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MISERICORDIA!
Inducción de catequesis
1 DE ENERO DE 2016
COMISIÓN DE CATEQUESIS
Diócesis de Cúcuta
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia” (Mt 5,7)
Queridos catequistas:
El camino de la catequesis es el trayecto de la evangelización en el que como Iglesia
diocesana buscamos arraigar los corazones de los hombres y mujeres cada día más
a Cristo. De modo especial al vivir este año de la misericordia, se nos propone un
estilo siempre nuevo, el estilo del Padre, la pedagogía de la misericordia. Que tiene
como su único rostro a Jesucristo.
Es por ello que nuestra catequesis ha de mirar cada día a aquel que es su meta y
principio, de modo que en nuestros niños y jóvenes se empiece a cultivar un reino
nuevo; el reino de Dios. Llenando cada día el mundo de la presencia misericordiosa
de los cristianos que se han dejado amar de Dios y por ello pueden amar a sus
hermanos. En particular, este Año Santo de la Misericordia “es el tiempo para que
la Iglesia redescubra el sentido de la misión que el Señor le ha confiado el día de
Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre” (Papa Francisco: Homilía
en las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, 11 de abril de 2015).
Disposición del lugar… ubicar las sillas en modo mesa redonda, prever las fichas para la
primera actividad, papel periódico, y revistas religiosas o similares y papel bond. En el centro del
lugar una cruz y al pie la sagrada escritura. (Signo).
Buscar una persona que represente al santo que nos acompaña en este primer encuentro, si es
posible vestirlo. Y leer aquellas palabras que le corresponden al Santo.
Como signo pedagógico tener un crucifijo pequeño para el final.
Se deja de fondo la canción del CD (anexo): JMJ Cracovia, Misericordiosos como el Padre.
Canto de ambientación… “Da tres palmas… otra vez, si Jesús te satisface da tres palmas…allí
donde estas parado saluda, abrace, pisa, etc.”
Invocación trinitaria:
“Queridos amigos… abramos con sencillez nuestra vida y corazón, para que
de este modo, como hermanos logremos construir un mundo lleno de misericordia
buscando una nueva civilización del amor”
Oración para antes de la Palabra. (Posiblemente esta u otra con la misma intención, para ser
repetida por todos)
Dios de amor y misericordia
Que miras con amor a los que acuden a ti.
Concede a los que nos encontramos unidos por tu Palabra
Que cada día logremos con generosidad
Ser artífices de un mundo mejor.
Que también nosotros como catequistas podamos amarte y seguirte;
Tu que nos has mirado con misericordia y nos has llamado de modo prodigioso
Concédenos responderte con generosidad;
Sabiendo que a quien mucho se le perdona mucho ama.
Encomendamos en este primer encuentro a todos los sacerdotes,
Que ellos en este año de gracia puedan ser testigos
De tu misericordia en sus lugares de apostolado;
Y que nosotros tocados por tu Palabra podamos
Descubrir con nuevo dinamismo
La misericordia que nos sale al encuentro
En tu Hijo Jesucristo.
Amen.
Palabra de Dios.
Signo: (para el signo el animador pedirá que fijen su mirada en la cruz y motivara a que todos digan
a una voz).
¡El discípulo se hace a la sombra de la cruz! ¡Cristo crucificado es el mayor signo de
misericordia!
Posibilidad de presentar el video ANEXO CD: No licuen la fe en Jesucristo…
https://youtu.be/pRTo4EuDvcg Dios habla a nuestro corazón:
Santo Cura de Ars: Nuestro Señor es en la tierra como una madre que lleva
a su niño en brazos. Este niño es travieso, da patadas a su madre, la muerde, la
araña, pero la madre no le hace caso; ella sabe que si lo deja, el niño se cae y
no puede caminar por sí solo. Así es nuestro Señor, Él soporta todos nuestros
maltratos, soporta nuestra completa arrogancia, nos perdona todas nuestras
tonterías, tiene piedad de nosotros a pesar de nosotros.
