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Ideologías Políticas del Poder Mundial: La Izquierda, el Centro y la Derecha

En el siglo XX, tal vez fue el Nacional Justicialismo quien mejor visualizó la trampa dialéctica y
política de la "izquierda-centro-derecha". En este afiche propagandístico, se resalta que el
peronismo es pendular y que oscila entre el individualismo capitalista y el colectivismo
comunista, pero que no es una ideología de "centro".

Un reiterado infantilismo es el que cometen bastantes militantes y compañeros del


nacionalismo argentino cuando, por querer desafiar a un interlocutor, dicen: “yo soy de
derecha”. Anida allí una dialéctica muy bien urdida por el marxismo, la cual consiste en
encasillar humillantemente a quienes sostienen los valores de Dios y de Patria, manifestando
que “los de derecha son reaccionarios, fascistas, golpistas, nazis, milicos, antisemitas o
retrógrados”. Y desde los sectores liberales y conservadores, es decir, la verdadera posición
de derecha como veremos más adelante, alegan que “los de derecha son retrógrados,
demagogos, atrasados, antisemitas o populistas”. Nos encontramos, entonces, con que el
sistema trata a quienes sostenemos los valores permanentes de Dios y de Patria con los
siguientes epítetos:

Desde la izquierda: reaccionarios, fascistas (o fachos), golpistas, nazis, milicos,


retrógrados.

Desde la derecha: retrógrados, demagogos, atrasados, antisemitas, populistas.

En este aparente juego de títulos y etiquetas, unos (los izquierdistas) se asumen como tales,
seguramente apañados por esa avalancha de subversión cultural mundial que hoy los tiene
como lo “políticamente correcto”. Los otros (los derechistas) no se asumen como tales, aún a
sabiendas de que a una postura de izquierda le merece, como contrapeso, otra postura de
derecha. La globalización necesita posturas de izquierda y de derecha para ejercer su dominio
lo más tranquilo posible; si nos detenemos en el tiempo, notaremos que fue el período de la
llamada “Guerra Fría” la que mantuvo en una regia coordinación y cooperación a los
regímenes que adoptaban políticas de derecha e izquierda. Podemos nombrar, para el caso,
los convenios económicos de la ex URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) con el
Proceso de Reorganización Nacional argentino, o los acuerdos firmados entre la China
comunista de Mao Tse Tung con el gobierno republicano estadounidense de Richard Nixon,
entre 1972-1974. Y como éstos, varios ejemplos más de ese equilibrio entre posiciones
aparentemente contrapuestas se nos vienen a la mente al ir desarrollando esta temática.

Pero, ¿qué es la Izquierda, qué la Derecha y qué el Centro? En el presente siglo XXI, y de
acuerdo a los medios masivos de desinformación, el ideario político se movilizó únicamente
por y desde posiciones de “derecha” o “izquierda”. Ya no hay, ni hubo, ni existió siquiera, para
los desinformadores, una tercera posición que se oponga a ser parte de “la derecha” o de “la
izquierda”. En tan pobre análisis mediático, Juan Manuel de Rosas fue “de derecha”, y está al
lado del teniente general Jorge Rafael Videla… O el masón y almirante Emilio E. Massera
comparte la galería con el “derechista” general Julio Argentino Roca. Y vale lo mismo poner a
la vieja familia oligárquica Martínez de Hoz con el actual dirigente del campo Eduardo Buzzi.
La Biblia y el calefón, todo junto.
Es esa mediocridad de los tiempos que corren la que omite decir que el peronismo fue una
tercera posición alejada de posturas de derecha y de izquierda, porque, como intentábamos
explicarlo, a la globalización le conviene resumir todo en derechas e izquierdas. Una ideología
política superadora de dichos planteamientos, como supo serlo el Nacional Justicialismo o el
federalismo de don Juan Manuel de Rosas, equivale a asestarle a la sinarquía internacional
una bofetada ejemplar.

De hecho, al crearse el Consejo Nacional de Posguerra el 6 de septiembre de 1944, Juan D.


Perón exclamó que “la labor para lograr la paz interior debe consistir en la anulación de los
extremismos capitalistas y totalitarios, sean estos de derecha o izquierda, partiendo de la base
del desarrollo de una acción política, económica y social adecuada por parte del Estado y de
una educación de los individuos encaminada a elevar la cultura social, dignificar el trabajo y
humanizar el capital, especialmente, y reemplazar los sistema de lucha por el de
colaboración”.

