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Lección 1 Introducción

Lección 2 Introducción a la Filosofía


Lección 3 El nacimiento de la Filosofía
Lección 4 Ciencia y Filosofía
Lección 5 La Lógica. Generalidades
Lección 6 Los principios lógicos
Lección 7 Relación de la lógica con otras disciplinas
Lección 8 El Concepto
Lección 9 La Clasificación y la división
Lección 10 La definición
Lección 11 El juicio
Lección 12 El Razonamiento. Generalidades.
Lección 13 El Silogismo Categórico
Lección 14 Silogismos Hipotéticos y disyuntivos
Lección 15 Falacias no formales
Lección 16 Lógica matemática. Generalidades
Lección 17 Lógica matemática. Comprobación del pensamiento
Lección 18 Fenomenología como método lógico
Lección 19 Dialéctica (I)
Lección 20 La Dialéctica (II)
Lección 21 Teoría general del conocimiento. Problemas del Conocimiento (I)
Lección 22 Los problemas clásicos del conocimiento. El problema de la
esencia del conocimiento.
Lección 23 El problema de la verdad. La creencia y la verdad (I)
Lección 24 El problema de la verdad. La creencia y la verdad (II)
Lección 25 Teoría especial del conocimiento
Lección 26 Teorìa de la Ciencia
Lección 27 El Origen de la Ética como disciplina filosófica
Lección 28 Fundamentación de la Ética en la teoría de los valores
Lección 29 Ética profesional
Lección 30 Oontología el concepto del Ser
Lección 31 Las leyes y categorìas del Ser
Lección 32 Un problema clásico: Materialismo y espiritualismo (I)
Lección 33 Un problema clàsico: Materialismo y espritualismo (II)
Lección 34 Metafísica del Universo. Dios como fundamento dle Mundo
Lección 35 Recomendaciones Finales
1Introducción a la Filosofía
LA SIGNIFICACIÓN ETIMOLÓGICA. La historia del término “filosofía” está,
como la filosofía misma, llena de variaciones y precisiones. El término deriva
de las palabras griegas “philos”, que significa “amor” en el sentido
de “tendencia a”, y “sophía”, que significa “sabiduría”.
Al principio, a los que ahora llamamos “filósofos” se les llamó “sophos”, que
quiere decir “sabios” en cuanto que eran hombres que poseían algún saber.
Pero entre los mismos “sabios” se hacía una distinción entre los que
estudiaban la “naturaleza” (“naturaleza” en griego se dice “Physis”), a los
cuales se llamaba “físicos” o “fisiólogos”.
Aristóteles empezó a dar a la palabra “filósofo” la connotación de
“estudioso”; con esto quería decir que el filósofo no era un sabio, pues no
posee la sabiduría, sino sólo un “estudioso” o “examinador de la realidad”, en
cuanto que buscaba la sabiduría con amor.
En base a estas aclaraciones podemos afirmar que la filosofía, más que “amor
a la sabiduría”, debe entenderse como una “búsqueda de la sabiduría”.
Para efectos prácticos, podemos esquematizar las diferencias planteadas de
la siguiente manera:

SABIO (Posee el saber) Historiador

Físico o Fisiólogo

FILÓSOFO (Busca el saber)


ERUDITO (sabe mucho)

EL HOMBRE Y SU AMBIENTE.
Desde que apareció el hombre sobre la superficie de la tierra, se ha dado el
fenómeno del conocimiento como una de las formas de relación entre el
hombre y su ambiente (la otra forma de relación es el trabajo productivo).
El fenómeno del conocimiento era, al principio, algo muy rudimentario, así
como era de rudimentario el mismo hombre.
Muy probablemente el hombre primitivo sólo llegaba a conocer las cosas que
le rodeaban “en cuanto ambiente”, esto quiere decir que no las conocía
como formando parte de un todo organizado, sino simplemente como “algo”
que está ahí”, determinándolo, sin que el hombre pueda evitarlo.
Las reacciones del hombre primitivo ante ese ambiente más grande que él,
más poderoso que él, anterior a él e incomprensible para él fueron variadas.
Desde la actitud de domino sobre la naturaleza, sobre los animales por medio
de los instrumentos, hasta la actitud de la religión primitiva que intentaba
“religar” a los hombres con esas fuerzas superiores e incomprensibles
(haciendo uso de una facultad del conocimiento humano; la
imaginación).

Fenómeno del conocimiento (imaginación


en un extremo)
Dos modos de relación hombre-
ambiente
Trabajo productivo (dominio de la
naturaleza)
EL HOMBRE, DOMINADOR IMPOTENTE.
Si seguimos paso a paso esta evolución del conocimiento, descubriremos una
serie de actitudes.
Primero, el hombre se descubre como manipulador del mundo; se da cuenta
de que puede efectuar cambios, para su provecho, dentro de algunos
sectores del mundo que le rodea, se da cuenta de que por medio de
instrumentos y de su trabajo productivo puede cazar más eficazmente,
pescar mejor, construir viviendas rudimentarias, etc.
En un segundo momento, el hombre se da cuenta de que, a pesar de que
domina una parte de su medio ambiente, “no es capaz de dominar” muchos
otros factores de los que depende su vida material, tales como los
fenómenos meteorológicos (lluvia, viento, movimientos sísmicos, etc.) o
como otros aspectos de la vida humana que aparecen como incomprensibles
(tales como la utilización del fuego, la autoridad, el origen del hombre, la
maternidad, etc.)

Sector manipulado por el trabajo

Dos sectores en la vida del


hombre
Sector que el hombre no puede dominar
por el trabajo

LA TÉCNICA.
Sí aceptamos que el pensamiento “empírico” (a partir de la experiencia) es la
primera forma de acercamiento a la realidad, el pensamiento “mitológico” es
la segunda.
Paralelamente al pensamiento mitológico y fundamentado en el trabajo
productivo, se fue desenvolviendo también, poco a poco, otro tipo de
conocimiento que se ocupaba sobre todo de dominar al mundo: la “técnica”.
Este otro modo de conocimiento “práctico” dio a los hombres una
“independencia” proporcionalmente mayor respecto del medio ambiente, e
incluso, llegó a destruir algunos mitos (como el del fuego).
LA CIENCIA.
Esa independencia motivó, con el tiempo, el surgimiento de otra forma de
pensamiento: el pensamiento “científico”.
La “ciencia” fue en sus comienzos, y en gran medida lo es aún, un intento por
explicarse “racionalmente” lo que es la realidad; la ciencia ha sido, y sigue
siendo, una forma de descartar las explicaciones “ingenuas” o “mágicas” de
la realidad, y es la apertura a la explicación “crítica” de esa realidad.
El problema de la ciencia es la pregunta por “lo que es algo”, la pregunta por
el “cómo” algo funciona.
A partir de esa cuestión, la ciencia, la ciencia ha llegado a establecer las
condiciones para un mejor manejo de la realidad, para una técnica más
fundamentada; ahora, con la ciencia, los hombres no sólo saben manipular
aspectos de la realidad, sino que también saben por qué los manipulan.
Su saber no viene ya sólo del tanteo y error, sino que proviene de un
“sistemático y ordenado” conocer de la realidad.
3 El nacimiento de la Filosofía
Dentro de los pueblos que en occidente llegaron a desarrollar una amplia
visión científica (los griegos especialmente) se empezó a plantear una serie
de preguntas “más radicales”, tales como la “pregunta por la esencia” (¿Qué
es “lo que es”?), la cual no enfatizaba el aspecto de lo que es algo, sino de la
determinación de lo que hace que una cosa sea esa cosa precisamente y no
otra.
Si la pregunta de la filosofía pretendía llegar a determinar por qué ese algo es
y cuáles son las condiciones para que llegue a ser, independientemente de lo
que sea.
EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA.
Al preguntarnos por “lo que es” la filosofía, estamos abordando ya un
problema filosófico, pues la mayoría de los filósofos han tratado de
circunscribir las tareas de la filosofía.
Por esa razón es que, en el transcurso de la historia, se ha llegado a tantos
conceptos diferentes y hasta contradictorios sobre lo que la filosofía es.
Si se tiene en cuenta que en la historia ha habido distintos sistemas
filosóficos, cada uno de los cuales ha tenido una preocupación especial y
distinta “según las situaciones que haya tenido que afrontar”.
Es posible considerar a cada una de las soluciones que se han planteado al
problema de lo que es la filosofía como una solución válida, como una
respuesta a un cierta circunstancia, a una cierta necesidad histórica.
Desde este punto de vista, más que dar una definición de filosofía, parece
que lo más indicado es “hacer una historia” de lo que la filosofía ha sido, tal
vez no en las expresiones de todos los filósofos que ha existido, sino en las
magistrales formulaciones de algunos grandes pensadores que han hecho
época. (Para ayudar a esa visión, incluimos al final del capítulo, como lectura
adicional, algunos conceptos de filosofía).
EL CONCEPTO DE FILOSOFÍA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA.
Zubiri considera que, a pesar de la diversidad de concepciones sobre la
filosofía que ha habido en la historia, no puede decirse que los filósofos estén
de acuerdo en “lo que es” la filosofía, pero que sí puede garantizarse que se
entienden entre sí.
Esto es posible porque todos se dedican primero a hacer filosofía en una
actitud básica y sólo posteriormente buscan las soluciones a sus problemas.
En el curso de la historia ha habido, según Zubiri, tres tipos de conceptos
sobre lo que la filosofía es:
a) la filosofía como un “saber” acerca de las cosas;
b) la filosofía como una “dirección” para el mundo y la vida;
c) la filosofía como una “forma de vida” y, por tanto, como algo que
acontece.
Considera que esos tres conceptos obedecen a tres concepciones distintas de
la inteligencia, a tres formas distintas de intelectualidad que, en su conjunto
han configurado el panorama de la filosofía

4 Ciencia y Filosofía
EL PROBLEMA.
Etimológicamente, “ciencia” significar “saber”, pero en base a eso, no
podemos decir que tosas las formas de saber que existen puedan ser
llamadas por ese término.
Es preciso distinguir lo que es el saber de la ciencia respecto de otros tipos de
saber.
La primera distinción es entre “opinión” y “epistéme” o
“ciencia”:Históricamente es ésta la primera cuestión que distingue entre el
“saber vulgar” y el “saber científico”.
La “opinión”, en cuanto que es “saber vulgar”, no es igual a la ignorancia,
sino, que según explicó Platón, esta situada entre la perfecta ciencia y la
absoluta ignorancia.
La segunda distinción que es necesario hacer es entre “ciencia” y la
“filosofía”: Esta distinción es más difícil pues las dos disciplinas se
caracterizan por su “rigor”, por su orden “metódico”, etc.
Cuando nacieron tanto la ciencia y la filosofía no era necesario hacer ninguna
distinción, pues la “sabiduría” era una sola; pero, con el tiempo, en la medida
que las ciencias han ido logrando su independencia respecto de la filosofía,
se hace imperativo puntualizar las diferencias entre ambas, para delimitar
sus respectivos campos.
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA.
Podemos repetir con Ferrater Mora que la ciencia es “un modo de
conocimiento que aspira a formular, mediante lenguajes rigurosos y
apropiados, “leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos”.
Desde ese punto de vista, dos objetivos necesarios e imprescindibles de la
ciencia son:
a) Que las leyes que descubre y formule sean “comprobables” por
“observación y / o experimentación”;
y b) Que sean útiles para “predecir” acontecimientos relativos a los
fenómenos a los que las leyes se refieren.
LOS NIVELES DEL CONOCIMIENTO.
Con el objeto de aclarar un poco más las relaciones mutuas entre las ciencias
y la filosofía y con el interés de ubicarlas en el nivel de conocimiento
adecuado, utilizaremos una clasificación que tiene sus raíces en el
pensamiento de los griegos, pero que ha sido reformulada y planteada en el
artículo “ciencia y Filosofía” por el Dr. Santiago Montes.
Plantearemos tres niveles de conocimiento:
a) La Experiencia, que puede ser:
i) empírica.
ii) Práctico.
b) La Ciencia (o Epistéme)
c) La Teoría
EL OBJETO DE LA FILOSOFÍA.
El otro problema que puede plantearse con respecto a la distinción entre
ciencia y filosofía es el que se refiere a su objeto.
La pregunta por medio de la cual se formula el problema no es “¿cuál es el
objeto de la filosofía?”, sino una más radical: “¿Tiene objeto la filosofía?
¿Existe un objeto un objeto de la filosofía?” (siguiendo el planteamiento de
Zubiri).
El problema no está en que no se sepa cuál es el objeto, pues su ese fuera el
caso, sólo habría que indicar cuál es.
El caso es que el objeto de la filosofía no puede ser comparado con ningún
otro objeto, sea éste real, ficticio o ideal. El objeto de la filosofía es “tan otra
cosa que no es cosa”.
Pero, a pesar de que no es una cosa, encontramos que el objeto de la
filosofía no puede encontrarse separado de un objeto de conocimiento,
puesto que está oculto en cualquier objeto posible.
Por el hecho de “estar oculto” es que “debe ser buscado”; el objeto de la
filosofía es “esencialmente fugitivo”.
¿De qué huye el objeto de la filosofía? Huye de una “simple mirada de la
mente” (esto es, de una “simplex mentis inspectio”) para volverse objeto de
una “reflexión”.
Entendemos por reflexión “un acto o una serie de actos que en una u otra
forma vuelven sobre el objeto de un acto anterior a través de éste”. Esta
nueva mirada sobre el mundo, más atenta que la primera, busca colocar las
cosas del mundo, más atenta que la primera, busca colocar las cosas
del mundo dentro de una perspectiva más profunda, más radical.
El objeto de la filosofía, pues, incluye tres características:
a) Es constitutivamente latente
b) Es esencialmente fugitivo
c) Es objeto de una reflexión
La diferencia entre la ciencia y la filosofía, en lo que se refiere a su objeto,
está en que la ciencia estudia un objeto “que está ahí”, mientras que la
filosofía “persigue”, “busca” su objeto, pues éste, por su propia naturaleza,
huye.
En otras palabras, la filosofía “no consiste sino en la constitución activa de su
propio objeto, en la puesta en marcha de la reflexión”.
“Mientras cualquier ciencia y cualquier actividad humana considera las cosas
‘como son’ y ‘tales como son’, la filosofía considera las cosas ‘en cuanto que
son’.
Dicho en otros términos, el objeto de la filosofía es "trascendetal’”.
Precisamente por eso es que Zubiri afirma con convicción que “aunque no
sea exacto lo que decía Kant, ‘no se aprende filosofía, sólo se aprende a
filosofar’, resulta absolutamente cierto que ‘sólo se aprende filosofía
poniéndose a filosofar’”.

5 La Lógica. Generalidades
EL ORDEN DEL PENSAMIENTO COMÚN.
Todos los hombres tienen un “modo de pensar” configurado por su situación
social y por su pertenencia a determinado grupo en la sociedad o a
determinada clase social.
Todos los hombres tienen “sistemas de valores” que determinan aquello que
consideran valioso y establecen una jerarquía entre los diversos valores.
Todos los hombres “ven las cosas” de distinto modo por quien la padece, por
quien la socorre, pro quien indaga sus causas para erradicarlo o por quien la
utiliza políticamente.
Este “modo de pensar”, “de valorar” y “de ver” que tienen los hombres es lo
que configura su “ideología”.
Entendemos por ideología “un sistema de ideas, valores y creencias de un
grupo de individuos en la sociedad, que configura su modo de actuar en la
misma sociedad”.
IDEOLOGÍAS EMPÍRICAS Y TEÓRICAS.
Las ideologías pueden ser de dos clases:
a) Ideologías empíricas.
b) Ideologías teóricas.
Las ideologías empíricas son las que se dan en todos los hombres como una
“interpretación de su situación vivencial que se manifiesta en el modo de
actuar de cada persona”.
Este tipo de ideología empírica muchas veces obedece a una “visión del
mundo” o “cosmovisión”, la cual puede ser: práctica, técnica, mítica,
científica, religiosa, etc.
LA ABSTRACCIÓN.
Cada cosa de la realidad es una “estructura de funciones” más o menos
compleja que tiene que ser considerada en su totalidad para la realidad
“divida” en una serie de partes menores que no hacen justicia a la estructura
de la realidad.
Esto quiere decir que el hombre conoce las cosas “abstrayendo”.
Entendemos por “abstracción” “una de las facetas o formas del conocimiento
humano consistente en la separación mental de varias propiedades de los
objetos y de sus relaciones con delimitación o desmembración de una
propiedad o relación determinada”; esto quiere que la mente humana, para
comprender un elemento o un aspecto de la realidad de un objeto.
Es decir, que para comprender la racionalidad del hombre, por ejemplo, debe
“prescindirse” de su afectividad, de su materialidad, de su organización vital,
etc.; pero, una vez que se ha comprendido un aspecto de la estructura de un
objeto, debe volverse a la estructura total para n falsear el conocimiento del
objeto.
Lo más difícil es, pues, pasar de lo abstracto (que permite el conocimiento) a
lo concreto (que permite la acción).
QUE ES LA LÓGICA FORMAL.
Aplicando esta forma del conocimiento humano al pensamiento mismo,
cuando la mente trata de comprender la “forma o estructura del
pensamiento” sin alusión a ningún pensamiento concreto, tenemos la “lógica
formal”.
Lógica formal será, según la definición de Kant, la ciencia “de las leyes
necesarias del entendimiento y de la razón en general, o lo que es lo mismo,
de la simple forma del pensamiento en general.
LÓGICA FORMAL Y REALIDAD.
Desde este punto de vista, la lógica formal sitúa al pensamiento en el plano
de “pensamiento puro”, pues considera solamente el “orden” de tal
pensamiento sin ninguna referencia al contenido o materia del pensamiento.
El gran peligro de la lógica formal (peligro en el que ha caído a menudo en la
historia de la lógica) es el de quedarse en ese nivel de “pensamiento puro” y
pretender que ese pensamiento (que ha sido “separado” de la realidad pro
medio de la “abstracción”) es la realidad misma.
En atención a lo anterior podemos aclarar que la Lógica formal se refiere a la
“validez” del pensamiento, mientras que la Teórica del Conocimiento se
refiere a la “verdad” del pensamiento.
Con esto no queremos decir que ambos aspectos pueden existir
independientemente pues el esfuerzo del conocimiento humano sigue leyes
estructurales según las cuales siempre que estemos refiriéndonos a un
pensamiento abstracto siempre haremos referencia (al mismo tiempo) a un
objeto concreto de la realidad.