Animador: A veces el santo cura de Ars encontraba a algún penitente desalentado y dudoso del
perdón de Dios, por la conciencia de haber pecado; entonces él le daba la siguiente increíble y
sublime respuesta:
Santo Cura de Ars: “El buen Dios sabe todo. Antes de que usted se confiese, ya sabe que
pecara y con todo, lo perdona. ¡Tan grande es el amor de nuestro Dios que hasta se olvida
voluntariamente de lo que ha de venir, con tal de perdonarnos!”
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Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización / Santos de la Misericordia. Pág. 23
Animador: Y cuando escuchaba elogios porque a su parroquia acudía de entre toda Francia, un
rio de pecadores en busca de perdón, precisaba lo siguiente:
Santo Cura de Ars: “no es el pecador que vuelve a Dios para pedirle perdón, sino Dios
mismo el que corre detrás del pecador y lo hace volver a Él”
El catequista como cristiano está llamado a vivir de modo especial la misericordia, pues su vida ha
estado marcada por el amor que Dios nos ha tenido; es por ello que estamos llamados a vivir a la
altura del don recibido. Solo de este modo cada catequista podrá convertirse en apóstol de la
bondad del padre. Se puede decir por tanto que de la misericordia el cristiano, el catequista, recibe
vida nueva.
El catequista está llamado a hacer suyo un nuevo estilo de vida; El estilo de vida misericordioso del
Cristiano. En el crucificado el cristiano experimenta la misericordia del amor divino, el hombre que
busca el amor lo encuentra plenamente en Cristo. El cual le ofrece la fuerza para vivir una vida
transformada.
1. Son ya elocuentes las palabras del papa Pablo VI, quien decía:
“participar de la cruz de cristo significa recibir su fruto: la
misericordia.” Del mismo modo el santo Juan Pablo II, afirmo en
su tiempo “El hombre necesita del amor, y lo encuentra en la
misericordia revelada en Cristo”. De aquí nace “La convicción de
que el amor de Dios es más poderoso que el pecado”. Y se puede
decir con plena justicia que “Un fruto de la misericordia en la vida
del cristiano es la conversión”.
El hombre no puede vivir sin el amor, solo en el amor su vida adquiere sentido, por esto
precisamente, Cristo redentor revela plenamente el hombre al mismo hombre. Con razón podremos
decir hoy que creer en el amor del crucificado significa creer en la misericordia.
Como catequistas hemos de hacer nuestra la realidad de un mundo nuevo, construido como una
civilización arraigada en el amor; arraigada en Cristo, el signo más concreto de la misericordia en la
vida del catequista es su camino de conversión y búsqueda de santidad, pues la realidad de la
conversión es la expresión más concreta de la obra del amor y de la presencia de la misericordia en
el mundo humano.
Pero ojo catequistas ¡La misericordia se manifiesta en su aspecto verdadero y propio, cuando
revalida, promueve y extrae el bien de todas las formas de mal existente en el mundo y en el hombre!
Solo de este modo “el hombre alcanza el amor misericordioso de Dios; su misericordia, en cuanto
el mismo interiormente se transforma en el espíritu de tal amor hacia el prójimo, cristo crucificado
es para nosotros el modelo, la inspiración y el impulso más grande” Solo es acto misericordioso:
cuando nos convencemos profundamente de que al mismo tiempo la experimentamos por parte de
quienes la aceptan de nosotros”
3. Por su parte el papa Francisco, nos recuerda que el encuentro con Jesús misericordioso nos
da la fuerza para volver a comenzar y ser capaces de misericordia.
Son muy dicientes aquellas palabras en las que nos dice: “Es la cruz – siempre la cruz con Cristo,
porque a veces nos ofrecen la cruz sin Cristo: esa no sirve- es la cruz, siempre la cruz con Cristo la
que garantiza la fecundidad de nuestra misión”
Al final expondrán cada uno de los grupos y se procede a acomodarse como al inicio.
Vivir este año jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el
Padre… es un programa de vida comprometedor como rico de alegría y de paz. Para
ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la
escucha de la palabra de Dios.
Disposición del lugar… se pide que se ubiquen las sillas en modo mesa redonda, se prevean
como signo en una gran mesa al centro una representación de las obras de misericordia, (un vaso
con agua, un pedazo de pan, unas sandalias, un rosario etc.)
