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Gentilicio griego/griega
Idioma idioma griego antiguo
Se llama Antigua Grecia a la civilización griega de la antigüedad, que tuvo un gran
desarrollo en el campo filosófico, famosa por sus conocimientos, su arte y sus templos.
Entre los monumentos más famosos se encuentran el Partenón y el Mausoleo de
Halicarnaso. El mundo griego antiguo está formado por el conjunto de territorios
(Grecia, Asia Menor, Magna Grecia, Mar Negro, Norte de África y Mediterráneo
occidental) y sociedades que, teniendo como área central de referencia el mar Egeo, se
articulan en torno a vínculos fundamentalmente culturales (lengua, religión, filosofía,
manifestaciones artísticas, etc.), bajo distintas fórmulas de organización política
independientes entre sí, como las practicadas por Atenas; Corinto; Esparta; Tebas. La
Antigua Grecia, por tanto, es una construcción histórica y cultural, más que una
realidad política, social o territorial, dada su falta de unidad estatal antes de la llegada
de Alejandro de Macedonia o de Roma.
Contenido
1 Prehistoria
2 Situación y condiciones geográficas
3 Cultura cretomicénica
o 3.1 Investigaciones
4 Siglos XI-IX a. n. e.
o 4.1 Invasión de los dorios
o 4.2 Ocupaciones de los antiguos griegos
5 Surgimiento de clases
6 Surgimiento del Estado
7 Cultura y religión
o 7.1 Adoración de las fuerzas de la naturaleza
o 7.2 Dioses protectores
o 7.3 Tiempos de Homero
7.3.1 La Iliada
7.3.2 La caída de Troya
7.3.3 La Odisea
8 Economía del Ática
o 8.1 Artesanía y comercio
o 8.2 Campesinado
o 8.3 Colonias
o 8.4 Comercio
9 Estado esclavista de Atenas
o 9.1 Formas de vida en Atenas
o 9.2 Hegemonía de Atenas
10 Estado esclavista de Esparta
11 Cultura griega siglos V-IV a. n. e.
o 11.1 Las ágoras
o 11.2 Juegos olímpicos
12 La edad de oro de Grecia
13 Supremacía de Macedonia
14 Las primeras conquistas
15 La creación de un imperio
16 El legado de Alejandro
17 Periodo helenístico
18 Los diádocos
19 Veáse además
20 Fuentes
Prehistoria
Las planicies fértiles y los valles regados por el Tigris y el Éufrates (la media luna fértil)
constituían en la antigüedad la región con el mayor potencial agrícola junto con los del
Indo y los del Nilo. Los restos arqueológicos indican que algunos primitivos pueblos
del Mediterráneo, estrechamente ligados a las culturas del norte de África, habitaron
las regiones meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo neolítico, antes
del 4000 a. n. e. Estas pruebas muestran la evolución cultural desde la edad de piedra
hasta la edad del bronce, que en Grecia empezó en el 3000 a. n. e. Las primeras
comunidades agrícolas del mundo se desarrollaron allí. En Jericó (Palestina) se
cultivaron cereales desde el 8000 a. n. e. Sin embargo, era una tierra que mantenía un
delicado y frágil equilibrio necesitando una defensa constante, tanto de la naturaleza
como de los predadores humanos del desierto por el Oeste y de las montañas a Norte
y al Este.
Para tener algún tipo de control de la crecida de los ríos se necesitan diques, canales y
una organización más compleja; al enfrentar estos desafíos evolucionaron muchos de
las creaciones más significativas de los inicios de la civilización.
A principios del III milenio a. n. e., la denominada civilización del Egeo evolucionó hasta
niveles extremadamente altos. La civilización de la edad del bronce en el Egeo se
dividía en dos culturas, cada una de ellas con sus propias etapas y subdivisiones
cronológicas:
Cultura cretomicénica
En el mar Egeo, al sur de la región del Peloponeso, se encuentra la isla de Creta. Hace
muchos años se desarrolló allí una gran civilización de la cual aún existen vestigios o
restos. La cultura griega tiene sus orígenes en la civilización cretense, cuyos principios
se remontan al tercer milenio a. C. los cretenses fueron los primeros en recorrer el
Mediterráneo y llegaron a tener una flota poderosa, comerciaron con otros pueblos
ubicados en tierras de los actuales países de Italia y España, produjeron vino, aceite,
artículos de cerámica, etc. Que vendían al extranjero; la intensidad de su comercio le
hizo adquirir la hegemonía en todo el Mediterráneo Oriental. Esta hegemonía fue
marítima por esto se llama talstocracia (gobierno de mar).
