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STUVEN, Ana María “Guerra y nación.

Siglo XIX chileno”, en


GONZÁLEZ, Pilar “Independencias Iberoamericanas” FCE, Buenos
Aires, 2015.
XI. GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO:
DEL AMERICANISMO AL NACIONALISMO

Ana María Stuven *

INTRODUCCIÓN

El cronista español Alonso de Góngora Marmolejo comparó la fisono-


mía de Chile con "la vaina de una espada". La metáfora, aplicada a la
forma de un país largo y estrecho, anticipó, cual profecía autocumplida,
la afirmación del historiador Mario Góngora respecto de que el país fue
siempre una frontera de guerra.I
Como reducto menor y alejado de los centros de poder del Imperio
hispánico, Chile no se encontraba en posición segura para transitar de
un lugar periférico al de Estado nación.2 Ricardo Krebs ha sostenido
que "la experiencia de la guerra constituyó una experiencia histórica
fundamental que se grabó profundamente en la conciencia y en el sub-
consciente colectivo del pueblo chileno". Efectivamente, aún bajo la
dominación española, y alertados por la emancipación estadounidense
y la Revolución Francesa, los gobernadores de Chile intentaron construir
la imagen del país como "antemural del Pacífico", capaz de rechazar
invasiones extranjeras) La presencia de indígenas no sometidos en su
frontera sur obligó durante todo el período colonial a mantener un
destacamento permanente para contener las incursiones, principalmente
mapuches, así como para apoyar la empresa de conquista y consolidar

*Universidad Católica de Chile, Universidad Diego Portales.


1 Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX
y xx, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 2003, p. 63.
2 Utilizo el concepto en el sentido que le da Samuel Finer, complementando la clásica
definición weberiana y distinguiéndolo de "Estado nacional", a fin de dar cabida en él al
pueblo soberano y ciudadano. Samuel Finer, The History of Government. Empires, Monar-
chies and the Modern State, vol. m, Oxford, Oxford University Press, 1997.
3 Ricardo Krebs, "Orígenes de la conciencia nacional chilena", en Gabriel Cid y Ale-
jandro San Francisco (comps.), Nación y nacionalismo en Chile. Siglo XIX, vol. 1, Santiago
de Chile, Centro de Estudios Bicentenario, 2009, p. 13.

