Ley que contempla la posible militarización independiente de la
seguridad pública y reprentación descontrolada. La ley aprobada por cámara de diputados, pendientes de senadores, contemplada dar facultades al poder ejecutivo para desplegar fuerzas militares sin restricciones ni consentimientos de los poderes locales.
Regular la función del estado para preservar la seguridad interior,
así como establecer las bases para, procediminetos y modalidades de coordinación entre la federación, las entidades federativas y los municipios, en la materia. (Art.1).
Comprende el conjunto de órganos, procedimientos y acciones
destinados para prestar auxilio y protección a las entidades federativas y los municipios, frente a riesgos y amenazas que comprometen o ofrece a la seguridad nacional en los términos de la ley.
No está claro los promotores alegan mejorar los mecanismos de
coordinación con otras instancias o cuerpos de seguridad del estado, para superar las afectaciones a la seguridad interior.
Esto problemas puede tener, posible militarización de seguridad,
desconsideración de las demandas de los locales y represión hacia opositores.
Las fueerzas militares llevan más de 10 años desplegadas en
ciertos puntos y la situación no ha mejorado, en cambio, se ha enviciado a la institución.
El artículo 8 indica que las movilizaciones de protesta social o las
que tengan un motivo político electoral que se realicen pacíficamente de conformidad con la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, bajo ninguna circunstancia serán consideradas como Amenazas a la seguidad interior, ni podrán ser materia de declaratoria de protección a la seguridad interior. Pero quien dictamina si es una manifestación es pacífica, qué significa eso para el poder ejecutivo. Las fuerzas armadas estarían completamente protegidas para desempeñar tareas de represión.
La ONU y la CIDH expresaron su gran preocupación por la ley de
cuestión, que no plantea soluciones reales e incluso promueve violaciones impunes a los DH.
Algunas consecuencias planteadas al igual que en las elecciones
de 1988, se esperan un fraude el próximo año. La capacidad de despliegue de fuerzas armadas a propia voluntad es, para el ejecutivo, la herramienta ideal contra la oposición.
Sin embargo, quienes se oponen a la medida dicen que la ley está
escrita de manera tan abarcadora que le da mucho margen a las autoridades para definir qué es una amenaza a la seguridad interior. Eso podría abrir la puerta a que las fuerzas armadas actúen contra grupos políticos en protestas, por ejemplo, si creen que representan una amenaza. Se afirmó que en aquellas áreas de México donde el ejército ha remplazado a la policía hay un estado de emergencia en la práctica y que se violan los derechos civiles. La ley, añadió, oficializaría la suspensión de derechos como el debido proceso y la presunción de inocencia sin que el gobierno tenga que declarar formalmente ese estado de emergencia. El presidente puede convocar a las fuerzas armadas “cuando quiera y como quiera, con información que se mantiene clasificada sin controles ni rendición de cuentas”, aseguró Catalina Pérez Correa, profesora de Derecho en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en Ciudad de México.
Un estudio publicado recientemente por la Oficina en Washington
para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por su sigla en inglés) halló que de 505 averiguaciones abiertas por las autoridades civiles entre 2012 y 2014 solo hubo dieciséis condenas.