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como una de las más prestigiadas y distin- 1960. El coleccionismo desata, como reacciones
guidas del mundo, como una arquitectura en cadena, problemáticas ubicadas en el cam-
que, día con día, refleja la historia de un país po artístico o bien en ese amplio e hiperactivo
en progreso, atenta a la vanguardia pero sin espacio donde se tejen diversidad de sistemas y
olvidar sus raíces. relaciones concernientes tanto a lo público co-
La tenacidad manifiesta en este trabajo mo a lo intersubjetivo o esfera de las emocio-
habrá de heredarse a las nuevas generaciones nes y las ambiciones entre el coleccionista, los
de profesores, investigadores y estudiantes, ya artistas, los críticos y los dueños de las salas de
que el camino emprendido cobrará cada día exhibición. Así, el mercado del arte y sus me-
mayor relevancia, pues, como evoca la repre- canismos de funcionamiento se mezclan con
sentación de la diosa griega Clío, a la que Iván el afán de prestigio, con el gusto —que es her-
San Martín hace alusión en el prefacio de esta mano del deseo de distinguirse y de establecer
obra, “la Historia abarca todos los lugares y jerarquías entre obras y artistas. En ese ámbito,
todas las épocas”. discuten los saberes sobre el arte quienes real-
mente conocen, quienes tienen autoridad so-
bre el tema —en un tiempo en que la crítica de
arte, a pesar de las quejas de los artistas, tenía
• vigor—, quienes esgrimen conceptos para dis-
cutir y quienes tienen batallas que ganar.
El poder del coleccionismo de arte: Todo lector es invitado a desempeñar un
Alvar Carrillo Gil papel dentro del texto. Los textos contempo-
Ana Garduño ráneos, a partir de las teorías de la recepción
(Iser y Jauss), incluyen al lector en el relato; lo
México, Universidad Nacional Autónoma de México- interpelan en segunda persona e invitan con
Coordinación de Estudios de Posgrado, 2009 tono persuasivo y firme a recorrer el mapa in-
trincado que describe los sitios donde podrá
recoger impresiones y conceptos, problemas y
por debates, e imaginar cómo funcionan las ideas
rita eder cuando se agregan a los datos. En el espacio de
la página, el lector discurre entre las palabras
que se han transformado en imágenes; mien-
El amplio y contundente libro de Ana Gardu- tras las percibe, continúa leyendo y su mente
ño sobre el doctor Alvar Carrillo Gil lleva un procesa y traduce lo leído desde lo que ya sa-
título que bien podría ser subtítulo, pero que be y lo nuevo que ha aprendido.
se ha antepuesto en letras menores: El poder del A ese proceso, quizá involuntariamente,
coleccionismo de arte. Título o subtítulo, está convocamos a varios invitados, que se insta-
ahí como tropiezo o encrucijada que antecede lan a tu lado y leen contigo para introducir la
al objeto y fundamento del trabajo y que abre pausa de volver a repensar lo que has leído.
en forma inédita el debate sobre el coleccionis- Ana Garduño no escribe en segunda per-
mo de obras de arte en México desde los años sona. Sin embargo, a lo largo de la lectura de
de la posguerra hasta mediados de la década de su libro, en el ritmo de sus afirmaciones y ne-
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gaciones, en el cierre de cada tema que da lu- conocer el campo artístico del México del si-
gar a otros puntos de vista enunciados mas glo xx. El volumen recién lanzado al público,
no conclusivos, en la claridad de su prosa que editado por la Coordinación de Estudios de
por momentos hace pensar que escribe como Posgrado de la Universidad Nacional Autó-
habla y que a veces logra cerrar la distancia noma de México, es producto de un concurso
entre narrador y lector, y en su monumental riguroso de tesis de doctorado, y mucho mé-
investigación sobre el sujeto —el hombre, el rito tienen —como ya lo ha señalado su auto-
coleccionista, el escritor, el empresario, el pe- ra— quienes dirigieron este trabajo, entre ellos
riodista, el político sin cartera, el médico, el Jorge Alberto Manrique, Dúrdica Šégota e Ida
crítico de arte, el artista, el megalómano, Rodríguez. Sería magnífico, en una segunda
el hombre de mundo que pierde el adecuado edición, verlo con una antología de imágenes
horizonte de sus limitaciones—, he tenido de la extraordinaria colección a que se refiere
la sensación de escuchar diversas voces sobre y, desde luego, incluso con algunas obras de
lo que parece un objeto de estudio acotado y la mano del propio Carrillo Gil.
