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Signorelli, Yesica Vanesa; Bustamante, Lorena

Raquel

Vairoleto: El Bandido Santo

V Jornadas de Sociología de la UNLP

10, 11 y 12 de diciembre de 2008

Cita sugerida:
Signorelli, Y.V.; Bustamante, L.R. (2008). Vairoleto: El Bandido Santo. V Jornadas de
Sociología de la UNLP, 10, 11 y 12 de diciembre de 2008, La Plata, Argentina. En
Memoria Académica. Disponible en:
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Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5
Vairoleto:
El Bandido Santo

Universidad de Buenos Aires


Facultad de Ciencias Sociales
Carrera de Sociología

Signorelli Yesica Vanesa


D.N.I.: 30.513.524
yesicasignorelli@hotmail.com

Bustamante Lorena Raquel


D.N.I.: 25.627.977
lorenaraquel76@hotmail.com
1

INTRODUCCIÓN

Corrían los primeros años del siglo veinte cuando un sujeto llamado Juan
Bautista Vairoleto desplegaba sus andanzas en distintos escenarios, pero principalmente
en el oeste y norte de La Pampa. Un hecho delictivo hará que sea protagonista de una
gran persecución policial que lo llevará a un trágico final. Sin embargo, este fin no hará
otra cosa más que dar nacimiento a una leyenda, un mito, un símbolo religioso: muere el
hombre y nace el mito. Aún hoy es un personaje emblemático amado y odiado por gran
parte de la población en donde ejerció influencia.
En este trabajo abordaremos el tema desde distintos ángulos. En primer lugar,
analizaremos a Vairoleto en tanto personaje histórico. Es decir, estudiaremos las
circunstancias sociales, políticas y económicas que son el contexto y la explicación de
su accionar. Luego, veremos como estas circunstancias nos llevan a ver a Vairoleto
como un ladrón noble, cuyas características consisten en hacer de paladín, corregir los
abusos, aportar la justicia, la igualdad social; y cuya relación con los campesinos es de
una solidaridad e identidad totales en tanto su lucha es también la lucha de los
oprimidos.
Seguiremos nuestro estudio analizando como su figura se transforma en símbolo
religioso. También analizaremos el mito, la memoria y los arquetipos que forman parte
en la identidad de un pueblo y de las personas que lo conforman.
Por último veremos como se asocian las figuras del bandido/justiciero; bandido/
criminal de La Pampa con la figura de San Vairoleto de General Alvear.
Este trabajo surge como un modo de abordar la figura de Vairoleto, no sólo como
figura histórica en si- en donde la bibliografía es más o menos extensa- sino como una
figura que se encuadra dentro de la mitología popular como símbolo religioso;
generando prácticas sociales y religiosas concretas. Donde los individuos se identifican
con el símbolo, recreando su identidad. Esta forma de abordar el trabajo, consideramos
que dista de los estudios anteriores; debido a que en general se realizaron trabajos
descriptivos e históricos alrededor de la figura de Vairoleto. Nosotros intentaremos dar
un paso más, analizando las prácticas y manifestaciones que aún hoy, se evidencian en
torno a él; tratando de encuadrarlo dentro de la sociología de la religión.
2

LA VIDA DE UN MITO. ESCENARIO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO.

Juan Bautista Vairoleto nació un 11 de noviembre de 1894 en la ciudad de Santa


Fé. Era el segundo de los seis hijos de Victorio Vairoleto y Teresa Bondino ambos
inmigrantes italianos. Él y su familia formaban parte de un grupo pertenecientes a un
fenómeno social muy común a finales del siglo XIX principios del XX, representado
por los sufridos colonos que los comerciantes de tierras atrajeron para poblar los
campos pampeanos.
Debemos recordar también que anteriormente estas tierras fueron el escenario del
genocidio producido por el ejército de Roca- siguiendo las líneas fundamentales del
discurso racista sarmientino, en donde la nefasta antinomia civilización-barbarie cobra
vital importancia; obligando a ranqueles y araucanos sobrevivir en grupos aislados,
habitando en sus toldos, en pequeñas villas o en la costa de los montes. Azotados por la
miseria y las enfermedades generalmente sólo sociabilizaban con los colonos o
terratenientes a través de dos hechos: las dos esquilas anuales y en los obrajes donde
trabajaban por sueldos míseros y condiciones laborales deplorables. En sus antiguos
dominios, se formarán nuevas generaciones que estarán conformadas por “gringos” y
criollos quienes enfrentarán la tarea de trabajar las tierras.
Sin embargo es de notar que las tierras más fértiles de la llanura pampeana
fueron apropiadas antes de la Conquista del Desierto por grandes inversores extranjeros
y argentinos que casualmente fueron los que financiaron tal cruel empresa.
A medida que irá creciendo la estancia ganadera asentada en grandes latifundios,
se irá consolidando el sistema de “colonias” para poblar y sobre todo explotar las áreas
fértiles impulsado por capitales europeos interesados primordialmente en la exportación.
Así, algunos propietarios directamente, y otros en convenio con las sociedades de
colonización arrendaron sus propiedades a numerosos contingentes provenientes de la
provincia de Santa Fé, de Buenos Aires e incluso de Europa; principalmente de italianos
y rusos-alemanes (generalmente colonias alemanas instaladas en Rusia- como los
“alemanes del Volga” o personas que más tarde viajaban con pasaporte ruso, en realidad
falso, escapando de la guerra.). Las condiciones en las que se llevaban a cabo los
contratos eran deplorables: se imponía la siembra de trigo por ser considerada la más
rendidora y se prohibía en algunos casos la cría de gallinas y la tenencia de más de dos
vacas. Entre los grandes propietarios colonizadores encontramos a Antonio Devoto,
3

