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Antes de seguir leyendo ésta lección, asegúrate de haber preguntado al Espíritu Santo, que
te muestre lo que te sea útil en éstos escritos. No se trata de siempre creer todo lo que se
lee. Siempre se checa con el Espíritu Santo cuando se recibe alguna información.
Ya que el Espíritu Santo es una figura central en todo esto, necesitas tener cierto
entendimiento de quién es. Muchas denominaciones Cristianas virtualmente ignoran al
Espíritu Santo, o te dicen que él es la Biblia. Pero no, no es un libro, es el Dios
Todopoderoso también, y debe ser tu guía primario en ésta vida. Jesús introdujo al Espíritu
Santo como quien nos enseñaría la verdad en éste mundo.
Pero cuando hablamos de aspectos espirituales, las cosas se complican, porque TU no eres
la persona que ves en el espejo. Lo que ves en el espejo es solo tu traje de piel, una
máquina física que usas para operar en ésta dimensión física que llamamos la Tierra. Tu
traje humano es como el coche que una persona maneja. No es lo mismo el hombre que el
carro que conduce. El verdadero YO es el espíritu que vive dentro de tu traje humano. Yo le
llamo ALMA, y me refiero a otras personas como almas, porque eso es lo que son.
Cuando escuchamos a otros maestros en la Iglesia, verán que usan el término “alma” para
diferentes cosas. Algunos la refieren a las emociones. Otros dicen que eres carne y alma y
espíritu.
Vamos a definir claramente la diferencia entre TU ( tu alma ) y tu traje terrenal (tu cuerpo).
Tal como un carro tiene asientos y motor y ruedas, tu cuerpo es una maravillosa y compleja
máquina que tiene muchas partes. Estas son las partes :
Como podemos ver arriba, cuando hablamos acerca de quienes somos desde una
perspectiva espiritual, estamos solo hablando de tu alma. No estamos hablando de tu
cerebro, de tu cuerpo, o de tus emociones. Todas esas cosas ciertamente te afectan, pero
no son por lo que Jesucristo murió en la cruz, ni son lo que te vas a llevar contigo cuando
mueras. Solamente TU ( tu alma ) se irá de ésta tierra a la eternidad, tu traje terrenal con
todos sus componentes se quedará atrás y se descompondrá. Solo TU eres un ser eterno,
construido para durar por siempre. Es vital que empieces a verte como un ser espiritual en
un traje de carne, porque es así como Dios, los ángeles, y los demonios te ven.
Eres un ser espiritual con una voluntad independiente. Tu traje humano también tiene su
propia voluntad – es como un auto inteligente. Ya que tu traje humano tiene su propia
voluntad, la vida se complica. Imagina que haces una llamada desde tu celular usando la
función de manos libres. Le dices a tu teléfono : “llamar a María a casa” pero en lugar de
eso, tu teléfono se decide llamar a Juan al trabajo. Naturalmente a todos nos ha pasado y
es muy frustrante…
En la vida real, tu alma se frusta mucho también cuando el traje corporal ignora sus
comandos. Tu alma le dice al traje corporal : “deja de ver esas películas porno en internet”.
Pero tu traje corporal le dice a tu alma : “déjame, me estoy divirtiendo”. Cuando
sinceramente quieres agradar a Dios, pero te encuentras cayendo en la tentación y
sintiéndote pésimo por ello, lo que pasa es que tu traje corporal está ejerciendo su
independencia y rechazando lo que el alma le dice que haga.
Como humanos, ¿podríamos manejar sin usar un carro? no podemos. No somos una
máquina con ruedas y motor, no podemos conducirnos como carro. Pero ahora imagina
que estás conduciendo tu carro un día y que atropellas a un peatón que cruza la calle. La
policía viene y te lleva a la corte. ¿Para qué te llevan allí? para determinar tus intenciones.
Tú personalmente no atropellaste al peatón de la calle, lo hizo tu coche. Pero ahora la
pregunta es si tú a propósito atropellaste a la persona o si lo hiciste por accidente. Tus
intenciones tienen mucho que ver en el castigo. Si se determina que atropellaste a la
persona a propósito, se te declara culpable y se te manda a la cárcel por asesinato. Si se
decide que fue un accidente, puede que te manden un tiempo a prisión o te multen, pero
el castigo será mucho menos severo porque no querías hacer lo que hiciste.
