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PARAFRENIAS

La parafrenia ha sido una de las últimas grandes invenciones de la psiquiatría clásica.


Tanto la escuela francesa como la escuela alemana han discutido fuertemente y descrito esta
entidad clínica que es una forma intermediaria entre la paranoia y la esquizofrenia.
Originariamente evocada por Kahlbaum y luego descrita por Kraepelin hace ya más de cien
años, el término caerá en el olvido con la aparición del manual diagnóstico DSM III.

Construcción nosográfica de la Parafrenia.


En Francia, se utiliza la denominación de Psicosis Delirantes Crónicas para reagrupar un
conjunto de trastornos mentales similar a los síndromes esquizofrénicos, pero que se
distinguen por la falta de dislocación profunda a nivel de la personalidad. Este grupo de
psicosis se caracterizan por una alteración estructural de la personalidad que permite la
instalación, el desarrollo y la extensión de ideas delirantes permanentes. Procedentes de
intuiciones, interpretaciones, ilusiones y alucinaciones, perturban radicalmente el sistema de
ideas, juicios y creencias, e impregnan la vida afectiva y relacional provocando una
refracción constante del sujeto hacia el mundo exterior a través de un prisma delirante.
Desde el punto de vista diacrónico, los delirios crónicos no evolucionan hacia una
disociación de los diferentes sectores de la personalidad ni hacia una demencia orgánica; así
mismo, algunos de ellos pueden permanecen durante mucho tiempo compatibles con una
buena adaptación relativa a las contingencias externas.
Entre los delirios crónicos sin evolución disociativa (no esquizofrénica), ni déficit,
encontramos los siguientes cuadros:
- los delirios sistematizados paranoicos (que incluyen tanto los delirios pasionales, los
delirios de relación de sensitivos y los delirios de interpretación sistematizados);
- la psicosis alucinatoria crónica;
- las parafrenias.
El término de Parafrenia fue mencionado por la primera vez por Kalbhaum, en 1863,
pero es en realidad Kraepelin quien hará la descripción en 1912. No obstante, en Francia,
esta entidad será descrita bajo diversas acepciones como el delirio de imaginación de Dupré,
la psicosis alucinatoria crónica de Séglas, y más tarde, como la psicosis fantástica de Ey,
situándolas en un continuum entre la esquizofrenia y la paranoia.
Comparación entre la nosografía de la Escuela Francesa y la 8va edición del Tratado de
Psiquiatría de Kraepelin.

En cuanto a su presentación clínica, la parafrenia se caracterizaría por un síndrome de


referencia inicial, con el desarrollo extremamente insidioso de un delirio crónico improbable
pero coherente, con ideas de persecución polimórficas de evolución continua y que pueden
agravarse más tarde con ideas de grandeza, sin la desintegración de la personalidad y con una
relativa buena adaptación a la realidad. En todos los casos, estos pacientes suelen tener una
inclinación hacia la sospecha y la arrogancia. De esta forma, la construcción del delirio de
persecución resultaría de una amplificación inicial de la desconfianza y las ideas de grandeza,
derivadas de la arrogancia de un Yo hipertrofiado. Para bien imaginar la génesis de este
cuadro, habría que pensar junto con Kretschmer, en el desarrollo de un proceso que es la
resultante del encuentro entre el tipo y la situación.
La sistemática kraepeliana apunta siempre a la construcción de entidades clínicas
independientes: diferenciar por la fenomenología clínica distintas enfermedades autónomas,
cuya etiología, histopatología, manifestaciones, curso y terminación, separan a una de las
otras. En la diacronía de su obra, cada vez con más fuerza, la forma de terminación de cada
entidad clínica se reveló más sustancial y definitiva. En el terreno de las psicosis, este criterio
se convirtió en capital y prioritario; sobre él se asienta la separación de la demencia precoz, la
paranoia, y posteriormente las parafrenias. Aunque resulte insolente, cabe decir que en buena
lógica kraepeliana, para certificar un diagnóstico de paranoia, parafrenia o demencia precoz,
habría que esperar hasta la defunción del paciente, pues sólo en ese momento se estaría
seguro del grado de deterioro característico y definitorio de cada una de estas categorías
clínicas.
Es precisamente este criterio nosológico el que lo empujó a reestructurar paulatinamente el
edificio de las psicosis no afectivas: la demencia precoz y la paranoia. Empeñado en calibrar
los grados de deterioro que la enfermedad mental conlleva, se plantea para Kraepelin la
demarcación entre las formas menos deficitarias de la demencia precoz paranoide y la
paranoia. ¿Cómo separar unas de otras?
En 1912, Kraepelin preludia la 8a edición de su Tratado, marcando las diferencias entre la
esquizofrenia y la paranoia. Probablemente influenciado por los trabajos de Séglas y Dupré,
identificará algunas formas intermediarias que llamará parafrenias.
Al tiempo que Kraepelin se esforzaba denodadamente por tapar las grietas de su edificio
nosográfico de la psicosis, los autores franceses estaban ocupados en elaborar concepciones
psicopatológicas basadas en los mecanismos íntimos de los delirios, Bleuler acababa de
publicar su libro sobre la esquizofrenia, con el que borraba de un plumazo las filigranas
kraepelinianas, y Freud había abierto la puerta de una nueva conceptualización de la psicosis
a partir del «caso Schreber», en donde, al contrario que Kraepelin, el concepto de
«parafrenia» era utilizado para reunir en una misma rúbrica la paranoia y la esquizofrenia.

