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¿Por qué la inclusión social es buena

para los agronegocios?


MARZO 15, 2017

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ESCRITO POR: FERNANDO AFTALIÓN (H)

AGRONEGOCIOS • ESPAÑOL
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Para 2050 será necesario aumentar en 60% la producción de alimentos con tan
sólo un incremento del 12% en tierras cultivables. Teniendo en cuenta las
implicancias sociales y demográficas para los productores agropecuarios, resulta
inevitable encontrar soluciones para integrarlos a las cadenas productivas.

Por eso, la revolución agroindustrial será uno de los temas principales a discutir en
la III Cumbre Empresarial de las Américas, que se celebrará los próximos 12 y 13
de abril en Lima, Perú. La Cumbre contará con la presencia de jefes de Estado y los
principales CEO de la región. Se promoverá el crecimiento económico, las
inversiones público-privadas y la facilitación del comercio con el fin de impulsar el
desarrollo sostenible e inclusivo de América Latina y el Caribe.
América Latina y el Caribe es la mayor exportadora neta de alimentos a nivel
mundial. Además, tiene un tercio de las reservas globales de agua fresca, más de
un cuarto de las tierras de alto a mediano potencial y cerca del 40% de la
biodiversidad. Sin embargo, tiene 14 millones de pequeñosproductores
agropecuarios de carácter familiar en situación de vulnerabilidad que ocupan
el 80% de las fincas, producen el 35% de las tierras y aportan entre el 40% y el
50% de los alimentos, según el estudio “La próxima despensa global: cómo
América Latina puede alimentar al mundo”.
Brechas entre los productores agropecuarios
Tanto para producir ganado en Paraguay, café en Colombia o soja en Brasil,
participan en simultáneo todos los tipos de perfiles de productores agropecuarios,
desde los mega emprendimientos, hasta los pequeños productores y minifundistas,
incluyendo las cooperativas. Aunque también existen figuras intermedias, como en
Argentina o Uruguay donde las escalas se logran alquilando tierras. Este es un
modelo de negocio ya maduro y competitivo donde quien produce no
necesariamente es propietario de la tierra.

Sin embargo, en estos diferentes tipos de productores existen brechas cada vez
más notorias en términos de escala, y de acceso al financiamiento, a los mercados,
y a la aplicación de tecnología. Este problema se acentúa aún más entre los
pequeños productores: solo un 5% tiene acceso al crédito formal y la continua
fragmentación de la propiedad de las tierras por el factor hereditario (muchas
veces con títulos imperfectos), juega en contra a la hora de lograr escalas
mínimas.
El factor más determinante de esta brecha surge de los efectos del cambio
climático (más evidente en América Central por el estrecho espacio entre ambos
océanos) que, junto a un financiamiento escaso y oneroso, la volatilidad de precios,
el avance de tecnologías cada vez más sofisticadas y las limitaciones en seguros
climáticos, impactan en los ingresos de la economía familiar.
Esta situación lleva a que los más jóvenes prefieran migrar a los grandes centros
urbanos que continuar con la agricultura familiar y así un tejido social importante
en las comunidades rurales continúa deteriorándose. Solo en México, el porcentaje
de personas que vive en el campo pasó del 57% en 1950, al 29% en 1990 y al 22%
en el 2010, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía de
México (Inegui).
David y Goliat
Mientras tanto, la consolidación de los propios productores podría facilitar a que la
llamada “nueva generación de cooperativas” y otras formas de asociativismo
logren volúmenes que mejoren su poder de negociación. En esa línea, la
geopolítica y la lucha global por el suministro de materias primas sigue siendo
estratégico para ciertos países, y puede representar una oportunidad para los
productores. Prueba de esto es la irrupción de la empresa china COFCO, que
adquirió Nidera y Noble Agri, o la japonesa Sumitomo Corp, que compró Agro
Amazonia en Brasil.
En el otro lado de la cadena, si los entes reguladores aprueban las fusiones de
Bayer-Monsanto, Dow-Dupont y Syngenta-Chemchina, estas empresas llegarían a
controlar el 60% del negocio de semillas/biotecnología y el 70% de la industria de
agroquímicos.

Soluciones para promover la inclusión en las


cadenas
Entonces, ¿qué se puede hacer para promover la integración de las cadenas
productivas? Mientras algunas empresas focalizan sus estrategias de compra
de materias primas en los productores de mayor escala, otras buscan desarrollar a
sus clientes más pequeños, no solo impulsados por un mayor enfoque social sino
porque, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), estos tienen un potencial de crecimiento
en productividad en caña de azúcar, lácteos o ganado vacuno de un 30% a un
50%.
Una posible solución, para que los pequeños productores puedan cerrar las brechas
en productividad de forma sustentable es que la banca de desarrollo los
financie a largo plazo, a través de fideicomisos o vehículos similares, junto a
empresas ancla que asuman una parte del riesgo y además los apoyen con
programas de asistencia técnica.
Un ejemplo de esta tendencia es el financiamiento estructurado que
implementó BID Invest(conocido anteriormente como Corporación Interamericana
de Inversiones) y la Corporación Financiera Internacional (IFC), junto a ECOM -una
empresa global de café- y Starbucks para productores cafetaleros en Nicaragua
que fueron afectados por la enfermedad de la roya.

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