que no obstante ello va más allá y, con pul- Para volver a los capítulos del libro aquí
critud y astucia, abarca un centro: el carác- reseñado, debo decir que éste no revela del to-
ter público y privado del coleccionismo en el do lo que encierra cada una de sus partes. Su
México de la modernización, entretejido con narrativa —la historia o historias que desa-
la estructura radial que la autora ha querido rrolla— podría satisfacer sólo por el volumen
dar a su investigación compuesta por cinco francamente impresionante de la investigación
partes: el coleccionista Carrillo Gil, los artis- realizada en archivos y entrevistas, papeles de
tas y las obras coleccionadas, la construcción diversa índole, cartas, documentos oficiales e
de su identidad pública y las relaciones con el informales que arrojan una nueva mirada so-
Estado mexicano que primordialmente se da- bre el coleccionista de arte en su tiempo, el
ban en términos de políticas culturales. Como carácter de las piezas que reunía, el funciona-
corolario, la autora ubica a Carrillo Gil fren- miento del mercado del arte en la época, los
te a otros coleccionistas que lo precedieron en espacios de exhibición tanto comerciales co-
México y otros que fueron sus contemporá- mo estatales y la intervención del Estado en
neos, con el fin de extender el tema y, sobre la vida cultural, sin descuidar los aspectos que
todo, de brindar al lector y al estudioso una conciernen a académicos, funcionarios, ma-
perspectiva comparativa que permita contex- fias culturales y críticos de arte. Y, sin embar-
tualizar en forma amplia el objeto de estudio. go, también hay mucho más: el detalle de cada
Constituyen parte importante de la investi- problema planteado no como información, si-
gación el aparato crítico y la bibliografía, así no como recorrido redondo por todas las aris-
como los apéndices que incluyen escritos del tas del objeto de estudio y que regresa a él con
propio Carrillo Gil y un catálogo de las obras singular habilidad. Como fruto de un arduo
de su colección. En las abundantes notas que trabajo, la autora puede bordar sobre un te-
acompañan al texto —quizá más de 1500—, ma, ampliarlo y darle densidad en la medi-
se hace aún más patente el carácter exhausti- da en que nos conduce, a partir de un orden
vo del libro, la diversidad de sus fuentes y su complejo, hacia nuevos datos en que se fun-
condición de texto de consulta necesario para dan nuevos argumentos.
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Alvar Carrillo Gil ha sido descrito por Ana cantidad o la repetición de piezas con alguna
Garduño como un personaje que incita a la variante menor […] sino por las complejas ligas
curiosidad y se vuelve imprescindible a lo lar- que se podían establecer entre ellas.[…] En este
go de las más de 500 páginas que componen sentido su colección era una serie de series, un
el libro. La suya es una historia de superación mapa heterodoxo donde coexistían diferentes
que seduce: por un lado, nace en una familia vocabularios, percibidos por Carrillo Gil como
sin recursos del campo yucateco a finales del entrelazados entre sí […] A lo largo de los años
siglo xix; logra estudiar medicina en tiempos —continúa Garduño— Carrillo Gil cambió y
de la posrevolución en la ciudad de México y recompuso las series, las renovó y las transfor-
especializarse en París; desarrolla su capacidad mó añadiendo piezas novedosas así como eli-
empresarial al fundar laboratorios de medicina minando aquellas que consideró inadecuadas.