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el poder virreinal. La independencia de España y la creación del Estado ban una gran violencia interna. En ausencia de la fuerza centrípeta que
chileno no puso fin, sino hasta avanzado el siglo XIX, a la situación beli- produciría la presencia de amenazas de violencia externas, se habría
gerante que culminó con el triunfo republicano y la incorporación del llegado a lo que él llama una "forma violenta de paz". En otras palabras,
territorio araucano al mapa de Chile.4 La república temprana chilena, la violencia interna se impuso sobre la amenaza externa, de manera que
en consecuencia, enfrentó su proceso de creación y consolidación esta- prevaleció la rivalidad intra Estados por encima de aquella entre Estados.
tal en paralelo con la necesidad de volcar la mirada hacia sus fronteras. El argumento es muy sugerente y probablemente muy eficiente para
En parte por temor a sus vecinos y como estrategia de posicionamiento explicar los casos de algunos países latinoamericanos donde la anarquía
entre los nuevos territorios independientes, pero también en respuesta de los años postindependencia consumió todas las energías de su aparato
a la necesidad de conciliar internamente las facciones que surgieron político y militar. En el caso chileno, si bien también surgieron fuerzas
frente a la vacancia del poder monárquico como sucedía en los otros centrífugas desde el interior de la clase dirigente, especialmente en las
territorios independientes, el horizonte de la guerra quedó incorporado décadas de 1810 y 1820, por diversas razones pudo prevalecer un con-
al paisaje chileno. Paradójicamente, el Estado se establecía en nombre senso oligárquico que impidió mayores rupturas. 8 Aunque la historio-
de la paz conseguida luego de las guerras de independencia pero, a su grafía ha exaltado en demasía el exitoso proceso de consolidación nacio-
vez, requería de la violencia bélica para consolidarse. nal gracias a la pronta y eficiente institucionalización del Estado chileno,
Una serie de trabajos han reflexionado sobre la guerra en el proceso es importante tener en cuenta que esta se llevó a cabo dentro de una
de constitución de los Estados latinoamericanos. Fernando López-Alves5 concepción republicana excluyente que permitió a sus clases dirigentes
y Miguel Ángel Centeno6 han sostenido, sobre la base de un análisis evitar la demanda de ciudadanía impresa en el canon republicano.9
comparativo, que las guerras del siglo XIX fueron tm gran estímulo para Hablamos de consolidación nacional como un proceso que incluye a la
centralizar el poder y construir capacidad institucional. Siguiendo el nación misma, pues esta es fundamentalmente dinámica aunque se
modelo de Charles Tilly, llamado también "enfoque belicista", según el encuentra asociada a un territorio determinado, a sus características
cual la guerra creó los Estados de la Europa moderna, y estos a su vez culturales y sociales, así como a la relación entre sus miembros y con el
hacen la guerra para acrecentar y centralizar su poder,7 Centeno com- Estado; de ahí que Simon Collier pueda incluso identificar unos momen-
plementa el argumento estableciendo que este fortalecimiento del Estado tos en que los chilenos han manifestado tm sentido de nacionalidad fuerte
exige como condición necesaria que sus clases dirigentes posean el sufi- y otros, débil) O La tesis de Centeno demostraría entonces tanto la cohe-
ciente grado de cohesión social, de manera que puedan percibir la gue- sión de la elite chilena como que esta misma cohesión fue la razón para
rra como un instrumento de ratificación de su posición de poder. En su embarcarse en tres guerras importantes en el siglo XIX. El mismo autor
visión, los países latinoamericanos enfrentaron pocas guerras externas ha argumentado que tan solo la existencia de una amenaza de guerra es
durante el siglo XIX, justamente debido a que sus elites no tuvieron esa suficiente para fortalecer la cohesión nacional junto al Estado. Si bien
fortaleza social, pues se encontraron sumidas en rencillas que provoca- esto es cierto para las elites, como han demostrado Julio Pinto y Verónica
Valdivia, los sectores populares no asumieron voluntariamente su rol de
4 La conquista definitiva de la Araucanfa tuvo lugar en 1881, culminando de forma
simbólica en enero de 1883 con la ocupación de Villarrica.
5 Fernando López-Alves, La formación del Estado y la democracia en América Latina, 8 Ana Maria Stuven, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en
Bogotá, Norma, 2002. las polémicas culturales y políticas del siglo XIX, Santiago de Chile, Universidad Católica de
6 Miguel Ángel Centeno, Blood and Debt. War and the Nation-State in Latin America, Chile, 2000.
University Park, Penn Sta te University Press, 2002 [trad. esp.: Sangre y deuda. Ciudades, 9 Sobre la primera tesis, véanse los trabajos de Krebs y Góngora ya citados. Sobre la
Estado y construcción de nación en América Latina, Bogotá, Universidad de Nacional de segunda, véase Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos? La construcción social de
Colombia, 2014]. la nación (1810-1840), Santiago de Chile, LOM, 2009.
7 Charles Tilly et al., The Formation of National States in Western Europe, Princeton, lO Simon Collier, Chile: la construcción de una República. Política e ideas, 1830-1865,
Princeton University Press, 1975. Santiago de Chile, Universidad Católica de Chile, 2005, p. 78.
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soldados de la patria en las primeras décadas del siglo. Aún más, los donde residiera la soberanía popular y se crearan las condiciones para
autores sostienen que, incluso en la guerra de independencia, "las ins- que la representación y la ciudadanía pudieran ejercerse.14 La creencia
tancias de activación popular más autónoma parecen haber favorecido en el progreso y en la misión civilizadora de la educación serviría de
casi invariablemente a la causa realista".ll No obstante, consolidada la medio eficiente para lograr el propósito. Compartir objetivos, crear los
república y abierto el terreno donde comenzaba a desplegarse una opi- ritos y símbolos nacionales e idear un sentido de unidad son todos requi-
nión pública que debatía sobre el pueblo de manera inclusiva, pueden sitos para los cuales un campo de batalla común es terreno fértil.lS
detectarse identificaciones populares con la nación. Es el caso, por ejem- Al propósito de afianzar el cuerpo político de la nación sirvió la
plo, de la situación de conflicto con Argentina en 1860 por problemas Expedición Libertadora de Perú. A su consolidación y pacificación
fronterizos, donde, aunque no se llegó al enfrentamiento, se puede espe- interna contribuyó la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
cular que el patriotismo incentivado desde la escuela y el ejército fueron La guerra del Pacífico, iniciada en 1879, completó esta "trilogía patrió-
suficientes para construir una enemistad y conciencia de conflicto chi- tica" de la que habla Carmen Me Evoy.16 Las décadas transcurridas desde
leno-argentino, así como para potenciar tma rivalidad de larga duración.12 el último enfrentamiento bélico exigen reconocer que la trilogía se com-
Este artículo se propone reflexionar sobre los tres enfrentamientos bé- pleta en un horizonte nacional y continental diverso. Chile se enfrentaba
licos más importantes que sostuvo el Estado chileno durante el siglo XIX, a las necesidades de expansión en una sociedad capitalista de corte
considerados como los momentos en que pueden detectarse las visiones liberal y se propuso situarse en un sitial de prestigio entre las naciones
de su clase dirigente respecto del curso que iba tomando el proceso de americanas. Por otra parte, la sociedad chilena se había diversificado y
formación del Estado nación chileno, tanto en el frente interno como ampliado hacia sectores que crecientemente presionaban por sus dere-
en el externo. Observar la guerra como una decisión política que se chos civiles y políticos. En ese contexto, el llamado "Estado portaliano"
vincula directamente con conflictos internos de los países en su proceso excluyente parecía llegar a sus límites. Un nuevo discurso debía convo-
de consolidación institucional, como sostienen Centeno y Fernando car ante la guerra; la amenaza política que significaba el poder virreina!
López-Álves, permite, para el caso chileno, no solamente aportar una mi- en 1824 o el mariscal Santa Cruz en 1836 no era suficiente, lo que justi-
rada que incorpore lo estratégico-político que involucra al Estado, sino ficó entonces que Perú y Bolivia se convirtieran también en una amenaza
relacionarla con la construcción de la nación y afirmar su potencial de a la cultura chilena, a su superioridad como nación ya constituida, a sus
violencia. Concordando básicamente con las sugerencias de Pinto y Val- integrantes. Isidoro Errázuriz y Eulogio Altamirano, entre otros, recor-
divia, en el sentido de que no existía en Chile una conciencia de nación daron en momentos clave de la contienda que el desierto había sido
teleológica preexistente a la Independencia, sí puede constatarse tem- "fecundizado con el sudor de los hombres de trabajo antes de ser regado
pranamente una identidad con el territorio y con la comunidad forjada
en los años de dependencia de la metrópoli e incentivada desde el aisla- 14 La lista de definiciones del concepto "nación" es larga. Para el propósito de este
miento de su territorio.13 En consecuencia, construir la nación se con- artículo, baste consignar que entenderemos este concepto siguiendo a Anthoy D. Smith,
vertía en una necesidad, en especial desde que la república se vio enfren- para quien una nación es "una comunidad humana con nombre propio, que ocupa un
territorio propio y que posee unos mitos comunes y una historia compartida, una cultura
tada a la obligación de constituir un cuerpo político, identificado como pública común, un sistema económico único y unos derechos y deberes que afectan a
la nación, sometido a un mismo gobierno y a una única legislación, todos sus miembros" (Anthony D. Smith, Nacionalismo. Teoría, ideología, historia, Ma-
drid, Alianza, 2004, p. 28).
15 Véase Gabriel Cid, La guerra contra la Confederación. Imaginario nacionalista Y
11 Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?, op. cit., p. 334; véase también memoria colectiva en el siglo XIX chileno, Santiago de Chile, Universidad Diego Portales,
Leonardo León, "Reclutas forzados y desertores de la patria: el bajo pueblo chileno en la 2011. Este autor ha hecho un aporte fundamental al estudio de la guerra como fenómeno
guerra de la Independencia, 1810-1814", en Historia, vol. 35, 2002, pp. 251-297. social y cultural y su influencia en la conformación de la nacionalidad chilena a través
12 Cameron G. Thies, "War, Rivalry, and State building in Latín America", en American del estudio de los ritos y mitos que construyeron el imaginario y la memoria nacional.
Journal ofPolitical Science, vol. 49, núm. 3, 2005, pp. 451-465. 16 Carmen Me Evoy, Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile du-
13 Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?, op. cit., p. 89. rante la Guerra del Pacífico, Santiago de Chile, Universidad Diego Portales, 2011, p. 16.
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con la sangre de los héroes" ,17 La provincia de Tarapacá, en manos chi- nes de todos los actores involucrados, incluida la opinión pública, ya
lenas en el momento de la Conferencia de Arica de 1880, debía su desa- bastante consolidada hacia fines de siglo, con el objetivo de integrar la
rrollo y progreso al capital y trabajo chilenos, lo cual justificaba su pér- guerra en los imaginarios personales y patrióticos que iban dando forma
dida por parte de Perú y el influjo civilizador que llegaba con las nuevas a nuevas identidades patrióticas y nacionales. Reflexionar desde la diná-
autoridades. Por eso, nos atrevemos a afirmar que la guerra se peleó en mica de la guerra como fenómeno social, y seguir el proceso de encade-
clave nacionalista.18 Es el momento, como sostiene Carmen Me Evoy, namiento casi siempre imprevisible de los acontecimientos, permite
en que el lenguaje y las representaciones que se afianzaron a partir de adentrarse en los nudos que atan a los incipientes Estados y a sus nuevos
la declaratoria de la guerra muestran los niveles que alcanzó el inexplo- actores: clases dirigentes, guerrillas, caudillos, jefes militares y civiles, en
rado proceso de resignificación del republicanismo.19 Al asumir para sí el proceso de asignación del peso político que asumirá cada sector en la
el epíteto de nación civilizada, frente al barbarismo peruano y boliviano, nueva institucionalidad creada por la Independencia. Obviamente ese
Chile vinculaba su república con el ideal de la virtud, de la civilización, propósito excede las posibilidades de este trabajo, el cual se limitará a
de la ciudadanía comprometida con los ideales patrios representados efectuar un paralelo entre aspectos del discurso bélico formulado en los
en su Estado. Ello exigió que Perú y Bolivia se convirtieran, como escri- tres conflictos para caracterizar su relación con el contexto político.
bió el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, en dos "desventurados La Expedición Libertadora es una guerra de independencia, enfo-
países de la América española, condenados al eterno vaivén de sus pro- cada hacia la preservación de la república, amenazada interna y exter-
pias desasosegadas olas".2D Para comprender la complejidad de la rela- namente, y con una vocación americanista pragmática.21 De ahí que el
ción entre la guerra y la identidad nacional, como un constructo desde Senado de 1820 declarara antes de su zarpe: "Esta empresa colmará las
el Estado y sus clases dirigentes, se torna especialmente útil mirar, enton- glorias de Chile". 22 La segunda, contra la Confederación Perú-Boliviana,
ces, cómo subyace al discurso justificatorio de enfrentamientos externos, fue una guerra que, según la intención de Diego Portales, buscaba desviar
y en parte motiva las decisiones de sus actores, la necesidad de apoyar la atención de los conflictos internos fortaleciendo la unidad nacional a
un orden político y preservar el orden social, para lo cual son funciona- través del enfrentamiento de la imagen de un Estado republicano exitoso
les primero la narrativa americanista y luego la nacionalista. contra la de una nación incapaz de mantenerse a la altura de su pasado
Para explicar esta compleja relación se hace necesario desprenderse precolombino y de su poderío virreinal. Conseguir esa "segunda inde-
del relato teleológico y heroico que pasa por alto las motivaciones y pasio- pendencia de Chile", como ordena Portales al almirante Manuel Blanco
Encalada cuando asume el mando del ejército, es también una manera
de identificarse contra "estos dos pueblos confederados[ ... ] que a la
17 Cannen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit., p. 86.
larga, por la comunidad de origen, lengua, hábitos, religión, ideas, cos-
18 Para este trabajo entenderemos el nacionalismo como un sentimiento colectivo de
identidad que aglutina a individuos que comparten cierta solidaridad política, la cual ha tumbres, formarán un solo núcleo".23 La tercera guerra, la del Pacífico,
sido construida por las elites y asociada con el Estado. Para el nacionalismo, la unidad enfrentó al Estado con sus límites pero también con sus posibilidades y
nacional se construye con la exclusión selectiva del otro y sirve al propósito de suprimir necesidades de expansión, asumiendo un marcado carácter nacionalista
las divisiones internas de la nación. Véase Anthony M. Marx, Faith in Nation. Exclusio-
nary Origins of Nationalism, Oxford, Oxford University Press, 2003. También es perti-
nente la dimensión cultural del nacionalismo que postula Ernst Gellner, Nations and 21 "La lógica que inspiraba esta política se sustentaba en un nacionalismo americano
Nationalism, Nueva York, Cornell University Press, 1983 [trad. esp.: Naciones y naciona- que imbuía a los líderes independentistas y se cruzaba con los intereses más estrictamente
lismo, Madrid, Alianza, 1988]. 'nacionales"', afirman Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?, op. cit., p. 121.
19 Carmen Me Evoy, "¿República nacional o república continental? El discurso repu- 22 Senado Conservador, sesión del 15 de junio de 1820, en Valentín Letelier, Sesiones