Este poderío marítimo se extendió desde Roda y Chipre hasta los puertos fenicios de
Biblos y Gadir hacia el 2000 a. n. e.
Los habitantes de la isla de Creta copiaron de los fenicios su escritura lineal, imitaron
de los arquitectos babilonicos la construcción de sus palacios de Cnosos, Festos, Mallia,
Faistos y Hagia Triada. Estas ciudades fueron erigidas durante la ultima época de Creta
también denominada el apogeo de la civilización de Creta. En esta civilización la mujer
jugo un papel muy importante pues adoraban a una diosa madre, a un dios de la luz y
parece que también veneraban a sus reyes.
Cultivaron los deportes iniciando los grandes juegos que después se llamaron las
olimpiadas en Grecia Continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y las
corridas de toros, que eran demostraciones de acrobacia donde estaba prohibido
matar al toro. Estos pobladores adoraban a sus dioses en cavernas o pequeñas capillas
no tenían el culto a los muertos pero creían en un más halla semejante al mundo. Los
habitantes de Creta provenían de la tribu de los Egeos quienes subsistieron en le
continente Europeo en Micenas y Tirinto y en el Asia Menor en Troya (edificada casi en
la entrada del estrecho de los Dardanedos en una colina que domina la llanura inferior
del río Escandro denominada la roca de Pérgamo).
A finales del III milenio a. n. e. comenzaron una serie de invasiones de tribus del norte
que hablaban un idioma indoeuropeo. Existen pruebas de que estos pueblos del norte
vivieron en la cuenca del río Danubio, al sudeste de Europa. De los primeros pueblos
invasores, los más destacados, los aqueos, se habían visto con toda probabilidad
obligados a emigrar presionados a su vez por otros invasores. Los aqueos invadieron el
sur de Grecia y se establecieron en el Peloponeso. Según algunos especialistas, un
segundo pueblo, los jónios, se asentó principalmente en Ática, la zona central del este
de Grecia y en las islas Cícladas, donde asimilaron la cultura de los pueblos heládicos.
Los eolios, un tercer pueblo de características poco definidas, se asentaron en principio
en Tesalia.
Investigaciones
Las investigaciones de la era moderna demuestran que:
En Cnosos, ciudad de Creta, se encontraron las ruinas de un palacio donde vivían el rey
y otros jefes. Este rey era a la vez guerrero, comerciante principal y jefe religioso. En
esta isla se han encontrado objetos de mármol negro o verde oscuro de gran belleza.
En Creta la abundancia de estaño les permitía exportarlo a lugares cercanos.
Su cerámica y tejidos eran famosos y se han encontrado restos de los mismos en otros
lugares del Mediterráneo, lo que permite conocer que fueron muy usados para
comerciar.
En la región de Peloponeso se encuentra un lugar llamado Micenas. Las ruinas halladas
demuestran que existió un palacio en lo alto de una colina, rodeado por sólidos muros
de piedra. Cerca del palacio hay restos de varias tumbas y dentro de ellas se han
encontrado armas de bronce incrustadas en oro y adornos de este metal. Algunos de
los hombres enterrados en esas tumbas tenían máscaras de oro. Otros palacios, en los
que se encontraron objetos muy parecidos fueron descubiertos en todo el Peloponeso
así como en la Grecia central. Esto prueba que había intercambio entre las regiones.
Especialmente entre Micenas y Creta se llevaba a cabo un activo comercio. Estas dos
grandes civilizaciones de la antigüedad se conocen como cultura Creto-Micénica y
constituyen un monumento arqueológico.
Los palacios de la cultura Creto-Micénica existieron entre los siglos XVI al XII a. n. e., y
sirvieron de vivienda a los jefes de las tribus griegas, quienes se sentían seguros detrás
de sus muros impenetrables. Estos jefes mandaban fuertes destacamentos y obligaban
a las poblaciones vecinas a pagar tributos. Así se hicieron dueños de las tierras más
fértiles. Por las tablillas de arcilla encontradas y que descifraron los sabios, se conoce
su forma de vida, de sus jefes y artesanos. También a través de los mitos y leyendas,
narraciones y relatos de aquella época se conoce la vida de los antiguos griegos. Todos
estos medios de que se valen los científicos para saber cómo era la vida hace muchos
años constituyen fuentes para el conocimientos histórico.
