo la paciente reaccionaba con ira, amargas quejas y violentas
acusaciones de que Kohut pretendía arruinar el tratamiento y hundirla a ella cada
vez más.
La puesta en práctica del abordaje empático-introspectivo puso de manifiesto que las
reacciones de la paciente estaban motivadas en la imperiosa e impostergable
necesidad de ser escuchada sin la más mínima interrupción y luego, una vez
terminada su exposición, el terapeuta debía resumir lo dicho sin quitar ni agregar
nada. La no observancia de esta condición provocaba sus estallidos de furia. Lo que
Kohut pudo entender fue que estas reacciones no eran, por ejemplo, resistencias
incoercibles sino auténticas necesidades de confirmación y validación de un self
profundamente inseguro respecto de sus propios sentimientos y pensamientos. Que
el analista tuviera que resonar como un eco o reflejar como un espejo estaba
determinado por severos traumas sufridos en la infancia y la niñez. Esta
configuración fue luego conceptualizada como transferencia especular.
Específicamente la transferencia desplegada por la Srta. F. era una típica
transferencia especular fusional. Un elemento distintivo de esta transferencia es la
anulación del analista en su condición de persona autónoma e independiente al
transformarlo en una mera función impersonal de tipo reflejante, confirmatorio y
validante. Sostener una posición empático-introspectiva en tales circunstancias
suele ser muy dificultoso, porque pone en jaque al propio narcisismo del terapeuta.

El reanálisis del Sr. “Z” le permitió a Kohut poner a prueba sus nuevos puntos de
vista. Una parte esencial de esta nueva construcción teórica consistía en la
24
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

aplicación sistemática y prolongada del modo empático-introspectivo de observación


y explicación. Una diferencia importante, respecto al primer tratamiento fue que en
éste el abordaje interpretativo tenía como objetivo el logro de insight por parte del
paciente mientras que en el segundo lo básico era el modo empático de comprensión
y explicación.
Fue el empleo sistemático y consistente de esta nueva herramienta conceptual la
que permitió descubrir que lo que parecía ser una estructura edípica patológica era
un anhelo profundo y casi insondable de la presencia de un padre fuerte que brindara
amparo y al cual por lo tanto se lo pudiera idealizar y utilizar para escapar del
encierro opresor al que se veía sometido por parte de una madre posesiva que
aniquilaba cualquier intento del Sr. Z por delimitarse e independizarse. En la
reconstrucción del desarrollo patológico del Sr. Z, Kohut destaca el impacto de la
personalidad patógena de los padres, donde la ausencia de empatía era uno de los
rasgos distintivos, valorándolo como un elemento determinante de la psicopatología
del paciente. (Kohut, 1979).

OTTO KERNBERG

Su contribución a la teoría de las relaciones de objeto es la de subrayar que


el afecto, la auto-representación y la representación de un objeto siempre
aparecen juntos. No puede analizarse a cualquiera de ellos por separado sin
conocer a los otros.
Nace en Viena en 1928. Emigra posteriormente a Chile, país donde se gradúa de
médico y después de psicoanalista. En los años cincuenta el movimiento
psicoanalítico estaba muy influido por las ideas Kleinianas, de modo que su
formación académica se ve marcada por estos planteamientos. Con posterioridad
Kemberg emigra a Estados Unidos, llevando consigo el interés en el desarrollo de la
teoría de las relaciones objetales, de la cual es uno de sus principales difusores en
ese país.

En su desarrollo teórico trata de integrar distintas corrientes en un mismo


planteamiento, es así como intenta ligar tres líneas diferentes: la teoría de las
relaciones objetales, la teoría freudiana de las pulsiones, y los hallazgos de las
ciencias biológicas en este dominio. También intenta aunar en sus postulados la
teoría de las relaciones objetales de M. Klein y D. Fairbairn, por una parte, con los
de la psicología del yo por otra, es decir, M. Mahler, E. Jacobson, H. Ha y E. H.
Erickson.

En estricto rigor, Kernberg actualiza las concepciones kleinianas del funcionamiento


yoico en las etapas primeras de su desarrollo, bajo el prisma del conocimiento de la
psicología del Yo, del SÍ mismo. Ha sido paradójicamente uno de los principales
difusores en Estados Unidos de la teoría Kleiniana a la vez que uno de sus
principales y más autorizados críticos.

25
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Resumir brevemente, para los fines de este espacio, los logros y contribuciones de
este eminente autor, en y hacia la teoría y práctica psicoanalítico, resulta difícil. En
su desarrollo teórico y profesional Otto Kemberg deja un legado que puede ser
considerado en sí mismo un lineamiento aparte. En adelante señalaremos sus más
reconocidas contribuciones.

Como se sabe, el interés clínico y teórico de Kemberg gira en tomo a las


relaciones objetales internalizadas, en particular al tipo de relaciones
presentes en la patología grave del carácter. En su trabajo psicoterapéutico
Kemberg advirtió que pacientes con este tipo de diagnóstico y los llamados
fronterizos presentaban características defensivas particulares, referidas a la
escisión, y logró concluir la presencia de una alternancia de "estados yoicos"
absolutamente disociados entre sí, estados que mantienen una identidad particular:
absoluta coherencia entre el pensamiento, afecto, manifestaciones subjetivas y la
conducta. Por esto adquiere fundamental importancia, en su estudio y
postulados, el mecanismo de defensa de la escisión (característico de las fases
tempranas de desarrollo yoico) y sus mecanismos afines. En particular dentro
de éstos, replantea el mecanismo de defensa de la identificación proyectiva, al cual
le da vital importancia en el desarrollo del proceso terapéutico de los pacientes con
organización fronteriza de personalidad.

En lo teórico propiamente tal, expone un desarrollo normal y patológico de las


relaciones objetales internalizadas, elaborando un modelo que une relaciones
objetales, desarrollo instinto y formación del Yo. Este modelo da lugar a tres
niveles del proceso de internalización: introyección, identificación e identidad del Yo
(denominados como sistemas de identificación). Identifica y describe cuatro fases
básicas del desarrollo de las relaciones objetales, teorizando sobre los cuadros
patológicos que se derivan del fracaso o fijación en cada fase (es en este punto, en
lo que respecta de las edades en que se desarrolla cada fase, en el que presenta
mayores discrepancias con la teoría kleiniana, coincidiendo más plenamente con las
fechas propuestas por M. Mahler). También ha entregado elementos de comprensión
teórica y clínica de la patología narcisista del carácter, ayudando a su distinción del
narcisismo normal. Se ha adentrado en el estudio y explicación de patologías graves
como la personalidad antisocial y el narcisismo maligno, desarrollando parámetros
diagnósticos diferenciales a este respecto.

En lo clínico, su interés se centra en un marco multidisciplinario de tratamiento de


la organización fronteriza de personalidad, entregando lineamientos de atención
hospitalaria para él mismo. Quizás su más conocida contribución en este ámbito es
el desarrollo de "la entrevista estructural", la que permite recoger y evaluar
información en la entrevista diagnóstico de un paciente, para discernir el tipo de
estructura de personalidad que posee. En relación con esto, ha delineado tres tipos
de estructuras, entregando esquemáticamente sus parámetros diagnósticos:
estructuras neurótica,
Fronteriza y psicótica de personalidad, en base a los mecanismos de defensa,
función de identidad y prueba de realidad.
26
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Desde otro punto de vista, ha desarrollado una "Clasificación psicoanalítica del


carácter", que usa como parámetros el desarrollo pulsional, el desarrollo del Superyo,
el tipo de operaciones defensivas utilizadas por el Yo, en conjunto con la naturaleza
de los rasgos patológicos del carácter, y por último, el tipo de relaciones objetales
internalizadas. Esta clasificación permite una visión estructural del paciente de modo
de rechazar un diagnóstico presuntivo en casos en que no es posible realizarlo de
un modo mas preciso.

Para el conocedor más profundo de la obra de Kemberg, una de sus contribuciones


mas importantes en términos clínicos ha sido el desarrollo de la "Psicoterapia
expresiva" o "Psicoterapia de expresión". Esta es una modalidad distinta del
psicoanálisis clásico y de la psicoterapia de apoyo. En ella Kemberg introduce
modificaciones técnicas al procedimiento psicoanalítico clásico, de modo que se
ajuste a las características estructurales de los pacientes con organización
fronteriza de personalidad. Largas de enumerar una por una, cabe mencionar a
dos como las más llamativas: en primer lugar, la posibilidad de romper la neutralidad
técnica en ocasiones justificadas, que permite la estructuración de las sesiones y de
la vida del paciente para bloquear el "acting-out", y en segundo, la interpretación en
el aquí y ahora de la transferencia.

A diferencia del psicoanálisis, la psicoterapia expresiva se lleva a cabo cara a cara,


de modo de aprovechar la riqueza informativa de la conducta no verbal del
paciente. Esta forma de hacer psicoterapia da especial énfasis a la
contratransferencia: elegida como una herramienta fundamental, el terapeuta que
practica la psicoterapia de expresión debe hacerse un experto en la identificación y
manejo de sus reacciones contra-transferenciales, de manera de obtener de ellas
información del paciente difícil de rescatar de otro modo, debiendo constituirse en un
apoyo constante para él.

Kemberg, en conjunto con otros autores que participan en el programa de


Investigación en Psicoterapia para Limítrofes en el Hospital Nueva York -Centro
Médico Cornell, División Westchester-, ha editado un libro llamado "Psicoterapia
psicodinámica del paciente limítrofe" (Editorial Planeta, 1995, México) el que es un
serio aporte al conocimiento de la Psicoterapia de expresión. En él se explica paso
a paso la implementación de esta psicoterapia, de modo didáctico y, como es
costumbre en Kemberg, apoyado en casos clínicos ilustrativos.

Es indudable el valor heurístico de la obra de Otto Kemberg, característica que da


lugar a la investigación y contrastación teórica en el ámbito de la patología grave del
carácter. De hecho, el mismo Kemberg ha incursionado en temas como el de las
relaciones amorosas, normales y patológicas, en un libro de título similar. De la obra
general del autor, actualmente se encuentran disponibles en Chile: "Trastornos
graves de la personalidad", 1987. Editorial El Manual Moderno, México; "Desórdenes
fronterizos y narcisismo patológico", 1993. Editorial Paidós, México; "La teoría de las
relaciones objetales y el psicoanálisis clínico", 1993. Editorial Paidós, México; "La
agresión en las perversiones y en los desórdenes de la personalidad", 1994. Editorial
27
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Paidós, México; "Relaciones amorosas Normalidad y patología", 1995. Editorial


Paidós, México.

En consideración del sitial internacional que ocupa desde hace tiempo O. Kemberg,
es que es posible considerar que la constante difusión que él hace de sus conceptos
en Chile (dictando conferencias, participando en seminarios, congresos, etc.),
entrega a nuestro país un material de primera mano y calidad, situación que nos da
laoportunIdad de estar en contacto con uno de los autores y clínicos psicoanalíticos
más reconocidos actualmente.

CLASIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD SEGÚN


KERNBERG

Dentro de sus contribuciones figura su propuesta de clasificación de trastornos de


personalidad, la que constituye un sistema de clasificación que integra tanto
criterios dimensionales como categoriales, yendo más allá de la simple
descripción conductual, otorgando mayor comprensión a las implicancias del
diagnóstico, pronóstico y tratamiento de estos trastornos. Además de este
aporte, Kernberg propone un instrumento de utilidad práctica para el diagnóstico de
los trastornos de personalidad, complementario a su clasificación: la entrevista
estructural.

Se expone en forma breve la propuesta de clasificación de trastorno de personalidad


de Kernberg: Primero se presentarán conceptos teóricos básicos sobre la
personalidad, y sobre las características dimensionales y categoriales del sistema de
clasificación; se continuará con los tipos estructura de personalidad propuestos
por Kernberg y los criterios de clasificación y evaluación clínica: identidad del yo,
juicio de realidad y mecanismos de defensa avanzados v/s primitivos. Para
finalmente integrar la caracterización de los trastornos de personalidad como
entidades nosográficas separadas en las estructuras de personalidad.

Consideraciones previas

Para comprender mejor la clasificación de los trastornos de personalidad propuestos


por Kernberg se deben considerar lo que el entiende por Temperamento, Carácter y
Personalidad.

• Temperamento: Disposición innata a reaccionar de forma particular a los


estímulos ambientales, determinada genéticamente. Específica la intensidad,
ritmo y umbral de la respuestas emocionales. El aspecto temperamental más
importante para la clasificación de los trastornos de Kernberg es la
Introversión / Extroversión
• Carácter: Organización dinámica de los patrones conductuales del individuo;
manifestación conductual de la identidad del yo, determinada por la
integración del concepto de si mismo y de los otros significativos
28
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

• Personalidad: Integración dinámica de los patrones conductuales derivados


del temperamento, carácter y los sistemas de valores internalizados (Súper
yo). A la estructura de personalidad de un individuo subyacen dos
precondiciones: Estructurales y Dinámicas.
o Precondiciones estructurales: grado en que se hayan integrado y
internalizado, a través de las relaciones tempranas, el si mismo y las
relaciones objetales; llegando en el caso de la personalidad normal (y
neurótica) a la constancia objetal, objetos internalizados totales
o Precondiciones dinámicas: se refiere a la organización de los
impulsos (libido y agresión) que se van activando en las relaciones
objetales tempranas. En la estructura de personalidad normal se da
una integración de la agresión y la libido bajo la dominancia de los
impulsos libidinales.

Otro aspecto importante a considerar es que Kernberg propone una clasificación de


los trastornos de personalidad que combina criterios dimensionales de clasificación
(diferencias cuantitativas dentro de dimensiones generales: Identidad del yo, prueba
de realidad, mecanismos defensivos) y categoriales (diferencias cualitativas entre los
tipos de trastorno de personalidad dentro de un grado dimensional). Esto significa:
dentro de las dimensiones se pueden describir diferentes tipos de personalidad
según se alejen o acerquen a los polos de las dimensiones. Sin embargo también se
pueden diferenciar, dentro de una misma dimensión, un tipo de personalidad de otro
por características que lo hacen claramente diferentes y por que la cantidad hace
también que una entidad nosográfica se pueda distinguir de otra, configurándose en
un tipo de personalidad distinta (cantidad se transforma en calidad, en un continuo
discontinuo) (Gomberoff, 1999).

CLASIFICACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS DE PERSONALIDAD

De acuerdo a los planteamientos de Kernberg, se distinguirían diferentes estructuras


de personalidad en un continuo de gravedad (Kernberg, 1989, 1999; Gomberoff,
1999):

• Estructura de personalidad normal: donde no se encuentran trastornos de


personalidad
• Estructura de personalidad de tipo neurótico: donde se encuentran los
trastornos de personalidad menos graves
• Estructura de personalidad de tipo limítrofe: donde se ubican los
trastornos de personalidad más severos; dividida a su vez en limítrofe superior
y bajo
• Estructura de personalidad de tipo psicótico: que es un criterio de
exclusión para los trastornos de personalidad.

Criterios de clasificación y evaluación clínica:

29
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La clasificación de estructuras de personalidad de Kernberg se basa en tres criterios


básicos (Kernberg, 198?; Gomberoff, 1999):

• identidad del yo
• juicio de realidad
• mecanismos de defensa primitivos v/s avanzados

A continuación se explicará cada uno de ellos y se incluirá las preguntas propuestas


por Kernberg en su entrevista estructural para explorarlos, además se presentarán
los indicadores en la respuesta de los pacientes que señalan la presencia o ausencia
de dichos criterios.

1) IDENTIDAD DEL YO:

Incluye dos puntos esenciales:

(1) concepto integrado (aspectos positivos y negativos) de sí mismo a través del


tiempo y en distintas situaciones,

(2) el concepto integrado de las personas importantes o significativas en la vida


del sujeto. La identidad del yo está presente sólo en las estructuras neuróticas, por
lo tanto es un criterio diferenciador con las estructuras limítrofes y psicóticas. La
evaluación clínica de este criterio no se debe realizar en personas que presenten
cuadros psicóticos y/u orgánicos (Kernberg, 1989; Gomberoff, 1999).

Para explorar la integración del sí mismo a través del tiempo y en distintas


situaciones las preguntas que se hacen son: "ahora que me ha contado por qué vino
y cuáles son sus problemas, me gustaría que se describiera a sí mismo en unas
pocas palabras ¿cuáles son las cosas que lo diferencian a usted de las demás
personas? ". Se espera que una persona normal o con estructura neurótica pueda
dar una descripción donde se integren aspectos negativos y positivos, identificar sus
características estables sin desconocer que en ciertas circunstancias puede salirse
de esos patrones; además el entrevistador puede formarse una imagen
relativamente clara de la persona a partir del relato del paciente. Las personas con
estructuras limítrofes relatan aspectos contradictorios de sí mismos pero sin darse
cuenta de la contradicción de su relato, el entrevistador puede tener la sensación de
que el paciente esta hablando de distintas personas por lo que no puede percibir en
forma clara la descripción del paciente y tener la sensación de caos. Las personas
con estructuras psicóticas no pueden responder esta pregunta porque es poco
estructurada y requiere mantener empatía con el entrevistador. Las personas con
problemas orgánicos (delirio, demencia, alteraciones del sensorio) tampoco logran
estructurar una respuesta pues implica concentración, introspección y relaciones
abstractas (Kernberg, 198?;Gomberoff, 1999).

Para explorar el concepto integrado de las personas importantes o significativas en


la vida del sujeto, primero se debe captar cuales serían esas personas y luego
30
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

preguntar "¿por qué no me describe la personalidad de su mamá y de su hermano?


Cuénteme ¿cómo son ellos?" . Los pacientes con estructura limítrofe dan una
descripción superficial que impide conocer los aspectos más profundos de esas
personas, además muchas veces caen en profundas contradicciones cuando
describen características sin que se percaten de ello. En pacientes con estructura
neurótica la descripción incluye aspectos relevantes, integración de aspectos
negativos y positivos que permiten que el entrevistador se haga una imagen más o
menos clara de esas personas. En el caso de estructuras psicóticas o con problemas
orgánicos no se continua con la exploración de la Identidad del yo y se pasa a indagar
más en la sintomatología específica (Kernberg, 198?;Gomberoff, 1999).

2) JUICIO DE REALIDAD:

Este segundo criterio de clasificación y valuación clínica, implica la capacidad de:

(1) diferenciar el Yo del no-Yo

(2) diferenciar el origen de los estímulos ya sea intrapsíquico o extrapsíquico

(3) mantener criterios de realidad socialmente aceptados. El juicio de realidad esta


mantenido en las estructuras neuróticas y limítrofes, no así en las psicóticas por
lo que es un criterio diferenciador entre estructuras psicóticas y limítrofes.

La evaluación de este criterio se hace en tres etapas (Gomberoff, 1999):

I. Presencia / ausencia de alucinaciones o ideas delirantes: si en ese


momento las tiene significa que el juicio de realidad esta perdido. Si ha tenido
estas manifestaciones se pregunta por el significado de ellas "¿qué le parece
lo que le pasó?" si el paciente responde que no lo entiende y teme estar
perdiendo la razón significa que se recobró el sentido de realidad (lo que
puede ocurrir en las estructuras limítrofes), por el contrario si lo describe
como algo natural, el juicio de realidad aún esta perdido.
II. Mantención de criterios sociales: si el paciente nunca ha tenido
alucinaciones ni ideas delirantes se evalúa, mediante la observación o
análisis del discurso, lo más extraño o absurdo de la conducta del paciente o
de los afectos. Después de tener claro esto se le pregunta "yo quisiera hablar
con usted de algo que he observado en nuestra interacción ¿me permite que
le señale algo que me llamó la atención y que me tiene al o sorprendido, que
no entiendo?...yo vi que usted estaba haciendo esto o reacciona de tal forma
y esto me pareció raro ¿usted entiende que a mí me haya parecido extraño
o es un problema mío?. Un paciente con el juicio de realidad mantenido
entiende que al entrevistador le resulte extraño lo que él le señaló y explica
la situación mejorando el entendimiento de éste. Por el contrario, el juicio de
realidad se denota perdido si el paciente no puede ver por qué a otra persona
le resulte extraño cierto comportamiento.

31
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

III. Identificar en la interacción mecanismos de defensa primitivos e


interpretarlos: este paso es el más difícil. Se debe tener una visión global
del paciente, tomar en cuenta su comportamiento y como responde a las
preguntas del entrevistador. Las reacciones defensivas primitivas comienzan
a aparecer en las estructuras limítrofes y psicóticas al pedirle al paciente que
se describa y continúan apareciendo en el transcurso de la entrevista
estructural Ante las defensas del paciente, interpretar en el presente y ver la
reacción de este. Los pacientes limítrofes mejoran con esta intervención, los
psicóticos empeoran (Kernberg, 1989;Gomberoff, 1999).

3) PREDOMINIO DE MECANISMOS DE DEFENSA PRIMITIVOS V/S


AVANZADOS:

En la práctica clínica se aprecia que los mecanismos de defensa se utilizan en


constelaciones o conjuntos. La constelación neurótica o mecanismos avanzados se
centra en la represión además de ir acompañado de proyección, intelectualización,
racionalización, negación y formación reactiva. La segunda constelación la
constituyen los mecanismos más primitivos los que se centran en la escisión, junto
con esta aparecen la identificación proyectiva, idealización primitiva, omnipotencia,
control omnipotente, devaluación y negación primitiva. Este criterio sirve para
diferenciar las estructuras neuróticas de las limítrofes y psicóticas ya que los
mecanismos primitivos son típicos de estas últimas organizaciones(Gomberoff,
1999).

Para evaluar las constelaciones hay que poner atención en la interacción con
el paciente. Los mecanismos avanzados usualmente no interfieren la relación
pacienteterapeuta, se ven más indirectamente. En cambio los mecanismos primitivos
pueden observare directamente ya sea en el contenido del discurso del paciente
(contradicciones, adjetivos muy positivos hacia el terapeuta o negativos, etc.) como
en el comportamiento (reacciones de angustia, muestras de desprecio, provocación,
rechazo en el lenguaje corporal). Junto con el uso de estas defensas se puede
apreciar regresiones transferencias y contratransferenciales desde las primeras
sesiones (Kernberg, 198?; Gomberoff, 1999).

La exploración de estos tres criterios permite diferenciar entre estructuras psicóticas,


neuróticas y limítrofes, sin embargo a menudo la clasificación de las estructuras
limítrofes se hace dificultosa por su carácter intermedio. Para clarificar el
diagnóstico, Kernberg propone otros criterios que caracterizan a las estructuras
limítrofes y las diferencian de las neuróticas. Estas son:

• Dificultades graves y crónicas en las relaciones de objetos: los pacientes


limítrofes no logran establecer relaciones verdaderas con otra persona, caen
en la manipulación, control y desvalorización del otro.
• Manifestaciones inespecíficas de debilidad yoica: falta de control de
impulsos, incapacidad para tolerar la angustia, insuficiente desarrollo de
canales de sublimación,
32
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

• Tendencia problemática del Súper Yo: puede manifestarse como el apego


a normas morales por el "qué dirán" o en conductas antisociales, mentira
crónica, robo, engaño, estafa, agresiones abiertas a otros o explotación
parasitaria.
• Síntomas neurótico crónicos, polimorfos y difusos: presencia de
angustia, depresión, fobias, síntomas obsesivos, tendencias hipocondríacas.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD EN LAS ESTRUCTURAS DE


PERSONALIDAD.

Uno de los principales aportes de Kernberg a la comprensión de los trastornos de


personalidad es haber explicitado la configuración estructural y dinámica subyacente
que los hace tanto similares como distintos entre sí. Se analizarán los trastornos de
personalidad comenzando desde la menor a mayor severidad:

• Trastornos de personalidad en estructura neurótica: Incluye a los


trastornos Depresivo masoquista, obsesivo compulsivo e histérico. Se
caracterizan por una identidad del yo y capacidad de relaciones profundas,
control de impulsos y tolerancia a la ansiedad; creatividad en el trajo por la
capacidad de sublimación. Poseen capacidad para amar sexualmente e
intimar, pero esta está afectada por sentimientos de culpa inconscientes que
se reflejan en patrones patológicos de interacción; de hecho el conflicto
dinámico (impulsos) consiste en la patología de la libido. En el caso del
trastorno depresivo masoquista existe un conflicto oral

que se ha llevado (relativamente inmodificado) al plano edípico. En el


obsesivo compulsivo una constelación de conflicto anal es llevado al plano
edípico. La personalidad histérica es un ejemplo de conflicto edípico que se
refleja en una inhibición sexual (Kernberg, 1999)
• Trastornos de personalidad en estructura limítrofe superior: Incluye los
trastornos de personalidad ciclotímico, sadomasoquista, infantil o histriónico,
dependiente y narcisismo de buen funcionamiento. Estos trastornos se
caracterizan por presentar el síndrome de difusión de identidad, pero
conservan algunas funciones yoicas con buen funcionamiento, tienen un
súper yo integrado, se adaptan mejor al trabajo, pueden establecer relaciones
íntimas benignas, integrar impulsos sexuales y de ternura. Se consideran en
transición entre los trastornos de personalidad neuróticos y limítrofes
• Trastornos de personalidad en estructura limítrofe inferior: Incluye el
trastorno de personalidad limítrofe (en sentido estricto), esquizoide,
esquizotípico, paranoico, hipomaniaco, hipocondríaco, narcisismo maligno y
antisocial. Estos trastornos se caracterizan por la difusión de identidad, no se
ha logrado la constancia objetal, no se perciben objetos totales sino que
idealizados (tanto buenos como malos); un desarrollo desproporcionado del
impulso agresivo ligado al uso masivo de la escisión como mecanismo
defensivo para poder contar con objetos buenos que protejan de los malos
para escapar de la agresión atemorizante; también se observan problemas en
33
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

las relaciones íntimas; el súper yo es arcaico, no integrado. Todo esto se


traduce en problemas para establecer relaciones íntimas duraderas, falta de
metas en la vida, incapacidad de sublimar ligada a poca persistencia y
creatividad en el trabajo; patología de la vida sexual por estar contaminada la
libido con la agresión, incluyendo tendencias polimorfas (Kernberg, 1999).

Así como existen similitudes entre los trastornos de personalidad en un tipo de


estructura, también existen similitudes o líneas de trastornos (sobretodo con respecto
a características conflictivas y dinámicas) dentro de las estructuras y también a
través de ellas. Es aquí donde se aprecia la característica dimensional y categorial
del sistema clasificatorio de Kernberg.

Una primera línea es la del trastorno limítrofe y esquizoide que reflejan una
fijación en la separación / individuación, existe una escisión de las relaciones
objetales internalizadas, que en el esquizoide - por una tendencia temperamental
introvertida - se expresa en empobrecimiento de las relaciones objetales
(empobrecimiento social) con poca expresión afectiva debido a la escisión de los
afectos, e hipertrofía de la vida fantasiosa; en el caso del limítrofe - con tendencia
temperamental extrovertida - se expresa en relaciones impulsivas en el plano
interpersonal, que remplazan su autoconciencia. La personalidad esquizotípica es
un aforma más severa de la personalidad esquizoide; la personalidad paranoide se
caracteriza por un aumento de agresión y proyección (del tipo identificación
proyectiva) en relación al esquizoide, unida a una auto idealización defensiva. La
personalidad hipocondríaca también está unida a la línea esquizoide, en este caso
los objetos persecutorios (producto de la escisión esquizoide) se proyectan al interior
del cuerpo, lo que las asemeja al trastorno paranoide (proyecta fuera de si los objetos
persecutorios).

Otra línea de trastornos es la que cruza los trastornos hipomaníaco, ciclotímico


y depresivo masoquista. Estos trastornos están unidos por una disposición
temperamental de activación afectiva; el estado más grave es el hipomaníaco, que
puede evolucionar a ciclotímico si hay mejor funcionamiento yoico, y a depresivo
masoquista si hay una identidad del yo y súper yo integrado, pero extremadamente
punitivo (lleva a la culpa y a la necesidad de sufrir para obtener placer sexual). La
línea depresivo masoquista tiene otra rama que la liga al trastorno sado masoquista
(que a su vez viene de la paranoia); la evolución de personalidad paranoide a sado
masoquista y de esta a depresiva masoquista es equivalente a la transición
hipomaniaco-ciclitímico-depresivo masoquista.

También es posible observar la línea narcisista que se caracteriza por un sí


mismo integrado, pero patológico y grandioso; dentro de esta línea se
encuentran de menor a mayor gravedad: el trastorno narcisista, narcisismo maligno
y trastorno antisocial. Lo que diferencia a estos trastornos es el nivel de agresión e
integración del súper yo. En el narcisismo se observa un sí mismo irreal e idealizado
con algún grado de conducta antisocial; se transforma a narcisismo maligno cuando
se agrega agresión egosintónica (crueldad, sadismo u odio) y un Súper Yo
34
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

desintegrado que genera tendencias paranoides por la reproyección de la agresión;


el estado más grave es el trastorno antisocial donde no existe la capacidad de sentir
culpa o preocupación por otros, ya no existe un súper yo ni tampoco una capacidad
de proyectarse en un futuro personal.

Siguiendo la línea limítrofe se encuentra la personalidad infantil o histriónica y la


histérica. En la personalidad infantil (estructura limítrofe) no hay capacidad de
establecer relaciones personales maduras, se observan tendencias sexuales
polimorfas y conflicto indiferenciado con hombres y mujeres; en la personalidad
histérica (estructura neurótica) los conflictos se restringen al ámbito sexual, con
seudohipersexualidad e inhibición sexual, mayores conflictos con las mujeres que
con los hombres, que son por competir por los hombres. Finalmente se observa la
personalidad obsesivo compulsiva, este trastorno sigue la línea esquizoide
paranoide y es su representante mejor integrado, con estructura neurótica. En ese
caso la agresión es neutralizada por un Súper Yo integrado y sádico, lo que lleva al
perfeccionismo, necesidad de control y autodudas.

Fif. 10 RELACIONES ENTRE LAS ESTRUCTURAS Y TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

CUADRO RESUMEN CLASIFICACIÓN DE ESTRUCTURAS y TRASTORNOS DE PERSONALIDAD SEGÚN KERNBERG


Estructura de Personalidad

Criterios Neurótico Limítrofe alto Limítrofe bajo Psicótico

Identidad del Presente Ausente Ausente Ausente


yo

Juicio de Mantenido Mantenido Mantenido, pero con Ausente


realidad alteraciones

Defensas Avanzadas Primitivas Primitivas Primitivas

35
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Trastornos de • Obsesivo • Sadomasoquista • Paranoide


personalidad compulsivo • Ciclotímico • Hipocondríaco
• Masoquista • Dependiente • Esquizotípico
depresivo • Histriónico • Esquizoide
• Histérico • Narcisista • Limítrofe
• Hipomaníaco
• Narcisismo
maligno
• Antisocial

Estados límite y narcisista. Aunque existe un acuerdo general en que los estados
límite y narcisita están relacionados entre sí, los investigadores de este campo
presentan considerables diferencias de opinión respecto a los detalles de estos dos
estados. Kohut piensa que casi todos los pacientes padecen trastornos narcisistas y
los que presentan alteraciones tan graves que no pueden tratarse mediante
psicoanálisis se asignan a la categoría de pacientes límite. Kernberg parece
considerarlos principalmente como pacientes que padecen mecanismos de
organización límite de la personalidad y creen que quizás alguno de los del grupo de
mejor funcionamiento que presentan los niveles de agresión se parecen a los
pacientes a los que Kohut designa como narcisistas. Materson y Rinsley creen que
hay muchos más pacientes límites que narcisistas. Rinsley cree que el punto de
fijación del narcisismo es al final de la fase de aproximación porque se trata de
pacientes que generalmente tienen un nivel de funcionamiento más alto y mayores
signos de madurez. Masterson cree que el predominio de grandiosidad que
predomina en estos pacientes indican que están fijados en la fase de práctica, como
si hubieran quedado atascados en el curso temporal característico de la fase de
práctica. La significación del punto de vista de cada uno es que influirá en la
secuencia en que se hagan las interpretaciones. Por ejemplo, Masterson está de
acuerdo con la confrontación en los pacientes límite y con la interpretación en los
pacientes narcisistas, porque los pacientes límite carecen de un sentido de identidad
y, por consiguiente, quedarán y se introducirán en el aspecto clarificador de la
confrontación, mientras que los pacientes narcisistas se desintegrarán si su frágil
dominio del bienestar se ve destruido.

Dos ilustraciones clínicas. Dos historias clínicas ilustran la utilidad del enfoque de
revisión de sistemas de Kernberg para la determinación de la patología del carácter:

Cuando se presentó por primera vez al tratamiento, David era un hombre de


veintitrés años con graves alteraciones. Se presentó desaliñado, con una ropa que
no iba a juego, y recientemente le habían despedido de un empleo de poca
relevancia porque era incapaz de seguir instrucciones simples. Había tardado
apenas cinco años en graduarse de la universidad con el nivel más bajo posible.
En la facultad se había pasado la mayor parte del tiempo encerrado en su
habitación, incluso orinando en botellas de refrescos vacías que solía vaciar a las
dos de la madrugada, cuando sabía que nadie le veía. Tenía un sistema delirante

36
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de numerología para la fecha de su nacimiento y se imaginaba que las nubes le


transmitían mensajes. Cuando vino por primera vez a verme se hallaba en un
estado extremadamente ansioso y parecía desafiante y hostil. A partir de sus
síntomas, podíamos habernos preguntado si era esquizofrénico o estaba en un
estado límite grave. Sin embargo, una evaluación más cuidadosa reveló que tenía
un rango de afecto mucho más amplio, una relación consistente y profunda con los
míticos padres (autores humanistas cuyo trabajo había leído y disfrutado durante
un período de enseñanza secundaria y universitaria lleno de alteraciones), había
tenido amigos de toda la vida que había seguido manteniendo su amistad durante
el período de la enfermedad, y había demostrado en las sesiones un cálido y
apacible sentido del humor; todas estas características coexistían con la
psicopatología extremadamente grave que presentaba. Consecuentemente, el
terapeuta hizo el diagnóstico de patología del carácter de nivel medio y se sintió
seguro al iniciar el tratamiento psicoanalítico.
En cambio, Peter era un músico y compositor que tenía éxito. Había hecho
varias canciones muy famosas, había escrito partituras para la televisión y
aparentemente tenía éxito en su carrera. El síntoma con el que se presentó eran
ataques de angustia que empezaron cuando sus padres recibieron un premio al
mérito profesional en una labor relacionada con la suya. Su propio autodiagnóstico
era el de una grave reacción de ansiedad fundamentadas en razones edípicas. Sin
embargo, en la transferencia pronto empezó a manifestarse un predominio de
disociación grave, así como una identificación proyectiva y una idealización
masivas. Tanto en la transferencia como en su matrimonio predominaban los
objetos parciales. Las buenas y malas imágenes de sí mismo no estaban
integradas, y su estado de ánimo fluctuaba de modo ciclotímico según se ponía al
lado de su grandiosos ideal del Yo o de su Superyo, extremadamente severo y
castigador. Predominaba la disociación, aunque a veces utilizaba las defensas de
jerarquía represiva, tales como la intelectualización, la formación reactiva y la
anulación. Tenía un matrimonio aparentemente estable, pero su falta de capacidad
para esperar y el exceso de agresividad primitiva se revelaron tanto en la
naturaleza compulsiva de su conducta sexual como en su incapacidad para tolerar
cualquier frustración. Por consiguiente, no resultó sorprendente que en el segundo
año de psicoterapia psicoanalítica se notara una psicosis de transferencia con un
delirio de pleno derecho respecto a la influencia del terapeuta sobre su cuerpo y
su mente, y con alucinaciones de la aparición del diablo en la consulta.

El caso de Peter es contrario al anterior (un paciente cuya estructura de carácter


subyacente era mucho más patológica de lo que indicaba el nivel aparente de
adaptación según los síntomas iniciales con los que se presentó). Estos dos casos
también ilustran el tipo de pacientes que trata la tradición psicoanalítica y el grado en
que la patología de carácter subyacente es más importante que el diagnóstico
individual.

37
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

JACQUES LACAN

Nació en París el 13 de abril de 1901, siendo uno de los cuatro hijos de un


comerciante vinagrero. Durante la primera guerra mundial, el colegio al que asistía
se transformó en una especie de hospital de campaña, y es probable que esta
experiencia haya arraigado en él el deseo futuro de una carrera médica. Sin
embargo, también por aquella época, Jacques-Marie era definido por quienes lo
conocieron como altanero y distante, incapaz de organizar su tiempo y de
comportarse como los demás.

La agitada vida intelectual de su época, en la que figuras como André Breton,


André Gide, Jules Romains, James Joyce atraían cada vez más su atención, es
vivida por él de forma tal que rechaza los valores familiares y cristianos en los que
había sido educado. En 1929, sufre una profunda decepción por la partida de su
hermano Marc hacia la Abadía de Hautecombe. Había decidido ordenarse sacerdote
y Jacques, quien siempre había sido su protector, no había podido evitarlo.

Al iniciar su carrera médica. Las ideas de Freud estaban ganando cada vez más
espacio dentro del pensamiento francés. Se había creado la revista l'Evolution
Psichiatrique y había sido fundada, el mismo día en que Lacan hacía su primera
presentación como médico neurólogo, para la SOCIETE PSYCHANALYTIQUE DE
PARIS. Por otro lado, la literatura también había acogido con entusiasmo la nueva
concepción de la sexualidad humana que provenía del psicoanálisis. Entre 1927 y
1931 realizó los estudios necesarios para la especialización en psiquiatría. De esta
época resaltan sus contactos con Henri Ey, Pierre Mâle y otras figuras de aquel
entonces. Tres maestros que dejaron su impronta en él fueron Georges Dumas,
Henri Claude y G.Clérembault.