blicano durante la Guerra del Pacífico, 1879-1884", en Carmen Me Evoy y Ana María de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile, t. IV, Santiago de Chile, Imprenta Cer-
Stuven (comps.), La República peregrina. Hombres de armas y letras en América del Sur; vantes, 1888, p. 227.
1800-1884, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos e Instituto de Estudios Perua- 23 Diego Portales a Manuel Blanco Encalada, 1O de septiembre de 1836, en Carmen
nos, 2007, pp. 531-562. Fariña (comp.), Epistolario Diego Portales, t. 11, Santiago de Chile, Universidad Diego
20 Cannen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit., p. 16. Portales, 2007, pp. 642-644.
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expresado con fuerza en la prensa,24 y en la relectura de la guerra de 1837 la explicación sobre el desenlace de la expedición, por ejemplo, que
también en clave nacionalista.25 Debía ser una "guerra de civilización y O'Higgins, aunque autoritario, siempre fue fiel a su credo republicano,
escarmiento", que debilitara para siempre a su enemigo, como aconsejaba mientras que San Martín no abjuró de sus inclinaciones monárquicas.
el publicista chileno Ramón Pacheco en el periódico El Veintiuno de Mayo El americanismo que exultan los organizadores de la Expedición Liber-
al comandante del ejército, Patricio Lynch.26 Llamando "¡A la guerra! ¡A tadora es en realidad expresión aún de un criollismo más que de un
la guerra!", El Mercurio escribía: "La guerra al Perú y a Bolivia no solo sentimiento nacional; si este hubiera sido preponderante , difícilmente
es de imprescindible necesidad por el honor, sino de indecible deber para podría haber surgido lo que fue un ejército común en lugar de dos ejér-
sincerarnos ante la opinión de la América, que, por lo visto, cree que citos asociados.
entre nosotros se ha borrado el recuerdo de lo que fuimos".27 La expedición también responde a dinámicas internas. En ese con-
texto, no nos parece suficiente la interpretación complaciente y teleológica
que exalta tan solo el espíritu idealista y americanista de ambos genera-
LA EXPEDICIÓN LIBERTADORA les. Respecto a O'Higgins, esa interpretación lo separa de la cotidianidad
de las luchas políticas y sociales en la instauración de un Estado repu-
Justificada por el deseo de liberar a Perú, la invasión por tierra y mar al blicano en Chile en que está inmerso. San Martín no da cuenta del sentido
último reducto realista, planificada por José de San Martín y el director de la evolución cambiante de su postura. Cómo transitó desde una amis-
supremo chileno Bernardo O'Higgins, figura historiográfica mente como tad forjada con O'Higgins en el abrazo de la Logia Lautaro y su declina-
un esfuerzo mancomunad o por asegurar el fin de las guerras de inde- ción a favor del chileno hacia las "facultades omnímodas" que le ofreció
pendencia. En efecto, mientras que Lima continuara vinculada a la el gobierno; cómo reconoce el carácter chileno de la expedición antes de
metrópoli, el proceso independentis ta no se encontraba terminado. La su salida, para finalmente imponerse como protector de Perú, desafiando
continuidad de una sede virreina} era un lunar maligno en la nueva piel los compromisos iniciales con O'Higgins y abandonándol o en un camino
americana. En ese sentido, sostenemos que hubo una empresa "patrió- sin retorno a manos de sus opositores chilenos.
tica americana" para expulsar al español y consolidar un republicanism o La hipótesis es que transitar de la guerra de independencia a la paz
de dimensiones continentales. Es también la visión que recogió el esta- republicana implicaba un desafío político importante. Exigía no sola-
dounidense Henry M. Brackenridge cuando dijo que "Chile y Argentina mente resolver el problema de 1m ejército licenciado, sino también hacer
eran como una sola nación".28 No obstante, es preciso también relati- un proceso de adecuación mental para re direccionar la mirada desde el
vizar esta visión heroica matizando las diferencias, y tener en cuenta en enemigo externo peninsular hacia las convulsiones y contradiccion es
internas. Terminado el conflicto que aglutinaba a la sociedad contra la
monarquía en nombre de una república definida casi exclusivament e
24
Mauricio Rubilar, '"Escritos por chilenos, para los chilenos y contra los peruanos': como contraria al poder real, se creaba un espacio vacío que debía lle-
la prensa y el periodismo durante la Guerra del Pacífico (1879-1883)", en Carlos Donoso
Y Gonzalo Serrano (comps.), Chile y la Guerra del Padfico, Santiago de Chile, Centro de
narse desde un proyecto de construcción política en torno al cual fuera
Estudios Bicentenario, Universidad Andrés Bello, 2011, pp. 39-74. cohesionándo se la nación. Las clases dirigentes volvían la mirada al
25
Gabriel Cid, La guerra contra la Confederación, op. cit., pp. 181-186. interior de los territorios que ellas mismas habían independizado , y
26
Ramón Pacheco, "La Hidra", en El Veintiuno de Mayo, !quique, 8 de diciembre de visualizaban nítidamente los posibles fantasmas que podían acechar su
1880, citado por Carmen Me Evoy, "Guerra, civilización e identidad nacional. Una apro-
ximación al coleccionismo de Benjamín Vicuña Mackenna, 1879-1884", en Ana María hegemonía social: el pueblo y los caudillos. Redireccionar la posición del
Stuven YMarco Pamplona (comps.), Estado y nación en Chile y Brasil en el siglo XIX, San- enemigo hacia los territorios adyacentes era 1m paliativo para ese temor
tiago de Chile, Universidad Católica de Chile, 2009, p. 139. al vacío, al mismo tiempo que vinculaba el orden político con un espacio
27
"¡A la guerra! ¡A la guerra!", en El Mercurio, Valparaíso, 2 de abril de 1879.
28
Diego Barros Arana, Historia general de Chile, t. 11, Santiago de Chile, Rafael Jover, físico que aseguraba el lugar de Chile en el imaginario que construía el
1884-1902, p. 511. nuevo mapa americano. Es probable que esto haya influido en que los
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dos libertadores y las clases dirigentes concibieran la liberación de Perú se había autoimpuesto la tarea de insertar a Chile, hermana menor de
como un camino que continuaba la lógica de la guerra independentis- las comunidades que integraban el virreinato, en tm lugar que le aportara
ta, pero también la culminaba. Para ambos generales, maestros de la estabilidad en el nuevo contexto internacional, para superar su fragilidad
guerra pero iniciados en la lucha política subyacente, la Expedición evidente ante tan poderosos vecinos. O'Higgins tenía claro que la tarea
Libertadora permitía combinar la estrategia política con la militar, no de la independencia no podía plantearse en términos estrechamente
solamente enfocada hacia la liberación de Perú, sino también hacia la nacionales. La creación del Ejército Nacional, de la Primera Escuadra
proyección del lugar que aspiraba ocupar cada uno. Para ello, uno era Nacional y la conservación a cualquier precio de su amistad con San
vital para el otro: O'Higgins, para mantenerse en el poder en Chile y Martín fueron parte de este proyecto. En este contexto es plausible una
establecer la república dando un golpe a la clase dirigente de la que no nueva comprensión de la Expedición Libertadora que permita explicar
se sentía parte. San Martín, para dejar el poder sobre el gobierno de Chile la obsesión chilena por llevarla a cabo, a pesar de las innumerables
en manos de O'Higgins, y alejarse de los vaivenes políticos de las Provin- vicisitudes políticas y económicas por las que atravesaba su gobierno.
cias Unidas, encontrar su lugar en el mundo del poder, convirtiéndose Su vocación de militar republicano impulsó a O'Higgins a una visión de
en el Bolívar de América del Sur. No sabemos el nivel de conciencia con la independencia como una era "transicional", es decir, que no estaba
que cada uno elaboraba estas ecuaciones; en el caso de O'Higgins, su completa con las victorias chilenas sobre las tropas realistas, que debía
debilidad ante la clase dirigente era evidente; en el caso de San Martín, reproducirse en distintos frentes bélicos hasta su consumación en una
el"enigma" persiste. 29 Las negociaciones para la expedición se inicia- América republicana. 3D La necesidad de aumentar el comercio con Perú,
ron inmediatamente después del triunfo de Maipú, el S de abril de 1818, desbloqueando su acceso, aportaba una justificación aún mayor, pues
y la instauración de un gobierno chileno confiado a Bernardo O'Higgins. se consideraba que la "guerra a muerte" tenía inmovilizadas las provin-
El sustento político del poder de O'Higgins eran sus éxitos militares, ya cias del sur y que, por otra parte, desde Perú se preparaba la recupera-
que como hijo natural del virrey Ambrosio O'Higgins despertaba recelo ción de los territorios virreinales.
entre la elite chilena. Sin embargo, una vez consolidada esa carrera, y Durante el largo año de preparación de la expedición, San Martín
asumido su carácter republicano, se imponía darle gobernabilidad al buscó infructuosamente el apoyo de su gobierno. O'Higgins, mientras
nuevo Estado. Sus otras bases de poder radicaban en una clase dirigente tanto, obtuvo la aprobación del Senado chileno, en noviembre de 1818,
con aspiraciones aristocráticas, de la cual dependían las finanzas del ante su insistencia en la necesidad de "hacer la expedición contra Lima",
Estado, y en una Iglesia católica ante la cual el libertador no se doblegaba. lo cual fue considerado de inmediato, previo reconocimiento de los
Luego de Maipú, Chile asumió el sustento del ejército, pilar esencial para problemas presupuestarios.31 El director supremo opinaba que esta
que el país continuara inserto en la lógica de la guerra y para planificar expedición proporcionaría alivio "al pueblo de Chile de los ingentes
futuras acciones. Pero el ejército, licenciado, constituía un peligro y ya gastos que ha tenido que sufrir". 32
presentaba deserciones. El triunfo de O'Higgins, aunque aplaudido La alianza chileno-argentina, incluyendo el mandato de San Martín
momentáneamente, no garantizaba de ningún modo un lugar estable, que permitió la expedición, estipulaba que el ejército dejaría de existir
ni a él en forma personal ni al Chile independiente.
Más allá del problema del ejército y del control del poder social y 30 John Lynch, "Spanish American Independence in Recent Historiography", en

