Manifiesta

Este ejemplar que tenés entre tus manos es el primero de una serie de fanzines
que buscan derribar los mitos en torno a diversos temas vinculados al feminismo
y la lucha por los derechos de las mujeres: violencia de género, cultura de la viola-
ción, acoso callejero, mujeres en el espacio artístico, feminización de la pobreza,
y los que vayan surgiendo.
Vivimos tiempos intensos, que nos interpelan, nos atraviesan, nos cuestionan,
incomodan y nos hacen preguntarnos todo el tiempo sobre la forma en que nos
vinculamos con lxs demás, especialmente entre varones y mujeres.
Lo sabido: una mujer muere cada 30 horas en nuestro país a manos de un hom-
bre. Ni en accidentes, ni en guerras, ni como suicidio, ni en ajustes de cuentas o
peleas callejeras, ni a manos de otra mujer, sino a manos de alguien que fue su
pareja, padre, jefe, hermano. Un hombre que esa mujer conocía y a quien la unía
algún tipo de vínculo.
Muchas veces nos horrorizamos con este tipo de crímenes violentos. Mujeres
violadas hasta el límite del sufrimiento, descartadas en bolsas de basura, gol-
peadas hasta morir o quemadas violentamente, forman parte del imaginario del
horror que indigna, sacude y toca las fibras más sensibles de nuestra humanidad.
Pero estas manifestaciones extremas, son parte de un sistema que opera incluso
(¿o sobre todo?) de las formas más sutiles. El vestidito rosa de la nena, la cocinita
que ellas aprenden de pequeñas a asumir como propia, el nene que no puede
expresar sus sentimientos para evitar ser llamado maricón, la represión de las lá-
grimas, el mozo que le trae la cuenta siempre y por defecto al hombre de la mesa,
o el hombre que “le” lava los platos a la mujer, cuando él también los ensució, o
“ayuda” en la crianza de sus propios hijos son algunos ejemplos que expresan la
forma en que operan los roles de género.
Corsets de hierro que lastiman y quitan libertades - más para unas que para los
otros - los roles de género perpetúan un sistema injusto, en el que los varones
heterosexuales cuentan con una serie de privilegios que, por ser tales, oprimen a
mujeres y a todas las identidades sexuales que no coincidan con la suya.
Estos roles de género, se sustentan en costumbres, tradiciones e instituciones
socialmente aceptadas y aprendidas desde la infancia, dictaminando cómo debe-
mos ser y hasta dónde podemos actuar dependiendo de nuestro sexo biológico
asignado al nacer. Los roles de género son una construcción social, económica y
cultural, y como tal, puede ser modificada por los sujetos que componen la es-
tructura que la sustenta.
Para eso estamos acá, revoleando los corsets, demoliendo paredes, derribando
mitos, abriendo jaulas que ya no pueden contener tantas alas, tantas ganas de
vivir plenamente, sin violencias, sin ataduras de ningún tipo. Somos un torrente
de vida que desborda.
Somos la fuerza de todas las que lucharon antes de nosotras por ese territorio
llamado libertad.
 Mitos a derribar
sobre Violencia de
Género (VdG)
I. LA VDG PUEDE SER DEL HOMBRE
A LA MUJER O DE LA MUJER AL HOMBRE.

LA VDG ES ALGO DEL ÁMBITO PRIVADO,

II. Y NO HAY QUE METERSE.

LAS MUJERES QUE VUELVEN CON PAREJAS VIOLENTAS

III. LO HACEN PORQUE LES GUSTA QUE LES PEGUEN
O “SON SUS PROPIAS VICTIMARIAS”.

IV. LA VIOLENCIA DE GÉNERO SÓLO AFECTA

A LAS MUJERES POBRES O SIN EDUCACIÓN.

V. NO LE PEGA, POR LO TANTO NO ES VDG.

VI. LOS MEDIOS SIEMPRE AYUDAN

AL INFORMAR SOBRE FEMICIDIOS.

VII. LOS HOMBRES SON VIOLENTOS POR NATURALEZA.

 I. LA VIOLENCIA DE GÉNERO PUEDE DARSE DE HOMBRES
A MUJERES O DE MUJERES HACIA HOMBRES.
No. La violencia de género se da exclusivamente del varón a la mujer.

