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¿Quién implementó neoliberalismo y bajo qué

régimen?: Consecuencias de la implementación del


neoliberalismo en los sistemas de partidos de América
del Sur y en la protesta social.

Luciano Santander Hoces

Cientista Político PUC

Estudiante de Magíster en Gobierno y Políticas Públicas PUC

lasantander@uc.cl

Introducción:

Desde los 90’s hasta la fecha, en diversos países de América Latina se puede observar
que mediante el uso de nuevas tácticas de protesta ligadas a la movilización social, los
sistemas de partidos han sufrido modificaciones sustanciales. Sin embargo, en otros
países donde se utilizan tácticas de movilización similar, los sistemas de partidos siguen
manteniendo su estructura. En vista de lo anterior, el siguiente trabajo tiene como
finalidad responder la siguiente pregunta: ¿por qué en algunos países de América Latina
colapsan los sistemas de partidos tradicionales debido a la movilización social, mientras
que en otros ésta fortalece los sistemas de partidos tradicionales?

En ese sentido, planteo como hipótesis que en aquellos países donde el neoliberalismo
fue implementado en contextos de gobiernos democráticos y bajo el mandato de
partidos ligados la izquierda de dicho país las consecuencias son el surgimiento de un
vacío de poder en la oposición al neoliberalismo. Lo anterior trae necesariamente consigo
un surgimiento de olas anti-partidos tradicionales que utilizan nuevas tácticas de
organización, reconfigurando el sistema partidario, muchas veces con el surgimiento de
un nuevo partido político de izquierda que asume las demandas anti-neoliberales,
haciendo retroceder al neoliberalismo ya sea por medio del colapso de este propio
sistema, o mediante reformas en el Estado. Por otro lado, en aquellos países donde el
neoliberalismo fue implementado bajo el alero de la derecha tradicional, que cuentan
con una oposición de izquierda, el partido tradicional en la izquierda política asume y
fortalece su rol de oposición a las reformas neoliberales, sin generar un quiebre radical
con el sistema de partidos previo. Esto tanto si la reforma sucede en democracia como
en dictadura.

Para el estudio de esta hipótesis, desarrollaré el cruce dos variables planteadas por
Roberts (2012) y Mainwaring (2006), y cómo éstas influyen en los outcomes partidarios
y movilizatorios en cada país: i) en qué régimen fue implementado el neoliberalismo en
un país (si fue bajo democracia o dictadura); ii) qué partido político (o grupo) llevó a
cabo las reformas neoliberales.

Finalmente, haré una revisión de lo particular del caso chileno, sobre cómo éste está
entrando en un ciclo distinto por pertenecer a dos vertientes partidarias en la adopción
de medidas neoliberales.

Sistemas de partidos, sistemas económicos y crisis

Los sistemas de partidos y los contextos políticos de los países no son estáticos y se
encuentran en permanente cambio. De esta manera existen coyunturas críticas que
definen crisis político-sociales las cuales llevan al surgimiento de nuevos sistemas de
partidos. En ese sentido, para motivos de este estudio, me centraré particularmente en
las coyunturas críticas que significan un cambio en el sistema de partidos de países
latinoamericanos. Estos cambios estarán sujetos por un lado a una transformación
radical en los sistemas de partidos, llevada a cabo por una “crisis de representación
democrática que da fin a un continuo, donde los patrones de representación son
inestables y los ciudadanos creen que no están bien representados.” (Mainwaring, 2006:
15). Esta crisis puede manifestarse a nivel de actitudes de los ciudadanos (desafección
partidaria y baja en el interés en la política) y a nivel de comportamientos de los
ciudadanos que rechazan explícitamente los mecanismos de la representación
democrática (mediante abstención electoral, votando por nuevos partidos, votando por
outsiders, participando en movilizaciones anti-sistémicas, etc.) (Mainwaring, 2006).

