274 / Las raíces del poder regional á caso annoaueno
bando, no pagar quintos o sisas, alterar las guías de introducción de mercancías,
desacatar las órdenes de la administración virreinal, abandonar la autoridad
paterna para "buscar la vida", fabricar y expender licor, establecer juegos de azar
en las ferias y los cruces de caminos, propiciar la venta de servicios sexuales, hacer
trampa en el negocio y sacar ventaja de la inexperiencia, de la ignorancia o de la
situación de inferioridad del comprador o vendedor; en fin, es lícito violar el
catálogo de las normas dictadas en el ámbito de lo público, cuyo incumplimiento
es sancionado como delito por el Estado y como pecado por la Iglesia.
Esta aparente incongruencia e inconsistencia frente a la moralidad, este
contrapunto entre lo legal y lo legítimo, entre lo lícito y lo ilícito, sólo se comprende
a partir de la diferencia entre la imposición coactiva de la normatividad vigente y
el sentido común. La primera, corresponde a un corpus orgánico, coherente, sin
fisuras, vertical y donde no existen contradicciones, pues se mueve en el orden del
discurso. El sentido común, por el contrario, está arraigado en la vida material.
La moralidad de las costumbres y la estabilidad de la familia refuerzan el
proceso productivo y de control sociopolítico de la estructura parental ampliada y
por esa confluencia de intereses se desarrolla con fuerza en la esfera de lo doméstico
un comportamiento social que coincide en sus rasgos generales con la prédica
religiosa y con las normas del Estado; se privilegia entonces la moralidad de las
costumbres y Ja sencillez de la vida doméstica, pero cuando estos principios están
en contradicción con la lógica de la ganancia, esta última anula la norma y privilegia
la transgresión, la cual se legitima a partir de la habilidad premiada en los negocios,
reconocida y aplaudida por el sentido común.
rbr eso, la religiosidad asignada al pueblo antioqueño —la cual aparece como
una de sus facetas reconocibles— no tiene en principio una ligazón orgánica con
la Iglesia como institución y se ha expandido a través de todos los ámbitos de la
sociedad durante la Colonia y los primeros años de vida independiente cuando en
la provincia la Iglesia era débil, pobre y desorganizada. Así, la práctica religiosa se
liga más orgánicamente con la particularidad de la vida material, con la lógica del
sentido común y con un fin terrenal guiado por la ganancia y el crecimiento
económico; por consiguiente, el fundamento ético es esencialmente cultural; la
salvación del alma vendría por añadidura.
La moralidad se desarrolla fundamentalmente en la esfera de lo doméstico
privado, reforzada por la Iglesia que la impregna con sus prácticas religiosas y la
afianza potenciándola; pero esta moralidad en muchos lugares entra en contradic-
ción con la normatividad de lo público, sobre todo en aquellos aspectos re-
lacionados con el orden corporativo y de castas, con las prácticas sociales virreinales
y en lo fundamental con las restricciones impuestas a la actividad mercantil y a la
esfera de los negocios. Además, una vez iniciado el proceso independentista, la
nueva normatividad republicana desmonta los obstáculos que se oponen al pleno
ejercicio del sentido común, legitimando la sociedad civil y la estructura parental
ampliada —la cual ha sido elevada a la condición de paradigma del nuevo orden
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Anáoqiáa / 2 7 5
social— y aboliendo ese orden restrictivo y fiscalista que se opone al desarrollo
económico de la provincia.
Los ejes sockxulturales del sentido común del pueblo antioqueño son la
familia, el trabajo productivo y la moralidad doméstica, cuya raigambre se encuen-
tra en la forma particular como se configura la trama parental ampliada que
remplaza la vieja sociedad corporativa; es decir, se trata de un fundamento
esencialmente material y concreto y no sólo de representaciones simbólicas e
ideológicas agenciadas desde la élite, pues estas son el resultado, no el punto de
partida. Este sentido común cohesiona el pueblo histórico, lo cual es posible por la
predominancia de la vía incluyente del blanqueado, que define tempranamente
para la región tanto un perfil diferenciable y reconocible como la identidad y el
sentido de pertenencia social, así como la diferenciación con otros pueblos del
virreinato; además, estos anclajes socioculturales son los ejes sobre los cuales se
construye el proyecto político de los intelectuales orgánicos de Antioquia y también
la razón del éxito de este proyecto y de su permanencia centenaria.
El sentido común, fundamento cultural de un pueblo histórico, cohesiona y
propicia elementos que refuerzan la identidad cuando en éste se ha favorecido la
forma incluyente del blanqueado; de lo contrario, se presentan fracturas y diver-
gencias muy agudas, manifiestas en el espacio político naciente; en los pueblos
históricos del virreinato se presentan ambos casos.
El sentido común, cohesionador o fracturado, tiene la particularidad de ser
disgregado, incoherente, contradictorio a veces y discontinuo; sólo adquiere lógica
y coherencia cuando se convierte en discurso político y será tanto más eficaz cuando
dicho discurso tenga anclajes reales en el sentido común.
/" En el caso antioqueño, dos elementos favorecen el éxito del proyecto político
de los intelectuales orgánicos de la Independencia: la cohesión del pueblo histórico
y un proyecto político que tanto en su dimensión discursiva como en sus propuestas
y realizaciones concretas se fundamenta en los ejes del sentido común, es decir, en
la relación parental, en el trabajo productivo y en la moralidad de las costumbres.
En este proyecto político es necesario distinguir dos aspectos: los proyectos
específicos ejecutados desde que se asume la soberanía territorial transitoria y el
discurso político extraído del pueblo y retornado a él como un elemento de
dominación y control y como parte sustancial de la dirección de una colectividad
—el pueblo histórico antioqueño— proyectada hacia la autodeterminación
política y la gestación de un aparato estatal propio y distinto.
El proyecto político reproduce, desde el aparato estatal recién creado con la
Independencia, el modelo parental ampliado y, al igual que las relaciones integra-
tivas de poder y los ejes del sentido común, refuerza procesos de mediación como
la sociedad de negocios, el localismo y el blanqueado, pero este último desde una
perspectiva diferente: el sentido de pertenencia regional.
 Las redes parentales:
un dispositivo de poder
en Antioquia

í j n t e n d e m o s aquí por estructura parental una red social que articula sus
agentes mediante lazos de alianza, filiación, paternidad, protección, obedien-
cia, autoridad y solidaridad para el logro de objetivos que trascienden la órbita
de las relaciones familiares y sus funciones básicas. Estos agentes se expresan
en múltiples campos de la vida social como el económico, el cultural, el sentido
común y las estructuras administrativas; hacen parte de una red social mediante
la cual se ejerce el control y la dominación, y que se constituye en un dispositivo
de poder. Si bien esta apreciación meramente descriptiva no arroja mucha
claridad sobre el concepto, permite iniciar una aproximación a su complejidad;
identificando las dimensiones en las cuales la estructura parental se aborda en
este texto.
Esta manera de pensar lo parental implica considerar el orden familiar en su
sentido restringido, es decir, como una institución legalizada por el Estado y la
Iglesia, legitimada por prácticas sociales que articulan a sus miembros mediante
lazos de consanguinidad y de afinidad y que cumple en las sociedades las funciones
básicas de la reproducción biológica y social de la especie dentro de cienos
1
parámetros culturales, morales y jurídicos.
Lo parental involucra lo familiar pero lo desborda; aunque supone los
elementos, constitutivos de la unidad familiar, sus relaciones y los lugares
asignados a los agentes, abarca espacios más amplios y complejos de la vida
material, articulando agentes que no están vinculados por la sangre o por la
alianza; de allí que la distinción entre lo familiar y lo parental resulte perti-

1 Virginia Gutiérrez de Pineda, Familia y cultura en Colombia, Bogotá, Instituto Colombia-

no de Cultura, Biblioteca Básica Colombiana, 1975, voi. 3, pp. 49-122.
188 / Las raíces del poder regional el caso anaoqueho
nente, pues de lo contrario no es posible identificar el carácter de dispositivo
de poder que tiene el segundo. 2
La primera dimensión de lo parental que queremos destacar tiene que ver con
la configuración de redes de poder, cuyo lugar de anudamiento son las unidades
familiares simples. Así, el presupuesto básico de estas redes sociales es la familia y
su característica fundamental es el aprovechamiento de los lazos familiares para
ejercer el control y la dominación social.
Esta dimensión de lo parental, la más evidente, también permite desentrañar la
formación de élites cohesionadas y poderosas que monopolizan, para su beneficio y el
de sus allegados, los recursos economicosociales y culturales y que además controlan
los cargos de dirección politicoadministrativa para reforzar y legalizar su poder
La omnipotencia de las élites sociales en las repúblicas latinoamericanas
posindependientes ha confundido a la mayoría de los politólogos, quienes para
designar esa forma tan particular de ejercicio del poder, que no cabe dentro de los
parámetros rígidos de las teorías sobre el Estado, han utilizado el término de "Estado
3
oligárquico"; el cual, aunque permite pensar que se está frente a un fenómeno
distinto al de las sociedades europeas occidentales, es solamente descriptivo y, lo
más grave, condensa en un sólo concepto dos procesos diferentes: la forma
particular de ejercicio del poder desde las redes paténtales y el aparato administra-
tivo propiamente dicho; es decir, no marca la diferencia entre poder y Estado'* y,
por tanto, impide percibir lo parental como un dispositivo de poder.
Además de la incidencia de la estructura parental en la configuración de élites,
nos interesa destacar una segunda dimensión del parentesco —tan importante
como la primera y profundamente enraizada con ella—, se trata de la extensión de
los lazos parentales hacia el control de grupos sociales amplios, con el objetivo de
lograr formas consensúales de reconocimiento y legitimación de una situación de
poder, facilitando por esta vía el mantenimiento y la reproducción del mismo.
El ámbito de esta segunda dimensión es más amplio y más complejo; si la
primera permite percibir la constitución de las élites, la segunda apunta a identificar
las formas mediante las cuales la élite ejerce y legitima el poder, aunque no controle
el aparato institucional del Estado.
2 Ernesto Laclau, Hegemonía 31 alternativas políticas en América Latina, México, Siglo XXI,
1985, pp. 19-45.
3 Marcos Kaplan, Formación del Estado nacional en América Latina, Buenos Aires, Amo-
rrortu, 1976, pp. 199-216. Marcelo Caimagnani, Estado y sociedad en América Latina
¡850-19X1, Barcelona, Crítica, 1984, pp. 7-13.
4 La diferencia e n m poder de Estado y aparato de Estado tiene su origen en Lenin, y su
desarrollo en las propuestas gramscianas del Estado pleno y el Estado restringido; Nicos
Poulantzas por su parte, e nía tiza en esta diferenciación con el fin de señalar el proceso
político propiamente dicho donde se gesta y se ejerce el poder de las clases y fuerzas
sociales, y diferenciarlo del poder institucionalizado del Estado; es decit aquel que se
ejerce mediante el aparato formal. Nicos Poulantzas, Poder político y clases sociales en el
Estado capitalista, México, Siglo XXI, 1970, p. 42.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 189
Rastreando este proceso es posible observar de qué manera, funciones típicas
de una institución determinada —la familia—, tales como la obediencia filial, la
protección paternal, el sentido de pertenencia, la identidad, las solidaridades
primarias y las diferenciaciones son extendidas y reproducidas, con éxito por lo
demás, a otras formas de relación entre agentes sociales que tienen lugar en espacios
diferentes a los de la familia y que vinculan agentes que no están ligados por la
sangre o la alianza, tales como las relaciones de trabajo, de vecindario y
poblamiento, de compra-venta, partidistas, en fin, se trata de la generalización de
una forma particular de relaciones entre agentes al complejo campo de lo social;
de allí que lo que hemos denominado relaciones integrativas de poder en Antio-
5
quia, esté marcado en buena parte por formas típicamente parentales.
Esta segunda dimensión del parentesco permite explicar procesos de control
sobre el común: la utilización de mecanismos típicamente consensúales en el
manejo político y la formación, por esta vía, de una identidad regional que se
manifiesta tempranamente en Antioquia; a la vez, también permite rastrear la
formación de clientelas político-partidistas, de gamonalismos y compadrazgos,
superando las formas típicamente descriptivas mediante las cuales se han abordado
los análisis sobre estos aspectos en la literatura política y el discurso sociológico.
La tercera dimensión de la estructura parental tiene que ver con un asunto más
general e indirecto, se trata de señalar la incidencia de lo parental en la constitución
del aparato institucional del Estado; es decir, el orden social que piensan los intelectuales
orgánicos no es otro diferente de aquél que comporta la familia en su estructura interna.
Se trata pues, de elevar esta institución a la condición de modelo sobre el cual deben
empezar a operar las relaciones políticas; es decir, aquellas que se dan, no entre el subdito
5 El concepto de relaciones integrativas de poder se utiliza para nombrar una particu-
laridad de Antioquia en el ejercicio del poder y que ha sido motivo de interés para la
mayoría de los investigadores que han escrito sobre esta región. Este texto permite
profundizar en las condiciones históricas y materiales que explican el porqué de esta
particularidad, además aventura algunas hipótesis sobre su fundamento lógico o
principio estructurante. María Teresa Uribe y Jesús María Álvarez, "Regiones,
economía y espacio nacional en Colombia, 1820-1850", Lecturas de Economía, № 13,
Medellín, enero-abril, 1984, pp. 189-218.
6 Es amplísima la literatura política y sociológica en la que se trata el fenómeno de)
caudillismo y el clientelismo, tanto en Colombia como en América Latina; los
análisis, sin embargo, están marcados por dos problemas básicos: no superan lo
descriptivo, a partir de lo cual se generaliza pata toda América Latina una forma de
ejercicio político que al no estar rigurosamente formulada se convierte en estereotipo.
Se trata además de uno de los vacíos teóricos que entorpecen la identificación de los
procesos políticos en América Latina. Remitimos al lector a los siguientes textos:
Alan Knight, "Peasant and caudillo in revolutionary México 1910-1917". Caudillo
and peasant m the menean revolution, Edited by D.A. Brading. London, Cambridge
University Press, 1980, pp. 17-59. Joaquín Costa, Oligarquía y caciquismo, Madrid,
Alianza Editorial, 1969, pp. 15-48. Francois Burricaud, "Notas sobre la oligarquía
peruana", Oligarquía en el Perú, México, Diógenes, 1979, pp- 13-55.
190 / Las raíces del poder regional: el caso anúoqueño
y la Corona, sino entre el ciudadano y el Estado. Este esquema paradigmático se aleja
de la conformación típica del Estado nacional moderno, en otras palabras, de aquél que
se basa en la vigencia de unas relaciones capitalistas cuyo fundamento es el individuo
y no la familia, y donde las relaciones entre el ente estatal y los ciudadanos son
exclusivamente públicas, contractuales y burocráticas; en otras palabras, donde el
agente social es un individuo abstracto que ha sido despojado de sus particularidades
étnicas, sociales, culturales y lingüísticas, entre otras; es precisamente lo opuesto al
modelo sustentado en la unidad familiar como paradigma.
La incidencia de la estructura parental en la conformación de élites dominan-
7
tes conduce a los analistas políticos a hablar de Estado oligárquico, algo similar
ocurre con los Estados fundamentados en el paradigma familiar; a este último
proceso se le denominó Estado paternalista, atendiendo a la forma típicamente
paternal y primaria de la relación entre el ente estatal y los sujetos sociales, y a la
ausencia de relaciones de mediación burocrática. En este caso, como en el anterior,
se presenta la misma confusión; pues se identifica el poder con el aparato insti-
tucional, y con el término Estado paternalista no se explica la aparente paradoja
de un Estado republicano existente en una sociedad que aún no puede llamarse
moderna.
En suma: la estructura parental pensada como red social que articula agentes
mediante lazos familiares ampliados a diferentes campos de la vida social e
institucional, será abordada en este texto en tres dimensiones básicas:
1. Como una red social, cuyos puntos de anudamiento son las unidades
familiares y que se configura para garantizar el control sobre las actividades
productivas básicas y el manejo de los recursos institucionales de poder, es decir, la
estructura parental incide en la configuración de élites dominantes.
2. Como la generalización hacia el conjunto de la sociedad de formas típicas
de relación parental, mediante las cuales se refuerzan los procesos de consenso
—en tanto formas específicas de relación de poder— y se establecen lazos orgánicos
entre la élite y el común, originando dispositivos tales como los gamonalismos y las
clientelas.
3. Como paradigma del orden social propuesto por los intelectuales orgánicos
para la organización del sistema político surgido de la revolución de independencia.
7 £1 concepto de Estado oligárquico es la denominación más común para nombrar el
Estado decimonónico latinoamericano existente en una sociedad independiente que
aún no ha generalizado relaciones capitalistas de producción. Este concepto descriptivo
es utilizado por algunos teóricos de la dependencia y del subdesarrollo como Teotonio
Dosantos.
Otra vertiente importante que estudia el concepto de Estado oligárquico es la de los
historiadores latinoamericanos, entre ellos los peruanos, quienes ingresan por la
puerta falsa a los análisis políticos más contemporáneos: Henri Favre, Oligarquía en
el Perú, pp. 90-148. Julio Colter, América Latina historia del medio siglo, 2* ed., México,
Siglo XXI, 1979, pp. 370-431.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Anáoquia / 1 9 1
Parentelas y élites sociales
La fuerte incidencia de lo parental en la configuración de élites en las sociedades
precapitalistas es una constante, es su rasgo definitorio y no algo específico de
nuestra realidad. Las formas precapitalistas se caracterizan por ser jerárquicas y
sustentadas en rígidos armazones tradicionales donde no se presenta o es muy
restringida la circulación de agentes de un estrato social a otro y los parámetros
que rigen el orden social son los de la nobleza de cuna, la raza, la sangre, las creencias
religiosas y las diferenciaciones lingüísticas, entre otras.
Para las sociedades hispanoamericanas coloniales, esa incidencia es aún
mayor, pues la dominación española es muy cuidadosa en la preservación de una
élite blanca, criolla, solidaria con la metrópoli que garantice la permanencia del
8
orden colonial. De ahí que se instaure un complejo sistema de castas donde el
ápice de la pirámide está constituido por los españoles y sus descendientes nacidos
en América, y la base, por la población indígena y negra; en el intermedio se ubica
una población mulata y mestiza, cuya importancia numérica y social es diferente
en los distintos pueblos históricos del virreinato.
Este sistema de castas y su separación socioespacial está fuertemente regla-
9
mentado; no obstante, para el caso de Antioquia, el mestizaje y el blanqueado son
predominantes, lo cual permite incluso la configuración de una élite muy especial
que logra, para finales del siglo XVIII, un verdadero poder regional.
Sobra añadir entonces que esa élite social la configuran principalmente
miembros de la etnia blanca, quienes contraen entre sí vínculos parentales y
controlan para su beneficio los recursos institucionales del poder; al parecer, lo
mismo ocurre en otras regiones de la Nueva Granada y de América Latina, y
aunque este proceso esté enmarcado en la generalidad, vale la pena desentrañar
8 Sobre el orden de castas en el virreinato de la Nueva Granada, véase: Luis Eduardo
Nieto Arteta, Economía y cultura en la historia de Colombia, Medellín, Oveja Negra, 1974,
vol. 1. Jaime JaramilloUribe, Ensayas sobre historia social colombiana, Bogotá, Universidad
Nacional, Biblioteca Universitaria de Cultura Colombiana, 1968, pp. 193-203. José
María Ots Capdequí, Historia del derecho español en America y el derecho indiano, Madrid,
Aguilar, 1968, pp. 83-85.
9 Uno de los elementos diferenciales importantes en el tránsito de las etnias a los pueblos
históricos tiene que ver con las particularidades del proceso de mestizaje y, más que esto,
con lo que aquí hemos denominado el blanqueado y las distintas maneras en que ese
complejo proceso se presenta en los diferentes espacios regionales del viejo virreinato
de la Nueva Granada.
10 Sobre la formación de élites blancas durante la Colonia y los primeros años de la
pcsindependencia remitimos al lector a los siguientes textos: Alfredo Figueroa Navarro,
Dominio y sociedad en el Panamá colombiano 1821 -1903, Bogotá, Tercer Mundo Editores,
1980. D.A. Brading, MineTS and merchants m Bourbon México, 1763-1810, Cambridge at
the University Press, 1971.
192 / Las raíces del poder regional: á caso anaoqueño
su particularidad y su influencia en el desarrollo de procesos socioeconómicos y
políticos de trascendencia innegable.
La formación de las élites coloniales en América Latina se da por dos vías
11 12
complementarias: el linaje o filiación y la alianza; el primero tiene que ver
con la permanencia de un apelativo familiar a través de varias generaciones;
apelativo cuya relevancia social proviene de su relación con los primeros
conquistadores y pobladores, pero también con la posesión de títulos no-
biliarios, reconocimientos y mercedes otorgados graciosamente por el monarca
español en pago de los servicios prestados a la Corona. Estas distinciones se
relacionan con el otorgamiento de tierras, monopolios o prebendas especiales
para sustentar sobre una base material la distinción honorífica; tales como los
mayorazgos, las encomiendas, las vinculaciones, las capellanías y las mitas,
entre otras.
Título y apellido o apelativo familiar se transmiten —siempre por línea
masculina— a las generaciones posteriores engendradas en el seno de una familia
institucionalmente formada. En consecuencia, la condición de permanencia en la
élite la garantiza más el ancestro, la etnia y la posesión de la tierra que la capacidad
de los sucesivos herederos para manejar y aumentar el legado económico de sus
padres o la dote de su esposa; es decir, la condición de permanencia en la élite es
la conservación del linaje.
La alianza o el matrimonio tiene que ver con la relación institucional, jurídica
y religiosa que se establece entre dos miembros de familias nucleares; bien sea que
los contrayentes pertenezcan al mismo tronco parental o a dos diferentes.
Aunque estas dos vías de formación de las élites son complementarias, la
alianza y el linaje o filiación no tienen el mismo peso en las distintas sociedades
tradicionales y una de ellas constituye el lugar de anudamiento de las relaciones de
poder.
Cuando la filiación o el linaje son lo dominante, estamos por lo general frente
a una élite endogámica que se nuclea en tomo a unos pocos apellidos cuya
11 Los linajes en América hispánica cumplen un papel muy importante como corresponde
a una sociedad corporati vizada y organizada en castas. De ahí que la adscripción étnica
y los vínculos filiales con los primeros pobladores y colonizadores sea fundamental.
La base institucional de los linajes está, según Ots Capdequí, en los capitulaciones y los
instrucciones, cuyo carácter es similar al que tuvieron en España las canas pueblas,
advirtiéndose en estas capitulaciones "ciertos resabios señoritales de carácter medieval
ya que la Corona tuvo que recompensar con largueza, muchas veces excesiva, los
esfuerzos de los particulares a los que tanto debía". José María Ots Capdequí, Historia
del derecho español... p. 87.
Estos beneficios otorgados por la Corona son el fundamento de linajes que se perpetúan
en los descendientes por línea masculina y legítima, ¡bid., pp. 220-230.
12 La alianza es el vínculo institucional entre un hombre y una mujer para formalizar una
pareja y perpetuar la especie; en el caso latinoamericano la única alianza legítima es el
matrimonio católico, mecanismo importante para la formación de élites dominantes.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 193
permanencia es secular. Si ese papel lo desempeña la alianza, puede pensarse en
una élite más exogámica, más aireada y en la que los apellidos tradicionales
desaparecen para renovarse con otros venidos generalmente de fuera.
Para el caso de la Antioquia colonial y preindependiente, el mecanismo
privilegiado para la constitución de las élites es la alianza; pues el linaje prácti-
camente no se presenta y la filiación sólo es importante para los criollos, no así para
los españoles recién llegados.
Las condiciones en las cuales se desarrolla la vida material en la provincia
permiten explicar; en parte, por qué el linaje tiene la menor incidencia. La
inexistencia o al menos la temprana desaparición de los mayorazgos en Antioquia
da cuenta de la ausencia de un apellido en la élite por varias generaciones. En otras
regiones, los mayorazgos tienen mayor vigencia y duración, el nombre, el título y
la heredad son trasmitidos al hijo mayor de generación en generación; y si por 13
ausencia definitiva de éste, el título pasa a otra persona de la familia, el traspaso de
14
la tierra conlleva a la adopción del título y, por tanto, del apelativo de la familia;
15
éste es el caso de las estirpes nobles de la Costa y del Cauca.
La rápida descomposición de formas encomendiles en Antioquia tampoco
permite que éstas den espacio a las haciendas coloniales típicas y las capellanías, si
16
bien menudean en Antioquia, no tienen efectos sobre la perpetuación del linaje
como ocurre en el Valle del Cauca y el altiplano cundiboyacense.
En suma, en la Nueva Granada, siempre que se conserva el linaje se asocia
a la posesión de la tierra en forma de vinculaciones y repartimientos que
conllevan algún título o reconocimiento real; pero cuando la propiedad no se
liga a una u otra institución colonial, el linaje y el apelativo familiar quedan
sujetos a la capacidad de las sucesivas generaciones para mantener el poder
13 Los mayorazgos son, entre otras, formas corporativas pactadas en las capitulaciones
de los agentes coloniales con la Corona española y conforman, tanto en la Nueva
Granada como en la América hispánica, una especie de nobleza criolla. Véase: Sergio
Elias Ortiz (comp.), Colección de documentos para la historia de la Colonia, Bogotá,
Kelly, 1965, pp. 14-15. Orlando Fals Borda, Mompox y Loba, Bogotá, Carlos Valencia
editores, 1981, pp. 175Bss.
14 Para denominar formas corporativas como los mayorazgos, las encomiendas, los repar-
timientos, las mitas y otras, se utiliza en la legislación indiana un término más global:
mercedes reales; éstas establecen, según una real provisión de 1536, que a la muerte del
beneficiario la merced debe pasar al mayor de sus hijos legítimos y si éste tiene algún
impedimento debe pasar al segundo o al tercero y así sucesivamente; si faltan los hijos
varones legítimos debe precederse de la misma manera con las hijas y si no existen hijos
legítimos la merced le corresponde a la viuda. José María Ots Capdequí, Historia del
derecho español... p. 226.
15 Sobre este aspecto véase: Orlando Fals Borda, Mompox y Loba, pp. 170Bss.
16 Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia durante el siglo XVIII, Medellín,
Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Humanas, Centro de Investigaciones,
tesis de grado, 1985, pp. 55 y 241.

