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Origen

El origen de este instrumento se remonta hasta el 3000 a.C. Se cree que surgió en las civilizaciones
de Mesopotamia y Babilonia. En los asentamientos de estas civilizaciones se encontraron una gran
variedad de oboes conocidos como abud.

Algunas embocaduras de lengüeta doble así como representaciones pictóricas, son muestra de
que unos instrumentos similares al oboe eran conocidos en Egipto hacia el año 2000 a. C. como
majt.

Partes del instrumento

El oboe está construido por: la cabeza o cuerpo superior del instrumento, donde se coloca la
mano izquierda y se introduce la caña por una pequeña abertura; la parte mediana o cuerpo
inferior del instrumento, donde se coloca la mano derecha; y el pabellón o campana, que es la
prolongación ensanchada de la parte o cuerpo inferior. Todas estas partes o cuerpos del
instrumento encajan unas con otras por medio de una especie de espigas recubiertas de corcho.
El taladro es estrecho y cónico y se expande de manera más o menos regular por cinco sextos de
su longitud, abriéndose luego más rápidamente para formar la campana. Esta expansión tiene la
forma de una curva suave o de una expansión de conos, dependiendo de la fórmula adoptada por
diversos fabricantes y llevada a cabo experimentalmente con el paso de la historia. El diámetro de
abertura en el cuerpo superior, donde se introduce la lengüeta mide 0,47 cm y 1,58 cm al
comienzo del pabellón. La longitud del oboe, incluida la lengüeta, es de 64,77 cm, pudiendo variar
esta longitud según los diferentes modelos de oboe. La lengüeta y el tudel sobresalen de la
abertura superior 6,35 cm.
El oboe posee unas llaves que sirven para facilitar la ejecución de cualquier pasaje musical y
ampliar su registro. Su existencia se debe a que el ser humano tiene menos dedos que agujeros
tiene el oboe, limitación física que se soluciona con este ingenioso sistema que permite, al pulsar
una llave, tres cosas: cerrar un agujero, abrirlo o alcanzar agujeros situados lejos de nuestros
dedos.

Materiales

Los primeros oboes estaban hechos de caña y bambú. Para aprovechar el hueco natural del tubo.
Los constructores optaron por maderas nuevas, más duras, de gran densidad y con fibras finas y
regulares como el boj, cerezo salvaje, el palisandro o el peral común. Algunos oboes barrocos
estaban recubiertos de marfil.

En el siglo XIX, se utilizó el ébano, al ser más resistente permitía el uso de llaves y una mayor
cantidad de agujeros.

En la actualidad aún se utiliza ébano todavía, además se utilizan maderas exóticas como el
cocotero, el palisandro, el palo rosa o el cocobolo, estos aportan nuevas sonoridades y
sensaciones a los oboístas.

El oboe moderno cuenta con un complejo mecanismo de llaves hechas de alpaca, aleación ternaria
compuesta por zinc, cobre y níquel, y bañadas en plata u ocasionalmente en oro.

FALTA PARAFRASEO

Evolución del instrumento

Edad media

En la Edad Media fue la chirimía (chalumeau en francés, shawm en inglés) la que destacó entre los
instrumentos de lengüeta doble, llegando a la música del Renacimiento con fuerza y con
importantes mejoras.

Durante el Renacimiento, las chirimías de lengüeta doble eran los instrumentos de viento-madera
más comunes. Esto dio lugar al desarrollo de una familia de taladro más estrecho y lengüeta doble
para uso en interiores.

Michael Praetorius (1571-1621), en su Syntagma Musicum (1615-1620), nos proporciona la


nomenclatura completa de la familia de la bombarda (Pommer en alemán), instrumento musical
antecesor del oboe que cuenta con seis agujeros.

Barroco

El oboe fue uno de los instrumentos más conocidos en aquella época (Barroco, Clasicismo...) y se
usó muchas veces en conciertos, operas y sobre todo en orquestas (siendo uno de los primeros en
aparecer en ellas).

James Talbot hizo la descripción de este oboe barroco: contaba con seis orificios, tres para cada
mano. Los orificios correspondientes al tercer dedo de la mano izquierda y al primero de la
derecha eran dobles (dos agujeros pequeños juntos en vez de uno normal), o sea, las notas fa, fa♯,
sol, sol♯. Tenía un par de llaves pequeñas cerradas para el re3 y una simple para el do3. El oboe
barroco carecía de llaves de octava. Para poder tocar en este registro se debía recurrir una
digitación alternativa y al tránsito de armónico.

Clasicismo

Desde 1690 y durante el siglo XVIII asistimos a la denominada fase del oboe de tres y dos llaves.43
44 Los modelos de la primera mitad del siglo tenían dos llaves, conservando aún la cola de pez
para el uso ambidiestro. Después de 1750, el oboe de dos llaves ya requería una posición de las
manos tal y como la tenemos hoy: la mano izquierda por encima de la derecha. Estaban fabricados
con madera de boj, arce, ciruelo, cedro, peral, y más modernamente de ébano. A partir de 1730 el
taladro del oboe empezó a estrecharse con respecto de los modelos que podemos denominar
plenamente barrocos.

Otras posibilidades cromáticas se obtuvieron haciendo el tercer y cuarto agujero más pequeños y
pares en vez de individuales. El abrir uno o los dos a la vez proporcionaba una digitación
alternativa para ciertos semitonos.

