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La gramática de Port-Royal: fuentes, contenido e interpretación Xavier Laborda Gil

Capítulo 28. Mentalismo y conductismo

CAPÍTULO 28

MENTALISMO Y CONDUCTISMO

En realidad no es solamente la orientación psicologicista lo que enfrenta a la


lingüística generativa con la estructural. Sin ir más lejos, los objetivos de
una y de otra son también diferentes; hemos explicado los de la lingüística
generativa, los cuales son más amplias o Los objetivos estructuralistas
limitan su trabajo a la formulación de las gramáticas particulares.

La orientación psicológica de los generativistas es mentalista: postula


procesos que radican en la,:mente; solamente ésta (encarnada en un cerebro
material) tiene capacidad de conocer la materia de la Naturaleza o Cosmos.
Los estructuralistas (en especial, los americanos) defienden una psicología
conductista (behaviorista) o del comportamiento.

La lingüística taxonómica o estructural considera pernicioso el mentalismo,


manteniéndose libre de él al concebir la ciencia como colección de
enunciado y clasificación de sus partes. La investigación, por consiguiente,
ha de basarse únicamente en sucesos físicos observables. Por ello parte del

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enunciado, que es una porción de sonido. Los datos de la investigación


taxonómica están constituidos por un conjunto de enunciados obtenidos de
un informante (sonidos) o de textos (inscripciones). Posteriormente se lleva
a cabo una clasificación:

1.- de clases de sonidos distintos, estableciendo fonemas;

2.- de clases de secuencias de fonemas, estableciendo morfemas;

3.- "de las secuencias de morfemas en componentes oracionales de


varios tipos".1

En todo este proceso no hay ninguna apelación a las capacidades mentales.


Y en definitiva, el trabajo lingüístico se basa en construcciones que "se
reducen eventualmente, por simples medios de clasificación, a segmentos
físicos de enunciados".2

En la Lingüística americana existe un antecedente de mentalismo; este es el


caso de Sapir. Con las ideas bloomfieldianas se abre la tradición
antimentalista y operacional, que continuará con Hockett y Harris (como
figuras destacadas), hasta ser de nuevo trunca da por las aportaciones de
Chomsky en 1957.

Bloomfield criticó al mentalismo en su obra(fundamental, Language (New

1
KATZ, Jerrold J. "El mentalismo en la lingüística". En CONTRERAS (edit.). Los
fundamentos de la gramática transformacional. Cit., p. 205.

En este capítulo sigo de cerca el pensamiento de Katz.


2
KATZ. Idem. Cit., p. 206.

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York, 1933). A sus argumentos se remiten los seguidores estructuralistas;


pero un análisis de sus palabras nos descubre que el mentalismo al que se
refería no es el mismo que atacan los actuales lingüistas taxonómicos, ni se
ajusta a la utilización contemporánea del término por los generativistas. Las
palabras de Bloomfield son éstas:

La teoría mentalista, que es la más antigua y que todavía prevalece en


la opinión popular entre hombres de ciencia, supone que la
variabilidad de la conducta humana se debe a la interferencia de
algún factor no físico, un espíritu o voluntad o mente (en griego
'psyche", de allí el término psicología) que está presente en cada ser
humano. Este espíritu, de acuerdo a la visión mentalista, es
enteramente distinto de las cosas materiales y en consecuencia sigue
algún otro tipo de causalidad o quizás ninguna en absoluto.3

Bloomfield se refiere a un mentalismo que no tiene ninguna relación con el


mundo físico; un mentalismo teologizado que no permite establecer leyes
causales para explicar la conducta lingüística; y, por tanto, rechazable. Pero
la actual concepción de mentalismo propugna unas leyes causales basadas
en la materia, y es compatible con el materialismo de Bloomfield pero no
con su mecanicismo:

La teoría materialista (o mejor, mecanicista) supone que la


variabilidad de la conducta humana, incluyendo el hablar, se debe

3
BLOOMFIELD, Leonard. 1933. Lenguaje. Lima, Univ. de San Marcos, 1964. P. 36 (el
subrayado es del autor).

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sólo al hecho de que el cuerpo humano es un sistema muy complejo.


Las acciones humanas, de acuerdo a la visión materialista, son parte
de secuencias de causa y efecto, exactamente como las que
observamos, por ejemplo, en el estudio de la física o la química.4

Bloomfield ofrece, frente al mentalismo, una alternativa de ciencia empírica,


fundamentada en cuatro pilares: conductismo, mecanicismo,
operacionalismo y fisicalismo. De ello nos ocuparemos el capítulo XXX,
dedicado a la controversia entre racionalismo y empirismo.

Entre las diversas diferencias que separan a la lingüística transformacional


de la taxonómica hay, sin embargo, un punto en común que es el
materialismo, como se acaba de apuntar líneas más arriba. Así resulta que
los argumentos del patriarca de la lingüística estructural americana en contra
del mentalismo no tienen valor alguno actualmente.

4
BLOOMFIELD. Lenguaje. Cit., p. 37.

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