194 / Las raíces del poder regional: el caso anaoqueno
económico, y las herencias sucesivas conducen a una fragmentación de la tierra
que se transmite como dote al control de otros linajes u otros apellidos. 1
En
Antioquia, la Colonia se desdibuja desde muy temprano y la presencia de las
instituciones de origen colonial es más formal que real; de ahí que los linajes
no tengan una base institucional de reproducción; a su vez, la propiedad de la
tierra no constituye siempre condición de ejercicio económico privilegiado y
desde el siglo XVIII se subsume, lo mismo que la minería, por la actividad
mercantil; 18
de tal manera que el hecho de ser propietario de una gran
extensión de tierra no es condición del mantenimiento del linaje, del apelativo
familiar, ni de permanencia en la élite. Los condicionamientos generados por
el carácter del desarrollo económico provincial, explican parcialmente la
menor importancia que para la formación de élites dominantes tiene el linaje;
pero además de las condiciones estrictamente económicas, es necesario men-
cionar otros elementos que coadyuvan a la explicitación del proceso de forma-
ción de las élites en Antioquia; como la particularidad del poblamiento de la
etnia blanca y la relación interétnica.
Tres características fundamentales enmarcan estos procesos: la lentitud del
poblamiento durante los siglos XVI y XVII; el carácter esencialmente masculino de la
migración blanca y un interés inicial definido más por el quehacer económico que por
el ejercicio burocrático y militar.
19
Como no se cuenta con información censal antes del siglo X V I I I es imposi-
ble cuantificar el fenómeno del poblamiento; pero se puede inferir a partir de
algunos datos fragmentarios que sirven como indicativo. Las genealogías de An-
tioquia y Caldas elaboradas por don Gabriel Arango M e j í a 20
contienen una
información restringida si pensamos en el poblamiento como fenómeno global;
pero tienen mayor cubrimiento para el análisis que nos ocupa y que tiene que ver
con las élites dominantes.
El autor registra, entre los siglos XVI y XIX, 377 apellidos portados por 483
agentes sociales; 371 nacidos en España y 112 en otras regiones de la Nueva
17 Para el caso de Antioquia, dice la investigadora Beatriz Patino: "El seguimiento a las
líneas genealógicas nos permite afirmar que fueron pocos los casos en que una propiedad
se conservó intacta en el seno de un grupo familiar, siendo lo común la división de ella
en pedazos cada vez más pequeños", Ibíd., p. 2.
18 Ann Twinam trae un importante cuadro estadístico sobre las ocupaciones de los
funcionarios del cabildo de Medellín entre 1780 y 1810, y allí se puede apreciar que el
86% de éstos son mineros o comerciantes. Ann Twinam, Mineros, comerciantes y
pobladores: ¡as raíces del espíritu empresarial en Antioquia 1763-18JO, Medellín, Fondo
Rotatorio de Publicaciones FAES, 1985, p. 193.
19 Miguel Urrutia y Mario Arrubla, Compendio de estadísticas históricas de Colombia, Bogotá,
Universidad Nacional, 1970, pp. 9-31.
20 Gabriel Arango Mejía, Genealogías de Antioauia y Caldas, 2* ed., Medellín, Imprenta
Departamental, 1942, vol. 2.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 195
21
Granada, presumiblemente pertenecientes a la etnia blanca; de esos 483 agentes,
tenemos datos sobre la llegada de 326 a la provincia, y es muy revelador que sólo
el 2 5 % lo hagan en el primer siglo y medio de poblamiento. A partir de la segunda
mitad del siglo XVII, la migración blanca se acelera, pero la mayor parte llega
durante el siglo XVIII. En esta centuria llega a Antioquia una cantidad de migrantes
blancos igual a la que había llegado en los siglos anteriores.
Existe pues una coincidencia entre el fortalecimiento de la actividad económica
de la provincia y la inmigración de blancos. El desarrollo de la minería invasora y la
actividad del rescate del oro que trae consigo esta modalidad, también se incrementan
a partir de esta fecha, lo que induce a pensar que la mayoría de ellos llegan a buscar
fortuna en los aluviones o en el comercio, y sólo algunos ingresan por las vías de la
administración colonial. La justificación de lo anterior es que Antioquia durante casi
todo el periodo colonial es tierra de oro, podríamos decir de frontera, con una
administración restringida a las necesidades fundamentales de control fiscal y de
adoctrinamiento religioso, que desarrolla sus funciones en precarias condiciones para
el asentamiento permanente; por tanto, no existe una fronda burocrática o cortesana
como sí la hay en la sede virreinal, ni milicias reales para la defensa como en Cartagena
y Panamá, ni catedrales, ni obispados o seminarios como en Popayán.
Otra característica importante es que esta migración es esencialmente mas-
culina; no llegan familias de españoles a establecerse, sino hombres que terminan
consolidando uniones con mujeres cuyas familias llevan al menos una o dos
generaciones asentadas en Antioquia (véase gráfico 5.1).
Siguiendo con las genealogías de don Gabriel Arango, podemos observar que
de los 483 agentes a los cuales se les sigue el rastro, tenemos datos de 371 de éstos,
2 3
de los cuales el 92% se casan en Antioquia hasta tres veces, ' es decir, se articulan
mediante la alianza, o matrimonio, a redes parentales dominantes.
Estas características del poblamiento de la etnia blanca permiten pensar que
en la Colonia temprana lo que prevalece es el mestizaje, y que estos troncos
parentales dominantes deben tener una conformación biológica triétnica, que
cambia en el transcurso de los siglos siguientes por los matrimonios sucesivos con
los españoles recién llegados (véase gráfico 5.1).
Los descendientes de los pobladores iniciales, mulatos y mestizos, se enrique-
cen por las prerrogativas que la Corona otorga a los fundadores y primeros
24
colonos; logran blanquearse captando a los españoles recién llegados, con quienes
terminarf formando familias.
21 íd.
22 Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores... gráfico 1, p. 61.
23 Gabriel Arango Mejía, Genealogías de Antioauia y Caldas.
24 Estas prerrogativas otorgadas por la Corona a los primeros pobladores quedan plasmadas
en las llamadas capitulaciones de Santa Fe, en las Ordenanzas de nuevo descubrimiento
y nueva población, promulgadas por Felipe 11 en 1573; y en la recopilación de leyes de
196 / Las raíces del poder regional: el caso anaoqueño

Dadas estas características sociodemográficas, podemos pensar que la alianza

es la primera forma de anudamiento de las redes parentales en Ancioquia y que la
pertenencia a los linajes es un requisito parcial, pues funciona como mecanismo
de exclusión únicamente para los criollos, no así para los españoles recién llegados,
para quienes su etnia y su procedencia metropolitana son la tarjeta de presentación.
Así, la élite antioqueña se manifiesta a primera vista como más exogámica y
abierta que otras en la Nueva Granada; pero esto es relativo, pues durante mucho
tiempo la única posibilidad de aireación son los migrantes españoles; además, aquí
existe una línea parental sin mayores interrupciones, siempre por la vía femenina,
que se remonta en la mayoría de los casos a los pobladores más antiguos de la
provincia (véase gráfico 5.1).
Si observamos los mapas de las élites de los siglos XVII y XVIII (véase gráfico
5.1), no encontramos un linaje o apelativo familiar que trascienda de un siglo a
otro, incluso los apellidos de los notables desaparecen y otros entran a comandar
el poder en la provincia; pero si miramos el proceso de otra manera —desde los
agentes sociales que forman la élite independiente—, rastreando sus ancestros, es
decir, de manera diacrónica, podemos observar la permanencia de los viejos troncos
parentales, siempre por la vía femenina, renovada por frecuentes inserciones de
españoles recién llegados, prácticamente en cada generación (véase gráfico 5.1).
Podemos hablar entonces de la permanencia centenaria de los viejos troncos
parentales en Antioquia, con la particularidad de su continuidad por la vía de la madre
y no del padre; pero ésta, como es bien sabido, no constituye nunca linajes en las
sociedades patriarcales occidentales; de allí que los apellidos cambien y exista una
aparente movilidad en la élite, aunque el puente entre generaciones lo constituye la
mujer, en quien confluyen los intereses de las familias criollas por blanquearse mediante
la alianza con un español recién llegado, y el interés de éste por enriquecerse, entrando
a esa sociedad económica que es la estructura parental en Antioquia. •
La alianza constituye pues el lugar de anudamiento privilegiado para la
constitución de redes parentales de la élite; por tal motivo, ésta se rodea de
requisitos formales, donde la etnia bien como dato biológico, bien como referente
imaginario, cumple un rol importante.
Ya señalamos cómo la condición étnica es uno de los mecanismos de exclusión
del acceso a este dispositivo de poder, pero esta condición opera más en el campo
de lo simbólico y del sentido común que en el espacio de lo racial propiamente
dicho, pues por las características anotadas, ningún tronco parental de viejo arraigo
puede llamarse blanco in strictu sensu, pero ellos aducen este criterio ilusorio para
alejar del poder político e institucional a mulatos y mestizos —con mezcla re-
ciente— enriquecidos,' pero segregados de los recursos institucionales y formales
del poder provincial.

los reinos de las Indias realizada por Juan Solórzano en 1680. Véase José María Ots
Capdequí, Historia del derecho español... pp. 98ss, 124ss, 357ss.
 a.2 Obeso - Callejas, Callejas - Moreno (Medellín)

Juan José
Callejas
Jj
José
Martin
Moreno

Alonso
Veiésquez

l l —
i- Veiésquez -
Francisco deObando Juan Ruiz
J. Moreno dala
Joaala Parra
Calla,«. F Marcata
Parra
Laonor
Márquez

Gertrudis
Velasquez F
Francisco
Ma|la Juan
María Tobar Ma|(a
Isabel l_ Tobar
Morano Malla
Pauta
Ego o comarcianla da la pre Independencia
G al cual ta la sigue al rastro genealógico Ignacio
López de
Urlneta

Inserciones da españoles o criollos blancos la Sierra

y ricos an las sucesivas generaciones. Nicolas« Marcos
U>pe¡ da Ir- López de
la Stona Reslrepo
Bra Relaciones de paternidad, dilación y alianza
légalas.
Magdalena
=j López de
Juan
Querrá
Restrepo I Peléez
Flujos de riqueza y linaje femenino JMagdale Gregorio
1

(permanencia provincial) J= Guerra

Guerra r—I dala
Peléez Cámara
Juana Ruii
I Flu|o simple (recién llegado sin vínculos
anteriores en la provincia)
dala
Cémara
Mencia de
Relación de paternidad, filiación y alianza -=1 Carvajal
r-\M3 ilegales. \

Fuente: Gabriel Arango Me|fa. Genealogías de Antioquia, Caldas, 2a ed.. Medellín. Imprenta Departamental, 1942.

Gráfico 5.1 (continuación)

a.3 González de Leiva - Villegas (Rlonegro)

Felipe
~* Villegas

Juan
DndoJI
Trasmlera
Sancho
Londono Antonio
Zapata Zapata
Antonio Ana María
González Bárbara
Villegas Zapata
da Larva
Antonia
Toro

Juan de
H Piedrahila
9. Juan da
Manuela
Londono Antonio H Pladrahlta
Ptadr ahita González
Jacinta
Piedrahtla
Ego o comerciante da la preindependencla
0 al cual se le sigue al raatro genealógico
Javtera
Marta
Gutiérrez
Inserciones de españolea o criollos blancos
CIP y ricos an tat sucesivas generaciones
Piedrahtla

Antonio
Bra Relaciones de paternidad, filiación y alianza
legates. Arengo
Juana
Flujos de riqueza y linaje (emanino Maria b
If (permanencia provincial) Arango
Olaya
Flujo simple (recién llegado sin vínculos Safra
J anteriores an la provincia)
=|
Marlada
Caslrrtlón
Relación da palernidad. filiación y alianza
ilegales.

Fuerrim Oabria* Arango Maiia. Oerw*togle$ O» Anttoquim. Caída* 2a ad MadaMn. Impranla C

Gráfico 5.1 (continuación)

 a.4 Pizano • Puerta (Uedellln) -IjEE>
Juan A. Martin
Puerta JGEE>
Marta»
Maria Ma|la
Librare* Tobar

n=>- Marnuai
Manuel
Punta

Baalrti
Baltian
Bollii
da Molina
Juan
Zapata M.

Ego o comerciante da la pr elrtoependencla Enrique

0 at cual la la sigua al raalro genealogico. Valáaquaz r
daObando "
Ineerclonea da eopaftotea o crtofloe btancoe
CIP y rtcoa an laa sucesivas genorecionea. Marta E.
Mafia
Retactonss da paternidad, flhectón y alianza Tobar
legales. Velésquez
Flujot da rlquaza y linaje femenino
$ (permanencia provincial)
Catalina
Indro
di C a m Malao
da C i t a i , 1 — | Álvariz
I Flujo limpia (recién Raga do sin vínculos
anteriores an la provincia) Munito dal Pino
dal Pino liabal
Rataeton da palamldad, IMtaclón y alianza
itoci Kegalee. Lucano
Urinata

Gráfico 5.1 (continuación)

• . 5 Sánchez Rendan • Campuzano, Campuzano - González (Rlonegro)

a Francisco rr=>
IJCjjwnpuzano Frandaco
Bernardo QuMroz
Qonzilez
Jos*
Queerrez Catalina
fu OuMmu

Dr. Jomé
Joaquín JZEE>
Ponzala»
Catalina
Aringo
Qutiétraz Antonia
Arango
Olaya

r OutSrrez
da Lara

• Ego o comerciante de la pretaoependencie

al cual ta le sigue al raatro genealogico.
Miguel
H Gutiérrez H
da Lara 11 Juana
lxf
** I
r
Fintando
Sa 1,1
Inserciones da españoles o crtofloe blancos Torrea
y rlcoa an laa sucesivas generaciones. _ Juana I
* Salra "I | 1
Relaciones de peiernidad. filación y alianza 1
' Ij. Maria da
tagalas. Marta
Castri BÓfl
daJ. H
Flujos de riqueza y Uñate femenino Puttanai
8 (permanencia provincial)
ü Bárbara
Murtal
I Flufo simple (recién llegado sin vínculos
anleriores en la provincia) Ana Olea
ta Torre
_ ?

Relación de paternidad, filiación y alianza

Re Hegales.

Fuente: Gabriel Arango Mafia, Qen—togíss da Antìoqui*. Catte*. 2a ed . MedelUn. Imprenta Departamental. 19*2.

Gráfico 5.1 (continuación)

 a.6 Callajas Posada

._ Miguela
H~ Poaada

Mana
I Juan M Anioma
|Carra«qulnol|
Posada

0 Ego o con
B comordente
al cual darastro
aa la sigua al la prernd
genealógico
/ — i f — \ loe entones da aapañoéaa o crtoHoa bú
II y ricos an asa sucesivas gaaajnscloaaa,
g j _ j — ¡ Relaciones ds pakxMdard. lalación «
N
fP- Flutto» do riqueza y anaé» Himtino
¿J iVTtmnmnclupi
a provincial)
F a A n
J ^, P * * (recién itogado sin vínculos
artiertoree an la provincia)

i*usías Gabriel Arango Me|la. Oenaatoo/ss da Anrioouia. CeAdes. 2a ed . MedoMn. Imprenta Departamental. 1B42.

Gráfico 5.1 (continuación)

a.7 López de Hurtado Escobar (Medellín)

Lorenzo
i—a¡ Querrá
Francisco
Escobar Lorenzo Peléez
r = | Querrá
Pablo Peléez Ana de
Eacobar la Cámara
Ana María
Querrá (ai
Petáez Juan Valez
Mailna da Rrvero Criilóbal
V«lez de da Toro
Rrveio Manuele
I Andrea
Toro
Zapata rD dala
Querrá

Francisco
, 1 ^ i — .
López da Marcadas I
Hurtado Escobar J Andrés Falls Angel , f
Angel del Piado .- ?•
Ignacio del Prado I I Amador
Angel dei Gon'áre'z J I Calallna
Prado da Amador »M Conea
ISW

Lorenzo
Váaquez Guerra
Ego o comerciante de la p Josefa "C. Romero
0 al cual se le sigue el raatro genealógico. - Ángel
y Urto»
Vá
»drnaio Ana María"
Peléez

Querrá

1
Inserciones de espanoies o criollos blancos Añade
y ricos an las sucesivas generaciones la Cámara
Relaciones de paternidad. flfteclón y alianza
8>t> tega les. Rosalía
Martin
daUriba
Juan
Querré
Flujos de riqueza y llnafe lema nino Urtbe Pelaez
5 (permanencia provincial) Ana
Resrrepo
1 López de
Reatiepo IJuana Ruiz
I Flujo simple (recién llegado sin vínculos
anteriores en la provincia) J dala
I Cámara
Relación de paternidad, flaacion y alianza
••'ta Hege lea

Fuen» Qabrial Arengo Malla. Geneatog'as da Antloqul*. Celdas. 2a.ad.. Medellín. Imprenta DepartamenUI. 1842.

Gráfico 5.1 (continuación)

 b. Familias criollas con más da una generación en la provincia

Ni
b. / Aranzazu González O
Bemerdo Francisco
Mertfnez . . r Gutiérrez
1 1
= José J
,-i Cosme Gutiérrez I i 1
González I 1 | L J Cateline
a Correa
CeteHne
^1 Gutiérrez
Antonio
Antonio Arango
Arango Fernando
Safra
Olaya
Safra
Maria de I
I CaetrMÓnl

Felipe Juan
Jerónirrva |— 1
Villegas r—I LondoAo
Tornero TranarrweTi
Sancho
Antonio
Zapata Zapata
Bárbara Muñera
J
Zapata
Bárbara 1
Vil legas ft- Toro
Ego o comerciante de la prainoependencle
G al cuel se la sigue el rastro genealógico
Juan de
n=
Inserciones de españoles o criollos blancos a- Pledrafina
y ricos an lea suc serves generaciones. S.
Manuela AntOniO j
Relaciones de paternidad. fHleclón y alianza
Bra legelee.
^ LondoAo Ptedreniia i Jaclnla
Piedrahlta

S
Flu|os de riqueza y linei* femenino
(permanencia provincial)
Javiers
Piedrahlta 1 Antonio
Flujo simple (recién llegado sin vínculos
J anterioras an la provincia
Juana
i—j
'
Arango
VaWez
1
- -* Femando
Relación da paternlded. IHiaclón y alianza -r| María
Ilegales. Arango

" " U Merla

Il Castrlllón

Fumntm: Gabriel Arango Mejfa. Genealogías de Antíoquia. Caída». 2a.ed.. Medeilín, Imprenta 0epertamental, 1942.

Gráfico 5.1 (continuación)

b.2 Posada Mauris (Medeilín)

Diego Pedro Manuel
Alvarez Alvarez Posada j — |
Gregorio BerdaHes
d e l Pino del Pino Alvarez f=
Justiniana
d e l Pino
de los J. Manuel
Arco» Manuel
yi\ Posada Mauris
Bardalles i— Alvarez
Alonso Alvarez p= Manuel
Cortés del Pino Posada Pedro Ju.llna
Gregoria BerdaHes Alvarez
Cortés de loe
del Pino Arcoa
Isabel
Rodríguez

Alonao
Juan
Corta.
García De
Ordas Felipa Ora,
Alvarez •_.
P
H Garda Gregorio
de Ordas deiPtno i
María Corlee I=¡L
_ Rodrlguaz
Figueroa Gabriela
Garda
da Ordas
Alonso I 7 = >
López de Felipa
Paladines Jerónlme Liberete García — Garete
Paladines '^=1 Posada
Isabel Jerónlme
Pérez 'M Alvarez
aal Fino _EEE>
Antonio Gabriela r Lopez
=n
Domingo
Gómez
Montoya

Catalina
Francisco
Montoya
• Ego o comerciante de la prelndependencia
al cual se le sigue el rastro genealógico.
Gare le
de O r d a .

de Ureria

Ana I
Gómez
de UreAa LH _ Margarita
Inaerclones do espertóles o crtorios blanco*
y ricos an laa sucesivas generaciones
Montoya Releciones de paternidad, filiación y alianza
Pobrete
1
< Alonso Bra l
López de
María Flufoa de rlqueze y linaje lomenlno
4 1
Restrepo
Josefe
López de k=> =0= (permanencia provincial) 9
Juan
Querrá
Guerra
Peláez J Fiuto .imple (reden llegado eh vincule*
anteriore, on le Provincie)
Relación de paternlded. filiación y aHanza
çiira
to
Fuente. Gabriel Arango Melle. Qenea/oo/a» o» Anftogura. CaMaa. 2a.ed.. Modelan. Imprente Departamental. 1*42. O
Ol

Gráfico 5.1 (continuación)

 b.3 Urite Restrepo(Medellín) o
ON

Guerra

Juana
Ruiz de la t
Cámara

Rodrigo i . — ì
Atúsela Francisco
Correal
Tome sa
Margarita
Comal Ruiz da la
Cámara
1 -A

Fuente Gabriel Arango Mafia. Qtt—logfma dm Antioquia. < i. 2a.ed . Medellín, Imprenta iDeperiemental. 1B42.

Gráfico 5.1 (continuación)

b. Familias c r i o l l a s c o n obstáculos étnicos o i l e g i t i m i d a d parental

Gosé Marlat=-. C.1. Montoya Zapata (Rionagro)

• Montoya I Francisco
i (CuraJ i l!= Solano
Pelavo i Francisco
(Montoya)
Montoya Lorenzo Javier
Francisco Zapata
Javier [ i ^ Zapata
Montoya
Francisco
Manzueto
Diego Giraldo
Muñoz l—, Ana
y Bonilla Giraldo
Ana
Muñoz
Maria de
Alarcón
Juan
González
González =¿'
Maria de Castro
— Josefa
Maria Mesa Maria
Vtvanco Zapata

Juan — Moneada
<=•__ Duque Martin
Duque
_
i Pedro
. Duque

Rita |J
H Francisco
da Ossa

Duque

Juan
García de r - i
O Ego o comerciante da la prei noe pende nel a
al cual se la sigua el rae tro genealógico.

Heredle Josefa / — t i — \ Inserciones de españoles o criollos blancos

Heredla <n II r V yi rricos
f an las sucesivas generaciones.

Maria Coy P Relaciones de paternidad, filiación y alianza

légalas.
Antonio
Salazar Flujos de riqueza y linaje femenino
Mekhor Mele hora (permanencia provincial)
-ai de los t =
Henao Reyes Flujo simple (recién llegado sin vínculos
Juana
Hanao J anteriores en la provincia)
Juana r.'Huj—i Relación da paternidad, filiación y alianza
Lozada r - j t l _ l iiegei,,

rúenla. Gabriel Arango Mella. Genealogías de Anitoguia. C«Me«. 2a ad . Medellín. Imprenta 0 epe rte mental. 194Î.

Gráfico 5.1 (continuación)

 e.2 Cordova - Muñoz (fílonegro Éllta alterna) . . n = r >
<=3L
Andréa ¡= Ftancreco r u.'J^t*^
Francisco f - ] da
AnlOniO Tobon Cordoba —•Ir
IMh
«Mu Patronna frr
Oiago
Cordoba
Oabrial
Ignacio
Muñoz
iTÍ Francisco
Mufloz

Vlllavl-
Concio I
Tobon
Mail*
VKrenco Qortrudlt ri Fiandaco
Ir" -j Harrain Haiiara
*rSl_ Herrera -i Herrera
Maaa 1 c lámanla lu Tomaaa"
Valevi- = da I I I Herrar»

ñ
canelo I J Maaa , Catarina , |~ Alejandro II
, Caaalúa n Caaalúa ' K.
Crtsanio Pascuala r

Maria J Córdoba Muñoz r _ Marcoa

Vfcrenco r" 1
Lopez de
Padro Lorenzo
Rodríguez >= Lopez de Quarra
da Zea Roatrepo
«atrapo ~|

. — L 1 Aim
Qregorie dad
da l=¡1 Cams
Gomez
da Urana
Hi
Guerre -i
Pattai . . fi Ego o comarelanta d a l a pretndependencte
I Loftnio U al cual sa la sigua al rastro genealógico
Ana 1 [f Qiiexra
ri*t« J I Pateo» A—il—K inserciones da aapanotas o criollos Mancos
Cânw [p 1
II rv* y dcoa an las sucesivas generaciones
da Q u a m j Rotaciones de paternidad, filiación y alianza
Peléoi
Vêlez h
da Rtvero fZ Flu |oe da riqueza y lina je femenino
_ Maria J
j (permanencia provincial)
Velai
Manua La Ila Rrvaro
Tora
J Fiuto simple (recién llagado ski vínculos
anteriores en la provincia)
R , l a c l 0 0 , # r n W d
í"-bHO P* * - Mleelon y alianza

Fuente Gabriel Arango Mejia. Geneatog/e* dm Antioquia, Calda*, 2a ed . Medellín. Imprenta Dapertamenlel. 1t>42.

Gráfico 5.1 (continuación)

C.3 Mora • Peléez (Medellín, élite alterna)

i Francisco ,
i Mora
Diego i Robles . Joequin
García \— Manuel
G a Ivi 9 Francisco
Peléez
Josa Mora
García
Galvls
Javiera
—1 Garda
José A. Isabel
Gertrudis Mora Peléez
Tapia
1 Francisco
Alvarez

Velésquez

Juana
I l •Bi Lucia
Urlbe

f
Joeela
Vea»

Ego o comerciante da la praindapendencla

G al cual se le sigue el rastro genealógico.
inserciones de españoles o criollos blancos
y ricos en les sucesivas generaciones.
Relaciones de paternidad, filiación y alianza
lega lea.
Flufos de riqueza y llnafe femenino
if (permanencia provincial)
Rufo simple (recién llegado sin vínculos
J anteriores en la provincia)
Relación de peternlded. fUieción y alianza
Rea ilegales. F u e n * . Gabriel Arengo Me|la. Omn—hgto da AnlkyquU. Caldea. ía.ed.. Moderan. Imprenta Departamental. I W .

Gráfico 5.1 (continuación)

 Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 1 1

Esta diferenciación étnica pierde importancia y al filo de la Independencia

empieza a mostrar claros síntomas de resquebrajamiento; mientras'que el criterio
de la riqueza, que en la colonia temprana no es requisito suficiente para acceder a
las redes parentales dominantes, empieza a ocupar un lugar importante.
Los elementos que posibilitan el mantenimiento de las redes parentales
dominantes son la etnia, la riqueza, el poder institucional —de los primeros
pobladores—, y la alianza, cada uno de los cuales a lo largo de las tres centurias de
vida colonial presenta un cambio de importancia significativa; así, la etnia y la
riqueza varían en proporción inversa, el poder institucional devenido de la fun-
dación de poblados y concretado en los cabildos y juntas de notables permanece
inalterable como condición para la reproducción de la élite dominante, y la alianza
seguirá siendo el lugar de anudamiento.
Es decir, para la constitución de redes parentales dominantes encontramos
dos elementos variables: la etnia y la riqueza, y dos constantes, la alianza y el poder
de los cabildos. Las últimas, tienen que ver con procesos constitutivos de las redes
para el caso de la alianza y reproductivos para el de los cabildos.
Un ejemplo de lo anterior es la élite preindependentista antioqueña, consti-
tuida por veinte agentes: diez españoles de nacimiento y diez de origen criollo,
provenientes de los principales poblados; todos vinculados con la actividad mer-
cantil especulativa, en torno a la cual se desarrolla la economía provincial (véase
25
tabla 5 . 1 ) .

Tabla 5.1 Élite preindependentista antioqueña

Españoles Residencia Criollos Residencia

Don Bernardo Martínez Antloquia Juan Esteban Martínez Antioquia

Don Juan Pérez de Rubias Antioquia Miguel María Uríbe Medellin
Don Juan de Carrasquilla Medellin Miguel Jerónimo Posada Medellin
Don José María Aranzazu Rionegro Crisanto Cordova Rionegro
Don Diego Sánchez Rendón Rionegro Mateo Molina Medellin
Don Francisco Campuzano Rionegro José A. Mora Medellin
Don Francisco Plzano Medellin José María Montoya Rionegro
Don Antonio González de L. Rionegro Juan Berrío Rionegro
Francisco Javier Montoya Rionegro
à •

Esta composición de la élite confirma la aparente estructura exogámica de las

redes parentales dominantes y la importancia de la presencia de los españoles recién
llegados; de los migrantes, sólo don Francisco López de Hurtado viene de otra
región de la Nueva Granada — d e Popayán—, los demás vienen de la Metrópoli.

25 Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores... p. 150.

2 1 2 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueño
Este subgrupo español presenta connotaciones muy reveladoras; la mayoría
de ellos llega a la provincia motivados por la extracción o la circulación del oro;
sólo don Bernardo Martínez viene a desempeñar funciones administrativas como
26
asesor del gobernador Buelta Lorenzana; todos ellos contraen matrimonio con
mujeres anáoqueñas cuyas familias tienen al menos una generación de antigüedad
en la provincia; y sus orígenes, siempre por la vía de la madre, se remontan a los
primeros pobladores (véase gráfico 5.1.a.).
La continuidad del parentesco se sostiene en intrincados linajes matriar-
cales, cuya historia de dominación politicoeconómica se remonta a los orígenes
del poblamiento de la etnia blanca; estas relaciones parentales constituyen
entonces el lugar de confluencia de intereses económicos, políticos y culturales.
Para constatar las actividades económicas e instituciones de los ancestros de
estas mujeres, véase anexo 5.1.
En efecto, los apellidos Guerra Peláez, Ángel del Prado, López de Restrepo,
Alvarez del Pino, Zapata, de Toro, Vélez de Rivera y Arango, portados por las élites
mineras de los primeros tiempos, se encuentran más de una vez en los ancestros de
estas diez mujeres, y los apellidos Uribe, Londoño, Villegas, Posada, González,
Gutiérrez de Lata y Piedrahíta Saavedra, llegados en el siglo XVIII y cuyos
apelativos familiares hacen pensar inmediatamente en concesiones de tierra,
comercio y minería de cuadrilla, se entrelazan con los anteriores formando una
verdadera tela de araña en la cual el puente entre generaciones es por lo general
la madre (véase gráfico 5.1 y anexo 5.1).
Esta observación diacrónica de la estructura parental muestra particularidades
bien interesantes: el matriarcado como condición de permanencia de un poder
tradicional, la importancia que pudo tener la dote de la novia para estos españoles
recién llegados en el ejercicio de sus actividades económicas y el tránsito de viejas
fortunas obtenidas en la minería hacia las actividades comerciales por la vía de las
alianzas, es decir, las viejas fortunas provenientes de la explotación minera o
agrícola no son remplazadas por las nuevas —hechas en el comercio como
27
generalmente se afirma— sino que llegan a las manos del mercader por el canal
26 José María Restrepo Sáenz, Gobernadores de Annoauia 1579-1819, Bogotá, Imprenta
Nacional, 1944, p. 270.
2 7 Sobre este aspecto es conveniente hacer algunas precisiones; la tesis del remplazo de los
mineros por comerciantes en el control económico provincial está sustentada en las tesis
de la profunda crisis de la minería y en cierta versión romántica y acomodaticia que ha
intentado señalar el origen del gran comerciante en el rescatante que inicia su actividad
comprando algunos castellanos de oro en los reales de minas y en explotaciones auríferas
muy alejadas de los centros poblados.
Las tesis de Ann Twinam han mostrado cómo la recuperación minera es anterior a la
llegada de Mon y Veiarde y cómo, pese a bonanzas y crisis, ésta es siempre una actividad
importante en la provincia; no se trata pues de un remplazo de élites sino del tránsito
de las fortunas amasadas en la minería a la actividad mercantil por la vía de las alianzas
con las hijas de los mineros.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 1 3
de la relación parental. A modo de ejemplo podemos analizar tres casos de Santa
Fe de Antioquia, Rionegro y Medellin (véase gráfico 5.1: a l , a.3, a.6).
Don Bernardo Martínez, español, el mayor importador de la provincia y
28
prácticamente monopolista en el mercado de Santa Fe de Antioquia, se casa en
esta ciudad con doña Francisca Ferreiro, cuyo padre, también español, don Antonio
Ferreiro, fue dueño de las minas de Buriücá en 1705, maestro de campo de la ciudad
de Zaragoza y familiar del Santo Oficio. El abuelo materno de doña Francisca, don
Patricio Felipe Pérez, español, tuvo negocios, al parecer florecientes, en la minería
en la región del occidente. Se trata pues, de una fortuna derivada de la explotación
de oro, que llega a las manos del comerciante por la línea femenina y gracias a las
alianzas con un tronco que se remonta a los viejos pobladores de la provincia (Véase
gráfico 5.1.0.1 y anexo 5.1).
Si examinamos este proceso en otro lugar de la provincia encontramos las
mismas constantes.
Don José Antonio González de Leyva, español, quien tiene la sede de sus
negocios en Rionegro, está casado con doña Ana María Villegas; hija del español
don Felipe Villegas y nieta por la vía materna de don Sancho Londoño Piedrahíta.
En esta heredera se reúnen tres de las más grandes fortunas de Antioquia. Don
Felipe, su padre, es uno de los mayores concesionarios de tierras en el siglo XVIII,
minero con cuadrilla en el río Buey, donde tenía 33 esclavos y era socio de otra
gran empresa minera constituida por el gobernador Silvestre con los más
acaudalados mineros de la provincia para explotar unas minas abandonadas en el
cerro de Buriticá; su abuelo materno, don Sancho Londoño Piedrahíta, es quizá en
los albores del siglo XVIII el hombre más rico de Antioquia, pues recibe el legado
de su padre Sancho Londoño y el de su abuelo Juan de Piedrahíta Saavedra; don
Sancho es dueño de minas en la Mosca, en el Real de minas de Guarne, en el valle
de los Osos, dueño de haciendas ganaderas en el valle de La Ceja y fundador de
una de las familias que mis esclavos tuvo en la provincia. Si retrocedemos más en
los ancestros de doña Ana María, nos encontramos con don Fernando Toro Zapata,
Las tesis sobre el ascenso socioeconómico de los rescatantes también deben ser un poco
matizadas; aunque éstos son una realidad incuestionable en la provincia y le marcan un
acento particular a toda la estructura social, la actividad mercantil sin embargo, la
controla una élite cuyos orígenes étnicos y sociales se alejan del paradigma democrático
que ha marcado la historia de Antioquia.
Como representantes de estas tesis se encuentran: Alvaro López Toro, Migración y cambio
social en Annocjuia durante el siglo XIX, Bogotá, Ediciones Universidad de los Andes, 1970,
pp. 21ss. Francisco Duque Betancut, Historia del Departamento de Antioquia, Medellin,
Albón Interprint, 1968, pp. 358-402. James Parsons, La colonización antioqueña en el
occidente de Colombia, Bogotá, Archivo de Economía Nacional, Banco de la República,
1968, vol. 25. Tulio Ospina, Rr^ertorio Histórico, Medellin, №s. 9-11, septiembre de
1918, pp. 412-436.
28 Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores... p. 150.
 Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 21-5
2 1 4 / Las ratees del poder regional el caso anáoqueño

