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CUESTIONES DE
INFANCIA
Revista de Psicoanálisis con Niños - Año 2005 Vol. 9
Gisela Ambrosino
Graziela Fava Viziello
Aurora Favre
Osvaldo Tulio Frizzera
Alicia Gamondi
Beatriz Janin
Elsa Kahansky
Silvia Morici
Mabel Rodríguez Ponte
María Cristina Rojas
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Rosa Noemí Silver
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CUESTIONES DE
INFANCIA
Revista de Psicoanálisis con Niños - Año 2005 Vol. 9
Directora
Lic. Beatriz Janin
COMITE CIENTIFICO
Lic. Gabriel Donzino (Coordinador)
Lic. Alicia Hasson
Lic. Diego Moreira
Lic. Gisela Ambrosino
EDITORIAL 13
BEATRIZ JANIN
CUESTIONES DE INFANCIA 11
EDITORIAL
Este número de la revista aborda uno de los temas centrales de la clínica
psicoanalítica con niños: el trabajo con los padres.
Una característica particular del trabajo con niños es que son adultos los
que consultan, los que cuentan la historia, los que hablan acerca del sufri-
miento de un tercero y de ellos mismos.
Los artículos que siguen son un aporte para pensar estas cuestiones.
Beatriz Janin
CUESTIONES DE INFANCIA 13
LOS PADRES, EL NIÑO Y EL ANALISTA:
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
Beatriz Janin *
En cada consulta hay muchos sufrimientos en juego. Muchas veces, son los
padres los que están angustiados o deprimidos, o sintiendo que todo se
quiebra, que el mundo soñado se derrumba...
Sabemos que los padres son los primeros erotizadores. Seductores inevi-
tables, tocan, besan, abrazan, acunan, pero también frustran, abandonan,
prohíben...
CUESTIONES DE INFANCIA 15
Son el primer espejo... de lo que ese niño es para ellos, de lo que querrían
que fuese. Es decir, el niño se ve en ellos, en lo que son, en lo que fueron
y en lo que desearían ser, en sus éxitos y en sus fracasos, en su poderío y
en su impotencia... Y se constituye marcado por esos otros, armando como
puede, cuando puede, una historia propia.
Sus relatos, la historia que han armado de esa familia, determinarán a ese
niño...
Pero también hay que tener en cuenta que ese nacimiento, esa irrupción de
un otro, acarreará un cimbronazo importante en las vidas de esa mujer y de
ese hombre, de esa pareja. Un nacimiento es un acontecimiento, el inicio
(y a la vez la culminación) de una historia que revoluciona, inevitablemen-
te, otras historias.
Encuentro entonces, que puede ser desencuentro, y del cual nadie saldrá
igual.
“En tanto extensión del psiquismo del niño, los padres están siempre
i nvo l u c rados en el tratamiento de éste. Pero la evaluación del gra d o
de diferenciación yo-mundo externo, del grado de estructuración del
a p a rato psíquico, de la instauración o no de la represión primaria,
del grado de desarrollo del proceso secundario y del principio de
realidad, nos posibilitará plantear diferentes abordajes en la tera p i a .
Así un infante que depende de la mirada aprobadora o prohibidora
del adulto para calificar sus acciones, diferirá de un latente, en que
el síntoma muestra el conflicto defensivo y de un púber, en que la
irrupción pulsional hace peligrar la organización del apara t o . . .” (Ja-
nin, 1980).
16 CUESTIONES DE INFANCIA
Y también que no sólo es importante escuchar a la madre, sino que el
padre también puede actuar con el niño aquello que no puede decir
en el análisis de su hijo y que ubicará al analista en lugar de juez, pa-
dre, rival, hijo. Además, así como el niño construye la idea de tener
un padre, el hombre conquista el lugar de padre, es decir, que a la pa-
ternidad se accede, por lo cual es fundamental su inclusión en el aná-
lisis del hijo.
A lo largo de todos estos años fui pensando no sólo la necesidad del traba-
jo con los padres sino, fundamentalmente, los efectos que produce y los
modos de intervención con ellos.
Para los analistas, los padres suelen aparecer como el mayor obstáculo en
el tratamiento de un niño pero también como la garantía de que éste se de-
sarrolle.
Encuentros y desencuentros...
“¿Le parece que hable sobre mis miedos? ¿Será necesario?”, pregunta una
mamá que a su vez consulta porque su hijita no se puede separar de ella.
“¿Qué tiene que ver mi historia en todo esto?”, pregunta un papá cuyo pa-
dre falleció cuando él era pequeño. “Nosotros somos una familia normal...
hace años que no hablo con mi papá pero ¿eso qué tiene que ver con que
nuestra hija no hable?”, dice otro.
Se expresan algunas certezas: “Yo soy la única que decido sobre la vida
de mi hijo”, dice una madre en un ataque de furia porque le sugiero que
el papá puede traerlo al consultorio (dado que ella manifiesta dificulta-
des laborales para traer al hijo a las sesiones). “Yo soy la única que lo
entiende y que sabe lo que le pasa, ¿qué me puede decir usted que yo
ya no sepa?”.
Y algunas reflexiones: “Me acordé que cuando él era chico mis padres me
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decían que tuviese cuidado, que si no lo educaba bien, cuando fuera gran -
de iba a hacer cualquier cosa y se me ocurrió que esto podía tener algo que
ver”. “Yo me llevo muy mal con mi mamá, la odio y tengo mucho miedo
que esto se repita con mi hija”.
Vías que se van abriendo y que van permitiendo que ciertas conexiones va-
yan quedando al descubierto. Desde las primeras entrevistas, los señala-
mientos hechos por el analista, así como aquello que ellos “se” escuchan
por primera vez, marcan la apertura del trabajo analítico.
Cuando los padres consultan por un hijo, la sensación suele ser de des-
garro, de muchísimo dolor, de ruptura interna frente al embate narcisis-
ta que supone que un hijo tiene problemas. Y si el hijo es aquel que de-
be cumplir los deseos insatisfechos, los proyectos truncos, la constata-
ción de que hay dificultades que ni el niño ni ellos pueden resolver so-
los y que necesitan ayuda será vivida generalmente como un golpe in-
soportable.
18 CUESTIONES DE INFANCIA
H ay padres que llegan a la consulta enviados por terceros y en plena
desmentida, atribuyendo las dificultades a otros (maestras, otros niños,
etc.), afirmando que no es su hijo el que presenta problemas. Es habi-
tual en estos casos que estén muy enojados, suponiendo una alianza
implícita del psicoanalista con aquellos a quienes ubican como “acu-
sadores”. Sin embargo, la desmentida (como coexistencia de dos se-
ries de representaciones que se oponen) es una defensa frente al regis-
tro de lo intolerable, lo que hace pensar que hay una percepción de la
dificultad, pero frente a la misma, aparece otra aseve ración. Esto que-
da claro a lo largo de las entrevistas, cuando pueden ir planteando lo
que les angustia.
“¿Será igual que el abuelo?”. “Es así desde que nació, no hace caso...”.
“¿Por qué esto a mí?”. “Yo creo que se da perfectamente cuenta de que
nos molesta con sus gritos, y por eso grita...”. “Estamos hartos de que
nos llamen de la escuela para quejarse de su conducta”. “No soporto
más”.
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Preguntas, pedidos, requerimientos, acusaciones, lamentos, a los que no
podremos dar respuesta de inmediato. Y que nos introducirán en un cami-
no de descubrimientos sucesivos...
El relato que los padres realicen sobre la vida del hijo es clave para pensar
las vías identificatorias que le han sido propuestas a ese niño, los deseos
que se han jugado con él, las posibilidades de transmitir o no un deseo de
que él viva y crezca.
Con los padres, deberemos evaluar si pueden historizar la vida del ni-
ño, fantasear sobre su futuro, a la vez que ubicarlo como ser pasible de
modificaciones, logros, avances y como sujeto que sufre. Cuando esto
no se da, iremos ayudando a construir esa representación de “otro”. Pa-
ra eso, las entrevistas en las que pueden hablar de su propia historia, de
su propio devenir, de sus sufrimientos y proyectos, son un espacio que
abre y “se abre” a las diferencias.
La escucha debe ser desprejuiciada. No es sólo que nos posicionamos
como no-jueces, sino que efectivamente nos ubicamos como aquellos
que están dispuestos a escuchar sin emitir juicios de valor, sin suponer-
nos poseedores de un saber sobre el modo en que “se debe” criar a un
niño.
Las entrevistas no tienen como finalidad extraer datos “objetivos” de la his-
toria del niño (¿quién podría relatar de un modo “objetivo” una historia?),
sino conocer el relato que ellos hacen, la construcción-mito que le transmi-
ten al hijo, lo que dicen y lo que ocultan.
Cuando en su relato insiste el tema de la alimentación, por ejemplo, tendre-
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mos que ir abriendo preguntas en relación a su propia historia de alimenta-
ción, a sus recuerdos, pero también ver con qué se asocia en ellos y qué re-
presentación del hijo predomina en relación a la comida.
Es frecuente que los padres lleguen con un discurso armado, casi prepara-
do de antemano y que sólo podamos correrlos de allí en la medida en que
pidamos que nos cuenten situaciones vividas con el niño, fantasías en rela-
ción a él y a lo que es ser padre y madre, recuerdos... El trabajo sobre estas
producciones produce transformaciones en el modo en que el niño es in-
vestido e identificado por los otros.
La repetición en juego
Hemos dicho muchas veces que una cuestión que marca la especificidad
del psicoanálisis con niños es que aquellos que consultan por el niño están
implicados en una relación estructurante.
Hay ciertas leyes que rigen el modo en que los procesos psíquicos de
los padres inciden en los del hijo, como las que nombra Freud: conta-
gio afectivo, transmisión de superyó a superyó, proyección e identifica-
ción.
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Los padres suelen repetir con los hijos el vínculo que tuvieron con sus
propios padres, los modos de acariciar, de prohibir, fundando en el otro
caminos erógenos, privilegiando vías narcisistas, transmitiendo normas
e ideales.
En algunos casos, se ponen en juego los ideales del ideal del yo, los pro-
yectos inconclusos. Se espera que el niño cumpla lo que los padres no
pudieron hacer. En otros, lo que se espera es que el hijo cubra ya, en lo
inmediato, el agujero dejado por la propia insatisfacción. Y también es-
tán aquellos que suponen una repetición permanente de la no-salida y
esperan del hijo el cumplimiento del vaticinio de fracaso. En estos últi-
mos prevalece un tipo de pensamiento pesimista (“siempre va a ser
igual”, “es un fracasado”) que deja al niño en una red de profecías mor-
tíferas y lo arroja a una disyuntiva difícil de resolver: o confirma con su
fracaso la palabra paterna o cuestiona la palabra de los padres, quedán-
dose sin soporte externo.
Los padres suelen reencontrarse en el hijo no sólo con los propios aspectos
amados sino también con aquello insoportable de sí, que vuelve desde el
otro. En esos casos, el hijo repite lo que se intentó expulsar, que retorna des-
de lo idéntico no-pensado.
22 CUESTIONES DE INFANCIA
Cuando lo que se presentifica en el niño es algo del orden de lo desmenti-
do en los padres, esto aparece como una defensa a ultranza del narcisimo
y entonces lo que hace es repetir ciegamente un mecanismo que lo lleva a
actuaciones permanentes. Tiene que sostener la desmentida porque en eso
se le va el “ser”, lo que lo lleva a una pelea con el mundo a expensas del
principio de realidad.
Si, como dice D. Anzieu (1995), el niño puede pensar en tanto está in-
merso en un mundo de pensamientos, en el que es pensado, el trabajo
con los padres, como posibilitador de un espacio en el que el niño sea
pensado, permite la construcción del “aparato para pensar los pensa-
mientos” en el hijo.
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Hay, según este autor, formas vivificantes y erotizadas de la transmisión
(así, la trasmisión de los deseos, como caminos abiertos en el hijo a par-
tir del erotismo materno-paterno, o la transmisión de ideales como
aquello a alcanzar) y también formas y modalidades mortificantes, co-
mo la insistencia de la transmisión de lo inerte, de los enquistamientos
y las fosilizaciones psíquicas (como cuando lo que se transmite es la im-
posibilidad de elaborar un contenido psíquico, o los agujeros dejados
por vínculos violentos, o lo inelaborable de una vivencia traumática). Es
decir, lo no-inscripto, lo no-representado, lo que está encriptado tam-
bién se transmite y marca un tipo de repetición en la que no hay trans-
formación alguna ni traducción: queda una marca que insiste en una re-
petición siempre idéntica a sí misma. Así, lo no metabolizado de los pa-
dres suele transmitirse en forma “bruta”, en una repetición idéntica. Y
cuando el afecto, la idea delirante o la vivencia traumática se transmi-
ten a los hijos, estos repetirán en su vida esos trozos de vida ajenos.
