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El seminario.
Definición.- Es una técnica expositiva en la que participan un coordinador y varios
participantes que estudian un tema completo o parte de él, y luego cada una expone su
parte ante el resto del grupo, lográndose una dinámica de aprendizaje muy efectiva, ya
que entre todos los participantes analizan y hacen comentarios sobre la información que
prepararon anticipadamente de manera individual. En este caso la lección 11.
Mecánica.- Con una anticipación suficiente, entre 7 y 15 días, y según la Lección 11 del
libro de la Escuela Sabática a ser leído y estudiado, el coordinador del seminario –que
puede ser el profesor de cada clase o nombrar a un estudiante-, encarga a todos sus
alumnos, o participantes, la lectura y reseña de la lección 11. El fin de dicha tarea es el
que todos los participantes conozcan a fondo las principales ideas vertidas en la lección
y luego puedan participar en el seminario con sus comentarios.
Es conveniente fijar los tiempos y las etapas del seminario. 40 minutos de trabajo más
treinta minutos de discusión y análisis, con un intervalo de descanso de 10 minutos,
resultarían convenientes y no representarían tedio para los asistentes. Las exposiciones
concisas de cada participante podrían fijarse en un máximo de cinco minutos, e
incluirían materiales de apoyo para hacer más amena la jornada. No debe olvidarse que
el esquema universal se aplicara también, adecuándolo.
1. Pluralidad de Dios.
a. La Shemá.
Algo muy curioso y significativo, acerca de lo cual han hecho énfasis muchos teólogos y escritores cristianos, está
relacionado con las evidencias que nos aporta el siguiente análisis gramatical del texto hebreo: Según la explicación de
auténticos conocedores del lenguaje, en dicho idioma se usan dos términos diferentes para indicar el significado de “uno”.
La palabra uno, en sentido de indivisible, es determinada por el término yajid.
En cambio, cuando dos o más elementos o cosas se convierten en una, por íntima identificación, entonces el vocablo
que se emplea no es yajid, sino ejad, que significa “uno” compuesto de varios, como cuando decimos: un acorde, un
ejército, un racimo, etc. Veamos al respecto lo que nos dice el pasaje siguiente: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová
uno es” (Deuteronomio 6:4).
En este pasaje, el término usado por Moisés para señalar a Jehová como “uno”, no fue yajid, sino ejad; pues según
las evidencias que nos ofrece el texto original hebreo, el término yajid no se emplea en todo el Antiguo Testamento para
referirse a Dios como uno o indivisible. El uso de dicho término, sin embargo, usted lo puede encontrar en diferentes
pasajes, pero nunca haciendo referencia a Dios. Como ejemplo de ello, véase: Jeremías 6:26. Véalo, además, combinado
con su correspondiente matiz gramatical, según Génesis 22:2, 12, 16; Proverbios 4:3.Escuela Sabática 67
TÉCNICA DE APRENDIZAJE
LECCIÓN 11: Defensa de la DOCTRINA DE LA
TRINIDAD II PARTE
UNIDAD II: LA TRINIDAD