6 Los principios lógicos


LOS PRINCIPIOS LÓGICOS.
Los “principios lógicos” constituyen las verdades primeras, “evidentes” por sí
mismas, a partir de las cuales se construye todo el edificio formal del
pensamiento, según la Lógica tradicional.
Dentro de una consideración más moderna de la Lógica Formal, los principios
lógicos serán los preceptos o reglas “operantes” que rigen toda forma
correcta de pensamiento.
El modo de considerar estos principios ha variado a través de la Historia de la
Lógica y del pensamiento científico, pero la Lógica Formal ha coincidido en la
formulación de cuatro principios lógicos, aunque el cuarto no es aceptado
por todos los lógicos.
Tales principios son:
1. Principio de identidad.
2. Principio de Contradicción (o Principio de no-Contradicción).
3. Principio de Exclusión del término medio (o Principio del medio excluido o
Principio del tercero excluido o Principio del Tercer término excluido)
4. Principio de Razón Suficiente.
Desde un punto de vista psicológico (aunque no desde la Psicología Científica
sino de la Psicología Racional), los principios lógicos serían las leyes generales
de “operación del pensamiento”, es decir, las leyes que fundamentan los
procesos lógicos.
Desde un punto de vista ontológico o metafísico, estos principios serían las
determinaciones más generales del “ser” aún más generales que las
categorías.
Pero desde un punto de vista estrictamente lógico, sólo pueden ser
considerados como las proposiciones fundamentales que cimientan toda otra
proposición en el pensamiento “formalmente” correcto.
EL PRINCIPIO DE IDENTIDAD.
El principio de Identidad fue formulado por primera vez como parte de una
teoría de la realidad del “ser”.
Ese principio afirmaba algo tan general como que “El ‘ser’ es”; esto puede ser
explicado diciendo que “todo objeto es idéntico a sí mismo”.
Estas afirmaciones no son todavía lógicas, pero con el tiempo, se reflexionó
sobre las implicaciones lógicas de ese principio, logrando la formulación
lógico-formal del primer principio.
Esa formulación consistió en la afirmación de la verdad de un juicio cuyo
objeto sea idéntico al predicado (ese tipo de juicio se ha llamado “juicio
analítico”). El primer principio lógico se ha resumido con la fórmula:
“A es A”

EL PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN.
Este principio ha sido llamado tradicional e incorrectamente “principio de
contradicción”, cuando lo que se enuncia es la imposibilidad de contradicción
en el pensamiento.
Se trata del principio fundamental de la Lógica clásica que descarta cualquier
posibilidad de contradicción en el pensamiento y en la realidad (esta
implicación ha sido y es uno de los obstáculos más fuertes que ha encontrado
toda consideración dialéctica de la realidad y el pensamiento).
La forma más plena del segundo principio es la que se refiere a la no-
contradicción entre dos juicios, tal como se expresa en la fórmula:
“’A es A’ y ‘A no es A’ no son ambos verdaderos”

que se lee: El juicio ‘A es A’ y su contradictorio, el juicio ‘A no es A’ no pueden


ser verdaderos a la vez.La forma original de este segundo principio es
también ontológica y se formulaba de la siguiente manera: “El ser es y no
puede a la vez no ser”.
EL PRINCIPIO DE EXCLUSIÓN DEL TÉRMINO MEDIO.
Como un complemento necesario del principio de no contradicción, se
formula el principio de exclusión del término medio.
En su forma original, se refería también a una estructura de la realidad y
consistía en la afirmación de que no hay término medio entre el “ser” y el
“no-ser”.
En su forma lógica, este principio debe entenderse como afirmando que dos
juicios contradictorios no pueden ser ambos falsos, tal como se sintetiza en al
fórmula:

“’A es A’ y ‘A no es A’ no son ambos falsos”que se lee:


El juicio ‘A es A’ y su contradictorio, el juicio ‘A no es A’ no pueden ser falsos
a la vez.
EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE.
Este es, de los cuatro principios lógicos, el más discutido, pues no todos los
lógicos clásicos lo acepten.
Su formulación fue muy posterior a la de los otros, pues mientras los
primeros tres se atribuyen a Parménides de Elea –quien vivió en el siglo V
antes de nuestra era-, el cuarto principio fue formulado por Gottfried
Wilhelm Leibniz aproximadamente en 1666, en plena Edad Moderna.
El cuarto principio se enuncia:
“Nada es sin una razón suficiente”.

Christian Wolf en 1712 distinguió entre tres modos de entender este


principio:
a) Como “razón de ser”,
b) Como “razón de llegar a ser”
c) Como “razón de conocer”.
Dentro de la Lógica tradicional, se ha entendido este cuarto principio en el
tercero de los significados que propuso Wolf. Desde ese punto de vista, el
principio puede ser formulado:
“Todo conocimiento tiene que estar fundado”.

7 Relación de la lógica con otras disciplinas


LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
De entre las disciplinas filosóficas tradicionales, es la Teoría del Conocimiento
la más cercana a la Lógica Formal y a la que más puede prestarse a
confusiones con la misma.
Sabemos que ambas disciplinas tienen el mismo objeto material: el
pensamiento. Pero en el objeto formal, es decir, en el enfoque con el cual se
estudia el pensamiento existen serias diferencias.
La Lógica formal se ocupa más que todo del pensamiento “en sí mismo”, de
su “estructura formal”, de la coherencia del pensamiento consigo mismo;
mientras que la Teoría del Conocimiento considera al pensamiento en su
“relación con el objeto”, en su “referencia objetiva”, en la coherencia del
pensamiento con la realidad.
La Lógica Formal se ocupa del pensamiento válido y la Teoría del
conocimiento se ocupa del pensamiento verdadero.
LÓGICA Y ONTOLOGÍA.
Tradicionalmente y en los más diversos sistemas filosóficos, se ha establecido
una relación de identidad entre la Lógica Formal entendida como “Teoría de
la estructura o forma del pensar” y la Ontología (o Metafísica) entendida
como “Teoría de la estructura o forma del ser”.
En la misma presentación de la relación puede observarse la pretensión de
“identidad” entre pensar y ser.
En rigor, no puede aceptarse esa identificación a priori, sino más bien, debe
precisarse la distinción entre los dos objetos de estas disciplinas.
Pensar y Ser son dos objetos distintos que forman parte de una misma
realidad, pero que, por estar en esa condición, no puede afirmarse que sean
la misma cosa.
La Lógica formal y la Ontología difieren en su objeto, constituyéndose como
disciplinas distintas, pero interdependientes.
La dialéctica ha planteado de otra manera esta distinción, eliminando la
pretensión de unidad entre “ser” y “pensar” y planteándola en forma de
unidad dialéctica entre los contrarios.
LÓGICA Y PSICOLOGÍA.
En la práctica es posible caer en otra confusión respecto de la Lógica. Puesto
que la palabra ‘pensamiento’ puede entenderse en dos sentidos, es decir,
como “proceso del pensamiento” y como “resultado del pensamiento”,
puede llegarse a confundir la Psicología (que estudia los procesos del
pensamiento y la inteligencia, entre otros fenómenos psíquicos) y la Lógica
(que se ocupa de la forma de los resultados del pensamiento).
Una simple precisión terminológica pone fin al equívoco que origina esta
confusión, poniendo de relieve le diferencia entre la Lógica y la Psicología.

8 El Concepto
EL CONCEPTO.
A menudo tenemos que dirigir nuestro pensamiento hacia un objeto y
hacernos una idea del mismo.
Esa idea puede ser una “representación sensible”, como cuando nos
imaginamos cómo es, pero puede ser también una “representación racional”
o intelectiva que se refiere a la esencia de la realidad, independientemente
de sus variaciones en la existencia.
Llamamos concepto a la representación formal de los objetos obtenida por la
vía intelectiva.
El concepto es objetivo en su contenido pero en cuanto que existe en la
mente, en la conciencia del hombre.
OBJETO, CONCEPTO Y TÉRMINO.
En primer lugar, nos damos cuenta de que todo “concepto” debe referirse a
un objeto, real o supuesto: todo concepto ha de tener una “referencia
objetiva”.
En segundo lugar, por “abstracción”, se llega a concebir la forma del objeto
intelectivamente, la esencia del objeto en su existencia real, y así tenemos el
concepto.
Por fin, en tercer lugar, encontramos que ese objeto aprehendido
intelectivamente, ha de expresarse de alguna manera, para su comunicación,
por medio de “términos” o palabras.
Vemos, pues, que el concepto se encuentra en un momento intermedio
entre el objeto y la palabra, sin ser ninguno de ellos, conservando su
peculiaridad.
EXTENSIÓN DE UN CONCEPTO.
Llamamos “extensión” de un concepto al conjunto de los objetos de los
cuales puede afirmarse con verdad que son el concepto (x) en cuestión,
como cuando afirmamos que el objeto A es x, que el objeto B es c, etc. En
otras palabras, se trata del conjunto de objetos que pueden recibir, con
verdad, al concepto como predicando en un juicio.
Por su extensión los conceptos se dividen en:
a) Generales, si se pueden predicar de varios objetos.
b)Individuales, si sólo se le puede predicar de un objeto.
Los conceptos generales, relativamente uno del otro, pueden ser:
a)Género, si contiene a otros conceptos.
b)Especie, si es contenido por otro concepto.
COMPRENSIÓN, CONTENIDO O INTENCIÓN DE UN CONCEPTO.
Llamamos “comprensión”, “contenido” o “intención” de un concepto al
conjunto de las notas o propiedades que “esencialmente” pertenecen al
objeto al cual el concepto se refiere.
Es, pues, la representación intelectiva de las notas esenciales del objeto.Por
su contenido los conceptos se dividen en:
a) Simples, si tienen sólo una nota.
b) Compuestos, si tienen varias.
RELACIÓN ENTRE EXTENSIÓN Y CONTENIDO.
La relación existente entre extensión y contenido puede expresarse de la
siguiente manera: “a mayor extensión corresponde menor contenido y a
menor extensión corresponde mayor contenido”
9 La Clasificación y la división
LA CLASIFICACIÓN LÓGICA.
A veces es necesario llegar a establecer un cierto orden para conocer con
detalle y precisión un conjunto de objetos.
Mientras esos objetos permanezcan confundidos y amontonados en nuestra
mente, nunca podremos hacernos una idea clara de los mismos. Para
lograrlo, es necesario “clasificarlos”, es decir “agruparlos por semejanzas”,
incluyendo los objetos individuales en “especies” y éstas en “géneros”, hasta
que logremos un total ordenamiento.
Debemos hacer notas que ese ordenamiento o “clasificación lógica no se
hace al azar, sino siguiendo las características reales de los objetos.
Debe tenerse en cuenta que algunos objetos están “subordinados” a ciertos
conceptos, pues están incluidos en ellos, mientras que otros no lo están.
Sólo teniendo en cuenta esta subordinación y el conocimiento de los objetos
podremos hacer una buena clasificación. Se define la clasificación como el
ordenamiento lógico que consiste en mostrar los géneros en que están
contenidas las especies.
LA DIVISIÓN LÓGICA.
La operación lógica inversa de la clasificación es la división. Esta consiste en
“separar” una totalidad o conjunto en sus partes.
Lo que esta operación hace es reducir una idea general a otras menos
extensas. Se define la división como el ordenamiento lógico que consiste en
mostrar las especies contenidas en un mismo género.
REGLAS DE LA DIVISIÓN.
Essen propone cuatro reglas para lograr una correcta división (o clasificación)
lógica:
1. La división debe estar determinada y dominada por un solo criterio.
2. La división debe ser adecuada, es decir, no debe ser ni demasiado amplia
ni demasiado estrecha. Es demasiado estrecha si omite enumerar especies
contenidas en el concepto.
3. La división deber ser continua. Es decir, debe pasar de los miembros más
próximos a los más remotos, de acuerdo al criterio de la división. Con otras
palabras: no debe saltear ningún miembro.
4. Los miembros de la división (las especies) deben estar estrechamente
coordinados. Es decir, deben excluirse lógicamente. Con otras palabras, un
objeto real incluido en el concepto que se divide no debe aparecer en dos o
más especies incluidas en el concepto.