En junio de 1932 empieza su análisis con Rudolph Loewenstein, quien por


aquellos tiempos era considerado como el mejor analista didáctico de la SPP. Este
único paso de Lacan por una experiencia psicoanalítica en la que ocupara el lugar
del analizando, finalizaría abrupta y violentamente seis años más tarde. En realidad,
se presume que las razones que lo llevaron a Lacan a analizarse con Loewenstein
fueron más políticas que científicas, transformándose así la cura en algo más
parecido a un requisito que sabía indispensable si quería ocupar posiciones de mayor
nivel dentro de la SPP. En alguna ocasión se ocupó de manifestar que, en verdad,
Loewenstein no era lo suficientemente inteligente para analizarlo a él. Por su lado,
tampoco Loewenstein se privó de comentar entre sus allegados que Lacan era
inanalizable.

Luego de algunas relaciones amorosas vacilantes, en 1934 contrae matrimonio


con Marie Louise Blondin, quien era hermana de un antiguo compañero de estudios
de Lacan, al que éste admiraba profundamente. De la unión nacieron tres hijos:
Caroline (1936), Thibaut (1938) y Sibylle (1940). La paternidad no afectaría. Sin
embargo, el tiempo que dedicaba a sus trabajos y la divulgación de los mismos.

38
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

En 1941 se divorcia de M.L.Blondin y se une con Sylvia Bataille, ex-esposa de


Georges, con quien tiene una hija: Judith Sophie(1941). Curiosamente, el creador
del nombre del padre, no pudo darle el suyo a esta nueva hija, por cuanto la ley
francesa se lo prohibía por no estar oficialmente divorciado hasta entonces de su
primera esposa, y la niña fue inscripta como Judith Sophie Bataille.

En 1934 pasa a ser miembro adherente de la SPP. Asiste al congreso de la


ASOCIACION INTERNACIONAL DE PSICOANALISIS en Marienbad, donde
presenta su trabajo sobre el estadío del espejo (1936). Lacan consigue, finalmente
en 1938, ser nombrado titular de la SPP, luego de ejercer presión para que no se
tuviera en cuenta algunas opiniones desfavorables a su candidatura, entre ellas las
de Loewenstein.

Bajo la consigna de un retorno a Freud, replanteó conceptos psicoanalíticos a


través del estructuralismo y la lingüística, lo que marca la influencia de Saussure y
de la antropología de LéviStrauss en su obra. Asimismo, fueron muy importantes
para las conceptualizaciones teóricas que desarrollaron las lecturas de Husserl,
Nietzsche, Hegel y Heidegger. Podría decirse que Lacan leyó a Freud desde una
exterioridad: psiquiatría, surrealismo y filosofía.

A partir del interés común por la obra de Hegel, comienza una amistad con
Georges Bataille, de quien toma su interés por Sade, sus reflexiones sobre lo
imposible y sobre la heterología, de donde toma el concepto de "real", concebido
primero como "resto" y después como "imposible". La concepción lacaniana del
inconsciente como estructura también está teñida de la influencia de la obra de Lévi-
Strauss. Por otro lado, los lazos que Lacan establece con Koyré, Kojève, Corbin,
Heidegger, Hyppolite, Ricoeur, Althusser y Derrida, muestran que para él todo
cuestionamiento del freudianismo debía pasar por una interrogación de tipo filosófico.

La notoriedad que le proporcionó la frecuentación del medio intelectual parisino


había aportado a Lacan una pequeña clientela privada, pero hasta 1947 no recibió
demasiados pedidos de análisis didácticos. Fue el médico personal de Picasso. En
1953 presenta su dimisión a la SPP. Las nuevas formulaciones que había
introducido, en particular las relativas a la práctica de la cura, hicieron que los
sectores más ortodoxos de la SPP lo acusaran de sembrar la discordia en la
institución y la rebelión en los que eran sus alumnos.

Se une con Lagache para fundar la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP) y


durante los diez años que duró la SFP, encontrará en Francoise Dolto, que también
se incorpora a la nueva institución, a una interlocutora que valoraba en forma notable.
1953 también señala el comienzo de sus seminarios públicos. En 1963 fue expulsado
de la ASOCIACION INTERNACIONAL DE PSICOANALISIS, y un año más tarde
fundó la Escuela Freudiana de París, junto a Dolto, Leclaire, Octave y Maud Mannoni.

Su objetivo, según sus propias palabras, era la restauración de la verdad en el


campo abierto por Freud, denunciando las desviaciones que obstaculizaban su
39
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

progreso. Para ello, decía, estaban habilitados de participar únicamente aquellos que
se habían formado con él. El nuevo grupo estuvo compuesto inicialmente por 134
miembros, la mayoría de los cuales había pertenecido a la SFP.

Paradójicamente, la razón de su posterior disolución quizás haya estado en su


éxito: a partir de 1966 comenzó un proceso de masificación incontrolable, que
produjo un abultado incremento en el número de miembros, que para 1979 eran ya
609. Esto no era precisamente lo deseable para una institución que se había
propuesto ser una república de las elites. Fue en este período que Lacan propuso el
pase como nueva forma de acceder al título de didáctico, sosteniendo aquello de que
el psicoanalista no se autoriza sino en sí mismo.

Habiéndose ya iniciado su declinación física e intelectual, en particular luego de


un accidente automovilístico que sufre en 1978, disuelve en 1980 la escuela y funda
la Causa Freudiana, que luego sería la Escuela de la Causa Freudiana. En estas
últimas disoluciones y fundaciones ya no actúa sólo, sino que su yerno J.A.Miller es
quien toma la posta con su consentimiento. En esos tiempos todavía daba algunos
seminarios, pero sin el despliegue que tanto lo había caracterizado y que tan
profunda fascinación provocaba en su auditorio. Padecía una patología vascular muy
lenta en su evolución, pero de origen claramente cerebral. Además, desde 1980 se
le había declarado un cáncer de colon.

Falleció el 9 de septiembre de 1981 en París.

PARANOIA

En 1932 Lacan termino su tesis doctoral titulada “De la psicosis paranoica en sus
relaciones con la personalidad”, estudio que tuvo mucha influencia en numerosos
surrealistas.

• El Caso Aimée
La tesis incluía un detallado análisis de una mujer llamada Aimée (igual que la
heroína de una de sus novelas inéditas), quien había querido acuchillar a una
conocida actriz parisina, Huguette Duflos. El caso tuvo gran resonancia en la prensa
de la época, y Lacan procuro rastrear poco a poco el hilo lógico que había detrás de
ese acto en apariencia irracional. Su tesis introdujo en el medio psiquiátrico un nuevo
concepto, el de la “paranoia de autopunición” en sus ideas persecutorias, era esa
figura la que ella veía como origen del peligro para ella y su pequeño hijo; así esa
imagen ideal era a la vez objeto de su aspiración y de su odio.
A Lacan le entusiasmo especialmente esta compleja relación entre las imágenes
y la identidad que se daba en la paranoia. En su posterior arresto y reclusión, Aimée
hallo el castigo que había dado origen a su acto. En cierto nivel, entendía que ella
misma era objeto de castigo.

40
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

El análisis de este caso por Lacan muestra muchos elementos que más tarde
serian centrales en su obra: el narcisismo, la imagen, el ideal, y el modo en que la
personalidad puede extenderse fuera del cuerpo y se constituida en una compleja
red social.

La actriz representaba una parte de la propia Aimée, lo cual indicaba que la


identidad de un ser humano puede incluir aspectos que están fuera de las fronteras
biológicas del cuerpo. En cierto sentido, la identidad de Aimée estaba fuera de
ella.

EL INCONSCIENTE ESTRUCTURADO COMO UN LENGUAJE

Esta es la tesis planteada por Lacan a partir de la cual se desarrollan todos los
demás conceptos planteados en su teoría. “Inconsciente estructurado como un
lenguaje” se refiere a que el inconsciente está formado literalmente por
palabras, es decir, por una cadena de significantes que conforman el discurso de
otro. No solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino como un lenguaje
y un saber, un saber inconsciente. Antes de Freud ya se conocía que era el
inconsciente, se hablaba de subconsciente, formaciones más allá de la consciencia,
otros ya hablaban de que había un subconsciente, donde se depositaban los
acontecimientos de primera persona a manera de un desván o closet donde uno iba
metiendo los trapos, cuadernos, y luego un buen día, eso aparecía en la consciencia.
El primer concepto del inconsciente fue que es un inconsciente tipo sótano, donde si
se archivan las cosas para siempre.

Posteriormente Freud empieza a indicar y hacer notar que no es así, que el


inconsciente es dinámico, que no duerme, que no es un depósito ocioso de cosas,
esas cosas están saltando y en movimiento todo el tiempo; si nosotros tenemos una
impresión en el día, esa impresión va a durar 5, 10, 20, 50 años, lo que vivimos. Hay
personas que un buen día sienten un particular olor, y automáticamente se les viene
a la mente un recuerdo muy claro de una situación que se vivió a los cinco o cuatro
años de edad mientras estaba de visita en la casa de la abuela, por ejemplo.

Esta dinámica del inconsciente fue lo que primó en un tiempo; ya se sabía que
los contenidos del inconsciente tenían vida, estaban y se podían evocar a
través de sueños o síntomas. Pero Freud fue más allá; describe al inconsciente
como un inconsciente organizado, con una lógica propia, y esto modifica bastante la
situación, porque muchas personas de la época no lograban entender exactamente
lo que él quiso decir. Freud lo dijo , en 1905 y en 1907: «el inconsciente está
estructurado como un lenguaje». Lacan es el que tomando la clase de Freud dice:
es un lenguaje que tiene un saber, que tiene un conocimiento pleno. De tal manera
que las cosas que se presentan del inconsciente tienen una lógica. Y si nosotros, por
lo tanto, vemos como habla un loco, un psicótico, que nos dice que su hígado es de
plomo, que tiene comunicación con Dios, ustedes podrían pensar: son locuras, qué
sentido tiene eso con la realidad.

41
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Lacan, apoyándose en Freud, plantea que ese delirio es absolutamente lógico,


que las palabras delirantes obedecen a un lenguaje más perfecto aún que el lenguaje
consciente y el sentido del delirio es un sentido pleno, para el cual tiene él entonces
que estructurar cuáles son esas leyes que rigen, que regulan el inconsciente a
diferencia de las leyes que regulan la vida cotidiana. Y él plantea, con una admirable
intuición, la formula siguiente: la consciencia va a funcionar como un lenguaje
regido por la metáfora, por la metonimia.

La metáfora es una figura a través de la cual le presenta una idea que alude a
un concepto incambiable, inmodificable, constante; por ejemplo yo les digo: la «U»
jugó un gran partido y los once muchachos mostraron una garra increíble. Creo que
todos ustedes van a entender que me estoy refiriendo a que tuvieron valor, coraje,
fuerza, no creo que ninguno crea que le salieron garras; eso se llama metáfora. Este
es el lenguaje que usamos despiertos, pero en el inconsciente las cosas caminan de
otro modo, la palabra garra puede que signifique una garra y muchas otras cosas
más.

Por ejemplo para la consciencia la palabra soldado significa un señor con un fusil
en el ejercito, para el inconsciente la idea es otra, la palabra soldado significa un
dado, significa algo como soldadura y puede significar otras muchas cosas más; de
ahí que en los sueños, que es un lenguaje totalmente del inconsciente, uno puede
soñar con una mesa con un sombrero encima, y resulta que uno estaba preocupado
porque el señor Carlos Meza no ha venido a verlo y lo está esperando, y el señor
Meza usa sombrero. Entonces la intención del sueño es cambiar el lenguaje a través
de otro sistema lingüístico que es lo que se va a expresar.

La metonimia es uno de los dos procesos psíquicos, en el cual sustituye


significantes favoreciendo una contigüidad de significación que corresponde
al mecanismo de desplazamiento. Usados por el inconsciente para manifestarse.
El siguiente ejemplo trata de ilustrar este punto: una persona que odie a su padre, al
no poder hacer consciente este sentimiento, desarrolla una aversión aparentemente
inexplicable hacia la marca de cigarrillos que éste fumaba. En este caso, lo que el
padre significa para el sujeto (significado) se traslada del significante inicial (el
padre) hacia otro que está relacionado (los cigarrillos).

Otra aportación sumamente interesante de Lacan en materia lingüística es


romper con el signo lingüístico de Saussure, en el sentido de que en el signo
aparecería dos partes del mismo: el significado y el significante, en el cual el
significante puede ser una palabra que remite a un significado. Lacan dijo que no era
así, que el significante remite a otro significante y ese segundo significante a
un tercer significante, nunca hay un significado final y eso se prueba de una
manera fehaciente cuando, por ejemplo, nosotros decimos una palabra: madre, eso
remite a la imagen de la madre de cada uno de nosotros pero no remite simplemente
a una imagen, sino a un concepto añadido: madre-buena, madre-tierna, madre-
afectuosa, madre-muerta, madre-viva, etc. Por lo tanto el significante no remite a
un significado final total y cerrado, remite a otro significante, y ese significante
42
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

a su vez remite a otro significante, creándose una cadena complejísima de


seguir y de continuar.

Una de las frases típicas de Lacan, y que a él le gustaba mucho decirla porque
él sabía que creaba cierto desconcierto, era: el lenguaje se impone y a la persona
no le queda otro remedio que hablarlo. Entendiéndose que desde el inconsciente
hay un lenguaje que empuja y se quiere expresar y nosotros simplemente le damos
forma verbal lingüística.

LA TÓPICA LACANIANA

Lacan conforma su tópica con los siguientes elementos: lo simbólico, lo real y


lo imaginario.

Lo simbólico, es el registro psíquico propio de lo humano, ya que se funda


gracias al lenguaje y la instancia del Gran Otro, o bien, el Nombre del Padre. Debido
a que no basta con poseer una noción de la propia imagen corporal, el Sujeto
propiamente dicho surge recién mediante la inscripción en el orden Simbólico (orden
del lenguaje verbal y orden de la cultura) momento en el cual el infante adquiere la
habilidad de utilizar el lenguaje —es decir-, de materializar "su" deseo mediante el
discurso y con un pensar basado en símbolos. En el registro de lo simbólico se
tiende en lo posible a traducir toda clase de información a unidades discretas del tipo
signo (por ejemplo, significantes), por medio del proceso dialéctico de la
metonimia/metáfora.

Lo real es simplemente lo que no es simbolizado, lo que es excluido del


orden simbólico, “lo que se resiste absolutamente a la simbolización”. Lo que
comúnmente llamamos “realidad” debería definirse como una malgama de lo
simbólico y lo imaginario: imaginario en la medida que estamos situados en el
registro especular y el yo nos brinda racionalizaciones de nuestros actos, y es
simbólico en la medida en que la mayoría de las cosas que nos rodean tienen
sentido para nosotros. Lo real representaría precisamente lo excluido de
nuestra realidad, el margen de lo que carece de sentido y no logramos situar o
explorar.

Lo imaginario, o dimensión no-lingüística de la psique, se funda -tal cual su


nombre lo indica- en el pensar con imágenes; pensamiento que -según Freud- es el
tipo de pensamiento más primario. En la concepción freudiana, la percepción deja
huellas o marcas psíquicas (signos perceptuales) que conforman un espacio
psíquico compuesto de imágenes provenientes de todos los sentidos y de los
movimientos del otro y del propio cuerpo que, cuando logran significarse como
propias, hacen a una imagen integrada del sujeto que pasa a comprenderse como
uno, distinto de otro. El aporte de Lacan conceptualiza este proceso, definiendo
que a partir del denominado estadio del espejo el sujeto puede identificar su
imagen como un Yo, diferenciado de otro humano. Esto requiere una cierta

43
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

enajenación estructural dado que lo designado como «yo» es formado a través de lo


que es el otro —es decir, mediante la imagen que, en espejo, proviene del otro.

Lacan nombra a cada elemento con la propiedad específica que le asigna a


cada uno, a lo Real de lo Real lo llama vida, a lo Simbólico de lo Simbólico lo
llama muerte y a lo Imaginario de lo Imaginario lo llama cuerpo. Al enlace de
estos elementos se le ha conocido como el “Nudo Borromeo”, y corresponde
a una figura topológica que está formada por tres nudos que representan a
cada uno de los tres elementos (S, R e I), enlazados de tal manera que al
desarmar uno de ellos los demás también se desligan.

ESTADIO DEL ESPEJO

Antes de que plantee esta teoría se entendía que el desarrollo del ser humano era
un desarrollo lineal; el bebé nacía, tenía el pecho, tenía a la madre, luego de un
tiempo desaparecía el pecho y pasaba a una segunda etapa (anal) en que el niño
aprendía a tener control de esfínteres. Terminaba esta segunda etapa y comenzaba
una tercera (etapa de las diferencias anatómicas de los sexos) y así sucesivamente
y el niño iba creciendo y desarrollándose en su proceso. Lacan dijo que esto estaba
incompleto, que no era tal la situación, que había un momento alrededor un sismo
en el psiquismo del niño y a través de ese sismo él entraría recién a la cultura y
describe lo que se llama la teoría del espejo. Esta etapa del desarrollo es descrita en
su ensayo El estadio del espejo como formador de la función del yo (1935-1936),
el primero de sus escritos y que es considerado uno de sus trabajos más importantes.

El estadio del espejo que evoluciona entre los 6 a 18 meses, se ordena


esencialmente sobre una experiencia de identificación fundamental en cuyo
transcurso el niño realiza la conquista de la imagen de su propio cuerpo. La
identificación primordial del niño con esta imagen va a promover la
estructuración del yo (Je) poniendo término a esa vivencia psíquica singular que
Lacan denomina: fantasía del cuerpo fragmentado.

En efecto, antes del estadio del espejo, el niño no experimenta inicialmente su


cuerpo como una totalidad unifica, sino como algo disperso. Esta experiencia
fantasmática del cuerpo fragmentado, cuyos vestigios aparecen tanto en la
configuración de ciertos sueños como en los procesos de destrucción psicótica, se
pone a prueba en la dialéctica del espejo, cuya función es neutralizar la dispersión
angustiante del cuerpo en favor de la unidad del cuerpo propio:

"El estadio del espejo es un drama cuyo impulso interno se precipita de la


insuficiencia a la anticipación y que, para el sujeto, engañado por la ilusión de la
identificación espacial, urde las fantasías que se suceden desde una imagen
fragmentada del cuerpo hasta una forma que llamaremos ortopédica de su totalidad."

La experiencia del niño durante la fase del espejo se organiza en base a tres
tiempos fundamentales que marcan la conquista progresiva de la imagen de su
cuerpo.
44
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Al comienzo, es como si el niño percibiera la imagen de su cuerpo como la de


un ser real al que intenta acercarse o atrapar. En otras palabras, este primer tiempo
de la experiencia demuestra que hay una confusión primera entre uno mismo y el
otro, confusión ampliamente confirmada por la relación estereotipada que el niño
mantiene con sus semejantes y que prueba, sin duda alguna, que al principio vive y
se localiza en el otro:

"Esta captación por medio de la imago de la forma humana (...) domina, entre
los seis meses y los dos años y medio, toda la dialéctica del comportamiento del niño
en presencia de su semejante. Durante todo este periodo se registrarán las
reacciones emocionales y los testimonios articulados de un transitivismo normal. El
niño que golpea dice que lo han golpeado; el que ve caer, llora."

Así como este primer momento de la fase del espejo pone claramente en
evidencia el vínculo del niño con el registro imaginario.

El segundo tiempo, por su parte, constituye una etapa decisiva en el proceso


identificatorio. En efecto el niño llega a descubrir subrepticiamente que el otro del
espejo no es un ser real sino una imagen. Además de que ya no intenta atraparla, la
totalidad de su comportamiento indica que desde ahora sabe distinguir la imagen
del otro de la realidad del otro.

El tercer tiempo dialectiza las dos etapas precedentes, no sólo porque el niño
se asegura de que el reflejo del espejo es una imagen, sino, y por sobre todo, porque
adquiere la, convicción de que sólo es una imagen que es la suya. Al re-conocerse
a través de esa imagen, el niño reúne la dispersión del cuerpo fragmentado en una
totalidad unificada que es la representación del cuerpo propio. La imagen del cuerpo
es, entonces, estructurante para la identidad del sujeto que realiza en ella su
identificación primordial.

Hay que agregar que la dimensión de lo imaginario subyace, del principio al fin, en
esta conquista de la identidad, desde el momento en que el niño se identifica con
algo virtual (la imagen óptica) que no es él como tal, pero en la que, sin embargo, se
re-conoce. Se trata, entonces, de un reconocimiento imaginario justificado, por
otra parte, por hechos objetivos. En efecto, la maduración del niño a esa edad no le
permite tener un conocimiento específico de su cuerpo propio. De hecho, el estadio
del espejo es una experiencia que se organiza con anterioridad a la aparición del
esquema corporal. Por otra parte, al simbolizar la "preformación" del yo (Je), la fase
del espejo presupone en su principio constitutivo su destino de alienación en lo
imaginario. El re-conocimiento de sí mismo a partir de la imagen del espejo se
efectúa —por razones ópticas — a partir de indicios exteriores y simétricamente
inversos. Es por eso que la unidad misma del cuerpo se esboza como exterior a sí
misma e invertida. La dimensión de este re-conocimiento prefigura así, para el
sujeto que inicia la conquista de su identidad, el carácter de su alienación imaginaria
de donde se perfila el "desconocimiento crónico" que no dejará de mantener consigo
mismo.

45
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

EL COMPLEJO DE EDIPO

Antes de plantear los tres momentos del Edipo pasaremos a definir dos puntos
importantes el concepto del “El nombre del padre” y el “Falo”:

• EL NOMBRE DEL PADRE

En relación a esto, Lacan planteó que hubo un vacío en el entendimiento de la


función del papá dentro de una casa en toda la obra de Freud. Se pensaba que en
algún momento Freud trató de ser más, amplio y más explícito, pero no lo pudo lograr
y lo que se leía hasta esa época era lo siguiente: El padre es importante en la vida
de un niño, pero es el rival del niño, es aquel que disputará con el hijo el amor de la
madre y disputará con el padre la importancia frente a los hermanos. Se pensaba
que era una especie de segundo hombre en importancia en la casa: primero la
mamá, primero la lactancia, el vínculo madre-hijo, primero la mirada de la madre y a
la sombra, escondido, el buen hombre ayudaba a su esposa a pasarle el biberón a
cambiarle los pañales al niño, cuidando a la mujer para que esta pueda hacer una
buena labor de madre.

El concepto del padre para Lacan es revolucionario dentro del campo del
psicoanálisis. Para Lacan el padre es un figura fundamental desde el primer instante
de la vida del bebé; empieza él por plantear que si el padre desea a su hijo, desea
que nazca, desea que viva, desea darle su apellido, el bebé se va a dar cuenta y en
ese momento el bebito va a recibir lo que él llamó «el nombre del padre», va a
recibir la certeza de que él es bienvenido a la vida, bienvenido al mundo y amado por
su padre. En ese momento será un bebe feliz porque va a saber que pertenece a
una familia, que pertenece a una estirpe, que el apellida Perencejo y que su padre
fue Perencejo y su abuelo también lo fue y su bisabuelo también, y así
sucesivamente siguiendo una línea que desarrolla por ese lado y que el niño siente
de alguna manera una trascendencia, una permanencia.

Pensemos en como son los delirios de los psicóticos, de los enfermos mentales,
todos ellos tienen que ver con un problema de la identidad, todos tienen que ver con
un problema de donde vienen, de donde provienen. La identidad la transmite el
padre. Por eso es que los enfermos mentales tienen delirios que tienen que ver con
la identidad. Por ejemplo: Yo soy Napoleón o creo que soy homosexual y están
angustiados por eso, creo que soy padre de ese niño pero no me acuerdo de cuando
lo hice, son problemas de filiación. Lo que pierde un psicótico en un primer momento
es su filiación, puede creer que es hijo de otra familia, puede creer que es
extraterrestre, puede creer mil cosas que no son la realidad.

El encuentro fundamental del encuentro del hijo con el padre es el comienzo de


la vida. No como se creía, que el padre aparece cuando el niño tiene dos años, ya
es muy tarde, ya es un hijo sin padre. El padre tiene que estar presente desde el
momento del parto, donde sin duda se va a dar una presencia importante y una
transmisión de que «hijo quiero que nazcas», «te recibo y te traigo al mundo y quiero
que estés conmigo y que recibas mi nombre», pero para que esto se de no solamente
46
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

basta que se presente el padre, sino que la madre de alguna manera participe en
esto haciéndole saber al hijo: «este es su padre, a quien amarás y respetarás»; el
hijo tiene que ser posteriormente presentado por la madre.

El padre no puede decir «tú eres mi propiedad, tú eres mi hijo y me vas a


obedecer», eso no le sirve al bebe. Lo que le va a servir es que la madre haga el
ritual de presentarle al padre y el padre lo reciba. Ahí el niño va a tener la impresión
de que va a ser amado por el padre y el respetar a su padre. La presencia del padre
es lo que va a dar la ley según Lacan, la ley es lo que va a dar el orden psíquico.
El nacimiento de la ley va a estar ubicado, la ley vendría a ser la actitud que tiene el
padre para prohibir el incesto; la ley que tiene que transmitir el padre es única: «con
tu madre no te acostarás, con tu hermana no te acostarás y a mí no me
matarás». Esa es toda la función que tiene que hacer un buen padre para instalar la
ley, los otros aspectos son secundarios. Pero la ley llamada «la ley que estructura al
ser» está dada por la prohibición del incesto. El niño que aprende la ley de la
prohibición del incesto será un bebe que sin duda respetará las leyes, se respetará
a sí mismo, respetará el cuerpo, podrá retirarse a tiempo cuando hay una mujer que
no le corresponde, ni entrará en crisis pasionales porque sabrá darse cuenta que hay
una ley que tiene que respetar y que no tiene que violar ni tiene que sobrepasarse.

• EL FALO

En psicoanálisis, el empleo de este término hace resaltar la función simbólica


cumplida por el pene en la dialéctica intra- e intersubjetiva, quedando reservado el
nombre «pene» para designar más bien el órgano en su realidad anatómica. Lacan
tomo la noción de falo como «significante del deseo». El complejo de Edipo, tal
como ha sido reformulado por este autor, consiste en una dialéctica en la que las
principales alternativas son: ser o no ser el falo, tenerlo o no tenerlo, y cuyos tres
tiempos están centrados en el lugar que ocupa el falo en el deseo de los tres
protagonistas.

PRIMER MOMENTO DEL EDIPO

Al salir de la fase identificatoria del estadio del espejo, el niño que se perfiló como
sujeto sigue manteniendo una relación de indiferenciación cercana a la fusión con su
madre. Esta relación de fusión es producto de la posición particular que el niño
alimenta con respecto a la madre al tratar de identificarse con lo que él supone
que es el objeto de su deseo. Esta identificación a través de la cual el deseo del
niño se hace deseo del deseo de la madre se ve ampliamente facilitada, e incluso
inducida, por la relación de inmediatez entre la madre y el hijo aunque más no sea
en cuanto a los cuidados y la satisfacción de las necesidades.

En otros términos, la proximidad de estos intercambios pone al niño en la


situación de hacerse objeto de lo que se supone le falta a la madre. Este objeto
susceptible de satisfacer la falta del otro es justamente el falo. El niño encuentra
entonces la problemática fálica en su relación con la madre al querer constituirse él
mismo como falo materno. En este sentido puede hablarse de una indiferenciación
47
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

fusional entre el niño y la madre puesto "Lo que busca el niño es hacerse deseo de
deseo, poder satisfacer el deseo de la madre, es decir: 'to be or not to be' el objeto
de deseo de la madre (...) Para gustarle a la madre (...) es necesario y suficiente ser
el falo."

Una cosa es asegurar, como dice Lacan, que "la relación del niño con el falo es
esencial en tanto que el falo es el objeto de deseo de la madre" algo diferente es
comprobar que a ese nivel el niño está directamente alienado por la problemática
fálica a la manera de la dialéctica del ser: ser o no ser el falo. Durante esta primera
etapa todo sucede como si el niño economizara una contingencia fundamental
ligada a la problemática fálica: la dimensión de la castración. En efecto, sólo puede
haber una relación de fusión con la madre en la medida en que no aparezca ningún
tercer elemento que mediatice la identificación del niño al falo de la madre.

Pero inversamente, lo que demuestra el carácter absolutamente imaginario de


esta convicción es la propia naturaleza del objeto fálico con el que se identifica el
niño. De tal modo que por más que consideremos a la instancia mediadora (el Padre)
como ajena a la relación madre-hijo, la dimensión de la identificación fálica del niño
en esa relación ya la presupone. En síntesis, la identificación con el objeto fálico que
elude la mediación de la castración la convoca en la misma medida en el terreno de
una oscilación dialéctica entre: ser o no ser el falo.

El surgimiento de tal oscilación anuncia el segundo momento del complejo de


Edipo en el que niño es introducido inevitablemente en el registro de la castración
por la intrusión de la dimensión paterna. La evolución del niño en los misterios del
Edipo puede fijarse eventualmente en un punto de equilibrio inestable alrededor de
la encrucijada que constituye la pregunta: ser o no ser el falo. Lacan señala de este
modo un punto de anclaje favorable a las identificaciones perversas en la suspensión
de este interrogante que perpetúa una oscilación en el lugar de la castración si ésta
se apoya en un mensaje equívoco sobre el papel de la función simbólica del Padre:

"En la medida en que el mensaje se realiza satisfactoriamente, pueden


cimentarse un cierto número de trastornos y perturbaciones, y entre éstos se cuentan
las identificaciones que hemos calificado de perversas."

Una ambigüedad sostenida a ese nivel movilizará al niño hacia una estrategia
defensiva para evitar la castración. Pero el perverso no se equivoca en cuanto a la
posición subjetiva que lo une a la supremacía de lo imaginario fálico; cultiva su
singularidad paradójica con respecto a la castración de tal modo que puede medir su
incidencia con bastante precisión. Todo su talento sintomático y también toda su
angustia — consistirá entonces en reproducir y conservar la ilusión subjetiva en la
que se encuentra capturado. Hay que sondear sin cesar la medida de la castración
si se la quiere evitar cada vez con más destreza.

En otros términos, la identificación perversa provoca en negativo la doble, pero


solidaria cuestión de la privación materna de su objeto fálico y la separación del niño
de su identificación con tal objeto. Es decir, precisamente el compromiso
48
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

intersubjetivo que se pone en juego en la segunda fase estructurante del complejo


de Edipo.

SEGUNDO MOMENTO DEL EDIPO

La mediación paterna va a representar un papel preponderante en la


configuración de la relación madre-hijo-falo al intervenir como privación:

"La experiencia nos demuestra que el padre considerado como aquello que priva
a la madre de ese objeto, especialmente del objeto fálico, de su deseo, representa
un papel esencial en (...) el transcurso del complejo de Edipo, aun en los casos más
fáciles y normales.

Por otra parte, el niño vive la intrusión de la presencia paterna como una
prohibición y una frustración: incomoda por su volumen sino que es molesto
porque prohíbe. ¿Y qué prohíbe? (...) Prohíbe, ante todo, la satisfacción del impulso
(...) "Por otra parte, ¿qué prohíbe el padre? Y bien, teniendo en cuenta nuestro punto
de partida podemos decir que como la madre es de él, no es del hijo (...) El padre
frustra, lisa y llanamente, al hijo de la madre.

En otras palabras, la intrusión paterna en la relación madre-hijo-falo se manifiesta


en registros aparentemente diferentes: la prohibición, la frustración y la privación.
Las cosas se complican aún más cuando se evidencia que la acción conjugada del
padre, que simultáneamente prohíbe, frustra y priva, tiende a catalizar su función
fundamental de padre castrador.

Esta intrusión se manifiesta en dos aspectos diferentes. Desde el punto de vista


del niño, el padre interviene como prohibición ya que se le presenta como alguien
que "tiene derecho" (Lacan) en lo que concierne a la madre. Por eso esta intervención
es vivida por el niño como "una frustración, acto imaginario que se refiere en este
caso a un objeto muy real la madre, puesto que el hijo la necesita". El niño se ve
entonces obligado a cuestionar su identificación fálica y, al mismo tiempo, a renunciar
a ser el objeto del deseo de la madre.

Simultáneamente, desde el punto de vista de la madre, el padre la priva del falo


que ella supuestamente posee en el hijo identificado con el objeto de su deseo:

"En un momento dado de la evolución edípica, y en el plano de la privación de la


madre, se le plantea al sujeto la cuestión de aceptar, registrar, simbolizar él mismo,
volver significante esa privación de la que es objeto la madre (...) ¿Cuál es la
configuración, especial de esa relación con la madre, con el padre, con el falo, que
hace que el niño no acepte que el padre prive a la madre de algo que es el objeto
de su deseo? (...) Esta configuración es nodal. A este nivel la cuestión que se plantea
es: 'ser o no ser', 'to be or not to be' el falo.

El origen de la oscilación inducida en el niño dentro de la dialéctica del ser por la


relación doble de la frustración y la privación se encuentra fundamentalmente en el
hecho de que el padre aparece como otro en lo que concierne a la relación madre-
49
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

hijo. En la vivencia subjetiva del niño, ese "otro" surge como un objeto posible del
deseo de la madre, como un objeto fálico posible al que puede suponer como un rival
frente a la madre. Lo que se pone en juego en esta rivalidad imaginaria incluye en
realidad un desplazamiento del objeto fálico que lleva al niño a encontrar la ley del
padre.

El niño se enfrenta con esta ley en la medida en que descubre que la madre
depende a su vez de la ley en lo que respecta a la satisfacción que puede brindar a
las demandas del niño. En otros términos, la dirección del deseo del niño remite
inevitablemente a la ley del otro a través de la madre:

"En el plano imaginario, el padre interviene llanamente como aquél que priva a
la madre, es decir que lo que aquí se le dirige al otro como demanda es enviado a
una corte superior, es reemplazado convenientemente, ya que siempre, por algún
lado, aquello por lo que interrogamos al 'otro', por más que lo recorra en su totalidad,
siempre encuentra en el otro ese 'otro' del otro, es decir su propia ley. En este nivel
se produce algo que hace que lo que recibe el niño como respuesta sea pura y
simplemente la ley del padre en tanto que está concebida imaginariamente por el
sujeto como una privación para la madre.

El niño descubre entonces, en esta ocasión, la dimensión esencial que estructura


el deseo como aquello que "somete el deseo de cada uno a la ley del deseo del
otro". Este tiempo fuerte del complejo de Edipo transmite al niño el significado del
deseo de la madre con respecto a lo que él supuso hasta ahora que era su objeto.
El hecho de que el deseo de la madre esté sometido a la ley del deseo del otro implica
que a su vez su deseo depende de un objeto que supuestamente el otro (el padre)
tiene o no tiene.

La dialéctica del tener (tener el falo o no), que a partir de ahora polarizará para
el niño la problemática del deseo de la madre, se hace eco de la dialéctica del ser
que gobierna, entonces, la vivencia de su propio deseo.

El niño sólo llega a esa interrogación personal —ser o no ser el falo de la madre—
en la medida en que el padre que priva le hace presentir que la madre reconoce en
esa ley aquello que mediatiza el deseo que ella tiene de un objeto que ya no es el
hijo, pero que supuestamente el padre tiene o no tiene. Es decir, según Lacan, ese
estadio en el que "algo que separa al sujeto de su identificación lo une al mismo
tiempo a la primera aparición de la ley bajo la forma de la dependencia de la madre
de un objeto, que ya no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el
otro tiene o no tiene. Y Lacan precisa:

"El lazo estrecho entre el hecho de que la madre se remita a una ley que no es
la suya, y que en la realidad el objeto de su deseo es 'soberanamente' poseído por
ese mismo otro' a cuya ley ella se remite, nos da la clave de la relación del Edipo y
lo que le da su carácter tan esencial, tan decisivo de esta relación de la madre que
les pido que aíslen como relación no con el padre, sino con la palabra del padre (...)
"De su presencia privadora, él es quien soporta la ley, y esto no ocurre veladamente,
50
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

sino por intermedio de la madre que es quien lo presenta como aquel que le hace la
ley.

El segundo momento del Edipo es la condición indispensable que debe cumplir


el niño para acceder a la simbolización de la ley que marca la declinación del
complejo de Edipo. En este encuentro con la ley del padre se ve enfrentado al
problema de la castración que se presenta a través de la dialéctica del tener de la
que depende, de ahora en más, el deseo de la madre.

La mediación introducida por el padre con respecto a la madre, que lo reconoce


como aquel que le hace la ley, hace que el niño promueva al padre a un lugar en el
que sólo puede aparecer como depositario del falo. El padre real, que, aparece como
"representante" de la ley, es investido por el niño de una nueva significación a partir
del momento en que, desde el lugar que ocupa, resulta el supuesto poseedor del
objeto del deseo de la madre: se ve así elevado a la dignidad de padre simbólico.
La madre que suscribe la enunciación de la ley paterna al reconocer la palabra del
padre como la única susceptible de movilizar su deseo, atribuye también a la función
del padre un lugar simbólico con respecto al niño. En este punto, el niño se ve llevado
a determinarse con respectó a esta función significante del Padre que es,
precisamente, el significante simbólico.

En otros términos, la relación en la que la madre pone al padre como mediador


de algo que está más allá de su propia ley y de su capricho y que es pura y
simplemente la ley como tal, el padre como Nombre del Padre, como lo anuncia y
promueve todo desarrollo de la doctrina freudiana, es decir, como algo
estrechamente ligado a esa enunciación de la ley, esto es lo esencial y en esto es
aceptado o no por el niño que priva o no a la madre del objeto de su deseo." La
determinación del niño al término de este segundo momento del

Edipo es crucial puesto que sobre todas las cosas constituye una determinación con
respecto al objeto fálico. Destruida su certeza de ser el objeto fálico deseado por la
madre, el niño se ve ahora obligado por la función paterna, no sólo a aceptar que no
es el falo sino también a aceptar que no lo tiene, a semejanza de la madre que lo
desea allí donde se supone que debe estar y donde se vuelve posible tenerlo.