pediátrica y, con la fortuna amasada mediante No obstante, él no modificó la ruta, cada nue-
ellos, se convierte en coleccionista de arte y en va incorporación confirmó la coherencia de sus
personaje público. adquisiciones anteriores, lo que fortaleció los
¿Qué clase de coleccionista era y cómo co- grupos y subgrupos de su colección. No había
leccionaba?, se pregunta la autora, y entramos una manera única de ingresar a estos conjun-
en el reino de las diferencias lingüísticas y de tos, había múltiples opciones, algunas de ellas
sentido entre coleccionar y ser mecenas, entre tan sutiles y personales que sólo el yucateco po-
amateur y connaisseur, dos términos muy em- día descifrarlas.1
pleados en el campo del coleccionismo; son
palabras distintas pero complementarias y en Un poco más adelante, la autora concluye:
apariencia aplicables a Carrillo Gil. Es por
amor al arte y por la gran capacidad de obser- Carrillo Gil no pretendió abarcar todo el ar-
vación como se adquieren habilidades de ex- te mexicano de su tiempo, ni tener algo de ca-
perto en técnicas y estilos, firmas y detalles o da uno de los artistas activos, porque entonces
huellas que deja el pintor que permiten saber hubiera acumulado la obra de todos […] sino
de qué mano procede una obra. Carrillo Gil se sólo lo que dialogara con el arte internacional
autoeduca en el arte y adquiere hábitos cultu- […] quería poseer las piezas representativas, las
rales —dice la autora— a partir de sus viajes, obras maestras.2
que lo convierten poco a poco en alguien que
no sólo compra, sino que también conoce el Así lo hizo primero con Orozco, de quien lle-
arte mexicano, europeo y japonés, y, en cuan- gó a tener más de 150 piezas; más tarde con
to al primero, no únicamente el moderno, si- Siqueiros, Tamayo, Gerzso, Cuevas y después
no también el prehispánico. con una serie de grabados de Picasso y Braque,
Como señala Garduño, Carrillo Gil colec- Jacques Callot y otros artistas más como el ja-
cionaba por bloques y entendió la pertinencia ponés Kishio Murata.
de los conjuntos o series:
1. Ana Garduño, El poder del coleccionismo de arte:
Alvar Carrillo Gil, México, Universidad Nacional
Con los diferentes conjuntos y subconjuntos de
Autónoma de México-Coordinación de Estudios de
su colección, Carrillo Gil formó numerosas se- Posgrado, 2009, p. 47.
ries que no fueron estructuradas a partir de la 2. Ibidem, p. 51.
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El análisis de su relación particular con ca- de la abstracción. Con el tiempo, hacia la úl-
da uno de los artistas de los que adquiría obras tima década de su vida, suscitará las sospechas
abre nuevas ventanas o pestañas en un laberin- de algunos al cruzar los límites de su carác-
to de nuevas revelaciones de los artistas mexi- ter de coleccionista y pretender desempeñar
canos frente a la esfera de circulación de sus todos los papeles del campo cultural: crítico,
obras y al mercado presidido por factores di- pintor y promotor de su propia obra. Para ello
versos vinculados con el prestigio, la ideología aprovechó su prestigio y sus relaciones, y con
y el deseo de visibilidad y jerarquía. su nueva personalidad, la de artista, desató un
El doctor Carrillo Gil, a quien la auto- debate no porque se dedicara a la pintura y al
ra, para no repetir incesantemente su nom- collage, ni porque usara materiales inusuales y
bre, aunque quizá también para señalar su aspirara a relacionar sus conocimientos cien-
espíritu independiente y su cosmopolitismo, tíficos —en especial la perspectiva que brinda
llama “el yucateco”, coleccionaba también arte el microscopio— en su quehacer como artista,
maya, principalmente de Jaina, realizaba via- sino por la promoción de su propia obra, en
jes a tierras yucatecas con sus buenos amigos que hizo intervenir a personalidades del mun-
Westheim y Siqueiros e intentaba convencer a do de los museos, las exposiciones y la crítica
Gerzso para que vinculara aún más sus arqui- como Fernando Gamboa, Octavio Paz y Paul
tecturas pictóricas con el espíritu del Mayab. Westheim, quienes consideraban su obra inte-
El texto aquí reseñado pone al descubier- resante y novedosa, aunque dejaran claro, so-
to, en el cuarto capítulo, dedicado a las rela- bre todo Paz, que la cualidad fundamental de
ciones entre el coleccionista y el Estado, la Carrillo Gil era su amor por el arte o su con-
fragilidad de las políticas culturales del Esta- dición de amateur de la pintura.
