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Danilo Medina

Sesión Plenaria de la VIII Cumbre de las Américas

Lima, Perú 13-14 de abril de 2018

Saludos protocolares,
Señoras y señores,

Quiero iniciar mis palabras agradeciendo su hospitalidad al Presidente


Martín Vizcarra y felicitando al pueblo peruano por acoger esta cumbre.
Asimismo, quiero reconocer al Sr. Luís Almagro, por poner el tema de la
gobernabilidad democrática frente a la corrupción en el centro de la agenda
de cooperación de los países de las Américas.

Abrimos, así, un espacio de reflexión y cooperación que conecta con


algunas de las inquietudes y aspiraciones más sentidas por nuestros
pueblos y nos permite evaluar juntos medidas concretas.

La República Dominicana se identifica plenamente con el espíritu y la letra


del Compromiso de Lima sobre Gobernabilidad Democrática frente a la
Corrupción.

Estamos decididamente comprometidos en esta lucha y nos encontramos


impulsando toda una serie de medidas de modernización y transparencia de
la administración pública, que me gustaría compartirles.

Como parte de este esfuerzo, nos dotamos de una nueva Ley contra
el Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo.

También enviamos al Congreso un proyecto de Ley de Extinción de


Dominio para el Decomiso Civil de Bienes Ilícitos.
De igual forma, el Ministerio Público de la República Dominicana ha
fortalecido sus capacidades para combatir el lavado de activos,
contando con modernas herramientas informáticas y personal
capacitado.

En cuanto a la transparencia gubernamental, debo señalar que, a día


de hoy, el presupuesto anual del Poder Ejecutivo es elaborado con
una planificación, asignación y ejecución predecible, clara y
responsable.

Esto quedó demostrado en enero pasado, cuando el Informe Mundial


sobre el Índice de Presupuesto Abierto Internacional situó a la
República Dominicana en el lugar número 20, de los 115 países que
fueron evaluados.

Asimismo, nuestro país ha experimentado una transformación


extraordinaria en cuanto a las compras y contrataciones.

Así, mientras que hace 5 años la nómina de proveedores del Estado


era de un poco más de 19,000 proveedores, en 2017 ya eran 72,000.
Esto no solo muestra que se ha democratizado la contratación de
servicios públicos, sino también que ha crecido notablemente la
confianza en las instituciones, de manera que los empresarios
privados ahora quieren ser proveedores del Estado.

Así mismo, el país cuenta con la Cuenta Única del Tesoro, a la que
se han incorporado 269 instituciones. Con este proceso se cerraron
3,488 cuentas bancarias y fueron consolidados en una cuenta 271
mil millones de pesos, casi el 35% del presupuesto general de la
nación, que previamente se encontraban dispersos y eran
manejados a discrecionalidad de los funcionarios.

Estos avances en materia de transparencia se han visto reforzados


con la implementación del Gobierno Electrónico.
Actualmente, 207 instituciones publican información relevante en
portales propios donde, quienes deseen, pueden tener acceso a su
ejecución presupuestaria, nómina o proveedores, entre otros
aspectos.

Señoras y señores,

Estos avances en materia de transparencia, sumados a otras


importantes iniciativas vinculadas a la democratización de la
educación, la salud, el crédito y el acceso a la vivienda, han logrado
un crecimiento inclusivo y una sociedad dominicana más justa y
democrática.

Sin embargo, sabemos que aún queda mucho por hacer y, sobre
todo, sabemos que los ciudadanos y ciudadanas de hoy no son los
mismos que los de hace 10 años, ni siquiera los de hace 5.

En este tiempo, decenas de millones de personas han salido de la pobreza,


han recibido más años de educación y se han conectado al mundo, y entre
sí, a través de internet.

Esto ha traído consigo consecuencias muy positivas, por supuesto, pero


también una revolución de las expectativas que exige a los liderazgos
adaptarse a un escenario de cambios constantes y vertiginosos.

Al mismo tiempo, no podemos ignorar que el sistema económico en


el que estamos inmersos, un modelo capitalista de acumulación,
impulsa a cada individuo y organización a buscar el máximo beneficio
posible y la máxima rentabilidad, en el menor tiempo posible.

Y esto también tiene consecuencias concretas, en los valores, en los


comportamientos y en la conformación de nuestras sociedades y de
los individuos.
Por eso, es importante que empecemos a actuar desde ahora, con
legislaciones más transparentes, con partidos más responsables y
con el convencimiento de que mantener una democracia sana es
cada vez más, una tarea conjunta de todos los ciudadanos y
ciudadanas de una nación.

Señoras y señores,

Esta cumbre nos plantea interrogantes sobre la gobernabilidad, es decir,


sobre la capacidad de llevar a cabo realmente un proyecto país. No es una
pregunta menor, dadas las circunstancias que nos rodean.

Vivimos en el permanente equilibrio entre la urgencia para dar respuesta a


las necesidades expresadas diariamente por los ciudadanos y, a la vez,
establecer los controles necesarios para garantizar la transparencia y la
rendición de cuentas que nos demandan.

Vivimos en la paradoja de ser las sociedades con más acceso a la


información de la historia, y a la vez las más expuestas a la mentira, la
manipulación y la calumnia.

Vivimos en un momento político en que las tendencias económicas empujan


la globalización y la eliminación de barreras, al tiempo que amplios sectores
de la ciudadanía apelan a la soberanía de sus fronteras y exigen la
protección de los Estados Nación.

No es una ecuación sencilla. Y lo será cada vez menos, si no logramos


acortar distancias entre las expectativas de los ciudadanos y las
posibilidades de los Estados.

Este es el gran ejercicio que debemos hacer juntos, con responsabilidad y


espíritu constructivo, si no queremos entrar un círculo de frustración
permanente.

Por una parte, es urgente que las instituciones democráticas aceleren el


paso en las transformaciones que exige la ciudadanía, que sigamos
profundizando la modernización de la función pública y que busquemos
nuevas formas de participación.
Por otra, es fundamental que construyamos, entre todos, espacios para la
confianza, para el intercambio de propuestas y, sobre todo, para el consenso
que nos permita avanzar en las metas fundamentales y de largo plazo, como
la erradicación de la pobreza, el combate al cambio climático y la lucha
contra la corrupción.

Es verdad, son muchos los retos que nos plantea este escenario cada vez
más dinámico y diverso y, sin embargo, hay cosas que no cambian: Los
problemas de la democracia se resuelven con más democracia.

Por tanto, en este escenario es más importante que nunca reclamar el valor
de la política y de lo público en su sentido más puro, es decir, aquello que
es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Solo de esta forma podremos firmar un nuevo contrato social, capaz de


garantizar el desarrollo sostenible en sociedades cada vez más justas, más
transparentes y más prósperas para todos y todas.

Muchas gracias.

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