de veinte familias que constituyen la élite preindependiente, si nos atenemos a los

uno de los mineros más acaudalados, quien explotaba minas de aluvión en Guarne
lazos parentales más inmediatos, se nos reducen objetivamente a diez y si consi-
en 1650 y durante muchos años se desempeñó como contador provincial y B a
deramos nexos de 2 y 3 grado, nos encontramos con una sola familia; nexos
encomendero en San Lorenzo de Aburra (véase gráfico 5.1 m.3 y anexo 5.1).
establecidos en la mayoría de los casos mediante la alianza; la filiación sólo la
En el caso de Medellin la situación no cambia; don Juan de Carrasquilla
encontramos en dos de las situaciones: la de don Juan Esteban Martínez, que
y Monge, comerciante español llegado a esta Villa en la segunda mitad del siglo
desempeña el mismo oficio de su padre, don Bernardo y el de don José María
XVIII, contrae matrimonio con doña Antonia Posada, heredera de don Miguel
Montoya, hijo de don Francisco Javier.
Jerónimo Posada, quien a su vez hace parte de la élite preindependiente pero
Aunque este grupo dominante aparentemente es muy homogéneo, se encuentran
en el grupo que hemos denominado de los criollos. Don Miguel Jerónimo posee
entre sus miembros cuatro agentes que rompen con la tradición de raza y legirjnúdad
una vieja tradición de comerciante, pues aparece como el más grande intro-
29
parental, condiciones éstas de gran peso en la Colonia temprana. Ellos son José María
ductor de mercancías importadas a Medellin desde 1 7 7 6 , también es propie-
Montoya, Mateo Molina, Crisanto Córdova y José Antonio Mora (véase gráfico 5.1 £. I,
tario de tierras en el Valle de Aburra, donde tiene un trapiche y cultivos de
c.2,c.4,c.5).
maíz y fríjol, y otra hacienda en Santa Fe de Antioquia de ganado y muías. La 31
La mezcla racial reciente y la ilegitimidad parental, no son obstáculos en
tradición minera de la familia Posada proviene de la alianza de don Manuel
Antioquia para acceder a las fuentes de la riqueza y el poderío económico; pero sí lo
Posada Berdalles, español, quien llega a principios del siglo XVIII y doña
son para establecer alianzas parentales con la élite dominante y para participar en la
Jerónima Álvarez de Pino, proveniente de una familia minera asentada en el
dirección de las localidades a través de la pertenencia a los cabildos; al filo de la
Valle de Aburra desde el siglo XVII. Esta familia explota minas, con cuadrillas
Independencia, estos obstáculos empiezan a ceder y con un capital considerable se
de esclavos, en Guarne y el valle de los Osos y propiedades agrícolas en el Valle 32
puede comprar una cédula de blanqueado y el título de Don, e incluso se logra insertar
de Aburra. Esta situación se repite prácticamente en todos los casos estudiados:
algún mulato o mestizo en las redes parentales dominantes.
fortunas amasadas en la minería y la explotación agrícola que pasan a manos
Los cuatro agentes que hemos considerado, si bien son diferentes, muestran
de comerciantes españoles o criollos a través de la alianza con las hijas de los
similitudes que dan cuenta de aquellas estructuras que empiezan a quebrarse en
primeros (véase gráfico 5.1.a.6 y anexo 5.1).
los albores del siglo XLX. La riqueza gana más importancia en la constitución de
Ahora bien, si miramos las alianzas y filiaciones entre estos veinte agentes de
las élites que la legitimidad o la etnia, pero la alianza y el poder de los cabildos
la élite, el círculo se restringe de manera interesante; los tres agentes de Santa Fe
siguen constituyendo el lugar de anudamiento y el elemento reproductor de las
de Antioquia constituyen realmente una sola familia, pues don Juan Esteban
élites.
Martínez es hijo de don Bernardo Martínez y don Juan Pérez de Rubias es yerno
En este grupo que rompe la tradición se observa la misma tendencia que en
del primero y cuñado del segundo; es decir, quedarían dieciocho familias.
la élite tradicional: la alianza por inmediato parentesco entre agentes que tienen
En Medellin y Rionegro, pese a tener una base social más amplia y una menor
3
ancestros cercanos de mestizaje e ilegitimidad. Estos agentes permanecen exclui-
monopolización de la actividad mercantil,* los agentes de la élite están ligados por
dos, durante mucho tiempo, de la posibilidad de contraer vínculos con los grupos
lazos de parentesco muy cercanos; don Juan Carrasquilla es yemo de don Miguel
parentales tradicionales; esto, por razones culturales e ideológicas, pero se casan
Jerónimo Posada; don Diego Sánchez lo es de don Francisco Campuzano y éste es
consuegro de don José María Montoya; don Juan Obeso es yemo de don Juan José
Callejas y Mateo Molina es consuegro de don Juan Carrasquilla y Monje. Es decir. 31 Sobre las reglamentaciones del derecho indiano en el régimen de familias, véase: José
María Ots Capdequí, Historia del derecho español... pp. 220-230.
32 Las cédulas de blanqueado son el procedimiento jurídico utilizado por la Corona
Alvaro Casas Orrego, El comercio de las ciudades de Antioquia, Medellin, Universidad de española para convertir en legalmente blancos a los agentes de procedencia étnica
Antioquia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Historia, tesis de grado, diferente o mezclada que disponen de un capital significativo. En la legislación de la
1985, p. 90. época se denominaron Cédulas de gracias al sacar, este documento permite acceder a los
29 Ibid., p. 230. derechos de los blancos y exime de las discriminaciones raciales que pesan sobre las castas
de la tierra.
30 Ann Twinam, Mineros, <:omeraantes y labradores... pp. 111-152. Según esta autora, la
estructura mercantil de Medellin y Rionegro es más compleja y menos monopólica que Además del dinero, también se consideran otros aspectos como los servicios especiales
la de Santa Fe de Antioquia. Esta afirmación es corroborada por Alvaro Casas, quien prestados a la Corona. En Antioquia, dice la investigadora Beatriz Patino, una vía para
realiza un análisis ccrmjpararivo de la actividad comercial en varias localidades de conseguir las cédulas de blanqueado es hacet pane de las milicias pardas que desempeñan
Antioquia. Alvaro León Casas Orrego, El comercio de las ciudades de Antioquia, pp. 132, un papel muy importante en el sojuzgamiento del levantamiento de esclavos en 1782.
137; 172-174:204-208. Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia... pp. 74 y 98.
2 1 6 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueno
entre ellos formando una élite alterna sui géneris. Lo anterior permite advertir el
papel fundamental que la familia desempeña en la actividad económica para
mantener fortunas individuales al servicio de unos mismos intereses familiares,
dando así una expansión y alcance a los negocios que de otra manera no hubiera
sido posible. Estos agentes presentan entonces una característica común con la
vieja élite tradicional: la tendencia a contraer alianzas entre quienes han logrado
amasar un fortuna considerable pero que se encuentran segregados de los grupos
dominantes por presentar mezcla reciente de sangre o ilegitimidad parental.
Es el caso de don Francisco Javier Montoya —padre de don José María
Montoya— y de su esposa Rita Duque; ambos tienen en común, además de la
riqueza, el hecho de que sus abuelos habían sido hijos naturales de blancos
importantes y mulatas o mestizas. Don Francisco Javier es hijo del cura doctrinero
de Sopetrán, don Jerónimo Montoya y doña Rita son hijos del español Pedro
Duque, regidor del cabildo de Mariquita, rico comerciante que le dejó a su
descendencia su fortuna y apellido (véase anexo 5.2). Se trata de dos ricas familias
marcadas por la ilegitimidad y el mestizaje reciente y que terminan uniéndose para
constituir uno de los troncos parentales más importantes en el periodo inde-
pendentista. El hijo de ambos, don José María, logra acceder a los puestos más
honoríficos en la dirección política de la provincia, y sus descendientes establecen
relaciones con la élite tradicional por la vía de la alianza, constituyendo así el nudo
familiar más importante de Antioquia en la posindependencia.
El caso de la familia Montoya Duque no es el único, puesto que también se
observan características similares en la historia familiar de los otros tres agentes
atípicos de la élite preindependiente. Mateo Molina, rico importador de Medellín,
es hijo ilegítimo de don Pedro Rodríguez de Zea y por tanto hermano medio de don
33
Francisco Antonio Zea, pese a la gran fortuna de don Mateo y a sus amplias
relaciones económicas con la élite tradicional, no logra acceder a 1a estructura
parental dominante y contrae matrimonio con una rica heredera, doña Petronila
González, cuyo padre es hijo natural del español don Juan Antonio González. Pero
la relación parental no termina allí, don José Antonio Mora nuestro tercer
comerciante con obstáculos de ilegitimidad y mezcla de razas, propicia el matrimo-
nio de una de sus hijas con otro de los herederos de González (véase anexo 5.1).
Don Crisanto Córdova, el último de los agentes mercantiles que rompen con
la tradición, proviene de una vieja familia similar a los linajes de la élite tradicional,
es decir, cuenta con las condiciones óptimas para insertarse en un tronco parental
dominante; no obstante, se casa con doña Pascuala Muñoz, hija de don Gabriel
Ignacio, adinerado comerciante de Medellín, pero excluido de las altas dignidades
por su ascendencia ilegítima y mezclada. 34
33 Gabriel Arango Mejía, Genealogías de Antioquia y Caldas, 2* ed. Medellín, Imprenta
Departamental, 1942, 2 vols.
34 Ibíd., p. 102.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 1 7
Don Gabriel Ignacio, sostiene un largo pleito para conseguir los certificados
de nobleza de sangre y de raza, y finalmente lo logra mediante Cédula Real otorgada
por Carlos IV por la cual se le reconoce como legítimo y se le otorgan todas las
prerrogativas de los hijosdalgos. Este peculiar proceso de blanqueado le permite a
don Gabriel ocupar cargos en el cabildo de Medellín antes y después de la
35
Independencia y casar a su hija con un miembro distinguido de la élite tradicional.
Aunque la tendencia general marca la exclusión del círculo parental dominante a
agentes de otra adscripción étnica o con uniones ilegítimas, no es tan excluyente
como se puede pensar, y al filo de la Independencia esta rígida armazón empieza a
mostrar algunas fisuras que aunque resulten excepcionales son reveladoras de un
orden social en franca transformación.
Estas historias familiares con las cuales hemos tratado de ilustrar procesos tan
complejos, nos permiten rastrear algunas características reveladoras de la estruc-
tura parental en Antioquia.
La élite importadora preindependiente la conforman grupos diferenciados en
sus orígenes territoriales, su pertenencia étnica y sus ancestros o linajes; de allí que
para tratar de buscar elementos comunes y diferenciales hemos dividido la élite en
tres grandes grupos: los españoles recién llegados, los criollos provenientes de
familias establecidas desde antes en la provincia y los grupos nuevos o emergentes,
es decir, aquellos tradicionalmente segregados de los círculos dominantes por
obstáculos ideológico-culturales como la mezcla reciente de sangre o la ilegitimidad
parental.
Los integrantes del grupo español, aproximadamente la mitad de los agentes,
presentan la característica de ser recién llegados a la provincia y en su mayoría por
las vías de la actividad privada, sin muchos recursos económicos y por ello se
inscriben en los troncos tradicionales mediante alianza con ricas herederas cuyos
ancestros, siempre por la vía femenina, se remontan a los primeros pobladores
blancos de la provincia. Estos linajes matriarcales constituyen el puente entre
generaciones, son el canal de flujo para las fortunas conseguidas en la minería hacia
la actividad comercial, y, por otra parte, ponen de presente que la práctica de
contraer alianzas con españoles recién llegados es una constante a lo largo de tres
siglos y que no se realiza únicamente por un interés económico en sentido estricto,
sino por un condicionamiento de orden cultural y político que hemos denominado
el blanqueado.
El grupo español y el criollo tradicional, tienen pues en común una
característica importante: la alianza como lugar de anudamiento de troncos
parentales dominantes; en consecuencia, recurren al linaje matriarcal para
garantizar su pertenencia a la familia de los primeros fundadores; además,
cumplen los requisitos para pertenecer a una etnia —la blanca o blanqueada—
y participar así en los círculos dominantes.
35 Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores... p. 202.
2 1 8 / Las raices del poder regional el caso anúoqueho
El grupo de los nuevos o emergentes significa la ruptura con la tradición y
presenta reveladoras coincidencias y diferencias con los dos anteriores: se da entre
ellos la misma tendencia de los tradicionales a establecer vínculos con familias ricas,
aunque en su caso hayan estado excluidos de las élites tradicionales por criterios
étnicos o de ilegitimidad. Esta tendencia a vincular fortunas por medio del
matrimonio pone de presente una función fundamental de lo parental: la
económica; de esto se desprende la constitución de sociedades familiares que se
comportan como sociedades de negocios, las cuales son consideradas como las
precursoras de la sociedad anónima. La diferencia con los otros grupos radica en
el origen social —se trata de mestizajes recientes— y en la ilegitimidad de los linajes,
pero aquí aparece nuevamente el blanqueado —como elemento básico para la
formación de las élites— y la función económica de la estructura parental de la
élite.
Función económica de Xa familia
Aunque en Antioquia no existe una relación directa entre riqueza y poder, el hecho
de poseer una fortuna considerable no es condición ni garantía de pertenencia a la
élite dominante; sin embargo, es necesario mirar otra faceta del asunto que resulta
de las historias familiares de la élite importadora de Antioquia: la función
económica de la familia.
Estas unidades parentales son ante todo sociedades de negocios, formas de
poner en común varias fortunas individuales para ampliar el radio de la actividad
económica y lograr el desarrollo de funciones que para agentes individuales serían
un imposible, aunque fueran muy ricos.
Podríamos decir que tales unidades constituyen una forma primaria de aso-
36
ciación, con la cual se empieza a marcar un carácter novedoso que desborda las
funciones básicas y tradicionalmente asignadas a la familia y se transferma la lógica
interna de las relaciones de alianza o filiación. La alianza permite vincular fortunas
aisladas y ponerlas en común sobre la base de tres procesos fundamentalmente:
1. Como canal de flujo de fortunas logradas en la rninería hacia actividades
mercantiles de gran escala, como la importación, ya vimos cómo los ancestros
familiares de las esposas de los agentes españoles que constituyen el grupo impor-
tador más importante de la provincia pertenecen a la élite minera.
2. Como forma de ampliar actividades mercantiles, articulando el sistema de
manera vertical, es decir, desde el gran importador hasta el pequeño distribuidor
36 Esta característica ha sido resaltada por quienes se han ocupado de la historia regional.
Roger Brew señala incluso que muchas asociaciones de carácter económico empezaban
o terminaban con el matrimonio. Roger Brew, E! desarroüo económico de Antioquia desde
la Independencia hasta ¡920, Bogotá, Publicaciones del Banco de la República, Archivo
de la Economía Nacional, 1977, pp. 87-90.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 1 9
local, y de manera horizontal para el control de los mercados del oro y de los
abastecimientos internos.
3. Como mecanismo articulador de actividades como la minería, la agricul-
tura, la construcción de caminos y la administración provincial con un objetivo
final: el control y la monopolización de recursos para lograr ventajas compara-
tivas frente a los competidores intra y extrarregionales. Estas articulaciones
multidireccionales que son características de las sociedades modernas, y que
acompañan el ejercicio capitalista, se viven en la Antioquia borbónica de otra
manera, por la vía parental: las asociaciones de mercaderes empiezan o termi-
nan con la constitución de familias a través de la alianza de sus miembros
(véanse anexos 5.1 y 5 . 2 ) . 3 7
Este dispositivo de poder económico, constituido por lazos parentales de
consanguinidad y afinidad, actúa sobre relaciones de carácter primario, asegurando
la permanencia de estas asociaciones mediante solidaridades que operan en el
espacio de la afectividad, el sentido de pertenencia y la diferenciación; son
precisamente estos elementos extraeconómicos los que garantizan la reproducción
y el mantenimiento de las asociaciones de negocios y no al contrario. La gran
diferencia con las sociedades anónimas modernas no está en el objetivo final, el
cual es idéntico en ambas formas de asociación, sino en el carácter de los elementos
reproductivos y de los mecanismos de mantenimiento y perpetuación; así, mientras
que en la típica sociedad anónima lo que la mantiene cohesionada, o la conduce
a la disolución para una recomposición, son criterios esencialmente inscritos en el
ámbito de la rentabilidad y la ganancia, las formas primigenias de asociación
económica, por su parte, se reproducen y se sostienen gracias a la permanencia de
los lazos parentales que articulan los agentes económicos.
Estos lazos de solidaridad muchas veces están en contravía de una racionali-
dad estrictamente económica, como podría ser la carencia de especialización y la
tendencia muy generalizada a la multilateralidad de intereses económicos o la 38
inversión en actividades que aparentemente no presentan mucho atractivo; pero
vistas en el ámbito de la totalidad social y del requerimiento de elementos
reproductivos extraeconómicos, se entiende que existe una racionalidad diferente
y que esta estructura social construida sobre lo parental es en esencia la forma más
adecuada para propiciar la puesta en común de varias fortunas en el contexto
institucional de la sociedad colonial.
37 Uno de los aspectos que ha llamado la atención de los investigadores sobre
Antioquia es la temprana constitución de sociedades de negocios para desarrollar
actividades costosas; sociedades éstas sancionadas y legitimadas por el orden paren-
tal. lbíd., pp. 107-112.
38 Ann Twinam, "Comercio y comerciantes", Medellín, Fundación Antioqueña para los
Estudios Sociales FAES (ed). Y Memoria del Simposio Los estudios regionales en
Colombia: el caso de Antioquia, Medellín, Fondo Rotatorio de Publicaciones FAES,
1982, pp. 115-137.
2 2 0 / Las raices del poder regional: el caso anáoqueno
Esas solidaridades nacidas de lo parental cumplen con una función fundamen-
tal: el control de unos socios sobre otros, pues para esa época no existe ningún
código legal que defina el funcionamiento interno de estas sociedades de negocios,
ni es posible establecer un mecanismo fiscalizado: de la actividad económica. Por
esto, el lazo parental es lo único que puede garantizar el cumplimiento de los
compromisos adquiridos, el pago de las deudas contraidas y el manejo honrado del
dinero acumulado para comprar en el exterior o para explotar una mina en un lugar
inhóspito.
Las solidaridades en mención también permiten el desarrollo de activi-
dades mercantiles que de manera individual serían imposibles de realizar;
además, cohesionan los agentes económicos que desarrollan una misma activi-
dad o actividades complementarias pero enfrentadas por la apropiación de los
excedentes económicos.
De esta manera, las preocupaciones económicas individuales diferentes, y en
ocasiones antagónicas, tienen como elemento cohesionador la estructura parental;
allí se logra aunar intereses divergentes y actuar de consuno para disminuir los
costos y maximizar las ganancias de todos sus miembros.
No es extraño encontrar en un mismo tronco parental alianzas —en el
doble sentido del término: parental y económica— de grandes mineros con
comerciantes y de mercaderes de larga distancia con distribuidores locales;
tampoco es raro que el dueño de una cuadrilla de esclavos para la explotación
de una mina tenga intereses directos, o mediados por el parentesco, con un
gran productor de maíz o de panela (véase anexo 5.2).
Estas solidaridades parentales funcionan también en el ámbito político tanto
en la Independencia como después en la República. Así, los grandes troncos
parentales están divididos por posiciones políticas divergentes —republicanos y
realistas primero, conservadores y liberales después—; pero los lazos parentales
mantienen los miembros cohesionados estructurándose así un mecanismo eficiente
de autoprotección, salvando esa unidad familiar ampliada de los ataques de los
adversarios políticos de tumo y de la exclusión de los controles institucionales del
poder impuestos por el partido triunfante al vencido.
Los lazos parentales entre los miembros, tanto de la élite tradicional como de
aquellos agentes emergentes que rompen con los conceptos formales de legitimidad
y etnia, posibilitan la expansión de la economía provincial y logran conformar para
el periodo preindependiente un grupo compacto y todopoderoso que asume de la
manera menos traumática posible, las transformaciones sociales de la época.
La estrategia del blanqueado
En Antioquia, contrario a lo que acontece en otros lugares del virreinato, no
podemos establecer una relación unívoca entre poder y riqueza; ni siquiera entre
etnia blanca y riqueza, dado el carácter del desarrollo provincial.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 2 1
Si bien las castas poderosas controlan la tierra y los recursos materiales, el
carácter de la minería invasora y la actividad del rescatante propiciada por la
primera, permiten que grupos de mulatos y mestizos o criollos sin vínculos con los
grupos parentales dominantes, puedan acumular riqueza, acceder a las fuentes
crediticias de la época, ampliar sus actividades y lograr en pocos años, si la suerte
los acompaña, reunir fortunas importantes.
El rescate y la minería invasora son quizá las vías más expeditas para la
adquisición de fortunas entre los mulatos y mestizos, pero muchas veces estos
capitales acumulados en el comercio se destinan a la compra, el denuncio y la
explotación de minas; es decir, legalizan su oficio y hacen el tránsito de la rrüriería
invasora a una actividad legal amparada por un título y por el pago de los impuestos
correspondientes a la Corona; además, acceden a la compra de esclavos, a la
39
inversión en tierras y al crédito.
Son muchos los casos de personas de origen étnico diferente que logran
incrustarse en la élite de la preindependencia, por ejemplo: el mestizo Mateo
Molina, don Antonio Muñoz y Francisco González en el Valle de Aburra.
En los censos del siglo XVIII, donde aparecen no sólo la adscripción étnica
sino también las propiedades de los agentes sociales, se puede ilustrar el fenómeno
anterior. Entre los indígenas existen casos de acumulación de riqueza y propiedad
individual; en Buriticá los indios Juan Valentín Manco y Félix Usuga poseen y
explotan minas en la quebrada el Remanso de Buriticá, y Juan Silvestre Guingue,
indígena de Sopetrán, tiene una floreciente propiedad agrícola; pero estos casos no
alcanzan a constituir lo general. 40
En Santa Fe de Antioquia se presentan casos como los de la familia Sarrazola
—Francisco, Fermín y Manuel—, mulatos, rescatantes y compradores de esclavos
(véase anexo 5.2). Manuel aparece entre los más grandes comerciantes de Santa
Fe de Antioquia entre 1804 y 1807; 41
Francisco su hermano, tiene veintisiete
esclavos para explotar minas de su propiedad en Occidente, posee además
42
propiedades medianas en Anzá. Los hermanos Valenzuela —Julián y Antonio—
se dedican al rescate, son propietarios medianos en Santa Fe de Antioquia. "Sus
ingresos debieron ser altos, pues les permitieron hacer préstamos voluntarios a la
Corona española para la guerra contra Napoleón". 4
39 Lucelly.Villegas, Minería y trabajo independiente en Antioquia. Los mazamorreros ¡770-1820,
Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de
Historia, tesis de grado, 1984.
40 Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia... pp. 103-150.
41 Alvaro Casas, El Cornercio de ¡as ciudades... p. 94-
42 Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia... pp. 84, 329-441.
43 lbíd., pp. 84-103. José de Valenzuela, uno de los miembros de esta familia, obtiene una
cédula de blanqueado cuyo contenido es ilustrativo de este proceso en Antioquia: "Su
color blanco, sus modales, educación y buenas costumbres al que debe el trato y atención
de las gentes del primer orden de aquella ciudad, pudiera muy bien quitarle este borrón
2 2 2 / Los raices del poder regional: el caso araioqueño
En el Valle de Aburra el fenómeno es más generalizado, además de los casos
de don Gabriel Ignacio y don Antonio Muñoz encontramos otros bien significa-
tivos; el mestizo Juan Hernández Zapata es propietario de una hacienda en
Copacabana, cuenta con veintisiete esclavos y su fortuna proviene de la arriería;
Juan Ignacio Osomo, mestizo, tiene tierras en el Valle de Aburra, que explota con
dieciocho esclavos y cinco libres; Dionicio Pariño, pardo libre, posee una pequeña
propiedad en el Valle de Aburra, explota una mina en Piedras Blancas y aparece
también como mazamorrero; Antonio Agudelo, mestizo de Itagüí, posee una
propiedad agrícola, quince esclavos y varios derechos en diversas minas; María de
la Cruz Vitoria, morena liberta, posee una estancia y una mina en San Antonio,
44
diez esclavos y dos agregados.
En el oriente encontramos los casos de varios rescatantes que logran comprar
tierras, esclavos y minas: Esteban Jaramillo, mulato, de la Mosca y rescatante en
Guarne, adquiere una estancia de panela y tierras donde cultiva maíz y fríjol; y
Valentín Álzate, mulato, y dueño de una mina de oro corrido en Guarne y de una
45
estancia de panela, maíz, ganado y muías.
En consecuencia, las castas de la tierra no están segregadas de las posibilidades
económicas, como sí ocurre en otros lugares de la Nueva Granada, donde mulato,
mestizo, negro o indio son sinónimos de pobreza y blanco de riqueza. Podemos
pensar entonces en una subversión del sistema de castas ocasionado en el espacio
de la actividad privada, lo cual se expresa en la pérdida temprana del estatus público
4
de los agentes sociales ^ se configura una forma de sociedad civil prematura donde
los criterios raciales dejan de ser datos objetivos y reconocibles, pues lo que prima
es una amplia capa de mestizos y mulatos que ya no caben en las clasificaciones
rígidas sobre las cuales actuaba la dominación española; tampoco es posible
que le aflige en extremo, suplicando que en remuneración de los servicios que tiene
hechos, en la prontitud y generosidad con que ha contribuido en los donativos ejecutados
por los vecinos de aquella provincia en las urgencias de las dos guerras últimas y ser
también uno de los contribuyentes nada despreciables, pues pasan los intereses que da
anualmente con su giro a un Real Hacienda de quinientos pesos de plata al año, me
digne dispensarle la calidad de pardo, sólo para que no se tenga por tal.
44 № . . pp. 258-264.
45 ífcíri., pp. 189-193.
46 Las sociedades precapitalistas son corporativizadas, por tanto, el status de los agentes es
público; el carácter de indio de resguardo, mita o encomienda o de esclavo de hacienda
o mina no está dado, como en las sociedades capitalistas, por el tipo de vinculo del agente
en cuestión con el proceso productivo propiamente dicho, sino que responde a un orden
de castas que refleja la desigualdad natural de los agentes y define su lugar en la
producción.
Los sistemas corporativizados o de castas, se sustentan pues en las "desigualdades
naturales" de los agentes y por consiguiente en su estatuto público; la legislación
consuetudinaria consagra esa desigualdad sobre la base de la diferenciación de funciones,
derechos y prerrogativas.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 2 3
mantenerlas con el recurso administrativo según el cual se piensa que indio,
independientemente de que pudiera ser mestizo o de otra adscripción racial, es
todo aquel que habite en resguardos y pueblos de indios y que paga tributo, y que
negro es el esclavo de mina o hacienda, pues los pueblos de indios dejan de serlo
desde muy temprano, y muchos blancos, incluso españoles, se asientan en estas
localidades pese a estar estrictamente prohibido por la legislación, es imposible
entonces catalogarlos como pueblos de indios. Lo mismo ocurre con los negros
libertos y los mulatos que llegan a ser trabajadores independientes, pues tienen
propiedad y sostienen relaciones de negocios con una capa social muy grande; es
decir, pierden su estatus público y se inscriben en esa naciente sociedad civil como
agentes independientes, como vecinos de las poblaciones y como vasallos del rey.
Esta subversión del sistema de castas se nota incluso en los documentos
oficiales, en los cuales se refleja la dificultad manifiesta en los censos para clasificar
los agentes en las castas tradicionales. En estos documentos empiezan a aparecer
categorías sui géneris, como el criollo, el liberto y el moreno. Al final del siglo XVIII
éstas quedan abolidas y se empieza a hablar de almas, apelando a un término
abstracto e inaprehensible, pero que en la práctica constituye un concepto unifi-
cador mediante el cual se está nombrando un hecho social real para el que no existe
denominación oficial ni es posible pensarse en el anterior contexto social, pues se
estaría violentando una estructura de poder vigente. Entonces se recurre a una
mistificación, el alma, como lo único que los unifica y los hace iguales ante los ojos
de Dios, mas no ante la mirada de los poderosos. 47
Esta particularidad del sistema de castas en Antioquia es la que ha confundido
a muchos analistas, quienes ven en este proceso un fenómeno democrático, la cual
es sólo aparente y parcialmente cierto; en el espacio económico, las vías del
enriquecimiento son mucho más flexibles en esta provincia que en el resto de la
Nueva Granada, pues permiten una mayor distribución de la riqueza entre una
48
capa social más amplia; así, un grupo considerable de mestizos y mulatos llegan
a poseer fortunas similares a las de los blancos españoles y criollos; aunque estos
últimos controlan rigurosamente el acceso a los dispositivos del poder, como los
FJ derecho español en América y lo que se ha llamado derecho indiano, consagran ese sistema
de castas diferenciando la condición jurídica de los españoles y criollos de las otras etnias
—negra e india— y establece condiciones diferenciales para los indios y para los esclavos;
asignándoles a las etnias y a las mezclas de éstas un estatuto público que antecede, y muchas
veces desborda, la función de estos agentes en la producción. José María Ots Capdequí,
Historiadelderechoespañolen América... pp. 42-47 y 205-214. Véase además: Nicos Poulantzas,
Hegemonía y dominación en d Escodo moderno, Buenos Aires, Cuadernos de Pasado y Presente,
1979,pp.57ss.
47 Archivo Histórico de Antioquia, Censos, t. 343, doc. 6.538.
48 Generalmente se asume que el desarrollo mercantil es el dinamizador del proceso que
venimos describiendo, mas el comercio por sí mismo no es suficiente para flexibilizar las
vías del enriquecimiento; se trata más bien de varios procesos nucleados en la actividad
2 2 4 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueno
cabildos, y establecen restricciones muy rígidas para el acceso de los ricos de otra
adscripción étnica a los grupos parentales dominantes; estos son, quizá, los únicos
espacios controlados exclusivamente por los grupos dominantes, lo cual tiene
efectos en la constitución de las élites. Por eso, la riqueza no es sinónimo de poder,
y es explicable también que una estructura relativamente flexible en el espacio de
lo económico, tenga lugares de cierre para su acceso, y éstos están constituidos por
la estructura parental dominante y los cabildos.
En los cabildos el compoitamiento verticalista y oligárquico de las élites
dominantes antioqueñas aparece en todo su esplendor, lo cual lleva a cuestionar
la democracia en Antioquia. Esta sociedad es tan escindida y diferenciada como
cualquiera otra del antiguo virreinato; los conceptos tradicionales de blancura y
nobleza cumplen idéntico papel de exclusión, además el poder pensado como la
capacidad de control y dominación de unos recursos dados y la apropiación privada
de los beneficios sociales está en manos de un grupo muy restringido que se
reproduce por la vía matriarcal, desde la colonia temprana hasta bien entrado el
siglo XX.
La estructura parental de la élite y los cabildos constituyen pues las
barreras restrictivas y los lugares de exclusión para la preservación del poder
en Antioquia; estos lugares cobran una importancia mayor aún en una sociedad
donde los paradigmas típicos del mundo colonial se han descompuesto en forma
acelerada y las vías del enriquecimiento no son monopolizadas por la nobleza
de cuna y la pureza de sangre. Es decir, la preservación del poder de la élite y
su diferenciación social del común, tiene como reducto la armazón parental y
el acceso a los cabildos; éstos son los últimos círculos que conserva exclusi-
vamente para sí la élite dominante en Antioquia, pero el acceso a los cabildos
está mediado también por la estructura parental; de allí la importancia de esta
relación social y su función como dispositivo de poder. •
Cabildos, parentelas y localismo
Los cabildos constituyen durante toda la vida colonial lugares de control político
con clara incidencia en la vida económica de las localidades.
Si bien las funciones de los cabildos son muy complejas y varían con el tiempo
49
y los lugares, se desempeñan preferiblemente en dos grandes campos: en la
jurisdicción civil y en la penal o criminal.
de extracción y'circulación del oro en polvo, tales como La minería invasora, la
posibilidad de los esclavos de trabajar para sí algunos días al mes, la generación de la
actividad del rescate, la amplia circulación del oro en polvo y el carácter mismo de este
producto como moneda y como producto exportable.
49 Ots Capdequí señala tres etapas en la vida de los cabildos: la etapa insular, iniciada a
partir del descubrimiento, muy similar al régimen municipal de las viejas ciudades
castellanas, cuya función es hacer frente tanto a los privilegios exhorbitantes de la nueva
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 2 5
En el espacio de lo civil se ocupan de controlar los abastos de las ciudades
y de establecer los precios de las mercancías que se expenden en la localidad,
cargo ejercido por los regidores y que consiste tanto en "poner precios a las
cosas de comer y beber teniendo respeto a lo que les cuesta a los mercaderes y
50
dándoles alguna ganancia moderada"; como en intervenir en las obras públi-
cas de la ciudad, en la dotación de servicios comunales y también en la
distribución y control de tierras públicas y ejidales. Aunque no tengan la
facultad de otorgar mercedes de tierra, en la recopilación de 1680 se les otorga
la posibilidad de intervenir en los repartimientos. Además, tienen la autori-
zación para recibir estas mercedes para el ramo de propios —o fuentes rentísti-
cas de los cabildos— e intervenir en los remates de tierras realengas y en las
formaciones colectivas, y de poner a censo las tierras ejidales. 51
Ots Capdequí describe así el proceso de composición de tierras:
En estos casos el cabildo como persona jurídica, acudía a los remates de baldíos
enclavados en su término municipal como único postor, se hada en favor suyo la
adjudicación correspondiente y luego el propio cabildo transfería a los vecinos que
las solicitaban las unidades de tierras pedidas, cobrando de los nuevos adjudica-
tarios las cantidades correspondientes, según resultaba de la derrama [sic] al
efecto establecida y cuando se trataba de composiciones colectivas, pagaba el
cabildo al juez de realengos la suma global estipulada, expidiendo este juez en
favor del cabildo el título colectivo de propiedad de las tierras en cuestión;
posteriormente, cobraba el cabildo de los particulares interesados que se quisieran
acoger a la composición por las tierras que indebidamente estaban poseyendo y
cultivando el precio proporcionado; otorgándoles el correspondiente título en
estos casos rranslarivo de dominio. 52
nobleza, integrada por los descendientes de los primeros descubridores como a los abusos
de poder de la burocracia colonial. La etapa continental, donde se adjudican los oficios
concejiles en pública subasta como perpetuos o renunciables, con lo cual los cabildos
municipales caen en manos de los peninsulares y criollos ricos, quienes están "más
interesados en la satisfacción de su vanidad o en la obtención de algún beneficio
compensatorio del precio pagado, que, en La defensa de los intereses de La colectividad
ciudadana a la cual seguían representando de derecho pero no de hecho". La tercera
etapa, corresponde a las reformas municipales propuestas por Carlos III, cuando se crea
el cargo, de Síndico personero al cual se le confia la misión de defender la comunidad
ciudadana frente al ayuntamiento. José María Ots Capdequí, Historia del derecho
español... pp. 143-145.
También se presenta cambio de funciones dentro de los cabildos, como se deduce de las
ordenanzas de Mon y Velarde referidas al de la ciudad de Antioquia. Emilio Robledo,
Bosquejo biográfico del señor oidor don Juan Antonio Mon j Velarde visitador de Antioquia
1875-1788, Bogotá, Publicaciones Banco de la República, 1954, vol. 2, pp. 78-123.
50 José María Ots Capdequí, Hutoria del derecho español... p. 148.
51 Ibtí., p. 144.
52 №.. p. 141