La desintegración de la personalidad psíquica se cumple en la demencia precoz de forma


tal que los desórdenes de las emociones y de la volición dominan, en primer plano, el estado
mórbido.
En contrataste con esto existe un grupo relativamente pequeño de casos que se inician
tardíamente (entre 30 y 40 años, generalmente), en los cuales el desarrollo de los desórdenes
de la emoción y la volición es más lento, y la armonía interior de la vida psíquica está
considerablemente menos involucrada; la pérdida de la unidad interior está esencialmente
limitada a ciertas facultades intelectuales. El desarrollo delirante, por más extravagante que
sea, no afecta a la personalidad en su totalidad (a excepción de las formas confabulatorias);
los delirios y la coloración paranoide del cuadro mórbido son comunes a todas estas formas
clínicas, que no pueden ser rigurosamente separadas (la demencia precoz y la parafrenia). Al
mismo tiempo, existen anormalidades en la disposición, pero hasta los últimos períodos de la
enfermedad no aparecen ese embotamiento y esa indiferencia que tan frecuentemente
constituyen los primeros síntomas de la demencia precoz. Por último, también la actividad
aparece frecuentemente influenciada mórbidamente, pero esencialmente solo por los
contenidos anormales del pensamiento y por el humor. Solo se observan de tanto en tanto
indicios de desórdenes de la volición.
Las parafrenias muestran una mezcla de delirios de persecución y de exaltación que se
desarrollan lenta, pero continuamente; las alucinaciones tienen un papel preponderante; la
síntesis personal se conserva y se ve menguada únicamente en los últimos estadios de la
enfermedad: menos déficit que la demencia precoz y más déficit que la paranoia.
Dentro de las parafrenias se agrupan cuatro formas clínicas: sistemática, expansiva,
confabulatoria y fantástica.

