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Participante:
Antonio J. Delgado G.
C.I.V.- 13024917
2
venezolano y la sociedad local tuyera. ¿Un ejemplo de sociedad discrónica?”,
discurrirá sobre el tiempo histórico y la discronía entre Caracas y el Valle del Tuy, en
el que se observa como la capital va tomando auge y se urbaniza desde el
guzmancismo y toma visos de modernidad durante el período petrolero, mientras el
Tuy se mantiene eclipsado, rural y atrasado, con respecto a la centralidad caraqueña.
Finalmente, se presentan las conclusiones y las fuentes consultadas.
1
Bloch, Marc, Introducción a la historia, p. 28.
2
Ibídem., p. 31.
3
Esta idea no solo es compartida, sino que es ampliada por el historiador Carlos
Aguirre Rojas, quien advierte sobre el tercer pecado capital de la mala historia; es
decir, “…una idea que asume que el tiempo de los relojes y de los calendarios, es
también el tiempo de la historia y de los historiadores, y que por lo tanto, cualquier
siglo histórico tiene siempre cien años, cualquier día de la historia es idéntico a
cualquier otro…”3. Más adelante, Aguirre Rojas enfatiza que para “…el buen
historiador cada siglo tiene una temporalidad distinta, lo que le permite hablar lo
mismo del largo siglo XIX que comienza con la Revolución Francesa y termina con
la Primera Guerra Mundial, que del breve siglo XX, iniciado con esa primera guerra y
con la Revolución Rusa de 1917, y concluido con la caída del Muro de Berlín en
1989…”4.
Pues resulta interesante las nuevas propuestas acerca de la comprensión del
tiempo histórico venezolano. Una de ellas es la que ofrece el historiador venezolano
Alberto Navas Blanco quien haciendo una revisión de las periodizaciones
historiográficas, clasifica el pasado venezolano en seis unidades temporo-espaciales,
que en el caso del trabajo de investigación e interés del cultivo y producción de la
caña de azúcar y sus derivados, se ubica en dos unidades de tiempo, a las que el autor
denomina por un lado, “El reajuste tiránico del proyecto nacional republicano (1870-
1935)” y que no desdeña en absoluto las características agrarias de Venezuela y su
dependencia con el capitalismo mundial. La otra periodización propuesta por Navas
Blanco y que ubica la continuidad temporo-espacial de Venezuela en general y
relacionada con la dinámica geohistórica del Valle del Tuy en particular, es “El
prolongado y conflictivo proceso de democratización liberal representativo: (1936 -
1989)”. En la primera, el modelo económico agroexportador dominaba la
espacialidad venezolana, mientras que en el segundo, la presencia del petróleo
desarticuló la estructura agraria y rural, para dar paso a una economía petrolera, con
3
Aguirre Rojas, Carlos Antonio, Antimanual del mal historiador. O ¿cómo hacer hoy una buena
historia crítica?, p. 42.
4
Ídem.
4
su incidencia en los procesos urbanísticos, en desmedro de la agricultura, en especial
del cultivo de caña de azúcar en el Valle del Tuy.
5
Ibídem., p. 43.
6
Eric Hobsbawm, Sobre la historia, p. 23.
5
Por ello, el hecho de que para los efectos del estudio que se pretende realizar
sobre la “Panela, azúcar y aguardiente. La producción cañicultora en el Valle del Tuy,
1870-1960”, se haya tomado dicha temporalidad, no subestima que en un tiempo más
remoto, la localidad tuyera manifestaba, que uno de los rasgos de su economía era
precisamente los cultivos de caña de azúcar en los viejos trapiches coloniales a finales
del siglo XVIII, como lo apunta en sus recopilaciones pastorales el obispo Mariano
Martí.
Asumir la relatividad del tiempo histórico, como forma de flexibilizar los
estudios del pasado, bien sea de larga duración, o un pasado de reciente duración, es
asumir una consciencia de esta pluralidad del tiempo social, como resultante
indispensable para una metodología común de las ciencias del ser humano7. Se
reafirma entonces, que el historiador está en presencia de un problema teórico-
metodológico, al momento de recurrir a la noción del tiempo histórico, a la
relatividad temporal de ese pasado, que puede ser visto desde un pluriverso de
miradas.
7
Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, p. 63.
6
las estructuras inmersas, en los órdenes político, económico, social y cultural, por
todas las transformaciones experimentadas en la sociedad venezolana y en el Valle
del Tuy. De una sociedad agraria-rural pasó paulatinamente y con el auge del
petróleo, a una sociedad urbana, citadina, donde el campesinado productor quedó
anclado en el pasado.
