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Fernanda Rodríguez Castillo

Cód. 2061411925
Marx II / Sociología
3 de Octubre del 2017

Este análisis, como discurso teórico, se realiza en el marco de la clase de Marx II como
trabajo académico, el cual se basa en la certeza sensible o el esto y la suposición, de la
Fenomenología del Espíritu de Hegel.

La certeza sensible tiene que ver con la experiencia que nos ofrece nuestra relación sensible
con la realidad: ahí delante de nosotros están los objetos y nosotros los vemos, los oímos, y
los tocamos. Pero aun así debemos acogerla tal y como se muestra y no como creemos
determinarla.

La certeza es una pura relación inmediata es decir que es la primera impresión que se tiene
del objeto es lo que se me muestra de manera aparente. la esencia es el objeto y lo otro es lo
no esencial y mediado, el yo es un saber que solo sabe del objeto porque él percibe el
objeto, siendo el objeto lo verdadero este no depende del ser del saber, pero el ser del saber
si depende del ser del objeto. El saber es siempre el saber de un objeto, mientras que el
objeto es aunque no sea objeto del saber. De ahí que consideremos que el objeto sea en
principio la esencia, pues el objeto será independientemente si es sabido o no.

Deberá pues considerarse que el objeto es el mismo objeto que se muestra en la certeza
sensible por lo cual debemos pararnos en lo que realmente puede ser si no considerarlo
solo en la inmediatez. Pero si tomamos el “esto” es decir al objeto; lo entenderemos
bajo su doble figura de aquí y ahora, esta recobrara la dialéctica que tiene inmersa.

Por ejemplo, ¿qué es el ahora? y podemos responder: él ahora es la noche. Escribamos esta
verdad. Una verdad no pierde nada con ser puesta por escrito, como tampoco por ser
conservada. Pero si ahora, este mediodía, revisamos esta verdad escrita, no tendremos más
remedio que decir que esta verdad ha quedado ya vacía. El ahora que es la noche se
conserva, es decir, se le trata como aquello por lo que se hace pasar, como algo que es; pero
se muestra más bien como algo que no es. El ahora mismo se mantiene, sin duda, pero
como algo que no es noche; y asimismo se mantiene con respecto al día que ahora es como
algo que no es tampoco día o como un algo negativo en general. Por lo tanto, este ahora que
se mantiene no es algo inmediato, sino algo mediado, pues es determinado como algo que
permanece y se mantiene por el hecho de que otro, a saber, el día y la noche, no es. Lo que
no impide que siga siendo tan simple como antes, el ahora, y que sea indiferente hacia lo
que sigue sucediendo en torno a él; del mismo modo que el día y la noche no son su ser,
tampoco es día ni noche; no le afecta para nada este su ‘’ser otro”. Es decir que los
cambios del objeto no quieren decir que este deje de ser, pues el objeto está en constantes
transformación en la cual se niega, toma otra forma de existencia, se supera ya que pasa de
un momento a otro de su existencia y se conserva porque todos sus momentos la
componen.

A este algo simple, que es por medio de la negación, que no es esto ni aquello, un no esto
al que le es indiferente el ser esto o aquello, lo llamamos un universal. Lo universal es,
pues, lo verdadero de la certeza sensible por medio de la negación. La certeza sensible al
mostrar en ella lo universal como ‘’lo más verdadero’’ de su objeto deja de ser algo
inmediato para ser algo que es esencial, la negación y la superación la cual ya no se supone
si no que el objeto se muestra siendo lo universal es lo que queda frente a ese ahora y aquí.
‘’Es una verdad que se muestra ante sí misma como la verdad más abstracta y más pobre’’

Si comparamos la relación en que primeramente surgían el saber y el objeto con la relación


bajo la que se presentan en este resultado, los términos se invierten. El objeto, que debiera
ser lo esencial, pasa a ser ahora lo no esencial de la certeza sensible, pues lo universal en
que se ha convertido no es ya tal y como el objeto debiera ser esencial para ella, sino que
ahora se hace presente en lo contrario, es decir, en el saber, que antes era lo no esencial. Su
verdad está en el objeto como mi objeto, porque yo sé de él. Por lo tanto, la certeza
sensible, aunque haya sido desalojada del objeto, no por ello ha sido superada, sino que se
ha limitado a replegarse en el yo. Aunque Al principio manteníamos que el objeto de la
certeza sensible era un dato absoluto, que era aunque no fuera sabido, después vimos que
lo que expresábamos en la certeza sensible era lo universal.
Es ahí en donde viene el sujeto de esta certeza, en donde la fuerza de la verdad de dicha
certeza se halla en el yo, en lo que se entiende por la inmediatez de mis sentidos, la
desaparición del aquí y el ahora como este, que se menciona en el fragmento anterior se
evita, dado que yo los tengo, en el sentido de que el ahora y el aquí son lo que son, porque
yo los veo, porque yo los siento, así pues, en este punto, la certeza sensible experimenta la
misma dialéctica que la relación anterior, entendiendo que, “Yo, éste, veo el árbol y afirmo
el árbol como el aquí, pero otro yo ve la casa y afirma que el aquí no es un árbol, sino que
es la casa”, en este escenario, ambas posiciones son verdades y tienen el mismo grado de
legitimidad, pues, es el hecho inmediato del ver, es la seguridad y la aseveración de ambas
en cuanto a su saber las que ratifican esa legitimidad en la veracidad de su afirmación, sin
embargo, una de ellas se disipa en presencia de la otra.

En consecuencia, lo que no desaparece o no se niega, es el yo, éste en tanto universal, en


quien su apreciación no es la del árbol o la de la casa, sino una apreciación por un ver
mediado por la negación del árbol o de la casa en mención, entonces, se genera indiferencia
ante lo que entorno a cada una de ellas suceda. Con lo anterior, vale aclarar que el yo “sólo”
es universal, cabe aclarar que cuando se habla del ahora, del aquí, o del éste, se habla en
forma tanto singular como general de ellos, pero aun así, expresa también la imposibilidad
o la incongruencia de las suposiciones.

Ahora bien, en la certeza sensible su esencia no se encuentra ni el objeto ni en el yo, pues


estos son lo universal en donde no permanece ‘’el aquí’’ ni ‘’el ahora’’. La certeza sensible
ahora es ‘’totalidad que se mantiene en ella como inmediatez, excluyendo así de ella toda
la contraposición que en lo anterior se encontraba’’ Ambos serán negados por la negación
del otro y reconocidos en la realidad de un continuo devenir.

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