Esta es precisamente la incidencia del complejo de castración que según Lacan


no se llamaría
así "si en cierto modo no pusiera en primer plano lo siguiente: que para tenerlo,
primero tiene que haberse planteado la imposibilidad de tenerlo, que esta posibilidad
de ser castrado es esencial para asumir el hecho de tener falo. Este es el paso que
hay que dar, es aquí donde debe intervenir, en algún momento, eficazmente,
realmente, efectivamente, el padre. El paso a dar para asumir la conquista del falo
será desarrollado en un tercer momento que dialectizará los dos que preceden.

TERCER MOMENTO DEL EDIPO

51
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Este tercer momento, que es más precisamente el de la "declinación del


complejo de Edipo", pone término a la rivalidad fálica frente a la madre en la que
se ha ubicado el niño, y en la que imaginariamente también ha instalado al padre. A
partir del momento en que el padre ha sido investido con el atributo fálico, se ve en
la obligación "de demostrarlo", como precisa Lacan, ya que "al intervenir en el tercer
momento no como aquel que es el falo sino como aquel que lo tiene, puede
producirse algo que restablezca la instancia del falo como objeto deseado por la
madre y no solamente como el objeto del cual el padre la puede privar.

El momento esencial de esta etapa está marcado por la simbolización de la ley


que demuestra claramente que el niño ha comprendido plenamente su significado.
El valor estructurante de esta simbolización reside, para él, en la localización exacta
del deseo de la madre. La función paterna sólo es representativa de la ley bajo esa
condición. El enfrentamiento del niño con la relación fálica se modifica de manera
decisiva al dejar de lado la problemática del ser y aceptar una negociación, por su
cuenta, de la problemática del tener. Eso sucede sólo en la medida en que el padre
no se le presente como un falo rival ante la madre. Dado que tiene el falo, el padre
deja de ser el que priva a la madre del objeto de su deseo.

Por el contrario, al ser el supuesto depositario del falo, lo restablece en el único


lugar donde puede ser deseado por la madre. El niño, al igual que la madre, se
encuentra inscrito en la dialéctica del tener: la madre que no tiene el falo puede
desearlo de parte de quien lo posee; el niño, también desprovisto de falo, podrá a su
vez codiciarlo allí donde se encuentra.

La dialéctica del tener convoca inevitablemente al juego de las


identificaciones. Según el sexo del niño la instancia fálica incidirá de diferente
manera en la lógica identificatoria. El varón que renuncia a ser el falo materno toma
el camino de la dialéctica del tener al identificarse con el padre que supuestamente
tiene el falo. La niña, asimismo, puede abandonar la posición de objeto de deseo de
la madre y encontrar la dialéctica del tener en la modalidad del no tener. Puede
encontrar así una posible identificación con la madre ya que, al igual que ella, "sabe
dónde está, sabe a dónde debe ir a tomarlo, es por el lado del padre, hacia aquél
que lo tiene.

La ubicación del falo es estructurante para el niño, cualquiera sea su sexo, ya


que el padre, el supuesto poseedor, se hace preferir por la madre. Esta preferencia,
que demuestra el pasaje del registro del ser al del tener, es la prueba más clara de
la instalación del proceso de la metáfora paterna y del mecanismo intrapsíquico
correlativo: la represión originaria.

DESEO Y ANHELO

El deseo emergerá en pequeños detalles, de ahí la insistencia de Lacan en


pesquisarlo, buscarlo entre líneas, donde es menos obvio. Este hincapié en los
detalles es bien freudiano, Freud había demostrado cuando una corriente
inconsciente es reprimida, al no poder reingresar en la conciencia se desplaza a
52
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

detalles minúsculos y solo siguiendo esas derivaciones puede activarse el resto del
complejo en cuestión.

Importa distinguir lo que Lacan llama deseo de lo que normalmente llamaríamos


un anhelo. Un anhelo es algo que se quiere conscientemente, mientras que el deseo
ha sido proscripto de la conciencia. Freud ya había hecho este distingo en su obra
sobre los sueños. Un sueño puede representar un anhelo obvio, un individuo esta en
el Polo Norte, muerto de frio y de hambre y cuando duerme sueña con un hermoso
lecho de dosel y un plato lleno de caviar.

Parecería que el sueño realiza su anhelo: tener abrigo y comida. Pero este
anhelo no es más que una coartada. Lo que realmente importa averiguar porque esa
realización del anhelo tomo la forma de un gran lecho con dosel y de un plato de
caviar. El deseo equivale al proceso de distorsión que convirtió el anhelo de abrigo y
comida en esta imagen particular. Si el día anterior a un examen uno sueña que
estando en cierto lugar lo aprueba, es probable que el deseo no se encuentre en la
idea de aprobar el examen (ese es el anhelo) sino en el detalle del lugar en cuestión.
(¿Por qué estaba allí y no en otra parte?)

• Distorsión y deseo

El deseo es pues algo muy peculiar. En la teoría que Lacan elabora, es algo
sumamente extraño, que nada tiene que ver con el anhelo, sino que consiste en unos
mecanismos lingüísticos que tuercen y distorsionan ciertos elementos
transformándolos en otros. Un desliz verbal es un buen ejemplo: uno dice algo
diferente de lo que quería decir, y no sabe por qué. El deseo está presente porque
un elemento ha sido distorsionado y modificado por otro.

La presencia del deseo se deduce en la labor clínica presentando la atención a


estos procesos cuando se reiteran, así como a los puntos de ruptura, distorsión y
opacidad en las asociaciones del paciente. El lenguaje permite transmitir mensajes,
pero también posee redundancia. Es lo que diferencia a una carta de un telegrama.

Este último transmite rápidamente un contenido mínimo de información, en tanto


que la carta puede explayarse en pormenores, utilizar procedimientos retóricos y
seguir las reglas de cortesía. Si queremos rastrear el deseo, dice Lacan, lo mejor
no es centrarnos en el mensaje sino mas bien en los puntos de redundancia,
los detalles minúsculos que no serian necesarios.

LA ESTRUCTURA DE LA PSICOSIS

El estudio de la función simbólica llevo a Lacan a una formulación brillante de la


estructura de la psicosis en su ensayo “Acerca de una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis”. El nombre del padre esta meramente ausente
del universo psíquico del psicótico. Literalmente no existe en él. Freud señalo
en varias ocasiones que en la paranoia debía funcionar un mecanismo peculiar,
radicalmente distinto, presentes en la histeria, las obsesiones y las perversiones.
53
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Para nombrar este mecanismo, Lacan tomó un término de Freud, Verwerfug, que el
tradujo al francés como “forclusion” (Verwerfug), y que designa el rechazo radical del
elemento en cuestión.

Si un elemento es reprimido, puede retomar en el habla, en la cadena


significante, en lo simbólico. Pero si es “forcluido”, no puede retornar en lo
simbólico, por la simple razón de que nunca existió ahí: fue excluido,
proscripto. Entonces no retorna en lo simbólico sino en lo real (ejemplo, bajo la
forma de alucinaciones).
EL DESENCADENAMIENTO DE LA PSICOSIS

Lacan mostro que en la psicosis hay una forclusion del nombre del padre:
no se lo reprime, se lo anula totalmente. Esta hipótesis permitió explicar de una
nueva manera muy esclarecedora los datos clínicos. Los analistas y psiquiatras
habían notado la presencia, en los delirios psicóticos, de temas vinculados con la
paternidad y la filiación, como en la Trinidad cristiana y en ciertos motivos religiosos
universales. Ahora Lacan ofreció no solo una explicación sino una elaborada teoría
de lo que sucede en los delirios.

Indico que un cuidadoso estudio de su desencadenamiento muestra que el


catalizador es una situación que evoca para el sujeto la idea de la paternidad.
Por ejemplo, en el caso del hombre, por ser padre, o en el de la mujer, que le
entreguen a su bebé después del parto. También puede tratarse de una promoción
laboral o de un cambio de status simbólico que el sujeto tiene en el mundo.

Todo esto apela al registro de la paternidad simbólica, pero como ahí no hay
nada, el sujeto se enfrenta con un hueco, una brecha. De ahí la sensación habitual
de “fin del mundo” que se advierte en los primeros estadios de una psicosis. El sujeto
enfrenta la falta de un significante, el del nombre del padre, y en consecuencia
la falta de una significación.

Recordemos que para lacan el significante produce significado. Por lo tanto, la


ausencia de significante implica ausencia de significado. Según Lacan, el delirio
psicótico trata de brindar precisamente esa significación faltante para cerrar la brecha
abierta por la ausencia del nombre del padre. Después de todo, el delirio viene a dar
sentido al mundo.

O sea, el delirio pude obrar como un modo de dar sentido al mundo amenazador
que rodea al sujeto- amenazador justamente por la falta de una significación esencial
que le imponga un orden. La significación delirante reemplaza a la significación
edípica corriente. Por eso son tan comunes en los delirios los temas de herencia y la
filiación, como la dimensión de la paternidad no es codificada en lo simbólico, retorna
a lo real. A diferencia de lo que acostumbraban muchos de sus contemporáneos,
Lacan no se negó a atender pacientes psicóticos.

• La lógica de la psicosis

54
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Así como Freud había dicho que un delirio es un intento de autocuracion, Lacan
veía en él un efecto secundario, la tentativa de dar sentido a la problemática
primordial de la forclusion. Esta teoría está implícita en la teoría del automatismo
psíquico. El psicótico debe conferir sentido a todo lo que es impuesto y lo hace
recurriendo a la razón. Los delirios recurren para construir un sentido al saber de
cada época; esto explica porque sus temas centrales verían de una época a otra.

En esto Lacan fue más lejos de su maestro en psiquiatría. La locura no es


simplemente un producto de la razón, dijo sino un ejercicio de una lógica muy
rigurosa. La construcción del delirio puede seguir una cadena de deducciones
lógica mucho más pura que la de una neurosis. Un hombre enamorado puede
comerse a su amada: es perfectamente lógico si quieres a alguien, tendrás la idea
de incorporarla a tu ser y convertirte en la misma cosa con tu amada. En una neurosis
este tipo de razonamiento puede presentarse por más confuso y embrollado. El
comportamiento en apariencia incomprensible e irracional del psicótico puede
tener un sentido perfecto una vez que se explica su lógica interna.

LA SESION VARIABLE

La sensibilidad de Lacan ante la discontinuidad lo llevo a introducir un cambio


radical en la práctica psicoanalítica. Sus contemporáneos operaban con una sesión
típica de 50 minutos, mientras que Lacan creyó conveniente establecer una duración
variable. La sesión se interrumpe cuando el paciente dice una palabra o frase
importante, y así lo deja meditar en ella hasta la próxima sesión.

Esta técnica presenta varias ventajas respecto de la sesión de 50 minutos. Los


psicólogos conocían desde tiempo atrás un efecto peculiar, llamado el efecto
Zeigarnik, según el cual una actividad mental interrumpida suministraba más
material asociativo que si se la completaba. Así también una melodía interrumpida
por la mitad evocara más cosas que si se la ejecuta hasta el final.

Uno de los fundamentos de la sesión variable es este poder de generar


recuerdos y asociaciones que tienen la interrupción. La sesión interrumpida evoca
quizá la interrupción de las relaciones edípicas. Otra razón es el afán de evitar
sugestionar al paciente o “hacerle un lavado de cerebro”, en vez de comentar de
inmediato el material analítico que trajo a la sesión, el analista deja que el mismo
haga parte del trabajo entre una y otra sesión. La sesión variable es un elemento
muy valioso para combatir muchas formas de resistencia del paciente, como
la tan común de preparar lo que dirá en la próxima sesión de antemano.

En el clima creado en la sesión variable hay cierto grado de tensión (pues no se


sabe cuando terminara) que genera material y subvierte los patrones comunes de la
resistencia. Para entender en qué consiste una sesión variable hay que vivirla. La
experiencia real del tiempo que ella introduce es imprevista, desconcertante y
perturbadora, Lacan relato su uso de sesiones variables en 1953, con uno de sus
casos: ello me permitió eludir los discursos interminables de un paciente sobre el arte

55
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de Dostoievski, lo cual le provoco la fantasía de un embarazo anal resuelto mediante


una cesaría.

La discontinuidad y la ruptura introducidas por la variabilidad del tiempo


de sesión logro sacar a la luz el material más oculto.

HUGO BLEICHMAR: ENFOQUE MODULAR


TRANSFORMACIONAL
Hugo Bleichmar es psiquiatra y doctor en medicina por la Universidad de Buenos
Aires. Miembro de la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional) y vicepresidente
de la Comisión de Médicos Psicoterapeutas del ICOMEM (Ilustre Colegio Oficial de
Médicos de Madrid), Hugo Bleichmar imparte sus enseñanzas como director del
Curso de postgrado de Psicoterapia Psicoanalítica de la Universidad Pontificia de
Comillas (Madrid), estando al frente de la formación en la Sociedad “Forum” de
Psicoterapia Psicoanalítica, de la que es presidente. Además, es director de la
Revista Aperturas Psicoanalíticas en la que ha publicado alrededor de 30
artículos, junto con otros ocho que aparecen en otras revistas de temática
psicoanalítica. Por último, tiene en su haber seis libros editados, el último de los
cuales (Avances en psicoterapia psicoanalítica. Hacia una técnica de
intervenciones específicas. Bleichmar, H., 1997) recoge su más importante
legado teórico tras años de estudio y elaboración: el enfoque Modular-
Transformacional.
El enfoque “Modular-Transformacional” constituye una orientación teórica que
integra distintas corrientes del psicoanálisis junto a los conocimientos
actuales en psicología cognitiva y neurociencia. Es el fruto de la obra de Hugo
Bleichmar, la cual ejemplifica el intento de muchos autores psicoanalíticos
contemporáneos por adecuar la práctica de la técnica a las diversas variantes
psicopatológicas que se presentan en el ámbito clínico (Méndez e Ingelmo, 2009).
En realidad, el enfoque Modular- Transformacional busca “una verdadera
transformación interna” del Psicoanálisis (Bleichmar, 2001), en un diálogo
permanente y abierto con otras disciplinas, para dar una mejor respuesta a las
actuales demandas de la clínica. Ello implica un continuo esfuerzo de investigación
en el ámbito de los contenidos y la estructura del psiquismo, intentando superar el
reduccionismo presente en el pensamiento empírico y de categorías abstractas, así
como en el propio Psicoanálisis y en la clasificación psicopatológica actual.
Igualmente, Bleichmar (2005) evita falsas dicotomías entre lo ambiental y lo
intrapsíquico, o entre lo endógeno y lo exógeno.
La teoría de Bleichmar (1997, 1999) tiene uno de sus fundamentos en las
concepciones de complejidad y modularidad ya existentes en la bibliografía
psicoanalítica (Stern, 1985; Lichtenberg, 1989, 1992; Gedo, 1981; Pine, 1990; y
Westen, 1997, 1999). De ahí, surge la idea del funcionamiento global del
psiquismo como una estructura compleja compuesta de diferentes módulos,
que se articulan entre sí, y, a su vez, con el resto de dimensiones del psiquismo
56
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

(como la angustia o las defensas), provocando diversas transformaciones. Los


módulos, cada uno con sus propias necesidades y deseos, serían: narcisismo,
apego, hetero-
autoconservación, sensualidad-sexualidad y regulación psicobiológica. Dio
Bleichmar (2005) se extiende en la explicación evolutiva de cada uno de estos
sistemas en el niño, añadiendo a la concepción de modularidad, la de
intersubjetividad, como constituyente del psiquismo humano –idea central del
paradigma relacional construido en base a las aportaciones de diversos autores
(Lacan, 1966; Kohut, 1971; Beebe, 1982; Emde, 1983; Stern, 1985; Laplanche, 1989;
Stolorow, 1991;
Mitchell, 1995)-.
El “enfoque Modular-Transformacional” pretende acercar teoría y técnica en un
desarrollo armónico. Frente a las explicaciones monocausales en psicopatología,
Bleichmar (1997, 2000) promueve el diagnóstico dimensional, que considera la
organización e interrelación de los diversos sistemas motivacionales como
impulsores en la formación de síntomas. Las categorías diagnósticas clásicas se
subdividen así en tipos de cuadros, en los que cada componente individual del
psiquismo es analizado para, posteriormente, integrarse en una recomposición de
dimensiones articuladas.
La psicoterapia se convierte en una técnica activa, focal, flexible en sus múltiples
formas de intervención y que, junto al papel fundamental de hacer consciente lo
inconsciente, enfatiza la importancia de la memoria procedimental, de la
reestructuración cognitiva, del cambio en la acción y de la exposición a nuevas
experiencias. Es una psicoterapia que no se limita a intentar modificar síntomas,
sino que está dirigida a cambiar la personalidad, incluyendo los rasgos que
producen sufrimiento o los automatismos en las relaciones interpersonales
surgidos desde la infancia que estuvieron fuera del control de la persona y que
le ocasionan perturbaciones en su vida cotidiana.
En definitiva, la obra de Hugo Bleichmar constituye un sistema de pensamiento
elaborado, integrador y abierto a nuevas aportaciones, que surge como un intento
de mejora de la práctica psicoterapéutica psicoanalítica. Un problema que puede
atribuirse a las orientaciones psicoanalíticas en el ámbito de la experimentación y
contrastación empírica es cómo objetivar el inconsciente, una vez asumido que la
subjetividad es objetivable. Los fenómenos inconscientes se evidencian mediante
fenómenos observables como los síntomas, sueños, actos fallidos, la transferencia
y las resistencias (Ávila, Mitjavila y Gutiérrez, 2004). Una recopilación de estudios
psicoanalíticos abordados con metodología experimental puede encontrarse en
Shulman (1990). Además, como señala Crespo (2002), los aprendizajes y
conocimientos implícitos o procedimentales –que Bleichmar identifica con una faceta
de lo inconsciente- pueden ponerse de manifiesto en tareas de memoria explícita.
LA TEORÍA DE LO INCONSCIENTE EN EL ENFOQUE MODULAR-
TRANSFORMACIONAL. Lo inconsciente plural del enfoque Modular-
Transformacional
57
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La reformulación del concepto de lo inconsciente hacia una mayor


complejidad y ampliación es la piedra básica sobre la que se asienta la
estructura del enfoque Modular-Transformacional (Bleichmar, 1997, 1999,
2001, 2005). A lo largo de su obra, Bleichmar irá abandonando el término de el
inconsciente en beneficio de lo inconsciente, significando este último una estructura
heterogénea y compleja, fruto de la interrelación de múltiples sectores. El interés
central en el inconsciente se debe a que éste es, desde el psicoanálisis, el área más
importante de lo psíquico, pese a que otras corrientes dentro de la psicología
cognitiva (Blatt y Maroudas, 1992; Díaz-Benjumea, 2002) o el campo de las
neurociencias (Damasio, 1994; LeDoux, 1994; Panksepp, 1998; Kandel, 1999;
Schore, 1994) también defiendan su existencia, aunque con sensibles diferencias.
La teoría de lo inconsciente en Freud.
Los aportes de Bleichmar sobre la concepción y el funcionamiento del psiquismo, y
en especial sobre el inconsciente, tienen su raíz en el pensamiento freudiano, pero
considerado éste en su globalidad (Méndez e Ingelmo, 2009). Bleichmar reivindica
la vigencia de muchos de los conceptos creados por Freud, pero también amplía y
reformula otros e, incluso, desecha aquellos que el propio desarrollo del
conocimiento ha vuelto obsoleto.
Se puede considerar una primera etapa de la teorización freudiana el período
que abarca de 1905 a 1915, año este último en el que Freud escribe Lo inconsciente.
Los textos claves de este primer momento son: La interpretación de los sueños
(1900), Psicopatología de la vida cotidiana (1901), Fragmento de análisis de un caso
de histeria (1905), Tres ensayos de teoría sexual (1905), El chiste y su relación con
lo inconsciente (1905) y Los dos principios del acaecer psíquico (1911). En esta
primera época Freud establece los puntos básicos de su pensamiento global sobre
el psiquismo y las formas de encarar la cura, las cuales se mantendrán
esencialmente a lo largo de su obra. En este momento, el inconsciente es
considerado por Freud (1901, 1911, 1915) como aquel lugar psíquico en el que
se encuentran, sometidas a unas leyes de funcionamiento específico –en
concreto, proceso primario y principio del placer- todas aquellas
representaciones mentales que han sido excluidas de la conciencia, mediante el
mecanismo de la represión, por la angustia y/o culpa que generaban. En relación a
la teoría del trastorno, considera que los síntomas surgen debido a que determinadas
representaciones mentales no encuentran su lugar en la conciencia y quedan
alojadas en lo inconsciente, pugnando constantemente por pasar a la conciencia y
de ahí a la acción. Dentro de su teoría de la cura, Freud considera que los síntomas
se resuelven haciendo consciente lo inconsciente, previo sometimiento de este
último a la corrección asociativa. Esto sólo puede llegar a producirse gracias a la
interpretación, o eje fundamental de la teoría de la técnica y procedimiento
imprescindible para incrementar el saber de la conciencia sobre el propio sujeto.
Para analizar un segundo momento en la teorización freudiana del inconsciente,
Bleichmar se basa en las siguientes obras del propio Freud: Recordar, repetir y
reelaborar (1914), La represión (1915), Lo inconsciente (1915), El yo y el ello (1923)
y Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933). En estos textos se
58
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

plantea, en líneas generales, que lo inconsciente no es homogéneo sino


heterogéneo. En relación a su origen y constitución, se distinguen dos sectores: lo
secundariamente reprimido, fruto de la represión secundaria, y lo originariamente
reprimido, consecuencia de la represión primaria. Para dar cuenta de lo
originariamente reprimido, Freud (1937) considera una nueva herramienta técnica:
la “construcción” o “reconstrucción”. Por otro lado, en lo que respecta a las leyes de
funcionamiento se distinguen: el ello, regido por el principio del placer y el proceso
primario (condensación y desplazamiento); e importantes sectores del yo y del
superyó, poseedores de un alto grado de organización y una operatoria semejante a
la consciente, donde cabe la contradicción.
En Más allá del principio del placer (1920) e Inhibición, síntoma y angustia (1926) de
Freud se encuentran las claves para entender su tercer momento de teorización.
En lo inconsciente aparecen dos nuevas divisiones: una en la que impera el
principio del placer, y otra en la que opera la compulsión a la repetición, tanto
de lo placentero como de lo displacentero e, incluso, de las situaciones traumáticas.
Esta concepción lleva al autor a replantear algunos aspectos de su teoría de los
sueños (Freud, 1923), dando lugar a modificaciones que, décadas después, recogen
los trabajos de Méndez y de Iceta (2002, 2003). Freud (1926) incluye también las
resistencias del ello como derivadas de la compulsión a la repetición y, en cualquier
caso, diferentes a las resistencias yoicas.

A un último y cuarto momento de la teorización freudiana respecto al


inconsciente, pertenece una obra que ha sido, en general, escasamente citada,
pero que Bleichmar sitúa en un lugar privilegiado para su constitución del
inconsciente: El sepultamiento del complejo de Edipo (Freud, 1924). Freud afirmó,
en este trabajo, que, debido a la insatisfacción del deseo por imposibilidad interna y
amenaza de castración, el Complejo de Edipo sufre un sepultamiento que resulta
más que una represión: equivale, cuando se consuma idealmente, a una
destrucción y cancelación de dicho complejo.
LO INCONSCIENTE DESDE EL ENFOQUE MODULAR-TRANSFORMACIONAL
Cuando Bleichmar articula sus ideas sobre lo inconsciente realiza un doble trabajo:
aporta nuevas reflexiones y conceptos desde el interior del propio campo
psicoanalítico, e incorpora al modelo todos los conocimientos que desde el exterior
ayudan a completarlo. De esta manera, integra aspectos de la lingüística moderna
(Chomsky, 1980, 1984; Van Dijk, 1980), conocimientos de los nuevos desarrollos en
el campo de las neurociencias, especialmente los concernientes a los distintos tipos
de memoria (LeDoux, 1994; Amini y cols, 1996), y algunos elementos de la psicología
cognitiva (DíazBenjumea, 2002).
Para Bleichmar (1997, 1999, 2004, 2005) la idea base que sostiene el resto de su
teoría es la estructura modular de lo inconsciente, y del psiquismo en general,
proponiendo así el principio de modularidad como antitético al de
homogeneidad.
La modularidad

59
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Bleichmar (1997, 1999) recoge dos perspectivas que aparecen en la obra de Freud:
la de homogeneidad, reflejada en la concepción del desarrollo psicosexual, y la
modular, conformante de la segunda tópica (entre otros ejemplos posibles).
Bleichmar toma partido por esta última concepción modular por ajustarse más al
funcionamiento del psiquismo. Aparte de las referencias a los trabajos de Chomsky
(1965, 1980) y Damasio (1994, 1999), el autor aplica al campo del psicoanálisis la
teoría del pensamiento complejo de Morin (1977). El resultado de la teoría que apoya
Bleichmar es la existencia de procesos enormemente vivos y cambiantes, que
generan nuevas propiedades en el sistema, sin olvidar que no hay ninguno de ellos
que desarrolle todas las propiedades a las que potencialmente podría dar lugar. En
definitiva, la modularidad se refiere a la concepción de un funcionamiento que no
depende de unos principios uniformes que trascenderían a todas las partes, sino de
la articulación compleja de sistemas de componentes, cada uno de ellos con su
propia estructura, sus contenidos y leyes de funcionamiento (Méndez e Ingelmo,
2009).
Lo transformacional.
El enfoque Modular-Transformacional recibe esta denominación porque Bleichmar
(1997, 1999) sitúa al mismo nivel de importancia el carácter modular de la estructura
mental, y las transformaciones que los diferentes módulos y el resto de las
dimensiones van produciendo los unos sobre los otros durante el desarrollo del
sujeto. Transformaciones que ocurren tanto a nivel de funcionamiento vertical,
o articulaciones dentro de cada módulo o sistema, como a nivel de
funcionamiento horizontal, es decir, de relación y coordinación entre módulos.
Este proceso transformacional –que puede incluir el conflicto antagónico entre
sistemas- constituye el origen de los diferentes cuadros psicopatológicos, y puede
producir efectos sobre la estructura y funcionamiento de cada módulo motivacional
o únicamente conformar reinscripciones a nivel representacional.
El paradigma relacional.
Tanto la denominación de las relaciones de objeto como la teoría del apego,
aunque supongan una conceptualización que abarca a dos protagonistas,
responden ambas a una psicología individual pensada desde la subjetividad
del niño. La madre, en tanto sujeto, no fue estudiada hasta los trabajos de Mary
Main (1981, 1986). A partir de la década de 1970, y de forma creciente hasta la
actualidad, el psicoanálisis y la teoría del apego se van a ver influenciados por el
paradigma relacional. Éste va a estudiar a la madre, no ya como objeto del niño, sino
como participante real en la interacción, donde importan tanto su comportamiento
como sus fantasmas inconscientes (Dio Bleichmar, 2005).
Psicoanalistas, tanto europeos como americanos, van centrándose
progresivamente en el estudio de la relación madre-hijo y, especialmente, en el
comportamiento de los padres como centro de atención e intervención. Joseph y
Anne Marie Sandler (1967, 1978) introducen en la teoría de las relaciones de objeto
las funciones que cumplen los adultos en el desarrollo del sí mismo en el niño y en
el adolescente (1990). Kohut (1971), en su trabajo de estudio del narcisismo,

60
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

considera necesario para el desarrollo del self en el infante, la admiración y


valoración por parte de unos padres con disponibilidad empática (self grandioso), así
como la idealización que hacen los hijos de sus progenitores durante la infancia
temprana (imago parental idealizada). El rol primordial de la función materna queda,
de manera especial, puesto de manifiesto en estudios empíricos sobre el desarrollo
normal y patológico, que mostraron rapidez y eficacia en la transformación de los
trastornos tempranos a través de la intervención sobre la madre o sobre la díada
(Cramer, 1988, 1993; Stern, 1971, 1985, 1995; Beebe, 1982, 1997).
El ser humano nace en el seno de una relación, puesto que sin
heteroconservación el recién nacido no sobreviviría. Esta relación, a su vez, está
formada por diversos componentes que van apareciendo a lo largo del desarrollo,
pudiendo así ser tomados en cuenta cada uno de los diversos procesamientos
inconscientes posibles: la interacción como reglas que no han seguido un
procesamiento simbólico pero que tienen una organización; las emociones o
sentimientos que se activan o desactivan por acciones automáticas y, más tarde, por
significaciones; y las estructuras de significado organizadas en fantasías de orden
simbólico, producto del metabolismo entre los mensajes que el niño recibe de los
adultos y la comprensión que él les atribuye (peculiar, distorsionada e incompleta
dada la asimetría cognitiva existente entre ambos).
Como enfatiza Dio Bleichmar (2005), las fantasías del niño no surgen de su interior,
ni se trata exclusivamente de proyecciones, sino que se presentan como los
significados que el infante atribuye a lo que sucede, a las vicisitudes de la relación,
que quedan incorporadas a las estrategias interactivas, sin que éstas dependan de
una articulación verbal. En definitiva, el enfoque ModularTransformacional, como
modelo de sistemas paralelos y múltiples (Hugo Bleichmar, 1997, 2001), incorpora
todos estos procesos de la relación –representaciones actuadas, fantasmas, etc.-
dentro de un marco de sistemas inconscientes diferentes.

LOS CONTENIDOS DE LA MENTE.


La obra de Bleichmar (1997, 1999, 2001, 2004) amplía considerablemente las
motivaciones o deseos que mueven la vida de las personas, más allá de la
consideración única de la sexualidad o la agresividad como motores de la conducta.
Las interacciones, prevalencias o transformaciones entre los diversos sistemas
motivacionales darán lugar a los diferentes contenidos psíquicos y a la formación de
la personalidad idiosincrásica de cada individuo. La pulsión como génesis de los
sistemas motivacionales.
Todos los sistemas motivacionales, o “pulsional-deseantes”, se originan en el
encuentro entre lo programado genéticamente y lo aportado por el otro significativo.
Freud (1905, 1915) definía la pulsión como la forma en que las necesidades
somáticas encuentran expresión psíquica. Diferencia el término Trieb (pulsión) del
Instink (instinto), debido a que éste es algo puramente biológico, mientras que la
pulsión queda fijada a ciertas representaciones. Así, la sexualidad de la pubertad se
debe a una descarga hormonal, pero se manifiesta en ciertos tipos de deseos
61
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

determinados por la biografía del sujeto, en la que adquieren un peso fundamental


los deseos de los otros y los atributos que la cultura marca en referencia al objeto de
deseo.
En toda la obra de Freud –al igual que en las aportaciones de Klein- se mantiene la
constitución del inconsciente como algo endógeno, es decir, por inscripción
prácticamente directa de las necesidades somáticas en el plano mental. Bleichmar
(1999, 2001) introduce dos modificaciones en la reformulación de la pulsión: el
doble circuito de articulación cuerpo-mente y el papel del otro significativo en
la constitución del psiquismo mediante su reformulación del concepto de
objeto –influido en esto por Laplanche (1987, 1992) y las corrientes que ponen de
relieve la intersubjetividad y el papel del objeto externo en la estructuración del
psiquismo-.
a. La relación cuerpo-mente.
Para Bleichmar (2001, 2005) la relación entre el cuerpo y la mente se trata de un
proceso de ida y vuelta. A partir de estudios en el campo de las neurociencias
(LeDoux, 1994; Panksepp, 1998; Schore, 1994) y de sus propias formulaciones
sobre la constitución de lo inconsciente, rebate la creencia en una causalidad
unidireccional de la mente sobre el cuerpo o, de manera más concreta, cuestiona
que las desregulaciones corporales dependan exclusivamente del tipo de fantasías
precursoras de ansiedad.
Bleichmar toma, para su teorización, la diferenciación que Freud (1915) hace entre
idea y afecto y el concepto de marcador somático de Damasio (1994), el cual pone
de manifiesto que lo que otorga valor a una experiencia no es sólo la evaluación
cognitiva, sino también el estado somático. A modo de ejemplo, puede tenerse en
cuenta el evidente efecto que, sobre la dirección de las representaciones, tienen los
fármacos antidepresivos a través de su acción sobre los diferentes receptores 5-HT
cerebrales.
Todo esto tiene una consecuencia evidente para la teoría de la cura y la técnica,
puesto que, en pacientes con hiperactivación neurovegetativa, por ejemplo, el
análisis de la temática del conflicto debe ir acompañado necesariamente de acciones
directas sobre el cuerpo que disminuyan el exceso de activación (psicofármacos,
clima y tono relajado del terapeuta, ejercicios de relajación, etc.). La comprensión
final de esta idea de doble vía tiene su corolario en el concepto aportado por
Bleichmar (1997, 2001, 2005) de estado emocional, como estructura compleja en la
que participan sentimientos, contenidos cognitivos simbólicos y procedimentales y
diferentes niveles de activación neurovegetativa.
b. El concepto de objeto en el enfoque modular-transformacional.
Como la pulsión es la reorientación que la experiencia de relación con el objeto
provoca en el sujeto, es importante considerar la revisión y ampliación que Bleichmar
(1999, 2001) propone en relación al concepto de objeto. El objeto es considerado
como aquel que tiende a satisfacer las necesidades y deseos de los distintos
módulos motivacionales y, por tanto, será buscado por el sujeto. Pero Bleichmar
añade que hay ocasiones en las que la presencia del otro no es buscada ni
62
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

satisface las necesidades o deseos. En estos casos, el objeto resulta intrusivo,


ya que éste busca satisfacer sus propias necesidades. Es lo que Bleichmar (1999)
denomina objeto perturbador, considerado como aquel que desequilibra las
funciones y las necesidades de los módulos motivacionales del sujeto. Pero
este objeto perturbador puede serlo sólo para determinadas áreas, mientras que
satisface, a su vez, otras. Por ello el autor propone la deconstrucción del objeto
externo, lo cual implica que no existe un objeto total y único, sino un objeto para cada
uno de los sistemas o subsistemas motivacionales.
En el trabajo clínico se considera así al analista como objeto múltiple, pues
desempeña papeles que no pueden ser homogéneos y que dependen, a su vez, de
su propia personalidad.

LOS SISTEMAS MOTIVACIONALES


Tomando como referencia la estructura modular articulada que plantea el enfoque
ModularTransformacional, se delimitan en el psiquismo múltiples sistemas
motivacionales interrelacionados, cada uno de los cuales se corresponde con un tipo
de deseo que impulsa la conducta del ser humano y conforma su contenido
inconsciente; aunque no todos los sistemas motivacionales presentan en las
personas los mismos contenidos temáticos, intensidad, proporción o modo de
inscripción en lo inconsciente.
Freud (1914) siempre consideró que la pulsión sexual y, en menor grado, la
agresividad, eran las motivaciones fundamentales del psiquismo. Aun así, no obvió
fuerzas tales como el narcisismo o la autoconservación, que sólo Bleichmar ha
sabido valorar adecuadamente para conformar un modelo global del funcionamiento
psíquico. Además de Bleichmar, numerosos autores psicoanalíticos, entre los que
destacan Killingmo (1989, 1995), Stern (1985) y Lichtenberg (1989, 1992) –apoyados
en autores anteriores como Fairbairn (1952), Winnicot (1965), Balint (1968), Mahler
(1975) o Bowlby (1969, 1980)-consideran que en los seres humanos existen
diferentes sistemas motivacionales autónomos e interrelacionados, sin que ninguno
de ellos aparezca por encima o se subordine al resto.
Siguiendo los planteamientos de Bleichmar (1997, 1999, 2001, 2005), se
distinguen diversos sistemas motivacionales conformantes de la estructura psíquica
de todos los seres humanos: sensual-sexual, narcisista, de auto-
heteroconservación, de la regulación psicobiológica y del apego. Esta lista,
insiste Bleichmar, no hay que considerarla en absoluto cerrada, puesto que podrán
añadirse nuevas incorporaciones cuando los resultados de futuras investigaciones lo
requieran.
Aunque cada módulo posee un origen y desarrollo particulares, todos ellos se
articulan entre sí de forma permanente. A modo de ejemplo, Méndez e Ingelmo
(2009) proponen reflexionar acerca de cómo en algunos casos la sexualidad sirve a
otros fines diferentes a sí misma, como las necesidades de apego y/o auto-
conservación, o también a los motivos narcisistas -a la vez que por estos últimos se

63
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

puede renunciar a la sexualidad, en una opción personal de castidad-. Las


necesidades sexuales pueden, al mismo tiempo, poner en peligro la imagen social,
asociada al narcisismo, o incluso la propia vida, en una anulación de los motivos de
auto-conservación. Los deseos sexuales insatisfechos, para finalizar, a veces son
compensados con una hipernarcisización de la actividad intelectual. La lista de
ejemplos podría ser interminable y, al igual que los sistemas motivacionales se
articulan entre sí –en relaciones de dominancia, oposición, concordancia,
significación, etc.-, cada módulo posee a su vez subsistemas que participan del
mismo interjuego entre ellos.
El resultado de la articulación entre sistemas y subsistemas motivacionales es
la configuración de diferentes modelos de personalidad y numerosas combinaciones
de respuestas a las circunstancias que se presentan en el día a día de cada persona.