Haydée Faimberg afirma que, en estos casos, el psiquismo parece vacío
pero en realidad está “lleno” de una historia que corresponde a otro
(Faimberg, en Kaës y otros, 1993).
Las identificaciones
Una pareja consulta porque su hija de dos años presenta constipación per-
tinaz. A punto de recurrir a una operación, deciden probar con un trata-
miento psicoterapéutico. A lo largo de las sesiones una escena se repite: el
reproche por lo que el otro no da, por lo que niega, por lo que acapara pa -
ra sí. Dinero, amor, caricias, van siendo reclamados. Cada uno ha armado
una representación del otro como poseedor de bienes que no comparte.
Así, durante muchos meses, se van desplegando las “constipaciones” de ca-
da uno. Mientras tanto, la niña deja de estar constipada y las dificultades se
presentifican en otro lugar.
Una pareja llega al consultorio porque su pequeña hija no habla. “Mi papá
se fue de casa cuando yo era chica pero de eso no quiero hablar”, dice la
madre. “Yo con mi padre no me hablo desde hace varios años, pero no
quiero ni pensar en eso”, afirma el padre. ¿Quién es el portador del silen-
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cio, de qué no se puede hablar? Silencios que se reiteran. ¿De cuántos se-
cretos familiares es portadora esta niña? ¿Será posible que ella hable sin que
los padres puedan comenzar a poner en palabras tanta ausencia?
A veces, los padres consultan por un niño con el que se identifican total-
mente, identificación que borra diferencias y que deja al niño sumido en un
“ser” sin ser, en tanto sólo puede existir como fotocopia de alguno de sus
progenitores. De este modo, el niño queda inscripto en una repetición en la
que él carece de destino propio. La afirmación “Es igual a mí”, puede ser-
vir tanto para minimizar el sufrimiento del niño como para desconocerlo
como sujeto. Pero también puede ser el primer paso para un intento de
comprensión del sufrimiento del otro.
Una de las cuestiones centrales en las entrevistas con los padres es permi-
tir el despliegue de las identificaciones: ¿con quién se identifica el niño?,
¿quién es ese niño para ellos? Hay infinitas posibilidades, pero vamos a des-
cribir algunas; el niño puede ser confundido con: otro muerto, otro odiado,
otro idealizado, y en los tres casos no se lo mira ni escucha. He escuchado
afirmaciones tales como: “Ocultó una mala nota. Eso es muy grave. Si mien-
te ahora, que tiene ocho años, es posible que a los veinte termine preso, co-
mo el tío”. ¿Qué lectura se está haciendo de la situación de un niño de ocho
años? Otra: “Le cuesta aprender a leer. Seguramente, va a tener que ir a una
escuela especial, como el hermano mayor”. O: “Ya a los cuatro años me do-
mina, es violento como era mi papá. Yo no puedo con él”. Así, se le atribu-
ye a un niño un destino ajeno y no se le da otra salida. La afirmación incon-
ciente: “él es otro”, opera como enunciado desubjetivizante. Si uno sólo es
actor de una historia que ya se encuentra escrita y sólo puede cumplir con
el papel asignado, la subjetividad se borra.
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esto venga de ti, el niño”, “lo que reconozco como viniendo de ti, el niño,
lo odio; además te cargaré con todo lo que no acepto en mí: tú, el niño, se -
rás mi no-yo” (Faimberg, 1993, pág 84). Es decir, la lógica del yo del placer,
el juicio de atribución, rige el vínculo en estos casos.
Esto puede generar mucho enojo consigo mismo, por haber fallado al ideal de
padre o madre, por haber traicionado un mandato o por sentirse atrapado en
una identificación rechazada. Pero también puede generar mucho enojo con el
hijo, en tanto éste puede ser vivido como el causante del fracaso.
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Si bien no creo que sea en todos los casos suficiente el trabajo con los
padres, en tanto hay combinaciones y repeticiones que vienen dándose
ya en la historia del niño y que éste tendrá que trabajar, pienso que es
condición necesaria que se realicen ciertas modificaciones que quie-
bren la repetición en la relación padres-hijos. Si en el transcurso del
análisis, el niño repite con el analista trozos de su historia, pero también
esa historia se está escribiendo dentro y fuera de la sesión, trabajar con
los padres es fundamental.
¿Cómo trabajar con los padres? ¿Qué entendemos por trabajar con ellos?
En primer lugar, ubicarse como psicoanalista con los padres implica escu-
char todo su discurso sin establecer privilegios a priori, intentar el rastreo en
su historia infantil, dirigirse a ellos, no para dar información acerca de lo
que supuestamente le ocurre a un tercero, sino remitiéndolos a sus propias
vivencias, sentimientos e ideas.
El trabajo con padres implica hacerles repensar su historia, poder encontrar los
puntos de repetición, ayudarlos a diferenciar su propia historia de la del hijo.
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do en asunción de sus sentimientos y en reflexión sobre los mismos, se
inaugura una mirada diferente sobre sí mismos.
Si pueden conectar su historia con la del niño podrán ir registrando las vías
identificatorias y esto abrirá el camino para que le otorguen al niño un otro
espacio, para que lo ubiquen como semejante.
Para ser sostén de otro uno tiene que poder sentirse sostenido internamen-
te, tener una representación de sí que le permita tolerar los avatares del vín-
culo con los otros. Si el analista puede registrar y soportar el sufrimiento en
juego en el discurso de los padres, construirá una vía para que ellos regis-
tren y soporten el sufrimiento del niño.
Corriéndolo al niño del lugar de portador de una enfermedad de por vida, ubi-
cándolo como alguien que tiene dificultades a ser solucionadas, también les po-
sibilitamos a ellos recobrar esperanzas, sueños, lo que va a derivar en una libi-
dinización del niño mismo y en un resarcimiento del derrumbe narcisista. Algo
puede ser proyectado y los cambios son posibles.
Hay que tener en cuenta que esto no supone aconsejar, ni dar indicaciones,
lo que sería desconocer las determinaciones complejas de la conducta hu-
mana. En tanto todos los padres hacen “lo mejor posible” en el vínculo con
su hijo, tenemos que pensar que lo que puede producir transformaciones
son aquellas intervenciones que los ayuden a ocupar un lugar diferente, a
encontrar caminos creativos.
Cuando los padres afirman: “Es terrible”, si no damos por supuesto que to-
dos tenemos la misma idea sobre lo que implica ser terrible, será posible in-
dagar sobre qué significa para ellos. Trabajando y desarmando certezas del
tipo: “Es violento” o “Como es así, yo no puedo con él”, poniendo en du-
da esas aseveraciones, remitiéndolos a su historia y a sus ideales, rearman-
do con ellos la historia del niño, se irá construyendo otra imagen del niño
y posibilitando un vínculo diferente.
Tener algunas entrevistas vinculares del niño con la madre y del niño
con el padre, así como algunas entrevistas familiares, puede ser de
28 CUESTIONES DE INFANCIA
g ran ayuda en el marco del análisis de un niño.
A veces, aquello que los padres no podrían relatar, porque no lo han registra-
do concientemente, se hace evidente en el espacio analítico. Esto permite re-
tomarlo y trabajarlo con ellos, posibilitando la asunción de determinaciones
que de otro modo quedarían ocultas o tardarían mucho más tiempo en deve-
larse. A veces, facilita también la conciencia por parte de ellos de algunos ac-
tos y gestos que permanecían opacos, invisibles o eran desmentidos.
Transferencias múltiples
CUESTIONES DE INFANCIA 29
se tira en el diván diciendo que él no tiene por qué venir, que ellos son los lo-
cos, que él está bien, que le tiene miedo a cosas que dan miedo, que los avio-
nes se caen, que los ascensores se caen y que él puede vivir sin subir a un as-
censor ni a un avión. Que ellos son idiotas y por eso no se dan cuenta y que no
va a volver. Los padres me cuentan que en el verano hicieron un viaje, pero que
a último momento, Juan no quiso subir al avión y se quedó con los abuelos. A
través de entrevistas con los padres se va planteando el siguiente cuadro fami-
liar: toda la familia depende, laboralmente, del abuelo paterno, quien descali-
fica a los padres delante del niño. Este hombre, que ocupa una encumbrada po-
sición económica y detenta un gran poder, tiene fobia a los aviones, justificán-
dola como temor lógico a máquinas peligrosas. Él supone que los temores del
niño se deben a su inteligencia y se ha enfurecido con los padres por la deci-
sión de éstos de consultar. Trabajo con los padres la dependencia de este abue-
lo, que aparece como el padre de la horda primitiva. En él se ha delegado la pa-
ternidad. ¿Por qué niño consultan, qué temores los agobian? ¿Quién es este ni-
ño en esa familia, heredero directo del abuelo? Una herencia en la que se da al
padre por inexistente, muerto. La reasunción por parte de los padres de sus fun-
ciones, la apropiación de su historia, abre nuevos caminos. Pero esto sólo es po-
sible cuando se revee el recorrido identificatorio, cuando se ponen en juego las
certezas, cuando se va reubicando cada uno de ellos en la trama familiar, des-
de una posición activa. Sólo después de un tiempo de trabajo con ellos, vuelvo
a citar al niño, que parece bastante más dispuesto.
Hay que tener en cuenta que con los padres soportamos múltiples transfe-
rencias. Pero también nosotros transferimos sobre ellos nuestros propios te-
mores, fantasías, historias... Cada uno de ellos evocará en nosotros pedazos
de nuestra historia, imágenes de nuestra infancia, de los padres propios y
ajenos, y también de los padres míticos y terroríficos. Registrar qué nos ocu-
rre a nosotros en las entrevistas, a quién le hablamos, qué afectos despier-
tan en nosotros los padres, nos permite diferenciar nuestra conflictiva de la
de ellos, sin actuar nuestras propias transferencias.
30 CUESTIONES DE INFANCIA
movimientos de idas y vueltas, de encuentros y desencuentros, de silencios
y gritos, será el camino que haga posible el análisis de un niño.
Bibliografía
Kaës, René; Faimberg, H.; Enriquez, M.; Baranes, JJ: (1993) Trasmisión de la
vida psíquica entre generaciones. Buenos Aires, Amorrortu.
Resumen
CUESTIONES DE INFANCIA 31
Esto requiere diferentes tipos de intervenciones, tendientes a posibilitar la
construcción de una nueva historia.
Summary
Résumé
Beatriz Janin
Av. Córdoba 3431, 10° “A”
(1188) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4963-2777; 4963-4729
beatrizjanin@yahoo.com
32 CUESTIONES DE INFANCIA
LA CONSULTA DE LOS PADRES POR SU HIJO 1
Aurora Favre*
CUESTIONES DE INFANCIA 33
La teoría lacaniana ubica al niño como objeto “a” en relación al fantasma
de la madre. Con esa letra nombra Lacan justamente el objeto causa. Deci-
mos entonces que en la consulta de los padres por su hijo algo de la estruc-
tura se mueve, se pone en causa en tanto estructuralmente el niño ocupa
ese lugar en el fantasma materno. En Introducción al narcisismo Freud plan-
tea que el niño es para el narcisismo de los padres su majestad el bebé. So-
bre este punto es necesario hacer especificaciones porque a veces los niños
soportan y exhiben al modo de la mostración, fragmentos no tramitados de
la hostilidad paterna. La no asunción subjetiva de la destrucción, produce
un desplazamiento enmudecido al lugar del hijo en el que se deposita lo re-
chazado.
34 CUESTIONES DE INFANCIA
La transferencia es a la vez motor y obstáculo en la cura. Todo movimiento
en el análisis da cuenta de la misma. Movimiento de apertura y cierre. En
la clínica con niños nos encontramos con un campo transferencial comple-
jo donde es fundamental lo que se inscribe desde la primera entrevista con
los padres. Es necesaria la instalación de la función sujeto supuesto al saber
en el analista, por parte de los padres, para que los niños puedan instalarse
en la escena analítica aunque no sea con una demanda propia.
A diferencia de lo que ocurre con la posición del niño como objeto en el fan-
tasma de la madre, en el síntoma el niño manifiesta una posición, una res-
puesta respecto del fantasma del Otro Primordial pero para eso requiere de
una distancia respecto del deseo de la madre, de una mediación que está da-
da por la función Nombre del Padre entre las identificaciones al ideal del yo
y el deseo de la madre, que conduce a la constitución del Ideal del yo.