Ustedes dirán….violencia es violencia, NERO NO PUEDE SER CONSIDERADA DE

no importa quien la ejerza ni contra
quién, sigue estando mal. Y por supues-
to que sigue estando mal, nadie dice lo
contrario. Lo que sucede es que resulta
necesario distinguir entre diversos ti-
pos de violencias específicas para de-
terminar sus causas y de esa manera
accionar para que dejen de existir.
No es lo mismo que un policía golpee
a un joven, que lo golpee su vecino,
que una madre le pegue a sus hijxs, o la
maestra. No es lo mismo que un grupo
ataque a otro grupo similar a que ata-
que a un adolescente homosexual. O
que un grupo de rugbiers ataque a un
linyera en la calle.
Hablamos de violencia institucional, do-
méstica, escolar, homofobia o discrimina-
ción para referirnos a las distintas violen-
cias ejercidas desde un grupo con poder
y privilegios hacia otro grupo sin ellos.
Y la violencia de género es una de ellas.
La denominación de violencia de
género sirve para hacer explícita una
desigualdad existente entre varones y
mujeres. Y es que, estadísticamente, las
mujeres somos en mayor medida vícti-
mas de violencia por parte de los hom-
bres que viceversa. En otras palabras:
las mujeres no matamos a los hombres
en la misma proporción en que los
hombres nos matan 1
POR LO TANTO, LA VIOLENCIA DE GÉ-
MUJERES HACIA HOMBRES PORQUE NO
EXISTE UN SISTEMA QUE PONGA EN DES-
VENTAJA O COARTE LA LIBERTAD DE LOS
HOMBRES DESDE ASPECTOS SOCIALES,
POLÍTICOS O ECONÓMICOS, COMO SÍ SU-
CEDE CON LAS MUJERES.
Vivimos en una sociedad patriarcal,
en la que el rol de las mujeres está
históricamente subordinado al de los
varones, a quienes se les otorgan pri-
vilegios. Aún existe una enorme des-
igualdad entre mujeres y varones en el
acceso a puestos de poder, en la distri-
bución y paga del trabajo, en el acceso
a la educación, a la propiedad, etc.
¿Quiénes son los principales victima-
rios en las muertes de hombres? Otros
hombres. De ello dan testimonio las
cifras de decesos en guerras, enfrenta-
mientos delictivos, narcotráfico, ajus-
tes de cuentas y otros fenómenos en
los que los hombres llevan la mayoría.
Sólo en la Ciudad de Corrientes los
datos de las poblaciones carcelarias lo
demuestran. En total, la población de
varones asciende a 730 tanto en las
Unidades Penales N1 como N6. Mien-
tras que la cárcel de mujeres cuenta
con 25 internas
La denominación de violencia de gé-
nero permite visibilizar que nos están
matando por ser mujeres, que esta