La PARAFRENIA SISTEMÁTICA está caracterizada por el desarrollo extremadamente


insidioso de un delirio de persecución continuamente progresivo, al cual se agregan más tarde
ideas de exaltación, sin deterioro de la personalidad. El comienzo de la enfermedad a menudo
comienza como un cambio en la conducta del paciente que se realiza muy lentamente. Se
vuelve gradualmente silencioso, tímido, se repliega sobre sí mismo. De vez en cuando
aparece una gran sensibilidad o irritabilidad. En el curso de los años, el delirio de persecución
se torna más y más claro: el paciente nota que es objeto de la observación general. Sienten
que los sentimientos de la gente que los rodea son cada vez menos amigables. Gradualmente
la persecución se les torna más evidente, el paciente se siente espiado en todas partes y
amenazado.
Alucinaciones: después de este extremadamente atormentador estado de desconfianza,
incertidumbre y tensión continúa, por regla general, durante años, aparecen alucinaciones
reales especialmente auditivas. A veces no se trata de percepciones sensoriales, sino de
“llamados espirituales”. Las voces hablan de los pensamientos del paciente, lo critican,
acompañan sus actos. Las alucinaciones de otros sentidos juegan un papel esencialmente más
pequeño.
Ideas de influencia: la idea de influencias eléctricas, magnéticas, hipnóticas aparece muy
frecuentemente en estos enfermos; puede estar conectada con disestesias corporales, dolores
agudos, contracciones, dolores sordos, descargas eléctricas. Muchos pacientes hacen
afirmaciones acerca de las influencias sobre la voluntad.
Exaltación: cuando el delirio de persecución ha continuado por una cantidad de años y se
ha ido desarrollando con un progreso lento, el paciente produce ideas exaltadas. Al principio
ellas pueden mantenerse dentro de los límites bastantes modestos. Es muy común que los
pacientes reclamen grandes sumas de dinero que le fueron retenidas. Lo más común es que
deduzcan de las alucinaciones auditivas su conocimiento de las cosas. En otro grupo de casos
podemos encontrar que se trata de relaciones eróticas con personas con elevada posición.
Atribuyen títulos altísimos a los amados. Otros exaltan a sus enemigos. Pero es mucho más
frecuente la exaltación que concierne al paciente mismo. En algún número de casos las ideas
exaltadas adquieren un tinte religioso. Estos delirios se ven reflejados en todo tipo de
alucinaciones. Las percepciones son interpretadas megalomaníacamente. Frecuentemente las
ideas de persecución y de exaltación llegan a tener cierta relación entre ellas. Su conjunción
es muy frecuente y establece la conexión interna que existe entre ellas: las elaboradas
combinaciones que se hacen para lastimarlos hacen que los pacientes piensen que debe existir
alguna razón especial relacionada con sus personas, o que el obstáculo que se interpone en el
camino de la realización de sus delirios de grandeza engendra ideas de persecución. Los
intentos de explicación de los sucesos del paciente son razones pensadas después del suceso.
Como esto es un proceso mórbido progresivo, se entiende que las ideas exaltadas, por regla,
no aparecen hasta que el paciente ha legado a prepararse para la lucha sin esperanza contra
los poderes hostiles.
Percepción: la percepción de los pacientes no está nunca perturbada. Ellos están lúcidos
con respecto a su medio y a su situación, si no se tiene en cuenta las interpretaciones erróneas
causadas por los delirios. La comprensión de la enfermedad está ausente por completo,
aunque parece existir un sentimiento mórbido, por lo menos al principio. La esencia de las
alucinaciones auditivas señala eso; frecuentemente están relacionadas un desorden psíquico.
Falsos recuerdos: la memoria y la retención no muestran ningún desorden, pero con cierta
frecuencia se observan falsos recuerdos delirantes. Los falsos recuerdos, que uno al principio
estaría tentado a creer que es una alucinación, relatan palabra por palabra, con lujo de detalle,
como no sería posible jamás encontrarlo en una alucinación.
Humor: es al principio ansioso, deprimido, desesperado; pero luego se torna más
suspicaz, forzado, hostil, amenazante. Más tarde, cuando las ideas exaltadas aparecen más
claramente en un primer plano, los pacientes se vuelven más autoconscientes, altaneros,