Siglos XI-IX a. n. e.
Surgimiento de clases
En la Antigua Grecia en cada llanura e isla vivía una tribu diferente. Cada tribu
constaba de varios clanes y cada clan o gens agrupaba varias familias que consideraban
la tierra como propiedad común. Cada familia tenía su casa y recibía una parcela en los
campos. El ganado pastaba en praderas que también eran propiedad de todos. Las
mejoras introducidas en los instrumentos de producción, como por ejemplo, el arado
de hierro, trajeron por consecuencia un aumento en las cosechas. Cuando las nuevas
técnicas se fueron extendiendo, algunas familias de cada tribu pudieron adquirir con
mayor facilidad los nuevos instrumentos. En consecuencia, sus cosechas eran mejores,
lo que permitió que estas familias pudieran establecerse por separado
independizándose de la comunidad.
Así, poco a poco, fue apareciendo en algunos lugares la propiedad privada que se
desarrolló durante muchos años conjuntamente con la propiedad colectiva. Las
familias acomodadas se asilaban cada vez más, valiéndose de su ventajosa situación
económica acumulaban tierras, ganado y productos. Algunos se volvían ricos y otros,
cada vez más pobres; estos se veían en la necesidad de buscar empleo en casa de los
ricos y abandonar el cultivo de sus parcelas de tierra. A veces perdían sus tierras y se
convertían en mendigos. Ya no existía la igualdad como en la sociedad primitiva.
Los basileos o jefes de tribus y el Consejo de Ancianos, formado por los ancianos más
ricos, se convirtieron en dueños de grandes parcelas de tierra. Ellos iban aumentando
sus propiedades con los bienes de los campesinos que se arruinaban y que entregaban
todo lo que poseían en pago de sus cuantiosas deudas. Al invadir a Grecia los jefes
guerreros de las tribus dorias se fueron apoderando también de grandes pedazos de
tierra, así como de numerosos rebaños. Este fue un proceso muy largo, por lo que se
ve que en el período comprendido entre los siglos XI y IX había rasgos de sociedad
primitiva y a la vez comenzaban a existir diferencias entre unos hombres y otros, es
decir, que iba surgiendo la sociedad dividida en clases.
Cultura y religión
Dioses protectores
Todas las actividades económicas: las agrícolas, ganaderas, de tejido, de caza y otras,
tenían un dios protector. Dionisos era el dios del vino y de la vid. Según las creencias
de los griegos, este dios había enseñado a los hombres a cultivar la uva y elaborar el
vino. Además, simbolizaba la alegría de vivir, la vida en la naturaleza. En honor de este
dios se celebraban fiestas dos veces al año: en primavera, antes de comenzar el
trabajo en los viñedos, y en diciembre, cuando el vino nuevo estaba listo. Hefestos era
el dios que protegía a los forjadores. Lo imaginaban trabajando en un taller situado
bien profundo bajo la tierra, con las manos y cara siempre cubiertas de hollín. También
pensaban que es el mismo dios de Sol, Apolo, era un hombre joven y bien parecido
que protegía las bellas artes. Siempre se encontraba acompañado de las musas: las
dios de la música y la poesía. Los habitantes de la Isla de Rodas, situada en el
Mediterráneo, le hicieron a este dios una gigantesca estatua de bronce, conocida por
el nombre de El coloso de Rodas, que está considerada como otra de las siete
maravillas del mundo.
Tiempos de Homero
Los bardos o poetas de la Antigua Grecia compusieron canciones y poemas sobre las
hazañas y aventuras de diferentes héroes. Ellos los recitaban en las fiestas con el
acompañamiento de instrumentos musicales. Uno de los temas más populares fue la
campaña griega contra Troya, ciudad de Asia Menor. Dos largos poemas, la Iliada y la
Odisea, narran esas hazañas. De acuerdo con leyendas de aquellos tiempos, los cantos
y narraciones fueron recolectados y perfeccionados por un famoso poeta ciego
llamado Homero, que vivió de los siglos IX al VIII a. n. e. Estos poemas han pasado de
padres e hijos a través de los años y constituyen importantes obras de la Literatura y
de la Historia Universal, que permiten conocer cómo era la vida en la Grecia de
aquellos tiempos, por los son valiosas fuentes del conocimiento histórico.