10 La definición
LA DEFINICIÓN LÓGICA.
El punto referencia que determina una división o una clasificación es la
extensión de los conceptos.
En cambio, la definición se realiza desde el punto de vista del contenido de
los mismos.
Con la definición lo que se pretende es determinar la esencia del objeto real
al cual el concepto se refiere, con carácter de ley natural.
TIPOS DE DEFINICIÓN LÓGICA.
Hay diversas clasificaciones de la definición. Adoptaremos la de Castex.
1. La definición nominal.
2. La definición genética.
3. La definición existencial.
4. La definición lógica, propiamente dicha (o conceptual).
LA DEFINICIÓN NOMINAL.
La definición nominal hace referencia al significado de un concepto por
medio de la mención de otros conceptos ya conocidos.
Muchas veces utiliza palabras sinónimas o proporciona la etimología de la
palabra. Esta definición es muy usada en los diccionarios.
LA DEFINICIÓN GENÉTICA.
La definición genética explica la naturaleza del objeto al cual el concepto se
refiere por medio de la mención del origen o causa del objeto.
Esta definición se utiliza comúnmente en Geometría o en las ciencias
experimentales.
LA DEFINICIÓN EXISTENCIAL.
La definición existencial, a la que Castex llama “metafísico-existencial” no es
realmente una definición lógica, pues consiste en la mostración o postulación
de la existencia de un objeto, aunque a veces no llega más que a una
presunción de la existencia de ese objeto.
Un ejemplo de definición existencial sería la que da San Agustín sobre el
“objeto moral” llamado “mal”: “el mal es la carencia de bien”.
LA DEFINICIÓN CONCEPTUAL O LÓGICA.
La definición lógica propiamente dicha consiste en “exacta determinación del
contenido del concepto por la enumeración de sus notas o características
esenciales”.
Para lograr una definición perfecta, necesitamos conocer el conjunto de
conceptos donde debe buscarse el concepto a definir (el género próximo) y
además el puesto que ocupa ese concepto en ese conjunto (la diferencia
específica).
Al conjunto de conceptos en el que está incluido el concepto a definir lo
indica el concepto genérico inmediato superior (género próximo) y al puesto
que ocupa en el conjunto lo indica la característica propia de la especie
(diferencia específica).
De ahí la antigua regla que dice: “Defínase a partir del género próximo y la
diferencia específica”.
REGLAS DE LA DEFINICIÓN LÓGICA.
Las reglas para lograr una correcta definición lógica, a pesar de ser
fundamentalmente las mismas, varían en su formulación para los diversos
autores. Nosotros propondremos las que expone Castex.
1. La definición debe convenir a todo lo definido y sólo a los definidos. Si
abarca menos elementos que los que se definen, se dice que la definición es
muy restringida o estrecha. Si abarca más, se dice que es muy amplía.
2. La definición debe hacerse a partir del género próximo y la diferencia
específica.
3. La definición no debe incluir elementos que ya estén sobre entendidos o
que sean superfluos.
4. Lo definido no debe entrar en la definición. Si no se cumple esa regla se
está cayendo en un error lógico que se conoce como “círculo vicioso”.
5. La definición no debe ser negativa si existe la posibilidad de que sea
positiva
11 El juicio
QUE ES EL JUICIO.
El juicio es la principal de las formas lógicas, es la unidad de conocimiento.
Dada la naturaleza de la mente humana, el hombre aprehende primero
relaciones entre objetos mismos.
Tan pronto como percibimos un objeto, elaboramos un juicio de la forma
“x existe”, que no permite la posterior elaboración del concepto de x.
El juicio lógico no es una mera asociación de ideas, sino que se trata de varias
ideas que adquieren una unidad especial por medio de la cópula o de la
función copulativa de un verbo.
Todo juicio tiene tres elementos:
a) Un concepto sujeto.
b) Un concepto predicado.
c) Una cópula.La forma lingüística de un juicio es la “proposición”
JUICIOS ANALÍTICOS Y JUICIOS SINTÉTICOS.
“Juicio analítico” es aquél en el cual el concepto predicado está incluido en el
concepto sujeto y, por tanto, el predicado puede obtenerse por un análisis
del sujeto.
La verdad del juicio analítico es independiente de la experiencia; por eso
decimos que el juicio analítico es “a priori”. “Juicio sintético” es aquél en que
no basta analizar el concepto sujeto para hallar el concepto predicado, pues
el predicado no esta contenido en el sujeto.
El concepto predicado se añade, pues, como un nuevo elemento,
presumiblemente no necesario, al concepto sujeto.
Los juicios sintéticos son, normalmente, “a posteriori” porque se dan después
y son fruto de la experiencia. E. Kant sostiene la existencia de “juicios
sintéticos a priori” como condición indispensable para la posibilidad de
existencia de la ciencia.
Tales juicios serían nuevas relaciones elaboradas por la mente sin necesidad
de la experiencia, en contra de la naturaleza misma del juicio sintético.
CLASIFICACIÓN DE LOS JUICIOS.
Siguiendo la clasificación kantiana de los juicios, encontramos que pueden
dividirse por su cantidad, por su cualidad, por la relación de la cópula y por su
modalidad.
Los juicios, según su cantidad, pueden ser:
a) Universales, si toman al sujeto en toda su extensión;
b) Singulares, si el sujeto es un concepto individual y, como tal, toma al
sujeto individual en toda su extensión.
Por eso, podemos incluir los juicios individuales entre los universales. Los
juicios, según su cualidad o calidad, pueden ser:
a) Afirmativos, si el sujeto está incluido en el predicado;
b) Negativos, si el sujeto no está incluido en el predicado;
c) Indefinidos, si la inclusión no es clara porque niega la posibilidad de que el
sujeto esté incluido fuera del predicado.
Este juicio puede llevar a la formulación de un juicio afirmativo. Según la
relación de la cópula, los juicios pueden ser:
a) Categóricos, si se refieren a la sustancia del concepto sujeto. No expresan
limitaciones en la relación entre sujeto y predicado.
b) Hipotéticos, si se refieren a la relación de causa entre sujeto y
predicado. Establecen una condición para que se de la relación.
c) Disyuntivos, si se refieren a la acción recíproca entre dos o más predicados.
Proponen una alternativa para que se dé la relación. Según su modalidad, los
juicios pueden ser:
a) Problemáticos, si expresan una posibilidad.
b) Asertóricos, si expresan una realidad del hecho.
c) Apodícticos, si expresan una relación necesaria.

LAS PROPOSICIONES CATEGÓRICAS.


De entre los juicios anteriores, nos interesan especialmente los “juicios
categóricos”, pues son los que servirán para construir las relaciones
fundamentales de los razonamientos.
Como sabemos que el juicio en sí no es observable, por suceder dentro de la
mente, deberemos limitarnos al estudio de sus expresiones lingüísticas, es
decir, de sus proposiciones. Por eso es que hablamos de “proposiciones
categóricas”.
Si observamos las variaciones posibles en la cantidad y en la cualidad de las
proposiciones categóricas, encontraremos que existen cuatro tipos, a los que
Copi llama “formas típicas” de las proposiciones categóricas.
Cada una de estas formas típicas está simbolizada por una letra vocal
mayúscula, tomada de las palabras latinas “affirmo” y “nego”, de la siguiente
manera:
a) Universal y afirmativa A
b) Universal y negativa E
c) Particular y afirmativa I
d) Particular y negativa O
Toda proposición categórica de forma típica empieza por un “cuantificador”,
es decir, una partícula que expresa cantidad (todo, algún, ningún); un
“término sujeto”, que expresa un concepto sujeto; luego la “cópula”, que en
el caso de la particular negativa va precedida de un “negador”; y un “término
predicado”, que expresa un concepto predicado.

12 El Razonamiento. Generalidades.
QUE ES EL RAZONAMIENTO.
El “razonamiento” es una inferencia de una proposición o juicio a otra.
Entendemos por “inferencia”, un paso del pensamiento, un paso mental.
Todo razonamiento puede revestir validez en la medida que se pueda
suponer que se refiere a un mismo objeto real, por eso es que cada
razonamiento sólo puede referirse a un solo objeto.
Este objeto, en el curso del razonamiento, formalmente considerado, no está
explícitamente mencionado, por lo que se le conoce como “objeto
supuesto”.
Conocemos tres formas principales de razonamiento:
a) La analogía
b) La inducción
c) La deducción
EL RAZONAMIENTO POR ANALOGÍA.
De los tres tipos principales de razonamiento lógico, es éste el más común al
nivel de la vida cotidiana, aunque, a veces, también se da en las ciencias.
Algunos lógicos (el primero Aristóteles) han definido este tipo de
razonamiento como el que va “de los particular a lo particular”.
Consiste en establecer una relación de identidad a partir de relaciones de
semejanza. El caso más típico se da cuando hemos verificado en un objeto
varias de las características de otro conocido y, a partir de esta verificación,
inferimos que el primer objeto coincide en todo con el objeto conocido.
Un ejemplo de un razonamiento analógico poco feliz sería el que hizo
suponer que había vida en Marte cuando se verificaron en ese planeta
muchas condiciones similares a las de la Tierra.
EL RAZONAMIENTO POR INDUCCIÓN.
El razonamiento inductivo es el más fecundo de los razonamientos lógicos,
pues permite descubrir y formular las leyes generales que existen en la
naturaleza, en el hombre y en la sociedad.
Se ha resumido este tipo de razonamiento afirmando que es el que “va de lo
particular a lo general”.
Existen dos tipos de inducción lógica:
a) La completa, que se da cuando a partir de la observación de todos lo casos
posibles se afirma alfo de esa totalidad.
b) La incompleta, que es más usada en la práctica, pues casi nunca es posible
verificar todos los casos. La incompleta parte de la observación de
una muestra representativa de casos para afirmar algo de la totalidad.
La inducción incompleta nos presenta un problema: el de la validez de la
generalización efectuada a partir de las observaciones.
La sucesión temporal de dos acontecimientos no es garantía suficiente de
validez lógica, es necesario llegar a otro tipo de fundamentación.
De esa manera es que, para que un razonamiento que se fundamenta en la
inducción incompleta pueda ser considerado válido, es necesario que se
refiera a una relación de causalidad realmente existente, es decir, que
intente ligar una causa con su efecto.
A pesar de todo esto, siempre es posible, al juzgar apresuradamente, caer en
la falacia llamada “causa falsa” del tipo “post hoc, ergo propter hoc” .
MÉTODOS PARA LA INDUCCIÓN.
John Stuart Mill, citado por Essen, propone cuatro métodos para lograr un
razonamiento inductivo correcto.
Estos métodos son los siguientes:
a) “Método de la concordancia o del aislamiento”. Parte este método de la
comparación entre diversos casos en los que se presente un fenómeno,
tratando de aislar las características (o la característica) que se dan siempre
que y sólo si el fenómeno se presenta. Si es posible llegar a establecer que
una característica se da siempre que un fenómeno se presenta, puede
inferirse que existe una relación causal entre las características y el
fenómeno.
b) “Método de la diferencia o de la eliminación”. Es éste el procedimiento
inverso al anterior, pues en vez de aislar las características, prefiere iguales
todas las circunstancias, la única diferencia sea la ausencia de la característica
o el fenómeno en estudio. Si es posible establecer que siempre que falta uno
de los dos falta también el otro, puede inferirse una relación causal entre
ambos.
c) “Método de los restos o de los residuos”. En este caso se consideran varios
casos en los cuales se suprimen las relaciones causales ya conocidas con el fin
de observar si en el resto de condiciones se puede inferir o suponer una
relación causal nueva.
d) “Método de las variaciones concomitantes o de la variación”. En este caso
se trata de observar si la variación de un fenómeno lleva siempre consigo la
variación en otro fenómeno. Si esto es así, es posible suponer una relación
causal entre ambos fenómenos.
EL RAZONAMIENTO POR DEDUCCIÓN.
El razonamiento deductivo es el razonamiento lógico por excelencia, pues e
el que se da en el ámbito de lo general.
Consiste en la inferencia de u juicio a partir de otro u otros juicios ya
conocidos y que guardan relación entre si. Se ha llamado, con razón, al
razonamiento deductivo “el razonamiento que va de lo general a
lo particular”.
Existen dos formas básicas del razonamiento deductivo:
a) El inmediato, que se da cuando la única operación lógica que se realiza es
la modificación de un juicio;
b) El mediato, que se da cuando es necesario realizar una relación de
mediación entre dos o más juicios para obtener una conclusión.
13 El Silogismo Categórico
EL SILOGISMO. TÉRMINOS Y PROPOSICIONES.
El silogismo, en su forma más simple (silogismo categórico regular), consta de
tres proposiciones: dos premisas o datos del silogismo y una conclusión. En
el silogismo hay tres términos:
a) El término menor, que se reconoce por desempeñar la función de sujeto
en la conclusión. Se simboliza por la letra mayúscula “S”.
b) El término mayor, que se reconoce por desempeñar la función de
predicado en la conclusión. Se simboliza por la letra mayúscula “P”.
c) El término medio, que se reconoce porque no aparece en la conclusión y
sirve para establecer la relación entre las premisas. Se simboliza por la letra
mayúscula “M”.
Cada término aparece en dos proposiciones:
a) El término mayor aparece en una premisa llamada por eso “premisa
mayor” y como predicado de la conclusión.
b) El término medio aparece en las dos premisas desempeñando cualquier
función (sujeto o predicado).
c) El término menor aparece en una premisa llamada por eso “premisa
menor” y como sujeto en la conclusión
FIGURAS DEL SILOGISMO.
La “figura” del silogismo es la estructura del silogismo que depende de la
posición del término medio en las premisas. Hay cuatro figuras en el
silogismo categórico:
a) Primera figura, que se da cuando el término medio ocupa el lugar del
sujeto en la premisa mayor y el del predicado en la menor.
b) Segunda figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel
de predicado en ambas premisas.
c) Tercera figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel de
sujeto en ambas premisas.
d) Cuarta figura, que se da cuando el término medio desempeña el papel de
predicado en la premisa mayor y el sujeto en la menor.
Esquemáticamente pueden representarse así:

Primera Segunda Tercera Cuarta

MP PM MP PM

SM SM MS MS

SP SP SP SP

MODOS DEL SILOGISMO.


El modo de un silogismo depende de la cantidad y la cualidad de las premisas
y la conclusión.
El modo de un silogismo se simboliza por la secuencia de tres vocales
mayúsculas que corresponda a su combinación de premisas y conclusión. En
cada figura hay 64 modos, lo cual hace un total de 256, de los cuales sólo 19
son válidos.
MODOS VALIDOS DEL SILOGISMO.
Para representar los modos válidos del silogismo categórico se han
formulado ciertas palabras mnemotécnicas que facilitan su identificación.
En esas palabras, distintas para cada figura, las letras vocales simbolizan las
proposiciones que componen el silogismo en el siguiente orden: premisa
mayor, premisa menor y conclusión. Las palabras en cuestión son:
En primera figura:
BARBARA
CELARENT
DARIIFERIO
En segunda figura:
CESARE
CAMESTRES
FESTINO
BAROCO
En tercera figura:
DARAPI
FELAPTON
DISAMIS
DATISI
BOCARDO
FERISON
En cuarta figura:
BAMALIP
CALEMES
DIMATIS
FESAPO
FRESISON
14 Silogismos Hipotéticos y disyuntivos
SILOGISMOS HIPOTÉTICOS.
El silogismo hipotético se caracteriza por estar formado por juicios
hipotéticos. La estructura formal del silogismo hipotético es la siguiente:
Si A es, B es
Si B es, C es
Luego, si A es, C es.
SILOGISMO HIPOTÉTICO MIXTO.
Se llama hipotético mixto al silogismo que está formado por una premisa
mayor hipotética, una premisa menor categórica y una conclusión también
categórica.
Tiene dos modos principales: modus ponens (afirmativo) y modus tollens
(negativo). La estructura formal del “modus ponens” es la siguiente:
Si A es, B es
Ahora bien, A es
Luego, B es.
La estructura formal del “modus tollens” es la siguiente:
Si A es, B es
Ahora bien, B no es
Luego, A no es.
SILOGISMO DISYUNTIVO.
El silogismo disyuntivo es similar al hipotético mixto, pues su premisa mayor
es disyuntiva mientras que la menor y la conclusión son categóricas.
Admite también dos modos: modus ponendo tollens (afirmativo negativo) y
modus tollendo ponens (negativo afirmativo).
La estructura formal del modus ponendo tollens es la siguiente:
A es B o C
Ahora bien, es B
Luego, no es C
La estructura formal del modus tollendo ponens es la siguiente:
A es B o C
Ahora bien, no es B
Luego, B es o C es.

SILOGISMO HIPOTÉTICO DISYUNTIVO.


Si la premisa mayor es a la vez hipotética y disyuntiva, tenemos el silogismo
hipotético disyuntivo.
Este silogismo tiene dos modos: modus ponens (afirmativo) y modus tollens
(negativo).
La estructura formal del modus ponens es la siguiente:
Si A es, B es o C es
Es así que A es
Luego, A no es
Este último razonamiento se llama también “razonamiento lemático” (lemma
= supuesto), de donde se llama también “dilema” cuando tiene dos
miembros disyuntivos; también puede ser “trilema” o, en general,
“polilema”.
Dice Essen que “este tipo de razonamiento sirve para rebatir una afirmación
mostrando lo que se afirma implícitamente y necesariamente y negando
luego ambos miembros de la disyunción, por lo cual la afirmación queda
negada”.

REFUTACIÓN DE DILEMAS.
Copi presenta tres modos de refutar un dilema:
a) “Escapando entre los cuernos” (entendemos por cuernos de un dilema los
miembros de la disyunción) que consiste en plantear otra alternativa más
que las presentadas en el razonamiento lemático.
b) “tomando el dilema por los cuernos”, es decir, mostrando que
la consecuencia de uno o de ambos juicios hipotéticos es incorrecta.
c) “Construyendo un contradilema”, que consiste en llegar a una conclusión
opuesta a la propuesta pero con los mismos elementos, para mostrar la
inconsistencia del razonamiento (no siempre es necesario que esas
conclusiones sean incompatibles entre si).

15 Falacias no formales
QUE SON FALACIAS NO FORMALES.
Hasta ahora hemos planteado problemas lógicos que tienen que ver
directamente con la forma del razonamiento, en el sentido de su corrección
en sí mismo.
Pero también es posible cometer otra clase de errores al razonar que no
corresponden al mal uso de los recursos formales, sino que son más
dependientes del lenguaje corriente.
Estas son las falacias formales. Tomaremos la clasificación de Copi, que las
divide en “falacias de Atingencia o de Atinencia” y en “falacias de
Ambigüedad”.
FALACIAS DE ATINENCIA O ATIGENCIA.
La palabra “atinencia” significa conexión o relación de una cosa con otra. Las
“falacias de atinencia” son aquellas en que de algún modo falta la relación
lógica entre los elementos del razonamiento.
Según Copi, el rasgo común de todos los razonamientos que cometen falacias
de atingencia es que sus premisas carecen de atingencia lógica con respecto
a la verdad o falsedad de las conclusiones que pretende establecer.
La inatingencia es aquí lógica y no psicolológica, pues sin relación psicológica
entre los elementos del razonamiento sería imposible convencer por medio
de la falacia y tampoco podría aparentarse corrección lógica.
Es posible llegar a esta confusión porque el lenguaje no es sólo para informar,
sino también para dar órdenes o para expresarse.
ARGUMENTUM AD BACULUM.
El “argumentum ad baculum”, conocido también como “apelación a la
fuerza”, se comete cuando se apela a la fuerza o a la amenaza de fuerza para
provocar la aceptación de una conclusión.
Usualmente sólo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos
racionales.
El “ad báculum” se puede resumir en el dicho: “La fuerza hace el derecho”. El
uso y la amenaza de los métodos de “mano fuerte” para doblegar a los
opositores políticos suministra ejemplos contemporáneos de esta falacia.
ARGUMETUM AD HOMINEM (OFENSIVO).
El “argumentum ad hóminem” es el argumento contra el hombre. El tipo
ofensivo se da cuando en vez de rebatir la verdad de lo que se afirma se
ataca al hombre que hace la afirmación.
La razón de la falacia está en que el carácter personal de un hombre carece
de importancia lógica para determinar la verdad o falsedad de lo que dice o
la corrección o incorrección de su razonamiento.
ARGUMENTUM AD HOMINEM (CIRUNSTANCIAL).
El tipo circunstancial del “argumentum ad hominem” corresponde a la
relación entre las creencias de una persona y las circunstancias que la
rodean.
Consiste en ignorar la cuestión relativa a la verdad o falsedad de sus propias
afirmaciones y tratar de probar, en cambio, que su antagonista debe
aceptarlas debido a especiales circunstancias en las que éste pueda hallarse.
También se lo usa como base para rechazar la conclusión defendida por un
adversario, por ejemplo cuando se arguye que las conclusiones a las que llega
el oponente están dictadas por las circunstancias especiales que los rodean,
en lugar de basarse en la razón o en pruebas.