Lo anterior traer consigo en la mayoría de las ocasiones subidas en los niveles de


volatilidad electoral, crisis orgánica de las instituciones, extinción de partidos
tradicionales y surgimiento de nuevos partidos. Por otro lado a la adopción de Alternative
Political Technologies para la solución de conflictos. Lo anterior sucede mediante el
debilitamiento abrupto de las instituciones, lo que genera que los actores se decidan a
participar en instancias no institucionalizadas (Alternative Political Technologies) para
resolver sus problemas y obtener logros políticos. (Machado et al, 2011).

Bajo la misma línea, así como los sistemas políticos y de partidos de los países no son
estáticos, pasa lo mismo con los sistemas socioeconómicos. En los países de América
Latina ha habido diversas transformaciones en las estructuras que definen los sistemas
de repartos y prestaciones sociales, así como la competencia y los monopolios
económicos. En ese contexto, las reformas neoliberales han estado presentes en los
países del continente en las últimas cuatro décadas. El nivel de profundidad en la
implementación de estas reformas no sólo varía según país, sino que a la interna de los
países hay distintos periodos de implementación, algunos más pasivos y otros más
radicales. Por ejemplo, en Argentina existen dos ciclos distintos de implementación de
reformas neoliberales: en dictadura y en democracia. En ambos periodos existió un
proceso de reformas neoliberales. Sin embargo, fue en democracia donde se lleva a cabo
una implementación exhaustiva que cambió el rol del Estado y las relaciones económicas
de las personas y las empresas, lo que llevó a ese país a una fuerte crisis política y
económica. En ese sentido, a motivos de este trabajo, me centraré en la implementación
profunda de reformas neoliberales planteadas por Haggard & Kaufman, (2008) y
Symoniak (2011), que hayan significado una transformación estructural del sistema
económico de un país.

Neoliberalismo en América Latina y su implementación

La implementación y construcción de hegemonía neoliberal en el continente está


fuertemente conducida por la refinanciación de la deuda externa que entre el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Departamento del Tesoro estadounidense ofrecieron
a los países latinoamericanos a cambio de radicales transformaciones en sus
instituciones. Estas medidas son las documentadas como el “Consenso de Washington”,
término acuñado por el economista John Williamson en 1990 para describir el paquete
de reformas que las instituciones previamente mencionadas comienzan a exigir a los
países de la periferia para renegociar la deuda. Estas medidas son las siguientes: 1)
Disciplina Fiscal : los grandes déficits fiscales contribuyen a la inflación y a la fuga de
capitales, por lo que los gobiernos deben gastar al mínimo; 2) Prioridades del gasto
público : Los subsidios deben ser reducidos o eliminados, por lo que el gasto público
debe ser redirigido exclusivamente hacia la educación, la salud y al desarrollo de
infraestructura; 3) Reforma Tributaria: la base impositiva debe ser “amplia” y los tipos
impositivos marginales deben ser moderados; 4) Tasas de interés : los mercados
financieros nacionales deben determinar la tasa de interés del país, pues las tasas de
interés reales positivas desalientan la fuga de capitales y aumentan el ahorro; 5) Tasas
de cambio: Los países en desarrollo deben adoptar una tasa de cambio "competitiva", la
cual reforzará las exportaciones al hacerlas más baratas en el extranjero; 6)
Liberalización del comercio : Los aranceles deben reducirse al mínimo y nunca deben ser
aplicados a los bienes intermedios necesarios para producir exportaciones; 7) Inversión
Extranjera Directa : La inversión extranjera puede aportar capital y habilidades
necesarias, y por lo tanto, deben ser alentada; 8) Privatización : La industria privada
opera de manera más eficiente porque los gerentes o bien tienen un "interés personal
directo en los beneficios de una empresa o rinden cuentas a quienes lo hacen." Para eso,
las empresas estatales deben ser privatizadas; 9) Desregulación: la regulación
gubernamental excesiva puede promover la corrupción y discrimina a las empresas más
pequeñas que tienen un acceso mínimo a la alta burocracia estatal. En ese sentido, los
gobiernos tienen que desregular la economía; 10) Derechos de Propiedad: Los derechos
de propiedad deben hacerse cumplir, pues las leyes débiles y pobres sistemas judiciales
reducen los incentivos para ahorrar y acumular riqueza. (Symoniak, 2011: 2).