En general la temática que los padres traen como síntoma no aparece tal
cual en el discurso de los niños cuando ellos pueden formular una deman-
da. El comienzo de un análisis tiene que ver con la formulación de una de-
CUESTIONES DE INFANCIA 35
manda con aquello que articula algo del orden del deseo. No se trata de
una formulación necesariamente en la dimensión de lo simbólico, una for-
mulación a través de la palabra. Muchas veces el analista hace intervencio-
nes con el niño y con los padres para posibilitar que el síntoma del niño en-
tre en transferencia. Este trabajo hace a la renuncia pulsional en el que el
niño está retenido. Esto lo voy a mostrar a través de casos clínicos
Viñetas clínicas
Ricardo
Ricardo tiene once años. La madre consulta porque el niño presenta con-
ductas en las que se pone en peligro (cruza la calle sin mirar, prende fuego
en la casa). Presenta un insomnio pertinaz en el que la madre tiene que
acompañarlo hasta altas horas de la noche. En las entrevistas preliminares
se escucha que en esos momentos habla permanentemente y le pregunta a
la madre qué debe hacer para dormirse, pide todo tipo de certezas, cómo
colocar su cuerpo, cómo ubicar la almohada etc., enojándose con el no sa-
ber de la madre. Es imperativo en sus preguntas, y la insistencia, la urgen-
cia, parece querer indicar su deseo de coincidir totalmente con el deseo del
Otro. La madre oscila entre permanecer a su lado intentando acceder a ese
imposible y en otros momentos huye, se encierra en su cuarto, se tapa los
oídos porque no puede oirlo. En la casa viven junto a Ricardo una herma-
na mayor y un hermano menor. La mamá de Ricardo está separada del pa-
dre de los niños desde que el niño tenía tres años. Hace un año el padre se
fue a vivir a un país de otro continente. Se fue en condiciones muy difíci-
les, se le adjudica una estafa al abuelo materno que en el momento de la
consulta está internado por problemas psiquiátricos. El padre de Ricardo no
se hace cargo de lo que la ley indica al regular la separación, y tampoco
tienen la madre ni los niños dirección ni teléfono donde ubicarlo. Él los lla-
ma cuando lo desea y se comunica telefónicamente sólo con la hija, no con
los varones y tampoco con la madre de los niños.
Ricardo me exije en las sesiones que le diga qué tiene, qué es lo que no lo
deja dormir, me pide que se lo saque de inmediato porque no puede estar
así un minuto más. Pero al mismo tiempo dice con certeza que no va a re-
solver nada viniendo a análisis, que no se le va a pasar nunca -y menos con
palabras- y que aunque haga él , su madre o yo cualquier cosa no se le va
a pasar.
36 CUESTIONES DE INFANCIA
dormir- voy a tener que pedirle a un médico que lo medique. De inmedia-
to me responde que de ninguna manera, porque en ese caso entonces no
va a ser él el que cambie, que no quiere estar más tranquilo tomando pas-
tillas. Le planteo que dado su deseo de hacer algo por ésto que le ocurre,
podríamos probar de poner a prueba sus ocurrencias para analizarlas. Se
tranquilizó notablemente. Entiendo que al situar mi falta haciendo borde
con la intervención del médico psiquiatra, al que no fue necesario recurrir,
implicó un coto al goce del Otro en transferencia, que le restituyó su lugar
como sujeto con un objeto que lo causa.
En otro tiempo de su análisis empieza a traer a sesión fobia a los lugares ce-
rrados, sube a mi consultorio por la escalera porque tiene fobia a los ascen-
sores.
CUESTIONES DE INFANCIA 37
Ricardo empieza a situar la falta en el Otro Primordial, en este tiempo ade-
más por primera vez empieza a hablar de su padre, reconociendo recién
ahora su preocupación en relación a la imposibilidad de una comunicación
directa con él. Se plantea en el próximo llamado telefónico, pedirle a la her-
mana que le pase con él. En otro momento de su análisis le pedirá directa-
mente el número telefónico y la dirección porque no tolera más el tener que
esperar a que parta de él (del padre) el llamado.
Sebastián.
38 CUESTIONES DE INFANCIA
En esta situación clínica yo diría que no estaba simbolizado, constituído el
espacio, el intervalo entre el padre y la madre en los padres. Los niños pa-
saban a ser propiedad de uno o de otro. En el momento en que la madre
constituye nueva pareja el padre queda aterrorizado por la posibilidad de
perder su lugar, e imagina como única opción sacarle a la madre la tenen-
cia de los hijos dado que su actual pareja (que no puede tener hijos) cum-
ple perfectamente esa función para los hijos de él.
Esta problemática de los adultos tuvo una gran incidencia en el síntoma del
niño que pudo desplegarse a partir de que se pudo instalar el síntoma del
niño en transferencia pero a posteriori de un trabajo con los padres.
Primera versión:30/9/04
Aprobado:11/11/04
Bibliografía
Vegh, I.: Hacia una clínica de lo real. Ed. Paidós, Buenos Aires.
Resumen
CUESTIONES DE INFANCIA 39
Summary
Résumé
Aurora Favre
Soler 4183
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4866-5450
aurorafavre@sion.com
40 CUESTIONES DE INFANCIA
EL TRABAJO PSICOANALITICO CON PADRES
María Cristina Rojas *
Transferencia parental
CUESTIONES DE INFANCIA 41
rapéutico se siguiera postulando como excluyente de toda otra vinculación
y presencia más allá del niño designado como paciente, entonces el traba-
jo con los padres no podría constituir una práctica psicoanalítica. Parto en
estas reflexiones de la conceptualización de la transferencia tanto en su sig-
nificación estricta, referida a la relación con el analista, como en su senti-
do amplio, según el cual la transferencia es una dimensión propia de todo
vínculo humano. También tomo en cuenta elaboraciones relacionadas con
la transferencia familiar, que he trabajado por mi parte con anterioridad.1
1 “[...] trama de transferencias radiales -con el analista- y laterales -de los miembros entre sí-,
emergente como producción en el contexto del dispositivo analítico familiar. Dicha trama in -
cluye y posiciona al analista, -que es a la vez su condición de producción-, en los modos de
la repetición/creación propios de cada familia.” (Rojas, 2000b).
42 CUESTIONES DE INFANCIA
la posible implicación del analista en la propia enunciación (“Si yo fuera el
hijo/a de ustedes”… etc.).
Esta situación clínica se va centrando en los distintos ejes que hacen de mo-
do central al “ir siendo” padres, ejes y funciones productores de efectos en
la conformación del psiquismo infantil. Actúa pues en el sinuoso camino
del “devenir” padres, ya que no se trata sólo de “ser” padres al ocupar cier-
tos lugares y denominaciones fijados por la cultura. Interviene en la dimen-
sión inconciente de las vinculaciones parentofiliales, esto es, sobre los mo-
dos con que la familia quizá sostiene aspectos de la problemática del niño
“sin saberlo”; y más allá de sus expectativas concientes puede obstaculizar
procesamientos transformadores.
CUESTIONES DE INFANCIA 43
la pareja tenga de establecer para sí mismos y para sus hijos la renuncia
pulsional -al incesto, a la violencia- que genere el reconocimiento del
otro de la pareja y del hijo en tanto sujetos. Si dicha renuncia actúa, el
niño no configura un objeto a ser gozado/apropiado; ello habilita la
constitución y el sostén del psiquismo infantil. El padre se sitúa no sólo
como referente de la relación madre-hijo, pura función simbólica, sino
a su vez como sujeto.
44 CUESTIONES DE INFANCIA
pranamente independiente, casi autoabastecido, poco necesitado de la
guía, límites y orientación de los mayores. En conexión con esto, algunos
jóvenes padres suelen suponer que el hijo sabe lo que quiere y cómo de-
fenderlo: aunque pequeño, lo ven poderoso ante un mundo multidimensio-
nal y cambiante que los adultos mismos desconocen y a veces temen. Los
padres suelen así proyectar en los niños sus propias aspiraciones idealiza-
das y se dan de tal modo en algunos casos formas peculiares de abandono
y desprotección, que en lo manifiesto suelen asumir la forma de prácticas
de autonomía precoz. Al mismo tiempo se plantean a veces exigencias des-
medidas a tal niño “especial”.
Delineo aquí algunos de los ejes posibles que suelen abordarse en el traba-
jo psicoanalítico con la parentalidad, a los que agregaré, sin pretender ago-
tar instancias, el análisis de la trasmisión intergeneracional de significacio-
nes, aquella historia de la cual cada familia es portadora, generadora de
producciones eficaces en el psiquismo infantil. Destaco, por lo demás, la
singularidad de las vicisitudes generadas en este contexto analítico a partir
de cada consulta singular.
Diversidades
CUESTIONES DE INFANCIA 45
que comparte sexualidad y cotidianeidad: esto es condición de aquello que
seleccionaremos como material, base de nuestra intervención; limita las
áreas de análisis posible, pero a la vez inaugura otras. La conyugalidad se
disuelve con el proceso de divorcio, pero el lazo de parentalidad, regido
por otras lógicas, permanece entre los padres, aunque transformado, al me-
nos hasta que los hijos devienen autónomos y se hace posible dejar de
acordar decisiones acerca de ellos. La construcción de una parentalidad
compartida en estos casos sólo podría fundarse sobre la -al menos- parcial
disolución de los fantasmas ligados a la pareja sexual/conyugal que creen
haber sido.
Por otra parte, no siempre la familia parte hoy de la pareja. Nuevas lógicas
culturales admiten otros modos de filiación, como en el caso de mujeres a
solas con sus hijos; esto hace que trabajemos con una “mamá”, o a veces
un “papá”, dentro de un encuadre que tiene puntos de contacto con la clí-
nica de la pareja parental, tarea no obstante diferenciada de un análisis in-
dividual, tal como al comienzo señalé.
Si pensamos las parejas de hoy con los parámetros del modelo burgués
nuestras intervenciones pueden generar otros modos de sufrimiento: me re-
fiero a los efectos a veces nocivos de la puesta en juego de concepciones
teóricas de fuerte raigambre ideológica; por ejemplo, el ideal de coinciden-
cia de la conyugalidad con la parentalidad. De allí la importancia de no ba-
sar en creencias nuestras intervenciones en este comprometido campo del
abordaje parental, sino tratando de centrarnos en concepciones teóricas li-
gadas a los modos psicoanalíticos de pensar la constitución y sostén del psi-
quismo singular, los procesos de filiación y las modalidades de vinculación
de la pareja y la familia.
Intervenciones
46 CUESTIONES DE INFANCIA
sus modos de vinculación, es decir, implicando a ambos y refiriendo, por
fin, a la vinculación con los hijos.
*Trabajo de la desmentida.
CUESTIONES DE INFANCIA 47
blemática del niño en análisis y la posibilidad de ir construye n d o-
/ r e c o n s t r u yendo las funciones de la parentalidad que tienen efectos
en la conformación del psiquismo del hijo. Tomo en cuenta tam-
bién la posible iniciación por parte de los padres de otros tra t a-
mientos.
Bibliografía
Effron, M.: “Ser dos: repensando la clínica de pareja”, Actas XVII Jorna -
da de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo,
2001.
Freud, S.: (1911-1915) Trabajos sobre técnica psicoanalítica, tomo XII, Bue-
nos Aires, Amorrortu, 1979.
48 CUESTIONES DE INFANCIA
Resumen
Summary
Finally, she considers some modalities of intervention that have been emer-
ging along her own clinical practice with parents, in the originality of each
transferencial plot.
Résumé
L’auteur propose que l’abord des parents soit considéré comme un champ
de travail psychanalytique. À cet effet, elle estime nécessaire de reformuler,
entre autres conceptions, la question du transfert. Elle pose ensuite quelques
CUESTIONES DE INFANCIA 49
dimensions d’analyse de la parentalité à opérer lors du travail psychanaly-
tique avec des parents, selon leur émergence dans chaque processus sin-
gulier. Elle analyse également la diversité des couples et des familles d’au-
jourd’hui, en se référant aux effets nocifs de la mise en jeu des conceptions
idéologiques de l’analyste dans ce domaine si délicat.