Bleichmar (1997, 1999, 2001) propone una serie de características


comunes a todos los sistemas motivacionales:
- La energía, intensidad, fuerza o vitalidad de los diferentes tipos de deseos. El
enfoque ModularTransformacional incorpora la idea de Laplanche (1987, 1992)
– compartida por otros autores y basada en los planteamientos de Freud (1923,
1933) en torno a la identificación- de que la energía y la fuerza del deseo se
constituyen por identificación con la energía y la fuerza del deseo del otro.
- La modalidad del desear o forma en que el deseo se presenta ante el propio
sujeto: urgente, legítimo, prohibido, placentero, sentido como un deber, etc.
- El tiempo de espera de resolución del deseo.
- Los contenidos temáticos del deseo. Por ejemplo, el narcisismo se puede centrar
en la belleza física, en la fortaleza corporal, en la inteligencia, en la moralidad,
etc.
- La reacción del sujeto ante sus propios deseos. Bleichmar (1997, 2001) aporta
las bases teóricas y estrategias terapéuticas necesarias para detectar y trabajar
las relaciones intrapersonales disfuncionales. Además, considera en cada
persona formas prevalentes o estructurales de lidiar con los deseos, y también
acoplamientos entre ciertas temáticas del deseo y modalidades que se emplean
en relación con ellas.
- Las expectativas en torno a la realizabilidad o irrealizabilidad del deseo.
Tomando los trabajos de Bibring (1953) sobre la depresión, Bleichmar (1997)
introduce el concepto de sentimiento de impotencia/deseperanza para la
realización del deseo, como núcleo de la depresión.
- Las capacidades emocionales o instrumentales para llevar a cabo los deseos.
-

64
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Figura 1. Esquema de los sistemas motivacionales (Hugo Bleichmar, 1999).

A. EL SISTEMA SENSUAL-SEXUAL.
El término sexualidad, desde el Psicoanálisis, hace referencia a la
representación mental subjetiva de la sexualidad misma. Bleichmar (1997, 1999,
2001) concibe el origen de dicho sistema motivacional fruto de la interacción entre lo
biológico y lo ambiental, retomando las aportaciones de Laplanche (1989, 1992) o
Mitchell (1993) a las que añade su propia visión de la estructura y funcionamiento
del complejo mental. Se añade a lo sexual el término sensual como forma de
resaltar la dimensión más intersubjetiva de aquél y también como modo de
considerar su interacción con el resto de motivaciones que podrán potenciar,
inhibir o cambiar el significado del propio sistema sensual-sexual. Freud (1905,
1933) escribió sobre el paulatino aprendizaje de los significados sexuales por parte
del niño que se iban desvelando en el seno de las relaciones familiares. Así también,
a lo largo de toda la vida, el sentido o sentidos que adquiere la sexualidad para cada
individuo se enmarcan dentro de los significados intersubjetivos y del mundo
intrapsíquico y relacional que está presente en cada momento y circunstancia vital.
Dio Bleichmar (2005) amplía el concepto de sexualidad en base a ciertas
aportaciones de Lichtenberg (1989). El placer sensual constituiría un motivo más
poderoso y frecuente que el goce sexual, siendo éste, por contra, más
episódico e intermitente. La sensualidad se activa debido a las figuras de apego,
como algo normal en la vida del bebé. Si el disfrute sensual domina la experiencia
de éste, la sensualidad funcionaría a modo de llave que disminuye las tensiones y

65
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

conduce a un estado de relajación. Otra opción es que ocurra un reforzamiento en la


sensación que acabará transformándose en excitación sexual.
De todo lo anterior se deducen dos presupuestos básicos acerca de la sexualidad
propuestos desde el enfoque Modular-Transformacional: el principio de modularidad
(articulación de la sexualidad con el resto de motivaciones) y el principio de
homogeneidad de la estructuración y desarrollo psicosexual (determinado por una
sucesiva satisfacción libidinal de zonas corporales). Los cambios más importantes
que afronta la teoría son: la consideración de un modelo de la sexualidad
fundamentalmente exógeno –frente a las propuestas clásicas endógenas-, y la
anulación de la sexualidad como modelo básico, único y supraordenado a partir del
cual se desarrolla y origina todo el psiquismo, amén de los conflictos psíquicos.
En consonancia con las aportaciones y matizaciones de su teoría, Bleichmar (1976,
1997, 2001) también se ocupa del Complejo de Edipo, desechando una
estructura triangular en la que la motivación sexual es lo preferente, y
adoptando otra en donde las motivaciones pueden ser múltiples. De esta
manera la situación edípica, que es siempre de tres -un sujeto, un otro que es
deseado y un tercero-, puede mostrar una gran variedad de significados de aquello
que es deseado. Se puede querer de la persona deseada la sexualidad, pero también
el aprecio, la valoración o la protección; sintiendo, en todos los casos, que un tercero
está recibiendo lo que a uno no se le concede.
El Complejo de Edipo es una metáfora central en el estudio de las relaciones
intersubjetivas, que tiene su impronta en la infancia pero que, sin embargo, continúa
desarrollándose a lo largo de toda la vida. Esta situación edípica prolongada se
opone a las concepciones clásicas del Psicoanálisis, a las cuales también Bleichmar
cuestiona la elevación del complejo de Edipo a eje organizador principal del
psiquismo adulto. Por lo tanto, las angustias de los sistemas motivacionales del
apego y la autoconservación – anteriores al complejo de Edipo- no pueden
considerarse como menores, a la vez que serán la base para reinscribir, en un
proceso de retroalimentación mutua, las rivalidades, odios y amores de las
posteriores relaciones triangulares edípicas. El complejo de Edipo, merced a
reduccionismos teóricos, ha ampliado cada vez más su significado hasta
desvirtuarlo. Bleichmar propone no incluir en él todo lo nuevo que se va descubriendo
y conservarlo tal cual es, como categoría y motor imprescindible del psiquismo, pero
no causa o explicación de todo lo que acontece en él.
Dio Bleichmar (2005) también cuestiona la idea del Complejo de Edipo como
conflicto básico del ser humano, analizando el caso Juanito descrito por Freud, desde
la concepción modular. En este ejemplo clínico, el niño Juanito vive la etapa genital
infantil con un exceso de ansiedad provocado una particular dinámica parental de
cuidados. Por un lado, un padre demasiado permisivo acusa a una madre de “ternura
hipertrófica” (Freud, 1909) debido a la excesiva estimulación erótica que ésta
mantiene con su hijo. Juanito tiene un acceso al cuerpo de la madre que no
corresponde a su lugar de hijo, lo que desencadena en él su deseo de ser padre y
ocupar el lugar de éste junto a la madre.

66
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Aun teniendo en cuenta estas nuevas perspectivas del psicoanálisis, no se puede


negar el importantísimo papel que asumió Freud al poner de relieve la dimensión
humana del contacto corporal como organizador del psiquismo. El bebé busca el
pecho materno para satisfacer su hambre biológica y encuentra en esta actividad el
placer de órgano, que tenderá a ser reproducido en soledad por medio de actividades
autoeróticas como la succión del pulgar. Freud ve un abismo entre la sexualidad
humana y la animal. Según él, esta última se reduce a la genitalidad con fines
reproductivos (instinto), mientras que la pulsión humana marca una psicosexualidad
que se amplía, en sus inicios infantiles, en libido oral, anal, y fálica o genital. El apoyo
o apuntalamiento del placer de órgano en lo autoconservativo, la boca como zona
erógena y el autoerotismo son conceptos que marcan la diferencia del hombre como
especie única en lo sexual. Lo central sobre el conocimiento de la sexualidad infantil
fue formulado por Freud en 1905 en base a su propia observación impresionística y
a datos aportados por el análisis de adultos. En el segundo capítulo de los Tres
ensayos sobre una teoría sexual (1905) Freud apunta una gran variedad de
indicadores conductuales de la sexualidad infantil: chupeteo y caricias rítmicas hacia
sí mismo, sonrisa del bebé al ser higienizado, retención de heces, masturbación,
curiosidad por la micción, la defecación o los encuentros íntimos entre adultos, etc.
Dio Bleichmar (2005) propone ampliar, más de lo que ya lo hizo Freud, la forma en
que es concebida la sexualidad temprana, en base al conocimiento actual sobre la
plasticidad cerebral del neonato y la importancia de las experiencias postnatales que
completan su desarrollo. Según esta autora, la sexualidad del bebé se define en
términos de sensualidad/sexualidad y no debe ser reducida únicamente a la oralidad
ni a las experiencias alimenticias. La base de esta motivación es biológica, pero se
estructura postnatalmente en el intercambio erógeno con la madre, lo que contribuirá,
a su vez, a establecer el vínculo de apego. Lichtenberg (1989) afirmaba que mientras
que la sensualidad está presente en el cariño y el alivio de tensión que producen los
cuidados diarios de la madre hacia el bebé, la excitación sexual no se da de manera
tan frecuente hasta la infancia temprana.
En cuanto a la neurobiología de la motivación sensual/sexual, las hormonas y el
sistema neuroendocrino dan origen y estructuran la sexualidad, a través
principalmente del eje hipotalámicohipofisiario y de los testículos y ovarios. El
sistema sensual se asienta, sin embargo, en el sentido del tacto y en las modalidades
vestibulares, completamente desarrollados aún antes del nacimiento. En estos
últimos circuitos biológicos se apoyan también, en épocas tempranas, el sistema del
apego y la regulación emocional (Hadley, 1989). Aunque escasos –en relación a la
importancia que posee la sexualidad infantil-, existen trabajos de observación en
contextos no clínicos, y con significativa base empírica, acerca de la forma en que la
madre estructura el cuerpo erógeno y desarrolla el sistema sensual/sexual del niño
(Spitz, 1962; Escalona, 1963; Kleeman, 1965, 1975; Kestenberg, 1965; Parens,
1979, 1987; Roiphe y Roiphe, 1987).
Por último, Dio Bleichmar (1997) hace una reflexión acerca del papel del padre en la
implantación exógena de la sexualidad infantil femenina. Ella habla de un padre
libidinal que acaricia, juega, se siente seducido por la gracia y la estética de su hija
67
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

y, a su vez, seduce –sin tener que constituir esta seducción necesariamente


hipersexualización ni abuso sexual-. Un acceso normal a la seducción paterna viene
del signo privilegiado de la mirada (mirar/ser mirada). Una intensidad de mirada del
hombre adulto que ellas sienten como “envolvente”, “penetrante” o “especial” y que
constituye la experiencia de seducción infantil padre-niña; aunque dicha experiencia
y su significado sexual asociado sean vividos en diferente grado por cada elemento
del par. B. EL SISTEMA NARCISISTA.
Freud (1914) introduce el concepto de narcisismo y, desde entonces, va a
adquirir una enorme importancia para la teorización psicoanalítica. Sin negar su
papel esencial en la constitución del psiquismo, el debate se centra en el origen de
la valoración del sí mismo, es decir, en cómo la persona llega a poseer una
representación de sí misma digna de ser amada. El mismo Freud ofrece una doble
respuesta a la cuestión planteada: por un lado, el narcisismo surge desde el interior
del individuo, impulsado por las pulsiones sexuales; y, por otro, el narcisismo se
forma desde el exterior, construido a partir del discurso de los otros significativos.
Kernberg (1975, 1986) es actualmente el máximo representante de la opción
kleiniana del narcisismo, aún influido por las teorizaciones británicas de las
relaciones de objeto. Para este autor, el self grandioso que los pacientes despliegan
a lo largo del transcurso del tratamiento no es la expresión de un narcisismo normal,
consecuencia de una detención del desarrollo. Este narcisismo es, sin embargo,
patológico, conformando una superestructura defensiva que evitaría la toma de
conciencia de los conflictos pulsionales inconscientes en torno a la envidia primaria.
Otros representantes psicoanalíticos –como Hartmann (1951), Lacan (1966) o
Laplanche (1987)- se encuentran más cercanos a la opción freudiana que defiende
el narcisismo como producto de la intersubjetividad, o efecto del discurso del
ambiente externo en torno al sujeto. Por último, Winnicott (1965, 1989) y Kohut
(1971, 1984) son los autores que mejor han elaborado la dimensión narcisista del
sujeto, tanto en lo referente a sus orígenes y constitución (función de sostenimiento
y objetos del self), como en lo referente a sus contenidos temáticos (necesidades de
sostenimiento, de reconocimiento y valoración, de especularización, de idealización
e identificación con la imagen idealizada, etc.).
Aunque parezcan análogos, los conceptos de narcisismo y autoestima no deben
superponerse pues, como apunta una metáfora propuesta por Stolorow (1975),
ambos términos serían respectivamente comparables al termostato y la temperatura
medida por aquél en una habitación. Este autor, a su vez, también plantea una
definición funcional del narcisismo: “mantenimiento de la integridad, la estabilidad y
el estado de bienestar de la representación de uno mismo”. Dio Bleichmar (2005), al
igual que otros muchos autores, diferencia autoconcepto y autoestima como distintos
componentes en la representación del sí mismo. Para esta autora el autoconcepto
constituiría la idea u opinión que alguien tiene de sí mismo, mientras que la
autoestima sería el componente afectivo que indica las variaciones en el
autoconcepto. A su vez, Dio Bleichmar apunta las siguientes constantes en la
organización del sí mismo: coherencia o cohesividad, continuidad o unidad en el
tiempo, unidad corporal, límites y el ser agente de las propias acciones.

68
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Desde el enfoque Modular-Transformacional el narcisismo es considerado


como un importante sistema motivacional autónomo, independiente de la
sexualidad y situado al mismo nivel que ésta. Numerosos autores aceptan esta
posición de independencia del narcisismo – especialmente Kohut (1971, 1984), quien
fue el primero en establecer con claridad esta distinción-. Sin embargo, se debe tener
en cuenta que coexiste otra tendencia en psicoanálisis en la que el narcisismo
supone una consecuencia de la sexualidad: la creencia en el triunfo sobre el rival
edípico.
De manera general, el eje de las aportaciones de Bleichmar al tema del
narcisismo gira en torno al desarrollo de las dimensiones que constituyen el
balance narcisista, o grado subjetivo –consciente e inconsciente- de
satisfacción del sujeto consigo mismo y los efectos que ello tiene sobre la
operatoria del psiquismo. Este autor establece el triángulo básico del balance
narcisista, el cual se compone de tres vértices: las representaciones, que cada
sujeto tiene de sí mismo en las diferentes áreas (considerado clásicamente como “yo
representación” o representaciones del self); el área de las ambiciones narcisistas;
y el grado de vigilancia, de autoobservación, de severidad o de tolerancia de la
función crítica del superyó, en sus dos variantes: aquella que no tolera nada
que se aparte de los ideales, normas y ambiciones; y aquella en la que la
hostilidad hacia el propio sujeto es predominante y con una intencionalidad
agresiva previa al proceso de autoevaluación. En el funcionamiento de este
triángulo descrito influirían también una serie de factores, como los recursos de los
que dispone el sujeto para llevar a cabo las expectativas narcisistas o las
modalidades para equilibrar el narcisismo mediante defensas y compensaciones.
Las tres dimensiones del balance narcisista pueden confluir todas en la misma
dirección o servir alguna de ellas para compensar la anomalía de las otras. El
resultado final del triángulo de fuerzas dependerá del peso relativo de cada uno de
sus componentes y de la articulación entre los mismos, dando lugar a las diferentes
formas de presentación de los trastornos narcisistas en la clínica. Dependiendo del
balance de fuerzas narcisista, puede haber sujetos con hipernarcisización primaria,
identificados con la grandiosidad parental y/o la imagen grandiosa bajo la cual los
vieron sus figuras significativas. En el polo contrario, otras personas presentan un
déficit de narcisización no compensado debido a que, al no ser especularizados
positivamente o no haber recibido una imagen valorizada de si mismos, no pueden
constituirla. Por último, existe otra categoría que engloba a un grupo de individuos
con hipernarcisización secundaria compensatoria, que presentan un exceso de
narcisización como defensa a situaciones traumáticas vividas.
El objeto externo -en tanto valorizado- es el indispensable sostén del narcisismo del
sujeto, actuando como soporte del superyó en general, tanto a la manera de instancia
crítica como en el papel de modificador de las representaciones del self.
El narcisismo no puede entenderse, en el ámbito del trabajo clínico, si no se tienen
en cuenta su articulación con el resto de sistemas motivacionales y el peso relativo
que posee con respecto a los mismos. Además de considerar estas diferentes
combinatorias, el enfoque Modular-Transformacional tiene en cuenta las diversas
69
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

maneras en que se pueden manifestar las tensiones narcisistas: sentimientos difusos


de malestar del sujeto consigo mismo; desvitalización, vacío o aburrimiento; e
inferioridad o vergüenza. También se atiende a los movimientos que el sujeto pone
en marcha para salir de esos estados de “tensión”; movimientos que pueden
constituir un alivio al sufrimiento –durante más o menos tiempo- o abocar incluso a
una mayor angustia narcisista. Ejemplos de modalidades compensatorias de las
tensiones narcisistas serían: usar al objeto como forma de obtener un sentimiento de
valía, conseguir placer a nivel corporal a través de la sexualidad o la ingesta
compulsiva, etc.
Cuando el narcisismo se constituye normalmente –siempre en paralelo a las
representaciones del otro a través de procesos complementarios- y el proceso
transcurre sin trastornos, su funcionamiento pasa inadvertido (Stern, 1989; Pine,
1990). Pero si esto es alterado, por ejemplo, por padres que no ven a sus hijos como
personas totales sino como constituidos por una sola dimensión, se generará una
fragmentación en la especularización. Esto se ve claramente en adolescentes
obsesionados con algún rasgo físico, que puede desembocar en serias patologías
como las dismorfofobias, cada vez más frecuentes en la clínica. Por otro lado, los
adultos no sólo emiten mensajes valorativos globales acerca de la bondad del niño,
su belleza o fuerza, sino también acerca de sus acciones y habilidades. Así, las
capacidades del sí mismo recibirán estímulo en la medida en que el infante sienta
que ése es el deseo de sus padres.
Alrededor de los tres años se adquiere la capacidad de tomar en cuenta el estado
mental del otro en la planificación y estructuración de las propias acciones (Wimmer
y Perner, 1983). Esta función del self reflexivo ha sido estudiada tanto por
psicoanalistas (Fonagy, 1991; Fonagy y Target, 1998) como por psicólogos
cognitivos del desarrollo, quienes han adoptado la expresión teoría de la mente
(Morton y Frith, 1995), la cual posee incluso su propia localización cerebral en el
lóbulo frontal, descubierta a través de la Tomografía por Emisión de Positrones
(Baron-Cohen, 1985). En realidad, supone un concepto con larga tradición
psicoanalítica puesto que está relacionado con la meta que persigue el propio trabajo
psicoanalítico: el insight, o capacidad para percibir los estados mentales, evaluar sus
causas y comprender las diversas relaciones que la mente mantiene con la conducta
y en relación a los demás. También se asocia, dentro de las aportaciones kleinianas,
a la preocupación por el objeto desde la posición depresiva. Por último, un nivel más
avanzado en relación a la función del self reflexivo, que se adquiere alrededor de los
seis años, sería la capacidad de pensar sobre los pensamientos del otro respecto a
los pensamientos de un tercero (Flavell y Green, 1986).
Dentro del paradigma intersubjetivo –y considerando que estás funciones
reflexivas se adquieren gracias al aporte de otro-, si, de manera persistente, los
adultos no toman en consideración la intencionalidad del infante, las consecuencias
pueden tener lugar tanto a nivel funcional como en relación al desarrollo neuronal
(Perry, 1997; Fonagy, 2000). La función reflexiva quedaría inhibida como una forma
de proteger al self de un desbordamiento de representaciones caóticas, no

70
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

metabolizadas. Por el contrario, la formación de la representación de las propias


ideas y deseos constituiría el núcleo de una identidad madura y coherente.
Para finalizar, es importante no olvidar un aspecto central del sí mismo o yo: “no
existe un yo vivencialmente neutro, como sucede en el lenguaje, todo yo o sí
mismo es o femenino o masculino y esto es lo que se denomina género, un
atributo de la identidad” (Dio Bleichmar, 1985, 1997). Más de un siglo de
psicoanálisis ha conducido a la creencia de que la identidad surge de la diferencia
sexual y que el sentido de sí mismo del niño se estructura en torno al reconocimiento
de sus órganos sexuales. Sin embargo, el género del yo se basa en las atribuciones
de expectativas hacia el mismo y en el dimorfismo de respuesta que surge en los
adultos ante el cuerpo del recién nacido, “uno de los aspectos más universales de
interacción social humana” (Money, 1982). Después surgirá la identificación con la
madre o el padre, que Freud (1921) insiste en diferenciar de la elección de alguno
de éstos como objeto sexual. También la subjetividad masculina/femenina está
influenciada por la estructuración de roles o capacidad de comprender, representar
y significar las funciones de las personas y los objetos en secuencias de acción e
interacción (Riviere, 1991). En cualquier caso, tanto desde los marcos teóricos de la
intersubjetividad o lo simbólico, como desde el objeto del self o la teoría de la
seducción generalizada, se sitúa al otro humano como constructor del desarrollo,
pero simultáneamente también como perturbador o distorsionante de sus funciones
(Laplanche, 1989). C. EL SISTEMA DEL APEGO.
La obra de Bleichmar (1997, 1999) sitúa el apego como motivación de primer
orden en el desarrollo psicológico, a igual nivel que la sexualidad -algo
impensable en el psicoanálisis clásico y aun difícilmente asumible en algunos
círculos-. El concepto de apego es reinterpretado a partir de la obra de Bowlby (1969,
1980), creador del término.
El choque con las tesis freudianas, que mantenían la sexualidad como principal
determinante del psiquismo y la fijación al objeto, hace que el apego tenga enormes
dificultades para formar parte de las teorías psicoanalíticas. Aun así, existe una
evolución dentro del propio psicoanálisis que, finalmente, da lugar a la inclusión del
apego como motivación independiente de la sexualidad y garante de la protección
de la especie en términos evolutivos.
Los psicoanalistas kleinianos afirmaron la existencia de relaciones de objeto desde
el mismo momento del nacimiento, aunque otorgando un lugar destacado a la
alimentación y la oralidad sin cuestionar su papel secundario respecto a la
sexualidad. Más tarde, Balint (1968) hace alusión al amor primario de objeto, o
necesidad autónoma de vincularse a los objetos externos al margen de la sexualidad.
Los estudios de Spitz (1946) sobre el hospitalismo y la depresión anaclítica, junto a
las investigaciones provenientes del ámbito de la etología, llevaron a Bowlby,
finalmente, a proponer la existencia de una necesidad universal –independiente de
la búsqueda de satisfacción sexual y de alimento- que lleva al ser humano a
mantener vínculos afectivos con los objetos, los cuales marcarán su posterior
desarrollo.

71
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La obra de Bowlby, en relación a la creación del concepto de apego, comienza con


el informe Cuidados maternales y salud mental (Maternal Care and Mental Health,
1951), fruto de la investigación encomendada por la OMS acerca de las necesidades
de los niños sin hogar, que por entonces, y recién acabada la 2ª Guerra Mundial,
eran muchos. En este informe se recogen los efectos a corto y largo plazo de la
carencia de cuidados en la primera infancia, y se proponen planes de actuación para
evitar o, al menos, mitigar estos efectos. A estos datos, Bowlby añade los resultados
recogidos en estudios anteriores suyos (1944) acerca del déficit afectivo que sufrían
delincuentes juveniles que presentaban historias previas de separaciones
prolongadas y falta de cuidados paternos. También tuvo en cuenta las filmaciones
posteriores de Joselyn y James Robertson (1967-1972) –que previamente trabajaron
con Anna Freud-, en las que se plasmaba el impacto que sufrían niños menores de
4 años al ser separados de sus padres y mandados a residencias. Del ámbito de la
etología, recogió los aportes de Lorenz (1958) en cuanto al imprinting (impronta) de
crías de patos. Y, por último, supusieron otra gran influencia para el desarrollo de la
obra de Bowlby, las investigaciones de Harlow (1958, 1969) en referencia a la
privación de cuidados tempranos en primates, inspiradas en los trabajos de Spitz
(1946) sobre depresión anaclítica.
Bowlby, una vez recopilados todos esos datos de investigación, presentó en la
Sociedad Psicoanalítica Británica su conclusión de que la impronta del
comportamiento de apego era una poderosa motivación distinta a la búsqueda de
alimento a través del pecho materno y diferente, también, de la satisfacción sexual.
Bowlby planteó el apego como una variante de la teoría de las relaciones objetales,
pero aun así, el interés de los miembros de la sociedad por las ideas de Melanie
Klein, sobre fantasías persecutorias en los infantes, pulsiones sexuales y agresivas,
hizo que se produjera un distanciamiento entre el mismo Bowlby y el resto de
psicoanalistas británicos. Bowlby, hasta el final de su obra, considera el psicoanálisis
como una ciencia natural (1981) y define, por tanto, el apego en términos
conductuales: “…La conducta de apego es cualquier forma de proximidad a otro, a
quien se identifica como mejor equipado para afrontar la experiencia” (1982).
Los patrones de apego se forman por la síntesis de repetidos recuerdos
procedimentales de la interacción entre el infante y la figura de apego. Las amenazas
a la seguridad activan conductas de apego en el niño, a la vez que respuestas de
cuidado de la figura de apego que restablecerán, de nuevo, la seguridad perdida. La
repetición de este esquema de interacción hace que se internalice una expectativa
de disponibilidad de los otros y del sí mismo como merecedor de esos cuidados –lo
que Bowlby llamó modelos operativos de trabajo (working models)-. Este sentimiento
de apego seguro es el que presentan la mayoría de niños de un año, criados en el
hogar, en muestras de bajo riesgo a nivel mundial, expuestos al experimento de la
situación extraña (Van Ijzedoorn y Sagi, 1999). Estos niños con apego seguro
expresan angustia frente a la separación y corren inmediatamente a reunirse con su
madre, precisamente porque no han sido rechazados. Como la sensibilidad de la
respuesta de la madre es predecible, enseguida se calman y comienzan a jugar en
su presencia, mostrando un patrón de atención flexible. Sroufe y col., en un estudio
longitudinal llevado a cabo en Minnesota (Suess, 1992), encontraron que los niños
72
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

con patrón de apego seguro tienen, en la escuela infantil, más habilidades sociales
que sus compañeros, cooperan mejor en actividades escolares y el contacto con los
educadores es más fácil, apropiado y eficaz. De igual manera, se muestran más
autónomos y piden ayuda sólo cuando no tienen suficientes recursos. Sus profesores
(que desconocían su forma de apego) les atribuían la posesión de un yo resistente.
Además, no victimizan a otros niños ni son, a su vez, victimizados por otros, pues
son percibidos como muy asertivos (Troy y Sroufe, 1987).

Si la figura de apego, frente a amenazas a la seguridad del vínculo, ignora, rechaza


o castiga los intentos de aproximación del niño, éste sentirá que su conducta de
apego no asegura ni calma tal amenaza –de hecho, ésta se incrementa con la ruptura
de la expectativa de apego-. Ante una respuesta inadecuada del objeto de apego, el
infante multiplicará primero sus conductas de búsqueda de intimidad, para finalmente
cesar en dicha búsqueda. El resultado es una trampa emocional en la que el infante
pierde la expectativa de encontrar la respuesta necesitada. La repetición de esta
interacción defectuosa conduce a una organización defensiva que se describe como
patrones de apego inseguro (Lyons-Ruth, 2004).
Dentro de la clasificación de apego inseguro, los niños que muestran apego
evitativo pueden dar la falsa sensación, en el experimento de la situación extraña, de
que son independientes -algo considerado intuitivamente como positivo- pues ni
lloran ni se quejan cuando la madre se va. Sin embargo, al monitorizar el ritmo
cardiaco se constata que existe similar activación cardíaca (taquicardia) en estos
niños que en los que expresan su angustia abiertamente (Sroufe y Waters,
1977), siendo el grado de malestar o angustia considerable a nivel fisiológico
(Spangler y Grossmann, 1999). Main y Weston (1981) creen que la conducta
evitativa es una forma de estrategia defensiva organizada para evitar el sufrimiento,
que lleva a desatender el momento de la separación y a desplazar la atención y la
rabia sobre objetos inanimados. Estos datos constituyen una evidencia empírica
acerca de lo que sostenía el psicoanálisis clásico sobre el mecanismo de defensa
evitativo, como constituyente de perfiles psicopatológicos en personalidades fóbicas
y esquizoides. Ainsworth (1978) recalcó la base interaccional de este patrón de
apego –al igual que del resto de patrones-, pues observó que las madres de estos
niños evitativos rechazaban el contacto físico con ellos, mostrando aversión directa
al contacto táctil o realizando comentarios de fastidio. En el estudio de Minnesota,
antes comentado, los niños evitativos tendían a perseguir e intentar victimizar a sus
compañeros en mayor grado que otros niños (Troy y Sroufe, 1987). Además, los
profesores tendían a rechazarles más que a otros niños con apego seguro o
ambivalente. La repetición de los experimentos de la situación extraña a los 6 años
mostró de nuevo evitación en los niños que antes lo habían hecho, pero esta vez de
manera mucho más sutil.
Otra subcategoría perteneciente a los niños que muestran apego inseguro es el
patrón de apego ambivalente/resistente. Estos niños, ante la separación, en la tarea
de la situación extraña, muestran signos de sufrimiento e inquietud ante mínimos
estímulos estresantes. Al reunirse con sus madres, pueden alternar momentos de
contacto con conductas de resistencia, rabia y pataletas, o comportarse de manera
73
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

pasiva y sufriente sin hacer gestos de acercamiento. Tampoco realizan apenas


actividad exploratoria cuando la figura de apego está presente. En definitiva, fallan
en encontrar consuelo en la figura de apego, no considerándola como base segura.
Main y Hesse (1990) han entendido estás conductas de exageración de la expresión
de malestar como estrategias del niño para provocar una respuesta afectiva por parte
de una figura de apego poco afectiva. En la muestra de Baltimore de Ainsworth, la
conducta ambivalente/resistente se asoció con insensibilidad materna ante las
señales del infante –específicamente con impredecibilidad de la respuesta-, pero no
con rechazo. Las madres de estos bebés también se mostraron ineptas para
cogerlos en brazos y no contingentes en las interacciones cara a cara, además de
desanimar la autonomía de sus hijos. En la guardería, estos niños son tratados como
si fueran mucho más pequeños de lo que en realidad son, no confiando en que
muestren demasiada independencia en el juego. Además, son presa fácil para la
victimización de sus compañeros (Troy y Sroufe, 1987). A la edad de 6 años aparece
una sutil ambivalencia frente a la reunión madre-hijo, acompañada de lo que a veces
parecen expresiones de afecto exageradas (Main y Cassidy, 1988), que
inmediatamente pueden convertirse en un intento impaciente de alejamiento.
Por último, los niños con apego desorganizado/desorientado (Main y Solomon,
1990) serían aquellos que muestran conductas con falta de orientación hacia una
meta, propósito o explicación, lo que sugiere que el infante no ha podido desarrollar
una pauta de apego coherente con respecto a sus padres. Las memorias
procedimentales de las interacciones tempranas que llevan a la desorganización del
apego están, frecuentemente, basadas en reacciones tanto atemorizadas como
atemorizantes de los padres frente al acercamiento del niño (Main y Hesse, 1990).
El vínculo de apego desorganizado implica la construcción simultánea de varias
facetas dentro del sí mismo: el sí mismo como víctima (recuerdos de experiencias de
estar asustado y desamparado); el sí mismo perseguidor (recuerdos de experiencias
de ser la causa del miedo y el desamparo del otro); el sí mismo rescatador (recuerdos
de experiencias de ser reconfortante para el otro asustado); el sí mismo bajo la
protección de una figura de apego rescatadora (recuerdos de experiencias de ser
reconfortado por el otro). Al ser estas representaciones tan fuertemente
contradictorias y recíprocamente incompatibles, quedará dañada la integración del sí
mismo para el infante (Liotti, 1999). Además, no será infrecuente que se den
posteriores respuestas de fragmentación o disociación como consecuencia de un
adulto que maltrata o genera un sentimiento de miedo crónico en el niño. Esta
disociación no sucede cuando los acontecimientos estresantes son extrafamiliares –
aunque en los adultos la memoria se afecta, en estos casos, más frecuentemente-
(Kotre, 1995; Spiegel y Cardena, 1991). Para escapar de la amenaza de la
disociación y la desorientación, los niños pueden inhibir defensivamente el sistema
motivacional del apego y acudir a otros sistemas motivacionales que compensen la
carencia, lo que añade aún más dificultad y conflictos. Estas manifestaciones de
apego desorganizado/desorientado son predictoras de psicopatología en la edad
escolar y en la adolescencia. En los estudios de niños de 6 años (Main y Cassidy,
1988) la conducta más habitual observada en estos sujetos desorganizados es el
control extremo del cuidador –conducta simbiótica o tiránica-. La conducta
74
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

desorganizada de la primera infancia puede sustituirse por intentos permanentes de


control del adulto, exigencias, trato tiránico y dificultades para estar solo (Wartner y
otros, 1994; Steele, Steele y Fonagy, 1996; Main, 2001). Esta pauta de conflicto
extremo y permanente entre intolerancia a la soledad y maltrato en el vínculo de
intimidad, en adolescentes y adultos, es uno de los rasgos característicos de los
trastornos límites de la personalidad.
Para Dio Bleichmar (2005) el vínculo de apego puede darse con varias personas a
lo largo de la vida, pero suele ser un número muy reducido. Aunque más allá de la
caracterización meramente fenomenológica del apego como vínculo privilegiado con
un objeto con el que se desea estar en
contacto, Hugo Bleichmar (1999) hace hincapié en las motivaciones que sostienen
este apego. La sexualidad/sensualidad, el narcisismo, la regulación
psicobiológica y la heteroautoconservación estarían en la base del apego,
puesto que la búsqueda de la relación con el objeto se apoyaría en que éste puede
satisfacer dichas necesidades. También este autor diferencia entre un apego que
surge del placer de la relación con el otro, en sus diferentes formas, de aquel apego
defensivo que sirve para contrarrestar diferentes tipos de angustia o desregulaciones
psicobiológicas. De cualquier forma, los patrones de apego del individuo estarán
siempre influidos por el mundo representacional del mismo, su memoria
procedimental y los efectos de lo relacional implícito en su psicología.
El apego, al igual que el resto de sistemas motivacionales, se estructura en el
encuentro con el otro. Se da un juego de roles complementario, tanto a nivel
conductual como en la fantasía, entre las formas de apego desarrolladas por un
sujeto desde niño y las necesidades de un otro en relación al mismo sistema
motivacional. Aun así, no se puede negar la base biológica que posee la motivación
de apego, puesta de manifiesto en los resultados de investigaciones neurocientíficas
en los últimos años, que se han centrado en los circuitos neuronales y los aspectos
neuroquímicos implicados (Amini et al., 1996; Insel, 1997).
Bleichmar también diferencia motivaciones específicas dentro del mismo ámbito del
apego, como son la búsqueda de empatía o la necesidad de completar el circuito
emocional –o “cerrar” en términos de circuito eléctrico, como apuntan Méndez e
Ingelmo (2009)-. De manera especial, plantea la búsqueda de intimidad, como algo
particular y diferente al apego en sí mismo (Bleichmar, 1999), aunque
interrelacionado. La intimidad sería la vivencia, consciente e inconsciente, de que el
sujeto y el otro se hallan o no en un mismo espacio emocional. El individuo necesita
sentirse en el mismo espacio emocional que el otro, es decir, sentir que el otro es un
objeto de la intimidad. Y si este deseo no se consigue, aparece un sufrimiento
específico diferente del que promueve la ruptura de apego. De esto puede deducirse
que los estados emocionales no siempre van a surgir del interior de la persona, sino
que pueden ser la respuesta, por deseo de cercanía, a un otro que necesita sentir
que ambos participan de un mismo estado emocional, en un mismo momento y con
la misma intensidad.
La motivación de apego es activada siempre que el sujeto se halla en una
situación de estrés o amenaza. El dolor, el miedo o la humillación motivan al ser
75
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

humano a buscar protección en la figura de apego (Bowlby, 1980). Desde que nacen,
es necesario que los niños cuenten con un apego seguro que no se vea expuesto a
separaciones prolongadas, pues éstas pueden provocar el desapego en el infante si
la situación no cambia una vez que éste ha pasado por las fases de protesta y
desesperación. Las aportaciones de Ainsworth (1969) sobre el tema consideran la
función parental como base segura para el desarrollo del niño. Por ello es necesario
analizar si la figura de la madre – y también la del padre- es “suficientemente buena”
(Winnicott, 1972) con respecto a la relación de apego o en referencia a cualquiera
de los sistemas motivacionales propuestos por la teoría. Para que unos padres
ejerzan de manera correcta su papel en la crianza de un hijo, Dio Bleichmar (2002)
se pregunta, en primer lugar, acerca de los déficits o limitaciones de éstos en relación
a sus vínculos con sus respectivos padres. Un aspecto destacado a analizar sería,
por ejemplo, el hecho de que cada hijo llegue a constituirse en un objeto diferente
para la pareja parental. Algunos hijos pueden significar objetos de apego para sus
padres, como en el caso de madres que no toleran la soledad y fomentan la
proximidad física nocturna como una manera de calmar sus propias ansiedades de
separación. Esto podría generar, entre otras cosas, procesos de hipererotización, a
pesar de no haber sido la sexualidad el motor del acercamiento.
En la infancia temprana la ansiedad de separación se manifiesta cuando la figura de
apego desaparece del campo perceptivo del bebé. Estudios en diferentes países
muestran que la ansiedad de separación es poco frecuente antes de los 9 meses,
alcanza su pico máximo alrededor de los 13 meses y está presente, en la mayoría
de los niños, hasta los 3 años de edad (Marks, 1991). Dicha ansiedad es considerada
un indicador indiscutible de progreso cognitivo y de la constitución del vínculo de
apego, siendo normal su expresión manifiesta, pero no así su inhibición (Dio
Bleichmar, 1991). De hecho, un vínculo seguro no garantiza la contención y la
autorregulación de la ansiedad como se puso de manifiesto en las reacciones de
intolerancia a la ansiedad en niños de 3 años en el estudio de Fish y Belsky (1991)-
. El apego y la regulación de la ansiedad van correlacionados, discurriendo en
paralelo en niños y en adultos, pero constituyendo, al fin y al cabo, dos
sistemas independientes. Lo que va a permitir la relación de apego, en definitiva,
es que en el niño se integren los diferentes sistemas motivacionales de los padres
(sensual/sexual, narcisista, de hetero-autoconservación, de regulación
psicobiológica, etc.) (Szwarc, 2008).
d. EL SISTEMA DE LA HETERO-AUTOCONSERVACIÓN
Bleichmar (1997, 1999) incluye en el presente módulo dos condiciones que se
reflejan en la misma denominación de este sistema motivacional: la
autoconservación y la heteroconservación. La autoconservación hace referencia
al mantenimiento de la integridad corporal y mental propia. Según el
pensamiento freudiano este concepto estaría cercano a lo instintivo y, por tanto,
guiado por regulaciones internas. Pero Bleichmar (2001), de nuevo, modifica el
término de pulsión apoyándose en los conocimientos actuales del psicoanálisis y las
neurociencias. El “otro” externo y emocionalmente significativo estructura lo interno
del sujeto, incluso lo biológico, tomando un papel en este caso relevante en cuanto
76
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

al manejo y forma de hacer frente a las amenazas contra las que el sujeto tiene que
protegerse. Los mecanismos automáticos que se pondrán en marcha para satisfacer
las necesidades vitales y afrontar los peligros son aportados en la relación con el otro
significativo, a través del discurso, la identificación o los aprendizajes
procedimentales. Destacando un ejemplo del autor, una necesidad instintiva como el
hambre puede ser modulada por el entorno en cuanto a su intensidad y modalidades
de satisfacción: cantidad a ingerir, mayor o menor sentimiento de urgencia en cuanto
a la satisfacción, tolerancia a la tensión de la necesidad, etc.
De todo ello se deduce indudablemente que la autoconservación va ligada
a la heteroconservación, pues la primera precisa para su desarrollo de alguien
externo que cuide y mantenga las funciones de sostén de la vida corporal y
psíquica durante todo un largo período inicial de la vida (Méndez e Ingelmo,
2009). La heteroconservación, por tanto, debe ser considerada como otra
poderosa fuerza motivacional en los individuos que se interrelaciona con el
resto de motivaciones humanas y que guarda un mayor o menor equilibrio –en
un juego de dominancias- con la autoconservación. Este “equilibrio” es diferente
en el caso de cada individuo, existiendo casos en los que la tendencia al cuidado y
la protección de la vida del otro puede ser tan fuerte que lleve a sacrificar incluso la
propia conservación.
e. EL SISTEMA DE LA REGULACIÓN PSICOBIOLÓGICA.
La motivación de regulación psicobiológica parte de la necesidad que tienen los
seres humanos de manejar adaptativamente, o regular –en la medida de sus
posibilidades-, todas sus funciones psicológicas o biológicas: la ansiedad, el
hambre, el sueño, la motilidad intestinal, la tensión arterial, etc. La regulación o
desregulación estará condicionada por el tipo de activación neuro/química/hormonal,
que en cada sujeto se manifiesta en diferente grado y con diversas formas de puesta
en marcha. Cada tipo de activación, a su vez, se asociará al funcionamiento de redes
representacionales específicas en cada individuo y a procesos de memoria y
activación de inscripciones inconscientes declarativas o procedimentales. Todo ello
-unido a las conductas, estructura de personalidad, cogniciones (en diferentes
niveles de simbolización), representaciones de los otros y contexto vincular-
conforma el estado emocional o afectivo como estructura compleja que excede la
descripción simple de sentimientos únicos.
Desde una perspectiva neurocientífica, la obra de Joseph LeDoux (1996, 2000),
Jaak Panksepp (1998) y Antonio Damasio (1996, 1999) ofrece una explicación de la
naturaleza de las emociones y la fuerza del inconsciente sobre los procesos
conscientes. Panksepp, desde la creación de la neurociencia afectiva, intenta
conciliar neurociencia y psicoanálisis, a la vez que está de acuerdo con LeDoux en
que, tal y como proponía Freud, las emociones suponen la conciencia de algo que
es básicamente inconsciente. Las respuestas emocionales en el ser humano son
innatas, pero sometidas al orden de la experiencia, pieza clave para cambiar
cualquier disposición. Ciertas características de los estímulos son procesadas por la
amígdala del sistema límbico, la cual posee una representación disposicional que
dispara la emoción de miedo –además de intervenir, aunque de manera menos
77
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

relevante, en otros significados emocionales- y altera la cognición, emergiendo ésta


como sensación psíquica (Solms, 2002). Si la amígdala es responsable de la
memoria emocional, existe otra localización en el cerebro, el hipocampo, que se
encarga de la memoria declarativa (Bechara y otros, 1995). La memoria emocional
sirve a la supervivencia del individuo al permitir responder de manera rápida ante
estímulos peligrosos, sin embargo, también condiciona respuestas inapropiadas,
como fobias o síntomas de estrés postraumático, consideradas desórdenes de la
regulación emocional. De alguna manera, los recientes hallazgos en neurociencia
vienen a apoyar la importancia que el psicoanálisis siempre concedió a las
experiencias afectivas tempranas, que completan el desarrollo y la evolución de
circuitos neuronales implicados, entre otros, en el sistema de regulación emocional.