Ahora bien, la implementación de los paquetes de medidas neoliberales en los países de


América del Sur varió según contexto. En algunos países fue bajo regímenes autoritarios,
otros en democracias; unos bajo el alero de partidos socialdemócratas, otros por la
derecha tradicional. Sin embargo, gran parte de estos confluyen en el argumento para
la adopción de estas medidas: saldar la deuda externa y la hiperinflación por la que
atravesaban (a modo de ejemplo, en 1989, de manera anual, Argentina alcanzó cifras
de inflación de un 5.000%; en 1985 Bolivia contaba con una inflación mensual del 183%,
con cifras anuales del 27.000% de inflación). En ese sentido, las principales
características de este proceso fueron, en primer lugar, la liberalización económica de
los países, el cual buscaba abrir las barreras arancelarias de los países para abrirse a las
economías internacionales. Esto significó el fortalecimiento económico de
transnacionales en los servicios terciarios de la economía que estaban en estos países
ya desde hace varios años, volcando el foco de la actividad económica a la exportación
de materias primas, dejando de lado la incipiente industrialización de estos, pues ahora
la economía internacional brindaría esta necesidad. En segundo lugar se llevó a cabo
una austeridad fiscal, lo cual significó la disminución significativa del tamaño del Estado.
Esto ya que al disminuir las tasas arancelarias e impositivas, el Estado comienza a tener
un margen de acción mucho menor en torno a las políticas públicas que podía realizar
en periodos pasados, pues sus arcas fiscales se ven reducidas. En tercer lugar comienza
a haber una importante reducción de la inversión pública, dejando de lado importantes
obras del Estado para dar paso a la inversión privada en esta responsabilidad. En cuarto
lugar comienza a desarrollarse una privatización de las empresas del sector público,
sobre todo de aquellas de monopolios naturales como la electricidad, las materias primas
y la gran industria. Y en quinto lugar todas estas reformas estuvieron acompañadas de
un fuerte proceso de desregulación de la economía, dejando al Estado como un pequeño
espectador que sólo tenía el poder de intervenir en fallas de mercado, permitiéndole al
mercado auto-regularse (Haggard & Kaufman, 2008).

Estas reformas tuvieron importantes repercusiones. Por un lado, el Estado dejó de ser
el garante de la protección social, dando espacio al mercado como principal asegurador
de servicios básicos en la población. Casos emblemáticos se vieron con la privatización
de la salud, la educación y el sistema de pensiones (Haggard & Kaufman, 2008).
Finalmente, en torno a las políticas sociales, los Estados adquieren un carácter
subsidiario al entregar protección social a sectores focalizados, dejando de ser un Estado
garante de derechos, reduciendo al mínimo su cobertura de políticas sociales. De esta
manera, con la implementación de las reformas neoliberales, América Latina pasó de
tener un precario modelo de Estado de Bienestar (que de manera mínima aseguraba
derechos sociales básicos de manera universal) a un Estado Subsidiario que sólo se
preocupa de asegurar servicios mínimos para la dinamización de la economía,
priorizando el crecimiento económico por sobre tratar la desigualdad ascendente.

A razón de que en diversos periodos los países latinoamericanos contaron con reformas
neoliberales, me referiré aquellos donde se dieron la mayor parte de las características
descritas anteriormente en los años peak de reformas, así como aquellos que por
consiguiente tuvieron crisis políticas a raíz de las reformas neoliberales. Con esto me
refiero a la Argentina de Menem (1989-1999), Perú de Alán García (1985-1990), Bolivia
de Sánchez de Lozada (2002-2003), Chile de Pinochet (1973-1989), Uruguay de Lacalle
(1990-1995), Paraguay de Rodríguez (1989-1993), Brasil de Collor de Mello (1990-
1992), Venezuela de Pérez (1989-1993), Ecuador de Borja Cevallos (1988-1992) y
Colombia de Gaviria (1990-1994).