50 CUESTIONES DE INFANCIA
TRABAJO CON PADRES EN EL PSICOANALISIS
CON NIÑOS
Elsa Kahansky*
Mabel Rodríguez Ponte◊
Rosa Noemí Silver •
i como sujetos deseantes estamos signados por una historia que nos
precede, como psicoanalistas de niños también. A medida que íbamos
pensando en este trabajo volvían a nuestra memoria las mismas pre-
guntas que recorrieron nuestra formación: ¿Qué es el psicoanálisis de ni-
ños? ¿Qué lugar ocupa el psicoanalista en el análisis de niños? ¿Desde dón-
de pensamos el síntoma?
Freud, con su metapsicología sentó las bases para entender a un niño pero
no desarrolló la técnica para trabajar con él. El primer caso publicado de
análisis infantil, en el año 1909, fue el de Juanito. Recién en el año 1922,
luego de que Juanito lo visita, Freud (Freud, 1922) consigna el encuentro en
el apéndice de este caso y alienta a los analistas al desarrollo sin temor del
análisis infantil [...] en un momento en que las cuestiones concernientes a
la analizabilidad de los niños y al modo en que se podía llevar a cabo el
análisis empezaban a ser objeto de un abierto debate en la comunidad ana -
lítica (Fendrik, 1989: 9).
CUESTIONES DE INFANCIA 51
Durante todos esos años [...] el psicoanálisis no se olvidó de los niños [...],
estos fueron, por un lado, [...] objeto de permanentes observaciones desti -
nadas a corroborar las hipótesis obtenidas en el tratamiento de pacientes
adultos [...], y por otro, [...] destinatarios de medidas educativas innovado -
ras inspiradas en esos descubrimientos. Estos fueron, entonces, los orígenes
del psicoanálisis de niños (Fendrik, 1989: 10).
En nuestro país la que comenzó a trabajar con niños fue Arminda Aberas-
tury, que introdujo a Melanie Klein. En la teoría kleiniana, en donde el Yo
está desde el principio y lo importante es el mundo interno pues el conflic-
to se origina allí, el paciente tiene a su disposición -en la sesión- un con-
junto de juguetes y materiales para jugar, dibujar, modelar y así armar un
relato compartido entre él y el analista. Los padres en esta modalidad de tra-
tamiento quedaban afuera. Los analistas que comenzaron a trabajar en
nuestro país entre los años ´50 y ´60 lo hicieron de esta manera; los que nos
iniciamos a partir de los ´70 ya teníamos -por ejemplo- la bibliografía de
Mannoni quien nos permite pensar que si una madre no es escuchada se
convierte en una resistencia infranqueable para la continuidad del trata-
miento.
Se pide una consulta por un niño: ¿es el niño el paciente? Lo primero que
debemos hacer es tratar de despejar por quién realmente se hace la consul-
ta, para ello iremos escuchando a los padres y así trataremos de establecer
quién sufre, quién demanda. Si supusiéramos de entrada que, si los padres
piden la consulta por un niño, ellos son informantes y el niño es realmente
el paciente, en muchos casos estaríamos obturando la demanda. Permitire-
52 CUESTIONES DE INFANCIA
mos, en cambio, en las entrevistas, que se desplieguen las diferentes historias:
la de cada uno de ellos, la familiar, la que tienen como pareja. Esperaremos
para ver de quién hablan y cómo van armando su propio recorrido por dife-
rentes temas, la secuencia temporal que siguen. Si bien pensamos que es im-
portante armar la historia del niño, no pensamos en una historia evolutiva si-
no vivenciada. Por esto lo importante no es recabar datos o información pau-
tada sino poder escuchar desde nuestra posición transferencial qué es lo que
nos traen, qué les pasa con esto que nos van contando. Registramos también
lo que nos transmiten afectivamente, si están angustiados, frente a qué. Qué
nos dicen, qué importancia le dan a su historia y cuál es el pedido.
Frente a una consulta por una problemática escolar donde un niño es cam-
biado tres veces de escuela ¿están preocupados, angustiados o suponen que
a “este nene no le pasa nada y es la maestra la que no entiende”?
CUESTIONES DE INFANCIA 53
-¿Cómo escuchar a los padres desde el lugar que nos dan?
-¿Cómo llegan a la consulta? Si son derivados, ¿por quién?
-¿Qué hacer en los casos en que existe una actitud peyorativa hacia la con-
sulta psicológica?
Creemos que esto está ligado a los lugares posibles del analista, que en cier-
ta medida pueden estar previamente determinados. A veces esto se relacio-
na con el lugar donde se realiza la consulta o con desde dónde se origina
una derivación. En algunos casos aparecen dentro de los discursos de auto-
ridad lugares relacionados al saber médico. Desde allí se nos pide que diag-
nostiquemos un síndrome o que recetemos algo concreto. Otro lugar posi-
ble del analista está más ligado a la escuela, asociado a la maestra o a las
autoridades del colegio desde donde a veces ellos como padres se pueden
haber sentido cuestionados, “castigados”. La herida narcisista que desenca-
dena toda consulta por un hijo se ve agravada en estos casos provocando
generalmente reacciones defensivas al estilo de: “esto no va a servir” o “no
creo en los psicólogos”. En otros casos aparece el lugar del juez que debe
intervenir en conflictos familiares, se espera el veredicto de “culpable” o
“inocente”. Hay otros lugares relacionados a la creencia, a las religiones o
a los lugares más mágicos: el brujo, la curandera. Todos estos son lugares
omnipotentes que pueden devenir persecutorios. También está el lugar de
testigo, desde donde no se espera nuestra intervención. Si bien esto puede
expresar una actitud exhibicionista por parte de los padres también puede
significar un funcionamiento inicial defensivo por temor ante el desconoci-
do accionar del analista. Quizás lo más difícil de revertir sea el caso de los
lugares más expulsores y rígidos, como cuando traen “un loco para inter-
nar” o cuando sólo vienen presionados por la búsqueda de un informe sin
que aparezca la posibilidad de preguntarse. En el transcurso de las prime-
ras entrevistas, estos lugares se pueden ir modificando. Cuando se realiza la
consulta y se sienten escuchados se da lugar a la formación de un vínculo
con el analista, entonces pueden conectarse con lo que les pasa, con el su-
frimiento presente en ellos. Es así como luego, a su vez, podrán escuchar.
54 CUESTIONES DE INFANCIA
repetido hasta el momento de la consulta. Es el caso de Andrés, cuya ma-
dre consulta muy angustiada, ya que el marido lo golpea. El lugar que el pa-
pá otorgaba a los analistas anteriores era sumamente persecutorio, decía
por ejemplo que una analista no le hablaba y que él se sentía muy mal y no
pudo seguir yendo, que otra analista le decía que “no le pegue al hijo” y
como él no podía cumplir con eso, tampoco pudo ir más. De a poco fui-
mos trabajando lo que a él le pasaba en esos momentos, ya que se desbor-
daba fácilmente. Con Andrés vimos el correrse del lugar de “culpable” en
el que se colocaba como para justificar y sostener la imagen de su papá. De
a poco pudo aparecer su propia hostilidad.
Otra pregunta se refiere a los padres que nos cuentan algo en relación a
ellos pero, a su vez, “no hablan” del niño por el cual consultan. Frente a es-
to podríamos preguntarnos si cuando nos cuentan “algo de ellos” no hablan
del niño por el cual consultan. No podríamos, al escucharlos, determinar a
priori qué es importante y qué no lo es en relación a una historia determi-
nada. Esto implicaría pensar a los padres como si sólo fueran informantes y
no como implicados en aquello que nos dicen. No deberíamos apresurar-
nos a definir el encuadre ni determinar de antemano por quién es la con-
sulta. Esto mismo es algo que se va a ir desentrañando a lo largo de las en-
trevistas. En principio, escuchamos lo que nos dicen y tratamos de respetar
la secuencia y los temas que ellos traen. Así nos diferenciamos de otro tipo
de escucha, como la que implica llenar un cuestionario o anamnesis o la
de escucharlos como a “informantes” a los cuales vamos a “orientar”. Pen-
samos a todos como consultantes y sabemos que no todo lo que traen tie-
ne que ver con el discurso consciente o manifiesto.
Madre: Todos los años llega a pasar de grado pero con mucho esfuer-
zo de todos. Lo veo mal en la escuela, distraído, irresponsable, no lle-
va las tareas. Hay que estar detrás de él todo el tiempo ¿Qué va a pa-
sar cuando el año que viene ingrese al secundario? Primero quise ha-
blar con él, ver qué le pasaba, para que no se sintiera mal en venir a
un psicólogo.
CUESTIONES DE INFANCIA 55
T: ¿Y qué pasó cuando habló con él?
¿Qué hacemos con esto que nos traen los padres? ¿Los derivamos a otro te-
rapeuta? ¿Los enviamos a que lo hablen en sus respectivos análisis persona-
les si los hubiere? ¿O los incluimos en este espacio de consulta por el hijo?
No se trata del qué hacer con los padres sino más bien de cómo posicio-
narnos en este encuentro. Cómo escucharlos desde el comienzo, cuando
traen el motivo de consulta.
56 CUESTIONES DE INFANCIA
el proceso que se va armando al mismo tiempo en que transcurre nuestro
trabajo con estos padres. Así como se resignifica lo pasado, se van abrien-
do diferentes caminos a lo que vendrá. Poder elaborar heridas que han su-
frido, remover certezas que son paralizantes tanto para ellos como para los
hijos y que puedan aparecer así otras posibilidades. Todo esto nos exige, co-
mo analistas, cierta disponibilidad, una escucha que deje aflorar en noso-
tros ocurrencias y asociaciones con el material. Así como con los niños in-
tentamos convertir en juego aquello que irrumpe como pura repetición, con
los padres intentamos que puedan fantasear e imaginar con lo que les apa-
rece como sentencias o mandatos aplastantes. Lo pensamos como un espa-
cio diferente, tanto para el niño como para los padres. Los padres a lo lar-
go del tratamiento van reorganizando las representaciones de sí mismos co-
mo padres y las representaciones del hijo, pudiendo esperar y tolerar los
cambios en éste.
Este trabajo, como escribe la Licenciada Beatriz Janin, [...] implicará tomar
caminos imprevistos, que pongan en movimiento un proceso que reestruc -
ture lo coagulado (Janin, 1999:69).
Bibliografía
(1994) Los destinos del placer. Alineación, amor, pasión, Buenos Aires, Pai-
dós, 1998.
CUESTIONES DE INFANCIA 57
(2003), Intersubjetividad y clínica, Buenos Aires, Paidós, 2003.
Resumen
Summary
Résumé
58 CUESTIONES DE INFANCIA
Elsa Kahansky
Bulnes 869, 4º piso “C”
(1176) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4864-6209
elsak@ciudad.com.ar
CUESTIONES DE INFANCIA 59
LOS PADRES: ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN EL PSICOANALISIS DE NIÑOS
Osvaldo Tulio Frizzera•
De la clínica
60 CUESTIONES DE INFANCIA
de lo ocurrido y aterrorizados por la idea que de su hija se mate, o que se
“muera por falta de aire o de alimento”. Mis preguntas llevan a historizar el
suceso. Pregunto por lo inmediato y lo mediato. Me dicen que no entien-
den lo que pasa, que Miriam, tal es el nombre de la joven, es una chica a
la que siempre le dieron todos los gustos. Única hija, refieren que fue así
para poder dedicarse más exclusivamente a ella. La vida de los dos había
sido tan difícil y dolorosa que querían para ella lo contrario. Siempre fue ca-
llada, pero la notaban más introvertida en los últimos tiempos; también ha-
bía engordado pero el médico les decía que estas cosas eran habituales en
la pubertad. No es mi propósito hacer un historial. Sólo referirles este pri-
mer encuentro, esta primera entrevista larga y llena de angustia en la que a
partir de mi pregunta por el acento extranjero comenzaron a surgir algunos
de los siguientes datos: ambos miembros de la pareja eran inmigrantes de
un país destruido por la guerra. Sobrevivientes de la misma tenían familia-
res muy cercanos muertos en esas circunstancias. Luego la llegada de cada
uno al país, el conocerse en una reunión de la colectividad, una de las muy
pocas a las que ella (la madre) concurriera, su casamiento, el éxito empre-
sario, el nacimiento de la hija. Una vida con comodidades materiales, casi
ninguna familia y muy pocos amigos.
La pregunta sobre “por qué le pasa esto”, además del “¿qué hacemos?”, in-
sistía una y otra vez ¿Cuál es la causa? ¿ De dónde le viene esto? “Justamen-
te ella que tiene una vida tan distinta a la que tuvimos nosotros, ni siquiera
le hemos contado lo que nosotros pasamos”. Un desencuentro se les impo-
nía. Hablaba más la madre, pero ambos padres acordaban que sobre las
historias desgraciadas mejor era ni hablar. Los padres y una hermana un po-
co mayor del padre murieron en un campo de concentración, hermanos de
la madre dispersos por el mundo y sin saber nada de uno de ellos. Pero los
dos agregaban: “Ya pasó tanto tiempo que para qué acordarse”.