No se duda de un tiempo histórico esplendoroso en la espacialidad geohistórica
del Valle del Tuy. “El granero de Caracas” sigue vigente como potencialidad
agrícola, no solo en lo concerniente con la caña dulce, sino también con otros rubros
básicos para el consumo de sus habitantes. Tampoco se pretende renegar de la
espacialidad histórica construida a partir de la economía petrolera y su incidencia en
todos los espacios nacionales y sus relaciones con el mismo capitalismo mundial. Lo
cierto es, y es lo que se denuncia, que a partir de la década de 1960, aquella
producción cañicultora declinó, incluso después de la experiencia de haber instalado
dos ingenios o centrales azucareros en las localidades de Mopia y La Epifanía,
pertenecientes a los actuales municipios Independencia y Paz Castillo y que ante la
crisis del presente, se hace necesario recurrir a la experiencia de ese pasado
esplendoroso y dulce para aliviar la amarga experiencia de la postración improductiva
en la que se hallan las tierras fértiles del Valle del Tuy.
No se pretende afirmar que todo pasado es mejor que el presente, o viceversa. Lo
que se intenta es apropiarnos de la experiencia exitosa del ayer, de un pasado que es
reciente. Pues como afirma Elías Canett, “…La nostalgia y la melancolía, en efecto,
pueden instruir sobre el contraste que existe entre lo que sabemos con certeza del
pasado y lo que, a pesar de todo, seguimos exigiéndole, esto es, su vigencia
actual…”8. Es la pertinencia del tiempo histórico de la caña dulce y su procesamiento
artesanal o industrial, en torno a una estructura económica y social.
8
Manuel Cruz, Daniel Bauer, La comprensión del pasado, p. 79.
7
B. El tiempo histórico de larga duración y la articulación entre la estructura
local-nacional con el capitalismo extranjero.
El historiador Alberto Navas, al hacer su recomprensión del tiempo histórico de
Venezuela, específicamente, en lo que atañe al tema de estudio, caracteriza
políticamente el período de las tiranías liberales, durante las cuales se edificó un
armazón autoritario, comprendido entre 1870 y 1935. En este período, señala el autor,
no solo se evidenciaron logros en cuanto al progreso material, sino que el aparato del
Estado tendió a una concentración personal del Poder. Antonio Guzmán Blanco y
Juan Vicente Gómez, fueron la expresión de una influencia duradera y con
proyección en el tiempo histórico venezolano. “…Configurando todo ello un
panorama favorable a la articulación de la economía nacional, primero agropecuaria y
luego petrolera, con los polos dinámicos del capitalismo euro-americano que se
encontraban sobre una renovada ola de expansión en las últimas décadas del siglo
XIX y principios del XX. La civilización, que parecía tocar las puertas desde afuera,
necesitaba la seguridad y estabilidad para sembrar su influencia sobre Venezuela…”9,
con todo y las crisis cíclicas, políticas y económicas que en ella intervienen.
A propósito de esas crisis, la investigación histórica propuesta y titulada “Panela,
azúcar y aguardiente…”, de acuerdo a lo establecido por Navas Blanco, forma parte
de un largo período de profundas transformaciones en las estructuras políticas,
económicas y sociales10. Llama la atención la descripción historiográfica que hace del
liberalismo postguzmancista. Este liberalismo posguzmancista intentó durante la
última década del siglo XIX recomponer el cuadro político en un marco moderado y
controlado de las libertades políticas y continuando las obras de transformación física
iniciadas desde 1870. El mecanismo de poder autoritario constituido en gobierno y
lentamente estabilizado entre 1870 y 1935, había generado unas condiciones
sociopolíticas y estrictamente económicas que, aunque desarticuladas entre sí, podían
producir, en el mediano y largo plazo, cumpliéndose un adecuado programa o plan de
9
Alberto Navas, ob. cit., p. 76.
10
Ibídem., p. 105.
8
desarrollo y democratización, para permitir alcanzar verdaderas metas de bienestar,
estabilidad y crecimiento, en un marco de libertades públicas y equidad social.
Es evidente que el historiador Navas Blanco hace gala de la noción del tiempo
histórico, cuando plantea que esas transformaciones se llevaron a cabo en el mediano
y largo plazo, sobre todo, en el área económica. Al respecto, nuevamente, Fernand
Braudel, da lecciones sobre la larga duración del tiempo histórico en el terreno
económico.