16 Lógica matemática. Generalidades


QUE PRETENDE LA LÓGICA MATEMÁTICA.
La lógica matemática es el intento de dar una “forma universal” al
pensamiento, expresándolo por un sistema unívoco de signos (estos quiere
decir, un sistema en el que cada signo tenga un solo significado en un mismo
contexto), con un sistema de relaciones entre esos signos comparable al
cálculo matemático, para alcanzar así todas las verdades.
La lógica matemática pretende hacer que todas las relaciones reales se
vuelvan formales; pretende reducirlas a una “expresión matemática” que
pueda ser calculada como en las matemáticas.
Por esa razón es que se le llama también “álgebra de la lógica”.
OBJETO DE LA LÓGICA MATEMÁTICA.
Al estudiar la lógica clásica, hemos constatado el hecho de que la relación
fundamental que se estudia es la del verbo ser.
Eso es así porque la lógica clásica es una lógica que parte del “análisis de las
proposiciones en sus términos” componentes: considerar sólo una relación o
reducir las demás relaciones a una sola simplifica el asunto y posibilita la
construcción formal de la lógica clásica.
La lógica matemática considera las proposiciones como formando una unidad
de significado, como una proposición ya constituida, por eso es que la lógica
matemática ha sido llamada también “lógica de proposiciones no
analizadas”.
Esto significa que el interés de la lógica matemática recae en la proposición
integralmente considerada, lo cual no es obstáculo para efectuar en algún
nivel ciertos análisis de las proposiciones.
MÉTODO DE LA LÓGICA MATEMÁTICA.
Considera la lógica matemática como punto de partida las relaciones de
“inclusión” (producto lógico) y de “exclusión” (suma lógica).
A partir de esas relaciones se puede establecer un sistema de simbolización
como el del álgebra en el cual pueda expresarse toda proposición del
lenguaje y de la ciencia.
Por ese medio pretenden analizar a un nivel metalógico (más que lógico)
todo tipo de razonamiento desde la forma cuantitativa de ese mismo
razonamiento.
PARTÍCULAS FÁCTICAS Y LÓGICAS DEL LENGUAJE.
Las partículas fácticas (del latín “factum” que quiere decir “hecho”) son
aquellas partículas variables que pueden tener referencia a un objeto o
acontecimiento.
Las partículas lógicas son aquellas partículas que determinan a las partículas
fácticas ya sea limitándolas (cuantificadores) o bien relacionándolas
(funciones).
PROPOSICIONES Y FUNCIONES.
En el caso de la lógica matemática de proposiciones no analizadas, los
elementos del razonamiento lógico son de dos clases:

a) Variables de proposición, que representan el contenido fáctico del


lenguaje.
b) Funciones de proposición, que representan las operaciones lógico-
matemáticas que pueden realizarse entre las variables de proposición.
VALOR DE VERDAD.
Una proposición simple puede ser verdadera o falsa, pero no verdadera y
falsa a la vez.
Las proposiciones complejas que están compuestas de dos o más
proposiciones simples, pueden tener diversas posibilidades de verdad.
Si es “n” el número de proposiciones simples que integran la proposición
compleja, el número de posibilidades de verdad de la proposición compleja
vendrá indicado por 2n.
Cada una de las proposiciones simples puede simbolizarse por una letra
minúscula de la “p” en adelante, así: p, q, r, s, ..., p’, q’, ..., p’’, q’’,
TABLA DE VERDAD.
Si ordenamos las posibilidades de verdad de una proposición, nos
encontramos son su tabla de verdad.
La tabla de verdad nos refleja gráficamente las condiciones de verdad de una
proposición. Veamos algunos ejemplos:

p p q p q r

V V V V V V

F V F V V F

F V V F V

F F V F F

F V V

F V F

F F V

F F F

17 Lógica matemática. Comprobación del pensamiento


TAUTOLOGIAS Y CONTRADICCIONES.
Las siguientes líneas han sido tomadas del “Tractaus Lógico-Philosophicus” de
Ludwing Wittgenstein.
La cursiva del original aparece aquí en letra negrita. Entre los posibles grupos
de condiciones de verdad, hay dos casos extremos.
En uno la proposición es verdadera para todas las posibilidades de verdad de
las proposiciones elementales.
Nosotros decimos que las condiciones de verdad son tautológicas. En el otro
caso la proposición es falsa para todas las condiciones de verdad: Las
condiciones de verdad son contradictorias.
LA PRUEBA DE VALIDEZ.
Los razonamientos del lenguaje corriente se pueden formular en términos
lógico-matemáticos, analizando así las condiciones de verdad de sus
proposiciones componentes para lograr determinar las condiciones de
verdad del razonamiento.
Como resultado de este análisis, podemos llegar a una de tres conclusiones:
a) La proposición es incondicionalmente verdadera: es una “tautología”
lógica.
b) La proposición es incondicionalmente falsa: es una “contradicción” lógica.
c) La proposición es verdadera o falsa según las condiciones de verdad de sus
proposiciones componentes: es una proposición lógicamente
“inconsistente”.
Por eso es que, cuando trabajamos con una proposición compleja que no es
tautología ni contradicción, debemos dejar en claro cuáles son las
condiciones en las que su verdad es posible.
MODALIDADES DE LA PRUEBA DE VALIDEZ.
La prueba de validez de un razonamiento puede hacerse por dos
procedimientos:
a) La construcción de la tabla de sus condiciones de verdad, que se reduce a
la aplicación de las reglas de operación que estudiamos en el capítulo
anterior;
b) Por álgebra de proposiciones, que consiste en reducir, por procedimientos
algebraicos y a partir de ciertas reglas de equivalencia comprobadas todas las
proposiciones elementales componentes a su más simple expresión, para de
ese modo determinar sus condiciones de verdad.

18 Fenomenología como método lógico


LA CONCRECIÓN DE LA LÓGICA.
Si los antiguos griegos consideraron que las contradicciones en la realidad
corresponden no a lo que la realidad es, sino a la apariencia de la realidad,
cada vez más en los tiempos que corren se ha dado importancia a la
contradicción en el estudio de la realidad.
Si la realidad es entendida como conflictiva, entra en contradicción con la
Lógica Formal tradicional que no admite la contradicción.
Por esa razón es que han surgido otras direcciones de pensamiento que, en
un sentido amplio también pueden entenderse como “lógicas”. Tales son: la
fenomenología y la dialéctica.
La fenomenología, ante la conciencia de la insuficiencia de la lógica
tradicional para superar la contradicción de la realidad, pretende encontrar
otro camino diferente que lleve a una meta semejante: pretende encontrar
otro camino diferente que lleve a una meta semejante: pretende buscar el
modo de comprender la esencia de la realidad desde el fenómeno, pero sin
razonar, sin conocimiento discursivo, sino por medio de la intuición.
La dialéctica, en cambio, quiere entender la realidad desde el seno de las
contradicciones que aparecen en la misma, por medio del conocimiento del
movimiento profundo de esa realidad.
LA FENOMENOLOGÍA COMO METODO LÓGICO.
Considerada como “método”, la fenomenología quiere llegar a la esencia de
las cosas sin pasar por el razonamiento.
Parte del “fenómeno” o sea del modo como las cosas aparecen ante el
observador, y sostiene que ante un observador que esté en la actitud
adecuada, en ese mismo fenómeno se muestra la esencia de la realidad, que
viene a ser una verdadera esencia fenoménica de la realidad.
Los momentos del método fenomenológico han sido expuestos muy
claramente por Carlos Díaz en su obrita “Introducción a la Fenomenología”.
LA EPOJE.
El camino fenomenológico empieza por un “poner entre paréntesis” todas
nuestras convicciones y prejuicios sobre la realidad y sobre la vida.
Esa acción es un verdadero “despojo” de nuestras ideas previas al
conocimiento del fenómeno, por eso es que Husserl la ha llamado “epoje”.
Ese despojo reviste diversos matices, cada vez más exigentes.
LA REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICO.
El despojo debe ser completado con otros pasos:
a) Primero, debe empezarse por una “descripción” del fenómeno que se
presenta ante nosotros. Se trata de encontrar las notas o características que
sean esenciales a lo que describimos.
b) Segundo, se debe llegar a una “reducción fenomenológica”, se debe
reducir a “puro” fenómeno lo que percibimos.
c) Entonces es que podemos llegar a la esencia, a la “eidos” del fenómeno,
llegamos a la “intuición eidética”.
LA RECONSTITUCIÓN DEL MUNDO.
Por fin, una vez que se ha encontrado sentido a la realidad, podemos volver a
la misma realidad que pusimos entre paréntesis, pero con la convicción de
que ahora sí la comprendemos.
Se trata de un proceso de “retorno”, de un “reconstrucción” o
“reconstitución” del mundo como tal.
LA FENOMENOLOGÍA ES UNA FORMA DE IDEALISMO.
La fenomenología es una forma de idealismo porque la reconstrucción del
mundo sólo se lleva a cabo en la conciencia humana, no en la realidad.
La fenomenología es idealismo porque no enfrenta las contradicciones de la
realidad, sino que las evade.
La fenomenología es un idealismo porque entiende al filósofo y al hombre de
ciencia como un observador desinteresado de la realidad que sólo se ocupa
de “conocer” mejor la realidad.

19 Dialéctica (I)
DIALÉCTICA.
La forma más controvertida de la Lógica Concreta es la Dialéctica , iniciada
por Hegel y continuada por el marxismo.
La dialéctica tiene una gran importancia ideológica por el hecho de su nivel
de acercamiento a la realidad.
Debemos recordar que mientras más cerca se esté de los acontecimientos
reales se vuelve más difícil prescindir del compromiso ideológico con esos
acontecimientos.
La dialéctica no busca alejarse de la realidad para comprenderla mejor, sino
que quiere acercarse más a ella, involucrarnos más con las contradicciones
de la naturaleza, del hombre y de la sociedad.
ANTECEDENTES. LA DIALÉCTICA SOFISTICA.
La dialéctica, en su forma primitiva data del período clásico de la antigua
Grecia.
La dialéctica fue cultivada por los “sofistas”, quienes por medio del diálogo
buscaban contraponer los aspectos conflictivos de la realidad.
Los sofistas griegos no llegaron a formular la contradicción como elemento
de la realidad, pues su interés era el triunfo en la discusión.
Cuando planteaban una contradicción, lo hacían con el interés de mostrar
que estaban en lo cierto y que el adversario estaba equivocado. Por eso es
que la dialéctica sofística no fue más que un ejercicio retórico sin mayor
trascendencia para la investigación de la contradicción.
LA DIALÉCTICA HEGELIANA.
Hegel ya no considera la dialéctica como un diálogo sobre aspectos
opuestos; en su doctrina la teoría dialéctica alcanza un más alto grado de
formulación.
Hegel entiende la dialéctica como “el movimiento más elevado de la razón,
en el cual, las apariencias separadas por la oposición pasan la una a la otra y
se superan”.
Se trata de llegar a determinar la “unidad de los contrarios” de una manera
tal que lleve a una nueva realidad o a un nuevo sentido de la realidad.
Antes de seguir adelante debemos dejar claro que, aunque dijimos que en la
doctrina de Hegel la dialéctica alcanza una alto grado de formulación, esa
formulación queda marcada por la formulación idealista de su doctrina. La
doctrina de Hegel es un idealismo dialéctico.
El punto de partida del pensamiento hegeliano es la noción abstracta del
“ser”. Si afirmamos sencillamente que el “ser” es, establecemos una relación
abstracta que nos remite al hecho de que cada uno de los objetos concretos
es algo, aunque no estemos pensando qué cosa es.
La afirmación “el ser es” y todas las que se refieren al “ser”, por aplicarse a
todos los objetos concretos en general, no se refieren a ninguno en
particular. Hegel parte de la noción de “ser” e investiga las características de
ese “concepto” donde se reúne la “realidad” en general y la “razón”.
Ese pensamiento puro del “ser” no presupone nada en concreto y nada
añade a los conocimientos reales que puedan llegar al pensamiento.
La noción de “ser” no revela nada desconocido, pues lo desconocido está en
el contenido concreto del pensamiento.
Desde un punto de vista concreto, el pensamiento puro del “ser” es también
pensamiento de la “nada”. Sólo así, al principio del movimiento de la
realidad, Hegel puede afirmar que el pensamiento toma conciencia de su
“vacío de ser”.
Esa conciencia del vacío del ser es la contradicción inicial que pone en
marcha el movimiento de la idea, que es el mismo movimiento de la
realidad. En su movimiento por llenar ese vacío del ser, el “ser en sí” sale de
sí, generando la realidad existente, concreta, el “ser ahí”, que es una
contradicción debe ser superada por una nueva condición del “ser” que toma
conciencia, asume en sí, como elemento de una totalidad a las cosas
existentes del “ser ahí”.
LOS MOMENTOS DE LA DIALÉCTICA.
El proceso de la dialéctica en general, independientemente de su
orientación idealista (Hegel) o materialista (Marx), puede resumirse de la
siguiente manera: Dada una realidad, llamada “tesis”, por su propia
dinámica interna, “genera” otra realidad, llamada “antítesis”, que
“contradice” a la primera.
Se establece entre ambas una correlación de fuerzas contradictorias que
cada vez va perdiendo más estabilidad. (Al estado de la correlación de
fuerzas en un momento determinado se le conoce como “coyuntura”.)
Llega un momento en que las contradicciones se agudizan de tal manera que
son insostenibles; ese momento es llamado “punto nodal de las
contradicciones”, “coyuntura nodal” o simplemente “nudo de las
contradicciones”.
Una vez que se llega a ese momento, se desencadena un proceso llamado
“proceso de superación de la contradicción, que lleva a la constitución de una
nuevas realidad llamada “síntesis” en la cual las contradicciones se resumen
de un modo nuevo.
La “síntesis” se vuelve “tesis” para empezar una nueva etapa. Los momentos
de la dialéctica pueden ser ilustrados por el siguiente esquema:
20 La Dialéctica (II)
LEYES DE LA DIALÉCTICA.
Las leyes de la dialéctica son, al mismo tiempo, leyes del movimiento de la
realidad y leyes del pensar.
Formularemos cinco leyes del movimiento dialéctico, tal como lo hizo el
francés Henry Lefebvre (personaje que pertenece al grupo de los marxistas
ortodoxos). Intentaremos explicar el verdadero sentido de esas leyes.
Las leyes de la dialéctica son:
a) Ley de la interacción universal.
b) Ley del movimiento universal.
c) Ley de la unida de los contrarios.
d) Ley de la transformación de la cantidad en cualidad
e) Ley del desarrollo en espiral.
LEY DE LA INTERACCIÓN UNIVERSAL.
Según esta primera ley, podemos afirmar que nada existe en forma aislada, al
contrario, cada uno de los elementos de la realidad sólo puede existir en una
relación estructural con todos los demás elementos de la realidad.
Tratar de comprender un acontecimiento separado de todos los
demás acontecimientos que forman la estructura de lo real, sería falsear la
realidad.
Esta ley se opone a la tendencia de la Lógica Formal y la Filosofía Clásica de
considerar los diversos aspectos de la realidad de un modo independiente
por medio de la abstracción.
LEY DEL MOVIMIENTO UNIVERSAL.
La segunda ley de la dialéctica nos refiere al hecho de que la realidad no está
dada de una vez y para siempre, sino que constantemente esta en
movimiento.
Cada hecho sólo puede ser comprendido en la medida que pueda ubicársele
dentro del movimiento universal.
Es necesario distinguir entre el movimiento aparente de la realidad, que
podemos aprehender inmediatamente, del “movimiento profundo” de la
realidad, que sólo puede venir de la exacta comprensión de las
contradicciones centrales o radicales de la realidad en general y del
fenómeno que se esté analizando, en general y del fenómeno que se esté
analizando, en particular.
LEY DE LA UNIDAD DE LOS CONTRARIOS.
Los elementos de la contradicción, a la vez que son radicalmente opuestos,
conforman una unidad, en cuanto que se necesitan mutuamente para existir
como tales.
En esa medida, la destrucción o desaparición de uno de lo contrarios
marcaría la desaparición de la contradicción; generalmente es el elemento
antitético el que tiende a destruir a la tesis y es ésta la que tienda a
desaparecer.
El método dialéctico pretende aprehender el enlace, la unidad y el
movimiento que engendra los contrarios, que los opone, que los hace chocar,
que los rompe y que los supera.
Los contrarios aparecen así como intrínsecamente unidos en el movimiento
que los genera y en el que son superados o destruidos.