El desarrollo de la regulación psicobiológica como motivación independiente


(Bleichmar; 1997, 1999, 2001) es tomado de algunas de las aportaciones de
Lichtenberg (1989, 1992) y especialmente de autores como Bion (1959, 1962) o
Kohut (1971, 1984). Este último dota al objeto especularizante de funciones de
regulación biológica, además de asumir la tarea primordial de proveer un correcto
nivel narcisista al infante. También Bion, bajo el término de contención, hace
referencia al mecanismo por el cual los pacientes depositan en el psiquismo del
terapeuta todos aquellos pensamientos, sentimientos e impulsos que no pueden
tolerar dentro de sí, en un intento por librarse de ellos y, sobre todo, por hacerse
comprender y ayudar. Todo ello se relaciona, a su vez, con el tipo de vínculo que el
paciente mantuvo con sus figuras de apego durante la infancia y a las que Bion
asoció más tarde el concepto de reverie o ensoñación –estado de receptividad del
psiquismo materno para recoger las experiencias internas físicas y psicológicas del
niño y conferirles un significado-.
Son importantes también, en relación a la regulación psicobiológica, las
revisiones que hace Emilce Dio (2005) acerca de Klein (1937, 1957) y Stern (1985),
entre otros. La obra de Melanie Klein es la primera que, de manera central, formula
la lucha contra la angustia como primera tarea del psiquismo temprano. El
proceso sería, para esta autora, consecuencia de la aparición interna de la pulsión
de muerte, y el adulto debería convertirse necesariamente en el encargado de
proporcionar al infante los medios para aprender a conseguir una regulación
emocional óptima.
Dio Bleichmar añade, desde la teoría de Stern (1985), que otra conducta
recomendada para los padres sería el no sumarse al estado afectivo
angustioso del hijo en un intento de desentonamiento-, buscando una
atmósfera de calma y distensión. Para Stern, el entonamiento afectivo, es una
ejecución de conductas que van más allá de la mera imitación o contagio afectivo,
expresando el carácter de sentimiento de un estado afectivo compartido. El
entonamiento afectivo muestra, a su vez, una gran capacidad de modular los
diferentes estados emocionales. Pero, para que este entonamiento afectivo pueda
operar, debe haber un código compartido por la madre y el infante, el cual está
constituido por las propiedades amodales o cualidades generales de la percepción:
78
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

la intensidad, la forma, la pauta temporal –frecuencia y ritmo- y la pauta espacial. A


diferencia de la empatía, que implica procesos cognitivos conscientes, el
entonamiento es básicamente automático por parte de la madre, a lo que el bebé
responde con gran sensibilidad, produciéndose alguna alteración o interrupción de la
conducta en curso (Stern, 1985). En el procedimiento conocido como rostro inmóvil
el adulto debe mostrar durante un tiempo un rostro inexpresivo hacia el niño,
rompiendo la rutina habitual (Tronick y otros, 1978). En menos de tres minutos los
bebés, de manera uniforme, se muestran decepcionados y entran en un estado de
autoprotección. Al mismo tiempo, las madres, tras el experimento, demostraron su
sufrimiento al no haber podido responder a las demandas de su hijo (Brazelton y
Cramer, 1993). En palabras de Dio Bleichmar (2005): “Estos hallazgos dan
fundamento empírico a las propuestas del psicoanálisis sobre la comunicación de
inconsciente a inconsciente […], acción que no requiere un contenido psíquico
simbólico”.
Además del deseo de aprender a reaccionar de una forma controlada en los
momentos de tensión psíquica, el ser humano necesita de un otro que contagie y
provea de sentimientos de vitalidad y entusiasmo ante determinadas tareas y
experiencias del día a día. Bollas (1987) llama a aquél que es capaz de modificar los
estados corporales y físicos del sujeto objeto transformacional. La regulación
psicobiológica depende, por tanto, de la dotación de un significado a los diversos
sentimientos (frustración, miedo, ira, etc.) y del aprendizaje procedimental de formas
controladas de manejar la activación corporal, especialmente la neurovegetativa. En
el ámbito clínico, y también fuera de éste, pueden verse personas que, frente a la
angustia o las diversas desregulaciones psicobiológicas, “utilizan” la motivación de
apego como de defensa para contrarrestar el malestar que sienten.
También se da el fenómeno de acoplamiento, “a modo de fogonazo” como indica
Bleichmar (1999, 2001), entre algunos contenidos inconscientes y la angustia
desbordante o la descarga del sistema neuro-hormonal. Del mismo modo, puede
darse un predominio de las angustias de desintegración o fragmentación –bien como
defensas o bien debidas a fallas estructurales-, constatando que existe un lazo entre
la regulación psicobiológica y los fenómenos de desconexión o hiperconexión con el
propio cuerpo. En algunos casos las experiencias angustiosas serán reprimidas o
escindidas, por defensa simbólica frente a algún conflicto, conservando el sujeto
intacto su capacidad de atribuir sentido a la experiencia. Pero en otros casos, la
función simbólica puede verse seriamente perturbada, y es lejos del ámbito
representacional, en la respuesta de activación o desequilibrio biológico, donde será
necesario aplicar las soluciones.
Dio Bleichmar (2005) llama a este sistema motivacional “de la regulación emocional”
poniendo el énfasis en la capacidad de desarrollo y expresión de los afectos, además
del mantenimiento de un óptimo estado de activación del sistema nervioso. Desde el
ámbito evolutivo es importante considerar que este sistema madura entre el primer
y tercer año de vida, por lo que una correcta heterorregulación emocional en ese
período dará paso a la autorregulación del propio individuo, contribuyendo al
desarrollo de su self emergente –Beebe y Lachman (1994) consideran que la
regulación interactiva también influye en la representación del otro-. A modo de
79
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

confirmación desde la neurobiología a estos presupuestos, algunas investigaciones


han demostrado que las experiencias de sobrecarga emocional afectan a la base
anatómica -a consecuencia de la plasticidad sináptica-, por lo que el desarrollo y el
posterior funcionamiento se verían afectados (LeDoux, 1996; Siegel, 1999, 2001).
Otros estudios observacionales, llevados a cabo dentro del campo del
psicoanálisis, se han interesado por la relación afectiva madre/hijo. La madre debe
reconocer el estado afectivo de su hijo, a través de las expresiones del rostro de éste
y su conducta. Una vez reconocidas las emociones, son funciones reguladoras de la
figura de apego el calmar la sobrexcitación, compartir la alegría, consolar el
malhumor y, sobre todo, no transmitir ansiedad. Aunque esto, desde luego, requiere
previamente de una refinada regulación emocional por parte del adulto en cuestión.
La importancia de los afectos de la madre y las figuras significativas para el niño
radica en que éste toma las expresiones emocionales de los adultos como
“referencias” (Emde y Sorce, 1983) para adecuar su conducta. Una buena capacidad
para regular la emoción, en definitiva, influye en el equilibrio entre el impulso y la
acción, refuerza la capacidad de tolerar la frustración, la ambigüedad y la
ambivalencia (Tyson, 2002).
Si ocurren trastornos en la regulación mutua entre la madre y el niño, como informa
Dio Bleichmar (2005), el estado psicofisiológico de éste se altera: llora, está más
molesto, sufre cambios en la alimentación y el sueño, etc. Además, si la madre
responde a esto “cargando” emocionalmente al bebé, éste puede reaccionar con
rechazo hacia ella. En momentos de desregulación de los sistemas motivacionales,
si la díada madre-bebé consigue resolver el desequilibrio, se proveerá de suficiente
flexibilidad a la experiencia como para recobrar la regulación. Dio Bleichmar también
se pregunta acerca de si los padres que no son capaces en el área de la regulación
emocional pueden hacerlo bien en otras áreas. La respuesta es afirmativa puesto
que puede haber padres cariñosos y protectores, pero ansiosos, inundando al bebé
de excitación y provocando desorganización y dificultades en el manejo de los
afectos.
Como se ha visto hasta ahora, la valoración de la realidad externa como inofensiva
o peligrosa depende de la significación que le atribuya el adulto. Hay padres que
transmiten a sus hijos la vivencia de que determinados acontecimientos producen la
sensación de hallarse frente a un peligro mortal, o una catástrofe, teniendo muy
presente su vulnerabilidad. Así un niño puede ir adquiriendo una identidad de fóbico
a través de lo que Bleichmar (1997) llama “transposición categorial”. Szwarc (2008)
añade a éste otro par de ejemplos, consecuencia de los mecanismos de defensa que
los niños ponen en marcha para controlar la ansiedad. Las dificultades en la
regulación emocional de ciertos niños pueden provocar un estado ansioso de
permanente hipervigilancia, con dificultades para focalizar la atención en un nuevo
estímulo, que derivarán en problemas de atención y dificultades de aprendizaje.
También ocurre, a veces, que muchos de los comportamientos obsesivos de la
temprana infancia –como rituales de movimiento, orden o hipervigilancia- son actos
tendentes a darle estructura y organización a estados internos de angustia cargados
de sentimientos de desorden, vacío y falta de coherencia interna. Existen, por último,

80
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

otro par de formas de hacer frente a las reacciones de angustia. Por un lado, están
aquellos padres y sus hijos que no reconocen ningún conflicto relacional,
entendiendo la ansiedad como síntomas exclusivamente físicos. Y, por otro lado, la
ansiedad puede ser entendida por algunas personas como un marcador somático
que tratará de evitarse por cualquier medio (Damasio, 1996), constituyendo una
conducta normal de escape en la infancia temprana el buscar la cercanía con el
adulto. La “ansiedad de separación” mostrada por algunos niños no siempre es
consecuencia de un problema con el vínculo de apego, sino que el apego puede
usarse para protegerse de diversos temores: timidez, temor a la agresividad del otro,
sentimiento de incompetencia, etc. Ante la retirada, el niño justificará la misma
mediante racionalizaciones, que, si son apoyadas por el adulto, darán paso a la
consolidación de la inseguridad o inhibición creciente como futuro rasgo de carácter
o personalidad.

FUNCIONAMIENTO DE LA MENTE
El enfoque Modular-Transformacional concede a las leyes del funcionamiento
mental la misma importancia que a los contenidos psíquicos. Bleichmar (1997, 1999,
2001) estudia tanto la complejidad de los procesamientos inconscientes, como las
relaciones entre la conciencia y lo inconsciente, entre lo intrapsíquico y lo
intersubjetivo y relacional, entre lo simbólico y lo procedimental o entre lo
representacional y lo corporal o biológico. Una mención especial merece la
consideración a igual nivel de la cognición y los estados afectivos (Ablon, 1994;
Jones, 1995; Killingmo, 1999; Schore, 1994), habiendo quedado éstos
tradicionalmente relegados a un papel subordinado. La cognición activa estados
emocionales específicos, pero de igual manera, los estados afectivos, que pueden
retroalimentarse unos a otros, van generando representaciones tanto a nivel
consciente como inconsciente. Otro nivel de articulación es el de la relación entre el
conjunto de ideas y estados afectivos con el tipo de activación neurovegetativa,
particular en cada sujeto. La activación neuroquímica y hormonal influye en la
regulación/desregulación de la cognición consciente e inconsciente, guiando y
seleccionando qué red representacional se activará (Panksepp, 1998) y provocando
la modulación de ciertas memorias (Cahill, 1997; Gold y Greenough, 2001; O´Carrol,
Drysdale, Cahill y Shajahan, 1999).
En opinión de Bleichmar, al igual que son diferentes los contenidos
inconscientes en cada individuo, derivados de su propia historia personal, los
modos de organización de lo inconsciente también son diferentes. El enfoque
Modular Transformacional señala lo inconsciente como constituido por
diferentes sectores sometidos, entre ellos, a combinaciones o
desplazamientos, transformándose unos a otros. Estos sectores de lo
inconsciente son los siguientes:
1. Lo originariamente inconsciente: lo inconsciente establecido en las
interacciones e identificaciones. Bleichmar (1997, 2001) integra los planteamientos
iniciales de Freud (1915, 1923) sobre la “inscripción originaria” (tener vivenciado)
con los descubrimientos actuales sobre la memoria procedimental. En base a ello,
81
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

plantea que lo originariamente inconsciente se refiere a todo aquello del orden


de lo vivencial subjetivo que los padres, u otros objetos significativos,
transmiten y que queda inscrito en lo inconsciente sin que los padres ni el sujeto
tengan la más mínima conciencia de ello. En el inconsciente originario se destacan
las emociones, los códigos interpretativos y las formas de relación con el otro. Pero,
además, el propio funcionamiento inconsciente crea, por las distintas formas en que
combina representaciones, nuevas producciones de inconsciente originario.
Bleichmar (2001, 2005) denomina a este inconsciente originario, en razón a los
mecanismos a través de los cuales se estructura, inconsciente de las
interacciones y las identificaciones. La historia del desarrollo teórico-clínico del
concepto comienza en Freud (1915) con su establecimiento del término represión
originaria o primordial. Conceptos posteriores coincidentes con la idea central del
inconsciente originario son: los enunciados identificatorios (Aulagnier, 1975, 1984),
el objeto transformacional (Bollas, 1987), el mensaje enigmático y la seducción
generalizada (Laplanche, 1989, 1992), el pasado inconsciente (Sandler, 1989), el
dominio no experiencial (Sandler y Joffe, 1965), el conocimiento relacional implícito
(Stern, 1985) y el saber relacional actuado (Lyons Ruth, 2000).
2. Lo secundariamente inconsciente: lo inconsciente efecto de los procesos
defensivos. Este sector de lo inconsciente se corresponde con aquello que habiendo
estado en la conciencia fue relegado a lo inconsciente, mediante procesos
defensivos, debido a la angustia que producía su permanencia en la misma
conciencia. Por haber estado previamente en ésta, se llama secundariamente
inconsciente. Es esta parte de lo inconsciente en la que Freud (1915, 1923) centró
su interés y la que ha constituido el eje del trabajo psicoanalítico,
especialmente en lo referente a los deseos sexuales y hostiles que entraban
en contradicción con las representaciones permitidas en el sujeto. Es un
inconsciente reprimido puesto que su causa es el mecanismo de defensa de la
represión –junto con el resto de defensas consideradas tradicionalmente-, al
que se llega por razón de un conflicto psíquico. Bleichmar (1997, 1999, 2001)
advierte contra la tendencia en la tradición psicoanalítica a considerar este sector
de lo inconsciente como el único y verdadero inconsciente psicoanalítico. Es
una contradicción que la teoría defienda esto último mientras que en el acontecer de
la práctica clínica aparecen situaciones recurrentes como las identificaciones
inconscientes, la influencia de la conducta de los padres sobre los síntomas o la
personalidad de los pacientes, etc. Además, debido a esta concepción del
inconsciente, puede llegar a ser iatrogénico para el paciente el quedar siempre
relegado al lugar de la persona que se resiste a conocer. Se estaría haciendo una
equivalencia total entre hacer consciente lo inconsciente y la acción de desreprimir
o vencer las resistencias (Bleichmar, 1997, 2004).
3. Lo no inscrito en lo inconsciente, lo no constituido. Bleichmar (1997, 2001)
ha insistido en este sector del inconsciente, al que considera como aquello que no
llegó a constituirse porque faltaron las experiencias, las identificaciones, los
intercambios con la función complementaria aportada por el otro que pudieran hacer
surgir lo que es un potencial del sujeto, pero que requiere de ese otro para llegar a
82
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

tener lugar. Méndez e Ingelmo (2009) lo ejemplifican en el proceso de adquisición de


la sexualidad. Si unos padres conciben ésta como fuente de peligros y este
sentimiento queda grabado en el inconsciente del hijo, la sexualidad como
productora de placer no tiene cabida en ese inconsciente y, por tanto, no se
constituye. Bleichmar, de manera especial, recalca la diferencia entre esta
concepción y el concepto lacaniano de forclusión (Lacan, 1966, 1981), que hace
referencia a la no inscripción de un significante fundamental, el nombre-del-padre.
El enfoque Modular-Transformacional resalta que lo verdaderamente
importante de este sector de lo inconsciente es que pone en evidencia que la
estructuración emocional del sujeto, esto es, la constitución de su deseo no
está garantizada. De manera contraria a los presupuestos del psicoanálisis clásico,
se afirma, no sólo que el objeto no es contingente –no existe de modo
predeterminado y asegurado para satisfacer la pulsión-, sino que el propio deseo
tampoco está asegurado. Más concretamente, son determinadas y específicas
inscripciones del deseo las que no llegan a constituirse por la acción de los objetos
significativos, bien sea por la inscripción de los acontecimientos habidos en la
relación con el objeto, o bien por la identificación con ese objeto en sus modos de
funcionar. Bleichmar (1999) amplía esta concepción del objeto que no inscribió una
mayor o menor gama de modos de reacción, a la idea de un objeto perturbador como
fuente del problema y generador de inscripciones claramente patológicas.
4. Lo desactivado en lo inconsciente. En términos generales, se puede decir
que la desactivación de lo inconsciente alude a una pérdida de fuerza y de poder
eficiente en la vida psíquica de determinadas constelaciones ideo-afectivas (Méndez
e Ingelmo, 2009). Bleichmar (1997), bajo la denominación de desactivación sectorial
de lo inconsciente, alude a un proceso, a lo largo del tiempo, por el cual que el niño
o el adulto van desactivando, imperceptiblemente, sectores de lo inconsciente
debido a varias causas: frustración por no realizar el deseo, impotencia
interior, falla del objeto significativo en dar respuesta a lo que de él se desea,
falta de gratificación, acción de temores reales (traumas) o fantaseados,
oposición de diferentes tipos de angustia (narcisista, persecutoria, etc.). En
definitiva, se está hablando de un problema en la constitución de la función deseante,
la cual, en algunos casos, no se ha llevado a cabo debido a la falta de experiencias,
identificaciones o intercambios con la función complementaria del otro, produciendo
un déficit en la capacidad de entusiasmarse o desear.

Freud siempre mantuvo la idea de un inconsciente continuamente activo, pujando


por emerger y produciendo efectos derivados. A pesar de no estar de acuerdo con
esta idea, Bleichmar (1997, 2001) rescata este sector de lo inconsciente a partir del
concepto freudiano de sepultamiento del complejo de Edipo (Freud, 1924) y, muy
especialmente, a partir de la constatación, a través del trabajo clínico, de que la
vitalidad y fuerza del deseo no están aseguradas en todas las personas. Freud
sostiene que, en cierto momento, el complejo de Edipo sufre un sepultamiento o
cancelación –más allá de una simple represión-debido a la falta de satisfacción
esperada, al fracaso de lo deseado, a su imposibilidad interna y/o a la amenaza de
83
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

la castración. Aproximaciones posteriores al concepto de desactivación de lo


inconsciente que no han llegado a desarrollarse de manera adecuada son las
siguientes: la regresión a ciertas fases del desarrollo (Freud, 1905, 1933); la pérdida
de fuerza de las representaciones inconscientes en relación a las vicisitudes del
sadismo infantil y/o de las ansiedades paranoides (Klein, 1935, 1946); la deformación
que un medio inadecuado produce en la constitución del verdadero self, que es, a su
vez, natural, espontáneo y necesariamente existente (Winnicott, 1965, 1989); la falta
básica de un sujeto intrínsecamente bueno que es entorpecido por un medio hostil
(Balint, 1968); las consecuencias del hospitalismo (Spitz, 1946); y los efectos de la
pérdida del objeto de apego (Bowlby, 1969, 1980).

LA TEORÍA DEL TRASTORNO EN EL ENFOQUE MODULAR-


TRANSFORMACIONAL
Bleichmar (1997) opina que la categorización psicopatológica actual posee un grado
de abstracción tan alto que no llega a tomar en cuenta la enorme complejidad
existente en su interior. Frente a lo que considera un reduccionismo psicopatológico
o pensamiento simplificante, aplica también, a la teoría del trastorno, el pensamiento
complejo de Morin (1977) con su concepto de modularidad. Por tanto, en la formación
de síntomas habría que tener en cuenta un doble proceso de encadenamiento, tanto
serial como en paralelo, que conforme un mapa dinámico donde se dibujen cada uno
de los diferentes cuadros psicopatológicos. A pesar de la utilidad epidemiológica para
determinadas investigaciones, o como medio unificador de criterios diagnósticos
psiquiátricos, los sistemas de clasificación en la línea del DSM-IV (1995) o la CIE-10
(1992), poseen, con respecto a la psicoterapia psicoanalítica, una limitación de fondo
que no es superable por las sucesivas revisiones que pudieran sobrevenirles
(Méndez e Ingelmo, 2009). Y esto es debido a que, al no incluir los componentes de
las estructuras psicopatológicas, ni las motivaciones que los originaron y mantienen,
no es posible derivar de todo ello ningún plan de acción terapéutica.

La génesis de los trastornos mentales: el conflicto intrapsíquico y el déficit


estructural
Durante las últimas décadas, numerosos autores (entre ellos, Stolorow y Lachmann,
1980; Gedo, 1981; Killingmo, 1989; Stolorow, Brandchaft y Atwood, 1987; Pine,
1990) sostienen la existencia de dos mecanismos diferentes en la producción de
los trastornos mentales: el conflicto intrapsíquico –ya sea conflicto
intersistémico o intrasistémico- y el déficit estructural o déficit en la
estructuración del psiquismo; aunque en la realidad de la clínica, y tal y como ha
señalado reiteradamente Bleichmar (1997) tomando los trabajos de Killingmo (1989,
1995), conflicto y déficit se combinan en patrones de carácter muy complejo,
resultando, a veces, casi imposible distinguir claramente uno de otro.
El conflicto intrapsíquico es para Freud, los psicólogos del yo (Anna Freud, 1936;
Fenichel, 1941, 1945; Hartmann, 1939, 1951; Eissler, 1953) y los analistas
kleinianos, entre otros, la causa esencial de la angustia y la patología. Freud
84
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

(1900, 1923) concibió dos modelos metapsicológicos del conflicto intrapsíquico que
se corresponden con la primera y segunda teorías del aparato mental por él
elaboradas. Desde el punto de vista tópico, o siguiendo su primera teoría (Freud,
1916), el creador del psicoanálisis plantea que el conflicto se produce entre sistemas,
por un choque entre el sistema inconsciente y el preconsciente/consciente –principio
del placer vs. principio de la realidad-. Por otra parte, desde el punto de vista
económico, el conflicto se da entre pulsiones sexuales y pulsiones del yo o de
autoconservación (Freud; 1923, 1926). En su artículo Neurosis y psicosis (1924),
Freud señala el conflicto entre el yo y el ello como generador de las neurosis de
transferencia; entre el yo y el superyó como origen de las neurosis narcisistas; y, por
último, el conflicto entre el yo y la realidad como productor de psicosis. Además,
Freud (1938), desde esta segunda teoría no sólo aborda el conflicto intersistémico
(ello vs. yo, yo vs. superyó, etc.) sino que también defiende la existencia de un
conflicto intrasistémico (dentro de cada una de las estancias psíquicas –ello, yo y
superyó-, por la contradicción entre deseos, representaciones, metas, etc.). El
Complejo de Edipo es un conflicto nuclear en los seres humanos en el que, desde
un punto de vista económico, se enfrentan la sexualidad contra temáticas agresivas
y de norma moral, reducidas éstas últimas, en ocasiones, a la conocida pulsión de
muerte o al superyó sádico.
Además del conflicto intrapsíquico, algunos autores han considerado como causa
de la angustia y la patología, los déficit estructurales o la detención en el
desarrollo, que aparecen cuando el medio externo falla en proveer las
necesidades del sujeto presentes en cada etapa del desarrollo evolutivo
(Ferenczi, 1919, 1933; Balint, 1968; Winnicott, 1965, 1989; Fairbairn, 1952; Kohut,
1971, 1984; Gedo, 1981; Killingmo, 1989, 1995; Stolorow y Lachmann, 1980;
Stolorow, Brandchaft y Atwood, 1987).
Dentro de la patología por déficit se incluyen varias condiciones en función de
su génesis y desarrollo posterior (Bleichmar, 1997). Las patologías por déficits del
objeto externo son debidas a que el objeto externo dejó de aportar algo esencial
para la constitución de cierta función del psiquismo. Las patologías deficitarias por
trauma ocurren cuando no sólo existe una falla en la empatía del objeto externo, sino
que éste infligió abusos, maltratos, persecuciones, culpa o traumas. En relación a las
consecuencias que generan las situaciones de malos tratos, Bion (1959, 1962)
desarrolló su concepto de angustia confusional o terror sin nombre, previo al cual,
Freud (1914, 1926) ya había hecho referencia a la impotencia/desvalimiento como
generadora de un gran sentimiento de angustia al no poder controlar o dar una
explicación a una situación aversiva. Por último, Bleichmar plantea las patologías
por inscripción patológica originaria o patologías por identificación, en las que
los síntomas se generan por identificación con figuras patológicas.
Uno de los problemas metapsicológicos con el que se han encontrado los autores
que manejan la sintomatología por déficits, hace referencia a dónde ubicar los
mismos dentro del segundo modelo del aparato psíquico propuesto por Freud (1923).
Por lo general, la solución dada a esta cuestión es la localización de dichos déficits
como pertenecientes a la estructura del yo. Sin embargo, Bleichmar (1997, 2001)

85
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

afirma que los trastornos por déficit pueden afectar a cualquiera de las
instancias: ello, yo y superyó.
En primer lugar, puede existir un déficit del Ello, que afecta a la función,
vitalidad e intensidad de los deseos. En algunas personas no existen deseos, o se
hallan estos presentes de un modo mínimo, puesto que sus padres no les aportaron
la fuerza del desear y no estimularon el desarrollo de sus potencialidades deseantes.
Igualmente, existe un déficit del Yo, consistente en una falla en sus funciones y
representaciones. Una situación emocionalmente deficitaria puede generar
consecuencias patológicas tanto en lo que se refiere al modo de representación de
la propia imagen o self, como al cumplimiento de las funciones del yo -distinción, yo-
función y yo-representación, propuesta por Freud (1923) y posteriormente
denominada por Hartmann (1939, 1951) yo y self-. Por último, existe un déficit del
superyó por no estar constituido –lo que puede dar lugar a un trastorno antisocial de
la personalidad- o por no estar idealizado, estando esta última problemática presente
en algunas depresiones. Asimismo, Bleichmar (1997) añade a la patología del
déficit la diferenciación entre un superyó indiferenciado, sin normas, y un
superyó normativo, que en casos extremos dará lugar a un superyó sádico.

Los procesos defensivos


El enfoque Modular-Transformacional distingue entre los clásicos mecanismos
de defensa y las defensas en lo inconsciente. Los mecanismos de defensa
fueron descritos desde el comienzo del psicoanálisis por autores como Freud (1915,
1916-17, 1924, 1933, 1938), A. Freud (1936), Fenichel (1941, 1945) o Klein (1937,
1946). En un primer momento, el desarrollo de las defensas se apoya en la primera
tópica freudiana (Freud, 1900), otorgando a éstas últimas la misión de ocultar a la
conciencia las representaciones displacenteras. La segunda tópica (Freud, 1923)
muestra la existencia de conflictos dentro de lo inconsciente, de movimientos
creativos de nuevas representaciones para contrarrestar otras. Las defensas en lo
inconsciente tienen sus ejemplos en los trabajos freudianos sobre el masoquismo
moral (Freud, 1924) y en los aportes de Bleichmar (1997), donde éste muestra cómo
se trata de contrarrestar la culpa inconsciente mediante el autocastigo
inconsciente, o la creación del objeto fetiche para contrarrestar la angustia de
castración. En general, algunas de las defensas con transformaciones en lo
inconsciente que propone Bleichmar (1997) son: la asunción defensiva de
identidades inconscientes, la defensa simbiótica inconsciente y la desactivación del
deseo en lo inconsciente. Al mismo tiempo existen defensas mixtas que intentan
evitar tanto el placer consciente como el inconsciente: las experiencias de
satisfacción compensatorias y los estados mentales como defensas –en algunos
casos contra el psiquismo en general) o en ciertos casos esquizoides descritos por
Fairbairn (1952)-.
Por último, y de manera sintética, Bleichmar (1997, 2004) divide las defensas en
intrapsíquicas e interpersonales. Dentro de las defensas intrapsíquicas se
encuentran los clásicos mecanismos de defensa, a los que denomina defensas de

86
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ocultamiento, y las producciones de lo inconsciente para contrarrestar el displacer o


defensas de transformación. Las defensas interpersonales pueden ser, a su vez,
aloplásticas –intento de transformación del mundo exterior para disipar el afecto
displacentero- o autoplásticas –modificación del propio sujeto para adaptarse a
medios externos patológicos y traumatizantes-.

STEPHEN MITCHELL Y PSICOANÁLISIS RELACIONAL

Stephen Mitchell nace el 23 de julio de 1946, en Nueva York, Estados Unidos.


Después de realizar estudios universitarios en Historia, Arte y Letras, realiza un
doctorado en Psicología Clínica en el Programa Postdoctoral en Psicoanálisis y
Psicoterapia de la Universidad de Nueva York. Durante su primer año de formación
comienza análisis personal con un analista freudiano, pero años más tarde, luego de
ingresar al Instituto William Alanson White, una academia de Psicoanálisis
Interpersonal, empieza un análisis cara a cara con un analista interpersonal. Este
giro en su formación, en lugar de ser un inconveniente la enriquece enormemente y,
a la postre, nos permite entender la tarea integradora que realiza este autor dentro
del psicoanálisis.
Su producción académica lo llevó a ser uno de los principales gestores de la tradición
relacional en psicoanálisis, tanto así, que Velasco (2009) lo considera “el padre del
psicoanálisis relacional” (p. 62). El libro que escribió junto a Jay Greenberg, Object
Relations in Psychoanalytic Theory (1983), así como su libro Relational Concepts in
Psychoanalysis: An Integration3 (1988), constituyen las piedras angulares del
paradigma relacional en psicoanálisis. El primero de estos libros señala Mitchell
(1993a), representa un giro que va de la comprensión de la mente como producto
del conflicto entre impulsos y defensas hacia una comprensión de la mente como
producto de relaciones con los demás. Además, dentro de su obra se encuentran
los libros Hope and Dread in Psychoanalysis (1993), Influence and Autonomy in
Psychoanalysis (1997), Relationality: From Attachment to Intersubjectivity (2000),
Can Love Last? The Fate of Romance over Time (2001) y el libro escrito junto a
Margaret Black, Freud and Beyond: A History of Psychoanalytic Thought4 (1996).
Stephen Mitchell fue también el fundador y primer editor de la revista Psychoanalytic
Dialogues y participó en la creación de la Asociación Internacional para la
Psicoterapia y el Psicoanálisis Relacional (iarpp por sus siglas en inglés), hasta el
día de su muerte el 21 de diciembre del año 2000, cuando tenía 54 años de edad.
Lamentablemente, su muerte se produjo en un momento fecundo de su carrera
debido a una falla cardiaca.
Mitchell censuraba las visiones totalitarias tanto en la política como en la ciencia, y
esa circunstancia se ve reflejada a lo largo de toda su obra, en la que aparecen
fuertes críticas a las teorías de los autores psicoanalíticos más influyentes: D.
Winnicott, M. Klein, O. Kernberg y, por supuesto, Sigmund Freud (Mitchell, 1993a;
Mitchell, 1993b; Mitchell, 1997; Mitchell & Black, 2004). Eso sin contar con la
87
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

fascinación que sentía Mitchell por la obra de autores que en su momento fueron
grandes disidentes de la tradición, tales como Fairbairn, Sullivan y Fromm
Como epistemólogo realizaba un trabajo arqueológico a las construcciones de
autores psicoanalíticos, develando las piezas fundamentales de sus teorías, y como
terapeuta, acompañaba estos descubrimientos con ilustraciones clínicas de su
propia experiencia.
Mitchell, como lo dice Ariel Liberman (2007), también fue un creador de puentes en
el psicoanálisis. Por medio de la creación del concepto de matriz relacional logró
una integración selectiva de diversas teorías, dejando aparte otras que no son afines
a este modo de organización. De esta manera, incluye dentro de las teorías
relacionales a la Teoría de las Relaciones Objetales, al Psicoanálisis Interpersonal,
a la Psicología del Self y a algunas versiones de la Psicología del Yo, como la de
Spitz y Mahler; y deja por fuera, las teorías psicoanalíticas clásicas, basadas en el
concepto freudiano de pulsión (Mitchell, 1993a). Esta elucidación de Stephen
Mitchell, sumada a otros factores que serán desarrollados más adelante, constituye
el inicio de un giro epistemológico dentro del psicoanálisis, el paradigma relacional.