1. A nivel global, las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud señala que 1 de cada 3
mujeres han sufrido violencia de pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida,
y el 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja. En el
caso de los hombres la cifra desciende al 6% de los casos.
sociedad produce machos violentos, y
permite atacar la raíz de estos crìme-
nes: el machismo.
¿Existen mujeres que violentan a sus
parejas varones? Existen. ¿Es violencia
de género? Nop. Adivinen qué pasa si
un hombre quiere denunciar a su es-
posa por violencia. Lo más probable
es que tenga profundos sentimientos
de vergüenza, no le tomen la denun-
cia o hasta sea tratado como “poco
hombre” por sus congéneres. ¿Será
que existe un sistema que impone a los
varones que deben ser los fuertes, que
mostrarse “débiles” no está permitido
y que la violencia física es su ámbito
de primacía? Si. El mismo sistema que
nos asigna roles de género a nosotras
y que tanto daño hace.
Ii.
LA VDG ES ALGO DEL ÁMBITO PRIVADO,
Y NO HAY QUE METERSE.
Peligro. Este tipo de razonamiento le puede costar la vida a una mujer.
Es el nuevo “no te metás”, un razona-
miento que busca mirar hacia el cos-
tado ante las injusticias, culpando ade-
más a las víctimas, porque si no hay que
meterse es porque “algo habrá hecho”,
o “nadie es inocente”. De alguna ma-
nera se busca mostrar a la mujer como
cómplice de la situación de violencia
que padece, o se piensa que intervenir
no sirve, porque la mujer vuelve con el
violento (tema que abordaremos más
adelante en este fanzine).
Las acciones privadas no se encuen-
tran al margen de la intervención esta-
tal, y esta sucede cuando se comete un
DATOS PROVENIENTES DE ONU
MUJERES Y ORGANIZACIÓN
MUNDIAL DE LA SALUD (OMS).
_ En el mundo, 1 de cada 3 mujeres fue
víctima de violencia física o sexual.
En la mayoría de los casos fueron agredi-
das por sus parejas.
_ Hoy, 143 de 195 países en el mundo ga-
rantizan la igualdad entre mujeres
y hombres en sus constituciones.
_ El 50% de los crímenes de mujeres en el
mundo son por femicidio.
_ De las 900 millones de personas en el
mundo que son analfabetas,
más del 60% son mujeres.
_ En gran parte de los países las mujeres
ganan entre el 10% y el 30% menos
que los hombres, solo por ser mujeres.
_ La participación política de las mujeres
en el mundo es solo del 22 por ciento.
En 29 de los 143 países, el hombre es de-
signado cabeza de familia por ley.
crimen que atente contra las libertades
o la vida de las mujeres, tal como lo es-
tablece la Ley Nacional 26.485 de Pro-
tección Integral a las Mujeres. La vio-
lencia de género es una clara violación
a los derechos humanos, y por ello, es
un problema del ámbito público.
Mencionábamos antes que cada 30
horas muere una mujer a manos de un
hombre. Sin dudas se trata de un pro-
blema de alcance público que requiere
la atención de toda la sociedad.
Considerando además que la inter-
vención externa muchas veces es cla-
ve para que una mujer pueda romper
el círculo de la violencia, promover la
idea de que se trata de un hecho priva-
do impide posibles soluciones.
Decimos que “lo personal es político”.
¿Qué quiere decir ésto? Que los proble-
mas, desigualdades y violencias que su-
frimos las mujeres en el ámbito privado
o personal, son compartidos por muchas,
y no se deben a las características del
contexto individual de cada una, sino
iiI. LAS MUJERES QUE VUELVEN CON PAREJAS VIOLENTAS
LO HACEN PORQUE LES GUSTA QUE LES PEGUEN.
Nada más lejos de la realidad.
Este mito culpabiliza nuevamente a la
víctima de la violencia que sufre, acusán-
dola de masoquista, débil, responsable o
hasta cómplice de la situación. Incluso,
se ha llegado hasta a decir que las mu-
jeres en esta situación “son sus propias
victimarias”, relativizando la violencia y
quitando responsabilidad a quienes son
los verdaderos responsables.
Hay múltiples causas por las cuales
una mujer no se separa de quien decide
maltratarla. Una de las principales es la
dependencia, en distintos niveles: emo-
cional, psicológica, económica, etc.
Quienes sufren violencia, se encuen-