La Iliada
Troya o Ilión se encontraba en la costa del Asia Menor. Muchas tribus griegas tomaron
parte en la campaña contra Troya. Asediaron la ciudad durante nueve años, pero no
pudieron tomarla pues era casi inexpugnable, estaba situada en la cima de una colina y
rodeada por una poderosa muralla de piedra. El poema describe muy gráficamente la
forma en que los griegos se organizaban para la lucha: al atacar formaban
destacamentos separados, de acuerdo con las diferentes tribus y clases. Los soldados
peleaban a pie, vestidos con túnicas de lino y sin más armas que lanzas y piedras. Los
jefes protegían sus cuerpos con armaduras de cobre y viajaban en carros de guerras
tirados por caballos. Además de lanzas, tenían espadas de bronce. Según narra el
poema, también los dioses tomaban parte en las batallas. Algunos ayudaban a los
griegos; otros a los troyanos.
La Ilíada termina con la emotiva descripción del funeral de Héctor, el más fuerte y
valiente de los troyanos, que cayó peleando contra Aquiles. Otra de las tradiciones
griegas cuenta que la madre de Aquiles, una diosa, lo bañó en un río subterráneo con
poderes mágicos cuando era niño. Esto hizo que el cuerpo de Aquiles fuera
invulnerable excepto en el talón, lugar por el que su madre lo sujetó, y que por tanto
no se mojó en las aguas maravillosas. Aquiles murió después de Héctor, debido a una
flecha envenenada que le penetró, precisamente por el talón. Esto dio lugar a la
expresión “el talón de Aquiles” que significa punto más débil.
La caída de Troya
Durante la guerra de Troya los griegos fabricaron un gran caballo de madera dentro del
cual se escondieron los mejores guerreros y lo dejaron en las afueras de la ciudad. El
resto de los griegos fue en barcos hacía una isla cercana, en medio de la noche. Los
troyanos vieron el caballo y les llamó tan poderosamente la atención que lo
arrastraron hasta el interior de los muros de la ciudad. Por la noche, los guerreros
griegos salieron el caballo mientras que los que estaban en la isla se acercaron
silenciosamente y penetraron en Troya. Ante el ataque por sorpresa, muchos troyanos
cayeron, las mujeres fueron hechas prisioneras y la ciudad fue saqueada y quemada.
Los griegos regresaron a su hogares cargados con rico botín.
La Odisea
En este poema se describen las aventuras de Odiseo (Ulises) participante del sitio de
Troya, durante el viaje de regreso a su tierra natal, la isla de Itaca situada en la costa
occidental de Grecia. Cuenta el poema que Odiseo y sus guerreros, cuando todavía las
ruinas de Troya se encontraban ardiendo, zarparon en doce naves, pero se produjo
una tormenta y los griegos se perdieron en el mar. Dos veces Odiseo y sus compañeros
desembarcaron en islas habitadas por gigantes. Después de vencer muchos peligros y
dificultades durante veinte años, Ulises (Odiseo) logró llegar finalmente a la isla de
Itaca. Cuenta la leyenda que en el transcurso de esos años, el palacio de Odiseo estuvo
siempre ocupado por los pretendientes de su esposa, la fiel Penélope. Éstos, creían
que Odiseo había muerto y esperaban que Penélope escogiera entre ellos a su nuevo
esposo. Pocas veces Penélope se dejaba ver.
En cierta ocasión, después de haber bebido más de la cuenta, los pretendientes
exigieron la presencia de la reina y le plantearon que ya era tiempo de que escogiera
entre uno de ellos a su futuro esposo. Odiseo, que había llegado a la casa disfrazado de
mendigo fue reconocido por su hijo Telémaco y una sirvienta, quienes le ayudaron
para que pudiera participar en la proposición que Penélope había hecho de pasar la
prueba del arco. Uno a uno, los pretendientes fallaron su intento y solo Odiseo (Ulises)
logró tensar el arco con la maestría de quien maneja lo suyo. Una de las voces de los
pretendientes se alzó refiriéndose a la hazaña de Odiseo que lo convirtió en el
ganador. Entonces, Ulises se identificó. Después de haber eliminado todas las
dificultades que le impedían convertirse de nuevo en rey de Itaca, Ulises gobernó
durante muchos años.
Artesanía y comercio
Atenas tenía condiciones favorables para desarrollar su artesanía y su comercio: ricos
depósitos de arcilla fina, de plata y de mármol se habían descubierto en el Ática.
