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Manuel Cervantes
Para hablar la fotografía en sentido artístico tenemos que imaginar cómo fue la
transformación de la creación de imágenes fotográficas. La relaciones que establecemos hoy
con la fotografía son muy distintas de como la pensaron sus inventores, no significa que la
fotografía que ellos concibieron ya no exista, sino que en realidad lo que hicieron fue
desencadenar una multitud de posibilidades ligadas a la creación y captura de imágenes.
Parece muy sencillo pasar por alto la capacidad de multiplicidad de cualquier aproximación
fotográfica al mundo. Así como el arte no vuelve a ser el mismo después de la presencia de una
máquina que produce imágenes, tampoco la foto vuelve a ser la misma ante la presencia de la
cinematografía. Y si nos detenemos a pensar un poco, ambos inventos ocurren demasiado
rápido obligando al ser humano a concebir nuevos paradigmas de lo que sucede con las
imágenes.
Una de las primeras cosas que suceden a la imagen a partir de su nuevo estatus técnico, es
decir, de la imagen fotográfica, esa nueva relación que tiene con lo que observamos, no puede
ser la misma que establece la representación pictórica, en gran medida porque la fotografía se
aproxima a lo que percibimos fragmentándolo, son mucho más pictóricas las fotos que se
conciben como arte a principios y mediados del siglo XX, cuando el artista planea lo que
quiere encontrar y mostrar, lo coloca y lo compone, lo diseña con mucho mayor dominio de lo
que sucede en el encuadre. Esta idea de que la foto congela algo, que vuelve estático y fijo lo
que en realidad es móvil es en cierta forma una limitante de la fotografía, pero al mismo
tiempo le dota de cierto misterio que ninguna teoría podría arrancarle. El enigma de la
captura no proviene solamente de lo imprevisible de los resultados, cosa que
experimentábamos todavía hace una década, al tener que esperar hasta haber revelado el
suceso que capturamos, es un poco más complicado que eso. Con estos fragmentos la persona,
el artista, el usuario de la fotografía, establece una relación con la que que trata de convertir
algo presente en una pausa, es literalmente un segmento de algo. La idea del instante
presente, entonces, no es exclusivamente una referencia a lo temporal, sino a la idea de
presencia, es decir: presente no sólo significa “en este momento” también significa “estar ahí”.
Pareciera que el fotógrafo en realidad lo que hace es tratar de dominar esa relación con el aquí
y ahora a través de una máquina que aporta algo más que el recuerdo, que altera todo lo que
toca.
Pero cabe mencionar que si hablo de lo fragmentario no es porque sea la única cosa con la que
trabaja la ortografía, sino porque parece ser una de sus relaciones más primitivas, que permite
el contacto con la máquina que las produce. Definitivamente el trayecto de la fotografía hasta
nuestros días ha sido su proyección hacia la multiplicidad: multiplicidad de soportes,
multiplicidad de escenas, de objetos, de usos y combinaciones, es decir, que lo que hace es
básicamente desplegarse, iterar y propagarse a través de una enorme diversidad de
manifestaciones. Hay varios aspectos humanos que interactúan en la fotografía, la lectura del
pasado, la memoria, la subjetividad, y la cámara lo que hace es establecerle a ese conjunto un
lugar en el mundo.