LEY DE LA TRANSFORMACIÓN DE LA CANTIDAD EN CUALIDAD.


Según esta ley, una vez que se ha acumulado cuantitativamente una cierta
“masa” o “cantidad” de una misma realidad o relación real, por la misma
dinámica de la dialéctica, se produce un cambio cualitativo hacia una
realidad nueva, hacía un nivel de realidad superior.
El progreso del hombre implica la acumulación de determinadas
características o tensiones gradual o continuamente, pero llega un momento
en el que la acumulación es tal que el más pequeño desequilibrio puede
hacer cambiar radicalmente la situación.
En el caso de la realidad humana y social; este desequilibrio está impulsado
por la acción consciente y voluntaria de la colectividad humana
económicamente considerada (clase social).
El salto dialéctico que se efectúa implica a la vez continuidad (en el
movimiento, que sigue) y discontinuidad (en la nueva situación generada).

LEY DE DESARROLLO EN ESPIRAL.


El desarrollo del movimiento dialéctico implica que cada nueva situación
incluye en sí la anterior, enriqueciéndola.
De ese modo, la conciencia de clase incluye al pensamiento, el pensamiento
incluye la vida y la vida incluye a la materia inanimada.
En este sentido, en cada nueva situación están presentes todas las
situaciones anteriores, pero dialécticamente superadas.

REGLAS PRÁCTICAS DEL METOD DIALÉCTICO.


Las siguientes reglas intentan prevenir contra una serie de peligros que
pueden presentarse al intentar aplicar el método dialéctico.
Algunas de ellas hacen alusiones directas a posiciones filosóficas y científicas
que son o han sido vigentes y que pueden impedir la correcta aplicación del
método.
Tales reglas son nueve:
1. Ir a la cosa. Nada de ejemplos o analogías inútiles. Por tanto, lo que ha de
hacerse es análisis objetivo.
2. aprehender el conjunto de las conexiones internas de la cosa y el
movimiento propio de la cosa.
3. Aprehender los aspectos y momentos contradictorios: la cosa como
totalidad y unidad de los contrarios.
4. Analizar la lucha o conflicto interno de las contradicciones; analizar la
tendencia de las contradicciones: la que tiende a triunfar y la que tiende a ser
destruida.
5. No olvidar que cada cosa está ligada con todas las demás.
6. No olvidarse de aprehender las transiciones. Las transiciones pueden ser
en los aspectos de una contraposición o en las contradicciones. Transiciones
son los pasos de un aspecto a otro o de una contradicción a otra en el
movimiento dialéctico. Un error de apreciación puede tener graves
consecuencias.
7. No olvidar que el proceso de profundización del pensamiento es infinito. Y
es infinito por dos razones: primero porque la realidad es siempre más rica
que el conocimiento, y segundo. Porque la realidad está siempre en un
movimiento progresivo.
8. Aprehender conexiones progresivamente más profundas hasta alcanzar las
contradicciones y el movimiento dialéctico principales.
9. El propio pensamiento deberá, en ciertas fases, trasformarse, volver a
elaborarse, incluso en su contenido.

21Teoría general del conocimiento. Problemas del Conocimiento (I)


EL OBJETO DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
La teoría del conocimiento se ocupa de la esencia y características del saber,
pero no del saber en sí mismo, no de su estructura formal, sino de su
“referencia objetiva”.
Entendemos pro “referencia objetiva” la relación en la que el conocimiento
está respecto de la realidad que pretende conocer.
Tradicionalmente se acepta que un conocimiento que corresponde a la
realidad es un conocimiento verdadero.
La teoría del conocimiento, entonces, se ocupa del conocimiento que
pretende ser verdadero.
LOS ELEMENTOS DEL ACTO DE CONOCIMIENTO.
En todo acto de conocimiento encontramos por lo menos tres elementos
materiales y uno formal:
1. Un “sujeto” que conoce, que ejecuta el acto de conocer;
2. Un “objeto” que es conocido en el acto de conocimiento;
3. Una “representación” del objeto conocido, que es el resultado del acto de
conocimiento.
4. Una “relación” entre el objeto de conocimiento y el resultado del acto de
conocimiento; si esa relación es de correspondencia la llamamos “verdad”.
EL ESCEPTICISMO.
La primera solución que se dio al problema del conocimiento fu el
“escepticismo”, el cual, en su forma más “radical”, niega al hombre la
posibilidad de conocer.
Desde este punto de vista, sostenido por Pirrón, la única actitud que el
hombre puede tener ante el conocimiento es la “abstención del juicio”, es
decir, evitar juzgar, evitar establecer conocimiento.
Con el tiempo, el escepticismo se volvió más “moderado”, sosteniendo
siempre la imposibilidad del conocimiento de la verdad, pero aceptando la
legitimidad del conocimiento “probable”.
Por fin, en la Edad moderna, surgió el “escepticismo metódico”, el cual no
niega la posibilidad del conocimiento, sino que sólo pretende utilizar la
“duda” como método para afirmar el conocimiento de la verdad, al partir de
algo de la que no se pueda dudar.
El escepticismo extremo o radical no puede ser sostenido desde un punto de
vista formal, porque la negación de la posibilidad del conocimiento
verdadero es ya la afirmación de un conocimiento, es decir, afirma que es
verdad que no hay verdad.
Tampoco puede ser aceptable desde el punto de vista de la percepción de la
verdad, pues el que duda no puede dudar del hecho de que duda.
Y, por fin, el escepticismo extremo no puede ser aceptado desde un punto de
vista ético, pues si no existe la certeza de la acción buena, nunca podrá ser
garantizada la vida entre los hombres.
EL RELATIVISMO.
El relativismo es la segunda solución al problema de la posibilidad del
conocimiento y consiste en la negación de la absoluta verdad. La forma
básica de esta actitud puede revestir diversas variantes.
La primera de ellas es el "relativismo individual", que hace del conocimiento
algo dependiente del sujeto que conoce; es la postura que considera al
hombre como medida del conocimiento y de las cosas.
Además de esa primera postura extrema, existen otras formas de relativismo
que son llamadas por Hessen, "relativismos generales".
El primero de ellos es el "relativismo psicologista", que estima que el
conocimiento tiene validez sólo para el género humano.
El segundo es el "relativismo histórico" o "historicismo", que cree que la ver-
dad depende de la época histórica o de la cultura en la que es formulada.La
tercera forma es el "relativismo teleológico", que estudia la validez del
conocimiento desde los fines que persigue.
Esta tercera forma acepta tres tipos distintos de relativismo, que son:
a) el "pragmatismo", que subordina la verdad a la utilidad del conocimiento;
b) el "biologicismo", que acepta un conocimiento como verdadero si está
encaminado a favorecer y conservar la vida de la especie;
c) el "funcionalismo", que estima que la verdad no existe, sino que simple
mente hay que tomar de los conocimientos, todos erróneos, el más ade-
cuado para cumplir una función, por eso afirma que la verdad es "el error
más adecuado".

22 Los problemas clásicos del conocimiento. El problema de la esencia del


conocimiento.
EL PROBLEMA.
Una vez discutido el asunto de las fuentes del conocimiento verdadero, cabe
aclarar qué es lo que debe entenderse por tal.
El problema de la esencia del conocimiento pretende determinar en qué
consiste la relación en la que el sujeto del conocimiento está, respecto del
objeto del mismo.
EL CONOCIMIENTO COMO REPRODUCCIÓN DEL OBJETO.
El título de este parágrafo, como los de los dos parágrafos siguientes, ha sido
tomado del "Tratado de Filosofía" de Hessen.
Considera este autor que la primera concepción que de la esencia del
conocimiento se tuvo, consistió en creer que éste era una simple
reproducción del objeto en la inteligencia.
El principal filósofo que ha defendido esta tesis fue Aristóteles. El
conocimiento empezaría por la percepción sensible, la cual sería una mera
reproducción o recepción de la forma sensible del objeto, presidiendo de la
matería del mismo.
Los sentidos serían los encargados de llevar a cabo esa reproducción de la
forma sensible de los objetos. La inteligencia, en cambio, percibe las formas
inteligibles de los objetos inteligibles del mismo modo que la percepción lo
hace con los objetos sensibles.
El fruto del conocimiento es la reproducción del objeto en la inteligencia de
un modo formal.
EL CONOCIMIENTO COMO PRODUCCIÓN DEL OBJETO.
Siguiendo la línea planteada en el tema anterior, el pensamiento de Kant
considera el conocimiento como algo cuya garantía de validez no puede venir
de otra parte que de la facultad cognoscente del individuo.
Esto es posible, porque en la relación cognoscitiva se ha creado una nueva
entidad, la cual no es la realidad en sí misma, independientemente del hecho
del conocimiento sino la realidad en cuanto conocida.
Es claro que, fuera de la relación de conocimiento, la realidad no puede ser
sino conocida. Por eso es que podemos afirmar que, formalmente, la facultad
intelectiva produce el objeto del conocimiento, produce la cosa en mí,
produce el fenómeno.
Y por eso es también que podemos decir que la facultad intelectiva humana
nunca podrá conocer la realidad en sí, la cosa en sí, el noúmeno, pues esa
realidad está fuera de la relación de conocimiento.
Si la facultad intelectiva humana produce el fenómeno, y si la facultad
intelectiva es una y la misma en todos los hombres, encontramos que sólo de
esa manera se puede garantizar la validez universal y la necesidad lógica de
los conocimientos que pueden ser llamados verdaderos.
El fruto del conocimiento es la producción del objeto del conocimiento en el
entendimiento formal.
EL CONOCIMIENTO COMO CAPTACIÓN DEL OBJETO.
Sujeto y objeto están en una interrelación mutua. No se trata simplemente
de una acción del sujeto sobre el objeto ni de una determinación del sujeto
por parte del objeto, sino de un enriquecimiento mutuo en el que el sujeto y
el objeto incrementan su realidad en su relación.
Esta relación determina una captación del objeto por parte del sujeto, pero
no una captación inmediata, no se trata de un mero intuicionismo, sino más
bien hablamos de una captación mediata, en la que el término de la
mediación es la actividad del sujeto y la posibilidad de la mediación reside en
la acción del objeto.

23El problema de la verdad. La creencia y la verdad (I)


EL PROBLEMA DE LA CERTEZA DEL CONOCIMIENTO.
Para estudiar el problema de la certeza del conocimiento, creemos necesario
puntualizar una distinción entre los conocimientos, según su finalidad.
Existe un conocimiento en el cual la certeza es algo que debe ser
demostrado, como una exigencia de verdad; tal es el conocimiento de las
ciencias y la filosofía.
Pero existe otro conocimiento que podemos llamar conocimiento cotidiano o
conocimiento práctico, en el cual la exigencia de certeza reviste otras
características.
Nuestro problema podría ser formulado así: ¿Cuándo podemos tener la
certeza de que nuestro conocimiento tiene verdad? ¿Cuándo será verdad
nuestro conocimiento práctico?
Podríamos decir que nuestro conocimiento práctico es verdadero cuando es
acorde con la realidad, pero ¿cuándo es acorde con la realidad? Para resolver
esa pregunta debemos distinguir dos modos de conocimiento práctico: ideas
y creencias.
IDEAS Y CREENCIAS.
A todos los hombres se les ocurren ideas (según expresión de José Ortega y
Gasset) que bien pueden ser suyas o ajenas. Todo hombre tiene lo que se
llama "sus ideas", que rigen su modo de pensar.
Pero el modo de pensar de cada hombre, pueden manifestarse de dos
maneras: pensando y actuando.
En cuanto que el hombre piensa, piensa sobre algo y sobre ese algo se hace
una idea; esto es válido tanto para la idea del hombre común como para la
idea del científico.
Esas son las ideas de los hombres. Pero en cuanto el hombre actúa, hay otros
pensamientos que nunca se llegan a formular, pensamientos con los que se
cuenta (siguiendo la formulación de Ortega).
José Ortega y Gasset tiene un ejemplo que aclara mucho: cuando una
persona decide salir a la calle, aun cuando pueda pensar sobre cada uno de
los detalles de su decisión de salir a la calle y sobre cada uno de los
movimientos necesarios para hacerlo, difícilmente lo hará sobre la posi-
bilidad de que haya calle o no; la existencia de la calle es algo con lo que se
cuenta.
Del mismo modo que la calle en el ejemplo anterior, hay muchos otros
pensamientos con los que el hombre cuenta y que ni siquiera llega a
formular; se trata de pensamientos que efectivamente rigen su vida, su
actuar. Estas son las creencias de los hombres.
EL PROBLEMA DE LA VERDAD. LA NATURALEZA DE LA VERDAD. EL
PROBLEMA DE LA VERDAD.
En la filosofía tradicional se ha visto la verdad como problema formal: cómo
explicar la coherencia del pensamiento con la realidad.
Las soluciones a este problema han dado origen a muy diversas ideas sobre el
conocimiento. Veamos.Desde un punto de vista extremo se considera que
todo aquello que es formulado por nuestro entendimiento es algo que existe
realmente y que es tal y como ha sido formulado.
La teoría sobre el conocimiento que está detrás de esta idea sobre la verdad
del conocimiento es la que sostiene que nuestra mente no es más que un fiel
reflejo de la realidad: la realidad se impone a la mente y el conocimiento
corresponde a la realidad.
Pero pronto estos pensadores se dieron cuenta de que entre distintos
hombres podía haber ¡deas diversas sobre una misma realidad, podían existir
diferencias de opinión sobre algo.
Para salvar esta dificultad empezaron a hacer la distinción entre opinión y
razón, haciendo ver que esta última es la única que puede proporcionar un
conocimiento verdadero de la realidad.
Cuando la razón del hombre ha podido superar las apariencias de las cosas y
ha podido, según el modo de intelección que le es propio, distinguir la
esencia de las mismas, ha llegado a la verdad.