Algunos de los artesanos forjaban armas en fraguas; otros hacían bellos adornos de
oro y plata; otros tejían telas de lino y algodón. La cerámica era cocida en hornos
especiales. Muchos de sus vasos decorados por artistas, representaban escenas de los
mitos más populares. La alfarería ateniense tenía fama en toda Grecia por su
extraordinaria belleza y fue muy utilizada en el comercio. En los siglos VII al VI a. n. e.,
los talleres eran pequeños todavía. El mismo artesano realizaba el trabajo y en
ocasiones era ayudado por un par de esclavos si es que poseía alguno.
Campesinado
La mayor parte de la tierra fértil del Ática pasó gradualmente a manos de los nobles.
Muchos campesinos se hallaron endeudados. Para que todos lo supieran, los nobles
mandaban a colocar en las parcelas de tierras endeudadas una piedra que era como
una marca vergonzosa en la tierra de su deudor. Estas piedras fueron llamadas
piedras-gravámenes. Cada una de ella llevaba una inscripción anunciando con quién
estaba endeudado el campesino y cuándo debía pagar la deuda. Si el campesino no
pagaba en tiempo, no solo perdía su parcela de tierra y otras propiedades personales,
sino que era convertido en esclavo junto con el resto de su familia. Hacia finales del
siglo VII a. n. e., muchos campesinos, al no poder pagar sus deudas, perdieron sus
tierras y se convirtieron en esclavos por deuda.
Colonias
Durante los siglos VIII al VI a. n. e., muchos griegos que carecían de tierras iban a otras
regiones en busca de parcelas de tierra. Algunos documentos de la época afirmaban
que abandonaban el país para liberarse a sí mismos de deudas y salvarse del hambre.
De esta forma los griegos establecieron colonias agrícolas fuera de su territorio. Más
tarde, las colonias que se fundaron se convirtieron en puntos de intercambio comercial
con la metrópoli griega. Algunos comerciantes y artesanos se enriquecieron fabricando
y vendiendo artículos que no había en Grecia. Para establecer sus colonias, los griegos
se apoderaban de las tierras fértiles y esclavizaban a la población nativa. Con el tiempo
las colonias se convirtieron en las principales fuentes de esclavos para Grecia. Ya a
mediados del siglo VI a. n. e., se habían establecido cientos de colonias griegas en las
costas del Mediterráneo, desde España hasta el Cáucaso.
Comercio
Los principales artículos que se producían en Grecia para comerciar eran aceite de
oliva, vino, lana y cuero. Para guardar y transportar el vino el aceite y los granos se
empleaban bellas vasijas de cerámica que eran suministradas por los alfareros. El Ática
tenía bahías muy convenientes para el desarrollo de su comercio. Los barcos anclaban
en ellas para cargar los productos elaborados por los artesanos atenienses y ánforas
llenas de aceite y vino que se vendían más tarde en otras partes de Grecia y en toda la
zona del Mediterráneo. También los barcos traían granos, sal, pescado salado y
muchos esclavos que, encadenados, eran bajados del barco y vendidos
frecuentemente cerca de los muelles. Muchas veces, al vender los esclavos, las madres
eran separadas de sus hijos, pero nada de eso importaba a los esclavistas que solo
perseguían su enriquecimiento.
Los esclavos jóvenes eran traídos descalzos, semidesnudos y fuertemente
encadenados. El vendedor agitaba constantemente el látigo sobre sus espaldas. La vida
de los esclavos era sumamente dura. Todo este desarrollo de la economía griega hizo
que aumentara la desigualdad material entre los hombres; mientras unos pocos
poseían tierras, instrumentos y productos, muchos no poseían nada; junto a las
personas libres había esclavos. La propiedad privada aumentaba y poco a poco se
fueron creando las condiciones para el surgimiento del Estado.
Hegemonía de Atenas
El periodo de hegemonía ateniense durante el siglo V a. n. e. es denominado como la
‘Edad de Oro de Atenas’. Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su máximo
esplendor. La Constitución, reformada hacia una democracia interna, contenía
cláusulas tales como el pago por los servicios del jurado, lo que permitía a los
ciudadanos más pobres ser parte de tal institución. Pericles se propuso hacer de
Atenas la ciudad más bella del mundo.
Se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El teatro griego
alcanzó su máxima expresión con las obras trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles
y Eurípides, y el autor de comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos
historiadores, y el filósofo Sócrates fue otra figura de la Atenas de Pericles quien hizo
de la ciudad un centro artístico y cultural sin rival.