Esta situación, como les contaba, me sucedió hace muchos años. No obs-
tante el impacto que recibí, por la conjunción de hechos que aparecían me
llevan a narrarla hoy una vez más y para el tema que nos ocupa.
CUESTIONES DE INFANCIA 61
otro escenario de ruinas y destrucción, del cual no parecían darse cuen-
ta.
En ese escenario esta familia fue sacudida por el encierro de su hija y por
las amenazas de muerte que esta profiriera. El terror no les permitía pensar.
El insistente ¿Por qué pasa?, es una pregunta por el origen de la situación.
A través de la llegada del analista, surge una pregunta: ¿cuál es la causa? Y
esta es una pregunta que los analistas esperamos, y hasta alentamos a que
se produzca en tanto permitirá aunar lo que sucede a algo no sabido y del
que piensan que alguien puede responder. En este caso el lugar podía ser
ocupado por mí en tanto psicoanalista.
Una vez que el interrogante se instala no resultará siempre fácil que éste se
sostenga o que sostengan el interés por conocer posibles determinantes. Si
de padres se trata o de varios integrantes de un grupo familiar no habremos
de esperar una posición simétrica o idéntica entre ellos. Habremos de con-
tar con la posibilidad de distintas posiciones férreamente mantenidas o con
básculas que hacen que la resistencia, a un posible trabajo, se ubique más
de un lado o de otro.
Un hecho que sucede nunca esta ahí ya constituido, sino que deviene. Es
fruto de composiciones, de combinaciones, es fruto de una serie de ligadu-
ras y desligaduras que a su manera insisten.
Un hecho puede quedar allí, como algo incomprendido pero que pasará, o
como algo demasiado comprendido porque vuelve siempre igual.
62 CUESTIONES DE INFANCIA
logable a la modificación de actos o de formas de pensar de un individuo.
¿Qué es el tiempo?
De esta forma pienso que los psicoanalistas entendemos los cambios deste-
rrando así la idea de los mismos como algo a alcanzar dirigiéndose lineal-
mente a una meta concebida como ideal.
El trabajo del análisis lleva a una apertura hecha por la vía de las preguntas
hacia otras búsquedas, otros modos de decir, de percibir y percibirse. Este
movimiento es el que permite la recomposición de los tiempos y en mucho
excede a la de un orden lineal o cronológico.
CUESTIONES DE INFANCIA 63
no puede ser confundida con el pasado, y tampoco con lo vivido.
¿Qué significa mi historia? podría decir el niño: este sería según el juicio de
Lacan, el nivel en el que se debe oír la pregunta, porque es justamente res-
pondiendo en este nivel como el analista contribuye a la resolución del sín-
toma, más allá de que no pueda desconocer la dimensión de lo vivido.
Hay situaciones en la vida que, más que otras, convocan algunos rasgos de
origen y sólo por el efecto que producen podemos deducirlos. Cuando por
medio del análisis se lo puede nombrar, el sujeto puede reconocer que has-
ta ese momento se miraba parcialmente desde ese único lugar donde el
tiempo quedaba estancado a la manera del tiempo que no pasa. De esta for-
ma la historia se irá recomponiendo o rescribiendo desajustando los centra -
mientos únicos.
En el caso que he narrado -que transcurrió hace tiempo pero que hoy se
vuelve a componer a la luz de este escrito, del tema y de los probables en -
cuentros y desencuentros que supongo con los lectores- se me hizo paten-
te el entrecruzamiento de tiempos, que resultaba ignorado por los miem-
bros de esta familia a la manera de la represión y principalmente al modo
del rechazo o desestimación y que por tal condición aparecía como un pu-
ro dolor incomprensible. Me encontré con un tiempo detenido, un tiempo
que no pasa que no podía entrelazarse con el que pasa, con lo nuevo. Una
destrucción, un escenario sórdido que no podía nombrarse reaparecía en
este nuevo tiempo que era ahora el de la reparación, decoración de una ca-
sa. Entrecruzamiento que también Miriam traía con su cuerpo con su mo-
mento de cambios. Un tiempo de pubertad que se corresponde con el de
encuentro de un objeto exogámico, con un cuerpo sexuado, con un desa-
simiento de los padres.
64 CUESTIONES DE INFANCIA
Algunas consideraciones finales
Me encontré que con esto había que hacer algo. Entrevistarme con los pa-
dres fue la primera y única posibilidad con que contaba en este caso. Una
urgencia había hecho que me convoquen como también una situación ge-
nerada por la hija se había convertido en un desesperado recurso de ésta
para hacerlos hablar.
Incluir entrevistas con los padres según el momento que así lo requiera el
analista y/o a veces ellos, es una herramienta de suma utilidad para todos.
La finalidad es escuchar la angustia cuando es manifiesta o hacer que apa-
rezca cuando ésta es ignorada.
CUESTIONES DE INFANCIA 65
mo la de quitar al hijo un peso que a veces sólo recae en él.
Estos padres sin familia, o con una familia exterminada, sólo parecían tener
a la hija como único pilar o sostén y si este amenazaba con morirse o de-
saparecer, tal vez para aparecer de otra manera, se mostraban con un de-
samparo o indefensión realmente conmovedora.
Este es un caso extremo tal vez pero que nos permite ver con aumento lo
que en situaciones menos graves aparece ante hechos que alteran una ha-
bitualidad o rutina presentificando lo indómito de aquello que se impone
como más allá del principio del placer.
Bibliografía
Resumen
Lejos de entender los cambios como algo a alcanzar dirigiéndose a una me-
ta concebida como ideal, la dirección de la cura propone una apertura ha-
cia otras búsquedas, otros modos de decir, percibir, percibirse.
66 CUESTIONES DE INFANCIA
tas con los padres, de los encuentros y desencuentros que ellos nos traen,
lleva a ubicar el trabajo del analista con niños y adolescentes.
Summary
The presentation of a clinical case serves the purpose of introducing the sub-
ject of time in psychoanalysis: that of history and transference along with
the interventions of the analyst.
Résumé
Le temps n’est jamais une ligne. Il résignifie le qui précéde pour donner un
lieu á ce qui est l’avenir.
Pour concluir l’auteur fait une consideration sur les entrevues avec les pa-
rents et les travail de l’analyste avec les enfants et les adolescents.
CUESTIONES DE INFANCIA 67
Mots clés: temp; répetition; histoire; passé.
68 CUESTIONES DE INFANCIA
LA INTERMEDIACION PARENTAL EN 1
LA ELABORACION DE LA SEPARACION
DEL NIÑO EN EL JARDIN MATERNAL
Graziella Fava Vizziello•
Federica Deganutti ••
Sara Pasquato•••
Introducción
CUESTIONES DE INFANCIA 69
ta. El tipo de apego con la madre a los doce meses sería, por esta razón, en
parte previsible desde el embarazo, de tal manera que a los dieciocho me-
ses de edad, el niño ya empezó su trabajo de integración [synthesis] entre
el apego con la madre, con el padre y con los otros caregivers.
En cambio, según los estudios de D. Stern (Stern, D.N., 1990) y de una vas-
ta gama de estudios clínicos (Golse, B.; Burstejn, C., 1994; Zeanah, C.H.,
1994; Fava Vizziello, 2004) cada “L moment” permite reconstruir la propia
historia de modo siempre diverso ya que la madre co-construye o re-cons-
truye momento por momento su propia historia en la interacción con el ni-
ño. La mediatización sería entonces, el resultado de un proceso circular
muy complejo e imprevisible.
La atención fue dirigida a los factores que podían tener influencia sobre la
capacidad del niño de reorganizar su funcionamiento mental e interactivo
con el ambiente después de la separación matutina en el jardín maternal.
70 CUESTIONES DE INFANCIA
durante esta interacción y la capacidad del niño de reaccionar a la separa-
ción.
2. edad del niño : a la edad de 12-13 meses aparecían los mayores proble-
mas de reorganización. En esta fase el niño tiene nuevas capacidades mo-
toras (deambulación) que le permiten un control omnipotente sobre el am-
biente y el progenitor, a condición de que éste esté presente físicamente co-
mo garante de su seguridad (Bowlby, 1988; Mahler, M.; Pine, F., Bergman,
A., 1975).
CUESTIONES DE INFANCIA 71
progenitor-niño, que en muchos casos parecían aprovechar este espacio de
juego y considerarlo un agradable complemento de la vida diaria o cotidia-
na común.
Los resultados del precedente estudio han, entonces, delineado una nueva
dirección de análisis que para esta investigación, ha llevado a la construc-
ción de un diseño experimental a fin de evaluar sistemáticamente el impac-
to de la secuencia de juego en la separación cotidiana.
A tal fin, se hizo necesario confrontar dos situaciones: una habitual (Libre)
y otra caracterizada por el momento de juego (Estructurada), para eviden-
ciar cuáles factores actúan en la determinación de las reacciones del niño
ante la separación del progenitor.
Se puede suponer que a nivel de la conducta una actitud específica del pro-
72 CUESTIONES DE INFANCIA
genitor influye en las modalidades del niño de investir objetos y personas
después de la partida o ausencia de éste, y que a nivel representativo una
mejor capacidad de mediación del progenitor se corresponde con a una
buena posibilidad de representarse las necesidades de su hijo.
Los estudios de Emde (Emde, R.N.; Sameroff, A.J., 1989) sobre el cen-
tro del núcleo afectivo del Sí, parecen ofrecer bases válidas a esta hi-
pótesis: la experiencia afectiva compartida en la interacción diádica or-
ganiza las primeras representaciones del sí mismo y la adquisición de
los procederes, de las reglas y de las primeras normas morales. El inter-
cambio interactivo real se convierte en el terreno sobre el cual se jue-
ga la transmisión de las normas de conducta (alternancia de turnos,
mantenimiento del ritmo, etc.) que de individuales se vuelven compar-
tidas, en dirección a la formación de las primeras normas superyoicas
del niño.
Stern (Stern, D.N., 1985, 1990) subraya, además, el impacto del mundo re-
presentacional de la madre sobre la interacción: él hipotetiza la existencia
de “representaciones activas” de la madre que incluyen al niño y a su mo-
do de ser, a ella misma, al padre, a las figuras parentales etc., y que, en par-
te, se ponen en acción en la interacción con su hijo. Estas representaciones
pasan a ser parte de los “factores latentes” que condicionan tanto la interac-
CUESTIONES DE INFANCIA 73
ción real como sus aspectos emotivos, sobre la base de la “sintonía afectiva”,
donde el diálogo madre-niño está cargado de intercambios empáticos: aquí
el progenitor manifesta haber reconocido el significado y la emoción conec-
tadas con una acción del hijo, restituyéndoselas durante la interacción.
Muestra
• VIDEOGRABACIÓN de:
74 CUESTIONES DE INFANCIA
c) recuerdos del progenitor respecto a las separaciones en su propia infan-
cia.
Escala de adjetivos
INQUIETO QUIETO
PASIVO ACTIVO
DISTRAÍDO ATENTO
IMPULSIVO REFLEXIVO
OBEDIENTE DESOBEDIENTE
LINDO FEO
TESTARUDO COMPLACIENTE
AFECTUOSO INDIFERENTE
FACIL DIFICIL
CURIOSO DESINTERESADO
DEFENDIDO INDEFENSO
AISLADO SOCIABLE
RUIDOSO SILENCIOSO
CONFIADO TEMEROSO
AGRESIVO DULCE
FLEXIBLE RIGIDO
ADAPTABLE NO ADAPTABLE
CONSTANTE INCONSTANTE
INERTE PROPUESTO
EVITANTE ACEPTANTE
CUESTIONES DE INFANCIA 75
pudo efectuar un análisis puntual del desarrollo de los acontecimientos. El
análisis estuvo focalizado sobre los componentes de expresión emotiva, in-
teractiva y lúdica de la conduca observada y sobre las representaciones pa-
rentales surgidas en la entrevista.
Humor del niño (Massie H.N., Campbell M.D., 1983; Palacio Espasa F.,
1989).
- escala de la ansiedad (a disgusto/levemente tenso/sereno);
- escala de la tristeza (triste con llanto/normotímico/sonriente);
- cólera (presente/ausente);
- agresividad (presente/ausente);
- conductas de consuelo (presente/ausente).