EL ORIGEN DE UN NUEVO PARADIGMA: EL PSICOANÁLISIS RELACIONAL


La orientación relacional en psicoanálisis ha sido una de las principales versiones
alternativas a la teoría freudiana clásica, y Stephen Mitchell fue tal vez el precursor
más importante de este nuevo movimiento psicoanalítico. Sin embargo, como él
mismo lo explica (Mitchell & Black, 2004), el movimiento relacional ha sido una
construcción conjunta y no la labor de un solo pensador; un claro contraste frente a
lo que fue el psicoanálisis en sus orígenes, cuando se basaba casi exclusivamente
en los aportes de Freud. Algunos autores (Liberman, s/f b) incluso han planteado que
lo que se conoce como Psicoanálisis Relacional tiene que ver más con una serie de
preguntas y cuestionamientos que acerca de un conjunto de respuestas particulares
a estos.
Ahora bien, para que el lector se haga a una idea acerca de los orígenes de este
nuevo movimiento, quiero presentar, siguiendo el recorrido trazado por Lewis Aron
(2001), un breve repaso de las situaciones más importantes dentro de su historia en
los Estados Unidos, país en el que convergen gran parte de los autores más
representativos del Psicoanálisis Relacional (Rodriguez-Sutil, 2007).
Antes de los años sesenta el medio psicoanalítico norteamericano estaba dominado
por el enfoque estructural freudiano y el de la Psicología del Yo (Anna Freud, Heinz
Hartmann, etc.). A partir de esos años se empezaron a introducir diferentes escuelas
como la Teoría de las Relaciones Objetales del grupo inglés independiente
(Winnicott, Fairbairn, etc.) y la Psicología del Self de Heinz Kohut. Además, la
Psicología del Yo cambió varias de sus consideraciones, de la mano de Loewald y
Roy Schafer, autores norteamericanos contemporáneos que realizan importantes
críticas y variaciones a la teoría. También creció la tradición perteneciente al
Psicoanálisis Interpersonal, movimiento que siguió las contribuciones de Harry Stack
Sullivan, Erich Fromm, y otros. Más tarde, en los años setenta el Programa
Postdoctoral Psicoanalítico de la Universidad de Nueva York se dividió en dos grupos
88
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

(tracks), uno Freudiano y uno Interpersonal-Humanista que agrupaba las teorías del
Psicoanálisis Interpersonal. Por esta misma época entre los años setenta y ochenta
empieza a tomar fuerza una nueva escuela dentro del psicoanálisis, la Psicología del
Self. Esta nueva escuela fue motivo de intenso debate e introdujo nuevas ideas frente
a la práctica: extendió el rango de pacientes susceptibles de análisis; hizo nuevos
arreglos conceptuales acerca del problema del narcisismo y le quitó connotaciones
moralistas; introdujo serios cuestionamientos a la metapsicología clásica; y, con el
énfasis que dio al concepto de empatía, introdujo importantes cambios en la práctica
clínica, lo cual abrió nuevas formas de pensar la contribución del analista a lo que
experimenta el paciente en la relación (lo que en la teoría pulsional se denomina
transferencia).
Además, a la aparición de estas nuevas escuelas, teorías y autores dentro del
psicoanálisis, se sumó que el contexto norteamericano también estuvo influido por
algunos de los desarrollos intelectuales y epistemológicos de la época, como la
hermenéutica contemporánea, el postmodernismo, el postestructuralismo, el
construccionismo social y el feminismo.
De esta manera, lo que encontraron Stephen Mitchell y Jay Greenberg (1983) es que
todos esos avances dentro del campo psicoanalítico, junto a esos nuevos desarrollos
epistemológicos, estaban apuntando a una dirección similar: un paradigma
relacional. Y en este sentido, se organiza en 19887 un nuevo grupo del Programa
Postdoctoral Psicoanalítico de la Universidad de Nueva York, el grupo ‘Relacional’.
Con esta denominación se busca ampliar el objeto de estudio del psicoanálisis, al
integrar las dimensiones externas e internas de la relación con los otros (lo
interpersonal y lo intrapsíquico), las cuales habían sido tratadas de manera
dicotómica tradicionalmente (Bedoya, 2012).
Entonces, con la creación de ese nuevo grupo, puede decirse que se asientan las
primeras piedras del Psicoanálisis Relacional. Pero ahí no termina todo, a partir de
entonces se han venido desarrollando importantes aportaciones dentro de esta
nueva tradición. Acogiéndonos a lo presentado por Lewis Aron (1996), algunos de
las obras fundacionales de esta nueva tradición Relational Concepts in
Psychoanalysis: an integration (1988), de Stephen Mitchell. En ese texto, el autor
postula un arreglo conceptual que le permite integrar selectivamente un grupo de
teorías de diferente procedencia dentro del psicoanálisis y presenta su propia versión
de un modelo relacional.
• The Bonds of Love. Psychoanalysis, Feminism, and the problem of
Domination (1988), de Jessica Benjamin. Libro que además de desarrollar un
enfoque psicoanalítico feminista, enfatiza en la necesidad de que la teoría
psicoanalítica incluya perspectivas intrapsíquicas e intersubjetivas.
• La publicación en inglés, en 1988, del Diario Clínico de Sándor
Ferenczi, quien ha sido una importante influencia para muchos de los
psicoanalistas que siguen una perspectiva relacional en psicoanálisis.
• Credo: The Dialectics of One-Person and Two-Person Psychologies
(1989), escrito por Emmanuel Ghent. Este libro resalta la necesidad de dos

89
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

perspectivas dentro del modelo relacional, la perspectiva de una persona y la


de dos personas.
Además, el establecimiento en 1991 de Psychoanalytic Dialogues: The International
Journal of Relational Perspectives sirvió para tejer redes entre analistas relacionales,
resaltó el interés por el modelo relacional dentro del psicoanálisis y generó un
espacio de debate entre la variedad de enfoques del mismo. Y la creación de la
Asociación Internacional para la Psicoterapia y el Psicoanálisis Relacional (iarpp, por
sus siglas en inglés), en el 2001, sirvió para consolidar una identidad alrededor de
esta tradición emergente y para explorar similitudes y diferencias frente a otros
enfoques en psicoanálisis y en psicoterapia.
Ahora bien, el Psicoanálisis Relacional ha tenido buena acogida en países de habla
hispana como
España (Velasco, 2009) y Chile, país que organizó la conferencia internacional de la
International Association for Relational Psychoanalysis and Psychotherapy (iarpp) en
2013; pero ha sido poco el impacto que esta tradición ha tenido en Colombia, país
en el que el movimiento psicoanalítico ha tenido gran influencia de la escuela
francesa, pero muy poca de otras tradiciones como el Psicoanálisis Interpersonal, la
Teoría de las Relaciones Objetales o la Psicología del Self. Sin embargo, gran parte
de estas teorías son estudiadas dentro de lo que se conoce en el contexto
colombiano como Psicología Dinámica (Vanegas, 2006; Bedoya, 2012, Andrade,
2011).

STEPHEN MITCHELL Y EL PARADIGMA RELACIONAL


Como se mencionó en el apartado anterior, la obra de Stephen Mitchell tuvo mucho
que ver con la creación y consolidación del movimiento relacional en psicoanálisis.
El propósito, entonces, en este apartado, será realizar una revisión del trabajo del
autor y concentrarnos en los conceptos que tuvieron un mayor impacto para el
desarrollo del movimiento relacional.
Uno de los más grandes aportes de Mitchell al psicoanálisis y a la psicoterapia fue la
construcción de un marco conceptual que permite integrar selectivamente teorías
provenientes de diferentes escuelas, de tal manera que estas coincidieran en un
aspecto fundamental: la consideración de que el psiquismo se constituye a partir de
una matriz relacional. Esto implica que todos los fenómenos psíquicos y los
comportamientos humanos (sexualidad, agresividad, afectividad, motivación, miedo,
etc.) son entendidos, desde esta mirada, como experiencias interactivas, en las que
los otros internos y externos- ocupan un lugar esencial y constitutivo, diferente a
perspectivas individualistas de la mente que plantean la existencia de factores
innatos (pulsión p. ej.) como causas del comportamiento (Mitchell, 1993a).
Para Mitchell, el modelo pulsional es incompatible con el modelo relacional,
pues están basados en concepciones epistemológicas y políticas diferentes. Dicen
Greenberg y Mitchell (1983) que toda teoría científica se presenta inscrita en un
determinado contexto social y político, y que las tradiciones filosóficas que subyacen
al modelo pulsional y al modelo relacional son profundamente distintas. El primer
90
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

modelo, cuyo principal exponente es Freud, está basado en una idea del hombre
como ser individualista. Un Homo homini lupus (Un hombre lobo para el hombre,
siguiendo a Hobbes) con deseos esencialmente personales (pulsiones) que se
enfrentan a los ideales y mandatos culturales.
La teoría de Freud sobre las pulsiones presenta una visión pujante de la naturaleza
y la experiencia humanas; nos define como un conglomerado de tensiones asociales
y físicas representado en la mente por urgentes deseos sexuales y agresivos que
pugnan por expresarse. Vivimos en el choque de estos deseos con las exigencias
secundarias y más superficiales de la realidad social (…) La búsqueda analítica
clásica implica el descubrimiento de los impulsos infantiles instintivos y la posterior
renuncia a ellos (Mitchell, 1993a, p. 13).
En cambio, para el modelo relacional, basado en planteamientos de Fairbairn,
Winnicott, Kohut, Mahler, Sullivan, Fromm, entre otros, el hombre es un ser que
busca satisfacción no solo a través, sino al interior, de la comunidad humana.
El hombre, desde esta perspectiva, encuentra placer en la relación con los otros
seres humanos; relacionarse con los demás es una necesidad y un fin en sí mismo.
Por eso, plantea Mitchell que:
[Las teorías del modelo relacional] no nos describen como un conglomerado de
impulsos de origen físico, sino como si estuviéramos conformados por una matriz de
relaciones con los demás, en la cual estuviéramos inscritos de manera inevitable,
luchando simultáneamente por conservar nuestros lazos con los demás y por
diferenciarnos de ellos. Según este punto de vista, la unidad básica de estudio no es
el individuo como entidad separada, cuyos deseos chocan con la realidad exterior,
sino un campo de interacciones dentro de la cual surge el individuo y pugna por
relacionarse y expresarse. El deseo siempre se experimenta en el contexto de la
relación, y este contexto define su significado. La mente está compuesta de
configuraciones relacionales. La persona solo es inteligible dentro de la trama de sus
relaciones pasadas y presentes. La búsqueda analítica implica el descubrimiento, la
participación, la observación y la transformación de estas relaciones y de sus
representaciones internas (1993a, p. 14).
En el modelo pulsional la mente es monádica: las pulsiones (energías internas)
constituyen su contenido. Para el modelo relacional la mente es diádica e interactiva:
sus contenidos se construyen a través de las interacciones con los demás (Mitchell,
1993a; Sassenfeld, 2012).
Pese a lo anterior, es necesario aclarar que ninguno de estos modelos es ingenuo al
desconocer la influencia de factores genéticos o ambientales para la vida psíquica;
el modelo pulsional no es solipsista pues tiene en cuenta el ambiente como medio
en el que, con mayor o menor dificultad, se despliega el potencial pulsional de un
individuo, y el modelo relacional no es radicalmente ambientalista, pues reconoce el
papel que desempeñan los procesos orgánicos a la hora de interactuar con el medio
social. Sin embargo, la diferencia está dada por los acentos que pone cada uno de
estos modelos, por el lugar protagónico o secundario que asigne a lo relacional en la
configuración de la mente humana (Mitchell, 1993a).

91
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Un claro ejemplo de la diferencia entre estos dos modelos lo evidencia la


comparación entre la teoría psicosexual freudiana y la teoría del apego de John
Bowlby. Para la primera teoría, el bebé se relaciona con su madre o cuidador luego
de que se encuentra con que esta lo alimenta; es decir, la relación con la madre es
solo un medio para conseguir la satisfacción de su necesidad de alimentarse, pero
aquella (la relación) no constituye una necesidad en sí misma; lo mismo daría que
un biberón o una máquina surtidora le dispensara el alimento, porque al final es esto
lo que al niño le interesa. En contraste, la teoría del apego postula que el bebé busca
de manera urgente, además del alimento, la relación con la madre o el cuidador. La
relación, en este sentido, no es solo un recurso, sino que es en sí misma una
necesidad prioritaria para el ser humano. Y esta concepción del hombre, no sobra
decirlo, está basada en los experimentos etológicos realizados por Harry Harlow
(Marchesi, Carretero & Palacios, 1984) y en las observaciones de niños
institucionalizados, realizadas por René A. Spitz durante la primera mitad del siglo
xx. Recordemos que en los estudios de Harlow se muestra cómo una cría de mono
macaco prefiere (pues pasa mucho más tiempo allí) la compañía de su “madre” de
felpa que no tiene biberón, a la provisión alimentaria que le brinda una de alambre.
Y por su parte, entre las conclusiones más importantes que se encuentran en los
estudios de Spitz (2013), está la idea de que los niños pequeños que se encuentran
institucionalizados (niños huérfanos producto de la guerra), crecen con un desarrollo
precario, e incluso pueden llegar a morir, si los cuidadores que ocupan esta función
no establecen una relación afectiva con ellos. Es de resaltar que a estos niños que
presentan Síndrome de Hospitalismo se les satisfizo todas sus “necesidades
básicas”, como son la alimentación y el abrigo, pero no se les brindó un contacto
afectivo cercano. De esta manera podemos concluir que los seres humanos pueden
morir por falta de apego, por falta de un contacto afectivo con otro ser humano.
Entonces, para retomar el punto señalado por Mitchell, queda la idea de que el marco
conceptual desarrollado por este autor incluye aquellas teorías psicoanalíticas que
se sostienen sobre la base de que la principal motivación humana es una motivación
esencialmente relacional.
Por otra parte, es importante señalar que tal elaboración hace parte de un giro
epistemológico mucho más amplio que se presentó también en la antropología, en
la lingüística y en otras áreas del saber (Sassenfeld, 2012; RodriguezSutil, 2007;
Coderch, 2001). Ese giro hace referencia al hombre en general y a la mente en
particular:
La mente que se consideraba un conjunto de estructuras predeterminadas que
surgían del interior de un organismo singular, ha recibido una nueva definición y
ahora se cree que constituye modelos de transacciones y estructuras internas
derivadas de un campo interactivo e interpersonal (Mitchell, 1993a, p. 29, cursiva del
original).
Esta definición hace parte de lo que se conoce como Teoría Social de la Mente. En
Psicoanálisis, esta teoría toma cuerpo en diferentes escuelas o corrientes, como son
el Psicoanálisis Interpersonal, la Escuela Británica de las Relaciones Objetales, la
Psicología del Self y el Psicoanálisis Existencial. El gran aporte de Mitchell fue
92
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

integrar estas teorías bajo un único arreglo, el de la matriz relacional, y sentar las
bases para una nueva tradición: el Psicoanálisis Relacional.
La matriz relacional
La matriz relacional es un arreglo conceptual que Mitchell introduce (1993a) para
definir el objeto de estudio del Psicoanálisis Relacional y para facilitar la
categorización de diferentes teorías dentro del Psicoanálisis y la Psicología en
general. Se trata de un concepto orientador que permite integrar o excluir estas
teorías en el marco de un modelo relacional.
El término ‘matriz’ es polisémico, de tal manera que nos remite tanto al órgano
reproductor femenino, como a una zona de almacenamiento de variables o
elementos. En este caso, la palabra es usada por Mitchell para dar cuenta de la
gestación de la mente humana, la cual estaría constituida por variables relacionales,
representaciones que se construyen interactivamente a través del contacto con otros.
En síntesis, la mente sería una matriz constituida por variables relacionales. Y lo que
Mitchell encuentra (1993a) es que los avances más importantes en psicoanálisis han
partido de esta idea, pero se han desarrollado como teorías aisladas, ocupándose
de alguna de las tres dimensiones de esa matriz: el sí mismo, el objeto o el campo
interactivo.
Para entender un poco mejor de qué se trata, digamos brevemente que el sí mismo
está referido a las representaciones que un sujeto tiene sobre sí mismo (p. ej.
“yo soy generoso”, “yo soy miserable”, “yo soy superior a los demás”, etc.); el objeto
es el conjunto de representaciones que tiene ese mismo sujeto acerca de algún
otro significativo para él (p. ej. “mi padre es dominante”, “mi novio es amoroso”, “el
otro es sumiso”, etc.); y el campo interactivo está referido a los patrones o
esquemas transaccionales que se presentan entre el sujeto y algún otro
significativo con el que se relacione (p. ej. comportamientos de dominio de uno
sobre otro, conductas agresivas entre ambos, etc.).
La matriz relacional, entonces, como aparece en la figura 1, estaría conformada por
esas tres dimensiones, que, además, están en permanente interconexión.

93
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Figura 1. Dimensiones de la matriz relacional

Ahora, retomando lo descubierto por Mitchell (1993a), se encuentra que de la


dimensión del sí mismo se han ocupado principalmente Heinz Kohut y Donald
Winnicott, autores destacados de la Psicología del Self y de la Escuela Británica de
las Relaciones Objetales respectivamente. Ellos plantean que la motivación
fundamental en la experiencia humana es la búsqueda y conservación de la identidad
(la pregunta por el quién soy yo), la cual se reconoce, y pasa por las relaciones con
los demás.
De la dimensión del objeto, se ha ocupado de manera privilegiada la Teoría de las
Relaciones Objetales, en donde Melanie Klein y Ronald Fairbairn son autores
representativos. Uno de los conceptos nucleares de esta teoría es el de
repetición, el cual fue postulado por Freud y luego redefinido por otros autores del
campo psicoanalítico. Para Fairbairn, por ejemplo, los seres humanos tendemos a
repetir un cierto patrón relacional: buscamos y conservamos una determinada
manera de relación con otros, similar a aquella que establecimos con cuidadores o
personas que fueron significativas para nosotros. Desde esta mirada, entonces, la
forma que toma ese otro es el eje central de la vida psíquica del individuo.
Finalmente, de la dimensión del campo interactivo se han ocupado teóricos del
desarrollo como John Bowlby Daniel Stern, y teóricos del Psicoanálisis Interpersonal
como Harry Stack Sullivan. Estos autores consideran central para la indagación
analítica tratar de responder a la pregunta por cómo son las interacciones del
individuo; y estudian empíricamente los tipos de conducta interactiva que establecen
los infantes con sus cuidadores.
Ahora bien, dados estos tres grandes grupos de escuelas psicoanalíticas, que por
razones históricas y políticas trabajaron de manera independiente, a pesar de que
en sus teorías subyacían premisas que les eran comunes, Mitchell propone un
arreglo conceptual que permite integrarlas, la matriz relacional. Este concepto
posibilita la inclusión de las tres dimensiones de la relación (el sí mismo, el objeto y
el campo interactivo), así como las preguntas y postulados que las acompañan.
94
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Precisamente, el descubrimiento que hizo este autor fue encontrar la


complementariedad de algunas teorías psicoanalíticas que históricamente habían
mantenido una relación de exclusión.
Algo importante que aparece en Mitchell, dice Aron (2001), es la amplia lectura que
realiza de los distintos autores. Este mismo respeto por las ideas ajenas es lo que le
permite realizar una integración selectiva de conceptos, contrario a lo que la mayoría
de críticos realiza: leer superficialmente un autor y tratar de encontrar rápidamente
sus puntos débiles y desde ahí marcar la diferencia con respecto a su propia teoría.
Y aunque en esa integración se reconoce lo distinto, se hace énfasis en lo que hay
de común; un enfoque que probablemente Mitchell heredó de Harry Stack Sullivan,
uno de sus maestros intelectuales.
Ahora bien, después de observar de qué se trata el concepto de matriz relacional,
pasemos a revisar algunos de los modelos que se derivan de este constructo.
El modelo del conflicto relacional y otros modelos en psicoanálisis
Después de abrir la puerta a la integración de diferentes teorías relacionales en
psicoanálisis,
Mitchell avanza un poco más la discusión epistemológica y plantea su propio modelo
relacional (1993a). Él recoge algunos de los postulados de autores relacionales, pero
toma distancia de otros, y de esta manera presenta su propio enfoque clínico, el cual
denomina modelo del conflicto relacional. Pero antes de hacerlo, nos muestra dos
modelos que le preceden: el modelo pulsional y el modelo de la detención del
desarrollo.
El primero, el modelo clásico, fue desarrollado por Freud, y en este se plantea
que los seres humanos nacemos y vamos desplegando impulsos (pulsiones) que
buscan descarga y que tienden hacia el placer.11 Para este modelo, las motivaciones
psíquicas responden a una etiología orgánica, es decir, se derivan de una dotación
genética que es inherente a la persona; y el medio social simplemente es un lugar
que posibilita su despliegue. Aunque Freud se vio avocado en un primer momento a
pensar en el trauma real12 como la causa de las neurosis y demás afectaciones
mentales, se decidió por una teoría metapsicológica que plantea la existencia de
fuerzas biológicas (pulsiones) que hacen parte de la naturaleza del individuo y que
se constituyen en causa del conflicto psíquico de su portador; recordemos que para
Freud “la anatomía es el destino” (2004, p. 185). En su teoría de la sexualidad, la
persona viene con una predisposición para anclarse en alguno de los estadios del
desarrollo: oral, anal, fálico o genital, siendo de mayor gravedad la psicopatología
cuanto más primario sea el estadio del desarrollo “elegido” por el sujeto y por sus
posibilidades de satisfacción en el afuera. El conflicto, entonces, desde esta teoría,
nace de la dificultad que se presenta para dar satisfacción a estas pulsiones en el
afuera, ya sea debido a impedimentos sociales o a la posterior internalización de
estas prohibiciones en el superyó.
El segundo modelo, el de la detención del desarrollo, pertenece al grupo de
modelos relacionales y parte de las teorías de Heinz Kohut y Donald Winnicott.
Este modelo plantea que las dificultades psicológicas parten de la precaria
satisfacción de las necesidades relacionales de la persona por parte de su medio
95
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ambiente (padres, cuidadores, etc.). Desde esta perspectiva, el individuo es un ser


pasivo, “más botánico que zoológico, preconflictivo, inocente. En circunstancias
normales, se perfila como un bebé (…) que busca pacíficamente las condiciones
necesarias para desarrollarse, como una planta que sigue la luz” (Mitchell, 1993a, p.
155). El individuo, en el modelo de la detención del desarrollo, es un ser
rousseauniano que nace bueno y que se corrompe en sociedad; es un ser idealizado
pues no se reconocen sus propios aportes al conflicto interpersonal. Además, hay un
cierto carácter rígido en esta teoría, pues se considera que el desarrollo se detiene
ante la falta de provisión ambiental en un momento de la infancia, de allí en adelante,
las necesidades relacionales se paralizan y la persona ya no vive de manera plena,
hasta que encuentre un medio ambiente relacional que se sintonice con esas
necesidades primarias y las satisfaga.
En este escenario Mitchell plantea una tercera posibilidad, la del modelo del
conflicto relacional. Este modelo toma algunos elementos de sus predecesores:
del modelo pulsional retoma su
consideración sobre la naturaleza conflictiva de lo psíquico y del modelo de la
detención del desarrollo, su consideración sobre lo relacional como motivación
fundamental en la experiencia humana. El modelo del conflicto relacional hace parte
de las teorías psicodinámicas, pues reconoce que los contenidos mentales (en este
caso de naturaleza relacional) se encuentran en conflicto, en tensión, por tanto, lo
psíquico debe ser entendido como el producto de esa tensión. Dice Mitchell:
El modelo pulsional concede gran importancia al conflicto entre las defensas y las
pulsiones; después, la teoría estructural destaca la importancia del conflicto entre las
entidades psíquicas del ello, el yo y el superyó. El modelo de la detención del
desarrollo resta importancia al conflicto para dársela a la expresión de necesidades
de desarrollo y de provisiones ambientales que se consideran imprescindibles para
el crecimiento psicológico. La tercera opción, que se expone en estos capítulos,
es la del modelo relacional y el conflicto que, igual que el modelo pulsional,
considera que la pugna psicodinámica esencial de la experiencia humana implica
conflictos entre fuertes deseos, anhelos y temores. Empero, como el modelo de la
detención del desarrollo, considera que los elementos básicos de la mente son
configuraciones de relaciones, no derivados pulsionales. En el modelo relacional y el
conflicto, los antagonistas de los conflictos psicodinámicos medulares son las
configuraciones de las relaciones, las inevitables pasiones conflictivas que
surgen en cualquier relación y las exigencias contrarias, por fuerza
incompatibles, de las diferentes relaciones e identificaciones significativas
(1993a, p. 22).
Mitchell observa que el modelo pulsional tiene presente el conflicto intrapsíquico,
pero en último término lo refiere a contenidos inherentes a la persona (pulsionales);
y que el modelo de la detención del desarrollo privilegia el componente relacional de
lo psíquico, pero no reconoce su naturaleza conflictiva. En el modelo de Mitchell, el
conflicto es inherente a las relaciones. En ellas ganamos y perdemos cosas, pues
los seres humanos nos movemos en la frontera de la conservación de la identidad y
de la fusión con el otro: si me acerco mucho a mí mismo me alejo del otro, y si me
acerco mucho al otro me alejo de mí.
96
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Ahora bien, para sintetizar, el modelo del conflicto relacional considera que los
contenidos mentales se constituyen a partir de una matriz relacional y que el
conflicto es connatural a esos contenidos, pues nos movemos en los límites
de la integración y la individuación. Sin embargo, después de revisar las
diferencias entre el modelo pulsional y los modelos relacionales, es importante
aclarar que su distinción no se ajusta simplemente a la dicotomía entre lo biológico
frente a lo social, es decir, no se trata de hacer una identificación simple del modelo
pulsional con teorías biologicistas de la mente y del modelo relacional con teorías
sociales o ambientalistas de la mente. Ambos modelos son interaccionistas en el
sentido de que dan importancia a ambas dimensiones humanas, la biológica y la
social, sin embargo, el énfasis de cada teoría sí está en una u otra de estas
dimensiones. El modelo pulsional considera que “la anatomía es el destino” (Freud,
2004, p. 185) y que el ambiente (las relaciones) solo es una posibilidad para
desplegar esa predisposición innata. El modelo relacional, en cambio, tiene en
cuenta la existencia de un temperamento y un cuerpo con unas funciones
establecidas, el cual determina la aparición de una matriz relacional, pero considera
que ese equipamiento biológico toma significado y se configura en un contexto social
(Mitchell, 1993a).
En el modelo de Mitchell no existen significados a priori (pulsiones p. ej.), sino
adaptaciones evolutivas que se van configurando a partir de un contexto relacional.
Así mismo, la satisfacción de impulsos sexuales y agresivos (procesos que
hacen parte del equipamiento biológico humano) no es entendida como fin en sí
misma, sino como medio de satisfacción de necesidades relacionales. Es un giro
teórico que W. R. D. Fairbairn ya había planteado: la libido no busca el placer, sino
al objeto (2001).
Lo biológico inicia el movimiento, pero una vez que la rueda se empieza a mover, el
contexto social hace emerger contenidos novedosos, que modifican y dan sentido a
ese primer impulso.
En el modelo de las relaciones, la biología y los procesos interpersonales constituyen
ciclos perpetuos de influencia mutua. La evolución del humano ha generado un
animal cuya necesidad de desarrollo cultural y su gran capacidad para lograrlo
rectifica su propia naturaleza biológica. El cuerpo contiene procesos mentales que
se efectúan en un contexto social, el cual a su vez define los significados subjetivos
de las partes y los procesos corporales, que vuelven a moldear la vida mental
(Mitchell, 1993a, p. 16).
Precisamente el concepto de matriz relacional pretende mostrar ese movimiento
dialéctico que se presenta en el psiquismo, integrando polos que tradicionalmente
han sido considerados opuestos, pero que hacen parte de una misma experiencia
(Bedoya, 2012; Sassenfeld 2012)

Las personas están incluidas desde su origen en una "matriz relacional", pasada y
presente, que dirige y modula el desarrollo de su personalidad. Los seres humanos
nacen y viven en relación, desde la trama de sus interacciones precoces (pre, peri y
postnatales) su historia de vida personal es inseparable de los contextos sociales,
culturales y familiares en los que están incluidos. Desde esta premisa, la psicoterapia
97
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

psicoanalítica relacional es una perspectiva contemporánea desarrollada por clínicos


con interés genuino en no descuidar la atención clínica a las necesidades de los
pacientes, sin sacrificarlas a la investigación, las teorías y sus "ortodoxias". La
subjetividad del analista, a través de su implicación personal juega un papel principal
en el tratamiento, que se despliega mediante procesos de mutualidad y
reconocimiento que no niegan ni la diferencia de los roles ni su asimetría funcional,
ni por supuesto cuestiona la ética esencial del encuentro con el otro: ceder al otro,
para reconocerlo en plena calidad empática. Esta perspectiva reconoce que paciente
y analista pertenecen a un contexto social que les determina, y acepta el
cuestionamiento de los significados sociales e ideológicos de la intervención
psicoterapéutica. En este trabajo se examinan detenidamente las principales
tendencias que convergen esta perspectiva desde la mitad del siglo XX (Fairbairn,
Sullivan, Kohut, Winnicott, Pichon-Rivière), hasta su integración en uno de las áreas
de innovación más vigorosas en la psicoterapia actual, a partir de la labor integradora
de Stephen A. Mitchell. Finalmente se describen las principales características
teóricas y técnicas que aporta este enfoque para el trabajo clínico.

Cuestiones conceptuales

En este trabajo se presentan los conceptos y propuestas teóricas y técnicas que


fundamentan el enfoque contemporáneo conocido como Psicoterapia
Psicoanalítica Relacional. Iniciaremos esta exposición con algunas precisiones
conceptuales:

- Con el término “Relacional” nos referimos a poner especial atención sobre el


impacto que las relaciones humanas tienen en la génesis y dinámica de la
actividad mental, configurada como una psicología bi-personal, en la que el impacto
del observador sobre lo observado es continuo e inevitable. Se configura un campo
o sistema relacional amplio en el que los fenómenos psicológicos cristalizan y
emergen, en el cual la experiencia es continua y mutuamente compartida y se
organiza de forma recíproca, aunque no se pueda conocer directamente la
experiencia del otro ni establecer cual es más verdadera, ambas lo son, por
contradictorias que parezcan.

El objeto del PSICOANÁLISIS RELACIONAL es la transformación de los


principios organizadores inconscientes o modelos operativos internos que
tiene el paciente y que rigen su actividad y la experiencia de sí mismo y de los
otros, por otros más adaptativos y flexibles. Estos modelos se originan y
desarrollan en el campo intersubjetivo del paciente con sus figuras de apego y
cuidado infantil, y se actualizan y transforman en sus relaciones actuales y en la
relación terapeuta-paciente.

- “Psicoterapia Psicoanalítica Relacional” es la faceta clínica del


Psicoanálisis contemporáneo que modifica la técnica clásica incluyendo al
terapeuta como participe determinante, usando como método principal la

98
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

observación profunda de la dinámica intersubjetiva bidireccional que tiene


lugar en el encuentro y la conversación clínica; escoge sus focos con el objetivo
global de lograr cambios estructurales en los patrones organizadores inconscientes
de ambos partícipes, ampliando la calidad y funcionalidad de sus respectivas
matrices relacionales. Implica una epistemología bipersonal que asume la intensa
influencia de la conducta y personalidad de ambos (el llamado paciente y el llamado
terapeuta, determinándose recíprocamente, desplegando ambos sus modelos de
“estar con”, tanto dentro como fuera de la sesión.

En la aproximación psicoanalítica contemporánea constatamos la articulación


dialéctica de dos tradiciones teóricas principales:
1) La que pone el foco en la dinámica intrapsíquica, concebida como
representaciones mentales y fantasías del sujeto de las pulsiones; y
2) La que detecta y da relevancia decisiva a la influencia del ambiente
relacional en la constitución de la subjetividad.

Freud es punto de partida de ambas líneas de pensamiento y harán falta rupturas


y sucesivas generaciones para que el psicoanálisis devenga sensible a procesar el
impacto de numerosas influencias: la teoría de las relaciones objetales (Fairbairn); la
tradición culturalista e interpersonal (Sullivan); las líneas de pensamiento
independientes que ya trazó Ferenczi y que renaciera en Balint o Winnicott; todo ello
seguido de otras oleadas, la ruptura de Kohut con su primera época de rígido
freudismo y su propuesta sobre el Self y el narcisismo; también el Psicoanálisis leído
como Psicología Social (Pichon Rivière) o las más recientes incursiones críticas
construccionistas que incorporan las perspectivas del lenguaje y el género (de
Loewald a Benjamin), todo convergerá en Stephen A. Mitchell, el aglutinador del
pensamiento relacional, un pensamiento que no tapará, siendo así un modelo de
autor que abre nuevas perspectivas sin negar las ricas influencias que las
construyeron.

A modo de resumen, las figuras 2 y 3 muestra las trayectorias y los nuevos


conocimientos que van constituyendo este giro relacional del psicoanálisis, y las
diferentes perspectivas que lo integran.

99
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Figura.2

Figura.3

100
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA PERSPECTIVA RELACIONAL EN


PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA

Entre las premisas que definen la perspectiva relacional en psicoanálisis y


psicoterapia psicoanalítica están las siguientes:

- Las personas están incluidas desde su origen en una “matriz relacional”,


pasada y presente, que dirige y modula el desarrollo de su personalidad. Los
seres humanos nacen y viven en relación, desde la trama de sus interacciones
precoces (pre, peri y postnatales) su historia de vida personal es inseparable de los
contextos sociales, culturales y familiares en los que están incluidos.

- La subjetividad es la resultante de la matriz relacional o trama vincular


integrada por la historia de experiencias de las relaciones significativas a
través de los contextos vividos. La experiencia psíquica y los procesos mentales
pasan a ser considerados el producto de la influencia recíproca entre el sujeto y los
otros en el contexto intersubjetivo bidireccional (formados en la intercomunicación de
mundos de experiencia recíprocamente interactuantes), articulados en principios
organizadores inconscientes, tramas interfantasmáticas intersubjetivas, y no como
mero resultante de la actividad inconsciente derivada de los conflictos pulsiones-
defensas.

- Lo intrapsíquico y lo interpersonal se determinan recíprocamente, pero se


asume que lo intrapsíquico se constituye mediante la internalización de
experiencias interpersonales.

Estas experiencias interpersonales internalizadas están mediatizadas


biológicamente, y se articulan en una subjetividad que es inevitablemente intra, inter
y trans-subjetiva.

- La trama psíquica se teje sobre los conocimientos relaciones implícitos


que derivan de la matriz de relaciones precoces, incluyendo progresivamente
nodos conflictivos derivados de escenarios deprivadores o que exigen una
sobreadaptación compensatoria de déficits. Estos conocimientos relacionales
implícitos se articulan como patrones organizadores inconscientes (redes neurales
específicas) que se repetirán ante escenarios de relación que contribuyan a
activarlos. Dichos “conflictos” se recrean inconscientemente en la historia del sujeto
a través de sus relaciones y en las relaciones actuales, y la relación terapéutica
brinda una oportunidad de acceder a su experiencia y a la posible modificación de
los mismos.

- La actividad psíquica no es un derivado de las transformaciones de las


denominadas pulsiones (sexual y agresiva) sino contenidos de experiencia de
relación susceptibles de ser pensados y representados, que surgen del
despliegue de las necesidades humanas fundamentales (entre ellas el apego y
el reconocimiento) y de las dificultades de su articulación y desarrollo.
101
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

La intersubjetividad en el mutuo reconocimiento es un aspecto intrínseco del


desarrollo del self, tal como ha sido descrito en un apartado anterior. Un proceso en
el que el narcisismo juega un papel determinante.

- El “objeto de estudio” clínico es el campo intersubjetivo. Y para acceder


a él se utiliza el método “empático-introspectivo” que definió Kohut. Se
investigan los principios que organizan la experiencia del paciente (a través de la
empatía), los principios que organizan la experiencia del terapeuta (a través de la
introspección) y el campo intersubjetivo creado entre ambos (lo vincular), que a la
vez los incluye. Todos los diferentes planos y niveles de la comunicación (verbal,
para-verbal, no verbal, empático) están presentes en el despliegue de las
subjetividades y en su constante desarrollo.

- Pasamos de la prioridad en la comprensión de la biografía y síntomas del


sujeto en términos de conflictos evolutivos, a la indagación de la experiencia que
vive en sus relaciones actuales, incluido el encuentro clínico, donde seremos
observadores participantes (construyendo y organizando continuamente lo que
estamos observando) y estaremos presentes con nuestra propia subjetividad,
aproximándonos a una comprensión “good-enough” del otro.

- La observación e investigación del proceso terapéutico nos conduce a


fenómenos nuclearmente relacionales en su esencia y manifestación: alianza
terapéutica, transferencia, contra-transferencia, resistencia, impasse, respuesta de
rol….. Frente a la clásica concepción neutral y asimétrica de la posición del
terapeuta, que atraviesa todos los conceptos mencionados, la perspectiva relacional
lo concibe como transforma en una respetuosa exploración de una realidad conjunta,
dando lugar a significados mutuos que terapeuta y paciente como díada terapéutica
han construido, sin borrar por eso las diferencias. Junto al clásico estudio de las
depositaciones y proyecciones del paciente sobre el terapeuta, que este percibiría
como transferencia, la perspectiva relacional aporta el estudio de la influencia
constructiva del paciente sobre el terapeuta, en un modelo de influencia recíproca.