económico en una clase dirigente de la que no formaba parte, O'Higgins Anthony McFarlane y Eduardo Posada-Carbó (eds.), Independence and Revolution in Spa-
nish America. Perspectives and Problems, Londres, Institute of Latin American Studies,
1999, p. 41.
31 Javier González Echenique, "Notas sobre la regulación juridica de la Expedición
2 9 Con la perspectiva
del tiempo, podemos especular contrafactualmente que si San Libertadora de 1820 (noviembre de 1818 a agosto de 1820)", en Bolet{n de la Academia
Martín hubiera respetado las cláusulas del acuerdo que referiremos, tal vez el destino Chilena de la Historia, núm. 85, 1971, p. 111.
político de O'Higgins hubiera sido distinto. Véase José Miguel Irarrázaval Larraín, San 32 Senado Conservador, sesión del23 de noviembre de 1818, en Valentín Letelier, Se-
Mart{n y sus enigmas, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1949. siones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile, op. cit., t. n, p. 88.
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en Perú una vez que se hubiera establecido un gobierno por voluntad El20 de agosto de 1820 zarpó la Expedición Libertadora en presen-
libre de los "naturales", a menos que los tres Estados convinieran otra cia del propio O'Higgins, dando tm respiro y la posibilidad de fortalecerse
forma temporal de gobierno. El Senado chileno, por su parte, prohibió al débil Estado chileno, cuyo destino era tan incierto después de Maipú
de forma explícita que el general admitiera un empleo político "ni para como la posición política del director supremo. Aunque transando su
sí ni para los oficiales". El enigma persiste en la decisión de O'Higgins espíritu de fronda, la elite había depositado en O'Higgins el poder; ello
de no transmitirle estas cláusulas por vía oficial, dando pie así para que no significaba el apoyo a su estilo autoritario, ni a su republicanism o a
eventualmente San Martín pudiese esquivar el compromiso. ultranza, ni a su anticlericalismo. No era uno de sus filas, sino un hom-
En marzo de 1819, a la necesidad de liberar Perú se agregó como bre necesario en un momento de transición. O'Higgins captó el lugar
justificación el hecho que Chile no podría continuar manteniendo el que debía ocupar en la historia y fue un instmmento para que la clase
ejército ni la escuadra si la expedición no zarpaba antes de dos meses. dirigente permitiera que los militares se adecuaran a su nuevo rol sin
O'Higgins sentenció definitivamente: "Si no llevamos la guerra al Perú, forzarlos a una paz inmediata, considerando que estos no se encontra-
es imposible sostenernos; es preciso que sucumbamos. Las innumerables ban aún en condiciones de aceptar fácilmente su retiro a los cuarteles.
desgracias que agobiarían a nuestro país y posteridad, la afrentosa Según Benjamín Vicuña Mackenna, un amigo de O'Higgins, Joaquín
muerte que nos aguardaría[ ... ] despedaza mi corazón, me arranca lágri- Vicuña, puso en boca de este la siguiente afirmación: "Algún día me
mas de sangre". 33 harán justicia los chilenos, no reconociendo en mí los servicios presta-
O'Higgins enfrentaba una encmcijada: si evitaba la guerra perdía dos a la Independencia , sino el que he practicado libertando a Chile de
su legitimidad como gobernante y su posible eficacia militar ante un esta fuerza que tres años nos ha subyugado a todos".37 Esa fuerza sería
ejército licenciado; si la hacía, arriesgaba las arcas fiscales. Entre Escila el ejército que él mismo creó y comandó. La evolución de la política
y Caribdis, vio que el fracaso de la expedición le costaría la vida, lo cual chilena demostró lo certero de estas palabras, aunque irónicamente la
probablement e fue el impulso que lo llevó a emprenderla y ponerse en Expedición Libertadora fuera la puerta al exilio, justamente en Perú, y
parte en manos de San Martín. El Censor de la Revolución, periódico el reconocimient o llegara muchas décadas después.
gobiernista, es un excelente medio para aquilatar la situación. En su
edición del20 de abril de 1820 presionó abiertamente para la realización
de la expedición; escribió que si esta no se realizaba, "desde ahora hace- LA GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN PERú-BOLIVIAN A

mos un triste pronóstico a la actual administració n. Ella será víctima


del odio público, perderá el derecho a los sacrificios y confianza de sus La derrota de las fuerzas liberales en la guerra civil de 1829-1830 implicó
súbditos[ ... ] Será responsable a toda la América, cuyos destinos penden la inauguración del período al que la historiografía ha tildado de "orden
hoy de los esfuerzos de Chile: merecerá la indignación de la Europa" _34 portaliano", por el rol de protagonista que desempeñó en diversos perío-
Diez días después, el mismo periódico advirtió que si no se llevaba a .dos del gobierno del general Joaquín Prieto el ministro Diego Portales.
cabo la campaña, "antes de un año los españoles visitarán a Chile",35 y Impuesto sin concesiones hacia sus opositores, el orden imperó en un
en julio declaró que si el gobierno no cumplía con la expedición, "habrá país regido por estados de excepción y denuncias de conspiración. Simul-
caído sobre él la execración universal".36 tánea y paradójicamen te también se constmía una institucionalid ad fu-
tura con el dictado de la Constitución de 1833, dejando en el intermedio
sembrada la duda sobre la posibilidad de convivencia entre la paz interior
33 Bernardo O'Higgins al Senado Conservador, sesión del 21 de julio de 1819, en Se- y el Estado de derecho. La clase dirigente chilena era consciente de que
siones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile, op. cit., t. m, p. 105.
34 El Censor de la Revolución, Santiago de Chile, 20 de abril de 1820.
35 /bid., 30 de abril de 1820. 37 Benjamín Vicuña Mackenna (comp.), Historia general de la República de Chile desde su
36Jbid.,10deju1i ode 1820. Independencia hasta nuestros dfas, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1868, p. 84, nota.
288 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 289
el acuerdo político en torno a su institucionalidad no implicaba de suyo anteriores, basados en el territorio virreina!. Los periódicos chilenos no
la existencia de una nación identificada plenamente con su Estado, y que recurrieron a esa forma de legitimidad anterior. Por el contrario, la
se requeria fortalecer la cohesión entre sus miembros, especialmente si denunciaron cuando, por ejemplo, El Eclipse en Paucarpata, escribió
el signo de los tiempos imponia avanzar hacia un republicanismo más que los partidarios de Santa Cmz no debían confundir la voz "paternal"
incluyente. La convicción de que la virtud cívica era requisito para la de Manco Cápac con la de ningún caudillo como él.42
asignación de derechos permitía concebir la educación como el meca- En el período inmediatamente anterior a la guerra, Chile había
nismo pedagógico y civilizador de inclusión. En este sentido, así como el enfrentado numerosas denuncias de conspiraciones, muchas difíciles
Estado se construía desde la política, también lo hacía la nación. de comprobar y otras claramente debidas a la desafección con el régi-
En el caso de Perú, por el contrario, la dificultad de afianzar el pro- men.43 Simultáneamente, el gobierno y Portales en particular veían con
yecto estatal republicano y la amenaza de disolución que se cernia sobre temor la unión de Perú y Bolivia, pues solo agudizaba la rivalidad comer-
el país por las luchas entre caudillos estarian en el origen del apoyo, cial ya declarada entre Valparaíso y El Callao. Ambos factores influyeron
obviamente parcial, a la idea confederacionista y a la figura del mariscal para convencer a Portales de que la guerra era una salida necesaria, a
Andrés de Santa Cmz como caudillo unificador. Este estaba asociado a pesar de la oposición que despertaba en las filas castrenses. Por otra
un nacionalismo primigenio, de origen precolombino, y a la reinstalación parte, los opositores a Portales, convencidos de que los conflictos con
del liderazgo que Perú tuvo durante la vigencia del virreinato, todo esto Santa Cmz eran parte de una maniobra distractora de los problemas
reforzado con la apelación al proyecto bolivariano de crear una Confe- internos, le hicieron frente justamente en esa trinchera, afirmando que
deración de los Andes, del cual Santa Cmz se sentía deudor.38 El discurso la declaración de guerra era un acto ilegítimo. También desde Perú se
santacmcino apeló a una legitimidad étnica y comunitaria de carácter denunció la estrategia portaliana, y en este sentido es interesante la visión
imperial, arraigada en el Imperio incaico ancestral: "Testigos son los del periódico oficial de Santa Cmz, llamado alternativamente El Eco del
pueblos confederados de cuanto se ha hecho en el corto tiempo que Protectorado o El Eco del Norte, cuando describe la situación interna de
manda este hombre destinado a recordar los días de Manco Cápac y de Chile como la de un Estado militarizado, y sostiene que Portales no
Confucio [sic]", apareció escrito en el periódico La Estrella Federal.39 estaria declarando la guerra contra un enemigo externo, sino "contra
Poco tiempo después de la batalla de Paucarpata, El Eco de Socabaya los interiores que lo amenazan, tan terribles y de tanta magnitud, que
recurrió al mismo recurso para defender a su protector, sosteniendo que solo medidas extremas como esta pueden salvarlo momentáneamente". 44
dicha paz era un "hermoso iris que, apoyando sus extremos en el suelo En junio de 183 7, Diego Portales fue asesinado en un conato prepa-
de Manco Cápac y Colocolo, extiende sus pacíficos rayos a todo el con- rado por la oficialidad del Ejército, cuando se proponía inspeccionar el
tinente americano".40 Por su parte, El Eco del Protectorado, refiriéndose regimiento Maipú en Quillota, mientras la fuerza expedicionaria que
a la independencia económica lograda gracias a la intervención de Santa debía zarpar a Perú se reunia en Valparaíso. Se trataba de impedir su
Cmz, sostuvo que "para adquirir este ramo de independencia que nos salida, pero no se logró. El general Manuel Blanco Encalada, vicealmi-
faltaba, no hemos inventado nuevos arbitrios, ni hemos hecho conquis- rante al mando de la primera expedición que culminó con el retiro de
tas, ni hemos salido moral y físicamente de nuestros límites naturales". 41 las tropas del frente de combate y convertido en chivo expiatorio a raíz
Esto implica que el límite no es aquel impuesto por la república, sino de la firma del tratado de paz en Paucarpata -motivo de escarnio-,
que Santa Cmz podía legítimamente, como lo hizo, apelar a límites había tenido la lucidez de captar la falta de apoyo a dicha conflagración