Se han repetido las variables utilizadas para el humor del niño y para la mo-
dalidad de socialización. Además, para un análisis más detallado, se han in-
troducido variables más complejas tales como:
Afecto del progenitor y reciprocidad diádica (Clark G.N., Seifer R., 1986).
76 CUESTIONES DE INFANCIA
- presencia de actividad lúdica (Palacio Espasa F., 1989);
- tipo de juego (no juega/factual6/funcional/imitativo/presimbólico);
- tipo de contacto lúdico con el progenitor o con un eventual compañe-
ro (independiente/fracasado/imitativo/complementario);
- dirección de la mirada (Ainsworth M., Blehar MN., Waters E. et al.,
1978);
- aversión a la mirada (Clark G.N., Seifer R., 1986);
- posición corporal del niño y del progenitor (lejos o de espaldas /alter-
nancia/ proximidad o contacto visual).
3. Separación
- modificación del estado afectivo (presente/ausente);
- momento de aparición de un nuevo afecto (inmediato/levemente diferi-
do/diferido);
- duración del nuevo afecto (breve/media/larga).
Intermediación no sintónica
El progenitor está lejos del niño físicamente o emotivamente: es indiferente
a la consigna o propone, de modo mecánico, juegos al niño sin generar al-
gún placer lúdico. El progenitor puede ser incoherente en la propuesta de
juegos al niño: promueve juegos cuando éste está interesado en otros y no
considera sus propuestas de juego. Se pone ansioso y puede pedir ayuda a
la educadora para separarse del niño. La duración de la interacción puede
ser inferior a un minuto o alargarse mucho.
Intermediación ambivalente
CUESTIONES DE INFANCIA 77
cialmente la consigna, sacando un cierto placer lúdico (sonrisas, intercam-
bios vocales, juego compartido, turnos alternados) y manifestando a veces
preocupación en la búsqueda de indicaciones y confirmaciones de lo que
está haciendo (pregunta si está jugando correctamente con el pequeño o
bien, cuándo puede separarse de él).
Intermediación sintónica
RESULTADOS
78 CUESTIONES DE INFANCIA
Nivel de la conducta (datos sobre las grabaciones en video).
CUESTIONES DE INFANCIA 79
VAR.26 VAR.43 INTER
MEDIACION
INTERACCIÓN No sintónica Ambivalente Sintónica TOT.
Insuficiente 3 0 0 3
Incoherente 2 1 0 3
Satisfactorio 3* 12 6 21*
Sobrecargado 1 0 0 1
TOT. 9 13 6 28
P < 0.05
Una abstención o una falta de sintonía del progenitor en los encuentros con
el niño, parece aquí estar presente exclusivamente dentro del subgrupo de
padres que crean una relación no sintónica.
80 CUESTIONES DE INFANCIA
humor en la Situación Libre y la variable Cambio de humor en la Situación
Estructurada
CUESTIONES DE INFANCIA 81
propio hijo. En la muestra global observamos (Tabla III) la presencia signifi-
cativa de una descripción rica y coherente del propio hijo (dieciocho casos
sobre veintiocho); además, sobre un total de seis descripciones genéricas,
cuatro fueron dadas por padres con Mediación no sintónica y ninguna por
padres con Intermediación sintónica.
Figura 1. Comparación entre la descripción per - Figura 2. Comparación entre la descripción per-
ceptiva de padres con Intermediación no sintó- ceptiva de padres con Intermediación ambivalente
nica (línea esbozada) y de padres con Interme- (línea esbozada) y padres con Intermediación no
diación sintónica (línea contínua). sintónica (línea contínua).
82 CUESTIONES DE INFANCIA
“constante-inconstante”. Los padres que crean una relación no sintónica
perciben al niño como más “inconstante” respecto del grupo de padres con
Intermediación sintónica (Figura 17). Los adjetivos bipolares “distraído-aten -
to” permite discriminar una diferencia entre el perfil de los padres con In -
termediación no sintónica y aquellos con Intermediación ambivalente, don-
de estos últimos parecen, en cambio, percibir a su hijo como más atentos
respecto de aquellos con Intermediación no sintónica (Figura 2). No se en-
contraron diferencias significativas en la confrontación entre el perfil per-
ceptivo de padres con Intermediación sintónica y aquellos con Intermedia-
ción ambivalente.
Nivel conductual
7 Las traducciones de los adjetivos evaluados en las tablas 1 y 2 son (de arriba hacia abajo):
inquieto; pasivo; distraido; impulsivo; desobediente; feo; testarudo; indiferente; difícil; desin-
teresado; indefenso; aislado; ruidoso; temeroso; agresivo; rígido; inadaptado; inconstante; iner-
te; evitativo. (N. de T.).
CUESTIONES DE INFANCIA 83
nes ya existentes y activadas por aquel acontecimiento (Stern, 1987) y por
un sistema conductual definido por específicos procedimientos standards
(Emde, R.N., 1989); para poder ser remitida al niño por medio de modali-
dades relacionales que testimonian la capacidad adaptiva del progenitor al
nuevo acontecimiento.
El único dato que testimonia una variación entre los padres con Intermedia -
ción no sintónica en relación al ítem “tomar la iniciativa para entrar a la sa-
la del jardín maternal” (después de haber pasado por el vestuario), es la in-
versión de roles observada entre progenitor e hijo. Ante la consigna dada al
progenitor (quien será en consecuencia obligado a variar su esquema de
comportamiento de ingreso y separación al jardín -de aquí en adelante
compartido con el niño-) (Emde, R.N., 1989; Bretherton, I., 1990), aquéllos
que manifestaban una Intermediación no sintónica, actuaban su incomodi-
dad delegando en el niño el ingreso a la sala, o bien, haciéndolo ellos mis-
mos cuando habitualmante era el niño quien lo hacía.
84 CUESTIONES DE INFANCIA
tegración del nuevo elemento, y que induce a una adapatación mas bien rá-
pida del niño a la situación. Sería, de cualquier modo, interesante profun-
dizar el significado de ciertos datos que hacen la excepción respeto a la ten-
dencia de la muestra en general: en tres díadas, donde los padres actuaban
con Intermediación no sintónica están clasificados también con una inte-
racción satisfactoria (Tab. I).
CUESTIONES DE INFANCIA 85
mientos que traducen una mayor competencia social (Attili, G., 1990): la
iniciativa social es superior en la Estructurada que en la Libre; el niño se em-
peña más en actividades de tipo lúdico utilizando, en medida tendiente a
la significatividad, los juegos que ha compartido con el progenitor.
Nivel representativo
Respecto a los diversos tipos de Intermediación ejercidos por los padres, so-
lamente aquellos con una Intermediación no sintónica tendieron a manifes-
tar una menor agudeza en la descripción del propio niño, demostrando que
en las “dimensiones libres de contenido” de la representación interna de los
padres (Zeanah, C.H.; 1994) hay una toma de distancia con el niño real, en
un cuadro de evitación de la problemática del niño sobre la base de una
evitación respecto a la propia problemática pretérita, obstaculizando la
identificación.
86 CUESTIONES DE INFANCIA
toria y estar atento a dar respuesta a su niño.
CUESTIONES DE INFANCIA 87
En referencia a la última área de indagación individual a partir de los datos
de la entrevista -los RECUERDOS de los PADRES sobre EPISODIOS DE SE-
PARACIÓN en su propia INFANCIA-, observamos cómo los padres en ge-
neral están dispuestos a ofrecer comentarios coherentes, excepto aquellos
con Intermediación no sintónica, que tienden a no acordarse de episodios
de separación, como si no pudiesen evocarlos en la identificación con el
propio hijo.
CONCLUSIONES
Los resultados de este trabajo subrayan el rol jugado por los adultos, copar-
tícipes en la interacción con el hijo en una situación estandarizada, sobre
la modificación del comportamiento infantil, en la diferenciación de inves-
timento que el niño hace sobre los objetos y en la variación de su humor.
En esta situación los padres tienen que intermediar entre una “norma” ex-
terna dada (nuestra consigna) y la necesidad de integrarla en un contexto
relacional ya ritualizado, donde los esquemas de comportamiento y las vi-
vencias conectadas a éstos están ya definidos y, por lo tanto, anticipables.
El éxito positivo de este proceso permite al niño utilizar el nuevo aconteci-
miento como ulterior recurso para superar la frustración causada por la se-
paración.
88 CUESTIONES DE INFANCIA
pio hijo. La distancia que se crea así en la pareja permite al niño experimen-
tarse como separado y definir un espacio donde un nuevo acontecimiento
pueda ser situado.
Según Emde, los afectos constituyen el primer núcleo del Sí del niño, orga-
nizan y dan continuidad a su experiencia a pesar de los mútiples cambios.
CUESTIONES DE INFANCIA 89
te ámbito. Este paralelismo ha aparecido también en los aspectos conduc-
tuales, donde su accesibilidad emotiva se traduce en una presencia bastan-
te continua.
Estos primeros resultados nos hacen reflexionar sobre las modalidades y los
temas de mediatización que utilizamos en cualquier tipo de terapia con el
niño, donde necesariamente introducimos la intermediación familiar, tam-
bién en los casos en que la familia no está directamente implicada. Es ne-
cesario, además, repensar el setting, consejos, interpretaciones, prescripcio-
nes de cualquier tipo en función de la mediatización que el progenitor sea
capaz de hacer.
90 CUESTIONES DE INFANCIA
propia especificidad independientemente del sexo de los padres.
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ringhieri,1987.
Resumen
Los autores presentan los resultados de una investigación que estudia el im-
pacto de la función parental de “Intermediación” sobre las capacidades del
niño de elaborar la separación diaria de sus padres en el jardín maternal. La
hipótesis principal considera la Intermediación parental como una función
que se manifesta a nivel interactivo y que mide la capacidad del progenitor
de adaptarse de manera rápida y flexible a un ambiente modificado por una
consigna, presentándoselo a su hijo. Esta función influye sobre las capaci-
CUESTIONES DE INFANCIA 93
dades del niño de reorganizarse en una situación de frustración, como es la
separación de sus padres. Se han establecido los parámetros de tres tipos de
Intermediación (sintónica, no sintónica y ambivalente). La hipótesis princi-
pal de esta investigación ha sido confirmada por los resultados obtenidos:
los padres que saben mediatizar de manera sintónica favorecen la compe-
tencia emotiva y social de sus hijos después de la separación, ofrecen una
descripción rica y coherente del niño y son capaces de representarse los
sentimientos depresivos que el niño tiene que dominar.
Summary
The authors talk about the result of a research that studied the influence of
the parent function of “Mediation” on the child’s capacity to elaborate the
daily crisis-separation from the parent in the day nursery. The basic hypot-
hesis considers the parent mediation like a function that develops at an in-
teractive level and that measures parent’s capacity to adapt him rapidly and
flexibly in a changing situation, and to take into his child. This function in -
fluences child’s modality of reorganising himself and of living the frustration
of separation. Furthermore, three type of mediation was established. The
main hypothesis of the study was confirmed: parents who used a mediation
of “sinton” type helped their children emotionally and socially after separa-
tion, there was richness and coherence in the perception of their child and
a larger capacity of representing possible depressive feelings which the child
had to master.
Résumé
Dans ce travail les auteurs exposent les resultats d’une recherche qui veut
étudier la influence de la fonction parental de “Médiation” sur les capacités
de l’enfant de élaborer la séparation quotidienne des ses parents a la crè-
che.
94 CUESTIONES DE INFANCIA
fié par notre consigne et de le présenter à l’enfant. Cette fonction influe sur
les modalités de l’enfant de se réorganiser face à la frustration de la sépara-
tion.
Federica Deganutti
deganutti@yahoo.it
Sara Pasquato
sarapasquato@libero.it
CUESTIONES DE INFANCIA 95
ABORDAJE CLINICO CON EL BEBE Y
SUS PADRES
Ana Lía Ruiz •
96 CUESTIONES DE INFANCIA
analizan cuándo se dan los primeros sufrimientos tempranos, sin apelar a
las reconstrucciones a posteriori, vías retrospectivas como se dan en el tra-
bajo con adultos o niños mayores.
Por otra parte G. Hagg (1999) expresa que las primeras relaciones de obje-
to se inscriben en identificaciones intracorporales que serían vividas en un
escenario corporal y estarían enlazadas con los aspectos superficiales de la
piel así como con la organización del esqueleto, de la columna vertebral
(como estructura interno-organizadora) con la motricidad, con la interpre-
tación de la mirada y se constituyen a través de experiencias de sostén, de
aferramiento constituyéndose en fundantes de un Yo corporal.