Castex, Drysdale y en la zona sur Martínez. Sin embargo, una característica es que los
arrendatarios irán paulatinamente adquiriendo en propiedad estos territorios. Por otra
parte, dentro de este escenario, los ferrocarriles Oeste y Sud concentrados luego de 1890
en manos británicas, también vinculadas con las compañías de tierras, extendieron sus
rieles para llevar el grano a los puertos. Ello llevará a que se formen pueblos pequeños
alrededor de las estaciones ferroviarias. En 1908, por ejemplo don Eduardo Castex
loteó las tierras que dieron origen a la localidad de ese nombre. En este contexto
aparecerán los almacenes de “ramos generales” convertidos en acopiadores, y en
verdaderos bancos de los chacareros quienes depositaban allí sus ahorros, obtenían
créditos e incluso eran víctimas de sus deudas exponiéndose al embargo y la
expropiación. Ello llevó a una incipiente burguesía comercial y agraria donde
predominaban italianos y españoles.
Por otra parte, las cosechas empezaron a mecanizarse y requerían numerosa mano
de obra que provocaba un gran aluvión de “peones golondrina” que formaban parte por
un corto período de tiempo de la población de Castex. Esto, desbordaba la hasta
entonces tranquila vida en esta zona. El calor, el dinero, la bebida, sumados a las largas
y agobiantes jornadas a las que eran sometidos estas grandes masas de hombres,
provocaban actos delictivos. Por ende, era muy común la portación del revólver en la
cintura.
Hay que recordar que estos territorios se gobernaban desde el Ministerio del
Interior, que a través de la Gobernación con sede en Santa Rosa, colocaba a
funcionarios improvisados y allegados a la política de turno; quienes gobernaban más
allá de los intereses locales y de su gente. En este panorama, surgen “las policías
bravas” en donde el personal superior en muchos casos no era de carrera, sometiéndose
a los vaivenes de la política. De este modo, la tropa era aún peor seleccionada y mal
pagada, condiciones necesarias para ser consideradas desastrosas. Por ello hay que tener
en cuenta este contexto general para comprender el rol que jugará en esta historia la
institución policial, carente de medios y con una aspereza propia de la vida rural.
Siguiendo con la historia personal de Juan Bautista Vairoleto; él y su familia se
establecieron en La Pampa en la zona de Castex donde arrendaron unas 400 hectáreas
de campo a la compañía Perrando y Cía. Juan Bautista concurrió a la escuela hasta
quinto grado porque sus padres no podían seguir manteniéndolo. El campo presentaba
una vida dura y de trabajo donde la mano de obra era primordial y los hijos de los
matrimonios eran considerados trabajadores, mano de obra. Sin embargo, creían que sus
4

hijos criollos podían ser ciudadanos de una patria nueva y ellos, los pioneros de esa
patria. La madre de Juan murió siendo él muy joven; afectando la suerte del grupo
familiar. Don Victorio se establecería luego en una finca en las afueras de Castex y sus
hijos irían a trabajar como peones. Así, Juan Bautista abandonó pronto su casa
trabajando de peón, carrero, mozo y otras ocupaciones ocasionales. Se dice que
también aprendió de su padrino a ubicarse por las estrellas, interpretar el vuelo de los
pájaros, comunicarse con los caballos, usar las boleadoras, conocer los caminos más
olvidados y las rastrilladas indígenas. También que era una persona sumamente
carismática que gozaba con la simpatía general de quienes lo conocían.
Siguiendo con la historia y su análisis, es difícil pasar por alto la estructura social
de la sociedad de Castex y sus alrededores por aquellos tiempos. En especial haremos
referencia al prostíbulo, al monte, y a los ya mencionados comercios de ramos generales
y la institución policial o “policía brava”.
En cuanto a la primera figura de referencia, en Castex había tres prostíbulos: el de
la Julia, del Ñato y la Francesa. Ellos eran una verdadera institución a la que concurría
gente de toda condición económica, política y social. Mezcla de bar, club social, foro
local, club de baile; tenían sus respectivas orquestas y se pagaba con diez centavos por
pieza para bailar con cualquiera de las mujeres. Juan Bautista, al igual que muchos
muchachos, comenzó a concurrir a estos sitios donde adquirió fama de gran bailarín.
Según cuenta la historia, cuando él tiene 24 años comienza a frecuentar a una de estas
mujeres quien además presenta preferencia hacia él, llamada “la Dora”. Y es allí donde
empieza a tramarse la historia de lo que más tarde será un mito. El problema surge
cuando un cabo de policía, el “turco” Elías Farach, quien también pretendía a esta
mujer, ve con disgusto la inclinación de ésta por el muchacho. Hay varias versiones en
torno a la mujer en si; algunas sostienen que en realidad la mujer en cuestión era Rosa
Pérez, novia de Vairoleto, pero lo cierto es que a partir de este hecho, el cabo Farach
comenzó a hostigar a Vairoleto donde lo encontrara. Incluso una vez lo detendría y en el
calabozo de la comisaría lo habría torturado brutalmente. El hecho fue de un abuso y
una violencia desmesurada que acabaría por sellar el destino de bala en la garganta del
gendarme: nacía ese 4 de noviembre del año 1919 el mito de Juan Bautista Vairoleto.
Sus hazañas, hechos, robos, atracos, venganzas, etc., son bastante conocidos, y han
traspasado las fronteras de la provincia rápidamente. Luego de aquí, surgen miles de
historias, muchas de ellas difíciles de constatar, pero que irán construyendo la vida de
un personaje que dará identidad a un pueblo. Entre las historias están la burla
5

sistemática a la autoridad; escapando muchas veces con caballos de la propiedad de


éstos; o una de las historias más difundidas cuenta que cuando su padre fallece la policía
hace guardia en el velorio a fines de apresarlo; sin embargo él no aparece en ningún
momento y en cambio una viuda con dos niños les dice a los policías que Juan ya vino y
se fue hace un rato; y horas después se darán cuenta de que esa viuda era en realidad él
disfrazado con dos niños “prestados” por familiares. Otra de las grandes historias en
torno a él que lo constituirán como el “Robin Hood de las pampas” tiene que ver con el
robo a grandes hacendados para repartirlos entre los más necesitados; teniendo en
cuenta el contexto local en el que se desarrolla la historia, donde la miseria y las
injusticias se encuentran a la orden del día. Es importante notar, la aceptación popular
que tenía entre el pueblo, la decisión de robarles a los ricos y repartir entre los pobres, y
la restauración del honor agraviado en muchos paisanos y chacareros por los poderosos
(terratenientes, administradores, gerentes, comerciantes, políticos) y la policía lo
convirtieron en un mito aún estando en vida.
Y aquí aparece una figura geográfica, imposible de soslayar, en torno a Juan
Bautista Vairoleto; y ella es la figura del monte: “el monte de caldenes”. En el monte se
situarán infinidad de factores: entre ellos, mitos como la presencia de algún alma en
pena, algún árbol sagrado, etc.; será una fuente excepcional proveedora de leña,
alimento a través de la caza; de peligro a través de animales salvajes y por ende, de
aventura. También sirve de refugio de los desamparados y forajidos. También era
morada de los hacheros quienes subsistían allí de forma penosa con viviendas hechas de
ramas en forma de “carpas” o incluso a veces cavadas en la tierra. Es decir, es una
figura emblemática de la zona de la llanura pampeana donde se desarrollará gran parte
de la vida del bandido, en tanto éste vivía en complicidad con sus habitantes. En él se
esconderá de la ley y allí junto a su banda- compuesta principalmente por Moroni y
Vallejos entre otros- será su morada.
Hay que destacar que la historia de Vairoleto “en los años 20 y 30 coincide con la
lucha entre la ciudad y el campo. Luego de ser encarcelado vuelve al monte, al oeste
pampeano que es el refugio natural de los pobres, huyendo de esa maquinaria de la
ciudad y la política.” Allí “siembra el mito con toda su fuerza. Nuestro oeste es el
territorio de frontera, es el lugar de divorcio y de encuentro, de interacción de dos
mundos, el pasado y el presente, la civilización y la barbarie, el campo y la ciudad”1.