En este segundo encuentro tendremos como personaje para reflexionar y meditar a la Madre teresa
de Calcuta.
Mientras se acercan los catequistas se puede mantener sonido de fondo, Se deja de fondo la
canción del CD (anexo): 2. Canción de la Misericordia (confía en Mí) o
https://youtu.be/5pAU2c0ytKc?list=RD5pAU2c0ytKc
Canto de ambientación… “cuando un Cristiano baila, baila, baila, baila//…mueve los pies,
pies, pies, pies…. / mueve las rodillas-cadera-hombros-cabeza-vuelta etc…
Invocación trinitaria:
Oración para antes de la Palabra. (Posiblemente esta u otra con la misma intención, para ser
repetida por todos)
Beata Teresa: “Dios mío… no dejare de marchar atrás. Mi comunidad son los
pobres. Su seguridad es la mía. Su salud es mi salud. Mi casa es la casa de los pobres: no
simplemente de los pobres, sino de los que entre los pobres son más pobres. De aquellos a
los cuales uno trata de no acercarse por miedo de contagiarse y ensuciarse… De los que se
desploman en las calles, conscientes de que van a morir, mientras los vivos transitan a su
lado sin prestarles atención. De los que ya no son capaces de llorar porque no tienen más
lágrimas.”
Animador: Pero ¿Dónde habrá encontrado el secreto y la fuerza para dar un verdadero abrazo
de dulcísima caridad a cada marginado? Ella lo explico a sus hermanas de la siguiente manera:
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Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización / Santos de la Misericordia. Pág. 35
Animador: Y es ciertamente impresionante ver a una santa que percibe las obras de
misericordia como algo capaz de señalar un camino transitable y enteramente recto, que va
de los lugares más humildes de la tierra hasta los gloriosos sitios del paraíso.
Para finalizar este espacio de integración, reflexión y conocimiento. Es conveniente que los grupos
preparen de modo creativo una exposición de los puntos más importantes que reflexionaron en su
grupo de trabajo. LA ESENCIA DE ESTE EJERCICIO ES DESPERTAR EN LOS CATEQUISTAS
DISPONIBILIDAD PARA LA ESCUCHA, LA CERCANIA, DEJAR LOS TEMORES, Y DESCUBRIR
LA URGENCIA DEL COMPROMISO.
(Papa Francisco refiriéndose al texto bíblico que relata lo sucedido con el ciego
Bartimeo)… Cómo reaccionan frente al dolor de aquél que está al borde del camino,
que nadie le hace caso, no más le dan una limosna, de aquél que está sentado
sobre su dolor, que no entra en ese círculo que está siguiendo al Señor.
Son tres las respuestas frente a los gritos del ciego, y hoy también estas tres
respuestas tienen actualidad. Podríamos decirlo con las palabras del propio
Evangelio: Pasar, Cállate, Ánimo, levántate.
1. Pasar, pasar de largo y algunos porque ya no escuchan.
Estaban con Jesús, miraban a Jesús, querían oír a Jesús, no
escuchaban. Pasar es el eco de la indiferencia, de pasar al lado
de los problemas y que éstos no nos toquen. No es mi problema.
No los escuchamos, no los reconocemos. Sordera, eh. Es la
tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia,
y sí, hay gente así: yo estoy acá con Dios, con mi vida
consagrada, elegido por Jesús para el ministerio y sí, es natural
que haya enfermos, que haya pobres, que haya gente que sufre,
entonces ya es tan natural que no me llama la atención un grito, un pedido de
auxilio. Acostumbrarse y nos decimos: es normal, siempre ha sido fue así, ‘mientras
a mí no me toque’, pero eso entre paréntesis, ¿no? Es el eco que nace en un
corazón blindado, en un corazón cerrado, que ha perdido la capacidad de
asombro y por lo tanto, la posibilidad de cambio…Ellos creían que escuchaban
al maestro pero también traducían, y las palabras del Maestro pasaban por el
alambique de su corazón blindado. Dividir esta unidad –entre escuchar a Dios y
escuchar al hermano- es una de las grandes tentaciones que nos acompañan a lo
largo de todo el camino de los que seguimos a Jesús…Pasar sin escuchar el dolor
de nuestra gente, sin enraizarnos en sus vidas, en su tierra, es como escuchar la
Palabra de Dios sin dejar que eche raíces en nuestro interior y sea fecunda. Una
planta, una historia sin raíces, es una vida seca.