24 El problema de la verdad. La creencia y la verdad (II)


LA SOLUCIÓN IDEALISTA.
Se ha postulado, pues, la vía racional para llegar al conocimiento de la
verdad. Pero surge otro problema: la razón es, desde este punto de vista, una
instancia que debe dejar de lado el conocimiento directo de la realidad, por
considerarlo equívoco.
¿Cómo es, pues, posible la comparación de los resultados del conocimiento
obtenidos por la razón con la realidad, para saber si el conocimiento es
adecuado? Ante esta pregunta ha habido también muchas soluciones, que
van desde la explicación de la relación por medio de instancias de la mente o
facultades que realizan la vinculación entre realidad y razón (como el
intelecto agente del que hablaban los escolásticos), hasta la afirmación de
que es imposible establecer una relación entre el pensamiento racional y la
realidad.
Precisamente desde este último punto de vista es que han surgido los idealis-
mos, los cuales sostienen que la verdad reside en el intelecto mismo y que, al
no ser posible la comparación entre resultados de la razón y realidad externa,
la verdad debe ser una relación interna al pensamiento mismo.
Esto es, del intelecto y en el resultado mismo del pensar es que se da la
relación de coherencia que constituye la verdad.
Un pensamiento sería verdadero cuando fuera coherente consigo mismo o
con un sistema de pensamiento racionalmente establecido.
La solución es perfecta y carente de contradicción, pero la experiencia de la
realidad (y el conocimiento empírico, con el cual contamos) se encargan de
plantear la contradicción del pensar y la realidad.
Por ejemplo, ¿qué diría un idealista, que sostiene la total identidad del yo (o
la conciencia) consigo mismo y fuera de todo intercambio con otras
entidades (que para él serían imaginarias) como la única forma de realidad,
ante la situación (para él imaginaria e irreal) de la necesidad de comer?
CONCIENCIA Y REALIDAD.
La anterior contradicción nos lleva a plantearnos de otro modo el problema:
la realidad no es sólo una realidad externa que entra en contradicción con
una conciencia ajena a esa realidad, sino que en esa conciencia tiene ya una
forma de realidad, es una conciencia real que se manifiesta dentro de la
misma realidad materialmente.
El conocimiento no puede ser fruto de una entidad ajena a la realidad
material, bajo el riesgo de dejar de ser conciencia de esa realidad material. Y
si el hombre ha empezado a pensar, no ha sido por el simple hecho de
ponerse a pensar, sino para hacerlo sobre un mundo real que se le presenta
materialmente.
Eludir la materialidad de ese mundo externo es eludir la realidad misma,
pues, ¿qué otro modo de manifestación que no sea material tiene cualquier
realidad? (Incluso las manifestaciones de Dios en la Revelación Bíblica tiene
forma material: salida de Egipto, Encarnación, Aparición a los sentidos
materiales, toma de forma material durante los sueños, etc.).
Vemos, pues, que debemos considerar la materialidad del mundo real para
poder hablar de verdad.
Pero, además de que la conciencia de algo que se presenta materialmente
como algo externo a ella misma, es una conciencia que, al menos
intramundanamente, necesita de una instancia material para manifestarse: la
presencia de un sistema nervioso evolucionado y centralizado, como el del
hombre.
La conciencia es siempre la conciencia en un hombre (no podemos hablar de
conciencias separadas del hecho de ser humano; a lo sumo podemos hablar,
pero por extensión, de conciencias colectivas de una comunidad de
hombres).
La consideración de la verdad, pues, debe tomar en cuenta tanto la existencia
de un mundo que se manifiesta materialmente, como la propia necesidad
que tiene la conciencia de manifestarse por medio de la materia.
Desde esta nueva óptica, descubrimos que hay un elemento en común que
garantiza la relación entre conocimiento y realidad: su mutua materialidad.
Garantizada esta relación, nos queda todavía averiguar cuál es el modo de
esta relación, o mejor, cómo es posible lograr esa relación adecuada que es la
verdad.

25 Teoría especial del conocimiento


EL OBJETO DE LA TEORÍA ESPECIAL DEL CONOCIMIENTO.
Hasta ahora hemos tratado de problemas generales sobre el conocimiento,
pero también surgen otras cuestiones que es necesario considerar.
En primer lugar, nos damos cuenta que para conocer necesitamos utilizar
conceptos acerca de las cosas que conocemos, pero también se nos hace
evidente que debe haber un conjunto de conceptos más generales o
conceptos fundamentales para la consideración de cualquier objeto del
conocimiento.
Esos objetos fundamentales se conocen con el nombre de categorías, es la
primera parte de la Teoría Especial del Conocimiento.
Hemos tratado también, pero marginalmente, acerca del conocimiento
científico, sin precisar cuáles son sus límites reales respecto de otros
conocimientos y cuál es la esfera de su validez.
El problema de la ciencia, que es objeto de la Epistemología, es la segunda
parte de la Teoría Especial del conocimiento.
LA NATURALEZA DE LAS CATEGORÍAS.
Para enfocar el problema de la naturaleza de las categorías, debemos
referirnos a las concepciones del conocimiento que ya discutimos.
Encontraremos, pues, teorías de las categorías de carácter objetivista y de
carácter idealista.Las concepciones objetivistas sostienen que las categorías
están en los objetos del conocimiento, independientemente del acto de
conocer y determinando el acto del conocer.
Desde este punto de vista, lo que el hombre haría sería simplemente copiar
las determinaciones de la realidad de la mente. Esta concepción de las cate-
gorías como determinaciones del ser de las cosas la estudiaremos en más
detalle en la Ontología.
Por otra parte, existen las concepciones idealistas, las cuales creen que las
categorías no existen en la realidad, sino que constituyen las formas según
las cuales el entendimiento humano conoce.
Las categorías estarían constituidas, pues, por funciones de la conciencia y no
de la realidad.Hessen defiende la concepción de las categorías como
determinaciones del pensamiento condicionadas por los objetos.
Desde este punto de vista, las categorías serían los modos más generales de
conocer que tiene el hombre, pero que han sido adquiridos dentro de la
relación constitutiva del conocimiento (para este autor).
Considera Hessen que las categorías son producto de la facultad intelectiva
del hombre, al modo kantiano, pero que esas mismas "categorías tienen su
fundamento objetivo en la estructura del ente". Se concilia, de ese modo, las
posturas idealistas y objetivistas.
EL SISTEMA ARISTOTÉLICO.
El primer sistema de las categorías como determinaciones del conocimiento,
lo realizó Aristóteles.
Este pensador sostenía la tesis objetivista de que las categorías no eran más
que tipos de predicación sobre el ente, y como tales constituían una
reproducción de los modos más generales de ser.
Las categorías aristotélicas, tomadas textualmente de Hessen, son:
1. Substancia o esencia, por ejemplo: hombre, caballo.
2. Cantidad, por ejemplo: de dos a tres varas de largo.
3. Cualidad, por ejemplo: sabio, culto.
4. Relación, por ejemplo: más pequeño que éste, más grande que aquél.
5. Lugar, por ejemplo: en el mercado.
6. Tiempo, por ejemplo: hoy, ayer.
7. Situación, por ejemplo: acostado, sentado.
8. Estado, por ejemplo: está vestido, está armado.
9. Acción, por ejemplo: pasea, corta, vende.
10. Pasión, por ejemplo: es contado.
LA CONCEPCIÓN.. PROPUESTA DE HESSEN.
Inspirado en las teorías de Eduard Von Hartmann, W. Windelband y Nicolai
Hartmann, Hessen propone un esquema de categorías determinado por el
tipo de objetos a que las categorías se refieren.
Podemos elaborar el siguiente cuadro:
I. Categorías de la esfera de los objetos ideales
1. unidad
2. identidad
3. diferencia
4. igualdad
5. semejanza
6. todo - parte
7. dependencia - derivación
8. generalidad -particularidad
II. Categorías de la esfera real
a. Categorías de los objetos empíricos
1. cualidad
2. cantidad
3. espacio
4. tiempo
b. Categorías de los objetos metaf ísicos (transcendentes)
1. substancialidad
2. casualidad
3. finalidad

26 Teoría de la Ciencia
LA NATURALEZA DE LA CIENCIA.
Para que un conocimiento pueda ser considerado como ciencia, debe contar
en primer lugar, con un método científico; de ahí que se defina a la ciencia
como un "saber metódicamente fundado".
En segundo lugar, necesita de un objeto bien diferenciado; de ahí la llamada
especialización de las ciencias, que cae en la pérdida del conocimiento: el
conocimiento científico es particular respecto de su objeto, pero estudia su
objeto de modo general.
En tercer lugar, la finalidad de la ciencia, está en la formulación de leyes
científicas que permitan la predicción y control de los fenómenos que
estudien, aunque no siempre se logra tal finalidad.
Y, en cuarto lugar, las ciencias constituyen en sí mismas un sistema, o
"conjunto de conocimientos ordenado según principios".
EL PROBLEMA DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.
Las ciencias pueden ser clasificadas, principalmente, por su objeto, pues si las
ciencias se identifican como tales por el método, es el objeto particular de
cada una lo que las diferencia entre sí.
En primer lugar, encontramos las llamadas ciencias ideales, que se ocupan de
estudiar objetos que no se dan en la realidad, como las Matemáticas y la
Lógica, mientras que, por otra parte, encontramos las ciencias reales.
A las primeras se les llama también ciencias formales, porque se ocupan del
estudio de la forma de los objetos independientemente de su materialidad
real.Respecto de las ciencias reales, se presenta el primer problema de esta
clasificación, pues es difícil establecer un criterio de distinción.
Tradicionalmente se había distinguido entre Ciencias de la Naturaleza y
Ciencias del Espíritu, pero era prácticamente imposible precisar la diferencia
entre esos dos tipos.
Posteriormente se distinguió (Windelband) entre ciencias de Leyes y ciencias
de Acontecimientos, pero tampoco esta división prosperó.
Hessen propone una nueva clasificación atendiendo el carácter espacio
temporal de los objetos científicos. Hela aquí:
I. Ciencias Ideales, siguen un método formal y se refieren a objetos ideales,
intemporales e inespaciales.
— Matemática (números)
— Lógica (forma del pensamiento)
— Ética (valores éticos) — Estética (valores estéticos)
I. Ciencias Reales.
1. Ciencias Naturales, siguen un método generalizador y se refieren a objetos
sensibles, reales, espaciales y temporales, regidos por una legalidad casual;
por eso son ciencias de leyes.
2. Ciencias Culturales, siguen un método individualizador referido a los
valores, se refieren a acontecimientos originales e individuales, reales y
temporales, pero no causales; por eso se llaman ciencias de acontecimientos.
3. Psicología, que es a la vez ciencia natural y ciencia cultural, llamada
también Psicología Experimental; y en Psicología científico-espiritual, llamada
también Psicología Subjetivista.
Esta clasificación de las ciencias no es necesariamente la mejor, pero puede
ser considerada como un modelo de lo que es una clasificación científica.
27 El Origen de la Ética como disciplina filosófica
EN LA ÉPOCA HOMÉRICA.
La Ética nació como disciplina filosófica con la reflexión de los sofistas en los
siglos V y VI A.C., en Grecia. Pero para comprender las condiciones de su
surgimiento, debemos remontarnos al estudio de los juicios de su valor de
tiempos anteriores.
En Hornero, para el caso, el principal juicio de valor consistía en calificar de
agathós a los hombres que reunían los requisitos de habilidad, valentía,
astucia, etc.
El agathós era el hombre homérico, sin dar mayor importancia a lo que hoy
entendemos por moralidad.Con el tiempo, el término "agathós" fue
perdiendo su significado original.
Se transfirió el contenido original de la palabra a la estirpe de aquel a quien
se calificaba antes como agathós: por eso, ahora, se daba ese epíteto a quien
tenía sangre de noble.
En ese sentido, agathós se oponía a kakós, que podría traducirse como el
equivalente de plebeyo.
EN LA ÉPOCA CLÁSICA.
A pesar de todo lo anterior, y-como alguno de los herederos de los primitivos
agathós no reunían las cualidades de sus antepasados, se hizo necesario,
cultura I mente, revisar los calificativos, empezando a popularizarse el uso de
la palabra arete, que quiere decir virtud, para referirse a las cualidades que
debía tener un buen agathós, pero que muchas veces no tenía.
En la práctica, la virtud, la arete ser resumía en la dikaiosyne, que es la
cualidad de la justicia.
Todo se trata, pues, ahora, de determinar en qué consiste tal justicia; pero
este es un problema serio, pues en los distintos estados griegos se veían
justicias distintas.
La pregunta por la justicia se.convierte en la pregunta por la posibilidad de
que exista una justicia universal e incambiable, que sea fundamento de la
virtud.
Alrededor de estas preguntas por la justicia, la virtud y la bondad, se
estructura la Ética, que a partir de un estudio etimológico, puede definirse
como "ciencia de la recta configuración del carácter del hombre" o como
"ciencia de las costumbres", según la interpretación que se haga de los
originales griegos.
EL JUICIO ÉTICO.
La Ética, o mejor, la moral, a nivel de experiencia, consisten en saber emitir
juicios acerca de la bondad o maldad de los demás, de sus actos o del mismo
sujeto que juzga.
Nuestra pregunta será por el criterio que nos permitirá hacer esos
juicios.Metodológicamente dividiremos nuestras consideraciones en tres
apartados: el juicio sobre las acciones, sobre las personas y sobre la vida
entera.
EL JUICIO SOBRE LAS ACCIONES.
A nivel de acciones, se ha planteado una seria discusión sobre el derecho que
los hombres tienen de juzgar las acciones de los demás.
Los que se oponen a este derecho, argumentan con el principio que sostiene
que cada hombre que juzga es el primero en caer en la falta que condena.
Si se siguiera tal principio, caeríamos en una postura ética que permitiría al
individuo realizar todo cuanto su conciencia tolere.
Creemos que toda acción debe tener un sustrato objetivo que permita el
juicio sobre la misma y sobre el hombre que la ejecuta.Para buscar ese
criterio objetivo analizaremos los elementos que hallamos en toda acción:
una persona que la ejecuta, la circunstancia en que se ejecuta, el fin
perseguido, la intención de perseguir el fin y el efecto producido.
Toda acción es ejecutada por una persona humana.
Esta tiene una disposición biológica heredada y otra cultural adquirida para
actuar de un modo determinado. A la disposición biológica se conoce con el
nombre de temperamento, y a la cultural, personal, con el nombre de
carácter.
Debemos reconocer que en todas las acciones hay esa predisposición, pero
las personas, por su libertad, pueden elegir cada uno de sus actos. Y el
hombre debe responsabilizarse de los actos que elija.
EL ANIMAL Y LA JUSTEZA.
Zubiri presenta al hombre en cuanto moral a partir de la confrontación entre
el comportamiento animal y el comportamiento humano. Seguiremos la
exposición de Aranguren.
En el animal, la situación (estructural) estimulante, de un lado, y sus propias
capacidades biológicas, por otro, determinan unívocamente una respuesta o
una serie de respuestas que establecen y restablecen un equilibrio dinámico.
Los estímulos suscitan respuestas, en principio perfectamente adecuadas a
ellos. Hay así un ajustamiento perfecto, una determinación unitaria entre el
animal y su medio.
El carácter formal de este ajustamiento lo llama Zubiri justeza.
EL HOMBRE Y SU LIBERTAD.
El hombre, por su complicación y formalización, no puede dar una respuesta
adecuada a los estímulos y queda así LIBRE DE ellos.
Por eso es que las estructuras somáticas del hombre exigen la inteligencia, en
cuanto un hacerse cargo de las situaciones y habérselas con las cosas como
realidad y no solamente como estímulos.
El medio animal, pues, por la inteligencia, cobra el carácter de mundo, de
realidad.El hombre tiene que considerar la realidad antes de ejecutar un
acto, pero esto significa moverse en la irrealidad.
En el animal, el ajustamiento se produce de realidad a realidad,
directamente; en el hombre, indirectamente, a través de la POSIBILIDAD y de
la LIBERTAD, la cual reposa en las estructuras inconclusas de las tendencias o
referencias, que abren así, el camino al ámbito de las preferencias.
Aquí está la segunda dimensión de esta situación de libertad: libertad no sólo
de tener que responder unívocamente a los estímulos, sino también libertad
PARA preferir en vista de algo, convirtiendo, así, los estímulos en instancias y
recursos, es decir, en posibilidades.
En síntesis, si al animal le está dado el ajustamiento, el hombre tiene que
hacer ese ajustamiento, tiene que justificar (iustum faceré: hacer justo) sus
actos.
28 Fundamentación de la Ética en la teoría de los valores
LA ESTRUCTURA DEL VALOR Y LA ÉTICA.
Para explicar el fundamento de la Ética como referido a los valores, debemos
referirnos a una Teoría de los Valores o, más bien, a una Ética de Valores,
como la que defiende Max Scheler.
Hessen explica cuatro ideas fundamentales de la Ética de los Valores.
Primero, lo ético no consiste en el deber formal, sino en lo que se debe
hacer, siendo ese "que" el valor.
Segundo, los valores son objetivos, es decir, no dependen de la persona que
valora ni de la sociedad en la que se vive, son ellos mismos en sí.
Tercero, los valores no se hacen presentes en el orden de la razón, sino en el
orden del corazón; esto es, vividos, captados sentimentalmente, de un modo
jerárquico.
Y cuarto, los valores, por ser sentidos y no razonados, no pueden ser
definidos, sólo pueden ser descritos en relación con otros valores; así, se dice
que el valor bueno es el que se percibe como superior en la jerarquía de los
valores, mientras que el malo es el inferior.
El segundo sentido es el de la justificación como justicia, y es el ajustamiento
a la norma ética y no sólo a la realidad.
Justo significa ahora honesto y no solamente ajustado. A esta segunda
dimensión le llama Zubiri: MORAL COMO CONTENIDO.
Los actos del hombre y el hombre mismo, en el segundo sentido de moral,
pueden ser justos o injustos, morales e inmorales y hasta amorales.Pero, en
el primer sentido, cada acto humano y el hombre mismo no pueden menos
que ser justos, adecuados a la realidad.
El hombre se conduce, pues su vida no es psicobiológicamente determinada.
Las estructuras psicobiológicas lo exigen como libre. El hombre es,
necesariamente libre.
El hombre es constitutivamente moral. Pero la disposición al ajustamiento
depende del tono vital o temple mayor o menor.
Así hablamos de moral "alta" o "baja" o de personas "desmoralizadas" (en el
plano de la moral como estructura).
La moral como contenido se monta sobre la moral como estructura y no
puede darse sin ella. Precisamente porque el hombre tiene que hacerse su
ajustamiento con la realidad, cobra sentido demandarle que lo haga
conforme a determinadas normas, conforme a determinados sistemas de
preferencias que vienen dados por la realidad o por la sociedad.
EL MATRIMONIO.
Se define comúnmente el matrimonio como la unión permanente de un
hombre y una mujer para la procreación y educación de los hijos; legalmente
se le califica como un contrato; y, teológicamente, se dice que es el sacra-
mento de la unión de Cristo y su Iglesia.
FINES DEL MATRIMONIO.
Se entiende que los fines del matrimonio son tres: Amor, procreación y
educación de los hijos.
El amor incluye seis aspectos: la complementación física y psíquica, la
comunicación, el diálogo íntimo, la ayuda mutua y la absoluta donación de
uno al otro.
La procreación es la concretización y consumación del amor en un nuevo
individuo humano.
La educación de los hijos es necesaria para su integración, como personas, a
la vida social.
PROPIEDADES DEL MATRIMONIO.
En nuestra sociedad se acepta que el matrimonio tenga dos propiedades, que
son: la indisolubilidad y la unidad.
Se dice que el matrimonio es una institución que debe durar toda la vida,
pero la misma sociedad ha instituido también los medios para la disolución
del mismo.
La unidad implica que se acepta sólo la monogamia y no la poligamia en sus
diversas formas ni el llamado "amor libre".
EL CICLO DEL AMOR.
Las antedichas propiedades son deducibles del llamado ciclo del amor,
inspirado en el desarrollo del individuo.
El infante entiende su relación con el mundo como la posesión del
todopoderoso, que en su caso es la imagen de la madre.
El niño, en un primer momento se centra en el ansia de poseer a todos los
miembros de su familia, de ser centro de atracción; y, en un segundo
momento, busca la aceptación social y la posesión indirecta de su grupo
social.
El adolescente busca la aceptación del otro sexo, con un fuerte carácter
posesivo. Sólo hasta que se llega a la juventud se debe escoger entre la
posesión y la donación al otro sexo; hasta entonces el ser humano se había
debatido entre una serie de tendencias posesivas, pero ahora debe empezar
a pensar en la donación como una de las posibilidades de su realización.
El adulto, por fin, debe entender el amor como una donación o como una
posesión del grupo social (y no sólo ya a nivel individual).
TIPOS DE AMOR.
Charles Sinclair Lewis dice que hay cinco clases de amor: el gusto, el afecto, la
amistad, el eros o amor psicofísico de un hombre por una mujer, y el cháritas
o amor universal, volcado a los demás.
Debemos resaltar el hecho de que el eros no consiste en una mera atracción
física, sino en la plena realización psíquica y física del amor.
LA REALIDAD DEL MATRIMONIO.
A pesar de lo anteriormente expuesto, la realidad del matrimonio es muy
diferente del ideal.
No encontramos en nuestra sociedad más que muy pocos ejemplos de
matrimonios perfectamente conscientes del acto que han realizado al
constituir una familia; hasta podemos afirmar que la situación real de esta
institución, en nuestra sociedad, es, precisamente, de no-familia.
El hecho de que el ideal no se cumpla en la realidad no es un argumento para
abandonarlo, no se trata de realizar sólo lo que-de hecho se da; si éste fuera
el objetivo de las acciones humanas, hace mucho tiempo que se hubiera
dejado de lado la lucha por la perfección, y viviríamos en un mundo tal vez
técnicamente bien realizado, pero sin la posibilidad de elegir, de hacer
nuestra propia vida.