Transformación en los sistemas de partidos


Las consecuencias de las crisis financieras y de hegemonía de la economía neoliberal
también se traducen en crisis políticas. De esta manera, a continuación analizo la opinión
de la literatura ante los cambios que sufren los sistemas de partidos ante la crisis
hegemónica del neoliberalismo.

En primer lugar, para Morgan (2011) un cambio abrupto en un sistema de partidos


ocurre cuando el sistema cambia y los partidos caen. Como resultado de esto:

“(…) los patrones de la representación, el accountability, y la gobernabilidad son proclives


a cambiar, mientras que los procesos de impugnación son propensos a la reestructuración.
El colapso de un sistema de partidos, por lo tanto, marca la reorganización completa del
orden democrático. Al explicar este fenómeno, pues, es crucial no sólo para la iluminación
de la dinámica de los sistemas de partidos, sino también para la comprensión de la política
democrática.” (Morgan, 2011: 6)

Por otro lado, las consecuencias de los colapsos de los sistemas de partidos abren la
puerta a nuevos e impredecibles actores (Morgan, 2011). Los casos emblemáticos son
los de Chávez en Venezuela (1998), Morales en Bolivia (2005), Kirchner en Argentina
(2003) y Correa en Ecuador (2006). Para Morgan, estos nuevos liderazgos que vienen a
romper con el sistema de partidos original vienen acompañados de fuerzas que surgen
en época de crisis, y el ingreso de ellos estos líderes al sistema de partidos elevan los
conflictos (Morgan, 2011). Incluso, “algunos actores emergentes pueden incluso socavar
el régimen por la falta de respeto a las normas democráticas o amenazar los intereses
creados.” (Morgan, 2011: 6) Ahora bien, contextualizando el objeto de estudio, los
partidos políticos tradicionales adoptan un consenso con el libre mercado, el cual, de
manera progresiva, comienza a agrietarse hasta llegar a las distintas crisis financieras y
políticas que azotan los países. La misma línea sigue Mainwaring (2006) al hablar sobre
el declive de partidos tradicionales en pos de outsiders que llegan a componer un nuevo
panorama en el sistema de partidos de los países latinoamericanos.

Ahora bien, Silva (2009) se pregunta: ¿por qué, a la vuelta del siglo XX, gran parte del
continente tiene episodios de movilización popular anti-neoliberal que fuerzan la caída
de los gobiernos pro-neoliberales y contribuyen a su eventual sustitución por fuerzas
políticas interesadas en reformar el neoliberalismo y en otros no? Para Roberts (2012)
esto es consecuencia de la adopción de políticas neoliberales por parte de partidos
políticos situados a la izquierda del espectro político en dichos países, dejando un vacío
de poder en aquellos sectores marginados por las reformas neoliberales. Para Silva
(2009) las características de estos países a la hora de transformar radicalmente el
sistema de partidos fueron construidas como “reacción a los tercos esfuerzos
persistentes para sustituir un orden nacional - populista con la sociedad de mercado y
la democracia contemporánea -el nuevo camino hacia la modernidad." (Silva, 2009: 4).
Por tanto, el “(...) desmantelamiento de las protecciones del mercado para los sectores
populares (y clases medias) amenazó con una exclusión económica y política
significativa. Esta fue la primera, y fundamental, condición necesaria. En todos los casos,
independientemente del grado en que se implementaron las reformas neoliberales, esto
generó la motivación para la movilización.” (Silva, 2009: 34). Otorgando una
exclusividad a aquellos sectores marginados por las reformas neoliberales los nuevos
fenómenos políticos obtienen su apoyo social para romper con el sistema de partidos
actual. Por ejemplo, en la Venezuela post-reformas neoliberales, “en lugar de confiar en
el apoyo de los sindicatos y las asociaciones profesionales, como las que AD y COPEI
habían hecho, Chávez ha cultivado apoyo entre los históricamente marginados.”
(Morgan, 2011: 4).