1
Chumbita, Hugo en Revisitando a los Bandidos rurales. Mito y Realidad de un fenómeno Regional, en
Caldenia, La Arena, 22/8/2004.
6

También hay que recordar que en La Pampa la influencia de la Iglesia Católica era
débil, debido al origen inmigratorio de gran parte de la población como a la falta de
sacerdotes. El espiritismo estaba bastante difundido, existiendo numerosas sociedades
de este credo en diversas poblaciones. Por aquello tiempos será muy difundido el texto
“Testamento de Jesucristo”.

EL LADRÓN NOBLE.
“La luz en el camino de los desamparados.”

Teniendo en cuenta su historia y sobre todo su leyenda, a Vairoleto lo podríamos


ubicar, siguiendo a Hobsbawm dentro de lo que él denomina: “el ladrón noble”, mas
conocido como el Robin de los bosques. Es el tipo de bandido más famoso y
universalmente popular. Robin de los bosques es lo que deberían ser todos los
bandoleros campesinos, pero en la realidad son pocos los que tienen el idealismo, la
generosidad o la conciencia social necesarias para desempeñar este papel, y quizás sean
todavía menos los que se lo pueden permitir. El papel del ladrón noble consiste en
hacer de paladín, corregir los abusos, aportar la justicia y la igualdad social. Su relación
con los campesinos es de una solidaridad e identidad totales. Los imperativos morales
de la sociedad campesina son netos y tajantes: en ella los hombres acostumbrados a ser
pobres y desvalidos suelen establecer una distinción igualmente tajante entre aquellos
preceptos que obligan en prácticamente todas las circunstancias y aquellos que pueden
saltarse en caso de necesidad o de indigencia.
Dado que el bandolero social no es un criminal, no tiene dificultad para
reintegrarse a su comunidad como miembro respetado de ésta en cuanto cesa de estar
fuera de la ley. Incluso es posible que permanezca siempre con su gente. En la mayoría
de los casos lo más fácil es que opere dentro del territorio de su pueblo o familia y que
estos lo mantengan debido tanto a sus obligaciones familiares como al sentido común,
porque ellos lo alimentan. Como es natural, el paladín del pueblo no sólo debe ser
honesto y respetable según los criterios locales, sino completamente admirable. Porque
el bandido noble es bueno.
7

Para hacer más amena la narración de varias de sus hazañas y características


seguiremos a Eric Hobsbawm quien resume en nueve puntos las características del
ladrón noble2:

♣ el ladrón noble inicia su carrera fuera de la ley como victima de la

injusticia o debido a la persecución de las autoridades.


Empezar como victima de la injusticia equivale a estar imbuido de la necesidad de
reparar cuando menos un daño: el que afecta al bandido mismo. Tal como comentamos
anteriormente, la vida de Juan Bautista se vio afectada a partir del momento en que se
disputa el amor de una mujer con el cabo de policía, el “turco” Elías Farach. La historia
contará que a partir de soportar reiterados abusos de este oficial, Vairoletto se defiende
en un tiroteo con éste y desde allí, y a partir de la muerte del cabo, es perseguido por la
ley.

♣ corrige los abusos


Entre las historias se encuentra una en la que él unido a dos hombres de mala
reputación- Juan Espíndola y Daniel Caro- roban en la estancia de don Bernabé Horne
en Lobocó. Fuera del control de Vairoleto, sus acompañantes matan al dueño y luego
quieren degollar a su mujer. Se dice que Juan Bautista detiene tal acto obligándolos a
irse inmediatamente y separándose de ellos luego definitivamente.
Por otra parte, sus actos parecen enarbolar la justicia popular, en tanto sus
víctimas son frecuentemente personas mal mentadas o a quienes Vairoletto tiene algo
que reprochar.

♣ roba al rico para dar al pobre


Tal es el caso del asalto a José Peidón, un almacenero que vivía en el campo “el
Destino” de Winifreda, quien según opiniones de sus vecinos, e incluso su mujer tenía
mal carácter y se quedaba con los vueltos de la gente. Vairoletto entra a su casa y roba
comida, dinero y ropa. Otra, consiste en el que quizá fue su robo más espectacular,
donde ayuda a un tal Pildain para que éste no pierda su tambo en manos de Mandrile
que era una de la personas más ricas de Castex.

2
Hobsbawm, Eric: Bandidos. Editorial Crítica. Barcelona, 2001Cáp. 4, Pág. 59y 60.
8

Pero, además de ello, es necesario recalcar que en la creencia de la gente humilde,


Vairoletto no sólo ayudaba a los pobres, socorriéndolos y cumpliéndoles favores; sino
que también se dice que curaba “de palabra” animales “bichados” o practicaba otras
curanderías similares que le adjudicaron, aún en vida, un don divino.

♣ no mata nunca si no es por defensa propia o en justa venganza


Sumado al primer hecho contado en este apartado; la gente dice- y los testimonios
parecen confirmarlo-que era enemigo de la violencia gratuita.

♣ si sobrevive, se reincorpora a su pueblo como ciudadano honrado y

miembro de la comunidad.
En este punto, la historia de este bandido empieza y termina a causa de una mujer.
Se dice que dejó sus andanzas por la que será su última mujer y madre de sus hijos,
Telma Cevallos con quien iniciará una nueva vida en un lugar tranquilo en el sur de
Mendoza, en la colonia de San Pedro del Atuel. Vairoletto se haría llamar Juan o
Francisco Bravo y vivirá de la venta de leña y verduras en una zona bastante próspera
como ésta.

