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“Saber conducir a la armonía, saber alfarear el corazón joven entre los límites y los
horizontes…”
Cardenal Jorge M. Bergoglio, 2012
Aprender a Convivir…
Las personas nos motivamos y movemos en busca de un bien superior por un grado de convicción.
Es precisamente el convencimiento que nos ha llevado a desarrollar algunas ideas en este sencillo
artículo acerca del tema del conflicto, puesto que hoy existe una perentoria necesidad de ahondar en
él, en sus alcances y consecuencias, abordando las técnicas de la mediación como una forma de
resolución pacífica de éstos, como un camino hacia la armonía interior y exterior, de unidad y de
trascendencia, un camino hacia la plenitud del Ser.
Hacia esa plenitud, será necesario reconocer dos condiciones esenciales del ser humano: por una
parte, que el cerebro humano viene diseñado para la felicidad y la armonía (Amanda Céspedes) y,
por otra, que de la relación con otros dependerá su desarrollo y supervivencia.
Nuestra invitación es a “ser” presencia afectiva como adulto significativo, -padre, madre, familia,
profesores- en el desarrollo socioemocional del niño, y poder transitar por el rumbo deseado de la
felicidad, siendo capaces de construir armonía donde se ha perdido. “Es a través de la comunidad,
de la interacción significativa con los demás, cómo nos reconocemos, cómo damos sentido a
nuestra vida”.
¿Cómo acompañar a mis alumnos en el Aprender a Convivir desde mi rol de educador? ¿Cómo
llegar a su corazón?, ¿qué nuevas herramientas y competencias tengo que incorporar a mi labor de
Los instamos, entonces, a este primer paso de reflexión: “El ser humano fue creado para vivir en
relación con otros, y desde su individualidad tiene la capacidad para respetar al Otro y resolver el
conflicto de la relación”.
Porque, la solución de un conflicto va más allá que aconsejar a los niños expresando: “Aquí no ha
pasado nada, se dan la mano, se piden perdón y se van a su sala. Ah!!! Y sin pelear”, como forma
de dar término drástico a los problemas, ya que en muchas ocasiones, son los conflictos los que nos
superan.
Una buena convivencia se enseña y se aprende, e implica una práctica cotidiana y sistemática,
debido a que es un aprendizaje progresivo, por lo tanto, debemos adquirir competencias en esta
naturaleza, de tal forma que nos permitan prevenir, gestionar y resolver los conflictos.
Una de las primeras tareas que debemos asumir es, por una parte, crear hábitos positivos en los
alumnos y, por otra, cambiar aquellos hábitos negativos que a futuro pueden llegar a generar
violencia en cualquiera de sus grados. Sin embargo, es necesario tener en cuenta lo que dijo Charles
Duhigg (2012): “Lo que sí sabemos es que para que los hábitos cambien de manera permanente, la
gente ha de estar convencida de que el cambio es posible. Al cambiar sus hábitos también habrá
cambiado su cerebro”. Los profesores debemos ser los primeros en tener fe que la violencia se
puede desaprender y que la armonía se puede instaurar en la sala de clases, si logramos restituir los
malos hábitos por buenos hábitos. De esta forma, tomaremos mayor conciencia que nuestra actitud
como profesionales de la educación, es de mayor cuidado y compromiso en relación al niño que
está bajo nuestra responsabilidad.
De la misma forma, identifiquemos fortalezas, cualidades y toda la riqueza que hay en cada uno de
nuestros alumnos. Dejar que brote, desde el interior de cada uno de ellos, ese ser único, irrepetible,
por su propia singularidad. Brindémosles condiciones para que desarrollen una visión positiva en
ellos mismos. Solo así se podrán aproximar al mundo en forma segura y confiada, entregándose de
mejor forma a los demás.
No perdamos la capacidad de asombro. Es sorprendente la percepción que tenemos como docentes,
respecto a nuestros estudiantes. El estar atento a lo que le sucede a quien está bajo mi cuidado y
educación, es quien está sensible a lo que le sucede al otro, siendo esta una formidable virtud que se
siembra en los demás, a través del ejemplo o modelo. Una persona significativa para un alumno es
aquella que le dejó experiencias y vivencias positivas imborrables para la vida, porque fue tratado
y/o lo hicieron sentir que era una persona valiosa. Esta sociedad necesita de docentes que trabajen
con la persona, desde lo que la persona es, a lo que puede llegar a “ser”.
