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UNIVERSIDAD LIBRE – SECCIONAL PEREIRA

TEORIA DEL DELITO


‘‘ESCUELA POSITIVISTA DEL DERECHO PENAL”

Presentado por:

Ronaldo Arredondo Ochoa


Michelle Dayanna Echeverry Sánchez
Cristian Camilo Giraldo Marin
Carlos Esteban Merchán Pérez
Andrés Sebastián Sánchez Arcila
Esteban Villada Henao

Grupo:
2-02

Lector:

Dr: María Camila Gálvez Villamil

Pereira, Risaralda 2018


 PRESENTACIÓN

Ronaldo Arredondo Ochoa


Egresado de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de Universidad Libre. Especializada en De-
recho Penal y Ciencias Criminológicas. Doctorado en Derecho Penal y Criminología.

Michelle Dayanna Echeverry Sánchez


Egresada de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas la Universidad del Rosario. Especializada
en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas. Maestrante en Derecho Penal Internacional.

Cristian Camilo Giraldo Marin


Egresado de la facultad de Derecho en la Universidad del Rosario. Especializada en Derecho Penal
y Ciencias Criminológicas. Doctorado en Derecho Penal y Criminología.

Carlos Esteban Merchán Pérez


Egresado de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de Université de Poitiers. Especializada en
Derecho Penal y Ciencias Criminológicas. Doctorado en Derecho Penal y Criminología.

Andrés Sebastián Sánchez Arcila


Egresado de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de Universidad Libre. Especializada en De-
recho Penal y Ciencias Criminológicas. Doctorado en Derecho Penal y Criminología.

Esteban Villada Henao


Egresado de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de Université de Poitiers. Especializada en
Derecho Penal y Ciencias Criminológicas. Doctorado en Derecho Penal y Criminología.

María Camila Gálvez Villamil

Egresada de la facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de. Pontificia Universidad Javeriana Espe-
cializada en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas. Maestría en Derecho Penal Internacional.
Enrico Ferri
TESIS (PRIMERA PARTE)
La primera parte de su tesis trata de refutar en sentido filosófico los argumentos que preten-
den sostener el libre albedrío, suponiendo un riguroso determinismo que se aplica también a
las actividades humanas: éstas son espontáneas, pero siempre necesitadas de motivos que
quitan la libertad. Aplicando estas premisas al derecho penal, Ferri afirma que el delito es
imputable al delincuente, pero no deseado libremente por éste; en realidad, actúa por causas
que física o psíquicamente condicionan su voluntad. Por tanto, la sociedad no puede casti-
gar, sino tan sólo defenderse contra el desorden que el individuo produce en una conviven-
cia humana organizada; la sociedad debe asimismo prevenir el delito, evitando los motivos
del mal y acrecentando en diversas formas los del bien.
SEGUNDA PARTE
La teoría de la imputabilidad, examinada desde este punto de vista positivista, forma la se-
gunda parte de su tesis, donde son estudiadas las causas dirimentes y atenuantes de la
misma imputabilidad, como la falta de discernimiento, la enfermedad mental, el sueño y la
embriaguez, el impulso de los afectos, etc., porque la amenaza legislativa con que la socie-
dad apremia para prevenir, y la medida de su defensa, en caso de que el delito se haya per-
petrado, no pueden actuar si no son previstas por la razón. En el aspecto filosófico, los ar-
gumentos de que se vale Enrico Ferri para negar el fundamento del libre albedrío son hoy
reconocidos como de escaso valor y casi ingenuos; sin embargo, se le reconoce el mérito de
haber dado a conocer a los juristas la gravedad del problema, en vez de adaptar sus solucio-
nes a normas tradicionales gratuitamente aceptadas.

Ferri se enfocó más que en las diferencias de corte biológico, en las influencias sociales y
económicas del criminal. Sus investigaciones sirvieron para desarrollar métodos de preven-
ción del crimen, en lugar de enfocar los esfuerzos del poder. Ferri estudió en profundidad el
método científico, desarrollando su teoría de la criminalidad y posterior tipología criminal.
Para Ferri, el delito no era un fenómeno que surgía a partir de una determinada patología
individual, sino que se trataba de un hecho que estaba influido por características individua-
les, físicas y sociales. Esta idea se puede observar en su obra “El crimen, causas y reme-
dios”, donde en ella se trataban tanto las causas sociales del delito como las individuales y
en ella se abandonaba el punto de vista pesimista de que no existe remedio para el delito. Se
entiende por tanto, que la criminalidad era un fenómeno social más, como otros muchos
que puedan darse en la naturaleza, pero que estaba determinada por una dinámica propia.

