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La clasificación de los trenes de engranajes, como cualquier otra clasificación, es un tema muy
subjetivo, en la medida en que depende del criterio o criterios elegidos para realizarla. A partir de
consideraciones de índole cinemática, una posible clasificación puede ser:
Trenes ordinarios:
Trenes epicicloidales:
Trenes mixtos:
La diferencia fundamental estriba en que en los trenes epicicloidales existe algún eje que tiene
movimiento relativo respecto de los demás; mientras que en los trenes ordinarios el único
movimiento que pueden tener los ejes es el de giro sobre sí mismos.
Trenes ordinarios.
En un tren ordinario, los engranes de los extremos del tren giran sobre los dos ejes entre los que
ha de establecerse la relación de transmisión deseada. Se dice que un tren ordinario es, además,
simple cuando cada eje contiene únicamente un engrane.
Otra posible aplicación de los trenes ordinarios simples tiene lugar en el caso de que se desee
tener más de un eje de salida de movimiento, para una sola entrada.
El tren de engranajes compuesto está formado, como mínimo, por una rueda dentada doble. La
rueda dentada doble consta de dos ruedas dentadas de distinto tamaño que están unidas y, por
tanto, giran a la misma velocidad.
Si en un tren de engranajes ordinario simple es necesario que todas las ruedas tengan el mismo
módulo, no sucede lo mismo en el caso del tren ordinario compuesto.
Trenes epicicloidales
A diferencia de los trenes de engranajes ordinarios, los trenes epicicloidales el eje de uno o más
engranajes presenta un movimiento de rotación respecto a la bancada, por lo que la trayectoria de
los puntos de las ruedas montadas sobre estos ejes son epicicloidales; de ahí el nombre con que se
conoce este tipo de trenes de engranajes.
A los trenes epicicloidales también se les conoce como trenes planetarios debido a la analogía que
presenta el movimiento de los engranes con los planetas del sistema solar: hay una serie de
engranes (planetas) que presenta un movimiento de rotación alrededor de otro engrane (sol).
Aparece siempre un elemento sobre el que se montan los ejes de los planetas, denominado brazo,
y que presenta movimiento de rotación respecto a la bancada.
Básicamente existen dos tipos de trenes de engranajes epicicloidales, debido a su uso común en la
mayoría de cajas automáticas, estos son:
Sistema Simpson
Sistema Ravigneaux.
Sistema Simpson
Consiste en dos trenes epicicloidales unidos por un mismo planetario y un árbol de salida. Aunque
hay distintas configuraciones, generalmente el giro de entrada se realiza por el eje de la corona de
uno de los trenes, la otra corona se une al porta satélites de esta primera, la cual suele ser la salida
de giro. El otro porta satélites se encuentre frenado.
Son utilizados por las cajas de cambio automáticas. Estos engranajes están accionados mediante
sistemas de mando normalmente hidráulicos o electrónicos que accionan frenos y embragues que
controlan los movimientos de los distintos elementos de los engranajes.
La ventaja fundamental de los engranajes planetarios frente a los engranajes utilizados por las
cajas de cambio manuales es que su forma es más compacta y permiten un reparto de par en
distintos puntos a través de los satélites, pudiendo transmitir pares más elevados.
Otra ventaja es que disponiendo frenos de cinta y embrague que permitan fijar cada uno de estos
elementos a la carcasa se pueden obtener distintas relaciones de multiplicación entre los demás
elementos pudiendo de esta forma conseguir hasta 3 relaciones de cambio.
Aplicaciones
La principal aplicación de los trenes epicicloidales está en las cajas de velocidades automáticas y
en los diferenciales. A continuación se explicara brevemente cada una de estas.
Están compuestas de una serie de elementos, en los que destaca su suma importancia los trenes
epicicloidales, ya que estos sustituyen a las parejas de piñones que se emplean en cada velocidad
de una caja de cambios manual. Este tren de engranajes tiene más capacidad y más relaciones de
desmultiplicación, también pueden invertir su giro y no necesita que se interrumpa el giro para
cambiar de marcha o velocidad.
Diferencial
El mecanismo diferencial tiene por objeto permitir que cuando el vehículo dé una curva sus ruedas
propulsoras puedan describir sus respectivas trayectorias sin deslizamiento sobre el suelo. La
necesidad de este dispositivo se explica por el hecho de que al dar una curva el coche, las ruedas
interiores a la misma recorren un espacio menor que las situadas en el lado exterior, puesto que
las primeras describen una circunferencia de menor radio que las segundas.