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CAMILLE PAGLIA
trabajos más flexibles (y, por lo tanto, peor pagados) para poder dedicarse a sus
familias. También prefieren los trabajos que son limpios, ordenados, seguros. Los que
son sucios y peligrosos se los suelen endosar a los hombres, que también suelen estar
más presentes en áreas más comerciales. Tienen una vida mucho más desordenada
pero eso, por supuesto, se remunera.
Usted defiende que el feminismo también debería incluir la visión de las conservadoras.
Sí. El debate sobre el aborto es un claro ejemplo. Yo estoy 100% a favor de la libre
elección de las madres y de todo eso de que mi cuerpo es mío porque ni el Estado ni la
Iglesia pueden decir a ninguna mujer lo que tiene que hacer. Sin embargo, respeto los
movimientos antiabortistas y me parece atroz que el feminismo los excluya de sus
manifestaciones y sus marchas. Es ridículo. Y además, fue nefasto que la segunda ola
del feminismo tuviera una visión tan negativa de las mujeres que se quedaban en casa
para cuidar a sus hijos. Se las miraba como a unas ciudadanas de segunda y ellas,
claro, rechazaron el feminismo.
En uno de sus ensayos usted critica que el feminismo haya prescindido de Freud en
favor de autores como Derrida y Foucault.
Tampoco se trata de mitificarlo, pero el desprecio a Freud es un desastre para el
feminismo porque es incapaz de entender o analizar las relaciones sexuales. Sin Freud
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no se explica lo que pasa entre hombres, mujeres, hermanos... Y por eso el feminismo
es incapaz de construir una teoría del sexo. La realidad es que la única aportación de
este feminismo es un análisis desde el punto de vista político. ¡Una locura! El sexo no
se puede explicar con política. Lo que pasa es que estas burguesas, las feministas, lo
que buscan es una forma de religión. Quieren un dogma y eso es lo que han
encontrado en las identidades. Y si la gente contempla la política como si fuera su
salvación, su dogma, pues acabas de crear el infierno. ¡Otro!
¿Infantiles?
La cosa es que las chicas creen que se pueden vestir como Madonna (en los 80) para ir
por una calle oscura en mitad de la noche y que no les va a pasar nada. Y tienen
perfecto derecho a creerlo, pero yo les advierto que si lo hacen tienen que estar
preparadas para todos los peligros a los que puedan enfrentarse. Entre ellos, los que
representan unos pocos hombres que no sólo son abusivos sino psicóticos. Pero a los
chicos de hoy en día les han enseñado que todo el mundo es bueno y que la única
forma en la que te conviertes en malo es mediante la injusticia social.
las mujeres ven el sexo de manera diferente. Y éste es otro error del feminismo. Ha
abandonado la biología y dice que no hay diferencias entre sexos.
Es que...
Es de locos. Si se crean estudios de género, qué menos que incluir el estudio de la
biología, esencial incluso cuando, como sostienen algunos, se trata de una mera
construcción social. Por eso yo digo que los estudios de género son mera propaganda
y no son una disciplina académica. No hay diferencia entre este discurso y la
propaganda fascista durante la II Guerra Mundial. Es mentira que el género sea
totalmente una construcción social porque, como expliqué en 'Sexual Personae', se
trata más bien de una intersección entre la cultura y la naturaleza.
¿Por qué?
En realidad durante muchos milenios hombres y mujeres tuvieron poco contacto. Ellos
se iban de caza (o lo que fuera) y ellas se quedaban en casa haciendo lo que tuvieran
que hacer. Hoy, hombres y mujeres trabajan juntos, pero las mujeres dicen que los
hombres las discriminan y las acosan. El feminismo debería abstenerse de seguir con
esa retórica tan antihombre porque no está ayudando a que sus niños se conviertan en
adultos. La culpa de los males de las feministas no la tienen los hombres, sino este
sistema profesional en el que vivimos.
¿Entonces?
Que es muy desagradable no reconocer los logros de los hombres porque las
estructuras que han creado es lo que ha permitido a las mujeres escapar de la opresión
de la propia naturaleza y tener sus propias carreras, identidades, logros... Así que ha
llegado el momento de dejar de vilipendiar y minusvalorar a los hombres.
¿Y el heteropatriarcado?
No existe. Es una estupidez que descalifica cualquier análisis. En Occidente, las
mujeres no viven en ningún patriarcado.
A menudo usted recalca que en EEUU las mujeres de la frontera, del Oeste, obtuvieron
el derecho al voto antes que las cultivadas señoras de la Costa Este.
En las sociedades agrarias, más familiares, los hombres miraban a las mujeres más
como sus iguales porque hacían mucho trabajo físico. En Nueva York las mujeres eran
delicadas y llevaban corsé y tomaban el té. Las mujeres trabajadoras tratan más como
iguales a sus hombres y les hablan más claro que esas mujeres de clase media y alta
que son incapaces de lidiar con su jefe en la oficina. Se debe a que están educadas para
comportarse de una forma burguesa, a moderar su voz a complacer, a ser pasivas. Por
eso yo llamo a mi feminismo un feminismo de la calle. Yo creo en las mujeres fuertes,
que son capaces de crecer y protegerse solas. No en las que corren a refugiarse en las
leyes o en un comité.