3. La tercera palabra: Ánimo, levántate. Y este es el tercer eco. Un eco que no nace
directamente del grito de Bartimeo, sino de la reacción de la gente que mira cómo
Jesús actuó ante el clamor del ciego mendicante. Es decir, aquellos que no le daban
lugar al reclamo de él, no le daban paso o alguno que lo hacía callar. Claro, cuando
ve que Jesús reacciona así, cambia. Levántate, te llamó.
Es un grito que se transforma en Palabra, en invitación,
en cambio, en propuestas de novedad frente a nuestras
formas de reaccionar ante el Santo Pueblo fiel de Dios.
A diferencia de los otros, que pasaban, el Evangelio
dice que Jesús se detuvo y preguntó qué pasa… Se
detiene frente al clamor de una persona. Sale del
anonimato de la muchedumbre para identificarlo y de esta forma se compromete
con él. Se enraíza en su vida. Y lejos de mandarlo callar, le pregunta: decime ¿Qué
puedo hacer por vos? No necesita diferenciarse, no necesita separarse, no le echa
un sermón, no lo clasifica y le pregunta si está autorizado o no para hablar. Tan solo
le pregunta, lo identifica queriendo ser parte de la vida de ese hombre, queriendo
asumir su misma suerte. Así le restituye paulatinamente la dignidad que tenía
perdida, al borde del camino y ciego. Lo incluye. Y lejos de verlo desde fuera, se
anima a identificarse con los problemas y así manifestar la fuerza transformadora
de la misericordia. No existe una compasión. Una compasión, no una lástima. No
existe una compasión que no se detenga. Si no te detienes, no padeces con, no
tienes la divina compasión. No existe una compasión que no escuche. No existe
una compasión que no se solidarice con el otro. La compasión no es zapping
(saltarse), no es silenciar el dolor, por el contrario, es la lógica propia del amor, el
padecer con. Es la lógica que no se centra en el miedo sino en la libertad que nace
de amar y pone el bien del otro por sobre todas las cosas. Es la lógica que nace de
no tener miedo de acercarse al dolor de nuestra gente. Aunque muchas veces no
sea más que para estar a su lado y hacer de ese momento una oportunidad de
oración.
Y esta es la lógica del discipulado, esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros
y en nosotros. De esto somos testigos. Un día Jesús nos vio al borde del camino,
sentados sobre nuestros dolores, sobre nuestras miserias, sobre nuestras
indiferencias. Cada uno conoce su historia antigua. No acalló nuestros gritos, por el
contrario se detuvo, se acercó y nos preguntó qué podía hacer por nosotros. Y
gracias a tantos testigos, que nos dijeron: «ánimo, levántate», paulatinamente
fuimos tocando ese amor misericordioso, ese amor transformador, que nos permitió
ver la luz. No somos testigos de una ideología, no somos testigos de una receta, o
de una manera de hacer teología. No somos testigos de eso. Somos testigos del
amor sanador y misericordioso de Jesús. Somos testigos de su actuar en la vida de
nuestras comunidades.
Al final del tema se pide a los catequistas que elaboren en carteles las obras de
misericordia con el fin de dejarlas en lugar visible en el templo, para introducir al pueblo
de Dios en la vivencia del año santo.
De la reflexión que surge en torno al tema anterior se propone que como grupo de catequesis han
de asumir dos tareas concretas y ellos mismos fijar las fechas: la primera de ellas es ir a visitar un
enfermo como grupo de catequesis e invitar un ministro de la comunión para llevar el cuerpo de
Cristo.
Al final expondrán cada uno de los grupos y se procede a acomodarse como al inicio.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.
Canto de ambientación… “el padre Abraham tiene muchos hijos…muchos hijos tiene el
padre Abraham, yo soy uno tú también, alabemos todos al Señor, mano derecha… etc.