Las ágoras
En las Ciudades-Estado existía una plaza central llamada ágora. El ágora ateniense se
destacaba entre las de las otras ciudades. Por la mañana se convertía en un mercado
ruidoso. Allí los artesanos ofrecían sus mercancías; los campesinos vendían sus
productos y los mercaderes mostraban variadas mercancías de ultramar. También los
esclavos se ponían en venta en el ágora; se les podía ver parados en elevadas
plataformas para ser vendidos. La cantidad de personas era tanta que los ciudadanos
más ricos venían acompañados de dos o tres esclavos para que les abrieran paso entre
la multitud. Al anochecer, en un extremo donde no había ni tiendas ni puestos, se
reunían para conversar sobre cuestiones de interés, ciudadanos ricos, artesanos y
campesinos, después de haber terminado su trabajo. Las leyes atenienses y las últimas
noticias aparecían en el ágora en lápidas de piedras, así como los anuncios sobre las
asambleas populares que se iban a realizar.
Juegos olímpicos
Los griegos celebraban los juegos olímpicos una vez cada cuatro años. Reciben ese
nombre porque se celebraban en Olimpia, ciudad de la región del Peloponeso. En ellos,
los mejores atletas griegos corrían, saltaban, lanzaban el disco y la jabalina, luchaban
entre sí con los puños y en la lucha libre. En el hipódromo se celebraban carreras de
carruajes tirados por cuatro caballos. En los juegos podían participar todos los griegos
libres; pero como el entrenamiento necesitaban varios años, solo los ricos esclavistas
podían participar ya que los campesinos y los artesanos no podían abandonar su
trabajo durante tanto tiempo para dedicarse a los deportes; además, comprar cuatro
caballos de carrera solo era posible para los griegos más ricos. Miles de griegos y de
visitantes de las colonias venían a ver los juegos. Estos alcanzaron tanta importancia
que hasta se estableció la costumbre de detener las guerras mientras que se estaban
celebrando los juegos olímpicos. Los ganadores eran premiados con guirnaldas de
olivo. Cuando regresaban a sus hogares, eran recibidos por toda la población que
concurría a felicitarles como héroes. Muchas veces se les erigían estatuas en las plazas
de la ciudad en reconocimiento a la gloria que, con sus victorias, habían traído a sus
ciudades nativas.
Los juegos olímpicos fortalecieron los lazos entre las regiones y ciudades de Grecia.
Fueron tan importantes estos juegos para los griegos que comenzaron una nueva
forma de contar el tiempo, o sea un calendario, a partir de los primeros juegos, que se
dice, fueron celebrados en el año 776 a. n. e. Como estas olimpiadas tienen su origen
en los juegos olímpicos griegos, igual que aquellos, se celebraban cada cuatro años.
Solo que en las olimpiadas actuales están representados muchos países del mundo. En
reconocimiento a Grecia por ser el primer país donde se celebraron hace alrededor de
3000 años, el fuego olímpico es encendido por uno de los atletas griegos que
participan en las competencias.
Supremacía de Macedonia
Durante este periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, Macedonia, al norte de
Tesalia, comenzaba su política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el
359 a. n. e., gran admirador de la civilización griega, era consciente de su gran
debilidad y la falta de unidad política macedonia. Inmediatamente después de subir al
trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia, en la costa de Macedonia y Tracia,
y se propuso convertirse en el dueño de la península. Su astucia en las artes políticas y
el apoyo de las fuerzas macedonias contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar
de la oposición de muchos políticos griegos, liderados por el ateniense Demóstenes. En
el 338 a. n. e. Filipo derrota al ejercito griego en Queronea era lo suficientemente
poderoso como para convocar un congreso de todos los estados griegos, en el que
reconocieron la superioridad de Macedonia en la península y nombraron a Filipo
comandante en jefe de las fuerzas griegas. Un año después, un segundo congreso
declaraba la guerra a Persia, su enemigo tradicional.
Filipo empezó a preparar la campaña en Asia, pero fue asesinado en el 336 a. n. e. Su
hijo, Alejandro III el Magno, de veinte años, se convirtió en su sucesor.