do, sobre todo por su casi nulo programa de El coleccionista yucateco, al cumplir los
adquisiciones. Merced a un examen cuidado- diversos papeles que corresponden al campo
so, siempre fundamentado, queda claro que del arte, no era ni más ni menos que un ar-
fueron algunas asociaciones de amigos y ga- quetipo social nacido con la modernidad o ese
leristas, intelectuales y críticos las que inicia- momento de la historia de Occidente en que
ron actividades para despertar el conocimiento el arte surge con un nombre propio. Es en el
y el interés por el arte moderno bloqueado por siglo xviii cuando ese arte con nombre propio
el culto a la escuela mexicana que en ese tiem- habrá de regular la práctica estética de artistas,
po era objeto de protección oficial. Queda ex- amantes del arte y críticos, y habrá de conver-
plicada con detalle la forma de operar de las tirse en un espacio de espiritualidad secular
asociaciones de arte moderno que financiaron que pasaría a formar parte de la instituciona-
importantes exposiciones de artistas modernos lidad de los museos. En los escritos de Roger
europeos. Carrillo Gil, siempre amigo de Si- de Piles y del abate Dubos, según Thierry de
queiros por algún flanco ideológico un tanto Duve, se formó la noción de gusto y el dere-
opaco, en los años cincuenta era un conven- cho de los amateurs a manifestar su juicio con
cido de que el tiempo de la escuela mexicana base en su propia subjetividad. Sin embargo,
había pasado y se proponía continuar practi- los distintos papeles de amante del arte, críti-
cando el periodismo y la crítica de arte, y, por co y teórico del arte sólo pueden asumirse en
medio de su propia pintura, seguir el camino forma sucesiva, es decir, no se puede ser crítico
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sin antes haber sido amante del arte y es difí- crituras de la historia del arte en México y la
cil ser crítico sin pasar por el proceso del jui- omisión, en muchas de ellas, de las relaciones
cio. A este orden, que De Duve juzga propio entre espacios de exhibición, funcionamiento
de la modernidad, Carrillo Gil parece agregar del mercado del arte, insuficiencia de las po-
el papel de teórico-práctico que hace arte para líticas públicas en el campo cultural y crítica
propiciar una discusión interna sobre el paso del arte como factor del tejido de los factores
de la figuración a lo abstracto capaz de escin- sociológicos e institucionales que ocupa un lu-
dir el arte de la primera mitad del siglo xx y gar importante en su investigación. La autora
suscitar un gran debate en los círculos de los nos acerca, pues, al proceder de Carrillo Gil,
nuevos artistas mexicanos. La obra de Carri- a su forma de escribir, sus razonamientos, su
llo Gil interesa por la cultura visual que él fue arbitrariedad, su actitud eventualmente men-
adquiriendo en sus recorridos por el mundo, tirosa ante el arte y los artistas, ya causada por
por su buen ojo para entender los cambios de razones ideológicas, amistad, compasión, sim-
significado y técnica y, fundamentalmente, patía o interés, costumbre, moda, posición en
por hacer notar que los tiempos de la escuela la red de relaciones o partido tomado por una
mexicana, algunos de cuyos ejemplos forman u otra tendencia artística en un contexto en
el corazón fuerte de su colección, habían pa- que unos protegen a otros, como fue frecuen-
sado. Él quería seguir en la práctica pictórica te en el arte moderno de posguerra.