Dios entiende que en ésta vida, tu traje corporal a veces se sale de control como un carro
sin frenos. Se mete en cosas que tu alma no quiere hacer. En otros tiempos, tu traje
corporal se mantiene recto mientras que es tu alma la que se rebela ante Dios. En la
eternidad, es Dios quien va a juzgar las intenciones de tu alma. Tendrás la recompensa las
veces que tu alma quería hacer lo correcto, y las consecuencias cuando tu alma quiso
hacer lo incorrecto.
El profeta que se levanta y entrega una falsa profecía en nombre de Dios solo para jalar
atención a sí mismo, va a ser disciplinado por la rebelión de su alma. El Pastor que
realmente le importa hablar los mensajes de Dios de manera certera, aunque no sea
bueno con las palabras, será recompensando por su fidelidad. El consejero que
sinceramente quiere honrar a Dios pero dió malos consejos tendrá atenuantes, mientras
que el misionero que pasó por grandes pruebas pero solo para recibir la gloria para sí
mismo será disciplinado. Tiene mucho que ver la intención del alma, porque Dios es justo y
entiende que tu alma es sobre lo que tienes total control.
En buenos días, tu alma puede hacer que tu traje corporal haga lo que le dice, En malos
días, tu traje corporal se comporta como un niño rebelde y el alma queda derrotada.
El paraíso será una experiencia fabulosa para quienes sinceramente desean agradar a Dios
en la tierra, porque se darán cuenta que Dios estaba tomando atención a los deseos de sus
corazones.
Mientras ésta impagen captura nuestra lucha, en la vida real, la batalla es mucho más
compleja. En la Tierra, tu alma está rodeada por seres con voluntades independientes que
están todos tratando de influirte. Tu alma también está atrapada en una máquina muy
inteligente – tu cuerpo – que también tiene su voluntad. Veamos ahora todas las
influencias con las que tu alma debe lidiar :
Con todas estas partes bombardeando tu alma al mismo tiempo es fácil sentirse
abrumado. Cuando una persona está gritando en tu cara, no puedes pensar en nada más.
Cuando tu traje corporal está gritando de dolor porque te golpeaste el dedo en un mueble,
tu alma no puede pensar en nada más. Cuando los demonios te bombardean con
pensamientos condenatorios, o tu traje corporal pide sexo, o tu esposa te está molestando
o el Espíritu Santo te está mostrando cosas con convicción, tu pequeña alma empieza a
apanicarse con la sobrecarga del sistema. ¿Cómo encontrar la paz en medio del caos?
regresando el enfoque a Dios y alineándose con SU verdad.
La Iglesia está mandando a muchas personas a considerar la guerra espiritual como algo así
:
El enorme demonio que estás a punto de eliminar por ti mismo “con solo una oración de
liberación “
O peor, así :
Tú decidiste tomar las cosas en tus manos y te lanzas a la batalla, esperando que el Espíritu
Santo vaya contigo solo porque tú así lo decides
Aunque ambas imágenes se ven muy empoderantes, y todos las hemos usado en nuestros
blogs y videos en un momento dado para expresar la idea del arrojo y valentía que
debemos tener, ya que no se nos ha dado un espíritu de temor sino de valor, hay algo que
no es exacto en éstas imágenes.
Es importante que mientras que sabemos que se nos ha dejado autoridad espiritual en el
nombre de Jesucristo, entendamos que es un poder prestado, y que si fuese solo por
nosotros, estaríamos totalmente indefensos en el combate contra los demonios. Esas
actitudes de poder venserlos, nosotros solos, vienen precisamente de los demonios,
porque quieren que pienses que puedes vencerlos por tu cuenta.
A los demonios les encanta cuando vamos a la carga contra ellos anticipándonos al Espíritu
Santo y pensando que sabemos qué les tenemos que decir. Muchas veces el Espíritu Santo
dejará que los demonios demuestren su poder solo para que las personas puedan testificar
que efectivamente son poderosos y no se puede estar jugando a invocarlos o traerlos a tu
vida mediante rituales, lecturas psíquicas y nueva era. Incluso en la Biblia se nos muestra el
resultado de los exorcistas quienes confrontaron a un endemoniado, quien al no reconocer
la presencia de Jesús o del Espíritu Santo en ellos, se les fué encima y los dejó peor de
maltrechos. Hay diferentes niveles de demonios, y hay muchos que son muy poderosos.
