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El cuerpo de Jesús es acogido en el abrazo de la Madre

Lectura del Evangelio según san Juan 19, 32-35.38

Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían
crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al
punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero,
y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Después de esto,
José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos,
pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue
entonces y se llevó el cuerpo.

La herida en el costado de Jesús se convierte en abertura, en una puerta abierta


que nos deja ver el corazón de Dios. Aquí, su infinito amor por nosotros nos deja
sacar agua que vivifica y bebida que invisiblemente sacia y nos hace renacer. También
nosotros nos acercamos al cuerpo de Jesús bajado de la cruz y puesto en brazos de
la madre. Nos acercamos «no caminando, sino creyendo, no con los pasos del cuerpo,
sino con la libre decisión del corazón». En este cuerpo exánime nos reconocemos
como sus miembros heridos y sufrientes, pero protegidos por el abrazo amoroso de
la madre.

Peticiones:

 Por las personas que sufren en las guerras, los secuestrados, los presos,
por las mujeres maltratadas y explotadas, y por los todos los enfermos
mentales, y emocionales.
 Por todas las victimas de los desastres naturales en todo el mundo.
 OH Señor, haz que tu amor y tu paz frenen la ambición desmesurada y el
egoísmo que nos lleva a la guerra, la destrucción y la muerte

Todos:

Padre nuestro

Ave maría

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