los sustitutivos penales, capaces de desarrollar programas político criminales de lucha y


prevención del delito, sin necesidad de entrar en juego el Derecho Penal. Por lo tanto, esta
lucha debería llevarse a cabo a través de acciones reales y científicas que anticipen la ba-
rrera de los poderes públicos, incidiendo sobre los distintos factores sociales criminógenos
con el fin de neutralizarlos. Estos podían ser desde factores económicos, religiosos y educa-
tivos hasta políticos, legislativos o familiares. Toda esta idea hizo que Ferri defendiera la
Sociología Criminal por encima del Derecho Penal, como instrumento de lucha contra el
delito. Esta Sociología Criminal estaría conformada por la Psicología Positiva, la Antropo-
logía Criminal y la Estadística Social. Respecto a las tipologías referidas a los delincuentes,
Ferri añadió otra más, en este caso el delincuente involuntario.
POSITIVISMO CRIMINILOGICO (PATOLOGIA)
El positivismo criminológico, destronaría al hombre, privándole de su centro y de su
reinado, al negar el libérrimo control del mismo sobre sus actos y su protagonismo en el
mundo natural, en el universo y en la historia. El hombre, según Ferri no es el rey de la
creación, como tampoco la tierra es el centro del universo, sino una combinación transito-
ria. El positivismo criminológico inserta el comportamiento del individuo en la dinámica de
causas y efectos que rige el mundo natural o el mundo social: en una cadena de estímulos y
respuestas, determinantes internos (biológicos) o externos (sociales). Para el Positivismo
Criminológico, el infractor es un animal salvaje y peligroso, inmerso en su propia herencia
patología (determinismo biológico) o receptor de procesos causales ajenos al mismo (deter-
minismo social).
Entre algunas de las ideas radicales que manejaba Ferri, en las cuales establecía que las pe-
nas y/o castigos eran ineficaces, proponiendo entonces una gran cantidad de medidas de re-
forma social encaminadas a la prevención; A la peligrosidad –otro hallazgo positivista- Fe-
rri la llamó “temibilidad de autor” y dedujo de ella que era necesario establecer penas inde-
terminadas, guiadas por el tratamiento necesario para que el sujeto supere su propensión de-
lictiva, lo que imponía también una individualización de la pena, aspectos que han llegado
hasta nuestros actuales códigos penales.
CONCLUSION
Dice que La escuela positiva consiste en: estudiar al delito, primero en su génesis natural, y
después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente diversos remedios a las varias
causas que lo producen los que, en consecuencia, serán eficaces.
En otro momento Ferri (1933) nos explica que La escuela criminal positiva no consiste
únicamente, en el estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación com-
pleta, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología socio criminal, y
de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídicos que nos ofrece.( La
ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de silogismos, dados a luz
por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; la escuela ha hecho de ello una ciencia de ob-
servación positiva, que, fundándose en la antropología, la psicología y la estadística crimi-
nal, el derecho penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética, que él
mismo, la llamo sociología criminal, y así esta ciencia, aplicando el método positivo al es-
tudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar a la ciencia crimi-
nal clásica el soplo vivificador de las últimas e irrefragables conquistas hechas por la cien-
cia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas evolucionistas.)
Como se vio en su síntesis biográfica, para Lombroso, el criminal es un ser atávico, con re-
gresión al salvaje; el delincuente es un loco, un epiléptico. Ferri modifica la doctrina de
Lombroso al estimar que, si bien la conducta humana se encuentra determinada por instin-
tos heredados, también debe tomarse en consideración el empleo de dichos instintos y ese
uso está condicionado por el medio ambiente; en el delito: concurren, pues, igualmente cau-
sas sociológicas
Cesare Lombroso