♣ es ayudado, admirado y apoyado por su pueblo


Se comentaba que paraba en las casas de dos agricultores de Conhello, en lo de
Eulogio Paz, en Castex. Hay testimonios que aseguran que una noche paró en la
estancia de Florian Winschel, un tambero y ganadero de la zona de Castex quién lo dejó
dormir en el galpón mostrándoles a sus hijos la grata visita junto al pedido de guardar
silencio a cada uno de ellos porque él era Vairoleto quien cuidaba de los pobres.
Vivía en complicidad con los campesinos; ya que al igual que él, repudiaban a la
policía de aquellos tiempos por los excesos que ésta cometía. Se dice también, que
respetaba a los viajantes de comercio por considerar justo y sacrificado su trabajo:
cuando éstos atravesaban su dominio él les pedía una “contribución voluntaria” y los
dejaba seguir viaje. Un hombre así será ayudado por todos, y cada uno: es considerado
como un agente de la justicia e incluso un restaurador de la ética y a menudo el mismo
se considera así.
9

♣ su muerte obedece única y exclusivamente a la traición, puesto que

ningún miembro decente de la comunidad ayudaría a las autoridades en contra suya


Y es precisamente en este punto, donde aparece la figura del Ñato Gascón, ex
integrante de su banda en un principio y con el cual se dice Vairoletto tuvo
discrepancias severas en tanto el primero era muy violento, lo cual llevó a ser alejado de
la banda. El “gallego”- tal era como se lo conocía- tenía un prontuario que lo llevaría a
prisión durante varios años. Entonces debido a esto, el comisario decide ofrecerle una
tregua mediante la cual él lo salvaría de la prisión limpiando su historial a cambio de
que delate dónde se encuentra Vairoletto quien estaba prófugo desde hacía unos años.
Así, el 14 de septiembre de 1941 es muerto por la policía de tres disparos. Hay
versiones que aseguran que el disparo se lo dio el mismo Vairoletto; sin embargo Telma
Cevallos, su mujer, dirá que ni siquiera dieron orden de arresto y dispararon a
quemarropa. Lo cierto es que más allá de la forma en la que sucedió, la muerte de
Vairoletto, no hizo otra cosa más que acrecentar el mito en torno a su figura. Así, el sitio
de la emboscada se vuelve santuario y es allí donde adquiere la más definitiva categoría
social, la de intermediario entre los seres humanos y la divinidad.

♣ es-cuanto menos en teoría- invisible e invulnerable.


A pesar de haber sido apresado varias veces por hurto, por violación a la
propiedad; y según se dice, por varias causas que se le atribuyeron injustamente;
siempre tuvo estadías cortas en la penitenciaría. Y será a partir del 11 de abril de 1925
que no lograrán detenerlo, y más aún, encontrarlo jamás. Su captura se hará imposible
debido a la complicidad entre chacareros, hacheros, peones e incluso algunos policías.
Nunca pueden aprenderlo porque “desaparece como la luz mala”3.

♣ no es enemigo del rey o del emperador, fuente de justicia, sino solo

de la nobleza, el clero y otros opresores locales.


Es decir, específicamente de lo que denominamos “la policía brava”, o como ya
dijimos de cualquier persona que cometa actos injustos frente a otros, Vairoleto será
enemigo manifiesto de éstos. Sin embargo una anécdota afirma que en una persecución
con la policía donde Vairoletto se adentra en el monte y un joven oficial lo persigue, el

3
Chumbita, Hugo: Vairoletto, el último bandido romántico, en Todo es Historia. En América y el mundo.
Suplemento Nº 10.
10

primero le dice que lo deja ir antes de comenzar cualquier altercado porque resalta el
valor y el coraje del joven por sobre el resto de los policías para perseguirlo sin medir
las consecuencias. Luego de esto, se dice que el joven oficial, fue uno de sus más
grandes admiradores. Esto nos lleva a considerar que dado que el ladrón noble es justo
no puede entrar en contradicción auténtica con la fuente de justicia en sí, sea ésta
humana o divina.

EL HOMBRE COMPARTE EL PODER CON LOS DIOSES

“Creo que la santidad popular


es como un último gesto de admiración de la gente.
Es el homenaje máximo de una comunidad
para ponerlo de intermediario ante Dios.”
Fabio Erregarena, Nieto de Vairoletto, en Suplemento Radar,
Página 12, del 16 de septiembre de 2001.

A pesar de haberse desarrollado la leyenda principalmente en La Pampa; es en


Mendoza, donde él muere, y es precisamente en el cementerio de Alvear donde sus
devotos le rinden culto por los “favores” a los que acceden gracias al “héroe de las
pampas”. Teniendo en cuenta que los rituales privilegian el escenario de la tumba o
lugar donde se produjo la muerte, cuya fecha convoca una celebración especial; todos
los 14 de septiembre “miles de devotos visitarán la tumba del legendario bandido en el
cementerio de Gral. Alvear, Mendoza. Sus devotos seguramente pedirán que no se
enfermen sus familiares, que siempre tengan trabajo, que se les cure el cáncer, que
vengan bien las cosechas de tomate, y que nunca los abandone.”4
Además de su tumba en General Alvear, una comisión popular reconstruyó como
ámbito de celebración el rancho en el que se mató cuando lo rodeaban sus
perseguidores. Desde el 2003, la Cámara de Turismo de Gral. Alvear, organiza el
encuentro Nacional y Popular Juan Bautista Vairoleto que se lleva a cabo de septiembre
a noviembre; albergando a artistas de todo tipo.
Aunque el soporte de datos biográficos del personaje en cuestión es desparejo y a
veces incompleto, todos los relatos enfatizan su solidaridad con los campesinos; lo que

4
“El diario” de Mendoza 14/9/01
11

ha hecho que Vairoleto se haya convertido en un símbolo y como tal en un momento


fundamental en la identidad de los sectores populares. Identidad que se basa en una raíz
propia del pueblo: él vivió y murió en el pueblo. Pero su muerte, lejos de hacerlo
desaparecer de la tierra, logra ser aún más simbólica: el significado de la muerte se
invierte y desde “el más allá” Vairoleto tiene más poder, es más justiciero, cura y
produce milagros. Teniendo en cuenta ello, no debemos olvidar que el ser histórico es
esencialmente simbólico. Los símbolos presentes en la sociedad conjugan dos
momentos importantes, pasado y futuro, arquetipos e ideales. Lo que representó
Vairoleto en un pueblo marcado por la crisis económica donde la brecha entre ricos y
pobres era muy acentuada y donde el hecho de estar fuera de la ley lo legitimaba frente
a los más desposeídos; y lo que representa y representará en un pueblo que se identifica
con este hombre que luchaba por las injusticias, que analizaremos en el siguiente
apartado donde leyenda por medio acrecienta y magnifica sus acciones de antaño-
repartiendo sus motines entre los más desposeídos. Como dijimos anteriormente, lo que
nos interesa abordar en torno a la figura de Juan Bautista Vairoleto es como se
transforma en símbolo para los sectores populares y como se contrapone esta visión con
la visión que tienen otros sectores de la sociedad. Deseamos trascender “el discurso
iluminista que explica las manifestaciones de la religiosidad popular a partir de la
ignorancia de nuestra gente y entendiendo la fe de un pueblo que sufre la
fragmentación, que se le ha impuesto, no solo como una estrategia de supervivencia
sino como un lento y paciente reencontrarse”5.