despectivos. Se apartan de las personas que los rodean, evitan relacionarse, van por caminos
solitarios, pero de vez en cuando pueden ser agradables y accesibles. En sus afirmaciones
orales y escritas generalmente son hábiles y listos, hacen un relato coherente de las cosas,
refutan objeciones y se apasionan al hacerlo.
Actividades: las actividades de los pacientes están influenciadas fuertemente por sus
delirios. Muchos pacientes pueden continuar viviendo por años en sus situaciones habituales;
por otra parte, su conducta entera muestra muy pronto el cambio mórbido profundo que se ha
producido en ellos. Se encierran en ellos mismos y se vuelven taciturnos, además de que caen
en toda clase de disputas. Mantienen soliloquios en voz alta y se tornan agresivos. Se
producen ataques repentinos de ansiedad. Llegan a realizar acciones completamente absurdas,
causadas por los delirios, para liberarse de las voces.
Autodefensa: cuando la tensión interna aumenta, los pacientes que se ven a sí mismos
desamparados y abandonados a la persecución a menudo emprenden su autodefensa. Piden
cuentas a las personas que los ofendieron. Atacan peligrosamente a sus supuestos
perseguidores y se tornan perseguidores perseguidos. Algunos pacientes realizan intentos de
suicidio para escapar de sus perseguidores. Las ideas exaltadas pueden conducir a toda clase
de acciones mórbidas.
Capacidad de trabajo: los pacientes pueden conservarla bastante bien durante largo
tiempo. Sin embargo, por la tensión y la excitación internas continuas, la capacidad para
realizar un trabajo fructífero y regular, en la mayor parte de los casos, se ve afecta
gradualmente, pero en forma sustancial.
Curso general de la enfermedad: es muy lento, pero progresa continuamente. Solo en
medida limitada se presenta fluctuaciones en su estado. Los pacientes a veces son capaces e
hacer pasar sus pensamientos delirantes a un segundo plano, solo por momentos. A menudo
los pacientes sufren extremadamente por la privación de la libertad, y reciben renovada
nutrición para sus delirios con la internación, tornándose más absurdos y extraordinarios. El
enfermo se vuelve presuntuoso y se enfurece fácilmente. La forma de expresión ocasional se
torna caprichosa, especialmente en estados de excitación, y la forma del habla, afectada. A
pesar de todo esto, y una vez que la enfermedad se ha extendido durante unos veinte o treinta
años, los pacientes permanecen lúcidos acerca del tiempo y del espacio, así como también
acerca de su situación, también racionales en su comportamiento. Son capaces de ocuparse,
de asumir una actitud frente a los hechos que ocurren a su alrededor, dan información
coherente y comprensible. No parecen embotados ni pueriles, sino alegres y vivaces.
Desenlace de la enfermedad: es una declinación psíquica con delirios persistentes, y por
lo general, también alucinaciones sin desórdenes de la volición autónomos especialmente
llamativos, y sin embotamiento emocional. No parece ocurrir una recuperación. Pero
tampoco se alcanzan grados más elevados de demencia: aún después de una enfermedad que
se produce durante muchos años no se registra desintegración de la personalidad. El mayor
promedio de edad para el comienzo de la enfermedad es entre los treinta y los cuarenta años.
No presentan una tara hereditaria severa. La enfermedad es engendrada por causas internas.
Delimitación: se separa de las formas paranoides de la demencia precoz por la
conservación permanente de la personalidad psíquica. La enfermedad, después de unos años,
no permanece estacionaria; sino que progresa muy lentamente después de una o dos décadas,
continuamente, y nunca lleva a un estado terminal inalterado que no daña la conexión de la
personalidad psíquica. Otra diferencia consiste en que en la parafrenia las alucinaciones
notorias tienen una aparición muy tardía, a pesar del delirio de persecución que ha existido
hace muchos años. Además, estos enfermos tienen una elaboración mental detallada de los
delirios, vivacidad y apasionamiento a la reacción emocional, ausencia de desórdenes de la
volición autónomos, conservación del sentido y de la racionalidad en el comportamiento y en
la acción, coincidiendo con delirios que ya están avanzados. Los delirios en la parafrenia
toman forma lentamente, pero luego persisten con gran estabilidad y se vuelven grandes en
extensión.