Hay que saber estar preparado, puesto que hay niveles entre ellos.
Jesús, El Padre y el Espíritu Santo son igualmente poderosos y los tres están en todos lados.
Los tres pueden sacar demonios y alejarlos de tí sin ningún esfuerzo, pero nos enfocamos
especialmente en el Espíritu Santo porque es quien nos enseña qué hacer. Es el Espíritu
Santo que vive en nosotros, como consejero y guardián en ésta primera fase de nuestro
viaje a la eternidad. Así que es quien nos ayuda cuando los demonios nos atacan.
Por tanto una verdadera imagen de guerra espiritual, se parece más a ésto:
Como puedes ver, no hay nada glamoroso en la postura correcta de la guerra espiritual.
Actuamos como niños frágiles porque eso es lo que somos. Corremos al lado del Espíritu
Santo, a tomarnos de su pierna, lloramos en sus brazos, y contamos en EL, ó en Jesús, ó en
el Padre para que nos ayude. Ni siquiera pensamos en salvarnos nosotros porque sabemos
que no tenemos ese poder. El poder entender con humildad todo lo que tu NO eres, es
vital en la guerra espiritual. Y cuando respondes correctamente – que significa pedir la
ayuda de tu Creador para ser liberados de esos monstruos – tendrás la victoria.
Dios nos crea para ser dependientes de EL, por lo cual los demonios tratan de cultivar esa
forma de pensar de que todo lo podemos por nosotros mismos. Los demonios siempre
tratan de alejarnos de la verdad y animarnos a distanciarnos de Dios, que es nuestro único
protector. El Espíritu Santo siempre tratará de regresarte a la verdad y animarte a que te
agarres de él con más fuerza.
Una de las áreas donde más diferencias (de forma y también de fondo) he encontrado, es
en la oración que en algunos lugares conocen como guerra espiritual.
Para hablar de esto, es necesario primero establecer una realidad Bíblica, y es el hecho de
que los creyentes estamos en guerra; y cuando se trata de la guerra espiritual hay dos
extremos que son en mi opinion nocivos para cualquier ministerio o persona. Sobreestimar
la guerra espiritual, o subestimarla. Para los del primer grupo, TODO lo que sucede es
culpa del diablo y sus demonios y no admiten su responsabilidad en las cosas que suceden
en su vida; y para los segundos la lucha espiritual no existe y viven ignorando la realidad de
la batalla espiritual que nos rodea diariamente.
Veo en la iglesia universal, en temas como el diezmo, el mover del Espíritu Santo, la
predicación sobre el dinero, la guerra espiritual y varios temas más, muchos extremos. Es
lo que yo llamo el ABUSO o el DESUSO (este último típicamente viene por causa del
abuso).
Estamos en guerra espiritual contra fuerzas del mal lideradas por el diablo y ejecutada por
sus demonios. – Efesios 6:12
La fuerza para luchar proviene solamente de Dios y no de nosotros. – Efesios 6:10
Es la armadura de Dios la que nos protege y nos guarda en la batalla, no son nuestras
propias armas. – Efesios 6:11, 13-18
La oración eficaz es la oración del justo (y justo es solamente aquel que ha sido
JUSTIFICADO por Jesús). – Santiago 5:16; Romanos 3:10; Romanos 3:24
Muchos creen que lo que hace eficaz la oración es su forma de orar. Su postura corporal, su
tono de voz y sus palabras elocuentes. En realidad, lo que le da PODER es la fe que
tenemos en el NOMBRE de aquel en el que oramos. El nombre de Jesús. La forma como
oramos es irrelevante si lo hacemos con FE y en SU NOMBRE. – Juan 14:13; Marcos 16:17
De hecho, muchas de las palabras, frases y expresiones que muchos cristianos usan al orar,
lo hacen porque se lo aprendieron a otro cristiano que también aprendió mal. Muchas
declaraciones y oraciones no tienen fundamento bíblico. – Marcos 12:24
Nuestro modelo de oración y guerra espiritual es Jesucristo mismo quien enfrentó al
cabecilla del mundo espiritual del mal (Satanás). Si lees el relato en Mateo 4:1-11, te darás
cuenta que Jesús peleo esta batalla estando vestido de la armadura de Dios y su arma
principal fue la Palabra de Dios (las Escrituras). Por ende, si vamos a batallar, debemos usar
la Biblia como referencia, y no lo que hemos aprendido de otros en el pasado sin
corroborar su fundamento teológico.