Cada sujeto, en tanto se define a través del otro, define su identidad a través de la
contradicción: El ser histórico es lo que no es y no es lo que es”6 Por ello, su identidad,
en tanto negación en relación al otro, está siempre amenazada por el sin sentido, está
quebrado ontológicamente. El ser histórico surge entonces, a partir de una separación
con la naturaleza; y en tanto conciencia, el pensar lo lleva a conocerse. Realiza un
proceso de autoconocimiento, de autoconciencia: al conocer el símbolo, las cosas, el
mundo que lo rodea, se conoce él mismo. Mirando el pasado a través de los arquetipos
(entendidos como los personajes y acontecimientos fundantes, aquellos que tuvieron
lugar en el origen; y donde cada sujeto tiene sus propios arquetipos) y proyectando su

5
Dri, Rubén: Símbolos y Fetiches Religiosos. En la Construcción de la Identidad popular. Editorial
Biblos, Bs. As. págs 81 y 82,
6
Dri, Rubén: Identidad, Memoria y Utopía. Estado, Legitimación y Sentido, pág. 14.
12

futuro por sus ideales el sujeto se conoce. En el culto a Vairoleto sus devotos participan
de éste proceso de autoconocimiento y no de un proceso alienante y fetichista7. Se trata
de una lucha hermenéutica, de una reinterpretación constante que el creyente realiza con
el símbolo; de un ida y vuelta: el creyente se proyecta en el símbolo; para verse
asimismo necesita verse en el símbolo. El sujeto es memoria, pero no sólo ella; sino que
también es proyecto en tanto se proyecta en los símbolos, en los otros, teniendo en
cuenta sus raíces. Y es una cualidad fundamental del individuo la imaginación.
Imaginación que nos permite desplazarnos, proyectarnos, estar más allá del aquí y ahora
entrando en la utopía. Se necesita de la memoria para llegar a las raíces identitarias de
los sujetos; pero también y principalmente de un proyecto que se aleje de lo
reaccionario y pueda construir el camino hacia la utopía donde la marcha del caminante
esté orientada a caminar constantemente para construir historia mirando el pasado para
proyectar el futuro.
Es importante, como marcamos en el primer apartado, conocer el contexto en el
que surge un símbolo porque nos revela las raíces de determinadas significaciones que
habría que tener en cuenta posteriormente, pero mucho mas importante es saber y
averiguar que significa hoy para sus devotos. No hay que olvidar que a pesar de los años
que nos separan de su historia; aún hoy en estas zonas rurales se viven grandes
injusticias junto con una vida muy sacrificada de gran parte de la población.
Especialmente en la zona de La Pampa donde se desarrolla gran parte de su historia, no
hubo gran migración de otras provincias. Generalmente hay generaciones y
generaciones enteras de las mismas familias que aparecen en las historias del justiciero.
Los mismos apellidos aún hoy continúan en esa sociedad y guardan relación directa con
sus antepasados. Vairoleto, al igual que otros símbolos religiosos como el gauchito Gil,
por ejemplo, son referentes populares que “fueron desertores de un orden oficial que no
representaba al menos a ese sector del pueblo. Hay una identificación con estas
personas que pasan a ser arquetipos ejemplares. Guías que aparecen en momentos
críticos de la historia. Se depositan en ellos ciertos atributos que tienen que ver con
códigos compartidos. La socialización pone en evidencia la existencia de un imaginario

7
Ësta es la principal crítica que Marx realiza a la religión. Para él la religión es un fetiche, es alienante: el
hombre no percibe que es él el que se proyecta en la religión y que ésta es producto propio: el creador
desconoce y se somete a su creación. Es el hombre el que crea a Dios y no viceversa. El hombre tiende a
la autoenajenación religiosa al no advertir esto. Dios en tanto objeto, es decir, en tanto producto humano
adquiere características subjetivas; y el hombre pasa a ser un instrumento de la voluntad de ese Dios que
él mismo creó.
13

social para el cual es posible la trascendencia. El hombre, entonces, puede compartir el


poder con los dioses”8.
Es muy importante la memoria pues sin ella desparecemos. La memoria nos
constituye como sujetos. La memoria trae a la conciencia los arquetipos, los personajes
y acontecimientos fundantes, aquellos que tuvieron lugar en el origen. Como dijimos
anteriormente, la etapa del bandolerismo dura hasta 1941: año en el que muere
Vairoleto, pero también año en donde se atenúan las condiciones económicas y sociales
que habían permitido que floreciera el bandidaje. Sin embargo es notable como
Vairoleto perdura en la memoria popular; popularizado a través del canto de los
payadores, los folletines y la literatura; ya sea en obras de teatro o la película
(protagonizada por Arturo Bonin).
Por otra parte, los símbolos que se encuentran en el pasado de un sujeto
individual constituyen arquetipos de ese sujeto. El recordar un arquetipo es una
recreación, una creación que permite al sujeto ser. Los arquetipos aparecen como
símbolos presentes, la razón los descifra, la exégesis prepara el terreno para la
apropiación por el sujeto que se los apropia mediante una hermenéutica que no es más
que una recreación de sus propios intereses. El devoto hace su propia interpretación del
símbolo religioso, que responde a sus intereses y que puede coincidir o contradecir el
significado otorgado por la institución religiosa. Lo mismo que pasa con otros símbolos
no canonizados, notamos que la gente no ve contradicción alguna con el culto católico
sino que por el contrario, hace su propia simbología y se revela en estrecha comunión
con él.
“A mi me cumple… y mi padre lo quería mucho… él era bueno con los pobres y
no andaba con los ricos… Cuando le pido algo, lo cumple… cosas chiquitas… que no
me falte nada, que mis hijos tengan trabajo… esas cosas… Para cosas más grandes voy
a la Iglesia” (Eugenia, 2006, Eduardo Castex, La Pampa).
Es decir, estamos frente la existencia de una dualidad formal en la religión, en la
que conviven formas de expresión que no se excluyen sino que se complementan: por
un lado, la oficial, reconocida como religión en nuestro caso el Culto Católico
Apostólico Romano, que establece el marco referencial de nuestras acciones a través del
dogma, de sus rituales y de su liturgia; y por otro lado, la religiosidad popular, que

8
Bergallo,Graciela E., Los referentes populares y la construcción de la memoria, en Bandoleros rurales
correntinos, Secretaria de Cultura de la provincia de Corrientes, 2005.pág. 17.
14

constituye la expresión cotidiana y concreta. En esta segunda manera de ser de la


religión podemos reconocer su fase colectiva, su construcción social donde participan
todos los sectores, sus sujetos y sus códigos simbólicos dando marco a su fe y a su
moral.