La creación de un imperio
Alejandro comenzó su guerra contra Persia la primavera del 334 a. n. e. al cruzar el
Helesponto (actualmente Dardanelos) con un ejército de unos 365.000 hombres de
Macedonia y de toda Grecia; sus oficiales jefes eran todos macedonios, incluidos
Antígono (más tarde Antígono Monoftalmos), Tolomeo (más tarde Tolomeo I) y
Seleuco (más tarde Seleuco I). En el río Gránico, cerca de la antigua ciudad de Troya
(en la actual Turquía), atacó a un ejército de 40.000 persas y griegos hoplitas
(mercenarios). Sus fuerzas derrotaron al enemigo y, según la tradición, sólo perdió 110
hombres; después de esta batalla, toda Asia se rindió.
Al parecer, en su camino a través de Frigia cortó con su espada el nudo gordiano.
Continuó avanzando hacia el sur y se encontró con el ejército principal persa, bajo el
mando de Darío III, en Isos, en el noroeste de Siria. Según la tradición, el ejército de
Darío se estimaba en 500.000 soldados, cifra que hoy es considerada exagerada. La
batalla de Isos, en el año 333 a. n. e., terminó con una gran victoria de Alejandro.
Aunque cortó la retirada, Darío huyó, abandonando a su madre, esposa e hijos a
Alejandro, quien les trató con respeto debido a su condición de familia real. Tiro, un
puerto marítimo muy fortificado, ofreció una resistencia obstinada, pero Alejandro lo
tomó por asalto en el 332 a. n. e. después de un asedio de siete meses. Seguidamente,
Alejandro capturó Gaza y después pasó a Egipto, donde fue recibido como libertador.
Estos acontecimientos facilitaron el control de toda la línea costera del Mediterráneo.
Más tarde, en el 332 a. n. e., fundó en la desembocadura del río Nilo la ciudad de
Alejandría, que se convirtió en el centro literario, científico y comercial del mundo
griego. Cirene, la capital del antiguo reino de Cirenaica, en el norte de África, se rindió
a Alejandro en el 331 a. n. e., extendiendo sus dominios a todo el territorio de Cartago.
En la primavera del 331 a. n. e. Alejandro hizo una peregrinación al gran templo y
oráculo de Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos identificaron con Zeus.
Se creía que los primeros faraones egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el
nuevo dirigente de Egipto, quería que el dios le reconociera como su hijo. La
peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara la creencia de Alejandro en su propio
origen divino.
Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó sus fuerzas en Tiro y salió hacia
Babilonia con un ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó los ríos Éufrates y
Tigris y se encontró con Darío al frente del ejército persa, el cual, según informes
exagerados, llevaba un millón de hombres, cantidad que no impidió que sufriera una
derrota devastadora en la batalla de Arbela (Gaugamela) el 1 de octubre
del 331 a. n. e., Darío huyó al igual que hizo en Isos y un año más tarde fue asesinado
por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se rindió después de Gaugamela, y la
ciudad de Susa, con sus enormes tesoros, fue igualmente conquistada.
Más tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a Persépolis, la capital de Persia.
Después de robar los tesoros reales y apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo
cual completó la destrucción del antiguo Imperio persa. El dominio de Alejandro se
extendía a lo largo y ancho de la orilla sur del mar Caspio, incluyendo las actuales
Afganistán y Beluchistán, y hacia el norte a Bactriana y Sogdiana, el actual Turkestán
ruso, también conocido como Asia central. Sólo le llevó tres años, desde la primavera
del 330 a. n. e. hasta la primavera del 327 a. n. e., dominar esta vasta zona.
Para completar la conquista del resto del Imperio persa, que en tiempos había incluido
parte de la India occidental, Alejandro cruzó el río Indo en el 326 a. n. e. e invadió el
Punjab, alcanzando el río Hifasis (actual Bias); en este punto los macedonios se
rebelaron, negándose a continuar. Entonces Alejandro construyó una flota y bajó
navegando el Hidaspo (llamado Hydaspes por los griegos, donde derrotó al dirigente
indio Poros en el 326 a. n. e.). hacia el Indo, alcanzando su delta en septiembre del
325 a. n. e. La flota continuó hacia el golfo Pérsico. Con su ejército, Alejandro cruzó el
desierto de Susa en el 324 a. n. e. La escasez de comida y agua durante la marcha
había causado varias pérdidas y desacuerdos entre sus tropas.
Alejandro pasó aproximadamente un año organizando sus dominios e inspeccionando
territorios del golfo Pérsico donde conseguir nuevas conquistas. Llegó a Babilonia en la
primavera del 323 a. n. e., pero en junio contrajo fiebres y murió. Dejó su Imperio,
según sus propias palabras, "a los más fuertes" este ambiguo testamento provocó
terribles luchas internas durante medio siglo.