2 2 6 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueño
Es decir, mediante su jurisdicción civil, los cabildos controlan elementos
claves de los procesos productivos en las villas y ciudades; tienen injerencia en la
actividad mercantil, en la distribución de la tierra y en la construcción de caminos;
ademas, pueden establecer gravámenes para el ramo de propios, con lo cual,
evidentemente, favorecen o gravan actividades productivas de los competidores;
por lo penal, en el ramo de policía, pueden controlar, vigilar y castigar, es decir,
ejercer la función represiva que siempre ha sido condición del ejercicio del poder.
Por consiguiente, ser integrante del cabildo es muy importante para los
miembros de la élite, pues este organismo constituye otro lugar privilegiado para el
control del poder tradicional. Tener presencia en el cabildo directamente o
mediante un pariente cercano, le permite a los agentes de la élite tradicional
disponer de ventajas comparativas frente a otros, ricos también, pero excluidos del
círculo dominante por razones de raza o ilegitimidad parental.
La injerencia del cabildo en la distribución de tierras es fundamental en
53
Antioquia; según la investigadora Beatriz Patino, el mecanismo privilegiado para
la adquisición de tierras en la provincia es la composición, la cual es controlada
exclusivamente por los cabildos como queda expresado atrás.
Las tierras aledañas a Santa Fe de Antioquia son compuestas por el Cabildo de
esa ciudad por el valor de 150 pesos oro, esto sucede casi un siglo después de fundada
la ciudad, cuando se inicia el poblamiento de Medellín. Este valor tan reducido se
explica por la crisis económica que vive Santa Fe de Antioquia y por los efectos sobre
54
el desarrollo de ésta desprendidos de la fundación de Medellín. Las tierras de Medellín
55
también son compuestas por su Cabildo en 300 pesos oro. Pero es quizá en Rionegro
donde ese proceso de composición de tierras está más permeado por los intereses
privados de los cabildantes; después de un largo pleito con Santa Fe de Antioquia que
reclama como ejidos suyos las tierras del Valle de San Nicolás de Rionegro, las tierras
son compuestas por el cabildo de esta última Villa, y las mejores propiedades tenninan
en manos de los cabildantes Miguel Gutiérrez de Lara, José Rivilla, Cristóbal Echeveny,
José Ruiz Arango, José Antonio Pérez y Francisco Campuzano.
En los archivos de esa época se encuentran consignadas gran cantidad de
denuncias y pleitos ocasionados por el favoritismo de regidores y alcaldes de los
cabildos y por la utilización de la autoridad que detentan para satisfacer sus intereses
53 Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia... p. 3.
54 ¡bíd., p. 3.
55 Ibtd., p. 181.
56 Ibíd., pp. 7 y 17. La legislación de indias determina que las tierras ejidales deben ser
adyacentes al poblado y para la utilización comunitaria. "Queda por tanto patente que
en toda población, ciudad, villa o lugar [...] habían de existir dentro de su término
municipal tierras comunales destinadas a ejidos, otras que se destinaban a dehesa boyal
y concejil y otras sin una destinación previa o precisa pasaban a integrar el ramo de
propios [...] los ejidos estaban situados en las afueras de la población". José María Ots
Capdequí. Historia del derecho español en América... p. 240.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 2 7
personales o los de sus familiares inmediatos. Por ejemplo, en un sonado pleito
entablado en 1762 pot don Esteban Arango y don Felipe Villegas, por los terrenos
ubicados entre el río Buey y el río Arma, los cuales el primero alegaba como suyos,
se acusa formalmente a Felipe Villegas de valerse de los servicios de sus cuñados
don Juan Prudencio de Marulanda y don Juan Martín Bemal, quienes ejercen
funciones en el cabildo de Arma, para prestar testimonios a favor de él.
En Medellín, pequeños propietarios mulatos y mestizos denuncian ante el
gobernador Ayala en 1808 que grandes propietarios blancos los están expropiando
y acusan directamente a los regidores del cabildo de Medellín, don Joaquín Tirado
57
y don Antonio Uribe. Son muy comunes los casos de interferencia de los
cabildantes en la apropiación de ejidos por parte de terratenientes, desplazando
pobladores mestizos y pequeños campesinos independientes; también es frecuente
la interposición de los buenos oficios de estos señores para apropiarse de las tierras
de los resguardos y el traslado de los indígenas a otros lugares cuando existe interés
58 j
en el control de las minas como en el caso de El Peñol o de San Antonio de
Pereira, donde las mejores tierras quedan en manos de grandes propietarios de
Rionegro como don Ignacio Mejía Gutiérrez —protector de indígenas—, don
59
Nicolás Mejía Montoya y don José Antonio Botero.
El favoritismo de los cabildos no se ejerce únicamente en lo relacionado con
la apropiación de la tierra; también en el tráfico comercial se presenta el juego de
las influencias para conseguir exenciones en el pago de derechos de importación o
de alcabalas. 60
Es tan evidente este ejercicio personalista del poder público en Antioquia,
que el gobernador Silvestre lo percibe y lo denuncia ante las autoridades virreinales
y metropolitanas; Silvestre dice:
Nada he encontrado a mi entender más lamentable que la administración de
justicia. Los alcaldes ordinarios son de los más acomodados y principales vecinos
por lo regular. Estos parientes y con distintas conexiones y por lo mismo a la justicia
la dirige el respeto, el sentimiento privado o el parentesco y no la recta imparciali-
dad. Sólo en el miserable a quien faltan valedores cuando contienden con otro
61
igual, se ejercita esta virtud.
Don Juan Antonio Mon y Velarde se queja también del favoritismo de los
cabildos por un enfrentamiento que tiene con el de Medellín a raíz de algunas
providencias que afectan intereses personales de algunos miembros de la élite,
quienes lo acusan ante las altas autoridades del virreinato; dice así el visitador:
57 Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Anuojuio... p. 275.
58 íbfii., p. 212.
59 Ibü.,pp. 202-216.
60 Alvaro Casas Orrego, El comercio de las ciudades... p. 113.
61 Archivo Historial de Manizales, Manizales, Imprenta Departamental, julio de 1919,
p. 593.
2 2 8 / Los raíces del poder regional: el caso anáoqueno
[...] Me quejo del modo como se ejecuta, pues tengo presente la Cédula que cita
el señor Solórzano de 5 de septiembre de 1620, del ruidoso aparato de la elección
de persona en un sujeto privado, vecino de Medellín, de donde es natural y oriundo
Piedrahíta donde su hermano es Alcalde ordinario de segundo voto y el de primero
su primo hermano. Pues si la razón de paisanaje puede en sentir de algunos ser causa
para recusación de un Ministro tozudo, cuanto más lo será un vecino privado que
verosímilmente será pariente del mismo acusador o pariente de parientes como lo
son todos en Medellín dándose tratamiento de primos. 62
Las condiciones explicitadas en la Legislación de Indias para ser miembro de
los cabildos no parecen ser muy rígidas; O t s Capdequí, citando a Juan Solórzano,
señala que los integrantes deben ser:
Vecinos con casa poblada; que fueran preferidos los descendientes de descubri-
dores y pacificadores para desempeñar las primeras varas llamadas de primer voto
y además personas honradas, hábiles y suficientes y habían de saber leer y
63
escribir.
Están incapacitados para ejercer cargos en el cabildo "los oficiales reales, los
deudores de la hacienda real y quienes desempeñan oficios viles o posean tiendas
de mercaderías donde ejerzan y midan actualmente por sus personas, pues esto
regularmente suele ser prohibido y removido de los oficios públicos como lo
64
enseñan algunas leyes".
65
No se excluye explícitamente a los mulatos, mestizos o hijos ilegítimos; no
obstante, estos criterios funcionaron en Antioquia para impedir la llegada a los
62 Emilio Robledo, bosquejo biográfico... vol. 2, p. 35.
63 José María Ots Capdequí, Historia del derecho español en América... p. 146. La reglamen-
tación del visitador Mon y Velarde no se aleja de los parámetros establecidos en las reales
cédulas aquí citadas; dice al respecto:
[...] debiendo acreditar ser vecinos más de cinco años, personas de distinción notoria,
no haber sido procesados o castigados por la justicia por su mala conducta, ser
mayores de diez y ocho años y tener fondos suficientes para mantenerse'con la
decencia que pide lo honorífico de su empleo, pues faltando alguna de estas circuns-
tancias, no debe ser admitido. [...] serán siempre atendidos y preferidos los hijos de
descendientes de los que hayan servido a la República en empleos honoríficos o hayan
hecho particulares servicios, los que también se tendrán presentes para las elecciones,
pues siempre que semejantes sujetos se hallen adornados de la instrucción, idoneidad
y capacidad suficiente, es muy justo que se les atienda posponiendo toda pasión o
capricho, pues de este modo serán las elecciones aceptadas al público. Emilio
Robledo, Bosquejo biográfico...vol. 2, p. 146.
64 José María Ots Capdequí, Historia del derecho español en America... p. 146.
65 En la reglamentación general que hemos citado no existe ninguna alusión a la ilegitimi-
dad como obstáculo para el ejercicio de cabildante, mas en las ordenanzas del señor
Mon y Velarde en lo referente a alcaldes ordinarios se señala, entre otros requisitos, que
éstos deben acreditar "buena conducta y honrado nacimiento". Emilio Robledo, Bos-
quejo biográfico, vol. 2, p. 83.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Anáoquia / 229
cabildos de todos aquellos que no pertenecían a los viejos troncos parentales; lo
que sí estuvo totalmente prohibido, fue el ejercicio paralelo de comerciante al por
menor y la función de cabildante; pero en Antioquia no tuvo ninguna aplicabilidad,
66
por el contrario, los tratantes controlaron esta institución durante muchos a ñ o s .
El criterio de preferencia por los descendientes de los primeros pobladores es
un recurso muy utilizado para acceder a los cargos de los cabildos, c o m o se deduce
de las actas de fundación de la Villa de Medellín y, en cierta forma, refuerza la
vigencia y la importancia de la estructura parental c o m o mecanismo de control del
poder; pero también es la puerta por donde ingresan las élites alternas segregadas
de estos espacios por muchos años.
En efecto, examinando las actas del Cabildo de Medellín desde su fundación,
se puede percibir que el principal criterio para designar alcaldes ordinarios o
procuradores es la demostración de su relación parental c o n los primeros
pobladores de la provincia y, para el caso de Medellín, que está en proceso de
fundación, se consideran las relaciones de la familia c o n fundadores de una
población anterior. Esa descendencia se comprueba mediante la filiación legítima,
de allí que la ilegitimidad queda al margen de cualquier parentesco, el cual se
instituye, por tanto, sobre la base de las uniones legales; un lazo de sangre o incluso
un reconocimiento formal, no tienen valor alguno para aducir la pertenencia a un
tronco parental fundador, por esto, aunque la legislación no lo explícita, los hijos
ilegítimos quedan totalmente al margen.
Esta relación por filiación legítima c o n un tronco parental fundador es una
exigencia indispensable para los criollos pero no para los españoles, quienes pueden
llenar este requisito c o n las relaciones de filiación de su esposa; por consiguiente,
la alianza constituye la forma de salvar la aparente desventaja en la que se
encuentran los españoles recién llegados para ejercer cargos en los cabildos.
La riqueza no es pues la única prerrogativa que busca un español recién
llegado p a r a casarse c o n una criolla; el matrimonio constituye una condición
de acceso a los mecanismos institucionales del poder local, más importante aún
en las provincias alejadas donde la administración central tiene una presencia
más formal que real.
A manera de ejemplo, citamos a continuación dos documentos en los cuales
se solicitan sendos nombramientos para el Cabildo de Medellín; el primero, se
refiere a un criollo cuya ascendencia tiene más de una generación en la provincia;
el segundo.'lo solicita un español recién llegado.
El primer documento alude al capellán Marcos de Rivera Guzmán nombrado
como alcalde provincial, en su parte resolutiva dice así:
Marcos Rivera Guzmán a quien di título de alcalde provincial es de las personas
más beneméritas de esta provincia, descendiente de los conquistadores de la
66 Ann Twinam, Mineros, comerciantes y labradores... p. 185-192.
2 3 0 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueño
ciudad de Cáceres, de las principales y nobles familias de ellos en que ocuparon
los oficios mis honoríficos de la República y porque ha continuado los méritos de
sus antepasados ocupándose en nuevos descubrimientos de minas, en dicha
ciudad y en la de Antioquia, en aumento de nuestro real haber,
El haber obtenido diversas veces en otras ciudades los oficios de alcalde ordinario,
teniente de gobernador, justicia mayor y a cerca [sic] de todos mostrándose muy
severo al servicio de Dios y de nuestra majestad (...) es digno que vuestra majestad
le honre perpetuándole en el dicho oficio y confirmándole en él [...] (firmado
6|
Miguel de Aguinaga Medellín junio 25 de 1 6 7 6 ) .
Se puede observar claramente en este texto el énfasis para demostrar que su
ancestro proviene de los primeros pobladores de Cáceres; los cargos que éstos
ejercieron en otras poblaciones y los servicios del capellán a la Corona, más como
minero que como pastor de almas.
El segundo documento se refiere a don Bartolomé de Aguiar, español recién
llegado, a quien se nombra como depositario general del Cabildo, insistiendo en
los mismos parámetros del anterior; pero ante la falta de ascendientes entre los
primeros pobladores, se aducen los de la familia de su esposa; el texto dice lo
siguiente:
[...] Bartolomé Aguiar para depositario general por haber hallado en él las calidades y
suficiencia que requieren los que han de ejercitar tales oficios; de haber obtenido en la
ciudad de Antioquia el oficio de alcalde y otros cargos que la República da y estar casado
con una de las familias principales de pobladores de este Valle y haberse mostrado en
la nueva fundación muy fomentador de la obra de la Santa Iglesia [...] que V.M. le honre
perpetuándole y confirmándole en el dicho oficio [...] (firmado Miguel de Aguinaga,
junio25del676) 68
Lo que capacita a don Bartolomé de Aguiar para ocupar un cargo en el Cabildo
es su alianza "con una vieja familia de pobladores del Valle de Aburra", no es pues
su esposa en sentido estricto sino la estirpe de todo un tronco parental.
Así, lo que se demuestra cuando se aduce la descendencia de' los primeros
pobladores, no es un título de nobleza o de pureza de sangre o blancura —el cual,
dadas las características del poblamiento, sólo es un criterio imaginario— 69
sino
r
más bien la sanción de un derecho ganado por una vieja tradición de poder
67 Manuel Monsalve, Libro de actas del muy ilustre Cabildo de la Vúia de Medellín, Medellín,
Imprenta Oficial, 1937,1.1, p. 112.
68 IW.,p. 113.
69 Estos certificados de nobleza generalmente son otorgados por el Cabildo a partir de las
informaciones concedidas por otros miembros de la élite. A modo de ejemplificación,
copiamos el memorial de don Juan Uribe solicitando información de nobleza a favor de
sus ascendientes en el cabildo de Medellín en 1722.
"Yo, don Juan de Uribe, vecino de esta villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín,
en nombre de mis hermanos Martín y Vicente de Uribe, ante ustedes parezco: la solemnidad
del dicho cabildo haciendo presente un testimonio de información en el cual conste la limpieza
de sangre de Martín de Uribe mi legítimo padre porque a mi derecho conviene sea de recibir
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 3 1
provincial; se trata entonces de un asunto de control y dominación política por
parte de un pequeño grupo que defiende su exclusividad con el argumento de la
pureza de sangre. Por eso, en Antioquia, la diferencia entre un mulato y un blanco,
no la determina la distinción étnica o fenotípica sino el tiempo que el agente en
cuestión pueda demostrar acerca de su ascendencia, es decir, si se remonta o no a
los primeros pobladores de alguna villa o ciudad.
Es entonces este tipo de discriminación la que cierra el círculo de la élite
dominante en Antioquia, de la cual la estructura parental es la clave de entrada.
Sin embargo, aunque parezca paradójico, tal proceso también constituye la puerta
falsa por la cual ingresan a estos espacios privilegiados del poder y la dominación,
agentes nuevos provenientes de otras etnias y otros grupos económicamente
poderosos pero ayunos de poder político. En consecuencia, el círculo establecido
es muy cerrado, aunque siempre queda la posibilidad de crear otro, comprometién-
dose en una nueva fundación o propiciando el traslado de una antigua villa a otro
lugar.
Es característico del proceso de poblamiento en Antioquia los conflictos entre
el viejo y el nuevo cabildo; se presentan en la fundación de Medellín, la cual es
impulsada por vecinos de Santa Fe de Antioquia —quienes además de ser propie-
tarios de hatos ganaderos y explotaciones agrícolas en el Valle de Aburra, desarro-
llan actividades mineras en el valle de los Osos y adelantan procesos mercantiles
fundamentados en el rescate—; 70
estos nuevos ricos enfrentan a la vieja élite
minera y comercial de Santa Fe y constituyen un poder alterno nucleado en su
71
Cabildo. Idéntica situación ocurre entre Rionegro y Arma viejo, entre Santa Rosa
72 73
y Yarumal y entre Sonsón y Manizales. Estos casos sobrepasan los límites de lo
anecdótico. Lo que queremos resaltar aquí es el lugar privilegiado de los fundadores
de vuestras mercedes que lo suplico de mandar y se copien y se me de traslado, que estoy
puesto [sic] a pagar los derechos y que con el transcurso del tiempo se han perdido, que
pertenecían a doña Ana López de Restrepo mi legítima madre sea de escribir [...] infbnnación
que ofrezco dar con los vecinos principales de esta villa [...] Si conocen a mi, a Martín y
Vicente de Uribe mis hermanos y si saben que somos hijos legítimos del dicho Martín de Uribe
y Ana López de Restrepo [...] que doña Ana López de Restrepo fue hija legítima del capitán
Marco López de Restrepo y de doña Magdalena de la Guerra Pelaez personas notables de los
principales de esta villa y limpia de toda mala raza...
Dan testimonio sobre la blancura de don Juan Uribe: Manuel José de la Espinosa y
Molina, alcalde ordinario, Lucas Javier de Betancur, escribano, Pedro de la Sema Palacio,
el capitán Sebastián Pérez de Moreno." Ibíd., pp. 143-149.
70 Ibíd., t. II, pp. 12-145. Beatriz Patino. Ciases sociales y razas en Antioquia... pp. 224-227.
71 Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 1, pp. 166-175.
72 Ibíd., vol. 2, pp. 10-25.
73 AHA, Fondo de escribanías notariales. Notaría I , 1.1, fols. 140-232 (trascrito por Emilse
a
Quintero y col., estudiantes de la Facultad de Economía de la Universidad de Antioquia
en el curso Historia Económica I). Federico Velásquez, Archivo Historial de Manizales,
Manizales, marzo-abril de 1919, año I, № 8 y 9, pp. 370-377.