Bajo las influencias de la Teoría de la Evolución de Darwin, y las ideas del zoólogo alemán
Haeckle, Lombroso establece toda su doctrina; en base a sus estudios desarrolla la Teoría del
Delincuente Nato, que ve en el mismo a un ser atávico, perteneciente a estratos evolutivos ya
superados del género humano. Lombroso utiliza la Selección Natural para explicar la super-
vivencia de los rasgos primitivos que caracterizan a dichos delincuentes, tales como senos
frontales pronunciados, mandíbulas voluminosas, etc. El objetivo final de su trabajo sería
poder llevar a cabo detenciones preventivas, es decir, retener a los criminales antes de que
cometiesen un delito.
Lombroso diferencia entre “Tipo Criminal” y “Grupo de Delincuentes”, y además conviene
señalar las diferencias entre el concepto de Tipo Delincuencial y Grupo Delincuencial. En
cada Grupo Delincuencial (ladrones, asesinos, estafadores…) puede haber distintos Tipos
Delincuenciales (Natos, Pasionales, etc.). Por el contrario, pueden estar representados en
cada Tipo Delincuencial los diferentes Grupos de Delincuentes (por ejemplo, entre los Natos,
los homicidas, estafadores…). Distingue los siguientes Tipos Criminales: el Delincuente
Nato, el Loco Moral, el Delincuente Epiléptico, el Delincuente Pasional, el Delincuente Alie-
nado y el Delincuente Ocasional.

Más tarde Lombroso fue haciendo correcciones y modificando conceptos en las distintas pu-
blicaciones del “Hombre Delincuente”.

La Clasificación de los Delincuentes de Cesare Lombroso

El delincuente es un prisionero de su propia patología (determinismo biológico) o de proce-


sos causales ajenos al mismo (determinismo social): un ser esclavo de su herencia, encerrado
en si, incomunicado de los demás, que mira al pasado y sabe, fatalmente escrito, su futuro:
un animal salvaje y peligroso.

Fue considerado el padre de la antropología criminal. Para Lombroso, el delito no existe


como tal, lo que sí existen son delincuentes. Su principal aporte a la criminología fue su teoría
del delincuente nato; esta teoría fue formulada gracias a los resultados de más de cuatrocien-
tas autopsias de delincuentes y seis mil análisis de delincuentes vivos.
A partir del método experimental inductivo que empleaba en hospitales, Lombroso establece
que Los delincuentes con delitos graves en común tienen taras genéticas.
Además, Lombroso Distinguía siete grupos de delincuentes:

1. El criminal Nato (Atávico):

Lombroso al examinar distintos delincuentes, llegó a una conclusión de que el criminal no es


un hombre común si no que, por sus característicos rasgos morfológicos y psíquicos, consti-
tuye a un tipo especial. Este criminal según Lombroso presenta signos de inferioridad orgá-
nica y psíquica como:
 Menor capacidad craneana.
 Mayor diámetro zigomático.
 Gran capacidad orbitaria.
 Escaso desarrollo de las partes anteriores y frontales.
 Contrastando con el gran desarrollo facial y maxilar (pragmatismo).
 La insensibilidad moral y la falta de remordimientos.
 La imprevisión en grado portentoso.
 Una gran impulsividad

2. Delincuente Loco Moral:

Según Lombroso es el Estado psicopatológico que impide o perturba la normal valoración de


la conducta desde el punto de vista moral, pero dejando subsistente la capacidad cognoscitiva
y volitiva. La descripción que Lombroso da de este loco moral son las siguientes:
 Son sujetos de peso de igual o mayor a la normal
 El cráneo tiene una capacidad igual o superior a la normal, y en general no tiene
diferencia con los cráneos normales.
 La sensibilidad psíquico- moral es, por lo tanto una sublimación de la sensibilidad
general.
 Son personas antipáticas que no conviven casi con nadie, odian con o sin motivos.
 Son hábiles en la simulación de la locura.
 Es muy vanidoso, es propia de los criminales natos como de los locos morales, vani-
dad morbosa, para ser de su vida algo muy elegante. Son personas bastante excita-
bles, crueles, indisciplinados, etc.
 Es excesivamente egoísta pero a pesar de eso es altruista, aunque solo sea una forma
de perversión de los afectos.