Por otro lado, para Silva (2009) la volatilidad electoral de los sistemas de partidos
también debilitó políticamente a los neoliberales, ya que de manera inevitable los
sectores populares marginados por las reformas neoliberales comienzan a sentirse
identificados y, así, generan vínculos con nuevos partidos políticos. De esta manera,
para la literatura, las consecuencias que tuvo la marginación de vastos sectores de la
sociedad con la implementación de los paquetes de reformas del Consenso de
Washington fueron los mismos causantes de las fuertes transformaciones del sistema de
partidos. Silva lo retrata de la siguiente manera:

“Frente a la exclusión política de sus demandas económicas y sociales sustantivas, y más


desesperados por la dificultad económica persistente, los ciudadanos ejercieron su derecho
al voto. Como sus esperanzas de recuperación económica con el empleo y el bienestar se
apagaron, y los partidos políticos establecidos traicionaron sus mandatos electorales, los
votantes abandonaron estos partidos por otros nuevos o facciones compatibles de partidos
previamente establecidos interesados en reformar el neoliberalismo, más comprometidos
con la economía mixta y preocupados del bienestar. Estos avances en la contención
institucional en conjunto con la escalada de la política contenciosa aceleraron la
desaparición de las administraciones comprometidas con el neoliberalismo. Las masivas
movilizaciones anti-neoliberales también contribuyeron a la pérdida de apoyo de los
titulares neoliberales de los partidos políticos mayoritarios en el Congreso. Esto obligó a
la destitución de los presidentes y que marcó el comienzo de los gobiernos más inclinados
a actuar sobre los mandatos de reformarlo. Por supuesto, el grado en que estos nuevos
gobiernos salen del neoliberalismo varía sustancialmente, con Venezuela y Bolivia en el
extremo más extremo, y Ecuador y Argentina en el otro. (Silva, 2009: 53)

Ahora bien, es necesario analizar los factores que determinan que hayan surgido
transformaciones radicales en los sistemas de partidos en ciertos países y en otros no.
Como mencioné previamente, los neoliberalismos no fueron implementados en los
distintos países de la misma forma; la construcción de hegemonía neoliberal y las
reformas de libre mercado en América Latina no en todas partes fueron implementadas
de igual manera, por lo que las consecuencias en lo político también difieren. Para
Roberts (2012), la liberalización de la economía en la región “contribuyó –en algunos
países- a formas relativamente estables de la competencia partidaria post-ajuste. Sin
embargo, en otros, socavó las alineaciones programáticas y desestabilizó el sistema de
partidos en el período posterior a las reformas.” (Roberts, 2012: 1432). Esta diferencia
está sujeta a dónde se sitúan en el espectro derecho-izquierda los partidos políticos que
realizan las reformas neoliberales en su país, pues en aquellos países en que la derecha
implementó reformas neoliberales, éstas no generaron una reestructuración radical de
su sistema de partidos, mientras que aquellos países donde gobiernos de centroizquierda
implementaron reformas neoliberalizantes, han cambiado abruptamente su sistema de
partidos, dando espacio a organizaciones políticas que buscan cambios radicales en sus
países (Roberts, 2012).