Analizando el conflicto:
¿Es una situación individual o colectiva?
¿Qué comportamientos de los alumnos me indicaron que estaba escalando el conflicto?
¿Qué necesidades no cubiertas, o emociones puedo identificar en cada una de las partes?
¿Qué actividades realizo para mantener una buena convivencia en el aula?
Estas y otras interrogantes iremos aclarando durante el desarrollo de este capítulo, que ayudarán a
abordar el conflicto desde una nueva mirada.
Revisemos una experiencia en nuestros talleres con un grupo de docentes en Técnicas de Mediación
y Resolución de Conflictos en un Colegio de la Región Metropolitana. Una de las integrantes no
quiere participar de la actividad y nos damos cuenta que está afectada por “algo”. No sabemos si
está molesta con alguna compañera de trabajo, con la tarea que tiene que desarrollar, o una
situación personal. Al preguntarle de un modo acogedor por su actitud, irrumpe en llanto. Luego
¿Podemos decir que los alumnos Luis y Tomás tenían claros sus límites, o se sentían seguros al
interior de su establecimiento o, tal vez, ¿sería la necesidad de pertenecer al grupo que sus
compañeros no intervenían en apoyo a Luis?¿ Qué nivel de autoestima tendrá Luis?
Los juicios, críticas, diagnósticos e interpretaciones que hacemos de los demás, son expresiones de
nuestras propias necesidades y valores. Endoso al otro, lo que a mí me falta. Todo lo que nos priva
de ser felices está en nuestro interior, es la voz del ego. ¿Cuánto de lo que pienso nos genera
conflicto? Lo considero verdad y lo defiendo a muerte. Una cosa es “lo que construyo con mi
mente” y lo otro “es lo real”. Tengo que ver lo que hay detrás de las necesidades no cubiertas del
otro y que pueden estar desencadenando sus manifestaciones y malestar.
Para reflexionar…
No hemos sido entrenados en la práctica de habilidades que nos ayuden a hacer una introspección
que permita escuchar nuestro interior. Nos surge la necesidad del Autoconocimiento, como
herramienta para posteriormente aprender a mirar a otros: ¿qué estoy sintiendo?, ¿qué estoy
pensando?, ¿qué pasa si no valoro y expreso mis necesidades no cubiertas? ¿Es posible que los
otros tampoco lo hagan?
Un conflicto bien abordado se convierte en una amplia oportunidad y motor de cambio para el
crecimiento personal y grupal, especialmente en su dimensión social, dando así una connotación
positiva, en donde la relación entre las partes pueda ser robustecida. Para ello, será necesario hacer
una lectura temprana del conflicto, con elementos pacificadores, evitando aumentar su escalada y
prevenir avanzar al umbral de la violencia.
Algunos efectos positivos al transformar el conflicto en una oportunidad:
Generar nuevas amistades
Mejorar vínculos entre los miembros de la comunidad educativa
Aprender nuevas formas de relacionarse
Que no le suceda lo mismo a otro alumno
Profundizar lazos con profesores
Acercarse a los padres
Posicionar al establecimiento educacional en mejor forma
Esto implica un adecuado manejo del mismo, utilizando nuevos y efectivos recursos de
comunicación, procedimientos y métodos básicos que utiliza la Mediación, que permitan entenderse
y avanzar.
(William L. Ury, Antropólogo, Universidad de Harvard, revolucionó la manera de pensar sobre negociación)
¿Qué intervención temprana o de prevención podría haber trabajado el Profesor Andrés, junto al
equipo de profesores de asignaturas para haber detenido el conflicto en su fase de conflicto
latente? ¿En mi escuela, estamos conscientes de la necesidad de poner en marcha programas de
prevención y valores, que permitan a los alumnos respetar la dignidad de cada compañero y lograr
un buen clima de convivencia?
Para Reflexionar…
Veamos una situación de emergencia por una pelea de niños en el recreo, con resultados de un niño
herido: será funcional Imponer una decisión de acción de auxilio inmediata, antes que aplicar la
posibilidad de que Colaboren en determinar, cuál fue la causa, o quién fue el culpable.