Invocación trinitaria:
Actividad: para esta actividad es fundamental que el animador invite a hacer una
reflexión sobre la vivencia del sacramento de la reconciliación en la parroquia y Diócesis,
los aspectos positivos, los negativos y los desafíos para presentárselo a los cristianos con
nuevo dinamismo.
Se elabora un cartel de este modo suscitando preguntas como:
Sacramento de la Reconciliación
Aspectos positivos Negativos Desafíos de esta pastoral
Oración para antes de la Palabra. (Posiblemente esta u otra con la misma intención, para ser
repetida por todos)
Dios de amor, tu que en tu caridad no te cansas de
Perdonarnos y llamarnos a vivir en la santidad,
Concédenos que al contemplar tu rostro
En Jesucristo, también nosotros catequistas, tocados
Por la fuerza de tu espíritu podamos ser instrumentos de perdón
Y esperanza para el pueblo cristiano. En este encuentro
Te entregamos todos los catequistas de la
Diócesis de Cúcuta, enséñanos a ser
Testigos de tu misericordia para brindar a los demás
El mismo amor que tú nos has dado.
Amen.
Texto bíblico:
Mt 16, 15-19
Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro
contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le
dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha
revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te
daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará
atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en
los cielos.»
Palabra del Señor.
Signo: (Para el signo el animador insistirá en revisar nuestra vida, hacer un examen de conciencia,
y motivara para que el confesionario sea en nuestra vida un signo del sacramento de la
reconciliación).
¡Quien mucho se le perdona, mucho ama! ¡Dejémonos tocar por el perdón que es más
grande que nuestro pecado!
(Terminada la lectura del texto bíblico, el animador invocando la presencia del Espíritu Santo invitara a los
catequistas a reflexionar el texto bíblico; si es posible insistir en la lectura orante, preparándome para recibir con
amor el sacramento)
Padre que por tu palabra, nosotros catequistas logremos descubrir la grandeza del perdón
que nos libera de nuestros pecados, concédenos la gracia de ser auténticos testigos de tu
misericordia en nuestros lugares de catequesis. Para que de este modo todos los cristianos
contribuyamos a crear juntos la civilización del amor.
San Pedro Claver: “Jesucristo, hijo de Dios, deseo que seas mi padre, mi madre, y todo mi bien.
Yo te amo mucho, y siento un extremo dolor de haberte ofendido. ¡Señor, yo te amo mucho,
mucho,
Con mucho!
el tiempo, Pedro Claver aprendió incluso a hablar varios dialectos, reunió entorno de si números
catequistas y se convirtió en “patrono universal de las misiones entre las poblaciones negras”.
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Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización / Santos de la Misericordia. Pág. 61
Como todo cristiano, el catequista es ante todo un discípulo que respondiendo a su vocación
de modo particular, busca servir a la Iglesia en el papel de ser auténticos transmisores de
la fe; ser fieles testigos de la misericordia de Dios obrada en favor de los hombres.
Es por ello que acepta la invitación del apóstol de estar firmes en la fe y arraigados en Cristo
(cf. col 2,7) o como dirá más adelante: “estén atentos permanezcan firmes en la fe” (1 co
16,13) se puede decir por tanto que la vida del catequista es un empeño constante de vivir
en relación con el Señor; para de este modo descubrir que la misión es fruto del encuentro
personal con Cristo. “tengan valor y sean fuertes háganlo todo con amor”
Hoy más que nunca en la mentalidad de nuestros agentes de pastoral -de los catequistas
de modo especial- se ha de dar una profundización de una pastoral encaminada a
valorar el sacramento de la reconciliación, y a descubrir la importancia de experimentar
la misericordia de Dios en la vida de cada Cristiano.
Para ello como catequistas tenemos una tarea muy concreta:
1. Formación de la conciencia.
Al hablar del termino conciencia, hemos de tener en cuenta que denota un saber que no
es fruto de esfuerzos individúales, sino que es un conocer juntos. Podremos decir por tanto
que para el creyente el conocimiento de si y del mundo es, por tanto una obra de
discernimiento Espiritual. Como catequistas al tener de modo especial la tarea de formar la
vida del cristiano se plantea con específico cuidado la formación de la conciencia; la cual
se convierte en una tarea urgente.