Por un lado, aquellos países en donde partidos de derecha llevaron a cabo reformas
neoliberales contaban con un factor en contra, puesto que “los partidos conservadores
estaban seguros de encontrar oposición bien organizada a las reformas neoliberales en
estos países” (Roberts, 2012: 1434), tanto por no contar con presencia en
organizaciones de la sociedad civil con capacidad de movilización y por tener una
oposición partidaria de izquierda. Esto hizo que al momento de llegar a la crisis de
predominancia neoliberal en el país, el partido tradicional en la izquierda política
asumiera el rol de oposición a las reformas neoliberales, sin generar un quiebre radical
con el sistema de partidos previo. Casos como estos ocurrieron Uruguay, Brasil, Perú,
Colombia, Chile. Por otro lado, aquellos partidos que históricamente se han situado en
el espectro de la izquierda política en su país e introdujeron reformas neoliberales,
contaban con una ventaja, y es que estos partidos “podían ofrecer incentivos para que
los líderes sindicales cooperaran, cooptar a los líderes sindicales y utilizar sus reservas
de capital político y de confianza para contener la movilización popular, al menos en el
corto plazo.” (Roberts, 2012: 1434). Esto tuvo como consecuencia un vacío de poder en
la oposición de estos regímenes a la hora de llegar la crisis del modelo neoliberal. Por
un lado el partido tradicional de derechas no generaba una oposición programática
cuestionando la implementación de reformas neoliberales, y por otro lado, aquellos
sectores de la sociedad que históricamente se identificaban con un partido de izquierda
ya no tenían un referente político para establecerse como oposición (Roberts, 2012).
Países emblemáticos donde sucede este fenómeno son Venezuela, Argentina, Bolivia y
en parte Ecuador. Es en estos países donde se comienza a impulsar una corriente política
de consenso con el libre mercado, donde a nivel político la defensa histórica que se había
realizado a los Estados de Bienestar desaparece.

En ese sentido, son los casos de los países donde se implementaron reformas
neoliberales por parte de partidos políticos situados en el espectro de la izquierda donde
la resistencia al neoliberalismo se dio bajo el alero de movimientos sociales de protesta
y el surgimiento de outsiders de la política tradicional, dando espacio al surgimiento de
alternativas radicales fuera del sistema de partidos tradicional.

Cruce variables “forma de gobierno” y “tipo de partido/coalición”:

Mientras algunos países de la región sudamericana se encuentran en un estado de


neoliberalismo avanzado, otros países han cambiado radicalmente su estructura
económica. Asimismo, mientras algunos países cuentan con sistemas de partidos
institucionalizados de forma ininterrumpida en las últimas décadas, otros han cambiado
su base partidaria de manera radical.

Para entender el contexto político y económico actual estos países, es necesario analizar
las condiciones en la implementación del neoliberalismo a nivel latinoamericano y cuáles
son las consecuencias de esa implementación. En la tabla 1 llevo a cabo un cruce de dos
variable: i) “forma de gobierno”: el tipo de régimen en el que fue impuesto, si fue en
democracia o en dictadura; ii) “tipo de partido/coalición”: que representa la postura
política de quienes llevaron a cabo su implementación.
i) “Forma de gobierno”: Sobre tipo de régimen en el que fue impuesto, en
términos generales el régimen neoliberal fue impuesto o en autoritarismo o
en democracia. Las consecuencias que tiene esto, es que en dictaduras
autoritarismos las bases del neoliberalismo quedan mucho más arraigada a
las estructuras política-económicas del país, al encontrarse sin actores
sociales que contradijeran esta implementación (por ejemplo, Chile). Para
motivos de este estudio me referiré particularmente a los modelos de régimen
burocrático-autoritario (O’Donnell, 1973), el cual trata de una coalición entre
los militares que ostentan el poder fáctico y toman las decisiones, y una elite
tecnocrática que asume la responsabilidad de organizar y hacer eficiente el
sistema económico (O’Donnell, 1973). Por otro lado, cuando es implementado
en democracias, el neoliberalismo tiende a colapsar, pues el shock es tan
fuerte que una gran diversidad de actores sociales se oponen a su
implementación (Ejemplos son Argentina, Bolivia, Venezuela, etc.), teniendo
como consecuencias grandes crisis económicas y movilizaciones sociales
radicales.