La PARAFRENIA EXPANSIVA está caracterizada por el desarrollo de una megalomanía


exuberante con humor predominantemente exaltado y excitación leve. La enfermedad
comienza, por regla general, gradualmente, pero también a veces subagudamente.
Ocasionalmente parece preceder un período de ansiedad y depresión. La esencia de la
megalomanía es, en la mitad de los casos, erótica: afectaba exclusivamente a pacientes
mujeres. En la otra mitad de los casos se pueden ubicar ideas de exaltación religiosas. Junto
con esto aparecen toda clase de ideas exaltadas.
Alucinaciones: aparecen casi siempre bastante pronto. Los pacientes tienen numerosas
visiones, en su mayor parte más parecidas a sus seños. Contenidos de pensamiento religioso y
erótico se tejen en forma altisonante a partir de imágenes visionarias que son descriptas por el
paciente en parte como sucesos reales, en parte como invenciones.
Ideas de persecución: invariablemente, de la mano de la megalomanía, hay ideas de
persecución, las cuales, sin embargo, en la totalidad del cuadro clínico, no adquieren una
posición de dominio como en la forma precedente. Los pacientes deben sufrir juicios, deben
ser oprimidos, el peligro está amenazando. Se los maltrata, se ríen de ellos. Aquí también las
alucinaciones pueden jugar un papel.
Falsos recuerdos: durante este desarrollo la percepción, la orientación, la memoria, y la
retención no están esencialmente perturbados en los pacientes, sin embargo, no
infrecuentemente ocurren falsos recuerdos. Las profecías dependen de ellos. No existe una
comprensión de la enfermedad.
Humor: es auto-conciente, alegre, a menudo no es forzado e irresponsable. Los pacientes
tienen inclinación a las bromas y a los chistes, o están radiantes y sonrientes de felicidad. Se
intercalan momentos en los que están irritables, son pretenciosos, presuntuosos o
desconfiados, rechazantes. En su conducta parecen razonables, accesibles, agradables, pero
caen fácilmente en una excitación intensa si las personas se ocupan de ellos durante un
tiempo considerable.
Actividades: los pacientes están a menudo bajo el dominio de sus delirios. Tratan de
acercarse al objeto de su amor o poseer el dinero que se les ha retenido. Aparte de algunos
desvíos transitorios, los pacientes pueden parecer bastante discretos y ocuparse
razonablemente. Sin embargo, a veces despliegan un comportamiento afectado y pomposo.
Curso posterior de la enfermedad: el cuadro mórbido solo cambia lentamente. Los
pacientes se mantienen razonantes y lúcidos, pero adhieren firmemente a sus delirios, los
cuales se tornan más absurdos y más incoherentes. Son locuaces, verborrágicos, distraídos;
pero también vivaces, accesibles y dóciles. Muestran un humor cambiante. No aparece una
demencia profundos ni una desintegración de la personalidad. Los pacientes que forman este
cuadro son en su mayoría mujeres. La enfermedad suele comenzar a los treinta y cinco años.
No se haya presente ninguna tara hereditaria ni causas externas de la enfermedad.
Delimitación: se distinguen de la demencia precoz por el daño llamativamente leve de la
personalidad psíquica, después de una duración de muchos años. También se distinguen por
la ausencia de todo desorden volitivo autónomo aparte de la afección que está conectada con
las ideas exaltadas. En la parafrenia, las alucinaciones auditivas y las influencias corporales
como sucesos delirantes ocupan un segundo plano, detrás de las alucinaciones visuales, las
interpretaciones y los falsos recuerdos. Esto también sirve para separarla de la parafrenia
sistematizada. Pero a esto se agrega el desarrollo frecuentemente más rápido de la
enfermedad y especialmente del humor permanentemente exaltado a pesar de las ideas de
persecución que aparecen igualmente, y el comportamiento accesible, agradable y natural.
Los pacientes no están para nada tan atormentados como los perseguidores perseguidos. La
intromisión continua en su vida está ausente en estos pacientes.

La PARAFRENIA CONFABULANTE está relacionada con la anterior, e incluye un


número pequeño de casos. Se distingue por el papel dominante que los falsos recuerdos
desempeñan en ella. El comienzo parece ser un cambio en la conducta de los pacientes: se
tornan callados, irritable, se enojan, se aíslan; y luego salen gradualmente con una narración
de experiencias muy extraordinarias en el sentido de delirios de persecución y exaltación. Se
sienten abandonados, son perseguidos, por todas partes hay señales sospechosas. Muchos de
los pacientes escuchan voces, a veces remontan la persecución a la niñez. Todas estas
experiencias son narradas con la más exacta descripción de los detalles, como sucesos que
hubieran ocurrido muy recientemente.
Megalomanía: las fuentes fabulatorias de la megalomanía fluyen abundantemente. Los
pacientes exponen con convicción un motón de historias extraordinarias, bajo la forma de
experiencias personales. Informan con detalles precisos sucesos que se remontan a décadas
atrás. A veces, las a menudo repetidas narraciones, se fijan a la mente del paciente de modo
que se repiten con las mismas palabras. Al comienzo las historias son agrandadas
continuamente con nuevos detalles. Los pacientes se toman a la ligera el hecho de que ellos
previamente no han percibido sus experiencias. La manera en la que los pacientes sacan
conclusiones de sus propias narraciones atestigua del fácil desplazamiento del poder de la
imaginación. Se atribuyen una parte rara en sus relatos: aunque se les advertía que iban a ser
asesinados, no tomaban cartas en el asunto. Si se señala esto a los pacientes, no se logra
causarle mucha impresión. El contenido de los falsos recuerdos no está de ningún modo
limitado siempre a los delirios actuales de persecución y de exaltación, sino que está
frecuentemente conectado también con experiencias personales más remotas y con sucesos
cotidianos. Frecuentemente los falsos recuerdos están relacionados con el ambiente
del momento: a los pacientes todo les parece familiar. Además de las ideas mórbidas que
están en relación con los falsos recuerdos existen otros delirios de varias clases.
Conciencia: la conciencia de los pacientes, a pesar de los delirios absurdos, permanece sin
perturbación alguna. Los pacientes están tranquilos, perciben sin dificultad, dan información
precisa y coherente, se comportan razonablemente. Están perfectamente lúcidos de su medio
y su situación, sacando los delirios.
Humor: a pesar de las ideas de persecución es alegra y exaltado, totalmente feliz, y
temporariamente ansiosos e irritable. Los pacientes son muy accesibles, locuaces,
verborrágicos, incoherentes, con una tendencia a juegos tontos de palabras. Constantemente
inventan detalles nuevos de los recuerdos delirantes.
Curso de la enfermedad: parece ser progresivo. En su mayor parte el crecimiento
frondoso de falsos recuerdos solo constituye un período de la enfermedad relativamente
corto, aun cuando las invenciones delirantes son retenidas por un tiempo considerable,
repetidas, y abandonadas un tiempo más. En un año los pacientes pueden haber
empalidecido: ya no quieren saber nada más ni de ellos ni de sus historias. Los delirios se
tornan más absurdos e incoherentes. El humor se vuelve irritable, malhumorado o indiferente,
muestra del deterioro psíquico. Ambos sexos son atacados en partes iguales. Puede aparecer
entre los veinte y los cincuenta años.
Delimitación: el comienzo relativamente temprano y la involución psíquica, ciertamente
notoria después de algunos años, indicarían una relación con la demencia precoz. Pero aquí
están ausentes las ideas de influencia corporal y los desórdenes volitivos.