38 Véase Cristóbal Aljovín de Losada, "El ejército de la Confederación Pen1-Boliviana, 42 El Eclipse en Paucarpata, Santiago de Chile, 17 de mayo de 1838.
1836-1839", artículo inédito. 43 Pinto y Valdivia hacen especial hincapié en la tensa situación en este período entre
39 La Estrella Federal, Cuzco,29 de noviembre de 1837. el bajo pueblo, los militares y las milicias. Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos to-
40 El Eco de Socabaya, Cuzco, 15 de diciembre de 1837. dos?, op. cit., pp. 263 y ss.
41 El Eco del Protectorado, Lima, 11 de enero de 1837. 44 El Eco del Norte, Lima, 25 de febrero de 1837.
290 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 291

y la inferioridad chilena ante el enemigo.45 Portales pagó su ceguera con La nación se ha declarado toda en favor del sistema político que el ministro
la vida, aunque con ello contribuyó a apaciguar las enemistades internas Portales logró hacer flotar sobre el piélago de las disensiones intestinas, y
y, muy especialmente, a unificar al Ejército en torno a una guerra que que dio un incremento tan rápido a su prosperidad. Triunfará porque[ ... ]
recién entonces asumió el carácter de legitima.46 [su república] es la base del nuevo derecho público que ha proclamado
La guerra, reiniciada después del asesinato de Portales, fue rese- Chile a la faz del mundo, y que sostendrá a todo trance, con todo su poder
mantizada como reivindicadora del honor herido: debía restituir la y la cooperación de todos los patriotas que conservan en toda su pureza la
superioridad republicana chilena frente al "tirano" y "usurpador". El conciencia de sus derechos, de su dignidad y de su fuerza. so
argumento que apoyó la segunda expedición al mando del general
Manuel Bulnes giró en torno a la consolidación de un "republicanismo Para las autoridades chilenas, en la guerra se jugaba la consolidación
epidérmico", sostenido principalmente por el poder de la autoridad, de su orden interno y de su institucionalidad. Chile debía defender su
expresión del consenso de la clase dirigente chilena con relación a una superioridad política y moral, la cual le imponía la misión de restaurar
república que privilegiaba el mantenimiento del orden social, definido también los "órdenes" perdidos en otros Estados. Como portavoz del
como el bien común y que permitía por tanto la conculcación de dere- gobierno y sus ideas, El Araucano reforzaba esta idea planteando que
chos civiles y políticos en su beneficio.47 Así cuando, recién declarada "ellos [los peruanos] han visto otra vez nuestras armas como tutelares
la guerra, el gobierno chileno decretó tempranamente el estado de sitio, de su existencia política y de la nuestra".51
El Araucano acompañó la publicación de la ley con un comentario lau- La elite dirigente chilena no había olvidado su participación en la
datorio al gobierno, por su decisión "de afianzar el edificio social de los Expedición Libertadora que había independizado a Perú del dominio
sacudimientos a que estaba expuesto en la actual crisis. [. .. ] Los clamo- español. Ser partícipes de lo que ella concebía como la "segunda inde-
res por la tranquilidad salen del seno de los representantes del pueblo" .48 pendencia" de Perú fue una meta que se impuso a fin de consolidar el
Cuatro meses más tarde, el presidente Prieto recalcó el punto al inau- modelo republicano chileno, protegerlo contra amenazas externas y
gurar la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso, cuando afirmó legitimar su centralismo autoritario continentalmente como sistema
tener "un grato presentimiento [respecto de la futura victoria], fundado exitoso para los Estados desmembrados de la dominación española. La
en el patriotismo de los hijos de Chile, en la intrepidez con que han superioridad republicana chilena no solo se planteó desde los sectores
vindicado en todos los tiempos los derechos de la nación, y en el amor afines al gobierno: el periódico opositor Valdiviano Federal, sostiene que
al orden, que es el distintivo de una inmensa mayoría de los chilenos". 49 a Perú, ese "suelo sagrado en el que el más glorioso triunfo selló para
A pesar de que en su primera etapa la guerra había sido motivo de siempre la Independencia del Nuevo Mundo, se lo profana hoy con una
discordia, el nuevo frente encontró a un país unido en torno a su gobierno. institución propia a destruir la igualdad Republicana".52
Por ejemplo, El Minero, justo un mes antes de que el general Manuel Santa Cruz amenazaba la vida política, que debía ser resguardada por
Bulnes zarpara hacia Perú al mando de su escuadra, y en un triunfo partida doble justamente por la debilidad de la república naciente. La
naval anticipara el fin del ambicioso proyecto federativo del mariscal república solo podía apoyarse para sobrevivir en sus leyes, amenazadas
Andrés Santa Cruz, escribió: por la ambición que se le adjudicaba a Santa Cruz desde 1829.53 Al pre-
tender erigirse como "monarca", exacerbó a los defensores de los principios
4 republicanos y, por lo tanto, la guerra contra este nuevo poder colonial. 54
5 Un dato es revelador: Chile contaba con 3.000 soldados contra 7.000 del ejército
confederado.
46 Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?, op. cit., p. 325. 50 El Minero de Coquimbo, La Serena, 17 de junio de 1838.
47 Véase José Antonio Aguilar y Rafael Rojas, El republicanismo en Hispanoamérica. 51 El Araucano, Santiago de Chile, 20 de enero de 1837.
Ensayos de historia intelectual y polltica, México, Fondo de Cultura Económica, 2002. 52 El Valdiviano Federal, Santiago de Chile, 15 de marzo de 1836.
48 El Araucano, Santiago de Chile, 3 de febrero de 1837. 53 La Aurora, Valparaíso, 3 de diciembre de 1836.
49 Publicado en El Araucano, Santiago de Chile, 2 de junio de 183 7. 54 Balas a los Traidores, Santiago de Chile, 26 de enero de 1838.
292 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 293