Fue durante este periodo cuando el instrumento fue plenamente aceptado dentro de la orquesta,
primero doblando la sección de cuerdas; pero muy pronto pasaría a ser una de las voces más
expresivas, siendo empleado en solos por derecho propio. En música de cámara, también pronto
demostraría sus cualidades, lo que estimuló a los compositores a escribir algunas de las mejoras
obras de todos los tiempos para el instrumento.

Romanticismo

En esta época, la familia de los oboes estaba representada por el oboe propiamente dicho y por el
menos frecuente oboe de caza, que ya había tomado el nombre de corno inglés. El oboe de amor
se utilizó más bien poco en esta época.

El oboe de dos llaves seguía en uso y probablemente todavía se fabricaba hasta 1820. Entre 1800 y
1825, aparecieron ocho llaves en el oboe, al principio como alternativa a la digitación aceptada, o
para mejorar la entonación, pero más tarde base indispensable para la ejecución de toda la gama
cromática del instrumento con facilidad. Es casi imposible datarlas individualmente, pero su orden
de aparición parece que fue el siguiente:

La llave de octava, frecuentemente se encontraba en algunos oboes de dos llaves.

Una llave cerrada de sol♯ para el dedo meñique de la mano izquierda, que suplía, aunque no
necesariamente reemplazaba, los tres agujeros gemelos.
Una llave de abertura entre los agujeros 4º y 5º para mejorar el fa♯. Esta llave, que sobrevivirá
hasta 1840, la abría el dedo meñique de la mano derecha. Desde entonces dio paso a un anillo que
permaneció abierto. Mecanismo que adoptó de la flauta reformada por Boehm y fue aplicada al
oboe y al clarinete.

Una llave cerrada que eliminaba la incierta digitación de do♯.

Una llave cerrada de fa, colocada transversalmente entre los agujeros 5º y 6º.

Una llave cerrada para el si♭ en la parte superior.

Una llave cerrada para el do♯ también en la parte superior.

Una llave abierta, que cubría uno de los agujeros de resonancia de la campana y extendía la
tesitura hasta el si♭. Con esto se omitía, aunque no siempre, el segundo agujero de la campana.

Así, un oboe totalmente equipado tal y como Beethoven pudo haberlo conocido en sus últimos
años tenía catorce agujeros de tono y una llave de octava. Además, era totalmente cromático
desde el si♭ hacia arriba sin recurrir a las digitaciones anteriores. Para entonces, algunos
instrumentistas avanzados, mediante digitaciones especiales y técnicas de embocadura, también
habían extendido la tesitura hasta el fa 5 o excepcionalmente hasta el la 5.

Al sexto y último sistema de los Triébert quitó el mecanismo de si♭3 y do4 con el dedo pulgar de
la mano izquierda y estableció el uso del dedo índice de la mano derecha para estas notas.
Además, puso una llave automática de octava para suavizar el paso de sol4 a la4. Así quedaba la
base puesta para lo que sería el sistema conservatorio.

Tras de la muerte de Frédéric Triébert en 1878, su protégé, François Loreé (1835-1902), creó su
propia empresa de fabricación en exclusiva de oboes en 1881 (F. Lorée), continuando el trabajo y
la tradición de Triébert. Obtuvo el contrato como suministrador de oboes al Conservatorio de París
en 1881. Existe un buen motivo para pensar que el profesor de oboe del Conservatorio de París,
Georges Gillet, alentara a Lorée a que abriera su propio taller, y es el hecho de que Lorée
obtuviera dicho contrato antes de fabricar un solo oboe bajo su propio nombre, y que colaborara
con Gillet en la mejora del sistema 6. Desde entonces a este sistema se le llamó sistema
conservatorio, el cual tenía como mejora que los tres primeros dedos de la mano derecha (índice,
corazón y anular) podían operar el mecanismo del si3-do4.

Siglo XX

El oboe actual ha mejorado en cuanto a la calidad de fabricación de las piezas, pero apenas difiere
del sistema de platillos. Hoy es el que más se fabrica en París. Entre las invenciones del siglo XX
cabe destacar la llave de resonancia para el fa de horca, obra de Bonnet en 1907. La mejora del
trino re♯ - mi se la debemos a Bienzet. Se añadió una llave de resonancia para el si♭2 y una
tercera llave de octava para facilitar la ejecución de notas sobreagudas y así proporcionar una
mayor seguridad para el intérprete.

Contexto histórico

Inicio de las grandes civilizaciones como Mesopotamia y Constantinopla.

Compositores

El oboe alcanzaría una gran importancia gracias a las aportaciones de Johann Sebastian Bach
(1685-1750), Georg Friedrich Händel (1685-1759), Jean Baptiste Loeillet de Gante (1688-1750),
Georg Philipp Telemann (1681-1787), Jan Dismas Zelenka (1679-1745), entre otros. El instrumento
llega a su madurez gracias a Ludwig August Lebrun (1752-1790), un compositor e importante
oboísta de la orquesta de Mannheim, quien le dedicó numerosos conciertos.

Precio

El precio oscila entre $30,000 usados y con detalles a $450,000 nuevos. El precio puede aumentar
de acuerdo a los querimientos del músico.

Datos curiosos

El oboe se emplea con frecuencia en la música cinematográfica, a menudo para representar una
escena triste o dolorosa. Uno de los más destacados usos del oboe en una banda sonora es en la
canción titulada «Gabriel's Oboe», de la banda sonora de Ennio Morricone de la película de 1986
La Misión (oboísta: Joan Whiting).

También aparece como solista en el tema Across the Stars de la banda sonora de John Williams en
la película de 2002 Star Wars Episodio II: El Ataque de los Clones.

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