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ESCENA PARA CUATRO PERSONAJES EUGENE IONESCO PERSONAJES Dupowr, que va vestido como Durand. Duranp, que va vestido como Dupont. Martin, que va vestido como los otros dos. La DAMA BONITA, con sombrero, cartera, capa o abrigo de piel, guan- tes, zapatos, vestido, etc., al menos cuando aparece. (Esta obra corta se estrend en lengua francesa por comicos ita- lianos, en el festival de Spoleto, en 1959; y después en danés, com mucho brio, por los estudiantes de la Universidad de Copenhague.) Decorado Entrada a la izquierda. — Mesa en el centro del escenario, — So- bre la mesa, muy cerca una de las otras, tres macetas con plantas en flor. — En cualquier parte, un sillén o un canapé. La mesa estd cubierta con un tapete que caerd hasta el suelo para permitir los trucos, Esta obra corta se publicd por primera vez en los “Cuadernos del Colegio de Patafisica”. Escena primera y tnica Se levanta el telén. DUPONT, agitado, con las manos cruzadas Ia espalda, da vueltas en derredor de la mesa. Duranp hace lo mis- mo, en sentido contrario. Cuando Dupont y Duranp se encuen- tran y chocan uno contra otro, se vuelven y circulan en sentido inverso. Dupont. — No... Duranp. — Si. Dupont. — No Duranp. — Si. Dupont. — No... Duranp. — Si... Dupont. — Le digo a usted que no... Cuidado con las macetas.. . Durant. — Le digo a usted que si... Cuidado con las’ macetas... Dupont. — Puesto que le digo que no... Duranp, — Puesto que le digo que si... y le repito que si... Dupont. — Por mucho que me repita usted que si... es no, no y no, treinta y dos veces no. Duranp. — Dupont, cuidado con las macetas... Dupont. — Durand, cuidado con las macetas... Duranp. — Es usted testarudo. Es formidable lo testarudo que es usted... ' Dupont. — No soy yo. Usted es quien es terco, terco, terco... Duranp. — No sabe usted lo que dice. gPor qué dice usted que soy terco? Cuidado con las macetas. No soy absolutamente nada terco. ‘ee Dupont. — 7Y tiene usted el valor de preguntarme por qué es usted terco? {Me deja usted pasmado! 144 Eugene lonesco Duranp. — No sé si le dejo pasmado 0 no. Puede que le deje pai- mado. Pero me gustaria saber por qué soy terco. Porque, en pri- mer lugar, no soy terco... Dupont. — Que no es usted terco? No es terco cuando no quiere usted, cuando se niega, cuando se opone, cuando se em- pecina, en una palabra, a pesar de todas las pruebas que le doy...? Duranp. — Sus pruebas no valen un comino... No me convencen. El testarudo es usted. Yo no lo soy. Dupont. — Si, lo es usted... Duranp. — No... Dupont. — Si... Duranp. — No... Dupont. — Si... Durant. — Le digo que no... Dupont. — Le digo que si... Duranp. — Cuando le digo a usted que no... Dupont. — Cuando le repito que si... Duranp. — Por mucho que me lo repita, es no, no... j;NO! Dupont. — Es usted testarudo, ya ve usted cémo es testarudo. Duranp. — Cambia usted los papeles, amigo... No vaya a de- rribar las macetas... Cambia usted los papeles. Si, discute de buena fe, tiene que darse cuenta de que el terco es usted. Dupont. — ¢Y por qué he de ser terco? Cuando tiene uno razén, no es terco. Y deberia usted darse cuenta de que tengo razén, si, tengo razén... Asi, sencillamente. .. Duranp. — No puede usted tener razén puesto que soy yo quien la tiene. . . Dupont. — Perdone... Soy yo. Duranp, — No, soy yo. Dupont. — No, soy yo. : ! Duranp. — No, soy yo. Dupont. — No, soy yo. Duranp. — No, soy yo. Dupont. — No, Duranp. — No. Dupont. — No. Duranp, — No. Dupont. — No. Duranp. — No. Dupont. — No. Escena para cuatro personajes 145 Dunanp, — No: Cuidado con las macetas, Dupont. Cuidado con las macetas. Maarin (entrando). — Por fin, estdis los dos de acuerdo. Duront. — jAh, eso hol No eitoy, én modo alguno, de acuerdo ‘eon.