tran inmersas en un proceso de cons-
tante desvalorización y ataques a su
autoestima, lo que limita enormemente
su capacidad de decisión, llegando al
extremo de sentirse incapaces de valer-
se por si mismas. Los maltratos incluyen
humillaciones permanentes, insultos,
ataques a su forma de ser, de vestir, de
expresarse, etc. Bajo esas condiciones,
las mujeres en situación de violencia
desarrollan una fuerte sensación de in-
seguridad y de co - dependencia que les
dificulta tomar decisiones.
que son parte de un problema mayor,
de una estructura social que nos pone
en desigualdad de condiciones. Porque
se trata de relaciones de poder que pue-
den cambiarse, nada más resta recordar,
por ejemplo, que recién en la década de
1960 en Latinoamérica se dejó de ver
con hostilidad algo tan sencillo como el
uso de pantalones en mujeres
Paralelamente existen mujeres que,
con toda la intención de dejar la rela-
ción violenta, se ven imposibilitadas de-
bido a limitaciones de tipo económico,
ya que la violencia de género también
en estos casos es económica y patri-
monial. Sin contar con vivienda propia,
trabajo o estudios, y muchas veces con
hijos a cargo, salir de la situación de
violencia resulta sumamente difícil.
Más aún teniendo en cuenta la falta
de oportunidades y de programas esta-
tales de acompañamiento e inserción
laboral, las mujeres se ven frente a una
elección perversa: la miseria o el mal-
trato por parte de su pareja.
Los hijos: muchas mujeres continúan
vinculadas a una pareja violenta bajo la
creencia de que los hijos en común “ne-
cesitan” una figura paterna, o criarse en
una familia normal y “completa” (ma-
dre + padre). Esta creencia no toma en
cuenta la gravedad de las repercusio-
nes en el desarrollo de niñas y niños de
ser testigos de escenas violentas, más
aún considerando que los patrones de
conducta aprendidos desde la infancia
se aprenden y pueden repetirse en la
adultez. Es más, la mayoría de los hom-
bres violentos crecieron en hogares
donde el padre violentaba a su madre.
Muchas veces, la violencia es natu-
ralizada por parte de las mujeres, al
provenir también de familias violentas,
por lo que no identifican situaciones
que pueden incluso llegar a poner en
peligro sus vidas.
El ciclo de la violencia también pre-
dispone a la dependencia emocional
y económica, las primeras agresiones
suelen ser verbales y van minando de
a poco la autoestima de la mujer hasta
hacerle creer que es culpable de “pro-
vocar” las reacciones violentas en su
pareja.
En su libro “Maltratadas”, la perio-
dista especializada en violencia de
género Mariana Carbajal afirma que
“el comportamiento típico del maltra-
tador consiste en un ciclo repetitivo
LA VIOLENCIA DE GÉNERO SÓLO AFECTA
iV.
Falso.
A LAS MUJERES POBRES O SIN EDUCACIÓN
Albañiles, Licenciados en economía,
kiosqueros, estudiantes, médicos, polí-
ticos, repartidores de pizza. Todos es-
tán presentes en las estadísticas y en
los testimonios de sobrevivientes como
agresores, y es que la violencia de gé-
nero no distingue estratos sociales o
niveles de formación.
De las chapas de cartón a los lujosos
countries, la violencia de género atra-
viesa todos los sectores sociales y ni-
veles educativos. Sólo que en estratos
más altos es más difícil verla, y es más
fácil ocultarla detrás de gruesas pare-
des, casas aisladas, pequeños fuertes
que no dejan entrar ni salir.
que tiende a empeorar con el tiempo:
agreden culpabilizando a la víctima, se
arrepienten y piden perdón, juran que
van a cambiar, adoptan una actitud ex-
tremadamente amorosa por un corto
tiempo, y todo vuelve a empezar con
algún episodio que los enoja. Las mu-
jeres, víctimas de este círculo violento,
suelen creerles cada vez que se arre-
pienten y suelen estar convencidas de
que el amor puede cambiarlos”.
Temer por la propia vida: las sobrevi-
vientes a casos extremos de VdG seña-
lan que una de las causas que más fuer-
temente impiden dejar el círculo de la
violencia es el terror a que los agre-
sores cumplan efectivamente con sus
amenazas. En el momento en que una
mujer decide dejar un vínculo violento,