¡No es tarea fácil! Pues el hombre de nuestro tiempo sufre la incapacidad de hacer un
análisis de la propia conciencia, en él se da una profunda incomprensión de sí mismo,
llegando a buscar el sentido de su existencia solo en el plano material y con criterios
individuales. La iglesia profundizando en este tema define la conciencia como “la voz de
Dios en nosotros” la tradición antigua ha descubierto en la conciencia una participación
del hombre en Dios.
Incluso hoy se habla de la objeción de conciencia, evidenciando el carácter inviolable de la
misma. Lo cual la pone por encima de cualquier ley humana. Precisamente porque Dios se
hace presente a la conciencia, esta se vuelve instrumento de la libertad humana, que
salvado por la gracia busca lo verdadero y lo bueno. La conciencia requiere por ello
formación y educación, educando en el amor y la responsabilidad; pues así se revela
nuestra identidad y se genera un estilo de vida.
¿Cómo se forma la conciencia? siguiendo los caminos de la verdad, pues reconocer los
pecados es solo un paso en el conocimiento de si y de Dios. La formación de la conciencia
guiada por el Espíritu Santo es un saber que garantiza la libertad y genera la paz del
corazón.
La conciencia se forma mientras observa e ilumina, el cristiano logra observar por el don
del discernimiento en que se está convirtiendo, de esta manera en el encuentro con Cristo
que salva, en la escucha y oración de su palabra, en la relación con la comunidad eclesial,
en la confrontación con los otros y con la realidad que lo circunda, el pecador reencuentra
su imagen de hijo amado y perdonado.
2. Educar en el sentido de pertenencia.
¿Cómo educar hoy en el sentido de la penitencia? Cuando el hombre deja de reconocerse
pecador no hace nada para evitar el pecado y entonces se pierde la dimensión salvadora y
la conciencia de la pascua del señor no entendiendo el porqué de su muerte en la cruz.
El sentido de la penitencia abre la conciencia al sentido del pecado, y desde allí a la
experiencia de la misericordia, es fundamental por tanto buscar “ganar a Cristo” y uno lo
gana cuando se “encuentra arraigado en él”
La fe también es un re-conocimiento: un volver a conocer a aquel que ya se ha conocido.
Es una relación inagotable, dinámica y comprometedora. Los cristianos saben que siempre
están en camino, corren independientemente de la edad, de las propias fuerzas y energías,
de los éxitos y fracasos; corren en la historia. CORREN en búsqueda de aquella meta de
estar arraigados en Cristo.
En la verdadera penitencia, nuestra única tarea es hacer espacio a su acción en nosotros.
Esta es precisamente la dinámica que caracteriza toda relación amorosa autentica.
3. Vivir la reconciliación.
El perdón de Dios no se agota en el pecador arrepentido, sino que a través de el se irradia
a toda la comunidad; transformando las relaciones
interpersonales. Una conducta reprensible contradice el don
recibido y la acción redentora de Dios, el creyente puede
acoger y perdonar porque el mismo ha sido acogido y
perdonado incondicionalmente por Dios.
De este modo la solidaridad se convierte en la característica
dominante de la comunidad cristiana: en esta radicalidad
resplandece el testimonio. Así el fruto del espíritu es Amor,
alegría paz, (Cf: Gal 5,22-23) para de este modo decir que
la reconciliación con Dios se constituye en fuente de
reconciliación fraterna.
Teniendo en cuenta que la llamada a la reconciliación es una llamada que nos concierne a
cada uno de nosotros, y es una llamada siempre actual.
4. La Reconciliación en el seno de la comunidad.
La unidad que caracteriza a la Iglesia no es el resultados de los esfuerzos que caracteriza
a sus miembros, tampoco es establecida por leyes impuestas; en la fe logramos descubrir
que no es posible que nada nos separe del amor de Cristo y por tanto de su cuerpo que es
la Iglesia, de este modo el sentir de la comunidad cristiana será siempre buscar al que falta.