¿Me identifico con algún estilo como forma recurrente de abordar los conflictos, ya sea en
mis relaciones personales, como en la escuela?
¿Puedo pensar en alguna situación en que es funcional Imponer, y en otra es disfuncional?
¿Lo puedo ejercitar con los otros estilos?
¿Utilizo desde mi rol de educador, los estilos de Negociar y Colaborar mencionados en el
gráfico?
Ante situaciones que me significan modificar mis planes, ¿me es más fácil Evadir y dejar
para más adelante su solución?
¿Qué estilo de reacción diferente podría haber aplicado el Profesor Jefe de Luis y Tomás?
Asimismo, los niños manifiestan que acuden a sus profesores ante una situación de pelea, o a algún
familiar; es decir, a un tercero o intervienen directamente, ya sea con agresión física o verbal, o se
aísla del compañero en conflicto. Es necesario recalcar que los niños también representan al interior
de la escuela, las situaciones personales o familiares no resueltas que viven en sus hogares, y que
los predisponen emocionalmente a conductas cada vez más agresivas o con dificultad de controlar.
En ciclos de educación media, entre los conflictos más habituales están las relaciones entre
alumnos: robos, insultos, peleas, amenazas; las relaciones entre profesores y alumnos: amenazas de
alumnos a profesores y de profesores a alumnos, indistintamente, discusiones, abuso de autoridad,
malentendidos, faltas de respeto.
No olvidemos que si estas conductas negativas, son reiterativas y sistemática en el tiempo, con la
intencionalidad de producir daño y hacer sufrir al otro por una asimetría de poder e indefensión
frente a quien lo está agrediendo, ya estamos hablando de acoso, y una situación de Bullying no es
mediable.
Ante esta realidad, la comunidad educativa tiene hoy la gran responsabilidad de construir una
propuesta que apunte a la formación integral de los alumnos, que exige modificar las prácticas tanto
de los educadores, familias, y de los propios alumnos, impulsando el desarrollo de programas de
manejo y resolución de conflictos, y de valores que promuevan el respeto y la dignidad de cada uno
de sus integrantes, por el solo hecho de pertenecer a ella.
Esta situación común en un recreo puede representar también una forma frecuente de intervenir el
conflicto. El profesor, luego de interrogar, aceptó las respuestas como verdaderas o absolutas, sin
indagar las causas del problema. Creyó haber resuelto el problema poniendo punto final. ¿Qué
pasará con los niños? ¿Las diferencias entre ellos habrán concluido o el conflicto se elevará? ¿Qué
reflexión hicieron los niños ante lo sucedido?
A continuación, presentamos un ejercicio, que ha sido aplicado por diferentes autores, con las doce
típicas actitudes o respuestas en que se han apoyado muchos educadores y padres para enfrentar las
diferencias en los comportamientos de los niños. Estas realidades tienen en común, que aunque se
pueden detener momentáneamente los conflictos, son un obstáculo para la comunicación, y no
permiten que se produzca el proceso de reflexión y transformación de las conductas como un
aprendizaje en el niño. Todas incluyen un juicio negativo sobre el otro, aunque no sea la intención
del que las utiliza:
Mandar, dirigir Ordenar, decir lo que se debe “lo que debes hacer es…”
hacer “haz lo que te digo”
“tienes que…”
Consolar, animar Quitar importancia con el ánimo “No tiene importancia, verás que
de tranquilizar. pronto pasa…”
Decir al otro que lo que le pasa “No te preocupes”.
es poco importante.
Interpretar Suponer motivos inconscientes “Lo que pasa es que tienes miedo a
para explicar un no conseguirlo”.
comportamiento. “En el fondo, quieres llamar la
Decir al otro el motivo oculto atención”.
de su actitud.
Los invitamos a reflexionar si la intervención de un tercero que juzga y sentencia puede resolver el
conflicto ¿De qué otra forma podría haber abordado la situación para que los dos niños se
sintieran acogidos en sus intereses?
Clima en el Aula
“La importancia de desarrollar un clima de aula positivo y seguro está basado en el contexto
emocional que este significa para el desempeño de la labor educativa socio-afectiva, al ser el lugar
de relación y encuentro, en donde se manifiestan y encuentran las emociones a flor de piel, en
donde gestos, comentarios o miradas pueden despertar sentimientos encontrados y que afecten su
entorno” (Elena Castellano).