él... (Indica ¢ DURAND.) ae : Dunaanv. — No estoy, en modo alguno, de acuerdo con él. (Senala ~i@) Dupont.) Dupont. = Niega la verdad. Duranp. — Niega la verdad. Dupont. — Es él Duranp. — Es él. ‘ Maatin, — |Oh...! No sedis estapidos... Y cuidado con las ma- cetas. No siempre es indispensable que, en el teatro, los personajes sean todavia mas necios que en la vida corriente. Duranp. — Hacemos lo que podemos. Dupont. — En primer lugar, me pone nervioso con su eterno cigarro. Martin, — Y créeis que vosotros dos no sois inaguantables, dando yueltag en redondo, con las manos detrés de la espalda, sin que- rer hacer la menor concesién... Acabaréis por darme vértigo y vais a derribar las macetas... ¥ Duranp. — Y a mi, me va usted a hacer vomitar con ese humo inmundo. Qué idea, pasarse el dia entero echando humo como una chimenea, Maatin. — No van a ser sdlo las chimeneas las que echen humo. Dupont (a Martin). — Es que usted echa humo como una chi- ‘menea ‘sin deshollinar. : Maarin (a Dupont). — }Qué comparacién tan trivial! No tienes ni pizea de imaginacién. Durand (4 Martin). — Claro es que Dupont no tiene imagina- eién ‘ninguna. Pero usted no la tiene tampoco... Dupont (¢ Duranp). — Ni usted tampoco, querido Durand. Martin (¢ Dupont). — Tu tampoco, mi querido Dupont. Dupont (¢ Martin). — Usted tampoco, mi querido Martin. Duranp (4 Dupont). — Usted tampoco, mi querido Dupont. Y no me Ilame mi querido Durand. No soy su querido Durand. Dupont. (a*Dunand). — Usted tampoco, mi querido Durand. Y no me vuelva a Ilamar mi querido Dupont. Magrin. (¢ Dupont y a Durann). — {No me Ilaméis vuestro querido Martin! No soy vuestro querido Martin. 146 Eugéne lonesco Dupont (a Martin, al mismo tienipo que Durann).-—-No me Ita me usted su querido Dupont; no soy su querido Dupont. Duranp (@ Martin, al mismo tiempo que Dupont). — No me ‘flame usted su querido Durand; no’ soy:su quérido Durand. Martin. — En primer lugar, no puedo molestaros con mi cigarro +" puesto'que nolo tengo. Hijités, ‘dejadme que os diga que ambos exager4is. Exager4is. Yo no tengo nada que ver én vuestra his- toria. Puedo, por lo tanto, juzgar de ella’ objetivamente, Duranp. — Esta bien. Juzgue usted. Dupont. — Juzgue, juzgue. De prisita. : Martin. — Permitidme que os diga, con toda liberead, que, ‘de ese -. modé, no vais a poder Ilegar a un resultado’ preciso. Ponéos, pues, + ‘de acuerdé sobre un punto, tenéd ‘siquiera una base de discusién, un diélogo posible. Duranp (a Martin). — No hay didlogo posible con este caba- + llero (Sefiala a Dupont.) en esas condiciones, Las condiciones que propone son inadmisibles. Dupont. — No tengo empefio en Ilegar a nada a cualquier precio. Las condiciones del sefior (Seftala a DURAND.) son deshonrdsas. . . Duranp. — jQué osadial.... Pretender que mis condiciones son deshonrosas. . . Magtin (a Dupont). — Déjale’ que se explique. Dupont (4 Duranp). — jExpliquesel Martin, — jCuidado con las macetas! Dupont. — Me explico. No sé si quieren verdaderamente hacerme caso. No sé si quieren comprenderme verdaderamente. Pero, com préndanme bien; para que nos