El argumento sirvió para que el presidente Prieto arengase al Ejército estado de conformidad y seguridad en sí mismo, que hasta la fecha su
Restaurador en 1837 para independizar Perú y darle '\m gobierno nacio- clase dirigente no había disfrutado.60 Algunas nubes opacaron esa paz
nal republicano" .ss A propósito de un aniversario de la declaración de la durante la década de 1850; acuerdos políticos logrados en la siguiente
Independencia Nacional chilena, El Doce de Febrero publicó una relación las disiparon, permitiendo que el país volcara su mirada hacia dentro y
de ella y la vinculó con la actual guerra: "Nunca mejor que ahora podemos hacia la necesidad de constmir una ciudadanía crecientemente exigida
dar pmebas de nuestro patriotismo: la guerra declarada al general Santa por los sectores de artesanos y canalizada por un liberalismo democra-
Cmz es tan nacional como la que se ha tenido con los españoles. Se halla tizante, pero en permanente tensión ante la necesidad de establecer
en consecuencia todo ciudadano en la obligación de ofrecer sus servicios, pactos políticos con sus enemigos tradicionales para mantenerse dentro
y el gobierno en la de ocupar en los destinos a los que crea útiles". 56 de una coalición que permitió derrotar el modelo autoritario cuyo con-
Es decir, la defensa de Chile exigía una nueva liberación de Perú tinuismo representó Antonio Varas en las elecciones de 1861.
"contra el tirano y los advenedizos que lo rodean: he aquí el blanco de Las dos décadas que preceden a la guerra del Pacífico son testigo de
todos los tiros [. .. ], que es el que se halla en flagrante delito con el sis- una transformación importante en las bases económicas de la clase diri-
tema en que se estriba la existencia política de la América republicana". 57 gente, especialmente por el auge de la minería, y también en las bases
Santa Cmz políticas que sustentaban el régimen portaliano. Las reformas de la década
de 1870 que restringieron la potestad presidencial y democratizaron el
quiere ofrecer en América el vergonzoso escándalo de un gobierno abso- acceso al sufragio son ejemplo de lo que Mario Góngora llama un "ethos
luto que impera sobre dos Repúblicas [ ... ]. Irrita en verdad a los que apre- republicano elocuente", 61 que no se despliega en plenitud en un contexto
cian en algo el honor del nombre americano, o que simpatizan de algún económico incierto ante la presencia de una crisis internacional que
modo con las instituciones populares proclamadas en casi la totalidad de afectó negativamente sus exportaciones, con conflictos en el sur del país
nuestro continente, la aparición de un poder monstruoso por sus formas. 58 con las comunidades indígenas y con dificultades para la mantención de
la seguridad interior en las provincias. El comienzo de la guerra coinci-
dió con las "vacas flacas", de que habló Ramón Subercaseaux, y que lo
LA GUERRA DEL PACÍFICO llevó, ya anciano, al convencimiento de que "si no hubiera habido guerra
[del Pacífico], habría tenido lugar alg(m trastorno interior".62
El general Manuel Bulnes, héroe de Yungay, arribó triunfante a la pre- Son evidentes las coincidencias con el período inmediatamente ante-
sidencia de Chile en 1841.59 Su figura inauguró una verdadera fiesta de rior a las guerras analizadas hasta ahora en relación con tm frente interno
unidad nacional y de efervescencia intelectual. La generación, llamada convulsionado: la situación de inestabilidad económica e inseguridad
de 1842, se embarcó de lleno en intensos debates sobre las característi- política en la Expedición Libertadora y el descontento y la dificultad por
cas que debía asumir la cultura nacional, confiada en el afianzamiento parte del Estado para controlar a la oposición y a las fuerzas centrífugas
del orden institucional. Crecientes expresiones de la opinión pública a pesar del autoritarismo portaliano en la guerra contra la Confederación.
daban cuenta de un país al cual el triunfo bélico había dado paso a un En 1879, como ha sostenido Carmen Me E voy, las autoridades chilenas
apelaron a la dimensión violenta del republicanismo, que permite "hacer
55 El Araucano, Santiago de Chile, 1° de septiembre de 1837. uso de la guerra para salvar a la República de cualquier peligro tanto
56 El Doce de Febrero, Santiago de Chile, 12 de febrero de 1838.
57 El Minero de Coquimbo, La Serena, 3 de octubre de 1836.
58 El Mercurio, Valparaíso, 9 de diciembre de 1836. 60Ana María Stuven, La seducción de un orden, op. cit.
59 Yungay fue la batalla decisiva que puso término a la Guerra contra la Confederación 61Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado, op. cit, p. 84.
Perú-Boliviana. El combate tuvo lugar en las faldas del cerro Pan de Azúcar, el 20 de 62 Ramón Subercaseaux, Memorias de ochenta años, vol. 1, Santiago de Chile, Nasci-
enero de 1839. mento, 1936, p. 369.
294 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCION
ALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 295
extern o como interno".63 En el frente polític o intern o, la guerr Pacífico desafió al Estad o de un país en crisis, con un presid
a hizo ente poco
aflora r inicia lment e las tensio nes dentro del ejérci to y de carism ático. Sin embar go, prestó el escen ario para que el apren
sector es de dizaje
este con el gobierno; a difere ncia de 1837, una opinió n públic polític o chilen o rindie ra su exame n de madu rez. En divers
a asenta da os mome n-
ponía en mayo r riesgo la autori dad. Además, a la crisis polític tos y frente s, Rafae l Sotom ayor, Eulog io Altam irano y Patric
a se agre- io Lynch,
gaba una situac ión muy delica da en el frente econó mico y, tambi Anton io Varas y sus enemi gos de antañ o -espe cialm ente
én muy Domi ngo
grave, en el frente intern acion al donde la diplom acia chilen a Santa Marí a-, José Franc isco Vergara, en suma, nacio nales
enfren taba y libera les
con dificultad la cuesti ón limítr ofe con Argen tina. Me Evoy que había n comb atido en trinch eras opues tas, se abraz aron
menci ona en el con-
las dudas de gener ales como Justo Arteaga y Erasm o Escal a venci mient o de que esta nueva guerr a tambi én salvar ía a
de su capa- Chile. Asi-
cidad de enfren tar a los enemi gos extern os, así como la neces mism o lo declar ó, por otra parte, Isidor o Erráz uriz en 1880
idad per- ante el
cibida en las filas del ejérci to de camb iar los parad igmas de
"el arte de Congr eso Nacio nal.
comba tir", la cual era repres entad a por la gener ación de Baque La constr ucció n de la super iorida d chilen a se expre sa en el
dano. 64 despre -
El presid ente Aníbal Pinto no tenía los galard ones milita res de cio histór ico hacia el contenedor. La pluma de Vicuña Mack
O'Higgins enna será
ni de José Joaqu ín Prieto. De ahí su depen denci a de Rafael de las más vinue ntas. Perú y Bolivia apare cen como "el revolt
Sotomayor, ijo de sus
su jefe de camp aña, y de Anton io Varas, jefe de gabin ete, castas , sus soldadescas"; Bolivia, en partic ular, sería un "país
astuto y pérfid o de
fogue ado en las lides polític as desde los años cuare nta. índole , viciado y contra hecho en su origen, malea do por sus
Surge enton ces la pregu nta: ¿cómo se explic a la "nació n en revolucio-
armas " nes"; Perú, "lobo hamb riento e insaci able que había devorado"
que descri be Gonza lo Bulnes,65 dispu esta a empre nder una su his-
guerr a toria.68 Respe cto de su relaci ón con Chile, Amad or Astudillo
cívica6 6 contra puebl os bárba ros si no se tiene en cuent a la escrib ió en
neces idad El Correo de Quillota:
de suplir las defici encias inicia les para un comb ate desigu
al con un
discur so nacio nalist a que no solo justifi que el ataqu e apelan El Perú no ha podido olvida r que fuimos en un tiempo inferio
do a una r a su posi-
agresi ón perua na y boliviana, sino que tambi én mante nga la ción brillan te en tiempo de la metróp oli; que a pesar de nuestr
adren alina a insignifi-
activa para que la empre sa sea la epope ya que conoc emos? La cancia supim os levant arnos por sí solos, hasta llegar a tocar
repúb lica, su puerta y
como en 1820 y 1837, es la fortal eza sobre la cual se constr uye desper tarlo del adorm ecimie nto cobard e que entum ecía todos
y apoya sus miem-
la justifi cación de librar comb ates fuera de su territo rio; es bros, mientr as la Améri ca republ icana se mecía en su cuna
tambi én la de laurele s y
que cohes iona la nació n para enfren tar sus vicisi tudes y vence
r su infe- gloria.69
riorid ad histór ica, lo cual le otorga una mayo r adhes ión popul
ar a la
causa chilena.67 A difere ncia de las guerr as anteri ores, la Como en 1837, reapa rece en el discu rso legiti mado r de la
guerr a del guerr a la
super iorida d chilen a susten tada por su institu ciona lidad polític
a, pero
63 Cannen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit., p. 62. comp lemen tada y poten ciada con un sentim iento y una retóri
ca nacio-
64 !bid., pp. 69
y 70. nalist as que confir man que la nació n se ha conso lidado
65 Gonzalo Bulnes a través de
, Historia de la Guerra del Pacífico, vol. m, Valparaíso, Impren integr ar a ella el conce pto de raza y de puebl o super iores.
Litografía Universo, 1911-1919,p. 616. ta y En plena
66 Cannen Me Evoy, Guerreros civilizadores,
guerra , El Cronista de Panam á, aclaró que: "En Chile, el régim
op. cit., p. 94. en cons-
67 Sobre la aceptac
ión de la guerra en los sectore s popula res, particu lannen te titucio nal se ha mante nido como siemp re en su estric ta conse
en lo rvació n.
relativo al enganche, véanse Julio Pinto, "¿Patria o clase? La Las cámar as legislativas y demás altos cuerp os del Estad o han
Guerra del Pacüieo y la re- funcio -
configuración de las identidades popula res en el Chile contem
poráneo ", en Contribucio- nado y siguen funcio nando con una regula ridad norm al
nes Científicas y Tecnológicas, núm. 116, 1997, pp. 43-56; tambié
n Carlos Donoso y Juan inalte rable
Ricardo Couyoumdjian, "De soldado orgulloso a veteran o indigen
te. La Guerra del Paci-
fico", en ~afael Sagred o y Cristián Gazmuri (eomps.), Historia
de la vida privada en Chile, 68 Cannen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit., pp. 15 Y 16.
t. n, Santmgo de Chile, Tamus, 2006, pp. 237-273.
69 "La Coalición", en El Correo de Quillota, Quillota, 6 de abril de
1879.
296 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 297

