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Meditación primera.

En la primera comienza relatando el porqué de las 6 meditaciones. Es que admitió, desde una
muy temprana edad, como verdaderas muchas opiniones que resultaron ser falsas. Decide
deshacerse de todas las opiniones que había dado crédito y empezar todo de nuevo desde los
fundamentos, ya que la ruina de los cimientos lleva necesariamente consigo la de todo el
edificio. Todo lo que daba por sabido, seguro y verdadero lo aprendió por los sentidos, estos
mismos pueden engañarnos y es prudente no fiarse nunca por entero de aquello que tiene esta
posibilidad. Manifiesta que no hay indicios concluyentes ni señales que basten a distinguir
con claridad el sueño de la vigilia. Todo esto llevó a Descartes a pensar si realmente Dios,
quiere que vivamos en un mundo de engaño y mentira. Pero esto no es posible, puesto que
Dios es bondad suprema y no sería coherente que quisiera que fuéramos engañados. Así pues,
llega a la conclusión de la posibilidad de la existencia de un genio maligno, que mediante
trampas nos lleva al error.

Meditación segunda.
Luego de llenarse de toda clase de dudas debido a su última meditación, Descartes recuerda
que Arquímedes solo pedía un punto de apoyo firme e inmóvil para mover la tierra de lugar.
Con esto piensa que podía concebir grandes esperanzas el encontrar una cosa cierta e
ineludible. Luego llega a la conclusión de que si piensa existe, (cogito ergo sum), teniendo
así por fin algo realmente verdadero además de probar la existencia del alma, el cuerpo solo
queda relegado al medio que usa esta para interactuar con el mundo.

Meditación tercera.
Aquí Descartes intenta demostrar la existencia de Dios, lo hace argumentando que el ser
humano es una cosa pensante, una cosa que desea y si desea es por la falta de algo. El hecho
de que al humano siempre le falte algo hace pensar a Descartes en que hay algo mejor que el
humano, algo completo, perfecto. Descartes distingue entre dos tipos de cualidades: las
primarias y las secundarias. Las primarias son las que captamos por la razón y las secundarias
por los sentidos. El ser humano no es perfecto debido a que la cualidad secundaria en la que
confíamos nos puede llevar muchas veces al error. Otro punto es que solo Dios pudo unir el
cuerpo al alma para nuestra creación.

Meditación cuarta.
Descartes reconoce que Dios es imposible que lo engañe debido a que El es perfecto y en
todo fraude hay una especie de imperfección. Pero siendo creaturas de Dios como somos,
Descartes dirá, ¿cómo es posible que seamos imperfectos?, la respuesta la encontró en el
entendimiento y la voluntad, ambos nos ayudan a distinguir entre lo verdadero y lo falso; el
entendimiento nos permite captar nuestro entorno, no afirma ni niega nada, en cambio, la
voluntad al ser amplia realiza juicios que están más allá de su total comprensión lo que nos
lleva al error.
Meditación quinta.
“De la esencia de las cosas materiales y otra vez de la existencia de Dios”, así es el subtítulo
de esta meditación en la que Descartes parece sospechar sobre lo dicho sobre Dios en la
tercera meditación, por lo que intenta desarrollar aún más estos argumentos sobre la
verdadera existencia de Dios. Primero, habla sobre diferenciar ideas claras y distintas de ideas
confusas, la primera noción es la extensión, todo objeto es extenso y es posible atribuirle
magnitudes, figuras, movimiento, etc. Además de poder enumerar en partes dicho objeto.
Empleando el ejemplo de un triángulo, uno se lo puede imaginar con facilidad pero podría
no existir el triángulo más allá de la mente. De la misma manera nosotros tenemos una idea
de la esencia de Dios, Dios es perfecto y sólo puede serlo si es que existe, no puede haber
perfeccion y no-existir.

Meditación sexta.
En esta última meditación, se uno todo lo que nos han dejado las anteriores. Empieza
cuestionando la existencia de las cosas materiales nuevamente. Descartes piensa que el
hombre a través del cuerpo tiene las percepciones y los sentimientos y el alma se encarga
del pensamiento, reflexión, razón, imaginación, etc. Pero el alma necesita un cuerpo y el
cuerpo un alma. Si bien, concluyendo, su existencia radicaba únicamente en ser una cosa
que piensa, inextensa; también a su vez tenía una idea precisa de tener un cuerpo, el cual
era tan sólo una cosa extensa, sin capacidad de pensar y de ahí Descartes deducía ser en
realidad distinto de su cuerpo, siendo éste y el alma dos sustancias distintas unidas para
crear al hombre.
Critica

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