El legado de Alejandro
Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la historia, destacó por su
brillantez táctica y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno.
Aunque fue valiente y generoso, supo ser cruel y despiadado cuando la situación
política lo requería, aunque cometió algunos actos de los que luego se arrepintió, caso
del asesinato de su amigo Clito en un momento de embriaguez. Como político y
dirigente tuvo planes grandiosos; según muchos historiadores abrigó el proyecto de
unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial, una nueva e ilustrada hermandad
mundial de todos los hombres. Hizo que unos 30.000 jóvenes persas fueran educados
en el habla griega y en tácticas militares macedónicas y les alistó en su Ejército. Él
mismo adoptó costumbres persas y se casó con mujeres orientales: con Estatira (o
Stateira; que murió hacia el 323 a. n. e.), la hija mayor de Darío III, y con Roxana (que
murió hacia el 311 a. n. e.), hija del sátrapa de Bactriana Oxiartes; además animó y
sobornó a sus oficiales para que tomaran esposas persas. Poco después murió.
Alejandro ordenó que las ciudades griegas le adoraran como a un dios. Aunque
probablemente dio la orden por razones políticas, según su propia opinión y la de sus
contemporáneos, se le consideraba de origen divino. Tras su muerte, la orden fue en
gran parte anulada.
Para unificar sus conquistas, Alejandro fundó varias ciudades a lo largo de su marcha,
muchas se llamaron Alejandría en honor a su persona; estas ciudades estaban bien
situadas, bien pavimentadas y contaban con buenos suministros de agua. Eran
autónomas pero sujetas a los edictos del rey.
Los veteranos griegos de su Ejército al igual que soldados jóvenes, negociantes,
comerciantes y eruditos se instalaron en ellas y se introdujo la cultura y la lengua
griega. Así, Alejandro extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y
preparó el camino para los reinos del periodo helenístico y la posterior expansión de
Roma.
Periodo helenístico
Cuando Alejandro murió, los generales macedonios iniciaron entre ellos el reparto de
su vasto imperio. Los desacuerdos surgidos por esta división provocaron una serie de
guerras entre los años 322 a. n. e. y 275 a. n. e., muchas de las cuales tuvieron lugar en
Grecia. Por ello, una de las características de este periodo que abarca desde la muerte
de Alejandro hasta la conversión de Grecia en provincia romana en el 146 a. n. e., fue
el deterioro como entidades políticas de las ciudades-estado griegas, además del
progresivo declive de la independencia política en conjunto.
No obstante, el periodo helenístico estuvo marcado por el triunfo de Grecia como
fuente de cultura y, como resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su estilo
de vida en todo el mundo antiguo.
Los diádocos
De los reinos establecidos por los generales de Alejandro, llamados ‘diádocos’ (en
griego, diadochos, ‘sucesor’), los más importantes eran los de Siria, bajo la dinastía
Seléucida, y Egipto, bajo la Tolemaica. La capital del Egipto tolemaico, Alejandría,
fundada por Alejandro en el 332 a. n. e., se convirtió en foco de rivalidades culturales,
a veces superando la importancia de Atenas en ese campo. Cada rincón del mundo
heleno se dedicó al cultivo de las artes y las actividades intelectuales. Algunos sabios,
como los matemáticos Euclides y Arquímedes, los filósofos Epicuro y Zenón de Citio y
los poetas Apolonio de Rodas y Teócrito, pertenecen a esta época.
En el 290 a. n. e., las ciudades-estado de Grecia central se unieron en la Liga Etolia, una
poderosa confederación militar que había sido inicialmente organizada bajo el reinado
de Filipo II por las ciudades de Etolia para su mutua protección. Una segunda
organización de similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el 280 a. n. e. en
la confederación suprema de las ciudades al norte del Peloponeso.
Más tarde se unieron otras ciudades. Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al
resto de los estados griegos del dominio del reino de Macedonia. La Liga Aquea se hizo
mucho más poderosa que su rival e intentó conseguir el control de toda Grecia.
Encabezada por el general y político Arato de Sición, inició un conflicto con Esparta que
no se había aliado con ninguna de las dos. La Liga fue inicialmente vencida, pero,
contradiciendo su primera intención, pidió ayuda militar a Macedonia; la Liga consiguió
vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer bajo el dominio de Macedonia.