2 3 2 / Las ratees del poder regional: el caso anáoqueno
de nuevas poblaciones en el concrol de los cabildos frente a quienes llegan después,
con la característica de que esas prerrogativas se traducen en patrimonio de sus
descendientes, quienes de esta manera se aseguran un lugar en la estructura social
y en el ejercicio del poder político de la localidad.
La fundación de nuevos poblados a lo largo de los siglos XVII y XVIII se
convierte en un proceso legitimador de élites nuevas, enriquecidas pero segregadas
de los círculos restringidos del poder. El proceso colonizador y de fundación de
poblados, acelerado a finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XLX, constituye
una forma sui géneris, no para ampliar la base social del poder, sino para generar
otros tantos círculos nuevos, autónomos y aislados de los más viejos, incluso
enfrentados con ellos por el control provincial. En cada poblado nuevo la ola de
colonización deja instituido un dispositivo local de poder configurado en torno a
los primeros pobladores, quienes controlan para su beneficio los recursos insti-
tucionales.
Sólo poblando un nuevo lugar será posible acceder a las formas institucionales
de la dominación; la vía de la incorporación en los viejos troncos parentales
presenta dificultades, pues éstos son verdaderos bloques monolíticos sin mayores
fisuras. Se necesita entonces crear un círculo nuevo fundando una población,
avanzando la frontera agrícola y expandiéndose en el espacio. Por su parte, los
nuevos dispositivos de poder, aunque excluyentes en lo relacionado con el poder
institucional, deben posibilitar el acceso a los recursos económicos y el asen-
tamiento de nuevos vecinos, pues la capacidad política y el éxito económico de los
fundadores depende del florecimiento de la actividad económica del nuevo
poblado; por esto, para los fundadores es muy importante atraer vecinos, brindarles
facilidades para el asentamiento definitivo, otorgarles prebendas especiales, dotar
al nuevo pueblo de servicios asistenciales y espirituales; construir una iglesia, una
casa de cabildo y una cárcel; otorgarles préstamos y tierras a bajos costos, pues a
mayor importancia del poblado mayor poder del cabildo y mejores condiciones
institucionales para el ejercicio del poder.
El advertimiento de la independencia no cambia mucho la situación, pues los
cabildos continúan como dispositivos privilegiados para el control económico y
social de las localidades; a la vez, estas prácticas se complementan con la legislación
republicana, la cual revive y legaliza las estructuras de origen colonial como las
74
juntas repartidoras, los jueces pobladores, los círculos de notables y otras más.
De las consideraciones anteriores podemos deducir por qué la estructura
parental constituye el principal punto de anudamiento de las relaciones de poder
en la provincia; ellaes la base de los cabildos en tanto dispositivos de poder en los
que convergen relaciones económicas, políticas e ideológicas.
74 Fernando Guillen Martínez, El poder político en Colombia, Bogotá, Punta de Lanza, 1979,
pp. 203-219.
Sf*K> SEDE M E D E L L Í N
FACULTAD DE ArWJrTO.Tl'RA
V, ESCUSA DO. HABITAT. CEHAP
UNIDAD DE DOCUMEMTACIÓM
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 3 3
Los cabildos son una forma institucional del poder ligada a la estructura
parental de la élite, y ésta es la clave de entrada a los primeros, de allí su importancia
y los controles sociales e ideológicos con los cuales se la rodea. A manera de síntesis
podemos señalar los siguientes aspectos:
1. El principio constitutivo de las élites en Antioquia es la alianza o el
matrimonio, con la particularidad de que el poder tradicional se transmite por la
vía matriarcal, atribuyendo a las mujeres de ese grupo dorrünante un papel
fundamental como punto de anudamiento de intereses económicos, político!,
culturales e ideológicos y como elementos de permanencia a través de generaciones
para la perpetuación de los privilegios otorgados a los fundadores.
2. La riqueza y la etnia son elementos reproductivos de la élite, cuya impor-
tancia varía inversamente con el transcurrir del tiempo; así, la articulación entre
alianza, etnia y riqueza permite caracterizar dos procesos básicos de la estructura
parental en la vida social de la provincia: la sociedad de negocios y el blanqueado.
3. Los cabildos y el poder institucional otorgado por la Corona a los coloni-
zadores y fundadores de nuevos poblados, son los lugares de cierre o los mecanismos
de exclusión mediante los cuales se preserva el poder institucional y la relación
parental con la élite tradicional es la clave para entrar a estos espacios.
4. Tanto el proceso de poblamiento como la expansión de la frontera agrícola
son los mecanismos altemos, no para ampliar la base social del poder sino para
gestar nuevas élites, lo cual conduce a la génesis del localismo.
El tejido social: hacia una gran familia
Cuando hablamos de lo parental como un dispositivo de poder provincial y como
la red social sobre la cual se sustenta gran parte del ejercicio del poder en la
Antioquia borbónica y preindependiente, no nos referimos únicamente a su
incidencia en la constitución y consolidación de élites dominantes; sino también
a ese proceso mediante el cual se extienden al conjunto de la sociedad las formas
típicas de relación parental como mecanismo de cohesión y de formación de
consenso, para unificar una sociedad donde el sistema de castas y las formas
corporativas de relación social se descomponen rápidamente y no operan los
paradigmas del mundo colonial. Este proceso se relaciona con la génesis de lo que
aquí hemos llamado el pueblo histórico antioqueño.
Así, lá estructura parental no sólo es el fundamento constitutivo y reproduc-
tivo de la élite dominante, sino también el elemento estructurante del pueblo
histórico antioqueño, pero no de manera inmediata, evidente y constatable em-
píricamente como en el caso de las élites, sino a través de procesos de mediación
como el blanqueado, la sociedad de negocios y el localismo.
Estos tres procesos, sustentados en la estructura parental y por tanto inscritos
en la misma trama social, permiten rastrear aspectos muy relevantes en lo con-
cerniente con la génesis de un nuevo orden social, con la identidad regional, con
2 3 4 / Las raíces del poder regional: el caso anaoqueño
las formas integrativas para el ejercicio del poder y con el ethos socio cultural de
la provincia. Para percibir la incidencia de estos procesos de mediación en la génesis
del pueblo histórico antioqueño es necesario abordar el análisis sobre la descorpo-
75
rativización de la vida social y la subversión del sistema de c a s t a s , pues es
precisamente en ese c o n t e x t o donde se puede evidenciar la función mediadora de
estos tres procesos constitutivos, la ligazón entre ellos y la constitución de una
trama social que vincula mediante lazos típicamente parentales, agentes prove-
nientes tanto de distintas capas sociales y de diversos grupos étnicos c o m o de
76
diferentes actividades e c o n ó m i c a s .
La descorporativización de la vida social
El proceso de descorporativización de la vida social, el cual tiene c o m o contrapar-
tida la formación de una amplia capa de trabajadores libres e independientes, se
desarrolla en Antioquia a partir de la manumisión de esclavos, la descomposición
de los resguardos y pueblos de indios y la combinación — t a n frecuente en las
unidades productivas c o m o minas y haciendas—, de trabajadores libres, mer-
cedarios, agregados y esclavos; estas acciones modifican, más temprano en Antio-
quia que en otros lugares, el sistema de castas y aceleran el mestizaje.
Los sistemas de castas, desde las formaciones tributarias hasta las coloniales,
se fundamentan en el estatuto público de los agentes sociales; éstos tienen señalado
de antemano tanto el lugar en la estructura económico-social c o m o la actividad
para desempeñar en el sistema de producción. Es esto lo que algunos historiadores
llaman la determinación extraeconómica de la producción; 77
aunque este con-
cepto es limitado, pues sólo contempla los aspectos atinentes a la producción de
bienes materiales; mientras que cuando hablamos de castas y del estatuto público
75 Roger Bartra, E¡ poder despótico burgués, México, Ediciones Era, 1978, pp. 17-32.
76 Estos fenómenos se han analizado generalmente a la luz del proceso de mestizaje y de la
instauración de formas asociativas de trabajo durante la colonia —la mita, la en-
comienda, los resguardos—, aquí pensamos el proceso de mestizaje en una dimensión
que trasciende lo racial y el resultado biológico del mismo; por eso en lugar de utilizar el
concepto raza, utilizamos el concepto etnia, que implica todo un orden social y cultural
de prácticas y concepciones ideológicas que confrontadas dan por resultado un pueblo
histórico diferenciado de sus raíces e identificado con la etnia dominante. La formación
de este nuevo producto social, la abordamos desde la perspectiva de la descorporativi-
zación del orden 'colonial y la subversión del sistema de castas del cual el mestizaje es
sólo una de las múltiples dimensiones de ese complejo proceso en el cual se gesta el
pueblo histórico.
77 Según el paradigma marxisca, lo que particulariza el capitalismo es que la producción y
la reproducción ampliada se aseguran en la esfera económica sin necesidad de otra fuerza
externa. Illich Rubin, Ensayos sobre la teoría monista del valor, Buenos Aires, Ediciones
Pasado y presente, 1974, pp. 61-69.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 3 5
de los agentes nos referimos a un proceso relacionado con toda la complejidad de
lo que se ha llamado la vida social.
Las sociedades premodernas en general son corporativizadas y el agente social
no es un individuo aislado, sino que está inscrito en una relación social previamente
definida, legitimada y sacralizada por una divinidad extratemporal, y lo que lo
define es su pertenencia por adscripción o por vinculación extraeconómica forzada,
a alguna entidad social ancestral —tribu o forma jerárquica de organización
poblacional como las mitas, las encomiendas, los resguardos, los pueblos de indios
o unidades productivas fundamentadas en formas de trabajo esclavo o servil—.
Para el caso latinoamericano en general, el sistema de castas combina todas estas
formas corporativas que suponen básicamente el estatuto público de los agentes;
es decir, cuando se da la inscripción de éstos en la red social ya el sistema tiene un
lugar asignado y hay una correspondencia entre su función económica y su posición
frente al organismo estatal que lo nombra y lo piensa c o m o parte integrante de una
unidad o comunidad corporativizada, regida por una legislación explícita.
Su condición de esclavo, de indio de resguardo, de blanco propietario, de
artesano o de miembro del clero no es susceptible de variaciones de acuerdo con
el cambio en las actividades económicas y los lugares que como agentes ocupan en
la producción, tal como ocurre en el capitalismo; sino que se define por su
pertenencia a la corporación, o comunidad, y porque su relación c o n el ente estatal
está mediada por esa corporación; por eso, el estatuto de los agentes es público y
78
la forma social corporativizada. En Antioquia, la generalización de los intercam-
bios — o r o - m e r c a n c í a s — subvierte muy pronto el sistema rígido de castas para dar
paso a la formación de la órbita de lo privado y a las relaciones entre los agentes
que se presentan como poseedores de objetos para intercambiar, mas no c o m o
miembros de una corporación o comunidad.
En cuanto a los términos de ese intercambio no están definidos previamente
por una renta o corvea, ni por una cuota de mita o encomienda c o m o en las
sociedades precapitalistas, sino que se establecen voluntariamente de acuerdo con
las condiciones especiales del lugar, el tiempo y la existencia o inexistencia de otros
competidores; de allí que en esta relación de compra y venta no se permita el
ejercicio de la apropiación violenta, sino más bien la ejecución de un rito ancestral
para convencer, sacar ventaja, aflojar y tirar, por fuera de lo establecido por el
régimen de castas y prescindiendo de éste, en un ámbito esencialmente privado
donde empieza a gestarse la sociedad civil. 79
78 Luis Eduardo Nieto Artera, Economía y cultura...
79 La actividad mercantil de compra y venta y la pequeña producción campesina se
encuentran en formas precapitalistas de producción sin que esto signifique su descom-
posición; lo que ocurre específicamente en Antioquia, y que tiene efectos horadadores
sobre el orden corporativo y de castas, es que esas relaciones mercantiles involucran a
sectores sociales y étnicos que antes estaban excluidos de ellas, como los esclavos,
2 3 6 / Los rafees del poder regional: el caso anáoqueno
En ese momento la estructura administrativa en la provincia comienza a
mostrar rasgos de ineficiencia y se torna inoperante, pues carece de normatividad
para controlar, fiscalizar y dirigir esas nuevas relaciones sociales de hecho. Es ésta
precisamente la percepción que los visitadores administrativos tienen de Antio-
quia; y su primera reacción es identificar las nuevas situaciones como patológicas,
por esto se habla de la pereza, la desidia, el abandono, la crisis fiscal y moral de la
provincia, cuando lo que está en crisis es un orden administrativo que no corres-
80
ponde con una realidad social.
Allí precisamente radican los riesgos para el desarrollo de ese tipo de relaciones
privadas; como no están normatizadas ni son reconocidas por el ente estatal,
entonces quedan libradas a la buena voluntad de los agentes que intervienen en
ellas. Así, cuando un tratante en lienzos bastos, tabaco y aguardiente se interna
con sus muías y su carga en una zona minera no tiene más restricciones adminis-
trativas que las provenientes del régimen fiscal, pero los negocios que realice y su
seguridad personal quedan librados en gran parte a su capacidad, pues en estas
extensas soledades la autoridad brilla por su ausencia y este tipo de comerciante
no dispone de mecanismos institucionales que le garanticen los pagos de sus
productos, los cuales en muchas oportunidades los vende a crédito.
A su vez, los potenciales clientes de nuestro tratante son generalmente
81
esclavos que van huidos o libertos, indios evadidos de los resguardos, yana-
quienes empiezan a responsabilizarse de su manutención. Además, es necesario tener
en cuenta que el intercambio de oro en polvo origina un mercado que desborda el
esquema simple para formar unas relaciones de hecho que subvierten las de derecho y
constituyen una sociedad civil prematura.
80 La lectura de los informes de Francisco Silvestre y de don Juan Antonio Mon y Velarde
dejan la impresión tanto de un gran desorden administrativo en las rentas públicas, en
la captación de recursos, en el comportamiento de los pobladores, como de un descono-
cimiento de las normas legales y del real patronato. Francisco Silvestre, Archivo Historial
de Manuales, pp. 569-605. Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, pp. 295-365.
81 A propósito de Zaragoza, el gobernador Francisco Silvestre describe esta situación así:
"Los vecinos blancos no pasarán de 8 o 10, aumentándose cuando más con algunos de
los traficantes que van allí con víveres, aguardiente de caña y algunos cortos efectos de
castilla {...] la demás gente es de negros, zambos y otras mezclas y de las más pervertidas,
por componerse de forajidos y viciosos que huyendo de las travesuras o delitos cometidos
en otras partes encuentran en los retiros y concentrados minerales de aquellos adustos
montes, el mejor asilo para su seguridad y la de una vida libre."
Con relación a Cáceres dice:
"Siendo los habitantes de Cáceres forasteros los más, pues unos vienen con víveres a
rescatar oro, otros fugitivos de otras partes y algunos cuando menos desertores de marina
o de tropa, puede deducirse cuáles serán sus procedimientos, ni qué justicia podrá
hacerse respetar [...]."
Y sobre la generalidad de la provincia, dice:
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 3 7
82
conas o extranjeros, pequeños mazamorreros que laboran en minas de alu-
vión sin denunciarlas ni pagar los impuestos pertinentes, o pequeños culti-
vadores sin título sobre la tierra que ocupan; la mayoría de estos agentes por
una razón u otra, son defraudadores del fisco o tienen causa pendiente con la
justicia.
En consecuencia, la escisión entre lo público y lo privado, la inadecuación
entre el poder de hecho y el de derecho propician una clara situación de vacío
83
de poder que empieza a ser manejada por comerciantes y mineros mediante
el establecimiento de lealtades nacidas del hecho de compartir una suerte
común.
Para garantizar su eficiencia, estos lazos solidarios primigenios se refuerzan
con la extensión de nexos parentales, aunque no estén sustentados en relacio-
nes de consanguinidad y afinidad. Es decir, se intenta garantizar la reproduc-
ción de una relación social sobre la base de la inscripción de los agentes en
vetdaderas redes o dispositivos cuyos mecanismos de control consisten pre-
cisamente en la asunción y ampliación de aquellos que le son propios a la familia
en sentido estricto.
Así, se violentan los parámetros institucionales del sistema de castas donde,
dada la especificidad de estas relaciones privadas, no se logra aún generar en su
interior condiciones autónomas de reproducción como ocurre en las formaciones
capitalistas; de ahí que a esta situación sui gèneris se le dé también una respuesta
distinta y se apele a condiciones extraeconómicas de reproducción; no ya a las
previstas y sacralizadas por el mundo colonial, pues éstas le son contradictorias,
"El único trato interior está reducido a introducir víveres a los minerales o cambiarlos
por el oro en polvo, que es lo que llaman rescatar (...) y vienen a ser muchos de éstos
con el nombre de rescatantes unos verdaderos holgazanes y seductores de los negros de
cuadrillas y otros libres aplicados [...] una de las cosas que contribuye también a la
holgazanería es el modo de tratar que se reduce al fiado y viven tan acostumbrados a él,
que aunque les den el género por una mitad menos por oro en mano, y teniéndolo,
prefieren ordinariamente aquel mayor precio para comprar con tal de que se lo fien."
Francisco Silvestre, Archivo Hútcrriol de Mara'zales, pp. 584,585-597.
En el mismo sentido se pronuncia don Juan Antonio Mon y Velarde; hablando de
Zaragoza dice: "los habitantes de esta población son todos transeúntes, sin domicilio fijo,
pues sélo permanecen Ínterin [sic] cuando buscan algún fondo que les proporcione su
subsistencia en otra parte". Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, p. 317.
82 Ibíd., voL 2, pp. 256-294.
83 El concepto de vacío de poder se utiliza en este contexto para señalar la crisis institu-
cional del mundo colonial producida por el desbordamiento de relaciones sociales de
hecho que ya no pueden sostenerse en el contexto de los limites del viejo orden. Lo que
está en crisis es el poder del derecho no el de hecho, pues éste ha encontrado formas
orgánicas propias y autónomas para el control de la población y de las comunidades
dispersas; por eso en este caso el concepto del vacío de poder no se aplica en su sentido
clásico sino como recurso explicativo de una situación muy particular.
2 3 8 / Las raíces del poder regional el caso antioqueño
sino a otras formas que no son nuevas pero sí novedosas en su aplicación y que
84
consisten en retomar de su sentido común, de su propia experiencia colectiva,
de esa nueva cultura que se está formando a la luz de la relación triétnica, una
forma de relación entre los agentes que reproduce la estructura familiar en el
contexto global de la sociedad.
Por consiguiente, las funciones típicas de la familia como la obediencia filial,
la protección paternal, el sentido de pertenencia, la identidad, las solidaridades
primarias y las diferenciaciones, son extendidas a otros ámbitos; en este caso, al de
las relaciones privadas de hecho para garantizar así su reproducción y man-
tenimiento.
En efecto, para el pequeño o el mediano productor minero sin status público
85
—de esclavo, indígena reducido o tributario— que racialmente es distinto de
sus padres y no se identifica con ninguna de las etnias y que ha sido descorpora-
tivizado de su comunidad ancestral, su independencia le significa muchas posibili-
84 Utilizamos el concepto gramsriano de sentido común entendido como "los caracteres
difusos y dispersos de un pensamiento genérico de cierta época y cierto ambiente
popular". El sentido común es entonces como una amalgama de diversas concepciones
del mundo, de diversas culturas y de la ideología dominante. Es relevante para Gramsci
el papel de la religión en la conformación del sentido común, así como la influencia de
la tradición histórica, la cultura popular y el folclor Antonio Gramsci, Eí rruzteriaiismo
histórico y la filosofía de Benedetxo Croce, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1971,
pp.9, 125-126.
85 En Antioquia, conceder la manumisión otorgando carta de libertad es una práctica
corriente desde el siglo XVII y aunque muchos de los manumitidos permanecen al lado
de sus antiguos amos, la carta de libertad les da la posibilidad de moverse sin mayores
obstáculos y contratarse con diferentes patrones o trabajar con su grupo familiar en el
mazamorreo. Beatriz Patino, Clases sociales y razas en Antioquia... p. 67ss.
Para regular esta nueva relación que al menos en el caso antioque*o se propaga
aceleradamente, no se produce legislación alguna; según Ots Capdequí, las únicas
reglamentaciones jurídicas expedidas sobre los negros Ubres tienen que ver con restric-
ciones a los matrimonios con personajes de otras etnias, con las normas de corítrol del
concertaje con blancos como forma de purgar delitos y con la obligatoriedad para que
paguen tributo, tal como los indios. José María Ots Capdequí, Historia del derecho
español.., p. 214.
Jaime Jaramillo Uribe llama la atención sobre la desprotección jurídica del negro —tanto
el esclavo como el liberto— en comparación con la legislación protectora hacia los
indígenas. Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos sobre historia... Bogotá, Universidad Nacional
de Colombia, Biblioteca Universitaria de Cultura Colombiana, 1968, pp. 30-39.
Para el caso de los indios, por lo menos en Antioquia, es evidente la dificultad para
establecer el status público de éstos, pues los resguardos y pueblos de indios se desintegran
rápidamente y sólo queda el recurso del tributo para definir quién es indígena y quién
no lo es. No deja de ser curiosa la terminología utilizada por Mon y Velarde en sus
ordenanzas sobre indígenas, por ejemplo, después de describir la inexistencia de matrícu-
las de tributarios y la descomposición de los resguardos habla de "indio oficial" como
aquel que paga el tributo y luego señala de qué manera ha de hacerlo.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 3 9
dades pero también muchas vulnerabilidades. Está solo frente a una estructura
administrativa que se propone reinscribirlo en una nueva matriz social y que intenta
fiscalizar su actividad productiva, adoctrinarlo en los principios del catolicismo y
por esta vía civilizarlo. Está solo frente a una estructura social dominante que lo
discrimina por el color de la piel; aunque al mismo tiempo intenta controlar, por
la vía mercantil, el fruto de su trabajo.
Por lo anterior, para ese trabajador que empieza a ser independiente, es
importante establecer lazos permanentes y duraderos con el comerciante, el
agricultor o el minero —grande o pequeño— para quien trabaja o a quien le vende
y le compra; este vínculo aunque se da en términos de igualdad en el intercambio
de los productos, asume una forma parental en sus relaciones sociales, pues se
traduce en una relación de protección, de ayuda económica, de colaboración por
parte del comerciante y de obediencia filial por parte del trabajador independiente.
El primero lo representa, lo defiende frente a una nueva corporativización, lo fia y
le da crédito para que desarrolle su actividad; y los segundos, se acogen a esa
inscripción, no solamente como una garantía económica para el abastecimiento y
la realización de su producto sino como un reconocimiento del blanco de su nueva
situación de independencia e individualidad.
En consecuencia, el hecho de que los integrantes de las castas de la tierra —indios,
negros, mestizos, mulatos y sus respectivas mezclas— tengan relaciones de negocios
con un blanco o un blanqueado independiente económicamente, es decir, que sean sus
deudores, les compren y les abastezcan de oro o de productos agrícolas, conlleva el
86
reconocimiento social a su nuevo status, la kgitimación de su autonomía y la garantía
de inscripción en el mundo de los blancos; en suma, ello implica el proceso que hemos
derominado blanqueado, mediante el cual los trabajadores descorporativizados se
inscriben en un orden social que se está gestando, que no existe institucionalmente y
cuya estructura inicial está calcada sobre lo parental.
La inscripción de tal manera realizada, supone otorgarle al agente, reciente-
mente descorporativizado, un nuevo sentido de pertenencia social, remplazarle el
Señala también que "los hijos de negros, mulatos, mestizos y demás libres habidos en
indias en matrimonio o fuera de él, se declara deben tributar según la tasa establecida
para el pueblo de donde fueren las indias y por consiguiente deberán ser incluidos en la
matrícula o padrón que anualmente debe hacerse en cada pueblo por los respectivos
libros parroquiales". Emilio Robledo, Bosouejo biográfico... pp. 289-290.
86 Tanto a Mon y Velarde como a Silvestre les llama la atención la práctica del fiado tan
generalizado en Antioquia y aunque no alcanzan a explicarlo, demuestran que económi-
camente es perjudicial para los compradores; pero la lógica del proceso no está en el
espacio de lo económico sino más bien en el ámbito cultural y político. El fiado es un
lazo permanente y directo entre dos agentes sociales pertenecientes a castas diferentes,
donde una de ellas ocupa el lugar de la dominación, el poder y la superioridad; la
igualación de los agentes en el espacio económico y el mantenimiento de lazos duraderos
y permanentes entre ambos es una forma de legitimación en la práctica. Emilio Robledo,
Bosquejo biográfico... vol. 1, p. 158.
2 4 0 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueno
desarraigo que supone la separación de su comunidad ancestral por un nuevo
sentido que le permita integrarse a una comunidad mayor, que en primera instancia
87
aparece como su comunidad de trabajo o de interés con el blanco, donde él figura
como un protegido, como un hijo menor de una gran familia, relación en la cual
asume el lugar de agregado, merced ario o concertado; es decir, se instauran
relaciones de clientela y vecindario. El comerciante, el labrador o el minero,
asumen esas funciones típicamente paternales, pues no tienen acceso a un orden
social que les permita controlar y dirigir la producción; sólo las relaciones de
clientela y vecindario les garantiza la apropiación del oro y el abastecimiento de las
minas una vez que la armazón típica del mundo colonial ha dejado de ser funcional.
Sólo inscribiendo ese trabajador independiente en una matriz o red de claro corte
parental se puede garantizar su ejercicio económico, pues en las formas jerárquicas
es imposible operar si no existe una base material que las sustente. 88
De esta forma, el vínculo de filiación reproduce en otra escala y con meca-
nismos diferentes una típica relación de poder, la cual entraña una postura de
control y dominación que queda oscurecida por su forma parental, la cual está
preparando el advenimiento de un nuevo orden social: el de la sociedad civil típica,
legalizada con la Independencia. 89
87 Es pertinente aclarar el sentido de la expresión: "comunidad de trabajo con el blanco".
Cuando hablamos de comunidad, no nos referimos al significado de ese concepto
sociológico positivista del siglo XIX, entendido como identidad, como unanimidad,
como la arcadía feliz exenta de conflictos sociales que se opone a la sociedad. Asumimos
comunidad en el sentido que le atribuye Otto Bauer: "interacción recíproca profunda",
la cual implica el hecho de vivir y sufrir la misma experiencia histórica, es estar anudados
en un mismo proceso contradictorio y conflictivo; es decir, la comunidad es una
experiencia con el otro y con recíproco aprendizaje. Otto Bauer, El marxismo y la cuestión
a
nacional, 2 ed., Barcelona, Ediciones Avance, 1977, p. 98.
88 Las relaciones jerárquicas de poder y las formas de agenciarlas que tienen los grupos
dominantes no son voluntanstas, no surgen per se de la cabeza de los hombres"; operan
allí donde cuentan con una organización corporativa y de castas que lo posibilite; donde
ésta no existe o es débil y formalista, el poder y la dominación tienen que agenciarse por
procedimientos diferentes.
Los criollos antioqueños del siglo XVIII no cuentan con una típica estructura corporativa
y es necesario acudir a otra forma de organización.
Sobre la población indígena dice Mon y Velarde lo siguiente: "no han sido molestados
muchos años hace con algún servicio personal; que no han tenido repartimientos en
minas, obrajes, conducciones de bastimentos ni otras pensiones que con cierta modera-
ción permiten las leyes, únicamente han pagado en especie de oro mal y tarde sus tributos
(...) pero con todo, sus caudales son escasos y muy raros los que tienen algún resto para
su subsistencia". Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, p. 257.
89 La sociedad civil compagina con el sistema capitalista; para que la primera se configure,
es necesario establecer y generalizar la relación entre capital y trabajo, que se inde-
pendice la fuerza de trabajo del capital.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 4 1
Queremos destacar el nuevo otden que irrumpe en las entrañas del anterior
—cuando el primero no acaba de nacer y el último no ha acabado de morir—; es
decir, ese desajuste entre el hecho y el derecho es la coyuntura en la cual lo trié truco
está dando paso a la formación de un pueblo histórico y que es asumida mediante
la constitución de una red social típicamente parental, anudando agentes diferentes
e inscribiéndolos en nuevos parámetros económicos y sociales que no son todavía
los de los individuos abstractos, sujetos de derechos y deberes, miembros de una
entidad nacional y ciudadanos de un estado republicano y democrático, como
correspondería a una sociedad capitalista pero que hace tiempo dejó de ser
corporativa, jerárquica y colonial.
90
Esa "estructura de transición" —como dirían los marxistas ortodoxos y que
nosotros concebimos como una forma orgánica donde se desarrollan procesos que
desbordan la vieja estructura institucional—, es la marrij: parental ampliada; una
forma cultural propia, donde se forja un modo de ser particular, un sentido común
que le dará identidad al pueblo histórico naciente, que marcará para bien o para
mal las formas dominantes de ejercicio del poder en la región-
Vale la pena detenemos en una corta digresión para señalar la particularidad
del proceso antioqueño. Esa forma orgánica parental, como matriz de la relación
91
social, puede encontrarse también en formas asociativas coloniales de otras
regiones como las haciendas, las minas o los pequeños mercados artesanales del
altiplano cundiboyacense, el Cauca o los estados de la Costa Atlántica y Santander,
la diferencia con el caso antioqueño es que en los anteriores las relaciones entte
agentes —aunque algunas veces propician vínculos de paternidad-filiación, moti-
van el sentido de pertenencia y generan identidades y diferencias— parten de un
lugar distinto: el estatuto público de los agentes; además están circunscritas al
ámbito de las unidades productivas y mantienen en el espacio económico una
delimitación rígida de funciones que reproducen y amplían las brechas entre las
etnias.
En el caso antioqueño se presentan condiciones distintas a partir de las cuales
podemos afirmar que se trata de una matriz o red de relaciones diferente a la
colonial; pero tampoco se identifica con los parámetros sobre los cuales se estable-
cen relaciones típicamente capitalistas y modernas.
La independencia política de la Nueva Granada legaliza un orden jurídico que declara
libres, iguales y ciudadanos a todos los habitantes; sin embargo, siguen operando en el
ámbito económico durante muchos años, aún hoy, formas precapitalistas de producción;
por eso hablamos de la legalización de la sociedad civil, no de su legitimación o de su
existencia real.
90 La teoría de la transición la desarrollan los marxistas de la escuela estructuralista y tiene
una relativa vigencia en el ámbito académico e intelectual colombiano en la década de
1970; un representante de esta teoría es Louis Althusser, Para leer e¡ capital, México, Siglo
XXI, 1972.
91 Fernando Guillen Martínez, E¡ poder político... pp. 9-82.
2 4 2 / Las rafees del poder regional el caso anaoqueno
Estas diferencias atañen a la desaparición paulatina del estatuto público de
los agentes y a la generalización de formas privadas de relación social; además no
se circunscriben al ámbito de las unidades productivas sino que se amplían a la
sociedad global. Por último, esta igualación se da —en el espacio económico de la
compra-venta— entre los agentes, superando las brechas étnicas por la vía del
blanqueado; es decir, las castas de la tierra asumen la economía, la ideología y la
cultura de la etnia blanca, impulsando de esta manera la formación de un pueblo
histórico particular el antioqueño.
