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¿DE VERDAD CONOCES A JESÚÚ S?

“El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su


siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido
soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al
autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.”

Estas son las palabras del apoó stol san Pedro con las que se dirigioó a los judíóos,
sacerdotes y a la gente en general, para hacerles recordar que ellos habíóan cometido un
grave pecado, sin embargo, los excusa dicieó ndoles:

“Sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo;(…) Por tanto,
arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados.”

Les recuerda que tienen que arrepentirse ¿para queó ? Para que se borren sus pecados.
Aquíó estaó la cuestioó n, el centro del evangelio, de nuestra religioó n y de nuestras vidas
como cristianos: en arrepentirnos para que se borren nuestros pecados.
Sin embargo esto no es tan sencillo como parece. Porque para arrepentirnos tengo que:

Primero: reconocer que he fallado, que he pecado.


Segundo: comprender que no puedo convivir con el pecado. Y por eso quiero que se me
borren todos ellos.

Entonces es necesario, que descubramos quien es Dios al que lo flagelamos, al que lo


crucificamos, al que lo matamos cada vez que pecamos. Cada vez que quebrantamos sus
mandamientos. Aunque es verdad, muchos de nuestros pecados los hacemos por
ignorancia; síó, por ignorancia: porque nadie se siente pecador por no ser buen
ciudadano, nadie se siente pecador por no ser buen peruano, nadie se siente pecador
por que usa meó todos anticonceptivos en su matrimonio, nadie se siente pecador porque
vende estos meó todos en sus centros de trabajo, nadie se siente pecador porque discrepa
con las ensenñ anzas de la iglesia, sin antes haber estudiado y averiguado el tema, etc.
Todos podemos carecer de conocimientos en alguó n tema, pero existe una ignorancia
diaboó lica que hace que no conozcamos aquellas verdades que nos conducen al cielo
para alcanzarlos, y aquellas verdades que nos conducen al infierno, para evitarlos.
Pero sin embargo, todos somos buenos, todos nos golpeamos el pecho en la iglesia sin
examinarnos a fondo y procurar una profunda conversioó n.

“En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: “Yo
lo conozco”, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.”

Él les dijo: “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis
manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene
carne y huesos, como veis que yo tengo.”

“Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.


Y añadió: ‘Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer
día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto’.”

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