No se conformara con las que están sino que como en Lc 15,4 siempre se ira con el pastor
en busca de la oveja perdida, y surge la pregunta: ¿Qué será de las noventa y nueve?
Podremos decir que en el desierto no tendrán más opción que ir detrás del pastor que se
ha puesto de camino, su seguridad no está en un espacio cercado sino allí donde está
el pastor, Y su pastor estará allí donde se encuentra la oveja perdida.
De este modo en la comunidad que vive la reconciliación, ha de surgir una
actitud siempre actual: la corrección fraterna, esta reconciliación al
interior de la comunidad cristiana, se convierte en un camino de
conversión desde dentro, pues de este modo se hará posible que el
evangelio llegue a todo el hombre en cada hombre. Sabiendo que la
verdadera corrección fraterna es dolorosa porque está hecha con amor, en la verdad y con
humildad.
De este modo como catequistas hemos de corregir siempre con dulzura, pues la
recuperación del hermano que peca es tarea de toda la comunidad, esta reconciliación
supone siempre un acercamiento, un caminar con y de frente al otro.
5. El catequista en el mundo, es artífice de reconciliación.
La reconciliación brota de la cruz, gracias al bautismo el cristiano
se hace testigo, el testimonio de reconciliación siempre implica
ponerse en el campo de juego con una presencia humilde pero
tenaz, dispuestos a pagar incluso personalmente según el
ejemplo de Jesús.
Y es aquí donde adquiere fuerza la oración de intercesión, es
hacer de intermediario, interceder implica meterse allí donde
tiene lugar el conflicto y sin moverse quedarse entre las dos partes enfrentadas; pero es el
perdón la puerta que conduce a la reconciliación, Jesucristo al pedirnos que perdonemos
nos pide algo totalmente radical, pero también nos da la gracia para hacerlo; tengan
confianza en la fuerza de la cruz de cristo, reciban su gracia reconciliadora en sus
corazones y compártanlos a los demás.
Para finalizar este espacio de integración, reflexión y conocimiento, se pide que se compartan ideas
y se dejen unas líneas de acción para la catequesis de este año, esas líneas van de acuerdo a cada
ítem y buscan ser un proyecto para una pastoral del perdón y la reconciliación.
Se les pedirá a los diferentes grupos que tomando el material de reflexión, elaboren una
obra de teatro en el que plasmen lo que descubren como valioso para la vida y la
pedagogía del catequista.
Al final expondrán cada uno de los grupos y se procede a acomodarse como al inicio.
Padre nuestro… Dios te salve María…. Ntra. Sra. De Chiquinquirá: RUEGA POR NOSOTROS.
San Agustín
(Sermón 51, 5.6).
San Justino
(Dialogo con Trifón, 96).
San Basilio
(Cf: cartas, 46)
“Todo alejamiento de Dios conmueve al padre celestial como al
padre de la parábola, y toda la conversión le causa gozo a él y a
toda la familia de Dios. No falta un suave reproche a quien, a pesar
de ser miembro de esta familia, todavía duro en su corazón, juzga
creyéndose muy seguro en la fe en Dios, y sin embrago no logra
gozar junto con el padre de la misericordia.
Va en busca de ti el buen pastor, dejando aquellas ovejas que no
se disgregaron. Si tú te donas a él, él en su voluntad no desdeñara ni dudara de
cargarte en sus espaldas, alegrándose por haber encontrado a la oveja perdida.
Además, el padre está preparando tu regreso de tu erra. Regresa saltando hacia él
y cuando aún estés lejos, el, corriendo a tu encuentro, se te echara al cuello y con
afectuosos abrazos te estrechara, ya purificada por tu arrepentimiento…
Él dice: en verdad les digo, hay más gozo en el cielo, ente Dios, por un pecador que
se arrepiente. Y si alguno de los que creen ser firmes protesta por que ha sido
acogida de inmediato, el buen padre mismo hablara en tu defensa, diciendo: era
necesario festejar y gozar, porque esta hija mía estaba muerta y ha vuelto a la vida,
estaba perdida y ha sido encontrada.