Siguiendo con nuestro análisis debemos recordar que analizamos la figura de Juan
Bautista Vairoleto como un mito. El mito es una forma de conciencia social destinada a
presentar una visión de totalidad que permite encontrar el sentido de los grandes
problemas que el ser humano se plantea desde siempre. Mediante los mitos los pueblos
se ubican en la historia y en el mundo. Los mitos son dadores de sentido. Los mitos no
mueren nunca. Siguiendo a Fabio Erreguerena, el mito de Juan Bautista Vairoleto
vehiculiza acciones contrahegemónicas o de resistencia y sirve como modo de organizar
simbólicamente ciertos acuerdos o intereses comunes entre los pobladores pobres que
sufren los estragos de un mismo tipo de dominación: es una práctica libertaria y
emancipadora del pueblo. Por su función utópica, se constituye en una forma simbólica
clara y contundente que el pueblo elige para dramatizar situaciones como la violencia y
arbitrariedad policial, desigualdad social, falta de representación política, etc.
Por otro lado, Moffatt9, dirá que estos mitos siempre son de las clases populares
porque “la clase media tiene su estructura obsesiva, y por lo tanto, lo que le
corresponde, es el ritual de la iglesia católica, básicamente la misa que es un ritual
obsesivo, monótono, de reaseguramientos, y en general muy represivo y controlador.
Tiene las características de ser una clase obediente al poder. La clase media es la
cómplice de la clase alta para la explotación de la clase popular. Entonces tiene su
creencia ahí, que es más obsesiva, más aburrida y estructurada desde la obediencia.
Pero no debemos olvidar que lo fundamental en las narraciones mitológicas está
constituido por el símbolo, que es donde se expresa el sentido. “El símbolo significa
algo distinto de lo que él es en su ser sensible”10. Lo que el símbolo significa es
múltiple. El símbolo es inagotable por lo cual se puede resignificar continuamente. La
significación de la lucha y su significado. “En el símbolo el sujeto se proyecta. No se
puede ser sujeto sin proyectarse en símbolos; en este sentido son fundamentales para la

9
Moffatt, Alfredo: Entrevista para revista Diagonal, año 2002.
10
Dri, Rubén: Símbolos y Fetiches Religiosos. En la Construcción de la Identidad popular. Editorial
Biblos, Bs. As. 2003, págs 18/19. Dri, Rubén: Símbolos y Fetiches Religiosos. En la Construcción de la
Identidad popular. Editorial Biblos, Bs. As. 2003, págs 81 y 82,
15

constitución del sujeto, quien es esencialmente simbólico. Ahora bien, el sujeto se


desdobla en el símbolo, se ve a si mismo en este. Por lo tanto el símbolo posee cierta
independencia del sujeto que en él se proyecta. Ello conlleva una tendencia del símbolo
a independizarse y a dominar al sujeto del que es momento constitutivo”11.
Por otra parte, el ámbito del sentido es exclusivo de los hombres. Volviendo al
símbolo debemos recordar que éste nunca es, remite a algo que está ausente, algo que se
representa ante la conciencia como un objeto concreto. El símbolo es a la vez la propia
cosa y algo distinto, entrecruzamiento dialéctico entre lo declarado y lo oculto. Su
esencia es polisémica. Cada símbolo condensa un universo de significados y lógicas
diferentes, imposible de ser aislados en las practicas rituales o en el discurso de los
fieles. Lo propio del símbolo es su vinculación con el sentido. Como la conciencia no
puede verse a si misma, los símbolos son unos de sus desdoblamientos. La conciencia
se proyecta en ellos para retornar a si misma inmediatamente. Así pueden verse a si
mismo en su dimensión trascendente. No hay que olvidar que el hombre es un continuo
trascenderse y que con los seres históricos –hombre y pueblos- representan una
interminable lucha por el sentido.
El símbolo religioso es un momento de la construcción de una identidad no
acabada que puede resignificarse de instante en instante. La fe que el creyente deposita
en el símbolo cuando le agradece, le reza, pidiendo trabajo o sanación es, en parte, la
confianza que se tiene a si mismo, aunque probablemente se sienta incapaz de hallar
dentro de si las fuerzas que necesita para seguir. Por eso la marcha sagrada hacia el
símbolo, que es la peregrinación, es caminar hacia el reencuentro con uno mismo. Si el
creyente recurre al símbolo religioso, es porque lo ha aprehendido culturalmente,
porque la religiosidad forma parte de sus raíces, lo cual le confiere una identidad. El
símbolo está cargado de significación, precede al sujeto como parte de una cultura, de la
tradición y en ese sentido construye identidades. Pero, a su vez, ese sujeto lo resignifica
constantemente dándole sentido en su presente.
Llegar al lugar desde el cual todo cobra sentido, en este caso el santuario del
cementerio de General Alvear donde se le rinde culto junto con el lugar en donde se le
da muerte; es un momento muy importante en la identidad de un pueblo; porque los
centros otorgan sentido, porque desde ahí se ve el todo. Se ve toda la historia personal
del pueblo. Se ubican tanto la vida como la muerte; el dolor como el placer; la tristeza

11
Ibid 10.
16

como la alegría. Todo encaja, todo cobra sentido. Encontrar el centro es encontrarse a si
mismo. Al perderse el centro el universo estalla, dispersándose en una multitud de
fragmentos. Pero ello no pasa con los devotos que piden a Vairoleto sus favores y creen
fervientemente en él.

EL BANDIDO NOBLE DE LA PAMPA Y EL SANTO DE GRAL. ALVEAR.


Análisis de los dos apartados anteriores.

“Hoy su tumba es venerada,


la gente le brinda apoyo,
lo llaman “El Santo Criollo”,
quién conoció sus andadas
en su alma ya cansada,
la piedad más se agiganta;
y rememoran su estampa,
aquel trágico destino,
cayó en suelo mendocino,
pero lo llora La Pampa.”
Décima 642. El último bandido romántico.
Obra versificada por Enrique “Quique” Rodríguez.
Año 1994.

En los dos apartados anteriores, analizamos la figura de Vairoleto en torno a dos


figuras principalmente: la del ladrón noble y la del símbolo religioso.
La primer figura obedece a Vairoleto en tanto ser histórico, real, cuya vida se
desarrolla en los primeros años del siglo veinte en los territorios de La Pampa,
principalmente, y porciones de Río Negro. En estas zonas se destacarán las cualidades
en torno a su figura en tanto hombre excepcional: excelente tirador, jinete, bailarín,
justiciero con los pobres, protagonista de un sinfín de aventuras amorosas y duelos
memorables. Allí, es notorio ver como el bandido no alcanza las dimensiones sagradas o
sobrenaturales que sí alcanza en torno a la segunda figura estudiada. Su muerte será
vista más bien como un acto de injusticia en tanto se considerará una cruel venganza de
la policía.
Como dijimos anteriormente, en la zona de La Pampa donde se desató la mayor
parte de su historia, aún hoy se encuentran personajes asociados a ella. Esto llevará a
grandes discrepancias que obedecen a la situación social en que se encontraban los
lugareños- o ya hoy, es posible hablar más bien de sus descendientes- en el momento en
que Vairoletto desplegaba sus andanzas.
17