CUESTIONES DE INFANCIA 97
cho de que el bebé no se expresa con palabras o dibujos, por lo cual debe-
mos apelar a diferentes caminos para poder comprender sus sufrimientos
tempranos como ser el estudio de trastornos funcionales como sueño, ali-
mentación, el conocer ciertos aspectos ligados a su comportamiento y de-
sarrollo. Esto último nos permitirá poder comprender diferentes formas de
expresión del bebé. Pero a su vez, por otra parte, qué ocurre en la díada y
en la tríada.
El bebé emite un llamado, una puesta en acción con su cuerpo, con sus ges-
tos, movimientos, estados, llantos, etc., la madre en un primer momento
oye, registra con su cuerpo estos mensajes y los decodifica, los transfiere a
otro código dándole un sentido, de ahí que decimos que la madre seman-
tiza las acciones del bebé. Es decir que “el actuar” del bebé será tal en
cuanto a lo que la madre responda con su actuar y decir.
Sin embargo, nos deberíamos interrogar si cada disciplina habla del mismo
niño y en esta línea de pensamiento considerar las diversidades de miradas
como parte del campo terapéutico que genera un “espacio mental” consti-
tuido de multiplicidad de visiones que giran alrededor del niño pequeño y
su familia. Esta mirada “ampliada” quizás permita un compás de espera an-
te el material y no un forzamiento de apoyaturas en hipótesis teóricas acer-
ca de la primera infancia.
98 CUESTIONES DE INFANCIA
“Este tipo de investigaciones (en referencia a la obra citada) nos permiten
asegurarnos acerca de las ventajas de las dos disciplinas: para el pediatra,
la reflexión psicoanalítica carga de sentido a los hechos de la observación
psicosomática y evita el apelar a catálogos fenomenológicos estériles; para
el psicoanalista la observación de un pediatra permite evitar desviaciones y
errores cronológicos sobre un bebé mítico reconstruido por la ‘predicción
del pasado’ ” (pág. 286).
CUESTIONES DE INFANCIA 99
a este método específico de abordar las interacciones tempranas bebé-ma-
dre (padre) en la situación clínica.
No es posible proponer una metodología común para todos los casos, algu-
nas de estas consultas pueden seguir el curso trazado por Winnicott en su
observación de una situación fija, como es la consulta pediátrica. Este au-
tor se refiere a ciertos “momento sagrados” que surgen en las mismas y que
son terapéuticos por la emoción constructiva que generan (1941).
Estos encuentros movilizan, como todo encuentro, una carga emocional in-
tensa debido a las investiduras narcisísticas y objetales que suscita el bebé
y la regresión libidinal que esta situación genera en cada uno de los prota-
gonistas, a saber: en los padres que acompañan el bebé y en el analista que
los recibe.
El analista deberá escuchar con sus dos partes, de adulto y niño, compren-
diendo lo que los padres despliegan a través de su discurso y lo que el bebé
le expresa a través de su cuerpo a través de estímulos sensoriales, perceptivos
intensos, que le exigen un verdadero trabajo psíquico para “escuchar” lo que
éste dice, para comprender las proyecciones de las cuales él es objeto y para
comenzar a hacer enlaces que le permiten dar sentido, brindando un “co-
mentario interpretativo”. Este cumple una función de “ligazón continente”,
comentario más cercano a los afectos y generalmente dirigido al bebé, envol-
viendo a la madre y padre ya sea en su presencia o ausencia.
Otros recursos que empleamos en esta escucha son señalamientos que van
dirigidos a los adultos o al bebé y así semantizamos gestos, actitudes, enla-
zamos con palabras pero también con acciones que permiten desentrañar
“malos entendidos”. Muchas veces nos desplazamos en el espacio o esta-
mos junto con el bebé en el suelo, si es un niño que gatea, o en la silla y
Juana es internada cuando contaba con un mes y quince días de vida por un
diagnóstico de “vómitos sin causa conocida”. Es la tercera hija de una fami-
lia que cuenta con dos hijos varones de tres y siete años respectivamente.
1 Unidad de internación neonatal del Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires. Esta uni-
dad permite sin restricción de horarios y tiempo el ingreso de ambos padres, hermanos y abue-
los de los bebés internados.
Al hablar desde el bebé: “Juana quiere comenzar otra historia, quiere diver -
tirse, no le gustan los hospitales y prefiere estar en su casa con sus padres,
hermanos y juguetes”, el psicoanalista realiza otro movimiento: una “iden-
tificación semántica” con el bebé y desde esa interacción, que pone en pa-
Así, nuestro abordaje clínico se vuelve necesario cuando los fantasmas pa-
ternos provenientes del pasado se instalan en la cuna del bebé, que es co-
mo “la metáfora de la extensión del aparato psíquico de sus padres”. Así lo
señala Selma Fraiberg cuando nos habla de los “fantasmas en la guardería”
como “aquellos visitantes provenientes del pasado no recordado de los pa -
dres, los asistentes no invitados al bautismo” y al respecto dice:
Así, nuestra escucha del cuerpo tanto del bebé como de los padres y la ob-
Bibliografía
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Resumen
En este trabajo se presentan ciertas cuestiones ligadas al abordaje clínico
del bebé y sus padres. El mismo está a cargo de un psicoanalista con forma-
ción en esta área. Estas consultas implican tres aspectos: descriptivo, inte-
ractivo e histórico. Se trata de conocer dónde se inscribe este bebé, su his-
toria familiar y cultural. Se siguen los recorridos de los procesos de filiación
y parentalización; se analizan cuándo se dan los primeros sufrimientos tem-
pranos, sin apelar a las reconstrucciones a posteriori, vías retrospectivas co-
mo se dan en el trabajo con adultos o niños mayores.
Summary
In this work I will present certain questions related to the clinical boarding
of the baby and their parents. The same one is in charge of a psychoanalyst
with formation in this area. These consultations imply three aspects: descrip-
tive, interactive and historical. One is to know where east baby registers, its
familiar and cultural history. The process ranges of connection and parenta-
lización are followed; they are analyzed when the first early sufferings oc-
cur, without appealing to the route reconstructions later, retrospective as
one occurs in the work with adults or greater children. To certain specifici-
ties and obstacles are indicated that do to these clinical spaces like the risk
of falling in “a adultomorfismo”, the short age of the boy whom it demands
to appeal to other means different from the word or drawings to us to un-
derstand his sufferings and the boarding in a transdisiplinario field. Finally
a clinical case appears by the end of of indicating different interventions
from the psychoanalyst.
Résumé
Mudanza que es una nueva pérdida: pierde sus amigos, su entorno, su ca-
sa; la gente del pueblo es muy cerrada y prejuzga sus cabellos desprolijos,
su ropa rota, su pasado.
Voy a atenderlo durante dos años con una frecuencia mensual, que es la fre-
cuencia con que viajo al pueblo. Maxi no falta nunca, espera ese espacio,
la repulsión que siente con todo lo que tenga que ver con los adultos no
aparece, soy un persona mayor en la que confía.
“Estoy peleado con mi mejor amigo y eso me pega. Peleamos por una mi-
na. Antes me junté con los hermanos de mi amigo y robamos unas bolude-
ces y se armó un kilombo...”.
Son acting out que involucra a la sociedad. Los empiezo a pensar como for-
mas desesperadas de obtener contención de la sociedad. Esperanza de que
la estructura soportará las consecuencias de sus actos, que sostendrá su om-
nipotencia mortífera.
“Venir a este pueblo es duro, es feo tener que hacer nuevos amigos, pero
estar lejos de papá no está mal, porque tiene todos los vicios y yo no quie-
ro salir a él” (¿?). “Dicen que me muevo a un puto por guita. Me cargan y
le rompo el culo a patadas al que me dice algo”.
Respecto del padre dice Maxi: “Le pegué a mi viejo con una sartén por pe-
garle a mamá, yo tan chiquito y ella una mujer, después de eso me conta-
ron que se cuidaba de pegarle. No es un hombre, es una mierda ese tipo”.
Chiquito que, asumiendo precozmente una posición de adulto enfrenta al
padre, queda atrapado en ese triunfo demasiado temprano. Teme ahora ser
muerto por sus pares, y por eso trata de dominarlos.
“Se cerró la causa en el juzgado, estoy tan tranquilo que si viene alguien lo
mato”.
Habla de dos parte suyas: Melcor, como un dios bueno, y Santana, un ar-
cángel mano derecha del demonio que están en lucha permanente.
“Yo soy loco, aparece la mancha negra, los ojos se ciegan y tengo sed de
sangre, ganas de matar. ¿No le da miedo estar sola acá conmigo, seño?”.
Aparecen ideas de suicidio: “pienso en matarme, hace días que estoy ence-
rrado y a oscuras, las paredes me hablan, no me puedo controlar. Tengo
miedo”.
Maxi arma cuadernos donde escribe, dibuja, realiza collages con recortes
de diarios y chistes. Fomento esa actividad intentando pueda mediatizar si-
tuaciones de urgencia. Rearmado preconciente que deja una marca que no
es corporal. Procesamiento de lo primario vía lo secundario. Cuadernos que
él sabe guardo y a los que quiere volver cada tanto para reencontrase en
ellos.
Dos meses más tarde la hermana se va del pueblo para armar su familia, la
abuela migra a casa de un hijo y Maxi, ya de dieciocho años, vuelve con su
padre.
Y desaparece.
Gisela Ambrosino
Calle 7, Nº 741
(6660) 25 de Mayo. Buenos Aires. Argentina
Tel.: 02345-462152
giselaambrosino@hotmail.com
Funcionalidad de la función
El término función tiene una acepción que viene del modelo matemático,
en donde se define una relación mediante la cual un elemento de un domi-
nio le corresponde al menos uno del codominio (en la teoría de conjuntos:
a un elemento de un conjunto le corresponde al menos uno del otro con-
junto).
Entonces, cuando analizamos a un niño, nos encontramos con que éste des-
plegará en un plano fantasmático e imaginario, la operatividad o la falla de
la función materna–paterna, así como sus factores constitucionales, la cons-
titución de su carácter, hechos relevantes de su historia libidinal, su particu-
lar mundo de fantasías y su anudamiento edípico.
En otros, resaltará la falta que el niño viene a cubrir en algún agujero sim-
bólico paterno-materno, y en otros veremos desfilar en el discurso, a un ni-
ño que permanece en un estado de permanente idealidad en el imaginario
de los padres.
Y en todos los casos nos hallaremos con ese desencuentro de estructura, (al
estilo del estrago materno que provoca ese reclamo de estructura imposible
de satisfacer), entre los que portan la función y los que reciben sus efectos.
Encuentro-desencuentro
Es este desencuentro que hace al encuentro mismo entre padres e hijos, con
el que estamos familiarizados los analistas de niños. Y es el que nos permi-
te prever la respuesta tanto de uno de los elementos intervinientes de esta
relación, como la del otro.
Digamos que este “no padres”, es una entelequia ya que desde la lectura
psicoanalítica de lo que se trata es de un psiquismo infantil que atravesó un
duelo temprano de un objeto primario y de inscripciones particulares a par-
tir de la figura paterna que se presenta como no contando supuestamente
para el niño real, pero con obvio impacto en sus inscripciones fantasmáti-
cas, identificatorias.
Por su lado, D. Winnicott verá en esas reacciones de los niños, de ira y mo-
lestia hacia los otros, signos de depresión y lucha para que el medio le res-
tituya lo que le debe.
Sin embargo -si bien el consejo de Winnicott sostenía que el medio de-
bía rectificar esta experiencia-, esto no resultó sencillo, ya que el medio
(escuelas, institutos de internación, etc.) tiende a repetir la deprivación
inicial, generando un círculo de deprivaciones, que por supuesto agudi-
za el cuadro.
Sabemos que lo que se tiene que dar es algún tipo de operación subjetivan-
te que habilite el armado del aparato psíquico del infante humano.
Quizás esta puntuación sobre función y padres reales, nos amplíe los ele-
mentos teóricos para entender este caso en particular.
Así como pareciera que la función materna, en estos casos, está teñida de
un grado de ambivalencia, que supera el orden de lo soportable por el psi-
quismo infantil.
Es este odio el que debe ser expulsado por el psiquismo y lo hace median-
te la actuación en lo real.
Concepto de “acto”
Durante el período adolescente, los “pasajes al acto” o los “acting out”, sue-
len ser una expresión habitual y propias de esta etapa.