- La subjetividad del analista, a través de su implicación personal juega un


papel principal en el tratamiento, que se despliega mediante procesos de
mutualidad y reconocimiento que no niegan ni la diferencia de los roles ni su
asimetría funcional, ni por supuesto cuestiona la ética esencial del encuentro con el
otro: ceder al otro, para reconocerlo en plena calidad empática.

La Mutualidad es un proceso dinámico en el cual paciente y terapeuta están


mutuamente regulados o mutuamente influidos cada uno con el otro,
consciente e inconscientemente. Esta regulación mutua, origina sentimientos,
pensamientos, y acciones.

- La mayor y mejor conciencia social del valor de la subjetividad frente a la


alienación propiciada por la evolución de la sociedad tecnológica ha contribuido a
reconocer la naturaleza relacional de la individualidad, tal como se plasma
102
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

abundantemente en la cultura, la literatura, el arte, donde aparecen nuevas formas


de relación y sobre todo la primacía de los valores del encuentro personal sobre los
peligros del vaciamiento de objetos del self, tras el disfraz social tecnológico seudo-
comunicativo en que nos podemos quedar atrapados.

- Estas macro-tendencias sociales cuestionan un psicoanálisis convencional,


que sigue orientado a profundizar en una individualidad aislada de su contexto.
Atender a las necesidades actuales contextuadas del sujeto (que también pueden
ser re-edición de las pasadas) exige una orientación activa e implicada del
psicoanalista con dichas necesidades, y no solo con las fantasías y deseos
profundos del paciente aislado, que habrá de afrontar un crecimiento en solitario.

PENSANDO LA PRÁCTICA DESDE LA EXPERIENCIA DE RELACIÓN

Hace ya una década, desde el primer trabajo público del Grupo de Investigación de la
Técnica Analítica (GRITA) (Aburto, Ávila et al, 1999) proponíamos una práctica analítica
en la que las endebles fronteras entre psicoanálisis y psicoterapia, si es que podían
establecerse en una situación particular, no derivaban de proposiciones teóricas sino
del alcance que tenía la intervención en el encuentro con cada caso.

Defendíamos una práctica clínica analítica donde tenía cabida la contención, el


sostenimiento y la gestión, la intervención expresiva, la narcisización cuando es
necesaria, y consecuente e inevitablemente el impacto de nuestra presencia en el
paciente, y del paciente en nosotros, en lo que denominamos la utilización activa y
selecta de la contratransferencia.

Se trata de una labor que pertenece al encuentro entre dos personas, psicoterapeuta
psicoanalítico y sujeto que demanda ayuda, un espacio de encuentro donde ambos
descubren, aprenden y cambian en una relación global que incluye lo normal y lo
patológico. Un encuentro que posibilita un espacio potencial para el desarrollo e
integración del sí mismo en una relación íntima y exclusiva. Un mutuo intercambio
enriquecedor para ambos, pero forzosamente asimétrico en favor de generar creatividad
y crecimiento en el mundo interno del sujeto-paciente y su expresión intersubjetiva. Un
espacio “a disposición del paciente” donde el psicoterapeuta facilita un entorno
emocional favorable para la integración, y donde sus variadas necesidades evolutivas o
de afirmación del sí mismo no son siempre frustradas. Crear y vivir este espacio nos
hizo posible abrirnos a una experiencia diferente de la clínica y de la teoría, y
cuestionarnos hasta dónde la teoría y la técnica necesitaban ser repensadas, y a la vez
cómo responder a las demandas de la experiencia cotidiana con nuestros pacientes y
colegas.

Estas cuestiones se fueron articulando en estas décadas, sin por ello cerrar o resolver
su poder interrogador. Entre las reflexiones producidas están las siguientes:

103
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

* No encontramos la diferencia conceptual, ni técnica, más allá de lo anecdótico,


entre
Psicoanálisis y Psicoterapia Psicoanalítica, y hemos asumido la definición que
suelen usar H. Thomä y

H. Kächele (1989) de Psicoanálisis como “una psicoterapia focal de duración


indefinida y de foco cambiante”, un foco que situamos en la experiencia del
encuentro, en toda su complejidad. Si los principios organizadores inconscientes que
son el objeto de conocimiento del psicoanálisis, se originan, desarrollan y transforman
en contextos intersubjetivos, tanto el objeto de intervención clínica en psicoanálisis como
el método de la cura se sitúan – ambos- en la relación paciente terapeuta. No hay
analista observador sino partícipe que vive en sí y con el otro los procesos del paciente;
la calidad y profundidad de los procesos activados en el tratamiento dependerá de la
disponibilidad de ambos para explorar los momentos de sintonía y desencuentro vividos
en el análisis, no de parámetros de frecuencia de sesiones o de la garantía que ofrezca
una supuesta actitud neutral.

* No necesitamos una metapsicología (pulsional) para continuar siendo


psicoanalíticos. La metapsicologia freudiana ha atravesado varios intentos de
superación. Uno de ellos procedente de la Psicología del Yo, que añadió a los ya
tradicionales puntos de vista tópico, económico y dinámico, el genético-estructural.
También el pensamiento Kleiniano añadió nuevos puntos de vista: el posicional, el
dramático y el espacial. Y el pensamiento lacaniano fuerza una nueva lectura con su
tríada conceptual real-simbólico-imaginario.

Desde las teorías vincular e Intersubjetiva aparece la necesidad de una cuarta


tópica, que puede suponer una auténtica reformulación de las teorías clásicas, un nuevo
eje para pensar la clínica. Esta cuarta tópica que es intersubjetiva en su concepción
y en su lenguaje se ofrece como revulsivo para seguir pensando. Propone la
interacción o el interjuego del aparato psíquico del sujeto y del otro semejante en la
cultura, en su realidad externa material, en su realidad temporo-espacial, también
determinantes.

El Aparato Psíquico dejaría de ser concebido como cerrado e individual,


pasando a ser un sistema abierto en interacción, un “aparato psíquico extenso” como lo
ha denominado Merea (1998).

En esta nueva concepción de aparato psíquico el punto de vista tópico vendría definido
por el vínculo con el otro.

El punto de vista dinámico vendría definido por el contexto intersubjetivo de


Yoes heterónimos o multriplicidades del self. La heteronimia hace referencia a un
Yo que se manifiesta en una unidad imaginaria que es lo que llamamos personalidad.
La condición heterónima permite al Yo no sólo un despliegue defensivo determinado
ante el sufrimiento psíquico sino también el despliegue de la creatividad como baluarte
del progreso y no sólo de la repetición (Merea, 1998; Davies, 2007; Wachtel, 2008). Así
104
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

pues, desde el punto de vista dinámico, se incluye el conflicto intrayoico (Yo escindido
constitutivamente); el conflicto con los otros (interpersonal) así como el conflicto
transcultural que atraviesa al anterior.

El punto de vista económico contempla la ligazón afectiva con el objeto


(relaciones de amor-odio en las relaciones afectivas complejas).

* La Psicopatogénesis requiere también su cuestionamiento. El concepto de


salud psíquica superó su reducción a criterios sociales y adaptativos desde las
propuestas de Winnicott. La Salud psicológica pasó a ser concebida como una
clase de estructuración óptima o “La habilidad que tiene la persona saludable
para lograr un balance óptimo entre el mantenimiento de su organización
psicológica, por un lado, y su apertura por otro a nuevas formas de
experiencia” (Stolorow y Atwood, 1994, p.27).
Es decir que sus estructuras psicológicas están lo suficientemente consolidadas para
que puedan asimilar un amplio rango de experiencias del Self y Otros, manteniendo su
estabilidad e integridad. Pero a la vez son estructuras lo suficientemente flexibles para
acomodarse a nuevas configuraciones de experiencia del Self y los Otros, de manera
que la organización de la vida subjetiva pueda continuar su expansión en toda su
complejidad y amplitud. Diferentes psicopatologías reflejan dos tipos de fracaso en
lograr este “balance óptimo”. Es el territorio en el que hace ya dos décadas Killingmo
(1989) clarificó nuestra comprensión acerca de que:

• Hay trastornos psicológicos que reflejan la consolidación de estructuras


patológicas que operan rígidamente para restringir el campo subjetivo de la persona
(patologías de la rigidez de las defensas), y que podemos identificar como el ámbito
de la patología del conflicto.
• Hay trastornos psicológicos que reflejan déficits por la insuficiencia o el fracaso
de la estructuración evolutiva a la hora de consolidar el mundo subjetivo (Stolorow y
Lachmann, 1980), organizaciones psicológicas proclives, según Kohut, a la
autofragmentación, requiriendo la inmersión en objetos y vínculos arcaícos del self,
que necesita ser sostenido en su precaria cohesión. Es lo que Killingmo denominó
patología del déficit.

* Partiendo de esta distinción entre patología del déficit y patología del conflicto,
la perspectiva intersubjetiva ha formalizado nuevos modelos, tanto para el origen del
trastorno como para las hipótesis de cambio, situando el origen del trastorno en
mundos intersubjetivos tempranos. El conflicto intrapsíquico emerge de contextos
intersubjetivos en los que estados afectivos centrales para el niño, no han podido ser
integrados por falta de una respuesta empática de su entorno, de manera que son
disociados para que no entren en conflicto con los vínculos que resultan
imprescindibles, y congruentemente la situación terapéutica aporta la riqueza de un
interjuego entre los mundos diferentemente organizados del paciente y el terapeuta.
Las disociaciones defensivas de los afectos reaparecen en el tratamiento en forma

105
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de resistencias cuando el paciente teme que el terapeuta no esté bien conectado.


Cuando se salvan estas resistencias, se manifiestan los anhelos evolutivos, que
tienen opción a ser alcanzados.

* La revisión de las teorías de la memoria ha aportado un mejor conocimiento


de las propiedades y función de la memoria de procedimiento (Coderch, 2007),
soporte de la influencia cambiante del pasado en el presente, lo que tiene
consecuencias importantes para la comprensión de la transferencia y para la propia
dinámica del cambio, que no dependerá tanto de la reordenación de significados,
como de la nueva experiencia de relación continuada que contribuirá a hacerlo
posible. Esto ha implicado diversas revisiones del concepto de transferencia, que ya
no es vista como una repetición del pasado al servicio de la resistencia, sino como
la manera en que el analizado organiza la experiencia de relación que está teniendo
en el encuentro analítico, que usa como un vector evolutivo-constructivo. Los
patrones organizadores inconscientes se expresan mediante la memoria de
procedimiento, mientras que las construcciones conscientes están ordenadas por la
memoria declarativa. Transferencia y contratransferencia constituyen entonces un
campo intersubjetivo, un sistema de influencia mutua recíproca. No sólo el paciente
requiere al terapeuta como Objeto del self (Kohut, 1977), también el terapeuta
requiere al paciente en este sentido, aunque generalmente de forma menos arcaica.
En consecuencia, un foco básico del tratamiento es el análisis de la influencia de la
actividad del terapeuta sobre el paciente. Paralelamente, todos los fenómenos
clínicos se observan desde esta perspectiva intersubjetiva: alianza de trabajo,
reacción terapéutica negativa, resistencia, “puestas en escena”, etc.

* ¿Qué cambios técnicos implican estos conceptos? Hemos de partir de aceptar


la caída de los mitos clásicos sobre el proceso analítico y el papel del analista,
configurados en base a las ideas de neutralidad y abstinencia (Stolorow, y Atwood,
1997; Stolorow, 1994d; Stolorow, 1990). Más allá de la cultura de la privación y
frustración como ideal analítico, más allá de la imposible neutralidad (solo observable
en la desconexión paciente-analista), constatamos que la aplicación rígida e
indiscriminada de la regla de abstinencia no sólo no garantiza la pretendida
neutralidad, sino que puede resultar iatrogénica. La metáfora del analista pantalla
que como un espejo no se deja ver y tan solo refleja al propio paciente, es una utopía
pues el analista está sujeto a sus propios principios organizadores inconscientes y
resulta inevitable que sus aspectos personales se muestren a través de su actitud y
de sus interpretaciones. Lo que ha de hacer, por tanto, el analista es evaluar el
impacto que tienen sus principios organizadores inconscientes (incluyendo sus
principios teóricos) en su comprensión analítica y en sus interpretaciones. Desde una
lectura intersubjetiva, la terapia psicoanalítica se concibe como “Un procedimiento a
través del cual el paciente adquiere conocimiento reflexivo de su actividad
estructurante inconsciente (..) El tratamiento psicoanalítico ha evolucionado del
análisis de los síntomas al análisis del carácter (..) el objetivo de hacer consciente lo
inconsciente se ha ampliado hasta su aplicación a las estructuras invariantes de
significado que organizan prereflexivamente la conducta y experiencia del paciente
(y del analista)” (Stolorow y Atwood, 1994, p.26)
106
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

El cambio estructural que se espera produzca el proceso analítico opera en


diferentes niveles, tanto al nivel de completar déficits evolutivos, como de elaboración
y resolución de conflictos de naturaleza pulsional o traumática. A medida que
aumenta la calidad estructural del cambio por medio del proceso terapéutico, ambos,
paciente y terapeuta, desarrollan un saber procedimental sobre cómo pueden estar
juntos. Este saber procedimental sólo puede adquirirse si el terapeuta se encuentra
en libertad de ensayar con el paciente una amplia gama de intervenciones, respecto
de las cuales observa la reacción del paciente. Es necesario que tengamos
precauciones en la enseñanza de la técnica para no favorecer en el terapeuta una
“espontaneidad a la ligera”. Pero también es verdad, que uno de los principales
instrumentos técnicos ante el paciente es el uso de nuestra propia subjetividad
integrada en el conocimiento profesional. En la técnica clásica, el respeto al mito de
la neutralidad, y el miedo a la actuación coartaban mucho la participación del
terapeuta. Pretendíamos ser un observador neutral y cuasi-científico de los
fenómenos psíquicos, y no percibíamos la determinación de nuestra impronta
(freudiana, kleiniana, lacaniana, kohutiana...) y su lenguaje. Tampoco el enorme
potencial creativo de la experiencia compartida. Nuestro principal reto es pasar de la
teoría de la técnica clásica, a una teoría de la técnica centrada sobre la exploración
del vínculo paciente-analista.

* La tarea terapéutica tiene una estructura relacional. Paciente y terapeuta se


encuentran trabajando simultáneamente en los niveles afectivo, cognitivo y actuado
para deconstruir lo viejo, al tiempo que van construyendo modos de generar
significación y de estar juntos, más integrados, flexibles y promisorios. Esta
concepción del proceso terapéutico como una simultánea de-construcción de las
estructuras de control desadaptativas junto a una creciente articulación de otras
estructuras más competentes, ofrece una conceptualización más general de los
diversos niveles de procesamiento que se amalgaman en una nueva organización
emergente, en un momento dado del cambio terapéutico. Un cambio en el nivel de
la representación no solamente implica que haya cognición o insight sino también
modificaciones en el modo de estar con los otros y esto debe afectar igualmente a la
relación paciente-analista. Los momentos de reorganización deben contener un tipo
nuevo de consenso intersubjetivo que permita una apertura hacia nuevas iniciativas
y acciones interpersonales.

ESTO NOS CONDUCE A DIFERENCIAR DOS ESTRATEGIAS:

• Cuando predominan las estructuras patológicas (el ámbito denominado de la


patología del conflicto) el proceso de elaboración puede ser concebido como un
proceso gradual de transformación estructural, en el que la clarificación interpretativa
repetida de la naturaleza, orígenes y propósitos de las configuraciones del Self y los
Otros, entre los cuales es asimilado el analista, junto con la yuxtaposición repetida
de estos patrones con experiencias con el analista, en tanto que “nuevo objeto” al
cual ha de acomodarse, todo ello establece un nuevo conocimiento reflexivo, y al

107
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

mismo tiempo induce a la síntesis de modos alternativos de experienciar el Self y el


mundo objetal.
• Cuando se trata del predominio de estructuras deficitarias, se requiere una
concepción diferente del proceso de elaboración. Aquí se trata de desarrollar, hacer
crecer la estructura psicológica en lo que carece o es inestable como consecuencia
de fallas e interferencias evolutivas. En este caso al paciente se le permite que
establezca un vínculo de Objeto del Self arcaico con el analista, el cual sirve para
reinstaurar procesos evolutivos que se habían detenido o destruido en su fase natural
de desarrollo.
• El “potencial de cambio” del tratamiento psicoanalítico requiere también
considerar a la díada analítica. La analizabilidad no es una propiedad sola del
paciente, sino del sistema analista-paciente, que podemos formular en términos de
la “bondad de ajuste” entre en lo que el paciente necesita, ser mejor comprendido, y
lo que el analista es capaz de comprender (Emde, 1988), trasladando la técnica su
foco a las rupturas de alianza y a los impasse, como momentos clave para la
reorganización de la experiencia.
• Otra cuestión a debate es el papel relativo del “insight cognitivo” y de la
“sintonía afectiva” en el proceso de cambio. Cada vez se acumula más evidencia que
pone el énfasis en el poder mutativo de la “nueva experiencia relacional con el
analista” (Kohut, 1984), en detrimento de la confianza depositada históricamente en
la interpretación. Es posible que el efecto terapéutico de la interpretación resida
fundamentalmente en el significado específico que tiene para el paciente la
experiencia de ser entendido: El valor terapéutico del contenido de la interpretación
quedaría así relativizado, lo que viene siendo propuesto desde hace décadas , y ha
sido a la vez objeto de investigación (Boston Change Processes Study Group; Stern
et al, 1998).

El proceso terapéutico se resumen entonces en una alternancia continua entre la


dimensión evolutiva y repetitiva de la transferencia y contratransferencia, proceso
inherentemente intersubjetivo, vincular, formado por un campo psicológico
constantemente cambiante y creado por el interjuego entre los mundos subjetivos
diferentemente organizados del paciente y del analista. Cuando el paciente funciona
dentro de la dimensión evolutiva busca en el terapeuta la provisión de aquellas
experiencias que le faltaron en su desarrollo temprano (legitimación de la
experiencia, discriminación self y objeto, etc.). Cuando funciona en la dimensión
repetitiva, teme la reaparición de situaciones conflictivas de su pasado. Estas dos
dimensiones se alternan continua e inevitablemente pasando de estar en primer
plano a ser el telón de fondo, tanto en la transferencia del paciente como en la
contratransferencia del terapeuta.

* ¿Hay reciprocidad en la relación paciente-terapeuta?. Más que esperar


reciprocidad, ha de analizarse la influencia continua y dialéctica entre la actividad del
paciente y la del terapeuta. Así por ejemplo, si el paciente funciona bajo la modalidad
repetitiva de la transferencia, la estrategia estaría centrada en la introspección del
analista para detectar fallos en la sintonía respecto del paciente que provoquen en
108
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

él un comportamiento resistencial. Igualmente, este estado puede ser debido a una


buena sintonía del terapeuta que evoque la emergencia de anhelos arcaicos
disociados y el temor a una consiguiente retraumatización.

La propuesta relacional hace énfasis en la Mutualidad, no en la reciprocidad. La


psicoterapia siempre será un proceso de influencia mutua y también, inevitablemente
asimétrica, por la diferenciación de roles derivada de la especial responsabilidad y
autoridad del terapeuta. La mutualidad es una dimensión dialéctica continua y
discontinua, afirmación paradójica en apariencia, como las que nos ha enseñado a
aceptar la indagación sobre el pensamiento complejo (Cf. Morin, 1990). Es continua
porque atraviesa todos los aspectos de la psicoterapia. Y es discontinua porque está
presente en algunos niveles y ausente en otros. De todos los niveles o tipos modelos
hemos desarrollado principalmente dos: La “mutualidad de regulación”, evidenciada
en las investigaciones recientes sobre el vínculo temprano madre-bebé, de gran
aplicabilidad a la situación terapéutica; y la “mutualidad de reconocimiento”, un
fenómeno decisivo para la clínica que puede estar ausente durante grandes periodos
de tiempo y que constituye un ideal terapéutico bajo el enfoque intersubjetivo: la
actividad de ambos participantes, paciente y terapeuta, a partir de la cual emerge
una reciprocidad en el reconocimiento de la subjetividad del uno al otro, y configura
la relación terapéutica como un ámbito de cesión.

REFLEXIONES FINALES

La perspectiva relacional, a través del análisis de lo vincular (intra, inter y


transubjetivo) en la matriz relacional, viene aportando un nuevo horizonte para
la clínica psicoanalítica, que, más allá de su filiación conceptual, ha generado una
ilusión para el trabajo clínico con el paciente, sin menosprecio de nuestra implicación
y agencia en el proceso de cambio, del que somos co-partícipes.

Al tiempo, aporta las bases para pensar una renovación conceptual de la teoría y
de los métodos de la técnica, sin dejarnos atrapar en mitos que pueden alienar el
proceso, privarle de su significado transformador. La aportación de esta perspectiva
para una nueva comprensión de los fenómenos clínicos es incuestionable. Se
acepten o no en su totalidad estas propuestas, todas las escuelas
psicoanalíticas se tienen que enfrentar a la continua presencia del factor
intersubjetivo, con la naturaleza vincular de los fenómenos clínicos, que no son
sólo una propiedad del psiquismo aislado del paciente, sino fenómenos de un
sistema más amplio: paciente-terapeuta.

Nuestra tradición vincular, fundamento de nuestra inquietud por la transformación de


nuestra teoría y nuestra práctica, nos ha llevado a este diálogo, en el que hemos
reflexionado sobre las propuestas teóricas y técnicas que nos permiten entender
nuestra práctica clínica. La teoría del vínculo, desde Pichon Rivière, el pensamiento
Winnicottiano, la psicopatología vincular desarrollada en gran medida en nuestro
propio contexto intelectual, la psicología de dos personas de Arnold Modell, el
109
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

psicoanálisis relacional de Stephen Mitchell, o el pensamiento intersubjetivo de


Robert Stolorow, George Atwood y Donna Orange, son todas ellos aproximaciones
que, en gran medida, convergen en una preocupación común: Aprender de la
experiencia de nosotros mismos con y de nuestros pacientes, manteniendo viva la
ilusión del cambio.

ANTHONY RYLE Y PSICOTERAPIA COGNITIVO ANALITICA:


UN MODELO INTEGRADO DE INTERVENCIÓN

La Psicoterapia Cognitivo-analítica es un modelo de psicoterapia breve integrada,


limitada a 16 sesiones, desarrollada en la década de los 80 en Inglaterra por
Anthony Ryle* (1987, 1991, 1995, 1997, 2002) e introducida en España a principio
de la década de los 90 por el autor de este articulo (Mirapeix 1994, 1996, 1998,
1999, 2000, 2003, 2004). Establece inicialmente un límite de sesiones (16 sesiones
en el modelo clásico), que puede ser modificado en cuadros graves, alargando la
duración o acortándola, según el caso (duelos, problemas de elección, consejo de
crisis. etc.). Es una psicoterapia focal en la que terapeuta y paciente intentan clarificar
uno o varios focos sobre los que poder trabajar en la terapia. Esto permite establecer
uno o más procedimientos patológicos utilizados por el sujeto, para los que se podrán
utilizar un amplio rango de métodos terapéuticos. También es una terapia aplicable
en múltiples settings y formatos, pudiendo ser utilizada por profesionales
procedentes de diferentes entrenamientos como: psiquiatras, psicólogos, médicos,
ATS y trabajadores sociales.

Voy a desarrollar con más detenimiento lo que este modelo de terapia tiene de
integrador, cognitivo, analítico y centrado en la acción. Para ello introduciré la
diferencia entre el nivel teórico y técnico en cada uno de los apartados:

Que tiene de integrador este modelo: epistemológica y teóricamente se encuadra


dentro de lo que hoy se denominan modelos integradores de psicoterapia, de tal
forma que utiliza elementos tanto teóricos como técnicos, procedentes de diferentes
escuelas, realizándolo de una manera flexible, no se adscribe a una escuela clásica,
sino que se reconoce a sí mismo como un modelo diferente con una identidad
específicamente integradora. Desde un punto de vista más teórico, integra
procesamiento cognitivo y emocional, conocimiento declarativo y procedimental, y
procesamiento lineal/secuencial y múltiple/en paralelo. Desde el punto de vista
técnico, está doblemente orientado hacia el insigth y la acción, hacia la eliminación
de síntomas y al autoconocimiento, favorece la adaptación y la crítica, es una
psicoterapia auténticamente BioPsicoSocial, se sitúa en la intersección de la
integración longitudinal (intersistema) y la transversal (intrasistema).

Es una terapia cognitiva: desde el punto de vista conceptual, entendemos al ser


humano como un “informavoro” que despliega una conducta motivada y finalista,
110
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

organizada según una jerarquía fundamentada en los modelos de procesamiento de


información. Para ello se utiliza una secuencia jerárquica lineal, pero ésta tiene
siempre interferencias derivadas de las influencias de los contenidos emocionales,
explícitos o subyacentes, introduciendo un “ruido” en el procesamiento lineal y siendo
sólo posible entender este fenómeno desde una concepción basada en el
procesamiento en paralelo. Desde un punto de vista más técnico, tiene de cognitiva
que hace una utilización plena de la capacidad del paciente para pensar acerca de
sí mismo, fenómeno común a todas las terapias (Horowitz 2002), de sus rutinas
cognitivas disfuncionales, de sus estrategias cognitivas de afrontamiento, de sus
esquemas básicos (estructuras centrales de significación). Por otro lado es una
terapia que utiliza sistemáticamente los autorregistros y las tareas para casa, y
muchas de las técnicas utilizadas son tomadas de los enfoques cognitivo-
conductuales (Caro 97, 03).

Es una terapia analítica: toma en cuenta la presencia de motivaciones y contenidos


cognitivoemocionales que son desconocidos para el sujeto, ideas que están en un
nivel inconsciente, deseos y registros de memoria que no son accesibles a la
capacidad de autoobservación del sujeto sin una ayuda específica para ello. Las
experiencias tempranas se entienden como fundamentales, de tal forma que la
personalidad se conforma en base a los procesos de relación interpersonal referidos
en última instancia a la relación con la madre como relación estructurante de dichos
patrones de relación interpersonal, incorporando los desarrollos teóricos derivados
de la teoría del apego de Bowlby en sus versiones más actuales. Desde un punto de
vista técnico, entendemos que la carga afectiva de las experiencias es la que les
confiere una auténtica importancia individual y que toda intervención, para ser
efectiva, ha de estar mediada emocionalmente. Para ello, la relación terapéutica es
el mejor laboratorio experimental de los procesos de relación interpersonal, de tal
forma que los modelos actuales de relación son una reedición de patrones antiguos
y éstos se evidencian y se pueden modificar en el aquí y ahora de la relación
terapéutica. De ahí la importancia que se le da a la dialéctica transferencia-
contratransferencia y a la necesidad de una formación exigente que incluye una
terapia personal y supervisión de los terapeutas en entrenamiento.

Es una terapia de acción: como señalaba más arriba, la diferenciación clara y


contundente entre conocimiento declarativo y procedimental hace que concedamos
importancia tanto al insigth como a la acción. La interrelación entre cogniciones,
afectos y acción se enfatizan desde la evaluación inicial hasta la finalización de la
terapia. Una concepción proactiva y retroactiva de los procesos ayuda
definitivamente a comprender la interrelación entre los niveles indicados. El insigth
es una parte de los mecanismos de cambio pero no basta en sí mismo, es necesario
el paso al nivel de la acción, al cambio de conducta. Por lo tanto la práctica
programada y el ensayo conductual son básicos, los autorregistros son un buen
método y el ensayo a través role-playing en el aquí y ahora de la sesión es muy
potente. Todo lo hablado en la sesión ha de ser trasferido a la acción, si no la terapia
se quedaría en una reedición de una terapia dinámica breve.

111
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Este modelo, de sólo 20 años de edad, está en plena adolescencia y es una terapia
sujeta a investigación, evaluación y desarrollo. Ha sido objeto de investigación y los
resultados que se van obteniendo son alentadores (ver más adelante). Creemos que
hay datos suficientes para empezar a afirmar que es una primera terapia apropiada
y segura para muchos de los trastornos neuróticos y de personalidad que se ven en
la práctica cotidiana (Ryle 91, Mirapeix 98).

Podemos decir que está visión integradora cognitivo-analítica ejemplifica la dialéctica


hegeliana, en la cual los dos polos “aparentemente” antitéticos son sintetizados en
un modelo integrador en los diferentes niveles de ejecución de la terapia, como
vemos a continuación.

En la evaluación, la utilización de cuestionarios estructurados junto con la utilización


de las reacciones emocionales del terapeuta, sintetizan la estructuración y
objetivización en el proceso evaluativo, junto con la compresión empática y
emocional de dicho proceso. La reformulación del caso, un elemento fundamental de
la terapia cognitivo-analítica, sirve de guía para la selección terapéutica diferencial a
nivel estratégico y la prescripción técnica lo hace a nivel práctico; ésta, la
reformulación, es a su vez una descripción racional con un alto contenido afectivo,
que actúa como primera piedra sobre la que sustentar el edificio del cambio en
psicoterapia. La selección de objetivos en psicoterapia cognitivoanalítica va dirigida
tanto a las conductas observables como a la modificación de los procesos internos
de regulación cognitivo-emocional y sus repercusiones en las relaciones
interpersonales y en el automanejo del self. La actitud del terapeuta varía desde una
directividad pedagógica a una pasividad evocadora y provocadora de reacciones
emocionales en el paciente. Los niveles de intervención oscilan desde la focalización
en los síntomas hasta las intervenciones dirigidas a la verbalización, actuación y
resolución de los conflictos; tanto en actividades que se realizan intrasesión a través
de intervenciones transferenciales, role playings o utilización de tecnología propia,
como las representaciones secuenciales diagramáticas, así como a la utilización de
técnicas directivas a modo de tareas para casa, especialmente focalizadas en tareas
de índole interpersonal que se realizan en los periodos entre sesiones. Por lo tanto,
los niveles de intervención son tanto racionales, focales y sobre conductas
observables, como sobre niveles emocionales, simbólicos y de modificación de la
cualidad de las relaciones interpersonales. Una técnica utilizada en psicoterapia
cognitivo-analítica, como es la carta de despedida, claramente tiene un componente
relacional en la descripción de los logros conseguidos en la terapia, así como una
descripción de aquellos aspectos que aún quedan por trabajar, pero se pretende que
dicha carta de despedida tenga un alto contenido afectivo y que ambos elementos,
tanto el racional como el emocional, puedan ser utilizados como instrumentos para
el seguimiento del paciente.

Como vemos, la síntesis dialéctica entre elementos racionales y emocionales es una


constante en la psicoterapia cognitivo-analítica a lo largo de cada uno de los
subprocesos de la terapia.

112
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

ANTEDECENTES HISTÓRICOS DE LA INTEGRACIÓN COGNITIVO-ANALITICA

Planteamos que trascender a los enfoques singulares es lo característico de los


planteamientos integradores. La historia de la Psicoterapia es la historia de campos
y paradigmas que se desarrollan de manera desconectada sin tenerse en cuenta
unos a otros, viniendo su desarrollo marcado por las escisiones, las divergencias, los
enfrentamientos y las rivalidades, así como por las descalificaciones tanto teóricas
como técnicas e incluso en muchas ocasiones personales. Esto que es así dentro
de los diferentes modelos psicoterapéuticos, resulta especialmente significativo en
el psicoanálisis, cuya evolución viene marcada por las escisiones que se han
producido en su seno (Fine, R 1982). Pero esto no deja de ser una visión un tanto
maniquea. Las cosas, como siempre, son más complejas y plantearemos que a lo
largo de estos casi 100 años los intentos de integración han sido también una
constante.

De hecho, al propio Freud cabría considerarlo como un terapeuta con un espíritu


integrador (Frances 1988), en el que su continuada búsqueda de técnicas más
resolutivas, la evolución constante de sus desarrollos teóricos, y la multiplicidad de
fuentes teóricas de las que bebió, hacen de él un paradigma de espíritu integrador,
de cómo uno debe acercarse a la psicoterapia. En cierta forma y de manera sutil,
uno de los pioneros de la integración fue el propio Freud. En su artículo de 1909
sobre el tratamiento de las neurosis obsesivas hizo explícita referencia a la
importancia de impulsar al paciente fóbico a que se enfrente de manera activa al
objeto que le produce dicha fobia ("considerándose ésta una primera variante de la
desensibilización en vivo"), experimentando asimismo con los límites temporales del
setting terapéutico con vistas a promocionar el conflicto en el paciente y ganar
acceso a material inconsciente (Gold 1996).

El libro más reciente sobre la historia de la psicoterapia (Freedheim 1992), dedica un


capítulo entero a la historia de la integración en psicoterapia (Arkowitz 1992), lo que
da una idea de la importancia que desde el punto de vista histórico se le concede a
este movimiento.

El primer texto que intenta ser auténticamente integrador es el de Ischolondski, 1930


(citado por Garfield, S 1983), quien por primera vez intenta encontrar una síntesis
entre la teoría psicoanalítica y los desarrollos conductuales de la época. En esta
tradición, el primer texto publicado en inglés y procedente del campo psicoanalítico
es el de French, (1933). En esa época French estaba preocupado con la
correspondencia entre los constructos paulovianos de inhibición, diferenciación y
condicionamiento, y con los conceptos psicoanalíticos de represión, elección de
objeto e insight. Un año más tarde, otro autor, Kubie (1934), expandió las ideas de
French, llevando sus preocupaciones a considerar la posibilidad de que fenómenos
como el condicionamiento y la desinhibición jugaban un papel importante en la
relación terapéutica entre analista y analizado.

113
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Se podría decir, sin temor a equivocarse, que la historia de la integración teórica en


psicoterapia, es la historia del intento de combinar los enfoques psicoanalíticos y
conductuales.

Herzberg, 1945, describía cómo la prescripción sistemática de trabajo para casa


podía ser usada en el contexto de una terapia psicodinámica, llegando a proponer el
mismo autor que la utilización de tareas graduales, particularmente en aquellos
casos de pacientes con conductas evitativas, iba a ser especialmente útil.
Recomendaciones similares, de enfrentamiento a las situaciones fóbicas para los
pacientes, vienen recogidas como intervenciones técnicas realizadas por el propio
Freud (1909) con lo cual podríamos incluso decir que el propio Freud, creador del
psicoanálisis, llevó a cabo un trabajo integrador entre intervenciones interpretativas
dirigidas a conflictos inconscientes e intervenciones activas promotoras de actitudes
de afrontamiento claramente directivas dentro de la terapia.

Situamos la fecha de 1950 como hito de la protohistoria que describimos por hacerlo
coincidir con el trabajo más influyente publicado en ese año, el libro de Dollard y
Miller. El fin último de este libro es el de combinar la vitalidad del psicoanálisis, el
rigor del laboratorio científico natural y los hechos relacionados con la cultura,
expresando esto, indudablemente, el espíritu integrador que se va a respirar a lo
largo de todo el texto. Desde el prefacio, los autores intentan clarificar que la
psicoterapia debiera de dotarse de unos principios generales, que si estos fuesen
razonables y de una extensión apropiada, debieran de poder ser aplicados a todos
los tipos de terapia. De tal forma que la comprensión de estos principios debiera de
ayudar al estudiante de psicoterapia o a quien profesionalmente la práctica, a que
resulte más fácil el adaptar sus técnicas a los problemas infinitamente variables y
complejos de la terapia.

En este período, la influencia del trabajo de Dollard y Miller fue relativa y la evolución
del movimiento integrador durante estas tres décadas es relativamente torpe durante
las dos décadas iniciales. Durante las décadas de los 50 y 60 hay, como decimos,
cierto estancamiento produciéndose un auténtico incremento de publicaciones a
partir de los años 70. Iremos analizando todo esto detalladamente. Durante los
primeros años de estas décadas, los terapeutas conductuales estaban envueltos
activamente en definir y expandir la terapia de conducta. Éste aún no era el momento
adecuado para que los terapeutas conductuales considerasen las posibilidades de
integración de su enfoque.

Sin embargo, desde la parte psicoanalítica Alexander (1963) menciona que ningún
médico que trate a pacientes con el mismo método terapéutico aprendido hace 50
años será considerado como un médico que haga una terapia actualizada, sino que
se considerará que realiza un tratamiento obsoleto. Como contraste a esto y durante
el mismo período, el tratamiento psicoanalítico estándar se mantuvo prácticamente
sin modificación desde sus inicios a principios de siglo, y es que durante mucho
tiempo se consideró que el ser un reformador en el tratamiento psicoanalítico no era
un rol popular. Una de las aportaciones fundamentales que Alexander realizaba en

114
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

el artículo del año 1963, consistía en la crítica que realizó refiriéndose a que el
entendimiento del pasado debe estar subordinado siempre a los problemas del
presente. La terapia no debe considerarse pues, como una investigación genética
pura. Indudablemente, esta crítica realizada por Alexander sirve para establecer un
primer nexo de unión entre la búsqueda en el pasado y la repercusión que trabajo
psicoterapéutico debe buscar en la vida actual del sujeto, promoviendo conductas
más adaptativas que le permitan vivir y relacionarse con menos sufrimiento que el
traído a consulta por el paciente. Esta síntesis que permite el planteamiento de
Alexander en la búsqueda en la biografía del sujeto para promover una mayor
adaptación al entorno es la base que sustenta la posibilidad de trabajar con dos
orientaciones simultáneas; una dirigida a la elaboración del conflicto y otra a la
resolución del síntoma favorecedor de una mayor capacidad adaptativa del sujeto.