ii) Sobre postura política de los implementadores, o bien puede haber sido
implementado mediante gobiernos políticos de la socialdemocracia tradicional
de un país, o por partidos de derecha tradicional. Si el régimen fue impuesto
por un partido ligada a la derecha tradicional, en términos de espectro político
esto tiende a que el partido progresista o de izquierda tradicional se fortalezca
al abarcar las críticas a la implementación del modelo, sin desconfigurar
radicalmente el sistema de partidos de un país (Ejemplo: Brasil y el PT). Por
otro lado, si estas reformas son llevadas a cabo por partidos socialdemócratas
o históricamente ligadas a los movimientos obreros, se genera un vacío de
representación, pues los sectores populares y marginados afectados
directamente por el neoliberalismo se quedan sin partidos ni representantes
que los puedan defender, por lo que se ven obligados a crear nuevos
referentes outsiders que vienen a transformar el sistema de partidos,
estableciendo una línea antagónica entre los neoliberales y los movimientos
sociales (Ejemplo: Bolivia, Venezuela, Ecuador, etc.).
Tabla 1. Tabla cruzada entre variables “forma de gobierno” y “tipo de
partido/coalición”
Forma de gobierno en que se implementó
el neoliberalismo
Dictadura Democracia

Tipo de Derecha Chile Brasil; Colombia;


partido/coalición Perú; Uruguay
que implementó el
Izquierda Argentina,
neoliberalismo
Bolivia, Ecuador,
Venezuela
Primer Fortalecimiento partido/coalición de izquierda tradicional – sin cambios profundos
cuadrante en estructura económica neoliberal
Segundo Fortalecimiento partido/coalición de izquierda tradicional – retrocesos leves en
cuadrante estructura económica neoliberal
Cuarto Surgimiento nuevo partido/coalición de izquierda – retrocesos abruptos en
cuadrante estructura económica neoliberal

De acuerdo a lo que podemos observar en la tabla, por un lado, aquellos países en donde
fue implementado el neoliberalismo en dictadura y bajo una coalición de derecha, hay
un fortalecimiento del partido/coalición de izquierda tradicional, a la vez que hay un
mantenimiento de las estructuras principales de la economía neoliberal impuesta en el
periodo autoritario. Por otro lado, aquellos países donde el neoliberalismo fue
implementado en democracia y bajo el alero de la derecha tradicional, hay un
fortalecimiento de los partidos de izquierda tradicional al asumir el antagonismo a las
reformas neoliberales. Sin embargo, no hay un cambio radical (ya sea por colapso o
reformas) de las estructuras económicas implementadas por la derecha de dicho país.
Finalmente, en aquellos países donde el partido político ligado a la izquierda
tradicional/socialdemocracia de dicho país implementó el neoliberalismo, al generarse
un vacío de representación de los sectores marginados por dichas reformas, hay un
surgimiento de un nuevo partido/coalición de izquierda radical que lidera un retroceso
abrupto en la estructura económica neoliberal.

La particularidad chilena y su contraste con el cuarto cuadrante

Para la mayor parte de la literatura especializada, Chile tiene un sistema de partidos


altamente institucionalizado en comparación a sus pares latinoamericanos. Sin embargo,
existen numerosas fallas que no permiten su perfeccionamiento para la constitución de
un sistema consolidado, y por lo tanto, merman la participación electoral por medio de
la desafección partidaria. En ese sentido, ya es de Perogrullo la existencia de una crisis
de representatividad, lo que ha traído un fuerte desapego de gran parte de la población
con el sistema político. Existen muchas explicaciones de por qué sucede esto: algunos
argumentan que se trata de las consecuencias del sistema de partidos, en particular del
sistema electoral que imperó durante los últimos 25 años: elsistema binominal, el cual
habría producido un desplazamiento desde la competencia inter partidaria a la intra
partidaria, produciendo así un efecto pernicioso para el sistema electoral, por cuanto el
elector tendría mayores dificultades para observar las diferencias de propuestas, así
como dificultades para identificarse con una preferencia, tanto en los distintos partidos
que componen una alianza como entre las diversas coaliciones (Huneeus, 2006). Otros
hacen referencia a que se trataría de problemas propios del alejamiento de la clase
política con las bases sociales, traducido en que las raíces de los partidos políticos
tradicionales en la sociedad son cada vez menores (Luna y Altman, 2011), lo que es un
problema para el sistema de partidos y para la democracia, pues los partidos no atienden
las necesidades de la sociedad, la gente siente distante a los partidos políticos y el
desapego tiende a que la población se interese cada vez menos por la política.