Origen de la "Izquierda-Centro-Derecha"

Veamos lo que entendía el periodista Víctor Sueiro sobre los vocablos políticos “izquierda”,
“centro”, “derecha”, según una nota de abril de 1991 de la revista Conocer y Saber:

“Es mucho más fácil barrer una escalera desde abajo hacia arriba que analizar aquí el
descalabro político-social que se vivía en Francia poco antes, durante y después de la famosa
revolución que en 1789 cambió la historia del mundo, para bien o para mal. Lo que no admite
discusión es que, en efecto había un gran descalabro de tipo político-social. Para tratar de que
las cosas salgan lo mejor posible se reunían cuando podían o era necesario los llamados
Estados Generales, lo que hoy sería una Asamblea General Constituyente, ya que todos
estaban representados allí. No vamos a decir que se ponían de acuerdo porque mentiríamos.
Pero estar, estaban.

Por entonces los Estados Generales eran tres: la Nobleza, el Clero y el Pueblo. Se ubicaban
siempre en los mismos lugares cada grupo. Y si uno los miraba de frente, encarándolos, la
Nobleza se hallaba a la derecha; el Clero en el centro y el Pueblo –primera vez tenía voz y
voto- a la izquierda. Según parece de allí surgió y para siempre esa identificación. También
nacía allí lo que muchísimo después se llamaría “lucha de clases”, aunque el tiempo y otros
detalles de la vida han mezclado a menudo a unos con otros, lo cual no es ni bueno ni malo.
Sencillamente ocurre. Y en las revistas políticas lo cuentan muy lindo, pero ésta es otra
historia y no la nuestra”.

A esta explicación del desaparecido Sueiro, hay que añadir algunas cosas más. Como que su
opinión sobre el origen de la “izquierda-centro-derecha” es la que más comúnmente se ha
difundido. Por lo tanto, triste resulta identificarse, como lo hacen muchos nacionalistas y
católicos, con “la derecha”, si tenemos en cuenta que su origen se remonta a la masónica
Revolución Francesa de 1789.

A finales del siglo XVIII, ser de izquierda significaba ser liberal, por más paradójico que hoy
resulte esta afirmación. Sino, veamos lo que la propia masonería entiende sobre el ser liberal
(obra “Masonería. Historia de los Hermanos Tres Puntos”, de Alberto J. Triana –Padre Atilio
Röttjer-):

“El liberalismo –última consecuencia del racionalismo- ha minado civilizaciones, aplastado


religiones y destruido patrias. La difusión de esta ideología liberal se la debemos a los
masones que concentraron la quintaesencia de su ideario en los treinta y cinco volúmenes de
la Enciclopedia, editada por la Gran Logia de Francia, bajo la dirección de Diderot y
D’Alembert, desde 1751 al 1765. Federico Nicolás –el Diderot alemán- hizo otro tanto en
Alemania con su “Biblioteca Universal”.

El masón Grisar ya había dicho refiriéndose a la doctrina encarnada en todos los miembros
de la “hermandad”: “El liberalismo somos nosotros; nosotros su pensamiento, su alma y su
vida”. Como el liberalismo masónico se halla en diametral oposición con el catolicismo, el
órgano oficial de la masonería belga reconoció, en abril de 1875, que “lógicamente nadie
puede ser “liberal” en política y católico romano en religión”.

Valga esta última sentencia para varios liberales que se dicen católicos como el periodista
Mariano Grondona, entre otros. Como vemos, el liberalismo fue tomado por la masonería en
los siglos XVIII y XIX como aquella ideología política que, emergiendo de la burguesía
triunfante de la Revolución Francesa, estaba llamada a destruir todo vestigio de religión, de
patria y de moralidad.

Teniendo en cuenta que el propio poder mundial distorsionó al liberalismo hasta convertirlo en
una tendencia política de derecha, si un hombre de Fe y nacionalista se dice “de derecha”,
estaría contrariando absolutamente sus propias creencias: o sería una perfecta víctima de la
dialéctica proveniente de la izquierda del sistema mundial, o bien, estaríamos ante un perfecto
idiota con nula o escasa preparación.

Una postal de la mentada "Guerra Fría", donde la derecha y la izquierda políticas se unen:
corría el año 1979, y dos personajes del poder mundial se mostraban charlando
distendidamente. Ellos son el liberal general Benito Reynaldo Bignone y el marxista-leninista
Fidel Castro Ruz. Era cuando en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), ambos
regímenes cubrían sus violaciones a los DD.HH., una vez que los mismos perdieron el apoyo
que les dieron las potencias imperialistas.

Como quiera que sea, y tal cual lo sostienen los propios personeros de la Internacional
Masónica, ningún católico ni ningún nacionalista puede considerarse un hombre político de
“derecha”, “centro” e “izquierda”. Simplemente porque lo que se planteó para el mundo a partir
de 1789 es la antítesis perfecta y absoluta de lo que predica un cristiano y un ser que ama sus
tradiciones, sus valores y sus costumbres, o sea, todo aquello que le brinda su terruño patrio.

