Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
F e r n a n d o Cantor
"Cada cual quiere y cree ser mejor que este mundo real que es el suyo.
Quien es mejor a lo sumo expresa mejor que otros este mundo
que es el suyo". Hegel
332
La cuestión de la alienación del hombre colombiano está presente
en Carlos Arturo Torres de la siguiente forma: "Por una fatalidad de
nuestra formación mental existe en nosotros como impulso nativo, la
tendencia a levantar a la categoría de inconfusa verdad la idea consa-
grada por la moda y por la fe hermética en la predicación de nuestros
directores espirituales".
En ese sentido es como planteó, grosso modo, que el hombre de las
primeras décadas de este siglo en Colombia no era un hombre culto, no
estaba autodeterminado, no hacía uso de su voluntad, de una voluntad
que luego tomara cuerpo en la realidad. Es decir, no se daba un proyec-
tarse de esa voluntad hacia el mundo en lo que podría ser un hombre
moral, un hombre culto, un hombre ético en el sentido en que Hegel nos
ha planteado esto.
Tercera Tesis: La interiorización de las normas morales para la
acción era una tarea asumida fundamental y casi exclusivamente por la
iglesia católica y estaba orientada, hasta mediados de la segunda déca-
da, hacia las masas del campo y luego en dirección al naciente proleta-
riado urbano.
Lo más importante para apreciar aquí es que si cotejamos los men-
sajes de los prelados católicos con la realidad, con la objetividad, tal
moralidad no se transformaba en eticidad, es decir, las masas, princi-
palmente las del campo, no incorporaban tales normas en su acción. De
este modo, su naturaleza individual no era transformada en una indivi-
dualidad ética distinta que, conservando su anterior naturaleza, subsu-
miéndola, la elevara a la idea de la libertad. Es decir, ese hombre
interior, entendido como el despliegue de la voluntad hacia lo que es
bueno, no se realizaba en Colombia.
La iglesia, en las primeras décadas de este siglo, era una iglesia que
fundamentalmente quería realizar una vuelta al campo. La iglesia creía
o consideraba realmente que el campo casi que en forma automática,
casi que en forma refleja, le daba la moralidad a la gente. Y me refiero
a la iglesia a nivel general, incluso a nivel diocesano, no a una comunidad
en particular.
333
del campo, el silencio de la naturaleza, la independencia casi completa,
la tranquilidad del hogar, la frugal alimentación, el alejamiento de los
malos ejemplos de los centros paganizados, la ausencia de la ociosidad
y diversos factores más, todo contribuye a poner más en alto la agricul-
tura, la vida campesina. Y siento así que la agricultura y la vida cam-
pesina son un ordinario fomento de pureza de costumbres y de vida más
santa, sois vosotros, agricultores, el aroma, que como la de vuestras
sementeras y arboledas en flor viene del valle y de la altura a depurar,
como si dijéramos, la atmósfera saturada de infección de las ciudades y
poblaciones.
En ese sentido era una visión romántica, era tratar de volver a lo
anterior, tratar de conservar algo que la iglesia estaba perdiendo. La iglesia
observaba y medía que a través del proceso de urbanización y con el creci-
miento de los sectores urbanos, de los sectores proletarios en general, iba
perdiendo ascendiente, dominio sobre las capas ya urbanizadas.
Y la iglesia católica colombiana ¿en qué se apoyaba? Se apoyaba en
una de las tesis del Syllabus3 que hacía una condenación explícita y
concreta de la modernización de la sociedad.
C u a r t a Tesis: No obstante lo anterior, y en forma paradójica, du-
rante la época de la violencia la interiorización de las normas, de los
valores tiene una proyección a lo real, es decir, tiene tránsito lo subjetivo
a lo objetivo.
Allí sí el mensaje sectario va a tener plena acogida en algunos sec-
tores de católicos y ello va a guiar la práctica correspondiente, princi-
palmente en el plano de la lucha política; lucha política que es militar
para la época.
Se plantea entonces un problema de comprensión. Tbda esa prédica
en torno al saneamiento de las costumbres, contra la prostitución, contra
el alcoholismo, contra el tabaco, contra la pornografía, etcétera, son
cosas que la población colombiana realmente no va a interiorizar como
forma de vida en general. Pero cuando llega la época de la violencia en
algunos sectores del país la prédica sacerdotal que se realiza en contra
de la masonería, del protestantismo y del liberalismo, uniéndolos a todos
334
en un solo as, sí va atener acogida por parte de la población. Los curas
aparecen incluso como abanderados o portaestandartes de este tipo de
planteamientos y, por lo general, dentro de algunos sectores conserva-
dores fundamentalmente, van a ser escuchados y esa prédica va a tomar
cuerpo en la práctica.