En suma, la matriz parental constituye el principio estructurante del pueblo
histórico antioqueño, proceso éste desarrollado a la luz de la descorporativización
de la sociedad colonial de castas efectuado en Antioquia por diferentes vías como
la manumisión de esclavos, la desaparición de los resguardos y pueblos de indios,
así como la fundación de poblados. La descorporativización fractura entonces la
sociedad de castas y la remplaza por las relaciones parentales como el principio
básico del nuevo orden, junto con el blanqueado, la sociedad de negocios y el
localismo.
Manumisión de esclavos y descomposición
de los resguardos
La manumisión de esclavos en Antioquia es un fenómeno muy generalizado,
motivado tanto por la voluntad expresa de los amos, quienes otorgan carta de
libertad a los esclavos —supeditándolo en algunos casos a la muerte de su dueño—;
92
como por iniciativa del esclavo de comprar su libertad y la de sus familiares. Esta
práctica se inicia en Antioquia desde finales del siglo XVII y se acelera con la crisis
de la minería de cuadrilla en la segunda mitad del siglo XVIII; aunque existen
razones económicas de peso que inducen a los amos a tomar esta determinación, 93
tampoco se descartan los motivos ideológicos y religiosos que impulsan a tales actos
a los dueños de esclavos. 94
92 La investigadora Beatriz Patino, quien examinó cuidadosamente los protocolos notaria-
les, fuente documental donde se consigna información sobre las manumisiones, señala
que en el 75% de los casos la manumisión fue voluntaria y en el 25% fue por compra
directa del esclavo. Beatriz Patino Millán, Clases sociales... pp. 21 y 329.
93 Las actas de manumisión han sido interpretadas por la historiografía clasica sobre
Antioquia como la expresión del espíritu democrático e igualitarista de los antioqueños,
ligando esta práctica con razones de carácter económico ancladas en la crisis de
abastecimiento de las grandes minas. Alvaro López Toro, Migración y cambio... p. 8.
94 Las tesis económicas constituyen sin lugar a dudas el fundamento lógico y explicativo
de la manumisión en Antioquia, sin embargo la racionalidad económica se queda corta
para explicar un fenómeno que va más allá de los análisis del tipo costo-beneficio; es
necesario entonces aceptar la dimensión ideológica y religiosa del proceso que determina
la relación de corte parental establecida entre el manumiso y su antiguo o nuevo patrón.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia ¡ 2 4 3
Durante el sigb XVIII es frecuente que los dueños de esclavos le otorguen a
éstos los medios económicos para su sustento, a la vez que "se les permitiera hacer
sus propias rozas de y plátano, tener una o dos cabezas de ganado, contratarse como
95
jornaleros con otros propietarios o realizar oficios artesanales los días festivos"; e
96
incluso trabajar para sí un día de la semana en las labores de la minería; con estos
recursos económicos los esclavos pueden comprar su libertad y la de sus familias.
Esta práctica se intensifica como respuesta a los costos de sostenimiento de
las grandes cuadrillas de esclavos que siempre constituyó en Antioquia uno de los
cuellos de botella más significativos para la minería empresarial, además es una
salida original de la élite para maximizar ganancias en la producción del oro; pero
a su vez provoca erosiones serias en la institución esclavista, pues la posibilidad de
tener bienes muebles y la posesión del oro les permite a los esclavos una relativa
autonomía para manejar su tiempo y su vida familiar; para decidir siembras y laboreo
de minas, y para intercambiar productos; además, los pone en contacto —como
compradores y vendedores— con un gran número de personas dentro y fuera de
la unidad productiva, tales como los rescatantes, los tenderos, los abastecedores y
los proveedores, lo cual origina en la práctica un cambio en la relación social,
aunque la institución esclavista continúe operando en la epidermis del sistema.
Otro aspecto interesante para resaltar es la gran magnitud de la institución
esclavista, la cual, aunque parezca paradójico, contribuye a su más rápida descom-
posición; la posibilidad de tener esclavos en Antioquia no es únicamente de la élite
blanca y poderosa, sino que frecuentemente los pequeños y medianos mineros,
muchos de ellos catalogados en los censos como mazamorreros, poseen esclavos a
9
quienes utilizan en la producción o en los servicios domésticos. '
Mazamorreros como Francisco Londoño tienen en el real de minas de Petacas
veintisiete esclavos, casi podríamos decir una cuadrilla, lo mismo don Crisóstomo
Ortega, quien posee veintidós esclavos; pero la mayoría tienen menos de cinco.
Algo similar ocurre en la mediana producción agrícola.
En estos casos, bastante frecuentes, existe una comunidad de trabajo entre
dueño y esclavos que desdibuja un poco la diferencia social y permite suponer que
La complejidad de este fenómeno en sus múltiples dimensiones ha llevado a la exaltación
paradigmática de la antioqueñidad, pero también a la apreciación esquemática y
recortada del enfoque económico.
95 Beatriz Panno, Clases sociales... p. 329.
96 Don José Félix de Restrepo en la sustentación de la ley sobre libertad de partos en la
convención de Cúcuta, apunta a la práctica corriente de permitirle a éstos que trabajen
para sí algunos días de la semana con el fin de abaratar por esta vía los costos de la
manutención. José Félix de Restrepo, Obras completas, Medellín, Imprenta departamen-
tal, p. 321.
97 Lucelly Villegas Villegas. Minería y trabajo independiente... p. 86. La autora consigna en
su trabajo un cuadro con los nombres, y el lugar de trabajo, de los mazamorreros blancos
y de otras etnias poseedoras de esclavos, considerando para ello el periodo comprendido
entre 1775 y 1812.
2 4 4 / Las raíces del poder regional el caso antioqueño
comparten formas y hábitos culturales que antes que diferenciarlos los cohesionan;
estos esclavos, quienes trabajan junto a su amo y padecen idénticas privaciones,
establecen una relación más suelta, quizá menos jerárquica y sin la mediación de
administradores, capataces o jefes de cuadrilla como de hecho existen en la minería
empresarial de Antioquia y del Cauca.
Este tipo de esclavo se acerca más a la forma social de relación del trabajador
asalariado o de un agregado y se aleja del paradigma típico de la institución
esclavista, aunque conserva su status público.
La mayor movilidad y contacto social de los esclavos con los libres y pequeños
propietarios permite acelerar el mestizaje y la gestación de un orden social que
posibilite el blanqueado. Otro proceso horadador de la institución esclavista tiene
que ver con la práctica frecuente de los matrimonios de esclavos de cuadrilla con
personas libres: en este caso los libres y los hijos de esta alianza pasan a convivir
con el dueño del esclavo como agregados; el propietario adquiere así mano de obra
extra o marginal, pero a su vez debe proveer a esa unidad familiar de los medios de
subsistencia necesarios, otorgándoles tierra en posesión para cultivar; con lo cual
se acelera la descomposición de la institución esclavista y se consolida una forma
social de relación en la que se denomina a los subordinados como agregados o
mercedarios, y de esta forma se empieza a remplazar la esclavitud en su sentido
98
clásico. "Don Agustín Hinestroza, por ejemplo, declara agregados a Rosalía
Arango, libre, de 27 años, casada con su esclavo Vicente de 40 años y a los cuatro
00
hijos de éstos."
Esta convivencia, en las unidades productivas, de libres y esclavos y la mayor
movilidad social de las etnias dominadas aceleran indiscutiblemente el mestizaje,
el blanqueado y el trabajo independiente.
Para el siglo XVIII, prácticamente en todas las haciendas y minas encontramos
la combinación de mano de obra esclava y libre y la convivencia de diversas etnias.
Por su parte, el agregado surge entre la esclavitud típica y el trabajo independiente
como efecto de la descomposición de la institución esclavista, a partir de:
1. El otorgamiento de tierras y medios de autosubsistencia al esclavo, así como
la posibilidad de trabajar y lavar oro algunos días de la semana para su propio
beneficio o contratarse como jornalero con otro propietario; práctica ésta que en
muchos casos termina con la compra por parte del esclavo de su propia libertad o
98 Esta práctica de los matrimonios de esclavos con libres que vienen a vivir y a trabajar en
la propiedad del amo, se generaliza en Antioquia por las crisis de la minería, por los costos
de los esclavos y por los elevados precios de los abastecimientos; pero también influye la
política seguida por los propietarios de cuadrillas en Antioquia, quienes prefieren "criar
que importar" esclavos, pues resulta menos oneroso este segundo procedimiento. Ivonne
Suárez, "El papel del oro en la formación regional de Antioquia", Revista Universidad de
Antioquia, vol. Lili, № 205, Medellín, julio-septiembre de 1986, p. 28.
99 Beatriz Patino, Ciases sociales... p. 159.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 4 5
la concesión de ésta por sus dueños sin mediar pago de ninguna clase; generalmente
el liberto continúa viviendo con sus antiguos amos como agregado'o mercedario.
2. La conformación de alianzas y matrimonios entre libres y esclavos, lo que
conduce también a privilegiar la forma de agregados sobre la de los esclavos o a
mantener sólo formalmente a éstos, quienes por las sucesivas generaciones de
matrimonios con libres van perdiendo su carácter institucional y su pertenencia
100
étnica, pues los hijos de esclavos, como efecto de las alianzas con personas de
otra adscripción racial, terminan con esa igualdad paradigmática entre el esclavo
y el negro que funciona en otros contextos sociales del antiguo virreinato.
Así, la forma intermedia entre la institución de la esclavitud y el trabajo
independiente es la de los agregados, la cual en sí misma es una relación social
distinta y permeada profundamente por lo parental.
Según la investigadora Beatriz Patino, la categoría de agregados en los censos
se usa bajo dos opciones: "En unos casos se consideraba como agregado de una
cabeza de familia a todas aquellas personas que no siendo sus hijos residían en su
casa; en el segundo significado se llamaba así a una persona que trabajaba para otro
y que no implicaba que compartieran la vivienda". 101
La segunda acepción de esta categoría censal se aproxima más al caso que
venimos describiendo; pues se trata de libertos que siguen sirviendo a sus antiguos
amos como agregados, de libres casados con esclavos y los hijos de estos matrimo-
nios o de esclavos que como efecto de la crisis en la minería de cuadrilla empiezan
a sostenerse por cuenta propia mediante la explotación agrícola de pequeñas
parcelas para el autoconsumo y del trabajo en la minería de aluvión para beneficio
propio durante algunos días de la semana o de hacerse contratar como jornaleros
de otros propietarios durante algunos periodos del año y de esta manera se
convierten en agregados. La primera acepción de la categoría censal es de propor-
ciones más vastas y generales, pues estos agregados pueden tener a su vez como
agregados otros miembros de la familia, quienes colaboran con ellos en la produc-
ción y viven bajo el mismo techo o son pequeños productores mineros o agrícolas
que utilizan mano de obra familiar bajo la forma de agregados.
Los rnazamorreros utilizan frecuentemente esta mano de obra familiar; a modo
de ilustración mencionamos el caso de Blas Marín, mazamorrero de Concepción
que posee una pequeña parcela, algunas cabezas de ganado y una mina donde
trabaja con sus cuatro hijos y sus dos yernos, considerados como agregados. Algo
similar sucede en pequeñas y medianas unidades productivas donde no tienen más
100 En la Nueva Granada, como en el resto de América Latina, la pertenencia étnica de los
hijos se determina siempre por la- línea materna, independientemente de la del padre;
pero el acelerado mestizaje dificulta esta clasificación y muy pronto sólo opera en espacios
socioeconómicos corporativos como los resguardos y la minería de cuadrilla; es decir,
donde opera aún el estatuto público de los agentes.
101 Beatriz Patino, Clases sociales... p. 270.
2 4 6 / Las raíces del poder regional d caso anáoqueño
de cinco esclavos y a partir del mtrimonio de éstos con libres terminan convi-
viendo con sus amos, sosteniendo así relaciones en las que se combinan el trabajo,
la cohabitación y la comunidad en la producción.
Si consideramos la cobertura espacial y social de la institución de la esclavitud
en Antioquia, donde una población de pequeños y medianos productores dispone
de esclavos —entre cinco y diez— es de suponer que aquí es mas laxa la relación
de las castas y que eventualmente se vinculan agregados entre sí, esclavos con
agregados o incluso herederos del dueño del esclavo con herederos de los agregados,
lo cual origina la gran capa criolla de trabajadores libres que al filo de la inde-
pendencia constituye ya el pueblo antioqueño.
Tanto en el caso del esclavo como en el del mazamorrero, media entre el
propietario —sea este grande o pequeño— y aquel, además de una relación de
trabajo, una vinculación parental que asocia a estos trabajadores —quienes em-
piezan a ser independientes por la vía de la descorporativización de la institución
esclavista— con familias independientes; asociación que obedece, como en el caso
anteriormente citado, a lazos de consaguinidad y afinidad reales, o, en el caso de
los libertos, los manumisos y los matrimonios entre esclavos y libres —donde no
existe un nexo de sangre entre ellos y el propietario— se crea el vínculo, asocián-
dolos o agregándolos a una cabeza de familia, bien sea la de sus antiguos amos o la
de otros propietarios.
Es importante señalar aquí, que bajo la categoría censal de agregados se
nombra una relación social de producción distinta a la esclavista aunque esta
institución permanezca formalmente; relación que a pesar de contemplar algunas
veces el pago de salarios y otras veces la posibilidad de arrendamiento, no obedece
a los moldes típicos del trabajo asalariado o del terrazgo, sino a un vínculo de
carácter parental real o formalizado a través de la agregación del agente a una
cabeza de familia en calidad de partícipe, de miembro constitutivo de esa unidad
familiar ampliada, con los deberes y las obligaciones que tienen los hijos de familia
para con sus padres y tutores y con las prerrogativas sociales que tienen los menores
con respecto a sus progenitores.
Esta familia ampliada con los agregados funciona como una unidad
económica; es decir, volvemos a encontrar la misma característica que anotábamos
para la élite, pero en otros sectores sociales donde lo parental opera además como
un dispositivo mediante el cual las viejas etnias dominadas se disuelven y se
blanquean por la asunción del modelo cultural de la etnia blanca.
Algo similar a lo que acontece con la institución de la esclavitud sucede con
los resguardos en Antioquia, es decir, su rápida descomposición y su tránsito hacia
vínculos parentales de mediación.
La debilidad de los resguardos en Antioquia está determinada desde su
origen mismo, el cual se relaciona más con las reducciones que con el recono-
cimiento de comunidades tradicionalmente asentadas en un lugar, a la cuales
se les fija una porción de tierras para la subsistencia.
i.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 4 7
Estas reducciones de indígenas son ordenadas en la jurisdicción de Antioquia
por el visitador Herrera Campuzano en 1615, quien cumpliendo un encargo de la
Real Audiencia de Bogotá sobre "naturales", funda los poblados de indios de
Buriticá, Sabanalarga, Sopetrán, San Lorenzo de Aburra y San Jerónimo del Monte,
y elabora las ordenanzas pertinentes para la protección de indios, disponiendo que:
"Se instruyan en religión y en la lengua española, que sean amparados y defendidos
en su libertad, que vivan en orden, que se les den jefes, que eviten las borracheras,
que se socorran las necesidades a los ancianos y a los huérfanos, que no se les emplee
102
en trabajos duros, e t c . " .
Se nota en estas ordenanzas una doble intención; por un lado se propone
inscribir a los indios en el mundo de los blancos mediante la instrucción religiosa,
la adopción de la lengua de la madre patria, el aprendizaje de las costumbres y la
moralidad de los dominadores; se garantiza su independencia como corporación
en tanto que resguardo para que no sean controlados bajo relaciones serviles
—encomiendas, mitas, y otras—, es decir, se los reconoce como vasallos del rey
mientras permanezcan corporativizados y organizados en resguardos, aunque se
manifiesta cierta segregación separándolos del resto de la sociedad, y esta es la
segunda intención de las ordenanzas, pues apuntan a mantener la corporativización
sin que ello excluya el deseo de blanquear al indígena mediante la imposición de
la cultura blanca.
Después de la fundación de Medellín, se crea el resguardo de La Estrella para
remplazar el de San Lorenzo de Aburra, bastante descompuesto para esta época;
como algunos indígenas tienen casas en la plaza de Medellín, el Cabildo dispone
que éstas sean compradas por blancos y que los indígenas se localicen en Guanteros,
103
donde se les adjudicará terrenos para sus viviendas.
A principios del siglo XVIII se crean los resguardos de la jurisdicción de
Rionegro, entre ellos el del Peñol, fundado en 1774 por el gobernador Juan
Jerónimo de Enciso, el de San Antonio de Pereira y el de nuestra señora de
104
Purificación de Sabaletas.
Estas reducciones y pueblos de indígenas tuvieron una vida muy aleatoria; los
indios tributarios —única definición institucional para determinar quiénes per-
tenecen a esta corporación— se reducen dramáticamente en un tiempo muy corto:
en el resguardo de San Lorenzo de Aburra por ejemplo, existen en 1616 ochenta
105
indios tributarios y en 1669 quedan sólo tres. De otro lado, sus tierras son
invadidas por los terratenientes de la zona interesados en las minas allí existentes
o en la apropiación de las tierras de cultivo; por ejemplo, grandes propietarios de
Rionegro como don Ignacio Mejía Gutiérrez, don Nicolás Mejía Montoya y don
102 José María Resnerxí Saeriz, GokmadOTü ^ 1.1, p. 44.
103 Beatriz Patino, Clases sociales... p. 179.
104 José María Restrepo Sáenz, Gobernadores de Antioquia 1579-1819... p. 150.
105 Beatriz Patino, Clases sociales... p. 202.
2 4 8 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueno
José Antonio Botero aparecen con tierras en el resguardo de San Antonio de
Pereira; igual sucede en los resguardos del Valle de Aburra. En 1671 el gobernador
Francisco Montoya denuncia que don Antonio Zapata Gómez de Muñera, doña
María de Ordaz y Figueroa viuda de don Fernando Toro Zapata, el contadot
Antonio Atehortúa, Alonso Gómez de Miranda, el Alférez Juan de Céspedes y
otros, tienen sus ganados en el resguardo de San Lorenzo de Aburra. Los intereses
de los blancos en las propiedades de los resguardos también se expresan mediante
los cabildos, ante los cuales solicitan el traslado de comunidades a otros territorios,
como en el caso de San Antonio de Pereira que intentan agregarlo al resguardo del
Peñol, lo cual nunca se logró, y el traslado de aquél hacia el Chuscal por orden del
arzobispo virrey Caballero y Góngora en 1785.
Estos embates de los blancos contra la propiedad corporativizada de los indios
indudablemente contribuyen a la descomposición, pero igual situación viven los
otros resguardos de la Nueva Granada; quizá lo más horadador para esta institución
en Antioquia es la convivencia con blancos instalados desde muy temprano en
pueblos de indios, donde se mezclan y de esta manera pierden éstos el status público
de tributarios, pues utilizan su condición de mestizos para evitar el pago del tributo
y soslayar así su status público como habitantes de los resguardos aunque residan
en éstos.
Tal como lo ordenan las leyes de indias, los pueblos de indios rápidamente
dejan de ser exclusivos lugares de residencia para esta etnia, pues los criollos o
mulatos e incluso negros libertos también se instalan allí. Por tal motivo, desde
106
1670 se quejan los vecinos de San Jerónimo de la invasión de blancos; igual
sucede en San Antonio de Pereira, donde —en un levantamiento indígena a finales
del siglo XVIII como efecto de los intentos de desmembración del resguardo y la
apropiación de las tierras mejores por los terratenientes de Rionegro— los criollos
107
blancos casados con indias apoyan las protestas de sus parientes políticos.
En Sopetrán, Buriticá y Sabanalarga, según el gobernador Silvestre, "existen
muchos libres dentro de su resguardo con consentimiento de los naturales [...] y
en Sopetrán los indios tienen abandonadas sus tierras y arrendadas o dejadas a los
libres". Silvestre muestra una preocupación especial por elaborar las matrículas
de los indios tributarios en todos los resguardos y pueblos de indios de la provincia,
109
pues según él "no existen o están totalmente desactualizadas"; igual interés
manifiesta Mon y Velarde, quien dicta un vasto cuerpo de ordenanzas para
reglamentar el arrendamiento y el control político institucional y tributario de los
110
indígenas en la provincia. Pese a estos grandes esfuerzos, el proceso de descor-
106 Ibta\,p. 119.
107 Ifeíd.,p.207.
108 Francisco Silvestre, Archivo Historial... p. 75.
109 Ibíd., p. 80.
110 Emilio Robledo, Bosijuejo biográfico... p. 256-295.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 4 9
porativización se acelera y cada vez se hace más difícil establecer el status público
de los indígenas, y así esta etnia se disuelve paulatinamente en una amplia capa de
mestizos; dedicándose algunos de ellos al rescate, otros a la minería independiente
y otros a la producción agrícola. Además algunos de estos indios descorporatívi-
zados pasan a ser agregados en tierras de los grandes propietarios.
Otra relación social instaurada como respuesta a la descorporativización de
la sociedad colonial es la de mercedarios, quienes viven a merced o reciben
mercedes de tierra de los grandes propietarios rurales y que, como en el caso de los
agregados, aparecen adscritos a una cabeza de familia.
Esta forma de relación social, reproduce el proceso de otorgamiento de tierra
de la Corona española a sus vasallos más distinguidos; el rey español, propietario
nominal de las tierras de América, otorga graciosamente mercedes de tierra a los
conquistadores y principales agentes coloniales y éstos a su vez, manteniendo la
propiedad sobre este recurso, conceden mercedes de tierra a quienes carecen de
los medios de subsistencia. 111
En algunos casos se trata de realengos alejados de los centros poblados donde
—con el fin de responder a la exigencia de las leyes coloniales de desmontat y
cultivar, toda o una parte de la extensión asignada— los mencionados agentes
permiten el asentamiento de pequeños colonos que viven a merced y desmontan
y cultivan, garantizando el derecho de los grandes propietarios a la tierra.
En otros casos, el proceso obedece a una monopolización del recurso tierra en
zonas de mayor densidad de población; los pequeños colonos reciben tierras a
merced, estableciendo con los propietarios una relación que en algunas partes de
la Nueva Granada se desenvuelve hacia el terrazgo, pero en Antioquia se aproxima
más al arrendamiento. Los mercedarios pagan arrendamiento en dinero, pues no
están fijados a la tierra como los terrazgueros y pueden cambiar de un propietario
a otro, como se deduce de las declaraciones de Vicente García, "libre vecino de
San Cristóbal que informa que es mercedario unas veces de uno o de otro dueño
de la tierra". 112
Allí donde la tierra está muy monopolizada como en Hato Grande, la familia
Isaza Pérez declara que en sus tierras se hallan agregadas una familia blanca y 43
mestizas y mulatas.
Agregados y mercedarios constituyen pues una primera forma de encua-
dramiento de agentes descorporativizados, en la cual se mezclan los trabajadores
libres, los esclavos y los indios que todavía quedan en los resguardos y los pueblos.
111 Según Ots Capdequí "las reales cédulas de gracia o merced de tierras con carácter individual
junto a las capitulaciones y los repartimientos, fueron, desde los primeros tiempos, títulos
originarios para la adquisición del dominio privado de las tierras; las reales cédulas, ordinarias
o extraordinarias de gracia o merced. Estas mercedes de tierras se otorgaron: unas veces, en
compensación de servicios prestados por el favorecido y mediante una real cédula". José María
Ots Capdequí, Historia del derecho español., p. 239.
112 Beatriz Patino, Clases sociales... p. 173.
2 5 0 / Las raíces del poder regional: d caso anaoqueño
Lo característico de esta relación es que asume una típica estructura parental, pues
los agentes son adscritos a una cabeza de familia y los vínculos con los propietarios
no son únicamente de trabajo sino de cierta dependencia paternal, donde las
responsabilidades trascienden el intercambio de productos, para inscribirse en un
contexto de protección, de apoyo y de funciones educativas orientadas a enseñar
hábitos y buenas costumbres "léanse de la etnia blanca" a quienes provienen de
otras etnias.
Vagos, agregados, manumisos y concertados
Otra versión de la estructura parental, desarrollada con la descorporativización y
113
la descomposición del sistema de castas, es el concertaje. No es casual que una
vez adquirida la independencia y aprobada la manumisión de esclavos en la
provincia se adopte la vieja práctica del concertaje de los hijos de esclavas, a pesar
de haber nacido libres gracias a la ley; es decir, aquellos deben permanecer bajo el
dominio de los amos de sus padres hasta la mayoría de edad.
El amo debe enseñar hábitos de trabajo y buenas costumbres al concertado,
un oficio útil, ponerlo en condiciones de ganarse el sustento y por ende sostenerlo
hasta que llegue a la mayoría de edad; obligaciones estas que corresponden al pater
farnüiae en el modelo clásico; el concertado, a su vez, debe retribuir estos gastos
con su trabajo gratuito y su obediencia filial hasta el término de esta forma de
mediación entre la esclavitud y la libertad.
De igual manera se procede con los vagos concertados con un patrón,
quien debe enseñarles a trabajar y debe responder por ellos ante las autoridades
e informarlas cuándo el vago en cuestión puede adquirir la independencia
113 Según Ots Capdequí, se recurre al concertaje para remplazar los mecanismos forzados
del trabajo como las mitas y los repartimientos. En Antioquia, evidentemente también
es utilizada con ese sentido, pero tiene además la intención de controlar socialmente las
etnias dominadas que empiezan a ser ubres; también sobre los menores que carecen de
padres o sobre quienes presenten conductas desviadas de los parámetros establecidos por
la dominación blanca. Al respecto dice Mon y Velarde:
Por cuanto hay muchas personas de uno y otro sexo que carecen de industria y ocupación,
por haber crecido excesivamente su número y no haber en estas inmediaciones tierras
suficientes, conforme al incremento que han tenido las familias, celará el juez actual y
sus sucesores en procurar su destino, haciendo se establezcan donde hay terreno fértil y
abundante para que busquen su manutención y sustento remitiendo los que le parezcan
a la población de San Carlos de Priego [...] pero las muchachas y muchachos que no
tengan padres o no cuiden éstos de su educación y sujeción, los colocará y concretará
con personas trabajadoras de buena conducta para que les enseñen a trabajar, instruyén-
dolos en la doctrina cristiana y dándoles su comida y vestuario hasta ponerse en estado.
Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, p. 172. José María Ots Capdequí, Historia
del derecho... pp. 210-212.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 5 1
social. El vago, como el hijo del esclavo nacido "libre", debe retribuir con
trabajo y con obediencia filial.
Estas formas de relación social "agregados, mercedarios y concertados" tien-
den a la autonomía económica y social de éstos, ademas cumplen una función de
control social muy importante y de mediación en la cohesión de una población
triétnica para la constitución de un pueblo con raíces sociales y raciales diferentes,
pero unificado en tomo a parámetros culturales de la etnia blanca como la lengua,
la religión y el derecho.
Este pueblo histórico que se está constituyendo por la vía de la disolución de
las etnias dominadas, de la descomposición del sistema de castas y la descorpora-
tivización de las formas orgánicas del mundo colonial, se consolida sobre la trama
de lo parental; este es su principio constitutivo o estructurante. Esta red parental
la encontramos con algunas variables en los distintos ámbitos de la vida social,
económica y cultural, con innegable incidencia en la constitución de relaciones
parentales de poder.
Los agregados, los mercedarios y los concertados son en general formas de
control social y económico que responden al proceso de descomposición de castas
y descorporativización de las instituciones coloniales, cuyas tendencias se orientan
hacia la formación del trabajador libre y con propiedad privada; pero esto no
significa que dichas formas impliquen un proceso de transición, pues muchos de
los esclavos o indios de resguardos o mulatos y mestizos procedentes de las minas,
las haciendas y los pequeños poblados no pasan necesariamente por dicha estruc-
tura social; tampoco se puede afirmar que ésta afecte sólo las etnias dominadas
"negros indios y sus mezclas", pues algunos blancos o blanqueados por razones
económicas o por consideraciones morales frente a su comportamiento son mer-
1 4
cedarios, agregados o concertados.
Queremos tesaltar que estas estructuras mantienen al trabajador semiatado
mediante su adscripción a una cabeza de familia independiente y que, en con-
secuencia, este trabajador pierde el estatuto público y entra en una sociedad civil
en formación, pero en calidad de menor de edad, sujeto a un patrón —padre—
que puede ser el mismo a quien sirviera antes él o sus progenitores u otro distinto.
Los efectos transformadores de estas relaciones sobre la sociedad colonial son
evidentes, como también lo es la importancia de la red parental para la cohesión
del pueblo histórico antioqueño y para el ejercicio de relaciones de poder y
dominación sobre una capa muy amplia de agentes privados y trabajadores libres
que han perdido su status público.
114 Las razones "morales" como la vagancia, la prostitución, los juegos de azar o la
desprotección familiar también constituyen motivos para concertar blancos durante
periodos más o menos largos, pero sólo una minoría de éstos estuvo sometida a esta
condición semiatada, la cual se aplica más con menores de edad.
 2 5 2 / Las raíces del poder regional: á caso anaoqueno
La sociedad de negocios y las clientelas
Ya vimos cómo la estructura de parentesco es el medio más socorrido en Antioquia
para poner en común varios capitales con el fin de dar a los negocios una expansión
que de otra manera no hubiera sido posible, convirtiéndose lo parental en antece-
dente de las asociaciones y casas de negocios creadas en el siglo XLX y de las
posteriores sociedades anónimas. También comprobamos cómo las unidades pro-
ductivas agrícolas y mineras, grandes o pequeñas, vinculan los diferentes agentes
participantes como patrones o trabajadores, esto dentro de relaciones parentales
115
donde los mercedarios, agregados y concertados son el ejemplo típico.
La actividad mercantil en grande y pequeña escala también se estructura a
partir de lazos parentales y es innegable la incidencia de esta matriz social en la
temprana configuración de mercados regionales, aunque no se legitiman sobre una
forma semiatada como en los procesos productivos, sino en relaciones parentales
de mediación que aquí denominamos "clientelas"; las cuales implican el intercam-
bio de mercancías, la prestación de servicios, la solidaridad social, la colaboración
en asuntos personales y por qué no, cierta lealtad a principios, creencias y posturas
políticas; es decir, las clientelas involucran actividades que no hacen parte de lo
económico en sentido estricto, por las cuales no se cobra y su fundamento es la
relación de carácter familiar ampliado.
Las relaciones entre comerciantes grandes y pequeños —es decir, entre
quienes tienen su sede en las principales poblaciones y los distribuidores de
mercancías en las minas y los pequeños poblados, así como las que se desarrollan
entre un comerciante y su agente en otro lugar del Estado o del reino— son
116
relaciones sociales muy particulares y semejantes a las clientelas, pues los
compromisos establecidos entre ellos trascienden la órbita de los negocios.
Ann Twinam describe así la relación que don Mateo Molina establece en
Medellín con sus clientes habituales:
[...] hijos, madres y esposas llegaban donde Molina con cartas de sus padres y
esposos y si su crédito era bueno, Molina les suministraba el dinero solicitado (...)
un medellinense que se encontraba ausente envió a su hijo a la Villa para comprar
frijoles y cerdos [sic] como estos artículos no se vendían en la tienda, éste prestó
dinero al muchacho para que los comprara en otra parte [...) cuando murió el
esposo de doña Rita Molina el comerciante arregló el funeral, pagó al sacerdote
115 La afirmación •sobre la predominancia de la pequeña producción independiente en
Antioquia se ha convertido casi en algo paradigmático, a esta línea pertenecen los textos
de Alvaro López Toro, Migración y cambio social... Roger Brew, El desarrollo económico de
Annoquia.... James Parsons, La colonización anüoqueña..., entre otros.
116 El fenómeno de las clientelas ha sido una constante en los análisis políticos latinoameri-