El profesor debe ser consciente de esta realidad y asumir la existencia de conflictos como un hecho
natural y, a su vez, será necesario potenciar los sentimientos de refuerzo positivo, estímulo y
motivación de sus alumnos, evitando comportamientos que los etiqueten o estereotipen, y alimentar
percepciones negativas hacia un determinado niño.
En el ámbito escolar, como en todo contexto social, será esencial la existencia de normas claras y
protocolos, incorporados en el Reglamento Interno, que contiene el Reglamento de Convivencia, y
que sean elaborados, conocidos y aceptados por todos los integrantes de la comunidad escolar, con
el fin de regular la convivencia e interacción entre los diferentes estamentos del establecimiento. En
el proceso de aprendizaje para reconocer, respetar y valorar los límites con la correspondiente
aplicación de sanciones, deberá contemplar la opción de resolver los conflictos de manera
alternativa y no centrada exclusivamente en el castigo. La puesta en aplicación de las normas
estipuladas en la reglamentación citada, puede implicar diferentes tipos de sanciones. Aquí se hace
un especial énfasis en la existencia de un justo procedimiento para las diferentes partes, lo que no
excluye la aplicación de la búsqueda de una resolución pacífica del conflicto, todo lo contrario, la
garantiza.
Podemos definir las habilidades sociales como una serie de conductas, como también pensamientos
y emociones, que nos permiten comunicarnos con los demás en forma eficaz, que aumentan nuestra
posibilidad de mantener relaciones interpersonales satisfactorias, y nos ayudan a incrementar
nuestra calidad de vida.
La figura muestra el cambio de posición inicial de enfrentamiento, y llegan a un acuerdo en el que ambos salen ganando
(Myers y Myers)
Por otra parte, es relevante conocer los “Principios Orientadores de la Mediación”, como ejes
centrales para su desarrollo:
El principio de la Voluntariedad implica a las partes que su participación es una decisión libre e
informada, debido a que no se puede realizar una mediación en contra de su voluntad, ya que es un
“proceso colaborativo entre ambos”. Asimismo, es Imparcial ya que no puede favorecer ni
perjudicar a ninguna de las partes en conflicto. Es Neutral, porque no se involucran valores o
principios personales, influyendo en las partes.
El otro principio es el llamado Autodeterminación, refiriéndose a la confianza en que las partes,
guiados por un mediador, sí pueden resolver sus conflictos por ellos mismos. Y, es un proceso
Confidencial, ya que el mediador está obligado a guardar en estricta reserva todo lo escuchado o
visto durante el proceso de mediación.
Es por ello importante, que desde nuestro rol como educadores, siempre nos mostremos neutrales e
imparciales en las diferentes actitudes frente a nuestros alumnos. De lo contrario, por un lado,
podemos ser causa de un conflicto y, por otra, ser desacreditados para actuar como mediadores frente
a éstos, al percibirnos como parciales, perdiendo de esta forma una valiosa herramienta para poder
administrar los conflictos que se producen entre nuestros estudiantes.
Será enriquecedor para la labor docente, conocer los diferentes modelos y algunos métodos que usa
la mediación; así como también, algunas técnicas de comunicación, como herramientas esenciales
que emplea la mediación para la resolución de conflictos.
Dichos conocimientos básicos, nos orientarán y pondrán en una posición más alerta frente a las
primeras señales de un conflicto en estado latente y, por otro lado, más seguros y confiados en
nuestro proceder.
Modelos de Mediación
Si aplicáramos los distintos modelos enunciados, con sus métodos y técnicas, por ejemplo, durante
el recreo o cuando se percibe dentro de la sala de clases un conflicto “latente” entre pares,
Por otra parte, es necesario poner atención a su narración inicial sin interrumpir. Sin tender a
minimizar ni los sentimientos, ni el relato en sí, sin quitarle la importancia a lo que nos dice, porque
lo que para nosotros pareciera no ser significativo, para la persona en conflicto sí lo es.