29 Ética profesional
LA COMPETENCIA PROFESIONAL.
El término competencia puede ser entendido en dos sentidos: como
capacidad para desempeñar una labor, y en ese caso de dice que el individuo
es competente; y como suficiencia para desempeñar un trabajo, y entonces
se dice que los individuos están en competencia.
En el sentido de capacidad, Aquiles Menéndez, en su obra Ética Profesional,
dice que la competencia "debe significar en la conciencia de todo
(profesional) un compromiso personal y una colaboración dinámica y
permanente de todo su ser, en toda su dimensión física y espiritual, con una
tendencia conjunta hacia el bien común".
Para garantizar esa colaboración propone tres campos en los cuales debe
concretizarse la competencia profesional: competencia intelectual,
competencia moral y competencia física.
COMPETENCIA INTELECTUAL.
Se puede definir la competencia intelectual como la "posesión de la ciencia y
la sabiduría" que todo profesional debe tener.
En este caso, es necesario precisar que la posesión absoluta de la ciencia y la
sabiduría no es posible, pues la dinámica misma del conocimiento hace que
éste se incremente constantemente.
Dice Aquiles Menéndez que la competencia intelectual debe comprenderse
en dos momentos: como competencia técnica y como competencia
humanística.
En el primer caso, se trata de un conocimiento teórico y sistemático de las
ciencias que se refieren a la profesión, al mismo tiempo que la capacidad de
aplicar esos conocimientos a los problemas que se le presentan en su vida
profesional; se trata, en rigor, de armonizar la ciencia y la experiencia.
En el segundo caso, se insiste en la necesidad del profesional de mantenerse
con una dimensión humana abierta a los demás y al deber, con una
dimensión abierta a la experiencia estética y a la solidaridad con el mundo y
con los demás, con el fin de evitar que el profesional se convierta en una
máquina eficaz, pero no humana.
COMPETENCIA MORAL.
La competencia moral se refiere a la necesidad que el profesional tiene de
referirse a un bien, al bien; esa necesidad se refleja en la vida según la virtud,
en la vida virtuosa, la cual se manifiesta en el sentimiento de rechazo a todo
lo que aparezca como oscuro, injusto o dudoso, a la vez que en la conciencia
de la dignidad de la profesión.
Aquiles Menéndez distingue dos virtudes profesionales: la justicia y la
caridad. La primera se vuelve un imperativo para el profesional, en la medida
en que es depositario de un bien social (de cultura) del que debe dar cuenta a
la sociedad en que vive.
La segunda, se refiere a la necesidad de que el profesional se dedique a un
servicio desinteresado de todos los demás miembros de su sociedad, aunque,
en un sentido de justicia, no esté obligado a ello.
COMPETENCIA FÍSICA.
Muchas veces, algunos profesionales fracasan en sus respectivas profesiones
porque son físicamente incapaces, no tienen la aptitud necesaria para llevar
sus labores profesionales a un feliz término.
El principio de la competencia física es la Higiene Mental y Física.
La Higiene Mental se referirá al conjunto de disposiciones necesarias para
aceptar el propio trabajo y gozar del mismo, mientras que la Higiene Física se
refiere al mantenimiento de la capacidad física para desempeñar a cabalidad
un trabajo.
DEBERES PROFESIONALES.
Cada una de las profesiones implica una serie de deberes que le son propios,
debido a la peculiaridad de esa profesión, como es el caso, por ejemplo, del
secreto profesional.
Médicos, Abogados, Economistas, Políticos, Psicólogos, Periodistas, etc.,
tienen una serie específica de deberes peculiares de su labor, además de los
deberes generales ya explicados.
Será interesante investigar en cada caso, cómo un profesional entiende sus
deberes específicos.
30 Oontología el concepto del Ser
EL SER COMO OBJETO DE LA ONTOLOGÍA.
La Ontología se ocupa del estudio del ente en cuanto tal, es decir, del ente en
cuanto que es ente.
No es objeto de la ontología determinar que ente es este o aquel ente, sino
de la determinación de lo que hace que éste y aquél sean entes.
Si afirmamos que ente es cada cosa que es, podemos preguntarnos qué es
aquello en Io que todos los entes coinciden, qué es lo que tienen en común,
cuáles son sus notas o características comunes.
Ante esa pregunta, podemos responder que los entes, considerados como
entes, sólo tienen una característica en común: el ser; lo único que podemos
decir de todos, independientemente de sus variaciones, es que SON.
LA NOCIÓN GENÉTICA DE SER. Sabemos cómo es que se origina la noción de
Ser: por abstracción. En efecto, podemos proceder abstrayendo cada una de
las características más general: la de ser.
El ser aparece así como el concepto más abstracto que el hombre se puede
formar a partir de los entes concretos; el ser es la noción abstracta del ente.
EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DE "SER". Esta característica de la noción
de Ser (que tiene una sola característica) se constituye en el primer obstáculo
para llegar a una definición de esa noción.
En las reglas de la correcta definición lógica estudiamos que la definición
debía hacerse a partir del género próximo y la diferencia específica; pero ello
supone que existen otros conceptos con los cuales comparar el concepto a
definir.
Vemos claramente que una noción que sólo tenga una característica es la
más general posible y, por tanto, indefinible lógicamente hablando.
LOS ASPECTOS DEL SER.
Hessen distingue entre dos aspectos que "constituyen la naturaleza del ser":
el ser ahí y el ser así. Entiende Hessen que el ser ahí, significa que un ente es,
que algo es el ahí; mientras que el ser así, sería el correlato lógico del ser ahí.
Esta distinción es similar, aunque no idéntica a la diferencia que establecían
los escolásticos entre esencia y existencia; refiriéndose la primera al
contenido del ser, mientras la segunda se refería a la presencia real del ser.
LO GENERAL Y LO INDIVIDUAL.
La primera pregunta que se presenta cuando investigamos la naturaleza de
las formas del ser así, es la de si hay un ser así general.
Hessen responde que en la esfera de lo ideal se presentan a la consideración
racional serán así de naturaleza general, como el ser lógico, el matemático, el
valor ético, por ejemplo.
Pero, se da cuenta también de que en la esfera de lo real, todos los seres se
presentan como individuales, esto es, como singulares, únicos e indivisibles.
Obviamente, esta constatación al nivel de lo real, nos lleva a un problema,
pues nosotros, al comprender los seres así de la realidad, lo hacemos bajo
conceptos generales, como los de género y especie.
Para llegar a los conceptos generales, debemos partir de algo en la realidad
en las cosas que fundamente la formación de esos conceptos la inteligencia;
Hessen considera que ese fundamento está en las características comunes
del ser así.
Descubrimos, pues, que los conceptos generales son universales en la mente,
pero con fundamento en las cosas.
LO FINITO Y LO INFINITO.
Otra dualidad que se presenta al considerar las formas del ser, es la existente
entre lo finito y lo infinito.
Todos los seres así se nos presentan como limitados, como finitos, en cuanto
que algo les falta, en cuanto no son algo.
Vemos, pues, que existen muchas características posibles del ser, pero que
no coinciden en todos los seres así.
Se ha acuñado un concepto que reúna todas las características posibles del
ser, que se entiende como una realización de todas las posibilidades en la
inteligencia, aparece así, pues, la noción de ser infinito.
EL SER REAL.
El primer modo de ser ahí es ser real, entendido como ser existente.
Se considera que un ser real es existente de tres modos diversos:
a) el ser inmanente a la conciencia, es decir, como un pensamiento, un sen-
timiento, un dolor, etc.
b) el ser inmanente-transcendente, es decir, es un contenido de conciencia
originado por causas externas, como una percepción, que si bien se da den-
tro de la conciencia, está causada por factores externos a la conciencia.
c) el ser trascendente, es decir, el conjunto de factores reales que provocan
en nosotros una apariencia; se trata del ser real independientemente de la
cognición.
EL SER IDEAL.
El Ser ideal es aquel al que no puede accederse por la experiencia, sino sólo
por la conciencia misma.
Podemos enunciar, con Hessen, cuatro características del ser ideal:
a) El ser ideal está fuera de toda relación espacial.
b) El ser ideal está fuera de toda relación temporal.
c) El ser ideal está fuera de toda relación causal.
d) El ser ideal no puede ser captado por los sentidos.
MODOS DEL SER IDEAL.
Hessen propone tres modos del ser ideal:
a) El ser lógico, que se da en la forma del contenido del pensar.
b) El ser matemático, que se da en las leyes y nociones matemáticas.
c) El ser axiológico, que se da en los valores.

31 Las leyes y categorías del Ser


QUE SON LAS LEYES DEL SER.
Las leyes del Ser corresponden a las leyes del conocer, esto es, a los
principios lógicos.
Esto se debe a que, de algún modo, el ámbito del conocer ha pretendido
identificarse con el del ser, o ha querido transplantarse al del ser. No vamos a
discutir aquí la validez de las leyes del ser, pues esa tarea excede los intereses
de esta obra.
Nos limitaremos a exponerlas.
LA LEY DE IDENTIDAD.
La ley de identidad o principios de identidad, se puede formular así: "Todo
ente es idéntico a sí mismo".
La identidad que este concepto encierra es una entidad lógica, pues afirma
que un mismo ente, considerado como objeto sujeto y como concepto
predicado, son idénticos.
Reside, pues, la identidad en el sujeto que conoce.

LA LEY DE CONTRADICCIÓN.
El principio de contradicción pone en relación al ente con su negación; se
puede formular de la siguiente manera: "Un ente no puede, al mismo
tiempo, ser y no ser".
Puede entenderse este principio de dos maneras: la primera, cuando se
afirma que un ente no puede al mismo tiempo existir y no existir; y la
segunda, cuando se dice, con Aristóteles, que "es imposible que el mismo
atributo pertenezca y no pertenezca al mismo tiempo al mismo sujeto y en la
misma relación".
El principio de contradicción, pues, excluye la contradicción lógica del ámbito
del ser.
LA LEY DEL TERCERO EXCLUIDO.
Si el principio de contradicción excluye el no ser de la esfera del ser, el
principio del tercer excluido lleva esa exclusión a su más estricta expresión:
"O algo es o no es; no puede haber una tercera posibilidad".
Debe entenderse los mismos dos sentidos que el principio de contradicción:
refiriéndose al existir o refiriéndose al poseer o no una característica.
LA LEY DE RAZÓN SUFICIENTE.
Este principio puede formularse del siguiente modo: "Todo ente ha de tener
una razón suficiente de su ser".
En realidad, este principio no tiene una evidencia por sí mismo, por lo cual
debe ser comprendido de otra manera; esa manera no puede ser la
demostración, pues entonces no sería un principio, entonces debe ser otra
forma distinta de la evidencia y de la demostración: es lo que Kant llamó
"deducción trascendental".
Así es como este principio debe ser entendido como conditio sine qua nondel
conocimiento, como fundamento del conocimiento de los objetos.
CATEGORÍAS DEL SER.
Hemos hablado anteriormente de las categorías del conocer; ahora es
necesario referirse a las mismas categorías, pero desde el punto de vista del
Ser.
Siguiendo a la clasificación propuesta por Hessen, nos ubicaremos en lo que
él llama categorías de la esfera real, y que divide en categorías de los objetos
empíricos y en categorías de los objetos metafísicos.
Así, las categorías que habrá que estudiar son: cualidad, cantidad,
espacialidad y temporalidad; y sustancialidad, causalidad y finalidad.
CANTIDAD Y CUALIDAD.
El primer punto de vista desde el que se puede considerar el ser es la
cantidad. Toda realidad, al ser conocida se nos muestra bajo un aspecto
predominantemente cuantitativo.
Este carácter ha hecho que, en el curso de la historia, se haya identificado la
cantidad con la realidad, y se haya creído que la cantidad es la forma de la
realidad por excelencia.
A pesar de ese hecho, debe aceptarse que la cantidad es sólo una forma
de conocer el Ser, un aspecto desde el cual se le considera. Esa forma de
consideración debe estar fundamentada en la realidad, si se espera que el
conocimiento cuantitativo sea un conocimiento verdadero.
Por eso es que se dice que la cantidad, en cierto sentido, está en el ser, como
fundamento del conocer.
Si la cantidad nos remite al número o al tamaño de la realidad, la cualidad
nos remite a la índole misma del ser. La cualidad se nos manifiesta,
particularmente, según la modalidad de acción de los sentidos.
Así, habrá cualidades olfativas, visuales (color, matiz, etc.), auditivas,
gustativas, táctiles (incluyendo presión, temperatura, tensión, equilibrio,
etc.).
ESPACIALIDAD Y TEMPORALIDAD.
La espacidalidad aparece como una magnitud cuantitativa y extensa.
El espacio no tiene realidad por sí mismo; el espacio no existe como una
entidad independiente, por eso es que puede afirmar se que sólo es una
relación entre distintos entes que están presentes en la existencia.
Del mismo modo, la temporalidad no aparece como un ente, sino como una
propiedad de un ente, constituye también una relación entre distintos entes
que permanecen en la existencia.