INGLATERRA PIONERO EN LA DIVISION POLITICA “IZQUIERDA-CENTRO-DERECHA”

No obstante todo lo anterior, parece ser que en verdad el origen de la división “izquierda-
centro-derecha” que aplica el poder mundial en la política está situado en Inglaterra, en el siglo
XIII.

Una carta de lectores titulada “Nace la izquierda”, suscripta por el arquitecto y urbanista Carlos
Daniel Colombo para el diario “La Nación” el 26 de julio de 2003, así decía:

“En las últimas semanas he leído y escuchado diversas opiniones sobre el alineamiento del
gobierno del doctor Kirchner a políticas de izquierda. Algunas opiniones vertidas por algunos
periodistas dan como iniciadores del uso del término a los asambleístas de la Revolución
Francesa.

“Sin embargo, según tengo entendido, dicha diferenciación se gestó en el siglo XIII en Gran
Bretaña, durante el reinado de Eduardo I, cuando comienza a establecerse de manera
informal la Cámara de los Comunes, separada de la Cámara de los Lores.

“Aparece poco después la figura del “speaker” o moderador, representante en un principio del
rey, quien efectivamente dividió a dicha cámara en dos, los que se sentaban a la izquierda, los
liberales primero y laboristas luego, y los que se sentaban a la derecha, los conservadores”.

Y al desentrañar la evolución del liberalismo de una política de izquierda a otra emparentada


con la derecha, siempre bajo las reglas del poder mundial, sigue diciendo el arquitecto
Colombo:

“Durante su evolución a lo largo de varios siglos el ala izquierda de la Cámara de los Comunes
aprobó leyes, tales como, la de la abolición de la esclavitud en 1833, así como la prohibición
del trabajo de los niños, seguridad en las fábricas, límite de 8 horas para la jornada de trabajo
de los mineros, seguro de desempleo y servicio de asistencia médica gratuita, etcétera, leyes
que contribuyeron a crear lo que es conocido hoy como el “welfare state” o estado de
bienestar.

“Algunas de estas leyes fueron adoptadas e incluidas posteriormente en nuestra legislación.

“Irónicamente debido a estas leyes aprobadas por los legisladores “izquierdistas”, el pueblo
británico es hoy uno de los más conservadores del mundo”.
Un movimiento social es un grupo no formal de individuos u organizaciones que tiene como
finalidad el cambio social. Durante el siglo XIX, el concepto de movimiento social estaba ligado
a un tipo de cambio social particular (revolucionario) y a un fin específico (la instauración de
un régimen socialista o comunista), así como a una identidad en concreto (identidad de clase)
y a un grupo social en particular (la clase obrera).1 A lo largo del siglo XX, el término comenzó
a utilizarse para englobar movimientos que se sitúan en diferentes contextos, en esferas tan
distintas como la cultural, social, política, económica o personal, y cuya composición incluye a
clases, sectores o colectivos como obreros, campesinos, mujeres, estudiantes, vecinos y
grupos étnicos.2

En su idea conceptualizada más general, movimiento social es definido como “una forma de
acción colectiva no efímera, en la cual un grupo más o menos organizado recurre a acciones
extra institucionales a fin de promover o impedir ciertos cambios".3
El movimiento social fue resultado de la síntesis innovadora y trascendental de tres elementos:

1. Esfuerzo público por trasladar a las autoridades pertinentes las exigencias colectivas.
2. Repertorio, creaciones de coaliciones y asociaciones con un fin específico, reuniones
públicas, manifestaciones, declaraciones a y en los medios públicos, propaganda.
3. Demostraciones de Valor: conducta sobria, atuendo cuidado; Unidad: insignias
idénticas, pancartas; Número: recuento de asistentes, firma de peticiones; y
Compromiso: desafiar al mal tiempo, participación visible (WUNC). Lo que constituye
el movimiento social no son las actuaciones en solitario de los contendientes sino la
interacción entre estos tres elementos.4
Los movimientos sociales como estructuras de cambio social surgieron históricamente como
consecuencia de distintas crisis sociales y presentaron distintas orientaciones ideológicas:
tanto revolucionarias como reaccionarias, y todos los estadios intermedios hasta
los marginados, a veces identificados con un campo político más o menos concreto, y en otras
ocasiones de forma interclasista y multipartidista.
Algunos ejemplos de estos movimientos son el movimiento feminista, movimiento ecologista,
el movimiento obrero, el movimiento pacifista o antimilitarista, o, más reciente en su
surgimiento, el movimiento okupa y el movimiento antiglobalización.
El término fue introducido al vocabulario académico por Lorenz von Stein en 1846 ("Historia de
los Movimientos Sociales Franceses desde 1789 hasta el Presente (1850)"). Stein entiende un
movimiento social básicamente como, una aspiración de sectores sociales (clases) para lograr
alguna influencia sobre el Estado, debido a las desigualdades económicas. Así por ejemplo, la
aspiración del proletariado a lograr representación en los sistemas de gobierno. El libro ha
sido traducido al inglés (por ejemplo, Bedminster Press in 1964) pero no totalmente al
castellano.5
La vocación de los movimientos sociales es muy grande por su diversidad, por sus muchos
objetivos, desde su auge en la década de 1960. Su prestigio también es grande. Es una de las
vías lógicas de participación ciudadana. No son fundaciones sociales u organizaciones no
gubernamentales (ONG), que son unidades asistenciales.

Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, donde Martin Luther Kingpronunció su famoso
discurso "Yo tengo un sueño (I have a dream)".

El concepto revivió en Alemania hacia los años 1970 con la formación de los grupos de acción
cívica (Bürgerinitiativen). Los movimientos sociales rara vez confluyen en un partido político;
su labor se basa en presionar al poder político mediante reivindicaciones concretas o en crear
alternativas. Estas alternativas o reivindicaciones se convierten en su principal identidad, sin
tener que llegar a plasmar un ideario completo. De acuerdo con Hangan, existen cinco tipos
de relaciones entre los movimientos sociales y los partidos políticos: articulación,
permeabilidad, alianza, independencia y transformación. Las primeras dos limitan seriamente
la autonomía del movimiento; las últimas dos son menos restrictivas.6
Son el equivalente a acción afirmativa o grupo de presión para la modificación de la opinión
pública y de las políticas públicas (similar al lobby -cabildeo-). Tienen un carácter de
permanencia en el tiempo y con un número de personas representativo, con relación a los que
sufren o ignoran el problema. Su recuerdo histórico es muy antiguo, por ejemplo,
los Comuneros de Castilla. Son algunas veces el nacimiento de una idea con líderes
carismáticos memorables y su génesis puede derivar hacia un movimiento o iniciar
una revuelta o, más contundentemente, una revolución, como la Revolución mexicana y
asimismo la eventual plataforma para un partido hacia el poder.
Es una forma instantánea y continuada de insertarse en el ámbito político, con inicialmente
poco esfuerzo organizativo, sin pertenecer a él, pero sí con fuerza de cambio político, como la
restauración de la democracia perdida en regímenes autoritarios. Su análisis incluye su
objetivo, el tipo de clientela y es interesante el desarrollo de su proceso organizativo. El
impacto en la sociedad es desde meramente presencial, como una fuerza de choque
perturbadora, o hasta resultar muy definitorio, como grupos de interés y presión hacia el poder
instituido. Deben cuidar su progreso organizativo para ser eficaces y continuar perseverando y
merecerse el honor de coartífices de eventos democráticos en las instituciones u otros más
modestos, como la información de los ciudadanos.

Los movimientos sociales actuales, aunque no distan mucho de acuerdo a intereses de


aquellos que se realizaron en el pasado; sí han cambiado su forma de acción/intervención y
de acercamiento a la sociedad, así como sus herramientas para lograrlo. Desde hace muchos
años, la necesidad de la sociedad por expresar la inconformidad o el desacuerdo hacia temas
de nivel social, político o económico, ha existido. Es ahora el momento en el que, de acuerdo
a las diferentes posibilidades de acción que tiene un usuario de Internet, comienzan a
desarrollarse más y más campañas o movilizaciones que pretenden insertar una idea en la
sociedad y buscan aceptación a través de estas.
Surgen a partir de la década de los setenta como una respuesta a la incapacidad del
marxismo para explicar la naturaleza de las acciones colectivas. Su objetivo está orientado a
la cultura y a la sociedad civil, a las que otorgan especial importancia a la acción simbólica.
Tratan de construir una identidad para que les permita actuar sobre sí mismos y sobre la
sociedad, con la meta de dar sentido a las relaciones sociales que forman esta sociedad. Se
caracterizan por ser movimientos identitarios, fundados en la construcción simbólica de
identidades. Para estos movimientos la acción colectiva es la realización de una finalidad, que
es la de mantener y expresar su identidad. Los nuevos movimientos sociales como formas de
acción colectiva se identifican con actores sociales que se movilizan por asuntos como pueden
ser el feminismo, el pacifismo, la defensa de los derechos humanos, las comunidades
eclesiásticas, las organizaciones no gubernamentales, los grupos étnicos y los nuevos
movimientos religiosos.7

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