comprendamos, es preciso enten- derse reciprocamente, y eso es lo’ que no alcanza a comprender el sefior Durand, cuya incomprensién es proverbial. Duranpv (a Duront), — {Se atreve usted a hablar de mi incom- prensién proverbial!... De sobra sabe que la incomprensién -pro- verbial es la suya. Usted es el que siempre se ha negado a -com- prenderme, Dupont (a Duranp). — jEso es demasiado! Su mala fe es deslum- *. bradora, Un nifio de tres meses lo comprende, si es un crio de buena fe. i Duranp (a Martin). — ¢Usted le ha oido, eh? Usted le ha ido... Dupont (4 Duranp). — jEsa si que es buenal... Usted es quien ~ mo quiere comprender. -(A MARTIN.) {Ha oido usted lo que se atreve a pretender? Escena para cuatro personajes 147 Maxrin. — Amigos, no perdamos el tiempo. Al caso. Estdis hablan- do para no decir nada. Dupont (¢ Martin). — ¢Cémo? :Yo hablo para no decir nada? Duranp (a Martin). — ¢Cémo se atreve usted a decir que yo hablo para no decir nada? Marrin. — Perdén. No he querido decir exactamente que hablais para no decir nada, no, no. No es eso exactamente. Dupont (¢ Martin). — ¢Cbmo puede usted decir que habliba- mos para no decir nada, cuando precisamente acaba usted mismo de decir que hablabamos para no decir nada, siendo absolutamen- te imposible hablar para no decir nada, ya que cada vez que se dice algo se habla, y reciprocamente, cada vez que se habla se dice algo? Martin (¢ Dupont). — Admitamos que yo haya podido decir, que haya dicho que hablabais para no decir nada, eso no quiere decir que habléis siempre para no decir nada. Hay veces, sin embargo, en que se habla mds no diciendo y en que no se dice nada hablando demasiado. Eso depende de los momentos-y de las gentes. Pero gqué estdis diciendo, en suma, desde hace ya un buen rato? Nada, absolutamente nada. Cualquiera puede afirmarlo. Duranp (interrumpiendo a Martin). — Dupont es el que habla para no decir nada, no yo. Dupont (a Duranp). — Es usted, Duranp (« Dupont). — Es usted. Martin (¢ Dupont y ¢ DurANp). — Sois vosotros. Dupont y Duranp (a Martin). — Es usted. Martin, — No. Dupont. — Si. Duranp (¢ Dupont y @ Martin). — jUstedes hablan para no decir nada! Dupont, — Yo hablo para no decir nada? Maarin. — Si, ta hablas para no decir nada, Duranp (¢ Dupont). — Si, usted habla para no decir nada... Dupont y Duranp (¢ Martin). — También usted habla para no decir nada, Martin (a Duront y a Durand), — Vosotros sois los que hablais para no decir nada... Duranp (a Dupont y @ Martin). — Ustedes son los que hablan para no decir nada. 148 Bugéene lonesco Duronr (a Duranp y ¢ Martin). — Ustedes son los que habjan para no decir nada. | Martin (a Durano). — Eres tu, Duranp (4 Martin). — Es usted. Dupont (a Duranp). — Es usted. Duranp (a Dupont). — Es usted. Dupont (a Martin). — Es usted. Martin (4 Durand y ¢ Dupont). — Vosotros..., vosotros..., ‘vosotros. DurAND (a Martin y a Dupont). — Ustedes..., ustedes. .., us- tedes... Dupont (a Martin y ¢ DuraNnp). — Ustedes, ustedes... us- tedes... (Precisamente en este momento, entra la DaMa BONITA.) La pama, — Buenos dias, sefiores Cuidado con las macetas... (Los tres hombres se detienen bruscamente, se vuelven hacia ella.) @Por qué disputan ustedes? (Haciendo monertas) ,Oh, queridos amigos...! Dupont. — jOh, querida amiga, al fin llega usted, va usted a sacarnos de este callején sin salidal Duranp. — ;Oh, querida amiga, va usted a ver hasta qué punto la mala fe de...1 Martin (interrumpiendo a Durand). — jOh, querida amiga, acér- quese para que la pongamos al corriente del asunto...! Dupont (a los otros dos hombres), — Yo soy quien va a ponerla al corriente del asunto, porque esta dama encantadora es mi novia... (La Dama BonITA sigue en pie, sonriente.) Duranp (a los otros dos hombres). — Esta dama encantadora es mi novia. Duront (a la Dama sonrTa). — Querida amiga, diga usted a estos caballeros que es usted mi novia, Martin (¢ Dupont). — Estas en un error, es mi novia. Duranp (a la DAMA Bonrra). — Querida amiga, diga usted ‘estos caballeros que es usted mi novia. Dupont (a Durann, interrumpiéndole). — Esta usted en un error, es la mia. : Martin (a le Dama). — Querida amiga, tenga la bondad de decir... Duranp (a Martin). — Est4 usted en un error, es la mia, Dupont (4 la Dama). — Querida amiga... Escena para cuatro personajes 149 Martin (4 Duranp). — Estés en un error, es la mia. Duranp (a la Dama). — Querida amiga... Dupont (¢ Martin). — Est4 usted en un error, es la mia. Martin (a le Dama). — Querida amiga, tenga la bondad de decir... que... Duranp (a Dupont). — Est4 usted en un error, es la mia‘. Duronr (a la Dama sontra, tirdndola con violencia de un brazo). — Oh, amiga querida! (La Dama sonra pierde un zapato.) Duranp (tirando violentamente a la Dama por el otro brazo).— iPermitame que le dé un beso! (La Dama pierde el otro xapato, mientras que uno de sus guantes se queda entre las manos de Dupont.) Martin (que habia ido @ buscar una de las macetas, obliga a la Dama a volverse hacia él). — Acepte este ramo. (Le coloca « Ia fuerza la maceta entre los brazos.) La pama. — jOh, gracias! Dupont (hace volverse a la Dama hacia. él, y le coloca entre los brazos otra de las macetas). — ;Tome estas lindas flores! (La Dama, en el encontronazo, pierde el sombrero.) La Dama. — Gracias, gracias... Duranp (con la misma violencia que Dupont, coloca entre los brazos de la Dama Ia tercera maceta). — Estas flores son suyas, Jo mismo que lo es mi corazén... La pama, — Encantada... (Como tiene los brazos ocupados por las macetas, deja caer la cartera.) Martin (atrayéndola con violencia y aullando). — \Bésame, bésa- me! (La Dama pierde la capa o el abrigo de piel.) Dupont (con la misma violencia que Martin). — {Bésame, bé- same! Duranp (lo mismo que los otros dos). — jBésame, bésame! (El juego continiia asi algunos instantes; la Dama forcejeando entre sus tres galanes que se la disputan y se la arrancan unos a otros dando vueltas en derredor de la mesa, va perdiendo en la lu- cha primero un brazo, luego el otro, luego una pierna, que cada uno de los hombres enarbola como trofeo de victoria; después pier- de los senos.) La pama (furiosa), — jOh, mierda!... jDéjenme en paz! Duranp (4 Dupont). — ;Déjala en paz! Martin (¢ Duranp y a Dupont). — ;Dejadla en paz! Duranp (a Dupont). — Déjela en paz! ro Eugéne Tonesco Capa UNO DE Los HomsRES (4 los otros dos). — ;Os pide la dejéis en paz! La pama (a los tres hombres). — ;Déjenme ustedes todos en paz! Duranp, Dupont, Martin (asombrados). — zYo? {Yo? ¢Yo? (Se detiene el movimiento. La Dama, despeinada, desabrochada, sofocade, medio desnuda, se adelanta al piblico, sin braxos, dando sal- titos sobre le tinica pierna que le queda.) La pama (al piblico). — Damas y caballeros; estoy perfectamente de acuerdo con ustedes. Esto es completamente idiota, : TELON Italia, 1959,

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