Considero que merecen una fina distinción a fin de poder precisar de qué ti-
po de acto se trata y su diferenciación con estados de agitación, por jemplo.
La compulsión: son actos en los que el individuo siente una presión inter-
na a tener que realizarlos. Esta tendencia puede llegar tanto a la acción o a
mantenerse en el área del pensar.
Bibliografía
Silvia Morici
Arenales 3504, 10° “47”
(1425) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4825-2025
smorici@ciudad.com.ar
Diferentes autores (Erikson, E.; Winnicott, D.; Puget, J.; Aulagnier, P.; entre
otros) han desarrollado esta temática, de modo que, por mi parte sólo re-
marcaré como apretada síntesis, el hecho de que la raíz del psiquismo es
sociogenética, en tanto un ser vivo podrá devenir humano sólo si es reco-
nocido como tal por un cuerpo social que lo identifique como parte del
conjunto y le aporte una inserción con sentido al proponerle un proyecto
identificatorio vital. En el mismo sentido, su meta incluye ineludiblemente
lo social ya que el objetivo del trabajo psíquico es la “autopoiesis” entendi-
da como un despliegue siempre contextuado en un “crecimiento con
otros”.
Decíamos antes que es posible pensar que Maxi padece los efectos de un
conflicto que no puede tramitar según las reglas del lenguaje social. De he-
cho, no es que Maxi no tenga palabras para nombrarlo: “Le pegué a mi vie -
jo con una sartén por pegarle a mamá... No es un hombre, es una mierda
de tipo”.
Cuando la comunidad contradice los recuerdos del joven (en los que hoy
aparecen encriptadas las percepciones del niño), o los ignora con sarcasmo,
éste se ve forzado a insistir testimoniándolos con sus actos.
Sin embargo, y en esto se juega gran parte del dolor al que tantas veces nos
enfrenta nuestra tarea, las posibilidades de que la analista (ella también so-
la) sostenga las condiciones necesarias para que se dé la gestación de lo que
Dolto llamaba “el segundo nacimiento”, son muy limitadas.
Bibliografía
Gamondi, Alicia: “El psicoanálisis ante las crisis sociales”, en Beker, E.; Bel-
trán, M. C.; Bo, A., Intervenciones en situaciones críticas. Catálogos. Bue-
nos Aires, 2002.
Alicia Gamondi
Gascón 526, 6° “C”
(1181) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4865-9623
agamondi@netizen.com.ar
Summary
Introducing the case of Maxi, an adolescent cared for between the ages of
16 and 18.
Regarding the clinical material on discussion Maxi´s “acting outs” stand out
in a context defined by parental absence, which will provide the young boy
with an antisocial, thief-like identification (“pibe chorro”). The analyst’s opi-
nions and theurapeutical interventions made during treatment are outlined
herein.
The second comment considered the clinical material presented allows for
reflection on the impact of the socius in the conformation and preservation
of the psychic identity as well as in the ups and downs of our practice, con-
sidering ourselves as psychoanalysts involved in the ethical problem of the
social institution.
Résumé
On fait l’exposé d’un cas clinique chez un adolescent, Maxi, dont on s’est
occupe entre ses 16 et 18 ans.
Dans le matériel clinique à discuter les “acting out” de Maxi se font ressor-
tir, dans un contexte marqué par l’absence de parents ce qui va rendre pro-
pice, chez le jeune, d’un dressage d’identification comme un “gamin vo-
leur”. On ébauche la position de l’analyste et les interventions thérapeuti-
ques réalisées pendant le traitement.
Fundamentos de la Especialización
El gran requerimiento de atención psicológica para niños, así como la im-
portancia de este campo de trabajo, hacen imprescindible formar especia-
listas que puedan dar una respuesta idónea a esta demanda.
La formación específica que los psicólogos y médicos deben tener para tra-
bajar con niños, emerge de la especificidad de los problemas y de las téc-
nicas necesarias para escucharlos y para incluir en el tratamiento a los que
los rodean.
Plan de estudios
La carrera se dicta en tres años (seis cuatrimestres).
1er. Año
• Teoría y Clínica del Psicoanálisis con Niños
• Psicopatología Infantil I
• Seminario de Observación de Lactantes
• Supervisiones
2do. Año
• Psicopatología Infantil II
• Psicoanálisis con Niños: Desarrollos Post-Freudianos I (los aportes de M.
Klein y Anna Freud)
• Problemas Centrales del Psicoanálisis con Niños I
• Psicoanálisis con Niños: Desarrollos Post–Freudianos II (los aportes de J. Lacan)
• Supervisiones
3er. Año
• Psicopatología Infantil III
• Cuestiones Técnicas I
• Problemas Centrales del Psicoanálisis con Niños II
• Cuestiones Técnicas II
• Supervisiones
• Pasantías en hospitales durante 2do. y 3er. año
Modalidad Mensual
Desde 1997 funciona la Carrera de Especialización en Psicoanálisis con Ni-
ños para profesionales residentes fuera de la Ciudad de Buenos Aires.
INDICE
• La infancia, la constitución de la subjetividad y la crisis ética.
Beatriz Janin
• Anorexia infantil y desvalimiento temprano. Eduardo M. Romano
• Niños en crisis. Gabriel Donzino
• El amigo invisible. Mario Ostera
• Algunas reflexiones sobre el material clínico. Mabel Maffezzoli
• El autoerotismo tóxico. Diego Moreira
• Subjetividad, juego y conciencia. José Cernadas
• La crisis del contexto. María Cristina Rojas
• Secuencias clínicas del análisis de un niño de cinco años.
Su lugar en la estructura y modos de intervención del analista.
Aurora Sabina Favre
• La memoria y los recuerdos en la tópica winnicottiana.
María Lucila Pelento
CUESTIONES DE INFANCIA N° 2
“INFANCIA Y VIOLENCIA”
IN D I C E
• Violencia y subjetividad. Beatriz Janin
• Los unos y los otros. Alicia Gamondi
• Violencia y alcohol. Diego Moreira
• Violencia en la infancia: del temor a la impulsión. Silvia Morici
• Abuso sexual infantil: caso Jimena. Gabriela Torregrosa
• Comentario del caso Jimena. Nilda Neves
• Abuso sexual infantil. Rubén Mario Dimarco
• Nueva estrategia en la prevención de la violencia. Aída Saks
• Violencia e infancia. Beatriz Zambianchi
• El trabajo hospitalario y la clínica de la violencia.
Panel: Renée Tula; Irene Levy; Liliana Pierini
• Sobre el ser violentado, los estados apáticos, los componentes
paranoicos y la desconstitución de la espacialidad visual.
David Maldavsky
• Palabras de un psicoanalista trágicamente esperanzado.
Marcelo Bianchedi
INDICE
• Los trastornos tempranos en la estructuración del psiquismo:
La historia vivencial. Beatriz Janin
• La escucha del bebé ciego y sus padres. Ana Lía Ruiz
• Reflexiones en torno a la problemática del recién nacido
de alto riesgo y sus padres. Paula Fernández
• La problemática autista. Diego Moreira
• Autismo y dirección de la cura. Aurora Favre
• “De saberes, olvidos y prohibiciones”. Una aproximación al
fracaso en el aprendizaje. Karin Sarudiansky
• ¿Trauma y/o teoría traumática de las neurosis? Caso Bárbara.
Emilce Dio Bleichmar
• Desde el grito a la melodía. La estructuración de un sujeto.
Osvaldo Frizzera - Carmen Heuser
• Problemáticas sexuales en la infancia. De la clínica a
la mitología. Marité Cena y otros
• Trastornos tempranos: una lectura familiar. María Cristina Rojas
CUESTIONES DE INFANCIA N° 4
“EL QUEHACER DEL PSICOANALISTA”
INDICE
• Obstáculos en la cura “en el psicoanálisis con niños”.
Ana R. de Schvartzman
• El quehacer del psicoanalista de niños. Caso Marina. Cecilia Castro
• Invención en la clínica con niños. (Comentartios sobre el caso
Marina). Rubén Dimarco
• Caso Daniel. Darío Ch. Sanguineto
• Comentarios sobre el “caso Daniel”. Alicia Hasson
• Comentarios sobre el caso Daniel. Silvia Morici
• La angustia: esa “vieja” desconocida. José A. Cernadas
• Las intervenciones del psicoanalista en psicoanálisis con niños.
Beatriz Janin
• Sobre la dialéctica del curar y del sanar. Diego Moreira
• Obstáculos (del analista) en la clínica con niños. Gabriel Donzino
• Final de análisis en el psicoanálisis de niños Osvaldo T. Frizzera
• Obstáculos en psicoanálisis con niños. Mario Waserman
INDICE
• El DSM IV desde la clínica de la subjetividad. Caso Jonathan.
Máximo Mantilaro
• Comentarios sobre el “caso Jonathan”. Gabriel Donzino
• Comentarios sobre el “caso Jonathan”. Lidia T. Scaluzub
• Poner en juego el saber. Alicia Fernández
• Más allá de la frontera. Juan José Calzetta
• Fronteras entre lo biológico y psicológico. Pedro Kestelman
• Fronteras entre lo psíquico y lo neurológico ¿Niños o síndromes?
María Cristina Rojas
• Niños o síndromes. Osvlado Frizzera – Carmen Heuser
• ¿Síndrome de ADD? Beatriz Janin
• El lenguaje lúdico y la clínica. Diego Moreira
• Teoría de la conciencia y aportes al desorden de atención
e impulsión. Isabel Lucioni
CUESTIONES DE INFANCIA N° 6
“EL APRENDIZAJE Y SUS VICISITUDES”
INDICE
• Reflexiones sobre el aprendizaje y algunas de sus perturbaciones.
Juan José Calzetta
• Vicisitudes del proceso de aprender. Beatriz Janin
• Trastornos de aprendizaje. Osvaldo Frizzera
• Operaciones conjuntas sobre el fracaso escolar. Mario Waserman
• Caso “Federico”. Silvia Diumenjo
• Comentarios sobre el “caso Federico”. Alicia Hasson
• Las escenas de Federico. Alicia Gamondi
• Inteligencia, pensamiento, simbolización. Silvia Bleichmar
• Constitución psíquica, dificultades de simbolización y
problemas de aprendizaje. Patricia Alvarez
• El déficit atencional y su sustrato: enfoque teórico-clínico.
Clara Rosa Roitman
• La educación como efecto visible de las vicisitudes,
contradicciones y malestares de la cultura. María Lucila Pelento
• El Pelouro: Centro Educativo de Integración. Sobre marginación e
integración. Teresa Ubeira Santoro – Juan Rodríguez de Llauder
INDICE
• El psicoanalista ante las patologías “graves” en niños. Entre la
urgencia y la cronicidad. Beatriz Janin
• Duelos en la infancia. Características, estructura y condiciones de
posibilidad. Gabriel Donzino
• Determinaciones endógenas y exógenas en las psicosis infantiles.
Silvia Gomel
• Consideraciones sobre el autismo. Juan José Calzetta
• Que pueda abrir la puerta para ir a jugar. Mariana Cervellini
• Comentarios acerca de “Que pueda abrir la puerta para ir a jugar”.
Silvia Morici
• Un sujeto en soledad: puntuaciones de un texto clínico.
Diego Moreira
• El ataque de pánico. Un estudio psicoanalítico. José Cernadas
• Inhibición a la impulsión en el marco de las patologías
del desvalimiento. Jorge Cantis
• Expresividad y sueños de niños y adolescentes con patologías graves.
María Rita Pousa Camba
CUESTIONES DE INFANCIA N° 8
“CRISIS SOCIAL Y SUBJETIVIDAD”
INDICE
• Duelo, trauma e identidad. María Cristina Rojas
• La crisis actual en la Argentina y sus efectos en los niños. Memoria y
futuro. Beatriz Janin
• Clínica psicoanalítica infantil en tiempos de crisis social. Silvia Morici
• El analisis con niños en el contexto de crisis. Nilda Neves
• Todo bien y me borro. Un caso clínico. María Eugenia Schierloh
• La transmisión generacional en la consulta por un niño.
Mabel Maffezzoli
• El caso Luis. Entre el síntoma y los fantasmas parentales.
Gabriel Donzino
• Exorcizar al destino. Reflexiones en torno al concepto de resiliencia.
Alicia Gamondi
• La deprivación simbólica. Juan José Calzetta
• Con la resistencia en la lengua. Diego Moreira
• Las familias y la crisis. Alicia Stolkiner
• Creación de un espacio psíquico durante el embarazo
en tiempos de crisis. Mabel Rodriguez Ponte; Ana Lía Ruiz