Uno de los casos más notorios y que resaltan estas discrepancias es la


controversia generada en torno a una estatua tallada con la figura de Vairoleto. En una
entrevista con Luis Cervellini, intendente de Conhello en la provincia de La Pampa, éste
nos expresa que en su última visita al santuario, dejó hacer una imagen de un artista
local para llevar a Eduardo Castex que es donde se desarrolló mayormente la historia;
sin embargo, dice que tuvo grandes problemas a la hora de cumplir con su cometido, ya
que mucha gente se negaba por considerarlo un criminal y el intendente del lugar no lo
hizo. El mismo nos dirá: “A Vairoletto lo revalorizo como hecho histórico… Sucedió y
no lo podemos ocultar… hay gente que está de acuerdo y gente que no. Si hace
milagros… no sé… no lo creo. En Alvear la mayoría cree que sí, yo fui con un grupo de
acá para conocerlo simplemente…”
Por otro lado, otro lugareño, Juan Carlos Heim, quien conduce un programa
radial que dedica un segmento a las andanzas de Vairoleto orientado sobre todo a partir
de la epopeya, nos dirá: “…Yo considero que él fue un criminal, y su final se debe sobre
todo a ello.”
También un policía retirado de El Algarrobo del Águila (Mendoza) el cabo
Adolfo Ohaco, quien habría participado del atentado contra Vairoleto, expresa:
“hicieron una leyenda de un bandido… y al paso que van lo van a hacer un santo del
revólver”12.
Chumbita, también destaca una especie de “parábola del bandido” en donde hay
una vuelta al origen; en tanto Vairoletto vuelve al oeste, busca una tierra que cultivar y
se asienta con su mujer y sus hijos.
A su vez, otros testimonios nos reflejan otra cosa:
“Yo me pelié fuerte y fiero con varios, porque siempre sostuve que Vairoleto fue
un tipo muy bueno” Natalio Torchio.
“Si Vairoletto hubiera vivido en la “época de Perón”, no sólo lo habrían
indultado, sino que además podría haber sido ministro, porque él entendía muy bien a
la gente, sobre todo al obrero”. Alberto Pregno13.
Es importante destacar como en torno a su figura, se van generando distintas
opiniones que el paso del tiempo hasta vuelve incongruentes. No hay ningún indicio que
nos permita establecer que Vairoleto tuvo contactos con el movimiento obrero; o es más

12
La Arena, 14/9/2001
13
Testimonios extraídos de Rubiano, Néstor: Tras el rastro de Vairoleto, Impreso en Argentina, Segunda
edición 2001, pág.142.
18

con algún obrero de la ciudad; recordando que era allí donde se desarrollaron las
fábricas. Fue un ícono, como ya dijimos de la sociedad campesina de aquél entonces;
pero lo interesante es dar cuenta de cómo el pueblo convierte en indisociable su figura
con la del humilde o desprotegido del sistema.
Ahora bien, ¿qué pasaría si se desarrollaran hoy las andanzas de Vairoletto?
Rubiano14, dirá que hoy no gozaría de tal popularidad debido a que las condiciones
sociales han cambiado con respecto a la época en que acontecieron. Las condiciones de
La Pampa de principio de siglo fueron caldo de cultivo para el surgimiento de estos
bandidos amigos del pueblo, quienes al hacer atracos a los grandes almacenes (cara
visible y final de toda una cadena de explotación) hacían actos de justicia popular.
Pero a pesar de lo dicho hasta ahora, hay cientos de puesteros y hacheros que
aseguran que el fantasma de Vairoleto sigue recorriendo la zona. Hay a su vez cientos
de símbolos que aseguran su paso por el lugar: desde un árbol que se considera sagrado
donde se encuentran talladas sus iniciales por él y al que sólo tienen acceso unos pocos,
hasta la rendición de cultos en forma de pequeños altares en campos circundantes15.
Sin embargo es imposible soslayar como es el pueblo de Gral. Alvear quien lo
ha canonizado16 y cuyos adeptos son de variadas zonas circundantes, incluso varios
pobladores de La Pampa.
Siguiendo con nuestro análisis tendremos en cuenta a Manuel Marzal17 que nos
dice al referirse a la religión: “Cuando dos religiones, con sus respectivos sistemas de
creencias, ritos, formas de organización y normas éticas, se ponen en contacto puede
ocurrir en teoría tres cosas diferentes: la primera; que ambas religiones se confundan en
una, produciendo una síntesis, la segunda; que ambas religiones se superpongan y
mantengan su propia identidad, produciendo una simple yuxtaposición y la tercera; que
ambas religiones se integren produciendo una nueva, pero siendo posible identificar la
procedencia de cada elemento de la misma produciendo un verdadero sincretismo.
El sincretismo religioso es lo que sale a luz en el santuario y lo que se da en este
símbolo religioso: el pueblo no deja de creer en Dios, en la Virgen María y en Jesús.
Sólo que ellos se presentan como algo más allá de ellos, con otras características,

14
En Suplemento Radar, Página 12, del 16 de setiembre de 2001. Año 6 Nº 266.
15
Rubiano, Nestor: Tras el rastro de Vairoleto, Impreso en Argentina, Segunda edición 2001.
16
“Canonizaciones populares son aquellas que tienen como objeto de culto personas que han sido
canonizadas por el pueblo, es decir personas en cuyo proceso de canonización no ha intervenido la Iglesia
Católica como institución”( CHERTUDI, Susana y NEWBERY Sara, La Difunta Correa pág. 15 Buenos
Aires, Huemul)
17
Marzal, Manuel- El sincretismo Iberoamericano. Perú, PUCP, 1989, pág. 176.
19

divinas e inaccesibles. Ellos les son lejanos. En cambio, Vairoleto fue una persona que
luchó y sufrió como ellos, fue víctima de injusticias y a pesar de ello fue bondadoso con
los que más lo necesitaban. Es decir, Vairoleto transitó en “sus historias”;
probablemente estuvo en sus mismos lugares cotidianos o de trabajo. Fue uno más de
ellos, pero con un don especial; el que lo llevará a convertirse en mito y en símbolo
religioso.
Por otra parte, el sincretismo se refleja en las prácticas que llevan a cabo los fieles
que asisten al santuario: se encienden velas, se dejan flores, se rezan las oraciones
canonizadas por el culto católico oficial; se llevan y dejan rosarios, etc. Es decir, todos
los rituales canonizados son llevados al símbolo.