La PARAFRENIA FANTÁSTICA es un grupo no muy grande de pacientes que se basa


en un crecimiento florido de delirios altamente extraordinarios, desconectados y cambiantes.
Coincide con la demencia paranoide, pero Kraepelin quiere adoptar un nuevo nombre. La
enfermedad suele comenzar con mal humor. El paciente se vuelve debilitado, apocado,
deprimido, silencioso, ansioso, sin una vitalidad apropiada, y a veces piensa en el suicidio.
Ideas de persecución: aparecen luego gradualmente en la superficie.
Alucinaciones auditivas: aparecen invariablemente. El paciente mantiene conversaciones
con las voces. Las voces lo acusan, lo amenazan, lo alaban, le dictan. También hablan acerca
de lo que hace.
Alucinaciones visuales: habitualmente juegan solo un pequeño papel.
Disestesias o influencia: Por otra parte, la cenestesia, y especialmente lo delirios de
influencia personal, que están conectados con ella, ocupan un lugar muy grande en el cuadro
mórbido. Los pacientes se quejan de dolores de todo tipo. Las voces también los influencian
especialmente. El paciente siente y ve a otras personas deslizarse dentro de su cuerpo. A
veces las perturbaciones son de naturaleza marcadamente sexual. También sufren de delirio
de exaltación o de persecución; pero en parte se trata de un juego insensato y sin objeto, con
las más extraordinarias y repentinas ideas.
Falsos recuerdos: frecuentemente los delirios revisten la forma de falsos recuerdos. A
veces los delirios de esta forma se relacionan con cada idea surgida por casualidad: el
paciente experimentó por sí mismo cada sujeto d la historia que se menciona en la
conversación. Se trata siempre, no de círculos de ideas conectadas y mentalmente elaboradas,
sino de ideas del momento, repentinas, variadas y a menudo cambiantes, algunas de las
cuales son retenidas por un tiempo, pero la mayoría son reemplazadas por creaciones siempre
nuevas y igualmente transitorias. Durante los delirios los pacientes pueden ser increíblemente
sensatos, lúcidos y razonables en su comportamiento; sin embargo, a menudo confunden de
un modo alucinatorio lo que lo rodea y a las personas.
Humor: suele ser exaltado o indiferente, aunque a veces es algo triste, inclinado a la
violencia. En las conversaciones extensas los pacientes suelen excitarse. Los delirios los
exponen con fluidez, pero de manera confusa y vaga. Su conducta está afectada y suelen
observarse muecas. El habla está salpicada por giros bizarros y por neologismos. Muchas
frases pueden ser completamente inentendibles. Son frecuentes los juegos de palabras tontos,
las rimas absurdas y los chistes. Los pacientes pueden hacerse entender perfectamente. El
curso de la enfermedad es progresivo: con el tiempo, las expresiones se tornan más con fusas
e inconexas, y el comportamiento se torna bizarro. Las emociones llegan a ser embotadas con
estallidos de violencia. La enfermedad suele desatarse entre los treinta y cuarenta años de
edad.
Delimitación: El daño a la volición por el proceso mórbido queda completo en un
segundo plano. En general, la actividad mental de los pacientes se conserva llamativamente
bien.

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