Por una paradoja sólo aparente, la dificultad estriba en descubrir la larga
duración en un terreno en el que la investigación histórica acaba de
obtener innegables éxitos: el económico. Ciclos interciclos y crisis
estructurales encubren aquí las regularidades y las permanencias de
sistemas.11.
11
Fernand Braudel, ob. cit., p. 72.
12
Graciela Soriano, Las sociedades discrónicas, p. 1.
9
términos, adolecía de un conjunto de infraestructura básica para un ulterior desarrollo
económico y social.
Caminos de recuas, trapiches decimonónicos, condiciones precapitalistas, fueron
la constante hasta el advenimiento de la tiranía liberal gomecista. Durante el gobierno
de Juan Vicente Gómez, 1908-1935, es que comienza un incipiente desarrollo hacia
la urbanidad del Tuy, con la construcción de carreteras y ciertos servicios básicos,
como la llegada tardía del Ferrocarril Central de Venezuela en el tramo Santa Lucía,
Santa Teresa y Ocumare. Pero con todo y el inicio de la industria petrolera y la
inserción de Venezuela en el mercado capitalista financiero internacional, en
condiciones de dependencia con relación a los países centrales, el Tuy mantuvo su
rezago con respecto a Caracas y otras localidades venezolanas. En términos
sociohistóricos, el Tuy es un ejemplo de discronismo con respecto a Caracas, porque
“…la misma sociedad, que se presume clasista e igualitaria, reconoce situaciones de
privilegio y convive con más de un rasgo de sociedad organizacional...”, político,
económico y cultural en un mismo momento histórico13.
Para 1940-1960 en el que se observa un breve auge azucarero, pero luego
sobreviene un largo declive con la Venezuela centralizada y descentralizada. La
influencia del poder económico, representado en el capital transnacional petrolero
favoreció la concentración de la estructura espacial nacional y Caracas logra
consolidar la administración política, económica y social de toda la estructura14.
El hilo conductor de la investigación además de ser la producción de caña de
azúcar, son las relaciones de poder involucradas, que influyeron en las
transformaciones geohistóricas de Venezuela. La explotación petrolera y la
centralidad espacial dominada desde Caracas, marginó no solo la producción de caña
de azúcar en el Tuy, sino toda la actividad agrícola venezolana. En consecuencia, la
presencia del capital petrolero y la centralidad caraqueña, en lugar de contribuir con
la coexistencia estructural, generó dominio y marginalidad; se reflejó en la dinámica
de las clases sociales, en el deterioro social, político y económico, de las oligarquías
13
Ídem.
14
Ramón Santaella Yegres, La dinámica del espacio en la cuenca del Lago de Maracaibo, pp. 11-13.
10
agrarias, de los trabajadores rurales y campesinos y en el fortalecimiento político,
económico y social de la burguesía comercial establecida en ciudades como Caracas,
Valencia y Maracaibo.
El Valle del Tuy se vio afectado por esa dinámica. Para esa época, el azúcar, el
papelón y el aguardiente, formaban parte de la expresión cultural, alimenticia y
licorera de los tuyeros. Sin embargo, esas tierras (tipo I y tipo II, según estudios del
INTI), después de 1945, transmutaron hacia la cría y pastoreo de ganado, y más
adelante, para uso exclusivo de la espacialidad urbana (avenidas, autos, locales
comerciales y desarrollos habitacionales), que obedecía a los intereses de Caracas
como centro del poder nacional. De región productiva de caña de azúcar y sus
derivados, se convirtió en ciudad satélite-dormitorio de Caracas. A partir de 1960, las
fuerzas productivas de caña de azúcar del Tuy, abandonaron las haciendas-trapiches,
no obstante, hubo serios esfuerzos por mantener la tradición de la producción
azucarera en la región. En 1963, los ingenios Mopia y Santa Epifanía, ante la poca
productividad, decidieron unirse y formar la empresa Centrales del Tuy, que de
acuerdo a datos recabados por la historiadora Catalina Banko perteneció al Grupo
Vollmer. Testimonios orales y escritos de lugareños de la región, también dan cuenta
de la producción cañera y del procesamiento del papelón, el azúcar y otros derivados.
A manera de conclusión.