CONCLUSIÓN

Vimos como a Vairoleto lo podemos ubicar dentro de lo que llamamos el ladrón


noble. En él hemos encontrado las características que Hobsbawm define para ser
considerado dentro de este grupo: inicia su carrera fuera de la ley como victima de la
injusticia o debido a la persecución de las autoridades; corrige los abusos; roba al rico
para dar al pobre; no mata nunca si no es por defensa propia o en justa venganza; si
sobrevive, se reincorpora a su pueblo como ciudadano honrado y miembro de la
comunidad; es ayudado, admirado y apoyado por su pueblo; su muerte obedece única y
exclusivamente a la traición, puesto que ningún miembro decente de la comunidad
ayudaría a las autoridades en contra suya; es-cuanto menos en teoría- invisible e
invulnerable; no es enemigo del rey o del emperador, fuente de justicia, sino sólo de la
nobleza, el clero y otros opresores locales.
Todas estas características harán que aún estando en vida sea considerado un ser
especial; hecho que se acrecentará una vez muerto; adquiriendo características divinas.
El pueblo de General Alvear lo venera como Santo y allí, como para una parte de la
población de La Pampa, Vairoleto se ha convertido en un símbolo y como tal es un
momento fundamental en la identidad de estos sectores populares. Identidad que se basa
en una raíz propia del pueblo: él vivió y murió en el pueblo. Mirando el pasado a través
de los arquetipos y proyectando su futuro por sus ideales el sujeto se conoce. En el culto
a Vairoleto sus devotos participan de éste proceso de autoconocimiento y no de un
proceso alienante y fetichista como ya dijimos. Se batalla una lucha hermenéutica, en
20

donde se produce una reinterpretación constante que el creyente realiza con este
símbolo. Se trata de un ida y vuelta, en donde el creyente se proyecta en el símbolo
para verse asimismo.
Teniendo en cuenta lo anterior, no debemos olvidar la gran contradicción a la
que intentamos dar respuesta en este trabajo; en tanto se lo venera en donde no se
desarrollan los hechos que lo convierten en leyenda. Un paso importante en la
explicación de ello, sería dar cuenta de que Vairoleto se encuentra del lado de los
humildes, de los desposeídos. Aún hoy en la sociedad de Castex y Monte Nievas en
donde se llevaron a cabo sus andanzas, se encuentran las mismas familias que a
principios del siglo veinte. Consideramos que en la memoria popular se pueden situar
los binomios ya mencionados- bandido noble/ justiciero; bandido/criminal- según el
tipo de relación que se haya tenido con él o con los miembros de su banda. En cambio,
en Mendoza donde muere; él pasa a integrar parte de la comunidad como un integrante
más, dejando atrás los hechos que lo caracterizaron en el pasado. Su muerte llevará a
que se resalten sus cualidades de justiciero, y de protector de los humildes; quizás
olvidando cualquier otro acto que no concuerde con estas características. El santuario
que se erige en torno a él, y la religiosidad popular de la que es fruto, pueden ser vistos
como una práctica contestataria de los sectores populares que son víctimas de algún tipo
de opresión. Tal como sostiene Erreguerena, el mito en torno a Vairoleto, es un
fenómeno que no tiene pretensiones de explicar la realidad con rigor científico, pero que
es considerado por los sujetos que creen en ese símbolo una explicación “verdadera” del
presente o del pasado, y lo consideran fundamental para orientar sus vidas.
Como ya dijimos, Vairoleto es un símbolo y su muerte, lejos de hacerlo
desaparecer de la tierra, logra ser aún más simbólica: el significado de la muerte se
invierte y desde “el más allá” Vairoleto tiene más poder, es más justiciero, cura y
produce milagros. Teniendo en cuenta ello, no debemos olvidar que el ser histórico es
esencialmente simbólico. Los símbolos presentes en la sociedad conjugan dos
momentos importantes, pasado y futuro, arquetipos e ideales. Lo que representó
Vairoleto en un pueblo marcado por la crisis económica donde la brecha entre ricos y
pobres era muy acentuada y donde el hecho de estar fuera de la ley lo legitimaba frente
a los más desposeídos; y lo que representa y representará en un pueblo que se identifica
con este hombre que luchaba por las injusticias- leyenda por medio acrecienta y
magnifica sus acciones de antaño- repartiendo sus motines entre los más desposeídos.
Muere el hombre. Nace el símbolo.
21

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

♣ Bergallo,Graciela E., Los referentes populares y la construcción de la


memoria, en Bandoleros rurales correntinos, Secretaria de Cultura de la provincia de
Corrientes, 2005.
♣ Chertudi, Susana y Newbery Sara, La Difunta Correa. Buenos Aires,
Huemul
♣ Chumbita, Hugo: Revisitando a los Bandidos rurales. Mito y Realidad de
un fenómeno Regional, en Caldenia, La Arena, 22/8/2004.
Vairoletto, el último bandido romántico, en Todo es Historia en
América y el mundo. Suplemento Nº 10.
♣ Dri, Rubén: - Símbolos y Fetiches Religiosos. En la Construcción de la
Identidad popular. Editorial Biblos, Bs. As. 2003.
- Identidad, Memoria y Utopía. Estado, Legitimación y Sentido, secretaria
académica, facultad de ciencias sociales, uba
♣ Erreguerena, Fabio: Juan Bautista Vairoleto: mito y resistencia cultural.
Bandidos sociales, en Revista Confluencia, año 1, número 1, invierno 2003, Mendoza,
Argentina.
♣ Hobsbawm, Eric: Bandidos. Editorial Crítica. Barcelona, 2001.
♣ Marzal, Manuel- El sincretismo Iberoamericano. Perú, PUCP, 1989.
♣ Moffatt, Alfredo: Entrevista para revista Diagonal, año 2002.
♣ Rodríguez., Enrique: El último bandido romántico. Obra versificada.
Año 1994.
♣ Rubiano, Néstor: Tras el rastro de Vairoleto, Impreso en Argentina,
Segunda edición 2001.
22

PUBLICACIONES REALIZADAS EN PERIÓDICOS:

♣ “El diario” de Mendoza. 14/9/01(sin otra información)


♣ La Arena, de La Pampa. 14/9/2001 (sin otra información)
♣ Suplemento Radar, Página 12, del 16 de setiembre de 2001. Año 6 Nº
266. (sin otra información)
♣ La Reforma. Domingo 4 de marzo de 2001. (sin otra información)
♣ La Reforma. 29 de Agosto de 2003. (sin otra información)
♣ Juan Bairoletto, mito y realidad. Enrique Sdrech. Clarín, domingo 10 de
diciembre de 1989
♣ 700 personas acompañaron.... "La Reforma" 20 de enero de 2003
♣ Revisitando a los Bandidos Rurales. Romina Maraschio. Periodista de la
redacción de "La Arena", suplemento Caldenia. Domingo 22 de agosto de 2004
♣ Preloran y el Vairletto..... "Caldén", 5 de setiembre de 2001.

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