En la opinión pública se barajan distintas hipótesis, aduciéndose los numerosos casos de


corrupción que han sacudido la escena nacional. Otros afirman que es por los alertadores
índices de desigualdad socioeconómica producido por el neoliberalismo, etc. Lo que sí
está claro, es que hoy en Chile existe una crisis política y un consiguiente vacío de
representación que hasta el momento nadie ha logrado ocupar. Es en este contexto
donde comienzan a armarse nuevos referentes políticos: en la derecha vemos el
surgimiento de EVOPOLI, Fuerza Pública y Amplitud, mientras que en la izquierda la
articulación de distintos referentes que antes se encontraban diseminados por todo el
territorio nacional y hoy se unifican en el Frente Amplio (FA), el cual sorprendió en las
últimas elecciones presidenciales y parlamentarias, rompiendo con el bipartidismo a la
chilena (dos grandes coaliciones) que se ha alternado en el poder durante los últimos 27
años.

Una gran discrepancia en el contexto político chileno, que lo diferencia sobre todo de
países que han sufrido transformaciones radicales y abruptas en sus sistemas de partidos
(representados en el cuarto cuadrante de la tabla 1.), es que ha experimentado es una
crisis orgánica de “Régimen”. Ésta entendida como la pérdida de hegemonía de las elites
en las distintas instituciones que manejan, como las empresas, partidos políticos,
parlamento, etc. (Iglesias, 2015). Esto genera un vacío de representatividad, situación
disímil a la de la región donde hay un vacío de poder.

Por el contrario, en el resto de los países de América Latina del cuarto cuadrante de la
tabla 1, al transformar su sistema de partidos vivieron una crisis de Estado, lo cual se
presenta como un colapso de los dispositivos administrativos de gobernabilidad (Iglesias,
2015). Cuando ocurren situaciones de crisis de Estado las agendas parlamentarias se
congelan, ocurren vacíos de poder y muchas veces renuncias los presidentes. Esta
situación ha sido habitual en países de América Latina, como en Ecuador y Venezuela
previo a los gobiernos de la Revolución Bolivariana y en Argentina en la crisis económica
y política entre el 2000 y el 2001, antes de la llegada de Néstor Kirchner.

Es evidente entonces, que para dar pie a una similitud entre estrategias políticas tiene
que existir una similitud en los escenarios políticos en los que se sitúan los actores en
cuestión.

Chile, desarraigo y comentarios finales

No caben dudas de que en Chile existe un fuerte desarraigo entre la ciudadanía y la


política. El desapego de los partidos políticos con las bases ha tenido consecuencias
catastróficas, traducido en términos cuantitativos en las decrecientes tasas de
abstención en las elecciones generales y en la baja de más de un 200% de militantes
inscritos en el SERVEL, y en términos cualitativos en una desconfianza generalizada y,
desafección partidaria. Esto se ve sustentado por la forma en que se estructuran los
partidos desde la vuelta a la democracia. Su forma verticalista ha incrementado la crisis
de representatividad, pues la falta de surgimiento de liderazgos internos nuevo resulta
problemático para el funcionamiento inclusivo de una institución (Luna y Altman, 2011).
De hecho, son situaciones similares las que se vivieron en los países del cuarto
cuadrante, sobre todo traducido en el declive constante de los partidos de la
socialdemocracia y la izquierda tradicional, cediendo espacio a los emergentes nuevos
bloques políticos radicalizados.

De todas formas, las diferencias siguen siendo sustanciales. Las transformaciones en los
sistemas de partidos han estado sujetas al régimen político en que se implementó el
neoliberalismo, así como a la posición en el espectro político del partido/coalición que ha
impulsado su implementación.
Bibliografía:
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