32 Un problema clásico: Materialismo y espiritualismo (I)


QUE ES EL HOMBRE.
El problema del hombre resume en sí todo el problema filosófico, en la
medida que todas las formas de realidad se dan cita en cada ser humano.
En el hombre encontramos la materia inanimada, como la estructura que ha
sido animada por la vida (en sus estratos vegetal y animal) dotándola de
funciones vegetativas y de relación.
Dentro del mismo hombre, aparece también un conjunto de funciones
psíquicas, como la memoria, la volición, la afectividad, la inteligencia, etc.; y,
por fin, en el hombre mismo aparece la clara conciencia de diferir
sustancialmente de todas las otras formas de realidad, de participar de lo
trascendente , por lo que se llama Espíritu.
EL MATERIALISMO.
Respecto de la explicación de lo que el hombre es, la primera opción fue
considerada como una cosa entre las otras cosas del mundo.
En un principio, el hombre no fue un problema para el hombre, pues
simplemente no encontraba diferencias significativas entre el ser de las cosas
y el ser del hombre.
Para comprender esta afirmación, debemos tener en cuenta que el hombre
primitivo comprendía al mundo y sus fenómenos como algo dotado de vida
propia, al igual que el hombre mismo.
Ese modo de entender la realidad dio origen a lo que podríamos llamar el
materialismo ingenuo, que consideraba toda la realidad al mismo nivel, al
nivel de cosa.
Posteriormente, ya en épocas de mayor florecimiento intelectual, han
surgido otros materialismos, fundamentados en un conocimiento crítico de la
realidad, que no siguen la misma dirección que aquel primer materialismo.
No se trata ya de identificar la realidad material con el hombre, sino del
proceso contrario, identificar al hombre con la realidad material. Diferentes
matices cabe hacer dentro de esta concepción, pues hay quienes han
afirmado incluso, que el alma del hombre es algo material, como Demócrito;
hasta quienes sostienen que la conciencia no es más que un producto de la
materia en actividad, como el materialismo dialéctico.
EL ESPIRITUALISMO.
El punto opuesto a la consideración materialista fue la espiritualista, que
surgió precisamente como una respuesta al materialismo, de la clase que
fuere.
Los espiritualistas sostienen que el hombre es primordial mente Espíritu,
pues recalcan el hecho de la diferencia sustancial entre el hombre y el resto
de los seres de la realidad.
Hacen recaer esa diferencia en el espíritu, el cual está constituido por una
sustancia espiritual, la que constituye al hombre, independientemente de las
características materiales o biológicas del mismo.
EL HOMBRE COMO ESTRUCTURA ESTRATIFICADA.
Mientras el hombre fue volviéndose más crítico, empezó a entenderse al
hombre como un ser en el que se dan cita todos los estratos del ser, una
especie de ser resumen, de cosmos en miniatura, de microcosmos.
Aristóteles, aplicando su teoría de la materia y la forma (hylemorfismo),
entendió primero al hombre como una estructura estratificada en la que,
sobre la materia, se implantaba una forma que revestía un triple carácter: se
trataba del alma, que en el caso del hombre era vegetativa, animal e
intelectiva.
Posteriormente, la Escolástica retomó la estratificación aristotélica,
cambiando simplemente la terminología (ánima vegetativa, sensitiva et
intellectiva).
Recientemente, Max Scheler reconsideró el problema del hombre,
empezando a ocuparse del mismo problema filosófico separado, fundando
así la Antropología Filosófica, sobre la base de una consideración del hombre
como ser estratificado, pero constituido dualistamente en base a dos
principios: un principio psicofísico, que se articula sobre la materia y la vida; y
uno espiritual, que es el que caracteriza al hombre como tal.
EL PROBLEMA.
Las soluciones al problema de la unión del alma y el cuerpo han sido diversas
en la historia de la filosofía.
Hay quienes, como Platón, se pronuncian por un dualismo que postula que
entre alma y cuerpo hay una diferencia esencial, es decir, que su reunión es
algo que no atañe a la esencia de cada uno de ellos, pues al alma puede o no
estar unida a un cuerpo, sin dejar de ser lo que es.
El otro extremo estaría determinado por los monismos, que revisten dos
formas principales: el monismo materialista y el monismo espiritualista.
El primero asume que toda la realidad, incluso el hombre, está constituida
por la materia sin que nada ajeno a ella influya en su desarrollo y
constitución.
El segundo, en cambio, afirma que es el espíritu lo que constituye la realidad
y el hombre, independientemente de la materia y, muchas veces, creando la
misma materia.
Para resolver el problema, se han postulado muchas explicaciones que
intentan salvaguardar la unidad del ser humano (para no caer en los
monismos).
Hessen propone tres soluciones: la del paralelismo psicofísico, la de la teoría
de la acción recíproca y la que él llama teoría de la totalidad.
EL PARALELISMO PSICOFÍSICO.
Esta solución propone que para extender la relación entre el cuerpo y el
alma, debe aceptarse que existen dos formas de una misma realidad. De este
modo, se garantiza que la realidad sea una sola pero a la vez se proclama la
independencia entre las formas de realidad.
Desde ese punto de vista, los procesos físicos no influirán en los psíquicos y
viceversa. Se trata de dos tipos de procesos paralelos, pues son equivalentes,
pero independientes, nunca se tocan entre sí, como las líneas paralelas.
LA TEORÍA DE LA ACCIÓN RECÍPROCA.
En esta solución, se propone una acción entre lo físico y lo psíquico, de tal
modo que puede darse el caso de que un proceso físico, como una
estimulación sensorial, origine un proceso psíquico, como una percepción, o
que un proceso psíquico, como una volición, origine un proceso físico, como
una acción.
Esta teoría no pretende explicar cómo es que esos fenómenos son posibles,
simplemente se limita a constatar la relación, como una explicación de la
unión de lo psíquico y lo físico.
LA TEORÍA DE LA TOTALIDAD.
Hessen explica esta teoría, postulando que el alma viene a ser el principio de
totalidad de la constitución del ser humano. Esto quiere decir que el hombre
se construye como tal (si se quiere, se constituye como tal) sólo por la acción
del alma.
Si esto es así, podemos afirmar que el cuerpo se funda en el alma, pudiendo
influir sobre ésta, pero sólo como un elemento puede influir sobre su
principio fundamental.
Hessen considera que es sobre esta teoría que se han de formular los
posteriores intentos de las Antropologías filosóficas para explicar el problema
del hombre.
EL PROBLEMA.
Aunque el problema de la Responsabilidad es un asunto predominantemente
ético, creemos que, dada su importancia, puede y debe ser tratado como un
problema metafísico o, al menos, ontológico.
Consideramos el asunto auxiliándonos de teorías de distintas orientaciones
filosóficas contemporáneas.
LA EXISTENCIA.
Cuando nos referimos al hombre, con lo primero que nos encontramos es
con un individuo que está actuando y que tiene una serie de manifestaciones
peculiares: hace ideas, arte, ciencia, técnica, economía, política, etc.
El hecho mismo de estas manifestaciones nos lleva a la conclusión de que el
hombre sale de sí para proyectarse, a diferencia de los animales que no salen
de sí.
El existencialismo llama a esta cualidad de salir de sí, EXISTENCIA.
EL HOMBRE Y EL MUNDO.
El ser del hombre es un ser en el mundo, pues todo él está implicado en el
mundo, en la doble medida de que es en el mundo, y de que él hace al
mundo.
Si no hubiera hombre, no habría mundo, sino sólo cosas; es el hombre que
nómina las cosas como mundo, el que las percibe como mundo y el que debe
compartirlas como mundo con los demás nombres.
El hombre es una manera consciente de estar en el mundo, pues es capaz de
darse cuenta y de apropiarse del mismo; además, el hombre es consciente de
sí mismo y de su imperfección, de manera que también se concibe a sí mismo
como un reto que ha de salvarse.
El mundo en el contacto con el hombre se humaniza, el hombre está siendo
de nuevo en cada cosa con la que entra en relación.
Si el hombre está siendo en el mundo, decimos que no percibe a su mundo
como un mero estar, sino como algo factible, como algo que puede
cambiarse, como algo que puede construirse, como una factividad potencial.
Valga, a modo de crítica, resaltar el hecho de que los hombres muchas veces
no potenciamos nuestras propias posibilidades, sino que nos estamos
refiriendo a otros modos de estar en la realidad distintos al nuestro.
EL HOMBRE Y EL FUTURO.
En toda existencia humana hay algo ya realizado y algo todavía no realizado.
Lo que verdaderamente es valioso en el hombre es lo que todavía no es, pero
que puede llegar a ser.
Si la existencia del hombre se toma como algo que está siendo cada vez algo
nuevo, debe entendérsele como un proyecto, como una posibilidad de
futuro.
Si la posibilidad de futuro y la conciencia del mismo son nuestras, hablaremos
de auto-proyecto o de auto-realización; si, por el contrario, nos dedicamos a
realizar el proyecto de otros, diremos que nuestro proyecto está enajenado
(es ajeno).
EL HOMBRE Y LA ACCIÓN.
Ahora bien, la autorrealización implica la acción, pues de otra manera no se
lograría tal realización.
El hombre es también ser de la acción, v es precisamente en ella donde
aparece su sentido: el hombre es consecuencia de sus propios actos. Con
todo, actuar la vida implica intencionar (dirigir hacia) la conciencia sobre el
modo propio de estar en la realidad, o lo que es lo mismo, reflexionar sobre
el estar.
Esa acción y esa reflexión, constituyen una respuesta del hombre ante la
exigencia de su vida.
Cuando el hombre hace su proyecto, está planificando su vida, está haciendo
un plan vital, el cual no puede ser un plan fijo y normativo, como el plan de
producción de una fábrica, sino un plan direccional, que debe amoldarse
constantemente a las nuevas exigencias de la acción y de la situación en que
el hombre está.
Por eso decimos que la acción y la reflexión humana son una respuesta al
desafío de la propia realización del hombre como individuo y como
comunidad.
EL HOMBRE Y LA RESPONSABILIDAD.
Si la respuesta que es una acción se refiere a la propia realización, estamos
poniendo en juego no el sentido de una acción, sino el sentido total de la
vida; por eso decimos que la acción y la reflexión implican una
responsabilidad de nosotros mismos ante nuestro propio proyecto.
Ser responsable quiere decir dar la propia respuesta, pronunciar la propia pa-
labra. Pero pronunciar la propia palabra quiere decir expresar y fijar el
sentido de nuestra existencia.
Hay personas y pueblos que nunca han expresado su propia palabra, que
nunca se han vuelto responsables de su propia vida.
EL HOMBRE Y LOS DEMÁS.
Pero lo que el hombre individual sea, no es independiente de lo que otros
sean, pues lo que cada uno vaya siendo, va determinando el ser de los otros,
por eso decimos que el hombre es un ser-con.
Negar a los demás es, en el caso del hombre, negarse a sí mismo. Por eso
decimos que la presencia del hombre en el mundo es co-presencia; por eso
decimos que el verdadero encuentro entre los hombres es nuestro
encuentro; y por eso decimos que la verdadera palabra es diálogo.
De ahí que la verdad del hombre debe ser una verdad de los hombres,
porque imponer la soledad del hombre que la impone, es socializar la
soledad de un hombre, es querer que los hombres sean como el modelo que
se les presenta.

34 Metafísica del Universo. Dios como fundamento dle Mundo


EL PROBLEMA DEL FUNDAMENTO DEL MUNDO.
Durante mucho tiempo ha sido problema de la filosofía el asunto
del fundamento del mundo.
Se considera como necesario que exista algo que sea el fundamento de todas
las cosas que existen.
Esa necesidad aparece como una exigencia cuando se ve que todas las cosas
son mutables e inestables, pero en el mundo permanece siempre una misma
estructura y orden.
Las soluciones al problema del fundamento del mundo han sido diversas y
variadas. Desde la solución que afirma que todas las cosas se fundamentan
en la dinámica misma de la materia, hasta la que propone la existencia de
Dios, han sido formuladas a través de los tiempos.
La primera de ellas ha sido la preferida de las posturas ateas, mientras que la
segunda es la sostenida por los teístas de cualquier orientación (sean
cristianos o no).
LAS CARACTERÍSTICAS DEL FUNDAMENTO DEL MUNDO.
Se ha constatado, a través de los tiempos, que el mundo reúne varias
características, como la racionalidad, la finalidad y la belleza.
La estructura del mundo que aparece, primero, como ordenada, en el sentido
de que es comprensible como un sistema de relaciones racionalmente
comprensibles.
En segundo lugar, aparece como orientado a un fin, como una estructura
teleológica (en el sentido de evolución).
Y, en tercer lugar, aparece como algo que maravilla a los hombres, como algo
que merece la contemplación por parte de los mismos, como algo bello,
como algo que tiene belleza.
Por analogía, podemos decir que el fundamento de ese mundo debe reunir
esas características, siendo a la vez racional, la meta del desarrollo del
mundo, su fin y bello.
Para los teístas, estas características sólo las puede tener Dios.
QUE SON LAS PRUEBAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
Desde los primeros esfuerzos de la Filosofía Occidental , la
reflexión metafísica sobre el Universo llevó a la formulación de las llamadas
Pruebas de la Existencia de Dios.
En realidad, aunque estas pruebas ayudan a fundamentar racionalmente la
existencia de Dios, no puede afirmarse que tengan en sí una evidencia
apodíctica e incluso, han sido refutadas por diversos medios.
Con todo, estos argumentos tienen todavía validez, para intentar acercarse
por la vía racional al problema de la existencia de Dios.
LA PRUEBA ONTOLÓGICA DE LA EXISTENCIA DE DIOS.
La llamada Prueba Ontológica consiste en la afirmación de que todo lo que
puede ser pensado acerca de Dios no puede ser algo inexistente. Se afirma,
de este modo, que la Suma Perfección y el Valor Supremo deben existir,
porque nosotros lo podemos pensar.
Sería un absurdo que se pudiera pensar en algo no existente; sería una burla
que se pudiera pensar en un Sumo Valor que no existe.
La prueba ontológica no tiene, como ha sido ya comprobado, un valor
demostrativo, pero expresa una necesidad religiosa, la exigencia de
explicación de la vivencia de Dios.
Por eso dice Hessen que no puede pretenderse veracidad apodíctica para
este argumento, pero sí debe aceptarse como el principal axioma religioso.

LA PRUEBA COSMOLÓGICA.
La prueba cosmológica tiene tres formas principales: la que parte del
movimiento, la que parte de la causalidad y la que parte de la contingencia,
siendo esta última la más importante.
La primera es la que afirma que si existe el movimiento, éste debe estar diri-
gido hacia algo, de modo que el último movimiento debe estar dirigido hacia
algo que mueve sin moverse, un motor inmóvil.
La segunda forma es la que se refiere al hecho de que cada efecto tiene una
causa, de modo que el primer efecto debe haber tenido una causa primera
que, a su vez, no debe ser causada de ninguna manera.
Y la tercera forma, por fin, dice que si existe un ser contingente, debe existir
un ser necesario que fundamente la contingencia del primer ser, siendo este
Ser Necesario de Dios.
Hessen dice que esta prueba no prueba nada acerca de Dios, ni es una
prueba, pero que se refiere, de un nodo indirecto, a señalar la existencia de
Dios.

LA PRUEBA TELEOLOGICA.
Hessen, citando a Kant, distingue a cuatro momentos de la prueba
teleológica.
El primero parte de la constatación de un orden de carácter finalista en la
naturaleza; el segundo momento verifica que ese orden finalista es ajeno a
los asuntos del mundo, pues está unido a éste de un modo contingente por
un principio racional ordenador; por eso puede, en un tercer momento,
afirmarse que existe una causa sublime y sabia del mundo; y, por fin, debe
afirmarse que esa causa es sólo una, por el orden unitario que manifiesta el
universo en todas sus partes.
La validez de este argumento como prueba es discutible; pero si se toma
como una continuación de la cosmológica, puede ayudarnos a formarnos una
idea más clara de Dios, que sólo ha sido señalado por la prueba cosmológica.
LAS TRES EVIDENCIAS DE MAX SCHELER.
La primera de las tres evidencias de Max Scheler, como las formula Hessen,
en que en general hay algo, o que la nada no es.
La segunda es: hay un ente absoluto gracias al cual todo ente no absoluto
posee el ser que le corresponde; el fundamento de esta segunda evidencia
está en cualquier no-ser relativo que encontremos en la realidad, debe ser
relativo a un absoluto, que no varía por determinaciones contingentes.
Por fin, el modo de acceder a ese Ser Absoluto es una aprehensión
inmediatamente intuitiva que se da a partir de cualquier no-ser relativo.
SUS ALCANCES.
Las evidencias de Max Scheler sobre la existencia del fundamento del mundo
pueden ser consideradas como racionalmente infundadas; pero no
pretenden ser o estar fundadas de esa manera, sino de un modo intuitivo e
inmediato.
Se trata de evidencias y no de razonamientos.
Con todo, algunos pensadores han impugnado la evidencia de esas
afirmaciones primeras, tomándolas más bien como supuestos de un hombre
religioso.

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