El que reprende al Diablo es Dios mismo. Nosotros tenemos el nombre de Jesús para la
batalla.
Nuestra tarea es someternos (obedecer) a Dios, RESISTIR al diablo sabiendo que es Dios
quien lo reprende, y fijar nuestra mirada solamente en Jesús. – Santiago 4:7; Zacarías 3:2;
Judas 1:9; Hebreos 12:2.
Para cerrar, ¿cuáles son los fundamentos de la guerra espiritual? Primero, apoyarnos
solamente en el poder de Dios y no en nuestras fuerzas (tono de voz, postura, palabras
elocuentes, gritos, desgaste físico y emocional). Segundo, orar y reprender solamente en el
nombre de Jesús, no en el nuestro. Tercero, vestirnos de la armadura de Dios, no de
nuestro conocimiento y experiencia (de acá puedo sacar una serie completa). Cuarto, usar
como arma principal, la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, no nuestras
palabrerías mal aprendidas.
(1) Un poderoso ejemplo de esto es el arcángel Miguel en Judas verso 9. Miguel, como el
más poderoso de todos los ángeles de Dios, no reprendió a Satanás en su propio poder,
sino que dijo “El Señor te reprenda.” Apocalipsis 12:7-8 dice que en el final de los tiempos,
Miguel derrotará a Satanás. Aún así, cuando se presentó su conflicto con Satanás, Miguel
reprendió a Satanás en el nombre y autoridad de Dios, no en la suya propia. Es sólo a
través de nuestra relación con Jesucristo que nosotros, como cristianos, tenemos alguna
autoridad sobre Satanás y sus demonios. Es sólo en Su nombre que nuestra reprensión
tiene algún poder.
(2) Efesios 6:13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual que Dios nos da.
Debemos estar firmes con, el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, el Evangelio de la
paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu, y orando en el
Espíritu.
¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotros en la
guerra espiritual? Debemos hablar la verdad contra las mentiras de Satanás. Debemos
descansar en el hecho de que somos declarados justos por el sacrificio que Cristo hizo por
nosotros. Debemos proclamar el Evangelio, sin importar cuánta resistencia recibamos. No
debemos vacilar en nuestra fe, no importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra
defensa principal es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las
fuerzas espirituales no pueden quitárnosla. Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de
Dios, no en nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús
en reconocer que algunas victorias espirituales sólo son posibles a través de la oración.
Jesús es nuestro mejor ejemplo para la guerra espiritual. Observa cómo Jesús manejó los
ataques directos de Satanás: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para
ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches,
tuvo hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo; Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y
le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque
escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que
no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor
tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del
mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces
Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo
servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11)
La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que Jesús nos mostró y que fue
citando la Escritura, porque el diablo no puede manejar la espada del Espíritu, la Palabra
del Dios Viviente.
El mejor ejemplo de cómo no comprometerse en una guerra espiritual fueron los siete
hijos de Esceva. “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el
nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo; Os conjuro por
Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes,
que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo; A Jesús conozco, y sé quién es
Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando
sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella
casa desnudos y heridos.” (Hechos 19:13-16). ¿Cuál fue el problema? Los siete hijos de
Esceva estaban usando el Nombre de Jesús. Eso no es suficiente. Los siete hijos de Esceva
no tenían una relación con Jesús, por lo tanto sus palabras eran carentes de cualquier
poder o autoridad. Los siete hijos de Esceva se estaban basando en una metodología. Ellos
no se basaban en Jesús, y no estaban empleando la Palabra de Dios en su guerra espiritual.
Como consecuencia, recibieron una humillante golpiza. Aprendamos de su mal ejemplo y
manejemos las batallas espirituales como lo describe la Biblia.
En resumen, ¿cuáles son las claves para el éxito en la guerra espiritual? Primero, que nos
apoyemos en el poder de Dios, no en el nuestro. Segundo, reprendamos en el Nombre de
Jesús, no en el nuestro. Tercero, protegernos con toda la armadura de Dios. Cuarto, librar
nuestras batallas con la espada del Espíritu – La Palabra de Dios. Por último, debemos
recordar que aunque libramos batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o
problema es un demonio que necesita ser reprendido. “Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
AMEN.