Por otro lado, escribió el propio Alexander, mucho de lo que sucede en psicoterapia
puede ser entendido mejor en términos de la teoría del aprendizaje, de esta forma
el proceso terapéutico se podría describir de manera adecuada en términos de dicha
teoría. Tal y como señala el autor, el problema específico de la terapia consiste en
encontrar una relación interpersonal adecuada entre el terapeuta y el paciente.
Inicialmente, cuando el paciente acude a consulta, esta relación está distorsionada
porque el paciente aplica a los mismos sentimientos y patrones de respuesta
conductual que fueron aprendidos y formados a lo largo de su historia pasada y que
no se aplican de manera adecuada a su situación terapéutica actual o a su vida real.
Durante el tratamiento, el paciente desaprende los antiguos patrones de
comportamiento y aprende patrones nuevos. Este proceso complejo de
reaprendizaje sigue los mismos principios que los procesos más simples de
reaprendizaje estudiados por los psicólogos experimentales. En psicoterapia, pues,
el refuerzo consistiría en una relación interpersonal más armoniosa, menos
conflictiva, a la que el paciente mediante una buena relación con el terapeuta y
posteriormente con su entorno y, eventualmente, con su propio yo ideal, menciona
Alexander. Volvemos a ver cómo del planteamiento que realiza Alexander se deriva
una reconceptualización en términos cognitivo-conductuales de la relación
transferencial, lo que a nuestro juicio vuelve a resultar otro pilar importante en la
síntesis teórica de los dos modelos clásicos.

A lo largo de la década de los 70, se observó un interés creciente en la integración


de los enfoques conductuales y psicoanalíticos. Resulta altamente significativo que
ya en el volumen número uno, el mismo año de la inauguración de la revista "
Behavior Therapy" se publique en la página 522 un artículo de Birk (1970) titulado "
Behavior therapy: Integration with Dynamic Psychiatry”. Indudablemente, esto ponía
de manifiesto cómo dentro del propio movimiento conductual comenzaban a tener
cierto eco y a desarrollarse intereses específicos por la integración de estos dos
enfoques. De tal forma que Birk señala en su trabajo que resulta útil y posible
combinar la amplitud de miras de la psicoterapia dinámica con las técnicas operativas
de la modificación de conducta. Las técnicas conductuales pueden ser utilizadas en
el contexto de la terapia interpersonal para eliminar o reducir síntomas
recalcitrantes o para intentar mejorar su eficacia. Las técnicas conductuales son
115
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

también útiles para forzar al terapeuta a estrechar su pensamiento acerca de los


mecanismos de formación de síntomas en el paciente. Finalmente, la viabilidad de
la utilización de estas técnicas capaces de eliminar síntomas y que pueden servir
para actuar como catalizadores en la psicoterapia, bien para abrir al paciente a
nuevas experiencias, o bien para clarificar las resistencias que pudieran de otra
forma mantenerse encubiertas. Termina diciendo Birk que la noción de que la
psicoterapia dinámica y la terapia conductual son incompatibles probablemente está
sustentada en el hecho de que muy poca gente está bien entrenada en ambas
técnicas. Ambos artículos fueron importantes a la hora de ilustrar la posibilidad
clínica de la integración de las técnicas conductuales y psicoanalíticas. Autores tan
puramente psicoanalíticos como Silverman (1974) sugieren, aunque de forma un
tanto cuidadosa, la utilización de las técnicas conductuales en los tratamientos
analíticos y focalizar al mismo tiempo las interpretaciones sobre las percepciones
que el paciente tiene, así como sobre el tipo de impacto que producen estas técnicas
conductuales en la relación transferencial.

En un artículo del mismo año (1970 a,b), Feather, Rhoads y Durham describen con
detalle cómo utilizan una técnica en la que, mediante la realización de un ejercicio
de fantasía dirigido a la selección de los conflictos subyacentes y escenas temidas,
las conductas fóbicas o los componentes obsesivos o compulsivos que tienen lugar
en el paciente, se lleva a cabo una terapia sintética de elementos conductuales y
psicoanalíticos, señalando los autores que los casos de depresión favorable en los
casos descritos sugieren que cuando la psicoterapia conductual es aplicada a los
conflictos centrales subyacentes a los síntomas que presenta el paciente, la
generalización de los efectos terapéuticos ocurre con mayor facilidad. Estos autores
recogen en la bibliografía de su artículo muchos artículos de Ferenczi, señalándolo
como uno de los iniciadores de una mayor actividad en la terapia psicoanalítica. A
nuestro juicio, el papel de Ferenczi como espíritu integrador y modificador de la
terapia psicoanalítica en pos de una mayor efectividad, brevedad, utilizando
estrategias más activas en tratamiento psicoanalítico, no ha sido reconocido
adecuadamente en la historia realizada hasta la fecha de la integración en
psicoterapia.

Uno de los trabajos más significativos de este período es el de Wachtel (1977),


discípulo de Dollard y Miller (el propio Dollard fue uno de sus primeros supervisores
en psicoterapia). Wachtel argumenta que el psicoanálisis freudiano ortodoxo y las
terapias conductuales radicales son probablemente muy incompatibles, de tal forma
que la integración entre ambas es bastante difícil. En contraste, el mismo Wachtel
persigue una integración que incorpore a la terapia conductual aspectos de los
desarrollos psicoanalíticos relacionados con los enfoques interpersonales (los de
Erikson, Horney y Sullivan) que enfatizan el contexto interpersonal del individuo y
favorecen una mayor actividad por parte del terapeuta, en comparación con otras
escuelas psicoanalíticas.

Es clásico el planteamiento de Wachtel en el que las intervenciones conductuales


activas pueden servir como una fuente para nuevos insight, así como los insight
116
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

pueden ser promotores de cambios en la conducta, con antecedentes en algunos de


los trabajos ya mencionados. La concepción de la psicodinamia cíclica de Wacthel
está recogida brillantemente en un texto publicado, en castellano, en 1988.

En esta década, Helen Singer Kaplan presenta un modelo de psicoterapia sexual


que es una combinación de técnicas conductuales y psicodinámicas. Desde el punto
de vista de la terapia familiar, también Gurman examinó las posibles convergencias
entre la terapia conductual y la psicoanalítica y la teoría de sistemas en el enfoque
de la terapia marital.

A finales de la década de los 70, aparecen por primera vez los trabajos iniciales de
Anthony Ryle en Inglaterra, intentando establecer un nexo de unión entre la
psicología y las psicoterapias cognitivas y el psicoanálisis, buscando un lenguaje
común de la psicoterapia a través de la reformulación en términos cognitivos de la
teoría de las relaciones objetales de Fairbain. Estas aportaciones iniciales de Ryle a
la síntesis de los modelos cognitivos y psicoanalíticos no ha sido recogida con la
importancia que a nuestro juicio tiene en la literatura americana de integración en
psicoterapia.

Durante estos últimos años, la integración teórica ha sufrido cambios radicales: el


giro teórico, técnico e incluso personal dado por Mahoney (1991); la aportaciones de
Guidano y Liotti (1983); el énfasis que actualmente se está dando a la importancia
de la afectividad (Greeberg y Safran, 1987); el valor de la relación interpersonal en
la terapia cognitiva (Safran y Segal 1991), el auge de la visión constructivista de la
psicoterapia (Feixas y Villegas 1991), y la concepción narrativa de la psicoterapia
cognitiva (Gonsalvez 1994), están suponiendo una auténtica revolución dentro del
campo de la terapia cognitiva. De tal forma que los modelos de psicoterapia que se
están desarrollando actualmente son psicoterapias cognitivas mixtas con una gran
infiltración de elementos psicodinámicos (en muchas ocasiones sin ser reconocidos
explícitamente). Ese campo de las terapias cognitivas post-racionalistas (Mahoney
1992, Feixas 1992) y los desarrollos psicoanalíticos que se acercan a planteamientos
cognitivos como los de la teoría de los esquemas personales de Mardi Horowitz
(1988, 1991, 1999) son los que van a permitir una integración fructífera de estas dos
escuelas clásicamente enfrentadas y que actualmente están llegando a puntos de
encuentro fundamentales. Esto augura que la confluencia de las terapias va a tener
lugar a través de los desarrollos cognitivos y analíticos, como muy bien ha sabido
sintetizar desde finales de los años 70 y principios de los 80 Tony Ryle con el modelo
cognitivo-analítico que, a juicio de Glass (1993), es uno de los modelos terapéuticos
más potentes, estructurados y sofisticados en el campo de la integración en
psicoterapia.

Principales campos de aplicación

Actualmente, es en el sistema nacional británico de salud donde la psicoterapia


cognitivo-analítica tiene mayor implantación, está siendo aplicada en diferentes
settings, formatos y dirigido a distintas poblaciones clínicas.

117
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Con respecto a las indicaciones y contraindicaciones de la psicoterapia cognitivo-


analítica, se la considera como un primer modelo de intervención tanto en la atención
primaria como especializada. En un estudio que se realizó sobre un total de 304
pacientes, a 120, es decir un 39% de la muestra total que acudió a la primera cita,
se les indicó la participación en un programa de psicoterapia cognitivo-analítica
como terapia de primera elección (Watson, 1992).

Este modelo de psicoterapia fue desarrollado específicamente para ser aplicado en


contextos públicos, y su estructuración y brevedad resultan idóneas para resolver la
mayor parte de problemas atendidos en estos primeros niveles asistenciales. Por lo
tanto cualquier tipo de queja psicológica puede considerarse como indicada para ser
tratada con este modelo de psicoterapia, a excepción de trastornos psicóticos,
trastornos bipolares, trastornos depresivos mayores con síntomas psicóticos,
utilización activa de drogas, sintomatología secundaria a patología orgánica,
conductas abiertamente psicopáticas y faltas de colaboración, que son las
contraindicaciones formales

La psicoterapia cognitivo-analítica está siendo aplicada actualmente en diferentes


settings: en unidades de agudos para tratar a patologías autoagresivas, habiéndose
descrito recientemente un modelo ultrabreve de psicoterapia cognitivo-analítica,
limitada a 3 sesiones, para aplicar en estos contextos protegidos:

- Para el tratamiento de pacientes con patología autodestructiva (Sheard,


2000)

- En el tratamiento de los trastornos alimentarios (Dennmán, 1995; Daré,


2001)

- Patología médica específica como el asma (Walsh, 2000) y la diabetes tipo I


(Fosbury, 1997) y su reciente aplicación a pacientes con patología renal
(Thorne, 2004)

- En psiquiatría forense para el tratamiento de pacientes graves que han


sufrido abusos sexuales (Clarke, 2000), adultos supervivientes de abusos
sexuales (Pollock, 2001) y en la tercera edad (Hepple, 2004)

- Un área especialmente relevante es la aplicación del modelo para el


tratamiento de los trastornos de personalidad (Ryle, 1994, 1997, 2000, 2003,
2004; Mirapeix 1999, 2001, 2003, 2004).

Por otro lado la psicoterapia cognitiva analítica también está ampliando sus
indicaciones más allá de su formato individual y está siendo utilizada en formatos de
pareja (Ryle, 1991) así como en psicoterapia grupal (Maple, 1995). Ambos protocolos
de intervención (de pareja y grupal) están siendo ensayados en el Instituto de
Estudios Psicoterapéuticos de Santander.

ASPECTOS TEÓRICOS DE LA PSICOTERAPIA COGNITIVO-ANALITICA

118
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Los orígenes de la psicoterapia cognitivo-analítica se remontan a la aplicación de la


técnica de la rejilla (versión española en Feixas, 1996) al estudio de las
características psicológicas y del sistema de constructos que tenían los pacientes
que seguían un tratamiento psicoterapéutico de características psicoanalíticas (Ryle,
1975). La necesidad de desarrollar un lenguaje común para posibilitar el
entendimiento entre las diferentes escuelas psicoterapéuticas fue una aportación
importante de una época en la que Ryle (1978) abogaba por una utilización de
terminología cognitiva que sustituyese el lenguaje psicoanalítico por términos mucho
más cercanos al paciente.

En esa misma época, Ryle tipifica una serie de patrones cognitivos disfuncionales
observados de manera sistemática en los pacientes neuróticos investigados que
estaban siguiendo tratamiento psicoterapéutico. Estos son los que denominó:
trampas, dilemas y pegas (Ryle 1979). Años después, desarrolló un Cuestionario de
Psicoterapia dirigido a la detección de estas distorsiones cognitivas en las primeras
sesiones de psicoterapia (ver más adelante).

Las trampas son formas fijas de ver las cosas, que actúan como profecías auto
cumplidas pudiendo ser representadas como bucles circulares que se
autorefuerzan, de tal forma que están fundamentadas en una cognición - asunción
negativa, que implica un patrón de actuación negativo que refuerza de manera
automática la primera de las asunciones. Hay diferentes tipos de trampas que vienen
recogidos en el cuestionario de psicoterapia del que hablaremos en la parte práctica
y que está disponible on-line, pero todas ellas pueden ser representadas de manera
diagramática de la siguiente forma:

Los dilemas son elecciones dicotómicas falsas que se plantean de manera


polar y que harían coincidir esta descripción de disfunción cognitiva tanto con el
pensamiento dicotómico de Beck como con los mecanismos de escisión descritos
por los modelos psicoanalíticos clásicos (la relación entre ambos es compleja). En el
caso de los dilemas ambos polos de la meta deseada no se pueden conseguir por
sus connotaciones negativas. Estas elecciones dicotómicas pueden ser sobre uno

119
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

mismo o sobre la relación con otro y hay diferentes tipos de dilemas que pueden ser
referidos a uno mismo o a la relación con el otro. Estas polaridades dicotómicas se
pueden describir en pares que luego van a poder ser representados
diagramáticamente con dicotomías del estilo ó/ó: represiónexpresión, seguridad-
peligro, gratificación-punición, perfeccionismo-dejación, obedienciaoposicionismo,
sumisión-dominación, narcisización-autocrítica, caprichoso-frustración, etc. Todos
los anteriores son ejemplos de dilemas relacionados con el manejo del sí mismo; a
continuación ofrezco algunos ejemplos de dilemas relacionados con el self y el otro:
compromiso-aislamiento, asertividadinhibición, desconfianza-confianza, sadismo-
masoquismo, implicación-distanciamiento, agresoragredido, despectivo-
despreciado, admirado-detestado, cuidador-cuidado.

Las polaridades dicotómicas están siempre referenciadas a esquemas personales y


sus roles recíprocos implícitos (ver más adelante). Estos dilemas y los componentes
relacionales implícitos están relacionados con distancia y/o peligro, en las que el
sujeto o bien se siente solo y en riesgo o la cercanía emocional provoca miedo a la
pérdida y/o al daño del self. Dilemas referidos a conflictos con la dependencia, en los
que el sujeto se plantea una dicotomía relacionada con el ser fuerte y tener capacidad
de dar, o ser débil y poder sólo recibir. Dilemas relacionados la sumisión, en los que
las imposiciones se responden con una obediencia o bien con un sabotaje o dilemas
relacionados con el control, en los que el sujeto controla sus sentimientos o teme
que se produzca un caos. Por último, hay dilemas referenciados a esquemas
instrumentales expresivos relativos a conflictos en el manejo de los sentimientos
derivados del rol sexual. La representación diagramática de los dilemas es como
sigue:

Por último, las pegas son conceptualizadas como prohibiciones ante el éxito, es
lo que llamamos “síndrome del sí pero”; su origen puede ser externo por el temor a
120
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

la respuesta de los demás o bien interno por culpa, envidia o prohibición del placer.
La representación de las pegas es como sigue:

Las trampas, dilemas y pegas precisaban de un referente teórico que permitiese


articular estos constructos para que tuviesen una aplicabilidad clínica, lo cual dio
lugar al desarrollo de lo que se consideró la piedra fundamental en la que se sustenta
la P.C.A.: el Modelo del Procedimiento Secuenciado (Procedural Sequence Model,
P.S.M., Ryle 1991). El PSM (Modelo de procedimiento secuenciado). Se denomina
así porque la unidad de estudio es la secuenciación de un procedimiento o el análisis
del procedimiento en sí. Un procedimiento describe la forma en que se despliega
una serie normal de actos mentales y conductuales encaminados a la consecución
de un fin determinado. Esta secuencia cognitiva implica procesos mentales, acción,
así como sucesos y consecuencias ambientales. La secuencia que se sigue en estos
procedimientos encaminados a la acción podría considerarse como bucles
cognitivos repetitivos y realizados por secuencias de operaciones más simples
subordinadas a la consecución de objetivos más complejos.

Según este modelo, la secuencia básica de un procedimiento se puede describir en


las siete etapas siguientes (Ryle, 1991):

1. Formación de un objetivo en relación con el entorno o con un suceso del entorno.

2. Evaluación del significado personal del objetivo dentro de este contexto. Esto
implica tanto un "procesamiento afectivo" inconsciente que indica los significados
personales implicados, como procesos cognitivos que tienen relación con la
memoria y con la evaluación de la congruencia del objetivo con otros objetivos y
valores.

3. Predicción de a) la propia capacidad para conseguir el objetivo y b) las


consecuencias probables de su logro.

4. Estudio de los medios posibles (subprocedimientos).

5. Actuación.

6. Valoración de la efectividad de la acción y consideración de las consecuencias.

121
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

7. Mantenimiento del objetivo, o, por el contrario, modificación o abandono del mismo


y confirmación o revisión de los medios.

Este esquema de 7 pasos desarrollado por Ryle y conceptualizado como el PSM, se


representa de manera gráfica en el siguiente dibujo, que nos va a permitir
comprender mejor cuál sería la estructura operativa gráficamente representada de
los pasos que hemos señalado anteriormente.

A todo acto de percepción, bien sea interno o externo, el individuo le atribuye un


significado, el sujeto valora sus propias capacidades con respecto a dicha situación
y anticipa las consecuencias que se pueden derivar de sus actos. Toda esta
secuencia lineal viene mediada emocionalmente y condicionada por el o los
esquemas activados en ese momento.

Como se representa en el dibujo 1, cada uno de los pasos de la secuencia hunde


a través de las flechas radiales sus raíces en las estructuras centrales de
significación o configuración específica e individual de esquemas personales
(unidades ocultas de procesamiento en terminología de procesamiento distribuido en
paralelo). La psicoterapia se ocupa pues de ambos niveles: de la alteración en la
secuencia del procedimiento (procesamiento lineal) y de las alteraciones producidas
en los subniveles de la secuencia (unidades ocultas de procesamiento), derivados
de los sesgos producidos por las emociones implicadas, incorporadas a la estructura
de esquemas subyacente y a los roles recíprocos implícitos. La relación dialéctica de
ambos tipos de procesamiento, es lo que da un auténtico sentido individual a las
subrutinas cognitivas disfuncionales tipificadas como trampas, dilemas y pegas, y a
cualquier configuración conductual derivada de un procesamiento de información,
mediado por los componentes emocionales individuales (Mirapeix, 2000).

122
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Nuestra concepción del funcionamiento psíquico es también modular, pero referida


fundamentalmente a los subniveles de procesamiento de información que son los
que contribuyen a codificar la información percibida, tanto externa como interna. Los
niveles perceptivos, atribucionales y ejecutivos están relacionados íntimamente con
los esquemas personales y con el emergente intermedio de los estados mentales
(Ryle, 2002) o del modelo de trabajo tal y como lo plantea Horowitz (1999).

La concepción que presentamos basada en un complejo modelo de procesamiento


de la información, lineal y en paralelo, ayuda a comprender situaciones clínicas en
las que la transferencia dominante en un momento dado viene determinada por el
estado mental activado que se encuentra vinculado al esquema interpersonal
subyacente y al patrón de relación interpersonal subsumido en los roles recíprocos
y asentado en una emoción nuclear básica que articula los patrones de relación y
por ende el modelo de relación transferencial, que en un momento determinado
puede estar activándose con el terapeuta. Las transferencias pueden ser múltiples
en la medida en que las diferentes temáticas abordadas a lo largo de la sesión
puedan estar activando uno u otro de los esquemas interpersonales que tenga el
paciente, de tal forma que los estados mentales que se activan a lo largo de la sesión
contribuyen a explicar los modelos de transferencia múltiple que secuencialmente se
actúan en la relación interpersonal puesta en juego en la terapia y que es
comprendida como referida a los roles recíprocos e implícitos en el esquema
interpersonal del sujeto y actualizados secuencialmente en los patrones
transferenciales actuados en la psicoterapia. La labor del terapeuta consiste en
identificar estos diferentes estados mentales y sus referentes relacionales implícitos
en los roles recíprocos y en las emociones subyacentes, de tal manera que la
identificación, descripción, reformulación y modificación de dichos patrones de
relación, contribuya a la reestructuración de los significados y a la modificación de
los patrones de funcionamiento del sujeto. Como veremos en la parte técnica, esto
no está solo basado en el insigth sino en intervenciones que también están dirigidas
a la acción.

A medida que la psicoterapia cognitivo-analítica se fue aplicando a casos más


complejos se hizo necesaria una ampliación del marco teórico, desarrollando el
modelo de los múltiples estados del self. Este fue una evolución en respuesta a las
dificultades prácticas encontradas en la comprensión y reformulación del tratamiento
de los pacientes con trastornos de personalidad severos. A medida que fue
haciéndose patente la utilidad de representar los diferentes roles recíprocos y sus
patrones de rol relacional en estados del self separados, se hizo cada vez más
necesario desarrollar una conceptualización teórica que describiese la evolución de
la estructura que se estaba utilizando (Ryle 1997).

Desde el punto de vista clínico, hay pacientes que se presentan de manera muy
diferente de una sesión a otra, por ejemplo marchándose de una de las sesiones de
manera cercana y con un estado de ánimo aliviado, mientras que vienen a la próxima,
resentidos y suspicaces. Éstos pueden ser indicadores de la existencia de estados
mentales diferenciados. De manera mucho más directa, hay pacientes que generan
123
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

confusión en el terapeuta por cambios en su estado mental durante la sesión. En


muchas ocasiones esto ocurre sin que exista una evidente provocación y en otras
debido a algo que ha dicho el terapeuta o relacionado con el tópico que se está
discutiendo en ese momento en la sesión.

Los roles complementarios incorporados en este proceso de aprendizaje


interpersonal son lo que denominamos roles recíprocos. Estos y su correspondiente
carga emocional implícita, sirven de atractor a los componentes del esquema
interpersonal que se activa en determinadas situaciones ambientales y que provoca
el despliegue de los patrones intrapsíquicos archivados en los registros de memoria
proposicional y procedimental del sujeto. Ambos polos de los roles recíprocos son
repertorios conductuales aprendidos, uno por reacción directa vivencial y otro de
forma vicaria por identificación. Es decir, cuando un niño es maltratado por su
progenitor, la pareja de roles introyectados incorpora los dos patrones conductuales,
el patrón de maltratador y la vivencia de maltratado, con lo cual la díada
maltratador/maltratado se incorpora al repertorio conductual del sujeto, pudiendo
éste comportarse de una u otra forma, en función de cuál de los polos del rol
recíproco se active en función del contexto y de la relación con otros esquemas
interpersonales con los que pueda estar concatenada su activación. De tal forma que
podemos decir que el sujeto puede desplegar conductas derivadas de la activación
de uno u otro polo de esta díada relacional y esto lo hará de forma voluntaria o
automática, y en muchas ocasiones desplegando conductas que están más allá del
control consciente, especialmente cuando éstas se refieren a patrones
comportamentales vinculados a los registros de memoria procedimental.

En la siguiente tabla vemos las díadas que pueden servir de referencia y guía
terminológica para la descripción de los roles recíprocos básicos:
ROLES ROLES FILIALES
PATERNALES

Cuidador Cuidado
Protector Protegido
Contenedor Contenido
Reforzador Autónomo y seguro
Sobreprotector Dependencia
fusional
Sobreimplicado Angustiado
Maltratador Maltratado
Despectivo Rechazado
Abusador Abusado
Destructivo Aplastado
Controlador Controlado
Idealizado Despreciado

124
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

Activo Pasivo
Critico Devaluado
Incompetente Necesitado
Dependiente Maduro forzado
Explotador Sumiso/cabreado

Estos roles recíprocos, sirven de atractor a los diferentes componentes de los


esquemas interpersonales. Estos esquemas interpersonales están compuestos por:
afecto, representación icónica, representación proposicional, contexto en el que se
desarrolló la escena/acción, patrón de relación experienciado (roles recíprocos
internalizados), registro mnésico vinculado a las acciones ejecutadas y componentes
vinculados a las estructuras motivacionales y de significado atribuido. La activación
de estos esquemas interpersonales junto con los roles recíprocos subsumidos en
ellos tiene influencias decisivas sobre los patrones de procesamiento de información
de tal forma que configuran la percepción, sesgan el procesamiento cognitivo,
contribuyen a configurar los patrones de relación interpersonal, determinan los
elementos de autoevaluación del sujeto, intervienen en la planificación ejecutiva y se
encuentran en permanente desarrollo, modificación y adaptación en función de las
experiencias que el sujeto tiene al desarrollar su conducta y reorganizar sus patrones
de comportamiento en función del feed-back recibido.

La rigidificación y persistencia de patrones de funcionamiento nocivos y generadores


de malestar intrapsíquico e interpersonal están en la base de cualquier comprensión
interpersonal de la psicopatología. Por lo tanto una concepción basada en la teoría
de esquemas contribuye a una comprensión de la psicopatología con un modelo
conceptual unitario, de tal forma que este modelo basado en los roles recíprocos
subsumidos en los esquemas interpersonales, debe explicar tanto la conducta
normal como la patológica. Esto queda pendiente de un desarrollo futuro, aunque se
están dando algunos pasos en lo referido a los trastornos de personalidad y
concretamente al trastorno bordeline como luego tendremos ocasión de ver.

Los cambios de estado mental están acompañados de alteraciones en el tono de voz


y en la postura y pueden venir acompañados de síntomas disociativos. En este
sentido pueden ser similares a los fenómenos descritos en los trastornos de
personalidad múltiple que revisó Putnan (1996). Cuando se sospechan estados del
self separados, los pacientes han de ser entrevistados preguntándoles sobre la
posibilidad de reconocerlos y caracterizarlos; muchos pacientes no tienen
dificultades en pensar acerca de sí mismos en la forma sugerida, pero puede resultar
de ayuda dar al paciente instrucciones y herramientas para poder llevarlo a cabo.

El cambio de los estados mentales es perfectamente detectable en la terapia, de tal


forma que en la relación interpersonal con el paciente el terapeuta puede percibir
sutiles cambios en el tono emocional, en la conducta verbal y en la no verbal y
correlacionado todo ello con reacciones contratransferenciales en el terapeuta, que
se resienten ante el tono emocional vinculado al estado mental activado en un

125
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

momento concreto. Así, los estados mentales activados corresponden a patrones


interpersonales que llevan subsumidos los roles recíprocos que activan complejos
esquemas interpersonales o asociaciones de los mismos y que vienen asociados
con componentes proposicionales y de significado que intentamos tipificar en terapia,
como voces intrapsíquicas vinculadas a personajes y patrones y escenas vividos
por el sujeto, y que contribuyen a conformar los mensajes tanto verbales como no
verbales de un estado mental concreto. Es necesario diferenciar entre la morfología
de los cambios de estado normales y patológicos. Cualquiera puede sufrir cambios
en sus estados mentales, pero éstos suelen ser amplios, tolerables, con una
transición suave, vinculada al contexto y flexible en términos generales. Por el
contrario, los cambios de estado patológicos son estrechos en cuanto al número de
estados en los que puede fluctuar el sujeto, vinculados a intensas reacciones
emocionales, con transiciones bruscas, contextuales en ocasiones y en otras fruto
de fantasmas que se activan a veces de forma poco explicable, y generalmente
rígidos e inflexibles.

Desde punto de vista clínico, explorar los cambios en los estados mentales requiere
un patrón de entrevista que debe seguir una secuencia en la que se pregunte una
serie de cuestiones que pasamos a listar a continuación:

A) Cómo te sientes hacia los otros cuando te encuentras en este estado.


B) Cómo te sientes dentro de ti.
C) Cómo crees que otros se sienten acerca de ti.
D) Cómo juzgas o evalúas o te evalúas a ti mismo en esta situación, en este
estado.
E) Qué sensaciones corporales acompañan a este estado.
F) Qué es lo que generalmente tiendes a hacer en este estado
G)Qué es lo que generalmente intentas evitar cuando estás en este estado.
H) Qué es lo que te reconforta en este estado.
I) Cómo consigues salir de este estado
Estos diferentes estados mentales, detectados no sólo clínicamente, sino a través de
metodologías de exploración especificas (PSQ-personality structure questionaire y
SDP-state description procedure), permiten utilizar unos instrumentos para la
detección y descripción de los estados mentales. La utilización de un diagrama
secuencial para describir los estados del self separados permite caracterizar cada
uno de ellos por su patrón de rol recíproco dominante. Describir las transiciones entre
los estados del self tiene la misma función que los diagramas secuenciales básicos
en los pacientes menos perturbados, facilita a ambos (al terapeuta y al paciente)
reconocer donde están ambos en términos del mapa. Adicionalmente capacita a su
vez, a ambos, a mantenerse alerta y conscientes de los aspectos disociados que
pudieran estar presentes en el momento actual. En este sentido, ayuda al paciente
a ganar control sobre los cambios bruscos y dañinos y es una herramienta crucial en
el trabajo dirigido a la integración de los self disociados.

Este modelo y forma de trabajo es muy práctico como base para la autoobservación
y el registro de los estados del self, colorear los estados del self y los bucles
126
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

procedimentales generados desde ellos puede ser útil en muchos casos. Los estados
del self más que los procedimientos individuales, pasan a ser el foco de los
autorregistros.

La terapia cognitivo-analítica pretende movilizar las capacidades del paciente para


su capacidad de autorreflexión y control. El reto principal que nos plantean los
pacientes bordeline es su tendencia a destruir aquello que necesitan, así como la
utilización de su hostilidad para conseguir o defenderse de la vulnerabilidad y la
persistencia de su disociación. Las metas terapéuticas sólo se pueden conseguir
combinando una relación correctiva (esto es, que no sea colusiva) junto con la
dotación al paciente de herramientas conceptuales a través de las cuales incremente
su capacidad de autoobservación y comprensión. La co-construcción de sencillos
diagramas secuenciales que permitan describir la estructura de los múltiples estados
del self del paciente, que hagan tener sentido a sus experiencias disociativas y que
permitan describir conexiones entre estos estados del self contradictorios, es un
primer paso en el proceso de integración terapéutica y desde el principio le da al
paciente una herramienta de mucha ayuda para superar la sistemática disociación
con la que funciona (Ryle 1997).

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

Identificando estados mentales

El Estado Mental, hace referencia a la experiencia subjetiva de interpretar un rol


determinado.

Esta experiencia subjetiva es definida y diferenciada por el componente emocional


más marcado, por el estilo de auto- representación, por un complejo sistema
cognitivo de creencias, esquemas personales y atribuciones de significado, así como
también por el grado de control volitivo modulación, en el sentido de Horowitz,
(1991)- que se experimente sobre del estado mental, en el momento en el que se
está experimentando dicho estado.

Un estado mental se puede reconocer fácilmente en la terapia si se atiende a


patrones posturales, expresión facial, tono de voz y otros signos físicos dentro del
ámbito conductual. Estos signos expresan el matiz emocional del estado actual. El
relato verbal, por su parte, nos da indicaciones sobre el contenido cognitivo del
estado mental. Es de especial interés la congruencia, o no, entre las expresiones de
lo verbal y lo no-verbal, ya que esto nos proporciona tanto matices emocionales como
datos relevantes en torno al grado de control del sujeto sobre su propio estado
mental. Algunos estados presentan una gran discrepancia entre el tipo de ánimo
traducido a expresiones físicas y lo que el paciente informa verbalmente (Horowitz
1987)

El cambio de los estados mentales también es fácil detectarlo en la terapia, a través


de la relación interpersonal con el paciente en la que el terapeuta puede percibir

127
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

sutiles cambios en el tono emocional, en la conducta verbal y en la no-verbal, además


de la reacción contratransferencial del terapeuta.

Ryle (1997) plantea que gran parte de la fenomenología del TLP es el resultado de
la presencia de un número de Estados Mentales –y, por tanto, de Patrones de Rol
Recíprocos (PRRs)- parcialmente disociados, que son muy estrechamente definidos,
a menudo de forma extrema, o que se presentan con cambios rápidos y confusos.
Tales pacientes colocan al terapeuta -y a los demás- en situaciones de gran presión,
pues buscan respuesta recíproca a sus estados siempre al límite e inestables. Lo
que hace difícil, en la práctica clínica, el reconocimiento de tales estados.

La Psicoterapia cognitivo analítica dispone de instrumentos eficaces, como el


“Cuestionario de Psicoterapia” o el específico para el trastorno Límite “Procedimiento
para la descripción de Estados”
(SDP) Bennet, D. y Ryle A. (2005) que nos permiten orientarnos para identificar
estos estados. El SDP nos aporta un léxico común para trabajar con el paciente y
describir lo que le pasa. Permite, asimismo, construir narrativas sobre el self del
paciente y el self de otros (dialógicamente) para poder buscar el origen de las
mismas, facilitando, así, la auto-observación de los estados mentales propios y
ajenos.

A partir de estudios realizados con la rejilla de Kelly, Ryle (1970) concluye que la
gama de estados mentales hallados en los pacientes límite no es infinita; el SDP
incluye una serie de 11 estados mentales, 10 de los cuales son considerados
dañinos.

Consideramos interesante detenernos en la descripción de este instrumento de


trabajo terapéutico porque ha demostrado su utilidad y porque nuestro trabajo de
investigación se basa en la revisión de algunos aspectos del mismo.

El cuestionario se divide en dos partes. En la primera se presentan los once


estados mentales encontrados por Ryle, acompañados por breves descripciones de
los mismos y se le pide al paciente que señale aquellos de los estados con los que
se siente identificado:

PROCEDIMIENTO PARA LA DESCRIPCIÓN DE ESTADOS

A. ESTADO OK .
B. ESTADO DE VICTIMA.
C. ESTADO DE “CARGO CON TODO.
D. ESTADO DE RABIA.
E. ESTADO VENGATIVO.
F. ESTADO DE “ANESTESIADO”.
G. ESTADO ABUSADOR.
H. ESTADO ACELERADO.
I. ESTADO DE “NIRVANA”.
J. ESTADO SUPERIORIDAD.
128
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

K. ESTADO PROTECTOR.

La segunda parte permite una descripción más detallada de los estados a través de
preguntas tales como:

n ¿Cómo se siente usted en su


vida? n Su actitud hacia los demás
es… n La actitud de los demás
hacia usted es…
n Cómo
comienza n
Cómo finaliza,
etc.

Estas preguntas van asociadas a características y actitudes que ayudarán al paciente


a responder Reformulación

La identificación de estos estados mentales, así como llegar a explicitar y a hacer


disponibles para la reflexión aquellos procedimientos de roles recíprocos
internalizados sobre los que el paciente no había previamente reflexionado, es una
de las principales finalidades de la reformulación. Para ello, se sigue un modelo de
procedimiento secuencial en el que se analiza, a través de diagramas, la forma en
que se despliegan una serie de actos mentales y conductas encaminados a la
consecución de un fin determinado.

La reformulación permite identificar los factores externos o internos que activan un


polo u otro del rol, permitiendo al paciente recapacitar sobre cuáles de estos roles y
estados subyacentes son dañinos, o no, y en qué medida. Es decir, en el contexto
de la reformulación, la paciente atenderá al procesamiento de sus relaciones con
otros significativos, permitiéndole diferenciar los Estados Mentales del “Yo” de los
Estados Mentales del “otro”. Además, podrán aflorar muchos significados,
emociones e ideas sobre el pasado y el presente; esto facilita la identificación de los
fallos que tuvieron los cuidadores durante la infancia y asumirlos como
responsabilidad de ellos. Esta atribución permite que el narcisismo del niño quede a
salvo de las fallas de los padres. (Fonagy y Kohut, citados por Benito Ruiz, 2006)

Se realiza una elaboración conjunta -con descripciones narrativas y a través de


diagramas- de los procedimientos problemáticos que son los que mantienen la
patología (descripción escrita, concreta y accesible de la dinámica que subyace a los
síntomas que trajeron al paciente a la consulta). En estos “documentos” se escriben
y representan los principales Procedimientos de Rol y los Estados Mentales
subyacentes, a los que se añade la secuencia entre ellos y los patrones y síntomas
asociados.

La meta de la Psicoterapia cognitivo analítica no es modificar las creencias del cliente


a cualquier precio, sino ayudarle a percatarse de su propio modo de elaborarlas.
El terapeuta, desde el principio, orienta la atención del paciente hacia la comprensión
129
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

de aquellos los patrones básicos que el propio paciente emplea en su relato sobre la
experiencia inmediata.

Un ejemplo

130
COMPENDIO TEORIA PSICODINÁMICA
DAVID EDUARDO DÍAZ LÓPEZ

*Anthony Ryle se graduó en Medicina en 1949 y trabajó sucesivamente como miembro fundador de una clínica privada en
Kentish Town, Londres, como director de los Servicios Sanitarios de la Universidad de Sussex y como Asesor Psicoterapeuta
en el Hospital St. Thomas de Londres. Tras su jubilación en la Seguridad Social Británica se ha dedicado, a tiempo parcial, a
la docencia y a la investigación en el Hospital Guy.

Mientras trabajaba en atención directa desarrolló estudios epidemiológicos de los pacientes a quienes atendía, lo que,
añadido a la experiencia de demostrar la alta prevalencia y asociación familiar de los trastornos psicológicos, le despertó
el
interés por el desarrollo de formas de tratamiento psicológico que pudieran ser ofrecidas con efectividad desde los servicios
sociales estatales. A continuación vinieron los estudios de procesos y resultados de la psicoterapia y a partir de ellos brotó
la
creación de una teoría psicoterapéutica integrada y el desarrollo de un modelo de tratamiento de tiempo limitado que
se convirtió en la psicoterapia co

131

Potrebbero piacerti anche