Es decir, me parece que la moral predicada por la iglesia va a asumir
una forma ética, práctica, real, es decir, se va a realizar; de una inte-
riorización subjetiva va a pasar a la práctica.
Sobre esto, a manera de ilustración, voy a leer un aparte de la carta
que enviaron los prelados católicos al Congreso de la República para la
época de la reforma constitucional de 1936. Dice:
Las ideas de los laicos, hoy todavía muy corrientes, de que el párroco debe
ser capaz de comprender y creer más de lo que puede comprender el común
entendimiento humano, una idea muy extendida principalmente entre los
campesinos, es sólo una de las formas en que se manifiesta la calificación
estamental debida a la preparación que vemos en toda burocracia estatal,
militar, clerical, y hasta privada. Lo primitivo, frente a esto, es la mencio-
nada concepción, propia también del Nuevo Testamento, de la fe como un
335
carisma específico, de una confianza extraordinaria en la prudencia personal
de Dios, de la cual deben poseer los pastores de almas o los héroes de la fe6.
Antes de ver la quinta tesis habría que anotar que el tipo de religión
que tenían los campesinos y también los bandoleros (en ese tiempo ha-
blaríamos solamente de bandoleros, o de hombres pertenecientes a esas
bandas armadas ya fueran del partido liberal o del partido conservador)
era de un carácter muy primitivo.
Eso lo ha mostrado Gonzalo Sánchez en sus investigaciones sobre
la violencia en Colombia. Tbdos ellos en alguna forma se apoyaban en
algún tipo de religiosidad. De Efraín González se cuenta, por ejemplo,
que andaba siempre rezando, y que cuando fue perseguido estuvo aloja-
do en un convento. Pero lo que interesa anotar es que estos bandoleros
tenían una religiosidad muy primitiva, a nivel de lo que podríamos lla-
mar prejuicio.
Quinta Tesis: La esfera de la voluntad que no puede ser vulnerada
ni por el derecho, ni por la creencia, ni por el partido se mantiene como
tal en algunos sectores muy determinados. Estos sectores asumen una
posición crítica frente a la iglesia como institución y frente a los partidos.
Son individuos que por su carácter criban, en forma distinta a los faná-
ticos, la interiorización de la norma.
Es decir, habría que hacer una división en el interior de la sociedad
civil entre dos sectores. Un sector en el que por su atraso, por sus mismas
condiciones, no tiene un espacio en el cual se pueda proyectar y cuya
voluntad aparece completamente domeñada, sin expresarse en absoluto
y que por lo tanto no puede ascender a la plena realización de su libertad;
y otro sector que, considero, es el que va a sacar el país, en parte, de esta
violencia, que tiene una visión diferente: serían esos hombres cultos
realmente representativos de lo que el país quería para el futuro.
336
este modo, la concepción que hay en la formación de instituciones como
el Colegio León XIII, el Colegio Don Bosco y otra serie de colegios en los
que están los salesianos se ubica en dos sentidos: por una parte morali-
zación de las costumbres desde una óptica cristiana y, por la otra, la
formación de lo que sería, en términos generales, mano de obra califica-
da para la industria. Su acción estaría fundamentalmente en esos dos
sectores.
Sexta Tesis: La propiedad, como espacio para el despliegue de la
voluntad y la realización de la libertad, era inexistente para gran parte
del pueblo.
Esta propiedad o ese espacio básico para el desarrollo de la libertad
humana, para el desarrollo de la voluntad, para el desarrollo de la per-
sonalidad existía precariamente. Habría que señalar, por ejemplo, para
el caso de Cundinamarca, toda la lucha que realizó Jorge Eliecer Gaitán
en la Hacienda El Chocho y lo que se dio en el departamento del Tblima,
buscando para los jornaleros el espacio dentro del cual pudieran realizar
su libertad.
Séptima Tesis: La soberanía del Estado, su libertad como requisito
imprescindible para garantizar la libertad individual, no existía. El peso
de los compromisos adquiridos con la iglesia a través del concordato y
del mínimo despliegue del estado en la sociedad civil, paraliza la volun-
tad individual restringiendo el espacio de la realización de la libertad.
Octava Tesis: No había, y probablemente no hay hoy en día, una
comprensión cabal de la identidad, del interés particular y el interés
universal. La falta de un propósito nacional impide al individuo formar-
se una idea de la importancia de su trabajo, de su labor, de la forma como
se prepara, y esto conduce a constreñir su voluntad, a impedir que su
subjetividad se traduzca en acción, en síntesis, a que se exteriorice.