Marc Bloch define la historia como la “Ciencia de los hombres (…) de los
hombres en el tiempo…”. Pero el tiempo histórico no es el tiempo de los relojes, no
es el tiempo físicamente medido y cronometrado. Tampoco es el tiempo del
calendario organizado cronológicamente. Un siglo histórico no necesariamente tiene
100 años. Puede que contenga más o quizás menos. Al decir de un intelectual
venezolano, Venezuela había entrado en el siglo XX con treinta años de atraso, que se
puede interpretar literalmente, como treinta años después de iniciado el siglo XX
cronológico. No obstante, para otros, esos treinta años de atraso, no fueron más que la
extensión cultural y material de una nación con rasgos rurales típicos del
decimonono. Análogamente, en la mal llamada “Historia Universal” o también
11
conocida como Mundial, algunos historiadores consideran que el largo siglo XIX
comenzó en 1789 con la Revolución Francesa y culminó en 1918 con el fin de la
Primera Guerra Mundial, mientras que el corto siglo XX comenzó desde el fin de la
Primera Guerra y culminó con la caída del Muro de Berlín y la extinción de la Unión
Soviética.
Ante esta polémica el historiador está en presencia de un problema teórico-
metodológico con respecto a la noción del tiempo. Prosigue Bloch su explicación del
tiempo histórico al reafirmar que “El historiador piensa no sólo lo ‘humano’. La
atmósfera en que su pensamiento respira naturalmente es la categoría de la duración”.
En otras palabras, en el estudio de la historia o de un proceso histórico que amerite su
inteligibilidad, el sujeto cognoscente está imbuido, evidentemente por la mentalidad
cultural de su propia época; pero además, está obligado a comprender la mentalidad
cultural de la época que pretende conocer. Por ello, el historiador debe cuidarse de
determinar el tiempo histórico de su objeto de estudio y no de establecer un origen o
causa a priori de los hechos históricos que investiga. El historiador Carlos Aguirre
Rojas advierte sobre el peligro intelectual de reproducir el pecado capital de la
historia positivista sobre la noción de un tiempo histórico cronológico que comienza
en determinada fecha y termina en otra fecha.
En la propuesta de trabajo para optar al grado de Magister Scietiarum en
Historia, titulada “Panela, azúcar y aguardiente. La producción de caña de azúcar en
el Valle del Tuy, 1870 – 1960”, no se escapa de los posibles peligros de reproducir el
pecado capital que denuncia Aguirre Rojas, o las advertencias de Bloch sobre la
noción del tiempo histórico y el ídolo de los orígenes. Por ello, el hecho de que para
los efectos del presente estudio se haya tomado dicha temporalidad, no subestima que
en un tiempo más remoto, la localidad tuyera manifestaba, que uno de los rasgos de
su economía era precisamente los cultivos de caña de azúcar en los viejos trapiches
coloniales a finales del siglo XVIII cronológico, como lo apunta en sus recopilaciones
pastorales el obispo Mariano Martí.
Además de los aspectos de cuidado a tomar en cuenta, relacionados con la noción
del tiempo histórico y el origen y crisis de determinados hechos, que pueden suponer
12
el inicio y fin de un período histórico o una época, también se debe considerar la
discronía o las sociedades discrónicas a las que apunta Graciela Soriano, porque en
términos sociohistóricos, el Tuy es un ejemplo de discronismo con respecto a
Caracas, porque “…la misma sociedad, que se presume clasista e igualitaria,
reconoce situaciones de privilegio y convive con más de un rasgo de sociedad
organizacional...”, político, económico y cultural en un mismo momento histórico.
Fuentes consultadas.
Aguirre Rojas, Carlos Antonio, Antimanual del mal historiador o ¿cómo hacer hoy
una buena historia crítica? Bogotá, Ediciones desde abajo, (2da edición), 2002.
Bloch, Marc, Introducción a la historia. México, Fondo de Cultura Económica, (4ta
edición), 2000.
Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales. Madrid, Editorial Alianza,
1970.
Cruz, Manuel y Brauer, Daniel, La comprensión del pasado. Barcelona, Editorial
Herder, 2005.
Hobsbawm, Eric, Sobre la historia. Barcelona, Editorial Crítica, 1998.
Navas Blanco, Alberto, Para una recomprensión del tiempo histórico venezolano.
Nueva York, Sudaquia, 2015.
Santaella Yegres, Ramón, La dinámica del espacio en la cuenca del Lago de
Maracaibo. Caracas, Ediciones de la Biblioteca UCV, 1989.
Soriano, Graciela, Las sociedades discrónicas. [En línea] Disponible en:
http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1999616_253.pdf
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