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COMPRENSIÓN AMOROSA
Roberto Assagioli
Un ejemplo típico de esta actitud está representado en la palabra rusa "neimetz" empleada
para designar a los alemanes. El significado real de esta palabra es "estúpido", demostrando
que los rusos consideraban estúpido al extranjero que no hablaba su idioma. Esto resulta muy
primitivo, pero ¿no somos realmente primitivos al considerar absurdo todo aquello que no
está de acuerdo con nuestros propios puntos de vista, dejando de reconocer la Verdad Una
cuando está expresada en una terminología o lenguaje mental diferente al nuestro?
La falta de comprensión no sólo perjudica sino que despierta un antagonismo muy amargo y
un violento resentimiento en el incomprendido. Como dice Keyserling: "Nada hiere más que la
incomprensión, porque significa negar nuestra identidad". Así se crea una larga cadena de
incomprensiones, resentimientos y luchas. Pero la incomprensión no está siempre asociada
con el antagonismo y la antipatía. En forma curiosa puede coexistir con un gran amor, o lo que
se considera generalmente como tal. Un ejemplo común es la relación que existe entre padres
e hijos. Hay padres que quieren entrañablemente a sus
hijos, trabajan afanosamente para ellos, realizan los
más grandes y nobles sacrificios, y con todo eso no
llegan a comprender lo que piensan esos seres
amados, ni cuáles son sus necesidades vitales y
verdaderas.
Con todo, no debemos ser demasiado severos con los que no comprenden: debemos aprender
a comprenderlos. Comprender cabalmente a un ser humano está muy lejos de ser fácil,
realmente es muy difícil. Cada individuo es una combinación complicada de elementos
diversos e innumerables, que emanan de muy distintas fuentes. Existen en diferentes niveles,
actúan y reaccionan mutuamente, hasta constituir una nueva y excepcional combinación.
Todos los elementos que constituyen el individuo que tratamos de comprender, no son visibles
en la superficie; la mayoría está oculta en los profundos niveles del subconsciente y sólo
podemos deducir su existencia por las manifestaciones ocasionales o indirectas. Esto no es
todo; la combinación no es estática, pues continuamente entran nuevos elementos a medida
que los otros desaparecen, y aún otros cambian por medio de su propio proceso orgánico de
desarrollo y transmutación, de modo que el ser que tratamos de comprender cambia como
Proteo ante nuestra atónita mirada.
Así como el problema que presenta cada individuo es único, también cada solución es única.
Podemos decir que para cada individuo debe buscarse un nuevo método, un nuevo camino. La
fórmula psico-algebraica individual requiere en cada caso una nueva integración.
Evidentemente la rutina y los consejos al por mayor que la gente siempre está dispuesta a dar,
aunque no se les solicite, a menudo son inapropiados y, a pesar de la buena intención, sólo
sirven para confundir y desviar.
Esta dificultad para comprender y ayudar a los demás, se acrecienta en los casos en que el
individuo en observación está a "prueba" y se sumerge en un estado de ofuscación. En esta
Lo dicho respecto a los demás, es aplicable en gran medida a uno mismo, pues existe gran
necesidad de verdadera autocomprensión, lo cual es también muy difícil de alcanzar. En
nuestro propio caso tenemos más elementos y factores a disposición, pero estaremos más
propensos a juzgarnos en forma favorable o parcial. Juzgamos demasiado desfavorable o
duramente a nuestros semejantes, y tendemos a ser excesivamente indulgentes con nosotros
mismos y a justificar ingeniosamente nuestros propios defectos y debilidades.
Existe una minoría que yerra en dirección opuesta, estando atormentada por un sentido
excesivo de inferioridad y autodesprecio, que se juzga severamente y se condena a sí misma.
Aún otros oscilan esporádicamente entre ambos extremos.
La ciencia de la psicología atraviesa una crisis, pero es una crisis constructiva que indica
crecimiento y vencimiento de limitaciones. La existencia de cualidades psíquicas superiores, de
poderes espirituales, de un Yo superior, empieza a ser reconocida por los científicos de mente
amplia y sin prejuicios y por los pensadores y estudiantes de todo el mundo.
La intuición es reconocida como una realidad genuina y un medio para adquirir conocimiento.
Se está reconociendo la iluminación no como algo anormal, sino supernormal, no como
exaltación emocional, sino como verdadera revelación de realidades ocultas.
Cuando insistentemente consideremos que nosotros y los demás somos realmente almas, que
procuran manifestarse a través de las personalidades más o menos imperfectas, ciegas y
rebeldes y que constituye el propósito inmediato más importante para el que estamos aquí, y
si percibimos que las almas no son entidades separadas y aisladas, y tratamos de comprender
esta unidad a través de la consciencia y actividad grupales, entonces nuestra actitud y
conducta hacia nuestros semejantes cambiará radicalmente.
Así presentiremos detrás de cada individuo el alma aprisionada, afluyendo hacia él nuestro
reconocimiento y amor; comprenderemos cuán inútiles y fundamentalmente erróneos son la
crítica, el menosprecio, la envidia y el antagonismo, y que lo único acertado y racional es
colaborar amorosamente con esa alma, derramando nuestro amor y comprendiendo sus
problemas y luchas.
Pero la unidad esencial de todas las almas no excluye las diferencias de cualidad entre ellas,
además de las obvias diferencias que existen en la apariencia personal. Por eso debe hacerse
un serio estudio de las distintas cualidades, estudio que debe formar parte de la nueva
psicología. Debemos esforzarnos por comprender la verdadera naturaleza, propósito y función
subyacente, problemas específicos, virtudes y vicios, tal como se manifiestan en el ser humano
y a través de él.
Aquí podemos señalar la íntima relación que existe entre comprensión y propósito. No puede
haber propósito espiritual, inteligente y consciente, sin comprensión profunda y perfecta
sabiduría. Por otra parte, el propósito produce natural e inevitablemente un plan, por el cual
puede ser llevado a cabo gradual e inteligentemente.
Las facultades humanas que debemos utilizar y desarrollar para alcanzar la comprensión son,
ante todo, la mente en su aspecto superior dirigida hacia el Ser. Ella puede percibir su luz y ver
a cada uno y a todas las cosas en esa luz. El empleo adecuado de la imaginación puede ayudar
en esto. Entonces podemos poner en juego las facultades superiores de la intuición y de la
identificación espiritual consciente. Esta última es muy diferente a la identificación pasiva,
emocional y ciega, que a menudo se verifica entre las personalidades. La diferencia consiste
principalmente en el hecho de que la identificación espiritual está libre de absorción y apego,
afluye, pero no es restrictiva ni limitadora.
Muchas veces sucede que ante una comprensión amorosa un hombre confiesa libremente sus
errores y pecados y se juzga a sí mismo drásticamente, cosa que hubiera negado y resentido si
otra persona lo expresara como crítica o acusación. Esto no es sorprendente, pues la
comprensión amorosa penetra profundamente hasta el núcleo y evoca al ser interno, el alma,
el cual surge e inunda de luz al individuo.
Por lo tanto, debemos esforzarnos en desarrollar, por un lado, amor y visión interna y, por
otro, desinterés, olvido de nosotros mismos y desapego emocional. En esta forma quizás
logremos realizar el propósito principal de nuestra evolución, un inteligente amor sin apegos
que nos proporciona liberación.
Act. 04/12/2009