el peligro a ser víctima de un ataque se
multiplica, y en la mayoría de los casos
el Estado y la Justicia no accionan los
mecanismos de protección a tiempo.
Las mujeres que pertenecen a secto-
res medios y altos sienten más presión
social y vergüenza de denunciar y expo-
ner a sus parejas violentas. En esto pesa
mucho el status a mantener, el miedo al
qué dirán, o incluso el miedo a perder
un nivel de vida que en muchos casos es
aportado por el propio golpeador.
Los mitos que avalan y sostienen lo
que conocemos como “amor románti-
co” - una forma de vincularse en pareja
a través de la posesión, los celos y la
idea de que todo debe soportarse por
amor o de que el otro cambiará por
amor - también pesan mucho a la hora
de mantener a una mujer dentro del
círculo de la violencia.
 V. NO LE PEGA, POR LO TANTO NO ES VIOLENCIA DE GÉNERO
Falso.
La violencia física y los femicidios,
son la manifestación más extrema de
la violencia de género que opera de
diversas formas, algunas claramente
identificables y otras que necesitan de
mayor formación e información para
ser detectadas.
La ley Nº 26.485 de protección integral
para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ám-
bitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales, sancionada en marzo
de 2009, conceptualiza distintos tipos
de violencia categorizándolas en:
FÍSICA:
La que se emplea contra el cuerpo
de la mujer produciendo dolor, daño
o riesgo de producirlo y cualquier otra
forma de maltrato o agresión que afec-
te su integridad física.
PSICOLÓGICA:
La que causa daño emocional y dismi-
nución de la autoestima o perjudica y
perturba el pleno desarrollo personal
o que busca degradar o controlar sus
acciones, comportamientos, creencias
y decisiones, mediante amenaza, aco-
so, hostigamiento, restricción, humilla-
ción, deshonra, descrédito, manipula-
ción o aislamiento.
SEXUAL:
Cualquier acción que implique la vul-
neración en todas sus formas, con o sin
acceso genital, del derecho de la mujer
de decidir voluntariamente acerca de
su vida sexual o reproductiva a través
de amenazas, coerción, uso de la fuerza
o intimidación, incluyendo la violación
dentro del matrimonio o de otras rela-
ciones vinculares o de parentesco, exis-
ta o no convivencia, así como la prosti-
tución forzada, explotación, esclavitud,
acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
ECONÓMICA Y PATRIMONIAL:
La que se dirige a ocasionar un me-
noscabo en los recursos económicos o
patrimoniales de la mujer, a través de
la perturbación de la posesión, tenen-
cia o propiedad de sus bienes, pérdida,
sustracción, destrucción, retención o dis-
tracción indebida de objetos, instrumen-
tos de trabajo, documentos personales,
bienes, valores y derechos patrimoniales.
SIMBÓLICA:
La que a través de patrones estereo-
tipados, mensajes, valores, íconos o
signos transmita y reproduzca domi-
nación, desigualdad y discriminación
en las relaciones sociales, naturali-
zando la subordinación de la mujer en
la sociedad.
Además la ley señala que según las for-
mas en que la VDG se manifieste en los
distintos ámbitos las Modalidades son:
VIOLENCIA DOMÉSTICA:
Aquella ejercida contra las mujeres
por un integrante del grupo familiar,
independientemente del espacio físico
donde ésta ocurra, que dañe la dignidad,
el bienestar, la integridad física, psicoló-
gica, sexual, económica o patrimonial,
la libertad, comprendiendo la libertad
reproductiva y el derecho al pleno de-
sarrollo de las mujeres. Se entiende por
grupo familiar el originado en el pa-
rentesco sea por consanguinidad o por
afinidad, el matrimonio, las uniones de
hecho y las parejas o noviazgos. Incluye
las relaciones vigentes o finalizadas, no
siendo requisito la convivencia;
VIOLENCIA INSTITUCIONAL:
Aquella realizada por las/los fun-
cionarias/os, profesionales, personal
y agentes pertenecientes a cualquier
órgano, ente o institución pública, que
tenga como fin retardar, obstaculizar o
impedir que las mujeres tengan acce-
so a las políticas públicas y ejerzan los
derechos previstos en esta ley. Quedan
comprendidas, además, las que se ejer-