canos y en aquellos asuntos ligados con el ejercicio electoral de los partidos, pero son
pocos los trabajos que intentan desarrollar conceptual y teóricamente esa cuestión o al
menos diferenciarla por la vía descriptiva de otros asuntos afines como los caudillismos.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 5 3
e inició los trámites legales para cobrar sus deudas; los costos del traje, el funeral
y el papel sellado se anotaron en la cuenta de su viuda [...]. Malina es pues no
sólo transportador y vendedor de mercancías y avaluador de oro, sino también
banquero, padre en ausencia, promotor, cartero y despachador de formulas.
Las rnismas funciones debieron desempeñar para sus clientes, los comerciantes
en las parroquias alejadas; cuando alguien planeaba viajar de Medellín, a la capital
del Virreinato, a Honda, Mompox, Popayán o Cartago era frecuente que pidieran
"órdenes" a sus clientes para realizar gestiones, llevar recados, hacer compras o
prestar cualquier servicio que los parroquianos necesitasen en la ciudad de destino
del viajero.
Don Pedro Rodríguez de Zea por ejemplo, es comerciante en Santa Fe de
Antioquia y agente de muchos tratantes de Medellín y Rionegro a quienes les
despacha mercancías, les distribuye sus encomiendas, paga por ellos las deudas y
los impuestos y realiza gestiones tan complejas como las de don Mateo en
118
Medellín. En una sociedad con una estructura comercial amplia, donde ésta no
es monopolizada por un pequeño grupo, la prestación de estos servicios adicionales
y complementarios es una forma tanto de mantener clientelas aseguradas, como
de conceder al comerciante un lugar importante en la vida familiar de sus compra-
dores y a los abastecedeores —comerciantes— un status social privilegiado.
Este proceso no se modifica después de la independencia, por ejemplo las
prácticas mercantiles de don José María Botero Arango en Santa Fe de Antioquia
no difieren mucho de las de don Mateo Molina cincuenta años antes.
119
Examinando el libro mayor de contabilidad de don José María Botero, se
puede comprobar la realización de una serie de actividades muy complejas para sus
clientes, tales como la entrega de dineros adelantados a los hijos y esposas de éstos
cuando el padre está ausente; la compra, fuera de la Villa, de mercancías que
habitualmente no vende en su tienda; el pago de cuentas y la ejecución de tareas
diferentes para sus clientes de Anzá, Frontino y Sopetrán; además, orienta a los
hijos de éstos cuando llegan a la capital a hacer diligencias, lo mismo que a las
personas procedentes de otros lugares hacia Santa Fe de Antioquia con una carta
de recomendación de sus proveedores en otras ciudades.
117 Ann Twinam, Mineros, corneraontes y labradores... p. W.
118 Don Pedro Rodríguez de Zea en 1780 es, al parecer, un pequeño comerciante, pues no
figura entre los mayores importadores de Santa Fe de Antioquia, pero es además agente
mercantil de tratantes y mineros de Rionegro y Medellín, para quienes compra mer-
cancías introducidas de Mompox y las despacha a sus demandantes en estas ciudades;
sobre esa base económica se despliegan relaciones de clientela muy complejas que le
permiten algunos años después a don Pedro Rodríguez de Zea cumplir un papel
importante en el proceso de pobiamiento de Yarumal. Alvaro León Casas Orrego, El
comercio de las ciudades... p. 132.
119 Archivo Casa Comercial José María Botero Arango, "Libro mayor", Medellín, Fundación
Antioqueña para los Estudios Sociales FAES.
2 5 4 / Las raices del poder regional: el caso antioqueño
El comerciante local establece entonces con sus clientes unos lazos que
van más allá de las relaciones mercantiles, pues no empiezan ni terminan con
el intercambio. Estas relaciones no sólo se prolongan en el tiempo sino que
involucran otros miembros de la familia del cliente y del comerciante, quien
además de ser proveedor cumple tareas que van desde el consejo, el apoyo y la
recomendación hasta la realización de los más simples y cotidianos mandados
120
para sus c l i e n t e s .
Si se investigan por ejemplo los indultos otorgados en Antioquia entre 1814
y 1820 tanto por el gobierno español como por el republicano, se puede detectar
cómo quienes sirven de garantes de la lealtad y la neutralidad futura del amnistiado
son por lo general comerciantes importantes de las localidades. En Santa Fe de
Antioquia, don Tomás Pérez de Rubias y don Pablo Pardo, grandes comerciantes
de la zona, son también quienes avalan con su nombre a un mayor número de
personas; en Medellín lo son don José Antonio Mora y don Francisco Pizano
(véanse anexos 5.1,5.2 y 5.3).
De esta manera se propicia la formación de una red de relaciones perma-
nentes y duraderas, en las cuales se vinculan los agentes que intervienen en la
compraventa con lazos que van más allá de lo estrictamente económico; estas
son semejantes a lo parental por su forma, su función y su estructura, pero son
diferentes en tanto no se institucionalizan ni se legitiman. Para diferenciar estas
relaciones de otras más tipificadas, como los agregados, las hemos denominado
"clientelas", las cuales ejercen una innegable influencia en los procesos políti-
cos de los siglos siguientes.
Esta red de relaciones de clientela que funciona en los ámbitos locales
importantes de la provincia también se reproduce de manera similar en los
pequeños poblados y en las zonas mineras donde predomina el mazamorreo; allí,
el rescatante establece con los eventuales compradores una relación de clientela
cumpliendo para ellos tareas y servicios tan complejos como los prestados por sus
homólogos en Medellín, Rionegro o Santa Fe de Antioquia.
Es posible que en estos contextos locales y vecinales la relación de clientela
sea aún más fuerte y que el papel del rescatante tenga mayor incidencia en el
proceso de blanqueado y de tránsito hacia la sociedad descorporativizada; pues
como ya se dijo, el intercambio de productos y el establecimiento de relaciones
permanentes y directas de los negros o los indios con un blanco o blanqueado, el
hecho de ser sus deudores, de venderles y comprarles, significa para aquellos tanto
la legitimación de su independencia como el reconocimiento a su nuevo status
social y el camino mediante el cual estos agentes recién descorporativizados se
120 Las clientelas, como forma de relación comercial, aún se mantienen en las zonas
campesinas de pequeña producción. Son frecuentes entre los compradores locales de
café en la zona del suroeste antioqueño y en áreas típicas de economía campesina del
Oriente del mismo departamento.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 5 5
inscriben en otra matriz social de claro corte parental; de tal forma se gesta otro
tipo de relaciones de poder, alejadas de las rígidas y jerárquicas predominantes en
otros lugares del virreinato y que aquí hemos denominado relaciones integrativas
o incluyentes de poder.
La fundación de poblados y él localismo
Ya vimos cómo los cabildos constituyen los lugares de cierre y de control para la
preservación del poder institucional de las élites dominantes; pero a su vez son la
puerta falsa por donde ingresan nuevos sectores sociales y étnicos, lo cual se
presenta como efecto de la fundación de nuevos poblados que deben crear sus
propios cabildos, donde el hecho de ser fundador concede la preponderancia social
que es transmitida como patrimonio a los herederos. Las nuevas élites provenientes
muchas veces de sectores segregados por mezcla de sangre o ilegitimidad que
cuentan ahora con influencia económica, se constituyen ante todo en poderes
altemos opuestos al viejo orden y a la vieja localidad de donde han emigrado
muchas veces en franca rebeldía.
Esta pluralidad de círculos que avanzan en el espacio, al ritmo de la expansión de
la red mercantil y de la frontera agrícola, permite la génesis de dos procesos de gran
importancia social en la configuración del pueblo histórico antioqueño: la identidad y
la diferenciación, ambos profundamente imbricados en la estructura parental.
En efecto, cada nuevo poblado surge en parte como respuesta a demandas
económicas de producción, los fundadores empiezan por controlar un territorio
e integrarlo a la actividad minera y agrícola, y lo organizan como centro
distribuidor de los recursos para los colonos exploradores de nuevas áreas. Pero
allí no se agota la función del poblamiento, éste también les permite a los
fundadotes convertirse en un dispositivo de poder, pues mediante juntas de
121
pobladores cumplen las funciones propias de los cabildos en las villas y
ciudades en tomo al reparto de la tierra y los solares y al control de los
abastecimientos. Este mecanismo —el de las juntas de pobladores— también
posibilita el establecimiento de relaciones legales con las autoridades provin-
ciales y virreinales para conseguir el reconocimiento oficial, legitimar la
posesión de la tierra y ejercer autoridad policiaca y judicial para garantizar así
el orden y las buenas costumbres.
Por lo general las nuevas fundaciones provocan la oposición de las ya
existentes, de las cuales se hace la segregación territorial, oposición que se
convierte en verdadera hostilidad en algunos casos. Por ejemplo, Santa Fe de
Antioquia intenta en varias ocasiones oponerse a la fundación de Medellín con
el argumento del menoscabo que sufrirían sus rentas y las de la Iglesia; pero
121 Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, pp. 10-25.
2 5 6 / Las raíces del poder regional: d caso anaoqueño
aducen también otros argumentos que revelan la diferenciación que por motivo
de raza se hace de los habitantes del Valle; dicen los "blancos" de Santa Fe de
Antioquia que los habitantes de Medellín son descendientes de indios y negros
y que su lugar es un hato propio para criar ganado. Esta razón al parecer no
tiene mucho arraigo en la realidad, pues buena parte de los fundadores de
Medellín proceden de las familias dominantes de Santa Fe de Antioquia; mas
lo que importa aquí no es la veracidad o falsedad de esta tesis sino el hecho de
esgrimirla en contra de los pobladores de Medellín, pues aquella ha sustentado
el discurso tácito y expreso mediante el cual la élite tradicional de Santa Fe de
Antioquia ha impedido el acceso al poder institucional y al seno de sus familias
a las élites emergentes. Se trata ahora de poner obstáculos a una fundación que
evidentemente lesionará el fisco y el control económico y político de Santa Fe
de Antioquia, por ello insisten en el origen mezclado de los adinerados fun-
dadores de Medellín.
Aunque el gobernador Montoya y Salazar decreta la erección de la Villa desde
1671, a raíz de los buenos oficios de la élite de Santa Fe de Antioquia, la Real
Audiencia suspende el proceso durante varios años y la fundación sólo se logra en
1674 por Cédula Real cuando sus principales promotores, el gobernador Montoya
y Salazar y el presbítero José Gómez de Ureña, han fallecido. 122
La fundación de Rionegro implica también pleitos tanto con la capital
—Santa Fe de Antioquia—, pues ésta reclama como ejidos suyos el Valle de San
Nicolás «de Rionegro, lo cual conduce a un sonado litigio resuelto a favor del nuevo
poblado; como con la ciudad de Arma Viejo, a causa del traslado de los títulos de
Villa y de la imagen de la virgen de la Candelaria. Los opositores a la fundación de
Rionegro aducen también, entre otras razones, la presencia de mulatos, indios,
mestizos; y negros, lo cual evidencia que se trata en este caso de élites nuevas
surgidas en el contexto de la expansión económica. • a su vez son círculos restringidos y locales de poder, opuestos y segregados de
Es tanta la hostilidad entre los pobladores de Arma Viejo y los fundadores de
Rionegno, que los primeros le informan al visitador Mon y Velarde "que desertarán
de la provincia y aun si fuera posible de los dominios del rey católico, antes que
123
reunirse a los de Rionegro".
Esta fundación también enajena la buena voluntad de los pobladores de
Marinilla, quienes miran a los colonos de San Nicolás como posibles competidores,
además <de considerarlos como de escasa tradición familiar, surgiendo muy pronto
una hostilidad recíproca.
Sobre este aspecto dice Mon y Velarde:
Aunque puede parecer adoptable el de que se incorporen Marinilla y Rionegro
alternando los reinos en sus elecciones de empleos concejiles, hallo particular
oposición entre estos vecindarios para el efecto, pues con motivo de estar Rionegro
Mamuel Monsalve, Libro de actas del cabildo... pp. 14-16.
Emiilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, p. 310.
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 5 7
erigida en ciudad y tener la de Marinilla pendiente y adelantada igual pretensión
para Villa, se miran los habitantes de una y otra parte con particular emulación
1 4
que toca en desafecto.
La fundación de Yarumal, segregada de Santa Rosa de Osos, genera la
oposición de los pobladores de esta última, no sólo porque éstos monopolizan
incluso los terrenos donde se creará el nuevo poblado, sino también porque en
torno a éste se enfrentan intereses de mineros y comerciantes de distintos lugares
de la provincia por el control del oro.
En otros casos, la fundación de nuevos poblados la detetminan la construcción
de un camino, mediante el cual se intenta romper un viejo monopolio mercantil o
encontrar rutas más cortas para el abastecimiento de las minas y la comercialización
del oto. Es el caso del camino desde Sonsón hasta el río Magdalena, otorgado a
don Felipe Villegas y sus socios, quienes buscan controlar el comercio con los
productos que traen de Honda y Mariquita, lo cual influye en la importancia
comercial de Rionegro y en la decadencia de la ruta por el puerto Espíritu Santo
controlada desde Santa Fe de Antioquia, además impulsa la propuesta de la
construcción del camino de Urrao a Bevará hacia la costa del Pacífico, con lo cual
los señores de Santa Fe de Antioquia pretenden resarcirse de los efectos negativos
de la competencia mercantil de Rionegro y Medellín.
Estas fundaciones están pues inmersas en el conflicto de la competencia.
Además, los colonos que se aventuran por esas soledades establecen con los
promotores y comerciantes típicas relaciones de clientela, mediante las cuales los
primeros obtienen los recursos inínimos para la supervivencia y los segundos
garantizan el éxito de la empresa mercantil y hacen atractivo el camino para los
eventuales viajeros y sus recuas.
El proceso de expansión mercantil supone entonces nuevas fundaciones, que
poblados ya existentes y enfrentados con éstos por intereses que no se agotan en
lo económico, sino que conllevan al surgimiento de un poder alterno condensado
primero en las juntas de pobladores y luego en los cabildos.
En los espacios locales recientemente fundados volvemos a encontrar como
elementos fundamentales las relaciones de clientela entre los miembros de las
juntas de pobladores y aquellos que pretenden agregarse al nuevo poblado.
El proceso de fundación no es tarea fácil, por lo general significa trámites
burocráticos muy complejos y muy costosos; tales como redactar y enviar memo-
riales al gobernador de la provincia y a la Real Audiencia; elaborar censos sobre los
potenciales pobladores y sus familias, sus oficios y su lugar anterior de residencia;
elegir el terreno que además de ser realengo ofrezca recursos básicos como aguas y
maderas para construcción y que cumpla con los mínimos requisitos de higiene;
medir el terreno, para lo cual se requiere la ayuda técnica de un agrimensor;
124 Ibíd., p. 405.
2 5 8 / Las raíces del poder regional: el caso antioqueño
distribuir los lotes entre los pobladores, señalando los ejidos así como las parcelas
para la explotación agrícola; finalmente, construir la iglesia, pagar el estipendio al
125
cura y conectar el nuevo poblado con un camino principal u otra localidad.
En suma, es un proceso complejo, costoso y fuera del alcance de un colono
pobre, un mazamorrero trashumante o un agente recién descorporativizado, in-
cluso de un grupo de ellos; por esto al frente de tales procesos de fundación siempre
se encuentran promotores con intereses mercantiles o que se disputan los controles
sobre los mercados regionales o locales.
Estos promotores asumen las tareas ya descritas y avanzan los dineros nece-
sarios para cumplir con los trámites y las exigencias; estos dineros se reembolsan
posteriormente en forma de tierras o mediante el remate público de un terreno de
la nueva población. Los promotores operan como juntas pobladoras y adquieren la
legalidad institucional gracias al nombramiento que reciben de jueces pobladores.
Estas juntas representan a los colonos, configurándose así una relación de
clientela que, aunque no está exenta de conflictos, consolida el localismo y refuerza
el sentido de pertenencia y de diferenciación con la vieja ciudad que se opone a la
125 En las instrucciones de Mon y Velarde para la fundación de Yarumal se pueden apreciar
algunos de estos requisitos:
"Habiéndose comisionado para este efecto a V.M.D. para que desde los principales
de los que hallan dispuestos a trasladarse, se presenten ante V.M.D. exponiendo es
su ánimo de formar las dichas poblaciones y que firmen por todos sus compañeros; a
esta presentación, deberán acompañar una vista exacta y formal donde conste: no
sólo las cabezas de familia y su vecindario, sino las personas que componen cada
vecino, con inclusión de mujeres, hijos y esclavos si los tuviere (...) deberán exponer
estos causales en apoyo de su solicitud, pidiendo se les permita el nuevo estableci-
miento por carecer de tierras en otra parte y ser todos labradores y aplicados al laboreo
de las minas [...] se servirá igualmente expresar que sus climas son benéficos y sanos.
Que tienen buenas aguas[...] y que tienen muchas leñas y maderas para edificios [...]
establecido esto, demarcará el terreno que considere necesario para su establecimien-
to señalando a cada uno lo que necesite según su calidad y familia, [...] señalará el
marco donde debe colocarse la población dejando plaza con la extensión que previene
la ley, mandando hacer las casas a cordel para cimentar este expediente, hará V.M.D.
que los sujetos que hacen cabeza y son los principales para este proyecto, me remita
cada uno un memorial exponiéndome sus designios con una matrícula pertinente y
exacta de los sujetos que quieren ir a la nueva población [...] con la instrucción de
este expediente se podrá dar cuenta a su alteza, solicitando su superior aprobación
para que esta sirva de título y resguardo a los nuevos colonos [...]". Emilio Robledo,
Bosquejo biográfico... vol. 2, pp. 14-15.
126 El localismo es un fenómeno general en América Latina, y según Edelberto Torres Rivas,
es la forma primigenia de una identidad que por las condiciones concretas de la crisis
del orden colonial y la ausencia de relaciones capitalistas no logra una dimensión
nacional.
"Las rivalidades locales y las relaciones hacia afuera del mundo americano, no hacían
sino expresar también un Estado protonacional. El nacionalismo era, americanismo sólo
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 5 9
Las juntas de notables o juntas de pobladores necesitan de los colonos para
consolidar la población; deben por eso, atraerlos ofreciéndoles garantías para el
asentamiento y conseguir de ellos el respaldo sin el cual la nueva fundación no sería
posible. Según las Ordenanzas de Mon y Velarde, se requiere al menos un número
127
de cuarenta cabezas de familia para iniciar el trámite de la fundación. Para los
colonos, por su parte, la incorporación a un nuevo poblado significa legitimar su
situación civil como vecinos; es decir, inscribirse en esa nueva trama social como
agentes despojados de sus particularidades étnicas, y adquirir no sólo garantías
materiales para la subsistencia independiente: tierra, recursos económicos y apoyo
institucional y económico; sino también la categoría de vecinos de un poblado,
lo cual les garantiza la individualidad y la libertad, además de cierta preeminencia
social sobre quienes aún no tienen dicha categoría. En suma, significa entrar a la
sociedad civil que se está constituyendo, al mundo de las relaciones privadas; en
consecuencia, la pérdida total del viejo status público supone arraigarse en un
terruño, en una pequeña población de la cual pasan a ser integrantes, corpus social
y político.
El avecindamiento los adscribe entonces a una red social de vecindario, a la
cabeza de la cual están "los fundadores", quienes por el hecho de serlo se convierten
en un nuevo círculo de poder que reproduce el anterior y cierra las posibilidades
de acceso para agentes nuevos que pretendan acceder al ámbito local de poder.
en la conciencia superior de figuras de la calidad de Bolívar y Sucre primero, de Martí
después [...] pero la patria no era América, vasto y vago conjunto difícil de aprehender
culturalmente. La identidad que se reivindica era función directa de los intereses
materiales locales: comercio, tierra e influencias políticas de ámbito parroquial." Edel-
berto Torres Rivas, "La Nación: problemas teóricos e históricos". Estado y política en
América Latina, Lechner Roben (comp.), México, Siglo XXI, 1981, p. 118.
127 Emilio Robledo, Bosquejo biográfico... vol. 2, p. 14.
128 Poco se ha elaborado en tomo a esta categoría histórica en América Latina, cuyo
significado más profundo está arraigado en el tránsito de formas corporativas y de castas
hacia la configuración de sociedades civiles; en la colonia clásica, la categoría de vecino
está ligada a la etnia blanca o blanqueada, la autonomía social y la independencia; al
menos en este sentido lo utilizan los visitadores virreinales en la provincia de Antioquia.
El proceso de blanqueado y descorporativización significa un cambio en el concepto de
vecino ligándolo más al fenómeno histórico del localismo. Sin embargo continúan
vigentes los criterios de autonomía social e independencia económica; pero es la forma
de inscripción en los espacios locales del agente descorporativizado que gana al avecin-
darse en el poblado un nuevo arraigo social, una nueva identidad con su localidad, su
parroquia y su espacio municipal; es en este contexto aldeano y fragmentado donde se
configura la sociedad civil en América Latina. Vecino es en la crisis del orden colonial
quien se "avecinda", quien se arraiga en un pueblo —más fácil de lograrlo en los nuevos
que en los viejos—, que es propietario, vasallo del rey de España y que no puede ser
sometido nuevamente a ninguna forma corporativa. La independencia y la nueva
legalidad que instaura este proceso eleva los vecinos a la categoría de ciudadanos, es
decir, de miembros de la sociedad civil.
 2 6 0 / Las raices del poder regional el caso anáoqueño
La nueva entidad colectiva aparece representada por los fundadores, quienes
pasan a ser sus "padres" y el canal mediante el cual los colonos consiguen el acceso
a la tierra, el avecindamiento y la independencia económica. Así, el sentido de
pertenencia a ese ente colectivo —el poblado— pasa por el reconocimiento de la
paternidad poder del fundador y está ligado al ente estatal que lo representa: el
cabildo; esto permite afirmar que para estos agentes recién descorporativizados,
que empiezan a ser células de la sociedad civil por la vía del avecindamiento y del
poblamiento, la primera experiencia de territorialidad y de patria es el ámbito
restringido de la localidad.
Este aprendizaje de lo nacional se inicia en lo local y las relaciones de
vecindario, calcadas sobre lo parental, son el cordón umbilical de un nuevo arraigo
después de un proceso de descomposición de las formas corporativas anteriores;
así, el localismo, como fenómeno social de gran importancia en la Antioquia
borbónica y posiblemente también en otras regiones de la Nueva Granada, tiene
dos vertientes imbricadas en su consolidación: los círculos autónomos inde-
pendientes de poder, gestados mediante la fundación de nuevos poblados por élites
opuestas a las viejas, y, por otro lado, las relaciones de vecindario, de corte parental,
129
establecidas entre los colonos y los "padres fundadores".
Estos procesos de colonización, la ampliación de la frontera agrícola y el
poblamiento, se desarrollan en medio de grandes y pequeños conflictos ligados en
algunos casos a luchas por la tierra como sucede en Yarumal, Sonson, Abejorral y
más tarde en la expansión hacia el sur —Salamina, Pacora, Neira, Manuales—;
en otros casos, este proceso lo marca la disputa por el control económico de regiones
más vastas, por ejemplo, la fundación de Medellín por los mineros que se desplazan
hacia el Valle de los Osos o el de Nueva Caramanta que responde al interés por el
control del oro de Marmato y Supía. Ambas modalidades, la de la lucha por la tierra
y la del control de los mercados regionales, remiten a un lugar común: el poder, el
control y la dominación del espacio territorial de la provincia.
129 La relación de vecindario en los poblados de la colonización a lo largo del siglo XIX
queda cristalizada en la denominación "padre fundador" utilizada muy habitualmente
para designar a los notables que promueven y organizan las fundaciones. Esta voz no es
ningún eufemismo; por el contrario, corresponde de manera exacta al carácter de los
lazos entre fundadores y pobladores.
Hay un caso en la historia de Antioquia que constituye la forma más acabada e
institucionalizada de este proceso. Es el de la fundación del municipio de Támesis. Don
Pedro Orozco, uno de los promotores del nuevo poblado, casado con doña Rafaela
Gómez y sin descendencia, adopta legalmente a muchos de los pequeños colonos que
llegan a la nueva población —más de ochenta— a todos les da su apellido y parcelas
para cultivar. Salvador Orozco, Apuntes de la vida de Pedro Orozco, fundador de Támesis,
Medellín, Imprenta del Departamento, 1887.
130 Otto Morales Be ni tez, Testimonio de un pueblo, Bogotá, Imprenta del Banco de la
República, 1962, pp. 72ss.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 6 1
Estos conflictos en muchas oportunidades ocasionan enfrentamientos no sólo
entre viejas y nuevas élites sino también entre las juntas de pobladores; los notables
se dividen por competencia mercantil y más tarde por intereses políticos, divergen-
cias que en algunas oportunidades involucran al común; pero en lugar de debilitar
el localismo lo fortalecen, mediante las relaciones de clientela y la estructura
parental, fundamentos del gamonalismo del siglo XIX.
Los dos vías del blanqueado
El blanqueado junto con la sociedad de negocios y el localismo, son los procesos
de mediación más importantes para la constitución del pueblo histórico antio-
queño, cuyo principio estructurante es la relación parental ampliada.
El blanqueado no es exclusivo de las élites conformadas por aquellas
familias tradicionalmente asentadas en la región, interesadas desde siempre en
propiciar alianzas entre sus hijas y los españoles recién llegados para cambiar
el balance racial, pues temen que algún impertinente gene recesivo denuncie
131
la presencia de una abuela negra o india; los grupos mestizos y mulatos
enriquecidos mediante el rescate también se involucran en el proceso al
comprar cédulas de blanqueado o títulos de dones para acceder al control
institucional de los cabildos y ampliar por esta vía su capacidad de maniobra
económica; el blanqueado tiene entonces vastas proporciones, a él recurren
130
también agentes del común con el ánimo de inscribirse en esa nueva matriz
social parental. Así, blanquearse para las diversas etnias dominadas en Antio-
quia no sólo implica adoptar el cristianismo, la lengua castellana, la forma de
vida, las prácticas sociales y el derecho del blanco dominador; sino también
aprender a ser como los blancos, a la fuerza y mediante la violencia, pues de
hecho este procedimiento, denominado por los historiadores como la coloni-
zación hispánica, se presenta con escasas variantes en toda Latinoamérica.
Es decir, en Antioquia las etnias dominadas además de aceptar o de resistirse
132
a la imposición de la cultura española, participan activamente en la construcción
de la red parental donde se gesta la sociedad civil de nuevo cuño; no son, pues,
131 El título de Don es un reconocimiento a la limpieza de raza y de sangre del criollismo,
lo cual tiene incidencias en el orden administrativo y en la esfera del prestigio social.
Jaime Jaramillo Uribe, Ensayos sobre historia... pp. 196-202.
132 Los fenómenos de la colonización de América Latina se han analizado bajo la óptica
antropológica de la trasculturación o de los fenómenos del mestizaje, en tales análisis se
enfatiza en la imposición violenta de la lengua, la religión, las normas y las creencias de
la metrópoli; esta vía violenta es destacada por Torres Rivas para diferenciar la formación
de las nacionalidades en América Latina de las del continente europeo, donde un
proceso de confrontación de diferentes etnias en periodos muy largos da como resultado
pueblos cohesionados y nacionalidades sin fracturas étnicas tan drásticas como las de
América Latina. Edelberto Torres Rivas, Estado y política en América Latina... p. 115.
2 6 2 / Las raíces del poder regional: el caso arinoqueño
únicamente receptoras pasivas de un adoctrinamiento extranjero, agenciado por
la administración virreinal y la iglesia católica, sino que también son protagonistas
del nuevo orden que se pretende establecer Además, inciden en la transformación
de algunos de los parámetros eticoculturales de los blancos, esto en atención a
nuevas demandas sociales. Lo anterior confirma que la disposición de las castas de
la tierra, no se limita al abandono, el rechazo y el olvido de sus determinaciones
socioculturales y étnicas, sino que implica también su participación activa en la
configuración del nuevo ethos sociocultural mediante la segunda vía del blan-
queado.
La segunda faceta del proceso de blanqueado si bien no excluye la
aceptación pasiva y la imposición violenta de los moldes socioeconómicos y
eticoculturales hispánicos, las desborda en dos sentidos: por medio de una
aceptación voluntaria y participativa en la construcción de la red parental
ampliada y mediante las transformaciones en el grupo dominador, pues éstos
terminan aceptando unas formas de relación social diferentes —incluimos aquí
las de producción en sentido estricto, ideológicas y socioculturales entre
otras— que se alejan del paradigma colonial; esta segunda faceta, que denomi-
namos incluyente no excluye el conflicto, pues las contradicciones no des-
aparecen en el proceso de constitución del modelo parental ampliado; el 133
cual involucra los tres troncos étnicos y cuyo resultado siempre inacabado es
el pueblo histórico antioquefto.
La resistencia indígena o negra es otro factor que contribuye a la fractura nacionalitaria
o al laxo ejido nacionalitario como lo denomina Torres Rivas:
"Después de trescientos años de coloniaje, con mayor o menor dosis de violencia, se
produjeron resultados de ajuste cultural, de transculturación interna de los que resulta-
ron un idioma común y una misma religión, formas oficiales [legales] de comunicación
social y de concepción del mundo. Lo que fue legitimado por la fuerza adquirió
racionalidad por la costumbre, pero no hay duda de que en regiones como Meso América
o el mundo andino, los idiomas aborígenes y las cosmogonías precolombinas junto a otras
expresiones simbólicas y valorativas, se defendieron en simbiosis actualmente difíciles
de desentrañar, Y la superposición no fue sólo cultural, sino la de un poder imperial sobre
formas locales de organización del poder." Ibíd., p. 116.
133 Esta vía de formación del pueblo histórico que aquí hemos denominado incluyente, es
la que corresponde a la descripción de Torres Rivas sobre los procesos europeos los cuales
contrastan con los latinoamericanos
En tal sentido, los procesos culturales que se encuentran en la formación de la Nación
moderna son el resultado de un prolongado enfrentamiento entre grupos o fuerzas
sociales portadoras de formas de vida material y espiritual que se funden para alcanzar
una homogeneidad superior [...] es decir mecanismo de ajustes entre diferentes sectores
socioculturales de una sociedad, que implican el establecimiento de nuevas relaciones
culturalmente sancionadas. Ibíd., p. 114.
Es una vía que presupone los conflictos y las confrontaciones, pero el resultado es una
síntesis que difiere de los orígenes étnicos de los tres troncos iniciales; un pueblo diferente
Las redes parenuúes: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 6 3
La construcción de esta estructura parental ampliada, que remplaza la vieja
sociedad corporativa, se desarrolla en Antioquia por estas dos vías del blanqueado,
transformando profundamente las condiciones materiales en las cuales se desen-
134 v
vuelve la vida social y se gesta un nuevo sentido común que liga con nexos
permanentes los agentes sociales de diverso origen étnico en un pueblo histórico
diferente de sus raíces.
Los parámetros más generales de la cultura hispánica son agenciados por las
vías de la imposición violenta de la lengua, la religión, las creencias, el derecho y
el sistema económico, es decir, la primera modalidad del blanqueado; en este
aspecto, Antioquia comparte con la Nueva Granada rasgos comunes que permiten
pensar que dispone de los elementos necesarios para constituir la nación. Pero la
segunda forma del blanqueado —la participación activa y voluntaria en la cons-
trucción de una red diferente de relaciones sociales— propicia la formación del
sentido común antioqueño, entendido como una filosofía popular, una forma
particular de ver el mundo y transformarlo, de desarrollar la vida cotidiana y las
ptácticas sociales que a la postre constituyen el ethos sociocultural de este pueblo.
Es precisamente en esta segunda vía del blanqueado donde radica no sólo la