los debates de la abstracción, mostrar su ac- Leí este enorme libro con curiosidad y con
tualidad y exhibir los conocimientos comple- la sensación de que estaba aprendiendo y pro-
tos que había reunido justamente al adoptar cesando la vida y los milagros de Carrillo Gil,
en forma lineal las cualidades múltiples de un quien, nacido en circunstancias de pobreza y
amante del arte. precariedad, escaló su montaña y plantó no un
Carrillo Gil es el objeto de estudio del li- árbol sino muchos en su casa de Tizapán, don-
bro de Garduño, el elemento que recompone de se aficionó a los bonsai con el mismo afán
el todo y determina la forma de escritura, el con que coleccionó pinturas y dibujos. Tam-
estilo, la huella a seguir en un tema de índole bién entendí la formación de colecciones pri-
sociológica que abarca desde afuera y ronda el vadas en el tiempo que va de Miguel Alemán a
arte. La autora logra en diversas ocasiones in- Adolfo López Mateos. Los sexenios en esta in-
vertir esta relación para poner en un mismo vestigación —viejo vicio historiográfico ciento
nivel lo subjetivo, y no en términos biográfi- por ciento mexicano que aquí no tiene tanta
cos, sino en el sentido de pulsiones, deseos, importancia— son significativos en la medi-
delirios, compulsiones y obsesiones entrecru- da en que constituyen la etapa de institucio-
zadas con la ambición de poder que se mani- nalización más acotada de la vida cultural a
fiesta como intervención en una vida cultural través del inba, fundamentada en tiempos de
donde se intercambian influencias y favores. prosperidad económica y en el surgimiento
Dicho de otra manera, Garduño nos in- de nuevas clases sociales no sólo de empresa-
troduce en el río de un relato referente al per- rios, sino también de intelectuales y profesio-
sonaje y sus distintas habilidades, profesiones, nales que impulsaron la circulación del valor
prácticas y empresas, aunque también formula de las obras por medio de textos y propiciaron
planteamientos y hace preguntas sobre las es- la exhibición de ellas en forma más diversifica-
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da, lo que muestra el crecimiento y la dupli- que se inscribe, ya mencionado aquí varias
cación de los espacios y la entrada en escena veces y en cierto modo descrito en forma en-
de diversos actores sociales como marchands, capsulada.
galeristas y, desde luego, coleccionistas. Podemos concluir que elegir un objeto de
Volviendo al título, el que está en primer estudio adecuadamente es como tener un buen
lugar, pero en letras pequeñas, nos introdu- ojo para el arte. Ana Garduño supo escoger un
ce a las redes que influyen en el coleccionis- tema que la llevaría de lo particular y lo privado
mo exitoso, en este caso el de un personaje a la esfera de lo público y a una mirada crítica
que aspira —y a su manera la consigue— a sobre las instituciones; del sujeto al entretejido
la autosuficiencia en diversas habilidades: un del mundo del arte como un complejo sistema
mismo hombre colecciona, escribe y pinta, de conexiones congruente con una historia so-
negocia con el Estado, debate con los artistas cial del arte que desentraña categorías socioló-
y compite con poetas, académicos y críticos gicas, pero que también deja lugar para el sujeto
de arte. Además, cuenta con estrategias pa- que no sólo se conforma con el habitus, pues
ra legitimar su colección y su propia pintura, ambiciona tipos particulares de poder donde
como la de darle notoriedad a estas últimas a cabe la trama de ser y de tener.
partir de la fama que le confiere el tener un El libro reseñado es un ejemplo del poder
ojo excepcional. Carrillo sentía gran confian- de la investigación no como control o impo-
za en sí mismo y enorme ánimo para debatir sición de prácticas discursivas, sino como me-
y defender su convicción de que para estar dio para formar una ancha base que habrá de
en el arte se precisa no sólo el ojo, sino tam- servir de consulta obligada y de contribuir con
bién la comprensión de los mecanismos que seriedad a la renovación de los estudios de arte
rodean la actividad y del campo cultural en en México.

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