cen en los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones empresariales, deporti-
vas y de la sociedad civil;
VIOLENCIA LABORAL:
Aquella que discrimina a las mujeres
en los ámbitos de trabajo públicos o
privados y que obstaculiza su acceso
al empleo, contratación, ascenso, es-
tabilidad o permanencia en el mismo,
exigiendo requisitos sobre estado civil,
maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Cons-
tituye también violencia contra las mu-
jeres en el ámbito laboral quebrantar
el derecho de igual remuneración por
igual tarea o función. Asimismo, inclu-
ye el hostigamiento psicológico en for-
ma sistemática sobre una determinada
trabajadora con el fin de lograr su ex-
clusión laboral;
VIOLENCIA CONTRA LA LIBERTAD
REPRODUCTIVA:
Aquella que vulnere el derecho de
las mujeres a decidir libre y responsa-
blemente el número de embarazos o
el intervalo entre los nacimientos, de
conformidad con la Ley 25.673 de Crea-
ción del Programa Nacional de Salud
Sexual y Procreación Responsable;
VIOLENCIA OBSTÉTRICA:
Aquella que ejerce el personal de sa-
lud sobre el cuerpo y los procesos re-
productivos de las mujeres, expresada
en un trato deshumanizado, un abuso
de medicalización y patologización de
los procesos naturales, de conformidad
con la Ley 25.929.
VIOLENCIA MEDIÁTICA:
Aquella publicación o difusión de
mensajes e imágenes estereotipados
a través de cualquier medio masivo de
comunicación, que de manera directa
o indirecta promueva la explotación de
mujeres o sus imágenes, injurie, difame,
discrimine, deshonre, humille o aten-
te contra la dignidad de las mujeres,
como así también la utilización de mu-
jeres, adolescentes y niñas en mensajes
e imágenes pornográficas, legitimando
la desigualdad de trato o construya pa-
trones socioculturales reproductores
de la desigualdad o generadores de
violencia contra las mujeres.
Vi. LOS MEDIOS SIEMPRE AYUDAN AL INFORMAR SOBRE VDG
Tras las masivas movilizaciones vi-
vidas en 2015 y 2016 bajo la consigna
“Ni una Menos”, de la que participaron
cientos de miles de personas en todas
las provincias, la violencia de géne-
ro pasó a ocupar mayor espacio en la
agenda mediática.
El siguiente paso es cuestionarnos
¿los medios masivos de comunicación,
siempre influyen positivamente al in-
formar sobre violencia de género? De-
pende de cómo informen.
En el ámbito periodístico y de los es-
tudios en comunicación es conocido el
efecto imitación en el caso de los suici-
dios. La lógica es la siguiente: el medio
de comunicación replica de manera
reiterada detalles morbosos acerca de
la forma en que se produjo un suicidio,
el mecanismo utilizado, detalles fisio-
lógicos sobre la muerte de la persona
y lo que sucedió con su cuerpo. Poste-
riormente, se producen casos similares
que imitan dicho suicidio. Más aún si se
trata de personas famosas.
Algo similar sucede con los casos de
violencia de género y femicidios, y la
influencia de los medios en este senti-
do es fundamental. Vale mencionar el
caso de Wanda Taddei, quien falleció
el 21 de febrero de 2010 luego de días
de agonía tras ser quemada por su pa-
reja, el músico Eduardo Vázquez.
Desde esa fecha hasta diciembre de
2012,136 mujeres fueron quemadas
por varones, en muchos casos sus pa-
rejas, de las cuales 58 fallecieron. En
2008 no se registró ningún femicidio
con fuego, y en 2009, se registraron 3.
Tras la muerte de Wanda la cifra pasó
a diez (once si la contamos a ella), y en
2011, fueron 28. Los datos provienen
del Observatorio de Femicidios Adria-
na Marisel Zambrano coordinado por
la Casa del Encuentro, una ONG espe-
cializada en la temática.
Paralelamente, cada vez que se infor-
ma sobre violencia de género, las con-
sultas a los centros de ayuda aumentan
considerablemente.
Aunque cada vez hay más periodistas
que se informan (y se forman) en cues-
tiones de género, aún resta mucho tra-
bajo para mejorar el tratamiento de las
noticias vinculadas a la VdG. Para ello
es fundamental la inclusión de mayor
información sobre el contexto en el que
se desarrolla la VdG, con la incorpora-
ción de las voces de especialistas en el
tema, profesionales y mujeres sobrevi-