3. Delincuente Epiléptico:

Individuo que sufre de epilepsia y comete a causa de esta enfermedad un delito. General-
mente cometen delitos violentos. Una característica de estos delincuentes es que siempre
utilizan armas blancas para cometer delitos violentos. Las características en los criminales
epilépticos son:
 Destructividad.
 Tendencia al suicidio
 Cambios de humor
 Amnesia
 Vanidad
 Doble personalidad para escribir

4. El Delincuente Loco:

El delito en éstos no es más que un episodio en su anomalía mental, es considerado criminal-


mente inimputable. En esta clase de delincuentes se considera, al alcohólico y al histérico.
Además Lombroso hace una diferencia entre los delincuentes locos y los locos delincuentes,
siendo los locos delincuentes los enfermos dementes, sin capacidad de entender o de querer,
que cometen algún crimen sin saber lo que hacen, en cambio el delincuente loco es el sujeto
que ha cometido un delito y después enloquece en prisión.

5. El Delincuente Ocasional:

A los delincuentes ocasionales Lombroso los divide en pseudo-criminales, criminaloides.

a) DELINCUENTES PSEUDO-CRIMINALES

Están constituidos en los siguientes subgrupos:

1) Aquellos que cometen delitos involuntarios, que no son reos a los ojos de la sociedad y de
la antropología, pero no por eso son menos punibles.
2) Los autores de delitos, en los cuales no existe ninguna perversidad, y que no causan ningún
daño social, pero que son considerables ante la ley, y aunque no parezcan para nosotros de-
litos lo son, algunos se cometen por necesidad o por dura necesidad.
3) Los culpables de hurto, de incendio, heridas, duelos, en determinadas circunstancias ex-
traordinarias, como la defensa del honor, de la persona, de la subsistencia de la familia etc.
4) Se encuentran también en los delitos de falsedad.

b) CRIMINALIODES

1) Son aquellos en que un incidente los lleva al delito, sujetos con cierta predisposición, pero
que no hubiera llegado al delito de no haberse presentado la oportunidad, la ocasión hace al
ladrón.
2) La imitación.
3) La cárcel como esta ahora es la ocasión para asociarse al crimen.
4) Finalmente están los que son apresados por engranajes de la ley.

6. Delincuentes Pasionales:

Para Lombroso un delincuente pasional no puede ser un delincuente loco, tampoco tiene as-
pectos atávicos, ni epilepsia, ni locura moral, por lo tanto, tiene que ser un sujeto con otras
características, y estas son:

1) Rareza (5 a 6 %) entre los delitos de sangre.


2) Edad entre 20 y 30 años
3) Sexo: 36 % de mujeres, el cuádruple de los demás delitos
4) Cráneo sin datos patológicos.
5) Belleza de la fisonomía, casi completa ausencia de caracteres, que se notan tan frecuente
en criminales y locos.
6) A la belleza del cuerpo responde la honestidad del alma
7) Afectividad exagerada
8) Anestesia momentánea en el momento del delito.
9) Conmoción después del delito.
10) Suicidio o tentativa de este inmediatamente después del delito.
11) Confesión: al contrario de los delincuentes comunes, no oculta el propio delito, lo con-
fiesan a la autoridad judicial como para calmar el dolor y el remordimiento.

7. La Delincuente Femenina:

Lombroso sospechaba que las mujeres destinadas a cometer crímenes desarrollaban una
fuerza inusual, en tanto que las prostitutas se dedicaban a este comercio debido a su particular
belleza. Tales planteamientos resultan difíciles de reconciliar con la observación directa, y
Lombroso, tras años de estudiar fotos de delincuentes femeninas, de medir sus cráneos y
cuantificar sus bíceps y tatuajes, se encontró prácticamente donde había empezado. Los sig-
nos inequívocos de degeneración, como deformaciones craneales o hirsutismo simiesco, se
manifestaban en muy contadas ocasiones. Con el tiempo, Lombroso cayó en la cuenta de que
las delincuentes femeninas mostraban menor cantidad de signos de degeneración por la sim-
ple razón de que eran menos evolucionadas que los hombres. Con lo cual, las mujeres primi-
tivas resaltaban menos entre los restantes miembros de su sexo. Dedujo que, puesto que las
mujeres son, por naturaleza, más sumisas ante la ley que los hombres, la infrecuente criminal
femenina ha de ser genéticamente masculina. Por ende, las mujeres condenadas sufrían un
doble ostracismo: el legal y el social. Lombroso dice: “En consecuencia, esta doble excepción
hace de la mujer criminal un verdadero monstruo”
.

Raffaele Garofalo

(Aun no envían nada)


Bibliografía
Aquileana. (09 de 03 de 2009). La Audacia de Aquiles. Obtenido de
https://aquileana.wordpress.com/2008/03/09/derecho-penal-criminologia-
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