diferencia con el modelo clásico sino también la importancia de la red parental en
la constitución del sentido común y la formación del pueblo histórico antioqueño.
El modelo clásico de la colonización de América se desarrolla a través de la
primera forma del blanqueado, que implica la absorción y destrucción de las etnias
dominadas y su inscripción forzada en la cultura occidental a partir de la imposición
de una nueva religión, una nueva lengua y una nueva concepción del mundo y de
las prácticas sociales; proceso éste realizado dentro de un orden social estamentario
y corporativizado que garantiza la separación de los tres troncos étnicos. En este
contexto no sólo se asume la producción material y la extracción del excedente
económico sino que también marca el carácter general de las relaciones sociales
de sus orígenes donde todos los componentes sufren en mayor o menor grado la
transformación. Por el contrario, la vía impositiva del blanqueado mantiene la fractura
étnica, la desintegración, la total ausencia de cohesión y si existe acercamiento entre
estos grupos se presenta como expresión del llamado "malinchismo" o la entrega al
enemigo de clase o de etnia, o al extranjero de todos los secretos de su pueblo para
facilitarle la dominación. Para Torres, la vía que nosotros hemos denominado incluyente
es en esencia europea; sin embargo en América Latina también se da algo similar aunque
enmarcado en otros parámetros sociohistóricos como lo revela la experiencia de
Antioquia, deCosta Rica en América Central y de algunas zonas litorales de Venezuela
y Panamá.
134 El sentido común es esencialmente histórico, determinado por la ccrnfrontación de
diferentes grupos étnicos y clases sociales, y su transformación obedece a los cambios
en las condiciones materiales de existencia social; "su rasgo más fundamental y más
característico es el de ser una concepción disgregada, incoherente, incongruente,
conforme a la posición social y cultural de las multitudes (...)". Antonio Gramsci, Eí
materialisrno histórico... pp. 125-126.
2 6 4 / Las raíces del poder regional: el caso anáoaueño
sostenidas en el estatuto público de los agentes y en la diferencia de castas
rígidamente establecidas en los pueblos coloniales.
Esta primera vía del blanqueado —imposición violenta— y el mantenimiento
de la forma corporativizada del orden social son los parámetros desde los cuales se
desarrolla la vida material en la Nueva Granada, lo cual propicia una sociedad
étnicamente fragmentada, donde las castas y las etnias no solamente están dife-
renciadas por el status público, 135
es decir, por el lugar que ocupan en la producción
y en la apropiación del excedente, sino que también están segregadas en el espacio
territorial y discriminadas ante la administración, la religión y el derecho.
Los dos parámetros anteriores suponen una situación de explotación, pues
implican una serie de privilegios y segregaciones sobre los cuales no es necesario
insistir; aquí sólo nos interesa destacar cómo ante esta situación las castos de la tierra
reaccionan de diferente manera: mediante la sumisión y la aceptación formal de la
cultura blanca; manteniendo en la sombra, en el ámbito de lo doméstico, sus más
acendradas tradiciones, prácticas sociales y formas culturales, lo cual se facilita,
aunque parezca paradójico, por las formas corporativas dominantes o, por el
contrario, resistiéndose a inscribirse en el mundo de los blancos, huyendo hacia
zonas alejadas y de difícil acceso, como de hecho ocurre con algunas tribus
indígenas, o mediante la rebeldía franca expresada en los palenques de negros.
En ninguno de los dos casos, la sumisión aparente o la rebeldía abierta, se
gesta un espacio propicio para la cohesión social; el blanqueado sólo logra éxitos
parciales en el dominio de lo público pero no en la esfera de lo doméstico; además,
a partir de la corporativización de la sociedad, de la vida en común de las
colectividades negras e indígenas —palenques, resguardos, parcialidades, hacien-
das esclavistas o minería de cuadrilla— se preservan por más tiempo las etnias
dominadas, no sólo racial sino culturalmente, y los efectos de esto sobre la sociedad
en su conjunto son las fracturas y las escisiones, donde sólo unas relaciones de poder
jerárquicas y verticalistas —sustentadas en parámetros ideológicos de nobleza de
cuna, pureza de raza y dominio económico— podrían mantener por la fuerza el
control social.
Podemos afirmar entonces que la primera forma de blanqueado predomina
tanto en aquellas regiones donde se sostiene lo corporativo durante más tiempo
como en aquellas donde se generan formas de oposición, refugio y rebeldía; estas
regiones se constituyen en medios propicios para que operen los mecanismos
extraeconómicos clásicos para la apropiación del excedente económico, para la
consolidación de concepciones ideológicas señoriales y para posibilitar relaciones
135 La legislación colonial dividió a la población en grupos definidos por su color, por su
origen y por sus funciones adscritas. En América, la tendencia medieval a aislar grupos
socioculturales en forma de estamentos fue muy fuerte; cuerpos sociales cerrados, con
deberes y derechos específicos entre sí y con los del "exterior", separados por culturas y
símbolos distintos. Todo esto no favoreció la formación de una conciencia nacional.
Edelberto Torres Rivas, Estado y política... p. 117.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Anrioauia / 2 6 5
de poder jerárquicas y verticalistas; en la Nueva Granada eso se presenta en el
altiplano cundiboyacense, Nariño, Cauca, algunas zonas de la costa Atlántica, en
el nordeste, el occidente y los valles del río Atrato y los del río Magdalena en
Antioquia; en estas poblaciones, la descorporativización se realiza después de la
Independencia, más por la vía jurídica que por la real y en medio de grandes
traumatismos políticos y de conflictos raciales y étnicos, es decir, en las zonas de
exclusión.
Por el contrario, en las regiones donde el proceso de descorporativización del
orden social se desarrolla tempranamente, como en la Antioquia central, durante
un periodo más largo y donde la órbita de lo privado se extiende desde antes de su
legitimación con la Independencia, la segunda forma de blanqueado fue la domi-
136
nante —la incluyente—, pues logra no sólo revolucionar el espacio público sino
también el doméstico, propiciando tanto la disolución de las etnias dominadas
como la incorporación de éstas a un nuevo corpus social.
Aquellas regiones como la Antioquia central, presentan un balance favorable
para esta segunda forma de blanqueado, se dan condiciones de vida material
diferentes a las del modelo clásico y las relaciones jerárquicas y verticalistas
dominantes en otros ámbitos no tienen lugar aquí; no porque los blancos antio-
queños tengan per se una mentalidad distinta sino porque carecen de las condicio-
nes materiales para desarrollar dichas relaciones; por ello, deben deponer sus viejas
concepciones sobre el trabajo manual y adoptar prácticas incluyentes opuestas al
paradigma colonial.
En estos casos de descorporativización temprana, con pérdida relativa del
status público de los agentes y con descomposición de la sociedad de castas, las
condiciones materiales son propicias para gestar un pueblo más cohesionado, más
integrado, donde las fracturas y las diferencias sociales no dejan de existir pero son
menos evidentes, menos transparentes y están mediadas por unas relaciones de
poder que permiten la formación de espacios económicos de acumulación y
enriquecimiento al igual que espacios políticos de mediación.
136 Es importante aclarar que ambas formas de blanqueado no son alternativas o excluyen-
tes, es por ello que ambas están presentes en los procesos de conquista y colonización
de América, aunque su presencia es diferencial y en algunas regiones es desigual el peso
de cada una; así, cuando se habla de inclusiones no se está excluyendo la dominación,
pues de hecho aquella es una forma específica y diferente de dominar, ni tampoco se
excluye el proceso impositivo violento que es una constante, por decir lo menos, en
América Latina; lo que nos interesa es el balance histórico de ambas vías, pues de allí
deviene la posibilidad de analizar tanto el carácter concreto de las relaciones de poder
como la especificidad de la conformación del sentido común.
La concepción althusseriana y del marxismo estructuralista en general, considera la
familia como un aparato ideológico del Estado; es decir, como un mecanismo del Estado
para reproducir condiciones de la producción. Louis Althusser, Aparatos ideológicos del
Estado.
 2 6 6 / Las raices del poder regional: el caso antioqueño
En la Antioquia central, el blanqueado por la vía incluyente se desarrolla
fur«damentaLrnente en la esfera doméstica —privada—, en el mundo complejo y rico
de la vida familiar, por esto, la estructura parental ampliada tiene un papel tan
importante en este proceso y constituye su principio estructurante, pues es precisamente
en esa matriz social donde se inscriben los agentes provenientes de distintas etnias y
donde se originan relaciones sociales incluyentes que ligan los agentes con lazos de
parentesco institucionalizado como los agregados, merced arios y concertados, y de
parentesco no institucionalizado como los de clientela y vecindario. Esta inscripción de
los agentes en la estructura parental ampliada, revoluciona el espacio de lo doméstico
privado, transformando así las condiciones de la vida material, gestando y ampliando
el espacio de las relaciones privadas que hicieron inoperante, por decir lo menos, la
estructura de lo público colonial.
Esta experiencia histórica diferente permite no sólo consolidar la identidad
del pueblo antioqueño sino también marcar su diferencia con otros espacios
territoriales de la Nueva Granada.
Los elementos nacionalitarios comunes en la Nueva Granada provienen
de la vía jerárquica del blanqueado; pero la predominancia en la región
antioqueña central de la vía incluyente provoca la formación de un pueblo
histórico que sólo comparte con el resto del virreinato aquellos procesos
socioculturales agenciados desde lo público colonial. En ese contrapunto
identidad-diferenciación es ptecisamente donde puede entenderse la lógica de
la regionalidad colombiana del siglo X I X .
Por las consideraciones anteriores podemos pensar que el proceso de blan-
queado del común, desarrollado en la Antioquia central por la vía incluyente,
constituye un elemento de mediación en el tránsito de lo triétnico a la formación
del pueblo histórico.
La estructura parental con las telaciones que la constituyen tiene necesaria-
mente su génesis en lo doméstico, y es perfectamente compatible con la vieja
sociedad corporativa y de castas, pero en Antioquia tal estructuta desborda el
espacio de lo doméstico, se extiende por fuera de las unidades familiares como una
respuesta específica a la descorporativización de la sociedad. Esta ampliación de
los lazos parentales va configurando necesariamente el espacio de lo privado y de
la sociedad civil prematura que se desarrolla cuando aún permanecen vigentes las
instituciones típicas del mundo colonial.
La estructura parental ampliada inscribe el agente descorporativizado en una
matriz de relaciones donde pierde no sólo su status público sino también los nexos
con su comunidad étnica y se introduce en ese nuevo orden social privado, pero
no como individuo abstracto, ni como sujeto de derechos y deberes y portador de
mercancías como correspondería en la vigencia plena de la sociedad civil dentro
de la relativa separación de lo público y lo privado, sino a la manera de un menor
de edad que necesita tutela y protección. Esta forma de inscripción redefine
también el lugar y las funciones de los agentes dominadores, quienes para controlar
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 6 7
la apropiación del excedente y ejercer el poder aceptan el oficio de tutores, dándole
un marcado tinte parental a las relaciones económicas.
El blanqueado incluyente tiene también una importancia muy grande en la
formación del sentido común que constituye la sustancia primigenia de la identidad
y la cohesión del pueblo histórico antioqueño y de los elementos diferenciales que
le permitieron aparecer en el contexto de la Nueva Granada con un perfil
reconocible para propios y extraños.
Ejes formadores de la identidad
El sentido común del pueblo antioqueño se configura a través de las particulari-
dades del proceso de blanqueado en su dimensión incluyente, y si bien se expresa
en prácticas sociales y criterios ideológicos denominados por los investigadores
actuales como "antioqueñidad", no quiere decir que éstos operen únicamente en
el campo de las representaciones, en la órbita de lo simbólico. Estas construcciones
del pensamiento colectivo tienen anclajes muy concretos en la singularidad de la
vida material de Antioquia, y el hilo cond uctor que nos permite establecer la ligazón
entre unos y otros es el proceso de blanqueado por la vía incluyente que se desarrolla
sobre el principio estructurante de la red parental, en el ámbito de lo doméstico-
privado.
No es de extrañarse entonces, que uno de los elementos más relevantes del
sentido común de Antioquia sea la familia y los valores tradicionales adheridos a
ella: obediencia filial, protección paternal, solidaridades primarias, unidad en torno
a la actividad productiva, papel protagónico de la madre como elemento portador
de la tradición y base de esa célula del orden social de proyección hacia el futuro
y la defensa de todo aquello que se oponga a su estabilidad y permanencia.
Vimos además el importante papel desempeñado por la estructura parental
en la constitución de la élite dominante en Antioquia, la cual opera como canal
de flujo de los capitales generados en la minería hacia la órbita mercantil, como
lugar de anudamiento de intereses económicos y políticos divergentes, como
germen de la asociación de capitales, como antecedente histórico de la sociedad
anónima y como elemento de control político a través de los cabildos. El orden
familiar se desarrolla con igual fuerza entre el común, pues la familia es la unidad
básica de producción y consumo en la pequeña y mediana minería y en la
agricultura, eincluso en el comercio, y es también la unidad básica del poblamiento
y el avecindamiento; pero quizá más importante que todo esto, es que la estructura
parental ampliada o plena y las relaciones que la constituyen —de parentesco, de
clientela y de vecindario— son el basamento material, la experiencia histórica de
una colectividad formada sobre la descomposición de etnias totalmente diferentes
y antagónicas entre sí.
Así, la familia en Antioquia es algo más que una institución impuesta por la
cultura occidental y sacralizada por la Iglesia católica; es algo más que un aparato
 2 6 8 / Las raices del poder regional: el caso antioqueño
ideológico, no se restringe al orden de lo doméstico privado ni se queda circunscrita
a los lazos de consanguinidad y afinidad; por el contrario, la familia es principio
estructurante de este pueblo histórico y se encuentra bajo diversas modalidades
—algunas veces oscurecida por procesos de mediación—, en todas las esferas de
la vida social: en la producción, la circulación, el consumo, la política, el poder, la
ideología, y sobre esas relaciones se configura uno de los elementos más importantes
del sentido común. La presencia de la familia en la órbita de las representaciones
simbólicas tiene entonces un anclaje profundo en la vida material de la Antioquia
borbónica y republicana.
El trabajo productor de riqueza
La tendencia hacia el trabajo material y manual, orientado hacia resultados útiles,
es otro de los ejes importantes del sentido común antioqueño que suscita un gran
interés, pues contraviene las prácticas culturales dominantes en la Nueva Granada
que desprecian este tipo de actividades y privilegian el ocio creativo, el interés por
la filosofía, la teología, el arte y la literatura. El trabajo como productor de riqueza
corresponde al advenimiento del capitalismo, al desarrollo de las ciencias naturales
y a los inicios de la industrialización en Europa; esto ha llevado a los investigadores
que han abordado la historia de esta región a conclusiones como las del origen
calvinista o judío de los pobladores antioqueños, tan en boga durante el siglo
I J
XIX. ° Este es el riesgo de los paradigmas teóricos; mas este eje sociocultural no
es más que el resultado de las formas concretas mediante las cuales se constituye
el pueblo histórico antioqueño.
Tanto el carácter parental por excelencia de las unidades productivas media-
nas y pequeñas como la vía incluyente del blanqueado redefinen los lugares de los
agentes sociales en el espacio de la producción y en el de la vida misma.
137 El sentido de lo útil y las prácticas poco aristocratizantes de los antioqueños en
comparación con las que predominan entre las élites del mundo hispánico han sido
motivo de interés y reflexión para todos los estudiosos que se han aproximado a la historia
antioqueña. Véase: James Parsons, La colonización antioaueña del Occidente de Colombia,
2* ed. .Bogotá, Bancode la República, 1961. EverthHagen, El cambio social en Colombia:
el /actor humano del desarrollo económico, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1963. Alvaro
López Toro, Migración y cambio social... Frank Safford, "Empresarios nacionales y
extranjeros en Colombia durante el siglo XIX", Aspectos del siglo XIX en Colombia,
Medellín, Ediciones Hombre Nuevo, 1977. Roger Brew, El desarrollo económico de
Antioquia...
138 Luis H. Fajardo, La moralidad protestante... de los antioqueños: estructura social y persona-
lidad, Cali, Ediciones Departamento de Sociología, Universidad del Valle, 1966. Enrique
Otero D'Costa, "El semitismo antioqueño". Archivo HistoTioi de ManizaJes, № 34,
octubre de 1924- Antonio José Restrepo, "¿Quién es Felipe de Gutiérrez González?",
Archivo Historial de Manizales, № 34, octubre de 1924.
Las redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia / 2 6 9
En Antioquia, la revolución en el espacio doméstico privado la posibilita el
carácter específico de la producción y la vigencia de múltiples unidades productivas
pequeñas y medianas, donde no se presenta una separación taxativa entre trabajo
manual e intelectual y donde entre el propietario y los trabajadores no median capas
de administradores, capataces y mayordomos que alejen de la cúspide a quienes
i 139
están en la base de la pirámide.
Los blancos antioqueños deponen sus criterios aristocratizantes y señoriales
por ser totalmente incompatibles con el control del oro y la actividad productiva
de la provincia. Precisamente en la experiencia cotidiana del ámbito doméstico se
hace evidente que el trabajo manual con sentido útil es más productivo y rentable
que la vida parasitaria de los terratenientes y mineros tradicionales; lo que tiene su
expresión en la vida material y en la cotidianidad interétnica de las unidades
productivas regidas por la lógica de lo parental.
Al respecto, la historiografía antioqueña está llena de ejemplificaciones que
avalan el sentido pragmático utilitarista y novedoso de las élites antioqueñas. Don
Teodomiro Llano, que describe la vida de su suegro don Gabriel Echeverry, narra
cómo éste en su juventud y a raíz de una aguda crisis económica de su familia,
ocasionada por la quiebra y muerte de su padre, es enviado a finales del siglo XVIII
en compañía de uno de los fieles esclavos de su casa a trabajar como asalariados de
un minero español que intenta explotat algunos aluviones en la región norte del
Valle de Aburra. 140
Empleador y empleados —el negro y el criollo— comparten
tanto los azares y los fracasos del laboreo de las minas como las privaciones y
limitaciones; sin embargo, entre el español y sus dos trabajadores existe una relación
de explotación, pues las eventuales ganancias del proceso van a parar al bobillo
del blanco español y seguramente el esclavo de don Gabriel carga con la peor parte
de las relaciones cuasi parentales allí establecidas. En este caso es patente la forma
como se revoluciona con prácticas distintas el espacio de lo doméstico privado y
se propicia un paradójico acercamiento entre etnias que legitiman el trabajo
manual.
Aunque don Gabriel Echeverry y su familia pertenecen a la élite económica
y política de Antioquia, donde este tipo de procedimientos es casuístico, por decir
lo menos, no ocurre lo mismo en estratos medios y bajos de la sociedad. Si miramos
139 Esta descripción apunta en lo fundamental a la pequeña y mediana producción agraria
y minera predominante en Antioquia; la minería de cuadrilla y la gran hacienda tienen
una estructura jerárquica y mediada por capas de administradores y capataces, pero aún
en ellas se presenta la convivencia de esclavos y agregados de distinta adscripción étnica
y la posibilidad para las castas de la tierra de acceder al oro en polvo y su vinculación
por lazos mercantiles con otros agentes diferentes, lo cual conduce también a revolu-
cionar en menor medida el espacio de lo doméstico, aboliendo así las fronteras que
separan estas unidades productivas corporativizadas del resto de la sociedad.
140 Teodomiro Llano, Biografía del señor Gabriel Echeverry, Bogotá, Casa Editorial de
Medardo Rivas y Cía., 1890, pp. 33-36.
270 / Las raíces del poder regional: el caso anáoqueño
las matrículas de los mazamorreros en Antioquia, se puede detectar que cada uno
es cabeza de familia y de trabajo de un grupo muy conspicuo, donde se mezclan en
el proceso de trabajo y en el espacio doméstico los hijos y yernos del mazamorrero,
algunos esclavos —un promedio de cinco por cabeza— e incluso agregados, los
cónyuges y los hijos, tanto del mazamorrero como de los esclavos de éste. En
consecuencia, el éxito económico y el ascenso social de algunos mazamorreros y
141
rescatantes antioqueños, cuya actividad consiste en un duro trabajo manual,
rjermite los cambios de significado del trabajo e impone una forma de relación
parental ampliada, posibilitando así el ingreso de las castas de la tierra a la sociedad
civil por la vía de la sujeción parental.
En el espacio de lo doméstico privado no caben pues las diferenciaciones
aristocráticas y señoriales frente al trabajo, aunque estas sí operan en las sociedades
corporativizadas y de castas. En la Antioquia central, confluyen en tal espacio los
intereses de amos, esclavos, agtegados, rescatantes, grandes comerciantes y agricul-
tores de todos los matices, anudados mediante relaciones parentales con el fin de
extraer el oro en polvo y controlar su circulación.
La magia del oro en polvo
Teniendo en cuenta que los más diversos intereses sociales se orientan hacia la
producción y control del oro, es evidente que este metal en la Antioquia borbónica
e independentista es algo más que un producto de exportación, que una moneda
y que un medio de cambio —lo cual representa un panorama de funciones bastante
amplio—. El oro en polvo representa también un horizonte de posibilidades
económicas para una gran masa de población dedicada a buscarlo y que —por esta
vía— en ocasiones logra enriquecerse.
En una región minera con las características anotadas, ese horizonte de
posibilidad es de vastas proporciones, pues llega incluso a permear «ectores de la
base de la pirámide social.
141 En Antioquia el mazamorreo y el rescate son vías de enriquecimiento y de blanqueado;
a modo de ejemplificación se pueden señalar algunos casos: don Jacobo Fació Lince por
ejemplo, fue mazamorrero en Río Chico en 1793 y allí aparece matriculado como tal en
ese fecha; más tarde, en los inicios del siglo XIX se convierte en escribano de Medellín,
cargo público éste de mucha significación política en el Cabildo, lo que permite pensar
en el éxito económico y el ascenso social de este señor en un tiempo relativamente corto.
Don Francisco Res trepo, mazamorrero de Carolina, fue posteriormente alcalde de esa
ciudad; don Miguel de Sierra llegó a ser interventor de las reales rentas de tabaco y
naipes en Carolina; Rafael Botero, juez poblador de Carolina; José Antonio Estrada,
alcalde de Yarumal; Manuel Gutiérrez lo fue de San Pedro; Joaquín Rengifo de Guarne;
Agustín Inestroza del Retiro y don Crisóstomo Ortega de las Claras. Lucelly Villegas
Villegas, Minería y trabajo independiente... p. 183A.
Las redes pareruales: un dispositivo de poder en Antioquia /271
Por ejemplo, los negros esclavos no sólo extraen el oro como en el modelo caucano
sino que tienen acceso a él, pues cuentan con la opción de trabajar para sí un día de la
semana; también pueden mrercambiark) por mercancías e incluso comprar con él su
libertad. Así, este metal es la vía hacia la independencia econórnica, el progreso y el
bienestar, el símbolo no sólo de la riqueza sino de la autonomía. También para los indios
y sus descendientes mestizos y zambos, el oro deja de ser predcrrruTianternente orna-
mental y ceremonial, para convertirse en medio de cambio, en vehículo de descorpo-
rativización, de independencia económica social y de blanqueado. Para las etnias
dominantes —blancos y criollos— el oro en polvo, signado por las particularidades
anotadas, significa el cierre de la vía tradicional de la apropiación del excedente
económico y del control social y, a la vez, exige un cambio de procedimientos para
adaptarse a la nueva realidad y encontrar vías diferentes para el ejercicio de la propiedad
económica y el control social que los aproxima a los otros sectores.
Todos los estamentos sociales por diversas razones se anudan en torno al oro
en polvo, el medio para su consecución es el trabajo productivo, con fines útiles
que se imbrican con la riqueza y gestan nuevos símbolos y expectativas.
La tierra deja de ser signo de prestigio y pasa a ser remplazada por la posesión del
oro en polvo; la actividad mercantil, tan desprestigiada en las sociedades tradicionales,
adquiere gran connotación social, pues es allí donde se entrelazan los hilos que la
provincia puede controlar ecorvómica y socialmente. Este nuevo espacio económico,
social y simbólico, abierto por el o r o 142
en polvo, se desarrolla en el ámbito de lo
doméstico privado y en contradicción con lo público colonial; es en este espacio de lo
doméstico privado donde el trabajo con fines útiles logra sentido y dimensión social.
En este caso, no se trata de un concepto abstracto impuesto desde arriba sino de
condiciones nacidas de una práctica conjunta que permiten no sólo un cambio de
criterios tradicionalmente arraigados sino también la formación de uno de los ejes
fundamentales del modo de ser del antioqueño, su sentido común.
Mediante el trabajo productivo se accede a la riqueza, a la independencia
social y económica y a la inscripción en la sociedad civil que se está formando; por
esto, aquellas actividades que no buscan el lucro inmediato son desestimuladas e
143
incluso sancionadas en Antioquia. La practicidad no es más que el resultado
lógico de todo lo anterioi y le atribuye a la actividad laboral un sentido muy especial
que está en la raíz de la ética paisa.
142 Ivonne Suárez, "El papel del oro..." Revista Uruversiaad de Antioquia, № 205, Medellín,
julio-septiembre de 1986.
143 La valoración social del comerciante antioqueño y el desestímulo a las actividades
intelectuales, queda perfectamente retratada en el cuento de Gregorio Gutiérrez Gon-
zález denominado "Felipe"; en él, cuenta las desventuras amorosas de un poeta bogotano
amigo suyo, que de visita en Antioquia se enamora perdidamente de una bella joven con
quien no puede formalizar ninguna alianza, pues el padre de ella rechaza las inclinaciones
intelectuales y literarias del pretendiente, so pretexto de su inutilidad, su escaso valor y
su falta de capacidad para manejar el dinero así lo tuviese; la historia termina con el viaje
 212 I Las raíces del poder regional: el caso antioqueño
Todo cuanto contribuya a conseguir el oro, a controlarlo y a acumularlo
mediante el intercambio es legitimado por ese nuevo orden social, pero esa
legitimación se desarrolla en la esfera de lo doméstico privado, en el sentido común;
en algunos casos, ésta entra en franca contradicción con la normatividad y la
ideología de lo público; en otros, la complementa y la refuerza, pero es precisamente
en ese nudo de antagonismos e identidades donde puede percibirse en toda su
dimensión el eje de la ética laica de los antioqueños
Religiosidad y moralidad de las costumbres
A partir de estos dos anclajes del sentido común en el ámbito de lo doméstico
privado, a veces en contradicción, otras en perfecto acuerdo con lo público,
podemos entender la religiosidad y la moralidad de las costumbres del pueblo
antioqueño.
La moralidad de las costumbres más que una postura frente a la vida social
impuesta por las autoridades virreinales —eclesiásticas y civiles— o interiorizada
144
por los pobladores como efecto del consenso pasivo de los gobernados, es ante
todo el resultado de la particularidad de la vida material en Antioquia. En una
de regreso del acongojado novio a Bogotá, quien al llegar al alto de Santa Elena y echar
el último vistazo a la Villa deja a su amigo Gregorio unos dolidos versos cuyas estrofas
finales dicen:
Raza de mercaderes que especula
con todo y sobre todo, raza impía
por cuyas venas sin calor circula
la sangre vil de la nación judía; . el enriquecimiento y están signados por las formas disgregadas, discontinuas y
y pesos sobre pesos acumula
el precio de su honor, su mercancía,
y como sólo al interés atiende
todo se compra allí, todo se vende.
Allí la esposa esclava del esposo
ni amor recibe ni placer disfruta,
y sujeta a su padre codicioso
la hija inocente...
Antonio José Res trepo, "Quién es Felipe, de Gutierrez Gonzalez", Archivo Historial de
Manizales, № 34, octubre, 1942, pp. 262-279.
144 El concepto de consenso pasivo de los gobernados es de Antonio Gramsci y se asemeja a lo
que otros autores denominan ideología dominante. Este proceso consiste en la imposición
por parte de las clases dominantes al resto de la sociedad de su visión del mundo, de sus
concepciones filosóficas, culturales y éticas agenciadas a través de los aparatos ideológicos
tales como la Iglesia, los partidos, la familia, la educación y los medios de comunicación, e t c
Esta cosmovisión puede ser interiorizada por los agentes sociales a quienes va dirigida y es
reproducida por ellos sin necesidad de una coacción externa.
Este consenso pasivo es para Gramsci sólo un aspecto del proceso y lo contrapone al
consenso activo de los gobernados o la participación oigánica y activa de la colectividad
Los redes parentales: un dispositivo de poder en Antioquia /273
sociedad estructurada sobre la red parental ampliada será privilegiado —por un
145
proceso selectivo muy complejo de sanciones y premios sociales—, todo aquello
que conduce al mantenimiento y la reproducción de esa trama social y desestimu-
lado todo comportamiento que le sea contradictorio.
Es explicable entonces que la unidad parental ampliada, la cual asume las
tareas de la producción orientadas hacia el lucro individual y la ganancia privada,
sancione a aquellos de sus miembros dedicados a la vagancia —la negación del
trabajo—, a labores intelectuales y especulativas —la negación de la practicidad—,
al licor o las relaciones sexuales promiscuas o que violenten de alguna manera la
autoridad paterna negación de la relación parental—, y la falsedad o el incum-
plimiento en los negocios —negación del principio mercantil vigente—. Es expli-
cable también que se ejerza este control y se impongan sin ninguna perturbación
las sanciones pertinentes en el ámbito de lo doméstico desde donde se construye
esa red; hay toda una disposición que refuerza la función de control de lo público
—la eclesiástica y la civil— orientada a moralizar la población mediante la
coacción
Hay coincidencia de intereses entre la Iglesia que practica la cura de almas
para conducirlas al cielo, la administración virreinal que busca el orden social y
sanciona el delito y la órbita de lo doméstico privado que intenta preservar y
reproducir la red parental; es decir, existe confluencia entre la vía coactiva y la
incluyente del blanqueado, lo cual potencia al máximo la moralidad en las
costumbres. Pero mientras en la esfera de lo público —Iglesia y administración
virreinal— se trata de principios paradigmáticos, inmodificables, absolutos y esen-
cialmente normativos e inscritos en una lógica discursiva coherente y acabada, en
la esfera de lo doméstico se trata de principios subsumidos por la lógica del lucro y
ambivalentes del sentido común, de tal forma que bien puede violarse el catálogo
moralista cuando la transgresión produce efectos que beneficien la acumulación
mercantil y no sean descubiertos por las autoridades.
En consecuencia, cuando se busca un buen negocio, son lícitas —para el
sentido común del antioqueño— las actividades consideradas delictivas por el
Estado y pecaminosas por la Iglesia, por ejemplo, evadir las cargas impositivas del
Estado, engañar a las autoridades fiscales, introducir moneda falsa, entrar contra-
en la constitución y formulación ideológica y política que se desarrolla en los periodos
en los cuales existe una verdadera hegemonía.
Christine Buci Glucksman, "Del consentimiento como hegemonía: la estrategia
gramsciana", Revista mexicana de Sociología. México, año XLI, № 2, abril-junio de
1979, pp. 379-389.
145 Hablamos aquí de las sanciones y los premios que operan en la órbita de lo privado en
tanto tienen que ver con el vasto y complejo proceso de las legitimaciones; no se trata
pues de procesos normativos, estatales o jurídicos, sancionados por la ley y la costumbre
correspondientes a la esfera de lo público.