vientes que ayuden a comprender de
manera más integral la problemática.
EN ESE SENTIDO, LA RED POR UNA CO-
MUNICACIÓN NO SEXISTA (PAR) JUNTO A
CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR
ELABORARON UN DECÁLOGO PARA EL TRA-
TAMIENTO PERIODÍSTICO DE LA VIOLENCIA
HACIA LAS MUJERES:
1- Es correcto utilizar los siguientes
términos: violencia contra las muje-
res, violencia de género y violencia
machista.
2- La violencia de género es un deli-
to, en tanto y en cuanto constituye una
conducta antijurídica que debe ser pre-
venida y sancionada. Es un problema
social, un atentado contra el derecho a
la vida, la dignidad, la integración física
y psíquica de las mujeres. Es en defini-
tiva, una cuestión concerniente a la de-
fensa de los derechos humanos.
3- Desterramos de nuestras redac-
ciones la figura de «crimen pasional»
para referirnos al asesinato de mujeres
víctimas de la violencia de género. Los
crímenes pasionales no existen.
4- Lo importante es proteger la iden-
tidad de la víctima, no la del agresor.
Dejar en claro quién es el agresor y
quién es la víctima, y señalar cuáles
pueden ser las actitudes y situacion es
que ponen en riesgo a la mujer en una
relación violenta.
5- Hay informaciones que pueden
perjudicar a la víctima y a su entorno.
No siempre es conveniente identificar-
la. Es ofensivo para la víctima utilizar
diminutivos, apócopes, apodos, etc.
para nombrarla.
6- Nunca buscaremos justificaciones
o motivos que distraigan la atención
del punto central: la violencia. (Ni alco-
hol, ni drogas, ni celos, etc).
7- Es imprescindible chequear las
fuentes, sobre todo las oficiales.
8- Mantener el tema en agenda, de-
nunciando la violencia en todas sus
expresiones: psicológica, económica,
emocional, sin esperar la muerte de las
mujeres. Abordar el relato de los he-
chos tomando en consideración su sin-
gularidad, pero también aquello que
lo asemeja a otros casos. Eso permitirá
abandonar consideraciones tales como
«otro caso de»…., «un caso más de…»,
evitando un efecto anestesiante.
9- Tener especial cuidado con las
fotos e imágenes que acompañan las
notas. Respetar a las víctimas y a sus
familias, alejarse del sexismo, el sen-
sacionalismo y la obscenidad. Nunca
robar imágenes o audio a la víctima.
Cuando se musicaliza, no usar temas
que remitan al terror, ni que contengan
letras que hablen de «amores enfer-
mos» o celos.
10- Siempre incluiremos en la noticia
un teléfono gratuito de ayuda a las víc-
timas y cualquier otra información que
les pueda ser útil.
VIOLENCIA MEDIÁTICA
“¿VOS QUÉ HICISTE PARA QUE ÉL
TE PEGUE?” -
MIRTHA LEGRAND. HORARIO
PICO DE AUDIENCIA. CANAL 13
Los medios masivos de comunicación,
además de poder contribuir a prevenir
y erradicar la violencia machista, tam-
bién pueden hacer el camino contrario
y muchas veces lo hacen: naturalizar la
violencia o construir sentido que invi-
sibiliza, denigra o subordina a las mu-
jeres. Cuando esto sucede estamos en
presencia de violencia mediática (ver
mito N°3 - tipos de violencia especifi-
cadas en la Ley 26.458).
Canciones con explícitos mensajes
machistas (y solapados también), pu-
blicidades que refuerzan estereotipos
de género con mujeres/madres obse-
sionadas con la limpieza, la delgadez,
las arrugas o el cabello, publicidades
de autitos para ellos y de cocinitas para
ellas. Tinelli en el programa de mayor
audiencia de la televisión argentina
dejando semidesnudas a mujeres / ob-
jeto exhibidas hasta el hartazgo.
Como toda modalidad de violencia
contra las mujeres, se puede denunciar.
A través de la Defensoría del Público
de la Nación - creada a partir de la Ley
26.522 de Servicios de Comunicación
Audiovisual, se pueden efectuar recla-
mos y denuncias en casos de violencia
mediática, que derivan en capacita-
ciones en cuestiones de género para
el programa / periodista en cuestión.
Además, pone a disposición diversos
materiales didácticos, recomendacio-
nes, y guías para el tratamiento mediá-
tico responsable tanto en casos de vio-
lencia de género como discapacidad,
violencia institucional, etc. → http://
www.defensadelpublico.gob.ar/ ←