Emitir juicios en esta ocasión, solo genera más rabia. Así como también, los consejos, las
sugerencias y el hablar de nosotros mismos, lo realizaremos en otras ocasiones o tipos de
conversación. No podemos construir un ambiente de paz si no nos escuchamos unos a otros con
atención y generosidad. En resumen, si escuchamos con atención e interés, la persona que nos
cuenta algo se abre confiadamente y ahí podemos actuar más fácilmente, en la causa del conflicto
para así, solucionarlo desde la raíz del mismo.
Ahora bien, lo importante para el docente, en su rol de mediador, es que en la medida que practique
dichas técnicas en el quehacer cotidiano, se transformarán en habilidades.
En el caso de Luis y Tomás: ¿Realizó el profesor Andrés escucha activa anticipadamente cuando
ya había percibido algunas señales conflictivas entre ellos?
Parafraseo
Esta técnica permite demostrar al que nos está hablando que estamos entendiendo lo que nos está
relatando. De esta forma, él o ella, va poco a poco, empatizando más con nosotros y nos hace un
“Luis, si bien te entiendo, lo que tú me quieres decir es que…” o “Tomás, tú me dices que… lo que
sientes, piensas o quieres es…” “déjame ver si te comprendí…””Luis, lo que te pasa es que…” “Tomás,
para ti el problemas es…”
Esta técnica permite que las partes se escuchen así mismas, originando cambios en la percepción de
su historia, ayudando a avanzar en los acuerdos.
En el caso que no se interpretara el mismo pensar, sentir o actuar de las partes, el parafraseo nos
sirve para precisar los relatos. Escuchar a un tercero de lo que yo dije, es como escucharse a sí
mismo, originando, en ocasiones, un cambio en la percepción de mi relato lo que ayuda a avanzar
en los acuerdos.
En resumen, el parafraseo facilita el diálogo entre las partes involucradas y la comprensión de cómo
ven las otra partes el conflicto, pero con una carga emocional neutra.
EXPLORATORIAS TRANSFORMADORAS
ABIERTAS REFLEXIVA
CERRADAS CIRCULARES
ACLARATORIA HIPOTÉTICAS
Y por otro lado, ayudar al docente, en ejemplos concretos, a iniciar este viaje que emociona cuando
un alumno agradece el haberse sentido amparado y protegido por un adulto en una situación que lo
agobiaba hacía algún tiempo.
Este tipo de preguntas logran hacer pensar a las partes en forma sistémica. El modelo Circular
Narrativo, uno, entre muchos de sus objetivos, como mencionamos anteriormente, es promover la
reflexión para darle un nuevo significado al problema y restablecer relaciones “nuevas”.
Estas son algunas ideas de posibles preguntas transformativas que nos pueden ayudar e iluminar
para formular otras, según el caso en que podamos auxiliar y colaborar con nuestros alumnos que se
encuentran en problemas.
Definiendo Posiciones y descubriendo Intereses: ¿Qué quiero? ¿Para qué lo quiero? ¿Por qué
lo quiero?
¿Intentó el profesor Andrés identificar posiciones e intereses de Luis y Tomás, antes de resolver?
No se puede mediar desde las posiciones, sí desde los intereses, es una afirmación que nos hacen
Roger Fisher, William Ury, Bruce Patton, autores del modelo de Harvard, como modelo de
negociación colaborativa.
En el Método de Harvard, la idea es centrarse en los intereses y no en las posiciones que tienen las
personas cuando están en una situación de conflicto.
Las posiciones son la forma que se exterioriza el conflicto como defensa que construimos para
resguardar nuestros intereses y necesidades. “No voy a dejar que Luis juegue con nosotros a la
pelota durante el recreo. Se refieren a las peticiones concretas, es lo que exijo a la otra parte. Una
forma simple de descubrir la posición da cada una de las partes es cuando responden a la pregunta
Nos sorprendemos hablando “del otro” como un culpable absoluto de lo que nos ocurre. La gran
connotación emocional que nos provoca el escuchar este tipo de afirmaciones es de ataque, del cual
nos hace defendernos con mayor agresividad para no perder el poder frente a este “enemigo”,
produciendo un verdadero enfrentamiento o duelo entre las partes. “Las partes pueden estar más
dispuestas para la batalla que para encontrar soluciones”, señala R. Fisher, W. Ury en su libro:
“Sí… De Acuerdo! Cómo Negociar Sin Ceder”, refiriéndose al tema de las emociones expresadas
en un intenso desacuerdo, nos señala, que: “Los sentimientos pueden ser más importantes que las
palabras”.