[ ... ]. La prensa continúa gozando de la amplísima libertad que allí tiene hasta hoy cuanto era compatible con su dignidad de nación soberana y
asegurada". 70 civilizada".73 Sus soldados son lo que Me Evoy llama "guerreros ci-
La superioridad republicana se suma, paradójicamente, como res- vilizadores",74 porque son también guerreros republicanos y cristianos:
paldo a la guerra, a la valoración de la paz como distintivo del pueblo
chileno. Zorobabel Rodríguez, desde las páginas de El Independiente, Pero el derecho natural, el derecho de gentes y el derecho divino están de
oponía el espíritu de los aliados, "siempre en guerras intestinas o exte- acuerdo en afirmar que la guerra, por dolorosa que sea, es a veces severa e
riores, comprando armamentos, levantando fortificaciones, reclutando imperiosa necesidad y un mal de que la Divina Providencia sabe sacar
soldados y enseñándoles a batirse en luchas fratricidas", a la vocación grandes bienes. Y cuando ella llega, toca a los ciudadanos ofrecer ante el
de Chile, que "en las tareas de la paz, ilustró su mente, incrementó sus altar de la Patria todo género de sacrificios, incluso el de la propia vida.
riquezas, adquirió fama de honrado y de buen pagador; en una palabra, Porque el patriotismo es una virtud cívica y cristiana juntamente, y un
adelantó por los caminos de la civilización a sus vecinos del Norte".7 1 deber que imponen de consuno la religión y la patria. 75
A diferencia de la guerra contra Santa Cruz, en la cual el Estado chileno
apoyó la empresa bélica, en parte porque el mariscal intentaría subvertir A la adhesión a los principios civilizados y pacíficos, el triunfo bélico
el orden interno apoyando a sus opositores y también porque amenazaría debe sumar también "la fortaleza que desciende del cielo", como rezaba
con su poderío y extensión la supervivencia misma del Estado, en 1879 una pastoral de 1879.76 Como ha expuesto la autora recién citada, la
Chile se posicionaba como tm Estado consolidado, cuyos intereses habían guerra se peleó también en clave providencialista, para lo cual la pluma
sido amenazados, y su honor ultrajado por el incumplimiento del tratado de eclesiásticos esparcidos por el territorio y el grito de los sacerdotes
de 1866 y del pacto de 1874. En el manifiesto que el gobierno de Chile desde el púlpito sirvieron de poderosa arenga patriótica y nacionalista.
dirigió a las potencias amigas con motivo del estado de guerra con el Si, como sostuvo Mario Góngora, la institucionalidad estatal fue funda-
gobierno de Perú, y que firmó Alejandro Fierro en abril de 1879, se consigna: mental en dar posibilidad a la nación, la Iglesia fue "la roca" que no
desecharon los arquitectos de la política chilena. Las pastorales se con-
Chile no ha sabido jamás olvidar la senda que le trazaran el patriotismo de virtieron en vehículo de propaganda nacionalista y en espacio de defensa
sus hijos, la energía que alienta el convencimiento de la justicia vulnerada, y del principio de guerra justa aplicado al conflicto entre Chile y sus veci-
su nombre histórico, entre las naciones civilizadas. Es el Perú quien ha medi- nos.77 La guerra fue, para el obispo de Concepción, Hipólito Salas, un
tado y querido la guerra; que sea el Perú quien recoja sus amargas responsa- castigo de la divinidad: "La mano vengadora del Señor imprime siempre
bilidades, mientras Chile entrega su porvenir a la protección de Dios, al firme el padrón de ignominia en las frentes culpables por la violación de la fe
corazón de los ciudadanos y al fallo justiciero de los pueblos ilustrados.72 prometida en los pactos, o por el engaño y la perfidia en las relaciones

En palabras del sacerdote Rafael Vergara Antúnez, "Chile amaba el 73 "Discurso de apertura pronunciado por el presbítero don Rodolfo Vergara Antímez
sosiego tanto como la serenidad de su cielo, y por conservarlo ha hecho el13 de abril de 1879", en Discursos religioso-patrióticos predicados en la Catedral ele San-
tiago, con motivo ele la solemne rogativa por el triunfo ele las armas chilenas, Santiago de
Chile, Imprenta de El Estandarte Católico, 1879, p. 5.
70 Citado por María José Schneuer, "La República modelo: el discurso de superioridad 74 Carmen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit.
de Chile en el proceso de la formación de la identidad nacional durante el siglo XIX", tesis de 75 "Discurso de apertura pronunciado por el presbítero don Rodolfo Vergara Antímez
doctorado, Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, en proceso. el13 de abril de 1879", en Discursos religioso-patrióticos predicados en la Catedral ele San-
71 "Por qué ha vencido Chile", en El Independiente, Santiago de Chile, 8 de diciembre tiago ... , op. cit., p. 7.
de 1879. 76 Citado en Carmen Me Evoy, Guerreros civilizadores, op. cit., p. 157.
72 "Manifiesto que el Gobierno de Chile dirije á las potencias amigas con motivo del 77 Carmen Me Evoy, "'De la mano de Dios'. El nacionalismo católico chileno y la Gue-
estado de guerra con el gobierno del Perú", Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1879, rra del Pacífico, 1879-1881", en Bicentenario. Revista ele Historia ele Chile y América, vol.
p. 15. 5, ní1m. 1, 2006, pp. 5-44.
298 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 299

sociales. Y gracias a Dios, nuestra Patria no se halla manchada con el de la simultaneidad de la instauración del Estado y la guerra de inde-
oprobio de estos atentados contra el derecho de gentes".78 pendencia, sumada a su marginalidad respecto del consenso oligárquico
chileno, hace inteligible su caída. Él puso en juego fuerzas cuyo equili-
brio solo se logró después de su abdicación y que otorgaron credibilidad
CONCLUSIÓN a su credo republicano autoritario. Así fue que la clase dirigente logró
convocar seis congresos distintos, varios de ellos constituyentes, y nume-
Como señala Brian Loveman, las guerras de los años 1820 y 1830 en rosas magistraturas unipersonales y colegiadas, a las cuales se les delegó
América Latina eran provocadas por la necesidad de acomodar los lími- provisoriamente el mando supremo y asumieron tareas no solo legisla-
tes de los nuevos Estados, pero también expresaban las ambiciones de tivas sino ejecutivas entre los años 1823 y 1829. Como tuvieron corta
las facciones dentro de los Estados en pugna. Comúnmente, sostiene, duración, hubo una constante representación y relevo entre subgrupos
"las guerras surgieron de una ausencia de consenso político y de un políticos que comenzaron a surgir durante la época. Estos fueron los
fracaso en la consolidación de los nuevos Estados nación dentro de las que Julio Heise ha denominado "años de aprendizaje político",80 y para
mayores jurisdicciones coloniales españolas". 79 No obstante, estos con- los cuales la Expedición Libertadora fue funcional. La guerra era el
flictos tuvieron un significativo contenido político, en la medida en que antecedente necesario y anterior a la constitución de los Estados. Como
recogieron y redireccionaron antiguas disputas, o contribuyeron a refor- escribió un periódico en 1821: "La experiencia enseñó a Chile que mien-
zar o crear identidades nacionales o patrióticas. tras tuviese enemigos solo debía ocuparse en destruirlos, reservando a
Respecto de la Expedición Libertadora de Perú, es plausible la hipó- mejor tiempo el constituirse por unas leyes análogas a su índole". Y
tesis de que O'Higgins comprendió la necesidad de la guerra ante la también "nosotros Dos chilenos], sin libertar al Perú no podíamos con-
dificultad del tránsito hacia la paz, y de pasar del momento épico al tar con nuestra existencia política".81 Es decir, la república. Por cierto,
momento cívico. Reenfocar la dirección de la mirada desde el enemigo la guerra no solo fue necesaria para el tránsito hacia la república, tam-
externo imperial hacia las convulsiones y contradicciones internas reque- bién cumplió una importante función en la constitución de Chile como
ría una complicada adecuación mental que influyó en que los dos liber- interlocutor en el contexto americano. Financiar, equipar y aportar los
tadores concibieran la liberación de Perú como el camino para continuar hombres que facilitaron la independencia de Perú demostró a la clase
en la lógica de la guerra independentista. También, para ambos genera- dirigente chilena que esta débil e insignificante porción del virreinato
les, maestros de la guerra pero iniciados en la lucha política subyacente, podía asumir roles más allá de sus fronteras.
la Expedición Libertadora combinó la estrategia política con la militar, La Guerra contra la Confederación se relaciona directamente con
no solamente enfocada hacia la liberación de Perú, sino también hacia el temor de Portales, tanto a la disidencia interna del país como a la
la proyección del lugar que aspiraban ocupar, para lo que cada uno era nueva entidad política surgida en el límite norte de la república. En el
vital para el otro. primer sentido, el enfrentamiento chileno-peruano-boliviano puede
O'Higgins fue débil ante San Martín y permitió que este traicionara entenderse como el resultado de las tensiones que enfrentaba el régimen
las expectativas republicanas chilenas al autoproclamarse Protector del portaliano en su proyecto de consolidar un orden social al amparo de
Perú. La necesidad de equilibrar el poder civil con el militar que surgía un Estado de derecho. Que la Constitución era una necesidad republi-
cana lo reconoce también Portales; sobre su posibilidad real de conseguir
78 José Hipólito Salas, Carta pastoral que el fltmo. Sr. Obispo de la Concepción de Chile
dirije á sus diocesanos, ordenando preces públicas durante la actual guerra con el Perú i 80 Julio Heise, Años de formación y aprendizaje polfticos 1810-1833, Santiago de Chile,
Bolivia i pidiendo auxilios para el ejército, Concepción, Imprenta de La Libertad Católica, Universitaria, 1978.
1879, p. 4. 81 Colección de noticias documentadas por diversos papeles públicos que dan una idea
79 Brian Loveman, For la Patria. Politics ancl the Armed Forces in Latín America, Wilming- del actual estado político de Europa y América y de la influencia que resulta de los sucesos
ton, SR Books, 1999, p. 29. a favor de la libertad americana, Santiago de Chile, 9 de noviembre de 1821.
300 . GUERRA. VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 301