Vii. LOS HOMBRES SON VIOLENTOS POR NATURALEZA

Nos negamos rotundamente a esta miedo de los hombres, porque serían

afirmación, porque ningún varón nace
para macho violento, porque nuestros
compañeros, amigos, parejas, herma-
nos no traen en sí, cual pecado original,
la violencia. Ningún niño nace macho.
Estamos convencidas de que las
conductas violentas se aprenden, se
refuerzan y se imponen a los varones
desde muy pequeños. Cada vez que se
reprime el llanto de un niño, o que en-
tre compañeritos se insultan llamándo-
se “nena”, como si ser nena fuese algo
malo, o que denota debilidad.
¿Y a nosotras? Desde pequeñas se nos
enseña a tener cuidado, precaución y
en el imaginario colectivo algo así
como doctor Jekyll y mister Hyde, que
en última instancia no controlan sus
impulsos incluso en contra de la volun-
tad de la otra persona.
Nadie es “naturalmente” violento, se
trata en cambio de un ejercicio de la
violencia, aprendida en el seno de la
familia, y avalada desde la sociedad, la
escuela, etc. Cuando no se reconocen
otras formas de resolver conflictos, se
acude a la violencia.
Y como toda construcción, puede des-
armarse con lucha, esfuerzo, amor y
compromiso de todxs.

PODÉS PEDIR AYUDA

_ LÍNEA NACIONAL GRATUITA VIOLENCIA DE GÉNERO: 144
_ DIRECCIÓN DE GÉNERO Y DIVERSIDAD DEL CENTRO DE MEDIACIÓN COMUNITA-
RIA DE LA MUNICIPALIDAD DE CORRIENTES – CATAMARCA 771, 2° PISO, 4474908.

_ COMISARÍA DE LA MUJER Y EL MENOR I – CATAMARCA 1455, 4432913.

_COMISARÍA DE LA MUJER Y EL MENOR II – MILÁN S/N TELÉFONO 4484651.
_ COPNAF (CONSEJO PROVINCIAL DE NIÑEZ ADOLESCENCIA Y FAMILIA)
MURCIA 59, 4484797 – 4458408.

_ CONSEJO PROVINCIAL DE LA MUJER – 9 DE JULIO 1536, 5° PISO -

0800 555 7452 – 4475413.
_ SERVICIOS DE EMERGENCIAS 911.
_ POLICÍA 101.
 ¿SOS ASISTENTE SOCIAL, DOCENTE, PRO-
FESIONAL DE LA SALUD O TRABAJÁS EN AL-
GÚN ESTAMENTO DEL ESTADO?
SI DETECTÁS VIOLENCIA, DEBÉS DENUNCIAR.
La Ley Nacional 26.485 en su artículo
18 establece: Las personas que se des-
empeñen en servicios asistenciales, so-
ciales, educativos y de salud, en el ám-
bito público o privado, que con motivo
o en ocasión de sus tareas tomaren
conocimiento de un hecho de violen-
cia contra las mujeres en los términos
de la presente ley, estarán obligados a
formular las denuncias, según corres-
ponda, aun en aquellos casos en que el
hecho no configure delito.
¿SOS PROFESIONAL DE LA SALUD EN LA
PROVINCIA DE CORRIENTES?
PODÉS ACTUAR
La ley provincial 6021 “Protocolo de
Detección Sistemática de Situacio-
nes de Violencia contra la Mujer en la
Consulta Médica”, establece una serie
de signos y señales de alerta que per-
miten a las y los profesionales de la
salud detectar situaciones de violen-
cia, la elaboración de un diagnóstico
y tratamiento y una serie de acciones
dependiendo el nivel de riesgo, que in-
cluyen la denuncia inmediata ante la
comisaría que corresponda en caso de
lesiones.
Además, pueden realizar derivacio-
nes a servicios sociales, centros de la
mujer o reparticiones oficiales, servi-
cios de salud mental y servicio de gine-
cología de urgencias en caso de agre-
siones sexuales.

CUANDO UNA MUJER AVANZA, NINGÚN HOMBRE RETROCEDE.