Como, generalmente, la culpa de lo que me sucede a mí la tiene el otro, en nuestro diálogo usamos frases tales como:
Es que Tú…, Tú siempre…Tú nunca…Toda la vida tú con… Típico tuyo que invariablemente…… o Él me hace
enojarme cuando…, Ella hace que yo pierda los estribos porque…
Es un lenguaje expresado en primera persona del singular, es hablar desde uno mismo. Donde se
hacen explícitos los deseos, intereses, necesidades y sentimientos de una manera honesta y sin herir o
atacar a la persona. Elimina toda carga de culpa, ofensa o violencia, porque no responsabilizamos al
otro de lo que a mí me pasa.
Ordenemos nuestras ideas para decir bien lo que nos pasa: En el caso de Luis y Tomás:
Es necesario considerar, que en algunos casos específicos, ya sea entre otras razones, por una
transgresión de la norma estipulada en el Reglamento Interno, o por alguna condición personal del
niño, el docente tendrá que recurrir al apoyo de un equipo multidisciplinario, para hacer frente a
esta situación y su posterior seguimiento.
Para finalizar…
Como manifestamos al inicio de este artículo, las personas nos motivamos por un grado de
convicción. Esto nos lleva a ejecutar algo con esperanzas e interés porque, a mayor convencimiento
por hacer factible nuestros propósitos, más acción e inspiración vamos a tener en nuestro actuar.
Por otra parte, los conocimientos científicos básicos que nos han aportado los estudios de
neurociencias en el funcionamiento del cerebro, nos han permitido comprender de mejor manera el
comportamiento humano. Como mediadoras, hemos reconocido el innegable valor de la fusión
entre los contenidos de neurociencia, conflicto y mediación, al aplicarlos en beneficio de la vida
saludable del niño.
Desde estas ideas, quisiéramos invitar, a reforzar con optimismo y fe, el sentido vocacional de lo
que estamos haciendo en nuestro rol de educadores mediadores. Reiterar que es posible, y esto
generará un aprendizaje e implementará procedimientos que contribuirán a una buena convivencia,
de acuerdo a la cultura de cada comunidad.
Digamos las cosas en un lenguaje amable y positivo, tengamos mucha delicadeza en lo que decimos
y cómo lo decimos en relación a lo que sentimos y pensamos. Nuestro aporte frente a nuestros
alumnos es al escuchar algo negativo, desde la transformación de la narrativa, reformulo y
transformo el mensaje en una connotación neutral o positiva. Con estos pequeños y continuos
cambios en el actuar cotidiano, vamos conquistando, tanto para nosotros mismos y para nuestro
entorno, la armonía.
Fomentemos ambientes donde los niños y niñas se sientan cómodos, gratos, confiados y seguros al
vernos a nosotros actuando de la misma forma. Démosle la oportunidad de vivenciar experiencias
que vayan esculpiendo positivamente su afectividad y su relación con otros. Crecemos como
persona en potencia que somos, en relación a otros. Desarrollémoslos en forma más plena, desde lo
positivo que hay en cada uno de ellos, desde sus riquezas. Guiémoslos para que adquieran
Y, en nuestra labor, “salvaguardar la armonía” significa, “alfarear la vida de esos chicos (…)
rescatarlos de las disonancias que son siempre oscuras; en cambio, la armonía es luminosa, clara,
es la luz. La armonía de un corazón que crece y que nosotros acompañamos en este camino
educativo es el que hay que lograr (….) Un educador que sabe moverse entre estas dos puntas hace
crecer” (…) es un educador que hace madurar. ¡Más aun, moverse entre estas dos puntas es
confiar en los chicos, saber que hay material humano grande!” (Cardenal J. M. Bergoglio, 18 Abril
2012)
Impulsar la necesidad de mostrar que es el hombre a la luz de lo que puede llegar a ser, es como un
manantial. (Ricardo Yepes S.) Y con mucha fuerza agregamos: Un ser que da luz en la oscuridad.