He expuesto ocho tesis, a partir de las cuales creo que se podría hacer
una exploración de lo que eran y son las relaciones entre la iglesia cató-
lica, el conjunto de la sociedad civil y el Estado en Colombia, apoyado
en la visión que aporta Hegel.
Me parece que la vigencia de Hegel ya no es sólo interpretativa, en
el sentido de que permita comprender lo real, sino que, me parece, y es
lo más importante, Hegel aquí es un guía para la acción.
Eso sería lo fundamental, con una última anotación que es la si-
guiente: este campo está inexplorado en el país, las tesis de grado y los
estudios que se han hecho se han orientado solamente a mirar el aspecto
de la relación entre el estado y la iglesia a nivel puramente político; pero
no han examinado ese campo muy amplio y complejo en que el hombre
se desarrolla en su vida cotidiana. Y en ese sentido, la apropiación del
337
pensamiento de Hegel sobre la moralidad y el tránsito de ella hacia la
eticidad nos daría muchas luces para comprender la crisis actual del
país.
338
respeto a la vida. En cualquier tipo de filosofía religiosa lo fundamental
es el respeto a la vida de la persona y en general el respeto a la persona.
Aparte de eso habría que señalar que la iglesia católica tiene una
organización para los fieles más de tipo exterior, superficial. Un católico
no tiene la formación teórica, por ejemplo, que tiene un protestante, que
tiene un mormón o un testigo de Jehová en Colombia. Su acercamiento
a la iglesia se hace de modo ambiguo, se hizo a través del Catecismo
Astete, solamente respondiendo en forma sumaria una serie de pregun-
tas, por ejemplo: ¿por qué soy cristiano? Por la gracia de Dios, etcétera.
Y por la participación en ritos todos ellos externos, como las procesiones,
las misas y otra serie de cosas que realmente no eran interiorizadas en
su significación por el hombre común y corriente.
339
una interacción de lo real y el sujeto para someter a prueba todo el
conjunto teórico en que hasta ahora nos hemos detenido. Me parece que
hasta donde vamos es lo máximo por lograr. Ya lo otro sería la traducción
a la exposición misma, a una tesis, a un trabajo concreto en que esto se
desplegara y pudiera ser corroborado.
Pero quiero subrayar que es sobremanera estimulante ver que us-
tedes ya están en este plano de comprender el problema del método; y
si pueden hacerlo demostrativamente a propósito de un pensador como
Hegel, con toda la complejidad que sabemos, podemos suponer que con
otros teóricos será esto aún más claro.
También quisiera subrayar cómo resulta un estímulo para todos
nosotros el hecho de que en Colombia no se haya afrontado el estudio de
la mentalidad nacional a esta luz, tratando de comprobar cómo hay un
abismo entre la moralidad y la eticidad, por ejemplo, atenidos a las
indicaciones de Hegel, y cómo esto probablemente pueda explicamos
muchos de los desaciertos y de los desastres que hemos tenido en Co-
lombia.
Asistente: En el texto de Marx, La Crítica a la Filosofía del Derecho
de Hegel, hay una crítica al método de Hegel Marx dice que el trabajo
empírico termina siendo como la corroboración, la constatación de la
lógica hegeliana. Sin embargo, me parece que en esta exposición se
demostró que el método hegeliano sirve para trabajar empíricamente y
seleccionar datos y material empírico en el campo de lo objetivo. Me
preocupa el problema cuando no se trabaja con información cualitativa
sino con información cuantitativa.
Dr. Mesa: Ttengamos en cuenta que Hegel no está dando indicacio-
nes de método; que ésta es una filosofía sistemática para que el sociólogo,
el economista o el historiador, etcétera, descubran en el campo de inves-
tigación qué es lo que pueda iluminar el camino. Hegel está formulando
el problema de la esencialidad del fenómeno.
Me parece que el trabajo efectuado por parte de lo expositores, el
haber acudido, por ejemplo, a varias fuentes teóricas ya propiamente
sociológicas como Max Weber, textos de Uribe, de Carlos Arturo Tarres,
diversos autores, trabajos suyos anteriores, etcétera, indicarían como
esto es lo que hay que utilizar para trabajar en el campo de la sociología,
a esta luz que Hegel ha legado y que de ninguna manera debe paralizar
o inducir al investigador a atenerse a cartabón alguno, sino que más
bien lo induce a la más completa libertad. Puede utilizar métodos cuan-
titativos en comparación con otros, o puramente cualitativos, según su
destreza; allí ya es la personalidad entera del investigador la que va a
aparecer en primer plano.