o preservar un orden social y dar forma a una sociedad civil, no estaba con motivo del triunfo de Yungay. 83 "Dios se ha declarado a favor de la
nada convencid o, y la guerra externa permitía mantener estados de república ", como anticipó décadas antes el autor de "Catecismo de los
excepción y desviar a la vez las insegurid ades hacia la inferiorid ad del patriotas" , Camilo Henríque z. 84
vecino. Si no, ¿por qué un hecho de poca relevanci a política y menos El año 1879 encuentra a Chile sumido en una profunda crisis eco-
aún militar, como el acto de arrojo ciego de Ramón Freire al intentar nómica y débil, incluso diplomáti camente, ante su vecino argentino . A
desembar car en las costas de Chiloé en julio de 1836, con lo que un un espíritu de decaimie nto contribuí a también la alicaída figura del
periódico describió como "40 tercerolas descompu estas y cuatro caño- president e Aníbal Pinto, quien no obstante tuvo claridad respecto del
nes de fierro desmonta dos, que se dejaron para lastre de dos buques bienestar económic o que traerían los yacimient os mineros de la peruana
dados en arrendam iento", fue parte de las justificac iones para una gue- provincia de Tarapacá. Obtener el respaldo político, pero especialm ente
rra de amplias dimension es? Tanto el fantasma interno como el externo generar adhesión en tomo a una guerra peleada en territorio extranjero
indudable mente poblaron la imaginac ión portalian a con la angustia de y de desenlace dudoso, era una tarea no menor. Incluso el ejército que
anticipar peligros para ese orden social e institucio nal consolida do gra- debía comanda r las operacion es se mostró reticente a emprend er la
cias a lo que considera ba su sacrificio personal. lucha. En ese contexto, Chile debió apelar con todo vigor a sus fortale-
Destaca en el análisis del discurso periodísti co en relación con la zas históricas más consolidadas: la repítblica y la religión. Ambas fueron
guerra la visibilidad que adquieren las consecue ncias políticas y cultu- los pilares que apoyaron el discurso nacionali sta y construye ron una
rales del rol diverso que tuvieron Perú como sede virreina! y Chile como imagen del otro ajeno, inferior, y particular mente decadente. 85 La famosa
dependen cia menor en el mundo precolom bino y durante la adminis- sentencia portalian a sobre la necesidad de inculcar la virtud cívica como
tración española. En un juego de vaivén, la posición subaltern a de Chile requisito de la república democrática86 y el proyecto de Bello asociado
parece haberse convertid o en su fortaleza: al no tener un anteceden te a la educación habían dado como resultado una nación civilizada. La
nacional al cual recurrir, la república se constituy e en su fuerza mayor superiori dad chilena, entonces, había transitado desde su legitimid ad
y en el elemento unificado r que genera el discurso patriótico . En el caso política en el Estado republica no hacia una justificaci ón cultural, exce-
peruano, su fortaleza histórica sirve de base para un discurso naciona- lentemen te expuesta en las mencione s de Zorobabe l Rodrígue z hacia su
lista que justifica tanto la invasión de Santa Cruz como la oposición de vocación pacífica, ilustrada, honrada e industrios a. Para la clase política
algunos de sus detractore s. La movilización chilena surge desde su auto- chilena, la consecue ncia natural de esa evolución política y cultural era
concienci a de superiorid ad política; la peruana, desde su autoconci encia ya no solo defenders e de Perú, sino también la posibilida d de establece r
de superiorid ad de origen nacional. 82 El patriotism o chileno alcanzó su su poder en la antigua sede virreina!. Como expresara en 1880 Mariano
apogeo unificand o a los chilenos en especial después del triunfo obtenido
Citado en Gabriel Cid, La Guerra contra la Confederación, op. cit., p. 117.
por las tropas del general Bulnes, reafirmad o, como sucedería nueva- 83
84 "Catecismo de los patriotas", en El Monitor Araucano, Santiago de Chile, 10 de di-
mente en la guerra del Pacífico, por la intervenc ión divina. "Nuestro ciembre de 1813.
enemigo contaba segura nuestra pérdida; pero no se acordaba del Dios 85 Carmen Me Evoy, "Bella Lima ya tiemblas llorosa del triunfante chileno en poder:
de los ejércitos. Él había decidido la causa a nuestro favor, y nuestro una aproximaci ón a los elementos de género en el discurso nacionalista chileno", en
Narda Henríquez (comp.), El hechizo de las imágenes. Estatus social, género y etnicidad en
triunfo era ya necesario", sentenció el vicario Juan Francisco Meneses la historia peruana, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2000, pp. 197-222.
86 "La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo

y naciona- para estos países? Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos
82 Es interesante la distinción que hace Maurizio Viroli entre patriotismo
modelos de virtud y patriotismo , y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden
lismo a los efectos de analizar la asociación chilena con su Estado republicano como su
y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el Gobierno completame nte liberal,
fortaleza versus el nacionalismo apoyado en una unidad cultural o ética. No concordamo s
libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos", en Ernesto de la Cruz
con la posibilidad para el caso americano de separar radicalment e ambas categorías, pues
y Guillermo Feliú Cruz, Epistolario de Don Diego Portales, vol. 1, Santiago de Chile, Im-
el sentimiento patrio se confunde con la nación en la cual este se asienta. Maurizio Vrroli,
prenta Dirección General de Prisiones, 1936, pp. 177 y 178.
Por amor a la patria, un ensayo sobre el patriotismo y nacionalism o, Madrid, Acento, 1997.
302 GUERRA, VIOLENCIA Y CONSTRUCCIONES INSTITUCIONALES GUERRA Y NACIÓN EN EL SIGLO XIX CHILENO 303

Sánchez Pontecilla en el discurso pronunciado en el Club de la Unión clamarse una nación triunfante entre las demás, e incluso superior a dos
en honor al comandante del Cochrane, Juan José La torre, los territorios de ellas, al menos.
conquistados "eran ya el fruto de nuestra industria", pues sus antiguos La guerra apoyó la consolidación política y la construcción nacional
"señores de la tierra" vivían en la "ociosidad y en la molicie[ ... ]. Tales de Chile. Los tres conflictos se iniciaron en contextos de inestabilidad;
pueblos están fatalmente condenados a desaparecer, dejando libre el sin embargo, en el transcurso lograron la adhesión de la clase dirigente,
campo a los más dignos". 87 que se aglutinó en torno a su Estado para obtener la victoria. Siguiendo
La guerra no solamente apoyó la estabilidad política de Chile y su el análisis de Centeno, el caso chileno demuestra la fuerza que imprime
iniciación en las lides de la política internacional, sino que también fue a un Estado en guerra la cohesión interna.91 De todos ellos, sigLiiendo
un elemento decisivo en la aglutinación de una incipiente nación en las tesis de López-Alves y Charles Tilly, el Estado salió fortalecido.92 Todo
torno a un Estado que generaba adhesión, transmitía seguridad y apor- ello habla de la justificación y el desenlace de la guerra. No obstante, en
taba triunfos. Siguiendo a Clément Thibaud y su análisis de la guerra el caso de Chile, la dinámica de la gLierra y la violencia que trajo consigo
como un factor en la formación de la nación para el caso grancolombiano, 88 requirió de otros dispositivos de sustento. La guerra del Pacífico fue
los conflictos bélicos para el caso chileno contribuyeron de forma sig- especialmente dramática, por el número de víctimas de todos los lados
nificativa a la formación de su identidad nacional. En primer lugar, la y por la violencia, además simbólica, de la ocupación de Lima, la antigLia
Expedición Libertadora afianzó el cuerpo político de la nación al demos- sede virreinal. Una clase dirigente, atrincherada en La Moneda, no habría
trarse a sí mismo la capacidad de emprender una empresa más allá de logrado por sí sola la cohesión que el discurso republicano le consiguió,
sus fronteras. Usando el ya nacionalista discurso de Benjamín Vicuña expresado desde los púlpitos y por su maquinaria de guerra en el frente
Mackenna, gracias a O'Higgins, Chile "de esclavo fue libre, y de libre mismo. El republicanismo justificó la violencia en su nombre; constmir
libertador''.8 9 La guerra contra la Confederación Perú-Boliviana otorgó un enemigo ajeno a la virtud republicana fue un recurso exitoso. El
Lm perfil más delimitado al rostro nacional al cotejar que se enfrentaba esfuerzo de constmcción institucional chileno durante el siglo XIX fue,
y debía vencer a un enemigo que apelaba a tradiciones de las cuales Chile en definitiva, su carta de triunfo tanto en la paz como en la gLierra.
carecía.90 Finalmente, la guerra del Pacífico, oponiendo la "civilización"
chilena a los barbarismos peruano-bolivianos logró construir un discurso
nacionalista donde su superioridad opacaba a un enemigo inferior tanto
racial como políticamente. En consecuencia, en el curso de tres guerras
Chile transitó desde el desafío por integrarse en igualdad de condiciones,
y aportar a una América liberada de la tuición española, hasta autopro-

87 Pascual Ahumada, Guerra del Pacifico. Documentos oficiales, correspondencias y de-


más publicaciones referentes a la guerra, que ha dado a la luz la prensa de Chile, Perú y
Bolivia, t. m, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1982, p. 308, citado en María José Schneuer,
La República modelo, op. cit.
88 Clément Thibaud, "Ejércitos, guerra y construcción de la soberanía: el caso granco-
lombiano", en Carmen Me E voy y Ana María Stuven (comps.), La República peregrina, op.
cit., pp. 171-197.
89 Citado en Simon Collier, Ideas y política de la independencia de Chile, 1808-1833,
Santiago de Chile, Andrés Bello, 1977, p. 241.
90 Véase Gabriel Cid, La Guerra contra la Confederación, op. cit. El autor hace un rico 91Miguel Ángel Centeno, Blood and Debt, op. cit.
reconido tanto por las conmemoraciones como por los ritos y simbolismos que la Guerra 92Charles Tilly et al., The Formation of National States in Western Europe, op. cit., Y
de la Confederación aportó al nacionalismo chileno. Fernando López-Alves, La formación del Estado y la democracia en América Latina, op. cit.

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