340
Pero no podemos confundir esto con un discurso del método empírico
tal como los positivistas lo harían. Aún más, ustedes me hacen reflexio-
nar de inmediato en algo que es importante para todos nosotros, a saber,
cómo una reflexión de estas puede apoyarse en distintos autores sin
incurrir en el eclecticismo; cómo este problema de la esecialidad de los
fenómenos, es decir, de poder demostrar por qué los fenómenos son así
necesariamente es lo único que podría tal vez evitar el incurrir en el
eclecticismo. Es decir, esto nos induciría a utilizar los elementos de
información cuantitativa, metodológica, histórica, etcétera, con una di-
rectriz: ver lo real, poder asir lo real.
Asistente: Creo necesario hacer una anotación en torno a la discu-
sión sobre cómo fijar metodológicamente el problema de la preponderan-
cia católica, asumiendo la aclaración que hace el Dr. Mesa respecto a la
diferencia que hay entre este desarrollo conceptual hacia la idea y lo que
podrían ser elementos más precisos que en ciertos momentos orientarán
el juicio a partir de Weber.
Se podría tomar parte de la Sociología de la Religión, por ejemplo,
no para presentarla como alternativa a Hegel, sino para reconducir, en el
sentido que ha indicado el Dr. Mesa, nuestra voluntad y nuestra libertad
hacia algunos elementos que teóricamente han sido importantes.
En este sentido encontramos allí el capítulo octavo9 que me parece
puede ser pertinente para este punto. En ese capítulo, frente al problema
de lo que es ya la conducta religiosa de los individuos, dice Weber que
encontramos un haz de probabilidades.
Ante todo encontramos en la conducta religiosa el elemento de valor,
que lleva a la gente a actuar. Ese elemento de valor, dice Weber, sería el
sentido subjetivo. Se trata del problema de la salvación, que es lo que
toda religiosidad siempre plantea. Esa salvación puede proyectarse de
dos maneras básicamente: puede ser obra de uno mismo, del individuo
mismo, o puede ser obra de otros. Este es el primer problema que se
puede presentar.
Por una parte, examina si se trata de establecer la salvación por uno
mismo. Históricamente se han dado tres orientaciones típicas sobre la
base de los estudios de distintas religiones, el budismo, el mahometismo,
etcétera. En primer lugar estaría el ritualismo, es decir, aquella situa-
ción presente no solamente en el catolicismo sino en el budismo y hasta
cierto grado en el judaismo, que consiste en que la gente va acostum-
brándose a realizar ciertas conductas. El ritualismo, entonces, no es
achacable sólo al catolicismo, sino a toda religiosidad, en el grado de
desarrollo y de desenvolvimiento material y específico que condiciona
341
que la gente pueda o no pueda hacer todos los ritos que quisieran los
expertos, los sabios, etcétera.
Puede haber, dice Weber, en segundo lugar, una orientación donde
el elemento importante sean las obras sociales, es decir, donde se
establece que es necesario ayudar al prójimo. Es todo lo que el cato-
licismo tiene como caridad. Una orientación, señala Weber, que, en la
medida en que está motivada por un valor religioso, tiene el aspecto
fundamental de que la obra social se hace en beneficio propio: yo le
ayudo al prójimo pero estoy pensando que con ello me voy a salvar.
Esto es lo que permite la distinción entre este elemento de caridad
ligado a un valor religioso frente a un elemento de ayuda al prójimo
no motivado en la creencia.
342
En ese sentido, por ejemplo, Weber esclarece el sentido subjetivo que
hay entre la predestinación islámica y la predestinación calvinista.
Entonces hay que operar con estos elementos, como dice el Dr. Mesa,
no para forzar la realidad que se nos ofrece dentro de la conceptualiza-
ción que utilizamos, sino para establecer eso real y ver de qué manera
estas conceptualizaciones nos sirven para ordenarlo.
Lo que de todas maneras si podemos decir es que hay una diferencia
entre las construcciones teóricas y lo real. La ciencia, en el caso de Weber,
es precisamente esa contrastación.
Asistente: Hay un trabajo sobre los jesuítas, una tesis del depar-
tamento de Sociología, sobre la éticajesuísticay la ética empresarial en
Colombia. Ese trabajo parte de la insinuación weberiana, que se encuen-
tra en la Etica Protestante, sobre el probabilismo jesuítico, y también
se tiene en cuenta la parte del probabilismo en la Sociología del Derecho.
343
a ese sector que sería precisamente el de la escuela salesiana. Como se
mencionó antes, la escuela salesiana nace en Turín, ciudad industrial
de Italia, en una lucha muy fuerte contra el comunismo; y su preocupa-
ción estuvo concentrada precisamente en los obreros. Y cuando llegan
aquí se dirigen al sector de los obreros, a formar obreros con una ética
cristiana. Por lo tanto, en cuanto al sector social que los jesuítas tienen
como objetivo, también habría que hacer distinciones.
344